Informe de Observaciones Del MINJU A OT SENAME

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

Informe de Observaciones del MINJU a Borradores de Orientaciones


Técnicas 2006 del SENAME
Departamento de Menores, Ministerio de Justicia
___________________________________________________________________________

En el presente informe se presentan comentarios, observaciones y


sugerencias a los Borradores de las Orientaciones Técnicas 2006 elaboradas por el
Departamento de Derechos y Responsabilidad Juvenil del Servicio Nacional de
Menores, de modo de aportar en el proceso de implementación de la Ley Nº 20.084
que entrará en vigencia en el mes de junio del año 2007.
Se formulan primero, comentarios y observaciones generales, y, luego,
por línea programática.

I. OBSERVACIONES GENERALES

1. Instrumentos de control y supervisión. Reiteramos una vez más, la


necesidad de discutir y diseñar conjuntamente con las OT los instrumentos de
supervisión, en especial los tableros de control. Las Orientaciones Técnicas, en su
formato actual, resultan irrelevantes si luego el instrumento de supervisión acentúa
determinadas dimensiones o si sólo pone la atención en aspectos cuantitativos, como
p. ej. la cantidad de reuniones o el número de talleres realizados.
Más aún, resulta necesaria una nueva definición del sistema de
evaluación de impacto de los centros y programas, que junto con redefinir nociones
técnicas, indicadores, sistemas de medición y otros, incorpore diferentes metodologías
y, dentro de estas, distintas herramientas. Si bien, esta es una tarea posterior, no lo es,
el revisar ya los instrumentos de supervisión que estarán amarrados a estas OT.

2. Sujeto de atención. En varios, no todos, de los borradores


entregados hay una muy deficiente caracterización del sujeto que ingresará a los
programas y centros. El ejemplo más nítido de este equívoco está en las OT de LA.
En la p. 3 de las OT de Libertad asistida se dice que se trata de
“adolescentes entre los 14 y los 18 años, cuando hayan cometido delitos cuyas penas
fluctúen entre los 61 días y los tres años.”
2.a.- Rango etáreo. No es cierto que ese sea el rango etáreo posible de un sujeto de
libertad asistida. Hemos señalado, reiteradas veces, a equipos del SENAME que por
aplicación de los institutos de sustitución o quebrantamiento, probablemente ingresarán
hasta jóvenes de 27 años y que incluso pueden ser de más edad, considerando que la
prescripción en crímenes en la Ley N° 20.084 es de 5 años.

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

Lo que define la competencia específica del sistema de la Ley N° 20.084


es el momento en que acaece el hecho que reviste caracteres de delito. Por tanto, si al
momento de detener al imputado, o al momento de formalizar la investigación, acusarlo
o incluso condenarlo, tuviese o no más de dieciocho años de edad, es un dato irrelevante
para determinar la aplicación de la Ley N° 20.084.

Así, se pueden visualizar diversas causales de ingreso al sistema de la


Ley N° 20.084 de una persona mayor de 18 años.
i. Duración de la investigación. Como indica el artículo 3°, la Ley N°
20.084 “se aplicará a quienes al momento en que se hubiere dado principio de ejecución
del delito sean mayores de catorce y menores de dieciocho años.” Por su parte, el
artículo 38 dispone que el plazo máximo de investigación es de 6 meses, prorrogables
por otros dos más a petición oportuna del fiscal. Por ende, un adolescente que comete
un delito a los 17 años 11 meses, puede recién recibir condena a los 18 años 7 meses.
ii. Prescripción. La Ley N° 20.084 establece nuevos plazos de
prescripción. Así, los crímenes prescriben en 5 años, los simples delitos en 2 años y las
faltas en 6 meses, según se contempla en su artículo 5°. Suponiendo un imputado que
tenía 17 años y once meses cuando cometió el delito, será probablemente mayor de
edad si lo detienen o citan uno, dos o hasta cinco años después, dependiendo del delito.
Además hay que considerar el período de investigación, que se puede extender por
hasta 8 meses.
Un ejemplo puede ilustrar esto con más claridad. En un delito de
homicidio o de robo con violencia (ambos con pena de crimen en el Código Penal), el
sujeto de 17 años 11 meses al cometer el delito, puede tener 22 años 11 meses al
iniciarse el procedimiento en su contra, y ser condenado cuando tenga 23 años 7 meses.
Si por concurrencia de de agravantes es condenado a la máxima pena de internación,
podría estar en un centro privativo de libertad hasta los 33 años.
Un requisito para quedar regido bajo el sistema de la Ley N° 20.084
reside en no haber sido simultáneamente imputado de un delito cometido siendo mayor
de edad, según dispone el artículo 28.1
iii. Sustitución. Una segunda forma en que un mayor de 18 años puede
ingresar a un centro o programa tiene que ver con la institución de la sustitución de
pena de los artículos 53 y 54. En efecto, el sujeto del ejemplo del párrafo anterior,
puede solicitar sustitución de la pena y recién venir a conseguirla a los 30 años.

1
“Artículo 28. (...) Si a una misma persona se le imputa una infracción sancionada por esta ley
y un delito cometido siendo mayor de dieciocho años, la investigación y juzgamiento de estos
hechos se regirá por las normas del Código Procesal Penal aplicable a los imputados mayores
de edad.”

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iv. Quebrantamiento. Una tercera forma en que un mayor de 18 años


puede ingresar a un centro o programa, se relaciona con las normas de quebrantamiento
contenidas en el artículo 52.

2.b.- Rangos penales.- Tampoco es cierto el rango penal de los delitos por los
que se puede sancionar a libertad asistida señalados en la p. 3 del borrador de libertad
asistida. El artículo 23 de la Ley hasta da un cuadro demostrativo. Y el Estudio de la
U. de Chile ya entregó hace 1 mes un cuadro muy preciso, delito por delito, validado
por MINJU y profesionales del Ministerio Público y Defensoría, de las sanciones
posibles por cada delitos (considerado éste sin atenuantes ni agravantes, ni concurso de
delitos).

3. Mirada de flujo o de circuito. La Ley N° 20.084 contiene una


serie de instituciones que impactan el trabajo de los centros o programas sacándolos
del modelo de “1puerta de entrada -1puerta de salida” para instalarlos en un circuito
donde el ingreso (siempre por orden judicial) puede tener distintas causas, y estás
nuevas entradas conllevan especificidades que afectan la intervención.
En este sentido, sorprende que al momento de dar orientaciones a los
programas para su trabajo no se diga nada respecto, p. ej., al impacto que tendrá para
un sujeto de 25 años, que lleva varios años privado de libertad el ingreso a un programa
de libertad asistida o a un centro semicerrado. En ese caso en concreto -difícil de
estimar pero no menor, según la matriz elaborada por el equipo de la U. de Chile-,
parece necesario decir un par de palabras sobre la prisionización (Clemmer 1940)2 y
los conocidos efectos de la privación de libertad.
¿Cómo se trabaja con un adolescente que, sancionado por un delito de
bagatela a servicio comunitario o reparación del daño, por quebrantamiento, llega a
libertad asistida por un tiempo muy corto? La ley (art. 52 N°3) dice “hasta tres meses”,
con lo que la judicatura pudiera enviarlo por 1 o 2 meses. No vemos ninguna
orientación a este respecto.
Esta mirada de flujo -lo hemos repetido en todas las instancias- significa
un desafío para los equipos técnicos, de coherencia en sus discursos y prácticas.
Implica, asimismo, que la coordinación -que deberá ser más intensa que la actual-
necesita rutinas preestablecidas, horarios, responsables, evaluaciones, etc.

