C 300 12
C 300 12
C 300 12
DEMANDA DE INCONSTITUCIONALIDAD-Requisitos
CONTRATO DE CONCESION-Características/CONTRATO DE
CONCESION-Definición/CONTRATO DE CONCESION-
Objeto/CONTRATO DE CONCESION-Elementos/CONTRATO DE
CONCESION-Jurisprudencia constitucional/CONTRATO DE
CONCESION-Por su finalidad, involucra la cláusula de reversión
desde el punto de vista económico como de los fines a los que sirve el
contrato, lo que excluye la posibilidad de acudir a factores subjetivos para la
selección. En ese momento el legislador consideró que la ponderación de
diversos criterios definidos en los respectivos pliegos de condiciones o
términos de referencia, como cumplimiento, experiencia, organización,
equipos, plazo y precio –no un precio menor al definido en los pliegos, era la
mejor forma de seleccionar objetivamente al contratista. Luego, el artículo 30
señaló la licitación pública como el mecanismo de selección de los
contratistas del Estado por excelencia, sin perjuicio de otros mecanismos que
para circunstancias especiales o según el tipo de negocio previera el
legislador.
CONSTITUCIONALIDAD CONDICIONADA-Interpretaciones
diferentes de disposición legal/PRORROGA O ADICION EN
CONTRATOS DE CONCESION DE OBRA PUBLICA-
Exequibilidad condicionada respecto de la expresión “obras adicionales
directamente relacionadas con el objeto concesionado”
Magistrado Ponente:
JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB
1 ANTECEDENTES
1.2 LA DEMANDA
7
Señala que la situación se tornó aún peor después de que la ley 1450 de
2011 derogara el segundo inciso del artículo 28, el cual sujetaba la
prórroga de los contratos de concesión al concepto previo favorable del
CONPES.
En relación con la última parte del inciso, es decir, la que exige que en
las concesiones viales, la adición o prórroga se refiera al mismo
corredor vial, agrega que en tanto (i) no sujeta el nuevo negocio al
límite del 50% del valor previsto en el contrato inicial y (ii) permite
cualquier nuevo objeto contractual siempre que se refiera al mismo
corredor vial, termina por autorizar la contratación directa de objetos
contractuales que de otro modo tendrían que someterse a licitación
pública. Al respecto, manifiesta:
1.2.4 Por último, afirma que el primer inciso del artículo 28 de la ley 1150
viola el artículo 273 de la Carta, que se refiere al sistema de licitación
pública para escoger a los contratistas del Estado. A juicio del
demandante, como se indicó en la sentencia C-400 de 1999, el hecho de
9
1.3 INTERVENCIONES
Agrega que “[n]o se observa, que las obras adicionales que hacen parte
del objeto esencial de la Concesión, por su impacto en el cronograma y
plazo de la misma, sean susceptibles técnica y jurídicamente, de
10
1.3.1.3 De otro lado, expresa que las apreciaciones del demandante “(…) se
ubican en el plano de la denuncia, exhibiendo contextos circunstanciales
a través del dato estadístico, configurando un objeto de indagación por
cualquier sistema instructivo del Estado de Derecho; pero que no
constituye demostración dialéctica de la oposición de la norma
cuestionada con los principios rectores de la Contratación Estatal y la
Función Pública”. En otras palabras, afirma que la demanda se basa en
conjeturas subjetivas y en razones de conveniencia, no en argumentos
de inconstitucionalidad.
Por estas razones, asegura que la disposición bajo estudio “(…) cumple
con el interés general y se ajusta a los principios de eficiencia,
economía y celeridad que rigen la función administrativa”.
1.3.2.3 En tercer lugar, respecto del cargo por violación del artículo 333
superior, alega que “(…) el accionante no desarrolla las causales por las
cuales considera que se está vulnerando la Constitución”.
1.3.2.4 Por último, aduce que la disposición fue expedida por el Congreso en
ejercicio de su libertad de configuración en materia de contratación
estatal.
1.3.3.2 De otro lado, sostiene que no es cierto que el precepto desconozca los
principios de la función administrativa. Por el contrario, en su concepto,
“(…) que se adicione o prorrogue el contrato de concesión, hace que el
contratista, que actúa como un colaborador de la Administración para la
consecución de los fines estatales, logre el fin primordial del Estado, el
cual se traduce en la satisfacción del interés general y la prestación
efectiva del servicio público”.
1.3.3.3 También afirma que “(…) no es razonable que se piense en efectuar una
licitación nueva para continuar con la construcción, preservación y/o
mejoramiento de una obra que ya ha sido entregada a un particular”. A
su juicio, un nuevo proceso de selección implicaría “(…) un detrimento
patrimonial y un trámite innecesario, puesto que inicialmente ya se ha
escogido al contratista con base en criterios objetivos de selección”.
1.3.4.1 Afirma que el actor tiene razón en señalar que el precepto demandado
desconoce el artículo 209 de la Carta, al no establecer límite alguno
respecto de la cuantía a efectos de adicionar el contrato. En su criterio,
“(…) a pesar de imponer un límite del 60% respecto del plazo (lo cual
es deseable para la protección del erario público y el interés general) a
continuación indica que tal adición o prórroga tendrá lugar ‘sin
13
1.3.5.2 Explica que el límite del 60% del tiempo pactado tiene en cuenta “(…)
la realidad económica y financiera que subyace detrás de la explotación
y operación de infraestructura.” Resalta además que la disposición
demandada “(…) establece una regulación más ‘conservadora’ respecto
del término de adición otorgado en otros sectores económicos, al
permitir la adición del 60% y no del 100% del tiempo originalmente
pactado”.
