Russo, V., Las Competencias
Russo, V., Las Competencias
Russo, V., Las Competencias
SOCIOEMOCIONALES: SU
INFLUENCIA EN EL RENDIMIENTO
ACADÉMICO Y LAS RELACIONES EN
EL AULA
RESUMEN _______________________________________________________________ 3
1. INTRODUCCIÓN ______________________________________________________ 4
2. DESARROLLO ________________________________________________________ 7
2.1. RELACIÓN ENTRE COMPETENCIA, INTELIGENCIA Y EDUCACIÓN EMOCIONAL ________ 10
2.1.1. Inteligencia emocional _________________________________________ 10
2.1.2. Las competencias emocionales _________________________________ 11
2.1.3. Educación emocional _________________________________________ 12
2.2. IMPORTANCIA DE LAS COMPETENCIAS SOCIOEMOCIONALES ___________________ 12
2.2.1. Relaciones interpersonales _____________________________________ 14
2.2.1.1. Autoestima y autoconcepto: dos palabras parecidas, pero con
significaciones distintas ____________________________________________ 15
2.2.2. Bienestar psicológico _________________________________________ 17
2.2.3. Rendimiento académico _______________________________________ 18
2.2.4. Aparición de conductas disruptivas _____________________________ 19
2.3. ¿LAS COMPETENCIAS SOCIOEMOCIONALES SON ACUMULATIVAS? ______________ 21
2.4. ¿CÓMO SE PODRÍAN DESARROLLAR LAS COMPETENCIAS SOCIOEMOCIONALES? ____ 22
2.5. EL ROL DE LOS DOCENTES EN EL DESARROLLO DE ESTAS COMPETENCIAS ________ 23
2.6. NIVEL ESPERADO DE COMPETENCIAS DESARROLLADAS EN SEXTO AÑO DE EDUCACIÓN
PRIMARIA ______________________________________________________________ 25
2.6.1. Motivación y autorregulación del aprendizaje _____________________ 26
2.6.1.1. Autorregulación metacognitiva ________________________________ 27
2.6.1.2. Mentalidad de crecimiento ____________________________________ 28
2.6.1.3. Motivación intrínseca ________________________________________ 28
2.6.1.4. Perseverancia académica ____________________________________ 29
2.6.2. Habilidades interpersonales ____________________________________ 29
2.6.2.1. Empatía ___________________________________________________ 30
2.6.2.2. Habilidades de relacionamiento ________________________________ 30
2.6.3. Habilidades intrapersonales ____________________________________ 31
2.6.3.1. Regulación emocional _______________________________________ 32
2.6.3.2. Autocontrol ________________________________________________ 32
2.6.4. El lugar que ocupan estas dimensiones en las aulas uruguayas
actualmente _________________________________________________________ 33
3. CONCLUSIÓN _______________________________________________________ 35
4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ______________________________________ 37
5. BIBLIOGRAFÍA ______________________________________________________ 40
2
Resumen
3
1. Introducción
4
parte, en el Artículo 13 se expresa la importancia de que las personas adquieran
aprendizajes que les permitan un desarrollo integral relacionado con aprender a ser,
aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a vivir juntas (Ley N°18437,
2009). Sin embargo, en el PEIP, son escasos los contenidos que promueven
avances en el desarrollo de las competencias socioemocionales. Es así que se
encuentra una distancia entre lo que la Ley pretende y lo que el Programa de
Educación actual propone como contenidos de enseñanza.
Sumado a esto y teniendo en cuenta los programas vigentes, se encuentra la
dificultad de que los contenidos que abordan temáticas relacionadas a las
competencias socioemocionales, están enmarcados dentro del campo conceptual
de la Ética, uno de los menos trabajado en las aulas. Se puede plantear que este
campo conceptual se aborda de manera esporádica en el contexto escolar ya que
históricamente se creyó que a la Escuela se iba a aprender a leer, escribir, hacer
cuentas e interiorizar las normas morales. Se puede decir que atender a los
problemas emocionales del niño nunca estuvo dentro del imaginario social como
una función de la Escuela. Suele escucharse a personas de mediana edad que
repiten frases de su niñez tales como “los problemas de casa se quedan en casa y
no se llevan a la Escuela”. Si consideramos la concepción humanista de la
Educación, la cual trata de educar a la persona en su totalidad, desarrollando la
integralidad de la misma y atendiendo a lo emocional, afectivo y motivacional como
potenciador del aprendizaje, la idea anteriormente mencionada ya no tiene vigencia.
