Guia Ortogeriatria 2021
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GERIATRIA I GERONTOLOGIA
Guía
de Ortogeriatría
Actualización 2021
GRUPO DE TRABAJO DE ORTOGERIATRÍA DE LA SCGIG
www.scgig.cat
Guía de Ortogeriatría SOCIETAT CATALANA DE
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Las fracturas asociadas a la fragilidad ósea y las caídas, que a menudo las provocan, son
dos de los problemas más graves que afronta nuestra población geriátrica. Es conocido que
Cataluña es una comunidad con una alta tasa de fracturas osteoporóticas en comparación con
otras comunidades de la misma latitud. Es en parte por eso que los últimos Planes de Salud de
Cataluña se han puesto como objetivo concreto la reducción de la tasa ajustada de fractura de
cadera en personas mayores de 65 años. El Plan director de las enfermedades reumáticas y del
aparato locomotor, publicado en septiembre de 2010, y en que participaron profesionales del
ámbito ortogeriátrico, concretó unos objetivos y proyectos para disminuir la variabilidad en la
atención de las fracturas y la morbilidad y mortalidad asociadas.
En este sentido, el Plan establecía como objetivos concretos conseguir un tiempo de cirugía
inferior a las 48 horas en la fractura de cadera y una atención multidisciplinar desde el inicio del
ingreso con la participación de los equipos de Ortogeriatría. Asimismo, en los últimos diez años
se han impulsado medidas, a través de proyectos concretos y objetivos de los proveedores, para
mejorar la tasa de prevención secundaria de fracturas.
También en los últimos años hemos visto crecer de manera exponencial el interés que suscita
la osteoporosis y la prevención de fracturas dentro del ámbito de la Geriatría. Esto se ha
concretado, entre otros, en la creación del Grupo de Ortogeriatría dentro de la Sociedad Catalana
de Geriatría y Gerontología, que ya editó una primera guía de Ortogeriatría en el año 2015 y
que ha sido muy activo en la docencia y en la investigación relacionada con la epidemiología
y el impacto de las fracturas osteoporóticas en nuestra comunidad. Asimismo, la participación
de sus profesionales ha sido clave en el desarrollo en muchos de los centros hospitalarios del
sistema sanitario público de Cataluña de unidades específicas para la gestión y prevención
secundaria de fracturas o “Fracture Liaison Services” (FLS). Estas unidades han contribuido a
la mejora de los indicadores.
A pesar de esta mejora, sabemos que aún tenemos mucho recorrido por hacer en los próximos
años y el Departamento de Salud continuará impulsando las medidas encaminadas a la
prevención de fracturas y en la mejora de la calidad de vida de las personas mayores con riesgo
de fractura o con fracturas incidentes.
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ÍNDICE
1. PRESENTACIÓN
2. MODELOS DE ATENCIÓN ORTOGERIÁTRICA
2.1 Evolución histórica de la colaboración traumatología-geriatría
2.2 Descripción de los modelos de atención ortogeriátrica
2.2.1 Modelo tradicional de cuidados ortopédicas o de consulta
reactiva (interconsulta a geriatría)
2.2.2 Unidad de rehabilitación ortopédica geriátrica
2.2.3 Alianza ortogeriátrica y enfermería de fractura de fémur
2.2.4 Cuidados ortogeriátricos combinados o Unidades de Ortogeríatría
2.2.5 Alta precoz y rehabilitación ambulatoria
2.3. Cuidado ortogeriátrico “colaboracionista”
2.4. Evaluación del coste-efectividad de los modelos ortogeriátricos
2.5. Implementación del modelo FLS - Unidades de Coordinación de
Fracturas (Fracture Liaison Service)
3. LA FRACTURA DE CADERA POR FRAGILIDAD EN LA ATENCIÓN PRIMARIA
3.1 Intervención y detección de la población de riesgo
3.2 Diagnóstico de la osteoporosis
3.2.1 Definición
3.2.2 Factores de riesgo (FR)
3.2.3 Evaluación del riesgo: utilidad de escalas
3.2.4 Valoración clínica de la OP
3.2.4.1 La anamnesis y la exploración física (EF)
3.2.4.2 La analítica general
3.2.4.3 Marcadores de recambio óseo
3.2.4.4 La radiología convencional (RX)
3.2.4.5 Técnicas de valoración
3.2.4.6 Estimación del riesgo de fractura
3.3. Estrategias no farmacológicas de tratamiento
7
4. PREVENCIÓN DE LAS FRACTURAS POR FRAGILIDAD
4.1 Caídas: incidencia y etiopatogenia
4.3.1 Ancianos de la comunidad
4.3.2 Ancianos ingresados en centros
4.2. Caídas: detección y evaluación
4.3 Intervenciones en la prevención de caídas en ancianos
5. ATENCIÓN AL PACIENTE GERIÁTRICO CON FRACTURA DE CADERA
EN URGENCIAS
5.1 Diagnóstico de la fractura de cadera
5.1.1 Diagnóstico clínico
5.1.2 Diagnóstico radiológico
5.2 Evaluación preoperatoria
5.2.1 Perfil preoperatorio
5.2.2 Evaluación médica
5.2.2.1 Alergias
5.2.2.2 Antecedentes patológicos
5.2.2.3 Conciliación farmacológica
5.2.2.4 Enfermedad actual
5.2.2.5 Exploración física
5.2.2.6 Instauración del tratamiento
5.2.2.7 Valoración Anestésica
5.2.3 Valoración Geriátrica Integral y atención a los síndromes geriátricos
5.3 Interconsultas
5.4 Instauración del tratamiento
5.4.1 Profilaxis tromboembólica con heparinas de bajo peso molecular
5.4.2 Profilaxis de la gastritis y úlceras por estrés
5.4.3 Analgesia ajustada a necesidades
5.4.4 Laxantes osmóticos
5.4.5 Sueroterapia
5.4.6 Manejo del paciente diabético
5.4.7 Profilaxis del delirium
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5.4.8 Oxigenoterapia
5.4.9 Medidas no farmacológicas
5.4.9.1 Intervención nutricional precoz
5.4.9.2 Prevención de úlceras por presión
5.4.9.3 Sondaje urinario
5.4.9.4 Empleo de tracciones
5.5 Uso de anticoagulantes y antiagregantes en urgencias
5.5.1 Recomendaciones generales
5.5.2 Tratamiento antiagregante
5.5.3 Tratamiento anticoagulante
5.5.3.1 Manejo de los fármacos inhibidores de la vitamina K
(acenocumarol/warfarina)
5.5.3.2 Manejo de los nuevos anticoagulantes orales-
anticoagulantes de acción directa (ACODs)
5.6 Optimitzación preoperatoria en situaciones especiales
5.6.1 Alteraciones analíticas
5.6.2 Cardiopatía
5.6.3 Nefropatía
5.6.4 Patología respiratoria
5.6.5 Hepatopatía crónica y cirrosis
5.6.6 Patología neurológica y enfermedad de Parkinson
5.7Ingreso en planta de hospitalización
6. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DE LAS FRACTURAS DE CADERA
POR FRAGILIDAD
6.1 Introducción
6.2 Tratamiento y tiempo de espera quirúrgico
6.3 Clasificación de las fracturas de cadera y tratamiento
6.3.1 Fracturas intracapsulares
6.3.1.1 Tratamiento de las fracturas intracapsulares no desplazadas
6.3.2 Fracturas extracapsulares
9
7. MANEJO POSTOPERATORIO DE LA FRACTURA DE CADERA
POR FRAGILIDAD
7.1 Dolor
7.1.1 Analgesia sistémica
7.1.2 Bloqueo nervioso periférico
7.1.3 Analgesia epidural
7.1.4 Analgesia multimodal
7.2 Anemia
7.3 Delirium
7.3.1 Patogenia
7.3.1.1Importancia del delirium
7.3.2 Diagnóstico
7.3.2.1 Confusion Assessment Method (CAM)
7.3.2.2 Test 4AT
7.3.3 Prevención
7.3.3.1 Medidas no farmacológicas
7.3.3.2 Prevención farmacológica
7.3.4 Tratamiento
7.3.4.1 Medidas no farmacológicas
7.3.4.2 Tratamiento farmacológico
8. ROL DE ENFERMERIA EN LA ATENCIÓN AL PACIENTE CON
FRACTURA DE CADERA
8.1 Evaluación inicial
8.2 Indicación de tratamiento farmacológico
8.3 Planificación del alta y coordinación con atención primaria
8.4 Consulta externa de ortogeriatría
9. MANEJO DE LA OSTEOPOROSIS DESPUÉS DE LA FRACTURA
9.1 Introducción. Coordinación de recursos, atención y evaluación
postfractura
9.2 Indicación de tratamiento farmacológico
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GRUPO DE TREBAJO DE LA SOCIEDAD CATALANA DE ORTOGERIATRÍA
Coordinadores del grupo desde su composición
Dr. Enric Duaso ( 2012-2013 )
Dr. José Manuel Cancio ( 2014-2016 )
Dra. Anabel Llopis ( 2017- 2018)
Dr. José María Santiago (Desde 2019 a junio de 2021)
Dra. Leonor Cuadra (julio 2021 y actualmente)
Miembros del grupo:
Dr. José María Santiago Bautista. Hospital Sociosanitari de L’Hospitalet
(CSI). L´Hospitalet de Llobregat
Dra. Anabel Llopis. Consorci Sanitari del Maresme (CSM). Mataró
Dr. José Manuel Cancio. Centre Sociosanitari del Carme (BSA). Badalona
Dra. Cristina Pacho. Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona
Dra. Cristina Roqueta. Centre Fòrum. Parc de Salut Mar de Barcelona (IMAS)
Dr. Abelardo Montero. Hospital Universitari de Bellvitge (HUB).
L´Hospitalet de Llobregat
Dra. Marga Navarro. Hospital Clínic de Barcelona
Dra. Montse Barceló. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona
Dr. Mariano de Miguel. Hospital Santa Maria. Lleida
Dr. David Herrero. Consorci Sanitari de l’Anoia. Igualada
Dra. Leonor Cuadra. Hospital de Terrassa. Consorci Sanitari de Terrassa
Dra. Eugenia Sopena. Hospital Sociosanitari Francolí. Tarragona
Dr. Pablo Castillón. Hospital Universitari Mútua de Terrassa
Dra. Teresa Casanova. Hospital Moisès Broggi (CSI). Sant Joan Despí
Dra. Alexandra Ivanov. Hospital Sant Antoni Abad. Vilanova i la Geltrú
Dr. Jordi Martín. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona
Dra. Aina Capdevila. Hospital Clínic de Barcelona
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3.2.1 Definición
Como hemos comentado, la osteoporosis (OP) es una situación clínica que se define
como la alteración de la cantidad y calidad ósea (de predominio e inicio en el hueso
trabecular, para después afectar al hueso cortical, pudiendo producirse así la
fractura).
La posibilidad de desarrollar fracturas por fragilidad o de bajo impacto es lo que
establece la importancia de esta entidad. Se definen así aquellas que ocurren
espontáneamente, son provocadas por un traumatismo cuya fuerza habitualmente
no produciría fractura o se producen después de una caída desde una altura no
superior a la del paciente1.
3.2.2 Factores de riesgo (FR)
Los factores clínicos relacionados con la disminución de la densidad mineral ósea
(DMO) y el riesgo de fractura por fragilidad se dividen en:
– Criterios mayores (FR elevado, es decir FR con un riesgo relativo (RR) asociado a
fractura dos o más veces superior al de la población sin FR (RR ≥ 2):
- Fractura previa por fragilidad.