1.4.2 Asevera que “[e]n un Estado Social de Derecho, los contratos públicos
no pueden adjudicarse de manera automática a una persona (…) porque
en los contratos públicos está involucrado el interés general y el
principio de participación, en razón de los cuales es necesario convocar
a todos los interesados, incluyendo por su puesto al concesionario al que
alude la norma, a presentar sus propuestas en igualdad de condiciones,
en el marco de un proceso público y transparente”. Agrega que “[l]a
persona que ejecuta una obra para el Estado, así se trate de una
concesión de obra pública, no tienen ni puede tener un derecho de
preferencia, una primera opción, o un derecho automático a contratar
todas las obras adicionales, directamente relacionadas con el objeto
contractual relativo a dicha obra”.
2 CONSIDERACIONES
2.1 COMPETENCIA
17
2.2.2.1 Tal como sostiene uno de los intervinientes, por mandato expreso de
varias disposiciones de orden legal, en armonía con los principios de
buena fe y seguridad jurídica, los contratos de concesión de obra
pública perfeccionados antes de la entrada en vigencia de la ley
1508 se deben seguir rigiendo por la ley vigente al momento de su
celebración. En efecto, el artículo 38 de la ley 153 de 1887 dispone:
“En todo contrato se entenderán incorporadas las leyes vigentes al
tiempo de su celebración”, mientras el inciso segundo del artículo 2 de
la ley 1508 señala: “Las concesiones vigentes al momento de la
promulgación de la presente ley se seguirán rigiendo por las normas
vigentes al momento de su celebración”. Estas disposiciones buscan
proteger la confianza legítima de quienes celebran acuerdos de
voluntades al amparo de ciertas reglas, es decir, la confianza en que las
condiciones que previeron no se alterarían en perjuicio del equilibrio de
cargas acordado, elemento fundamental para el adecuado
funcionamiento de las relaciones económicas y que por ello es
amparado por la Carta Política.
1
Ver entre otras sentencias C-397 de 1995, M.P. José Gregorio Hernández Galindo; C-540 de 2008, M.P.
Humberto Antonio Sierra Porto; C-774 de 2001, M.P. Rodrigo Escobar Gil; C-801 de 2008, M.P. Manuel
José Cepeda Espinosa; C-1067 de 2008, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra; C-309 de 2009, M.P. Jorge Iván
Palacio Palacio; C-714 de 2009, M.P. María Victoria Calle Correa
19
2.2.2.2.1 Como se desarrollará más adelante, por regla general, los contratos
estatales pueden ser modificados cuando sea necesario para lograr su
finalidad y en aras de la realización de los fines del Estado. Las
adiciones y prórrogas son clases de modificación del contrato estatal.
2.2.2.2.2 En relación con las primeras, la Sala observa que existen dos posiciones
sobre el alcance del término y su naturaleza:
2
Ver Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 2 de septiembre de 2004, rad. 73001-23-31-000-
1996-4029-01(14578), C.P. María Elena Giraldo Gómez.
20
2.2.2.2.3 Para la Sala, sin fijar una posición aún sobre la constitucionalidad de las
anteriores interpretaciones y sin el ánimo de mediar todavía en este
debate –esto se hará más adelante, la siguiente exégesis es la que mejor
se ajusta al texto del artículo 28 de la ley 11504: (i) en los términos del
precepto demandado, los conceptos de prórroga y adición son
asimilados, por ello la disposición establece un límite común: “podrá
haber prórroga o adición hasta por el sesenta por ciento (60%) del plazo
estimado”, lo que sugiere que el legislador entendió para este caso en
concreto que los dos términos hacen referencia a una ampliación de
cualquiera de los elementos del contrato; (ii) en este orden de ideas y en
concordancia con la expresión “siempre que se trate de obras
adicionales directamente relacionadas con el objeto concesionado o de
la recuperación de la inversión debidamente soportada en estudios
técnicos y económicos”, en los contratos de concesión de obras públicas
celebrados en vigencia del precepto acusado, las adiciones o prórrogas
pueden versar sobre nuevas actividades que amplían el objeto del
contrato o pueden perseguir permitir al concesionario recuperar la
inversión realizada; y (iii) las adiciones y prórrogas son modificaciones
de un contrato estatal y no nuevos contratos sujetos a reglas diferentes,
por ello el precepto indica que “[e]n los contratos de concesión de obra
pública, podrá haber prórroga o adición”.5
3
Ver por ejemplo Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto del 17 de mayo de 1994,
rad. 601, C.P. Jaime Betancur Cuartas; Sección Quinta, sentencia del 26 de enero de 2006, rad. 15001-23-31-
000-2003-02985-02 (3761), C.P. Darío Quiñones Pinilla.
4
Estos argumentos no están dirigidos a determinar la interpretación que más se ajusta a la Constitución,
asunto que no es propio de una examen de competencia, sino a definir la interpretación que más se acomoda
al texto de las leyes sobre contratación estatal, es decir, se trata de una interpretación estrictamente textual y
conforme al querer del legislador, de acuerdo con los criterios tradicionales de interpretación de las leyes.
5
Vale la pena resaltar que para que las adiciones y prórrogas así entendidas puedan perfeccionarse, deben en
todo caso cumplir con los requisitos del artículo 41 de la ley 80, es decir, se debe contar con la respectivo
certificado de disponibilidad presupuestal –en caso de que haya una variación en el precio-, el registro
presupuestal, la adición o prórroga de la respectiva garantía única, el pago de los tributos correspondientes,
etc. Además, se requiere que la necesidad de la adición y prórroga esté debidamente sustentada, por ejemplo
en los informes del interventor o supervisor.
21
2.3.1.1 El artículo 2° del decreto 2067 de 1991 señala los elementos que debe
contener la demanda en los procesos de control de constitucionalidad 6.
Concretamente, el ciudadano que ejerce la acción pública de
inconstitucionalidad contra una disposición legal debe indicar con
precisión el objeto demandado, el concepto de violación y la razón por
la cual la Corte es competente para conocer del asunto. Estos tres
elementos, desarrollados en el texto del artículo 2 del decreto 2067 de
1991 y por la Corte en sus decisiones, hacen posible un
pronunciamiento de fondo.