Siguiendo el pensamiento de García Retana (2012) se puede plantear que,
tradicionalmente, se creía que el rol de la Escuela era enseñar contenidos y que los
valores, normas de comportamiento y manejo de las emociones debían aprenderse
en casa, que estos eran asuntos de los cuales la familia debía hacerse cargo. Hoy
en día, podemos afirmar que, según lo expuesto por el Instituto Nacional de
Estadística, la composición y conceptualización de familia ha cambiado
notoriamente, transformando aspectos relacionados a la convivencia, por lo que
resulta conveniente que la Escuela eduque y enseñe desde una perspectiva que
acompañe estas transformaciones (Cabella, Fernández, & Prieto, 2015).
En esta línea, se puede afirmar que la Escuela no debe ser solo un lugar en
el que se transmitan conocimientos académicos y se desarrollen competencias
cognitivas, debe ser también un espacio en donde los niños aprendan a convivir y
ser; esperar turno, concentrarse, solicitar ayuda, resolver conflictos y establecer
5
relaciones. Estos constituyen algunos ejemplos de competencias que la Escuela
debe desarrollar, considerando que las mismas favorecen el desempeño en el aula,
facilitan la adquisición de aprendizajes y propician las condiciones óptimas para
lograrlos.
6
2. Desarrollo
7
● elegir profesión
● tomar decisiones
● gestión del tiempo.
Centrando la atención en las competencias sociales, se puede decir que las
mismas están relacionadas con la capacidad de mantener buenas relaciones con
otras personas. Algunos ejemplos de competencias sociales son la asertividad,
escucha activa, comunicación efectiva, agradecimiento, respetar el turno de la
palabra, disculparse, pedir permiso y negociar. Todas estas acciones mencionadas,
hacen posible al sujeto mantener vínculos positivos con las demás personas, es
decir, ser competente socialmente.
Resulta importante aclarar que ser competente socialmente es un requisito
fundamental para la interacción social, medio por el cual se transmiten y promueven
conocimientos y competencias.
Por otro lado, las competencias emocionales son aquellas que están
relacionadas a la salud emocional del individuo y a su conducta. Las competencias
emocionales apuntan al manejo, el control de las emociones y conductas propias.
Suponen un conjunto de conocimientos y habilidades necesarias para poder
comprender, expresar y regular de forma adecuada los fenómenos emocionales.
Dentro de las mismas se puede definir conciencia emocional, regulación emocional,
tolerancia a la frustración, control de la impulsividad, regulación de la ira, regulación
del estrés, manejo de la depresión, empatía, autoestima, relajación, entre otras
(Bisquerra, 2012).
A partir de lo anterior, es que se deduce que competencias sociales y
competencias emocionales están estrechamente relacionadas, ya que el hecho de
no gozar de un tipo de competencias, pone en riesgo el nivel de las otras, por tal
motivo, varios autores han propuesto unificarlas bajo el nombre de “competencias
socioemocionales”. A modo de ejemplo dentro del mundo educativo, se puede decir
que un alumno que no posea la competencia social de respetar el turno de la
palabra, es probable que, tampoco posea la competencia emocional de tolerancia a
la frustración cuando se le llame la atención por no respetar el turno o no se
considere su aporte oral por no obedecer las reglas.
8
El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEEd, 2018) se refiere a
éstas competencias como habilidades2 socioemocionales y acerca de las mismas
aporta:
2
A pesar de existir sensibles diferencias entre el concepto de competencias y habilidades, los
autores que se expondrán, utilizan ambos términos indistintamente.
9
2.1. Relación entre competencia, inteligencia y
educación emocional
10
El concepto de inteligencia emocional también se relaciona con lo que
Gardner (2008) denuncia sobre la cuestión de que el coeficiente intelectual se ajusta
a la “escuela uniforme” y como variante propone la teoría de las inteligencias
múltiples. El autor plantea que existen diversas inteligencias, de las cuales la
inteligencia intrapersonal e interpersonal son las que nos interesan principalmente.