- Antecedente familiar de fractura de cadera.
- Edad ≥ 65 años.
- Índice de masa corporal (IMC) < 20.
- Trastornos de la conducta alimentaria.
- Malnutrición crónica y malabsorción.
- Tratamiento con glucocorticoides (5mg diarios de prednisolona o equivalentes
durante más de 3 meses).
- Fallo ovárico prematuro no tratado.
- Hiperparatiroidismo.
- Caídas último año
27
– Criterios menores (FR moderado, con un RR asociado a fractura entre una y dos
veces superior, 1>RR<2, al de la población sin FR):
- Consumo de 3 unidades de alcohol/día.
- Tabaquismo activo.
- Diabetes tipo 1 (insulinodependiente).
- Artritis reumatoide.
- Hipertiroidismo.
- Sexo femenino
- Menopausia precoz2.
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La determinación del T score se realiza sobre el cuello femoral, fémur proximal total
y la columna lumbar (L1 a L4) (grado de recomendación A)7-8,12,14-15,20-21. La
determinación de estos ítems siempre ha de ser valorado en la misma localización
y con la misma máquina de DXA debido a la variabilidad existente entre ellas.
En base a estos resultados, se determinan 3 categorías:
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Anexo
Tablas resumen:
PREVENCIÓN
PRIMARIA:
mujeres ≥ 65 años SECUNDARIA:
hombres ≥ años + ≥2 FR
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VALORACIÓN CLÍNICA OSTEOPOROSIS
Anamnesis Exploración física
- Factores de riesgo - Neurológica, marcha, osteoarticular...
- Evaluación riesgo caídas
- Valoración dolor
Analítica general
Habitual Si sospecha causa secundaria
- Hormona paratiroidea (PTH) - TSH (hipertiroidismo)
- Calcio sérico en orina - Immunoelectroforesis (mieloma)
- Fósforo - Ac antitransglutaminasa (celiaquía)
- Fosfatasa alcalina - Cortisol urinario (enfermedad de
- Calcidiol (25OHD) Cushing)
- rutina: hemograma, función renal, - Triptasa sérica (mastocitosis)
hepática, proteinograma, albúmina. - Estudio de hormonas sexuales
(personas jóvenes)
- Estudio genético (osteogénesis
imperfecta, hipofosfatasia y otros)
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Todas las Guías de Práctica Clínica (GPC) sobre la prevención primaria y secundaria de
OP incluyen una serie de recomendaciones consideradas universales que se deberían
fomentar a nivel poblacional general.
Entre estas, cabe destacar: reforzar hábitos de vida saludable, actuar sobre los factores
de riesgo modificables (tabaco, alcohol, consumo excesivo de café, ingesta inadecuada
debida a la anorexia con la correspondiente malnutrición proteico-calórica, la inactividad,
y el uso de fármacos perjudiciales para el paciente mayor, entre otros), además de
recomendar programas de ejercicio físico multicomponente adaptadas a la funcionalidad
previa y las comorbilidades asociadas.
Reforzar la eliminación de hábitos tóxicos
– Tabaco: induce la disminución de la activación osteoblástica y altera la absorción
intestinal de calcio (grado de recomendación B).
– Alcohol: disminuye la activación osteoblastos altera el metabolismo de la vitamina D y
predispone a caídas (grado de recomendación C).
– Café: consumo de más de 4 tazas diario favorece la eliminación urinaria de calcio
(grado de recomendación C).
– Evitar el exceso de sal que favorece la excreción urinaria de calcio (grado de recomendación C).
Calcio y vitamina D
Actualmente existe controversia acerca del posible aumento de riesgo cardiovascular
asociado a los suplementos de calcio, particularmente si se excede la dosis diaria
recomendada o se administran dosis altas en toma única diaria1-3.
Existe casi unanimidad entre las guías en la conclusión de que la vitamina D o los
suplementos de calcio administrados en monoterapia son insuficientes para prevenir la
fractura osteoporótica, incluso perjudiciales4-7. Pero la mayoría de los estudios consideran
que son fundamentales para la salud ósea y muscular, y coinciden en conceder a los
suplementos de calcio administrados de forma conjunta con la vitamina D un efecto positivo
en reducción del riesgo de fractures, en algunos estudios de hasta 20%6-10,19,20,32-33.
Otros consideran escasa y marginal la eficacia de los suplementos de Ca y vitamina D
sobre las fracturas, excepto en población institucionalizada35.
La sociedad científica internacional está dividida entre estos dos polos, algunos que apoyan
la suplementación conjunta de Ca y vitamina D6-10,20,32-34,38, otros que consideran fútil el
screening y tratamiento poblacional con Ca y vitamina D, a no ser en pacientes con déficit
y factores de riesgo/antecedentes de fractura, o en pacientes institucionalizados35-37.
Hasta que se aporten pruebas concluyentes, es aconsejable intentar que el aporte de
calcio proceda en su mayor parte de la dieta, y en el caso de usar suplementos, evitar 39
dosis superiores a 500 mg en cada administración, preferiblemente después de las
comidas (pH- dependiente, dosis únicas mayores se asocian con una saturación de la
absorción y la consiguiente disminución de la misma)12-14. Si se administra en dosis única
de 500-600mg/día es preferible en la cena para evitar el pico nocturno de PTH11.
La vitamina D no es una vitamina en el sentido estricto de la palabra, sino que es una
hormona del metabolismo del fósforo y el calcio. Y no es un componente esencial de la
dieta, dado que la obtenemos esencialmente de la exposición solar, ya que se sintetiza en
la piel por la influencia de los rayos ultravioleta (UV) solares. Para ser funcional precisa
de dos hidroxilaciones una al hígado, donde se convierte en 25 (OH) D (ver Figura 1) y la
otra principalmente en el túbulo renal, pero también en lugares extrarrenales como son las
células inmunitarias y el cerebro, donde se convierte en 1,25 dihidroxivitamina D3 -1,25
(OH) 2D o calcitriol, la verdadera hormona D, con acciones fisiológicas en los individuos de
todas las edades. Más allá del papel de la vitamina D en el metabolismo fosfocálcico, la
evidencia generada en las últimas décadas demuestra que la vitamina D es una hormona
con acciones pleiotrópicas y sistémicas más allá del efecto óseo21.
Específicamente, la vitamina D es un esteroide que necesita ser activado por 2 hidroxilaciones,
siendo el paso limitante la 1-alfa-hidroxilación de las células renales. Desde el descubrimiento de la
amplia distribución de la enzima 1-alfa-hidroxilasa1 se ha podido documentar los efectos sistémicos,
genómicos y no genómicos, en varios órganos y tejidos con un receptor de vitamina D (VDR)22.
La síntesis cutánea no es la única forma en que el organismo obtiene vitamina D, ya que
ésta se encuentra también en muchos alimentos, tanto de origen vegetal (ergocalciferol)
como animal (colecalciferol). Un 10% de la vitamina D se adquiere a través de la dieta,
siendo los alimentos principales el pescado azul, la yema del huevo y la mantequilla.
Asimismo, el hígado y otras vísceras también son fuentes ricas de vitamina D, pero su
consumo es reducido. Además, aunque la vitamina D se conserva de forma muy estable
en los alimentos, en general, su aportación es muy baja24.
En consecuencia, enriquecer o fortificar con colecalciferol con o sin calcio de los
alimentos básicos como son los lácteos y los cereales, es práctica habitual en muchos
países donde la dieta está fundamentalmente constituida por alimentos funcionales.
En general, se fortifican con ergocalciferol o colecalciferol. También se puede realizar la
“Biofortificación”, consiste en aumentar el contenido en vitamina D de estos alimentos
sin una adición exógena directa de ésta. Algunos ejemplos son alimentar las gallinas
productoras de huevos con pienso enriquecido con vitamina D -y / o 25 (OH) D o aumentar
los niveles de vitamina D en el pienso de los peces de piscifactoría para que la carne de
estos tenga un mayor contenido en vitamina D25.
Y la última opción son los suplementos de vitamina D considerados fármacos, los
comercializados actualmente en España son el colecalciferol (vitamina D3), el ergocalciferol
(vitamina D2) y el Calcifediol (25-OH-D)
En España, la hipovitaminosis D tiene una alta prevalencia que no parece justificada, dado el alto
grado de insolación. Niveles insuficientes o incluso franca deficiencia de vitamina D determinada
40 como 25-hidroxivitamina D constituye una “epidemia” en todo el mundo que afecta a más de
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Diuréticos
Pueden modificar el balance del calcio. Los diuréticos de asa aumentan la excreción de
calcio, mientras que las tiazidas poseen un efecto hipocalciúrico que puede ser protector
frente a la aparición de la pérdida de masa ósea.
Proteínas
Durante la última década ha habido un cambio significativo con respeto a las funciones
del musculo esquelético (estructural y mecánica), reconociendo el papel metabólico a
través del reservorio de proteínas (mioquinas). La pérdida de síntesis proteica muscular
asociada a la edad, condiciona una disminución de síntesis de mioquinas (que predispone
a insulino-resistencia, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, y estado de
proinflamación). Además, modifica la estructura corporal por la pérdida de masa magra,
con disminución de fuerza y resistencia muscular, que deteriora la calidad de vida del
individuo, aumentando su fragilidad y morbimortalidad.
Se recomienda suplementar la dieta con 1-1.5 g proteínas/kg peso corporal/día (incluso
hasta 2g/kg peso/día según la situación de estrés metabólico), y que la administración
sea muy cerca o después de las sesiones de ejercicio (grado de recomendación A)36,37.
Está demostrado que la suplementación proteica en pacientes frágiles acelera la
recuperación funcional, disminuye la incidencia de Úlceras de presión, mejora la inmunidad
y la anemia severa.
Ejercicio físico
La inactividad física y la sarcopenia son unos de los principales factores de riesgo en
el desarrollo de la fragilidad. La identificación y el tratamiento precoz del síndrome de
fragilidad puede revertir esta situación clínica y evitar sus consecuencias como son las
caídas, la discapacidad, hospitalización y finalmente la muerte38,39.
Actualmente el profesional médico tiene herramientas para detectar la fragilidad en
personas mayores, mediante test funcionales como son el SPPB y velocidad de la marcha40,41,
y puede prescribir programas de ejercicio físico multicomponente individualizado y adaptado
a la capacidad funcional del individuo, con el fin de prevenir o revertir la fragilidad y reducir
el riesgo de caídas (proyecto Vivifrail® desarrollado bajo el auspicio de la OMS)40,41.
El ejercicio físico es beneficioso para la salud ósea (estimulo mecánico que activa los
osteocitos, células responsables de la reparación de las micro fisuras), aumenta la
resistencia y la fuerza muscular, previene la aparición de las caídas, mejora la tolerancia
al esfuerzo y tiene efecto positivo sobre la salud mental.
La recomendación es realizar el ejercicio de forma constante y regular, aumentando
progresivamente la intensidad y duración, según la capacidad del paciente (grado de
recomendación B).
Revisión de fármacos
La realizar la revisión y adecuar el tratamiento en pacientes ancianos, teniendo en cuenta
la situación de fragilidad, la expectativa y la calidad de vida del individuo. 43
Valorar la deprescripción especialmente en pacientes mayores polimedicados, con
demencia o múltiples patologías crónicas con expectativa de vida limitada.
Realizar la revisión en cada visita los siguientes fármacos que predisponen a caídas:
– Psicofármacos: benzodiacepinas, Inhibidores selectivos de la recaptación de la
serotonina (ISRS), neurolépticos, antidepresivos tricíclicos, antiepilépticos, hipnóticos
(actúan a nivel central, alteran los reflejos y se asocian a hipotensión al permanecer en
bipedestación).