Por otra parte, el IDU solicita que la frase “independiente del monto de
la inversión” se declare inexequible, ya que conduce a la autorización
de la adición o prórroga sin límite alguno, lo que desconoce los
principios de razonabilidad y proporcionalidad. Asevera que si la
expresión resaltada se declara inexequible, el artículo demandado podrá
leerse de forma sistemática con el artículo 40 de la ley 80, el cual prevé
que los contratos estatales no pueden adicionarse en más del 50% del
valor inicial.
8
Ver BECKER, Gary S. “The Economic Way of Looking at Behavior”, Journal of Political Economy, Vol.
101, No. 3 (Jun., 1993). P. 386.
9
Ver la sentencia C-849 de 2005, M.P. Jaime Araujo Rentería. En esta sentencia la Corporación señaló: “La
Corte en cuanto al principio de economía, ha enfatizado que constituye una orientación, una pauta, para que el
cumplimiento de los fines del Estado se proyecte buscando el mayor beneficio social al menor costo, sin que
ello lo convierta en un fin en sí mismo.”
10
M.P. Antonio Barrera Carbonell.
26
2.5.2 Estos principios son acogidos por la normativa sobre contratos en varias
disposiciones. Por ejemplo, el artículo 25 de la ley 80 recoge los
principios de economía y eficacia y, entre otros aspectos, señala que en
los procesos contractuales del Estado (i) se debe tener “en consideración
que las reglas y procedimientos constituyen mecanismos de la actividad
contractual que buscan servir a los fines estatales, a la adecuada,
continua y eficiente prestación de los servicios públicos y a la
protección y garantía de los derechos de los administrados” y (ii) los
trámites se debe adelantar “con austeridad de tiempo, medios y gastos y
se impedirán las dilaciones y los retardos en la ejecución del contrato”.
La ley 489 de 1998, a su turno, reitera que “[l]a función administrativa
del Estado busca la satisfacción de las necesidades generales de todos
los habitantes, de conformidad con los principios, finalidades y
cometidos consagrados en la Constitución Política.”
2.6.1 Por regla general, los contratos estatales pueden ser modificados
cuando sea necesario para lograr su finalidad y en aras de la
realización de los fines del Estado, a los cuales sirve el contrato.11 Así
lo prevén por ejemplo los artículos 14 y 16 de la ley 80, los cuales
facultan a la entidades contratantes a modificar los contratos de común
acuerdo o de forma unilateral, para “(…) evitar la paralización o la
afectación grave de los servicios públicos a su cargo y asegurar la
inmediata, continua y adecuada prestación”, entre otros. En el mismo
sentido, en la sentencia C-949 de 200112, la Corte Constitucional
señaló que las prórrogas de los contratos –como especie de
modificación- pueden ser un instrumento útil para lograr los fines
propios de la contratación estatal.13 Al respecto, vale la pena destacar lo
11
Sobre la naturaleza instrumental del contrato para alcanzar los fines propios del estado social de derecho,
ver la sentencia C-932 de 2007, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
12
M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
13
Ver también la sentencia C-068 de 2009, M.P. Mauricio González Cuervo, sobre la constitucional de la
posibilidad de prorrogar los contratos de concesión portuaria (artículo 8º de la ley 1º de 1991).
27
14
Cfr. Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto del 13 de agosto de 2009, rad. 1.952,
C.P. Enrique José Arboleda Perdomo. En este concepto la Sala de Consulta se ocupó, entre otras preguntas,
de la siguiente formulada por el Ministerio de Transporte: “1. ¿Bajo el supuesto que en un contrato de
concesión existan razones de conveniencia que permitan una mejora del objeto contratado y una mejor
prestación del servicio público encomendado a la entidad estatal contratante, es posible, por fuera de lo
dispuesto en el artículo 16 de la Ley 80 de 1993 y en caso de que las partes hubieran pactado una
modificación de común acuerdo desde la licitación, acudir a tal previsión y modificar el contrato, teniendo en
cuenta, además, que con la modificación se busca un efectivo cumplimiento de los fines estatales y una
eficiente prestación de los servicios públicos?”
15
Esta clasificación es tomada de la literatura del análisis económico del derecho. Ver WILLIAMSON,
Oliver E. “Transaction-Cost Economics: The Governance of Contractual Relations”. En: Journal of Law and
Economics, Vol. 22, No. 2 (Oct., 1979), pp. 233-261. SHAVELL, Steven. “Foundations of Economic
Analysis of Law”. Harvard University Press, 2004. Dentro de esta literatura, también se señalan como causas
de los contratos incompletos, (i) los altos costos de estructuración del contrato, esto es, las altas inversiones
que deben realizar las partes para prever las contingencias y diseñar remedios; cuando tales costos exceden
los beneficios esperados por las partes, estas últimas pueden optar por celebrar contratos incompletos y dejar
por fuera, por ejemplo, previsiones o cláusulas relacionadas con contingencias de baja probabilidad. (ii) Los
altos costos de hacer cumplir ciertas cláusulas, y (iii) la dificultad posterior de probar en sede judicial la
ocurrencia de ciertas contingencias o variables, entre otras. Vale la pena mencionar que por estas razones la
mayoría de los contratos tienden a ser incompletos.
28
16
“Además de la literatura antes citada, pueden verse las siguiente sentencias del Consejo de Estado: Actor:
Guillermo Pardo Venegas. (Compañía de Alumbrado Público de Pamplona contra Ministerio de Economía
Nacional). Abril 16 de 1941. Ponente, Dr. Diógenes Sepúlveda. 19 de julio de 1940.”
17
“Vid. MEILAN GIL, José Luis. “PROGRESO TECNOLÓGICO Y SERVICIOS PÚBLICOS” Ed.
Thomson Civitas. 1ª Edición. Madrid 2006. Igualmente: CASAGNE, Juan Carlos. EL CONTRATO
ADMINISTRATIVO. Ed. Lexis Nexos. 2ª Edición. Buenos Aires. 2006. Págs. 186 187.”