Bisquerra (2012) propone que la inteligencia emocional está compuesta por
estas dos inteligencias, intrapersonal e interpersonal.
En este marco resulta importante definir qué se entiende por cada una de
estas inteligencias. Según Gardner (2008), la inteligencia intrapersonal es aquella
que funciona para identificar y comprender los propios sentimientos y emociones.
Esta inteligencia sirve para regular el comportamiento y la conducta propia. La
inteligencia intrapersonal le permite además al sujeto identificar sus propias
fortalezas y debilidades.
Por otro lado, la inteligencia interpersonal es aquella relacionada a la
habilidad de reconocer las emociones y sentimientos de las demás personas. Esta
inteligencia posibilita comprender las actitudes y comportamientos de otros
miembros de la sociedad, favoreciendo así una mejor interacción social y empatía.
11
b) habilidad de reconocer lo que los demás están pensando y sintiendo
mediante el uso de habilidades sociales, empatía, captación de la
comunicación no verbal, entre otros.
Volviendo a lo planteado por Gardner (2008) acerca de las inteligencias
múltiples, se puede establecer relación entre el primer bloque a) y la inteligencia
intrapersonal. A su vez, la inteligencia interpersonal se relaciona con el segundo
bloque b) y con lo que anteriormente denominamos competencias sociales.
Los autores mencionados coinciden en el hecho de que las competencias
emocionales se desarrollan mediante una propuesta de educación emocional.
12
la necesidad del autoconocimiento para el desarrollo del ser humano, se puede
considerar la primera postulación teórica acerca la importancia de algunas
competencias socioemocionales.
En investigaciones de carácter internacional (OCDE-UNESCO, 2015) se
ratifica la idea anteriormente mencionada mediante los aportes de muchos autores,
entre ellos Carneiro, Crawford y Goodman, quienes sostienen que los niños y
adolescentes necesitan poseer distintas habilidades cognitivas, sociales y
emocionales en la medida justa para poder tener éxito como futuros adultos de la
vida moderna.
De acuerdo a los apartados precedentes, las competencias socioemocionales
ayudan al individuo a enfrentarse a situaciones inesperadas, controlar impulsos y
trabajar de forma colaborativa eficazmente, aspectos que en el mundo actual se
consideran de gran relevancia.
Bisquerra (2012) sostiene que poseer estas habilidades en la medida
adecuada, hace posible al individuo tener una calidad de vida mejor que quien no
las posee. Además, el mismo autor plantea que, las habilidades socioemocionales,
posibilitan gozar de mayores beneficios, pero ¿cómo ayudan estas competencias a
mejorar la calidad de vida?
Hoy en día, en el mundo laboral, por ejemplo, las competencias
socioemocionales se valoran en un trabajador. Es por esto, que quien posea
competencias socioemocionales desarrolladas en el nivel esperado, podrá contar
con mayores posibilidades de adquirir un nuevo empleo, y, por lo tanto, mayores
posibilidades de mejorar su calidad de vida.
Por otro lado, según un informe internacional de la OCDE poseer un nivel alto
de habilidades socioemocionales también incrementa la posibilidad de recibir
inversiones de aprendizaje (becas), por parte de entes estatales y de la familia. Esta
situación también deriva a mejores posibilidades de acceder al empleo y mejorar la
calidad de vida (OCDE-UNESCO, 2015).
Profundizando en esta idea, la misma institución plantea que los padres
invierten más en las habilidades de sus hijos si estos muestran avances
prometedores en el desarrollo de las mismas (OCDE-UNESCO, 2015). Es decir, los
padres se esfuerzan más por brindarle a sus hijos las condiciones necesarias para
avanzar en sus estudios, cuando los mismos demuestran interés por superarse,
autonomía, regulación del estrés y la confianza necesaria para cumplir con sus
13
objetivos. La situación se repite también con los docentes, quienes dedican más
tiempo a los alumnos que demuestran esfuerzo y disposición para aprender, que a
quienes se muestran reticentes frente a la situación de aprendizaje.
