Teoria PsicoSexual - Sigmund Freud - 17-11-2020
Teoria PsicoSexual - Sigmund Freud - 17-11-2020
Teoria PsicoSexual - Sigmund Freud - 17-11-2020
TEORÍA PSICO-SEXUAL:
Sigmund Freud
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TABLA DE CONTENIDO
TEMÁTICA Página
MARCO TEÓRICO. 3
ETAPAS PSICOLÓGICAS DEL DESARROLLO HUMANO.
ETAPA ORAL (Nacimiento a 12 o 18 meses).
ETAPA ANAL (12 o 18 meses a 3 años)
ETAPA FÁLICA (3 a 6 años).
ETAPA DE LATENCIA (6 a 12 años).
ETAPA GENITAL (12 años a edad adulta).
RESUMEN ESQUEMÁTICO 1.
RESUMEN ESQUEMÁTICO 2.
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TEORÍA PSICO-SEXUAL
Enfoque Afectivo
Sigmund Freud
ANTECEDENTES.
Una de las tareas del psicoanálisis es descorrer el velo de la amnesia que oculta los
primeros años de la infancia, y llevar al recuerdo consciente las exteriorizaciones de
la vida sexual de la temprana infancia contenidas en ellos. Estas primeras vivencias
sexuales del niño están enlazadas con impresiones dolorosas de angustia,
prohibición, desengaño y castigo; uno comprende que hayan sido reprimidas.
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darnos por enterados de la desagradable intelección de que SUPER-YÓ y
consciente, por un lado, y reprimido e inconsciente, por el otro, en manera alguna
coinciden.
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Significado del Inconsciente.
Freud rastreó los síntomas extraños que observaba en sus pacientes a la represión
de experiencias traumáticas anteriores. Llegó a creer que el ego era demasiado
débil para arreglárselas con las experiencias desagradables; por tanto, excluía de
la conciencia el material amenazador y lo colocaba en el inconsciente. Pero más
que ser olvidado por la memoria, la represión creaba tensión y se volvía la base de
los síntomas. Para Freud la represión es un agente psíquico que ejerce efectos
tóxicos en la actividad consciente, así, como en la conducta. El material
reprimido necesita descubrirse por medio de TÉCNICAS PSICOANALÍTICAS.
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Una variedad de situaciones semejantes parece indicar el funcionamiento de los
motivos y pensamientos inconscientes. Los errores al hablar (equivocaciones que
expresan lo que la persona siente o cree en realidad) son también difíciles de
explicar, sin invocar el concepto de motivos inconscientes. Lo que la persona dijo
representa los sentimientos verdaderos que tal vez no eran reconocidos porque le
eran inaceptables. Freud creía que a menudo podíamos detectar motivos
inconscientes de la observación de la conducta aparentemente irreflexiva. Freud
señalo el funcionamiento de los motivos inconscientes en un lugar insospechado; la
criminalidad. Comúnmente el delincuente experimenta culpa o remordimiento
después de cometer un crimen, pero el sentimiento de culpa antes del acto, aunque
no sea directo, puede funcionar para hacer que la persona cometa el crimen como
la manera de castigarse. En otras palabras, el delincuente puede cometer el crimen
porque inconscientemente quiere ser castigado.
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MARCO TEÓRICO.
ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD.
Freud concibió que la personalidad está formada por sistemas opuestos que se
encuentran continuamente en conflicto entre sí. El ELLO representa los impulsos
psicobiológicos o el YO inferior, el YO representa el agente consciente o el YO
controlador; el SUPER-YÓ es el aspecto moral y social de la personalidad o el YO
superior. Cada sistema lucha por dominar la personalidad lo más posible. El ELLO
desprecia las consideraciones de realidad y moralidad y las tensiones asociadas
con las necesidades; el YO procura ser racional y realista; el SUPER-YÓ busca
eliminar los impulsos y se esfuerza por alcanzar objetivos morales o ideales. Pero
es imposible suprimir ninguno de los componentes básicos de la personalidad. La
única solución es que el YO se haga cargo de la personalidad y conceda alguna
expresión tanto a los motivos buscados por el YO del individuo como a las
restricciones morales y sociales impuestas por fuerzas externas.
ELLO YO SUPER-YÓ
(ID) (EGO) (SUPER-EGO)
Es la parte primitiva de la Es la consciencia, la identidad, Tiene dos funciones:
Psique. lo YO soy. conciencia e ideal del YO.
Compuesto de instintos Sirve y controla al ello. Es el componente moral o
psicobiológicos heredados. cultural de la personalidad.
Fuente de energía psíquica. Administra la personalidad. Es primitivo en el neurótico.
“Realidad psíquica verdadera”. Utiliza las facultades Lucha por fines moralistas y
psicológicas. perfeccionistas.
Funciona conforme al principio Distingue entre lo objetivo y lo Promueve el autocontrol.
del placer; reduce la tensión. subjetivo.
Controla la acción refleja y se Obedece al principio de la Inhibe los impulsos del ello.
caracteriza por procesos realidad.
primarios de pensamiento.
Es totalmente inconsciente. Se caracteriza por procesos Es preconsciente e
secundarios de pensamiento. inconsciente.
No aplica Es consciente, preconsciente e Se opone al ello y al YO.
Inconsciente.
Mediador entre el ello y el
No aplica SUPER-YÓ y afronta las No aplica
demandas del mundo externo.
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ELLO o ID.
El ELLO está o puede estar activo todo el tiempo. Una de sus funciones principales
es comunicar las tensiones; ya que no puede descargar éstas directamente en el
YO, que es más capaz de descargarlas. El ELLO contiene deseos y controla ciertas
actividades reflejas. El ELLL es una parte importante del consciente. Pero el
inconsciente incluye también ideas, impresiones y deseos reprimidos. Este material
debe mantenerse reprimido por fuerzas contrarias, provenientes del YO. El ELLO
puede experimentarse como un impulso no deseado, que se entromete en la
conciencia en el momento más inoportuno. Los impulsos relacionados con el
SEXO y la AGRESIÓN son comúnmente los más problemáticos. El ELLO es la
principal FUERZA IMPULSORA de la PERSONALIDAD.
El ELLO está gobernado por el principio del placer y los procesos primarios del
pensamiento. El principio del placer expresa la idea de que la motivación más
fundamental de los seres humanos es la búsqueda del placer, primero a través de
la reducción de los impulsos básicos. Freud creía que este principio gobernaba las
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actividades del ELLO. El ELLO induce a la persona a buscar alivio inmediato a la
tensión cada vez que ésta se presenta. La tensión surge cuando las necesidades
se activan y se reduce cuando son satisfechas. El alivio de la tensión fue
considerado por Freud como la principal fuente de placer, por tanto, la ausencia de
tensión por las necesidades era para él en un sentido la forma más elevada de la
existencia humana. Posteriormente llegó a la conclusión de que algunas tensiones
son agradables y constituyen una fuente de motivaciones, como cuando una
persona disfruta las experiencias y actividades sensuales por sí mismas. Cuando el
ELLO domina al YO, el principio de placer prevalece a costa de las consideraciones
realistas y moralistas.
Debemos notar que el principio del placer y los procesos primarios del pensamiento
tienen lugar en el YO, pero son inducidos por el ELLO. Cuando los impulsos
del ELLO son intensos, las actividades apropiadas del YO se ven adueñadas por
los procesos primarios del pensamiento y por el principio del placer.
Por qué Freud propuso la existencia del ELLO, el cual debía intervenir entre las
necesidades biológicas y el resto de la personalidad. ¿Por qué deben
experimentarse los motivos primero por el ELLO y después conscientemente en el
YO? La respuesta es que Freud observó repetidamente discrepancia entre la
motivación consciente y la inconsciente. Lo que una persona podría aducir como
motivos conscientes para una conducta específica no explicaba adecuadamente
dicha conducta. Motivos diferentes, aparentemente inconsciente, están detrás
de la conducta. La motivación real, que es inaceptable, ha sido disimulada
o transformada o sustituida por un motivo razonable.
Para entender la idea de Freud de la relación entre el YO y el ELLO, uno debe tener
presente que el YO es el sirviente del ELLO, aunque al mismo tiempo debe
administrar la personalidad total. No obstante, el YO disfruta las satisfacciones
derivadas de los motivos del ELLO. Los deseos no amenazantes del ELLO son
experimentados directamente por el YO, pero los demás son disimulados de tal
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manera que resultan aceptables por el siempre vigilante SUPER-YÓ y el poder de
la AUTORIDAD EXTERNA. Una porción del YO, el segmento inconsciente, es un
aliado del ELLO y proporciona los disfraces antes de que se experimenten en la
parte consciente del YO.
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EL YO o EGO.
El YO puede tomarse a sí mismo por objeto, tratarse como a los otros objetos,
observarse, criticarse, y Dios sabe cuántas otras cosas podrá emprender consigo
mismo. Para ello, una parte del YO se contrapone al resto. El YO es entonces
escindible, se escinde en el curso de muchas de sus funciones, al menos
provisionalmente. Los fragmentos parcelados pueden reunificarse luego.
Las ANTI o CONTRACATEXIAS son fuerzas que controlan las fuerzas impulsoras
libidinosas, las cuales residen en el YO y el SUPER-YÓ, estos últimos, poseen sus
propias fuerzas impulsoras, pero se desarrollan para contener las acciones
imprudentes del ELLO. La contracatexia es una frustración interna.
Los mecanismos de defensa descritos por Sigmund Freud y su hija Anna Freud son:
1. Represión.
2. Desplazamientos (en su fase positiva, se convierte en una Sublimación).
3. Fijación.
4. Regresión.
5. Proyección.
6. Formación reactiva.
7. Identificación e Introyección.
8. Racionalización o intelectualización.
9. Negación o apartamiento de la realidad o fantasía.
10. Conversión.
11. Compensación (Complejo de inferioridad o superioridad, descrito por
Alfred W. Adler ex-discípulo de Freud).