18
“Constitución Nacional Argentina.”
29
22
Varios doctrinantes resaltan este punto. Por ejemplo, Dávila Vinueza define la modificación del contrato
estatal así: “Cuando se alude a la modificación del contrato se lo hace para referirse a alteraciones,
variaciones, sustituciones de calidad, componentes o número de obras, bienes o servicios. No implican la
sustitución del género del contrato sino modificaciones que responden a necesidades sobrevivientes o a
errores en la fase previa”. Cfr. DAVILA VINUEZA Luis Guillermo. Régimen Jurídico de la contratación
estatal. Bogotá: Editorial Legis, 2001, p. 387.
23
Esta disposición señala: “ARTICULO 1501. <COSAS ESENCIALES, ACCIDENTALES Y DE LA
NATURALEZA DE LOS CONTRATOS>. Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia,
las que son de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin
las cuales, o no produce efecto alguno, o degeneran en otro contrato diferente; son de la naturaleza de un
contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial;
y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan
por medio de cláusulas especiales.”
32
24
Cfr. Consejo de Estado, Sección Quinta, sentencia del 24 de agosto de 2005, rad. 11001-03-28-000-2003-
00041-01(3171)A, C.P. Darío Quiñones Pinilla.
25
Cfr. Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto No. 350 del 15 de marzo de 1990.
33
(…).
26
Cfr. Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto del 17 de mayo de 1994, rad. 601, C.P.
Jaime Betancur Cuartas.
34
(…)
A continuación, aseveró:
27
Cfr. Consejo de Estado, Sección Quinta, sentencia del 24 de agosto de 2005, rad. 11001-03-28-000-2003-
00041-01(3171)A, C.P. Darío Quiñones Pinilla. Con fundamento en estas consideraciones, en el caso
concreto, a fin de resolver una demanda de nulidad contra la elección de un gobernador, aseguró: “2. Que en
el contexto de la causal de inhabilidad prevista en el numeral 3º del artículo 43 de la Ley 136 de 1994,
modificado por la Ley 617 de 2000 artículo 40, el contrato adicional celebrado por el candidato dentro del año
anterior a su elección, solamente será inhabilitante en la medida que se ocupe de adiciones al objeto del
contrato, pues en la medida que recaiga sobre alteraciones del valor (Vr. Gr. Reconocimiento de un mayor
valor por cantidades de obra ya ejecutadas) o del plazo, ha colegirse que no hay un contrato adicional sino una
adición o reforma del contrato, que por lo mismo queda descartada como “contrato” para efectos de invalidar
la elección de un candidato.”
28
Cfr. Consejo de Estado, Sección Quinta, sentencia del 26 de enero de 2006, rad. 15001-23-31-000-2003-
02985-02 (3761), C.P. Darío Quiñones Pinilla.
29
“Esta ha sido la posición del Consejo de Estado según se desprende de lo considerado en las consultas
números 1812 del 2 de diciembre de 1982, 1563 del 30 de julio de 1981, 350 del 15 de marzo de 1990, 601
del 17 de mayo de 1994 y 1439 del 18 de julio de 2002 de la Sala de Consulta y Servicio Civil. Y en las
sentencias del 6 de agosto de 1987, expediente 3886, Sección Tercera; del 31 de octubre de 1995, expediente
1438, Sección Quinta y del 20 de mayo de 2004, expediente 3314, también de la Sección Quinta.”
30
Cfr. Ibídem. En este fallo, la Sección Quinta examinó la apelación interpuesta contra la sentencia de
primera instancia dictada dentro de un proceso de nulidad electoral. El demandante demandó la nulidad de la
elección de un alcalde, bajo el argumento de que había celebrado una adición a un contrato de prestación de
36
servicios en el año anterior a la elección. La Sección Quinta concluyó que la adición de la orden de servicios
era en realidad un nuevo contrato, pues (i) su finalidad no era solamente ampliar el plazo sino establecer
nuevas obligaciones, y (ii) no había justificación para la ampliación del plazo, pues en tanto no se cuantificó
el objeto del contrato –el objeto era prestar servicios odontológicos en la cárcel, no era posible establecer el
plazo necesario para ejecutarlo y si este necesitaba prorrogarse. Al respecto, sostuvo: “Con todo, dados los
términos en que fue pactada la obligación del contratista en la orden de prestación de servicios número 705 de
2002, dicho contrato no era susceptible de ser ampliado en el plazo, pues como quiera que la labor contratada
no fue cuantificada, sino que únicamente fue sometida a la programación que elaborara la Dirección de la
Cárcel del Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo, no había manera de concluir que el término de
ejecución pactado era insuficiente para cumplir con la totalidad de dicha labor. Ahora bien, de aceptarse que
la labor contratada mediante la orden de prestación de servicios número 705 de 2002 requería de un tiempo
adicional para su completa ejecución, por encontrarse algún hecho que demostrara la insuficiencia del tiempo
pactado para cumplir con dicha labor, ello sólo explicaría la ampliación del plazo del contrato, pero no su
valor, entendido éste como los honorarios que recibiría el contratista como contraprestación por sus servicios
profesionales.” Por esta razón, en tanto el alcalde sí había celebrado un nuevo contrato estatal a ejecutarse en
la misma jurisdicción en el año inmediatamente anterior a su elección, la Sección Quinta declaró la nulidad de
su elección.
31
“En igual sentido ésta Sala emitió su concepto en consulta N° 1121 de fecha 26 de agosto de 1.998.”
32
Cfr. Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto del 18 de julio de 2002, rad. 1439, C.P.