En el ámbito educativo, son variadas las investigaciones y postulaciones
teóricas que destacan la importancia de las competencias socioemocionales para
que el proceso de enseñanza y aprendizaje resulte adecuado.
INEEd (2018) rescata la propuesta que la UNESCO realiza a través del
informe de su Comisión Internacional sobre la Educación del Siglo XXI, en donde se
plantean cuatro pilares de la educación para la vida: aprender a conocer, aprender a
hacer, aprender a convivir y aprender a ser. Acerca de los mismos, INNEd aporta:
“Estos implican habilidades personales necesarias para la promoción de un
aprendizaje integral del individuo, que desarrolle la capacidad de beneficiarse de
oportunidades para el aprendizaje, de trabajar con otros de forma armónica y de
tener autonomía y responsabilidad personal” (p. 5).
A continuación, INEEd (2018) vuelve a tomar palabras de UNESCO a partir
de un informe realizado en 2016, y plantea “la importancia de las habilidades
socioemocionales como elemento clave para el aprendizaje y la formación
transversal y a lo largo de la vida” (p. 5). ¿Pero de qué manera influyen estas
competencias en el aprendizaje de los alumnos?
Fernández-Berrocal & Ruiz (2008) proponen que incrementar el desarrollo de
las competencias socioemocionales, incrementa la inteligencia emocional de los
alumnos, lo que confluye en beneficios directo para los estudiantes en cuatro áreas
diferentes: relaciones interpersonales, bienestar psicológico, rendimiento académico
y aparición de conductas disruptivas. A continuación, se explicita la relación de las
competencias socioemocionales con cada una de las áreas en cuestión.
14
identificar y comprender las emociones de los otros. Esta situación posibilita un
mejor entendimiento con los demás miembros de la sociedad.
El hecho de ser competente socialmente y poseer relaciones interpersonales
de calidad le permite al estudiante obtener mejores situaciones de aprendizaje. La
interacción social positiva tanto con docentes, como con pares, facilita la
comunicación y comprensión de ideas, la creación de un clima áulico apropiado, así
como un mayor involucramiento en la tarea, derivando esto en aprendizajes más
profundos y significativos. Además, el hecho de mantener relaciones interpersonales
positivas provoca en el alumno el sentimiento de bienestar y pertenencia dentro de
las instituciones educativas, lo que augura una permanencia mayor dentro del
sistema.
Vale aclarar que, el hecho de mantener relaciones interpersonales de calidad
tiene sus beneficios no sólo en el ámbito educativo, sino que también repercute en
la vida familiar, en el entorno laboral, entre otros.
Como último punto, es importante resaltar que la calidad de las relaciones
interpersonales también tiene su repercusión directa en el estado y salud emocional
del sujeto, en el autoconcepto y autoestima del mismo.
15
verbalmente mediante expresiones como “soy vergonzoso”, “soy divertido”, entre
otras.
Por otro lado, de la definición de autoconcepto se desprende también que, las
ideas que lo conforman, están influenciadas directamente por lo que los demás
perciben acerca del sujeto. Resulta importante marcar este punto ya que los
docentes desde sus prácticas, comentarios y expresiones faciales influyen en la
creación del autoconcepto de sus alumnos.
Se deduce que es deber de los educadores ser cautelosos con las
características a marcar en sus alumnos. Los docentes deben ayudar a sus alumnos
a construir una idea mental positiva acerca su persona. Por tal motivo, varios
especialistas en psicología desestiman la estimulación excesiva, así como la
corrección rigurosa cuando la situación no lo amerite (Heinsen, 2012). Es decir,
especialistas en psicología y educación sostienen que resulta conveniente eliminar
frases como “estuviste genial” por tareas que simplemente involucran resolver una
consigna sencilla, ya que esta situación deriva en la creación de una imagen mental
errónea, la cual es sobrevalorada. Lo mismo sucede cuando la corrección es muy
rigurosa, lo que deriva en la creación de una imagen mental infravalorada.
Por otro lado, centrando la atención ahora en lo que es la autoestima y
tomando las palabras de Heinsen (2012), se puede decir que la autoestima es la
valoración o evaluación personal del autoconcepto. Es decir, es la opinión que el
sujeto tiene sobre las características, cualidades y habilidades que posee.