– Vasodilatadores: IECAs, bloqueantes de calcio, nitratos, alfa y beta-bloqueantes
(venodilatación y disminución de la resistencia vascular).
– Diüréticos: deplección de volumen.
– Antihistamínicos y los relajantes musculares musculares (actúan a nivel central, efecto
sedante, alteran el sensorio).
– Antiarítmicos: amiodarona, flecainida, sotalol (TV asociada con intervalo QT prolongado).
– Digoxina: arritmias cardiacas, intoxicación.
– Opioides: hipotensión postural, somnolencia, confusión, mareos.
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4.2. Caídas: detección y evaluación
Si la densidad mineral ósea es el mejor predictor del riesgo de fractura, en los ancianos
las caídas siguen siendo los mejores predictor de fractura de cadera.
La Guía de práctica clínica de la Sociedad Americana / Británica de Geriatría recomienda
preguntar a los mayores de 65 por el riesgo de caída anualmente1, pues a menudo se
olvidan de las caídas previas o no las comunican, a no ser que hayan tenido alguna
consecuencia sería. Además, se debe realizar una evaluación multifactorial de riesgo
de caídas de forma individualizada por un equipo de profesionales con habilidades y
experiencia apropiadas para detectar los factores de riesgo de caída, así como realizar
una exploración física y funcional.
A. Valoración de los factores de riesgo y de las consecuencias de las caídas
Anamnesis de la caída: Para valorar el riesgo de caída se preguntará:
- Si ha sufrido alguna caída en el último año que haya necesitado atención sanitaria.
- Si ha caído 2 o más veces en el último año.
- Si tiene dificultad para caminar o trastorno del equilibrio2,3.
Determinar el número de caídas que el paciente ha tenido en el último año.
También hay que realizar una descripción detallada de las circunstancias de la caída:
lugar, actividad que se estaba realizando, mecánica de la caída, clínica acompañante,
como por ejemplo palpitaciones, disnea, dolor torácico, debilidad, vértigo, mareo, pérdida
de conocimiento, convulsiones, movimientos anómalos, o relajación de esfínteres.
Identificar situaciones o factores extrínsecos relacionados como la iluminación, las
condiciones del suelo, la presencia de algún objeto o animal y el tipo de calzado.
Además, hay que valorar las consecuencias: el tiempo que el paciente estuvo en el suelo,
si pudo levantarse solo, la necesidad de atención médica, las lesiones, la repercusión
funcional posterior y el síndrome post-caída. En caso de caídas inexplicables o recurrentes
tendremos que preguntar a los cuidadores o a los testigos que nos podrán orientar sobre
la etiología de los factores de riesgo incriminados4.
Revisión de todo el tratamiento farmacológico, valorar si las dosis son adecuadas, valorar
polifarmacia y la automedicación5.
Los fármacos que actúan a nivel del sistema nervioso central como las benzodiacepinas,
otros hipnóticos, antidepresivos, neurolépticos, analgésicos opioides, y anticolinérgicos, son
los medicamentos que con más frecuencia se han asociado con caídas en las personas
mayores6, ya que producen hipotensión y sedación.
Otros fármacos que también se relacionan con las caídas son los antihipertensivos,
betabloqueantes, antiarrítmicos, inotrópicos, anticonvulsivantes, hipoglucemiantes,
corticoides, anticoagulantes1.
Evaluación de los factores de riesgo intrínsecos relevantes: Los problemas
médicos agudos o crónicos (enfermedades cardiovasculares, neurológicas, osteo-
musculares,neurosensoriales y osteoporosis), y los síndromes geriátricos asociadas a
50 caídas como la incontinencia urinaria y alteraciones de los sentidos.
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57
4.3 Intervenciones en la prevención de caídas en ancianos
Existen un gran número de publicaciones sobre estudios realizados para la prevención de
caídas en ancianos, tanto para los que viven en la comunidad como para los que están
ingresados en residencias u hospitales. Hay por lo tanto un gran interés por parte de los
profesionales sanitarios en este campo.
4.3.1 Ancianos de la comunidad
La última revisión Cochrane del 2015 nos resume las principales publicaciones de
estos últimos años en la prevención de caídas en los ancianos de la comunidad1. En
las intervenciones se evalúan programas de ejercicios, programas educacionales,
intervenciones farmacológicas e intervenciones ambientales.
Ejercicio
En general el ejercicio es una intervención efectiva para reducir el riesgo y la tasa de
caídas y parece ser beneficiosa tanto en los pacientes con un alto riesgo de caídas como
a los de bajo riesgo. La evidencia actual es para los pacientes de la comunidad y no para
todos los pacientes con caídas recurrentes. Hay tres enfoques de ejercicios diferentes que
parecen tener efectos beneficiosos importantes y en conjunto reducen el riesgo de fractura:
– Los ejercicios en grupo o individuales de entreno en el equilibrio comparados con un
grupo control muestran una reducción significativa de la tasa de caídas pero no del
riesgo de caer. Los ejercicios de entreno en fuerza/ resistencia no mostraron beneficios
respecto al grupo control en la reducción de la tasa de caídas o el número de caídas.
– Tai Chi; los estudios que comparan los ejercicios de Tai Chi realizados en grupo con
controles muestran en general una reducción de la tasa i el riesgo de caídas y parecen
ser más efectivos a las personas que no tienen un alto riesgo de caer.
– Los ejercicios prescritos, de forma individual, realizados en el hogar, reducen la tasa y
el riesgo de caídas, no así los ejercicios de actividad física general (caminar).
Intervenciones multifactoriales
Las intervenciones multifactoriales consisten en más de una categoría de intervención
con una valoración individual de cada participante para identificar los factores de riesgo
de caídas y son efectivas para reducir la tasa, pero no el riesgo de caídas. De todas formas
hay una gran variabilidad entre los estudios. No existen pruebas de que las intervenciones
multifactoriales sean más efectivas para los participantes seleccionados como los de alto
riesgo de caídas.
Evaluación e intervención ambiental
En general, las intervenciones de seguridad en el hogar reducen la tasa y el riesgo de
caídas pero no son eficaces en la reducción del riesgo de fractura. También se ha visto
que estas medidas son más efectivas en los participantes con un mayor riesgo de caídas.
Estas intervenciones parecen ser más eficaces cuando son realizadas por un terapeuta
58 ocupacional.
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También se recomienda la revisión del pie y del calzado. Algunas lesiones o malas
posturas de los pies pueden predisponer a las caídas. Es necesario que el calzado esté
bien ajustado y evitar talones altos. Un dispositivo antideslizante para el calzado, en
suelos con hielo reduce de forma significativa las caídas que se producen en exteriores
en invierno2.
Intervenciones farmacológicas
Un metaanálisis que analiza los ensayos clínicos realizados entre 1960 y 2004 encontró
que la suplementación con vitamina D reducía el riesgo de caídas en los ancianos de la
comunidad y de los que viven en instituciones en más de un 20%3, pero en el global de
estudios realizados para evaluar la eficacia de la vitamina D comparados con controles no
se ha demostrado una diferencia estadísticamente significativa en la tasa ni en el riesgo
de caídas. Incluso algunos autores aconsejan no dar altas dosis de vitamina D por el
riesgo de aumento de caídas4,5. En un análisis realizado en un subgrupo de pacientes con
niveles bajos de vitamina D sí que se demostró una gran reducción de la tasa y del riesgo
de caídas. A los pacientes con problemas de deambulación o equilibrio sería necesario
considerar la suplementación con vitamina D.
Un estudio sobre la retirada gradual de medicación psicotrópica muestra una reducción en
la tasa de caídas pero no del riesgo de caer. No obstante, la recomendación de los expertos es
suspender la medicación psicotrópica o si no se puede, intentar reducir la dosis. También los
inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina parece que podrían aumentar el riesgo
de caídas aunque que son más seguros que los antidepresivos tricíclicos6.
Un programa educativo para los médicos de familia con un farmacéutico clínico combinado
con la autoevaluación de los propios pacientes mostró una reducción significativa en el
riesgo de caidas.
Prevención de caídas en las personas con problemas de salud particulares
– Visión deficiente
En las personas con deterioro visual grave, existe un ensayo sobre la efectividad de una
intervención de seguridad en el hogar, pero no de una intervención con ejercicios. La
efectividad de otras intervenciones para el deterioro visual en las personas ancianas es
incierta, aunque la cirugía de cataratas para el primer ojo, reduce de forma significativa
la tasa de caídas pero no del riesgo de caída o fractura; no se ha comprobado que la
cirugía de catarata en el segundo ojo reduzca la tasa de caídas. Las personas de edad
avanzada pueden presentar un mayor riesgo de caídas en el periodo de adaptación a
unas gafas nuevas o cambios importantes en la prescripción de nuevas graduaciones.
La corrección óptica reduce las caidas en los pacientes que pasan más tiempo en el
exterior, pero aumentan las caidas en enfermos frágiles7.
– Trastornos cardiovasculares:
La hipotensión postural se ha asociado a un aumento de caídas. Puede ser debida
a medicaciones, deshidratación o neuropatía autonómica. Es necesario revisar la
medicación que podría causarla y valorar medidas como aumentar la hidratación,
medias elásticas o pautar medicaciones como la fludrocortisona. 59
Las pruebas de un único estudio indican que la estimulación cardiaca con marcapasos
en las personas con hipersensibilidad del seno carotídeo y antecedentes de síncope o
caídas reduce la tasa de caídas8.
– Trastornos neurológicos:
En la enfermedad de Parkinson no se ha demostrado que la fisioterapia realizando
ejercicios de fuerza o equilibrio reduzca la tasa de caídas o la proporción de pacientes
que caen9. Los análogos de vitamina D no fueron efectivos para reducir la tasa de
caídas en las personas con enfermedad de Parkinson aunque algunos autores han
encontrado una disminución de las caídas en el parkinsonismo vascular10.
Las personas ancianas con deterioro cognitivo tienen un alto riesgo de caída tengan o no
asociados problemas de movilidad. No hay evidencia para recomendar intervenciones
multifactoriales en estos pacientes11.
4.3.2 Ancianos ingresados en centros
Los ancianos ingresados en centros tienen un riesgo de caer más alto que los de la
comunidad. Existe una revisión de la Cochrane sobre las medidas en prevención de
caídas en centros donde se incluyen 60 ensayos: 47 en centros de rehabilitación y 17
en hospitales12, a pesar de ello la evidencia en la recomendación de intervenciones es
limitada.
Algunos programas para la prevención de caídas, en centros de cuidados, dirigidos a
múltiples factores de riesgo individual (clasificados como intervenciones multifactoriales)
pueden ser efectivos. Hay más confianza para recomendar programas multifactoriales en
centros de cuidados proporcionados por un equipo multidisciplinario.
La prescripción de vitamina D en los centros de rehabilitación es efectiva, probablemente
porque los pacientes tienen unos niveles bajos de vitamina D al ingreso.
En los centros de cuidados la revisión clínica de la medicación, por un farmacéutico,
puede ser efectiva para reducir la tasa de caídas.
Los programas de prevención de caidas que incluyen ejercicios para los residentes
tendrían que evaluar cuidadosamente la idoneidad de cada individuo, ya que existe la
posibilidad que los programas con ejercicios aumenten el riesgo de caídas. Parece ser que
las intervenciones que incluyen ejercicios aumentan las caídas en los ancianos frágiles y
las disminuyen en los que no son frágiles.
