Material de Apoyo Semana 1-Quiebra-1
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Desde el punto de vista contable, tenemos equilibro aritmético cuando el valor de los
bienes que constituyen el activo es por lo menos igual a las deudas del pasivo. Cuando el
balance arroja un pasivo superior al activo, hay desequilibrio. Para apreciar el
verdadero estado de insolvencia, se parte de otro criterio completamente objetivo. Es la
posibilidad de realización de los bienes que componen el activo comparándolas con las
obligaciones inmediatamente exigibles.
Si los bienes o el crédito que se goce, cubren las obligaciones a su vencimiento, podemos
afirmar que una persona es solvente. Nadie puede ser considerado insolvente mientras sus
deudas no sean exigibles.
LA INSOLVENCIA Y EL INCUMPLIMIENTO
La insolvencia y el incumplimiento son dos conceptos totalmente diferentes.
La insolvencia: es siempre un estado económico y patrimonial. No es una creación de
la ley y para ella no existe si no se exterioriza. Es por tanto un hecho económico y no
jurídico.
El incumplimiento: es un hecho de la persona. Es un hecho jurídico y principalmente
una de las formas en que se manifiesta la insolvencia.
Por tanto, puede incurrirse en incumplimiento, sin que el deudor esté en insolvencia o
viceversa, cumplir con todas las obligaciones y encontrarse en insolvencia.
Esto puede ocurrir cuando el deudor no cumple con sus obligaciones, pero por distintas
razones, como olvido, pereza, negligencia. O cuando encontrándose en impotencia
patrimonial, el deudor recurre a medios ruinosos para procurarse fondos; vendiendo a
menos del costo sus bienes gravándolos con nuevas obligaciones de verdadera usura,
disimulando de esta forma su imposibilidad para dar cumplimiento a sus obligaciones.
Debemos mencionar, que la teoría materialista, identifica virtualmente un hecho jurídico,
como lo es el incumplimiento, con un estado patrimonial como lo es la insolvencia, y este
error conceptual es la crítica principal que se formula a esta teoría.
INSOLVENCIA Y EL CRÉDITO
Cuando el deudor cumple con su contraprestación en el tiempo establecido, el crédito
funciona correctamente, pero el acreedor al no recibir en fecha convenida la suma
de dinero con la cual contaba, causa frecuentemente en el intercambio de bienes, tanto
perjuicio, como si no se contra prestaran más.
Ello significa, que el crédito, ha funcionado irregularmente, de manera que, los conceptos
de crédito-incumplimiento-insolvencia, constituyen tres etapas continuas de un
mismo proceso, es por eso que, de mal funcionamiento del crédito puede provenir el
incumplimiento, y esto a su vez, puede ser la causa de la insolvencia o su hecho revelador.
La quiebra. Concepto económico
Desde el punto de visto económico: Es sinónimo de insolvencia, o estado de impotencia
patrimonial, para el normal cumplimiento de las obligaciones.
Desde el ángulo jurídico: Es el conjunto de disposiciones legales que regula el fenómeno
económico de la insolvencia patrimonial. Es en este caso, nuestra Ley de Quiebra N°
154/69, sancionada el 9 de diciembre de 1969, promulgada en fecha 13 de diciembre del
mismo año, que entro a regir el 1° de abril de 1970.
PRESUPUESTOS DE QUIEBRA. SUJETO PASIVO. SUJETO ACTIVO
Los requisitos o presupuestos que deben concurrir para que proceda la declaratoria de
quiebra son:
Sujeto Pasivo: el deudor.
Sujeto Activo: acreedor o acreedores.
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Un estado de insolvencia.
Sujeto Pasivo. Pérdida de la calidad de comerciante
El Sujeto Pasivo: es el deudor insolvente; puede ser una persona física o jurídica. La
quiebra puede ser declarada contra deudores comerciantes y contra no comerciantes (no
comerciantes).
El patrimonio del deudor es el objeto de la liquidación en la quiebra, y en este sentido, el
sujeto pasivo es solamente uno y el procedimiento afecta única y exclusivamente al
patrimonio del fallido.
Sujeto Activo. Uno o más acreedores
El Sujeto Activo: lo conforma el conjunto de acreedores del insolvente, sean privilegiados
o comunes. Aunque puede darse el caso de contar el procedimiento de la quiebra, por
excepción, con un solo acreedor.
Estado de Insolvencia
La ley establece como presupuesto básico de la quiebra el estado de insolvencia del deudor.