Susana Montes de Echeverri. Con fundamento en estas consideraciones, la Sala de Consulta emitió la
siguiente respuesta: “No se requiere la celebración de contrato adicional en los contratos de obra por precios
unitarios cuando lo que varía no es el objeto del contrato sino la estimación inicial de las cantidades de obra
y, como consecuencia del aumento en las mismas, el valor final del contrato aumenta. Por ello, debe
ejecutarse el contrato hasta su culminación y la administración debe realizar el manejo presupuestal requerido
para atender sus propias obligaciones derivadas de la forma de contratación adoptada y pagar oportunamente
al contratista la ejecución de la obra.” De forma similar, en su aclaración de voto a la sentencia del 24 de
agosto de 2005 de la Sección Quinta, el Consejo Reinaldo Chavarro Buritica sostuvo lo siguiente en
relación con la adición del contrato de obra: “El objeto del contrato de obra es la obra misma, contratada por
los diversos ítems que la integran a precios unitarios. No hablo de la contratación a precio global porque ha
caído en desuso o de otras modalidades de contratación de obra pública porque no se avienen con las
situaciones planteadas en la sentencia. Así, si se contrata la construcción de una carretera entre Bogotá y Cali
el objeto estará integrado de varios cientos de miles de metros cúbicos de movimiento de tierra; otros tantos
de rellenos de diversos materiales, consistencia y calidad, otros de provisión y construcción de sub - base,
base, la carretera, las “obras de arte “etc., todo contratado por sus precios unitarios, de tal manera que el valor
37
La Sala estima que esta discusión debe ser resuelta a favor de la primera
posición, esto es: la reforma del objeto del contrato, en tanto elemento
de su esencia, debe tener lugar en un nuevo contrato; permitir lo
contrario conllevaría autorizar su sustitución sin el cumplimiento de las
formalidades propias del contrato estatal y en perjuicio de los principios
que persiguen tales reglas. Esto no significa que el objeto no pueda ser
complementado, siempre y cuando se trate de la adición de actividades
necesarias para su adecuada realización. Es este sentido debe entenderse
el citado concepto del 18 de julio de 2002 sobre el contrato de obra.
Ciertamente, en el caso de ese contrato en particular, es posible la
inclusión de mayores cantidades de obra sin que ello siempre signifique
la transformación del objeto. Esto lleva a la Corte a recordar el objeto
de un contrato debe analizarse en cada caso, a la luz de la normativa que
rige cada tipo de negocio y de las cláusulas pactadas y los demás
documentos que hacen parte del contrato.
del contrato será el que resulte de multiplicar la cantidad de obra realmente ejecutada, por los valores
unitarios pactados en el contrato. || Esta forma de contratación puede dar lugar a una obra adicional o mayores
cantidades de obra (con relación a la tenida en cuenta al momento de contratar ) la cual, dada la forma de la
contratación, no requiere de contrato adicional porque su valor se reconoce y paga por los precios unitarios ya
pactados. Solo se requiere que la obra adicional o mayores cantidades de obra sean reconocidas mediante acta
suscrita por los contratantes (el contratista y el interventor de la entidad contratante debidamente facultado). ||
A diferencia de la anterior clase de obra, durante la ejecución del contrato puede aparecer la necesidad de
ejecutar un ítem de obra o una obra no pactada en el contrato pero incluida dentro de su objeto; la denominada
en general obra complementaria, que no tiene precios unitarios estipulados en el contrato. En el ejemplo
examinado, puede ocurrir que los estudios técnicos, anteproyectos y proyectos contengan la totalidad de los
ítems que integran la construcción de la carretera Bogotá - Cali y con base en ellos se celebró el contrato; sin
embargo, por un cambio geológico posterior aparece un rió que atraviesa el trazado de la obra y es menester
entonces contratar el puente respectivo, obra complementaria que está comprendida dentro del objeto
contratado y sin la cual no se concluye la carretera Bogotá-Cali. En tal circunstancia se deberá acudir a la
celebración de un contrato adicional, de los autorizados en el parágrafo del artículo 40 ibídem, cuya cuantía
no puede exceder del 50 % del valor inicial contratado, expresado en salarios mínimos legales mensuales
vigentes, lo que permite actualizar las cuantías. Igual puede ocurrir con un cambio de especificación técnica
de las cimentaciones originadas por ejemplo en situaciones no detectadas en los estudios de suelos, etc., que
obligan a adicionar el contrato para incluir una obra complementaria.”
38
33
Ver GRIMSEY, Darrin y LEWIS K, Mervin. “Are Public Private Partnerships value for money? Evaluating
alternative approaches and comparing academic and practitioner views” Accounting Forum Vol. 29 (2005).
34
Ver Comunicación Interpretativa 2000/C121/02 del 29 de abril sobre concesiones en el derecho
comunitario europeo, citada por FERNÁNDEZ ROMERO, Francisco José y LÓPEZ JIMÉNEZ, Jesús. El
39
contrato de concesión de obras públicas. En “Reflexiones sobre el contrato de concesión de obra pública”.
Sevilla: Ed. Hispalex, 2005. P. 40.
35
Ver sentencia C-250 de 1996, M.P. Hernando Herrera Vergara.
36
M.P. Hernando Herrera Vergara.
37
Ver sentencia C-250 de 1996, M.P. Hernando Herrera Vergara.
38
Ibídem. En este fallo, la Corte la Corte declaró la exequibilidad del artículo 19 de la ley 80, pues concluyó
que (i) la cláusula de reversión es de la esencia del contrato de concesión y (ii) no es una expropiación sin
indemnización porque el precio de esos bienes es pagado por el Estado en el precio del contrato. Al respecto,
la Corporación sostuvo: “(…) la eficacia jurídica del plazo pactado de duración del contrato permite la
amortización de la inversión, por cuanto como es de la naturaleza del contrato, todo concesionario actúa por
cuenta y riesgo propio, y como quiera que ha destinado un conjunto de bienes y elementos para llevar a cabo
el objeto del contrato, tiene que amortizar el capital durante el término de la concesión o incluso antes, según
ocurra la reversión o la transferencia. || Jurídicamente la transferencia se justifica en la medida en que ella
obedece a que el valor de tales bienes está totalmente amortizado, siempre y cuando se encuentren satisfechos
los presupuestos del vencimiento del término. Ese valor de los bienes que se utilicen para el desarrollo y
ejecución del contrato de concesión, se paga por el Estado al momento de perfeccionar la concesión.”
40
39
Ver GRAEME A. Hodge & CARSTEN Greve “Public–Private Partnerships: An International Performance
Review”, “Public Administration Review” Volume 67, Issue 3, (May|June) 2007.
41
Por otra parte, los riesgos de ejecución del objeto son en su mayoría
asumidos por el concesionario. Estos comprenden usualmente aspectos
técnicos, financieros y de gestión de la obra.42 Como el concesionario se
obliga a soportar la mayor parte de los riesgos, se crean incentivos para
que obre de manera eficiente e invierta en innovaciones que le permitan
reducir sus costos.43
41
Ver FERNÁNDEZ ROMERO, Francisco José y LÓPEZ JIMÉNEZ, Jesús. El contrato de concesión de
obras públicas. En “Reflexiones sobre el contrato de concesión de obra pública”. Sevilla: Ed. Hispalex, 2005.
P. 41.
42
Fernández Romero y López Jiménez ilustran esta afirmación con los siguientes ejemplos: “Es al
concesionario a quien incumbe, por ejemplo, la tarea de realizar inversiones necesarias para que su obra
pueda, de forma útil, ponerse a disposición de los usuarios. También recae sobre él la carga de amortización
de la obra. Por otra parte, el concesionario no sólo asume los riesgos vinculados cualquier construcción, sino
que deberá también soportar los riesgos vinculados a la gestión y frecuentación del equipamiento.” Cfr.
FERNÁNDEZ ROMERO, Francisco José y LÓPEZ JIMÉNEZ, Jesús. El contrato de concesión de obras
públicas. En “Reflexiones sobre el contrato de concesión de obra pública”. Sevilla: Ed. Hispalex, 2005. P. 30.
43
Ver HART Oliver, SCHLEIFER Andrei and VISHNY Robert. “The Proper Scope of Government: Theory
and Application to Prisons”, Quarterly Journal of Economics, Vol.112, No 4. (1997).
44
Ver FERNÁNDEZ ROMERO, Francisco José y LÓPEZ JIMÉNEZ, Jesús. El contrato de concesión de
obras públicas. En “Reflexiones sobre el contrato de concesión de obra pública”. Sevilla: Ed. Hispalex, 2005.
P. 29.
45
En este punto radica la principal diferencia del contrato de concesión de obra pública con el contrato de
obra, pues mientras en el primero usualmente la remuneración es pagada por los usuarios de la obra por medio
de peajes o contribución por valorización, en el contrato de obra la entidad contratante paga un precio con
cargo a sus propios recursos. Sin embargo, esta no es una diferencia estructural –sino de la práctica, pues la
ley 80 permite otros tipos de remuneración en el contrato de concesión.
43
46
En este orden de ideas, es una manifestación de la carga en cabeza de la entidad contratante de revelar la
información importante del contrato.
47
Ver MATALLANA CAMACHO, Ernesto. “Manual de contratación de la Administración Pública”.
Bogotá: Ed. Universidad Externado de Colombia, 2 ed., 2009. P.p. 348 - 349. Este doctrinante explica: “El
principio de igualdad se vulnera porque la información que suministra la entidad no tiene certeza y por lo
tanto no atrae una población de posibles oferentes que, de encontrar una información cierta, tal vez se
animarían a participar en la convocatoria; es decir, el presupuesto del contrato determina el perfil del
contratista, y por lo tanto un presupuesto alto puede atraer aun nivel de contratistas de superior categoría que
si se tratara de un presupuesto bajo, y de igual manera, presupuestos bajos probablemente atraigan posibles
oferentes que no tengan tanta experiencia”. Ver también ESCOBAR GIL, Rodrigo. “Teoría general de los
contratos de la administración pública”. Bogotá: Legis, 1999.
46
2.7.2.3 En el caso de las concesiones de obra, los estudios previos deben estar
dirigidos a establecer, entre otros aspectos, los predios necesarios para
llevar a cabo la construcción, los flujos de tránsito o la demanda del
servicio (especialmente si la financiación provendrá del cobro de tasas
como los peajes), los impactos ambientales y sociales, y las condiciones
geográficas y climáticas del área a intervenir. Estos estudios son
indispensables para delinear los riesgos y así poder fijar el alcance del
objeto, la distribución de los riesgos entre las partes, el plazo, la forma
de remuneración, el precio y los remedios para las contingencias
previsibles, entre otros aspectos del contrato.
2.7.2.4 Ahora bien, no es necesario que toda esta información sea suministrada
exclusivamente por la entidad contratante. Ciertamente, en atención a la
importancia de la iniciativa privada en esta materia, la normativa
permite que los interesados participen en la delimitación del contrato y
aporten su conocimiento y experiencia en la etapa precontractual. En
este sentido, la ley 1508 contiene un capítulo específico para las
asociaciones público privadas de iniciativa privada en el que se prevé
que los particulares pueden estructurar proyectos de infraestructura
pública o para la prestación de sus servicios asociados, “(…) por su
propia cuenta y riesgo, asumiendo la totalidad de los costos de la
estructuración, y presentarlos de forma confidencial y bajo reserva a
47
48
La disposición continúa así: “El proceso de estructuración del proyecto por agentes privados estará dividido
en dos (2) etapas, una de prefactibilidad y otra de factibilidad. || En la etapa de prefactibilidad el originador de
la propuesta deberá señalar claramente la descripción completa del proyecto incluyendo el diseño mínimo en
etapa de prefactibilidad, construcción, operación, mantenimiento, organización y explotación del mismo,
alcance del proyecto, estudios de demanda en etapa de prefactibilidad, especificaciones del proyecto, su costo
estimado y la fuente de financiación. || Para la etapa de factibilidad, la iniciativa para la realización del
proyecto deberá comprender: el modelo financiero detallado y formulado que fundamente el valor del
proyecto, descripción detallada de las fases y duración del proyecto, justificación del plazo del contrato,
análisis de riesgos asociados al proyecto, estudios de impacto ambiental, económico y social, y estudios de
factibilidad técnica, económica, ambiental, predial, financiera y jurídica del proyecto. || En la etapa de
factibilidad el originador del proyecto deberá anexar los documentos que acrediten su capacidad jurídica,
financiera o de potencial financiación, de experiencia en inversión o de estructuración de proyectos o para
desarrollar el proyecto, el valor de la estructuración del proyecto y una minuta del contrato a celebrar que
incluya entre otros, la propuesta de distribución de riesgos. || En esta etapa se deberá certificar que la
información que entrega es veraz y es toda de la que dispone sobre el proyecto. Esta certificación deberá
presentarse mediante una declaración juramentada. || No podrán presentarse iniciativas en los casos en que
correspondan a un proyecto que, al momento de su presentación modifiquen contratos o concesiones
existentes o para los cuales se haya adelantado su estructuración por parte de cualquier entidad estatal.
Tampoco se aceptarán aquellas iniciativas que demanden garantías del Estado o desembolsos de recursos del
Presupuesto General de la Nación, las entidades territoriales o de otros fondos públicos, superiores a los
establecidos en la presente ley. || Cuando existan varios originadores para un mismo proyecto tendrá prioridad
para su estudio el primero que radique una oferta ante la entidad estatal competente y que posteriormente sea
declarada por esta como viable.”
49
Se debe recordar que, conforme a la ley 1150 en concordancia con la ley 1508, los riesgos deben
distribuirse en función de cuál parte es la más apta para asumirlos.
50
Esto no significa que en los contratos no deban diseñarse cláusulas para hacer frente a tales contingencias y
que las consideraciones previas sobre el principio de planeación pierdan relevancia.
48
como los acuerdos de implementación pueden afectar de manera significativa el rendimiento del sector y la
incidencia de renegociaciones (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas 1999; Gómez-
Ibánez 2003; Guasch y Spiller 2001; Manzetti 2000).” P.p. 26-27. Más adelante agrega: “En principio, la
renegociación puede ser un instrumento positivo cuando aborda la naturaleza forzosamente incompleta
de los contratos de concesión. Si se utiliza correctamente, la renegociación puede aumentar el bienestar
común. Aunque la existencia de algún grado de renegociación es aconsejable, adecuada y natural, esta alta
incidencia excede los niveles esperados y razonables y pone en tela de juicio la validez del modelo de
concesión. Podría incluso indicar un comportamiento oportunista excesivo por parte de nuevos operadores o
de los gobiernos. Tal comportamiento socava la eficiencia de los procesos y del bien común, ya que la
renegociación se suscita meramente entre el gobierno y el operador, de modo tal que no se encuentra sujeta a
presiones competitivas y la disciplina que ello trae aparejado. Cuando se implementa de manera
oportunista o estratégica por parte de un operador o del gobierno, con el fin de procurarse beneficios
adicionales, y no bajo la motivación de la naturaleza incompleta del contrato, la renegociación puede
perjudicar la integridad de una concesión, afectar al bienestar general y amenazar el programa de
reforma estructural deseado de la infraestructura en cuestión. La alta incidencia de renegociaciones que
se expone en la presente obra debería ser motivo de preocupación. || La renegociación, y la renegociación
oportunista en particular, puede menoscabar o eliminar los beneficios esperados de una licitación
competitiva. Si la subasta está diseñada correctamente y ofrece suficientes incentivos, el proceso de licitación
competitiva, con miras a la adjudicación del derecho de operar una concesión durante una cantidad
determinada de años, debería encontrar (seleccionar) al operador más eficiente. Si los ofertantes perciben que
la renegociación es factible y probable, entonces sus incentivos así como sus ofertas se verán afectados. De
esta manera, es probable que, mediante el proceso, no se seleccione al operador más eficiente sino al más
habilidoso en cuestiones de renegociación. Las renegociaciones sólo deben desarrollarse cuando están
justificadas por las contingencias expresadas en el contrato original o por importantes acontecimientos
imprevistos” (negrilla fuera del texto). P.p. 37-38.
50
57
M.P. Fabio Morón Díaz.
58
Ver sentencia C-949 de 2001, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
52
2.8.3. Dada la importancia para los fines del Estado del principio de selección
objetiva del contratista, la Corte ha avalado la constitucionalidad de la
licitación o concurso público como procedimiento de selección del
contratista por excelencia dirigido a la selección objetiva59; es más, la
Corte ha reconocido que en tanto la licitación es mencionada en el
artículo 273 superior, el constituyente le confirió categoría de validez
jurídica a la institución.60 En particular, la Corporación ha resaltado la
importancia de dos de los principios que rigen este procedimiento: la
libre concurrencia y la igualdad entre proponentes.61
59
Como se señaló en la sentencia C-949 de 2001, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
60
Ver sentencia C-400 de 1999, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa. Por estas razones la Corte declaró exequible
el artículo 24 de la ley 80.
61
Ver sentencia C-949 de 2001, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
53
62
M.P. Rodrigo escobar Gil.
63
M.P. María Victoria Calle Correa.
54
64
M.P. Fabio Morón Díaz.
65
M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
55
68
Cfr. Ibídem.
69
Cfr. Ibídem.
70
Los ponentes que suscribieron el pliego de modificaciones fueron Germán Vargas Lleras, Ciro Ramírez
Pinzón, Mario Uribe Escobar y José Orlando Mora.
71
Cfr. Gaceta del Congreso No. 90 del 28 de abril de 2006.
58
(…)
(…)
(…)
2.9.6 Los ponentes para segundo debate en Cámara sugirieron también incluir
los siguientes temas:
“Artículo 28.
Sobre el artículo de prórrogas y adiciones aprobado en
Comisión y que correspondía al inciso 2° del artículo 31, por
regular concesiones diferentes (obra pública y
telecomunicaciones) se establece el régimen de cada una de
manera independiente. Así en el artículo siguiente se regula lo
relativo a las concesiones de obra en tanto que en el presente
artículo se establecerá el régimen de las prórrogas en materia de
telecomunicaciones y televisión.
73
Cfr. Gaceta del Congreso No. 536 del 15 de noviembre de 2006.
74
Cfr. Gaceta del Congreso No. 96 del 27 de marzo de 2007.
75
Cfr. Ibídem.
60
Artículo 29.
El artículo se restringe a las concesiones de obra pública,
limitándose el porcentaje previsto para la adición al valor
inicial del contrato y se elimina la alusión a la sumatoria de las
inversiones previstas para el pago del contrato que permitía
interpretaciones conforme a las cuales no habría un límite real.
Se delimita el concepto de adición siempre y cuando no
implique modificación del objeto contractual”76 (negrilla
original).
(…)
Es el caso que mientras tanto tengan que tener la vía los otros
concesionarios, simplemente se empieza a pagar el tema de la
concesión de la vía de la doble calzada a los otros
concesionarios cuando la terminen y ahí sí se recoge toda la
concesión, pero no es impedimento para hacer un proceso
común y corriente contractual.
78
Cfr, Ibídem.
79
Cfr, Ibídem.
63
80
Cfr, Ibídem.
81
Cfr. Gaceta del Congreso No. 261 del 8 de junio de 2007.
64
(…)
82
Cfr. Gaceta del Congreso No. 416 del 28 de agosto de 2007.
83
Cfr. Ibídem.
65
84
Sobre el concepto de corredor o sistema vial en los contratos de concesión de obra de transporte, ver
Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto No. 1050 del 12 de diciembre de 1997, C.P.
Cesar Hoyos Salazar.
67
del Estado y aliviar el impacto fiscal que puede tener la ruptura del
equilibrio económico del negocio –especialmente en los contratos
incompletos y de largo plazo, su empleo debe ser excepcional en virtud
de los principios de planeación y seguridad jurídica. Por ello la
modificación debe obedecer a una causa real y cierta autorizada en la
ley, y debe dirigirse a la satisfacción de los fines estatales
comprometidos en la respectiva contratación.
85
Ver documento Conpes 3413 de 2006. Según este documento, con el fin de maximizar la inversión privada,
se sugiere que se defina en los proyectos de concesión de obra un alcance básico y uno progresivo. “El
alcance progresivo corresponderá al desarrollo de obras sujetas a condiciones, que complementarían
las obras de alcance básico. Estas condiciones estarían relacionadas, entre otros, con aspectos tales como el
nivel de tráfico, la disposición de recursos y/o demás condiciones que estimen relevantes y justifiquen el
desarrollo de obras adicionales.” Para hacer posible tal estructuración de los contrato de concesión de obras,
el Conpes solicitó al INCO: (i) Realizar estudios para definir el alcance progresivo de los proyectos. (ii)
Incluir en la estructuración legal de los contratos, mecanismos para poder desarrollar el alcance progresivo y
realizar las inversiones complementarias. (iii) Incluir en la estructuración legal de los contratos, mecanismos
“para definir las condiciones que activen el desarrollo del alcance progresivo, estableciendo que se llevará a
cabo sólo cuando se hayan alcanzado determinados índices de tráfico y ciertas metas de ingresos, y estén
dadas las condiciones de financiamiento requeridas” (p. 10). Según el mismo documento Conpes, en los
contratos que se adjudicaran bajo estas condiciones: (a) El alcance básico consistiría en la rehabilitación de
las calzadas sencillas existentes y en la construcción de segundas calzadas con una longitud de 673 km. (b) El
alcance progresivo sería la construcción de segundas calzadas con una longitud de 1.076 km.
86
Ver consideración 2.9.8.
71
87
“(…) evitar la paralización o la afectación grave de los servicios públicos a su cargo y asegurar la
inmediata, continua y adecuada prestación” o “(…) evitar la paralización o la afectación grave del servicio
público que se deba satisfacer con él [contrato]”.
72
3 DECISIÓN
RESUELVE
Magistrado
Con aclaración de voto
Magistrado Ponente:
JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB
Con el debido respeto por las decisiones de esta Corte, me permito aclarar mi
voto a la presente sentencia, con fundamento en las siguientes consideraciones:
Fecha ut supra,
Magistrado Ponente:
JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB
Así mismo, en este caso la aclaración de voto que nos hemos reservado va
dirigida a resaltar la necesidad de una verificación restringida al extremo de la
expresión “obras directamente relacionadas con el objeto concesionado”, al
punto de que por todos los medios se debe descartar la posibilidad de que, en
desarrollo de dicha prescripción normativa, pueda permitirse ampliar el objeto
del contrato inicial o que se derive en uno nuevo que privilegie
injustificadamente al contratista actual, a quien por la vía de la prórroga o
adición, y sin que medie licitación pública, se le estaría entregando una nueva
concesión, posibilidad esta última que, desde todo punto de vista sería
reprochable en cuanto desconocería los principios imperativos e insoslayables
81
Fecha ut supra,
Magistrado Ponente:
JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB
entre otras, en las sentencias C-505 de 199588, C-898 de 200989, en las cuales
se inhibió por considerar que las normas controvertidas se encontraban
derogadas y no producían efectos jurídicos; también en la sentencia C-193 de
201190, donde conoció del fondo de normas que para el momento del fallo se
encontraban derogadas pero, pese a ello, producían efectos jurídicos. Es por
esta razón que en esta oportunidad la Corporación profirió una decisión de
exequibilidad condicionada, toda vez que se consideró que la norma seguía
produciendo efectos jurídicos.
Fecha ut supra,