Proyecto de Vida, Camino de Acompañamiento

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 104

Proyecto personal de vida.

Camino de acompañamiento vocacional

Proyecto de vida,
Camino de acompañamiento vocacional en la p. juvenil y vocacional.

Presentación.

En este pequeño cuaderno queremos presentar una propuesta pedagógica que la


Pastoral Juvenil Latinoamericana está ofreciendo para que la dimensión vocacional se
haga una realidad en la Pastoral Juvenil. El P. Hilario Dick como buen jesuita nos
ofrece su larga experiencia en el acompañamiento espiritual de los jóvenes. Esta forma
de encarar la Pastoral Vocacional está muy lejos de aprovechar la Pastoral Juvenil como
una oportunidad para pescar vocaciones consagradas, o como una cantera de donde
sacar vocaciones para nuestros seminarios o casas de formación, Esta Pastoral Juvenil
promueve procesos que están garantizados por las opciones pedagógicas que vienen
elaborándose desde hace años y que hoy se concretan en la mediación de la elaboración
de un proyecto de vida como forma de ir construyendo el propio camino dentro de la
Iglesia y del mundo. Un proyecto que no se hace de una vez para siempre, sino que se
va elaborando progresivamente.

Invitamos a los agentes de Pastoral Juvenil y Vocacional a experimentar esta


propuesta para que los jóvenes encuentren su lugar en la ecología vocacional, en la
misión compartida.

P. Vicente Zueco Vázquez


Cuaresma de 2005

Instituto de Pastoral Vocacional 1


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Instituto de Pastoral Vocacional 2


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Capítulo 1:
Relación entre Pastoral Vocacional y Pastoral de
Juventud.

El Celam define así la P. Juvenil:

"Es la acción de la Iglesia para ayudar a los jóvenes a descubrir, a seguir y


anunciar a Cristo dentro de comunidades concretas hasta conseguir una madurez tal que
los capacite para optar vocacionalmente en la Iglesia, en uno de los estilos de vida
(Laical, Religioso o Sacerdotal) y comprometerse históricamente en la liberación
integral del hombre y de la sociedad, llevando una vida de comunión y de
participación".

La Conferencia Episcopal Argentina dice al respecto:

“Aparece en éste área otro aspecto de esencial importancia: la P. Vocacional. La


Iglesia, en su acción evangelizadora, ayuda al joven a descubrir su vocación que lo
integrará en esta como sacerdote, consagrado en la vida religiosa, en la vida
matrimonial y en su trabajo apostólico”.

"Los jóvenes deben sentir que son Iglesia experimentándola como lugar de
comunión y participación... Ella los hace gradualmente responsables de su construcción,
hasta enviarlos como testigos y misioneros, especialmente a la gran masa juvenil. Se
trata de que los jóvenes y la juventud, evangelizados, evangelicen".

La pastoral juvenil y la pastoral de las vocaciones.

Documento Conclusivo: Pastoral Vocacional y PJ son complementarias. La


pastoral específica de las vocaciones encuentra en la PJ su espacio vital. La PJ es
completa y eficaz cuando se abre a la dimensión vocacional. Esta pastoral exige una
gradual y sólida formación de los jóvenes.

Nº 70. (Desarrollo de la PV...) "El mayor servicio que se puede hacer a los
jóvenes es ayudarles a descubrir y realizar el plan de Dios para con cada uno de ellos.
"La PJ es completa y eficaz cuando se abre a la dimensión vocacional".

Y en el Nº 79. "Valores para fundamentar una pedagogía constructiva (dice): A


pesar de las dificultades de todo género, vienen subrayados factores positivos y valores
particularmente percibidos por muchos jóvenes de hoy, los cuales pueden ser puntos de
partida para una eficaz pastoral vocacional.... tales valores pueden sintetizarse en el
siguiente orden: el primer puesto lo ocupa siempre la persona de Jesús, cuyo estilo de
vida, la exigencia radical de su seguimiento, ejerce sobre los jóvenes una fuerte
atracción, tomando como modelo a María Santísima.
Los otros valores primarios son: la oración y la experiencia fuerte de Dios, la
vida comunitaria, la atención a los oprimidos y marginados, la vida de pobreza, la

Instituto de Pastoral Vocacional 3


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

gratuidad, la solidaridad universal, el carisma del Instituto, la consagración como tal. Es


obvio que estos valores forman una unidad ideal y se completan mutuamente."

Esto se prueba por la constatación que muestra que están surgiendo vocaciones
allí donde existe una pastoral juvenil bien organizada y articulada con la pastoral
vocacional específica, porque una y otra dan la posibilidad a los jóvenes de tener una
experiencia viva y personal con Cristo, una fuerte experiencia de comunidad cristiana,
propuesta vocacionales y acompañamiento tanto personal como de grupo.

Por lo tanto, esta pastoral debe conducir:


 A la vida de fe: esto comporta la palabra de Dios conocida, escuchada,
convertida en oración y llevada a la vida. Exige una participación consciente en
la vida litúrgica y sacramental, en la convicción de que todo se recibe de Cristo.
 A la comprensión de la Iglesia en su identidad y en su misión, como comunidad
de servicio. Ello lleva consigo la experiencia de ser Iglesia, como elección para
participar en forma comunitaria, en la actuación presente del designio divino de
salvación.
 Al descubrimiento de la misión personal, de la propia vocación. Requiere la
toma de conciencia de lo que cada uno puede y debe llevar a cabo, para que la
propia vida tenga un significado. Es por lo mismo, disposición de dar la vida, en
una constante tensión constructiva.
 Al servicio de la Historia. Comporta escuchar los signos de los tiempos, como
capacidad de ver la propia experiencia personal y comunitaria a la luz de la
Palabra de Dios.

Asociaciones juveniles y vocaciones.

Hoy cobran particular importancia las organizaciones juveniles católicas, los


grupos ministeriales, los movimientos de espiritualidad que promueven animados
contactos entre los jóvenes. Movimientos grupos, asociaciones que operan en el
ambiente parroquial. Tienden a realizar una parroquia que sea comunidad de
comunidades. Constituyen expresivos itinerarios de fe y deben ser considerados cada
día más como itinerarios de vocación.

Estos movimientos grupos y asociaciones, no tienen por lo general, una finalidad


específica en orden a las vocaciones consagrados, pero de hecho, muchas surgen
precisamente en tales organizaciones. Y sin duda otros jóvenes miembros tienen en sí
vocaciones no descubiertas.

Los responsables centrales y locales de estas organizaciones y de sus respectivos


programas tienen el deber de dedicar especial atención al cultivo de las vocaciones.
Cuando en las organizaciones juveniles se profesa un alto estima a los ministerios
ordenados, a la vida consagrada según los consejos evangélicos, al compromiso
misionero; cuando se ahonda en la fe en Dios que ama y llama uno por uno; cuando se
promueven comportamientos humanos y cristianos favorables a una especial vocación,
entonces hemos hecho lo que corresponde de nuestra parte a fin de que la llamada
divina sea escuchada y seguida por todos aquellos a quienes se dirige.

La juventud en América Latina a medida que lleva a los jóvenes a tomar

Instituto de Pastoral Vocacional 4


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

conciencia de la realidad los ayuda a discernir las llamadas de Dios para una acción
transformadora. Este proceso pedagógico, bien aplicado, lleva a un progresivo
compromiso al servicio de la comunidad. Para eso es necesario ayudar a los jóvenes a
que perciban la variedad de servicios posibles y a experimentarlos en la práctica. La
comunidad eclesial deberá dejar más espacio para una real participación de los jóvenes.
"El período juvenil es período privilegiado, aunque no único, para la opción vocacional.
Por ello, toda PJ debe ser al mismo tiempo PV". (P. 865)

"Por ello queremos ofrecer una línea pastoral global: desarrollada de acuerdo con la
pastoral diferencial y orgánica, una pastoral de juventud que tenga en cuenta la realidad
social de los jóvenes de nuestro continente; atienda a la profundización y al crecimiento
de la fe para la comunión con Dios y con los hombres; oriente la vocación de los
jóvenes; les brinde elementos para convertirse en factores de cambio y les ofrezca
canales eficaces para la participación activa en la Iglesia y en la transformación de la
sociedad" (P 1187).

"Se procurará dar a los jóvenes una buena orientación espiritual a fin de que puedan
madurar su opción vocacional, sea laical, religiosa o sacerdotal" (P.1200).

Ya el Papa J. Pablo II en el discurso inaugural de Puebla decía: "Hay que reactivar


una intensa acción pastoral que, partiendo de la vocación cristiana en general, de
una pastoral juvenil entusiasta, dé a la Iglesia los servidores que necesita".(P. 865)

Los obispos españoles, en las "Orientaciones sobre Pastoral Vocacional", del


1974, dicen, respecto a la relación y complementariedad entre Pastoral Vocacional y
Pastoral Juvenil, lo siguiente:

«La Pastoral Juvenil, además de realizar en sí misma la dimensión


vocacional inherente a toda Pastoral, ha de estar abierta al horizonte de las
vocaciones de especial consagración, presentadas al joven como formas concretas
de encarnar el compromiso con los hombres en la Iglesia y de llevar a plenitud el
dinamismo de la vocación bautismal. Sin una Pastoral de Juventud, así entendida y
realizada, es prácticamente imposible hacer una Pastoral Juvenil específicamente
vocacional. La Pastoral Vocacional específica, a la vez que se enriquece con todo lo
que le aporta la Pastoral Juvenil general, en cuanto a experiencia, método, etc.,
completa la obra de la Pastoral Juvenil general y comunica con ella sus propias
experiencias y hallazgos" (Orientaciones, III, 3).

La consideración de los obispos parte del hecho, de que toda la vida cristiana y
eclesial es vocacional. En efecto, ser cristiano es responder a la llamada de Cristo,
sellada por el Bautismo; y ser cristiano es entrar, por el Bautismo, a formar parte de la
Iglesia, comunidad de los «convocados". Entre los convocados a la fe, Dios llama a
algunos para un estilo de ser y de vivir dentro de lo que llamamos vocaciones de
especial consagración.

Los obispos sitúan la Pastoral Vocacional en el conjunto de la acción pastoral de


la Iglesia y afirmamos que la Pastoral Vocacional es tarea permanente de la Iglesia, no
esporádica, coyuntural o como sólo respuesta a la urgencia vocacional, sino que la
Pastoral Vocacional forma parte del proceso de promoción de la fe, del esfuerzo por
llevar a plenitud el dinamismo de la vocación bautismal, que desembocará, en algunos

Instituto de Pastoral Vocacional 5


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

casos, en la vocación de especial consagración.

Hay un hecho innegable, que debe servir de estímulo y es el siguiente: donde se


ha conseguido una Pastoral de Juventud auténtica y bien organizada y bien
coordinada con la Pastoral Vocacional específica, van surgiendo vocaciones.

Quiero decir, cuando los jóvenes encuentran la posibilidad de vivir, dentro de su


vida cristiana joven, una experiencia personal y viva de Jesús, inseparablemente unida a
la experiencia de Iglesia y cuando, a la vez, se les van presentando, con lealtad y sin
ninguna pretensión de coaccionar su libertad personal, las distintas propuestas
vocacionales, también las de especial consagración, y cuando se les acompaña
personalmente y en grupo en ese itinerario cristiano, surgen vocaciones.

Instituto de Pastoral Vocacional 6


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Capítulo 2:
Desafíos de la juventud actual

Los jóvenes de hoy presentan una serie de rasgos que hacen más difícil la PV
entre ellos. Se caracterizan por la indecisión y el miedo para un compromiso definitivo.
Esta sociedad burguesa, ambigua y en cambio relativiza todos los valores forjando en
los jóvenes miedo e indecisión ante un compromiso definitivo.

El Documento sobre el "Desarrollo de la PV..." se expresa así sobre las


dificultades de los jóvenes de hoy.

"Nº 71. Influencia de los fenómenos culturales.

Los candidatos al sacerdocio y a la vida consagrada son hijos de su tiempo con


las virtudes y los defectos de las nuevas generaciones. Existen fenómenos generales que
influyen sobre las vocaciones, sobre todo, en el mundo occidental. En este contexto se
puede afirmar que la crisis de vocaciones experimentada en estos últimos decenios, es
síntoma de una crisis más profunda de valores humanos y religiosos.

El tiempo en que vivimos es considerado como tiempo de transición,


caracterizado, por tanto, por planteamientos ambivalentes y contradictorios. Las
transformaciones profundas en la sociedad revelan, por una parte, lo inadecuado de las
culturas tradicionales, y por otra, la necesidad imperiosa de nuevos proyectos de vida
humana.

Las antropologías dominantes han polarizado la atención sobre la autonomía de


la persona, con sus posibilidades, libertades, espontaneidades, deseos, capacidad de
autorrealización. Los jóvenes, aunque inconscientemente, experimentan cada día su
fascinación.

En esta visión, la dimensión religiosa resulta un elemento extraño y carente de


significado. La cultura de la libertad, natural en las nuevas generaciones, exige el fuerte
compromiso de dar grandes motivaciones en las opciones comprometedoras de la vida
consagrada.

Los medios de comunicación social no sólo proponen contravalores impropios


de la vida consagrada, sino que en este caso concreto, presenta a menudo imágenes del
sacerdote y de la vida religiosa referidas a otros tiempos, que hacen a estas vocaciones
ridículas e irreales para la juventud moderna.

Las crecientes dificultades que se encuentran para contrarrestar las actuales


tendencias de la cultura y de la sociedad, constituyen un reto permanente para la
pastoral vocacional. En modo alguno se debe permitir que las dificultades den lugar a
desalientos, reticencias y culpables omisiones.

Instituto de Pastoral Vocacional 7


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Nº 72. Factores sociales y eclesiales.

En la PV, ejercen gran influencia factores sociales, como la secularización, el


permisivismo, consumismo, laicización de la escuela, control de la natalidad y otros por
todos conocidos; pero también encontramos factores que son propiamente eclesiales,
tales como: decaimiento de la fe, falta de claridad teológica, contratestimonios de los
consagrados, abandono de la dirección espiritual, pastoral de espera, vaguedad de la
propuesta, falta de formadores y otros semejantes....

Algunas congregaciones y Ordenes religiosas no logran influir en la juventud


con los carismas de su Familia Religiosa. Se ha hecho difícil el lenguaje de
comunicación y de comprensión sobre la naturaleza de los consagrados. Los mismos
animadores vocacionales, con frecuencia, emplean un lenguaje que los jóvenes no
logran comprender porque está fuera de sus esquemas mentales.

Nº 73. Actitudes problemáticas de las familias.

Los informes recibidos revelan cómo, sobre todo en los países occidentales, las
familias adoptan actitudes de dominio y disposición respecto de sus hijos. El descenso
de la natalidad y el fenómeno de hijos únicos agravan la situación.

Son pocos los padres que animan a sus hijos a seguir su vocación, e incluso, más
tarde, algunos de estos padres dificultan la perseverancia en le camino emprendido.

Nº 74 Inestabilidad psicológica.

Frecuentemente los jóvenes manifiestan inestabilidad emocional frente a los


atractivos de la cultura consumista y materialista, incapacidad para tomar decisiones por
sí mismos, sintiendo la necesidad de verse confirmados por otros cuando han de
contraer algún compromiso. Temen además, perder la libertad propia y quieren probar y
experimentar concretamente el género de vida, antes de tomar una decisión importante
de carácter vocacional.

Se observa, además, que los jóvenes de hoy, en su inmensa mayoría, se sienten


poco atraídos por el sacerdocio o la vida religiosa. Algunos reconocen el valor positivo
y el significado de tales vocaciones y, generalmente, admiran y respetan grandemente a
las personas que se consagran por vocación a un género de vida totalmente
comprometida, pero por diferentes razones, no se resuelven a dar el mismo paso.

Por otra parte no se puede negar que a veces se hace mucho hincapié en la
orientación a la vida matrimonial, mientras que se habla poco de la vocación
consagrada.

Instituto de Pastoral Vocacional 8


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Nº 75 Perplejidad ante el compromiso definitivo.

Muchos jóvenes ponen grandes dificultades a la hora de asumir y llevar a


término compromisos de larga duración, así como temores y dudas ante un compromiso
definitivo o de por vida, razón por la cual prefieren experiencias parciales y a tiempo
limitado.

Este fenómeno se manifiesta tanto a la hora de contraer matrimonio, como


respecto al celibato y a los votos religiosos, con una acentuación hacia éstos últimos
dados los compromisos de por vida que conllevan el sacerdocio y la consagración. Una
vida comprometida por largo tiempo parece estar por encima de la capacidad de la
mayor parte de los jóvenes de hoy; esta actitud es considerada por algunas Conferencias
como una de las causas principales del descenso de las vocaciones.

Nº 76. Prolongación de la adolescencia y problemas que conlleva.

Es un hecho evidente: salvo raras excepciones, se observa en la juventud actual


la prolongación de la adolescencia y la tendencia a diferir lo más posible las opciones
vocacionales.

No todos valoran del mismo modo este fenómeno. Para unos es una prueba más
de la fragilidad psicológica de los jóvenes de hoy; mientras que para otros, la tendencia
de muchos jóvenes a emprender el camino del sacerdocio o de la vida religiosa a una
edad más madura y, con un título universitario ya adquirido, es considerada como
fenómeno positivo, especialmente por parte de los responsables de los seminarios y de
los centros de formación.

Se deben tener en cuenta también los problemas derivados de los cambios


rápidos entre una generación y otra. Razón por la que los animadores vocacionales se
ven obligados a cambiar constantemente de método de trabajo.

Nº 77. Edad avanzada.

El envejecimiento de las comunidades es una dificultad unánimemente


subrayada. Dada la edad media elevada de los religiosos y religiosas, muchas obras y
actividades son llevadas adelante por personas ancianas que no ven tras de sí
posibilidades reales de continuidad. El aumento de la edad media conlleva mayores
dificultades en la dirección no sólo de las obras, sino también de las mismas
comunidades religiosas. Este hecho origina en ellas cierto cansancio y desconfianza, y
poca atención al problema vocacional; en los jóvenes se advierte poco interés por los
Institutos poco abiertos y distantes de su mundo.

Por otra parte la improvisación en la PV no realiza un proceso continuado de


acompañamiento. Hay jóvenes vocacionables, pero no hay personas que estén dedicadas
a acompañar su proceso vocacional. Además, como la PV no está integrada en las
demás pastorales, resulta difícil localizar los vocacionables y darles una atención más
específica. A esto hay que añadir la desilusión juvenil provocada tanto por la sociedad,
como por la Iglesia. Se siente una pérdida de valores, manipulación, exceso de

Instituto de Pastoral Vocacional 9


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

estructuras, ausencia de profetas, falta de compromiso por la transformación de la


realidad.

Dada la brecha generacional, los APV no conocen la realidad juvenil. Acentúan


sus aspectos negativos y no poseen un lenguaje que les permita sintonizar con ellos. Por
otra parte no se tiene paciencia para seguir un proceso pedagógico de la fe y de la
vocación.

Además, los jóvenes rechazan la imagen actual de la Iglesia y de la vida


consagrada. Para ellos no tienen mucho sentido y las consideran demasiado
sacralizadas, con un lenguaje inmovilista, con valores extraños al mundo juvenil y, poco
auténtica.

1. Problemas específicos de las vocaciones femeninas.

Nº 81. "Todas las conferencias son unánimes en señalar la gravedad de la crisis de


vocaciones femeninas. Aun evitando alarmismos irracionales, inadmisibles en el plano
de la fe, parece útil, no obstante, hacer algunas consideraciones que puedan estimular la
responsabilidad de todos.

Si la crisis de las vocaciones masculinas a la vida religiosa viene a menudo


disimulada por la vocación sacerdotal, la femenina muestra abiertamente toda su
gravedad. El estilo de la vida religiosa femenina se muestra menos atrayente que el de
los religiosos. Hay familias religiosas que en los últimos diez años no han tenido
ninguna vocación, y otras tan sólo una o dos al año.

Las jóvenes, a diferencia de sus coetáneos, viven todavía momentos evidentes de


incertidumbre socio-cultural y eclesial que repercuten en la búsqueda y la opción
vocacional.

Nº 82. La cuestión femenina.

La imagen de mujer presentada hoy al mundo contemporáneo crea en el ánimo


de las jóvenes dificultades para aceptar una vida consagrada. Debemos subrayar,
también, que la vida contemplativa ejerce un gran atractivo sobre las jóvenes. Para
muchas de ellas sigue pendiente la cuestión femenina que no ha encontrado, al menos
hasta el presente, verdadera solución, especialmente en nuestros ambientes de Iglesia;
otra rémora, es la falta de agilidad que presentan, a primera vista, muchas de nuestras
estructuras, que contrastan abiertamente con las aspiraciones que las jóvenes sienten
dentro de sí mismas, no sólo de independencia, de realización de sí mismas, sino
también de sencillez y hermandad en las relaciones, por lo que sólo pocas se arriesgan a
ir más allá de lo que se ve al exterior para ver los valores. La cuestión sobre la mujer y
la Iglesia deja fuera una parte de los jóvenes.

Ahora que el apostolado tradicional está siendo asumido ampliamente por los
seglares, las mujeres no ven claramente por qué sea preciso contraer las obligaciones de
la vida consagrada en los Institutos apostólicos con el fin de ejercer ciertos servicios en
favor de la Iglesia. La sensibilización ante las prerrogativas masculinas en la Iglesia,

Instituto de Pastoral Vocacional 10


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

agravada por una búsqueda radicalizada y confusión de la identidad femenina, es otra


dificultad que encuentran tales vocaciones. La libertad de que gozan las mujeres hoy día
respecto a los tiempos pasados, puede hacerlas más vulnerables que los hombres, a las
presiones de nuestra sociedad materialista y secularizada.

A veces, las Congregaciones religiosas en sus actividades y organizaciones,


miran sólo a sí mismas, sin tener una presencia clara en el mundo y en la Iglesia. Otras
tienen prisas en admitir candidatas, no respetando las etapas de un proceso de
maduración de la fe, a fin de que la opción fuera más consciente. De ahí que sean
numerosos los abandonos.

Muchos sacerdotes tampoco se preocupan de orientar a las jóvenes en un


proceso espiritual que podría desembocar en una vocación consagrada.

Nº 83. Perspectivas futuras.

Las perspectivas para el futuro de las vocaciones femeninas son difíciles de


apreciar. Algunos prevén una disminución del número, pero con la esperanza de un
testimonio más fuerte, y esto es un hecho que muchos van ya admitiendo hoy. Es
importante cuidar con mayor atención e intensidad la formación de las animadoras
vocacionales y de las comunidades, a fin de que su presencia en el mundo juvenil sea
más evidente, creíble y, por tanto, más eficaz para los fines de una propuesta
vocacional.

Se aconseja además, transformar y eliminar estructuras que van contra el


testimonio claro y radiante que se debe transmitir. Es preciso ofrecer a las jóvenes
modelos de mujeres vocacionalmente fuertes. Hay necesidad de más testimonios de
mujeres comprometidas totalmente en el seguimiento de Cristo.

Donde las comunidades se muestran más abiertas y aceptan jóvenes entre ellas,
están teniendo resultados positivos. Se espera que en el futuro cada Congregación esté
en condiciones de sacrificar algunas religiosas para trabajar a tiempo completo por las
vocaciones. De este modo se tendrán seguramente mejores resultados.

2. Los tiempos posmodernos.


a. Cambios vertiginosos.

Hoy más que nunca, en esta cultura postmoderna, los cambios se han vuelto
vertiginosos. Se rompió la bipolaridad capitalismo/comunismo, se instauró un régimen
neoliberal capitalista como único modelo socio-económico mundial, vivimos en plena
cultura posmoderna, la tecnología ha dado pasos gigantescos hacia la informática, la
robótica y la bio-transformación. La impresión es que en cinco años recorremos un
siglo. Y con los cambios se remece todo nuestro mundo de valores, nuestra visión del
mundo, nuestra praxis personal y social, nuestros proyectos de vida. Estamos a las
puertas de una civilización universal que avasalla todas las culturas. A través de los
MCS podemos afirmar con Mc Luhan que el mundo es una aldea. Es el proceso de
“globalización” dominante.

Instituto de Pastoral Vocacional 11


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Todas estas transformaciones tienen que ser tomadas en cuenta para determinar
diferencias de enfoque y metodología en la Pastoral Vocacional. Veamos dos de las más
importantes.

Instituto de Pastoral Vocacional 12


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

El Neoliberalismo Capitalista.

En el contexto de un mundo en el que ha desaparecido el socialismo marxista de


estado y se ha impuesto como modelo económico el capitalismo, se impulsan políticas
neoliberales diversificadas al interior de los países industrializados del Norte. Modelos
que se imponen a los países del Sur. Se trata de políticas económicas y sociales que
pretenden regular, privatizar y liberalizar las economías nacionales, y acabar con los
mecanismos proteccionistas tradicionales del Tercer Mundo.

A nuestros países se les ha asignado el papel de centros de industrias secundarias


y "contaminadoras", que van desechando los países del primer mundo. También centros
de "maquina" a servicio de las industrias del primer mundo, así como exportadores de
productos agrícolas y materias primas.

La brecha entre los pobres y los ricos se torna cada vez más y más grande con
una tendencia que podría rayar en lo "inhumano", de acuerdo con el informe anual sobre
Desarrollo Humano de la ONU. 1

La deuda externa, la pobreza y la mala calidad de vida aumenta de manera


impresionante. Se calcula que en estos diez años ha bajado del 20 al 30% el poder
adquisitivo de los salarios en la mayor parte de América Latina. El joven que consigue
un puesto de trabajo es un privilegiado, aunque su salario sea alrededor de los l00
dólares mensuales.

No es de extrañar que aumente la violencia de la delincuencia, la guerrilla y el


narcotráfico. Nuestros jóvenes han perdido su capacidad de crítica y lucha contra la
injusticia, por la necesidad de no quedar excluidos del campo del trabajo e ir a engrosar
las filas de los desempleados.

El posmodernismo, como la cultura de la civilización neoliberal capitalista.

Paralelamente a este neoliberal capitalismo se percibe un gran cambio cultural,


sobre todo en la juventud. La cultura de la época posmoderna, propagada por los medios
de comunicación, penetra cada vez más la manera de pensar y de comportarse de los
jóvenes. Y esta cultura se llama posmodernidad. 2

En la vida cotidiana se hace evidente la transposición de los valores: los jóvenes


de las generaciones pasadas deseaban ser independientes, liberarse del modelo de los
adultos, viajar, independizarse. Ahora, especialmente los de las clases medias y altas,
buscan prolongar la adolescencia, el culto a la juventud se incrementa de día en día, los
tratamientos para rejuvenecer, la moda, los gimnasios, las cirugías plásticas… se han
convertido en los caminos para hacer de la juventud un don eterno.

A la mayoría de los jóvenes no les interesa la política partidista, no quieren saber


del futuro, del matrimonio; la religión de sus padres la consideran obsoleta, manifiestan

1
Informe anual sobre desarrollo humano de la ONU 1996.
2
Consultar el Capítulo sobre Posmodernismo de mi libro Relación Evangelización - Cultura Edic.
Paulinas - Bogotá 1998.

Instituto de Pastoral Vocacional 13


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

apatía por el arte universal, por la lectura, por el conocimiento de la educación


escolarizada.

La apoteosis de los medios masivos de comunicación, los grandes desarrollos


tecnológicos en el campo de la informática, la crisis de la modernidad -expresada en la
crítica a la racionalidad y en la revisión radical de las antiguas fé y tradiciones- el
fracaso de las utopías sociales, el auge de la privatización, el surgimiento de la cultura
del narcotráfico, la apertura económica… han generado nuevas sensibilidades sociales
marcadas por la efervescencia de la democracia y la participación ciudadana, la defensa
de la individualidad, el rescate de la diversidad y la pluralidad: de la obsesión por la
producción y la revolución de la edad moderna, estamos asistiendo a una nueva era
dominada por la realidad “virtual”, obsesionada por la información y la expresión.

b. La religión posmoderna.

El impacto de la posmodernidad se refleja sobre todo en la manera de concebir


la religión, que tienen nuestros jóvenes.

La religión posmoderna es una religión blanda - ligth- caracterizada por una


creencia genérica en Dios, extremamente cómoda y coexistente con otras realidades y
otras aficiones, todas ellas en el mismo plano de una relativización total. Van
desapareciendo las diversas religiones, para dar paso a una religión más universal: la de
la Nueva Era.

Se aletarga la vida del creyente, que pasa de la militancia cristiana a la


convivencia pasiva con todos los credos e ideologías, hace olvidar la dimensión crítica
del Evangelio y pone en un segundo plano la confesión de Jesús como el SEÑOR y el
MESÍAS, el único ante el que se debe doblar toda rodilla. (El anuncio y la aceptación
del KERIGMA).

Cuando el cristianismo dejó de ser un “testimonio eminente” –martirio- de la fe


en el Resucitado y, cuando deja de criticar fundamentalmente una sociedad paganizada,
ya no es el seguimiento radical de Jesús en el Evangelio. Se convierte en sensiblería o
aceptación sincrética del Evangelio, similar a otras muchas aceptaciones.

El joven creyente de hoy se siente autorizado a fragmentar su vida religiosa en


una fe sentimental, algún tipo de vida sacramental, alguna práctica de la caridad, algún
tipo de grupo religioso... y escoger cada uno de los elementos con independencia de los
otros. Lógicamente, esta actitud desemboca en una increencia práctica, que radicaliza
una actitud agnóstica. Se manifiesta en una tranquila posesión de conciencia, que ha
perdido el sentido de pecado, zozobrando en las tranquilas aguas del sin-sentido.

Pero también se dan rasgos muy positivos: su capacidad de pluralismo,


comprensión, su tolerancia, la relativización de muchas formas absolutas, su valoración
de lo cotidiano y sencillo de la naturaleza, además de su sensibilidad para la ecología y
toda forma de vida, su liberación del deseo, su valoración intensa del momento presente
y su talante festivo y jovial.

Instituto de Pastoral Vocacional 14


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

De todas maneras, frente a la masa de jóvenes que se alejan de la Iglesia, existe


también en América Latina una cantidad creciente de jóvenes que quiere tomar el
Evangelio en serio y que engrosan nuestros grupos juveniles cristianos. Con todo, de
una manera o de otra, todos participan de esta cultura de la posmodernidad.

c. Posmodernismo y opción vocacional.

La opción vocacional está determinada por la característica de ser para toda la


vida. Palabra extraña a nuestros jóvenes posmodernos, no sólo en lo que atañe a las
opciones cristianas de estados de vida, sino a cualquiera opción que no tenga retorno.

Nuestros jóvenes sólo mantienen la opción, si se mantienen las circunstancias


primeras en que se hizo. Los continuos fracasos matrimoniales, sacerdotales y
religiosos nos indican que ante las primeras dificultades serias, las personas
encuentran miles de razones para retirarse a los cuarteles de invierno. En este caso la
defensa de la libertad personal y de la autonomía, están por encima de cualquier
compromiso. Es lógico, a partir de esto suponer una profunda inmadurez personal. Son
como adolescentes que prefieren tener continuamente todas las opciones abiertas, sin
comprometerse con ninguna para toda la vida. Sin embargo, la personalidad sólo puede
delinearse, cuando se opta por unas líneas definidas y se renuncia a otros espacios
posibles.

Otras repercusiones negativas de la juventud posmoderna, para poder llegar a


asumir una opción vocacional:

El “presentismo”

La posmodernidad apunta hacia la pérdida del sentido de la historia.: Se


relativiza la importancia del pasado y del futuro. Se dejan de lado las lecciones del
pasado y se neutraliza el impulso utópico que mira al futuro.

Como es lógico, se rompe una de las posibilidades de opción y trabajo


vocacional como es el discernimiento de la acción de Dios en el pasado y sus
consecuencias para el futuro. Sin pasado ni futuro el presente no tiene historia y mucho
menos historia de salvación. Y sin historia, no podremos escuchar la voz de Dios que
nos llama a salvar en la historia.