Además, precisa el concepto legal de insolvencia, concebido como la impotencia
patrimonial del deudor para hacer frente a sus deudas vencidas, abandonándose la noción
tradicional de desequilibrio entre el activo y el pasivo del deudor, de mera diferencia
aritmética entre el monto de ambos rubros de su patrimonio.
El proyecto abandona la concepción vigente de la cesación de pagos constituida por el
incumplimiento material de las obligaciones para tomar en cuenta –fundado en él instituto
de la quiebra- es un estado patrimonial que muchas veces se exterioriza a través de la mora
del deudor pero que no se identifica con ella.
"El proyecto, acepta como fenómeno económico de la quiebra, el de la insolvencia. No
entendida en la expresión civilista de la diferencia aritmética entre el activo y pasivo, sino
como significativo del estado económico de impotencia patrimonial, no es un hecho ni
conjunto de hechos
" Exposición de motivos en la Cámara de Diputados.
Art. 1°. La declaración de quiebra presupone el estado de insolvencia del
deudor. El estado de insolvencia se manifiesta por uno o más incumplimiento
u otros hechos exteriores que a criterio del juez demuestren la impotencia
patrimonial para cumplir regularmente las deudas a su vencimiento, sin
consideración al carácter de las mismas.
El concepto que trae la ley para la procedencia del estado de quiebra desde el punto de vista
legal presupone una situación patrimonial del deudor, es por eso que se menciona como
antecedente básico el estado de insolvencia para su declaración.
El estado de insolvencia dentro de este contexto se manifiesta mediante hechos exteriores,
apreciables y reveladores de la situación.
El segundo párrafo de esta disposición que estamos mostrando, se refiere a la forma en que
se manifiesta el estado de insolvencia y abarca dos posibilidades al referirse que tal estado
se manifiesta, "por uno o más incumplimiento", u "otros hechos exteriores", que
demuestren la impotencia patrimonial, para cumplir regularmente con las deudas a su
vencimiento.
En lo referente a hechos reveladores de la insolvencia la Ley deja a "criterio del juez", su
apreciación.
El último punto del artículo contiene una referencia muy importante en relación a los
incumplimientos porque se advierte que ellos son, "sin considerar el carácter de las
mismas", lo cual realmente ofrece una dificultad para su interpretación, porque se presta a
varias conjeturas. No se explica con claridad el significado de la frase "el carácter de las
mismas". Sin embargo, la ley de quiebras, extiende la declaración de quiebras, tanto para
los comerciantes como así también a los no comerciantes, de esta forma puede
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interpretarse la última parte del artículo, aunque le falte suficiente claridad en la expresión,
que abarca a los deudores no comerciantes.
La apertura de los procesos concúrsales (concurso preventivo o quiebra) exige la
comprobación que se den ciertos presupuestos. Es clásica la distinción entre el
presupuesto objetivo refiere a las condiciones del patrimonio, y el
presupuesto subjetivo, que refiere a la persona (sujeto) titular de aquél.
Para abrir un concurso preventivo o para declarar una quiebra, los jueces deben verificar
que el deudor es un sujeto pasible de concurso o, en otras palabras, que no es uno de los
sujetos expresamente excluidos por la ley. A la vez, deben comprobar que el patrimonio de
ese sujeto está en la condición crítica económico-financiera que constituye la premisa de la
apertura concursal; condición que técnica y legalmente se denomina estado de cesación de
pagos.
El Art. 1 de la ley concursal establece que es presupuesto para la apertura de los concursos
el estado de cesación de pagos. Esa fórmula o noción técnico legal no es definida en el
mismo artículo.
Sin embargo, en el Art. 79, hallamos algunos elementos para ensayar su concepto. De esta
norma se infiere que, para nuestro sistema legislativo, está en cesación de pagos el deudor
que se encuentra imposibilitado de cumplir regularmente sus obligaciones, cualquiera que
sea el carácter de ellas y las causas que las generan. Esa aproximación al concepto del
presupuesto objetivo de los concursos, es el resultado de la evolución doctrinal de casi un
siglo.
A la vez, la jurisprudencia y la doctrina de las últimas décadas han aportado mayores
precisiones sobre los límites del presupuesto objetivo concursal, a las que haremos
referencia más adelante.
