Tengo Llamado Al Pastorado
Tengo Llamado Al Pastorado
Tengo Llamado Al Pastorado
En este momento histórico que está viviendo la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo,
considero, que el llamamiento al ministerio pastoral, es una moneda con dos caras:
El candidato para el ministerio pastoral debe manifestar frutos que, reflejen una
aceptable vida espiritual que corresponda a un auténtico llamamiento. El debe ser un
ejemplo en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza (I Tim. 4:12). El debe ser un
modelo, de tal manera, que la iglesia de donde procede, pueda ver en él, su auténtico
llamado.
Los crecientes problemas humanos generan situaciones muy difíciles. Hoy somos
testigos de la terrible violencia que se vive en este mundo. En la ciudad de Santa Clara
donde me encuentro viviendo hoy junto a mi familia, hemos podido ser testigos del alto
índice de violencia que la misma tiene. No hace mucho un joven de dieciocho años de
edad, agresivamente, mató a un anciano de setenta y tres años que era nuestro vecino,
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cuando vivíamos en el reparto de Virginia. La humanidad vive hoy con mucha
desesperación, y es ahí donde el ministerio del pastor juega un papel muy relevante,
corroborándose su llamamiento.
El auténtico pastor debe estar consciente de la realidad que el mundo de hoy vive. Debe
enfrentarse a un mundo, donde los valores se han perdido. Hoy más que nunca prima la
criminalidad, el robo, las violaciones, el uso indebido de drogas, el alcoholismo, la
degradación moral, la crisis de la familia, etc. Todo esto que hemos mencionado está
creando fuertes tenciones en el ser humano, de manera tal, que el presente siglo
podríamos muy bien calificarlo “el siglo del psicofármaco”. El pastor tiene que cumplir
su ministerio, en un presente patéticamente conflictivo, donde la mayoría de las veces
no tendrá la respuesta eficaz para una solución instantánea. El auténtico pastor nunca
debe aislarse de su contexto o entorno, donde el Señor lo está usando, pero a su vez, no
debe creerse un semidiós. Él pastor debe ser honesto y transparente con él mismo. Él se
va a ver afectado por esta plaga de mal que ha invadido al mundo de hoy; esto lo
ayudaría para dar el mensaje de consuelo, que en Cristo Jesús tenemos (2ª Corintios
1:3-5).
Frente a un mundo, que sufre tanto por lo antes señalado, éste desearía encontrar el
prototipo del hombre nuevo, que sea capaz de vivir conforme a las Escrituras. El mundo
vería en él al hombre justo, integro, santo, bondadoso, lleno del Amor de Dios; en fin, al
hombre compresivo y humano. El mundo, hoy más que nunca, quiere ver, la realidad de
que no exista distancia entre lo que el pastor predica, y su estilo de vida.
El auténtico pastor debe tener la absoluta seguridad de que ha sido Dios quien lo ha
llamado al ministerio pastoral. En mis momentos de crisis, confusión, y a pesar de mi
enfermedad, me mantuve en el ministerio apoyándome en la Gracia de nuestro Señor
Jesucristo, pues siempre estuve convencido de que fue Dios quien me llamó; en
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consecuencia, Él me respaldaría. Mi enfermedad se fue agudizando, y esto me llevó a
que el Comité Ejecutivo de la Convención Evangélica «Los Pinos Nuevos» me diera un
año de licencia. Ese año fue muy difícil para mí; tuve que abandonar mi pueblo, donde
servía al Señor como pastor, y trasladarme a Santa Clara. En la casa donde comenzamos
a vivir, alquilada por la Convención, comenzamos a reunirnos con un grupo de
cristianos de diferentes denominaciones. Ahí ganamos algunas personas para Cristo.
Volví hacer una fuerte recaída, y esto me llevó a tener que abandonar el lugar, e irme a
vivir para otro reparto de Santa Clara, es decir, Virginia. ¿Por qué seguí trabajando, si yo
estaba de licencia por asunto de enfermedad? Esta pregunta es respondida con una frase
del fundador de «Los Pinos Nuevos». Este varón de Dios, era quien nos daba el
devocional, bien temprano en la mañana, cuando cursé mis estudios de teología en el
Seminario de esta amada Convención. El hermano B. G. Lavastida, siempre nos decía:
«Sean como la vela, que se va gastando a medida que irradia su luz»
Finalmente el Comité Ejecutivo, fue quien decidió jubilarme, pues ellos sabían, que si
yo continuaba en el pastorado, moriría. ¿Qué fue entonces, lo que no me despegaba del
ministerio, a pesar de mi débil salud? La respuesta no puede ser otra, que la convicción
del llamado que había recibido de arriba. Ahora bien, ¿terminé el ministerio pastoral
con mi jubilación? No, pues el Señor estaba guiándome a un propósito, que en Su
infinita Soberanía Él quería hacer. Dios me llevó al reparto de Chambery, en la ciudad
de Santa Clara, para prepararle el camino a un joven pastor, que venía comisionado por
la Iglesia Evangélica “Misión Mundial” para plantar una iglesia en Santa Clara. Pasado
algún tiempo, el Gran Yo Soy me une con este joven pastor para formar un equipo, y
plantar una iglesia en ese amado reparto. Hoy me encuentro viviendo en Chambery, y
formando un equipo pastoral con el hermano pastor Yasmany Orozco Torres. Nuestro
Dios dijo en Isaías 55:8-9, lo siguiente: Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los
cielos de la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis
pensamientos más que vuestros pensamientos. Dios lo tiene todo bajo control, no
cayendo a tierra un pajarillo sin el consentimiento de nuestro Padre celestial
(Mat.10:29). La seguridad del llamamiento, que hemos recibido de Dios, nos da
perseverancia en nuestro servicio a Él. Podemos estar pasando por momentos muy
oscuros, donde veamos que las circunstancias nos dicen que somos un fracaso, pero solo
la seguridad de nuestro llamamiento nos hará permanecer; esto es, porque Aquel que
nos llamó nunca se equivoca. El enemigo pondrá en tu mente que tú no eres capaz para
esa misión, que es algo muy fuerte para ti. Satanás se aprovechará de tus momentos
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débiles, y te dirá: Ya vez que estás viviendo impulsado por un emocionalismo, desiste,
pues tú no naciste para esto. Ese es el momento de decirle a Satanás: TE EQUIVOCAS
SATANÁS, YO ESTOY LLAMADO POR LA GRACIA DE MI DIOS, Y ÉL NUNCA SE
EQUIVOCA.