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450 REVISTA DEL COLEGIO DEL ROSARIO MIGUEL ANTONIO CARO 45 1

2.0 Propone la Consiliatura las obras de CARO á la derles la palabra. Porque se trata de una deuda de grati­
admiración y al estudio, y sus virtudes á la imitación de la tud, cuyo pago es forzoso principiar. El Sr. CARO fortificó
juventud colombiana. en mi alma las creencias católicas y las ideas sociales y
3.0 La Comunidad entera asistirá á las exequias que políticas que mis padres me habían inculcado desde la
se harán mañana, en la Catedral, por el alma del Sr. cuna; me enseñó, con su ejemplo, cómo se pelea la buena
CARO. batalla en defensa de la Fe, de la Autoridad, de la Patria;
4. 0 En la REVISTA del Colegio se publicará un elogio creó en mí el amor á la clásica literatura; corrigió y pu­
del insigne finado. blicó mis primeros vacilantes ensayos; con interés y cari-
5;º Copia de este Acuerdo se remitirá á la señora ma­ fío de padre me inició en la lengua de Cicerón y de Virgi­
dre y á cada uno de los hijos del Sr. - CARO. lio; me admitió á la intimidad de su cristiano, de su ben­
Dado en Bogotá, á 5 de Agosto de 1909. dito hogar; me trataba con todo el respeto debido á un
embajador de Cristo, y con toda la confianza, desenfadada,
R.M. CARRASQUILLA-JENARO JIMÉNEz-JosÉ l. deliciosa, del maestro para con el discípulo; del hombre
TRUJILLo-CARLOS UcRós-LrnoRio ZERDA-Miguel Var­ superior para con el que no sería digno, á no vestir sotana;
gas, Secretario. de trabar intimidad con él.
Las coronas, de floree y de elogios, en honor de CARO,
forman una montaña. Acerco á ellas una violetica blanca.
MIGUEL ANTONIO CARO 1 ¿ Quién la verá? La ve Dios, que aceptó el óbolo de la viu­
(HOlliENA.JE DE GRATITUD) da ; la alcanzará á ver el alma bendita de D. MIGUEL AN­
Amigo fervoroso del Sr. D. MIGUEL ANTONIO CARO, TONIO, quien sonreirá ante el humilde obsequio, agrade­
amigo suyo en la próspera y en la adversa fortuna, de los ciendo la intención, y condenañdo lo torpe de la idea, Jo
desatinado de la frase.
primeros en las horas malas y amargas, de los últimos en
este momento t:n que principia la apoteosis de la posteri­
dad y la historia, no tengo la serenidad que se requiere
para juzgar y elogiar al varón egregio, ni poseo entendi­ El genio no se hereda; el talento raras veces se tras­
miento capaz de apreciarlo, ni pluma djgna de sus mere­ mite de padres á hijos.
Es regla general, pero regla que, - como todas, tiene
cimientos y virtudes.
Mas el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario excepciones que la confirman. El gadit:rno D. Francisco
no puede callar ante el sepulcro del que regentó una de Javier Caro, venido á estas Américas, fue poeta regocijado,
sus cátedras; del que, como Patrono, le devolvió su auto­ cristiano á carta cabal, ingenio de primera nota y por
nomía y su régimen constitucional; del que coadyuvó á la añadidura calígrafo sin igual. Hijo suyo - fue D. Antonio
José, muerto en la flor de la edad, poeta, y poeta eminente;
fundación de la Facultad profesional de Artes y Filosofía;
y de esas dos generaciones, de donde habría podido nacer
del que fue cariñoso amigo del Claustro.
Y, aunque varios de mis colegas habrían tejido la co­ un idiota, provino JosÉ EusEBIO CARO, uno de los caracte­
rona fúnebre de CARO con más talento, en mejor forma, res más grandes, uno de los pensadores más hondos que
hayamos tenido, y á mi pobre juicio el poeta de Colombia,
con espíritu más tranquilo, no puedo, en esta ocasión, ce-
REVISTA DEL COLEGIO DEL ROSARIO
MIGUEL ANTONIO CARO 453
Cada nación, en siglo determinado, posee un vate que
la poquedad, según unos; de la humildad, según otros.
sobrepuja á todos los demás, que sintetiza el genio poético
Los planetas pasaron por soles, y los satélites por plane­
de la Nación. ·Homero es el poeta griego; Yirgilio, el ro­
tas. Al sol lo descubrirá algún Herschell en el siglo xxI.
mano; Dante, el de Italia; Goethe, el de Alemania.