Represión.
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lo que sucede es que el YO ejerciendo una anticatexia, sumerge en lo inconsciente
aquello que resulta penoso o punible.
Desplazamiento.
Cuando el YO queda bloqueado y no puede hacer una catexia sobre el sujeto hacia
el cual va dirigida, se desplaza esta energía sobre todo objeto sustitutivo.
Hacemos desplazamientos de energía psíquica continuamente y la dirección del
desplazamiento está en función de previas fijaciones, disponibilidades de
objetos y normas sociales. Fijaciones en la fase oral pueden favorecer en los
adultos el desplazamiento de la energía psíquica hacia actos como fumar en
exceso, afición a beber de las botellas en vez de los vasos o a mordisquear la pluma
o el bolígrafo: para Freud estos desplazamientos expresarían en el nivel adulto el
deseo infantil de succionar el pezón materno.
Cuando los desplazamientos se dirigen hacia un objeto cultural decimos que hay
una sublimación. A veces la sublimación se ha considerado un mecanismo de
defensa independiente; sin embargo, su dinámica es la misma que la del
desplazamiento y lo único que varía es el objeto. Una mujer con su maternidad
frustrada puede sublimar sus pulsiones maternales dirigiendo éstas hacia otros
niños a través de profesiones tales como educadora, puericultora u otras similares.
Freud cree que la producción artística es consecuencia de la sublimación de
frustraciones y a causa de la pasión con que suelen abrazarse las actividades
estéticas arguye que éstas son actividades sustitutivas, socialmente aceptables, de
pulsiones sexuales. Freud afirma que se producen cambios de energía de unas
pulsiones a otras. Si una pulsión, por ejemplo, la sexualidad, se bloquea, otro puede
aportar una satisfacción sustitutiva. La bulimia o tendencia a sobrealimentarse
estaría en función de la falta de satisfacciones sexuales.
Fijación.
Regresión.
Proyección.
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reduce reemplazando el conflicto interno, a veces intolerable, por otro conflicto
externo más suave y tolerable.
Formación reactiva.
Identificación e introyección.
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Racionalización o intelectualización.
Conversión.
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solamente para el psicoanálisis, sino para toda la patología médica, ya que puso de
manifiesto que existen síntomas físicos que no obedecen a lesiones orgánicas y
que se desencadenan por causas psíquicas. El mecanismo de conversión es
frecuente en las neurosis de guerra y en las neurosis histéricas.
Compensación.
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El SUPER-YÓ o SUPER-EGO.
Es una instancia situada en el interior del YO. Es el aspecto ideal o moral del
YO. Freud, trata al SUPER-YÓ como si fuera el YO "mejor". Cuando alguien sigue
su conciencia o persigue sus ideales, el SUPER-YÓ ejerce dominio sobre el YO.
Por tanto, al ser moralista o perfeccionista compite con el ser realista o busca placer.
El ELLO sería el YO inferior, el EGO (YO) el YO controlador y el SUPER-YÓ el YO
superior. Este criterio del SUPER-YÓ le permite ser preconsciente, de tal manera
que a través de la exploración del consciente pueda identificar el principio o precepto
que se viola. Después de ir al cine en lugar de estudiar una tarde, el estudiante
puede sentirse culpable por haber faltado a sus obligaciones. Ciertamente puede
traer a la conciencia las razones por las cuales debía haber estudiado en vez de ir
al cine.
Freud también utiliza el término SUPER-YÓ para designar una región inconsciente
de la mente que contiene los aspectos aprendidos durante las primeras etapas de
la vida. El SUPER-YÓ se forma en la infancia, cuando el niño percibe a sus padres
como seres casi divinos. La conciencia y los ideales que se introyectan son
altamente moralistas e idealistas. Introyectar significa "convertir algo en una
parte integral de uno mismo". El niño recibe el SUPER-YÓ de sus padres en lugar
de su conducta real. El SUPER-YÓ impone al YO demandas morales e idealistas
imposibles. No es suficiente para el YO ser moral; debe ser moral y perfecto.
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Como el ELLO, parte del SUPER-YÓ es inconsciente, aunque puede producir
efectos conscientes en el YO, por ejemplo, culpa, remordimiento y ansiedad.
Funciona al imponerle al YO ciertas normas, como "nunca pienses sobre temas
sexuales; nunca te enojes con tus padres, nunca seas egoísta; nunca seas poco
cariñoso". La persona que tiene SUPER-YÓ estricto es, por lo general, incapaz de
verbalizar sus normas, pero sin embargo está influido por ellas. Precisamente, como
la orden del SUPER-YÓ es inconsciente, también la razón que hay detrás de la
orden es desconocida para la persona.
Debido a que los padres pueden retirar su amor y castigar al niño, una parte de la
identificación implica la internalización de esa autoridad paterna. Una parte del YO,
los mandatos de los padres, penetra posteriormente en la esfera del SUPER-YÓ,
separándose del YO y volviéndose inconsciente. En este papel, el SUPER-YÓ juzga
y ordena las reglas de conducta que el YO debe seguir en su labor de satisfacer las
demandas del ELLO. Por tanto, el YO tiene que luchar no sólo con las presiones del
ELLO y los requerimientos de la realidad, sino también, con las demandas del
SUPER-YÓ, que constantemente lo controla. Al igual que el niño teme la autoridad
de los padres, debido a su poder sobre él, así también el SUPER-YÓ es temido
como representación psíquica del padre, debido a su poder. Violar las órdenes
del SUPER-YÓ crean en el YO, culpa, ansiedad, autodesprecio y el deseo de ser
castigado.
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puede ocasionar la conservación de los conflictos y actitudes primitivas hacia otras
personas significativas, un factor que dificulta el proceso de socialización.
Una de las funciones habituales de los preceptos del SUPER-YÓ, que puede
interpretarse del siguiente modo: “Cuando usted se castiga por haber hecho algo
malo, en cierta manera se ve exento de la obligación de examinar y comprender ese
hecho”. Para algunos pacientes, se trataría de un acto de contrición que posibilita,
en forma concomitante, su perdón (“Al haber recibido ya el castigo que exigía su
trasgresión, por el hecho de sentirse culpable, ha cumplido su penitencia; en cierto
sentido ha sido perdonado”).
Puesto que suponemos en el YO una instancia particular que subroga los reclamos
de limitación y rechazo, el superyó, podemos afirmar que la represión es la obra de
ese SUPER-YÓ, el mismo la lleva a cabo, o lo hace por encargo suyo el YO que le
obedece. Entonces, si se da el caso de que en el análisis al paciente no le deviene
consciente la resistencia, ello significa o bien que el SUPER-YÓ y el YO pueden
trabajar de manera inconsciente en situaciones importantísimas, o bien —lo cual
sería aún más sustantivo— que sectores de ambos, del YO y el SUPER-YÓ
mismos, son inconscientes. Pero en cualquiera de esos dos casos tenemos que
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darnos por enterados de la desagradable intelección de que SUPER-YÓ y
consciente, por un lado, y reprimido e inconsciente, por el otro, en manera alguna
coinciden.
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El SUPER-YÓ y la melancolía.
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elección de objeto. Podemos expresar la diferencia más o menos así: cuando el
varoncito se ha identificado con el padre, quiere ser como el padre; cuando lo ha
hecho objeto de su elección, quiere tenerlo, poseerlo. Suele decirse que el influjo
del objeto sexual sobre el YO se produce con particular frecuencia en las mujeres y
es característico de la feminidad.
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DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD.
¿Qué puede provocar una detención del desarrollo tan tempranamente en la vida?
Freud llegó a la conclusión de que hay dos causas fundamentales: la frustración
excesiva y la tolerancia excesiva. Si las necesidades del niño se frustran o
toleran demasiado, un aspecto particular de su personalidad se atrofia o se
entorpece hasta cierto punto. Puede crearse una necesidad excesiva, como
resultado de la atrofia del desarrollo; este proceso fue llamado por Freud fijación.
Se refiere a las fijaciones como infantilismos, son tendencias infantiles de la
personalidad. Freud pone maYOr énfasis en los primeros años de vida, los
llamados de formación, cuando se establecen los fundamentos de la personalidad.
Freud sostiene que la estructura de la personalidad, queda determinada
permanentemente por las experiencias infantiles, en particular por las frustraciones
y los placeres. Los rasgos formados durante ese periodo son bastante resistentes
al cambio. De hecho, conforme se desarrolla el niño, muchas circunstancias
incrementan el desarrollo y la potencia de los primeros rasgos: selectividad de la
percepción, repetición completa, temor al cambio, renuencia a renunciar a ciertos
placeres, etc.
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La fijación en una etapa particular de desarrollo produce lo que Freud llama un tipo
de carácter, el cual se manifiesta a través de un síndrome de rasgos. Un tipo de
carácter puede interpretarse como un tipo de personalidad anormal. Un síndrome
de rasgos es un patrón en particular de rasgos interrelacionados. Podemos
hablar, por ejemplo, del tipo de carácter oral y también de rasgos orales. Freud
sostenía que las regiones del cuerpo, como la boca, se vuelven puntos focales del
desarrollo de la personalidad. Hay incluso variedades específicas de los tipos de
carácter oral, dependiendo del momento en que ocurrió la fijación durante la etapa
oral.
Freud creía que el ser humano es en el fondo un buscador de placeres, todo lo que
la gente hace representa una evitación del dolor o un intento de generar placer. La
realidad sólo es aceptada por necesidad y siempre se encuentra un conflicto entre
el principio del placer y el de la realidad.