A partir de lo anterior se desprende que la autoestima es el componente
emocional vinculado al autoconcepto, un componente totalmente subjetivo.
La autoestima depende de hasta qué punto el sujeto piensa estar cerca de “lo
bueno” o lo “esperado”. Por tal motivo, se puede deducir que la autoestima traza el
camino que le indica al individuo si se está acercando o alejando de lo que debería
ser.
Por último, Heinsen (2012) afirma que “una autoestima sana permite al ser
humano adaptarse y desenvolverse de manera efectiva, con seguridad e
impactando positivamente en lo que lo rodea. La autoestima es fundamental para un
desarrollo humano integral” (p.26).
16
2.2.2. Bienestar psicológico
17
2.2.3. Rendimiento académico
18
Un punto a destacar es que mediante diversas investigaciones se ha logrado
determinar que:
Por otro lado, INEEd (2018) también agrega que: “las habilidades
socioemocionales presentan un potencial para la compensación o superación de
determinadas situaciones adversas, desafíos y obstáculos en el entorno del
estudiante, que suelen asociarse con bajos desempeños académicos” (p.9).
A partir de lo anterior es que se afirma que las competencias
socioemocionales sirven para menguar las consecuencias negativas que traen
consigo las dificultades de aprendizaje, los coeficientes intelectuales bajos y los
contextos socioeconómicos desfavorables en el rendimiento académico. En este
sentido, se puede asegurar que la escuela promueva el desarrollo de competencias
socioemocionales, es un avance más, para lograr la tan deseada equidad educativa.
19
Profundizando en esta idea, los autores sostienen que:
Los adolescentes con una mayor capacidad para manejar sus emociones son más
capaces de afrontarlas en su vida cotidiana facilitando un mejor ajuste psicológico y
teniendo así un menor riesgo de consumo abusivo de sustancias. En concreto, los
adolescentes con un mayor repertorio de competencias afectivas basadas en la
comprensión, el manejo y la regulación de sus propias emociones no necesitan
utilizar otro tipo de reguladores externos (e.g., tabaco, alcohol y drogas ilegales)
para reparar los estados de ánimo negativos provocados por la variedad de eventos
vitales y acontecimientos estresantes a los que se exponen en esas edades.
(Fernández-Berrocal & Ruiz, 2008, p. 431)
20
2.3. ¿Las competencias socioemocionales son
acumulativas?
21
2.4. ¿Cómo se podrían desarrollar las competencias
socioemocionales?
22
de la experiencia, por lo que resulta fundamental que los alumnos vivencien
actividades que promuevan el tipo de habilidades en cuestión.
Las competencias socioemocionales se pueden desarrollar mediante
experiencias formales e informales de aprendizaje. En esta línea, la incorporación
de propuestas dentro del campo de la educación emocional, resulta una herramienta
muy eficaz para el desarrollo de las mismas.
Desde el trabajo en el aula se pueden fortalecer las competencias
socioemocionales a través de planificación y puesta en práctica de actividades
curriculares y extracurriculares innovadoras y que resulten de interés para los
alumnos. De aquí se desprende la importancia del arte y del deporte como medio
fundamentales para incentivar el desarrollo de estas competencias.
Se considera que desde el accionar docente, el trabajo cooperativo y la
articulación con otros pares, resultan recursos indispensables para generar
situaciones que promuevan la adquisición de competencias.
Marino (2016) propone que para la enseñanza y aprendizaje de habilidades o
competencias socioemocionales es fundamental que los docentes generen un clima
agradable de aprendizaje y más importante aún que el abordaje de estas
habilidades se realice de forma sistemática. La autora indica que es necesario
enseñarles a los alumnos en determinadas situaciones cómo pueden ellos
reconocer sus emociones, regularlas y ponerlas en palabras sin herir a otros.
23
conducta. Durante el resto del año lectivo, la mayoría de las veces, este tipo de
contenidos son abordados a partir de situaciones vividas en la clase, generalmente
de relacionamiento con los pares, en donde las competencias sociales se ven
afectadas. Además, muchas veces, este trabajo se hace desde la reflexión de la
conducta que “está mal” y “no hay que repetir” y no se considera la situación
emocional del niño ni los problemas que él posee en su entorno familiar, los cuales
son unos de los factores principales ante un mal comportamiento del mismo.