Una de las características de esta cultura “presentista” es la aceleración de la


vida: el fax, el teléfono, los MCS, el internet nos comunican con todo el universo; en un
instante tenemos ante nosotros el mundo (la aldea global), como si fuera un pañuelo. La
información es casi instantánea y un “buscador”, nos ayuda a encontrar la respuesta a
todo lo que queramos. Esa, por lo menos es la impresión que recibimos.

Este tipo de vida va creando en nosotros unas tensiones y un estado neurótico,


ante la imposibilidad de encontrar respuestas importantes sobre nosotros mismos.

Instituto de Pastoral Vocacional 15


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Un joven “fragmentado”.

En gran medida nuestros jóvenes cristianos y religiosos, en esta cultura


posmodernista, leen la realidad en clave mágica y religiosa: hay apariciones, viven una
religiosidad de energías y nueva era, creen en influjos negativos....
Pero, de la misma manera, conocen las canciones de las últimas estrellas con sus letras y
ritmos de vanguardia en las que se expresan las rebeldías posmodernas contra una
cultura de la modernidad y buscan, de tumbo en tumbo, en una gran confusión de
valores, una manera de vivir más libre.

Todos estos jóvenes viven dentro de esta atmósfera cultural confusa y


fragmentada.

Dentro de esa persona, invadida culturalmente, se mueven diferentes lógicas que


impulsan a obrar de una manera incoherente y desarticulada. A nivel racional, se vive
una indefinición de los procesos que los recorren por dentro. Y, a nivel afectivo, la
persona se siente insegura a la hora de tomar decisiones importantes.

Cuando la persona se ve acometida a presiones muy fuertes, la persona se


rompe, se fragmenta.

Pérdida de horizontes.

Desengañados de las grandes utopías sociales, que prometían un mundo justo


para todos, los jóvenes se sienten tentados a desestimar los “grandes relatos” sociales o
religiosos como las grandes ideologías o los mismos relatos bíblicos o de otras
religiones. Se sienten más cómodos en los pequeños relatos, en las microhistorias
cerradas de sus pequeños grupos, sin conexión unas con las otras y sin referencia a las
estructuras sociales o religiosas, o a los dinamismos más complejos que atraviesan la
sociedad entera.

Esta visión “prioriza” el instante, lo inmediato. Si antes existían jóvenes


radicales que arrollaban personas o instituciones por alcanzar sus ideales utópicos, ahora
nos estancamos en el pequeño oasis de lo puntual. No hay una percepción de un plan de
Dios que recorre la historia y afecta toda la realidad, a toda persona y a toda la
persona con impulsos de eficacia o con momentos de fracaso.

Esta perspectiva no favorece los compromisos de toda la vida, sino de “trechos


cortos” que duran, mientras la persona se sienta bien en los diferentes episodios.

Una atmósfera “erotizada”.

Con la “erotización” de la cultura, se ha extendido la práctica de una sexualidad


sin trascendencia y sin compromiso. Para tener relaciones íntimas, hoy se exige en
muchas ocasiones que sean sin compromiso. Ningún signo de pertenencia libra hoy, aún
a nuestros jóvenes religiosos de ser abordados directamente, para entrar en este tipo de
relaciones.

El hedonismo favorece hoy este estilo de “relaciones epidérmicas” que son


vistas como lo más natural y que interfieren frecuentemente con la capacidad de

Instituto de Pastoral Vocacional 16


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

relaciones profundas de amistad y entrega y mucho más las de seguimiento


incondicional a Jesús, el Maestro, donde quiera que Él vaya...

Esta cultura tiene de positivo que ha dejado de ver al cuerpo como un tabú,
como algo malo y negativo para el ser humano. También la sexualidad humana ha
recuperado su valor y expresión en el amor de pareja, y como dimensión presente en
toda relación humana y en toda opción vocacional cristiana.
La opción consagrada religiosa o sacerdotal sólo es posible cuando se vive la
sexualidad humana en un amor apasionado por Dios y su Reino, cuando descubrimos
dentro de nosotros lo que el Señor nos propone.

Cuando vivimos la consagración con el apoyo de la comunidad, dentro de una


actitud apostólica creadora, entonces nos convertimos en “signos” de trascendencia y
compromiso tanto para las parejas humanas, como para tantas soledades atrapadas en
sus fracasos afectivos de pareja. De ahí la importancia de nuestro testimonio celibatario,
en una sociedad erotizada y pansexualista.

El desafío es aprender a mirar y a relacionarse con hombres y mujeres de otra


manera y no según la perspectiva impuesta desde fuera por esta cultura erotizada.

El individualismo confortable.

Es una exigencia de nuestra sociedad posmoderna el derecho a vivir con


autonomía y tomar decisiones libres y responsables.

Frente a la masificación y la utilización de las personas, es un logro el ser tratado


como persona única y con derechos. Ya Puebla denunció la manipulación de la persona
humana “como sujeto de producción y objeto de consumo”.

Pero otra cosa muy diferente es el subjetivismo: el considerar que, para ser libre,
no puede haber ningún impedimento a la libertad, ni ninguna ley superior de la
conciencia. Libertad se confunde con libertinaje. Que para ser persona humana, con
todos sus derechos, no puede haber una ley superior que proceda de un Dios
trascendente. Caemos, así, en un “ateismo humanista” (P. 435) que, para defender al
hombre, acaba con Dios.

El que se va encerrando en sí mismo, se convierte fácilmente en un observador


lejano de los demás y de la realidad histórica. A través de los medios de comunicación
tiene acceso al espectáculo de los pobres, los desplazados, la injusticia, el desempleo...
ante todo lo cual se convierte en un espectador sin compromiso real.

Como su preocupación principal gira alrededor de sí mismo, busca distintas


terapias que hoy se ofrecen para sentirse bien, incluidas aquellas formas de oración que
no se dejan confrontar con Dios, ni con la comunidad cristiana comprometida con su
mensaje de liberación y salvación.

También aquí es verdad lo que dice el Evangelio, que el grano que se preserva
queda infecundo, pero el que se arriesga dará mucho fruto (Jn. 12, 24). Nos hacemos
plenamente persona, cuando formamos parte de una comunidad, cuando nuestros

Instituto de Pastoral Vocacional 17


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

proyectos entran dentro del proyecto apostólico de la comunidad a la que pertenecemos.


(Cf. Andrés Vela).

Toda está realidad juvenil no sabemos dónde va a desembocar. Como no es una


realidad uniforme que se expresa sobre todo en la música, en el deporte, en las bandas
urbanas… nosotros hemos de tener la actitud pedagógica de la escucha silenciosa.
También esta realidad juvenil es evangelizable y contiene “semillas del verbo”. Esta
actitud evangelizadora supone:
 Conocer lo que les está pasando a los jóvenes.
 Esforzarnos por comprenderlos, desde una actitud afectuosa y desarmada.
 Asumir que puede haber otros valores diferentes a los nuestros, otra forma de
comprender la vida.
 Respetar estos valores y sus expresiones para poder.
 Entrar en diálogo con ellos. Este diálogo nos abrirá el camino para…
 El encuentro que humaniza. Que puede exorcizar los antivalores de esta cultura
y potenciar los valores que encierra hasta un desarrollo más pleno.

Instituto de Pastoral Vocacional 18


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Instituto de Pastoral Vocacional 19


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Capítulo 3:
Lo que deberíamos hacer en pastoral juvenil.

Después de tomar conciencia de la importancia de la Pastoral Juvenil, de los


desafíos que la juventud actual presenta a nuestra Iglesia; después de echar una mirada
crítica sobre nuestra realidad pastoral, con sus dificultades y sus posibilidades,
necesitamos unos criterios teológicos que nos han servir de guía para elaborar un
proyecto de Pastoral Juvenil y así enfrentamos con la tarea difícil de encontrar qué
deberíamos hacer.

Si ponemos el verbo en potencial, no es porque de antemano neguemos la


posibilidad de llevar adelante los objetivos, o porque la descripción e interpretación de
la realidad nos hayan impresionado de tal forma que hayan dejado en nosotros escasas
dosis de esperanza. Se debe a que todavía nos vamos a quedar en la tarea de pensar "lo
que deberíamos hacer", prescindiendo de su factibilidad y de las dificultades para
lograrlo.

Esta tarea será objeto de una reflexión posterior en la que optaremos por una
estrategia y unos proyectos bien definidos dentro de las posibilidades y desafíos que nos
ha marcado el diagnóstico sobre la realidad.

En la búsqueda de estos objetivos generales nos guiaremos por el objetivo


general que anteriormente hemos descubierto como objetivo de toda pastoral: la
integración de la fe y de la vida.

Se podría resumir, en pocas palabras, el sentido de la comunidad juvenil


diciendo que es una experiencia que pretende:
 Acompañar el crecimiento de los jóvenes. Ayudarlos a resolver los conflictos y
desafíos que les representa su etapa de vida con la inspiración de la fe: superar
temores, aclararse las opciones de vida, fortalecer una buena imagen de sí
mismo, abrirse a los demás con generosidad.
 Ofrecer un espacio propicio para el encuentro con Jesús. para conocer su
mensaje y adherir a su propuesta de vida en lo personal y social.
 Fortalecer una vocación de servicio. Inicialmente involucrándose en tareas
solidarias y progresivamente, insertándose en el mundo de la participación
social, a fin de hacer presente la propuesta del Reino, en la construcción de la
sociedad.

1. La evangelización ante todo.

El criterio de la Encarnación pone en primer término a los destinatarios de la


acción pastoral. La Pastoral Juvenil debe elegir, entre las muchas líneas operativas
posibles la que más facilita, al joven en concreto, alcanzar un maduro crecimiento en la
fe.

Instituto de Pastoral Vocacional 20


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Esto no supone que haya que vaciar a la fe de contenidos. En todo proyecto


pastoral tiene siempre prioridad el anuncio del don de Dios al hombre que es Jesucristo.
Si es educación de la fe el primado ha de tenerlo la evangelización.

Ante los reduccionismos a que nos tiene acostumbrados la pastoral en


latinoamérica, habrá de definir claramente que entendemos por evangelización para que
se abarquen todos los aspectos que la integran.

2. Definición de evangelización.

Partiendo de la Evangeli Nuntiandi en el nº 4, podemos decir que


esencialmente es un testimonio-anuncio del hecho salvador de Dios en Cristo y del
mensaje que en él se contiene; y que al mismo tiempo es una interpretación de la
realidad de la vida a la luz de este acontecimiento.

La finalidad específica de la evangelización es suscitar y hacer madurar en el


hombre una respuesta de fe, o sea una opción de vida, libre, responsable, totalizante por
Jesús el salvador. El amor a los hermanos implica necesariamente un compromiso de
humanización y de liberación. El testimonio y el anuncio son momentos
complementarios de un mismo proceso de evangelización.

El más bello testimonio es impotente, a la larga, si no se ilumina con un anuncio


claro e inequívoco de Jesús. El anuncio, sin el testimonio, tampoco tiene valor pues
queda reducido a mera propaganda, información, que no expresan ni significan nada.
Por eso el testimonio no es pre-evangelización, sino un momento necesario de la
evangelización.

Quizás en términos más clásicos de teología podamos expresarnos más


claramente. La misión de Jesús tiene una triple función: sacerdote, profeta y rey. Estas
tres dimensiones de la Evangelización se celebran en la Liturgia y se alimentan de ella.

3. Las tres dimensiones de la evangelización.

Esta triple función se expresa pastoralmente como:


 Martyría (profecía).
 Koinonía (comunión).
 Diakonía (servicio).

Estas tres dimensiones de la evangelización se celebran en la Liturgia, que se


convierta así también en anuncio, comunión y servicio.

Cuando en la evangelización nos centramos exclusivamente en la palabra, los


contenidos, la doctrina y nos faltan los otros dos elementos esenciales (La comunidad y
el servicio). La evangelización puede quedar en propaganda. Cuando sólo se atiende a la
Koinonía, la Iglesia se encierra en sí misma sin dimensión misionera ni liberadora, se
convierte en ghetto.

Instituto de Pastoral Vocacional 21


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Cuando solamente se hace servicio y promoción la evangelización pierde su


dimensión trascendente y eclesial. Se queda en lo penúltimo y se confunde con lo social
y político.

Tal vez aquí encontremos la clave de las limitaciones de los tres modelos de
Pastoral que hemos analizado anteriormente.

A modo de ejemplo:
 el modelo Objetivo, muy centrado en lo doctrinal, tal vez descuide la dimensión
de comunión y de servicio.
 El Liberador, está muy centrado en el servicio y puede descuidar la dimensión
eclesial-comunitaria y la doctrinal del anuncio.
 El Kerigmático privilegia la cohesión e identificación comunitaria y deja muy en
segundo plano el testimonio-anuncio y la función real de servir al mundo en su
promoción.

El desafío será encontrar un modelo de Pastoral Juvenil donde se armonicen


estos tres aspectos en los diversos momentos del proceso de evangelización.

Además, debería conducir hacia una adhesión vital y comunitaria. La


evangelización es un proceso, una sucesión de intervenciones que paso a paso conducen
a la adhesión vital a Cristo. Las dimensiones que ha de abarcar este proceso, serían:
 un encuentro experiencial con la persona de Cristo.
 que este encuentro se exprese en términos culturales significativos y no opacos.
 que este acontecimiento se haga propio no sólo experiencialmente, sino en
contenidos.
 que sea traducido a gestos celebrativos a dos niveles:
• En la vida cotidiana, en el estilo de vida.
• En las expresiones litúrgicas y sacramentales de la comunidad eclesial.

Ortodoxia y Ortopraxis.

La doctrina sin la acción no puede ser cristiana, porque el contenido del


cristianismo es el reino, que no es una teoría, sino una manera distinta de ser personas.
La acción sin doctrina, tampoco porque toda acción debe tener su justificación teórica y
debe ser consciente de sí misma y de sus metas.

No se puede hablar de prioridad genética entre ortopraxis y ortodoxia. Lo que


existe realmente es la vida cristiana que es praxis consciente y conciencia hecha
práctica. En la comunidad eclesial deben estar unidas. En el criterio de la Encarnación
está la base de su unidad radical.

4. Una pastoral sin dualismos.

Desde el principio teológico de la Encarnación se superan el dualismo y las


falsas de contraposiciones; Jesús propone el objetivo y sugiere el método para lograrlo.

Así se supera el proceso helenístico de acercarse fatigosamente a Dios por una


ascesis desencarnante, y abre al esquema descendente donde Dios gratuitamente se

Instituto de Pastoral Vocacional 22


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

acerca al hombre, haciendo que en Jesucristo la misma naturaleza humana se haga auto-
revelación de Dios. Porque Dios le tiende la mano al hombre, éste se hace capaz de
acoger a Dios.

El único camino para llegar a Dios es el Hijo hecho hombre y así el hombre
descubre quien es en plenitud, en la persona de Jesús. Esto es, al mismo tiempo una
verdadera revolución antropológica.

Así como Dios no ha abandonado la forma de Dios para tomar la forma de


siervo, el hombre no abandona su forma de hombre para acercarse a Dios, porque Dios
le habla con rostro de hombre.

Pero también la humanidad, en Jesús, se ha hecho capaz de manifestar a Dios.


Por eso la fidelidad a Dios supone fidelidad al hombre.

Con Cristo las acciones del hombre han adquirido definitivamente un valor
supremo, una dignidad trascendente. Esta es la verdadera revolución antropológica en
teología.

Los obispos italianos al hablar de catequesis dicen: "los que quieren hablar hoy
eficazmente al hombre, de Dios, deben partir de los problemas humanos y tenerlos
siempre presentes en la exposición del mensaje".

Con esto, no queremos decir que la revelación termine en la Encarnación. Esta


nos marca el camino teológico. Pero la Encarnación se hace salvación en la Pascua y en
Pentecostés.

Así se nos abre a una prospectiva escatológica que debe estar presente en toda
pastoral. Hemos de mantener permanentemente una tensión dialéctica entre la
Encarnación y la escatología.

5. La salvación “cristiana”.

El objetivo específico de toda pastoral es lograr la salvación en la vida diaria El


primer problema con el que nos encontramos es definir el concepto de salvación.

Todo va a depender de la cristología y la eclesiología que haya en el fondo. Los


distintos proyectos de pastoral dependen de la concepción teológica de la salvación. Ya
hemos visto que en nuestros ambientes eclesiales, con mucha frecuencia, se manejan
conceptos reductivos. Para mayor claridad los vamos a reducir a tres: el dualista, el
ultraterrenista y el individualista.

6. Conceptos limitados de salvación.

a. Dualista.

Está en el fondo de todas las concepciones reductivas de salvación. Establece


una separación neta entre el fin natural y sobrenatural del hombre. Inicialmente resalta

Instituto de Pastoral Vocacional 23


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

la gratuidad y la trascendencia del don de Dios. Finalmente concluye trasformando la


distinción en separación, oponiendo la historia a la eternidad.

Pastoralmente se manifiesta por la oposición entre el compromiso histórico y el


religioso. Entre la salvación del alma y otro de los valores humanos.

b. Espiritualista.

Este sobrenaturalismo exagerado es consecuencia del dualismo. Al no haber una


conexión intrínseca entre salvación e historia, la única salvación estará en conseguir la
vida eterna. En consecuencia no importa que el cristiano no se ocupe de las cosas de
este mundo.
De ahí viene el inmovilismo social y la falta de carga profética de la Palabra de
Dios.

c. Individualista.

La salvación es un asunto privado. Es fruto de la cultura europea. Se pierde toda


dimensión comunitaria y la interconexión entre religión y sociedad.
La pastoral se reduce a la relación entre el agente y el destinatario.

d. Visión integral.

Superadas estas visiones reductivas de salvación convengamos en que la


salvación "cristiana" consiste radicalmente:
 en la liberación del pecado que es la causa profunda de las situaciones;
 en una vida nueva que hace al hombre hijo de Dios y hermano de los otros
hombres.

El problema de la reflexión teológica está en determinar la relación existente


entre esta salvación y sus anticipaciones históricas.

Hoy existe un consenso unánime sobre la relación estrecha entre estos dos
términos. La misma E. N. Nº 9 dice:
"...la salvación, don grande de Dios, no es sólo liberación de todo aquello que oprime
al hombre, sino sobre todo liberación del pecado..."
Cuando dice: "no es sólo", está diciendo que también es.

Podríamos hablar pues, de varios niveles de salvación, sin reducirlos todos a


uno, aunque todos se implican mutuamente.
 Un nivel superior que consiste en la comunión definitiva con Dios.
 Los niveles inferiores.
 La liberación estructural que abarca lo social y lo político y que tiende a la
liberación colectiva de todas las formas de opresión.
 Y la concientización a nivel estrictamente personal para devolver a cada una de
las personas su futuro, de tal manera que sea el responsable de su propio destino.

No se trata de escoger entre uno de los niveles, porque, siendo distintos, forman
parte de y único proceso.

Instituto de Pastoral Vocacional 24


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

A raíz de esto queremos hacer dos observaciones. En primer lugar que la


comunión con Dios se puede alcanzar a niveles ínfimos de liberación social. También,
que la salvación, en su fase de realización en el tiempo, necesariamente lleva la
impronta de nuestra condición humana, ambigüedades y aspectos transitorios y caducos.

7. La salvación entre el "ya" y el "todavía no".

Estamos ya en la salvación, porque el acontecimiento de Jesús pertenece a


nuestra historia. Pero la plena realización de esta salvación requiere la superación de
todas las alienaciones y la plena consolidación de la comunión con Dios. Esto no
ocurrirá en la historia. Por eso el cristianismo anuncia el futuro de la salvación
realizando en el presente los signos históricos de la misma.

8. Salvación personal y comunitaria.

La Iglesia es sacramento y signo de la unidad de todo el género humano. Donde


hay comunión y se realiza la salvación, porque es la anticipación de la comunión con
Dios.

La persona consigue la salvación en la comunidad y a través de la comunidad.


Pero la decisión es siempre personal. No es que salvándose el cuerpo se salva cada uno
de sus miembros.

El Concilio subraya la dimensión comunitaria de la salvación, pero al mismo


tiempo mantiene la dimensión personal.

9. Autenticidad de la vida cristiana.

Dentro del pluralismo ideológico que se vive hoy, se plantean muchos jóvenes si
es necesario ser explícitamente cristiano o basta con ser una persona honrada y decente.

Esta pregunta tiene mayor importancia en nuestro país, dado que la cultura
oficial de las primeras décadas de este siglo propugna esta ética laica en la que se
inspiran muchos programas políticos y educacionales.

La invasión de escuelas orientales y el secularismo plantean el mismo problema


desde otra óptica.

a. Importancia de la vida en la evangelización.

Hemos citado anteriormente una frase de la Conferencia Episcopal Italiana en


que se nos decía que "si se quiere hablar eficazmente al hombre de Dios, hay que
moverse dentro de los problemas humanos y tenerlos siempre presentes al exponer
el mensaje".

Instituto de Pastoral Vocacional 25


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

No es cuestión de táctica, es una exigencia de toda presentación cristiana de


Dios. El Dios de la revelación es el Dios con nosotros, el que da sentido a nuestra vida.
Irrumpe en la historia para revelar a cada hombre su verdadera vocación, y enseñarle el
modo de realizarla.

Por eso la Palabra de Dios no puede ser dirigida al hombre, si no se hace palabra
sobre el hombre y palabra del hombre. Para que sea alegre noticia para nosotros debe
anunciarse a Dios desde nuestras propias experiencias. Así el mensaje tiene sentido para
nosotros porque podemos leerlo a la luz de nuestras propias experiencias y porque
podemos iluminar nuestra experiencia con la luz de su Palabra.

b. La vida diaria como materia y sacramento del Reino.

Las experiencias humanas, a pesar de su pobreza y ambigüedad, son importantes


para la evangelización. Además de ayudarnos a comprender la Palabra, son la clave para
responder a Dios. Son el espacio existencial de nuestro encuentro con Dios.

Hay que compaginar tres datos de la fe que en la práctica parecerían


inalcanzables:
 Por una parte Dios quiere que todos los hombres se salven;
 Además la repuesta a Dios es libre;
 Finalmente hay que aceptar a Cristo, sin el cual no hay salvación.

La experiencia nos dice que hay muchos hombres que llevan una vida honrada y
que de hecho responden al plan de Dios. Pero les resulta imposible aceptar
explícitamente a Cristo, o por prejuicios educativos, o por ignorancia.

El capítulo 25 de San Mateo nos dice que se salvará el que responda a las
necesidades del prójimo. Si bien hay que tratar de que la aceptación de Jesús sea
explícita y de que haya un encuentro religioso con El, debemos aceptar que estos gestos
humanos, de alguna manera, están marcados por la gracia.

Podríamos decir que entre las realizaciones humanas de fraternidad, de justicia,


etc. hay como una continuidad sacramental, ya que Dios las transformará de una
manera definitiva en el Reino.

La madurez se alcanza cuando se tiene conciencia de esto y hay una aceptación


positiva de Dios.

c. Partir de la vida para educar en la fe.

La experiencia pastoral nos dice que muchos jóvenes abandonan su vida


religiosa en el momento en que su personalidad se define. Cuando han de hacer sus
opciones más importantes, a los 18 años aproximadamente, eligen su profesión, hacen
sus opciones políticas, eligen su estado de vida, etc.

Instituto de Pastoral Vocacional 26


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Si la educación de la fe no ha partido de la experiencia de su propia vida, lo


religioso no se integra en su nueva personalidad y se produce esta disociación entre fe y
vida.
Para formar una única estructura de su personalidad es necesario que estas
nuevas experiencias vayan refiriéndose a Jesucristo y que no se queden en un dato
impuesto desde fuera.

La integración cristiana de la personalidad se logra cuando el mensaje de Cristo


y su persona son el principio unificador y totalizante de la vida del joven.

La fe reclama la vida y la vida reclama la fe. Por eso el objetivo específico de la


Pastoral Juvenil ha de ser la integración de la fe y de la vida.

Así la existencia se hace experiencia de intimidad filial con Dios; las relaciones
interpersonales lugar fraterno de comunión; florece un modelo nuevo de referencia con
el mundo como lugar de humanización y liberación que anticipa el mundo que
esperamos.

A la relación entre fe y salvación en la vida diaria corresponde la instancia fe-


vida como método. Para no reducirlo a ninguno de los extremos hablamos de
integración "fe-vida" y no de coincidencia.

La Pastoral Juvenil acompaña al joven en la maduración de su personalidad,


orienta sus procesos de humanización, motivando y dando un nuevo sentido a cada uno
de sus pasos con valores trascendentes. Da un significado último al proceso de
maduración humana.

10. Capacitar al joven para vivir la fe, la esperanza y la caridad.

Se dice que la Catequesis pretende llevar a la madurez de la fe, mediante la


presentación, cada vez más completa, de aquello que Cristo ha dicho, hecho y mandado
hacer. Habilita al hombre para vivir la vida teologal en la vida diaria.

Esta óptica de los Obispos italianos interesa a la Pastoral Juvenil. No pretende


un conocimiento nocional, sino existencial que permita valorar las situaciones concretas
de la vida para poder actuar con coherencia.

Se trata de crear una " habilidad", una capacidad operativa que armonice las
dotes personales para hacerlas capaces de intervenir en el momento preciso en que se las
motivo.

Supone una intervención educativa que vaya creando estas actitudes, este estilo
de vida, aun con las limitaciones propias de la edad y del pecado. Esta vertiente
antropológica de la gracia requiere ser educada para la libertad y para crear actitudes
que vayan generando estos comportamientos. Por eso San Juan dice que no es posible
amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano al que vemos. Cuando yo
tengo estas actitudes correspondientes, básicas humanas, estoy predisponiendo para las
virtudes teologales.

Instituto de Pastoral Vocacional 27


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

La misión de la pastoral no está en otra cosa que en crear estas actitudes


humanas, que facilitan la aceptación de los dones sobrenaturales.
Esta tarea es progresiva y dinámica. No se logra de un golpe requiere una gran
paciencia educativa. Es una tarea creciente de integración entre fe y vida.

11. Discernimiento cristiano: "llamados al seguimiento de cristo".

Corresponde a la dimensión espiritual (mística). Es el proceso de educación en la


fe. Consiste en ayudar al joven a experimentar e interiorizar a Dios como Absoluto de la
vida y de la Historia, que se revela y salva en Jesucristo; vivir la propuesta del Reino y
sus valores como opción personal expresada en la adhesión de vida a una comunidad
eclesial y en el servicio liberador a los hermanos.

Esta dimensión comprende:


 preparar el terreno creando condiciones para la acogida del mensaje salvífico;
 anuncio de Jesucristo y la explicitación de este contenido mediante una
catequesis adecuada que lleve a descubrir a Jesucristo, la Iglesia y el hombre.
 iniciación a la comunidad de fe. Se trata de profundizar, manifestar y celebrar
comunitariamente la primera conversión de modo más maduro y participativo.
El joven manifiesta que es Iglesia y el servicio a la comunidad y al mundo como
fruto de una búsqueda de la voluntad del Padre al estilo de Jesús. Es un proceso
de discernimiento vocacional. Este compromiso se vivencia a través del
ministerio ordenado, la vida consagrada o la vocación laical.

Se trata de hacer esta experiencia con una mirada de fe. Es decir, que los jóvenes
vayan aprendiendo a vivir sus experiencias con una mirada creyente. Para esto nos
proponemos conocer a Jesús y su Evangelio, conocer la Iglesia, sus enseñanzas. Ello
nos permitirá ir haciendo un DISCERNIMIENTO CRISTIANO de todas las
situaciones que nos toca vivir. En este eje la propuesta sería:
 Despertar e iluminar en los jóvenes su experiencia religiosa básica, celebrando la
presencia del Dios de la vida en medio del pueblo creyente.
 Conocer, acoger vitalmente y celebrar el mensaje de Jesús, el profeta de Nazaret,
favoreciendo el proceso de conversión y su expresión fraterna en la comunidad
de creyentes.
 Profundizar la Pascua de Jesús y la acción del espíritu, que invitan a un
compromiso militante.

Estos cuatro ejes en torno a los cuales gira la evangelización juvenil no se van
encarando uno detrás de otro. Desde el primer momento han de estar presentes en la
tarea educativa de la PJ. Eso quiere decir visión sincrónica. Es como si en un corte
vertical tuvieran que aparecer los cuatro ejes como las diferentes capas de un helado.
Estos no son procesos separados unos de otros, o que se vivan unos primeros y otros
después, se trata de ir simultáneamente alcanzando todos y cada uno de ellos.

Entonces, ¿qué pretende la comunidad juvenil?. Pretende que vivamos una


experiencia de fe que se traduzca en un proceso de personalización, socialización,
crecimiento grupal y discernimiento cristiano.

Instituto de Pastoral Vocacional 28


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

12. La vocación, fuerza integradora de la personalidad.

Podríamos decir que la Pastoral Vocacional es el punto terminal de toda


Pastoral Juvenil.

Por eso ha de moverse en su misma lógica. Si el objetivo de la Pastoral Juvenil


es la integración de la fe y de la vida, el objetivo de la Pastoral Vocacional será la
integración de la vida del joven en torno a los valores vocacionales.

El P. Rulla lo expresa diciendo que, cuando se trata de descubrir una vocación


sacerdotal o religiosa han de estar presentes la auto-trascendencia y la consistencia.

La auto-trascendencia significa la presencia de valores vocacionales


trascendentes, pero esto no sería suficiente para garantizar la perseverancia y la eficacia
vocacional.

A esto habría que añadir la consistencia, que supone la interiorización, la


identificación con estos valores. Se da interiorización cuando el sujeto asume los
valores por convicción en sus contenidos y por una valoración interior y no debido a
presiones sociales o movido por el mecanismo recompensa-castigo.

La que cuenta no es la afirmación consciente del sujeto sobre estos valores, sino
la realidad profunda del proceso dinámico. En otras palabras, que estos valores se hayan
internalizado hasta tal punto que ya formen parte de la estructura personal del joven.
La vocación no puede ser como algo superpuesto.

Otra consecuencia que podríamos sacar de las reflexiones anteriores sería evitar
que las personas vocacionadas tuviesen una actitud sobrenaturalista parcializada.

Dios, para manifestar su voluntad se sirve de mediaciones humanas. Por una


parte las necesidades de los hombres, a las cuales el vocacionado debe ser muy sensible,
puesto que la vocación ha de estar al servicio de la Iglesia, del pueblo.

Sin dualismos pero sabiendo que su tarea no va a ser la promoción que no se


excluye, sino el servicio de la comunidad cristiana como testigo de los valores
trascendentes.

La otra mediación humana son las personas que han de autentificar su vocación
en el proceso de discernimiento externo. En definitiva no es la propia persona la
instancia definitiva, sino que Dios habla por medio de la Iglesia en la aceptación o no de
los candidatos.

Instituto de Pastoral Vocacional 29


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Capítulo 4:
Integración de la Pastoral Juvenil en la Pastoral
Vocacional

Ya hemos visto que siempre debe tener un sentido vocacional, partiendo de la


evangelización hasta llegar a la opción apostólica. No es que la PV sea Pastoral Juvenil,
sino que la PV es preferentemente juvenil, es su ámbito propio.

Ahora la PV se va centrando en la juventud, como la gran edad para la opción.


Privilegia aquellas comunidades en las que se pueda madurar un compromiso
vocacional definitivo y serio. La PV va tomando conciencia de que cada vez se va
retrasando más el tiempo de la decisión. En esta pastoral juvenil hay que poner el acento
en la oración, la experiencia de la Iglesia y las experiencias apostólicas.

Superadas las primeras etapas de convocatoria y de iniciación cristiana, la


comunidad juvenil ha de llevar directamente a que el joven se pregunte: ¿Cuál es mi
vocación dentro de la Iglesia?.