Conforme crecen los niños, se espera cada vez más de ellos. Se tienen por
responsables del control de los impulsos. Si exhiben cólera hacia sus padres,
pueden ser castigados, en tanto esa conducta no era castigada durante el periodo
previo de sus vidas. Cuando algo no está disponible, se espera que los niños
mayores acepten ese hecho y no lloren por ello. Gradualmente, pero de manera
inevitable, deben asumir el manejo de sus impulsos. El ELLO siempre apremia para
la satisfacción y el placer, pero el YO debe enfrentar la severidad de la realidad y
las consecuencias de una satisfacción ilimitada y sin templar.
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ETAPAS PSICOLÓGICAS DEL DESARROLLO HUMANO EN FREUD.
Freud llamó psico-sexuales a sus etapas de desarrollo debido a que les asigna un
papel preponderante a los instintos sexuales en la formación y desarrollo de la
personalidad. Para Freud, el mejor camino para entender el significado de la
sexualidad, particularmente en la infancia y la niñez, es compararla con cualquier
placer sensual. El desarrollo de la personalidad consiste en el desenvolvimiento o
despliegue de los instintos sexuales. Al principio, esos instintos están separados,
pero gradualmente se integran y centran en el acto sexual maduro.
Con base en las zonas erógenas del cuerpo que se vuelven focos del placer sexual,
Freud delineó cuatro etapas de desarrollo psico-sexual: oral, anal fálica y genital.
Entre la etapa fálica y la genital hay un periodo de latencia que no es una etapa de
desarrollo psico-sexual. El primer año y medio es la etapa oral; de los 18 meses
hasta aproximadamente los tres años y medio de edad es la etapa anal, de los tres
a los cinco o seis años es la etapa fálica; de los seis a los 12 años es el periodo de
latencia. Por último, en la pubertad (12 años a edad adulta) el niño alcanza la etapa
genital, que continua hasta la edad adulta. La madurez de la personalidad se
consigue con la genialidad completa.
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ETAPA ORAL: (Nacimiento a 12 o 18 meses).
Durante el periodo oral, el niño encuentra por primera vez el poder de la autoridad
en su vida, una autoridad que limita las actividades de búsqueda del placer. Freud
creía que la manera como se satisfacen o se frustran las necesidades determina la
formación de rasgos específicos que moldean la personalidad en formas singulares.
Los rasgos generalizados, como el pesimismo o el optimismo, la determinación o la
sumisión, son engendrados por la interacción de las prácticas de crianza de los
niños y la estructura constitucional del niño. Freud creía que no importaba cuan
compleja o inteligente o educada llegara a ser la persona, la orientación general,
establecida a edad temprana, se manifestaba siempre.
Rasgos orales.
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Rasgos Orales
Presentados en forma Bipolar
Fijación Fijación
Ocasionada por la Indulgencia Ocasionada por la Frustración
Optimismo Pesimismo
Credulidad Desconfianza
Manipulatividad Pasividad
Admiración Envidia
Engreimiento Autodesprecio
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ETAPA ANAL: (12 o 18 meses a 3 años).
Rasgos anales.
Los psicoanalistas han identificado diversos rasgos bipolares como rasgos anales.
Todos se originan durante el periodo anal y expresan, en una forma u otra, las
tendencias de dar o retener. Recordemos que los rasgos anales pueden entenderse
en función de obediencia, obediencia excesiva o desafío. Las formas extremas de
los rasgos son anormalidades, mientras que los grados moderados producen un
crecimiento y funcionamiento saludables.
Rasgos Anales
Presentados en forma Bipolar
Fijación Fijación
Ocasionada por la Indulgencia Ocasionada por la Frustración
Mezquinidad Generosidad excesiva
Estrechez Expansión
Obstinación Conformidad
Orden Desorden
Puntualidad estricta Informalidad
Meticulosidad Desaseo
Precisión Vaguedad
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ETAPA FÁLICA: (3 a 5 o 6 años).
Los órganos genitales se vuelven una fuente destacada de placer durante ese
periodo. Los órganos genitales se convierten en objetos de inquietud e interés hasta
la etapa fálica, cuando se hacen mucho más intensas las tensiones y placeres de
esa zona erógena del cuerpo. Niño comienza a darse cuenta y a comentar las
diferencias entre los hombres y las mujeres (que niños y niñas se visten en formas
diferentes); su inquietud se incrementa de manera significativa, si se notan las
diferencias anatómicas. El niño se hace más curioso acerca de las diferencias
sexuales conforme comienza a experimentar tensiones sexuales. Pero esa
curiosidad es bastante difusa, debido a que el niño no conoce todavía, a menos que
las haya observado directamente, las diferencias reales entre los órganos sexuales
masculinos y femeninos.
Freud creía que el origen de estimulación para el niño era el pene y para la niña el
clítoris y no los órganos sexuales completos. La estimulación es autoerótica, ya que
participa el individuo solo. En la etapa genital la estimulación sexual se centra en
las actividades heterosexuales, y en la mujer el clítoris es sustituido por la vagina.
La etapa fálica implica la autoestimulación, mientras que la etapa genital entraña
curiosidad heterosexual.
El Complejo de Electra. Freud creía que la niña pequeña toma a su padre como
objeto sexual y ve a su madre como una rival. Debe recordarse que los intereses y
sentimientos sexuales de la niña son aún bastante rudimentarios, por lo que no
tienen la intensidad ni dirección del amor físico y emocional que caracteriza el
impulso sexual de un adulto. Si la niña descubre que no tiene pene, la relación con
su madre es más complicada, debido a que la culpa de la pérdida. Al mismo tiempo,
también ama a su madre y se produce un conflicto que, a diferencia del complejo
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de Edipo en el niño, nunca se resuelve completamente. Esta condición tiene efectos
profundos en la vida emocional de la mujer y en el desarrollo de su superego. El
rasgo patológico principal que surge en esta etapa es la "envidia del pene",
minimizando el papel femenino y sobrevalorando el masculino. Freud creía que los
conflictos de la etapa fálica provocaban muchos trastornos en las funciones
sexuales femeninas, tales como la frigidez y la dismenorrea.
Durante la etapa fálica, el círculo de contactos del niño se amplía gradualmente para
incluir gente significativa ajena a la familia: compañeros de juego, profesores,
policías, clérigos y muchos más. El niño debe aprender a tomar su lugar entre los
demás niños, ceder a veces a las demandas de otros y hacer valer sus propias
peticiones cuando alguien amenaza violar sus derechos. Como podía esperarse,
los rasgos que se desarrollan durante esta etapa están relacionados con la
naturaleza del desarrollo del niño y a los tipos de problemas y lecciones que deben
aprenderse. Tanto las formas normales como las anormales implican la
autoafirmación, autosentimentos y relaciones con los demás. Hay también una
dimensión de narcisismo contra compromiso con los objetos: el grado en que se
invierten el interés y la energía en sí mismo o en otras personas y cosas. Los rasgos
en la siguiente lista son algunos de los más sobresalientes que se desarrollan
durante el periodo fálico:
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ETAPA DE LATENCIA: (6 a 12 años).
El niño mantiene un desarrollo bastante rápido, pero los patrones de éste siguen las
líneas establecidas en las etapas previas.
Por tanto, Freud tiene poco que decir sobre el periodo de latencia. No representa
una etapa psicosexual auténtica. Ninguna zona es erógena.
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ETAPA GENITAL: (12 años a la edad adulta).
Ansiedad objetiva.
Ansiedad neurótica.
Ansiedad moral.
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NEUROSIS.
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El SUPER-YO desempeña un papel más complicado en el conflicto neurótico.
Puede entrar en el conflicto por el lado del YO o el del ELLO o por ambos. El
SUPER-YO es la instancia que hace parecer prohibido el impulso instintivo al YO.
Es el SUPER-YO el que hace al YO sentirse culpable aun de las descargas
simbólicas y desfiguradas, y así se sienten de modo consciente como
esencialmente dolorosas. El ELLO nunca deja de buscar su descarga, y sus
impulsos tratan de lograr una satisfacción parcial mediante algunas evacuaciones
derivativas (o retoños) y regresivas. El YO, para calmar las exigencias del SUPER-
YÓ tiene que desfigurar incluso esos derivativos instintuales para que aparezcan de
alguna forma disimulada, cuyo carácter de instinto apenas sea reconocible.
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SUEÑOS.
Los sueños se consideran aún, tal y como lo decía Freud, la “vía regia” de acceso
al inconsciente; sin embargo, en la actualidad es más bien raro que se dediquen
sesiones enteras a interpretar un sueño. Se les considera una asociación más en el
curso de una sesión, pero constituyen el contenido más cercano al inconsciente y
proporcionan el núcleo básico de la interpretación.
Las primeras vivencias sexuales del niño están enlazadas con impresiones
dolorosas de angustia, prohibición, desengaño y castigo; uno comprende que hayan
sido reprimidas, pero no que posean tan vasto acceso a la vida onírica, que
proporcionen el modelo para tantas fantasías oníricas, que los sueños rebosen de
reproducciones de esas escenas infantiles y de alusiones a ellas.
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En la formación de los síntomas neuróticos actúan los mismos mecanismos del
trabajo del sueño. El sueño es un producto patológico, el primer eslabón de la
serie que incluye al síntoma histérico, la representación obsesiva, la idea delirante,
pero que se distingue de los demás por su carácter pasajero y por el hecho de
generarse en circunstancias que corresponden a la vida normal. La vida onírica es,
como ya dijo Aristóteles, el modo en que nuestra alma trabaja durante el estado del
dormir. Este último produce un extrañamiento respecto del mundo exterior real,
estableciéndose la condición para el despliegue de una psicosis. El
extrañamiento de la realidad se produce en la psicosis de dos maneras: volviéndose
hiperintenso lo reprimido-inconsciente hasta el punto de avasallar a lo consciente
(que depende de la realidad), o bien porque la realidad se hace tan
insoportablemente penosa que el YO amenazado, en una rebelión desesperada, se
arroja en brazos de lo pulsional inconsciente.