Históricamente, el primer significado de cesación de pagos fue el que emerge de su propio
sentido literal: cesar de pagar es igual a incumplir, por lo cual cesación de pagos e
incumplimiento eran términos que no se diferenciaban desde el punto de vista de su
significación jurídica en orden a provocar la bancarrota. Quien dejaba de pagar incumplía
sus obligaciones, cesaba en sus pagos, era un quebrado en sentido económico y, por ende,
pasible de ser declarado en quiebra. El incumplimiento entendido como sinónimo de
cesación de pagos funcionaba así como presupuesto objetivo de la quiebra.
En el siglo XX se llegó a la conclusión de que no debía declararse en quiebra al sujeto que
simplemente había incumplido, sin antes analizar la significación de ese incumplimiento
dentro del contexto general de las deudas y medios de pago del titular del patrimonio; más
adelante se entendió que incluso se podía, y debía, declarar la quiebra del titular de un
patrimonio que aún no había incurrido en incumplimientos, si se demostraba por algún
medio idóneo que dicho patrimonio se hallaba en un estado que justificara su tratamiento
concursal. En realidad, lo que ocurrió fue una verdadera sustitución, en el tiempo, del
presupuesto objetivo concursal: del incumplimiento, que es un hecho, a un
verdadero estado del patrimonio. Pero a este estado no se le dio un nuevo nombre, sino que
continuó denominándose estado de cesación de pagos perdió su significación literal (estado
del patrimonio), que la doctrina y la jurisprudencia han ido afinando con el transcurso del
tiempo.
LECCIÓN II
En cuanto a los bienes: podemos señalar el bien de familia, el lecho del deudor, de
su mujer y de sus hijos, ropas, muebles, instrumentos necesario para su arte, profesión u
oficios, aguinaldo, etc. El Art. 716 del C.C., lo enumera en forma taxativa, como podemos
apreciar.
QUIENES PUEDEN INICIARLO
La declaración de quiebra puede ser solicitada por:
a- El propio deudor,
b- Por sus herederos o
c- Por uno o varios de sus acreedores. Los acreedores con garantías reales o con privilegios
sobre cosas determinadas podrán pedir la quiebra de su deudor, si probaren sumariamente
que los bienes que garantizan sus créditos no cubren el monto de ellos, y si manifestaren
que renuncian totalmente al privilegio o garantía.
No pueden pedir:
a- El cónyuge no podrá solicitar la declaración de quiebra de su consorte,
b- Ni el ascendiente la del descendiente y viceversa.
c- Ni los hermanos entre sí.
QUIEBRA PÓSTUMA
Art. 4°. Si un deudor muriere en estado de insolvencia, sus herederos o acreedores podrán
pedir la declaración de su quiebra, siempre que la solicitud sea presentada dentro de los
seis meses siguientes al día del fallecimiento.
La declaración de quiebra producirá de derecho el beneficio de la separación de patrimonio
a favor de los acreedores del difunto. Las disposiciones de la quiebra se aplicarán solo al
patrimonio de causante de la sucesión.
Los herederos del difunto podrán continuar la convocación de acreedores que él hubiese
iniciado o iniciarla dentro de los seis meses contados desde el día de su fallecimiento.
Quiebra póstuma: es el juicio ejecutivo universal que se inicia al deudor insolvente
declarado en quiebra, después de su fallecimiento. Si la declaración de quiebra tiene lugar
cuando la muerte del deudor es simultánea a su insolvencia, se da lugar al fenómeno de
atracción universal, sobre los bienes sucesorios. Es la concentración de un juicio único de
los derechos, acciones y obligaciones del causante. Es la llamada sucesión concursada.
QUIEBRA VIRTUAL
La falencia económicamente considerada consiste en la impotencia patrimonial del deudor
frente a sus obligaciones. Se llama quiebra de hecho y en algunas legislaciones y según
algunos autores produce efectos legales.
Pero no produce efectos jurídicos o legales en nuestro ordenamiento legal porque para ello
es indispensable que medie declaración judicial.
Por otra parte, hasta el momento, no existe ningún instrumento emanado de los órganos
institucionales del MERCOSUR que se refieran al problema de la insolvencia
transfronteriza.
Con todo, cabe observar que en el plano internacional algunas soluciones pueden resultar:
a) Del Tratado de Derecho Comercial Internacional de Montevideo de 1889, que vincula a
Argentina, Bolivia, Perú, Paraguay, Uruguay, Colombia;
b) Del Tratado de Derecho Comercial Internacional Montevideo de 1940, que vinculada a
Argentina, Paraguay y Uruguay.
c) Del Código Bustamante, que vincula a Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Chile y Venezuela.