Las vocaciones en la Biblia leídas con espíritu de discernimiento, las


necesidades del mundo y de la Iglesia procesadas en su ambiente de oración, el
testimonio de personas-testigos, etc., son detonantes de la PV.

1. Las tareas de la pj en la pv podríamos resumirlas así:

 Detectar los vocacionables. Supone la preocupación por descubrirlos,


convocarlos, acompañarlos. Preocuparse por los más inquietos e insatisfechos de
su vida. Esta insatisfacción hace que los jóvenes estén abiertos a una propuesta
más exigente.
 Colaborar con los servicios de discernimiento. Sin separarlos de los grupos de
PJ proporcionarles servicios que les lleven a un discernimiento más profundo.
Ocasionalmente, puede ser conveniente hacer grupos con aquellos que estén en
una etapa más avanzada de discernimiento, sin dejar por ello sus respectivas
comunidades juveniles.
 Acompañamiento personal. Sería una dirección espiritual especializada. Los
procesos grupales no pueden suplir esta dirección personal.
 Discernimiento y opción. Cuando el proceso de discernimiento es claro, la PJ
debe poner al joven en contacto con el equipo de PV, el seminario o la
comunidad. Darles la oportunidad de encontrarse con testigos de fe que estén
realizados vocacionalmente. Pero sobre todo con comunidades, que tienen más
fuerza vocacional que las personas. Así llevarlos a un examen de idoneidad que
prepare mejor la entrada y evite sorpresas a los futuros formadores.

Instituto de Pastoral Vocacional 30


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

2. La situación.

Desde hace años, se viene hablando de las relaciones que deben existir entre
Pastoral Juvenil y Pastoral Vocacional.

Cada vez más, los animadores vocacionales van descubriendo que la propuesta y
el acompañamiento vocacional presuponen aspectos fundamentales de formación
humana y cristiana a los que deben hacer referencia. Tienen conciencia que ser personas
y ser cristianos es la primera gran vocación a la que todos estamos llamados y a la que
está ligada cualquier otra vocación particular.

Cada vez más también, los agentes de Pastoral Juvenil van descubriendo que la
propuesta de formación humana y cristiana que presentan a los jóvenes lleva a éstos a
comprometerse con un proyecto de vida que implica todos los aspectos de su persona,
incluyendo la definición vocacional.

En la práctica, sin embargo, no se dan las mismas coincidencias. Afloran


demandas reciprocas que a veces llegan a ser acusaciones. Los animadores vocacionales
querrían que el tema vocacional fuera más frecuente y explícito en la Pastoral juvenil y
que ésta produjera más resultados en lo que se refiere a vocaciones de mayor
compromiso. Los agentes de Pastoral Juvenil, por su pare, piden que la animación
vocacional conozca mejor el proceso de maduración humana y cristiana que impulsan
en la vida diaria de los jóvenes y en sus grupos, que su acción se inserte mucho más en
ese proceso y que presente más ampliamente las diversas posibilidades de vivir la vida
cristiana.

Se están dando básicamente tres situaciones: en algunos lugares, hay una real
integración y trabajo conjunto entre Pastoral Juvenil y Pastoral Vocacional, como el
caso de algunas conferencias episcopales que han promovido las Pastorales juveniles
vocacionales coma un único ámbito de trabajo; en otros, hay todavía recelos,
desconfianzas, visiones distorsionadas o desconocimiento mutuo de las respectivas
propuestas; en otros, finalmente hay prescidencia, "poca reciprocidad e imposibilidad de
trabajar en común ya que unos tienen propuestas basadas en procesos bien definidos
mientras otros sólo realizan acciones esporádicas y sin continuidad.

De hecho, las vocaciones van surgiendo tanto como fruto de procesos conjuntos,
como de acciones de la Pastoral Vocacional o de la atención pastoral que se da a los
jóvenes en los grupos Juveniles y en las comunidades, sin especial intervención de
animadores vocacionales.

3. La reflexión del magisterio de la iglesia.

Ya Medellín (16) decía que "para ser plenamente auténtica, la pastoral juvenil
debe llevar a los jóvenes, por medio de una maduración personal y comunitaria, a
asumir un compromiso concreto ante la comunidad eclesial en alguno de los llamados
estilos de vida" y capacitarlos "a través de una auténtica orientación vocacional para
asumir su responsabilidad social como cristianos en el proceso de cambio de América
Latina".

Instituto de Pastoral Vocacional 31


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Puebla (850) reconoce once años después los frutos de una acción en ese
sentido, afirmando que en muchos países los grupos Juveniles “han sido lugares
efectivos de pastoral vocacional.“

Ratifica que “toda pastoral Juvenil debe ser al mismo tiempo pastoral
vocacional” (865) y pide "reactivar una intensa acción pastoral que, partiendo de la
vocación cristiana en general y de una pastoral juvenil entusiasta, dé a la Iglesia los
servidores que necesita” (1189).

Insiste en que los grupos Juveniles son "lugares privilegiados de pastoral


vocacional” y en que hay que dar a la pastoral vocacional el puesto prioritario que tiene
en la pastoral de conjunto y, más en concreto, en la pastoral juvenil y familiar.

Propone una Pastoral Juvenil "que tenga en cuenta la realidad social de los
jóvenes de nuestro continente; atienda a la profundización y crecimiento de la fe para la
comunión con Dios y con los hombres; oriente la opción vocacional de los Jóvenes; les
brinde elementos para convertirse en factores de cambio y les ofrezca canales eficaces
para la participación activa en la Iglesia y en la transformación de la sociedad.

Santo Domingo constata que "ha crecido el Interés por una pastoral que presente
con claridad a los jóvenes, la posibilidad de un llamado del Señor "reafirma la
necesidad de estructurar" una pastoral vocacional inserta en “la pastoral orgánica de la
diócesis, en estrecha vinculación con la pastoral familiar y juvenil” y recuerda
nuevamente que la "pastoral Juvenil debe tener siempre una dimensión vocacional”.

En la misma línea el Documento de la Congregación para la Educación Católica


sobre el "Desarrollo de la Pastoral de las Vocaciones en las Iglesias Particulares" del
enero de 1992, plantea que "pastoral juvenil y pastoral vocacional son
complementarias” (67). Y añade: "la pastoral Juvenil y la pastoral vocacional no son
dos actividades separadas, yuxtapuestas u ocasionales, "la pastoral juvenil es completa y
eficaz cuando se abre a la dimensión vocacional” (70).

Según este magisterio eclesial, la pastoral vocacional está "dentro de”, no "junto
a" y mucho menos "fuera de" la pastoral Juvenil y la pastoral juvenil incluye entre sus
objetivos la propuesta vocacional, aunque ésta tiene sus aspectos específicos, ya que se
preocupa de cada vocación, atiende todas las vocaciones de modo diferenciado y su
alcance llega a toda la Iglesia.

4. La propuesta de la pastoral juvenil.

A partir de 1983, siguiendo estas orientaciones del Magisterio la Pastoral Juvenil


Latinoamericana animada desde la Sección de juventud del CELAM ha ido
sistematizando su experiencia y ha conseguido dar forma a un "proyecto” pastoral con
amplio consenso en el continente, que esta integrado en la acción de las iglesias
particulares y que se esta poniendo en práctica en todos los niveles.

En él, la Pastoral Juvenil se entiende como una acción de toda la comunidad


eclesial que ayuda a los Jóvenes a descubrir, asimilar, comprometerse personal y
comunitariamente con la persona de Jesús y su Evangelio, para que convertidos en

Instituto de Pastoral Vocacional 32


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

personas nuevas den sentido a sus vidas, descubran su vocación en la Iglesia y sean
protagonistas en la transformación de la sociedad además de participar de la
construcción de la Civilización del Amor (DP 1193).

Esta Pastoral Juvenil propone:

 El grupo Juvenil (la comunidad) como experiencia básica. La práctica ha


demostrado que el grupo es un lugar insustituible para desarrollar la
personalidad; para dialogar, compartir vivencias e inquietudes y experimentar
los valores de la vida comunitaria; para encontrarse con Jesús de Nazaret, el
único Liberador; para fortalecer la esperanza y reavivar el compromiso” (Sto.
Domingo 120).

 Una pedagogía pastoral evangelizadora para acompañar los procesos Juveniles


que, inspirada en Jesús Buen Pastor, es experiencial, comunitaria, participativa,
transformadora y testimonial (Sto. Domingo 119).

 Una metodología -"ver-juzgar actuar revisar-celebrar" (Sto. Domingo 119)- que


busca despertar la conciencia crítica ante la realidad, ayuda a confrontarla con la
palabra de Dios, promueve una actitud de conversión y lleva al compromiso para
construir la Civilización del Amor” (DP 1197).

 Una espiritualidad del seguimiento de Jesús que, encarnada en la realidad,


genera un estilo nuevo de ser cristiano, logra el encuentro entre la fe y la vida,
promueve la justicia, la solidaridad y alienta un proyecto esperanzador y
generador de una nueva cultura de vida (Sto. D 116).

 Un espacio de participación que permite a los jóvenes ser protagonista de la


propia Pastoral Juvenil, los capacita para responder a sus expectativas y da
posibilidades de realización a su dinamismo.

5. Proyecto de vida.

Camino vocacional de la Pastoral Juvenil latinoamericana.

Así se titula el Documento del CELAM nº 162 publicado a finales del 2003:
“PROYECTO DE VIDA: CAMINO VOCACIONAL DE LA PASTORAL JUVENIL
LATINOAMERICANA”. Es el fruto maduro de todo un itinerario cumplido por la
Pastoral Juvenil a nivel latinoamericano. Después del II Congreso Latinoamericano de
Jóvenes en Punta de Tralca, Chile, 1996, en los Encuentros Latinoamericanos de
Responsables de Pastoral Juvenil en Argentina (febrero de 2001) y Ecuador (febrero
2003), se profundizó sobre los Procesos de Educación en la Fe, y la Militancia, en
relación con el Proyecto de Vida.

(2) En esta publicación intentan releer las propuestas presentadas en el libro


“Civilización del Amor, Tarea y esperanza” (1995), desde este nuevo enfoque
vocacional que ha aparecido y madurado en estos últimos años. “La Vocacionalidad es
una de las dimensiones de la Pastoral Juvenil que no ha obtenido todavía su merecido
espacio en nuestra reflexión pastoral. Con ella entendemos algo más amplio que la

Instituto de Pastoral Vocacional 33


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

“promoción vocacional”, normalmente más preocupado por el llamado a la vida


religiosa o sacerdotal que por la vocacionalidad propia de la persona cristiana”.
“Queremos también provocar un camino de reflexión que nos despierte y abra hacia
nuevos Horizontes. ¿Cómo?. Profundizando aspectos fundamentales: la Vocacionalidad,
el Proyecto de vida y la Militancia”.

(3) “Con la presente reflexión queremos resaltar la dimensión vocacional de la


Pastoral Juvenil. Si la Iglesia es la asamblea de los con-vocados por el Padre para vivir
y anunciar con Cristo y el Espíritu Santo el don del Reino de Dios, la Pastoral Juvenil
está llamada a ser el almácigo en el que se siembra, cuida y crece la semilla de la
vocación personal, cuyo descubrimiento, posterior aceptación y vivencia es clave para
la extensión y afianzamiento de la Civilización del Amor”. (Mons. Bargalló y P.
Armelín en el Prólogo).

(4) La Pastoral Juvenil Latinoamericana presenta el “PROYECTO DE VIDA” como


un aspecto concreto, instrumental y preciso de la Pastoral Vocacional dentro de las
opciones pedagógicas con que se encaran los procesos de educación en la fe y la
militancia.

6. Del reclutamiento vocacional a la misión compartida.

(5) La verdad es que hacia los años 40 fueron muchas las vocaciones que surgieron
de la entonces floreciente Acción Católica. Con la invitación de Juan XXIII a las
Iglesias europeas para que enviasen agentes de pastoral, muchas diócesis se confiaron
en la ayuda de sacerdotes y religiosos venidos de fuera. Los que llegamos a América
Latina en aquellos años teníamos muy claro que nuestra tarea no era de suplencia, sino
de formar agentes multiplicadores. Por eso se abrieron seminarios y casas de formación,
escuelas de catequesis, escuelas de ministerios, etc.

(6) En el florecimiento vocacional que comienza en los años 50 podemos distinguir


varias etapas que en parte coinciden con fenómenos similares en todas las Iglesias:
 Comenzó así una época de “reclutamiento vocacional”. La pastoral vocacional
consistía en abastecer de vocaciones sacerdotales y religiosas (preferentemente
de preadolescentes) los seminarios y casas de formación. Esta etapa sigue
funcionando todavía en las zonas más pobres y con menos oportunidades
económicas o profesionales.
 Después vino la “pastoral juvenil vocacional” que se entendió de dos maneras
diferentes:
 A unos les pareció que se trataba de poner un marco a la pastoral
vocacional tradicional; es decir, había que desarrollar la pastoral juvenil
para realizar luego en ella el “reclutamiento” de las vocaciones
sacerdotales o consagradas.
 Otros comprendieron (y bien) que la pastoral juvenil era la nueva
identidad de la pastoral vocacional; es decir, el esfuerzo había que
ponerlo en desarrollar la pastoral juvenil, pero con la dimensión
vocacional, de principio al fin de los procesos pastorales de la PJ, de
modo que cada joven pudiera encontrar su específica vocación cristiana,
como la forma de vivir el seguimiento de Jesús.

Instituto de Pastoral Vocacional 34


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

(7) Si bien la pastoral vocacional no se agota, ni mucho menos, en la Pastoral


Juvenil, la juventud es el “kairos vocacional”, es el tiempo en que se hacen las grandes
opciones vocacionales. Es el tiempo en que se puede responder a estas dos preguntas
fundamentales: ¿Quién soy? ¿Qué quiero ser?. Desde la psicología evolutiva y los
procesos de fe, éste es el momento oportuno, aunque Dios llama cuando quiere y todas
las etapas de la vida tienen su dimensión vocacional.

7. Ecología vocacional.

(8) La propuesta actual es que, tanto en la pastoral juvenil, como en los otros
ámbitos donde se desarrolla la pastoral vocacional, ésta se realice en función de “una
misión compartida”. Es decir, la vocación se presenta en un nuevo contexto de
interrelación entre las diferentes identidades eclesiales en torno a la misión, señalando
así su motivación central, que no es otra que la misión de la Iglesia, al servicio de la
cual están todas las vocaciones. Dios nos llama para la misión, y la Iglesia nos convoca
para la misión, para la evangelización.

(9) También para la vocación sirve el concepto de globalización, que solemos


expresar hablando de una Iglesia “toda ella vocacional”. Esto nos impone una
mentalidad “holística”. Todas las vocaciones son importantes en la Iglesia, todas
necesarias para la evangelización. Pero al mismo tiempo hemos de tener una mentalidad
“ecológica”. Cuando desaparece, o escasea una vocación, las otras también se resienten.
Algunos hablan, por ejemplo, que en algunos lugares de Europa ya no se puede hablar
de escasez de sacerdotes. Hay escasez de laicos. La mayoría de los sacerdotes atienden a
la mitad de fieles que la que atendían hace 20 años. No hay laicos, no hay vocaciones
laicales (Greshake en “Ser sacerdote hoy” Sígueme. Salamanca 2003).

(10) Estamos ante un nuevo “ecosistema” eclesial que es muy diferente al de hace
unos años, también en Latinoamérica, aunque el proceso es más lento. La supervivencia
de la Pastoral Vocacional depende de su capacidad de adaptarse a este nuevo
ecosistema. Hay algunos que, frente a estos desafíos, prefieren mirar al pasado e imitar
los tiempos gloriosos de la pastoral vocacional. Repiten o readaptan métodos que, a la
corta o a la larga, no dan resultado. Así estamos comprobando que en muchos agentes
de pastoral vocacional se produce lo que el Papa llama “la patología del cansancio”.
Hacen una Pastoral Vocacional que ya está perimida.

(11) Algunos se deslumbran ante el aparente éxito que tienen los que se han
refugiado en una actitud militantemente reaccionaria a los cambios. De hecho hay muy
pocas “novedades” en pastoral vocacional. Las que hay, casi siempre, son refritos de los
clásicos métodos de reclutamiento. Pero también existen los que se sitúan en el presente
en una actitud positiva e intentan adelantarse a preparar y construir el futuro, sin
amedrentarse ante el salto en el vacío que a veces suponen los cambios. Estos son los
que optan por una ecología vocacional. Algunos “nuevos movimientos” han intuido
algo de esto, ya que incluyen en sus filas, de una manera u otra, a laicos, consagrados o
no, matrimonios, religiosos activos y contemplativos, etc.

(12) La propuesta “ecológica” supone la “inclusión” de todos los carismas y


vocaciones en la misión evangelizadora de la Iglesia. Cada uno tiene una funcionalidad
específica, una forma característica de evangelización. Todos juntos pero no revueltos.

Instituto de Pastoral Vocacional 35


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

8. La nueva propuesta de la pastoral juvenil latinoamericana.

(13) Sin ánimos rupturistas y como fruto de un proceso de madurez teológica y


pastoral, la pastoral juvenil latinoamericana hace una propuesta que considero muy
válida, aunque no sea la única, entre tantos ensayos como se vienen haciendo. Todos
sabemos que las nuevas propuestas pastorales no suponen necesariamente la
desaparición de las ya existentes.

(14) Esta propuesta tiene como base una nueva autocomprensión de la Iglesia:
 Comunión de comunidades, toda ella ministerial, donde todos tienen una igual
dignidad que da el Bautismo. El Congreso Vocacional Brasileño (2003) tuvo
como lema “El Bautismo fuente de todas las vocaciones”.
 En la Iglesia todos son protagonistas de la evangelización, y no sólo objeto de
evangelización. Los laicos no son, como antes, el brazo largo de la jerarquía,
sino que tienen una “vocación específica”, porque tienen su forma propia de
evangelizar, diferente a la de los sacerdotes y religiosos, pero igualmente
necesaria para la construcción del Reino.
 El sacerdocio común de los fieles y el ministerial, se ordenan el uno al otro, sin
que supongamos preeminencia de ninguno de los dos.
 Cada uno, desde su vocación, su carisma, su ministerio, se convierte en signo
para los demás (eco-sistema). Todos comparten la única misión de la Iglesia,
todos son evangelizadores.
 La llamada radicalidad evangélica se presenta como característica bautismal que
se puede vivir en cada una de las vocaciones cristianas. De hecho se impone una
revisión de los textos escriturísticos vocacionales, que aplicamos reductivamente
a las vocaciones religiosas o ministeriales y que se refieren, en casi todos los
casos, a los seguidores de Jesús, en cualquiera de las vocaciones.

(15) Todos estos presupuestos teológicos son los que exigen el “salto cualitativo” del
que habla del documento “Nuevas vocaciones para una nueva Europa”.

(15) Todos estos presupuestos teológicos son los que exigen el “salto cualitativo” del
que habla del documento “Nuevas vocaciones para una nueva Europa”.

9. Opciones pedagógicas para la madurez en la fe y la opción vocacional.

(16) En la PJ latinomericana se ha hecho la opción por desencadenar un proceso


comunitario de formación que quiere partir de la fe, para llegar a la madurez de la fe,
cultivando al mismo tiempo cinco dimensiones formativas.

(17) La PJ sueña con una Iglesia que:


 Promueva el encuentro personal y comunitario con Jesucristo que nos envía a ser
anunciadores de la Buena Nueva.
 Una Iglesia coherente y testimonial que anuncie el evangelio con hechos y
palabras.
 Encarnada en la realidad, que escuche y responda a los gritos, necesidades de
nuestros pueblos, solidarizándose con sus luchas, denunciando lo que no
dignifica a los hombres.

Instituto de Pastoral Vocacional 36


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

 Al servicio de la promoción de la dignidad humana y del proceso de liberación


histórica de los pueblos.
 Una iglesia que acoge a los jóvenes, los valora y los ama. Reconoce el
protagonismo juvenil y su fuerza militante. Respeta sus diferencias.
 Una Iglesia de comunión y participación donde los pastores dialogan y confían
en los jóvenes, favorecen el protagonismo juvenil, desde, con y para los jóvenes.
 Una Iglesia comunidad de comunidades, que da prioridad a la formación de
pequeñas comunidades en los ambientes culturales y específicos de los jóvenes,
acompañándolos en la elaboración de un proyecto de felicidad.
 Que trabajando con instituciones de la sociedad civil, irrumpe como profeta en
las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales, para transformarlas.
 Festiva. Que celebra el acontecer de Dios en la vida, en la realización personal y
en los proyectos sociales, a través de la Oración, la escucha de la Palabra y la
vivencia de la Eucaristía.

(18) Desafíos:
 Ser una Iglesia profética, no tanto por las denuncias, cuanto por el anuncio
vigoroso de la comunión y participación, en la unidad y en la diversidad.
 Una Iglesia con presencia maternal entre los jóvenes, especialmente con los
excluidos, que aprende a tener espacios de comunión y participación.
 Que practica la pedagogía incluyente del Evangelio, servidora de la sociedad, en
tareas de reconciliación anunciando la justicia, la verdad y el amor.

(19) Desde la PJ:

Soñamos con una PJ que:


 Fomenta, vive y asume las opciones pedagógicas latinoamericanas, organizada y
sistematizada en sus procesos.
 Generadora de procesos de educación en la fe, formación integral que los
acompañe hacia la militancia; que concrete un proyecto de vida que incluya la
participación ciudadana: social, política, cultural y eclesial.
 Articulada, orgánica y planificada, en la que al participar en la coordinación y
organización los jóvenes vayan madurando en la corresponsabilidad y servicio,
de comunión y participación, para una mejor evangelización del mundo juvenil.
 Una PJ misionera que evangeliza los ambientes específicos donde se desarrollan
los jóvenes y pasan la mayor parte de su tiempo.

(20) Desafíos:
 Si se continúa con un PJ que sale al encuentro de los jóvenes considerando sus
intereses, búsquedas, etc. Y propone a Jesucristo como sentido y respuesta de su
vida, se contribuirá a su desarrollo integral, a la concreción de su proyecto de
vida y a su compromiso por transformar la realidad en que viven.
 Si se continúa con una PJ que tenga objetivos y propuestas claras, que lleve a
acciones coherentes, concretas, eficaces, que garantiza la adhesión y el
seguimiento de Jesús, se contará con formas adecuadas de evangelización.
 Si se sigue con la opción preferencial por los jóvenes pobres, dándoles espacios
de participación y formación, respetando su diversidad, podemos garantizar el
protagonismo juvenil en la Iglesia.
 Si la PJ no propone un Proyecto de vida que se concreta en un compromiso
social, político, económico, eclesial, cultural, no habrá jóvenes felices que

Instituto de Pastoral Vocacional 37


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

intervengan en la construcción de un orden social más justo y del Reino de Dios.


 Si la PJ no involucra a la familia como primera educadora y transmisora de
valores, no podrá brindar una formación adecuada a los jóvenes.
 Si la PJ continúa con una espiritualidad encarnada fundamentada en el
encuentro personal y comunitario con Dios, se tendrá una espiritualidad que une
fe y vida llevando a un compromiso transformador.
 Si la organización de la PJ no favorece experiencias y espacios para la iniciación
de los jóvenes en compromisos evangelizadores y solidarios ellos no podrán
madurar sus inquietudes vocacionales de servicio.

10. el proyecto de vida como proceso.

(21) En esta última etapa de reflexión de la PJ en América Latina, el proyecto de


vida se ve como el instrumento pastoral a través del cual se puede llegar a realizar este
sueño de una Iglesia al servicio del Reino y de unos cristianos que lleguen a una opción
vocacional dentro de ella con madurez. Así lo vocacional no queda en un aspecto de la
PJ, sino que se convierte en la vocación de la PJ.

(22) Planificando el proceso vocacional. Se busca una PJ que acompañe a los jóvenes
en su proceso personal y grupal de crecimiento, en el descubrimiento de su vocación, en
el discernimiento, realización de su proyecto de vida y en la concreción de su
compromiso militante.
A lo largo del proceso de formación personal y comunitaria se promueve el
crecimiento y la maduración en estas cinco dimensiones.

Instituto de Pastoral Vocacional 38


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Instituto de Pastoral Vocacional 39


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Capítulo 5:
Opciones pedagógicas de la PJ.

1. Los ejes del itinerario formativo.

Durante muchos años las visiones parcializadas de evangelización generaron


itinerarios educativos, siempre parcializados y sesgados hacia algunos de los aspectos
que integran la evangelización. La experiencia de la PJ en América Latina ha llevado a
la integración de su tarea educativa en cuatro ejes o dimensiones formativas. En Brasil
añaden dos más (formación política y conducción) que pueden integrarse en el eje
socialización.

Visión sincrónica:

 Dimensión psicoafectiva: ser, poseerse, donarse en el amor.


 Dimensión social y cultural: convivir, comunicarse.
 Dimensión Política: Situarse, comprometerse históricamente.
 Dimensión mística o teologal: Trascenderse
 Dimensión técnica - Metodológica: Hacer - construir.
Son las cinco dimensiones de la formación integral que es la primera opción
pedagógica de la PJ.

2. Personalización. Dimensión psicoafectiva.

(24) "Llamados por nuestro propio nombre".

Es una constante búsqueda de respuestas a la pregunta ¿Quién soy yo?.

Incluye:
 El autoconocimiento: mis intereses, valores, aspiraciones, historia, derecho,
valores, sentimientos, limitaciones y defectos.
 Autocrítica: revisión personal y búsqueda de superación. Coherencia de vida.
 Autovaloración: descubrimiento de la dignidad personal, autoestima y actuación
como sujeto libre.
 Autorealización: sentirse amado y capaz de amar; ternura y jovialidad; saberse
constructor de su propio futuro. Opción vocacional y profesional.

La relación familiar, la búsqueda de amistad, la sexualidad, el descubrimiento de


la vida... son cuestiones directamente relacionadas con el proceso de personalización.

En primer lugar un cristiano maduro, es alguien que ha alcanzado una madurez


personal, capaz de conocerse y aceptarse a sí mismo, de establecer buenas relaciones
con los demás, que va haciéndose cargo de sí mismo. A este aspecto lo llamaremos
PERSONALIZACION porque se trata del proceso de ir haciéndose cada vez más

Instituto de Pastoral Vocacional 40


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

persona, puesto que ese el proyecto de Dios para cada uno. Los objetivos a lograr en
este eje serían:
 Ejercitar la autoconfianza y la acogida a otros, experimentando la necesidad de
apoyo mutuo para crecer.
 Afianzar el proceso de identidad personal, favoreciendo la autoaclaración en las
relaciones consigo mismo y con los demás.
 Favorecer la elaboración de un proyecto personal de vida, fruto de una
apreciación realista de las potencialidades personales que facilite el proceso de
maduración personal.

3. Integración socio- cultural.

(25) Crecimiento grupal: "Convocados a ser jóvenes con otros jóvenes".

Corresponde a la dimensión psicosocial. Es la capacidad de descubrir al otro - en


cristiano, a un hermano- al que queremos conocer y con el que deseamos comunicarnos
y establecer una relación profunda.

En el caso de la pastoral juvenil-vocacional, que opta por el grupo como


instrumento pedagógico principal, el proceso de integración es antes que nada el
proceso que lleva a la cohesión grupal. La dinámica de integración pretende pasar del
simple encuentro o reunión al grupo, y de éste a la comunidad.

Este aspecto importante, se refiere al hecho de que este proceso comunitario lo


vivimos en un pequeño grupo, de modo que también es importante el CRECIMIENTO
GRUPAL. Se trata de conocernos, de querernos, de superar roces y conflictos, de
trabajar juntos, de acompañarnos mutuamente en nuestras experiencias de vida. En este
grupo se hace la experiencia de la fraternidad inicial que nos hace capaces de vivir la
fraternidad universal, a la que Dios nos invita. Los objetivos de este eje serían:
 Propiciar la iniciación a la vida comunitaria, fortaleciendo la integración grupal
y la identidad grupal.
 Fortalecer la identidad comunitaria, favoreciendo la aceptación mutua en un
clima de convivencia fraterna que facilite la resolución positiva de las
dificultades inherentes al afianzamiento grupal.
 Fortalecer la madurez de la comunidad expresada en la cohesión grupal, el
encuentro interpersonal con calidad afectiva y en la corresponsabilidad.

4. Dimensión política: "Convocados a crear la civilización del amor".

(26) Supone asumir los aspectos positivos de la propia cultura, tener identidad
social.

Corresponde a la dimensión socio-política. Quiere responder a las preguntas:


¿dónde estoy? ¿Qué hago aquí? Se trata de ayudar al joven a descubrir el mundo en el
que vive y su propio lugar en él como sujeto de la historia, y a transformarlo de acuerdo
a los valores del Reino. Incluye fomentar el sentido crítico y la capacidad de analizar la
realidad; el conocimiento de las diversas ideologías y de la doctrina social de la Iglesia,

Instituto de Pastoral Vocacional 41


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

ayudando al joven a integrar el compromiso socio-político en su propia experiencia de


fe.

La dimensión social se daría a través de los siguientes pasos:


 sensibilización: ponerse en contacto con la realidad;
 análisis de la situación: conocer la realidad e interpretarla;
 organización actuación: formar parte de las estructuras de cambio; crear
alternativas articuladas en dichas estructuras.

Un segundo aspecto importante de la madurez cristiana, es el darse cuenta de


que no somos islas, que vivimos relacionados con otras personas, que hemos nacido y
vivido en una red grande de relaciones, personas que nos han ayudado a crecer y con las
que tenemos también un compromiso. Se trata de darnos cuenta que somos parte de un
pueblo, y que Dios espera que cumplamos un papel en este nuestro pueblo. A este
aspecto lo llamamos SOCIALIZACIÓN, puesto que se trata de ir descubriendo y
viviendo conscientemente la dimensión social de nuestra vida, nuestra sociabilidad.

Los objetivos de este eje podrían resumirse así:


 Desarrollar el sentido de pertenencia y cariño por su pueblo.
 Desarrollar una conciencia lúcida acerca de los valores culturales adquiridos en
el medio social y fortalecer la práctica de valores alternativos.
 Reconocer y ejercitar la capacidad de optar y actuar organizadamente,
asociándose críticamente a las fuerzas que hagan presente un proyecto
alternativo de convivencia social.

Pasos que han de darse:

 Sensibilización.
De adolescente se tiene una conciencia ingenua y deformada, encerrada en el
mundo de sus conflictos personales. El joven percibe los problemas sociales y toma
actitudes de compasión y solidaridad. No hay que desperdiciar esta etapa que ha de
superarse progresivamente.

 Concientización.
De la compasión y de las pequeñas acciones llevarlos al descubrimiento de las
causas estructurales y a la realización de acciones más transformadoras. La conciencia
crítica debe partir de las necesidades sentidas, de la realidad percibida y de las acciones
realizadas.

 Organización – Movilización.
Comienza por la participación en movimientos populares y termia en el
compromiso de acción organizada del pueblo para la transformación de la sociedad. La
creación de organizaciones.

5. Dimensión mística o teologal. Evangelización.

(24) Es un proceso de educación en la fe. Responde a la sed de Dios y a la pregunta


¿Para qué existo?.

Instituto de Pastoral Vocacional 42


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Consiste en ayudar al joven a asumir a Dios como el absoluto de su vida


personal y de la historia. En el caso de la Pastoral juvenil comprende:

Evangelización.
Crear las condiciones para la acogida del mensaje salvador. Tomar conciencia de
la necesidad ce salvación personal y social. Desmitificar las falsas imágenes de Dios y
de la Iglesia.

Re-evangelización.
El anuncio de Jesucristo mediante una catequesis adecuada. Debe llevar a una
primera conversión que se manifiesta en el cambio de mentalidad y de vida. En la
adhesión a Cristo liberador, a su Reino y en la conciencia de ser Iglesia.

Iniciación en la Comunidad de Fe.