Al informarnos el paciente en el análisis de uno de sus sueños, con ello nos está
comunicando algo de sus contenidos intrapsíquicos. E sueño incomprensible es un
acto psíquico rebosante de sentido y de valor, que podemos usar en el análisis como
a cualquier otra comunicación.
¿El sueño tiene también una función, está encargado de una operación útil? El
reposo exento de estímulos que el estado del dormir querría producir es amenazado
desde tres lados: de manera más contingente, por estímulos externos sobrevenidos
mientras se duerme y por intereses diurnos que no admiten ser suspendidos; de
manera inevitable, por las mociones pulsionales reprimidas, insaciadas, que
acechan la oportunidad de exteriorizarse.
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la incitación externa o interna llegara a establecer un enlace con una de las fuentes
pulsionales inconscientes. El proceso onírico permite que el producto de semejante
cooperación desemboque en una vivencia alucinatoria inocua, y así asegura la
continuación del dormir. Que a veces el sueño despierte al durmiente, presa de un
desarrollo de angustia, en modo alguno contradice esa función; antes, al contrario,
es una señal de que el guardián considera demasiado peligrosa la situación y ya no
cree poder dominarla.
¿En qué orden haremos que el paciente aborde los fragmentos de su sueño? Se
nos abren varios caminos. Podemos seguir simplemente el orden cronológico tal
como resultó del relato del sueño. Es el método llamado clásico, el más riguroso. O
podemos indicar al soñante que busque primero en el sueño los restos diurnos,
pues la experiencia nos ha enseñado que en casi todo sueño se inserta un resto
mnémico o una alusión a un episodio —con frecuencia a varios— del día del sueño,
y cuando seguimos esos anudamientos solemos hallar de un golpe el paso del
mundo en apariencia remoto del sueño a la vida real del paciente. O bien le
ordenamos comenzar por aquellos elementos del contenido del sueño que le
resultan llamativos por su particular nitidez e intensidad sensible. En efecto,
sabemos que le será particularmente fácil obtener asociaciones sobre ellos. Es
indiferente por cuál de estas modalidades nos acerquemos a las asociaciones
buscadas.
Por fin obtenemos esas asociaciones. Aportan las cosas más variadas, recuerdos
del día anterior, el día del sueño, y de un lejano pasado; reflexiones, discusiones
con su pro y su contra, confesiones e interpelaciones. Muchas de ellas le brotan al
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paciente, frente a otras se atasca un rato. La mayoría muestra un vínculo neto con
un elemento del sueño, y ello no es asombroso, puesto que partieron de él; pero
también sucede que el paciente las introduzca con estas palabras: «Esto no parece
tener nada que ver con el sueño; lo digo porque se me ocurre».
El sueño aparece como una selección abreviada de las asociaciones, es verdad que
producida de acuerdo con reglas que todavía no penetramos; y sus elementos,
como los representantes de una multitud, surgidos de una elección. No hay duda de
que mediante nuestra técnica hemos obtenido aquello que es sustituido por el sueño
y en lo cual ha de hallarse su valor psíquico, pero, al mismo tiempo, algo que ya no
muestra las propiedades- extrañas del sueño, su ajenidad y confusión. Las
asociaciones sobre el sueño no son todavía los pensamientos oníricos latentes.
Estos están contenidos en las asociaciones como en un líquido madre; empero, no
lo están acabadamente. Por un lado, las asociaciones aportan mucho más que lo
que necesitamos para la formulación de los pensamientos oníricos latentes, a saber:
aportan todas las puntualizaciones, transiciones, conexiones que el intelecto del
paciente debió producir en tanto se iba aproximando a los pensamientos oníricos.
Por otro lado, es frecuente que la asociación se detenga justo delante de los
pensamientos oníricos genuinos, sólo llegue hasta su cercanía, los roce apenas en
las alusiones.
Por comparación con los otros elementos oníricos es lícito atribuirles un significado
fijo, que, empero, no necesita ser unívoco, y cuya extensión es comandada por
reglas particulares insólitas para nosotros. Dado que sabemos traducir esos
símbolos —no así el soñante, aunque él mismo los ha usado—, puede suceder que
el sentido de un sueño se nos vuelva claro de inmediato antes de cualquier empeño
por interpretarlo y tan pronto como hemos escuchado el texto del sueño, mientras
que el soñante mismo sigue enfrentado a un enigma. Pero acerca del simbolismo,
lo que sabemos de él, los problemas que nos depara, ya he dicho tanto en mis
conferencias anteriores que hoy no necesito repetirme.
¿Es posible interpretar con este método todos los sueños? La respuesta es no. No
todos, pero sí un número suficiente como para certificar la aplicabilidad y
justificación del procedimiento. ¿Por qué no todos? Porque el trabajo de la
interpretación del sueño se realiza contra una resistencia cuya magnitud varía desde
lo imperceptible hasta lo insuperable —al menos para nuestros medios actuales—.
41
En el curso del trabajo, es imposible pasar por alto las exteriorizaciones de esa
resistencia. En muchos lugares las asociaciones se brindan sin vacilación alguna y
ya la primera o la segunda ocurrencia traen el esclarecimiento. En otras, el paciente
se atasca y titubea antes de enunciar una asociación, y luego uno tiene que
escuchar una larga cadena de ocurrencias antes de conseguir algo utilizable para
la comprensión del sueño. Consideramos más intensa la resistencia cuanto más
larga y sinuosa es la cadena de asociaciones. También en el olvido de los sueños
registramos esa misma influencia. Harto a menudo ocurre que el paciente, por más
que se empeña, no puede acordarse de uno de sus sueños. Tras eliminar en un
tramo de trabajo analítico cierta dificultad que había perturbado al paciente en su
relación con el análisis, el sueño olvidado vuelve a presentarse de pronto.
Pero, ¿qué es lo que produce resistencia y contra qué? Pues bien; la resistencia es
para nosotros el indicio más seguro de un conflicto. Tiene que haber ahí una fuerza
que quiera expresar algo y otra que no se avenga a permitir esa exteriorización. Es
posible que el sueño manifiesto, sobrevenido después, reúna todas las decisiones
en que se condensó esa lucha entre las dos aspiraciones. Una de las fuerzas acaso
consiguió imponer lo que quería decir; en otro, la instancia contrariante logró borrar
por completo la comunicación intentada o sustituirla por algo que ya no dejaba
traslucir ningún rastro de ella.
42
onírica, no es más que la resistencia de represión {de desalojo} por medio de la
cual aquellas dos instancias se separan una de otra. Saben también que, bajo
determinadas condiciones del conflicto entre ellas surgen otros productos psíquicos,
que, tal como el sueño, son el resultado de compromisos (neurosis).
43
RESISTENCIAS
Resistencia significa oposición. Todas las fuerzas que dentro del paciente se
oponen a los procedimientos y procesos de análisis, es decir, que estorban a la libre
asociación del paciente, que obstaculizan los intentos del paciente de recordar,
lograr y asimilar el insight, que operan contra el YO razonable del paciente y su
deseo de cambiar. La resistencia puede ser consciente, preconsciente o
inconsciente, y puede expresarse por medio de emociones, actitudes, ideas,
impulsos, pensamientos, fantasías o acciones. En función de la neurosis del
paciente, las resistencias tienen una función defensiva. Las resistencias se oponen
a la eficacia de los procedimientos analíticos y defienden el statu quo del paciente.
Resistencia quiere decir todas las fuerzas que dentro del paciente se oponen a los
procedimientos y procesos de la labor analítica. En mayor o menor grado, está
presente desde el principio hasta el fin del tratamiento. Las resistencias defienden
el statu quo de la neurosis del paciente. Se oponen al analista, a la labor analítica y
al YO razonable del paciente. Las resistencias son repeticiones en el análisis de
todas las operaciones defensivas que el paciente ha realizado en su vida pasada.
Aunque algunos aspectos de una resistencia puedan ser conscientes, la parte
esencial la desempeña el YO inconsciente. Al analista toca descubrir la forma en
que resiste el paciente, a qué resiste, y por qué lo hace. La causa inmediata de una
resistencia es siempre la evitación de algún afecto doloroso como la ansiedad,
la culpabilidad o la vergüenza. En definitiva, se descubrirá que lo que la
resistencia quiere evitar es el miedo a un estado traumático.
45
una emoción dolorosa, tratase de asociación libre, un sueño o la intervención del
analista, provocará resistencia en algún grado. Si se sondea lo que está oculto
detrás del afecto doloroso, se descubrirá algún impulso instintivo peligroso y, a fin
de cuentas, algún vínculo con un acontecimiento relativamente traumático de la
historia preverbal y verbal del paciente.
La resistencia y la regresión.
46
Resistencias del ELLO, “viscosidad de la libido”, “compulsión a la repetición”
que le impide cambiar de objetos y que tiende, sobre bases constitucionales,
a fijar la personalidad.
Según los tipos de defensa. Podemos citar todos los tipos de mecanismos
de defensa descritos. La represión entra en la situación analítica cuando el
paciente “olvida” su sueño, su hora de visita, o de su mente se borran
experiencias cruciales o personajes importantes de su pasado, etc.
47
Según la categoría diagnóstica. Ciertas entidades de diagnóstico emplean
ciertos tipos de defensa y que por lo tanto esas resistencias particulares
predominarán durante el curso del análisis. No obstante, las entidades
clínicas que se describen raramente se ven en forma pura; la mayoría de los
pacientes tienen alguna mezcla de patología diferente junto con el
diagnóstico central que les damos. Podemos dar las siguientes resistencias
típicas para la categoría diagnóstica:
48
declararlo así. Nuestra tarea es explorar por qué o cómo se siente para no
querer hablar.