Los programas multifactoriales para la prevención de caídas en los hospitales reducen la
tasa de caídas. El ejercicio en ámbitos hospitalarios de atención de afecciones subagudas
parece efectivo. Un estudio sugiere que no son efectivos hasta los 45 días de ingreso. En
los centros de rehabilitación los resultados sugieren posibles beneficios, pero la evidencia
no es concluyente.
60
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INTERVENCIONES:
En resumen, las intervenciones según el grado de evidencia13
A=recomendación fuerte
B= recomendado
C=no se puede hacer ninguna recomendación a favor o en contra
D=no se recomienda como intervención rutinaria en pacientes asintomáticos I=evidencia
insuficiente
PERSONAS MAYORES QUE VIVEN EN LA COMUNIDAD:
La evaluación multifactorial del riesgo de caídas tiene que ser seguida por intervenciones
directas de la medida de los factores de riesgo identificados y de un programa de ejercicios
adecuado. [A]
Una estrategia para reducir el riesgo de caídas tiene que incluir la evaluación multifactorial
de los factores de riesgo conocidos y del manejo de los factores de riesgo identificados. [A]
Los componentes más comúnmente incluidos en las intervenciones más eficaces fueron
los siguientes:
– La adaptación o modificación del entorno del hogar [A].
– La retirada o reducción, al mínimo, de los psicofármacos [B].
– La retirada o la reducción, al mínimo, de otros medicamentos [C]
– Tratamiento de la hipotensión postural [C].
– Manejo de problemas en los pies y en el calzado [C].
– Programa de ejercicios para potenciar el equilibrio, la fuerza, y la marcha [A].
– A todos los adultos mayores que están en riesgo de caer hay que ofrecer la incorporación
a un programa de ejercicios para potenciar el balance articular, la reeducación de la
marcha y el entrenamiento de fuerza. La potenciación de la flexibilidad y el entrenamiento
de resistencia también han de ser ofrecidos, pero no como únicos componentes del
programa [A].
– La intervención multifactorial tiene que incluir, un componente educativo que
complementa y permite el abordaje de los problemas específicos de la intervención que
se está realizando. Siempre, adaptado a la función cognitiva y lenguaje del paciente [C].
– El profesional de la salud o el equipo que realiza la evaluación del riesgo de caídas
tendría que implementar directamente las intervenciones. Al menos, debería asegurarse que
las intervenciones se llevan a cabo por otros profesionales de la salud cualificados [A].
– Los fármacos psicoactivos (incluyendo sedantes hipnóticos, ansiolíticos, antidepresivos)
y antipsicóticos (incluyendo los nuevos antidepresivos o antipsicóticos) se han de
reducir al mínimo o retirar de forma adecuada [B].
– Una reducción en el número total de medicamentos o de la dosis individual de cada uno
de ellos debe ser valorada. Todos los medicamentos han de ser revisados, y reducir al
mínimo la su dosis o retirados [B].
– El ejercicio se ha de incluir como un componente de les intervenciones multifactoriales
para la prevención de caídas en la comunidad donde residen las personas mayores [A]. 61
– Un programa de ejercicios que se dirige a potenciar la fuerza, la marcha y el equilibrio,
como el Tai Chi o la terapia física, se recomienda como una intervención efectiva para
reducir les caídas [A].
– El ejercicio se puede realizar en grupos o de forma individual (en casa), ya que ambos
son eficaces en la prevención de caídas [B].
– Los programas de ejercicio tiene que tener en cuenta las capacidades físicas y
tolerancia al esfuerzo de la persona mayor, y ser prescritos por profesionales de la salud
cualificados o entrenadores físicos [I]
– El programa de ejercicios debería incluir una revisión periódica, con valoración de la
progresión y el ajuste de la prescripción del ejercicio, según corresponda [I].
– En las mujeres mayores, en qué está indicada la cirugía de cataratas, la cirugía debe
ser avanzada, ya que se reduce el riesgo de caídas [B].
– No hay pruebas suficientes a favor o en contra para recomendar la inclusión de
intervenciones multifactoriales en relación a la visión dentro de las intervenciones de
prevención de caídas [I].
– No hay pruebas suficientes para recomendar la evaluación de la visión y la intervención
como única actuación para reducir las caídas [D].
– Hay que advertir a los ancianos de no usar lentes multifocales, mientras camina,
especialmente en las escaleras [C].
– La evaluación y tratamiento de la hipotensión postural se ha de incluir como componente
de las intervenciones multifactoriales para prevenir las caídas en personas mayores [B]
– La colocación de marcapasos tiene que ser considerada para los ancianos con
hipersensibilidad cardioinhibitoria del seno carotídeo y que sufren caídas recurrentes
inexplicables [B].
– La administración de suplementos de vitamina D, de al menos 800 IU por día, ha de ser
proporcionada a los ancianos con déficit probado de vitamina D [A].
– Los suplementos de vitamina D, de al menos 800 IU por día, deben ser considerados
para las personas con sospecha de deficiencia de vitamina D o que están en mayor
riesgo de caídas [B].
– La identificación de problemas en los pies y su tratamiento adecuado debe incluirse en
las evaluaciones e intervenciones multifactoriales de riesgo de caídas para la gente
mayor que viven en la comunidad [C].
– La gente mayor tiene que saber que caminar con zapatos de talón bajo y superficie de
contacto amplia puede reducir el riesgo de caídas [C].
La evaluación del entorno del hogar y la intervención llevada a cabo por un profesional de
la salud deben ser incluidos en una evaluación e intervención multifactorial para las
personas mayores que han caído o que tienen factores de riesgo de caer [A].
– La intervención debe incluir la reducción de los peligros identificados en el hogar y la
evaluación de las intervenciones para promover el ejercicio seguro de las actividades
diarias [A].
62
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GERIATRIA I GERONTOLOGIA
63
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RIESGO TROMBÓTICO
Bajo Moderado Alto
Profilaxis primaria >3m SCA, ACTP, stent <3m SCA, ACTP, stent
convencional, cirugía convencional, cirugía
coronaria coronaria
>12m SFA <12m SFA
Vasculopatía periférica
Suspender AAG Mantener AAG (AAS) Decisión
Retirar IADP multidisciplinària
MOTIVO DE LA ANTICOAGULACIÓN
Válvulas
cardiacas Fibrilación Tromboembolismo
RIESGO mecánicas auricular venoso
Posición mitral CHA2DS2-VASC 7-9 TEV reciente (<3meses)
Posición tricuspídea Ictus/AIT <3meses Trombofilia grave
(incluído biológicas) Valvulopatía (homocigosis factor
Posición aórtica reumática mitral V Leiden, 20210
ALTO (prótesis monodisco) protrombina, déficits
Ictus/AIT <6 meses de proteína C, S o
antitrombina, defectos
múltiples, síndrome
antifosfolipídico)
Posición aórtica + CHA2DS2-VASC 5-6 TEV 3-12meses previos
1FR: FA, ictus/AIT Ictus/AIT > 3 meses Trombofilia no grave
previo >6meses, DM, (heterocigosis para
IC, edad>75 años factor V Leiden o
MODERADO
mutación 20210 A de
la protrombina) TEV
recurrente
TEV+cáncer activo
Posición aórtica CHA2DS2-VASC 1-4 TEV > 12 meses
BAIX
sin FR
72
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Guía de Ortogeriatría SOCIETAT CATALANA DE
Actualización 2021
GERIATRIA I GERONTOLOGIA
Abreviatures:
AAG = antiagregant plaquetari
AAS = Àcid acetilsalicílic
ACODO = Anticoagulants orals d’acció directa
ACTP = Angioplàstia coronària transluminal percutània
AINES = Antiinflamatoris no esteroides
AIT = Accident isquèmic transitori
AVK = Antagonistes de la vitamina K
CAM = Confussional Assessment Method
CPAP = Pressió positiva contínua de la via aèria
FAC = Functional Ambulation Classification
FEVI = Fracció d’ejecció del ventricle esquerre
FG = Filtrat glomerular
HBPM = Heparina de baix pes molecular
IADP = Antiagregants inhibidors i antagonistes del receptor plaquetari
I.V = Via intravenosa
MNA = Mini Nutritional Assessment
NACO = Nous anticoagulantes orals
RH = Risc hemorràgic
RMN = Ressonància magnètica nuclear
S.C = Via subcutània
SCA = Síndrome coronària aguda
SFA = Stent farmacoactiu
TC = Tomografia computada
TEV = Tromboembolisme venós
VNI = Ventilació no invasiva
V.O = Via oral 79
6. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DE LAS FRACTURAS DE CADERA POR
FRAGILIDAD
Dr. Pablo Castillón Bernal
Servicio de Traumatología
Hospital Universitario Mútua de Terrassa
6.1. Introducción
Las fracturas de fémur proximal por fragilidad se han convertido en el barómetro
internacional de la osteoporosis, porque están muy relacionadas con la disminución de la
densidad mineral ósea, tienen un elevado coste de reparación, y provocan dependencia
con mayor frecuencia que cualquier otro tipo de fractura osteoporótica1.
La tasa de mortalidad se eleva durante el primer año, de un 8,4% a un 36%, tanto en
mujeres como en hombres, comparado con la tasa de mortalidad en la población control
que no ha sufrido una fractura de cadera2.
A los dos años de la fractura, el 50% de los pacientes presentan una discapacidad
substancialmente mayor para realizar actividades de la vida diaria, que la naturalmente
atribuible a su edad3.
Estos son los motivos por los que se requiere un tratamiento de calidad de los pacientes que
sufren este tipo de fracturas: que salve vidas, disminuya las complicaciones y las estancias
hospitalarias, y disminuya el grado de dependencia. Pero, ¿cuál es el tratamiento ideal? y
en particular, ¿cuál es el momento ideal para intervenir quirúrgicamente a estos pacientes?4
6.2. Tratamiento y tiempo de espera quirúrgico
La mayor parte de las guías clínicas, a lo largo del mundo, consideran que el “tratamiento
ideal” de estas fracturas es el tratamiento quirúrgico y debe realizarse de forma precoz.
Se define cirugía precoz como aquella que se realiza el día del ingreso o el día siguiente, o
bien en las primeras 48 horas tras el ingreso5.
Es lógico pretender intervenir quirúrgicamente a estos pacientes sin demora, para
solucionar una situación que produce dolor e inmovilización y que puede provocar con
frecuencia estasis venoso, trombosis y úlceras por decúbito.
Sin embargo, puesto que la mayor parte de los pacientes presenta comorbilidades
significativas, una demora corta en el tratamiento quirúrgico, con el objetivo de mejorar
las comorbilidades reversibles ha sido sugerida por algunos autores6.
La evidencia a favor de intervenir los pacientes precozmente procede de metaanálisis y
revisiones sistemáticas muy heterogéneas y con datos prospectivos de escasa calidad.
Puesto que la mayor parte de los pacientes con fractura de cadera requieren de un
tratamiento quirúrgico para sobrevivir, los estudios aleatorizados a este respecto son
difíciles de justificar, especialmente si en un grupo de pacientes se prolonga el dolor y
el sufrimiento. A pesar de ello recientemente se ha publicado un estudio piloto, en el que
los pacientes recibían un tratamiento estándar (<48 horas de demora para intervención)
o un tratamiento quirúrgico acelerado (<6 horas). Se produjeron menos complicaciones
mayores en el grupo de pacientes aleatorizados al grupo de cirugía acelerada7.
80
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6.3.1. Fracturas intracapsulares
También conocidas como fracturas del cuello femoral. Se localizan entre el final
del cartílago articular de la cabeza femoral y la región intertrocantérica. (Figura 1).