Se trata de profundizar, manifestar y celebrar comunitariamente la primera
conversión de manera más madura y participativa. Manifiesta que es Iglesia en tres
campos:
 Catequético: profundizando en el Misterio de Cristo y su Iglesia para dar razón
de su fe.
 Litúrgico: celebrando con su pueblo los momentos litúrgicos fuertes,
especialmente en los sacramentos, que va relacionando con su vida.
 Profético: confrontando la vida personal y social con el Evangelio; asumiendo el
anuncio, la denuncia profética y la acción solidaria con los pobres. La fe se hace
mística cuando se concreta en un compromiso de vida como fruto de una actitud
de búsqueda de la voluntad del Padre, al estilo de Jesús. Esto supone recordar el
camino recorrido como Éxodo y Pascua en un proceso de discernimiento
vocacional. Ese compromiso será vivenciado en la vida Laical, Religiosa o en el
Ministerio Ordenado.

6. Concientización. Capacitación técnica.

(25) Intenta responder a la pregunta “¿Cómo hacer?” Gran parte de las dificultades de
los animadores de grupos y de las organizaciones populares tienen su origen en la falta
de capacitación de sus agentes en la definición y coordinación de sus estrategias de
acción. Entendemos por capacitación técnica: de los grupos de iniciación, de los
coordinadores, asesores y militantes en la planificación, ejecución y revisión de la
acción. Capacitación Técnica en vista de un proyecto político en función de la
transformación de la realidad y la construcción de una nueva sociedad. Líderes para la
militancia en los movimientos y organizaciones de transformación social, con una
práctica democrática y participativa. Capacitación técnica en vista de un proyecto de
Pastoral Juvenil. Capacitación de animadores y asesores para la militancia interna,
garantizando la eficacia y la continuidad de los procesos pastorales.

Tiene su inicio desde el ingreso al grupo, y continúa en la práctica en el grupo de


la dinámica acción reflexión, actividades formativas complementarias y en la acción de
la comunidad.

(26) Pasos del proceso.


 Participación: los jóvenes llegan al grupo sin ninguna experiencia de

Instituto de Pastoral Vocacional 43


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

participación y con dificultad de comunicación. El primer momento será de


recuperar la palabra y aprender a vivir en grupo, participar, trabajar en conjunto.
Exige de los animadores crear ambiente favorable y técnicas adecuadas.
 Acción – Coordinación: de asumir pequeñas tareas, el joven pasará a ser capaz
de liderar acciones y coordinar actividades.
 Planificación - Organización: ser capaz de organizar la acción grupal, contribuir
eficazmente a la organización de la comunidad y de la sociedad, de modo
democrático y participativo.

Esta es la tarea de los asesores, planificar y acompañar el proceso respetando


etapas e integrando las cinco dimensiones. Estas dimensiones no ocurren en tiempos
sucesivos o etapas marcadas, sino que se dan las cinco al mismo tiempo, en todas las
etapas, en todas las reuniones. Son sincrónicas, no diacrónicas.

Este proceso, que se realiza en sucesivas etapas -que llamamos nucleación,


iniciación y militancia- busca llevar al joven a elaborar y definir un proyecto de vida
que concrete su orientación vocacional.

Para que el proceso pueda realizarse, es necesario acompañar a los jóvenes y a


los grupos. Ambos necesitan contrastar sus opciones con alguien que les pueda
iluminar, ayudar a discernir, indicar caminos nuevos, remitir a otras experiencias,
colaborar para enfrentar las situaciones y estimular para purificar motivaciones y
actitudes.

Es un acompañamiento continuo y perseverante, realizado por personas


sacerdotes, religiosos o laicos con madurez humana, con vivencia vocacional de su fe y
con preparación para esa misión eclesial; capaces de situarse en la realidad y en la vida
del joven, de dar un testimonio de compromiso que motive y de hacer presente el amor
y la predilección del Padre expresados a través de una Iglesia que los acompaña y los
quiere. Es un acompañamiento de hermanos mayores, fieles a Dios y a los jóvenes,
capaces de dialogar con ellos y de establecer relaciones personales que aseguren su
respuesta libre al llamado de Dios.

Por este camino pueden encontrarse respuestas a lo que plantea el tercer objetivo
del Congreso: “profundizar Itinerarios permanentes de formación juvenil en la
comunidad cristiana y evidenciar las más adecuadas líneas de acompañamiento de los
jóvenes en búsqueda vocacional frente a la sociedad moderna”.

Algunos podían preguntarse si esta propuesta no es demasiado "ideal" y muy


difícil de concretarse en !a realidad. Pero se puede responder que es la propuesta que
está animando hoy la Pastoral Juvenil Orgánica de todos los países del continente. Lo
que si habría que preguntarse es hasta dónde ha sido impulsada y promovida a partir de
la opción preferencial por los jóvenes hecha en Puebla, que Santo Domingo evaluó
como una opción que, después de más de diez años, era todavía mas “afectiva" que
''efectiva”. Por eso insistió que la misma "debe significar una opción concreta por una
pastoral juvenil orgánica, donde haya acompañamiento y apoyo real con diálogo mutuo
entre jóvenes, pastores y comunidades" y propuso dedicar "mayores recursos personales
y materiales por parte de las parroquias y de las diócesis” (Sto. D.114). Sin recursos
para una real y efectiva Pastoral juvenil es muy difícil obtener frutos en la Pastoral
Vocacional.

Instituto de Pastoral Vocacional 44


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

7. Las relaciones entre pastoral juvenil y pastoral vocacional.

La Pastoral Juvenil Latinoamericana tiene bien claro pues, que quiere promover
procesos de educación en la fe que integren la definición vocacional, pues sin ella la
maduración humana y cristiana de los jóvenes quedaría trunca.

Y eso porque cree que las vocaciones surgen allí donde se dan procesos que
permiten a los jóvenes encontrarse personalmente con el Señor Jesús, descubrir las
necesidades del mundo y de a iglesia, recibir propuestas vocacionales concretas y ser
contagiados por el testimonio entusiasta de quienes los acompañan.

Es la misma convicción del Documento de la Congregación para la Educación


Católica (70), refrendada por la constatación del Documento de Trabajo del Congreso:
"la Pastoral Juvenil ha dado muchas vocaciones a la Iglesia".

Una Pastoral juvenil realizada de la manera que se ha presentado aquí tiene


muchos puntos de encuentro con elementos fundamentales de una Pastoral Vocacional.

 El llamado del Señor es siempre concreto y se encarna en la situación real de


cada persona. "Vocación" y "proyecto de vida" son dos aspectos de una misma
realidad: la llamada de Dios a través de signos que se interpretan a la luz de la fe
y el camino de realización intuido, descubierto, asumido y elaborado por la
persona.
 El método ''ver-juzgar-actuar-revisar-celebrar'' y la experiencia grupal y
comunitaria crean hábitos de discernimiento que capacitan para la respuesta
vocacional.
 La acción directa en favor de los demás es un ejercicio de entrega, un encuentro
con las necesidades de los hermanos y una experiencia de la fuerza liberadora de
la acción de Dios.
 La reflexión sobre el propio proyecto de vida entrena para una actuación gozosa
de las opciones realizadas en respuesta a las necesidades de la Iglesia y de la
sociedad.
 La relación personal con un asesor ayuda a descubrir las propias disposiciones e
inclinaciones y a hacer coherentes las respuestas.

Todo grupo juvenil así trabajado, se convierte en "vocacional". Por eso, el


Documento de la Congregación para la Educación Católica afirma que "los grupos
juveniles poseen por su misma naturaleza una pedagogía mas apta para favorecer las
vocaciones sacerdotales, religiosas, misioneras y laicales consagradas, precisamente
porque cooperan más directamente en el ministerio pastoral y, por lo unto, en la vida y
misión de la iglesia"(86).

De ahí que - como plantea el mismo Documento - haya “quienes exigen haber
formado parte de grupos juveniles para entrar al seminario” (86), porque son
conscientes de que "una, opción vocacional no madura solamente a través de
experiencias esporádicas de fe, sino de un paciente camino espiritual". De ahí, también,
que se consideren "inaceptables" aquellas formas de reclutamiento” que no tienen en
cuenta estos procesos de discernimiento.

Instituto de Pastoral Vocacional 45


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

De lo dicho anteriormente, se deduce que no cualquier actividad que se realiza


con jóvenes puede considerarse como Pastoral Juvenil. No puede hablarse de Pastoral
juvenil donde prevalece el actuar por el actuar y se cae en un activismo sin contenidos
ni procesos.

Del mismo modo, para ser eficaz, la Pastoral Vocacional deberá ser capaz de
acompañar a los jóvenes, partiendo de sus situaciones concretas y comprendiéndolos en
la cambiante realidad cultural en la que viven. "Es indispensable estar en contacto
directo con ellos, conocer sus aspiraciones, su lenguaje, su mundo, que sentido dan a sus
vidas y a sus vivencias de fe (85).

Hay que reconocer que el ambiente de la cultura actual no es el más favorable


para animar procesos de formación juvenil y vocacional. Los jóvenes están hoy muy
golpeados por los problemas de su familia y del contexto social. No tienen identidad
clara, escapan de los ambientes formales donde no pueden desarrollar relaciones
interpersonales; quedan indecisos ante las propuestas de la publicidad y de la sociedad
plural, tienen dificultades para tomar decisiones y afrontar compromisos duraderos, se
encuentran con pocas bases para entender su vida y su fe.

Pero también hay jóvenes que reaccionan contra esa realidad (Sto. D. 112),
quieren ser protagonistas de su vida y de su historia, buscan nuevos sentidos y están
abiertos a la pregunta religiosa, sueñan con una sociedad que valorice la amistad la
cultura la vida, la fiesta, la naturaleza. No quieren más documentos y doctrinas sino
experiencias capaces de llenar de sentido sus vidas. No quieren más estructuras rígidas e
institucionalizadas, sino ámbitos donde sea posible vivir relaciones humanas
espontáneas, auténticas e igualitarias.

En una sociedad donde la familia parece influir cada vez menos en la formación
de los jóvenes, los grupos juveniles se convierten en ámbitos privilegiados para
responder a muchas de estas solicitudes y proponer un estilo de vida alternativo,
fundado en los valores del Evangelio.

Toda Pastoral juvenil que procure ayudar al joven a descubrir su vocación como
proyecto de vida, necesita de la Pastoral Vocacional para iluminar y llevar a buen
término ese proyecto. Toda Pastoral Vocacional que procure desarrollar una propuesta
educativa, necesita de una Pastoral Juvenil que la apoye y la sostenga. La Pastoral
Vocacional no entroncada en la Pastoral Juvenil puede producir algunos resultados
inmediatos, pero pronto se reconocerá ineficaz y hasta peligrosa por la desorientación
que puede provocar en los jóvenes y por el desgaste de energías a que somete a los
agentes pastorales.

La Pastoral Vocacional no podrá ser un conjunto de acciones aisladas al margen


de la Pastoral juvenil, pues forma parte de su proceso. Cumpliendo su misión
orientadora, le estará recordando constantemente la meta a la que esta debe llegar la
Pastoral Juvenil, por su parte, terminará en Pastoral Vocacional. Cumpliendo su misión
preparará el camino para que los jóvenes puedan descubrir el lugar específico en el que
Dios los llama para construir el Reino. Ambas pastorales, por tanto, se necesitan
mutuamente.

Instituto de Pastoral Vocacional 46


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

8. El grupo o la comunidad juvenil.

(27) Segunda opción pedagógica de la PJ.

Los grupos pueden crearse en los diversos “ambientes” o “medios” donde los
jóvenes viven sus diversos intereses. La adolescencia tiene un deseo enorme de liberarse
de la familia, encontrar autonomía y empezar a construir sus proyectos. En el grupo se
construyen relaciones con los iguales y se establece la propia identidad.

Qué es un grupo.

El grupo tiene un objetivo común, pero cada participante tiene su identidad, su


pensamiento, su opinión. Pero va interiorizando al otro dentro de sí.
La familia es nuestro grupo primario, y a lo largo de la vida vamos construyendo
grupos secundarios. El grupo o comunidad juvenil es uno de los fundamentales. El
grupo es, como dice el P. Tonelli (Profesor de Pastoral Juvenil en la Pontificia
Universidad Salesiana de Roma), como un nuevo vientre materno en el que se va
gestando la nueva identidad del joven. En él se le devuelve la palabra, se entrena en el
liderazgo, va creciendo en todas las dimensiones arriba explicadas y lo prepara para la
inserción protagónica en la sociedad y en la Iglesia.

Características de un Grupo.

 No es la suma de individuos. Es una nueva entidad con leyes y mecanismos


propios.
 Los integrantes están reunidos en torno a una tarea común.
 El tamaño de un grupo debe permitir la comunicación visual, auditiva y
conceptual.
 Tan importante es que el grupo esté al servicio del individuo, como viceversa.
 Aunque cada grupo tiene una identidad genuina, es indispensable que queden
claras las identidades de cada uno.
 Existen dos fuerzas contradictorias, una de cohesión y otra de desintegración.
 Existe una interacción afectiva que asume diversas formas.

Instituto de Pastoral Vocacional 47


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Los tres momentos de un grupo.

 De la toma de conciencia, donde las dificultades son vistas de forma transitoria.


Es el momento de la sensibilización.
 Del diagnóstico, donde se descubren las causas que influyen en el
funcionamiento del grupo. Se pierde la conciencia ingenua y aparece la
conciencia crítica.
 De la actuación, que tiene claros los objetivos y toma postura frente a las
diversas situaciones.

Evangelizar en grupo.

Así lo hizo Jesús, creó el grupo de “Los 12”. Los que llevaban una “forma de
vida apostólica”. En PJ no hay verdadero grupo si no está vinculado con algún conjunto
orgánico de la Iglesia. Se necesitan vínculos visibles. Esta vinculación orgánica permite
a los participantes del grupo abrirse a la universalidad de la Iglesia.

Proceso Grupal.

En el proceso de crecimiento del grupo encontramos que tiene tres etapas:


convocatoria, nucleamiento, iniciación apostólica como militantes en la Iglesia y en la
sociedad; pero no vamos a entretenernos en describirlas.

9. Otra opción pedagógica: acompañamiento y asesoría.

(28) La asesoría es el ministerio de acompañar, en nombre de la Iglesia, los procesos


de educación de la fe en los jóvenes. El asesor provoca para crecer. Una de las
herramientas es la revisión de vida y la revisión práctica. Su tarea principal es la
planificación.

a. La planificación de los procesos en la fe.

Un camino de discernimiento vocacional.

Para llegar a un discernimiento vocacional es necesaria una actitud de


planificación, con pasos previstos. La acción espontánea dificulta la concreción de
objetivos.
En la planificación hay que formularse estas preguntas:
 ¿Qué metas queremos alcanzar?.
 ¿Qué estrategias? ¿Qué pasos se deben dar?.
 ¿Qué personas y equipos se deben involucrar?.
La vocacionalidad y el proyecto se van construyendo. El proceso de maduración
supone etapas. Estas etapas o momentos necesitan de una comprensión dinámica, y de
una descripción clara de las utopías y de las imágenes que tenemos de “persona”,
“Iglesia” y “sociedad”.

Instituto de Pastoral Vocacional 48


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Ir al encuentro de los jóvenes y dejarse interpelar por ellos.

No acercarse a los jóvenes para perpetuar nuestra institución: novicios,


seminaristas… Se trata de una invitación para vivir la gratuidad, escuchando sus
dolores, sus preocupaciones. Despojarnos de nuestros prejuicios para una mejor
comprensión de la realidad. Como Cristo.

b. Conocer la realidad de los jóvenes.

¿Quiénes son los jóvenes? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cuáles son las
tendencias de la realidad social que les afectan? ¿Qué grupos de jóvenes existen? ¿A
cuantos jóvenes llegan estos grupos? ¿Qué actividades desarrollan estos grupos?.

c. Convocar para vivir el camino.

La convocatoria es la dinámica que garantiza la vida renovada entre los jóvenes.


Supone: motivación, información, formación y propuestas apropiadas a su realidad
(arte, deporte) suponen actividades cortas y masivas.

Pero estas formas de convocatoria hay que realizarlas de forma orgánica y


convergente hasta llegar a la madurez en la fe. “Que los jóvenes evangelicen a los
jóvenes”. Es la dimensión misionera de la PJ.

Se pueden organizar misiones juveniles en los ambientes donde están los


jóvenes.

Para realizar esta ropuesta, la nucleación es el tiempo indicado para la


planificación y creación de los grupos. El grupo es una de las políticas educativas más
importantes. El grupo es sano cuando facilita estas experiencias:
 Relación e intercambio interpersonal.
 Formación y capacitación.
 Organización y planificación.
 Proyección social en el servicio ciudadano y evangelizador.
 La celebración y la fiesta.

Esto responde a las necesidades de maduración de:


 El propio mundo psicoafectivo.
 La comprensión de la realidad.
 La necesidad de estabilidad.
 La capacidad oblativa.
 La dimensión lúdica y del cuidado de la vida del planeta.

Las celebraciones son muy importantes (Aniversario del grupo).

Instituto de Pastoral Vocacional 49


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

10. Planificando la madurez para la fraternidad.

(29) Cada grupo tiene su historia: en un principio trabaja las relaciones


interpersonales y está centrado en ellos mismos. Trabajan la capacidad de escuchar y
hablar. Experimentan a Jesús como amigo.

Más tarde ya va incluyendo a los otros grupos que existen en la comunidad local
y en la Iglesia. La formación en la acción es clave para hacerse nuevas preguntas. Las
diferentes opiniones son causa de conflictos.

Cada vez se van identificando más con la persona de Jesús. Se aprende a


resolver los conflictos. Como Jesús van aprendiendo a ponerse al servicio de los otros
con gestos de solidaridad, compañerismo, amistad… Realizará actividades solidarias.

Ante estas nuevas responsabilidades frente a la sociedad muchos abandonan el


grupo porque se sienten impotentes y frágiles. Es importante evaluar las acciones y
revisar la vida para que se conviertan en experiencia de Dios.

En esta etapa de la vida comunitaria los jóvenes se hacen preguntas como estas:
¿Qué hago? ¿Cuáles son mis valores? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿En qué puedo
participar? ¿Qué puedo hacer?.

11. Iniciación a la militancia.

(30)
a. Planificando la madurez para la misión.

Las preguntas anteriores llevan hacia un compromiso para la misión. Pero se


necesitan plantear nuevas preguntas ante las estructuras para responder a esa realidad a
partir de la persona, la familia, el trabajo, la sociedad. La respuesta se da desde el
discernimiento vocacional. Es la etapa de iniciarlos en la militancia y en la opción
vocacional.

b. Concreción del proyecto de vida.

En el encuentro Latinoamericano de Quito del 2003 se definió como “un


compromiso personal de los que realizaron un proceso de educación en la fe, en grupo o
en otras instancias de la Pastoral Juvenil, en la transformación del ambiente donde
viven, a partir del testimonio y de actitudes frente a las estructuras de muerte que
limitan nuestra sociedad latinoamericana.”
La militancia es un proceso, pero también el punto de llegada de este proceso,
organizando y sistematizando el proyecto de vida que ayuda con mayor claridad y
decisión a intervenir en el mundo.

Instituto de Pastoral Vocacional 50


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

c. Estilo de vida del militante.

Es un estilo de vida que expresa la presencia de Jesús en sus palabras y actos.


Este supone:
 Pertenecer a un grupo. Experiencia de Iglesia.
 Tener conciencia crítica.
 Ser protagonista, capaz de diálogo y comunicación.
 Saber administrar los conflictos, respetar lo valores y visiones de otras personas.
 Realizar una acción reflexionada, contextualizada y organizada.
 Entregar su vida con espíritu de gratuidad.
 Estar consciente de las otras culturas y respetarlas.

d. Militancia: exigencias en el acompañamiento.

Reclama la presencia de alguien que le anime y ayude a procurar soluciones y


respuestas para las preguntas que, como nunca, hierven dentro del joven. Lo pueden
acompañar su grupo de referencia y personas que le ayuden en la búsqueda de felicidad,
coherencia y compromiso.

e. Militancia: exigencias de la formación.

Así como es tiempo de mucha actividad, es un tiempo de mucha formación.


Los jóvenes están trabajando en diferentes ámbitos de las organizaciones
sociales y, algunos, en partidos políticos o instancias gubernamentales. Hay que romper
con la desconfianza de que los jóvenes no están preparados.

f. Desafíos de la militancia a la PJ.

Esta última etapa de la PJ está requiriendo a la PJ itinerarios formativos que


faciliten la continuidad de las experiencias comunitarias con jóvenes mayores. Creación
de grupos de vida para continuar la formación pastoral en la integración de fe-cultura-
vida. Nuevas formas de evangelización con respecto a la ciudadanía y seguimiento de
Cristo, con una espiritualidad liberadora y una metodología de participación e
implicación de agentes. Reconocimiento de los nuevos desafíos que los jóvenes
militantes encuentran en su condición de jóvenes adultos. Procesos educativos con la
dimensión de compromiso social y político.

g. Militancia: exigencias en el acompañamiento.

Un acompañamiento integral, que abarque la teología, la política, la sociología,


la dirección espiritual, la planificación…
Faltan personas que escuchen, animen, cuestionen y lo hagan mezclando afecto
y competencia.

Instituto de Pastoral Vocacional 51


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

h. Se imponen.

Espacios comunitarios donde vivir la militancia. Como las primeras


comunidades cristianas. Que el que acompañe tenga su propia experiencia de militancia.
Que el militante sea acompañado en su proceso por la comunidad cristiana,
relacionados con la jerarquía. Ubicar su compromiso en referencia con su vocación. El
acompañamiento calificado de un asesor que le ayude a encaminar los conflictos, ser
amigo y testimoniar su fe.
Estar dispuesto a generar otro tipo de redes para otros mares, articulando a los
militantes del sector político, social, cultural.

i. Militancia: exigencias de organización.

La militancia es un “estado de vida” individual, pero comunitario. El desafío es


una organización de militantes. También integrarse en los organismos de la Pastoral de
conjunto. Para un trabajo en red: encuentro de la diversidad.

j. Función de la red.

Compartir experiencias. Profundizar en la espiritualidad y en la mística.


Desarrollar acciones conjuntas y agendas comunes. Repensar la militancia desde una
realidad cambiante.
El seguimiento de Jesús nace del encuentro personal con el Resucitado, que nos
desafía a ir mar adentro. Se trata de vivir lanzados en la profundidad del discernimiento
que nace de una opción fundamental por el Reino.

k. Proceso.

El proyecto de vida personal es un camino de opciones progresivas y de


discernimiento permanente. Dios nos habla en su palabra, en nuestra vida, en los demás,
en los acontecimientos históricos y sociales, en nuestra práctica pastoral.

l. Una necesidad vital.

El proyecto de vida es una invitación a tomar la vida en nuestras manos. La


ausencia de un proyecto de vida nos enfrenta a la dolorosa realidad de la pérdida de
identidad y a la falta de perspectivas de futuro, a la incapacidad de soñar.

Instituto de Pastoral Vocacional 52


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

m. La vida como misión.

El proyecto personal de vida es un camino que nos ayuda a asumir y a definir


nuestra vocación para seguir a Jesús, haciendo nuestra su misión a través de un
compromiso transformador de la realidad, como miembros de una comunidad de fe.

12. Puebla: camino vocacional (p.854).

(31) El documento de Puebla (en este año se cumplen sus bodas de plata) propone un
itinerario vocacional que puede servirnos como punto de referencia.

Todos los cristianos debemos realizarnos:


 Como hombres-mujeres.
 Como cristianos.
 Descubrir la vocación concreta (laico, consagrado, ministro…).

De este modo cumpliremos plena y orgánicamente, nuestra misión


evangelizadora.

a. Dar vida a la vida.

El proyecto de vida es la orientación organizada de los esfuerzo por dar vida a la


vida. Consiste en tomar conciencia de la realidad, buscar la verdad, reflexionar la vida,
elaborar la experiencia, crear orden y belleza, meditar, contemplar.

b. Fundamentación teológica.

Dios tiene un proyecto de amor de Padre que camina con su pueblo, del Hijo que
se hace camino, verdad y vida; y del Espíritu por el que no faltan las aguas que
revigoricen a todos los que descubrieron que la vida es caminar.

 Jesucristo es la encarnación del Proyecto de Dios para el ser humano. Un


proyecto de salvación y realización plena. Que todos sean felices, libres y
gratuitos. Hacer la voluntad del Padre. Anunciar y realizar el Reino de Dios
Padre. Para ello reunió al grupo de los 12.
 El proyecto de Jesús invita al seguimiento. Para los jóvenes es maravilloso
porque trae consigo el deseo de vivir en plenitud, porque conlleva la voluntad de
aceptarse y ser aceptado gratuitamente, nos hace sentirnos útiles y felices. La
diferencia entre las personas se da en la calidad de su proyecto de vida, de su
vocación.

c. Revisión de vida y revisión de práctica.

Es un método para construir personalidades definidas, con vocación de cristianos


comprometidos con la realidad y con el Reino. (Civilización del amor, tarea y
esperanza).

Instituto de Pastoral Vocacional 53


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Proyecto personal de vida

Mario González Jurado

¿Por qué un proyecto personal de vida como herramienta para el proceso de crecimiento
en la vida de fe de los/las jóvenes? ¿Para qué un proyecto personal?; ¿qué papel puede
jugar dentro de dicho proceso de crecimiento? ¿Cómo se puede plantear esta iniciativa
para que sea bien acogida y asumida? ¿Qué actores han de intervenir en la utilización de
dicha herramienta? ¿Siempre ha de ser igual la forma de afrontar un proyecto personal
de vida?

Alguna de estas preguntas puede formar parte de nuestras inquietudes como agentes de
pastoral juvenil. Detrás de nuestro trabajo pastoral siempre está la inquietud de
favorecer que cada persona descubra una nueva forma de contemplar y de vivir la
existencia, guiada por los valores del Reino. En nuestro propio caminar hemos ido
utilizando una serie de mediaciones que nos han ayudado a ello: vivir un proceso de
crecimiento en grupo, contar con el testimonio de otros hermanos/as mayores y, entre
otros, haber realizado un proyecto personal de vida a través del cual hemos vehiculado
nuestro propio crecimiento guiados por el Espíritu.

Si yo he descubierto en mi proceso que la actitud de servicio es fundamental para


crecer, éste es mi principal argumento para saber que a los/las chavales/as que
acompaño también les será de utilidad. Otra cuestión será la forma y manera de plasmar
y de vivir dicha actitud en personas de otra generación y con distinta sensibilidad a la
mía. De igual modo ocurre si he descubierto el valor de recurrir a un proyecto personal
de vida (en adelante PPV).

Si yo no he trabajado nunca un PPV o lo he hecho con un resultado infructuoso, tal vez


sea mejor que me plantee si estoy en una situación idónea para proponérselo a otros,
porque “nadie da lo que no tiene”.

En todo caso, que estas líneas que vienen a continuación puedan servir tanto a los que
están convencidos como a los dudosos del valor del PPV, para recibir nuevas ideas que
alimenten nuestro trabajo pastoral.

1. ¿Por qué un PPV?

Los seres humanos nos percibimos como seres abiertos, en construcción, por hacer. En
suma, somos un proyecto de vida, nos lo planteemos o no de un modo abierto y
consciente.

Albergamos en nuestro interior una serie de preguntas existenciales a las que vamos
buscando respuesta a lo largo de nuestra vida. El camino de búsqueda de las respuestas
a estas grandes preguntas e inquietudes se teje en una serie de etapas, no necesariamente
lineales, que requieren de una lectura conjunta para que podamos comprender la
trayectoria seguida hasta el momento y la dirección hacia la que apunta para seguir
avanzando.

Instituto de Pastoral Vocacional 54


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Por otra parte, en nuestra sociedad actual, marcada por el pluralismo de opciones vitales
y por la dificultad de encontrar grandes referentes colectivos con los que sentirse
plenamente identificados, resulta más precisa que nunca la tarea personal de construir
unas convicciones y actitudes propias que ofrezcan un marco de sentido, y de hacerlo
acompañados por otras personas que se muevan en una búsqueda común a la nuestra.

Centrándonos en nuestra actividad pastoral, los/las jóvenes que han recibido una
invitación de Jesús, “ven y sígueme”, perciben de modo intuitivo que habrá que recorrer
un camino para llegar a parecerse a ese modelo de vida que encuentran en Él. Dicha
intuición se ve reforzada por la presencia de testigos (catequistas, cristianos de otras
comunidades…), que también están en camino y a los que el/la joven puede tomar como
referencia más cercana de este proceso vital que conlleva “revestirse de la nueva
condición humana”.

Elaborar un PPV y tenerlo como referente de nuestra vida no es la solución para todas
estas cuestiones. No es “el” modo de resolver los grandes interrogantes existenciales del
ser humano, ni “el” ingrediente esencial en la construcción de la propia identidad ni, por
supuesto, “el” modo de transformarse en el hombre o mujer nuevo/a. En mi opinión es
algo más modesto, hasta prescindible en determinadas épocas de nuestra vida -al menos
como una tarea metódica y explícita- pero desde mi propia experiencia y la de
muchos/as otros/as hermanos/as, creo también poder afirmar que se puede convertir en
una herramienta de gran valor para avanzar en todos estos órdenes. Y como tal, creo que
merece la pena ser conocida y propuesta.

2. ¿Para qué un PPV?

Concretamente, el PPV es una mediación para el crecimiento espiritual de las personas.


Este crecimiento se da a través de un proceso -del que hablaremos enseguida- que puede
ser vivido de un modo más o menos consciente por la persona que lo experimenta. La
apuesta inicial es que cuando se utiliza el PPV, hay más posibilidades de avanzar en
dicho proceso y que, por lo tanto, merece la pena que lo intentemos.

2.1. Una visión del proceso de crecimiento espiritual

En todo proceso de crecimiento espiritual –me atrevería a decir que,


independientemente de la fe de que se trate- se suelen dar las siguientes etapas:

a. Fase desestructurante (“muerte del hombre/mujer viejo/a”)

Cuando la persona descubre (en nuestro caso) en la persona de Jesús y su causa, el


Reino, un valor muy importante para su vida e incluso el más importante, de manera
inevitable va viviendo un proceso de contraste entre sus actuales opciones vitales,
valores, actitudes y actuaciones y aquellos con los que se quiere asemejar o asumir.

Alguien podría plantear con toda lógica: -Pero este proceso, ¿termina en algún momento
como para considerarlo una fase? Porque, al menos en mi caso, después de muchos años
intentando ser cristiano, me siento permanentemente en contraste.

Instituto de Pastoral Vocacional 55


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Y tendríamos que darle toda la razón. Sin embargo, también es cierto que hay una etapa
en la que dicho proceso se da de manera particularmente significativa, en donde el
deseo de cambiar y de crecer en la dirección del evangelio resulta muy intenso.

b. Fase de reelaboración y objetivación (“éxodo”)

Tras ese primer gran impulso de la fase anterior, la persona se encuentra en la necesidad
de conocer y reflexionar qué ha de hacer para pasar desde lo que “realmente es” a lo que
“realmente está llamado a ser”.

Resulta por tanto fundamental conocer con detenimiento la persona de Jesús y su


mensaje del Reino para ir adquiriendo un nuevo modo de mirar la realidad en general y
la realidad personal. Para adquirir este conocimiento profundo no habrá que desdeñar
ninguna mediación posible: la oración, como encuentro personal con ese Dios que
habita en nosotros; el estudio de la Biblia y de la teología como ayuda para adquirir una
idea más objetiva y razonable de nuestra fe; la experiencia de la fraternidad, como
espacio donde construir una parábola del Reino; el compromiso por la justicia y la
solidaridad con los pobres y marginados, como expresión del dinamismo espiritual que
condujo a Jesús.