En lo que sigue revisaremos el actual estado legislativo de las naciones que integran el
MERCOSUR en cuanto al tratamiento de las quiebras con elementos extranjeros, poniendo
especial énfasis en los países originariamente signatarios del
Tratado de Asunción (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) y destacando también la
situación de la República de Chile como nación asociada.
El estudio se desarrollará en siete capítulos, correspondientes a los aspectos que se estiman
fundamentales en orden a la armonización de las legislaciones locales.
Unidad o Pluralidad de juicios, Quiebra única o plural
a) ARGENTINA
En el plano interno, el derecho argentino adopta el sistema de la unidad. Es decir, en el
territorio argentino sólo se concibe un único proceso concursal para la misma persona, que
abarca a todos sus bienes existentes en el país –salvo exclusiones específicas dispuestas- así
como a todos los acreedores.
En el plano internacional, empero, la ley argentina sigue el principio contrario al sistema de
la unidad o universalidad de la quiebra, autorizando la procedencia del concurso en el
territorio del estado, con respecto a bienes y créditos que deben hacerse efectivos en él, no
obstante que la quiebra hubiera sido declarada previamente en el extranjero por el tribunal
de la sede o domicilio del deudor, o del lugar que posee otros bienes.
Que ello sea así es la consecuencia básicamente de tres factores: en primer lugar, porque
por razones obvias las legislaciones de los diversos países -y lo mismo la argentina- no
pueden establecer cuáles son los alcances en el extranjero que tiene la sentencia de quiebra
dictada por un juez nacional, sino que sólo pueden fijar cuáles son los efectos de un
concurso extranjero en el territorio propio; en segundo lugar, porque ello es el correlato
necesario del fenómeno de la dispersión internacional de los bienes, o sea, que las personas
jurídicas o individuales poseen bienes radicados en los más diversos países sujetos a las
respectivas legislaciones; y en tercer lugar, porque de tal modo de defiende el comercio
interior y se brinda garantía para los acreedores que el deudor tenga en el país frente a
normas similares contenidas en leyes extranjeras.
Asimismo, observa que a la quiebra se le aplicarán las normas especiales de la ley interna de
efecto extraterritorial y de la ley externa recepcionada en Chile, y supletoriamente las
normas generales en materia procesal, porque en Chile la quiebra es esencialmente un
juicio de ejecución.
Por lo que toca a la legislación interna, el art. 1° de la ley 18.175 dispone en su Art. 1° que "
el juicio de quiebra tiene por objeto realizar un solo procedimiento
", con lo cual se
adhiere al sistema de la unidad.
Concordantemente con ello, el art. 2° señala que el juicio de quiebra del deudor "
comprenderá en consecuencia todos los bienes de aquel y todas sus obligaciones aun
cuando no sean de plazo vencido
".
Asimismo, ratificando la vigencia del sistema de la unidad, la ley 18.175 incluye diversas
disposiciones sobre acreedores extranjeros, regulando su concurrencia (Art. 47, inc. 7°),
fijando el procedimiento de verificación de sus créditos (Art. 109) y estableciendo
mecanismos de protección para ellos (Art. 126). Estas disposiciones también fortalecen el
sistema de la unidad, según lo ha opinado Raimundo Langlois.
La adhesión de Chile al Código Bustamante, permite recordar que este último, en su Art.
414, sienta el principio de la unidad al prescribir que cuando el deudor concordatario,
concursado o quebrado sólo tiene un domicilio comercial, puede en este caso haber un
juicio único, una suspensión de pago, una quita o una espera para todos los bienes y
obligaciones en los diferentes Estados contratantes.
Pero dicho Código de Derecho Internacional Privado establece, a continuación, en el Art.
415, la pluralidad cuando una persona o sociedad tengan establecimientos en varios
Estados, separados económicamente, por cuanto permite que existan tantos juicios como
establecimientos hubieran.
Sin embargo, esta última solución no sería vinculante para Chile, pues este país ratificó el
Código Bustamante pero con la siguiente reserva "
ante el derecho chileno y con relación a
los conflictos que se produzcan entre la legislación chilena y alguna extranjera, los
preceptos de la legislación actual o futura de Chile, prevalecerán sobre dicho Código, en
caso de desacuerdo entre uno y otros
". La doctrina chilena ha interpretado, en efecto, que
el Art. 415 citado no tendría aplicación en Chile pues contradice la legislación interna, por
lo que el sistema de unidad o universalidad no tendría fisuras.