MIGUEL ANTONIO había perdido á su padre, á quien
En la pasada centuria, Bello es la gloria poética de
apenas conoció, de quien no recibió influencia directa ; y
Venezuela, Olmedo la del Ecuador, Pesado la de México;
el ilustre abuelo lo adoptó por suyo, y encontrando aquel
y, á mi insignificante parecer, José Eusebio Caro la de
entendimiento y aquella voluntad excelsos en el alma del
esta patria colombiana. Porque Arboleda es tan vehemente
netezuelo, lo formó á su imagen y semejanza. A los doce
como Caro en los patrióticos afectos; Núñez, igualmente
años, el niño tenía ya las creencias católicas, firmes, in­
hondo en el pensamiento; Pombo, más pintoresco; MIGUEL
contrastables, que hicieron de él "adalid de Cristo y de
ANTONIO, más correcto; Gutiérrez González, más espontá­
su Iglesia " ( r); ya poseía los fundamentos de sus opinio­
neo y popular; Ortiz, más grandílocuo y solemne. Pero
nes políticas, tradicionistas pero nunca paralizadas; ya el
José Eusebio Caro los aventaja á todos en el conjunto de
hablar genuino de Castilla; ya su iniciación en la lengua
tan excelsas cualidades.
de Horacio y Ovidio.
Rafael Pombo, uno de los pocos que pudieran consi-
La madre de MIGUEL ANTONIO lo matric�1ló como exter­
derársele rivales, dijo de José Eusebio:
no en el Colegio de San Bartolomé, regentado por los Je­
Poeta fue y altísimo poeta, suitas-admirables maestros de la juventud-recién traí­
No p::>r poeta empero, más por grande;
dos segunda vez á Nueva Granada, por el ilustre D. Ma­
Y él la poesía interpretó completa:
"Soplo creador que el universo expande."
riano Ospina. En El Catolicismo, el inmortal periódico fun­
dado por el Arzobispo Mosquerá, aparecen unos versos la­
Todo en Caro era propio, todo suyo; tinos, intachables, firmados por MIGUEL A. CARO, alumno
El, como el sol, se iluminaba él mismo.
del Colegio de San Bartolomé.
De aquel genio nació MrGUEL ANTONIO. Pero quizá la Los que somos maestros de latinidad harto sabemos
herencia intelectual no le vino de su padre, sino de su que un niño no hace versos latinos en Colombia, á menos
abuelo materno, por el intermedio de aquella DELINA, musa que se haya criado á los pechos de D. Miguel Tobar, que
de José Eusebio, anciana hoy nonagenaria, postrada en un sea hijo-del cantor del Bauti's,;,,o y que se llame MIGUEL
lecho de enfermedad y dolores del alma, pero dueña, por ANTONIO CARO.
extraño suceso, del �igor extraordinario de las facullades Comenzó el Sr. CARO ,€U carrera de poeta por varias
mentales. composiciones que se resienten ·del clasicismo estrecho de
D. Miguel Tobar, prócer de la Independencia, colegial la escuela francesa de Boileau, de la manera española de
y catedrático del Colegio del Rosario, jurisconsulto insig­ los lriartes y Moralines. Era preciso. Para enderezar �n
ne, humanista y literato latino y español, sin más sucesor árbol torcido á la izquierda, se requiere desviarlo de la ver­
- que su nieto, maestro de todos los maestros siguientes, fue tical á la derecha. Por eso los que no podemos salirnos del
uno de aquellos hombres en quienes la modestia se identi­ justo medio, no seremos jamás reformadores.