Así mismo ayudará enormemente si la persona se embarca en la tarea de un mayor


conocimiento de su personalidad: de sus auténticos valores, deseos y necesidades, de
sus mecanismos y respuestas defensivos, etc., queriendo apreciar mejor de qué barro
estamos hechos, para hacernos planteamientos de fe más realistas y positivos con
nuestra propia persona.

c. Fase reestructurante (“nacimiento del hombre/mujer nuevo/a”)

La persona ha ido descubriendo y construyendo una nueva identidad en la fase anterior,


al constatar la realidad de su ser y la realidad de lo que está llamado a ser según los
ideales evangélicos. En cierto modo, ha encontrado su propia “consigna espiritual” (de
la que hablaremos más adelante), desde la cual va a seguir organizando y estructurando
su vida presente y futura.

En esta fase, la pregunta no será tanto ¿qué he de hacer para vivir conforme al Dios de
Jesús y construir el Reino? sino más bien ¿cómo puedo vivir estas nuevas situaciones
que se me van dando, desde mis opciones de fe?

Esta visión del proceso de crecimiento espiritual refleja un dinamismo que podríamos
representarlo en una doble dirección:

- De manera lineal, histórica, de modo que la vivencia de una fase me va abriendo las
puertas de la siguiente.

- De manera circular y hacia abajo (como una elipse), puesto que nos vamos
encontrando permanentemente ante la necesidad de tomar opciones nuevas y de
afianzarnos en las anteriores con un mayor grado de compromiso. Y hacia abajo, para
que recordemos la paradoja de que el/la cristiano/a crece cuando se hace más pequeño,
cuando está con “lo pequeño” de nuestro mundo.

Instituto de Pastoral Vocacional 56


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

2.2. Realizar un Proyecto de Vida como metodología de trabajo

Si observamos nuestras trayectorias personales y sociales, creo que podemos constatar


que se producen muchos cambios sin que medie una voluntad consciente de que
ocurran. Al mismo tiempo, tenemos la experiencia de que cuando dejamos las cosas a su
libre albedrío, en muchas ocasiones no ocurre nada o no llegamos al punto deseado.

Si aplicamos estos comentarios a nuestro proceso de crecimiento espiritual, también


podemos observar que nos han ido ocurriendo muchas cosas sin que hayamos hecho
nada por conseguirlo. Y, al mismo tiempo, tendremos que reconocer que, durante otras
temporadas en que nos hemos dejado llevar, no hemos crecido, nos hemos movido en
otra dirección e incluso hemos ido hacia atrás.

Hoy en día, ningún grupo humano que desee alcanzar sus objetivos los acometerá sin
elaborar un proyecto o un plan para conseguirlos. Individualmente no estamos tan
acostumbrados a funcionar de este modo sino en determinados aspectos de nuestra vida:
por ejemplo, podemos programarnos el tiempo de estudio para una asignatura o el
número de horas que a la semana vamos a practicar deporte. Pero nos parecería extraño
programar toda nuestra vida, desde un enfoque de proyecto.

A esta dificultad hay que sumar que, en la vida espiritual de una persona, se supone que
interactúan de manera simultánea Dios y la persona. En tono de broma, podríamos
decirnos “para qué planifico mi vida, si Dios va a hacer lo que le parezca bien”.

Asumiendo estos retos, creo que podemos decir que si alguien quiere vivir activamente
su existencia y, en este caso, su proceso de crecimiento espiritual, tendrá más
posibilidades de ir avanzando si proyecta y revisa su vida desde su fe y si lo hace “como
si todo dependiera de sí”.

3. ¿Qué es un PPV?

En los apartados anteriores hemos comentado algunas razones de por qué hemos de
utilizar el PPV en el trabajo pastoral con los/las jóvenes y también para qué sirve, al
servicio de qué proceso de crecimiento está.

Conviene que, de un modo sencillo, describamos también lo que entendemos por PPV,
para que cada lector sepa situarse debidamente.

El Proyecto Personal de Vida es un medio o instrumento que utilizo para favorecer el


crecimiento espiritual, esto es, para avanzar en el seguimiento de Jesús y en la
construcción del Reino, desde un proceso paulatinamente integrador de nuestra FE,
nuestra VIDA y nuestro MUNDO, sabiendo de dónde parto (mi realidad actual), a
dónde quiero llegar (la realidad a que me siento llamado) y qué camino voy a utilizar
para conseguirlo.

4. Mediaciones en el trabajo del PPV

Nos preguntábamos al inicio de este artículo quiénes son los actores implicados en la
utilización de esta herramienta pastoral. Sin ninguna duda, el protagonista principal es

Instituto de Pastoral Vocacional 57


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

el/la joven que decide hacer un PPV. Si uno no tiene la firme y decidida voluntad de
llevar algo a cabo, no sale adelante, nadie puede hacerlo por nosotros, sin nosotros.

Desde una lectura de fe, también podemos afirmar que el protagonista primero es Dios
mismo quien, a través de su Espíritu, provoca en nosotros deseos favorecedores del
crecimiento.

Sin duda que este mismo Espíritu se sirve de otras mediaciones indirectas para que el/la
joven descubra el valor del PPV y se decida a llevarlo a cabo. Veamos dos de las que, a
mi juicio, son más importantes.

4.1. El catequista o agente de pastoral juvenil

Llegamos de nuevo al punto por el que empezamos; nosotros/as, catequistas o agentes


de pastoral juvenil, que también estamos en proceso, que nos encontramos en tantas
ocasiones perdidos/as ante un reto tan grande como favorecer que los/as chavales/as
descubran a Jesús y el Reino y quieran tenerlos como referentes de vida, ¿de verdad
nosotros/as somos una mediación para que alguien quiera plantearse llevar a cabo un
PPV?

De lo que sí podemos tener certeza es de que estamos llamados/as a serlo. Que lo


estemos siendo de hecho reclama un análisis personal que cada uno/a debe hacer.

Desde luego, si uno comparte el esfuerzo honesto que está llevando a cabo para ser
seguidor/a de Jesús, con nuestros aciertos y fracasos y, como parte de ese seguimiento,
damos fe del valor que ha tenido para nosotros/as realizar un PPV, suscitaremos una
base de confianza en los/las jóvenes que acompañamos que, muy probablemente,
desemboque en el deseo de hacer lo mismo. O como mínimo, nos legitimará para
plantearles la posibilidad de probar la bondad de hacerlo.

Pero además, el/la joven espera que su catequista le oriente en el modo de hacer este
PPV e incluso le dé seguimiento en los primeros momentos, hasta que vaya adquiriendo
una cierta autonomía en el manejo del mismo.

4.2. La comunidad o grupo comunitario

Normalmente, cuando una persona -joven o adulta- se plantea la necesidad de vivir un


proceso de fe, se le ofrece un grupo o un espacio colectivo donde poder vivirla. La
experiencia cristiana no es nunca, por tanto, una experiencia solitaria, aunque sí sea
personal.

En mi opinión, en los primeros años de pertenencia a un grupo juvenil, el/la joven no


vive esas relaciones desde una conciencia de fraternidad sino de compañerismo. No
obstante, se va creando una experiencia de búsqueda común muy especial, que no se da
en ningún otro espacio de relación. En este primer momento, quizá lo que más funcione
sea la “presión social”, o sea, ser y actuar como los demás, para no sentirme un bicho
raro. Si, en este momento, se plantea hacer un PPV, en la medida que el resto del grupo
lo lleve a la práctica, me sentiré más motivado a hacerlo yo también.

Instituto de Pastoral Vocacional 58


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Un momento importante es aquel en que uno descubre que su propio crecimiento


condiciona el del resto del grupo o comunidad. Cuando descubro ese “nosotros”,
entonces, no utilizaré el PPV sólo como un instrumento para mi propio crecimiento
espiritual, sino también como una pieza más del puzzle que favorece el crecimiento
comunitario. De hecho, no es extraño que el hecho de que varios miembros tengan un
PPV favorezca la idea de elaborar un proyecto conjunto.

Finalmente, también los grupos comunitarios pueden, como fruto de su propio proceso,
elaborar su “proyecto comunitario” de vida. Cuando esto ocurre, es frecuente que dicho
proyecto se proponga como eje referencial desde el cual los distintos miembros elaboren
su PPV.

5. ¿Qué PPV hay que hacer en cada fase del proceso de crecimiento espiritual?

Los objetivos y pretensiones de un PPV realizado por un/a joven cuando se acerca al
mundo de la fe son muy diferentes de los que ha de tener cuando ya ha hecho una
opción fundamental por seguir a Jesús y su Reino. Vamos a proponer dos modelos de
PPV que correspondan a ambas situaciones, de modo que se pueda hacer una propuesta
más personalizada.

5.1. El primer PPV

Sería el que ha de proponerse a un/a joven que está en la fase de desestructuración o


iniciando la de reelaboración y objetivación.

Ante todo ha de ser “sencillo”, “alcanzable” y “flexible”. Aludiendo a cosas que ya se


han expresado, el/la joven que se plantea por primera vez hacer un PPV no tiene ningún
referente sobre el que apoyarse, es una experiencia nueva. Incluso en el caso de jóvenes
que estén trabajando en otro tipo de grupos, desarrollando proyectos, encontrarán una
gran dificultad para aplicar esta dinámica de trabajo a su propia vida y, concretamente, a
una vida de fe en la que se están iniciando.

Para saber si nuestra propuesta de PPV es “sencilla” tendremos que establecer una
fuerte interacción con la persona, conocer su realidad, su lenguaje y cultura, así como
constatar si se adueña de los conceptos y planteamientos realizados.

Los objetivos y acciones de todo proyecto deben ser “alcanzables” y medibles.


Ciertamente en planteamientos espirituales como los de un PPV la medición se
complica bastante y el alcance de los propósitos tiene un fuerte componente subjetivo.
Al tratarse de una primera experiencia es importante ayudar a que el/la joven se plantee
retos realistas y alcanzables a corto plazo, de modo que la consecución de los mismos le
estimule a seguir adelante.

La “flexibilidad” alude a una actitud que conviene fomentar desde el principio, desde la
convicción de que nuestras vidas son muy cambiantes y que, sobre todo, no es nada
sencillo interpretar qué es lo quiere Dios de nosotros o dicho de otro modo, cómo vivir
evangélicamente una determinada situación. Dicha actitud ha de favorecer que no se
tome el PPV como algo cerrado y definitivo, sino más bien como algo vivo, cambiante,
que ha de ser revisado permanentemente, para adaptarse mejor a nuestra realidad y para
responder más fielmente a lo que nos sentimos llamados a vivir.

Instituto de Pastoral Vocacional 59


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Una vez dicho esto, este PPV inicial se puede plantear como un trabajo anual a revisar
periódicamente de manera conjunta, bien con el catequista bien con el grupo o
comunidad.

Recomendamos para la elaboración del PPV que se haga un trabajo conjunto con el/la
joven, adoptando una perspectiva de la vida del ser humano en clave relacional. En cada
una de las relaciones fundamentales de la persona, propondremos unos ideales a
alcanzar inspirados en el evangelio, frente a los que el/la joven deberá situarse, ayudado
por preguntas como ésta:

¿Cuáles me atraen más?

¿Cuáles creo que necesito trabajar más en este momento?

¿Qué medios o acciones puedo llevar a cabo para dirigirme hacia esos ideales?

¿Cómo voy a saber si estoy viviendo positivamente esos medios o acciones?

Sugerimos esta división relacional de la vida de una persona e incluimos algunos


posibles ideales que pueden plantearse:

Relación con uno mismo

Lograr un conocimiento adecuado de mi persona, historia, situación actual,


posibilidades (recursos, aptitudes) y límites. Alcanzar un grado suficiente de autoestima
y autoaceptación. Conocer los propios valores, motivaciones, deseos, necesidades y
defensas. Vivir adecuadamente los sentimientos, especialmente la afectividad y la
agresividad.

Relación con dios

Conocer qué imagen de Dios tengo y confrontarla con el Dios del Reino que nos
muestra Jesús. Buscar una integración entre la fe y la vida, de modo que el evangelio
oriente nuestra conducta ordinaria. Mantener una relación viva, afectiva y efectiva con
Dios, ayudándonos de la oración y los sacramentos. Descubrir nuestra pertenencia al
colectivo de seguidores de Jesús y asumir la misión al servicio del mundo.

Relación con los demás (cercanos)

Adquirir la capacidad suficiente para vincularse y comprometerse en las relaciones.


Madurar en la capacidad de amistad por la entrega de sí y la acogida del don del otro.
Vivir las relaciones de pareja desde un amor que tenga en cuenta la gratuidad y la
libertad. Aprender a ser hijo/a y hermano/a en mi familia. Adquirir la convicción de la
fraternidad, de la bondad de vivir en comunidad y de tener actitudes fraternas con los
demás.

Relación con la sociedad

Adquirir una conciencia crítica de lo que ocurre en nuestra sociedad, de los valores que
se proponen y saberlos contrastar con el evangelio. Incorporar nuestra realidad al

Instituto de Pastoral Vocacional 60


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

concretar lo que Dios quiere de nosotros. Caminar hacia una opción por la justicia y
solidaridad con los más pobres y débiles. Sentirse implicado, afectado, por los
problemas de nuestro mundo y actuar en consecuencia a nuestra fe.

No creo que sea muy productivo preocuparse mucho de que el/la joven elabore algo
muy sistemático. Por ejemplo, que tras cada ámbito relacional diga: mi objetivo general
es tal, mis objetivos específicos son estos, las acciones que voy a desarrollar son
aquellas, los tiempos en que voy a realizarlas son los siguientes...

A quien le ayude que lo haga así, pero lo importante en estos primeros PPV, desde mi
punto de vista, es que cada uno/a sea capaz de expresar con sus propias palabras qué
desea vivir, frente a unos ideales que se le proponen en los distintos ámbitos
relacionales que constituyen su vida. Sólo en los casos en que las expresiones sean
vagas o ambiguas, convendrá ayudar a que el/la joven haga un esfuerzo por concretar
cómo lo va a vivir y cuándo lo va a evaluar. Pero no debemos olvidar que, en la vida de
fe, no todo se puede concretar ni cuantificar; hay aspectos que son más de tipo
orientativo y motivador y que también deben aparecer en nuestro PPV.

Este trabajo de planificación inicial se puede hacer con más aprovechamiento si se


dedican uno o dos días completos, en una convivencia o similar, donde haya el menor
número de distracciones posibles.

Aconsejamos que el agente de pastoral juvenil plantee una periodicidad para revisar
conjuntamente con el/la joven dicho proyecto, para hacer los ajustes necesarios y, sobre
todo, para que no se convierta en un “fardo pesado” sino en un “tesoro”.

5.2. El segundo PPV

Sería el que ha de proponerse a un/a joven que va avanzando por la fase de


reelaboración y objetivación o bien que ya está en la fase reestructurante. Por tanto
estamos ante un/una joven que ya ha descubierto la presencia de Dios en su persona y
en su mundo, que va conociendo con cierta profundidad su propuesta alternativa de
vida, que la va intentando poner en práctica, desde un conocimiento más profundo y
realista de su persona y de su realidad y que, como fruto de ese caminar, va
descubriendo su propia consigna espiritual o vocación y asume una opción fundamental
por hacerla realidad.

En este caso, el protagonismo del catequista decrece, tal vez aumenta el de la


comunidad, pero sobre todo se hace crucial el proceso de discernimiento que realiza la
propia persona interesada.

Este discernimiento hay que entenderlo como un diálogo interno del sujeto entre “su
propia historia”, situada en una comunidad concreta, la “historia de Dios” que nos sale
al encuentro y la historia del mundo en que le ha tocado vivir.

Estas tres historias están en permanente relación y el sujeto debe captar las
intersecciones que se producen entre ellas. Como decíamos antes, el proceso de
crecimiento espiritual conlleva: que conozca en profundidad mi persona y mi historia,
que conozca y experimente con hondura el mensaje del evangelio, que conozca crítica y
comprometidamente la realidad de nuestro mundo.

Instituto de Pastoral Vocacional 61


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Pues bien, ese triple proceso en el que vamos creciendo simultáneamente, nos va
lanzando retos, pistas, mensajes, que son como antorchas en la noche que vamos
mirando para continuar nuestra andadura espiritual.

Si continuásemos aplicando el esquema de PPV iniciado en fases anteriores, es decir, un


esquema basado en las dimensiones relacionales de nuestra vida, habría que incluir
algunos elementos:

Opción fundamental

El/la joven ya ha hecho una opción fundamental por seguir a Jesús y construir el Reino
durante el resto de su vida

Valores y actitudes

Dicha opción fundamental se traduce en una serie de valores y actitudes que ha asumido
como propios y desde los que se quiere mover

Acciones

En esa dinámica permanente de discernimiento en la que contempla la interrelación


entre su historia, la de Dios y la del mundo, desde el prisma de su opción fundamental,
de sus valores y actitudes, va decidiendo qué debe hacer en cada una de las dimensiones
relacionales que componen su vida (con uno mismo, con Dios, con los demás y con la
sociedad)

La elaboración del PPV desde este nuevo esquema será más fácil, a medida que yo haya
personalizado más mi opción de vida. Yo puedo llegar a una opción fundamental
genérica, válida para cualquier joven en mis circunstancias, del tipo “quiero seguir a
Jesús y comprometerme a construir su Reino”.

Pero también puedo realizar una formulación más personalizada, que responda a lo que
ha sido mi personal camino de vida en el seguimiento de Jesús; así me podría encontrar
con expresiones como: “quiero construir fraternidad como Jesús hermano”, “quiero ser
pobre entre los pobres como Jesús”. A estas expresiones personalizadas de nuestra
opción fundamental es a lo que podemos denominar “consigna espiritual”. No es que
cada persona tenga que tener una expresión propia, pero seguramente sí que se sentirá
personalmente identificado con alguna forma de percibir a Dios y de vivir su mensaje.

Pues bien, cuando en nuestro proceso vamos personalizando esa opción fundamental,
sin duda, también el modo de comprender nuestros valores y de vivir nuestras actitudes
principales va adquiriendo un colorido particular, que nos ayuda a no tener que pensar
cada vez qué tenemos que hacer o cómo tenemos que actuar para ser fieles a nosotros
mismos, sino que -por decirlo así- vamos tirando de rentas, aunque ello no nos exima de
estar en un permanente estado de discernimiento.

Por ejemplo, dos personas pueden tener el mismo valor de la “comunidad” como
consecuencia de su opción fundamental, pero uno comprenderla como un espacio donde
aprender juntos los contenidos de nuestra fe y cómo llevarlos a cabo, y el otro como un
espacio donde vivir esa fe que vamos descubriendo. En ambos casos, la comunidad es

Instituto de Pastoral Vocacional 62


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

un valor de las personas en cuestión, pero se concretará en unas actitudes y acciones


distintas, en congruencia con los distintos énfasis valorativos.

Por otra parte, dichos jóvenes no tendrán que estarse planteando permanentemente si
han de vivir o no en comunidad, puesto que ya han descubierto que es un valor vital.
Eso no les eximirá a ninguno de los dos de la necesidad (y obligación) de estar
permanentemente revisando si el modo de comprender o de vivir dicho valor es acorde
con lo que Dios quiere de su persona y de su comunidad, en el momento histórico en
que lo esté discerniendo.

Como vemos, este segundo PPV es mucho más personal y dinámico que el primero, por
lo que utilizar un esquema u otro resulta todavía más secundario.

6.Conclusiones

Quiero terminar incidiendo en que El PPV es una herramienta, un instrumento y como


tal debe ser estudiado y utilizado. Personalmente creo que son muchos, muchísimos los
seres humanos a lo largo de la historia que, desde su particular vivencia de la fe, han
llegado a ser lo que estaban llamados a ser, sin la ayuda de muchas de las mediaciones e
instrumentos que hoy conocemos y tenemos a nuestra disposición. El Espíritu de Dios
sabe servirse de los recursos disponibles en cada momento y situación, para optimizar
amorosamente nuestro rendimiento humano.

Por otra parte, hay que reconocer que el PPV es una ayuda estupenda para cualquier
persona, independientemente de la edad que tenga. Lógicamente para el/la joven que se
está acercando al evangelio o que está queriendo vivir conforme a él, la posibilidad de
utilizar una mediación que le ayude en la construcción de su identidad como persona
seguidora de Jesús y de su Reino, puede resultar vital.

Creo positivamente que el equipo de agentes de pastoral juvenil y los diversos espacios
comunitarios que haya en cada parroquia son unos auténticos referentes tanto para el/la
joven que está iniciando su andadura en un grupo como para el que ya lleva algún
tiempo. De un modo similar a como los niños captan los auténticos valores de sus
padres, que no siempre son los proclamados, estos/as jóvenes captarán si para
nosotros/as el PPV es realmente una ayuda, que vivo o he vivido en algún momento de
mi proceso y que valoro, o un elemento más de los que me hablan en revistas o libros de
pastoral y con el que quiero probar para ver si da buen resultado.

Por último no hay que olvidar que puede ser muy interesante, que los PPV de cada
miembro de una comunidad iluminen y se realimenten del proyecto comunitario que se
haya ido forjando en esa historia colectiva de liberación.

(Tomado de Eclesalia, diciembre 2003

Instituto de Pastoral Vocacional 63


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Capítulo 4:
Pasos para elaborar el proyecto de vida

1. Los tres momentos.

Primer momento.

(32) Suscitar inquietudes por el sentido de la vida. Haciendo que aflore lo positivo de
cada joven. Que el joven tome conciencia de su propia búsqueda.
Dar los primeros pasos prácticos, a modo de ensayo, que le sirven al joven para
comenzar a considerar la necesidad de un proyecto estable de vida.

Segundo momento.
En esta fase vamos al encuentro de las motivaciones por el sentido de la vida.
Hay motivos internos y motivos sociales. Es el momento para proponer la elaboración
de un proyecto de vida.

Tercer momento.
Se desarrolla cuando los primeros esbozos del Proyecto de vida se confrontan
en las experiencias grupales y en el desarrollo cotidiano. En esta fase vamos al
encuentro de decisiones vocacionales en que la persona se va orientando hacia un
campo específico de la evangelización en la Iglesia.

a. Elaboración del proyecto.


(33) El diseño puede corresponder a estas preguntas:
 ¿Dónde estoy? ¿Cómo estoy?.
 ¿A dónde quiero ir?.
 ¿Cuáles son los recursos con los que cuento?.
 ¿Cómo voy alcanzando las metas?

Propuesta concreta

Primera propuesta: el proyecto es también una planificación pastoral definida


por:
 Mi situación de vida.
 Mi historia.
 Lo que creo.
 El diagnóstico personal de la realidad y de la práctica.
 Mi compromiso pastoral y social.

La segunda propuesta tiene un carácter de estudio y de orientación. Significa


profundizar en:
 Mi persona, lo que soy.
 Mi esperanza: la sociedad que quiero.

Instituto de Pastoral Vocacional 64


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

 Mi credo: las certezas de mi vida.


 La misión que me toca: ser Iglesia en el mundo.
 Mi camino: elaboración de mi proyecto.

Presentamos los dos guiones que en el libro: “Proyecto de vida: camino


vocacional de la Pastoral Juvenil” (CELAM Nº 162), nos ofrece de la pág, 118 a la 140.

2. Proyecto de vida.

(34) Propuestas concretas para elaborar el proyecto de vida.

Presentamos, a continuación, a modo de apoyo técnico, dos esquemas posibles


para la elaboración del Proyecto de Vida.

Son dos propuestas concretas.

a. La primera propuesta está muy próxima a la planeación pastoral. El proyecto de vida


no deja de ser, también, un proyecto pastoral. Esta propuesta tiene, pues, más semejanza
con la elaboración de un "Marco Referencial" porque todo proyecto de vida es, de
alguna forma, un marco de referencia. Los cinco pasos que la definen son:
 mi situación de vida (marco situacional);
 mi historia (marco histórico);
 lo que creo (marco doctrinal);
 el diagnóstico personal de realidad y de práctica; y, finalmente;
 mi compromiso pastoral y social (marco operativo), con sus iniciativas a corto,
mediano y largo plazo, en una perspectiva integral.

b. La segunda propuesta tiene un carácter de estudio y de orientación. Es una propuesta


más extensa y presenta una sugerencia de profundización en cada uno de sus cinco
pasos:
 mi persona: lo que soy;
 mi esperanza: la sociedad que quiero;
 mi credo: las certezas de mi vida;
 la misión que me toca: ser Iglesia en el mundo; y, finalmente;
 mi camino: elaborando mi Proyecto.

3. Propuesta 1; proyecto de vida: "un instrumento para planificar la vida".

a. Mi situación de vida (marco situacional).

Jesús miró hacia atrás y vio que lo seguían.


Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿dónde vives?"
Jesús les respondió: "Vengan y lo verán".
(Jn. 1, 38-39)

Instituto de Pastoral Vocacional 65


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Es importante describir la realidad donde vivimos y desarrollamos nuestra


acción:
 ¿Cómo anda mi vida aquí, en el lugar donde vivo? (Trabajo profesional trabajo
pastoral, barrio, municipio, provincia, estado, país...).
 ¿Cuáles son los principales acontecimientos de mi vida: familiar, comunitaria,
profesional escolar, afectiva, pastoral...?.
 ¿Cuáles son mis compromisos? ¿Cómo los hago? ¿Cómo me siento en esa
experiencia?

b. Yo tengo una historia (marco histórico).

Desde el seno de tu madre,


Yo te escogí. Tú eres mío.
(Sal 139)

Es importante mirar (contemplar) el camino recorrido para identificar las


elecciones hechas y para poder vislumbrar los influjos recibidos de la familia, de la
escuela, del grupo, de las personas. Es necesario retomar esas vivencias en perspectiva
personal, asumiendo, cada uno/a, su historia y su vida.

 ¿En qué modo ha influido en mi vida los acontecimientos de mi pasado, de mi


propia historia?.
 ¿Cuáles son las elecciones que siento mías y cuáles siento que son resultado del
influjo de los demás en mi?.
 ¿Qué historia quiero construir con mi vida?.
 ¿Qué aportes quiero ofrecer en la historia?

c. Lo que creo (marco doctrinal).

Mi testimonio es válido,
porque sé de dónde vengo y
hacia dónde voy.
(Jn. 5, 31)

Es importante tener la certeza del para qué y el por qué de nuestra vida.
 ¿Quién es Jesús para mí?.
 ¿Qué es el Reino de Dios para mí?.
 ¿Cómo debe ser la nueva persona humana?.
 ¿Cuál es mi proyecto de nueva sociedad? (En los aspectos político, social,
económico, cultural.).
 ¿Cuál es la Iglesia en la que quiero vivir mi misión?.
 ¿Cuáles son los elementos fundamentales de la Pedagogía que quiero vivir en la
familia, en la comunidad, en mi trabajo?.

Nuestras creencias no son únicamente teológicas. Son también pedagógicas,


políticas, sociales. La afirmación de estos aspectos es importante tenerlos en cuenta.

Instituto de Pastoral Vocacional 66


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

d. ¿A qué distancia estoy del ideal? (Diagnóstico personal).

El Espíritu del Señor me consagró


para llevar la Buena Nueva a los pobres,
a los cautivos la liberación,
y proclamar un año de gracia del Señor.
(Lc 4,16-21)

Es importante medir las fuerzas y los recursos, los límites y los errores.
 Mirando lo que fui escribiendo, ¿dónde voy concentrando mis energías?.
 ¿Cuáles son mis mayores dificultades, límites?.
 ¿Cuáles son mis mayores logros, avances?.
 De las necesidades que voy descubriendo, ¿cuáles voy a asumir como prioridad
para enfrentar e intentar resolver?.
 ¿Con qué recursos o fuerzas cuento para lograrlo?.

Se trata de elaborar un diagnóstico de mi realidad y de mi práctica. Voy


descubriendo cualidades y fragilidades que deben ser trabajadas, haciendo que el
proceso sea realmente un proceso de elaboración, de vivencia y de perspectivas siempre
más coherentes.

e. Mi compromiso pastoral y social (marco operativo).

Todos eran unidos, vendían lo que tenían y


compartían todo en común. (Hch. 2, 44-46).

Realizado el diagnóstico, es necesario definir dónde centrar las fuerzas,


reconociendo qué es aquello que necesita ser realizado, concretamente, para mejorar la
situación descubierta. Teniendo en cuenta los principios orientadores que hemos
conseguido definir, llegamos al momento del "Marco Operativo", al momento de
elaborar estrategias que respondan a mis sueños, partiendo de la realidad concreta.

 ¿Qué acciones especiales se van imponiendo en el discernimiento que estoy


haciendo?. Las enumero de acuerdo a la "urgencia", priorizando las mismas en
cada aspecto o área de mi vida: la familia, la escuela, la universidad, el trabajo,
la afectividad, la comunidad, la pastoral, etc.; expresando la forma como las voy
concretizar: ¿Qué?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿con la ayuda de quién?.
 ¿Qué acciones reflexivas (estudios, cursos, lecturas, participaciones...) voy a
continuar realizando en mi vida personal, profesional y en mi compromiso
pastoral, para profundizar en mis opciones y mi proyecto de vida?.
 Con relación a mi acompañamiento: ¿cómo voy a evaluar este Proyecto de
Vida? ¿Cuándo? ¿En qué condiciones? ¿Con la ayuda de quién?.
 ¿Qué lugar va ocupar el grupo/comunidad en la concreción de este proyecto?.
 ¿Cómo voy a cultivar la dimensión teológica y teologal en lo cotidiano, asumido
como propuesta de vida? (momentos de oración y de retiro, vivencia
sacramental, celebraciones, lecturas, cursos,...).
 ¿Qué tiempo voy a dejar para mi descanso, recreación, afectos, amistades?. Si es
posible recuerdo y priorizo fechas, momentos, acontecimientos.

Instituto de Pastoral Vocacional 67


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Se trata de descubrir formas muy concretas de realizar, en la historia, el proyecto


de vida. Las estrategias, tanto a corto plazo como a largo plazo, exigen tiempo, seriedad,
apertura. Las "actividades" más indicadas aquéllas que son, al mismo tiempo, concretas,
bien definidas y amplias. Habrá necesidad de adaptación. El riesgo está en la
superficialidad en las decisiones.

4. Propuesta 2: elementos de estudio y de orientación para la elaboración del


proyecto de vida.

La segunda propuesta se basa en la profundización de la fe de manera personal y


grupal. Busca ofrecer elementos que ayuden en la elaboración del proyecto de vida,
posibilitando una mayor vivencia eclesial en confrontación con el Proyecto de Jesús.
Propone un esquema de estudio y orientación que pretende destacar y profundizar
aspectos personales, sociales, cristológicos y eclesiales, como pilares para sustentar el
proyecto de vida. Es un camino que puede ser hecho durante un proceso personal y de
grupo o comunidad de vida.

a. Mi persona: lo que soy.

Por ser el punto de partida, hay varias sugerencias para que este aspecto penetre
en la integralidad de lo que somos.

Gestando mi autobiografía.
Se trata de partir de lo más cercano: mi persona, mi vida, mi historia. Para
realizarlo proponemos algunas cuestiones.
 Preparado el ambiente, si es un grupo el que realiza la experiencia, cada cual
piense en el mejor modo de concentrarse para escribir su autobiografía, de la
forma más completa posible.
 Inicia, por eso, tu camino con algunos datos biográficos: lugar de nacimiento,
datos familiares, estudios, experiencias religiosas, etc.
 Recuerda los momentos más felices y los más tristes de tu vida; los momentos
más significativos.
 Habla de tu relación con tus padres, hermanos/hermanas, amigos/amigas,
profesores/as, novio/novia, colegas de trabajo, compañeros las de comunidad,
etc. ¿Cuáles son las personas que más han influenciado en tu vida?.
 ¿Cuáles son para ti y cómo vives algunos de los valores fundamentales de la
persona humana?.
 Libertad: ¿Qué es para ti ser libre? ¿Te consideras libre? ¿Cómo? ¿Por qué?.
 Sinceridad: ¿Te consideras sincero/a? ¿Por cuál razón?.
 Responsabilidad: ¿Sabes asumir compromisos? ¿Otros deben recordártelos?
¿Sabes organizarte?.
 Religiosidad: ¿Te consideras superficial o profundo/a? ¿Quién es Dios para ti?
¿Qué influencia tiene Dios en tu vida? ¿Qué espacio ocupa la oración en tu
vida?.
 Placer: ¿Te sientes satisfecho/a, completo/a, feliz con aquello que vives y
haces?.