49
relación con la persona del analista son también de los temas más
cuidadosamente evitados al principio del análisis. “Me pregunto si usted es
casado” u “Hoy parece usted cansado y pálido” son manifestaciones veladas
de tales fantasías.
50
contratransferencia. También puede significar que el paciente se está
resistiendo y que el analista todavía no lo ha descubierto conscientemente,
pero su percepción inconsciente lo tiene descontento y aburrido.
51
TRANSFERENCIA (Neurosis de transferencia).
El relato del paciente deja de ser tal para convertirse en una realidad viviente.
52
soportar las diferentes variedades e intensidades de la transferencia, y comprender
poco a poco a sus transferencias.
53
CONTRA-TRANSFERENCIA.
54
que esto le quita la libertad en la medida en que no conozca esos vínculos y acepta
sus repercusiones y sus consecuencias. Muchas veces una persona nos produce
una sensación de incomodidad o de simpatía en forma desigual y aparentemente
inexplicable.
Las primeras entrevistas deben servir entonces no sólo para la exploración del
consultante sino del terapeuta frente a él. Como no existe la neutralidad absoluta
debemos saber por qué es así y cómo podemos utilizar en provecho de la
comprensión y la libertad una preferencia o un sentimiento contrario. Muchos son
los indicios que pueden sugerir la presencia de elementos contratransferenciales
inadecuados o perturbadores. Los principales son:
55
“contraidentificación proyectiva” (Grinberg), concepto éste que tiene puntos de
similitud con lo que Racker denomina “contratransferencia complementaria”, en
la cual el analista se identifica con los objetos internos del paciente.
56
INTERPRETAR.
57
TÉCNICA DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA.
La experiencia analítica.
58
Teorías psicológicas del paciente y el psicoanalista.
Los psicoanalistas también pueden sufrir los efectos de las teorías que aplicamos.
Una teoría clínica puede distorsionar la correspondiente observación y llevarla por
un camino erróneo. El terapeuta servirá de su teoría como simple guía, para
organizar su comprensión de las experiencias reales del paciente y la imagen que
éste tiene de sí mismo.
Abreacción o catarsis.
59
impulsos puede procurar una sensación temporal de alivio subjetivo, pero
eso no es un fin en sí y de hecho se puede convertir en fuente de resistencia.
Sugestión.
Persuasión.
Manipulación.
60
la entonación tienen efectos evocadores que pueden traer reacciones y
recuerdos al análisis y con ello favorecer los procesos analíticos. Lo
importante es tener conciencia de la manipulación o al menos de la
posibilidad de que se haya empleado inadvertidamente.
61
PSICOTERAPIA PSICOANALITICA.
Se pide al paciente que trate dentro de lo posible de dejar venir las cosas y de
decirlas sin importarle la lógica ni el orden; ha de comunicar incluso lo que le parezca
trivial, vergonzoso o descortés, etc. Dejando que las cosas le vengan a la mente, se
produce una regresión al servicio del YO y tienden a salir a la superficie los
derivados del YO inconsciente, el ELLO y el SUPER-YO. La tarea del analista
consiste en analizar esos derivados por el paciente.
Aunque el que padece una neurosis llega al tratamiento psicoanalítico por el motivo
consciente de desear un cambio, hay dentro de él fuerzas inconscientes que se
oponen al cambio y defienden la neurosis y el statu quo. Estas fuerzas se oponen a
los procedimientos y procesos de tratamiento y se denominan resistencias. Las
resistencias proceden de las mismas fuerzas del YO que forman parte del conflicto
neurótico. Las resistencias interfieren con el YO razonable y han de ser
analizadas antes de que pueda hacerse ninguna otra buena labor analítica.
Porque sólo puede ser efectivo el insight si el paciente puede tener y mantener un
YO razonable. El YO razonable es también esencial para la construcción y el
mantenimiento de la alianza de trabajo.
La técnica psicoanalítica está directamente apuntada hacia el YO, porque sólo éste
tiene acceso directo al ELLO, al SUPER-YO y al MUNDO EXTERIOR. Nuestro fin
es hacer que el YO renuncie a sus defensas patógenas o que halle otras más
propias. Porque las antiguas maniobras defensivas resultaron insuficientes.
La defensa nueva, diferente, o la ausencia de defensa podrían permitir alguna
efusión de los instintos sin sentimientos de culpa o ansiedad. La descarga del ELLO
reduciría la presión instintual y el YO tendría entonces una posición relativamente
más fuerte. La solución es lograr cambios estructurales en el YO que le
permitirán renunciar a su defensa o hallar una que permita suficiente descarga
instintual. A pesar de su neurosis, el paciente tratable conserva la facultad de
funcionar con eficacia en las esferas relativamente libres de conflicto. Además,
a medida que avanza el tratamiento esperamos que se produzca un incremento
paralelo en el campo de las funciones YOICAS flexibles.
El fin que se persigue en la terapia es permitir que el paciente hable tan abierta y
libremente como pueda, y que se experimente a sí mismo de manera tan plena y
auténtica como sea capaz; que el paciente adopte un papel activo, que alcance una
comprensión activa de los hechos, que ejerza y refuerce activamente su función
analítica y su función de síntesis, y por su intermedio pueda ejercer el debido control
de sí mismo y de los hechos y lograr cada vez más libertad. Todo lo anterior es la
respuesta básica de por qué el terapeuta debe hablar (cuándo, qué y cómo).
Es preciso que sea el paciente quien realice la gran parte de la terapia. Se entiende
que usted le acompaña e interviene cuando sea necesario. No olvidemos que cada
vez que el terapeuta interviene no hace más que orientar el discurso del paciente
en un sentido determinado.
64
Hay una necesidad (tan solo una) que se podrá gratificar en el paciente y en el
terapeuta. La necesidad de comprender y ser comprendido. Esa comprensión no
tiene nada que ver con el tipo de “comprensión” que se reduce, a aprobar, aceptar
o exonerar al otro.
Buena parte de las transacciones por lo común tienen que ver con aspectos no
intelectuales de la conducta. Las transacciones en sí tienen lugar fundamentalmente
en términos verbales y cognitivos. Cuando el paciente se muestre enojado, triste o
alegre, se le alienta a que hable de estos afectos. Así se fomenta a que el paciente
experimente una amplia gama de sentimientos durante la sesión: puede reír o llorar,
sentirse regocijado o desesperanzado, dejarse llevar por la ira, el deseo o lo que
fuera. Pero no debe actuarlos sino verbalizar.
La meta final es adquirir cierto grado de control sobre los afectos. Pero esto
no significa sofocarlos o inhibirlos; en efecto el proceso analítico, muy a menudo,
conduce a una liberación de afectos, una desinhibición o descarga de emociones,
liberadas del yugo cognitivo o del temor inconsciente. Por ejemplo, la mayoría de
las afecciones psicosomáticas se curan con una terapia analítica. Una agresividad
sana (poder defenderse y reclamar sus derechos), pero no la violencia, tiene efectos
positivos sobre la salud mental. El paciente aprende a ser libre, a adquirir una
autonomía relativamente mayor durante las sesiones terapéuticas.
66
PSICOTERAPEUTA PSICOANALÍTICO
67
Cierta cuantía de compasión, cordialidad y respeto por el paciente y sus derechos
es indispensable. La consulta del analista es una sala de tratamiento, no un
laboratorio de investigaciones. Podemos sentir por nuestros pacientes un amor
serio porque todos son, en cierto modo, hijos enfermos y necesitados de ayuda,
cualquiera que sea la máscara que lleven. Nunca mejorarán si no nutrimos sus
potencialidades, salvaguardamos su autoestima y su dignidad, y les evitamos las
privaciones y humillaciones innecesarias.
El terapeuta debe tener una disposición a luchar durante años para alcanzar
objetivos a largo plazo. El soportar bien los estallidos hostiles y humillantes del
paciente sin desquitarse es tan importante como el no dejarse turbar por sus
provocaciones sexuales. Esto no significa que el analista no deba tener
sentimientos y fantasías en respuesta a sus pacientes, no obstante, su cuantía
debe quedar dentro de los límites que le permitan controlar sus reacciones,
de modo que cuando salgan a la luz sean tan sólo lo que el paciente necesita.
El analista debe dejar que los sentimientos de transferencia del paciente lleguen a
su intensidad óptima sin intervenir. Esto requiere la facultad de aguantar tensiones
fatigosas, angustias y depresiones tranquila y pacientemente. Todo ello es posible
sólo si uno ha tenido una profunda experiencia analítica y ha continuado
haciendo algo de autoanálisis.
Para lograr la “regla de abstinencia” sin dejarse desviar por impulsos sádicos o
masoquistas inconscientes, el analista debe ser capaz de modular su agresividad y
su odio. Así como tiene que ser capaz de amar a sus pacientes, también debe ser
capaz de odiarlos, pero dentro de ciertos límites. El infligir dolor, ya sea en forma
de aislamiento, silencio, interpretación o cobro de honorarios deriva del odio.
Es importante que el analista pueda hacer esto sin angustia ni culpa inconsciente y
por el bien terapéutico del paciente.
El analista difiere de todos los otros doctores terapeutas, en que no tiene contacto
físico con el paciente, a pesar del alto grado de intimidad verbal. Se asemeja más a
la madre de la separación corporal que a la madre de la intimidad corporal. El
analista comparte sus conocimientos y descubrimientos con el paciente mucho más
que otros doctores, y esto lo acerca más a la profesión docente. El analista ideal es
una figura maternal de padre o paternal de madre, dualidad existente en lo
relacionado con sus funciones, no como carácter sexual.