fica con la persona.· Destelló luz á torrentes sobre sus dis­
cípulos y contemporáneos, y ocultó su faz con el velo de (1) José Telésforo Paúl, Arzobispo de Bo&"otá, Carta en elogio á
M. A. CARO,
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del Orden, sin respetos hu manos, s in p ensar en el qué di­
Entre tanto, CARO iba continuando u na magna labor
rán, sin contar n i m e dir el número y los bríos del adver­
literaria: su traducción á ve rso castellano de todas las
sario. Al principio lo siguieron pocos, muchos después,
obras de Virgilio. La concluyó, la pu blicó. Sus exiguos
una legión en s egu ida. Venían sus discípulos de la falange
haberes padecieron irreparable detrimento; en cambio, Es­
paña y Amér ica y los sabios de Inglaterra, Francia, Ale­ conservadora y del antiguo ej ército liberal. Parecía CARO
el campeón de la intransig encia, y alistó medio ejército
mania, Italia, la proclamaron maravilla de erudición y ta­
enemigo bajo su mando ; semejab a un hombre de hier ro i
lento; la mejor versión al castellano del divino poeta de
Mantua . CARO, que jamás pudo e ntender el valor ni la uti­ fue de los primeros en reconocer al grande es tadista que
se llamó Rafael Núfie z, y brindarle ap oyo y proclamarlo
lidad del dinero, no cayó en la cuenta de la pérdida pecu­
niaria; y, como poco se cuidaba de aplausos ni d� censu­ jefe.
ex-
ras, no advirtió casf el entusi asmo producido por su labor El sentir d e Núñ ez y CARO triunfó en 1886, con la
León
inmor tal. pedición d e la cri stiana Constitución, bendecida por
Es c ar ta
* xtn, y que fue e.n lo sustanci al, obra de CARO, a
pero
Los trabaj os, los estudios literarios eran para CARO tien e de seO'uro defectos como toda obra humana;
ni-
ciego ha de es tar quien no reconozca que devolvió la u
1!)

ocupación secundari a, descanso apenas al fin primario de ra­


dad á la Patria, la paz á las co nciencias; y ¡ cosa adm
i
su vida: la defen sa de la verdad católica, de los principio s re­
d e Libertad y Orden, emblema del escudo d e Colombia. ble! muchos d e los puntos en que l a Nación reclama
formas, son precisamen te aquellos en que· los Del e g atari os
Los e rrores racionalis tas, los principios del más exage­
r�do liberalismo indi_vi dualista habían adquir ido boga con­ d e 1886 modificaron el p·royecto pri mitivo que CARO les
siderable entre las clases ilustradas de la Nueva G ranada. presentó.
Las ideas pasaron á la Constitución y á las l ey es de la Re­

pública, é i nformaron la educación pública oficial. Hay en Améri ca dos clases de hombres públicos imp
. No sin protestas imponentes, no sin porfiada lucha' se
ca da
sibles: unos que mu dan de creencias y opiniones á
l.' g ra al
implantó y sostuvo el nuevo régimen en los Estados Uni- - viento de doctrina que sopla;. en quienes la cabez
i
a po r
dos de Colombia. Los Obispós y sacerdotes defendieron los caprichoso voltear de la moda, el cerebro se gobiern
s q d n in­
el interé s, el corazón por lo s dine ros. Otros
a
_ dogmas de la fe y las leyes santísímas de la Iglesia; y un
e ue
l s del
móviles, como las momias egipcias, como los fós
e
gran número de católicos fieles pelearon en la pren sa la i

buena batalla de la R eligión. Otro grupo de abnegados p eríodo terciario.


no
i nstitutores cristiano s se consagró á inculcar los sanos No perteneció CARO á ni nguno de los dos grupos ;
principios y práctica s en las mentes y corazones juveniles. hubo en él jamás cambio b rusco, pero sí p rogreso incesan­
En otro campo, lo s hombres políticos del partido vencido te ; fue idénti co en el fondo ; mudó en los acci dentes, p ero
icis­
pu gnaban acremente, en favor de la causa de sus simpatías siempre de bien en mejor. Empezó po r el pseudo-clas
y convicciones . mo, que ata el p ensamiento, y terminó con la amplia liber­
Faltaba hacer que tántos esfuerzos convergieran á un tad de las escuelas clásicas genuinas, hasta escribir la oda.