Sin embargo, no se puede olvidar que la función de todo docente es enseñar
contenidos preestablecidos en un programa de educación, pero sobretodo colaborar
en la construcción de cada individuo como ciudadano capaz de reflexionar acerca
de la realidad, cambiarla y transformarla, para que, en un futuro, los alumnos sean
capaces de tomar decisiones y desarrollarse en todos los ámbitos que su vida
adulta. Por ende, se debe considerar que todo docente debe promover el
crecimiento emocional de sus alumnos para lograr brindarle a los mismos la
educación integral que tanto necesitan para desenvolverse en su adultez.
Por otro lado, acompañando el pensamiento de Perpiñán (2013) se puede
plantear que:
24
Ahora bien, focalizando en la idea de que el docente se constituye como un
modelo a seguir para sus alumnos en lo que al ámbito socioemocional respecta,
resulta importante que los propios docentes se involucren en el modelo
socioemocional que transmiten, manteniendo coherencia entre los comportamientos
que llevan adelante y los que pretenden de sus alumnos, y que además trabaje en
base a las emociones de los alumnos ya que según García Retana (2012) el
docente que logre motivar a sus alumnos y transmitir emociones positivas a los
mismos, creará en su aula un círculo virtuoso entre emociones y aprendizaje,
obteniendo así resultados positivos en lo que al rendimiento académico respecta.
Por último, es sabido que los docentes a la hora de enseñar nuevos
contenidos académicos deben considerar siempre los conocimientos o ideas previas
que los alumnos poseen. Esta situación se repite también con el tratamiento
didáctico de las competencias socioemocionales. El docente desde su rol debe
identificar las habilidades socioemocionales que sus alumnos poseen para poder
trabajar a partir de las mismas. Se puede plantear que, es deber del docente
identificar las habilidades socioemocionales de sus alumnos, las que muchas veces
se manifiestan a través del juego, comportamientos, actitudes, inseguridades o
inquietudes. En este sentido, la observación resulta ser un medio fundamental para
comprender las emociones de los educandos.
En síntesis, los docentes juegan un papel fundamental en el desarrollo de las
competencias socioemocionales de los alumnos en la medida de que se constituyen
como un modelo a seguir e identifican y promueven el desarrollo de las mismas.
25
Fig. 1. (INEEd, 2018, p. 47)
INEEd (2018) plantea como primera dimensión a ser evaluada en sexto año
de educación primaria la motivación y autorregulación del aprendizaje. La misma
institución destaca que entre enfrentarse a una tarea académica y llegar a cumplirla
con éxito hay una serie de procesos que van más allá de los conocimientos o las
competencias cognitivas en cierta área de conocimiento en particular. Es ahí en
donde la motivación y la autorregulación del aprendizaje funcionan como
herramientas complementarias para poder abordar y culminar una tarea de forma
exitosa.
INEEd (2018) partiendo de los aportes de Schunk y Zimmerman (1996) y
Vohs y Baumeister (2011) entiende a la autorregulación como “proceso en el cual se
ponen en marcha de forma sistemática cogniciones, conductas y emociones que
permiten llevar a cabo las conductas dirigidas a metas” (p. 21). Acerca de este
proceso, la institución agrega que un estudiante puede considerarse autorregulado
cuando es un participante activo en su propio proceso de aprendizaje.
En general, el término autorregulación refiere a la capacidad de manejar las
propias emociones, conductas y cogniciones en función de una meta. La
26
autorregulación se considera un componente central del desarrollo que facilita la
adquisición de competencias sociales y cognitivas y que repercute en el rendimiento
de los alumnos de forma positiva (INEEd, 2018).
Por otro lado, aparece la motivación, elemento que para Ospina (2006) es
considerado el motor del aprendizaje y que constituye un componente clave para la
autorregulación del aprendizaje. INEEd (2018) rescata que la motivación impacta en
la autorregulación del aprendizaje específicamente en su activación, dirección y
persistencia.