En estas fracturas puede estar comprometida la vascularización de la cabeza
femoral, como consecuencia de la disrupción de la arteria circunfleja. La ausencia
de aporte sanguíneo aumenta el riesgo de pseudoartrosis y también el de necrosis
avascular de la cabeza femoral.
El sistema de clasificación de las fracturas del cuello femoral, más extendido
actualmente, fue descrito por Garden13. Según el grado de desplazamiento cervico-
cefálico se pueden distinguir cuatro tipos de fractura:
– Fracturas tipo I: Mínimo desplazamiento e incompletas. (La cortical medial está
respetada). Presentan impactación de la cabeza femoral en valgo.
– Fracturas tipo II: Fracturas completas, pero no desplazadas.
– Fracturas tipo III: Fracturas completas con un desplazamiento de la cabeza
femoral en varo. El contacto cervico-cefálico es superior al 50%.
– Fracturas tipo IV: Fracturas completas con un desplazamiento de la cabeza
femoral en varo. El contacto cervico-cefálico es inferior al 50%.
A pesar de ser el sistema más extendido, se trata de una clasificación en la que
existe una gran variabilidad interobservador14. Sin embargo, esta variabilidad
disminuye si dividimos los 4 tipos de fractura en 2 grupos:
– Fracturas no desplazadas (tipo I y II de Garden).
– Fracturas desplazadas (tipo III y IV de Garden).
La clasificación de Pauwels15, descrita en 1935, es la primera clasificación
biomecánica de las fracturas del cuello femoral y calcula el ángulo entre la línea
de fractura y la horizontal, para determinar si existe un predominio de fuerzas de
compresión o bien de cizallamiento sobre el foco de fractura. Se pueden distinguir
tres tipos de fractura:
– Fracturas tipo I (<30º): Dominan las fuerzas de compresión.
– Fracturas tipo II (30º-50º): Existen fuerzas de cizallamiento que pueden tener un
efecto deletéreo en la consolidación.
– Fracturas tipo III (>50º): Dominan las fuerzas de cizallamiento, que favorecen el
desplazamiento de la fractura y el colapso en varo.
6.3.1.1 Tratamiento de las fracturas intracapsulares no desplazadas
La técnica quirúrgica recomendada ha de individualizarse en cada caso y está
condicionada por el tipo de fractura.
– Tratamiento conservador: Es muy poco frecuente que esta opción terapéutica se
tenga en consideración hoy en día, a pesar de que las fracturas intracapsulares
no desplazadas, son inherentemente estables. Si comparamos el tratamiento
conservador con el tratamiento quirúrgico se observa que los pacientes
82 intervenidos están menos tiempo ingresados, realizan deambulación con carga
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total antes que los pacientes no intervenidos y presentan una tasa menor de
desplazamiento16.
– Tratamiento quirúrgico: El tratamiento de elección es la osteosíntesis de la
fractura bien con tornillos canulados de rosca parcial o bien con sistemas de
tornillo-placa deslizante.
El objetivo principal de la osteosíntesis es prevenir el desplazamiento de una
fractura estable17.
Si comparamos ambos sistemas, los tornillos canulados de rosca parcial presentan
las siguientes ventajas respecto al tornillo-placa deslizante: técnica quirúrgica
mínimamente invasiva, menor pérdida sanguínea y tiempo quirúrgico más corto.
Por ello se han convertido en la osteosíntesis más frecuentemente utilizada en este
tipo de fracturas de patrón estable18.
La técnica quirúrgica consiste en la introducción de 3 tornillos de 6,5 o 7 mm de
diámetro, canulados y de rosca parcial, paralelos uno respecto al otro y en una
configuración de triángulo invertido (inferior, anterosuperior y posterosuperior).
Se recomienda que el punto de entrada del tornillo inferior se localice por encima
del trocánter menor con el objetivo de evitar un aumento de las fuerzas de estrés
a nivel subtrocantérico, que podrían aumentar el riesgo de fractura peri-implante
a este nivel. La rosca de los tornillos debe sobrepasar la línea de fractura en su
totalidad y alojarse en la cabeza femoral, para conseguir el efecto de compresión
deseado, y aproximadamente 5 mm por debajo del límite óseo subcondral19.
A pesar de ser fracturas no desplazadas se han publicado tasas de revisión
quirúrgica del 10% debido a pseudoartrosis, necrosis avascular de la cabeza
femoral y fracaso en la fijación de la fractura20.
El tratamiento quirúrgico mediante osteosíntesis con tornillo placa deslizante, es
también una opción terapéutica, y es superior a los tornillos canulados en los
casos en los que el trazo de fractura es más vertical (Pauwels tipo III) o cuando se
localiza en la porción basicervical del cuello femoral21.
Tratamiento de las fracturas intracapsulares desplazadas:
– Tratamiento quirúrgico mediante osteosíntesis: Es el tratamiento de elección
en pacientes jóvenes y también en pacientes ancianos que presentan
comorbilidades severas que contraindican un procedimiento quirúrgico mayor,
como puede ser una artroplastia.
El éxito del tratamiento quirúrgico mediante osteosíntesis interna de una
fractura desplazada reside en la reducción previa de la misma. Una reducción
insuficiente de la fractura provoca complicaciones en la consolidación, disminuye
el grado de recuperación funcional y es un factor de riesgo para reintervención22.
Se considera que una fractura está bien reducida cuando el ángulo cervico-
cefálico está comprendido entre 130º y 150º y presenta entre 0º y 15º de
anteversión femoral. La desviación en valgo (hasta 15º) se considera aceptable, 83
puesto que aumenta la estabilidad de la fractura. Por el contrario, la deformidad
en varo y la retroversión son factores que aumentan de forma significativa el
riesgo de pseudoartrosis, pérdida de reducción y osteonecrosis de la cabeza
femoral23,24.
Una vez reducida la fractura, las técnicas y principios de la fijación interna
mediante la utilización de tornillos canulados o sistemas tornillo-placa se
aplican de la misma forma que hemos explicado previamente para el tratamiento
de las fracturas no desplazadas.
– Tratamiento quirúrgico mediante artroplastia: Es el tratamiento de elección,
para la mayor parte de los cirujanos ortopédicos, para fracturas intracapsulares
desplazadas, bien mediante la implantación de una artroplastia total de cadera
(en la que se reemplaza la cabeza femoral y el acetábulo) o bien mediante la
implantación de una hemiartroplastia (en la que se reemplaza únicamente la
cabeza femoral).
El objetivo del tratamiento quirúrgico en estos pacientes es conseguir un alivio
inmediato del dolor, una movilización precoz y una recuperación de su situación
funcional previa a la fractura. El implante ideal ha de permitir cumplir estos
objetivos y además debe asociarse a un riesgo bajo de sufrir complicaciones y
revisiones quirúrgicas, de tal forma que no sea necesario reintervenir a estos
pacientes el resto de su vida.
Existe suficiente evidencia para recomendar el tratamiento mediante artroplastia
respecto a la osteosíntesis, porque presenta una menor tasa de revisión, mejores
resultados funcionales y una calidad de vida superior25.
Estudios randomizados y revisiones sistemáticas de la literatura comparan
la hemiartroplastia con la artroplastia total de cadera en el tratamiento de
estas fracturas. De forma constante la artroplastia total de cadera se asocia a
resultados funcionales superiores en seguimientos de 12 a 48 meses26. Los meta-
análisis publicados sugieren una tasa similar de reintervenciones quirúrgicas,
mortalidad al año y complicaciones mayores y menores con artroplastias totales
de cadera y hemiartroplastias27,28. Pero la artroplastia total de cadera se asocia
a un porcentaje mayor de luxaciones. A pesar de los beneficios aparentes de la
artroplastia total de cadera, la mayor parte de los cirujanos ortopédicos tienen
preferencia por la utilización de la hemiartroplastia en el tratamiento de las
fracturas intracapsulares desplazadas del anciano29.
6.3.2. Fracturas extracapsulares
También conocidas como fracturas pertrocantéricas. Se localizan en la porción
intertrocantérica del fémur proximal y pueden extenderse distalmente hasta la
región subtrocantérica. (Figura 1).
Los diferentes sistemas de clasificación de estas fracturas se basan en el concepto
84 de estabilidad30. Una fractura estable es aquella que resiste el desplazamiento
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95
7.2 Anemia
En los pacientes con fractura de cadera, la anemia es una de las complicaciones más
frecuentes. La prevalencia de la anemia en este grupo de pacientes, oscila entre el 20
y el 45%, dependiendo de la definición de anèmia1. La incidencia en el postoperatorio
afecta a más del 90% de los pacientes y entre el 30 y el 70% precisarán transfusión de
concentrados de hematíes2.
Muchos de estos pacientes presentan anemia previa, ya que es una patología que
aumenta con la edad. La anemia se relaciona con resultados negativos en las personas
mayores, ya que se asocia con retraso en la mejora funcional (tanto por debilidad muscular
como tardanza en el inicio de la rehabilitación), aumento de la incidencia de delirium,
insuficiencia cardíaca y de la mortalidad; así como con una estancia hospitalaria más
prolongada, entre otras muchas complicacions3-6.
Tras la fractura y preoperatoriamente se produce una hemorragia significativa, variable
según su localización anatómica; habitualmente superior a las fracturas extracapsulares,
porque no está contenida y puede extenderse a tejidos circundantes. Durante la cirugía, la
hemorragia es cuantitativamente diferente según la técnica quirúrgica:
– Fractura subcapital tratada con tornillo canulado, es la que menos sangra (hemorragia
media de 226 ml).
– Fractura subtrocantérica tratada con clavo endomedular, es la que más sangra
(hemorragia media de 1.618 ml).
– Fracturas trocantéricas y basicervicales (extracapsulares) tratadas con DHS (Dynamic
Hip Screw) (hemorragia media de 1.236 ml)7.
La cifra de hemoglobina (Hb) suele descender progresivamente desde el ingreso y durante
el postoperatorio inmediato una media de 4 g/dl. Sin embargo, la hemorragia conlleva una
pérdida de 200-800 mg de hierro, que se añade, en muchos pacientes el posible déficit de
hierro previo a la fractura8.
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En el momento del ingreso, se recomienda realizar una primera analítica que incluya:
– Función renal, hemograma básico, con especial atención a la hemoglobina (Hb), el
volumen corpuscular medio, el ancho de distribución eritrocitaria y la proteína C reactiva
(PCR) -estado inflamatorio- que proporcionan información útil sobre la situación basal
del paciente.
– Metabolismo del hierro (ferritina, saturación de transferrina), vitamina B12, ácido fólico
y reticulocitos, sobre todo si el paciente está anémico.
Se recomienda realizar hemograma de control a las 6, 24 y 48 horas, en el 5º y 7º día de la
intervención y los 30 días, o antes del traslado a otro nivel asistencial.
Tratamiento con hierro:
El tratamiento con hierro por vía oral no se ha demostrado eficaz (sugerencia GRADE 1B)
en la recuperación de la anemia, probablemente porque hay un bloqueo del metabolismo
del hierro secundario al proceso inflamatorio.
En los últimos años se han publicado varios estudios que evalúan la eficacia del
tratamiento con hierro endovenoso (ev) para recuperar la anemia y disminuir la necesidad
de transfusions10-12. La administración de 200 mg de hierro endovenoso puede elevar la
hemoglobina (Hb) 1 g/dL en una semana.