Instituto de Pastoral Vocacional 68


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Retornando a la autobiografía.
Recuerda tu historia personal a partir del relato que realizaste en tu autobiografía
y medita algunas preguntas:
 ¿Qué marcas/huellas tengo en mi vida?.
 ¿Cuáles son los momentos más felices? ¿y los más tristes?.
 Elige a una persona de tu grupo o comunidad con quien tengas afinidad y
confianza y comparte con ellas los descubrimientos que realizaste, las marcas o
huellas que fuiste reconociendo en el camino de tu vida.
 Comparte comunitariamente y con tu acompañante, después, ve pensando: ¿Qué
sentimientos he experimentado en esta vivencia?.

Mis relaciones.
 Pinta o dibuja en una hoja de papel blanco tu "red", las relaciones que tienes y/o
estableces con: tus padres, tus hermanos/as, amigos/as, profesores/as, novio/a,
colegas de trabajo, etc.
 ¿Qué cuestionamientos y realidades te transmite tu dibujo?.
 ¿Qué sensaciones te surgen?.
 Comparte con tu comunidad y con tu acompañante tus sentimientos y
aprendizajes.
 ¿Cómo está tu relación con el "mundo", el" cosmos", la sociedad, la Iglesia, el
otro?.

Mis valores.
 Anota la historia de tus deseos más profundos y más significativos, desde el
momento que puedas recordar... Escríbelos.
 Medita, después, las siguientes preguntas:
 ¿Alguna vez vuelven a ti esos deseos? ¿Siguen presentes con la misma
fuerza del principio?.
 ¿Fueron cambiando? ¿Cuándo? ¿A razón de qué?.
 ¿Qué nuevos deseos y sueños fueron surgiendo en tu vida?.
 Comparte con una persona de tu comunidad y con tu acompañante tus
sueños y sentimientos más profundos.

b. Mi esperanza: la sociedad que quiero.

Una manera adecuada de ubicarnos en la sociedad es seguir un buen esquema de


análisis de coyuntura, que nos ayude a tomar decisiones personales ante la realidad
social que vivimos. Proponemos una forma de visualizar la sociedad, procurando
detectar los principales acontecimientos, describir los escenarios que se presentan, ver
los actores que se desenvuelven en dichos escenarios y describir las relaciones de fuerza
que se van manifestando.

Coyuntura y estructura3
3
Algunas definiciones: Coyuntura: momentos históricos específicos de una sociedad que dependen del
modo como se combinan las propuestas, las intervenciones, las acciones, en fin, la voluntad política de los

Instituto de Pastoral Vocacional 69


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

En la construcción del Proyecto Personal de Vida existe la necesidad de que


cada uno/a logre situarse: ¿dónde vivo? ¿Cómo es la realidad en la que estoy inserto/a?
¿cuáles son los cuestionamientos que me hace la realidad? ¿Cuáles son las principales
características de la sociedad en la que vivo (en sus aspectos social, político, económico,
cultural)? ¿Qué influencia tienen en mi propia vida?.
Intentaremos, entonces, mirar los hechos de la realidad, analizando y buscando
contextualizar y profundizar sus causas.
Acontecimientos.
Son los hechos que adquieren un sentido especial para un país, para una clase
social, un grupo social o una persona. Por ejemplo: un beso puede ser un hecho común,
pero el beso de Judas es un acontecimiento.
Para el análisis de coyuntura, lo fundamental es analizar los acontecimientos y
saber distinguirlos de los hechos, después jerarquizarlos de acuerdo a su importancia. Es
decir que, al analizar la coyuntura no vamos a tomar cualquier acontecimiento, sino
aquellos más significativos para nuestro análisis. Esta selección de acontecimientos no
es neutra, revela siempre la percepción que una sociedad, grupo social, clase o persona
tienen de la realidad y de sí mismos.

Escenarios.
Los escenarios son determinados espacios donde se desenvuelven las acciones
de la trama social y política. El escenario se puede transformar de acuerdo con el
desarrollo de la lucha social y/o política. Por ejemplo, en un contexto electoral tenemos
varios escenarios: las internas partidarias, el estado, las empresas, los partidos políticos,
etc.
Cada uno de estos escenarios presenta sus particularidades. Éstas son las que
influencian el desarrollo de la lucha. Muchas veces, el hecho de cambiar de escenario es
una condición importante de la transformación del proceso. Es importante, pues, saber
identificar los escenarios donde se desarrollan las luchas y las particularidades de los
diferentes escenarios.
La visualización de los escenarios es la forma concreta como se logra leer la
realidad en la cual vivimos, la región donde estamos, la pastoral en la que estamos
metidos, la Iglesia que se presenta... Más que un ejercicio, es una manera de exigir de
nosotros que tengamos una "postura social" más definida. Esto mismo es válido en el
análisis de los actores y en la descripción de las relaciones de fuerza.

Actores.
El actor es alguien que representa, que encarna un papel dentro de un conflicto,
dentro de una trama de relaciones. Un individuo es un actor social cuando representa
algo para la sociedad; cuando encarna una idea, una reivindicación, un proyecto, una
denuncia. También pueden ser actores: una clase social, un grupo o institución social
(sindicatos, partidos políticos, etc.), los medios de comunicación social, las ONGS, las
Iglesias, etc.

Relaciones de fuerza.
Las clases sociales, los grupos, los diferentes actores sociales están en relación
unos con otros. Esas relaciones pueden ser de confrontación, de coexistencia, de

diferentes actores sociales, con las posibilidades ofrecidas por las respectivas bases objetivas de existencia.
Análisis de estructura: análisis de la historia viva, de la historia aconteciendo y teniendo en cuenta las
estructuras y la historia pasadas.

Instituto de Pastoral Vocacional 70


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

colaboración, de parálisis, que estarán siempre revelando una relación de fuerza, de


dominio, de igualdad, de subordinación.
Para poder reconocer las consecuencias concretas del análisis de la coyuntura es
preciso percibir claramente la relación de fuerzas existentes en el objeto de análisis.
Puede ser, por ejemplo, el capítulo de las clases sociales; del gobierno internacional,
nacional y local; de la Iglesia amplia y local; de la Pastoral Juvenil general y local;
incluso de la propia comunidad. Se trata de ubicarnos en un mundo que tiene ideologías,
posiciones e intereses diferentes y descubrir qué se hace para conseguirlos o
defenderlos.
A veces esa relación se revela a través de indicadores cuantitativos, es el caso de
una elección: el número de votos indicará la relación de fuerzas entre partidos, grupos y
clases sociales; otras veces necesitamos buscar formas para verificar la relación de
fuerzas que son "menos visibles": ¿Cuál es la fuerza de un político o de un movimiento
social? ¿Cómo medir aquello que no tiene registros cuantitativos?.
Otra idea clave es que la relación de fuerzas no es inmutable, ella sufre
transformaciones permanentemente, y es por eso que la política está tan llena de
sorpresas.
La coyuntura, por lo tanto, es un trozo de algo en movimiento, es un momento
del proceso. Los acontecimientos, las acciones desarrolladas por los actores sociales,
generando una situación que defina la coyuntura, no se da en el vacío. Tienen relación
con el pasado, con la historia, con las relaciones sociales, económicas y políticas
establecidas a lo largo de un proceso.

Profundizando el tema de la coyuntura.


Hay dos modos de leer la coyuntura:
 a partir de la situación o del punto de vista dominante.
 a partir de la óptica de los movimientos populares; de las clases subordinadas, de
la oposición del poder dominante.
La finalidad del análisis de coyuntura es reordenar los elementos de la realidad,
la situación dominante para mantener el funcionamiento del sistema, del régimen.
El análisis hecho a partir del poder dominante o hegemónico tiene como
finalidad percibir la correlación de fuerzas que existe. Eso exigirá una postura personal,
consciente, en el conflicto. Estamos elaborando un proyecto de vida donde las creencias
teológicas y sociológicas necesitan encontrar su coherencia en la vida.
Otros elementos que deben ser considerados para realizar un análisis de
coyuntura:
 Percibir el conjunto de fuerzas y problemas que están por detrás de los
acontecimientos.
 Procurar descubrir las señales que apuntan a "lo nuevo", lo no acontecido, lo
inédito.
 Ver el hilo conductor de los acontecimientos, es decir, descubrir e investigar las
relaciones y encadenamientos, la lógica, las articulaciones, los sentidos comunes
de los acontecimientos.
Escribir, aunque sintéticamente, la esperanza y la utopía social que nos
dinamizan es muy importante. Estoy afirmando no solamente las esperanzas que me
mueven, sino también las luchas concretas que consigo vislumbrar para definir el
mundo que deseo construir. Es evidente que eso va madurando, pero hay principios
orientadores que se volverán "marcos" en mis actitudes.
Nuestro concepto de la nueva sociedad tiene de fondo la afirmación de que el
hombre y la mujer son capaces de oponer a las situaciones decepcionantes e injustas una

Instituto de Pastoral Vocacional 71


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

fuerza contradictoria: la esperanza. Esperanza de que aquello que no es, puede ser y
hacerse realidad. Por eso tenemos de base la convicción de que la nueva sociedad es un
acontecimiento utópico que nos mueve a tener una imaginación creadora para tener en
cuenta el futuro real, a partir de un presente capaz de ser transformado y mejorado.
Asimismo esta convicción se enmarca en el acontecimiento del Reino de Dios, en el
cual alimentamos la esperanza de una sociedad fraterna, de paz, armonía social,
participación justa y equitativa de todos los bienes producidos por el trabajo de todos/as.

c. Algunas pistas para la reflexión...

 ¿Cuáles son las principales características del modelo de sociedad en el que


vivimos?.
 ¿Cuáles son sus consecuencias sociales, políticas y económicas para el pueblo,
principalmente para los más débiles, pobres/empobrecidos?.
 ¿Estas características se aproximan al sueño de la Nueva Sociedad que
queremos?.
 ¿Qué nuevos modelos de hombre y mujer queremos construir?.
 ¿Qué principios reconozco y elijo como fundamentales para vivir y construir la
nueva sociedad?.
 ¿Qué actitudes necesito cultivar en mí para que la nueva sociedad sea posible?
¿Cuál es el sueño de sociedad que tengo? Procurar definirlo.

Mi credo: las certezas de mi vida.

Todos vivimos un marco doctrinal básico. Se trata del fundamento trascendental:


¿Cuáles son las razones de mi vida?. Queremos ayudar, de modo especial, a profundizar
en la perspectiva cristocéntrica de nuestro proyecto de vida y, por eso, ofrecemos
algunas sugerencias más fuertes en este aspecto.

 El proyecto de Jesús.
Es necesario, en este momento, profundizar la propuesta de Jesús, partiendo del
conocimiento de su realidad a través del contacto con la Palabra. Será necesario
entonces percibir cuál era la realidad en la que Jesús estaba inserto económica, social,
política, ideológica y culturalmente. Se trata de comprender el contexto histórico y la
acción concreta de Jesús, percibir cuáles son las interpelaciones, las enseñanzas, las
exigencias de transformación que el seguimiento de Jesús nos impone. Éste es el
momento de la exégesis, de las interpretaciones, de las repercusiones de la Palabra en
nuestra propia vida.

 Conocer a Jesús desde el Evangelio de Marcos.


Proponemos realizar, como primer paso, una lectura de todo el Evangelio de
Marcos (capítulos 1 a 16). El contacto inicial con el texto debe ser desarmado de
pretensiones de interpretación o de responder a preguntas. El objetivo es solamente
realizar una lectura corrida, para tener una visión global.
En un segundo momento proponemos realizar una nueva lectura del texto como
producto histórico cultural, observando las puntualizaciones y aspectos: económico,
social, político y cultural- ideológico. Se sugiere ir anotando las reflexiones y
descubrimientos, para volver sobre ellos para profundizarlos y enriquecerlos.

 Algunas pistas para la interiorización y el análisis:

Instituto de Pastoral Vocacional 72


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Lo económico:
 ¿Cómo vivía el pueblo de Jesús? ¿Qué producía? ¿Cómo era el modo de
producción?.
 ¿Cuáles eran los medios de producción de aquel tiempo? ¿A quién
pertenecían esos medios?.
 ¿Cuáles son las profesiones que aparecen en el relato evangélico?.
 ¿Cuál es el problema económico básico que aparece?.

Lo social:
 ¿Cómo aparece la división de clases o de grupos sociales?.
 ¿Cómo son las relaciones entre las personas (justas o injustas)?.
 ¿Cómo aparecen las relaciones entre las clases y grupos sociales?.
 ¿Cómo aparece el bienestar o malestar social?.
 ¿Cuál es el problema social básico que aparece?.
Lo político:
 ¿Qué instituciones de poder oficial aparecen (gobierno, jueces,
militares...)?.
 ¿Cómo aparece el poder dentro de la sociedad civil (líderes, partidos,
asociaciones...)?.
 ¿Quién ejerce el poder? ¿Cómo es ejercido ese poder?.
 ¿Cuál es el problema político básico que aparece?.
Lo cultural-ideológico:
 ¿Quiénes son discriminados/marginados en el tiempo de Jesús? ¿Por qué
son discriminados/excluidos?.
 ¿Cuáles son las prácticas religiosas del pueblo?.
 ¿Cómo aparece la influencia de la religión?.
 ¿Qué significado tiene todo eso para mí?.

 Jesús, un proyecto de amor encarnado.


La pregunta fundamental del Señor: "¿y tú quién dices que soy?" (Mt. 16, 15), se
dirige permanentemente a la juventud. La verdad sobre Jesús necesita ser reconocida
por los/as jóvenes cristianos/as y estar acompañada por el seguimiento y el compromiso
con su Proyecto Liberador y con la construcción de la Civilización del Amor.

 Conocer a Jesús desde la imagen que tenemos.


Te sugerimos recuperar la imagen de Jesús que vive en la memoria de nuestro
pueblo. Que te acerques a diferentes personas y compartas y preguntes:
 ¿Quién es Jesús?.
 ¿Qué dicen las personas sobre Él?.
 ¿Qué historia cuenta la gente sobre Jesús?.
 ¿En cuáles situaciones el pueblo recurre a Jesús?
 ¿Cuál es la imagen que tú tenías antes de Jesús?.
 ¿Cuál es la imagen de Jesús que tienes en este momento?.

 Conocer a Jesús revisitando el Evangelio con nuevas preguntas.


Te proponemos, ahora, realizar una nueva lectura del Evangelio de Marcos y que
vayas respondiendo y analizando las siguientes cuestiones:

Instituto de Pastoral Vocacional 73


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

 ¿Cómo se relaciona Jesús con los marginados y excluidos de su tiempo: mujeres,


niños, enfermos (leprosos, hemorroisa...), extranjeros, publicanos, prostitutas,
pecadores...?.
 ¿Cuál es el llamado que Jesús hace a los pobres?.
 ¿Cómo se revela la humanidad de Jesús, sus sentimientos?.
 ¿Cómo se relaciona Jesús con el Padre?.
 ¿Cómo se relacionaba Jesús con los poderosos de su época: fariseos, doctores de
la ley, escribas, saduceos, autoridades (gobierno, religión...)...?.
 ¿Cuál es el llamado de Jesús a los ricos y poderosos?.
 ¿Cómo se posicionan los poderosos con relación a Jesús?.
 ¿Cuáles son las consecuencias de la acción y posiciones asumidas por Jesús y
sus discípulos?.
 ¿Cómo asumo yo, en mi vida, el Proyecto de Cristo?. ¿Cómo me puedo
comprometer de forma radical con la propuesta liberadora de Cristo?.
 ¿Cómo puedo transparentar y traducir esa propuesta en mi Proyecto de Vida?.
Jesucristo es el verbo Encarnado que revela el Misterio de Dios y de la propia
persona. Jesús de Nazaret es el "Hombre Nuevo" , diferente, perfecto. El hombre del
modo que Dios siempre lo soñó. "Se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn. 1,14).

Él no se apegó a su condición divina, se negó a sí


mismo y asumió la condición de siervo, haciéndose
semejante a los hombres (Flp. 2,7).

Siendo pobre, asume un proyecto de liberación de los/as marginados y


excluidos, y consecuentemente, denuncia todo aquello que disminuye o amenaza la
vida.

 Apuntes para la profundización sobre Jesús y su vida.

Jesús resumió su vida en torno a dos objetivos: reconciliar a toda la humanidad


con el Padre y reunir a los hombres y mujeres en una comunidad de hermanos/as.

d. El primer objetivo: Reconciliar a toda la humanidad con el Padre.

Jesús no se cansaba de hablar de su Padre, de nuestro Padre. En sus palabras y


en sus acciones concretas con los simples, los pobres, los sufrientes, las mujeres, los
niños y también con los poderosos, Jesús revela cómo es el Padre y cómo Él nos ama:
"Quien me ve a mí, ve a mi Padre" (Jn. 12, 45). Nos enseña también que la
reconciliación con el Padre pasa necesariamente por la aceptación de Él: "Nadie va al
Padre sino por mí" (Jn. 14, 6).

¿Por qué Jesús habla tanto de su Padre y nuestro Padre?.


 Porque Él ama a su Padre: "Mi Padre y yo somos uno" (Jn. 10, 30).
 Para acercamos al Padre y dejamos reconciliar con Él.
 Porque ningún proyecto histórico que ignore o reniegue de la aceptación y la
relación filial con el Padre es capaz de establecer relaciones de libertad, de
justicia, de fraternidad y de igualdad entre los ciudadanos/as, sino por el
contrario va a vivir desde la discriminación y la opresión.

Instituto de Pastoral Vocacional 74


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

e. El segundo objetivo: reunir a todos los hombres y mujeres en una sola familia,
en un solo pueblo, en una sola comunidad de hermanos y amigos.

Ámense unos a otros como yo los amé (Jn. 15,12).


Ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre,
varón ni mujer, porque todos ustedes no son más
que uno en Cristo Jesús (Gal. 3, 28).

Jesucristo rescata la dimensión totalizante de la persona humana, superando la


división dualista. Jesús consagra el valor de la persona humana y asume en su cuerpo la
plenitud de la grandeza humana. Podemos constatar esto en los siguientes textos
bíblicos: Mt. 12, 1- 8; o bien de que la persona está por encima de la ley: Mt 12,9-14;
Mt 15, 21- 28; Mt 15, 29; Jn 1, 36-39; Mt 25, 31-46; Jn 8,1-11; Jn 4,5-26; Ef 4,22-24;
Mt 9,11-13.

Jesús se lanza a la construcción de la unidad, no al nivel de los ricos y


poderosos, sino uniéndose a los pobres y enfermos. Exigió que los ricos usaran sus
bienes como expresión de amistad y amor a los necesitados. Planteó a los poderosos el
ejercicio del poder como servicio.

Jesús concentró su vida, sus afectos, sus energías, en la realización de sus


objetivos. Es realmente el mayor ideal de vida que alguien se puede proponer.
Imaginemos cuánto habrá vibrado, con qué ardor habrá deseado que la humanidad
viviese finalmente en paz, todos como amigos, iguales y hermanos de verdad.

La Muerte y la Resurrección de Jesús son para nosotros esperanza, certeza de


que el Reino vencerá a la injusticia así como que la Vida, y no la muerte, tiene la última
palabra. La Resurrección de Jesús nos da la certeza de que El continúa en la historia y
de que la cruz no es el fin. Del encuentro permanente con el Resucitado en la Eucaristía,
en la Palabra, en la Oración, en la Comunidad y en la Historia, nos viene la fuerza, la
esperanza para seguir luchando y construyendo un mundo nuevo hasta que Él venga.

 ¿Cómo asumo estos dos objetivos de Jesús en mi vida?.


 ¿Cómo es mi relación con Dios Padre?.
 ¿Cómo está mi encuentro personal con Jesucristo Resucitado?.
 ¿Cómo vivo el amor fraterno que Jesús apremia?.
 ¿Cómo contribuyo en la construcción de ese mundo nuevo que Jesús predicó?.
 ¿Qué valores puedo aportar?.

f. La misión que me toca: ser Iglesia en el mundo.

Es importante estudiar y conocer a la Iglesia para amarla como Pueblo de Dios y


Cuerpo de Cristo, reconociendo en ella flaquezas y fallas, para poder entonces asumir
consciente y comprometidamente su misión en el mundo. La reflexión sobre la Iglesia
debemos realizarla no desde la postura de quien está "afuera" y no forma parte de ella,
sino reconociéndonos parte del Pueblo de Dios, parte de la Iglesia.

Instituto de Pastoral Vocacional 75


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Pero... ¿Qué es la Iglesia?. Aunque lográramos reunir todas las características


que definen el perfil de la Iglesia, sabríamos que ella es todo eso y mucho más que eso,
porque siendo Pueblo de Dios, siendo de Cristo, es imposible agotar su comprensión, ya
que tendríamos que cerrar o agotar el conocimiento del mismo Jesús.

La Iglesia es:
 Pueblo de Dios, comunidad de fe, esperanza y caridad.
 Signo y sacramento de la presencia salvadora y liberadora de Cristo dentro
de su pueblo.
 Misión actualizada de Cristo en el hoy de la historia de la humanidad.

La Iglesia es pueblo de Dios, formado por todos los hombres y mujeres que
creen en Jesús, esperan la realización de sus promesas y que, sabiendo que son hijos
amados por Cristo hasta el extremo (Jn. 13,1) se reúnen en comunidades vivas,
hermanadas por la Palabra de Dios, por el amor fraterno, por la comunión en el Cuerpo
Eucarístico de Cristo, en la oración, en el compartir los bienes con los pobres y
necesitados, en la convivencia simple y alegre, tanto en las iglesias como en los
encuentros en las casas (Hch. 2, 42-47).
La Iglesia es signo visible, sacramento de acción, presencia salvadora y
liberadora de Cristo dentro de su pueblo. En la medida en que la Iglesia es el espacio en
que los pobres se sienten acogidos en su casa, como pueblo amado en Cristo por el
Padre, ella realiza la parábola de Cristo (Lc. 14, 15-24), en la que nos pide que
busquemos y recojamos "a los pobres, los alejados, los ciegos, los mancos" para que
ocupen un lugar en la sala del banquete del Reino.
La Iglesia, siendo la comunidad de los pobres (Lc. 10,21), cumple con el
mandato de Cristo: "Ustedes recibieron la fuerza del Espíritu Santo para ser mis
testigos" en todas las regiones del mundo (Hch. 1,8), y es, efectivamente, signo,
sacramento de la presencia amorosa y del amor actuante de Jesús, convocando,
reuniendo, liberando a su pueblo a través de la vida y de la acción de aquellos que creen
en Él.

La misión de la Iglesia.
La Iglesia tiene por excelencia una misión evangelizadora: "Vayan y hagan que
todos los pueblos sean mis discípulos..." (Mt. 28,19). El apóstol Pablo, uno de los
mayores militantes del Reino de Dios proclamados por Jesús, llegó a exclamar: "¡Ay de
mí si no anunciara el Evangelio!" (1 Cor. 9,16). Jesús confía a la Iglesia su propia
misión, aquella que el Padre le confiara a El, de impregnar la historia de la humanidad
con los trazos de su proyecto, mediante el anuncio, la acción, el testimonio de vida y la:
denuncia de las falsas propuestas de solución defendidas por el mundo.
Como Iglesia, la juventud tiene una misión especial. Como afirman los obispos
en Medellín: "La juventud es el símbolo de la Iglesia, llamada a una constante
renovación de sí misma, o sea, a un incesante rejuvenecimiento" (Medellín 5,12). Por
eso esta misma juventud debe profundizar el conocimiento, el sentido de pertenencia a
la Iglesia, liberadora y profética, además de fortalecer tanto su amor como su
compromiso de renovarla constantemente.

Profundizando algunos aspectos.


 ¿Cómo vemos a la Iglesia?.
 ¿Qué límites, tendencias y desafíos nos presenta?.

Instituto de Pastoral Vocacional 76


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

 ¿Qué características de la Iglesia podemos reconocer en nuestra experiencia


comunitaria?.
 ¿Cómo influyen en nuestra vida, en la comunidad y en la sociedad los diferentes
modelos de Iglesia?.
 ¿Qué Iglesia quiero? ¿Cuáles serían sus características fundamentales?.
 ¿Qué necesito reforzar y rever en mis acciones y actitudes en cuanto miembro de
la Iglesia? ¿Qué tendencias debo reforzar? ¿Cuáles cambiar?.
 ¿Qué puedo hacer en mi comunidad para construir una Nueva Iglesia-Pueblo-
Comunidad?.
 ¿Cuál es la misión que la Iglesia debe asumir frente a los nuevos desafíos de la
realidad?.
 ¿Cuál es la misión de los cristianos en la construcción de una sociedad justa y
fraterna?.
 ¿Qué relación encuentro entre la fe y el compromiso social (político, económico,
cultural, etc.)? ¿Qué desafíos se me presentan en este sentido?.

g. Mi camino: elaborando mi proyecto.

Casi todo militante vive una vida agitada, con expectativas de realizar sus sueños
y deseos, para proyectarse en nuevos horizontes. Este Proyecto personal de Vida
elaborado deberá estar abierto a los cambios, a las adaptaciones, en la medida que vayan
surgiendo situaciones nuevas. Él nos obliga a tomarnos la vida en serio y nos hace
entrar en un proceso de autenticidad y crecimiento personal. Hay que prever, por eso,
momentos concretos de evaluación (reformulación, readaptación, maduración...) del
proyecto de vida.

Lo principal del proyecto de vida es que las decisiones tomadas y reflexionadas


nos lleven a una mejor y más plena realización personal, a partir de nuestro compromiso
en la lucha por una nueva vida. Cuando una constructora va a realizar una calle,
comienza colocando las marcas o cordones que sirven de puntos de referencia para
saber por dónde va a pasar la calle. Como constructores de nueva vida, también nosotros
debemos colocar "las marcas o cordones" para orientar nuestra acción. Es preciso
entonces, redescubrir y reanimar en nosotros, los motivos de nuestra vida y las
prioridades que buscamos. Es preciso reflexionar siempre sobre todo lo que estamos
haciendo.

Nuestro Proyecto de Vida debe ser escrito, aprovechando los recursos que
tenemos, con una profunda simpleza e interioridad. Nos ayudan las siguientes
orientaciones:
 Redactarlo con claridad.
 Retomar las reflexiones y anotaciones hechas a lo largo del proceso.
 Procurar concretizar bien lo que se propone.
 Sintetizar las ideas en pocas líneas.
 Confrontarlo siempre con la realidad en la que uno está actuando.
 Procurar que sea muy concreto, madurando estrategias que sean de corto,
mediano y largo plazo.
 Incluir todas las dimensiones de la persona humana.

La elaboración del proyecto de vida es algo muy personal. Pero es muy


recomendable que no se haga solo. Debe buscarse y solicitar la ayuda de un/a

Instituto de Pastoral Vocacional 77


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

acompañante (un/a animador/a, psicólogo/a, amigo/a, religioso/a, sacerdote, adulto/a...).


Alguien que sea de nuestra confianza.

El proyecto elaborado necesita prever, también, la forma como será evaluado. Es


un proyecto que debe representarse, que debe defenderse. Hay aspectos que nunca
cambiarían; otros exigirán adaptación, pero una adaptación reflexionada con mucha
seriedad.

Capítulo 7:
La llamada al seguimiento.

En la llamada que Jesús hace a sus discípulos para que le sigan podemos
distinguir los siguientes elementos característicos:

a. La llamada parte de la iniciativa de Jesús.

La llamada al seguimiento parte siempre de una iniciativa de Jesús. Si alguno lo


pretende seguir por propia iniciativa es invitado a tomar otro camino (cf. Mc. 5,18-20).
De este modo Jesús podrá decir más tarde: «No me habéis elegido vosotros a mí, sino
yo a vosotros» (Jn. 15,16). El sujeto original de la vocación al seguimiento es siempre
Jesús. Nadie se hace a sí mismo discípulo. Es Jesús el que hace discípulos. El hombre
puede ponerse en camino hacia Jesús sólo después que Jesús se ha puesto a caminar por
los senderos del hombre. El seguimiento no es conquista, sino un ser conquistado. Así
lo experimentó Pablo y así lo experimentaron los discípulos de todos los tiempos: sentir
la llamada al seguimiento es sentirse «escogido, alcanzado y ganado por el Señor Jesús»
(Fil. 3,8-12). Por esta misma razón, la vocación al seguimiento culmina con la
transformación existencial que da lugar a un nuevo yo: «No soy yo quien vive, es Cristo
quien vive en mí» (Gál. 2, 20). El seguimiento tiene como fuente el mismo Jesús y como
término su misma persona.

Esta iniciativa por parte de Jesús es indicada en los Evangelios con tres verbos.
Dos de ellos se refieren a lo que él hace: «pasa» al lado de los que luego le seguirán y
los «ve». El otro verbo se refiere a la llamada explícita: Jesús les dijo: «Venid conmigo»,
o simplemente, «sígueme».

Jesús «pasa junto a» y «ve». Estos verbos aparecen tanto en los sinópticos como
en Juan cuando nos hablan de la vocación de los primeros discípulos: «Pasando a lo
largo del lago de Galilea vio a Simón...» (Mc. 1,16; cf. Mt. 4,18), «Al día siguiente...
Juan fijó la vista en Jesús que pasaba...» y «Jesús viendo que lo seguían...» (Jn.
1,35.36.38).

«Pasando». En el Evangelio, particularmente en el de Marcos, Jesús se presenta


casi siempre en camino. El Jesús en movimiento es también el Jesús que pone en
movimiento. Como ya dijimos, en las narraciones vocacionales es Jesús quien siempre
toma la iniciativa de acercarse a aquellos a los que llamará a que le sigan. No espera a

Instituto de Pastoral Vocacional 78


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

que vengan a él. Va a su encuentro y lo hace en los lugares donde éstos desarrollan sus
actividades normales: a los primeros discípulos, como pescadores que eran, los
encontrará en el lago de Tiberíades (cf. Mc. 1,16), a Mateo en su lugar de trabajo, como
recaudador de impuestos (cf. Mt. 9, 9-17). La llamada al seguimiento no se sitúa en un
espacio sagrado, en un momento religioso, sino en un cuadro profano. La llamada se
realiza siempre en el contexto histórico de la persona que es llamada.

Otra constante estructural de los relatos de vocación es la mirada de Jesús.


«Pasando Jesús vio» a Simón y a Andrés (cf. Mc. 1,16), a Santiago y a Juan (cf. Mc.
1,19), a Mateo (cf. Mc. 2,14), a Natanael (cf. Jn. 1,47-48), al joven rico (cf. Mc. 10,21).
El «ver» de Jesús no es un ver cualquiera, en abstracto, sino una mirada que penetra en
el interior de las personas (cf. Mc. 3,5; 6,34; 12,34), a las que elige, escoge y «saca
fuera» del resto de la gente para que le sigan. El ver de Jesús es el primer momento del
encuentro entre Jesús que llama y el hombre que responde, e indica ya una comunión
profunda entre Jesús y la persona «vista» por él. Después de esta mirada, las cosas no
quedan nunca como estaban. Las situaciones cambian y las personas también. La
vocación es una llamada personalizada.