Es entonces que se puede establecer la relación de dependencia entre
motivación y autorregulación del aprendizaje. La motivación es considerada un
elemento clave para la autorregulación del aprendizaje y a su vez, la misma está
sujeta a procesos de autorregulación, para poder movilizarse y mantenerse (INEEd,
2018).
A partir de esta dimensión, INEEd (2018) plantea cuatro subdimensiones que
la componen: autorregulación metacognitiva, mentalidad de crecimiento, motivación
intrínseca y perseverancia académica.
27
2.6.1.2. Mentalidad de crecimiento
Se define como: “la participación en una tarea como un fin en sí mismo, por
razones tales como el desafío, la curiosidad o el dominio de una tarea o materia”
(INEEd, 2018, p. 24)
La motivación intrínseca es aquella relacionada a actuar por el deseo de
dominio, la curiosidad y el desafío, diferenciándose de la motivación extrínseca, la
cual alude a la consecución de metas orientadas a la recompensa externa, como la
obtención de notas o aprobación de padres y docentes. Resulta importante destacar
que se ha comprobado que la motivación intrínseca redunda en aprendizajes más
profundos, y en un mejor rendimiento, en comparación a orientaciones
principalmente extrínsecas (INEEd, 2018).
A modo genérico se puede decir que, la curiosidad y el deseo de investigar
es una característica común en niños pequeños, pero lamentablemente, a medida
que el niño crece, tiende a disminuir su motivación intrínseca, debido al aumento de
controles externos (pruebas, calificaciones) durante el trayecto por el sistema
educativo. Sin embargo, existen ciertos factores que desde el ámbito educativo
pueden contrarrestar esta pérdida de la motivación intrínseca, como por ejemplo, la
corrección positiva por parte de los docentes, la promoción de la autonomía y el
desarrollo de un autoconcepto positivo (INEEd, 2018).
28
2.6.1.4. Perseverancia académica
29
El hecho de poseer estas habilidades sociales se puede traducir en un mejor
desempeño académico ya que estas habilidades aportan a la creación de un
contexto social propicio para el aprendizaje escolar (INEEd, 2018). A su vez, se
puede entender que el hecho de que los alumnos puedan interpretar correctamente
las normas sociales y regular su conducta a partir de las mismas, favorece también
la creación de vínculos positivos con sus pares, docentes y otros actores de la
institución.
Dentro de esta dimensión se pueden destacar dos subdimensiones: empatía
y habilidades de relacionamiento.
2.6.2.1. Empatía
30
Es decir, las habilidades de relacionamiento refieren a aquellas habilidades
que permiten el relacionamiento con otras personas, así como habilidades para la
comunicación efectiva y la cooperación. (INEEd, 2018).
INEEd (2018) sostiene que el desarrollo de las habilidades de
relacionamiento influye en el rendimiento escolar, ya que optimiza las condiciones
para cooperar con otros, participar en clase de forma adecuada o colaborar en la
resolución de problemas. Estas habilidades también han sido asociadas con un
mayor bienestar a lo largo de la vida.
En esta línea, se destacan las habilidades de relacionamiento en el sentido
de que favorecen la interacción social, interacción que se considera el vehículo
fundamental para desarrollar el proceso de enseñanza y aprendizaje.
31
Para profundizar en lo que comprenden estas habilidades y su importancia en
todos los ámbitos de la vida, se destacan dos subdimensiones: regulación
emocional y autocontrol.
2.6.3.2. Autocontrol
32
se ajustan al contexto en particular, en fin de priorizar objetivos a largo plazo
(INEEd, 2018).
La falta de autocontrol deriva en varias dificultades tales como son problemas
de conducta, síntomas depresivos, conductas disruptivas y dificultades en la
atención, por lo que afecta directa e indirectamente el rendimiento académico de los
alumnos. Por el contrario, se han asociado mayores niveles de autocontrol con un
mejor rendimiento académico, una mayor permanencia en el sistema educativo,
niveles mayores de competencias interpersonales y un estilo de vida más saludable
(INEEd, 2018).
33
Sin embargo, se puede plantear que a pesar de que el Programa de
Educación Inicial y Primaria datado del año 2008, no promueve directamente el
desarrollo de competencias socioemocionales, existen otros documentos de
carácter institucional3 que manifiestan un interés en favorecer el incremento de las
competencias socioemocionales.