68
Los psicoterapeutas somos voyeurs incurables, y en la elección de nuestra
profesión, y por la naturaleza misma de nuestro trabajo, estamos dando rienda
suelta a ese impulso. Pero hay que distinguir lo que es voyeurismo y lo que es
necesidad de conocer y comprender. Y dar rienda suelta a este impulso en nuestro
consultorio nos llevaría a transgredir algunos principios básicos de la psicoterapia
psicoanalítica; por ejemplo, a tratar de sondear al paciente en relación con detalles
íntimos. Sin embargo, a veces, ciertos detalles íntimos deben indagarse con tacto
si sus conocimientos son indispensables para comprender una situación dada.
La destreza del analista se debe a procesos psicológicos que forman parte también
de su personalidad y su carácter. Estos son los requisitos o destrezas que debe
poseer el psicoanalista:
Entender lo inconsciente.
El talento más importante que debe tener el analista es la facultad de traducir los
pensamientos, sentimientos, fantasías, impulsos y modos de proceder conscientes
del paciente a sus antecedentes inconscientes. Tiene que ser capaz de advertir
lo que está detrás de los diversos temas que toca el paciente en la sesión
analítica. Para determinar si nuestras asociaciones parecen concordar con la
situación del paciente, tenemos que pasar de participante a observador, de empatía
a introspección, de la deducción a la intuición, de la participación a la distancia. La
Empatía significa compartir, sentir lo que siente otro ser humano. Uno participa de
la índole, no de la cuantía de los sentimientos. Su motivo en terapia analítica es
llegar a entender y comprender al paciente.
69
La comunicación con el paciente.
El analista debe decidir, qué es lo que le dirá al paciente, cuándo se lo dirá, y cómo.
Tiene que decidir también si no sería mejor esperar a que haya más datos, o quizá
a que el mismo paciente llegue a esa interpretación. El vocabulario del analista tiene
que estar destinado al YO razonable del paciente. Pero, la energía y la entonación
empleadas son a menudo más importantes que las palabras escogidas. El tono y
la entonación comunican los sentimientos preverbales y no verbales, y con
frecuencia las actitudes inconscientes del analista. El tono facilita o dificulta el
contacto y es por ello muy importante para el equilibrio confianza-desconfianza en
la relación entre paciente y analista.
Hay dos requisitos básicos que el analista debe cumplir para favorecer la aparición
de la neurosis de transferencia en el paciente: frustrar consecuentemente el ansia
de satisfacción y tranquilización neuróticas del paciente, y mantenerse
además en un anonimato relativo. Pero si el analista permanece incógnito y priva
además constantemente de satisfacciones al paciente, ¿cómo va inducirlo a
cooperar con él en la alianza de trabajo? El analista no tiene que permitir que las
privaciones y frustraciones de la situación analítica superen a la capacidad que el
paciente tenga de resistirlas.
Motivaciones.
70
PROCESO TERAPÉUTICO.
Entrevistas y evaluación.
Hay que tomar nota mentalmente de toda actitud del paciente, desde su llamada,
su estado en la sala de espera, su entrada en el consultorio, su saludo y su manera
de tomar asiento. Desde el momento aun de antes de iniciación oficial de la
psicoterapia, todas y cada una de las transacciones producidas pueden tener
implicaciones significativas para su futuro desarrollo. El modo más natural de abrir
la conversación es dilucidar por qué, y de qué manera, ha decidido acudir a su
consultorio.
En caso de que no sepamos nada sobre un paciente, sino que desea iniciar una
terapia, se le pregunta al menos los motivos que lo impulsan a comenzar el
tratamiento y su concepción de lo que este significa, antes de anunciar la consigna
básica. En la mayoría de los casos, el paciente comenta sus problemas hasta querer
llenar toda la primera sesión, es cuando hay que intervenir antes que se acabe la
sesión para hablar de horarios y de honorarios.
En otros casos, el paciente puede tener mucha dificultad para hablar de sí mismo,
de sus problemas actuales y de su vida pasada, y se queda callado o responde
demasiado corto a unas preguntas iniciales. En este caso, hay que dejar al lado el
inicio de la terapia analítica, y realizar una entrevista. Se recurrirá a las técnicas de
interrogatorio con el fin de obtener alguna información. En casos de aplicación de
entrevistas, hay que aclarar que la terapia propiamente dicha recién se iniciará una
vez concluida la serie de entrevistas, y que entonces adoptará una técnica diferente
a la de las entrevistas.
Determinar el encuadre.
honorarios,
horarios,
enfoque de la psicoterapia,
las sesiones de terapia a la semana,
cuanto puede durar su terapia,
el carácter confidencial del tratamiento,
informarle que no lo evaluará o juzgará en forma alguna,
cuando ha finalizado la hora de la sesión,
etc.
No hay que suponer ni por un momento que realmente habrá de creerle cuando se
le dice que no va a juzgar sus acciones ni evaluar sus experiencias: seguirá oyendo
“juicios” de parte suya, necesitándolos y temiéndolos; y este problema suele persistir
durante un tiempo considerable en la terapia analítica. Hay que evitar toda promesa
de “cura” o modificación radical de la personalidad. Podrá asegurar al paciente que
es muy probable que se produzcan cambios muy importantes en su persona, pero
que solo irán produciéndose de manera muy gradual.
Alianza de trabajo.
72
disposición del paciente a realizar los diversos procedimientos del análisis y su
capacidad de trabajar analíticamente con los insights dolorosos y regresivos que
provoca. La alianza se forma entre el YO razonable del paciente y el YO analítico
del analista. El hecho significante que ocurre es una identificación parcial y temporal
del paciente con la actitud y el modo de trabajar del analista que el paciente percibe
directamente en las sesiones analíticas regulares.
Manera de escuchar.
73
pensamientos y emociones, esencialmente, como de su propia producción, porque
el terapeuta continúa siendo, como persona, un extraño para él. Con ese
reconocimiento el paciente adquirirá, con el tiempo, un sentimiento profundo
de su realidad interna, del alcance y riqueza de su persona.
74
TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LAS RESISTENCIAS.
Las fuerzas del paciente que se oponen a los procesos y procedimientos analíticos
pueden descomponerse como sigue:
Las maniobras defensivas inconscientes del YO, que dan los modelos para
las operaciones de resistencia.
El reconocimiento de la resistencia.
Esto puede ser sencillo cuando la resistencia es patente. Es más difícil cuando la
resistencia es más sutil, compleja, vaga o egosintónica (que está en armonía o sintonía con
su YO. Que no le genera a la persona malestar significativo su forma de enfrentarse a una determinada situación
o problema) para el paciente. La observación intelectual del paciente ha de
completarse con la empatía del analista para descubrir esas sutiles resistencias.
75
La confrontación.
La aclaración de la resistencia.
Ya hemos hecho ver al paciente con la confrontación que tiene una resistencia. Por
ejemplo, llegó tarde a la sesión, se quedó callado un tiempo y después dice que
soñó anoche, pero lo olvidó. El terapeuta dice que el paciente parecía querer
escaparse de la terapia.
76
La interpretación de la resistencia.
Para analizar el modo de resistencia, ante todo tenemos que lograr que el paciente
reconozca que determinado tipo de comportamiento es una resistencia. Esto puede
ser sencillo o muy difícil, según sea la actividad egosintónica o ajena al YO. Cuanto
más coherente, adaptativa y feliz parece una actividad al paciente, más difícil será
persuadirle de que esa actividad es una resistencia (como las actitudes que una
sociedad considera como ideal del YO, limpieza, rituales, etc.).
Reconocer la resistencia.
Señalar la resistencia al paciente (confrontación).
Aclarar los motivos y modos de la resistencia.
77
Interpretar la resistencia.
Interpretar el modo de resistencia.
Translaboración o elaboración.
Para analizar las resistencias de las primeras sesiones hay que considerar los
puntos siguientes:
78
alteraciones favorables en las fuerzas resistentes. Nuestro último objetivo es
permitir que el YO se arregle mejor con el ELLO, el SUPER-YÓ y el MUNDO
EXTERIOR. Entonces, las intervenciones del analista deben tender a hacer que el
YO razonable del paciente se las arregle mejor con las antiguas situaciones de
peligro. La elaboración con el YO observador del paciente y la demostración de
cuán poco razonables son las operaciones del YO que siente y experimenta (el YO
inconsciente, irracional que inventó y utiliza los diferentes mecanismos de defensas
patogénicos) posibilitan que el YO razonable ensanche su soberanía.
Para que una interpretación o confrontación sea eficaz tenemos que estar seguros
de que el paciente puede percibir, entender, captar la interpretación o confrontación.
Por eso debemos asegurarnos de que el paciente tiene a su disposición un YO
razonable. Analizamos primero las resistencias, porque ellas se opondrían a la
formación de un YO razonable.
79
TÉCNICA DEL ANÁLISIS DE LAS TRANSFERENCIAS.
80
TÉCNICA DE LA INTERPRETACIÓN.
Hay pacientes que no se atreven a decir “No comprendo” por temor a perturbar a
su propia imagen, está el que dice “No comprendo” como defensa; comprende
perfectamente, pero desea evitar las implicaciones de la interpretación en sí o del
hecho de haberla aceptado. Una inmediata reacción del paciente ante una
interpretación no puede tomarse como criterio de validez o invalidez.
Hacer consciente lo inconsciente entraña cada vez una herida narcisística (dolor) y
una microcrisis de la personalidad que requiere una reorganización. Para poder
hacer frente a estos sufrimientos es muy importante señalar e interpretar, no
solamente las defensas fallidas, sino también las partes sanas y positivas del
paciente; sus adaptaciones exitosas y los esfuerzos que hace para mejorarse
y mejorar su entorno.
La profundidad es también algo relativo, depende del paciente. Por lo tanto, siempre
es preciso tener cierta idea del nivel en que el sujeto funciona, nivel que varía de un
paciente al otro, y de un momento a otro para el mismo paciente.
Cuanto más simple una interpretación, mejor es. Toda buena interpretación se
caracteriza por su simplicidad; enfoca con claridad el tema; explica solo aquello que,
por el momento, resulta necesario, y no va más allá. Va al centro mismo de la
cuestión, y no se enreda en disquisiciones al margen.
Entre las interpretaciones más eficaces se cuentan las más concisas y directas.
Formuladas en el momento oportuno, interpretaciones como las siguientes pueden
ejercer un efecto considerable, permitiendo al paciente descargar emociones
bloqueadas y brindar nuevas comprensiones.
Toda interpretación entraña una crítica. Las críticas constructivas pueden también
provocar heridas, aunque su objetivo sea la simple clarificación. Conocer las propias
verdades es doloroso. El tratamiento psicoanalítico implica cierta capacidad de
aguantar estos tipos de dolores, con el fin de sufrir menos y vivir mejor
posteriormente.
83
84
RESUMEN ESQUEMÁTICO 1
CONTENIDO TEMÁTICO
MARCO TEÓRICO
El YO y los mecanismos de defensa. Sujeto aprende métodos que permiten descargar sus impulsos y
adaptarse a la realidad, reduciendo ansiedad ante situación frustradora o conflictiva. “Mecanismos de
defensa”, luchas del YO contra las ideas y los afectos penosos o indeseables, los cuales pueden conducir a
las NEURÓSIS.
Frustraciones obstaculizan satisfacción del principio del placer. Impedimentos pueden ser exteriores o
interiores; pero conflicto es INTRAPSÍQUICO.
CATEXIAS (Fuerzas libidinosas impulsoras que residen en el ELLO) y,
ANTI o CONTRACATEXIAS (Fuerzas que controlan las fuerzas impulsoras libidinosas, las cuales residen
en el YO y el SUPER-YÓ) del ELLO o el YO o entre las del ELLO y el SUPER-YÓ. El YO intenta alguna
solución práctica ante una frustración o un conflicto superándolo, evitando que se produzca o bien
apartándose del mismo; pero si a pesar de intentarlo el YO no consigue su finalidad puede utilizar una serie
de mecanismos de defensa que, aunque no resuelven concretamente la situación frustradora o conflictiva,
al menos atenúan el sufrimiento que se derivan del exterior o interior del sujeto.
Los mecanismos de defensa son:
Represión. Es automática e inconsciente.
Mediante la represión se olvidan aquellas ideas, pulsiones o acontecimientos que pueden engendrar
ansiedad u otras clases de sufrimiento psíquico.
La represión se parece al proceso normal de olvidar, pero se diferencia de éste porque se puede recobrar
la memoria perdida temporalmente tan pronto como se reduce o elimina la ansiedad conectada con ella y
porque, más que olvidar, lo que sucede es que el YO ejerciendo una anticatexia, sumerge en lo inconsciente
aquello que resulta penoso o punible.
Desplazamiento. Cuando el YO queda bloqueado y no puede hacer una catexia sobre el sujeto hacia el
cual va dirigida, se desplaza esta energía sobre todo objeto sustitutivo. Un niño celoso de su nuevo hermanito
que acapara el afecto de sus padres y familiares, siente deseos de agresión; el niño hace gestos de amenaza
dirigidos al pequeño y entonces la familia interviene riñéndole y bloqueándole. El niño busca entonces un
objeto sustitutivo y sobre él desplaza su agresividad; más tarde los padres ven que está destrozando un
muñeco.
Cuando los desplazamientos se dirigen hacia un objeto cultural decimos que hay una sublimación. Su
dinámica es la misma que la del desplazamiento y lo único que varía es el objeto. Una mujer con su
maternidad frustrada puede sublimar sus pulsiones maternales dirigiendo éstas hacia otros niños a través
de profesiones tales como educadora, puericultora u otras similares.
Fijación. Se produce porque hay una intensa gratificación de una determinada conducta y el nuevo tipo de
conducta es, menos gratificador. Protege al individuo de la ansiedad que puede producirle el avance hacia
un nuevo estadio de desarrollo. Un niño puede rechazar otra forma de alimentación que no sea el biberón
porque está acostumbrado a esta forma de alimentarse y le resulta más agradable y cómoda que otras
modalidades nutritivas propias de su edad. Una persona con fuertes fijaciones orales puede tender a
mantener siempre unas relaciones de pasividad o dependencia de los demás tal y como es típico en esta
fase del desarrollo.
Regresión. Implica una vuelta a anteriores períodos del desarrollo como consecuencia de experiencias
traumáticas. La regresión exige que previamente se haya producido una fijación. La persona tiende a
regresar al estadio en el cual previamente ha experimentado fijaciones más intensas. El YO es tanto más
maduro cuanto más se desprende de las formas más primitivas de comportamiento consiguiendo a la vez
satisfacer sus pulsiones en forma aceptable por el SUPER-YÓ y por la sociedad; si no se consigue esto,
pueden aparecer fijaciones y si estás tampoco resuelven la situación pueden sobrevenir regresiones a
períodos infantiles del comportamiento. Freud ha considerado que los trastornos psicopatológicos se debían
a mecanismos de fijación y regresión. Las neurosis son fijaciones o regresiones a los períodos fálico y anal,
mientras que las psicosis son regresiones profundas a la fase oral e incluso dentro de ésta a sus más
primitivas manifestaciones.
85
Proyección. Una persona puede exteriorizar un impulso que le produce ansiedad dirigiéndolo a algo o a
alguien y atribuir al objeto o a la persona este impulso. Un hombre siente ansiedad ante sus pulsiones
sexuales o agresivas y las atribuye a otras personas, lamentándose de que estás sean tan indecentes o tan
hostiles. El YO maneja siempre con más facilidad la ansiedad objetiva o los peligros externos que la ansiedad
moral o neurótica. En el nivel patológico hay un trastorno en el que intervienen mecanismos de proyección
y que se denomina paranoia. El paranoico no comprueba la veracidad de sus inferencias y falsos
razonamientos y proyecta sobre los demás sus propios contenidos internos, adquiriendo la convicción de
que su esposa le es infiel, le persiguen o perjudican, etc. El mecanismo de defensa puede estar tan arraigado
que no hay posibilidad de hacerle ver su error mediante argumentos y razonamientos. Se dice entonces que
el sujeto delira.
Formación reactiva. Impulsos que producen ansiedad se expresan en la conciencia por lo que sea opuesto
a ellos. El individuo se afirma entonces mediante sentimientos de signo positivo, reduciendo la ansiedad
generada por sus impulsos auténticos. Es el caso de la mujer que siente impulsos de odio hacia su madre
política, pero que se muestra extremadamente solícita y atenta con ella; reconocer que la odia puede
desencadenar en ella ansiedad, que intenta reducir mostrándose afectuosa. Por este mecanismo los
impulsos sexuales más primitivos pueden llegar a convertirse en actitudes muy "virtuosas".
Identificación e introyección. Identificación deseo que nuestro YO sea como el de otras personas y la
introyección como la tendencia a incorporar al YO las cualidades de estas personas. Estos mecanismos son
los responsables de que el niño asimile las normas y actitudes de sus padres y de su grupo social y se
comporte de acuerdo con ellas. Primeras identificaciones que hace el niño son con uno de los padres,
introyectando sus formas de conducta y sus medios de reducir la ansiedad en las situaciones de conflicto.
Racionalización o intelectualización. Mecanismo por el cual el YO, inconscientemente, escoge entre las
varias causas coexistentes, aquellas que, por ser más aceptables, más defendibles o más razonables,
actúan reduciendo la ansiedad que se derive de una determinada conducta. La racionalización implica por
parte del sujeto la convicción de que los motivos que manifiesta son realmente válidos y en esto
precisamente se distingue de la tendencia deliberada a engañarse a uno mismo o a los demás.
Fantasía y negación de la realidad. Algunas veces es posible gratificar al menos en parte, un motivo
frustrado, recurriendo el YO a satisfacerlo en la fantasía. En contraste con el pensamiento lógico, que es
realista, el pensamiento fantaseador es irreal y mediante él incluso metas difíciles de conseguir pueden
parecer alcanzables; sin embargo, la fantasía nunca puede aliviar completamente la ansiedad resultante de
las necesidades frustradas, logrando todo lo más atenuarlas y condicionando al individuo a posponer la
resolución de la situación.
Conversión. Existen síntomas físicos que no obedecen a lesiones orgánicas y que se desencadenan por
causas psíquicas. El mecanismo de conversión es frecuente en las neurosis de guerra y en las neurosis
histéricas. Para que se ponga en marcha es preciso que el YO se encuentre ante una situación exterior
conflictiva muy aguda y que la intensa ansiedad desencadenada se reprima. La aparición de unos u otros
síntomas depende de la índole del conflicto y de la previa historia condicionante del individuo: puede
producirse un desvanecimiento, una crisis convulsiva e incluso perturbaciones sensoriales o motoras.
Compensación. Mecanismo de defensa mediante el cual el individuo sustituye una actividad por otra en un
intento de satisfacer algún motivo frustrado. La compensación implica un fallo o pérdida de la autoestimación
en la actividad que se compensa. Todo individuo tiende a ocupar situaciones de superioridad, pero a veces
nuestras aspiraciones pueden ir más allá de lo que alcanzamos y a consecuencia de ello sentimos frustrados
y experimentar un complejo de inferioridad. Un complejo de inferioridad, puede compensarse.
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La manera como se satisfacen o se frustran las necesidades determina la formación de rasgos específicos
que moldean la personalidad en formas singulares.
Estos rasgos son engendrados por la interacción de las prácticas de crianza de los niños y la estructura
constitucional del niño.
Los tipos de carácter oral experimentan trastornos en el recibir y el tomar.
Rasgos orales. Ninguno de los dos extremos propicia un funcionamiento óptimo, constituyen una tendencia
patológica persistente, un factor que entorpece el desarrollo y el funcionamiento. Una posición intermedia
en el continuo, que incorpore algunos elementos de los dos extremos en forma moderada, promueve un
funcionamiento normal.
Son presentados en forma bipolar:
Fijación Indulgencia - Fijación Frustración
Optimismo Pesimismo
Credulidad Desconfianza
Manipulatividad Pasividad
Admiración Envidia
Engreimiento Autodesprecio
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Orden Desorden
Puntualidad Estricta Informalidad
Meticulosidad Desaseo
Precisión Vaguedad
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Alegría Tristeza
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RESUMEN ESQUEMÁTICO 2
CONTENIDO TEMÁTICO
MARCO TEÓRICO
El YO y los mecanismos de defensa. Sujeto aprende métodos que permiten descargar sus impulsos y
adaptarse a la realidad, reduciendo ansiedad ante situación frustradora o conflictiva. Conduce a NEURÓSIS
(intrapsíquico: Catexias y Contracatexias).
Los mecanismos de defensa son:
Represión. Es un olvido de ideas, pulsiones o acontecimientos que engendran ansiedad u otras clases de
sufrimiento psíquico. Se parece al proceso normal de olvidar, pero se diferencian porque puede recobrar la
memoria perdida temporalmente tan pronto como se reduce o elimina la ansiedad conectada con ella.
Desplazamiento. Cuando el YO queda bloqueado y no puede hacer una catexia sobre el sujeto hacia el
cual va dirigida, se desplaza esta energía sobre otro objeto sustitutivo. Cuando desplazamientos se dirigen
hacia un objeto cultural decimos que hay una sublimación.
Fijación. Se produce porque hay una intensa gratificación de una determinada conducta y el nuevo tipo de
conducta es, menos gratificador. Protege al individuo de la ansiedad que puede producirle el avance hacia
un nuevo estadio de desarrollo.
Regresión. Implica una vuelta a anteriores períodos infantiles del desarrollo como consecuencia de
experiencias traumáticas. La regresión exige que previamente se haya producido una fijación. Trastornos
psicopatológicos se deben a mecanismos de fijación y regresión. Las neurosis son fijaciones o regresiones
a los períodos fálico y anal y las psicosis son regresiones profundas a la fase oral e incluso dentro de ésta a
sus más primitivas manifestaciones.
Proyección. Exteriorizar impulso que produce ansiedad dirigiéndolo a algo o a alguien y atribuir al objeto o
a la persona este impulso. Nivel patológico paranoia. Paranoico no comprueba veracidad de sus inferencias
y falsos razonamientos y proyecta sobre los demás sus propios contenidos internos, adquiriendo la
convicción de que su esposa le es infiel, le persiguen o perjudican, etc. Esta tan arraigado que no hay
posibilidad de hacerle ver su error mediante argumentos y razonamientos, entonces sujeto delira.
Formación reactiva. Impulsos que producen ansiedad se expresan en la conciencia por lo que sea opuesto
a ellos. Individuo se afirma entonces mediante sentimientos de signo positivo, reduciendo la ansiedad
generada por sus impulsos auténticos. Mujer que siente impulsos de odio hacia su madre política, pero que
se muestra extremadamente solícita y atenta con ella; reconocer que la odia puede desencadenar en ella
ansiedad, que intenta reducir mostrándose afectuosa.
Identificación e introyección. Identificación deseo que nuestro YO sea como el de otras personas y la
introyección como la tendencia a incorporar al YO las cualidades de estas personas. Son responsables de
que el niño asimile normas y actitudes de sus padres y de su grupo social y se comporte de acuerdo con
ellas.
Racionalización o intelectualización. Mecanismo por el cual el YO, inconscientemente, escoge entre las
varias causas coexistentes, aquellas que, por ser más aceptables, más defendibles o más razonables,
actúan reduciendo la ansiedad que se derive de una determinada conducta.
Fantasía y negación de la realidad. Algunas veces es posible gratificar al menos en parte, un motivo
frustrado, recurriendo el YO a satisfacerlo en la fantasía. En contraste con el pensamiento lógico, que es
realista, el pensamiento fantaseador es irreal y mediante él incluso metas difíciles de conseguir pueden
parecer alcanzables.
Conversión. Existen síntomas físicos que no obedecen a lesiones orgánicas y que se desencadenan por
causas psíquicas. El mecanismo de conversión es frecuente en las neurosis de guerra y en las neurosis
histéricas.
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Compensación. Individuo sustituye una actividad por otra en un intento de satisfacer algún motivo frustrado.
Implica un fallo o pérdida de autoestimación en actividad que se compensa. Experimenta complejo de
inferioridad, puede compensarse.
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Niño se da cuenta de diferencias entre hombres y mujeres (niños y niñas se visten en formas diferentes); su
inquietud se incrementa cuando notan diferencias órganos sexuales y anatómicas (niños vs niñas).
Origen estimulación niño pene y niña clítoris y no los órganos sexuales completos.
Estimulación es autoerótica, individuo participa solo.
Complejo de Edipo. Se refiere a la atracción sexual que el niño pretende desarrollar por su madre. Niño ve
a su padre como un rival en el afecto de su madre.
Existen actitudes mezcladas o ambivalentes hacia el padre, quien por un lado es temido porque puede
remover el órgano ofensor (castración), y por otro lado es respetado y venerado como modelo de hombría,
superior al niño.
Si desarrollo es normal, niño renuncia a los deseos amorosos respecto a su madre y en cambio se esfuerza
en asumir el papel masculino imitando a su padre. El afecto del hijo hacia la madre pierde su aspecto sexual.
Al aceptar la masculinidad del padre SUPER-YÓ del niño experimenta su desarrollo final y adopta un ideal
del YO positivo.
Si niño rechaza su papel masculino, puede tener dificultades para relacionarse con mujeres de su edad,
sintiéndose a gusto solamente con las maYOres. Puede sobrevalorar su habilidad sexual y asumir una
actitud arrogante y egoísta en sus relaciones con mujeres de cualquier edad.
Complejo de Electra. Niña toma a su padre como objeto sexual y ve a su madre como una rival.
Intereses y sentimientos sexuales de niña son rudimentarios, por lo que no tienen la intensidad ni dirección
del amor físico y emocional que caracteriza el impulso sexual de un adulto.
Si niña descubre que no tiene pene, la relación con su madre es más complicada, debido a que la culpa de
la pérdida. Al mismo tiempo, ama a su madre y se produce un conflicto que, a diferencia del complejo de
Edipo en el niño, nunca se resuelve completamente.
Esta condición tiene efectos profundos en la vida emocional de la mujer y en el desarrollo de su SUPER-YÓ
El rasgo patológico principal es la "envidia del pene", minimizando el papel femenino y sobrevalorando el
masculino.
Conflictos de la etapa fálica provocan trastornos funciones sexuales femeninas (frigidez y dismenorrea).
Rasgos de la etapa fálica. Círculo de contactos del niño se amplía para incluir gente significativa ajena a
la familia: compañeros de juego, profesores, etc. Niño debe aprender a tomar su lugar entre los demás niños,
ceder a veces a las demandas de otros y hacer valer sus propias peticiones cuando alguien amenaza violar
sus derechos. Hay una dimensión de narcisismo contra compromiso con los objetos: el grado en que se
invierten el interés y la energía en sí mismo o en otras personas y cosas.
Son presentados en forma bipolar:
Fijación Indulgencia - Fijación Frustración
Vanidad Odio a sí mismo
Orgullo Humildad
Arrojo ciego Timidez
Insolencia Vergüenza
Gregarismo Aislacionismo
Elegancia Sencillez
Coquetería Evitación de la heterosexualidad
Castidad Promiscuidad
Alegría Tristeza
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ETAPA GENITAL. (12 años a edad adulta).
Comienza con la pubertad y constituye el último periodo significativo del desarrollo de la personalidad.
Sexualidad alcanza su madurez y se vuelve heterosexual.
Con maduración de instintos sexuales, órganos genitales se vuelven origen principal de las tensiones y los
placeres sexuales, y los otros órganos se subordinan.
Genitalidad, en sentido estrecho, incluye potencia sexual y orgasmo.
Diversos trastornos del funcionamiento sexual acompañan las perturbaciones psicológicas.
Intereses sexuales se incrementan en vigor e intensidad y se centran en miembros del sexo opuesto; surgen
nuevos problemas, como resultado directo del papel cada vez maYOr del sexo.
Adolescente encuentra la desaprobación social y las prohibiciones de su propia conciencia en conflicto con
sus intensos deseos heterosexuales.
Etapa genital no promueve nuevos rasgos, sino integración completa y utilización de rasgos previos;
habilidad para trabajar y amar se define y centra en gran medida.
Si persona se desarrolla satisfactoriamente en etapa genital, los rasgos adquiridos en las etapas previas
deben estar presentes en la forma y proporción apropiadas.
Madurez combinación armónica y balanceada de todos los rasgos pregenitales desarrollados de manera
apropiada.
Genitalidad, en sentido amplio, es más que la potencia sexual. Para el hombre, significa competencia y
dominio en una amplia gama de actividades profesionales, recreativas y sociales. Se necesitan muchas
habilidades y rasgos para la potencia.
Genitalidad en la mujer incluye más que la potencia orgásmica; debe ser capaz de apoyarse en sus dos pies
de interés en los hombres y de capacidad en ciertos atributos femeninos como emotividad, interés maternal
y creatividad.
Conforme aumenta el número de rasgos, hay una integración de lo nuevo y lo viejo. Las dificultades en una
etapa predisponen al individuo a tener problemas aún maYOres en las etapas subsiguientes.
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