A un determinado momento, la mirada se torna llamada explícita, que es


también un mandato: «Venid conmigo» (Mc. 1,17; Jn. 1,39), «sígueme» (Mc. 2,14; Lc.
9,59; 18,22). Estas expresiones, aunque directamente recuerdan la vocación de Eliseo
(cf. 1 Re 19,20), sin embargo también son frecuentes en el Antiguo Testamento para
indicar la elección de Israel por parte de Yahvé. Como la prometida sigue a su
prometido (cf. Jr. 2,2), como el rebaño sigue al pastor (cf. Sal. 80,2), como el pueblo
sigue a su rey (cf. 2 Sam. 15,13; 17,9), así Israel debe seguir a su Señor.

A la luz de los textos anteriores, las expresiones evangélicas «venid conmigo» y


«sígueme» indican la relación de cercanía y la intimidad con Jesús que deben
caracterizar la vida del discípulo. Cercanía e intimidad cuya iniciativa parte siempre de
Jesús que pasa, ve-conoce-ama y llama.

b. La llamada es la manifestación del amor gratuito de Jesús por el llamado.

La vocación es una elección gratuita: «Antes que fueses formado, en el seno


materno, yo te conocí; antes que salieses del seno de tu madre, yo te consagré y te hice
profeta» (Jr. 1,5). La misma «confesión» hace Isaías (cf. Is. 49,1) y Pablo (cf. Gál. 1,15-
16). «Dios nos ha amado primero» (1 Jn. 4,10), por eso la llamada, fruto del amor del
Señor hacia el llamado, no se basa en los propios méritos, es un don gratuito. Jesús pasa,
ama y llama a los que él quiere (cf. Mc. 3,13), cuando él quiere y como él quiere, «no en
virtud de nuestras obras, sino en virtud de su propósito y de la gracia que nos fue dada
en Cristo Jesús antes de los tiempos eternos» (2 Tm. 1,9).

La elección por parte de Jesús es libre, depende únicamente de su voluntad; no


se tienen en cuenta la capacidad del llamado, ni sus intereses e intenciones y ni siquiera
su decisión. Todo es gracia. Pablo tendrá clara conciencia de ello cuando, haciendo
«memoria» de su vocación, afirmará que ha sido llamado por pura gracia de aquel que
le separó desde el seno de su madre (cf. Gál. 1,15). El discípulo es amado y, porque es
amado, es también llamado, cada uno desde su situación concreta y a su manera, a estar
con Jesús (cf. Mc. 3,13), a seguirle (cf. Mc. 1,17), a estar donde está él (cf. Jn. 12,26).

Instituto de Pastoral Vocacional 79


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

La relación de amor se traduce, por parte de Jesús, en la acogida del llamado tal como
es, en su elección, en la confianza que deposita en él y en la amistad con que le honra:
«Ya no os llamo siervos, sino amigos» (Jn. 15,15). Todo discípulo es siempre «el
discípulo al que ama Jesús» (cf. Jn. 13,23), por el cual murió y se entregó (cf. Gál.
2,20). Todo discípulo es su amigo y ha de sentirse incondicionalmente amado por él (cf.
Rm 15,6-10). Llamado a seguirle y a compartir sus pruebas, es también llamado a
compartir con él los secretos de su Padre (cf. Jn 15,15). Por este motivo, los vínculos
que se crean entre el llamado y Jesús son tan estrechos como los que existen desde
siempre entre Jesús y el Padre (cf. Jn 15,9).

c. La llamada es un acto imperioso e irresistible, que sin embargo respeta la


libertad.

La llamada es presentada siempre como una orden: «Vete», dirá el Señor a


Abraham (cf. Gén. 12,1), a Moisés (Ex. 3,10), a Gedeón (cf. Jue. 6,14), a Amós (cf.
Am. 7,15), a Isaías (cf. Is 6,9). «Venid», dirá Jesús a sus primeros discípulos (cf. Mc.
1,17); «venid y ved», dirá a los discípulos de Juan (cf. Jn. 1,39); «sígueme», dirá a
Mateo (cf. Mt. 9,9). Jesús, como Yahvé en el Antiguo Testamento, se presenta como
alguien con autoridad.

Esta autoridad hace que la llamada sea irresistible. En el Antiguo Testamento el


texto que tal vez mejor refleja esta concepción es la confesión de Amós: «Ruge el león,
¿quién no temblará?» (Am. 3,8). En el Nuevo Testamento esta característica de la
llamada se percibe en la pronta respuesta que dan los discípulos al imperativo del Señor:
«Al instante» dejándolo todos le siguieron. La razón de esta prontitud en la respuesta la
podemos entrever en la «memoria» que Jeremías hace de su propia experiencia
vocacional: «Me has seducido, Yahvé, y yo me dejé seducir; me has agarrado y me has
podido... Yo decía: “No volveré a recordarlo, ni hablaré más en su nombre”. Pero sentía
en mi corazón algo así como un fuego ardiente, prendido en mis huesos, y aunque yo
luchaba por ahogarlo, no podía» (Jr. 20,7 y 9). O también en las palabras de Pedro
cuando muchos abandonan a Jesús después del discurso sobre el pan de vida: «Señor, ¿a
quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn. 6,68).

El carácter imperativo e irresistible de la llamada no anula, sin embargo, la


libertad y, por tanto, la responsabilidad del llamado. Tanto el Antiguo como el Nuevo
Testamento nos ofrecen algunos ejemplos a través de los cuales se ve clara la
posibilidad-libertad-responsabilidad que el llamado tiene de decir no a la «orden» dada
por el Señor: Jonás (cf. Jon. 1,3), un profeta anónimo enviado a profetizar contra el
santuario de Betel (cf. 1 Re. 13), el joven rico (cf. Mt. 19,16ss), Judas. El Señor llama.
El hombre es siempre libre de decir sí o no. El Señor puede insistir, como es en el caso
de Moisés (cf. Ex. 4,10-17), de Gedeón (cf. Jue. 6,15-16) o de Jeremías (cf. Jr. 1,6).
Pero es el hombre el que debe aceptar la llamada. En la vocación se encuentran siempre
dos libertades: la libertad del Señor que llama a quien quiere y la libertad del llamado
que puede decir sí o no. «La vocación es realmente actividad de Dios, pero igualmente
actividad del hombre: trabajo y penetración de Dios en el corazón de la libertad
humana, pero también fatiga y lucha del hombre para ser libre y poder acoger el don».

d. La llamada está siempre en función de una misión determinada.

Instituto de Pastoral Vocacional 80


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Toda «llamada» es llamada al servicio y a la misión (cf. Rm. 11,13; 12,17; 1


Cor. 3,5). La vocación es, por su misma naturaleza, vocación a la misión: «Ve –dirá
Yahvé a Moisés–, pues, yo te envío a Faraón para que saques a mi pueblo, a los hijos de
Israel, de Egipto» (Ex. 3,10); «Os haré pescadores de hombres» (Mc. 1,17), dice Jesús a
sus primeros discípulos. La vocación en la Biblia no es un privilegio individual, una
distinción que se hace a una persona. La vocación es una llamada a dejarse implicar en
el proceso de misión: «Me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia –
dirá Pablo–, para que le anunciase entre los gentiles...» (Gál. 1,15-16). La misión es
componente esencial de la llamada-vocación. No hay llamada-vocación sino es en
función de la misión.

En esta misión el punto de partida es estar con Jesús: «Los llamó para que
estuvieran con él y enviarlos a predicar» (Mc. 3,14). No puede haber predicación,
«misión», si no es a partir de una estrecha vinculación con Jesús. Sólo quien le conoce,
quien «permanece» con él (cf. Jn. 1,39); sólo quien permanece en su amor (cf. Jn. 15,9),
puede dar fruto, como el sarmiento da fruto sólo si permanece unido a la vid (cf. Jn.
15,4-5).

El estar con él y predicar (realizar la misión), no se colocan en una sucesión


cronológica, no son dos dimensiones opuestas, sino que se complementan. La misión
exige, como ya se indicó, intimidad con Jesús. Él es, al mismo tiempo, sujeto y objeto
de la misión. Por eso el sarmiento que no esté unido a él no puede dar fruto (cf. Jn.
15,6).

Esta misión tiene tres características principales:


 La misión está en función de los demás.
La llamada coloca al discípulo al servicio de los demás. Cuando uno es llamado,
no lo es simplemente para alcanzar una perfección individual. El discípulo es llamado
para utilidad pública: «Habéis recibido gratis, gratis habéis de dar» (Mt. 10,8). Tampoco
«se enciende una lámpara para ponerla debajo de la cama, sino para que alumbre a todos
los de la casa» (Mt. 5,15). Y es que «yo os he destinado –dice el Señor– para que vayáis
y deis fruto...» (Jn. 15,16). La llamada no está en función de la creación de una
categoría de privilegiados, sino que está hecha con vistas a un servicio que hay que
prestar a todos. Si puede hablarse de algún privilegio del discípulo, es sólo el privilegio
de ponerse al servicio de los demás, el privilegio de lavarles los pies. El discípulo, como
el sumo sacerdote del Antiguo Testamento, «es tomado de entre los hombres, en favor
de los hombres» (Hb. 5,1). Es sacado fuera para ser restituido inmediatamente a los
demás. Porque pertenece al Señor, al igual que Él, el discípulo está para servir a los
demás.

 La misión es urgente.
Esta urgencia aparece claramente indicada en los relatos vocacionales del
Antiguo Testamento a través de la repetición, por parte de Dios, del nombre del
llamado: «Abraham, Abraham» (Gén. 22,11); «Moisés, Moisés» (Ex. 3,4); «Samuel,
Samuel» (1 Sam. 3,10). Dios parece tener prisa. La misión a la que llama a Abraham,
Moisés y Samuel es urgente. En esta misma línea de pensamiento debemos leer las
disposiciones de Jesús a los discípulos cuando estos van por el mundo: «No llevéis
dinero, ni dos túnicas, ni alforjas...» (Mt. 10, 9-10). La misión urge, no hay tiempo que
perder en preparativos que podrían luego entorpecer la misión.

Instituto de Pastoral Vocacional 81


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

 La misión es ardua.
La misión lleva siempre un aspecto de incomodidad, de desgarre, de coraje y de
oposición. Este carácter de la misión se ve claramente por la exigencia de «ir». «Vete»,
es la palabra clave en el Antiguo Testamento para indicar la misión. «Ven», dirá Jesús a
los suyos. Ahora bien, para ir hay que partir, hay que dejar, es necesario estar
disponibles. Las lágrimas son frecuentes en los inicios y también durante la misión
misma. La alegría se conquista después, en el esfuerzo por adecuarse a los compromisos
más duros de la vocación-misión (cf. Mt. 10,16).

1.- Exigencias de la llamada.

La llamada es ciertamente una elección gratuita. El discípulo es llamado, como


hemos dicho anteriormente, sin mérito alguno por su parte, a seguir a Jesús, a formar
parte de su compañía. Este es el lote más hermoso que puede recibir una persona. Pero
esta gracia comporta, de parte de quien la recibe, una responsabilidad, una respuesta
activa, hasta poder decir con Pablo: «Su gracia no ha sido vana en mí» (1 Cor. 15,10).
De este modo, si la llamada tiene unas características bien concretas, también la
respuesta tiene sus propias exigencias. Las principales son: exclusividad, prontitud y
opción definitiva por Jesús.

a. Jesús exige exclusividad.

La elección va acompañada de una exigencia de pertenencia exclusiva. Ya lo era


así en el Antiguo Testamento. Porque Israel ha sido elegido como pueblo de Dios, no
puede tener otros dioses (cf. Dt 5,7; 6,4-5). Pertenece exclusivamente al Señor.

En el Nuevo Testamento Jesús está exigiendo de sus discípulos la misma


exclusividad hacia su persona que la exigida por Yahvé al pueblo de Israel. Jesús es el
que elige y llama, lo cual le da como un cierto derecho de propiedad sobre los
discípulos. Este parece ser el significado de la expresión «sus propios discípulos» (Mc.
4,34). Y esta propiedad puede explicar la radicalidad con la que se expresa cuando
alguno pone condiciones para seguirle: «Deja que los muertos entierren a sus
muertos...» (cf. Lc. 9,59-62).

Por otra parte hay que notar que Jesús no da explicaciones ni ofrece la
posibilidad de hacer demasiadas preguntas. A quien le pregunta «¿dónde vives?»,
responderá simplemente: «Venid y veréis» (Jn. 1, 38-39). La exclusividad que pide
Jesús es también una opción radical de fe, al estilo de la fe de Abraham (cf. Gén. 12,1-
4) o de Moisés (cf. Ex. 3,12-15; 4,18-20). Con la palabra, Jesús invita a sus futuros
discípulos a entrar en su propio movimiento. Como ya hemos insinuado anteriormente,
ser discípulo es seguir a Jesús, ponerse a caminar con él, establecer profunda comunión
con él, entrar a formar parte del grupo de su exclusiva pertenencia. Y esto sólo es
posible desde la fe y la confianza absoluta en él.

b. Jesús exige prontitud.

Otra característica del seguimiento de Jesús, por parte del discípulo, es la


urgencia. Los relatos vocacionales lo indican claramente. A la indicación de Jesús,

Instituto de Pastoral Vocacional 82


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

«inmediatamente» (euthus), los pescadores dejan las redes (cf. Mc. 1,18), el oficio y al
padre (cf. Mc. 1,20), lo dejan todo (cf. Lc. 5,11.28). La llamada no permite dilaciones.
La respuesta ha de ser decidida, inmediata, generosa e incondicional.

Ya hemos hecho referencia a la respuesta dada por Jesús a las pretensiones de


los discípulos de esperar un poco (cf. Lc. 9,59-62). Cuando Jesús «ve» y «encuentra» a
una persona, ese es «el momento favorable» para ella, «la estación oportuna» (cf. 2 Cor.
6,2) para dar el fruto del seguimiento. No vale la disculpa de que no es tiempo para la
cosecha (cf. Mc. 11, 13-14): aun faltando cuatro meses para la siega, los campos ya
están blanquecinos, la mies está pronta (cf. Jn. 4, 35). Cuando Jesús llama, sólo cabe
una respuesta: «Al instante...» (Mc. 1,18.20; 2,14). Tanto la llamada como la respuesta
asumen un carácter de urgencia.
c. Jesús exige una opción definitiva.

La llamada al seguimiento espera una respuesta inmediata y estable a la vez, una


opción en favor de Jesús que se presenta como irrevocable. Por este motivo Jesús pide
ruptura con todo lo que pueda suponer seguridad. El discípulo no puede tener nada a sus
espaldas. La vuelta no está prevista: «Nadie que, después de haber puesto la mano
sobre el arado, mire atrás es apto para el reino de Dios» (Lc. 9,62).

La lógica del Evangelio es la de lo absoluto: según esa lógica es absurdo que un


discípulo se decidiese por seguir a Jesús con un razonamiento de este género: tengo una
casa y alguna tierra, tengo una profesión y una familia. En el caso que debiera cambiar
de idea, no me encontraré con las manos vacías... La entrega a Jesús no puede ser sino
absoluta, por eso la renuncia a toda clase de seguridades se ha de verificar de forma
irreparable, sin posibilidad de reajustes sucesivos: «Las raposas tienen cuevas y las aves
del cielo nidos. Pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza» (Lc. 9,58).

2.- Las condiciones-manifestaciones de la respuesta.

El Evangelio, al mismo tiempo que habla de las exigencias de la llamada, deja


claras las condiciones-manifestaciones de tal respuesta. Las principales son: la fe, el
desprendimiento, el seguimiento y la disponibilidad para dejarse hacer.

a. La fe.

El discípulo, como ya hemos indicado, se caracteriza por la fe. Ésta, a su vez, se


expresa en la confianza absoluta y en el abandono incondicional (cf. Lc. 1,38) en la
persona de Jesús. «Yahvé dijo a Abraham: Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu
padre hacia la tierra que yo te mostraré» (Gén. 12,1). «Maestro –le preguntan a Jesús–,
¿dónde vives?» Y Jesús responde: «Venid y veréis» (Jn. 1, 38-39). Y Abraham partió, y
los discípulos se fueron tras él y se quedaron con él. El discípulo no responde con una
confesión de fe por medio de palabras, sino con un acto de obediencia. La voz que llama
no provoca otra voz que responda, sino más bien una acción que se encarna: el
seguimiento, la obediencia a la orden recibida. La fe supone una actitud vital y activa
frente a la misteriosa manifestación de Dios en la historia de la propia vida.

La fe es para el discípulo antídoto del miedo, del cálculo, de la prudencia


humana. Por eso el discípulo es siempre un hombre que asume el riesgo de ponerse en

Instituto de Pastoral Vocacional 83


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

camino sin saber a donde va (cf. Hb. 11,8), de aceptar un camino que es imprevisible
(cf. Mt. 8, 19-20), de fiarse de la palabra del Maestro, dejando a un lado la evidencia
que le dan sus propias certezas: «...mas, porque tú lo dices, echaré las redes» (Lc. 5,5).

Hablar de fe es hablar de opción radical en favor de la persona de Jesús y es


hablar de una opción, igualmente radical, por el Reino.

En relación con la persona de Jesús, la fe exige que el discípulo ponga a Jesús


como centro de su vida, como razón última de su ser, confesándolo como «Maestro y
Señor» (Jn. 13,13). Como ya dijimos, la centralidad y la exclusividad que el Antiguo
Testamento concedía a Yahvé en relación con el pueblo elegido (cf. Dt. 6,4; Mt. 6,24),
el Nuevo Testamento se la concede a Jesús en relación con el discípulo. Él ha de ser el
centro en torno al cual giren todos los demás intereses del discípulo, la prioridad más
absoluta. Sólo desde esta perspectiva se puede entender la renuncia a todos los bienes e
incluso a los vínculos familiares y a sí mismo. Nada se puede anteponer a Jesús. Nada ni
nadie se debe preferir a él (cf. Mt. 10,37).

En estrecha relación con esta opción por Jesús, está la opción por el Reino,
realidad misteriosa revelada a los sencillos (cf. Mt. 11,25) y a los discípulos (cf. Mt. 13,
11). Gracias a esta revelación algunos llegan a descubrir el tesoro escondido, la perla
preciosa. Este hallazgo produce tal fascinación y alegría, que se justifica el venderlo
todo a fin de poseer dicho tesoro, dicha perla (cf. Mt. 13,44-46). Tanto es su valor, que
algunos incluso están suficientemente motivados como para renunciar al matrimonio. El
Reino absorbe y fascina de tal modo a algunos (se trata de una gracia que sólo es dada a
algunos), que se hacen «eunucos», es decir, personas incapacitadas para vivir en
matrimonio (cf. Mt. 19,10-12). De este modo quedan completamente libres, a
disposición del Reino.

b. El desprendimiento.

Al «inmediatamente» de la llamada corresponde «al instante» de la respuesta. Y


la decisión se expresa a través del desprendimiento o de la renuncia. Este
desprendimiento-renuncia tiene tres aspectos estrechamente relacionados entre sí: en
relación con uno mismo, en relación con los demás y en relación con los bienes
materiales.

En relación con uno mismo.


El texto que mejor resume la condición-manifestación de la respuesta en relación
con uno mismo tal vez sea el de Mc. 8,34: «Si alguno quiere venir detrás de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame».
«Niéguese a sí mismo». El verbo que está a la base de «negarse» significa,
literalmente, «no reconocerse», «sentirse extranjero». La expresión «negarse a sí
mismo» subraya, por tanto, la exigencia de no reconocerse más en aquello que se ha
sido hasta ahora, indica un cambio radical en la propia vida, una ruptura con el hombre
viejo, para nacer al hombre nuevo, hasta poder decir con Pablo: «No vivo yo, es Cristo
quien vive en mí» (Gál. 2,20). «Negarse a sí mismo» lleva consigo una especie de
«descentramiento»: si antes el centro lo ocupaba el propio yo, ahora pasa a ser ocupado
por la persona de Jesús. Lleva consigo una conversión de toda la persona al Señor,
conversión que exige dejar la carne (cf. Gál. 5,24) para nacer al espíritu (cf. Jn. 3,5).

Instituto de Pastoral Vocacional 84


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

En la vida del discípulo ha de haber un antes y un después, separados por el


encuentro personal con el Señor resucitado. Es la experiencia vivida por Pablo camino
de Damasco (cf. Hch. 9,3-6). El discípulo tiene que realizar un «éxodo» que le permita
«salir del siglo» (cf. Test 2-3), es decir, romper los lazos que le atan a un mundo
decrépito y viejo, a un mundo «falaz y perecedero» (1 Cor. 7,31), para entrar en un
mundo nuevo, fruto de la muerte al propio yo: «Si el grano de trigo no muere...» (Jn.
12,24).
El discípulo, al igual que el grano de trigo, debe morir para poder dar fruto. Pero
este morir ha de tener una razón de ser y una motivación: Jesús y el Evangelio. En esta
motivación está la gran novedad del morir del discípulo en relación con las exigencias
del judaísmo. En el Talmud leemos: «¿Qué debe hacer el hombre para vivir? Morir a sí
mismo ¿Qué debe hacer el hombre para morir? Vivir a sí mismo». Jesús, al dicho
rabínico, añade: «por mí y por el Evangelio» (Mc. 8,35).
De notar, además, que el término «Evangelio», en el texto que estamos
comentando, tiene un significado dinámico. No se trata de morir por el Evangelio
predicado por los otros. Se trata de dar la vida por el Evangelio anunciado por uno
mismo a través de la propia vida. Gracias a esta dinamicidad del término «Evangelio»,
el elemento muerte aparece estrechamente unido al elemento misión-testimonio: cada
vez que uno muere a sí mismo está anunciando el Evangelio y cada vez que anuncia el
Evangelio está muriendo a sí mismo. El discípulo anuncia con la propia vida que ante
Jesús todos los demás valores palidecen.
Una segunda exigencia es expresada con las palabras: «Cargue con su cruz».
Esta expresión literalmente significa «levantar la propia cruz». Es lo que hacen los
condenados a muerte, camino del patíbulo. El discípulo es un condenado a muerte, tal
como lo anunció el mismo Maestro: «Seréis condenados» (Mc. 13,9) y «odiados por
todos» (Mc. 13,13). Este rechazo y esta condena surgirán en el seno de la misma familia
(cf. Mc. 13,12).
La razón de este rechazo y de esta condena es siempre Jesús. Ante Jesús no se
puede ser neutral. O se está con él o se está contra él (cf. Mt. 6,24), «quien no recoge
conmigo –dice Jesús–, derrama» (Lc. 11,23). El discípulo que ha hecho la opción de
estar a favor de Jesús sufrirá el mismo rechazo que sufrió Jesús (cf. Mt. 10,22). Cuando
esto llegue, el discípulo ha de recordar que él no es mayor que su Maestro (cf. Jn. 15,18-
21).

En relación con los demás.


En relación con los demás, el desprendimiento y la renuncia se transforman en
actitud de servicio. El discípulo debe hacerse pequeño y esclavo (cf. Mc. 10,42-45). La
ocasión para tal enseñanza se la ofreció una petición egoísta de los hijos de Zebedeo.
Jesús, tomando pie de la praxis de los jefes de los pueblos, que buscan el poder,
responde categóricamente: «No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno de vosotros
quiere ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiere ser el primero, que sea vuestro
esclavo» (Mc. 10, 43-44). El discípulo, al igual que el Maestro, no está en medio de los
demás para ser servido, sino para servir (cf. Mc. 10,45).
Este dicho de Jesús no expresa un simple deseo, sino que manifiesta una
condición, «sine qua non», para construir la comunidad de discípulos. En ella cada uno
ha de ser servidor de todos. Y este servicio ha de ser «diaconal» (servidor), es decir,
concreto, y «dependiente», como el que realizan los esclavos: sin pasar factura –cuando
hayamos hecho lo que debemos hacer hemos de sentirnos «siervos inútiles»– y
adelantándose a las manifestaciones de la necesidad. Según la lógica de Jesús, quien
sirve es el que realmente ejerce autoridad. Por otra parte, seguir esta lógica lleva a

Instituto de Pastoral Vocacional 85


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

desterrar de la comunidad y de cada uno de sus miembros la libido del poder y


convertirla en alegría de servicio, lleva a vivir sometidos a todos (cf. Mc. 10,14) y a
rechazar el poder y los puestos honoríficos (cf. Mt. 23,8-12). Esto es desprendimiento,
es renuncia.

En relación con los bienes materiales.


El desprendimiento-renuncia al «yo» debe ir acompañado de la renuncia a lo
«mío». Todo el que quiera seguir a Jesús ha de optar por el género de vida del Hijo del
hombre, quien no tuvo dónde reclinar su cabeza (cf. Mt. 8,20).
La renuncia a los bienes y a las riquezas aparece en los Evangelios como
condición esencial para ser discípulo y al mismo tiempo como consecuencia y
manifestación de la voluntad de caminar tras las huellas de Jesús.
El desprendimiento-renuncia es condición para seguir a Jesús. Esto se ve
claramente en el dicho de Jesús tal como nos lo trasmite Lucas: «Cualquiera de vosotros
que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío» (Lc. 14, 33). Para
seguir a Jesús es necesario desprenderse de cualquier vínculo, por necesario que haya
sido hasta entonces (profesión) o por querido que siga siendo (la familia) (cf. Mt. 6,21-
24; Lc. 14,16).
El desprendimiento-renuncia es también consecuencia natural del seguimiento
de Jesús. Así se desprende de la perícopa del joven rico (cf. Mt. 19, 16-26).
Aparentemente el joven rico había optado por un camino de perfección absoluta: «Todo
esto lo he guardado, ¿qué me queda aún?» Ahora Jesús le pide, como manifestación de
su deseo de llegar a la perfección, que se desprenda de todos sus bienes. La respuesta
del joven a esta exigencia de Jesús ya la conocemos: «El joven se fue triste, pues tenía
muchos bienes».
En el relato de la vocación de los primeros discípulos, el desprendimiento-
renuncia se expresa a través de un doble movimiento de separación y de acercamiento.
La separación se realiza en relación con el oficio desempañado hasta entonces (eran
pescadores), con las cosas (redes y barcas) y con los lazos familiares (padre) (cf. Mc. 1,
18.20). Esta separación, sin embargo, va acompañada de un acercamiento a Jesús: «Se
acercaron a él» (Mc. 3,13).
La separación pone de manifiesto la nueva situación del discípulo. Éste crea un
vacío en torno a sí, cortando las raíces que le mantenían unido a sistemas de seguridad
de cara al futuro. El discípulo es un hombre nuevo. Debe, por tanto, renunciar a su
pasado. Separándose del padre, el discípulo abandona la seguridad del ambiente vital y
afectivo (13). Dejando las redes y la barca, el discípulo deja cualquier forma de
seguridad que le viene del ejercer un oficio. De este modo, el discípulo es un hombre
expuesto al vendaval de un futuro lleno de incógnitas.
El acercamiento a Jesús, por otra parte, deja claro que el vacío creado por la
separación de las cosas, de la profesión y de la familia, es llenado por la persona de
Jesús. El discípulo lo deja todo para acercarse al que lo es todo: «—¿También vosotros
queréis marcharos?— ¿A dónde iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna» (Jn.
6,67-68). Acercándose a Jesús, el discípulo descubre el gran tesoro y, «lleno de alegría
por el hallazgo...» (Mt. 13,44), lo vende todo con tal de conseguir el tesoro. La alegría
del hallazgo hace que el tener que dejar o vender todo no sea una heroicidad, un
sacrificio insólito o una privación extrema, sino que se vea y se viva como la
consecuencia natural de haber encontrado al que puede llenar las aspiraciones más altas
y la vida misma de una persona. Y en esta nueva situación queda más espacio para
gustar el tesoro. El discípulo se sitúa en lo esencial, se zambulle en ello sin redes ni
impedimentos que le entorpezcan, y la esperanza del pleno goce del tesoro no es ya una

Instituto de Pastoral Vocacional 86


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

simple proyección hacia un más allá lejano o nebuloso, sino una hermosa realidad
presente.
Dejándolo todo y acercándose a Jesús, el discípulo muestra con su propia vida
que ante Jesús todos los demás valores palidecen. Ni las riquezas, ni las conquistas
humanas, ni los éxitos terrenos son valores definitivos: sólo Dios-Jesús-el Reino basta.
Por otra parte, también el desprendimiento, la separación y la renuncia, como antes la
negación a uno mismo, están en función de la libertad para la misión. El discípulo no
puede dedicarse enteramente a la misión si no se siente plenamente libre de las riquezas
o de cualquier otro vínculo o seguridad que no sea Cristo, pues éstas son absorbentes y
tienden a acaparar el corazón de quien las posee (cf. Mt. 6,24). La riqueza y todo lo que
«ata» al hombre ofrece tal fascinación que llega a sofocar la palabra (cf. Mc. 4,18-19).
El discípulo, liberado de toda preocupación terrena, queda completamente liberado para
dedicarse enteramente al servicio del Evangelio: «Los escoge –escribe el Crisóstomo– y
los libra de toda preocupación terrena para interesarlos completamente a un único
cuidado, el de la predicación» (14).

c. El seguimiento.

A pesar de todo lo dicho, el acento no se pone en lo que se deja, sino en el seguir


a Jesús (cf. Mc. 1,18.20). La decidida respuesta de los primeros discípulos se expresa
con el término técnico «seguir» (akoulouthin) que, en nuestro caso, indica la profunda
dedicación a la persona de Jesús, la disponibilidad plena a sus opciones, una fidelidad
leal a su guía en el contexto de la vida común con él. El ser discípulo no se mide por lo
que uno deja, sino por lo que uno ha encontrado; no se mide por las cosas a las que uno
ha de renunciar, sino por la cercanía y la «obediencia» incondicional al Maestro.

Ser discípulo es seguir a Jesús, formar parte de su compañía, establecer una


profunda comunión vital con él. Si hay un término que caracteriza al discípulo no es
ciertamente el de «aprender» sino el de «seguir». El discípulo de Jesús no acepta una
doctrina, sino un proyecto de vida, la praxis de Jesús (15).

Precisamente por esto, la relación de cercanía con Jesús se mantiene sólo en la


medida en que el discípulo permanezca en actitud de movimiento –modo de vida,
proceder, conducta– subordinado al movimiento – modo de vida, proceder, conducta–
de Jesús. De este modo, la relación de cercanía se expresa en la coincidencia del modo
de vida, transformándose entonces en relación de semejanza: condición e ideal del
«discípulo» (Lc. 6,10) (16).

d. Dejarse hacer.

El hombre es un ser en continuo crecimiento, en devenir. No somos hombres,


nos hacemos hombres. La vocación en la Biblia no es una llamada estática, una vez por
todas. Es una llamada de la vida, en la vida y para la vida. Es proyecto. Es proceso. Es
una invitación dinámica, capaz de desarrollarse o de morir. Vocación es hacerse y, sobre
todo, dejarse hacer.

En este proceso el actor principal no es el llamado, sino el que llama. Y si el


objetivo último para el discípulo es el de configurarse totalmente con Cristo, llegando a

Instituto de Pastoral Vocacional 87


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

tener sus mismos sentimientos (cf. Fil. 2,5), entonces, quien sigue a Jesús no puede
nunca considerarse discípulo ya hecho, terminado. El discípulo nunca termina de serlo,
está siempre haciéndose, o mejor, está siempre dejando hacerse.

«Os haré pescadores de hombres» (Mc. 1,17). «Os haré», por encontrarse en
primera persona de singular, indica claramente que Jesús mismo será el maestro, el
artífice (cf. Jn 13,13), puesto que sin Él no podemos hacer nada (cf. Jn. 15,6). De este
modo Jesús es la fuente, no sólo de la llamada, sino también de la respuesta-misión del
discípulo. Por otra parte, el verbo está en futuro. Esto indica que vocación-llamada y
misión no coinciden en el tiempo. Entre una y otra hay todo un trabajo de formación por
parte de Jesús gracias al cual se van introduciendo, poco a poco, en el conocimiento de
los misterios del Reino (cf. Lc. 8,10) (17). A la luz de cuanto hemos dicho se
comprende lo que dice Marcos cuando habla de la elección de los doce: «Los llamó para
que estuvieran con él y mandarlos a predicar» (Mc. 3,14). Estando con Jesús, el
discípulo se hace, se forma.