2
Clemmer, P. (1940), The prison community, Boston, Cristopher Publishing Co. También
Gofmann (1979), Internados, Buenos Aires, Amorrortu Editores. En Internet puede revisarse
PEREZ y REDONDO (1991), “Efectos psicológicos de la estancia en prisión” en Papeles del
Psicólogo, N° 48, Febrero. Revisada en Internet en octubre 2006 en el sitio:
http://www.cop.es/papeles/vernumero.asp?id=485

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4. Rol de funcionarios SENAME. Reiteramos también que, si bien el


actual marco normativo -Ley de Menores en especial- marca de alguna manera el rol
que debe hoy cumplir el Servicio, la Ley N° 20.084 significa nuevos desafíos de
coordinación interagencias en el ámbito de la oferta programática de centros y
programas para responder a la Ley N° 20.084.
Al respecto, el art. 42 en su inciso 4° dispone que:
“Será responsabilidad del Servicio Nacional de Menores la
coordinación con los respectivos servicios públicos.
Aun cuando ese mandato es efectuado a propósito de la libertad asistida especial,
parece evidente que el rol de interlocutor a nivel regional y local debe ser asumido por
el Servicio.
Creemos necesario, entonces, precisar el rol que jugarán en el nuevo entorno normativo
de la Ley N° 20.084 actores como la Dirección Regional, los UDEREJ y los
supervisores. No es razonable que labores de coordinación con el sistema de justicia
queden entregadas a los distintos programas, como ocurre en la actualidad en algunas
oportunidades. Ese rol, la coordinación entre actores estatales, es deber de los órganos
del Estado y desde las respectivas SEREMIAS de Justicia, como desde las direcciones
regionales del SENAME se ha de jugar un rol articulador. Ese trabajo ha de ser parte,
de alguna manera, de estas OT, de modo que los operadores del sistema sepan los
recursos institucionales con que contarán en su desempeño.
Los supervisores, por poner un caso, han jugado un rol muy importante,
con exclusiva base en su criterio y experticia. Ese criterio debe contar con algún
respaldo formal de parte del Servicio.

5. Adecuación a lenguaje y filosofía del nuevo proceso penal.


Ya hemos comentado en varias reuniones la necesidad de adecuar expresiones
históricamente usadas en el sistema SENAME a las nomenclaturas del nuevo sistema
de enjuiciamiento criminal, Así, la expresión “Judicatura” que tradicionalmente sirvió
para referirse al sistema de justicia es inadecuada en el nuevo entorno y parece
necesario en el futuro hablar más bien de “sistema de justicia”, expresión que engloba
a Fiscalía, Defensoría, Policías y Poder judicial.
En cuanto a adecuación a los valores del nuevo proceso, es necesario
subsanar la omisión del principio de inocencia (art. 4° del CPP, y art. 8 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos) como principio rector en las OT de
Centros de Internación Provisoria, y en lo que se refiere al uso de los acuerdos
reparatorios. Hay allí expresiones que, con base en un paper citado, hablan de
“consecuencia jurídica sancionatoria” (p. 3)

Profundizando esto, hay valores -como la contradictoriedad de los


procesos y las audiencias- que no parecen haber sido aquilatados en cuanto al impacto
que generarán para los centros y programas en su intervención.

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

O el principio del “juego limpio” que se relaciona con los procesos de


apertura de información, de modo que ambas partes lleguen a audiencia con las misma
información y hayan tenido la oportunidad de preparar contraexamen. Principio que
tendrá un rol importante en los procesos de determinación de pena, o en las audiencias
de sustitución, remisión o quebrantamiento o en solicitudes de modificación del plan.
Otro tanto ocurre con la oralidad, donde no se ha dimensionado el peso
que este valor, que esta práctica del nuevo sistema de enjuiciamiento, tiene para el
funcionamiento de los operadores. Un ejemplo para ilustrar: La construcción del
vínculo adolescente/delegado es muy distinta en un entorno de oralidad donde el joven
puede ver y escuchar la intervención de su delegado en audiencia, donde puede que
obtenga el cierre de la causa (por salida alternativa), o la excarcelación (por sustitución
de la internación provisoria por una medida cautelar del art. 155 consistente en ingreso
a la nueva línea programática de los PIA) luego de una gestión en audiencia del
delegado. O al revés, el contenido de los tradicionales informes escritos -a los que el
sistema SENAME está acostumbrado- es diferente en un entorno donde el informe que
vale, es aquel que surge del relato del profesional en la audiencia respectiva y donde si
se va a decir algo que va en contra del joven (su incumplimiento, p. ej,. o su poca
colaboración) va a ser escuchado por el mismo joven y su familia. ¿cómo se trabaja eso
para que si se continúa interviniendo no se haya roto el vínculo? ¿o habrá que cambiar
de delegado cuando esto ocurre? Son decisiones que muestran la importancia de valorar
el impacto de estas instituciones en el trabajo psicosocial. En estos aspectos, las OT no
aportan nada al trabajo de los equipos.

6. Encuadre normativa internacional de derechos humanos de la


infancia. El comienzo del marco de referencia del “Modelo general para la ejecución
de medidas y sanciones de la Ley Nº 20.084”, debe ser más preciso en cuanto a la
normativa que enmarca el trabajo técnico de los centros y programas. Al respecto, es
necesario subsanar la omisión de la ya citada Convención Americana sobre Derechos
Humanos, de las Reglas de Tokio, de la Constitución Política de la República y del
Código Procesal Penal.3
En el mismo sentido, las citas a la Convención debieran ser más precisas
jurídicamente y referirse no a la “Convención Internacional …” (CIDN, como abrevian
las OT) sino a la nomenclatura usada por el Decreto Supremo N° 830 de Relaciones
Exteriores, de 1990: “Convención sobre los Derechos del Niño”, en la medida que
dicha expresión remarca la incorporación a nuestro derecho interno de dicha normativa.

3
En la medida que SENAME asume un nuevo rol de control más intenso en los centros
privativos de libertad, que están por mandato legal a su cargo, debe también incorporar el
conjunto de normas y directrices que regulan a nivel internacional los sistemas privativos de
libertad. Adjuntamos en Anexo un listado de instrumentos pertinentes.