solo fin. Entonces s e levantó MIGUEL ANTONIO CARO. Seme­ A la estatua del Libertador, la expresión acaso más alta de
j ante á José de Maistre, al�ó l� bandera de la �eli�ión ¡ poesía lírica, que h aya brotado de pluma americana; una
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de las joyas más subidas de va lor en l a lengua de León y C.lRO se cita, en calidad de crílico, como, aútorida�
de Quintana. casi ina pelable por los escritores más eminentes �-e AmérJ•
En su horror á l a demagogi a revolucionaria, escribió
ea y E spaña, de PiñeyrQ_ y Menéndez Pelayo abaJQ, .
de joven "No hay libertad sin trono," y murió defendien­ Creo que entre los filósofos colombianos n adie le n �e­
do la República, la Democracia cristiana en su más am­ gue el primer puesto, ni aun los que e,n muo�os -p�ntos
plio, 'legítimo sentido. De mozo no aceptaba lo que no con­ secundarios no merecemos la honra de compar tir ,s1,1s ideas
sagró la autoridad de l a Academia, el ejemplo de los escri­
y su sistema.
tores peninsulares; años después defendió las voces ame­ La prosa de D. MrnuEL ANTONIO á pocas no supera ,�p
ricanas, el derecho de formar nuevos vocablos para expre­ mérito; con ,ninguna se confunde.
sar ideas recién creadas.
Polemista y dialéctico formidable, hiere, mat a, i:lesme­
Nadie estab a como él al tanto del uiovimiento literario nuza al adversario, con el silogismo irrefut able, con �l¡dat9
y cient ífico del mundo. Quería uno á veces agradarlo ó histórico, con la apóstrofe que golpea como l a ,masa d�
sorprenderlo con un dato suelt o, leído por la mañana en el Hércules; con l a ironía que penetra el coraa:ón á modp d�
diario, en l a revist a, acabados de llegar por el correo de estilete toled ano.
Europa. Y él c9mpletaba, rectificaba la noticia -política, Fue siempre original, sin pretenderlo, sin sabtrlo
filológica, bibliográfic a , médica, biológica-y citaba diez acaso. Citaba, citaba mucho, pero no copió nunca; se aprP·
fuentes auténticas de información, y. quedaba el interlocu­ vechaha de todo s aber, pero no plagió jamás; h asta 1011
tor fluctuando entre la humillación y el asombro. ')
axiomas m atemáticos parecían, al salir de su boca 'Ó de su
De todo aquel acervo, sacaba CARO, con su penétrante pluma, cosa nueva,_ nunca oída.
genio analítico, lo que h abía menester, arroj ando con des­ Fue orador parlamentario su i gener:i's, pero Jle talla
precio heces y escorias; con su genio sintético agregab a
superior, como superior fue en todo y por todo. Allí e· l
lo adquirido á la masa de su inmensa sabiduría. Como l as
períoi:lo inmenso de Castelar, l a invectiva de Ríos Rosas, (la
abejas extraía miel sana y sabrosa de las flores más dul­
anécdota que hace pensar, el donaire que .pone son·risa en
ces y de las más amargas, de las saludables y de las vene­
los l abios y frío en el corazón del contrario.
nosas.
Como gramático y filólogo la ciencia debe al S r. c.�ao
muchas contribuciones o riginales; ella le calificará ,no . d.e
La labor literari a y científica del Sr. CARO ni cabe -en mero divulg ador, sino de creador verdadero. La teo _ r(a del
mi pobre cabez a,-ni en est as breves páginas. predicado latino, la del participio c astellano que se le es­
Como traduct or de poetas extraños, antiguos y mo­ capó á Bello' son descubrimientos dignos éle Pptt ó <le .
d e rnos, apenas tiene riv ales en lengua castellana. D02y. Los est udios sobre et· Americanismo en el lengua¡e;
Como vate correcto, intachable, sabedor de todos los sobre l a Aliteracidn se firmarían con orgullo ,en .España ;
secretos del idioma, de los primores más recündi t os de la los artículos sobre Castellanos, sobre Bello, sobre el Quijo­
métrica, de las sensaciones más imperceptibles al oído del te, no·serían desdeñados por Cuet o, Cañete ó Menéndez Y
vulgo, sin perjuicio de la originalidad, del numen, sólo se Pelayo.
a sociarán á su nombre los de su padre, los de - Ra
fael Sin h aber cursado Teología, publicó su estudio sobre.