En el Documento Sevilla de Consenso, el tratamiento con Hierro (ev) en pacientes con
fractura de fémur es una sugerencia GRADE 2B (evidencia de calidad moderada)13. 97
Indicaciones de hierro endovenoso:
- Hb normales, pero con expectativa de pérdida de> 1.500 ml (equivalente a una
disminución de Hb 3-5 g/dL de la cifra de Hb)
- Hb <12g/dl en mujeres
- Hb <13g/dl en hombres
Y que, además, presente alguno de los siguientes parámetros:
- Ferritina <100 ng/ml (si la PCR es superior a 5mg/L,, el valor de la ferritina se puede
ampliar hasta valores de 200 ng/ml)
- Saturación de transferrina <20%
Pauta recomendada:
– 200 mg de hierro sacarosa cada 48 horas, 3 dosis a la semana, hasta completar un total de
600 mg11.
- 2 viales de 100 mg de hidróxido de hierro sacarosa ev, diluido en 100 ml de solución
salina al 0,9%.
- Se realizará una dosis de prueba en la primera administración: los primeros 25 ml (=
25 mg) se infundirá en 15 minutos. En caso de no producirse ninguna reacción adversa,
el volumen restante se administrará en 30 minutos como mínimo. Las siguientes
administraciones podrán infundir a un ritmo no superior a 50 ml en 15 minutos14.
Si se detecta anemia ferropénica al ingreso (Hb <11 g/dl con ferritina <30 ng/ml
y saturación de transferrina <15%) se recomienda aumentar el número de dosis
(hasta 5) y ajustar tratamiento según los controles analíticos. En estos casos se puede
plantear la administración de hierro carboximaltosa de 1 g ev, que es un complejo muy
estable de liberación lenta y libre de dextrano (por lo que no requiere de dosis de prueba).
En cuanto al riesgo de infección relacionado con el hierro ev hay controversia en la
literatura. En el metaanálisis de Litton10 apunta un potencial incremento de infecciones;
pero este riesgo no queda claro en otros estudios15. El metaanálisis sería criticable dado
que no era una variable objetivo, había gran heterogeneidad de estudios y no se ha podido
demostrar relación dosis-efecto a diferencia de otros estudios en los que sí se incluyó esta
variable y en el que no se demuestra incremento de la tasa de infección.
Tratamiento con hierro y agentes estimulantes de la eritropoyesis:
En la fractura de cadera se produce un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica
que bloquea la producción de eritropoyetina (rHuEPO) y inhibe su efecto en el tuétano.
El tratamiento con agentes estimuladores de la eritropoyesis incrementa la acción
eritropoyética del hierro ev que tarda de 7 a 10 días en hacer efecto.
En algunos estudios16,17 ha descrito que los pacientes se benefician del tratamiento con
hierro ev con o sin una dosis única de 40.000 UI rHuEPO, y un protocolo transfusional
restrictivo reduciendo tasa de transfusiones y la morbimortalidad postoperatoria. En los
pacientes con fracturas extracapsulares y Hb basal <13 g/dl, o fractura intracapsular y
Hb <12 g/dl, Muñoz et al.11,18, recomiendan la administración de hierro endovenoso (600
98 mg sacarosa hierro) y una única dosis de rHuEPO (40.000UI) preoperatoria el día del
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7.3 Delirium
El síndrome confusional agudo o delirium es un síndrome de base orgánica, a menudo reversible,
que se caracteriza por la coincidencia de trastornos de la conciencia, de la atención, de la
percepción, del pensamiento, de la memoria, de la psicomotricidad, del ciclo sueño-vigilia y
por tener un inicio agudo y un curso fluctuante1. Es muy frecuente en pacientes con fractura de
cadera, con una prevalencia que puede llegar al 61%2.
Además de ser un importante motivo de sufrimiento para el paciente y para sus familiares, el
delirium se asocia a ingresos hospitalarias más prolongados, a un aumento del riesgo de muerte
y de institucionalización al alta2,3 y a un peor pronóstico funcional4.
7.3.1 Patogenia
El delirium en pacientes con fractura de cadera es un síndrome complejo y de naturaleza
multifactorial en el que a menudo no es posible identificar de forma clara los factores
causantes. Puede presentarse tanto antes como después de la cirugía. Edlund et al
valoraron de forma prospectiva 101 pacientes, 49 de los cuales presentaron delirium;
30 en el periodo preoperatorio y 19 en el periodo postoperatorio 5. El principal factor de
riesgo independiente de delirium preoperatorio era el antecedente de demencia, mientras
que en el grupo de pacientes con delirium postoperatorio destacaba el haber presentado
episodios de hipotensión perioperatoria. La duración del cuadro fue menor y el pronóstico
funcional fue mejor en el grupo de pacientes que presentaron sólo delirium postoperatorio
respecto a los pacientes que presentaron delírium también antes de la cirugía.
7.3.2 Diagnóstico
7.3.2.1 Confusion Assessment Method (CAM)6
Probablemente ha sido hasta ahora el instrumento más utilizado en el diagnóstico del
delírium. Se basa en los puntos siguientes: (Annexo 1)
1. Inicio agudo y curso fluctuante.
2. Dificultad para mantener la atención.
3. Pensamiento desorganizado.
4. Alteración del nivel de conciencia
El diagnóstico de Delírium según el CAM, requiere la presencia de los puntos 1 y 2 y al
menos uno de los puntos 3 y 4
7.3.2.2 Test 4AT
Recientemente se ha validado y recomendado el uso del test 4AT. Es un nuevo instrumento
diagnóstico rápido, sencillo y de fácil utilización. Se basa en la evaluación del estado
de conciencia, un test mental abreviado de 4 ítems, valoración de la atención y de
cambios agudos o curso fluctuante7-9. Está disponible una traducción al castellano
(https://www.the4at.com).
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7.3.3 Prevención
7.3.3.1 Medidas no farmacológicas
La estrategia más importante frente al delirium es la prevención, sin embargo, no hay
ninguna actuación que de forma aislada pueda prevenirlo. Por otra parte, hay que tener
en cuenta que factores de riesgo con un peso importante en la patogenia del delírium,
como son el deterioro cognitivo previo y la comorbilidad, no pueden modificarse. Varios
estudios han demostrado que se puede reducir la incidencia, intensidad y duración
de los episodios de delírium optimizando el tratamiento médico y quirúrgico mediante
intervenciones multifactoriales y multidisciplinarias en las cuales la valoración y la
intervención geriátrica son fundamentales2,10-13. En la tabla 1 se resumen las medidas no
farmacológicas para la prevención del delírium postoperatorio.
– Acompañamiento del paciente. Informar a los familiares del riesgo de delírium y de
cómo puede manifestarse. Recomendar que el paciente esté acompañado el mayor
tiempo posible.
– Control del dolor. Se ha demostrado que es importante el adecuado control del dolor,
incluso con opioides. Se desaconseja el uso de meperidina por el elevado riesgo de
delírium que comporta14. Tanto el dolor intenso mal controlado como los opioides pueden
ser causa de delírium. Es por ello, que hay un creciente interés en técnicas de anestesia
regional como el bloqueo de la fascia ilíaca, que podrían minimizar el efecto de ambos
factores y de esta forma el riesgo de delírium15. Sin embargo, el efecto de estas nuevas
técnicas anestésicas en la prevención del delírium en pacientes con fractura de cadera
no está aún bien establecido. En un estudio aleatorizado y controlado con placebo que
incluyó 207 pacientes con riesgo medio o alto de presentar delírium, el bloqueo de la
fascia ilíaca con bupivacaína redujo la incidencia de delírium en el grupo de riesgo
medio, pero no en el grupo de pacientes con riego elevado16.
– Anestesia espinal o epidural. El efecto del tipo de anestesia sobre el riesgo de delírium
postoperatorio está controvertido. Algunos estudios atribuyen a la anestesia regional
una modesta reducción de la incidencia de delírium postoperatorio17. Sin embargo,
otros estudios no lo han confirmado18,19.
– Profundidad de la sedación durante la anestesia espinal. Se ha recomendado evitar
una anestesia demasiado profunda9,13. Sin embargo, recientemente el estudio STRIDE,
aleatorizado ya doble ciego ha analizado el efecto de la profundidad de la sedación en
200 pacientes intervenidos para la reparación de fractura de cadera bajo anestesia
espinal y sedación con propofol y no ha demostrado que la sedación superficial
se asocie a una menor incidencia de delirium postoperatorio, excepto en el análisis
predeterminada del subgrupo de pacientes con baja comorbilidad (Índice de Charlson
de 0)20. Tampoco se ha demostrado ningún efecto de la profundidad de la sedación
sobre la mortalidad y la recuperación de la marcha un año después de la intervención21.
107
7.3.3.2 Prevención farmacológica
Hay poca evidencia sobre la eficacia de la prevención farmacológica del delírium con
neurolépticos. En un estudio aleatorizado y controlado con placebo en pacientes con riesgo
de presentar delirium, no se demostró que 1,5 mg al día de haloperidol, administrado de
forma profiláctica, disminuyera la incidencia de delirium postoperatorio, aunque redujo
su la gravedad y la duración22. Actualmente, la evidencia de que disponemos no permite
recomendar el uso rutinario de antipsicóticos, melatonina o agonistas de la melatonina
en la prevención de la delírium13,23-26. Podría considerarse la indicación de prevención
farmacológica del delírium en pacientes con riesgo elevado, después de una cuidadosa
valoración de los potenciales riesgos y beneficios26.
En pacientes intervenidos por fractura de cadera, estudios con citicolina27, donepezilo28 o
melatonina29 no han demostrado su utilidad en la prevención del delírium postoperatorio
de la reparación de fractura de cadera.
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7.3.4 Tratamiento
7.3.4.1 Medidas no farmacológicas9,30
– Identificar y tratar las posibles causas precipitantes del delírium, teniendo en cuenta
que a menudo puede haber varios factores desencadenantes.
- Hipotensión
- Hipoxemia
- Alteraciones metabólicas o hidroelectrolíticas, etc)
- Dolor no controlado
- Infecciones
- Sonda urinaria, retención aguda de orina
- Estreñimiento
- Deprivación farmacológica
– Contacto personal tranquilizador.
– Iluminación y tranquilidad ambiental intentando que el paciente esté acompañado, pero
con control del número de visites.
– Comunicar el diagnóstico al familiares y cuidadores y animarlos a que colaboren en el
manejo del paciente.
– Reservar las medidas de contención física para situaciones en que esté amenazada
la seguridad del propio paciente, de otros pacientes, de acompañantes o del equipo
asistencial y mantenerlas el menor tiempo posible hasta que el tratamiento farmacológico
sea efectivo. Siempre que sea posible, se acordará la indicación de contención física con
los familiares y se dejará constancia escrita.
7.3.4.2 Tratamiento farmacológico
Es un tratamiento sintomático que tiene el objetivo de evitar conductas potencialmente
peligrosas, revertir los síntomas psicóticos y tranquilizar al paciente si las medidas
no farmacológicas no han sido efectivas o no es posible aplicarlas. No está indicado
el tratamiento farmacológico con antipsicóticos ni benzodiacepinas si el paciente
no presenta agitación ni alteración de la conducta que ponga en peligro a sí mismo o
a otros23. Es necesario prescribir los fármacos a la menor dosis efectiva y durante el
menor tiempo posibles23. Se recomienda la prescripción de tratamiento neuroléptico
condicionado a la aparición de síntomas en los pacientes con riesgo de presentar delírium
(edad avanzada, deterioro cognitivo previo, antecedentes previos de delírium, déficits
sensoriales, deshidratación, etc).