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

7. Perfil o amplitud de las OT. No es menor una definición del


DEDEREJ sobre el alcance que deben tener las “Orientaciones Técnicas” en cuanto a
su precisión o al establecimiento de un cierto modelo cerrado de intervención desde
este instrumento técnico. No es claro que sea función del SENAME abrazar modelos
técnicos (uno sistémico, uno cognitivo conductual, etc.) ni que esté facultado
legalmente para realizar ese tipo de definiciones. Parece más bien, que las OT debieran
ser un marco mínimo de encuadre de la intervención que dé espacio para distintos
modelos técnicos de trabajo.
Si desde los equipos de los centros o programas surgen inquietudes más
particulares, domésticas por usar una expresión algo imprecisa, debe crearse un espacio
institucional para responderlas. Los dictámenes de Contraloría u otros servicios ante
consultas de particulares pueden ser un ejemplo a explorar.
Una cosa no menor que no queda clara con los borradores examinados
es un cronograma mínimo de actividades, un cierto horario básico, con los temas o
actividades en términos gruesos, que tendrán los adolescentes condenados, lo que es
especialmente preocupante en el caso de las sanciones privativas de libertad. No se
trata necesariamente de que se contenga aquí (justamente por lo dicho en el párrafo
anterior) un horario tipo de cada centro., sino más bien de que haya una propuesta que
permita a los operadores y a los demás actores saber qué va a pasar al interior de los
centros y programas. Eso no ocurre con el actual modelo de OT. Quizá porque éstas
son las de los programas en medio libre y allí es más difícil visualizar esto. Pero
respecto de las OT de centros privativos debiera avanzarse en esto.

8. Rol jurisdiccional en la aprobación del plan de intervención. No


parece muy claro y, en algunas OT, ni siquiera explícito, el rol que jugará la judicatura
con relación a la aprobación del plan personalizado o plan de intervención individual.
¿Qué pasa si el juez no aprueba el plan propuesto? ¿Cómo trabajarán esto los equipos?

9. El Tiempo post cumplimiento de sentencia. No se observa nada


con relación al término de la sanción. Hay dos cuestiones que convendría considerar,
al menos:
9.1. Eliminación de anotaciones prontuariales. El sector justicia tiene un plan de
trabajo en cada Seremia con relación a este aspecto. El Decreto Ley N° 409 y el Decreto
Supremo N° 64 son el marco normativo que contiene normas que flexibilizan bastante
el trámite tratándose de menores de 18 años que han cumplido la pena y que, en pos de
los fines de reinserción del sistema, sería necesario que los equipos de centros y
programas manejen muy bien a fin de orientar al joven al término de su condena. Esto
debiera estar incluido en los planes de trabajo de las instituciones y SENAME, en
conjunto con las respectivas Secretarias Regionales Ministeriales de Justicia, debiera
desarrollar intensas capacitaciones.

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

9.2 La salida del centro privativo de libertad. Por los conocidos efectos de
prisionización y los largos tiempos de duración de condena que contiene la Ley N°
20.084, en aquellos casos en que el joven sale directamente a la calle sin pasar por
libertad asistida, debe cuidarse favorecer su inserción adecuada pensando en cuestiones
tan básicas como el alojamiento temporal de modo que cuente con alguna oferta en ese
sentido. El impacto de esta tarea será en algunos años más pero conviene desde ya
generar alguna oferta y preocupación por este ámbito.

§§§

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

II. OBSERVACIONES PARTICULARES SEGÚN LINEAS DE ACCIÓN

A. MODELO GENERAL PARA LA EJECUCIÓN DE MEDIDAS Y


SANCIONES DE LA LEY Nº 20.084

1. Consideramos que es un aporte a la claridad y coherencia del sistema de


ejecución de sanciones contar con un documento marco, que denominan “Modelo
general para la ejecución de medidas y sanciones de la Ley Nº 20.084”.
Creemos que este instrumento contribuirá a un marco de continuidad
entre la actividad desarrollada en los centros con aquella llevada a cabo en los
programas en medio libre, cuestión de relevancia en virtud de una mirada de flujo del
sistema de ejecución de penas establecido en la Ley N° 20.084. Por otra parte, un
documento de esta naturaleza, permite despejar información y que los documentos de
orientaciones específicas se aboquen exclusivamente a dar las líneas que guíen la
intervención a la medida o sanción a la que se refieran.

2. Dicho esto, y más allá de observaciones particulares que se efectuarán


infra, no compartimos el uso del modelo Couso de distintos niveles de criminalidad.
Creemos que hay un malentendido sobre el uso de este modelo. Lo que
plantea Couso es una lectura político criminal del sistema de justicia penal adolescente,
de modo de construir un sistema que responda a los requerimientos que él entiende
conforman un derecho penal mínimo. Es, así, un esquema de trabajo para el sistema en
su conjunto, para el uso más racional de los recursos de la Ley N° 20084, para su uso
más focalizado, uso que primero y antes que nada, dañe lo menos posible, y luego, si
es posible, propicie un trabajo de reinserción. De allí, entonces, que se base en la
descripción de determinados perfiles, a veces de sujetos, a veces de comportamiento
delictivo, a veces de gravedad de los delitos.
Al SENAME, en cuanto ejecutor del sistema de sanciones, muy poco le
corresponde en orden a quién ingresa a su sistema de ejecución. Más allá de lo que
pueda hacer mediante una adecuada evaluación y contribución, por esta vía, a la
determinación de la sanción más idónea, a través del instituto del art. 23 letra f, nada
mas le cabe que recibir a los adolescentes o jóvenes que sean condenados o enviados
por otra vía (medida cautelar o salida alternativa) a los centros o programas.
Resulta superfluo preocuparse, o dar orientaciones sobre el sujeto que
debiera ingresar a cada sanción. No es ésa tarea del Servicio. Por ende, el modelo de
Couso –más allá de su pertinencia técnica o no – no encuentra sitio en el órgano
encargado de las sanciones. O lo tiene de modo marginal. No del modo en que este
documento pretende hacer uso de este modelo.
Dicho de otro modo, algo brutal quizá: SENAME recibe al que le
manden. No puede seleccionar en base a los criterios enunciados por Couso.

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

3. Inclusión de normativa internacional en Marco General. Como ya


señalamos supra, llama la atención que sólo se haga referencia escueta de la
Convención de derechos del niño (pág. 2 introducción). Dado que este es el
Documento Marco, se debería presentar el análisis de todas las normas internacionales
que dan el marco de actuación con nuestros adolescentes infractores de ley:
Convención de Derechos del Niño, Reglas de Beijín, Reglas de Tokio, Directrices de
RIAD, Reglas mínimas de Naciones Unidas, todo ello en relación al artículo 5° inciso
2° de la Constitución Política de la República. (Cabe recordar, que la intervención que
aquí se describe, es en el contexto de sanciones, no de un programa social, por lo que
el aspecto jurídico/legal es altamente importante).

4. En el párrafo 1°, el art. 40 de la Convención es más amplio en los


destinatarios de derechos allí consagrados que “la población objeto de sanción” como
finaliza el párrafo. El artículo 40 establece derechos respecto de “todo niño de quien se
alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse o declare culpable de haber
infringido esas leyes”

5. En el párrafo 2° se habla de “proyecto” cuando, probablemente, quieren


decir Ley N° 20.084.

6. La expresión añadida al final del tercer párrafo es equívoca y poco feliz:


“de acuerdo al rol social esperado.”

7. El cuarto párrafo requiere modificarse. Un organismo estatal no actúa


según mandatos implícitos. Hay obligaciones de derecho internacional y de derecho
constitucional que enmarcan y orientan la actuación de los órganos del Estado.
Dentro de este encuadre normativo, la expresión “contexto que
promueva el desarrollo sano” suena algo críptica.

8. El capítulo sobre Infracción Juvenil está lleno de afirmaciones


desmedidamente tajantes que no son apoyadas por referencias bibliográficas
suficientes.
Un par de ejemplos:
a. “No obstante, del total de adolescentes que cometen delito un número relevante de
ellos (en algunos países cercano al 60 o 70%), obedece a jóvenes que no presentan
ningún tipo de problemática “ ¿Fuente?
b. En el apartado 1.2.1 (pág. 3), en relación a las variables individuales en la conducta
delictiva, se habla de “bajo nivel intelectual”, ¿Eso es lo que dicen las investigaciones
nacionales e internacionales?, parece ser una aseveración compleja. Una cosa es tener

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

bajo nivel de escolaridad y otra es decir que estos chicos tienen un nivel intelectual
limítrofe, bordeando a la deficiencia intelectual

9. ¿Para qué van a usar el concepto de riesgo? ¿Cómo lo van a


operacionalizar? Nuestro sistema no lo utiliza, como sí lo hacen sistemas comparados.

10. Cuado hablan de “adolescentes vigentes en programas del Sename en


diciembre del 2005”, ¿quieren decir programas del área DEDEREJ? ¿o todo el
SENAME?

11. No citen un data (aunque sea uno nuestro). Busquen el dato duro.

12. En el segundo capítulo “SISTEMA DE EJECUCIÓN DE


SANCIONES
2.1ROL DE SENAME “, se equivocan al citar la Ley Orgánica del SENAME
Esos artículos fueron modificados por la Ley N° 20.032
(Además del constante error en la forma de citar textos legales: Decreto
Ley N° 2465, de 1979)

13. La nota al pie con la referencia a Nueva Zelanda está bien, pero en
Copiapó pasó lo mismo y parece más pertinente citar esa experiencia que la que pasa
al otro lado del mundo.

14. Hay un equívoco no menor en el párrafo tercero de este capítulo. La


calidad de “colaborador acreditado” (esa es la categoría de la Ley N° 20.032, no
“organismos acreditados”) no implica necesariamente “instituciones sociales no
gubernamentales”. Al respecto, vid. artículo 4° N° 1, inciso 3° de la Ley N° 20.032.

15. En el listado de oferta de SENAME excluyen los acuerdos reparatorios,


para los que luego hacen OT.
El punto 2.1 presenta las sanciones que establece la ley, según los
artículos 6° y 7°, olvidando el artículo 19° de las sanciones mixtas, lo que debe ser
incluido. En cuanto a la diferenciación según intervención presentada en la página 8,
no se hace distinción entre sanciones y medidas, las que deben diferenciarse. El
documento confunde en varias oportunidades la naturaleza entre medidas cautelares,
salidas alternativas y sanciones en relación a temas de intervención o de enfoque de
justicia juvenil.

16. Cuando desarrollan el tema “2.2.Enfoques de Justicia juvenil” dice:


▪ “Responder penalmente en casos de delitos más graves, adoptando
preferentemente medidas cautelares y sanciones no privativas de libertad, y en

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caso contrario utilizando las opciones de revisión, sustitución y revocación que


la ley Nº 20.084 considera.”
¿Consideran la revisión como algo distinto de la sustitución?
¿Cuándo hablan de revocación se refieren a la remisión del art. 54?

17. Cuando definen “Medidas Cautelares” es muy inapropiado la forma en


que lo hacen citando a un alumno de derecho. Les sugerimos citar los artículo 121 y
155 del Código Procesal Penal, y para mayor complemento usar un texto como Horvitz
y López (2004), Derecho Procesal Penal Chileno, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile.

18. Luego, en el mismo tema de las cautelares, no queda claro si entienden


que más allá de si SENAME desarrolla o no una línea programática especial (que nos
parece muy bien, y que hemos alentado desde principios de año), el art. 15 contiene
otras cautelares no privativas de libertad.

19. Cuando hablan de fines de las sanciones penales, y citan a Couso, sin
restar mérito al trabajo del profesor Cpuso, salvo el tema de la “prevención especial de
no desocialización”, los otros son desarrollo asentados en la dogmática penal desde
hace 80 años, por lo que es desmedido atribuírselos a Jaime.
Ahora, si lo que quieren es hacer las referencias a esa discusión en el
mundo penal adolescente, Cury, Bustos y Cillero también han desarrollado esos temas.
Da la impresión de que sólo se hubiese leído el estudio de Jaime para
referirse a estas materias.

20. Con respecto a la justicia restaurativa, y compartiendo el énfasis en


difundirla y promoverla y usarla, es preciso reconocer que no es sinónima de sanciones
como reparación del daño ni servicios en beneficio de la comunidad. Pueden implicarla
pero no es el único paradigma desde el cual se puede uno aproximar a estas sanciones.
Asimismo, no pueden tener los mismos enfoques de justicia las penas
privativas de libertad, no privativas de libertad y las medidas cautelares y salidas
alternativas. Respecto de las últimas rige el principio de inocencia (lo que el texto no
contempla).

21. Cuando prosiguen señalando los “fines de las sanciones y medidas”:


resulta impropio citar a CEPAL para fundar las obligaciones que el Estado de Chile ha
asumido en sus distintos sectores. Hay normativas sectoriales, leyes, reglamentos,
lineamientos en educción, salud, capacitación, etc. Que son los fundamentos
normativos de estas obligaciones, además de los fundamentos constitucionales del
artículo 19 de la CPR.

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

22. Cuando desarrollan muy bien el ámbito de reparación del propio autor
del delito, y en la lógica que sabemos están trabajando de mayor integración con
DEPRODE, una línea aludiendo a es red ayudaría a relevar ese ámbito.

23. En “Intervención socioeducativa”: parece muy pertinente la observación que


hacen respecto de que (la) “reflexión del equipo socioeducativo que genera
conocimiento desde sus prácticas, con la intención de mejorarla, resulta ser un aspecto
central. (Orcasitas, 1997).” El tema es como luego se hacen cargo de esto en la
supervisión, en el tablero de control, y en el financiamiento de los proyectos.
Cuando hablan de educación, hay un excelente trabajo de Couso que distingue
de qué hablamos cuando nos referimos a educación en el ámbito penal adolescente, que
convendría visitar.

24. Cuando más adelante se refieren a la "COMPLEMENTARIEDAD DE LA


INTERVENCIÓN”, en el cuarto párrafo olvidan el tema de la aprobación del plan por
el juez. Ese, no otro, es el instrumento de trabajo. No basta el acuerdo Joven-delegado.
Cuando le asignan (muy razonablemente) “especial importancia” a la
coordinación con programas de droga, olvidan exigir igual relevancia a la coordinación
en los casos en que se apliquen 2 conjuntamente sanciones en medio libre (art. 25)

25. Concepto de “Habilitación” utilizado en el documento. El concepto aquí


descrito parte de una visión negativa del sujeto, como si nada de lo que trae sirve, nada
vale. Se debería partir del reconocimiento (ante el propio adolescente) de las
habilidades existentes en general (lo “bueno” que hace) y de una
resignificación/utilización de aquellas que le han servido para infringir la ley y, desde
ahí, potenciar otras habilidades que sean necesarias y estén menos desarrolladas en el
adolescente. De la misma manera, es necesario reconocer en su red (familia, por
ejemplo) los recursos existentes y, desde una mirada positiva, se reconstruyan (co-
construyan) los vínculos, relaciones, etc. de ésta hacia el adolescente.

26. Tratamiento de drogas. Hablar de “Tratamiento del consumo problemático de


drogas” o “tratamiento de drogas”, no de tratamiento de adicciones. Reiteramos la
necesidad de siempre usar la nomenclatura CONACE-MINSAL.

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

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Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

B. LIBERTAD ASISTIDA Y LIBERTAD ASISTIDA ESPECIAL

1. El esquema del documento, su estructura (más allá de los errores de


formato)4 resulta discutible en aras a su finalidad práctica.
Las opiniones que hemos recibido y las de nuestro propio equipo, están
contestes en la poca claridad de las distinciones entre:
─ Dimensiones
─ Estrategias
─ Metodologías
─ Fases
Así, respecto de los contenidos que presentan en el tema de
“metodologías” siguen existiendo las mismas observaciones que les hicimos a las
anteriores orientaciones (no ha cambiado nada), las mismas mezclas de niveles, los
mismos errores de concepto.

Observamos mucha información sin que se logre visualizar los vínculos


entre los distintos contenidos. Aquí no veo mencionadas los “componentes” o ejes de
intervención descritos en el marco general. Por ejemplo, se podrían organizar las
dimensiones de intervención según los componentes o ejes de intervención y a cada
dimensión establecer una o dos metodologías a utilizar.

Nos parece que no está mal hablar de ejes o componentes de


intervención y de fases, siempre y cuando esté pensado y estructurado como una tabla
de doble entrada, donde a cada espacio le corresponda una intervención distinta:

Responsabilización Reparación Habilitación Integración


del autor social
Fase I
Fase II
Fase III

¿Qué significa intervenir en cada eje según la fase correspondiente? Por ejemplo, la
responsabilización en la fase I no se interviene y sólo se evalúa la percepción del
adolescente frente al hecho, en la fase II se efectúa el plan de intervención , según los
temas que haya que abordar, y en la fase 3, se evalúa con el adolescente los avances y
se prepara para el egreso… eso para cada uno de los ejes o componentes…

4
El documento se salta, en el punto de Metodología, del punto 2.3. referido a estrategias al
punto 3.2.2. Metodología.

14
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

Incluso, esto podría cruzarse también con las dimensiones de intervención:

Responsabilización Reparación Habilitación Integración social


del autor
¿? ¿? Dimensión Dimensión D. social D.
individual Familiar comunitaria acceso a
P.
Públicos
Fase I
Fase II
Fase III

Creo que las dimensiones que tienen no son muy claras o coherentes con los ejes o
componentes de intervención.

Mientras no se conecten los componentes, dimensiones, fases, y metodologías entre sí,


una lectura operativa, por parte de los ejecutores será muy difícil. La distinción usada
entre metodologías y estrategias, confunde más que ayuda. Quizás las estrategias
deberían quedar como “principios de intervención”, entendiendo que los principios
guían toda la actividad realizadas por los equipos, en todo momento.

Otra propuesta de estructura del documento, es:


1.- Marco general y dimensiones de la intervención. (Remiténdose al
Modelo General).
2.- Definición de la sanción.
3.- Sujeto de atención.
4.- Formas de inicio y término del cumplimiento.
5.- Descripción de la intervención: ésta debería incluir objetivos y
metodología de intervención. A su vez, dentro de la metodología de
intervención se deberían incluir las fases de la intervención, tareas y
responsables.

2. Resulta pertinente incluir como parte del marco del derecho


internacional en la materia las Reglas Mínimas de NU para la administración de
medidas no privativas de libertad, también conocidas como Reglas de Tokio (1990).

3. En la Página 2, párrafo 1: Se dice “… no pudiendo extenderse más allá


de lo establecido en la sentencia de término”. La sentencia de término La sentencia de

15
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

término es la que pone fin al juicio, resolviendo el asunto controvertido.5 Uds.


probablemente quieren referirse a la sentencia condenatoria

4. No existe una “política criminal individual”, como se expresa en la p. 3


de este documento6. La política criminal, por definición, se refiere a un marco de
comportamientos institucionales respecto de un amplio sector de la población con
determinadas condiciones o de un amplio sector de conductas.

4. La eliminación del coordinador de redes no nos resulta coherente con la


definición de la sanción que la ley realiza en sus artículos 13 y 14, relacionado éste
último con el art. 41. Si la función queda encomendada principalmente al director del
programa, es necesario que esta actividad sea controlada a su respecto en el tablero de
control para asegurar su realización.

5. Cuando se propone el trabajo en módulos, nos parece necesario, para


que este instrumento no devenga en cualquier cosa y constituya un real aporte, ofrecer
material desde el nivel central que permita visualizar a qué se refieren las vigencias que
el documento plantea.
Un ejemplo a seguir son la serie de cartillas “Talleres para trabajar con
Familias ¿Te suena familiar”7, trabajadas por UNICEF, PRODEMU, Fundación de la
Familia y Fundación Integra. Esas cartillas permiten la adaptación del material a la
realidad concreta en que se necesitan, y ofrecen, al mismo tiempo, herramientas desde
una mirada sobre la familia.

6. En el documento, en especial en el párrafo sobre “Motivación como


variable dinámica”, se afirma una mirada sobre el adolescente que nos merece algunos
comentarios:
Se sostiene que “La mayoría de los adolescentes infractores que
ingresan a una medida no se encuentran motivados y se manifiestan resistentes al
tratamiento. “
Luego, más abajo, se dice que “no están concientes de sus acciones,
excepto en términos de sus consecuencias legales”
Parece desprenderse del texto una mirada algo contradictoria con
enunciados anteriores acerca de la visión del joven. Afirmaciones tan fuertes requieren
un sustento empírico del que se carece.¿Quién sostiene la primera afirmación? ‘Con
qué base? Cuando uno escucha a los delegados de libertada asistida, más bien se queda
con una imagen diametralmente opuesta a la declarada en las OT: Jóvenes que expresan

5
Ver Etcheberry, tomo I, p. 126 y 127,.
6
“necesidades político criminales individuales”, segundo párrafo de la página 3.
7
Disponibles en el área Centro de Documentación del sitio web de UNICEF:
http://www.unicef.cl/centrodoc/tesuenafamiliar/ . Sitio visitado en octubre del 2006

16
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

interés, que reconocen algún nivel de participación. Lo mismo ocurre al escuchar a los
abogados defensores. La mayoría, en las primeras entrevistas, rápidamente reconoce
algún nivel de participación, y son pocos los hostiles o los que carecen de motivación
o se presentan resistentes.
Otra cosa es qué significa esa primera disposición y cómo se desarrolla
en el tiempo, cuánta adherencia se consigue al plan acordado, etc. Pero parece difícil
partir afirmando que el escenario es absolutamente adverso, cuantitativamente
resistente, etc. No es lo que operadores directos declaran.

7. También en el capítulo de la motivación como variable dinámica, no


parece adecuado hablar de “alianza terapéutica” en un contexto de la ejecución de una
sanción penal, ya que puede contribuir a distorsionar el rol del delegado y del tipo de
relación que éste debe tener con el adolescente. Resulta más adecuado hablar de
“vínculo delegado-adolescente”. La expresión tiene un uso en la relación terapéutica
que efectúa el psicólogo que no puede extenderse sin más a la especial relación del
delegado, sin complicaciones de qué es lo que hace.

8. No pueden, bajo ningún respecto, hacer una afirmación como la que se


formula en el pie de la página 3: “Para efectos de esta orientación técnica se entenderá
por reincidente a aquel que ha registra mas de dos ingresos a la red de programas para
infractores de ley por un crimen o simple delito. Lo anterior, en el marco de las medidas
establecidas por la ley 16.618.”
Pueden indicar que se considerara la habitualidad delictiva. Pueden
señalar que se considerara el frecuente ingreso del adolescente a centros del SENAME.
En ambos casos deben precisar bien para qué efectos se efectuará dicha
consideración.
No pueden inventar en un pie de página una categoría especial de
sujetos: los reincidentes del SENAME.

9. Cuando diferencian la intensidad de las modalidades de libertad


asistida, no hay correlato entre lo dispuesto en el artículo 13 con lo que se dispone será
la “extensión del control y supervisión” en la LA ordinaria.
Aquí están varias de las cuestiones más llamativas y quedan relegadas
a pie de página o a un cuadro sin profundizarlas o desarrollar mínimamente estos
criterios técnicos. Así con el número de contactos, el número de delegados, entre otras.

10. En Formas de Inicio:


a. Se omite el ingreso del art. 52 N° 1
b. No se considera el específico ingreso por art. 54, como algo distinto
del art. 53

11. En Formas de Término: El art. 52 no dice lo que la OT indica.

17
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

a. El N° 4 del artículo 52 no dispone el término de la libertad asistida


por quebrantamiento sino que, por un período hasta de 60 días, se deberá servir LAE o
internación en régimen semicerrado, “sin perjuicio del cumplimiento de la sanción
originalmente impuesta”
b. Por su parte el N° 5 de la misma norma dispone, sí, el término de la
LAE.
c. En el tercer párrafo, “Sustitución”: es incorrecto hablar de “partes”,
toda vez que, según establecen los artículos 53 y 54, los únicos autorizados legalmente
a solicitar sustitución de la pena son el tribunal de oficio, el adolescente y su defensor.
La noción de partes, incluye a fiscales y querellantes, que no están facultados para esta
solicitud.

12. En cuanto al Objetivo General enunciado al iniciar el capítulo II de


Ejecución de la sanción, no incluye el primer objetivo establecido en el artículo 20,
cual es responsabilizar a los adolescentes por los hechos delictivos que cometan.

13. Es innecesaria y equívoca la calificación de “procesales”, en cuanto a


los derechos que deben ser resguardados, en el último objetivo específico.

14. En el capítulo de las Dimensiones de la Intervención:


a. En cuanto a la apreciación sobre Factores de Riesgo: Consumo
abusivo de drogas y alcohol: Desconocemos el estudio citado “Sename (2006)” y
entendemos, por tanto, que no es público aun, por lo que citarlo así sin más, es
impropio. Más bien corresponde hablar de estudios internos o una fórmula semejante.
Ahora bien, si ese estudio no tiene un estudio de correlación de factores
(y no de prevalencia, pues éste no sirve para estos efectos), no se puede hacer la
afirmación que se sostiene en el texto. Además el “control del consumo” no es preciso
en su contenido, es más correcto “evitar o disminuir”, conceptos cuyos contenidos
técnicos están más definidos.
b. La expresión “generar espacios” es vaga e imprecisa. Creo que
quieren decir que hay una obligación de derivación asistida, o algo así. Si se está
estableciendo una obligación es necesario ser muy claro en explicitar en qué consiste
esa orden.
c. La expresión “sustancias adictivas” usada entre paréntesis al hablar
de los “Módulos específicos” es imprecisa. Esto porque “Sustancias adictivas”, como
señala el texto, pueden ser también los chocolates, el café, etc. Probablemente quieren
referirse al consumo problemático de drogas.
d. Creemos necesario que siempre que se refieran al tema del consumo
problemático de drogas y a su tratamiento, usen la nomenclatura de la Norma Técnica
contenida en la Resolución Exenta N° 391, de 3 de abril del 2006, del Ministerio de
Salud.

18
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

15. En cuanto a considerar como criterio para la elección o diseño de


módulos “el bien jurídico protegido”, tenemos muchas dudas sobre si esta noción de la
dogmática penal es entendible por todos y si, en consecuencia aporta como criterio, o
más bien, confunde y oscurece lo que se pretende lograr.

16. En la última dimensión, “Acceso a Programas y Políticas Públicas”, en


el listado final no se incluye el acceso a educación formal.

17. En el capítulo sobre Estrategias, y luego al final, en las Descripciones


de funciones de los equipos, se debe haber producido un error de tipeo pues hablan
reiteradamente de “centros” y lo que están haciendo es regular programas.

18. En la descripción de perfiles, por el carácter normativo del texto, es


necesario usar expresiones asentadas en el lenguaje y no neologismos. Así, no procede
hablar de “plasticidad” del delegado, ya que la acepción que buscan darle a esa palabra
no existe en el Diccionario de la RAE.

19. En el capítulo Dimensión de intervención individual en las


Dimensiones de la intervención hay una apuesta por un determinado enfoque dentro
de la psicología. Parece muy parcializado el enfoque de que sólo un cambio en el
ámbito cognitivo (creencias, comprensión, explicaciones, etc.), producirá una
modificación de la conducta infractora, por lo que sería importante incorporar un
enfoque más integral para el abordaje del tratamiento del problema, incorporando al
enfoque conductual-cognitivo, la importancia de las variables emocionales y de
historias de vida del adolescente (comprensión más psicoanalítica), y de proyecto de
vida (más experiencial y humanista). Por lo demás, es algo extraño que en un
documento estatal se tome partido por una corriente dentro de una ciencia o disciplina.

19
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

C. ACUERDOS REPARATORIOS

1. Responsabilidad penal. El párrafo 1 de la página 2 señala: “Se trata de una


salida alternativa a la sentencia definitiva, que tiene lugar o que se construye antes de
llegar a la audiencia de juicio oral, y que debe producirse una vez que el fiscal haya
formalizado la investigación, para que el acuerdo sea válido y puedan extinguirse las
responsabilidades”. No aclara a qué responsabilidades se refiere. Penal no puede ser,
pues se trata de una salida alternativa. Recordar que antes rige el principio de inocencia.

2. Justicia Penal Restaurativa. El acuerdo reparatorio es una forma alternativa a


la pena para resolver conflictos. Jurídicamente no es castigo ni establece
responsabilidad alguna, más allá de la que se contrae al acordar la reparación. Atribuirle
un fin sancionatorio penal significa quitarle su principal característica. Puede tener una
función reparadora de la víctima o la sociedad, pero no por ello es un instrumento
autónomo para conseguir los fines de la pena, y menos si se trata de fines de prevención
especial positiva, que nada tiene que ver con la justicia restaurativa.

4. Los Acuerdos Reparatorios no son penas. No es una sanción. Sus


consecuencias no son sancionatorias. No generan responsabilidad por el delito. La
argumentación supone que de no haber acuerdo, habrá inevitablemente una pena (ver
página 3 ítem 1.1.1). No es así, si no hay acuerdo, lo que es inevitable es el proceso, el
que eventualmente puede terminar en una condena o absolución.

5. Efectos indemnizatorios de los acuerdos reparatorios. Los acuerdos


reparatorios buscan solucionar el conflicto penal, mediante un acuerdo con la víctima.
Civilmente hablando, persiste el derecho de la víctima de demandar indemnización de
perjuicios.

6. Cumplimiento de la acción restaurativa. Si bien esta salida alternativa


consiste en la reparación, ella se perfecciona por el acuerdo de la víctima y el imputado,
aceptado y validado por el juez. Si con ella se repara efectivamente a la víctima o no,
no es central, pues persiste la acción civil indemnizatoria.

7. Efecto jurídico procesal de los acuerdos reparatorios. Producen el


sobreseimiento definitivo, total o parcial. No suspenden la persecución penal del
adolescente como se señala en la página 5 párrafo 2. Artículo 242 del Código Procesal
Penal.

8. Instructivos N° 34 y 63 del Fiscal Nacional. No aparecen citados estos


instructivos, y sin embargo hay párrafos copiados textualmente, bastante extensos.

20
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

9. Interés público prevalerte. Sólo se señala una de las manifestaciones de este


límite a los acuerdos reparatorios (página 6 párrafo 2), existen otras, revisar el
Instructivo N° 34 del Fiscal Nacional del Ministerio Público y el art. 241 inciso tercero.

10. Lenguaje y vocabulario utilizado. Se sugiere cambiar lenguaje y vocabulario


estigmatizante y vulnerador del principio de inocencia, como aparece en la página 6
párrafo 4 que señala textualmente: “Tratándose de sujetos adolescentes cuya materia
de condena no constituya delitos de crimen…”. No es materia de condena, es materia
de investigación. El joven no ha sido condenado.

11. Formas de inicio del acuerdo. El acuerdo es presentado en conjunto por la


víctima y el imputado (Ver opinión de Raúl Tavolari en instructivo N° 63 del Fiscal
Nacional), eventualmente aprobado por el juez en una audiencia y luego derivado al
programa. Aclararlo en página 6 párrafo 5.

12. Objetivos específicos. El texto señala que su tercer objetivo específico de


intervención es “Propiciar a nivel de los actores judiciales una resolución de los
conflictos penales que sea alternativo al sistema adversarial”. Al respecto, revisar si
corresponde colocar este objetivo como específico de la intervención. ¿El éxito de la
intervención particular se medirá según logre propiciar resolución de conflictos de tipo
mediación?

14. Informes. Definir en qué momento se entregarán los informes a que se aluden.

21
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

D. MEDIDAS CAUTELARES AMBULATORIAS

1. Cuestión estratégica,
Hace tiempo ya (cerca de 3 meses) conversamos con la Directora
Nacional y le expusimos abrir este doc para que participasen también Ministerio
Público y Defensoría en su diseño. Ella estuvo de acuerdo. Como saben, hace 1 mes
comenzó a funcionar esta mesa y la idea es que ellos puedan participar más
intensamente del diseño (más allá de observaciones a un producto ya finalizado) de
modo que resulten creíbles y estén legitimidas por fiscales y defensores. Que éstas no
sean “del sename” sino que podamos decir que fueron trabajadas con representantes de
estas instituciones
Eso está avanzando bien. Pero estas OT desperfilan esa Mesa y la ubican
como comentarista de un proceso final. Eso, me parece, es un error. Debieran
aprovechar este espacio. Uds, definir el aspecto más técnico y dejar que otros
participen. Hay un esquema de trabajo donde el tema de causales de ingreso y el de los
informes y otras cuestiones prácticas queda entregado a estos otros actores.

2.- Referencia más precisa al Código Procesal Penal. En la definición de la sanción


se sugiere hacer referencia más específica al Código Procesal Penal, toda vez que el
artículo 122 de dicho cuerpo normativo define la finalidad y alcance de las medidas
cautelares personales, señalando que sólo serán impuestas cuando fueren
absolutamente indispensables para asegurar la realización de los fines de
procedimientos y sólo durarán mientras subsistiere la necesidad de su aplicación y que
serán siempre decretadas por medio de resolución judicial fundada.
Del mismo modo, no se hace referencia al artículo 155 que enumera y
regula la aplicación de las medidas cautelares personales distintas a la prisión
preventiva, señalando que podrán imponerse al imputado para garantizar el éxito de las
diligencias de investigación o la seguridad de la sociedad, proteger al ofendido o
asegurar la comparecencia del imputado a las actuaciones del procedimiento o
ejecución de la sentencia, después de formalizada la investigación.
Cuando definen “Medidas Cautelares” es muy inapropiado la forma en
que lo hacen citando a un alumno de derecho o una ponencia de un defensor (Gonzalo
Cruz). Les sugerimos citar los artículo 121 y 155 del Código Procesal Penal, y para
mayor complemento usar un texto como Horvitz y López (2004), Derecho Procesal
Penal Chileno, Tomo I, Editorial Jurídica de Chile.

3.- Objeto de la intervención. Se define la medida cautelar ambulatoria como la


sujeción de un adolescente imputado de infracciones a la ley penal a la vigilancia de
una institución con el objeto de asegurar el debido cumplimiento de las diligencias
requeridas en el proceso de investigación. Asimismo, al describir los objetivos no
queda claro en qué consistirá específicamente la intervención que desarrollara el

22
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

delegado de control, no obstante se efectúa una descripción mucho más detallada a


propósito de la permanencia.

4.- Sujeto de atención. Debe detallarse quién será sujeto de atención de esta línea de
acción, el que debiera ajustarse a lo dispuesto por el artículo 2° del DL 2465, es decir
a “Los adolescentes imputados de haber cometido una infracción a la ley penal,
incluyéndose en estos a aquellos sujetos a una medida privativa o no privativa de
libertad decretada por el tribunal competente o una pena como consecuencia de
haberla cometido”. De acuerdo a la misma norma, “Los menores atendidos por
instituciones colaboradoras del Servicio Nacional de Menores y que estén percibiendo
la subvención que les otorga la legislación pertinente, seguirán siendo acreedores a
dicho beneficio hasta el 31 de diciembre del año en que cumplan 24 años, cuando se
encuentren cursando estudios superiores en alguna Universidad, Institución
Profesional o centro de formación técnica, del Estado o reconocido por éste, o en un
instituto de educación media técnico-profesional o de educación media técnico-
profesional de adultos o estudios en algún establecimiento educacional o de enseñanza
básica, media técnico-profesional o práctica , o en escuelas industriales o técnicas,
situación que deberá ser apreciada y aprobada por el Servicio Nacional de Menores”.
De la norma anterior y, considerando que no se trata de la ejecución de una sanción
como en el caso de la Libertad Asistida, que de acuerdo a la Ley Nº 20.084 debe ser
ejecutada, cualquiera sea la edad del condenado, por el SENAME, a través de sus
instituciones colaboradoras, el sujeto de atención debieran ser los adolescentes
imputados de una infracción a la ley penal, respecto de quienes se decrete una medida
cautelar personal de aquellas contempladas en el artículo 155 letra B) del Código
Procesal Penal, entre los 14 y 18 años de edad.

5. Valor subvención. El valor de subvención se fija en atención a una solicitud de


modificación al Reglamento de la Ley Nº 20.032 solicitado a esta Secretaría de Estado
que aún no se encuentra vigente, por tanto, al día de hoy se encontraría fuera de la
legislación vigente.

23
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

E. EVALUACIONES EN MEDIDAS CAUTELARES Y SANCIONES


PRIVATIVAS Y NO PRIVATIVAS DE LIBERTAD EN EL CONTEXTO DE LA
LEY 20.084

1. Contenido de la evaluación para el informe presentencial. El documento señala


que la evaluación debe realizarse teniendo en consideración los grupos de criminalidad
a los que hace alusión Couso, lo cual no parece adecuado.

2. Contenido de la evaluación para el PII. En la evaluación del adolescente para la


elaboración del PII se propone utilizar el concepto de “capital social” y realizar una
evaluación desde ahí. Si bien este es un concepto que está en boga y desde el espacio
social-comunitario es muy utilizado, pareciera no tener mucho sentido en el contexto
de intervención en el cuál se va a trabajar. No es necesario hablar de capital social para
trabajar con las “Redes sociales” (de hecho, son dos teorías distintas, no olvidar que el
concepto de capital social nace desde el trabajo con el Banco Mundial). Se sugiere
eliminar el concepto de capital social (no es el contexto para ello) y trabajar
directamente desde el concepto de trabajo de redes.

3. Evaluadores o responsables de los informes. Por el tipo y cantidad de información


solicitada en los informes, da la impresión de que se necesita una dupla psicosocial
para su realización, no basta con solo uno de los dos (psicólogo o asistente social).
Establecer claramente esta situación, si presupuestariamente es posible para la
contratación de peritaje (informes presentenciales) y, de ser una dupla, la coordinación
que debe existir entre ambos profesionales para la entrega de un solo informe
consensuado.

4. Posibilidad de continuidad entre informes o de utilización de los informes


anteriores. Puesto que es probable que en menos de un año se realicen los dos primeros
tipos de evaluación en un adolescente (esto es, evaluación para el informe presentencial
y evaluación para la elaboración del PII), y en el contexto que se utilizarán las mismas
herramientas y metodologías para las tres evaluaciones, parece importante tener en
cuenta que habrán casos en que a un mismo adolescente se le estarán realizando dos
evaluaciones similares (metodológicamente, no necesariamente en términos de
objetivos) en poco tiempo.
En este sentido, se podría buscar aquellos puntos comunes que puedan existir entre el
primer y segundo tipo de evaluación, de manera de que la información que se obtenga
en el presentencial no se repita o no se solicite nuevamente en la segunda evaluación
(eso en los casos en que exista un presentencial, se entiende que en los casos en que
este primer informe no exista, se debe hacer la evaluación completa).
Similar podría ser en relación a la evaluación para la elaboración del PII y la evaluación
para la revisión de la medida o sanción, en tanto el informe para el PII podría funcionar

24
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

como evaluación base sobre la cuál se evalúan los avances del adolescente a través de
este tercer tipo de evaluación.

5. Cuando hablan de Informes Presentenciales, es errado sostener que


“Sobre la base de lo estipulado en el CPP las decisiones de los Jueces de Garantía o del
Tribunal Oral en lo Penal, deberán fundarse en la opinión de peritos, a través de las
cuales se entregan antecedentes respecto de recursos individuales, familiares y
comunitarios con que cuentan los adolescentes, a fin que los jueces adopten la sanción
pertinente a cada caso.”
La ley (art. 40) dispone que el tribunal podrá no que está obligado.

6. Artículo legal inexistente: En la “OT de Evaluaciones en medidas


cautelares y sanciones privativas y no privativas de libertad en el contexto de la
ley 20.084”, p. 11 se dice que el artículo 53 de la Ley señala, señala como uno de
los derechos y garantías durante la ejecución de la pena, la posibilidad de
“sustituirla por una menos gravosa, en tanto ello parezca más favorable para la
integración social del infractor y se hubiere dado cumplimiento, al menos, a un
tercio de su duración o cuantía”. Esa redacción no fue la aprobada en el Congreso
y corresponde a a la aprobada e la Cámara de Diputados.

7. Cuando hablan en metodología de “lectura del expediente”. ¿De qué


expediente están hablando? ¿De la carpeta del fiscal? En el nuevo proceso penal, el
tribunal no lleva un expediente como en el sistema antiguo, como hemos insistido en
reiteradas oportunidades. Hay registros de audio. ¿a eso quieren aludir?

8. Hay dos temas muy relevantes de los que no se hacen cargo:


a. Encuadre con el adolescente. A fin de rayar la cancha en torno a que la información
que entregue en este contexto no está cubierta por secreto profesional respecto del
tribunal e intervinientes.
b. Apertura de la información a todos los intervinientes. Otro de los principios
básicos del nuestro sistema adversarial es el “fair play” el “juego limpio” en lo
concerniente a la disposición de la información de la investigación para todos los
intervinientes, de modo que no se sorprenda nadie en audiencia y que se pueden
preparar los contraexamenes.

9. Finalmente, dentro de los contenidos de los informes, es preciso


diferenciar muy claramente que son distintos según se trate de uno durante la etapa de
investigación que de uno en la etapa de ejecución de la pena.

25
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

26
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

Anexo 1:
Instrumentos internacionales de derechos Humanos sobre sistema de justicia y
privación de libertad

• Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos


• Principios básicos para el tratamiento de los reclusos
• Conjunto de Principios para la protección de todas las personas sometidas a
cualquier forma de detención o prisión
• Reglas de las Naciones Unidas para la protección de los menores privados de
libertad
• Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes
• Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes
• Protocolo facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes
• Principios relativos a la investigación y documentación eficaces de la tortura y
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes
• Salvaguardias para garantizar la protección de los derechos de los condenados
a la pena de muerte
• Código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley
• Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los
Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley
• Reglas mínimas de las Naciones Unidas sobre las medidas no privativas de la
libertad (Reglas de Tokio)
• Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de
menores (Reglas de Beijing)
• Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil
(Directrices de Riad)
• Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de
delitos y del abuso de poder
• Principios básicos relativos a la independencia de la judicatura
• Principios Básicos sobre la Función de los Abogados
• Principios relativos a una eficaz prevención e investigación de las ejecuciones
extralegales, arbitrarias o sumarias
• Declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones
forzadas
• Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones
manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de

27
Proceso de Implementación de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente

violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos


y obtener reparaciones

Santiago, diciembre 2006

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