Pombo, Diego Fallon.; .. y quizá dos ó tres más, San Cirilo Alejandrino. El Sr. Arzobispo Paúhne d�o al
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leerlo: "Los más eminentes teólogos jesuitas habrían fir­ variadas contradicciones y de agrias luchas en todos los.
mado este escrito con orgullo." No fue doctor en Derecho, campos.
y sus conceptos como Consejero de Estado son cánones de Aunque no había simpatizado yo con su candidatura,
·
la legislación nacional. .,. creo que supe distinguir entre el candidato y el Magistra­
· Me falta hablar del poeta latino. Tres grandes volú­ do, y le tributé honor y respeto, y nunca dejé de ser hu­
menes manuscritos de poesías en la lengua de Ovidio ha milde y agradecido amigo de su persona. Pero no lo adulé
- dejado inéditos el Sr. CARO. No sQy latinista: sin falsa jamás. Ni él era hombre que se embriagara con el humo
modestia lo digo. Nadie se hace dueño del idioma del La­ del incienso, que sólo se debe á Dios : soli Deo honor et
cio sin empezar á estudiarlo junto con la lengua materna; gloria.
sin vivir en la sociedad de latinistas insignes, sin dedicarle Paréceme que no ha llegado todavía la época de juz­
la mitad de la vida. Pero, por lo poco que sé de lengua y gar serena é imparcialmente la Administración del Sr. CARO. ·
literatura latinas, me atrevo á d�eir que el Sr. CARO escri- Ni el que estas líneas escribe tendría, en ningún tiem�o,
. bía y versificaba mejor en el idioma de Horacio que en el autoridad en la materia.
de Fray Luis de León. En castellano, apelaba al hipérba­ He oído ya rectificar conceptos de otros días, he leído
ton; en latín corre la frase poética como el lenguaje con­ con satisfacción, á propósito de la muerte de CARO, muchas
versado. ¡ Si llegué yo á imaginar que D. MrGUEL ANTONIO frases que corrigen graves inculpaciones de antaño.
pensaba en latín, é iba traduciend.o las ideas á. idioma Los contemporáneos se apasionan, la historia aclara y
vulgar 1 ttstifica los hechos, Dios es el Juez Supremo de los hom­

-
Si tuviera que explicarle á un extranjero sabio quién bres.
fue MIGUEL ANTONIO CARO, le diría: "Imagine usted un
romano, patricio, de la época de Marco Aurelio, educado
El Sr. CARO fue apellidado por el Dr; Núñez "la pri­
por maestros estoicos con el mayor esmero; supóngalo us­
mera virtud de Colombia." Núíiez no era Papa, ni se ca­
ted convertido al Cristianismo por largas conferencias con
noniza á los hombres en vida. Pero sin ser Pontífice, todo
un Padre de la Iglesia; hágalo ·usted resucitar hacia me:.
el mundo sabe que el Sr. CARO fue· hombre de virtudes
diados del siglo XIX; infúndale el habla castellana y el
excelsas. Su fe católica, sencilla como la del carbonero,
acento de los bogotanos, y déjelo �sted prQceder. Y tendrá
ilustrada c�mo la de un teólogo, le llevó á defender fa Igle­
usted á CARO."
sia en los momentos en que ello no traía sino desprecios y
Esta es la explicación de los tropiezos políticos del
dolores; de su confianza en Dios, de resignación en la vo­
Sr. CARO, Un gobernante no puede IÚ debe ser tan ....
luntad divina, presencié pruebas heroicas en los momentos
¿cómo decir sin Ófensa? tan distinto de su raza, de su na­
más amargos; soy testigo en él de actos admirables de ca­
ción, de su tiempo.