Instituto de Pastoral Vocacional 88


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Instituto de Pastoral Vocacional 89


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Capítulo 8:
Conclusión

De cuanto hemos dicho sobre la «sequela Christi», el seguimiento de Cristo,


podemos sacar algunas conclusiones –a tener en cuenta en el Cuidado Pastoral de las
Vocaciones– sobre la vocación en general, sobre las exigencias del Cuidado Pastoral de
las Vocaciones para la vida de quienes hacen la propuesta y el acompañamiento en
vistas a un discernimiento vocacional, y sobre algunas exigencias para la vida de
aquellos a quienes se hace la propuesta y a quienes se les ofrece un acompañamiento en
vistas al seguimiento de Jesús.

1. El concepto de vocación.

De los textos que hemos analizado y de los relatos de vocación que se


encuentran en la Biblia, emergen algunas características de la vocación que no podemos
olvidar en el Cuidado Pastoral de las Vocaciones. Entre otros rasgos se podrían señalar
los siguientes:

a. La vocación no es una función, profesión o actividad circunstancial o episódica.

La vocación es seguir a una persona, la persona de Jesús. La vocación es poner


la persona de Jesús en el centro de una vida, con todo lo que ello comporta. Es, por
tanto, un compromiso radical de vida que implica la totalidad de la persona: cuanto es,
cuanto tiene y cuanto hace. La vocación se convierte, entonces, en orientación radical y
global de una existencia. Por este motivo la primera y fundamental exigencia de la
respuesta a la llamada es la conversión, el cambio profundo de la persona, que le lleva a
asumir un estilo de vida que se sitúa en la línea del radicalismo evangélico.

b. La vocación es una llamada personalizada.

Se sitúa siempre en el contexto histórico de la persona. Cuando el Señor llama,


lo hace teniendo en cuenta lo que uno es en su realidad más profunda. El Señor llama a
individuos concretos en los cuales se dan cita muchas historias: familia, cultura,
educación y formación, situaciones, tradiciones, conflictos... Llamando por su nombre a
cada uno (cf. Jn. 10,13), el Señor asume esta unidad hecha de muchos niveles, que en su
conjunto forman la realidad singular y misteriosa de cada uno. Esto lleva consigo el que
cada uno de los llamados viva «reconciliado» con su propia historia y la asuma como
«historia de salvación».

c. La vocación no es una imposición.

La vocación es una propuesta. Hay siempre un elemento nítido de libertad


humana en la respuesta a la vocación. Dios llama a la vida sin el consentimiento de la
persona; pero cuando la llama a una vocación determinada lo hace pidiendo su
asentimiento, pidiendo una respuesta consciente y libre a su llamada. Esto exige que se

Instituto de Pastoral Vocacional 90


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

creen condiciones en las que el llamado pueda responder libremente a la llamada del
Señor. El acompañamiento no puede nunca condicionar la libertad de la respuesta. El
acompañante es sólo mediador entre dos libertades: la libertad de Dios que llama a
quien quiere y la libertad del llamado que responde afirmativa o negativamente a la
propuesta de Dios.

2. El cuidado pastoral de las vocaciones y los animadores del mismo.

El Cuidado Pastoral de las Vocaciones interpela profundamente la vida de


quienes hacen de mediadores entre la llamada del Señor y la respuesta del llamado. No
es el momento de detenerme en las exigencias del Cuidado Pastoral de las Vocaciones
para la vida de los Animadores. Quiero, simplemente, indicar tres aspectos que me
parecen fundamentales:

a. Compartir el hallazgo.

«Andrés encuentra a su hermano Simón y le dice: Hemos hallado al Mesías» (Jn.


1,41). Más tarde Felipe comunicará su hallazgo a Natanael (cf. Jn. 1,45), la samaritana a
sus paisanos (cf. Jn. 4,39), Felipe y Andrés a los griegos (cf. Jn. 12,20- 22). Aunque la
vocación es siempre un regalo de Dios a cada uno de los que llama, sin embargo este
regalo suele llegar a través de mediaciones. Es el caso de Juan y Andrés. Estos siguen a
Jesús porque Juan el Bautista lo presenta como «el Cordero de Dios» (Jn. 1,36). Es el
caso de Clara. Dios se sirve de Francisco para atraerla a la vida de radical pobreza y
altísima contemplación (cf. Test Cl 2). Es el caso de muchos de nosotros. Dios se ha
servido de muchas mediaciones para acercarnos a Jesús.

Si la fe se refuerza comunicándola, la vocación se mantiene joven y se renueva


en le medida en que se hace mediación de otras vocaciones. Quienes hemos tenido la
gracia de encontrar a Jesús y de seguirle, estamos llamados a compartir con los otros
este hallazgo y mediar para que los otros lo encuentren y le sigan: «Que ninguno, por
nuestra culpa, ignore lo que debe saber para orientar la propia vida» (18).

Nuestra vocación es la de ser sal, luz, levadura, fermento (cf. Mt. 5,13-16.33),
expresiones todas ellas que denotan dinamicidad y fuerza. Así como no se enciende una
luz para poderla debajo de la cama, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los
de la casa (cf. Mt. 5,15), así el que recibe la gracia de la vocación no puede menos de
hacer partícipes a los otros de ese tesoro escondido que ha encontrado y de la fortuna
recobrada (cf. Lc. 15,9). Una buena prueba para valorar nuestra consagración consiste
en saber si es comunicativa: Fue al encuentro de su hermano y «lo condujo a Jesús» (Jn.
1,41-42). La dimensión apostólica es esencial a la vocación.

b. Declarar abiertamente nuestro amor por Jesús.

«Era como la hora décima...» (Jn. 1,39). Si la vocación es una relación de amor
entre Jesús y cada uno de los suyos, en un mundo como el nuestro donde nadie tiene
reparo alguno en manifestar sus amores –limpios o menos–, los que hemos sido
llamados a seguir a Cristo estamos llamados también a manifestar sin rubor nuestro
amor apasionado por Jesús, haciendo memoria gozosa de la «hora» de nuestra llamada.

Instituto de Pastoral Vocacional 91


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Nuestra vida tiene sentido desde el amor apasionado de Jesús por nosotros, que
le lleva a mirarnos con cariño (cf. Mc. 10,21), y desde una respuesta de amor
apasionado hacia Él que nos lleva a gritar con Francisco: «El amor no es amado». Sólo
cuando nos mueva el amor apasionado por Cristo podremos ser luz para los que viven
en tinieblas. Sólo con esta condición podremos invitar a otros a compartir ese mismo
amor.

c. Haber clarificado la propia opción vocacional.

Seguir a Jesús es optar por una determinada forma de vida, o, si se prefiere,


optar por la persona de Jesús. Pero la vida sólo se puede transmitir con la vida. Las
palabras mueven, los ejemplos arrastran, se suele decir. Quien propone a un joven la
posibilidad de optar por la forma de vida franciscana sólo está autorizado a hacerlo si él
se siente –y no sólo jurídicamente, sino también afectiva y efectivamente– dentro de esa
vida; sólo está autorizado a hacerlo quien sienta esa forma de vida como propia.

La única forma de pastoral vocacional verdaderamente evangélica y por lo tanto


franciscana es la que parte del testimonio, la que en verdad puede decir: «Ven y verás».
Todos los agentes del Cuidado Pastoral de las Vocaciones –todos los hermanos de una
entidad y particularmente los Animadores– han de ser consecuentes con esta «regla de
oro» de la Pastoral vocacional.

3. El cuidado pastoral de las vocaciones y los llamados.

El seguimiento de Jesucristo, como hemos visto, tiene una serie de exigencias


que, aun cuando su realización sea progresiva, deben sin embargo ser presentadas
claramente desde un principio a todo aquel que quiera iniciar ese camino. Entre estas
exigencias que deben ser presentadas, pienso particularmente en las siguientes:

a. Discípulo no es el que «deja», sino el que «sigue».

En todos los relatos de vocación que encontramos en el Nuevo Testamento, el


acento no se pone en el «dejar», sino en el «seguir». Ser discípulo es entrar en actitud de
seguimiento-movimiento de tal forma que el modo de vida y el proceder del llamado
este subordinado al modo de vida y proceder del que llama. Ser discípulo es vincularse a
Él. Por eso, el único móvil que debe impulsar al llamado a dar su asentimiento a la
llamada debe ser la persona de Jesús y la «causa» de la que Él habla. «Seguir» no es
irracional y ciego. Es abandono, es confianza, es obediencia. Por eso también la
respuesta al seguimiento no es un momento de entusiasmo, sino compromiso obediente.

«Venid» y «veréis». Dos verbos. Uno invita a seguirle, otro a descubrirle. Uno
en presente, el otro en futuro. El primero exige la inmediatez del compromiso; el otro, la
paciencia de la búsqueda. El mundo dice: «Primero veo y después voy». Este puede ser
un criterio prudente y razonable en las relaciones entre los hombres. El comportamiento
de la fe –y por lo mismo del seguimiento– es totalmente diverso, opuesto. Caminar con
Cristo significa vivir una experiencia con Él. No es posible tener esa experiencia sin
ponerse en camino detrás de Él.

Instituto de Pastoral Vocacional 92


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

b. El seguimiento es un proceso.

Ser discípulo es dejarse formar por aquel con el cual uno quiere configurarse.
Este proceso se inicia cuando uno tiene conciencia de ser llamado, y termina con la
visita de «la hermana muerte corporal». Esto exige que desde un principio uno acepte
entrar en este camino de conversión-formación permanente y continua a fin de asimilar,
progresivamente, los sentimientos de Cristo (cf. Fil. 2,5; Vita consecrata 65). Exige,
también, que a lo largo del camino uno esté dispuesto a purificar las motivaciones
vocacionales, para reconducirlas incesantemente a Cristo el Señor. El único, el esencial
en una vida (cf. Col. 1,16-17). Exige, finalmente, que uno manifieste una voluntad firme
de obediencia al «Señor y Maestro» (Jn. 13,13). Porque un «seguimiento» sin
compromiso de obediencia es, en realidad, opción sin Cristo.

c. El seguimiento de Jesucristo pide una vida radicalmente evangélica.

Dicho radicalismo lleva consigo desprendimiento, separación y renuncia. En el


Evangelio esto es condición y consecuencia para seguir a Jesús además de tender a
situar al discípulo en lo esencial y a liberarlo de toda preocupación que no sea Jesús y su
Reino. Esta exigencia no puede ser puesta en un segundo lugar a la hora de iniciar un
acompañamiento en orden a una opción vocacional. Desde un principio hay que
aprender a cultivar progresivamente un profundo sentido de separación de todo lo que
no es Él. Hay que ser capaces de descubrir, progresivamente, el reclamo imperioso de la
pobreza evangélica, para adherirse sólo al Señor. Uno no puede entregarse parcialmente.
Jesús exige una entrega sin reservas.

La vocación y también la vida religiosa y franciscana expresan su dinamismo a


partir de tres imperativos: ven-sígueme, permanece y vete. Llamados por el propio
nombre, para estar con Jesús y ponerse al servicio de los demás. Esto supone un camino
largo de formación, un proceso en el cual Jesús es la «forma» y el «formador» a la vez.
En este camino el Animador del Cuidado Pastoral de las Vocaciones es mediador. El
objetivo último de su delicada misión es poner al candidato a caminar «tras las huellas
de Cristo».

Notas:
 La llamada a la «sequela», es decir, el seguimiento de Jesús, es lo que da unidad
a todo el Evangelio de Marcos que termina con las palabras: «Él os precede en
Galilea. Allá lo veréis, como os ha dicho» (Mc. 16,7). En Galilea es donde
precisamente Jesús llamó a los discípulos a que le siguieran (cf. Mc. 1,17ss).

 Cf. Thaddée Matura, Seguir a Jesús. De los consejos de perfección al


radicalismo evangélico. Ed. Sal Terrae, Madrid 1983, 57-58.

 La vida religiosa no puede, ciertamente, monopolizar el radicalismo evangélico.


Pero es algo que la ha distinguido siempre, al menos en sus orígenes. Nada
extraño, por tanto, que la vida religiosa en general y la franciscana en particular
sientan la necesidad de referirse a él y de interpretar a su luz la propia vida.

Instituto de Pastoral Vocacional 93


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

 Cabe señalar que la iniciativa de Jesús de llamar a los que él quiere contrasta con
la praxis judía. En el judaísmo, en efecto, el discípulo escoge a su maestro. Los
rabinos no llaman, son llamados.

 Jesús «ve» como «ve» Yahvé en el A. T. Éste mira para intervenir, liberar, elegir
y confiar una misión (cf. Ex 3,7-8; Gén. 22,8; Os. 9,10).

 Aquí el verbo «ver» es sinónimo de «conocer». Es importante subrayar, en este


contexto, como Jesús no «ve» simplemente a unos pescadores, sino a Simón y a
Andrés, a Santiago y a Juan, que eran pescadores. Hay una relación profunda
entre el yo de Jesús y el tú de los discípulos. Jesús al «ver» entra en una relación
profunda con las personas, tiene en cuenta su historia.

 La elección no se limita a un diálogo puramente interior entre el llamado y el


que llama, sino que se traduce en signos-mediaciones.

 Nuevas vocaciones para la nueva Europa, 33,a.

 De nuevo el contraste de la praxis de Jesús con la del Antiguo Testamento es


clara: cf. 1 Re 19,20.

 Este aspecto es claramente subrayado por Lucas. El tercer Evangelista –el más
«helenista» de los cuatro–, en su relato de la vocación de Mateo, pone la llamada
de Jesús en el modo imperativo y en el tiempo de presente para indicar una
acción duradera. Contestando a la llamada, Mateo «se puso a seguirle»
(ékolouthe autói). Aquí el verbo está en indicativo imperfecto. De ese modo se
indica que el seguimiento será duradero.

 Marcos, que parece reflejar la versión más antigua del relato, pone la petición en
boca de los dos hermanos. Mateo, que escribe más tarde, cuando los apóstoles
eran ya venerados como «columnas de la Iglesia» (cf. Gál. 2,9), no osa poner la
petición de sentarse uno a la derecha y otro a la izquierda del Señor en boca de
los discípulos y por eso la pone en boca de la madre, como queriendo disculpar a
los discípulos.

 Este doble movimiento aparece claramente expresado en el verbo «apó-elthein»


aquí utilizado por el evangelista.

 En la tradición judía el padre garantizaba la protección jurídica y social,


asegurando la pertenencia a un pueblo. Dejar al padre significa renunciar a todo
eso y quedar expuesto a cualquier clase de agresión.

 J. Crisóstomo, In Matheo, 32, PG 57, 382.

 Este es el significado profundo del verbo «seguir», particularmente en Juan (cf.


1,40.43; 10,4.27; 13,36-38; 21,19.22).

 El contraste entre un seguimiento puramente material y el verdadero


seguimiento aparece en Mc. 9,33b-34: Los discípulos «en el camino», que es el
mismo de Jesús y cuyo desenlace será la muerte (cf. Mc. 9,31), discuten sobre

Instituto de Pastoral Vocacional 94


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

quien será el más grande. Aunque acompañan a Jesús, en realidad los discípulos
no le siguen.

 Este trabajo de formación de los doce por parte de Jesús aparece claramente
indicado en los Evangelios. Jesús no se conforma con la instrucción que los
discípulos escuchan cuando se dirige a la multitud. A los discípulos Jesús les
instruirá «a solas» (cf. Mc. 4,10-20.34; 6,31; 9,2.28-29; 13,3; Mt. 10,5-42;
17,19; 24,23; Lc. 9,10; 10,23).

 Pablo VI, Guardate a Cristo e alla Chiesa, Mensaje para la XV Jornada mundial
de oración por las vocaciones (16/04/1978).

 José Rodríguez Carballo, OFM, «Caminar tras sus huellas», en Selecciones de


Franciscanismo vol. XXX, n. 88 (2001) 23-43]

Instituto de Pastoral Vocacional 95


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

CAPÍTULO 9:
Discernimiento vocacional

El discernimiento vocacional.

 Busca nadurar los aspectos positivos y purificar las deficiencias. La búsqueda de


significado, de relaciones auténticas y la autonomía.
 Verificar la autenticidad de la llamada: vida espiritual, vida sacramental,
oración, espíritu de servicio, deseo de crecer en santidad, participar en la vida de
comunidad, querer servir al señor.
 Discernimiento de la respuesta humana. Son los criterios de discernimiento
psicológico

1. Fuerzas progresivas de los jóvenes.

 El placer de la novedad, de la competencia.


 Percibe en sí nuevas posibilidades que desea poner en práctica.
 Hacen del jóven un ser autónomo, con relaciones maduras y opciones grandes y
responsables.

2. Fuerzas regresivas.

 Dependencia infantil, complejo de Peter Pan, temor a lo nuevo.


 Formas erróneas de independencia:
 Ambivalencia: entre libertad e independencia. Entre los valores y
complacer al grupo.
 Rebeldía-anticonformismo: Al rechazar las reglas de la sociedad trata de
compensar sus sentimientos de inferioridad e inseguridad. Dependencia
afectiva regresiva.
 Negativismo: dependencia reactiva. Se rebela contra los padres, pero
anhela depender de ellos.
 Ídolos y modelos: Los idolatra y quiere identificarse con ellos. Les
atribuyen rasgos de inmortalidad, los mitifican. Compensan su poca
autoestima, a la vez que se sienten omnipotentes.
 La papelera/basurero: donde echar lo que no acepta de sí mismo y que le
da inseguridad. Mecanismos de defensa: somatización, fantasías,
masturbación, narcisismo.
 Búsqueda de espejos: El grupo de amigos o algunos adultos que lo
gratifican, miman, aprueban lo que hace.

Instituto de Pastoral Vocacional 96


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

3. Sentido de la historia personal.

 Dos elementos fundamentales: LA LLAMADA DE DIOS y LA RESPUESTA


PERSONAL.
 NUESTRA HISTORIA PERSONAL ES NUESTRA HISTORIA DE
SALVACIÓN.
 Hay que saber descubrir la pedagogía de Dios:
 Comprender el mensaje de Dios.
 La respuesta que Dios nos pide.
 Las consecuencias de la opción y la organización de la vida en función.
 Una decisión individual.
 Una dimensión social más amplia.
 Sentimiento.
 Forma de vida.
 No sólo SI hay + ver QUÉ vocación hay.
 VER LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU.
 La fuerza en la debilidad.
 La paz interior.
 La confesión de Jesús como Señor.
 La construcción de la comunidad.

4. El arte del acompañamiento espiritual.


El animador vocacional debe tener muy en cuenta la complejidad y ambigüedad
del mundo en el que se educan y desarrollan nuestros jóvenes.

Situación socia.l
 Sociedad urbana postindustrial.
 Familias fragiles.
 Ambiente de pobreza.
 Cultura narcisista.
 MCS orientan al hedonismo.

5. Etapas psicológicas.

A. Yo-egocéntrica : pubertad.

 Cambios y crisis: origen fisiológico = INSEGURIDAD.


 Egocentrismo: mecanismo de defensa normal.
 Conflicto fuerzas externas vs externas: repliegue.

Características:
 Conciencia nuevas energías: ansiedad, variabilidad…
 Conciencia de ser autosuficiente.
 Necesidad de autoafirmación, independencia, …
 Necesidad de autonomía, juicio personal, …
 En el amor sólo está en función de sí.
 No ve el subjetivismo.
 Orientación vocacional: falta de seguridad en sí mismo.
 Búsqueda de estado de vida que satisfaga.

Instituto de Pastoral Vocacional 97


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

B. idolo-idealización: ADOLESCENTE.

 Busca fuera de sí remedios a su inseguridad = HUIR.


 Etapas de ídolos: personaje que le gustaría ser.
 Le parece que tienen poderes o cualidades que a él le faltan.

Características:
 Busca identificarse: así se siente protegido.
 Se relaciona cuando el otro responde a sus esperanzas.
 En el amor admira los aspectos idealizados del otro.
 No percibe la totalidad de su persona.
 Orientación vocacional: asemejarse o representar.
 Es una etapa a superar.

6. Los demás-sociocéntrica: joven.

 Descubre que puede hacer feliz a los otros.

Características:
 Puede desarrollar su capacidad y hacerlo en la sociedad.
 Percibe al otro objetivamente.
 Ama como al otro como es y no como lo sueña.
 Orientación vocacional: siente una especie de amor por Cristo que le empuja al
don total de sí mismo.
 En una forma determinada de vida consagrada.

7. Etapas de la opción vocacional.

a. La emoción privilegiada.

 Se identifica con una emoción especial.


 Es leída como señal vocacional.
En la Biblia, los discípulos de Jesús quedan sobrecogidos, asombrados ante su
personalidad, su palabra y sus gestos.

Egocéntrica.
 Se identifica la vocación con esa emoción subjetiva.
 Cultivar la vocación es mantener viva esa emoción.
 Si se pierde la emoción desaparece la vocación

Idealización.
 Se rechaza todo lo que contradice la emoción.
 Se ignoran y minimizan los riesgos y posibles dificultades.

Sociocéntrica.
 Se considera la emoción como una señal de vocación, pero no se absolutiza y se
contrasta con la consideración y el consejo de otras personas.

Instituto de Pastoral Vocacional 98


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

b. El deseo de imitar un modelo.

Los modelos son mediaciones ordinarias y necesarias en el descubrimiento y


respuesta vocacional.
En la Biblia encontramos: “te seguiré a donde quiera que vayas, lo hemos dejado
todo y te seguimos”.

Egocéntrica.
 La atención se fija en la persona modelo no en lo que esta representa.
 No se toma en consideración la posibilidad o no de ejercer esa vocación.

Idealización.
 Sólo se ve en el modelo lo que satisface y tranquiliza.
 Se elige la vocación del modelo sin considerar sus consecuencias y sin evaluar la
capacidad real de imitar el modelo.

Sociocéntrica.
No se es prisionero del personaje idealizado. Se ven sus "fallos" y se admiten
otros posibles modelos.
  Se busca en el modelo la experiencia de su vida y lo que revela de Dios (lo que
significa).

8. La elección de una función vocacional que compromete.

 Por los valores que progresivamente se descubren en esa vocación.


 Por la misión que implica.
En la Biblia son narraciones de misión (“vete, yo te envío”).

Egocéntrica.
 No se admiten otras alternativas vocacionales para la propia persona.
 No se piensa que las motivaciones puedan ser egocéntricas.

Idealización.
 Sólo se quieren ver los aspectos atractivos de la vocación y se minimizan los
negativos o difíciles.
 Se elige en función de necesidades o insatisfacciones personales.

Sociocéntrica.
 Se elige en función de los valores propios de cada vocación.
 La elección vocacional se contempla como un camino posible a recorrer, pero
admite la posibilidad de otros.
 Busca contrastar y completar el punto de vista personal.

9. Criterios humano-psicológicos.

a. Idoneidad del candidato:

 Aptitudes físicas, psíquicas, morales y espirituales.

Instituto de Pastoral Vocacional 99


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

 Carencia de impedimentos canónicos.


 Grado de libertad afectiva y efectiva.

El juicio definitivo constituye la culminación de un proceso gradual, progresivo


y homogéneo de discernimiento vocacional.

 Madurez psíquica: capacidad para los estudios, para escuchar la voluntad de


Dios, de superar los conflictos de cada día.
 Madurez afectiva: capacidad de controlar los impulsos y las emociones; cierta
estabilidad y equilibrio emocional.
 Madurez social: armonización entre las exigencias afectivas personales y las
comunitarias.
 Amor oblativo.

b. La recta intención: voluntad clara y decidida.

LAS MOTIVACIONES: por qué lo quiere.


 Motivaciones válidas.
 Motivaciones insuficientes e inconscientes: por falta madurez personal. Busca la
propia satisfacción o es una fuga defensiva.
 La vida cotidiana crisol de las motivaciones.

c. Plena libertad: ausencia de presiones.

Pero también la libertad interna que puede estar limitada por impulsos y deseos
inconscientes, o por expectativas contrarias a la vocación. La falta se manifiesta por
mecanismos inconscientes. Estas inclinaciones íntimas se manifiestan en la falta de
coherencia, pues el individuo busca tener, poseer afecto, aceptación, comprensión,
estima, confianza.

Los síntomas de falta de libertad: encerrarse en sí mismo, rigidez en la toma de


decisiones, escasa sensibilidad por las necesidades del prójimo, indecisión frente a
nuevos cargos, estado general de indecisión y agresividad.

10. Opción vocacional.

La vocación tiene su origen en Dios. Necesita un proceso de descubrimiento de


la llamada.

No es la consecuencia de un diagnóstico, el discernimiento es un proceso a


seguir, un crecimiento. Esta experiencia deberían pasarla todos los cristianos. La
Pastoral Juvenil debería ayudar a responder a esta pregunta: ¿Con quien vivir, amar, dar
la vida, trabajar y pertenecer?.

a. La opción definitiva del llamado.

Supone capacidad de decisión (para siempre), fruto de pequeñas decisiones,


tareas progresivas.

Instituto de Pastoral Vocacional 100


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

Influye el testimonio de los adultos. Se necesita conocer la naturaleza de la


vocación.
Apertura al misterio, por encima de la certeza subjetiva. La garantía no está en
los propios talentos. Integrar las propias contradicciones. Descubrir a Dios en la propia
historia. Nace de la gratitud.

La identidad en la vocación.
La vocación supera las posibilidades del sujeto. Por encima del tener y parecer,
está el nuevo ser, recibido como don de Dios.
La vocación es “llamada”, viene de afuera.
La totalidad: en la decisión está impliocados el corazón, la mente y la voluntad.
Hay madurez vocacional cuando se la vive como un don, como exigencia, para
los otros y con los otros en la Iglesia.

b. Un proyecto vocacional rico en recuerdo creyente.

 Reconciliado con su pasado, con lo inevitable negativo.


 Como acreedor, abierto a dar.
 No autocompadecerse de los propios traumas, reapropiarse de la vida e integrar
los componenetes menos positivos.

11. Docibilitas vocacional.

Libertad interior, para dejarse guiar por un hermano.


Ser joven psicológicamnete, con la voluntad de dar lo máximo de sí, capaz de
apreciar la belleza de la vida, consciente de las propias limitaciones y de las propias
aptitudes.
Dos certezas que hacen al hombre libre afectivamente:
 La experiencia de haber sido amado.
 La experiencia de saber amar.

En el área afectivo-sexual tener en cuenta la centralidad de esta área en la


evolución del joven y en la cultura actual.

La opción vocacional es parte y epílogo de un camino de formación a la mdurez


de la fe. Sólo ella puede unir los dos extremos:
 La conciencia de la llamada.
 La conciencia de la propia ineptitud.

12. La etapa de la elección.

 La etapa del discernimiento culmina cuando el joven reencuetra su identidad en


el ideal que elige.
 Esto requiere LA LEY DE LA TOTALIDAD (objetiva y subjetiva).
 El testimonio del formador es importante.
 “Con toda la mente”: la contemplación.
 “Con todas las fuerzas”: el deseo.
 “Con todo el corazón”: el enamoramiento.

Instituto de Pastoral Vocacional 101


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

INDICE

Presentación
……………………………………………………………………………………1
Capítulo 1: Relación entre Pastoral Vocacional y Pastoral de Juventud
…………………3
Asociaciones juveniles y vocaciones
………………………………………………………...4

Capítulo 2: Desafíos de la juventud actual


…………………………………………………7
1. Problemas específicos de las vocaciones femeninas
……………………………………10
2. Los tiempos posmodernos
………………………………………………………………..11

Capítulo 3: Lo que deberíamos hacer en PJ


………………………………………………..19
1. Evangelización ante todo
………………………………………………………………….19
2. Definición de evangelización
……………………………………………………………..20
3. Las dimensiones de la evangelización
…………………………………………………...20
4. Una pastoral sin dualismos
……………………………………………………………….21
5. La salvación cristiana
……………………………………………………………………...22
6. Conceptos limitados de salvación
………………………………………………………..22
7. La salvación entre el “ya” y el “todavía no”
…………………………………………….24
8. Salvación personal y comunitario
………………………………………………………..24
9. Autenticidad de la vida cristiana
………………………………………………………...24
10. Capacitar al joven para vivir la fe, la esperanza y la caridad
………………………...26
11. Discernimiento cristiano: “llamados al seguimiento de Cristo”
…………………….27
12. La vocación, fuerza integradora de la personalidad
………………………………….28

Capítulo 4: Integración de la PJ en la PV
…………………………………………………..29
1. Las tareas de la PJ en la PV
……………………………………………………………….29
2. La situación
…………………………………………………………………………………30

Instituto de Pastoral Vocacional 102


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

3. La reflexión del magisterio de la Iglesia


…………………………………………………30
4. La propuesta de la PJ
………………………………………………………………………31
5. Proyecto de vida
…………………………………………………………………………...32
6. Del reclutamiento vocacional a la misión compartida …………………………………
33
7. Ecología vocacional
………………………………………………………………………..34
8. La nueva propuesta de la PJ latinoamericana
…………………………………………..35
9. Opciones pedagógicas para la madurez en la fe y la opción vocacional
……………..35
10. El proyecto de vida como proceso
……………………………………………………...37

Capítulo 5: Opciones pedagógicas de la PJ


………………………………………………..39
1. Los ejes del itinerario formativo
………………………………………………………….39
2. Personalización. Dimensión psicoafectiva
………………………………………………39
3. Integración socio-cultural
…………………………………………………………………40
4. Dimensión política: “Convocados a crear la civilización del amor”
………………….40
5. Dimensión mística o teologal, Evangelización
………………………………………….41
6. Concientización. Capacitación técnica
…………………………………………………..41
7. Las relaciones entre PJ y PV
………………………………………………………………44
8. El grupo o la comunidad juvenil
…………………………………………………………46
9. Otra opción pedagógica: acompañamiento y asesoría …………………………………
47
10. Planificando la madurez para la fraternidad
…………………………………………..48
11. Iniciación a la militancia
…………………………………………………………………49
12. Puebla: camino vocacional
………………………………………………………………51

Capítulo 4: Pasos para elaborar el proyecto de vida


……………………………………...53
1. Los tres momentos
…………………………………………………………………………53
2. Proyecto de vida
…………………………………………………………………………...54

Instituto de Pastoral Vocacional 103


Proyecto personal de vida.
Camino de acompañamiento vocacional

3. Propuesta 1: Proyecto de vida; un instrumento para planificar la vida


……………...54
4. Propuesta 2: Elementos de estudio y orientación para la elaboración del proyecto de
vida
…………………………………………………………………………………………….
57

Capítulo 7: La llamada al seguimiento


…………………………………………………….67
1. Exigencias de la llamada
………………………………………………………………….71
2. Las conducciones- manifestación de la respuesta
……………………………………...72

Capítulo 8: Conclusión
……………………………………………………………………....79
1. El concepto de vocación
…………………………………………………………………...79
2. El cuidado pastoral de las vocaciones y los animadores del mismo
………………….80
3. El cuidado pastoral de las vocaciones y los llamados
………………………………….81

Capítulo 9: Discernimiento vocacional


…………………………………………………….85
1. Fuerzas progresivas de los jóvenes
………………………………………………………85
2. Fuerzas regresivas
…………………………………………………………………………85
3. Sentido de la historia personal
…………………………………………………………...85
4. El arte del acompañamiento espiritual
……………………………………………….....86
5. Etapas psicológicas
………………………………………………………………………..86
6. Los demás sociocéntrico: joven
…………………………………………………………..87
7. Etapas de la opción vocacional
…………………………………………………………..87
8. La elección de una opción vocacional que compromete ………………………………
88
9. Criterios humanos-psicológicos
………………………………………………………….88
10. Opción vocacional
………………………………………………………………………..89
11. Docibilitas vocacional
……………………………………………………………………90
12. La etapa de la elección
…………………………………………………………………...90

Instituto de Pastoral Vocacional 104

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy