La Novela Bizantina

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Julia Barella Vigal y Ana E.

Soto Conesa – La novela bizantina

La novela bizantina

ISBN - 84-9822-183-8

Julia Barella y Ana. E Soto


asotoconesa@yahoo.es

THESAURUS: La prosa de ficción en los Siglos de Oro. La novela griega de


aventuras. Heliodoro. La novela bizantina. Clareo y Florisea, La Selva de aventuras. El
Peregrino en su patria, Los amantes peregrinos Angelia y Lucerinque, Eustorgio y
Clorilene, Historia moscovita, El león prodigioso y El Criticón.

ESQUEMA DEL ARTÍCULO:

1. Acercamiento al género bizantino


1.1 Orígenes clásicos: La historia etiópica de Teágenes y Cariclea de Heliodoro y
Los amores de Leucipe y Clitofonte de Aquiles Tacio
1.2. La relación con otros géneros novelescos
2. Características del género
2.1. Los temas y el argumento
2.2. Técnicas narrativas
2.3. El viaje y la peregrinación.
3. La novela bizantina en el Renacimiento
3.1. Nacimiento del género y precedentes
3.2. Mimesis de la novela griega. Obras principales
4. La novela bizantina en el Barroco
4.1. La Contrarreforma y la novela bizantina
4.2. Estilización y alegoría

OTROS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON EL TEMA EN LICEUS: Libros de


aventura bizantina. Novela corta y novela cortesana. Cervantes y los géneros
narrativos áureos. Lope de Vega, novelista. Baltasar Gracián.

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1. Acercamiento al género bizantino

1.1. Orígenes clásicos

La novela bizantina florece a lo largo de los siglos XVI y XVII después del
redescubrimiento de las novelas de Heliodoro y Aquiles Tacio. Como señala González
Rovira [1996:19] en el siglo XV apenas se conocían, sólo tenemos noticia de la
traducción de algunos fragmentos de la novela de Heliodoro en las Misceláneas de
Poliziano en 1498.
No será hasta el siglo siguiente, con el descubrimiento de otro manuscrito
durante el saco de Budapest, cuando la figura de Heliodoro tome una posición
destacada y empiecen a brotar por Europa diversas traducciones, adaptaciones
teatrales, versiones bilingües y representaciones pictóricas de algunos de sus motivos.
Los humanistas valoraron muy positivamente estas novelas griegas, se
ajustaban al criterio de verosimilitud, dotaban de prestigio al nuevo género de la
narrativa y respetaban los valores morales, la castidad, la valentía, la nobleza, el
honor...
La acción de la novela de Heliodoro comienza con el típico inicio in medias
res que refuerza la suspensión de la trama y atrapa al lector: unos bandidos
descubren entre los restos de un banquete a una dama llorando junto al cuerpo
herido de su amante. Este inicio nos remite a la historia de los dos amantes,
Teágenes y Clariclea, su historia contrastará a lo largo de la novela con otras que
ejemplifican amores adúlteros e incestuosos.
El marco de la peregrinación de los dos personajes se extiende desde Egipto
a Etiopía, camino en el que no faltarán las tormentas, naufragios y cautiverios en
manos de bandidos y corsarios.
Especial relevancia adquieren en la novela de Heliodoro los elementos
mágicos y premonitorios, como los sueños, las pequeñas pruebas como anillos y
collares reales o las cartas, que unidos a diversos enigmas que refuerzan la tensión,
revelarán finalmente la propia identidad de Clariclea.
De la novela de Heliodoro tenemos varias adaptaciones en España, entre las
que cabe destacar la traducción del texto griego en 1548 de la mano del humanista
Francisco de Vergara, la traducción de Fernando de Mena, elogiada por el mismo
Quevedo, la versión en quintillas de Agustín Collado, la adaptación teatral de Pérez
Montalbán y la versión de Fernando Manuel Castillejo La nueva Cariclea (1722) .

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En la novela de Tacio, al igual que en la de Heliodoro, la narración se abre


con el inicio in medias res: un personaje llega a la costa de Sidón y se encuentra con
la protagonista, que será directamente la encargada de relatarnos su historia.
El marco geográfico sobre el que se desplazan los dos amantes comprende
desde Fenicia a Egipto, pasando por Asia Menor. En tan extenso trayecto no faltarán
los naufragios, raptos en manos de piratas y elementos premonitorios, sueños,
oráculos y signos de diversa índole que restituirán el orden social y moral, facilitando
el esperado final feliz.
De la obra de Aquiles Tacio contamos con algunas versiones en España
como son: la traducción de los cuatro últimos libros de la obra de Reinoso, la versión
perdida de Quevedo en el Anacreonte castellano y la traducción de Diego de Agreda
y Vargas.

1.2. En relación con otros géneros novelescos

Tanto los libros sentimentales como los libros de caballerías lograron atraer la
atención del lector de la época a pesar de las duras críticas de los erasmistas,
humanistas y de la propia Iglesia por su falta de verosimilitud y por el mal ejemplo que
ofrecían a los lectores. Sin embargo, no por ello dejaron de ser éxitos comerciales,
buena muestra de ello son las numerosas reimpresiones y toda la saga de amadises,
palmerines y adaptaciones a lo divino con las que contamos.
Como señala Teijeiro Fuentes [1987: 20], los relatos bizantinos lograron aunar,
por un lado, el esquema argumental amoroso de la novela sentimental del siglo XV y,
por otro, las aventuras dentro de un paisaje exótico, de seres fantásticos, de justas y
torneos que se narraban en las novelas de caballerías. Se consiguió conciliar ambos
esquemas y establecer un equilibrio, consiguiendo la aprobación de la corriente
erasmista por su verosimilitud y de los preceptistas por su didactismo y orígenes
clásicos.
El escenario exótico de ínsulas imaginarias en que se desarrollaban las
aventuras narradas en los libros de caballerías es acogido por el género bizantino; el
descubrimiento del Nuevo Mundo, el enfrentarse a lugares desconocidos que
despiertan la sensación de aventura y peregrinaje se adaptaba al gusto del lector de la
época. Ahora bien, el hilo conductor de las aventuras narradas vendrá forjado por la
Divina Providencia y no por el azar; y los lugares donde se desencadene la acción, ya
sean lugares lejanos o próximos, serán reconocidos por el lector. Además, no hay que
olvidar, que el receptor mayoritario de estas novelas es el público femenino, a quien
concretamente Núñez de Reinoso, por ejemplo, dirige su obra. De ahí que frente a las

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novelas de caballerías, la figura femenina deje de ser el simple trofeo de un torneo o


de una justa entre caballeros andantes, para pasar a ejercer una función activa junto al
héroe acompañándole en muchas de sus aventuras.
El dinamismo de los libros de caballerías está también presente en los relatos o
novelas bizantinas y éste dista mucho del quietismo de la novela sentimental y de los
libros de pastores. A medida que los libros de caballerías iban siendo denostados por
humanistas y preceptistas, los libros bizantinos comenzaron a ser una alternativa. Para
comprender el género bizantino hay que tener en cuenta su grado de síntesis y de
compendio de distintas estructuras narrativas y la forma en la que consiguió adaptarse
a los gustos del lector y de aquellos moralistas poco proclives a cualquier tipo de
novela.

2. Características del género

2.1. Los temas y el argumento

El amor de raíces platónicas (León Hebreo y Marsilio Ficcino) constituirá el


tema principal de la novela bizantina. La contemplación del amor de una forma
idealizada funcionará en esta novela como un prisma de varias caras, a partir del
cual veremos un extenso catálogo de motivos y tópicos que suelen coincidir en todas
las novelas de este género.
Una pareja de amantes, bellos y nobles no sólo por fuera sino también por
dentro, inician un viaje. A partir de esta situación inicial, las continuas dificultades que
los amantes afrontan para conservar intacta la pureza de ese amor verdadero se
convertirán en el motivo principal de la acción; de ahí que la dama habitualmente se
vea acosada por la intervención de un tercer personaje, que intentará destruir su
compromiso de fidelidad. Para evitarlo, la dama no dudará en recurrir al engaño y
salir así airosa de esa amenaza. Del tema de la castidad surgirán varios motivos
como son el disfraz o la falsa muerte.
Otro tema central, del que surgen distintos motivos, es el tema del azar: un
determinado elemento truncará la peregrinación de los personajes, bien puede ser
una tormenta o un secuestro. Una vez superados los impedimentos, se producirá el
reencuentro (la anagnórisis), por una premonición, unos signos mágicos o,
simplemente, debido a un golpe de azar.
Tras este breve resumen de temas y motivos de la novela bizantina, los temas
centrales son los siguientes:

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2.1.1. Obstáculos amorosos

Junto al casto y puro amor de los dos protagonistas, suelen aparecer


personajes degradados, víctimas de sus deseos y apetencias sexuales, que
ejemplifican la antítesis del “buen amor” que se profesan los amantes. La intromisión
de estos terceros hace peligrar el compromiso de fidelidad y de castidad de los
protagonistas, y son el primer ejemplo de obstáculos que dificultan el desarrollo del
amor puro. La dama en muchos casos se verá acosada, seducida o engañada por
alguno de sus pretendientes.
Otro obstáculo entre el amor de los personajes suele ser la negativa paterna.
Habitualmente, el padre de la dama rechaza a su pretendiente por distintos motivos,
en general por la desigualdad social. La dama en esta circunstancia se sentirá
presionada y dividida entre la obediencia que debe a sus progenitores y sus
verdaderos deseos, de ahí que el viaje emprendido por el galán tenga como objetivo
último un ascenso en el orden social para obtener la voluntad de los padres de su
amada.
El rumor, la calumnia o el anuncio de una falsa muerte son otros de los
motivos por los que el amor profesado entre los dos jóvenes se puede tambalear.
Durante la separación de ambos, el antagonista puede informar de la muerte de la
dama o de un engaño, o bien puede intentar turbar a la dama con mentiras para
conseguir que sucumba a sus deseos sexuales.

2.1.3. Mentiras y disfraces

La mentira, el disfraz y los engaños constituyen la estrategia utilizada por los


protagonistas para alcanzar sus fines. No se considera como ejemplo de conducta
negativa, sino la única vía para superar las adversidades que se les presentan a lo
largo del viaje. De este modo, se pueden destacar varios motivos por los que los
protagonistas se ven obligados a recurrir a la falsa identidad. La dama puede
aparecer disfrazada de varón o de pastora, se verá obligada a disfrazarse de varón
para emprender el viaje en solitario y evitar de este modo ver amenazada su
virginidad. Estos mismos disfraces (de pastor o de campesina) le servirán para evitar
que se desvele su nobleza y belleza, y con ello una posible violación, secuestro o
robo. En algunos casos, los amantes pueden simular ser parientes, primos o
hermanos para pasar desapercibidos ante otros personajes con los que se
encuentran en su viaje.

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Finalmente, la falsa muerte constituye uno de los tópicos repetidos en este


género, que puede ser utilizada por la dama para evitar un algún peligro, despistar al
agresor o bien por el antagonista para conseguir sus propósitos.

2.1.4. El azar

Los golpes de azar conforman una de las constantes que va unida al motivo
central de la novela bizantina, el viaje. El mar, simboliza la idea de la inestabilidad de
la vida del hombre y los obstáculos fortuitos con los que se topa a lo largo de su
existencia y que debe ir superando. El naufragio debido a una tormenta o el
secuestro serán motivos repetidos incesantemente en la novela bizantina, un golpe
de azar, una circunstancia climatológica puede provocar la separación de los dos
amantes o su repentino encuentro. La dama puede resultar secuestrada por piratas y
sufrir cautiverio en algún lugar exótico y desconocido, o bien ambos amantes pueden
terminar en una ínsula extraña, donde los protagonistas se ven asediados por
caníbales o tribus de indígenas con peligrosas costumbres, viéndose objeto de
diversos ritos o sacrificios de los cuales lograrán escapar.
La intervención de un misterioso ermitaño, los oráculos o la disposición de las
estrellas sirven para reavivar la esperanza de un posible encuentro entre los
amantes, o para informarles de la realidad o falsedad de los rumores o mentiras
divulgadas por sus adversarios. La esperanza hará que los amantes se mantengan
fieles a su promesa y se produzca el feliz reencuentro que les conducirá al
matrimonio.

2.1.5. Castidad y matrimonio

El objetivo del viaje en la novela bizantina consiste en mostrar la fortaleza del


amor de los dos amantes. En numerosas ocasiones, como se ha señalado en
apartados anteriores, la dama se verá asediada por uno o varios antagonistas, que
intentarán por todos los medios deshonrarla. La protagonista, convencida de su amor
y guiada por sólidos principios, ideará todo tipo de estratagemas para dilatar ese
asedio y esquivar la amenaza constante. De ahí surge el tópico de la falsa promesa o
el aplazamiento que, además de dilatar el peligro a lo largo de todo el relato,
reforzará el suspense y la admiración del lector. La dama en cualquier caso, preferirá
la muerte antes de romper su juramente y verse deshonrada.
El matrimonio es el fin último de la peregrinación de los amantes, a lo largo
del camino han ido purificándose y preparándose para obtener el premio del

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matrimonio. La situación inicial ha sido superada y la pareja alcanza un equilibrio y


una armonía que se hace extensible a la familia y la sociedad. Las novelas acabarán
simbólicamente en el Templo Sagrado, en el Vaticano, a los pies de Roma.

2.2. Técnicas narrativas

Las técnicas narrativas utilizadas en la novela bizantina derivan directamente


de la praxis narrativa griega, así lo contempla González Rovira [1996:74/80],
estableciendo tres tipos de recursos narrativos: comienzo in medias res, suspensión-
admiración e historias intercaladas; técnicas narrativas básicas que no sólo recogerá
y actualizará la novela bizantina sino que formarán parte también de la estructura de
la novela cortesana del siglo XVII.
Componer en este caso lo que se puede designar como fábula, no es un
simple ejercicio de escritura monótona y lineal, sino que el escritor establece en su
relato una red compleja de distintas estructuras.
A partir del nudo central, el escritor puede manipular la acción introduciendo
historias intercaladas ajenas a la trama central dando saltos cronológicos y
complicando la estructura de la novela hasta extremos hiperbólicos. Elementos todos
ellos que impactan y admiran al lector antes de llegar al deseado final feliz.
El inicio in medias res habitual ya no sólo de este tipo de narrativa sino
también utilizada en otros géneros (piénsese en el caso de la novela pastoril o la
novela cortesana), permite atrapar al lector ante una situación inicial, que el autor
escoge con este propósito. Habitualmente, el escritor selecciona un momento
determinado, que bien sea por la carga dramática del pasaje, bien sea por su
atractivo argumental, logra obnubilar al lector y motivarle a que siga introduciéndose
en la ficción de forma gradual.
Al inicio interrumpido se liga el recurso del suspense, la admiración, como
medio de involucrar y captar al lector. El fin de esta técnica es obtener del lector el
mayor grado de implicación posible a través de la incertidumbre y la sorpresa
continua. Este es el único modo de que el receptor supere todos los bloqueos que le
atan al plano de la realidad, y conseguir así, que se sumerja en el universo
imaginario de la novela.
El proceso de la admiración y del suspense a lo largo del siglo XVII pasará a
formar parte de la mecánica de la novela, no como un medio de captación, de
involucrar al lector en el mundo de la ficción, sino como un elemento ornamental
acorde con los parámetros de la estética del Barroco.

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Una de las técnicas a las que el escritor de la novela bizantina acude de


forma continuada consiste en agregar historias interpoladas que refuercen el
argumento de la historia principal, siguiendo la máxima de la preceptiva aristotélica:
la variedad dentro de la unidad.
La amplificatio es utilizada para un doble fin, por un lado funciona como
elemento ornamental y búsqueda de la variedad, que tanto preocupaba a los
humanistas, y, por otro lado, puede suplir la carencia de algunos de los aspectos
argumentales que no se hayan visto desarrollados o plasmados con suficiente
claridad a lo largo del relato; también refuerza en múltiples ocasiones la verosimilitud.

2.3. El viaje

El viaje, como eje ordenador de la estructura de la novela bizantina, sirve de


puente para introducir un gran catálogo de temas y motivos, recogidos anteriormente.
Principalmente, sirve para introducir en la narración una gran variedad de
aventuras que refuerzan en muchos casos el suspense y la admiración, junto con
impedimentos y pruebas que pueden dilatar y enmarañar el hilo argumental. Las
aventuras reflejan los diversos peligros que acechan a los protagonistas, por ejemplo,
el viaje marítimo interrumpido por la tormenta hace que los amantes se pierdan, en
muchos casos se introduce el motivo del secuestro o del cautiverio, bien por
corsarios ingleses o bien por piratas de diversa procedencia, habitualmente de origen
árabe. La dama se verá acechada ante los deseos lascivos de sus secuestradores y
tendrá que pasar duras pruebas para conservar su castidad. Para evitar el asedio de
sus secuestradores puede incluso hacerse pasar por muerta para lograr la huída. La
pérdida de libertad será una de las duras pruebas a las que se enfrentarán los
protagonistas, y para emprender la fuga es habitual que recurran al disfraz para
pasar desapercibidos ante los ojos de sus captores.
Otro de los motivos que trae consigo el viaje es el tema de la peregrinación.
Es uno de los motivos más recurrentes a lo largo del Barroco, el viaje adquiere en
este sentido un verdadero significado religioso, donde el camino funciona como
alegoría de la vida en la que el hombre afronta un sinfín de obstáculos que son en sí
las tentaciones que lo alejan del camino de salvación.
Atendiendo a estas pautas, en las novelas bizantinas se puede hallar distintas
razones por las que sus protagonistas inician el viaje. Así podemos establecer una
tipología o clasificación de las razones por las que el viaje es introducido como eje
central del argumento en las distintas narraciones [Barella, 1994: 215].

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Una de las razones más habitual es que uno de los protagonistas,


normalmente el varón, sea inculpado por un delito o por la violación una de las
normas morales dentro del contexto social. Este viaje servirá para que el héroe
demuestre su inocencia y pruebe la constancia de su amor por la dama, manteniendo
el compromiso de fidelidad y castidad.
El segundo tipo de viaje puede producirse de forma abrupta e inesperada,
circunstancia en la que los enamorados se ven obligados a separarse y realizar un
sinfín de esfuerzos y ejercicios para mantener el compromiso de fidelidad y castidad.
Este tipo de viaje puede finalizar con un final feliz, siguiendo el modelo de Heliodoro y
de los novellieri o, por el contrario, terminar de forma catastrófica.
El tercer tipo de viaje puede ser emprendido por uno de los protagonistas,
para adquirir éxito y fama, y obtener de este modo el prestigio digno de su amada.
Este puede ser el caso de una de las novelas cortas de Pérez Montalbán Los primos
amantes, el galán aunque virtuoso es pobre lo que le incitará emprender un viaje
rumbo a Sevilla y alcanzar la fama en las Américas; a lo largo de este viaje el galán
tendrá que superar continuas y duras pruebas que al final le harán merecedor de los
favores de su bella y noble prima.
El cuarto tipo de viaje está íntimamente relacionado con la novela morisca y
los libros de cautivos. En este tipo de narraciones, normalmente será la dama la que
sea secuestrada y encuentre su honra y castidad asediadas continuamente. Al final
del viaje, habitualmente la dama consigue mantener su honra y toma la decisión en
muchos de los casos de ingresar en un convento.
El quinto y último tipo de viaje puede ser simplemente una excusa para
describir y contemplar las costumbres y paisajes de lugares exóticos.
El viaje será uno de los motivos que plasmen mejor la evolución del género a
medida que se adentra el siglo XVII, si en un principio primaba el desarrollo del viaje
en un marco geográfico lejano y exótico, a lo largo del Barroco el escenario donde se
producen las distintas hazañas de los personajes centralizarán en un dominio
geográfico que sea reconocido por el lector. Baste destacar el caso del Peregrino en
su patria (1604) de Lope de Vega.
La novela bizantina de los Siglos de Oro trata el tema de la peregrinación con
un fuerte matiz religioso. Nos transmite la visión de la existencia del ser humano,
intentando vencer los difíciles obstáculos con los que se encuentra a lo largo de su
peregrinación, de su vida. Así lo destaca Deffis de Calvo:

Así, el peregrinaje traza una trayectoria sobre el caos del mundo, instaura
cierto orden en el desorden, un punto de referencia para afirmar lo conocido y

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lo desconocido, y acentúa la diferencia entre apariencia y esencia. [...] La


figura del peregrino, acosado por la confusión del mundo, sigue el camino
hacia la salvación guiado por la fe y la gracia divina. La identificación
individual y colectiva con esta imagen permite consolidar las barreras de
contención a los intentos de debilitar los poderes temporales e intemporales
de la sociedad, la monarquía absoluta y la Iglesia Católica. [Deffis de Calvo,
1999: 46]

La peregrinación en la novela bizantina puede ser una auténtica peregrinatio


amoris emprendida o bien por los dos protagonistas, como huída ante los obstáculos e
impedimentos que imposibilitan su amor, o bien puede ser emprendida por el varón
con el objeto de llevar a cabo hazañas que le reporten prestigio social; también se da
el caso de que sea la dama la que emprenda la peregrinación en busca de su amante.
En otras ocasiones, el peregrinaje puede estar vinculado a un verdadero sentimiento
religioso, como muestra de la verdadera fe católica, o puede ser el camino escogido
para cumplir una promesa o juramento. En este caso, la peregrinación aparece
siempre guiada por la Divina Providencia y adquiere un profundo significado de
peregrinatio vitae, que casará con el espíritu tridentino del Barroco. El viaje en este
contexto adquiere dimensiones místicas, en las que se destacan los nuevos valores
propagados por la Contrarreforma, el sentido de abandono y de recogimiento; su
máxima será el desprendimiento de la realidad tangible. En este tipo de peregrinación
se plasma la imagen del homo viator y del mundo como laberinto [Maravall, 1976:
309], en el que resulta difícil discernir entre lo que es la apariencia y lo que es la
esencia de la realidad de la existencia humana.

3. La novela bizantina en el Renacimiento

Como se ha señalado en los anteriores apartados, la novela bizantina no es


un género que nazca de la nada, sino que sobre sí descansa toda una larga tradición
literaria, la novela griega, la tradición clásica medieval, a través de textos como el
Libro de Apolonio o El Libro de Alexandre, y los libros de caballerías. González
Rovira señala que todos estos precedentes:

Inciden de manera decisiva en la aclimatación y popularización de la


estructura y motivos de la novela clásica en España, en primer lugar porque
se organizan como narración de una pregrinatio amoris, jalonada por distintas
peripecias, que culmina con el reencuentro y el matrimonio; en segundo lugar

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porque desarrollan el gusto por la narración de aventuras amorosas que, en


aquellos momentos, parecía patrimonio exclusivo de los libros de caballerías
que empezaban a recibir serias críticas por parte de los moralistas; en tercer
lugar, porque todas incluyen una serie de elementos ajenos a la tradición
griega, que anuncia la permeabilidad característica de las obra posteriores.
[González Rovira, 1996: 157-158].

Aunque es a lo largo del Barroco cuando la novela bizantina obtiene su


máximo esplendor, existen algunas publicaciones que constituyen los precedentes
inmediatos del género. A lo largo de todo el siglo XVI se multiplicaron las ediciones
de los relatos caballerescos breves como es el caso de Oliveros de Castilla, en los
que el carácter sentimental de la aventurar adquiría un protagonismo superior al del
heroísmo de los libros de caballerías tradicionales. Aunque el personaje femenino
sigue sin destacar, bien es cierto que la trama tiende a girar únicamente en torno a
las aventuras de una pareja de amantes separados que se buscan incesantemente,
superando todo tipo de obstáculos hasta su encuentro final.
La obra que marca un punto de inflexión en la configuración del género es la
traducción al castellano del Libro del Peregrino (1580) de Giacomo Claviceo, obra en
la que se recoge los rasgos generales de los relatos bizantinos: la peregrinación de
un personaje que deberá superar diferentes impedimentos, introduciéndose entre
estos los elementos citados: la tormenta, el cautiverio...
El segundo precedente a destacar es la obra de Juan de Segura La quexa y
aviso contra amor (1548), obra destacada por su especial sentido alegórico que la
vincula con la tradición medieval, sin faltar por ello ninguno de los elementos
presentes en la obra de Claviceo.

3.2. Mimesis de la novela griega. Obras principales

Siguiendo los parámetros de la Poética de Aristóteles, la mimesis en definitiva


constituye la esencia principal de toda obra literaria, la de verosimilitud, captada
únicamente mediante la copia fiel de la realidad.
Para entender el florecimiento de este nuevo género hay que tener presente las
duras críticas que estaban recibiendo los relatos de caballerías por faltar a la verdad.
La novela bizantina, si bien es cierto que no se vincula directamente al axioma
aristotélico en cuanto que no pretende ser una copia fiel de la realidad, sabe salir
airosa de la mirada acechante de los preceptistas. De ahí la relevancia que adquiere el
concepto de la mimesis, no porque calque la realidad sino porque se apoya en los

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textos clásicos. Textos que para los más puristas constituían un garante más que
suficiente para demostrar que lo que se presentaba en estos relatos no era ficción sino
historia y, por tanto, de mimesis de la realidad. De ahí que los primeros novelistas de
novela bizantina del Renacimiento traten de seguir fielmente el modelo griego.
En este contexto hemos de situar la obra de Núñez de Reinoso, Clareo y
Florisea. La peregrinación surge de forma inmotivada, hay un juramento inicial de
Clareo con la promesa de regresar antes de un año para casarse con Clarea, mientras
tanto caminarán en calidad de hermanos, he ahí otro de los tópicos, el parentesco
ficticio para no despertar sospechas. La pareja de enamorados viaja a varias ínsulas
donde tienen lugar justas y torneos a la manera de los libros de caballerías. Reinoso
recoge de Tacio el obligado juicio final, pero en este caso Reinoso ya anticipa lo que
será el futuro del género, recurre a las estrategias retóricas, utiliza tanto la brevitas
como la amplificatio para dar mayor extensión a la carga sentimental de la historia,
(lloros y lamentaciones de amor), reduciendo la carga del juicio final, que tanta
relevancia tenía en la obra primigenia.
Más libre resulta la recreación de Contreras en La Selva de aventuras, en la
que se narra la peregrinación de Luzmán, quien desdeñado por su amada, inicia el
viaje en busca de consuelo. En este aspecto, como señala González Rovira [1996:
187], más que una adaptación del modelo griego, se asemeja más bien a la lírica
amorosa de la línea de Ovidio y de Petrarca.

4. La novela bizantina en el Barroco

4.1. La Contrarreforma y la novela bizantina

Si la novela bizantina había seguido los moldes clásicos a lo largo del siglo
XVII, en el Barroco sufrirá algunas transformaciones ajustándose al espíritu de la
Contrarreforma, convirtiéndose en “la novela de peregrinos”. Cisneros había alentado
con la reforma de la religión y de los abusos que se estaban produciéndose en el
seno de la misma, un tipo de vida ascética de un marcado cariz místico, abogando
por un tipo de vida de recogimiento y austeridad. En este sentido, la novela bizantina
podía ser un ejemplo perfecto de la vivencia de la religión.
La peregrinación se mostrará como medio de autodescubrimiento y de
desvelamiento. Es por ello de esperar que sea ahora la Divina Providencia la que
guíe al protagonista en su viaje y no el azar, y que lo haga no sólo por tierras
exóticas, sino por lugares cercanos y conocidos por el lector.

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Un excelente ejemplo, de esta especie de nacionalismo, es Peregrino en su


Patria de Lope de Vega. Esta novela aunque influida por el teatro y cargada de
rasgos de la literatura cortesana, representa el ajuste entre la peregrinación amorosa
y el sentido religioso. La peregrinación de Nise y Pánfilo abarca el juramento de
matrimonio, defensa de la castidad e intervención de un tercero, Celio. En una
comedia de capa y espada habría existido un duelo que compensase el honor y
honra del protagonista, en este caso, Lope siguiendo la máxima aleccionadora de
Horacio, pone fin a la enmarañada historia de amor del protagonista mediante un
acuerdo entre adversarios y la celebración cristiana del matrimonio guiado, eso sí,
por los cauces eclesiásticos.
El mismo sentido religioso muestra la novela anónima Los amantes
peregrinos Angelia y Lucerinque. El protagonista sufre al inicio un secuestro en
manos de los corsarios tras ser víctima de una tormenta durante su viaje marítimo.
Aparentemente muerto es recogido por Angelia quien lo enterrará para verle resucitar
posteriormente. Debido a la desigualdad social y a la oposición de los padres de la
dama, ambos huyen bajo el motivo del falso parentesco. Tras la separación, la
protagonista emprende la peregrinatio amoris bajo el tópico del disfraz de varón.
Aunque el dogma cristiano no aparece reflejado de forma explícita, ni existe la
celebración del matrimonio final, no ha de pasar desapercibido que los vértices del
viaje no son otros que los santuarios de Loreto, Constantinopla y Persia.
No puede faltar en este breve recorrido por la novela bizantina del Barroco
una breve mención de Los trabajos de Persiles y Segismunda de Cervantes, en la
que el viaje de Auristela y Periandro se convierte en una auténtica peregrinación o
penitencia, donde las dificultades superadas por los amantes no son más que parte
del calvario que han de vivir los protagonistas para alcanzar una única meta, la unión
y nuevo bautismo bajo los nombres de Persiles y Segismunda.
La narración de las aventuras de la joven y noble pareja trata de romper los
finos márgenes entre el mundo real y el universo imaginario de la ficción, situando los
acontecimientos en un espacio temporal cercano y acotando el marco geográfico por
el que se mueven los dos protagonistas; si bien, en la primera parte de la novela,
Auristela y Periandro se mueven por Islandia o la corte de Polonia, su recorrido se
ceñirá, en la segunda parte de la narración, a los territorios del Imperio español:
Portugal, España, Francia y finalmente Italia.
La novela de Cervantes ejemplifica la evolución perfecta del género dentro de
los márgenes de la Contrarreforma, a ello se refiere la crítica cuando contempla el
proceso de transformación del caballero en pastor y del pícaro en la figura del

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peregrino. Estamos ante un caso de peregrinatio de dos jóvenes enamorados y,


como señala Bardavio:

El juego de Cervantes es tan sutil que los héroes actúan tras el telón de las
identidades despobladas, tras la máscara de su actividad, no de la actividad
de su razón de ser. Aparentan ser para el mundo cuando, en realidad, son
para ser. El mundo les prueba y ellos consiguen superar los obstáculos,
penetrar en el centro (Roma), renacer. [Bardavio, 1977:114].

Mención aparte merece la obra de Enríque Suárez de Mendoza, Eustorgio y


Clorilene. Historia moscovita. A esta obra la crítica se ha referido como una mala
copia del Persiles de Cervantes. En el caso de esta novela, al igual que en las que
anteriormente se han tratado, la trama amorosa sigue siendo la misma: el comienzo
in medias res donde se produce el enamoramiento de los dos personajes, la
peregrinación amorosa por un marco geográfico verosímil, Francia, Suecia, España,
el Nuevo Mundo... la interrupción del cautiverio en manos de los corsarios, las
mentiras pertinentes, la falsa muerte, el disfraz y el reencuentro final de los
protagonistas en una isla del Pacífico. El reencuentro destaca no ya por ser un golpe
del azar sino que se manifiesta de forma explicita como un acontecimiento guiado por
la Providencia Divina.
El sentido religioso adopta una especial relevancia al margen de la temática
amorosa, de la trama política entre las alianzas familiares de las monarquías
europeas, de las tramas palaciegas, los intentos de asesinato de Eustorgio y la lucha
por el poder de Juana y sus descendientes.

4.2. Estilización y alegoría

Pasado el primer tercio del siglo XVII, se ha hablado de un declive de la


novela bizantina o en otros casos de una estilización del género lindando con la
novela alegórica. Esta afirmación atiende a varios factores, principalmente se
observa un incremento desmesurado de digresiones y comentarios eruditos y
moralizantes, que ya se señalaba en la novela de Lope y en el Persiles de Cervantes.
Del Peregrino en su Patria se ha destacado el afán erudito de Lope que lleva a la
creación de una novela híbrida, que en muchos casos no deja de parecer un glosario
de sentencias de catequista con un fin propagandístico de la ideología postridentina.
Otra de las características destacadas en este declive o estilización se
sustenta en el funcionamiento del viaje y la peregrinación.