rida�; le vi prudente en situaciones difíciles; siempre con
hambre y sed de justicia, fuert� en la adversidad, modera­
CARO fue electo, por el voto popular, Vicepresidente do en las prosperidades. Manejó los millones del Erario pú­
de Colombia y, por ausencia primero y después por muer­ blico y salió de la Presidencia á devorar las escaseces de los
te del Presidente titular, ejerció durante seis años la pri­ pobres. De todo, hasta de su fe, lo ca!\1mniaron; nadie osó
mera Magistratura de la Nación, en medio de muchas y �ospech¡ir siquiera d� la pureza de sq conducta,
REVISTA DEL COLEGIO DEL .ROSARIO :MIGUEL ANTONIO CAR'O

Contrajo matrimonio con una mujer de esclarecida es­ nó hondo silencio, en medio del cual murmuraba yo sollo­
tirpe, hija ·de un hombre ilustre y sin tacha; inteligente sin zando las últimas plegarias. El alma rOmpió las ataduras,
bachillerías, piadosa sin alardes, firme sin violencias, man­ dejando el cuerpo inerte.
sa sin debilidades, culta sin saberlo, estimada ignorándolo Como el jilguero, cuando oyó el reclamo
por entero. CARO entendió, como lo entendía todo, el teso­ Quiebra, al alzar el vuelo, un débil ramo.
ro que Dios le había dado, y puso ~en aquel ángel toda la Y Cristo, cuya palabra no pasa, confesó-así lo esp e­
fuerza de su voluntad, todos los afectos de su grande alma. ro-delante del Padre Celestial, al que delante de los hom­
Su ·esposa fue presa por largos años de traidora enfer­ bres con tánto valor había sabido confesarlo.
medad. El Sr. CARO le sirvió de esposo, de madre, de en­
fermero. El ;día que Ja santa mujer entregó su alma á
Dios, D. MIGUEL ANTONIO no vertió una lágrima, no exhaló _Cuando yo escribía algún artículo literario, mi princi­
una queja, no produjo un suspiro. Ella murió á las nueve pal preocupación era esta: ¿ qué dirá el Sr. CARO? Ahora
de la mañana: á las seis de la tarde empezó la enfermedad me pregunto: Si desde la eternidad se conocen las miserias
que condujo al Sr. CARO ai sepulcro. del t'iempo, ¿ qué dirá de este escrito el Sr. CARO? Dirá qtt'e
Con sus hijos no fue padre, sino madre. Con sus ami­ los dones egregios que tuvo, no fueron suyos, sino dádiva
gos.... ¿ tuvo amigos el Sr. CARO? No sé si tuvo muchos, de Dios; dirá que se regocija dd bien que hizo á la Patria
aunque sí miles de miles de admiradores. y á la Iglesia; que era verdad cuan to él, dirigido por fa
A mí me trató como íntimo de su alma, hasta el pos­ fe, creyó y supo enseñar; dirá que "todo hombre perece ";
trer suspiro. ¡ Dios se lo haya pagado 1 ¡ Dios lo bendiga 1 ,dirá que "la gloria del Señor permanece eternamente."
• R. M, CARRASQUILLA
Tuve, 9onformándome con sus deseos, la dolorosa sa­
tisfacción de acompañarlo en su última hora, de "ayudar­
lo á buen morir," según la profunda frase cristiana y es­ M. A. CARO
pañola.
Iba yo viendo, con íntimo pesar, cómo se apagaba. aque­ (Elogio fúnebre)
lla soberana inteligencia, cómo la regia voluntad ya no Descendió al ocaso como el sol, augusto, sereno y solo,
imperaba. Siempre, como cristiano, creí y creo en el alma envuelto en la púrpura de su gloria'; y se extendió por la
inmortal; estuve y estoy persuadido, como discípulo de la
Patria ese sentimiento de inquietud y pavor que infunde
Filosofía, de verdad tan clara y evidente; pero en aquellos
en el alma la extinción de la luz.
momentos, vi con mis ojos, palpé la inmortalidad del espí­ ¡Murió el gran ciudadano I Ahí está inerte ese brazo po­
ritu, soplo de Dios, imagen del Hacedor infinito. ¡ Nó I este deroso que señalaba á su Patria rumbos nuevos; muaa la
entendimiento no se extingue; no perece tánta ciencia, ca­ boca en donde se encendía el verbo de la elocuencia ; hun­
ridad tan encendida no se apaga, carácter tan entero no se dida la frente que se erguía antes con la altivez de Tas
·troncha por la enfermedad y por la muerte! cumbres andinas ..... Por ajenos hombros es cond·ucido el
Cesó la agonía; los ojos brillantes y fijos en la luz de la que jamás se movió por impulso extraño,' sino por su pro.