Neurolépticos
Podemos utilizar haloperidol, por vía oral o parenteral, o antipsicóticos atípicos como
risperidona o quetiapina que tienen la limitación de estar disponibles sólo por vía
oral. Se ha atribuido a haloperidol una mayor incidencia de efectos extrapiramidales
y distonías en comparación con los antipsicóticos de segunda generación, si
embargo, puede haber influido que en los ensayos analizados las dosis de haloperidol
administradas habían sido relativamente altas9,32,33. 109
– Risperidona, 0,5 - 1 mg / 12-24 horas, vía oral
– Quetiapina, 25 mg/12-24 horas, vía oral. Especialmente en pacientes con
enfermedad de Parkinson y/o demencia de Cuerpos de Lewy en quienes debe
evitarse el uso de haloperidol y de risperidona.
– Haloperidol, en el caso que no sea factible la vía oral (2,5 mg/12-24 horas,
intramuscular o subcutáneo). Está contraindicada su utilización junto a otros
fármacos que pueden alargar el intervalo QTc.
Benzodiazepinas
– Lorazepam 0.5-1 mg por vía oral en aquellos pacientes con posible abstinencia a
benzodiacepinas y/o a alcohol.
– Antidepresivos: Trazodona, 25-50 mg por la noche, vía oral. Ha sido probada sólo en
estudios no controlados.
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113
8. ROL DE ENFERMERIA EN LA ATENCIÓN AL PACIENTE CON
FRACTURA DE CADERA
Dra. Aina Capdevila Reniu
Medicina Interna. Unidad de Ortogeriatría. Hospital Clínic de Barcelona
Dra. Marga Navarro López
Medicina Interna. Unidad de Ortogeriatría. Hospital Clínic de Barcelona
Sra. Anna Isabel Jordan Agud
Enfermera especialista en Geriatría. Servicio de Medicina Interna. Hospital Clínic de Barcelona
INTRODUCCIÓN
Los profesionales de enfermería son, dentro el equipo sanitario, los que establecen una relación
más próxima con el enfermo y su entorno para conocer sus necesidades específicas y organizar
las curas que precisa el paciente, por ello son fundamentales en la correcta evolución de los
pacientes ingresados.
La enfermería especializada en ortogeriatría es una rama emergente y altamente especializada
de enfermería para adultos que requiere habilidades tanto en el cuidado de la persona mayor
como los conocimientos en ortopedia y traumatología.
La enfermera de la unidad de ortogeriatría se responsabilizará de los pacientes durante
el transcurso de su atención clínica; coordinará la evaluación inicial, agilizará el trabajo
preoperatorio, supervisará la atención postoperatoria y detectará precozmente complicaciones
medico/quirúrgicas. Así como, participará en la rehabilitación, ayudará en la planificación del
alta y realizará la educación del paciente en la prevención de caídas y curas de las heridas.
En este capítulo se revisan los principales objetivos asistenciales de la enfermería de la unidad
de ortogeriatría; desde el ingreso hospitalario hasta el momento del alta y su seguimiento
ambulatorio. También se revisarán el uso de las medidas para prevenir las complicaciones, y
el tratamiento de los problemas habituales. Para lograr todo esto, es imprescindible el equipo
interdisciplinar, que nos permitirá conseguir un objetivo común; la recuperación funcional precoz
del paciente.
Objetivos generales de los cuidados enfermeros:
- Proporcionar la mejor calidad y seguridad en los cuidados enfermeros. Identificación del
paciente en cada proceso que se lleve a término.
- Detectar precozmente síndromes y síntomas que puedan derivar en complicaciones que
puedan agravar el estado de salud.
- Proporcionar el soporte necesario para el autocuidado y la independencia del paciente.
- Salvaguardar la dignidad del paciente en todo el proceso asistencial.
Objetivos específicos:
- Evitar el desplazamiento de la fractura.
- Evitar complicaciones secundarias a la inmovilización.
- Disminuir la morbimortalidad asociada a la fractura de cadera. Controlar los signos y síntomas (estado
de la piel, sangrado, confusión, dolor...) que puedan derivar en complicaciones médicas.
114 - Prevención de nuevas caídas durante el ingreso y al alta hospitalaria.
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En el periodo post-operatorio la enfermera, igual que el resto del equipo médico, tendrá como
objetivo primordial la precoz movilización del paciente. Para ello tendrá un papel fundamental
en la detección precoz de procesos que podrían retrasarla.
Además de la detección precoz de los problemas anteriormente descritos (tabla 2), se realizará:
- Cura de la herida y detección precoz de complicaciones asociadas:
Control del exudado de la herida, así como valorar cambios cutáneos que puedan sugerir
infección o intolerancia a material de sutura de la herida. Programar curas según evolución de
la herida, mínimo 1 cura diaria y siguiendo protocolo de cada centro.
Comentar diariamente con el equipo médico el estado de la herida y su evolución.
- Promover y colaborar en la rehabilitación:
Estimular que el paciente se encuentre en condiciones físicas para inicio precoz de movilización.
Detección precoz de hipotensión, control del dolor y signos de anemia.
Promover la colaboración familiar en la rehabilitación.
117
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fragilidad, donde los otros tratamientos no han sido tolerados, o han demostrado
ser ineficaces (aparición de nuevas fracturas).
2. No hay una clara evidencia sobre su efecto en la prevención de la fractura de
cadera, por lo que las guías sólo recomiendan su uso en muy alto riesgo de
fractura o contraindicaciones a tratamiento antirresortivo.
3. No se recomienda en caso de radioterapia previa. Los niveles de calcemia deben
controlarse en el caso de PTH (1-84).
4. La duración del tratamiento debe ser de 24 meses (grado de la recomendación
D). Se ha descrito en modelos animales el desarrollo de osteosarcoma más allá
de ese tiempo.
5. La teriparatide es eficaz frente a bifosfonatos en el tratamiento prolongado con
corticoides, en el caso de fractura vertebral (Grado de recomendación B) así como
en la reducción de fractura vertebral y no vertebral en hombres con osteoporosis
(grado de recomendación A).
Las nuevas guías internacionales AACE 2020 (American Association of Clinical
Endocrinologists), NOGG 2017 (National Osteoporosis Guideline, UK), o la NOF
2014 (NOF, National Osteoporosis Foundation, EE.UU.) ya recomiendan de inicio
tratamientos anabólicos como teriparatide o romosozumab en el caso de pacientes
con muy alto riesgo de fractura (fractura mayor con presencia de fractura vertebral
concomitante, DMO cadera T Score <-3; FRAX cadera >4,5%)70,71.
Se trata de un fármaco seguro, con escasos efectos secundarios en los que se
incluyen mareo, cefalea, o calambres, y que cómo en el resto, obliga a tener niveles
normocalcémicos en sangre previo al tratamiento. Contraindicado en condiciones
de hipercalcemia (Paget, hiperparatiroidismo, radioterapia ósea, metástasis óseas)
o insuficiencia renal severa, con filtrado glomerular inferior a 30 mL/min.
9.3.7 Nuevos fármacos
9.3.7.1 Fármacos antiesclerostina: Romosozumab y Blosozumab
Romosozumab. es un fármaco aprobado por la EMA en octubre 2019, para el
tratamiento de la osteoporosis con muy alto riesgo de fractura.
Se trata de un anticuerpo monoclonal quimérico que inhibe la actividad de la
esclerostina con un efecto dual: aumenta la formación de hueso y por otro lado,
aunque menor, disminuye la resorción ósea72.
Romosozumab consigue disminución del riesgo de fractura tanto vertebral como no
vertebral superior a alendronato73,74.
Su indicación ya en EE.UU, es para el tratamiento de la osteoporosis grave en
mujeres posmenopáusicas con alto riesgo de fractura se recogen en las nuevas
guías de osteoporosis (AAC, IOF, NOG)70,71.
La dosis recomendada es de 210 mg/mensual (se administra en dos inyectables
subcutáneos de 105 mg), durante 12 meses, periodo tras el cual se recomienda
tratamiento secuencial. A destacar que al inicio del tratamiento se observó un 129
descanso del nivel del calcio que posteriormente, aproximadamente al mes, se
normalizaron, al incrementar por un mecanismo de compensación la PTH y el calcio
sérico, por lo que como en el resto de los tratamientos se recomienda, corrección de
niveles de Calcio y Vitamina D previamente.
No está formalmente contraindicado en paciente con insuficiencia renal crónica
grave (FG 15-30 ml/min) o en diálisis, aunque precisa de monitorización más
estrecha de los niveles de calcio.
Su lanzamiento fue inicialmente pospuesto por el riesgo cardiovascular. En los estudios
aleatorizados y controlados se observó un aumento de eventos graves (infarto de
miocardio y accidente cerebrovascular) en los pacientes tratados con romosozumab
en comparación con los grupos de control, por lo que están contraindicados en
paciente con antecedentes de infarto agudo de miocardio o ictus previo59.
Diversos estudios avalan su indicación:
FRAME (Estudio deFRActuras en Mujeres postmenopáusicas con ostEoporosis) es
un estudio aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo en el que se evaluó
a 7.180 mujeres postmenopáusicas con osteoporosis. En el estudio se evaluó la
eficacia del tratamiento con romosozumab (210 mg), en comparación con placebo,
en la reducción del riesgo de nuevas fracturas vertebrales en 12 meses72.
ARCH (Active-contRolled fraCture study in postmenopausal women with osteoporosis
at High risk of fracture) Estudio de fracturas controlado con medicamento activo
en mujeres posmenopáusicas con riesgo elevado de fractura) es un estudio de
romosozumab aleatorizado, doble ciego y controlado con alendronato en 4.093
mujeres posmenopáusicas con osteoporosis y riesgo elevado de fractura teniendo
en cuenta los antecedentes de fracturas73.
Blosozumab. es un anticuerpo monoclonal antiesclerostina, con perfil similar al
Romosozumab, en cuanto a efectividad como perfil de seguridad. Tiene finalizado
estudio en fase II, con 154 mujeres (edad media 65 años), con una DMO baja, que
recibieron blosozumab versus placebo subcutáneo a dosis variables 180/279 mg cada
2/4 semanas, durante 12 meses. Al final del estudio la DMO en la columna lumbar se
incrementó en un 17,7% y la DMO de cadera total se incrementó en un 6,2%, en el
grupo que se administró dosis más alta. El fármaco tuvo una buena tolerabilidad74.
Queda por determinar sus efectos a largo plazo sobre el incremento de masa ósea
en zonas no deseadas, como en el cráneo, los huesos de la cara o la columna
lumbar, y al igual que romosozumab, sus efectos cardiovasculares75.
9.3.7.2 Fármacos inhibidores catepsina K (antiresortivos): odanacatib relacatib,
balicatib.
La catepsina K es una enzima lisosomal que abunda en los osteoclastos, osteoblastos,
osteocitos, macrófagos, células del músculo liso de lesiones ateroscleróticas,
fibroblastos, células de tejido adiposo blanco, células de tejido de mama y próstata.
130 Es encuentra de forma inactiva, preprocatepsina K y en un medio ácido se libera la
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Por otro lado, la edad avanzada se consideró un factor asociado a una buena adherencia al
tratamiento14. Otros factores que se han asociado a una baja adherencia han sido la falta
de conciencia de enfermedad, la baja percepción del riesgo de sufrir fracturas y, como en
otros estudios, la preocupación por los efectos secundarios de los fármacos3. El ayuno y
la espera de 30 minutos para comer y beber, necesarios para mejorar la biodisponibilidad
de los bifosfonatos orales, son considerados para los pacientes factores que favorecen un
mal cumplimiento terapéutico3. También, los intervalos de dosificación de los bifosfonatos
orales son considerados un inconveniente y una barrera para la adherencia3.