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Aunque el sentido religioso del viaje como peregrinación ya estaba presente,


como se ha señalado anteriormente, en la novela griega donde “la Fortuna y el azar
tienen un papel [...] contrapuesto o complementario al de la providencia de los
Dioses” [González Rovira,1996: 205], éste pasa a funcionar como un mero elemento
estructurador de secuencias y motivos que lo que persiguen es lograr el didactismo y
ofrecer una enseñanza moral, no simplemente mostrar la narración de una historia
verdadera.
La carga moralizante ahora se convierte en el ingrediente principal. En
muchos casos, estos libros de peregrinos conjugan en su interior elementos de
distinta índole, tan heterogéneos y dispares, a veces, que terminan degradando la
concepción de la novela en sí. Esta hibridación también se contemplaba en 1604 en
el Peregrino en su Patria, obra de la que se ha destacado no sólo el peso de las
digresiones del narrador sino la función del viaje como puente hacia la mezcolanza
de los distintos géneros literarios, unas veces poesía y otras veces el drama.
En este contexto cabe resaltar la producción de Cosme Gómez de Tejada,
baste como ejemplo su novela El León prodigioso, definida como novela alegórica y
destacada por su carga moral. Se trata de una estructura híbrida que rescata la
fábula esópica conjugada con elementos de la epopeya heroica y del género
bizantino. El objeto de esta narración, destacado por el mismo autor, es plasmar el
desengaño del hombre ante la realidad que le rodea, es el tópico de las falsas
apariencias y desconocimiento de la propia existencia que preocupaba al hombre del
Barroco. Las historias narradas se destacan a priori por no ser verdad.
El argumento de esta obra sigue los moldes de la novela bizantina, se nos
presenta el característico triángulo amoroso encarnado, en este caso, por animales;
así tenemos al noble león de Mauritania, al avaro Tigre Pardo y a Crisaura. Existe,
además, un matrimonio acordado entre Crisaura y el Tigre, una huída por el
Mediterráneo, el cautiverio y el secuestro protagonizado por aves espías y un final
feliz.
El proceso de estilización culmina en El Criticón de Gracián, obra que como
ya señala las distintas fechas de su publicación 1651, 1653, 1657, para cada una de
las tres partes de las que consta la obra: En la primavera de la niñez y en el estío de
la juventud, Juiciosa cortesana filosofía en el otoño de la varonil edad y en el invierno
de la vejez, advierten de la falta de linealidad en la trama.
La crítica ha destacado que se trata de un conjunto de cuadros sucesivos, su
hibridación se manifiesta en la dificultad para incluirla en un solo género. En unos
casos ha sido considerada como picaresca itinerante y, en otros casos, como una
sátira menipea, descendiente directa de Luciano de Samosata, y cuyo objeto último

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es contemplar, desde un prisma moral, una realidad que se presenta poliédrica y que
trata de transmitir el sentido profundo de la existencia humana. Así es descrita por
Santos Alonso como “una alegoría prolongada, una novela filosófica en que se
mezclan la narración y la doctrina, lo novelesco y la sátira social, los personajes y la
crítica, los símbolos y la cultura, los conceptos y el estilo” [Gracián,2001: 23].
Como novela bizantina, se plantea una peregrinatio amoris, en este caso,
como señala Deffis de Calvo [1999: 139] la pareja de amantes es sustituida por Critilo
y Andrenio, padre e hijo en busca de la esposa y madre a la vez, Felisinda.
En El Criticón, los protagonistas, Critilo, el hombre de la razón, y Andrenio, el
hombre primitivo de los instintos, no funcionan como los tradicionales protagonistas
de la novela bizantina, en este caso dejan de ser actores de las peripecias vividas
para funcionar como espectadores de la visión de mundo que Gracián trata de
plasmar en su obra. La amada buscada ya deja de ser una dama de carne y hueso,
para ser simplemente un ideal del arquetipo de la felicidad.

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BIBLIOGRAFÍA

Bardavio, J.M. (1977), La novela de aventuras, Madrid, Temas.


Barella, J. (1994), “Heliodoro y la novela corta del siglo XVII”, Cuadernos
Hispanoamericanos, nº 529, pp. 203/222.
Deffis de Calvo, E. (1999), Viajeros, peregrinos y enamorados. La novela española de
peregrinación del siglo XVII, Navarra, EUNSA.
González Rovira, J. (1996), La novela bizantina de la Edad de Oro, Madrid, Gredos.
Gracián, B. (2001), El Criticón, Madrid, Cátedra.
Jones, R.O. (2000), Historia de la literatura española. Siglos de Oro: prosa y poesía,
Barcelona, Ariel.
Maravall, J.A. (1976), La cultura del Barroco, Barcelona, Ariel.
Rico, F. (1983), Historia y crítica de la literatura española. Siglos de Oro: Barroco,
Barcelona, Crítica.
Teijeiro, M.A. (1987), La novela bizantina. Apuntes para una revisión del género,
Cáceres, Universidad de Extremadura.

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