�terpid�d abierta ante ellos, se cerraron sin esfuerzo. Reí-
REVISTA DEL COLEGIO DEL ROSARIO
M. A, CARO

pia voluntad dominadora. Y el ánimo a ngustiado se pre­ un bajo relieve antiguo, y la más alta de sus inspiraciones
g unta cuántos años han d e pasar antes de que el país v uel, es la que dedicó á la estatua d el Padre de l a Patria, op�­
va á ver una inteligencia de tan regi a estirpe, unida á ·un
niendo mon u mento á monu mento, y prestando al frágil
. carácter que se fundió en el molde eterno de la grandeza
ritmo de las p alabras aladas la firmeza del bronce inmor­
cristiana. tal. Romana era su eloc uencia, qut- u na s ve ces tenía el p e­
CAao, nacido y formado en este remoto centro de cul­ ríodo rotundo y la ática ironía de Cicerón ; otras, la frase
tura, ·de donde nunca salió, presenta, elevadas al grado acerada y cortante de Tácito: Romano era s u carácter, aus­
máximo, las mejores condiciones de su raza; y más bi en
tero é igual, a ntes de quebrar que de torcer y que lo hizo
- que hijo de un país incipiente, parece fruto sazonado de
esclavo de l o que él juzgó su deber, única escl avitud que
las se culares civilizaciones europeas. En él, como en ciertos
conoció en su vida. J amár» vaciló, ni cedió ante el mie clo ni
grandes estadistas ingleses, el humanista prestaba su he­ se rindfo al halago. Era el varón ju sto y constante de que
chizo al _ sociólogo ; y el poeta hacía más vi vas las· intui­ nos habla Horacio.
ciones d el hombre de Estado. El talento de CARO era como Podría llamárselc estoico, y considerársele discípulo de
un diamante hermosísimo que por cada una de sus facetas Epicteto y Marco Aurelio, si la rigidez de sus sentimientos
d espe día rayos de luz: Su.carrera fue una revel acipn con­ no se hu biera a blandado con la su ave unción del óleo de
tinua de aspectos nuevos y no sospechados d e su poder in­ la caridad cristiana. Romana.f ue su vida ; pero no al modo
telectual. _ Primero el poeta y el hamanista, desp ués el filó­ de los tiempos· de la Roma imperial, ávida de riq ue��s Y
sofo y el publicista, l uégo el orador y el jurisperito; y ebria de goces sensuales; sino á la m anera de la VteJ a Y
finalm,ente el político y el hombre de Est ado. Y todas e stas gloríosa R epública, la de los C urcios y los Gracos. Quien
varias manifestaciones eran armónicas y convergían á un lo recuerde, en su casa mode stísima, donde no hay otro
centro común, porq ue en C,\RO, como en todos los cerebros a dorno qu e el busto de s u a mado poe ta latino, rod eado de
superiores, había una tendencia irresistible á la unidad. Y s u santa esposa y de sus hijos, viviendo e n honrada p o­
era espectáculo hermoso el ver cómo en torno d el político breza, sin pe_dir ni ambicionar bien alg uno terreno, sin
desengañado y austero, a ún revol aba el coro d e;las Musas y rendir c ulto al interés, sino á aq uellas ideas que Platón
las Gracias, amables compañeras de su primera juventud. !l a ma " puras, inmóviles y bienaventurad as," tiene que
CARO, nacido en medio de una d emocracia t urbulenta, _
reconocer q ue aún no se ha extinguido la raza de los Cm­
era un hijo espiritu al d e la antigua Roma. Era romana su cinatos. Y si la modesta h eredad del ilustre dietador fue
figura, tanto la nob le fre nte q ue parecía pedir l a corona u n símbolo glorioso para_ los romanos, para :Q.OSotros debe
cívica, como el busto arrogante q ue reclamaba la toga de ser timbre de honor y tema de meditación moral la casa
anchos pliegues, d e Cicerón. Romano era su pensamiento, humilde que ilena la sombra de CARO.