En un estudio de 187 participantes de edad avanzada, observaron que un 33,2% de los
pacientes no acudieron a administrarse la dosis de infusión del ácido zoledrónico al año. Los
factores predictores de falta de seguimiento del tratamiento detectados en este estudio fueron
la presencia de depresión y la mayor carga de fármacos con propiedades anticolinérgicas15.
En una revisión sistemática publicada en el año 2018 se observó que los factores
que se asociaban a una baja adherencia al tratamiento de la osteoporosis eran el
desconocimiento sobre la enfermedad, mayor frecuencia de dosificación, mayor número de
efectos secundarios de los fármacos, seguimiento por parte de profesionales de diferentes
especialidades médicas, ausencia de educación sanitaria, la polifarmacia y a diferencia
de otros estudios comentados anteriormente la edad avanzada. Por otro lado, la historia
previa de caídas se asoció a una elevada adherencia al tratamiento16.
Factores asociados a una mala adherencia al tratamiento de la osteoporosis:
- Efectos secundarios de los fármacos.
- Polifarmacia.
- Falta de conciencia y desconocimiento de la enfermedad.
- Baja percepción del riesgo de sufrir fracturas.
- Ausencia de educación sanitaria.
- Mayor frecuencia de dosificación.
10.4 Estrategias para mejorar la adherencia al tratamiento de la osteoporosis
Se deberían encontrar estrategias para conseguir una mejoría de adherencia en el tratamiento
de la osteoporosis y diseñar un plan terapéutico según las herramientas actuales disponibles
en el diagnóstico y tratamiento de forma individualizada para cada paciente17.
Ante la posibilidad que un paciente tenga una falta de adherencia al tratamiento con
bifosfonatos orales o sea intolerante, se han de tener en cuenta una serie de cuestiones
prácticas. Por ejemplo, en caso de que la sintomatología gastrointestinal sea la molestia
principal, cambiar de bifosfonato oral no sería la mejor solución, ya que podría ocasionar
los mismos síntomas. Asimismo, se debería considerar el tratamiento con un bifosfonato
de diferente formulación (en formato efervescente o endovenoso) o administrar otro tipo de
tratamiento para la osteoporosis. Tener en cuenta que la administración endovenosa del
bifosfonato tiene la ventaja que se administra anualmente, de manera que los pacientes
no tienen que recordar tomar la medicación vía oral. Por contra, al administrarse por vía
endovenosa, precisa de la infrastructura necesaria para su administración17. 141
El ayuno y la espera de la ingesta alimentaria o de líquidos se pueden minimizar con las
presentaciones de bifosfonatos de liberación prolongada o evitar con la infusión parenteral
de ácido zoledrónico o administración subcutánea de denosumab3. Estas podrían ser unas
opciones terapéuticas óptimas para los pacientes que son incapaces de realizar un ayuno, tienen
deterioro cognitivo o son identificados por sus médicos como pacientes poco cumplidores3.
Una alternativa a la toma de los bifosfonatos orales es la administración anual de
bifosfonatos intravenosos (ácido zoledrónico) o la administración cada 6 meses del
denosumab subcutáneo. Algunos pacientes manifestaron mayor satisfacción con el
tratamiento con el ácido zoledrónico o el denosumab, en comparación con los bifosfonatos
semanales3. La administración de los fármacos con menor frecuencia puede favorecer un
mejor cumplimiento. Pero a causa de la fobia a las agujas, las reacciones en fase aguda,
los costes en el centro que se lleve a cabo la infusión y los recordatorios de programación,
la persistencia no está garantizada3. Los médicos deberían optimizar el régimen de
dosificación basándose en las características y las preferencias del paciente. También
deberían procurar maximizar el beneficio del tratamiento mediante un equilibrio entre el
tiempo de aparición de la eficacia del fármaco y sus efectos secundarios3. Por ejemplo,
en pacientes de edades avanzadas y más frágiles, con elevado riesgo de fractura y con
esperanza de vida corta, el objetivo principal del tratamiento debería ser una dosificación
simple y un inicio de eficacia precoz, en comparación con la durabilidad del tratamiento3.
El olvido de la toma del fármaco se puede resolver utilizando sistemas de recordatorio.
De hecho, los sistemas electrónicos de recordatorio han demostrado ser efectivos en la
mejora en el cumplimiento del tratamiento. Por otro lado, algunos pacientes escogen
no tomar la medicación. La principal razón es por la manifestación asintomática de la
enfermedad (enfermedad silente) y por la subestimación del riesgo de fracturas. De hecho,
el Global Longitudinal Study of Osteoporosis in Women observó que únicamente la mitad
de las mujeres con osteoporosis, múltiples factores de riesgo y que recibían tratamiento
eran conscientes de tener un riesgo elevado de sufrir fracturas3.
En una revisión sistemática sobre los efectos de la educación sanitaria a los pacientes en la
prevención y tratamiento de la osteoporosis, se observaron muchas variaciones en referencia
a la adherencia entre el grupo intervención y el grupo control. La proporción de una adherencia
variaba entre 16 y 92% en el grupo de intervención, y entre 22 y 80% en el grupo control18.
En otra revisión sistemática, la simplificación del régimen de dosificación, las decisiones
compartidas con el paciente, la prescripción electrónica y la educación sanitaria fueron
las intervenciones más efectivas para ayudar a mejorar la adherencia y la persistencia del
tratamiento de la osteoporosis19.
Las Fracture Liaison Services (FLS) son equipos coordinados y multidisciplinares que se
crearon con el objetivo de mejorar el manejo de la prevención secundaria de fracturas.
Sus tareas principales son la identificación de los pacientes que han sufrido una primera
fractura, el diagnóstico de screening con densitometría ósea, pruebas de laboratorio,
educación sanitaria al paciente, inicio del tratamiento de la osteoporosis, prevención de
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caídas y mejorar la adherencia al tratamiento a largo plazo. Las FLS han demostrado
reducir el riesgo de nuevas fracturas y el riesgo de mortalidad en pacientes con fracturas
de fémur. También son coste-efectivas en comparación con los cuidados habituales para
la prevención de futuras fracturas. Se requieren más estudios para evaluar su influencia
en la mejoría de la adherencia al tratamiento de la osteoporosis20.
Estrategias para mejorar la adherencia al tratamiento de la osteoporosis:
- Diseñar un plan terapéutico de forma individualizada para cada paciente.
- Administración de fármacos con menor frecuencia/simplificación del régimen de
dosificación.
- Optimizar el régimen de dosificación basándose en las características y las preferencias
del paciente.
- Maximizar el beneficio del tratamiento mediante un equilibrio entre el tiempo de aparición
de eficacia del fármaco y sus efectos secundarios.
- Sistemas electrónicos de recordatorio para evitar el olvido.
- Toma de decisiones compartidas con el paciente.
- Educación sanitaria sobre la enfermedad para mejorar la conciencia de la misma.
- Fracture Liaison Services (FLS).
10.5 Impacto sobre la efectividad cuando la adherencia al tratamiento es baja
La baja adherencia reduce la efectividad del tratamiento de la osteoporosis, produciendo
una disminución en la ganancia de la densidad mineral ósea y consecuentemente un
mayor número de fracturas. Un metanálisis21 sugirió que el riesgo de fracturas es un 46%
más elevado en pacientes no cumplidores (RPM<80%) del tratamiento con bifosfonatos
comparados con los buenos cumplidores. El aumento del riesgo de fractura en pacientes
no cumplidores fue más bajo para fracturas no vertebrales (16%) y de fémur (28%)
que para fracturas vertebrales sintomáticas (43%). Otro metanálisis publicado sobre
la adherencia de la terapia con bifosfonatos mostró que el riesgo de fractura aumentó
aproximadamente un 30% en pacientes no cumplidores (RPM<80%) comparado con los
cumplidores.
Los pacientes con falta de persistencia al tratamiento también presentan mayor número
de fracturas en comparación con los que tienen una correcta persistencia. Un metanálisis
mostró que los no persistentes tenían un riesgo elevado para todas las fracturas entre un
30-40% versus los persistentes22.
10.6 Impacto de la pobre adherencia en los costes del sistema sanitario
La adherencia en el tratamiento de la osteoporosis ha surgido como una importante
perspectiva en los análisis del coste-efectividad. Se ha demostrado que la adherencia al
tratamiento de la osteoporosis es pobre y subóptima, cosa que comporta una reducción en
la efectividad del tratamiento. Como a consecuencia, la baja adherencia altera la eficacia
de los costes del tratamiento farmacològico22.
La falta de adherencia reduce el coste de la terapia, pero incrementa los costes del
sistema sanitario en disminuir la efectividad del tratamiento e incrementarse el número 143
de fracturas4,23. En un estudio llevado a cabo en EEUU sobre las consecuencias de la falta
de cumplimiento terapéutico en mujeres, se observó un aumento en un 13% de los costes
médicos en las pacientes no cumplidoras23.
Es importante destacar que el impacto global de la no adherencia en los costes del sistema
de salud dependerá del riesgo de fractura de la población. Así pues, las poblaciones
con riesgo elevado de fractura generan un coste más elevado cuando se fracturan en
comparación con los costes del tratamiento preventivo22. Por otro lado, la rentabilidad de
los fármacos para la osteoporosis mejora substancialmente con un aumento del riesgo de
fractura y la edad de la población, y este último hecho, en parte es debido al aumento de
las tasas de ingreso evitadas en residencias. Otros estudios muestran que la rentabilidad
varía en diferentes poblaciones con diferentes riesgos de futuras fracturas22.
Es una tarea importante asegurar un buen seguimiento y promoción del cumplimiento
terapéutico de los pacientes por parte del personal sanitario.
10.7 Impacto potencial de la efectividad en la prevención de fracturas secundarias
La osteoporosis constituye un importante problema de salud pública, especialmente en el
mundo occidental. Se estima que unos 27,5 millones de personas tienen osteoporosis en los
27 países de la Unión Europea. En el año 2010, aproximadamente 3,5 millones de nuevas
fracturas se van a producir en estos países. El impacto económico de estas fracturas se
estimó en casi unos 37 mil millones de euros22. En los EE.UU., la osteoporosis es responsable
de más de 2 millones de fracturas cada año, y éstas se asociaron a un coste estimado de
19 mil millones de dólares el año 2005. Estas cifras se consideran que aumentarán a 25,3
mil millones de dólares el año 201522.
El coste-efectividad de los fármacos de la osteoporosis varía substancialmente entre
diferentes países. Los costes derivados de la fractura, de los fármacos y de la adherencia
al tratamiento podrían ser diferente entre los países, cosa que podría afectar en el coste-
efectividad del tratamiento farmacológico. El coste de la medicación anual en seis países
europeos oscila entre 325 a los 540 euros, mientras que los costes por fractura de fémur
entre 10142 y 18923 euros (valores en año 2008)22.
Estudios en UK24, EE.UU.25 y Australia26 han demostrado de forma consistente que al
menos la mitad de los pacientes con fractura de fémur sufren previamente una fractura
osteoporótica que precede al episodio de fractura de fémur. Por eso, la importancia de
asegurar una correcta prevención secundaria después de sufrir cualquier fractura
osteoporótica, para reducir la elevada incidencia de fracturas de fémur.
En un estudio publicado en 2016, se compararon un total de 9076 pacientes adherentes
al tratamiento con bifosfonatos vía oral (MPR>80%) con 8694 pacientes no adherentes
durante un año de seguimiento. Se observó que los pacientes con edad superior o igual a 75
años no adherentes presentaron un 13,4% más de costes de los servicios de salud respecto
a los adherentes (p=0,002)27.
Finalmente recordar que, en el caso de la población anciana, al ser muy heterogénea,
recomendamos individualizar en la decisión de iniciar tratamiento farmacológico preventivo.
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