En este sentido, se rescata el incipiente interés de las autoridades educativas
en promover el desarrollo de competencias socioemocionales, pero se contemplan
las dificultades que presentan los docentes a la hora de planificar propuestas dentro
de la educación emocional, por no tener contenidos en el programa que abarquen
los mismos. Un camino a seguir mientras se espera la redacción de nuevos
programas de Educación que aborden directamente esta dimensión, es priorizar que
los docentes tengan la facultad de planificar propuestas de educación emocional.
Por otro lado, a partir de lo observado en las distintas aulas, se puede
destacar que, afortunadamente muchos docentes, desde su accionar cotidiano
buscan promover habilidades como mentalidad de crecimiento, motivación
intrínseca, perseverancia académica, regulación emocional, autocontrol, entre otras;
en pos del desarrollo integral de sus alumnos.
Para finalizar, se destaca que resulta importante que las distintas
organizaciones educativas, a la hora de redactar nuevos programas de contenidos,
tengan en cuenta el valor de estas competencias socioemocionales explicitándolos
directamente para fomentar el desarrollo integral de sus alumnos, permitiéndole así,
apropiarse de mejores herramientas que se utilizaran en la adquisición de nuevos
aprendizajes y en otros ámbitos de la vida.
3Ley de educación, 2009; Orientaciones de Políticas Educativas del Consejo de Educación Inicial y
Primaria Quinquenio 2016 – 2020; Documento Base de Análisis Curricular, 2016.
34
3. Conclusión
Como se evidenció a lo largo del trabajo, el modelo educativo imperante
hasta finales del Siglo XX ha mostrado los déficits causados por el desamparo en lo
que a cuestiones socioemocionales respecta, déficits que se reflejan
mayoritariamente en la vida adulta de los educandos. Es entonces que, entendiendo
a la Escuela como un espacio que da lugar a la vivencia de situaciones importantes
y el establecimiento de relaciones interpersonales significativas que ayudan a
constituir al sujeto desde la integralidad, resulta de suma importancia que el sistema
educativo ponga atención en el desarrollo de competencias socioemocionales en
pos de incrementar la calidad de vida de los alumnos.
Se puede decir que, para el alumno, desarrollar las competencias
socioemocionales es imprescindible, ya que las mismas le permiten resolver
eficazmente situaciones con compañeros, mejorar la relación con todos los actores
de la institución, mentalidad para permanecer realizando una tarea hasta
completarla, así como aumentar su rendimiento académico.
En consecuencia, esto derivará en que los educandos devengan adultos más
responsables de su ciudadanía, con mejores oportunidades de incrementar su
calidad de vida, con una convivencia en sociedad más armónica, es decir, una vida
más feliz.
A su vez, dada la incidencia directa que las habilidades socioemocionales
tienen sobre el rendimiento académico de los alumnos, de las relaciones que estos
mantienen con sus pares y docentes, y los beneficios que traen consigo sobre las
habilidades cognitivas de los educandos, resulta de suma importancia que desde la
Escuela se promueva el desarrollo de las competencias socioemocionales de los
alumnos, para de esta manera, promover el crecimiento personal y académico de
cada uno de ellos y favorecer la equidad educativa.
Reflexionando a partir de lo desarrollado, es evidente que los docentes
deberían invertir más tiempo de sus clases para propiciar el incremento de las
competencias socioemocionales en la medida que pretendan enseñar. Por esto se
destaca el rol docente en el desarrollo de las mismas y se propone una mayor
profundización de la formación docente en esta dimensión, en pos de constituir
docentes que sirvan de ejemplo a seguir por los alumnos y puedan implementar en
sus aulas propuestas de Educación Emocional de forma eficaz.
35
Para finalizar, considerando que habilidades cognitivas y socioemocionales
son dimensiones que se retroalimentan entre sí y tienen incidencia directa unas
sobre las otras, resulta necesario un modelo de Educación más integral y holístico
en donde la formación académica y socioemocional se conjuguen como parte
consustancial del proceso de enseñanza y aprendizaje.
36
4. Referencias Bibliográficas
Administración Nacional de Administración Pública. Consejo de Educación Inicial y
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