. q ue tenía como dotes c�racterísticas l a majest ad y la soli­ L a h uella de la labor de CARO no se borrará en el país,
d ez. Sus obras ofrecen la precisión y pureza de líneas d e antes bien, será cada vez más ancha y l uminosa. S u obra
los monu mentos arquite ctónicos. El ritmo conceptual orga­
resistirá los embat es del tiempo, como noble ofrenda en
niza y pone en movimiento l as ideas con l a solemnidad d e las aras de la verdad, el bien y la b elleza, y descollará en­
una teoría de l os á u reos ti empos de la Gre cia. Sus gran­
tre el polvo que qu ede de otras frágiles construccio�ei de
d es estrofas poéticas tienen l a densid ad y la consistencia de estos tiempos como. la gran Pirámide sobre la calcmada
igualdad del Desierto,
464 REVISTA DEL COLEGIO DÉL ROSARÍO
POESÍAS INÉDITAS DE M, A. CARO 465
Ah, bien está que truene el cañón, que se enluten los
pabellones nacionales, que vibren las voces de la tribuna
y de la prensa; que la ciudad entera acompañe estos res­ ORACION DEL HOMBRE PUBLICO *
tos mortales; porque es el en tierro de un soberano, que
tenía en sus manos el cetro del pensamiento. La democra­ Si no vencer, mas combatir m·e obliga
cia igualitaria, que n@ reconoce diferencias sociales, se in­ Por la fe y el honor; si hay un Dios bueno �
clina-respetuosa ante la realeza del genio. Todos los hono­ Que enmendar sabe el éxito terreno
res son escasos para tributarlos á uno de los pocos hom­ Cuando, Supremo Juez, premia y castiga,
bres que.han hecho llegar el nombre de la Patria, con eco Adelantel-No temo la enemiga
glorioso, más allá de los mares ; todas las lágrimas son dé­ Saña, aleve puñal, sutil veneno;
bil e'.X'.presión del duelo que produce en las· almas esta irre­ Con pecho firme y ánimo sereno
parable orfandad espiritual. Que calle la pluma y hable Dispuesto estoy á la mortal fatiga.
sólo el sentimient o.
ANTONIO GOMEZ RESTREPO Sólo el contagio de pasiones temo,
(De El Nuevo Tiempo) Temo la justa indignación que inspira
De pérfido enemigo la asechanza.

POE.SIAS INNDITAS Oh Dios! á los asaltos de la ira


Cierra mi corazón, y en lance extremo
DE MIGUEL ANTONIO CARO
Prefiera yo el martirio á la venganza !
EL PENSAMIENTO DE LA MUER TE Enero:
1895
Un año, un mes, un día, un punto falta
Para que emprendas el tremendo vuelo
Sobre el espacio que di vide el suelo LA DIVINA GRACIA
De mística región más pura y alta.
Venne una ,nan dal·celo
Inevitable trance I Y no te asalta ,..
Temor y espanto de perder el cielo ? Cual junco dócil ó flotante nido
Y aun pones tu cuidado y tu desvelo A merced de las olas y del viento,
En la caduca flor que el prado esmalta ? Leve, sin alas deslizarme siento
En nebuloso piélag.o perdido.
Te falta un solo instante; en un instante
Despertarás del engañoso sueño Nada alcanzan la vista ni el oído,
Y al Soberano Juez verás delante. En vacuo seno el pie posar no intento;
Cruzando voy incógnito elemento,
Ea I invoca á Jesús, tu dulce dueño,
Por incógnita fuerza dirigido.
Y con fe viva y corazón amante
Ciñe los brazos del sagrado leño, * Este soneto se publicó en algún diario, pero es casi desconocido
del publico.

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