2 Miguel Antonio Caro Pag 450 464
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2.0 Propone la Consiliatura las obras de CARO á la derles la palabra. Porque se trata de una deuda de grati
admiración y al estudio, y sus virtudes á la imitación de la tud, cuyo pago es forzoso principiar. El Sr. CARO fortificó
juventud colombiana. en mi alma las creencias católicas y las ideas sociales y
3.0 La Comunidad entera asistirá á las exequias que políticas que mis padres me habían inculcado desde la
se harán mañana, en la Catedral, por el alma del Sr. cuna; me enseñó, con su ejemplo, cómo se pelea la buena
CARO. batalla en defensa de la Fe, de la Autoridad, de la Patria;
4. 0 En la REVISTA del Colegio se publicará un elogio creó en mí el amor á la clásica literatura; corrigió y pu
del insigne finado. blicó mis primeros vacilantes ensayos; con interés y cari-
5;º Copia de este Acuerdo se remitirá á la señora ma fío de padre me inició en la lengua de Cicerón y de Virgi
dre y á cada uno de los hijos del Sr. - CARO. lio; me admitió á la intimidad de su cristiano, de su ben
Dado en Bogotá, á 5 de Agosto de 1909. dito hogar; me trataba con todo el respeto debido á un
embajador de Cristo, y con toda la confianza, desenfadada,
R.M. CARRASQUILLA-JENARO JIMÉNEz-JosÉ l. deliciosa, del maestro para con el discípulo; del hombre
TRUJILLo-CARLOS UcRós-LrnoRio ZERDA-Miguel Var superior para con el que no sería digno, á no vestir sotana;
gas, Secretario. de trabar intimidad con él.
Las coronas, de floree y de elogios, en honor de CARO,
forman una montaña. Acerco á ellas una violetica blanca.
MIGUEL ANTONIO CARO 1 ¿ Quién la verá? La ve Dios, que aceptó el óbolo de la viu
(HOlliENA.JE DE GRATITUD) da ; la alcanzará á ver el alma bendita de D. MIGUEL AN
Amigo fervoroso del Sr. D. MIGUEL ANTONIO CARO, TONIO, quien sonreirá ante el humilde obsequio, agrade
amigo suyo en la próspera y en la adversa fortuna, de los ciendo la intención, y condenañdo lo torpe de la idea, Jo
desatinado de la frase.
primeros en las horas malas y amargas, de los últimos en
este momento t:n que principia la apoteosis de la posteri
dad y la historia, no tengo la serenidad que se requiere
para juzgar y elogiar al varón egregio, ni poseo entendi El genio no se hereda; el talento raras veces se tras
miento capaz de apreciarlo, ni pluma djgna de sus mere mite de padres á hijos.
Es regla general, pero regla que, - como todas, tiene
cimientos y virtudes.
Mas el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario excepciones que la confirman. El gadit:rno D. Francisco
no puede callar ante el sepulcro del que regentó una de Javier Caro, venido á estas Américas, fue poeta regocijado,
sus cátedras; del que, como Patrono, le devolvió su auto cristiano á carta cabal, ingenio de primera nota y por
nomía y su régimen constitucional; del que coadyuvó á la añadidura calígrafo sin igual. Hijo suyo - fue D. Antonio
José, muerto en la flor de la edad, poeta, y poeta eminente;
fundación de la Facultad profesional de Artes y Filosofía;
y de esas dos generaciones, de donde habría podido nacer
del que fue cariñoso amigo del Claustro.
Y, aunque varios de mis colegas habrían tejido la co un idiota, provino JosÉ EusEBIO CARO, uno de los caracte
rona fúnebre de CARO con más talento, en mejor forma, res más grandes, uno de los pensadores más hondos que
hayamos tenido, y á mi pobre juicio el poeta de Colombia,
con espíritu más tranquilo, no puedo, en esta ocasión, ce-
REVISTA DEL COLEGIO DEL ROSARIO
MIGUEL ANTONIO CARO 453
Cada nación, en siglo determinado, posee un vate que
la poquedad, según unos; de la humildad, según otros.
sobrepuja á todos los demás, que sintetiza el genio poético
Los planetas pasaron por soles, y los satélites por plane
de la Nación. ·Homero es el poeta griego; Yirgilio, el ro
tas. Al sol lo descubrirá algún Herschell en el siglo xxI.
mano; Dante, el de Italia; Goethe, el de Alemania.
MIGUEL ANTONIO había perdido á su padre, á quien
En la pasada centuria, Bello es la gloria poética de
apenas conoció, de quien no recibió influencia directa ; y
Venezuela, Olmedo la del Ecuador, Pesado la de México;
el ilustre abuelo lo adoptó por suyo, y encontrando aquel
y, á mi insignificante parecer, José Eusebio Caro la de
entendimiento y aquella voluntad excelsos en el alma del
esta patria colombiana. Porque Arboleda es tan vehemente
netezuelo, lo formó á su imagen y semejanza. A los doce
como Caro en los patrióticos afectos; Núñez, igualmente
años, el niño tenía ya las creencias católicas, firmes, in
hondo en el pensamiento; Pombo, más pintoresco; MIGUEL
contrastables, que hicieron de él "adalid de Cristo y de
ANTONIO, más correcto; Gutiérrez González, más espontá
su Iglesia " ( r); ya poseía los fundamentos de sus opinio
neo y popular; Ortiz, más grandílocuo y solemne. Pero
nes políticas, tradicionistas pero nunca paralizadas; ya el
José Eusebio Caro los aventaja á todos en el conjunto de
hablar genuino de Castilla; ya su iniciación en la lengua
tan excelsas cualidades.
de Horacio y Ovidio.
Rafael Pombo, uno de los pocos que pudieran consi-
La madre de MIGUEL ANTONIO lo matric�1ló como exter
derársele rivales, dijo de José Eusebio:
no en el Colegio de San Bartolomé, regentado por los Je
Poeta fue y altísimo poeta, suitas-admirables maestros de la juventud-recién traí
No p::>r poeta empero, más por grande;
dos segunda vez á Nueva Granada, por el ilustre D. Ma
Y él la poesía interpretó completa:
"Soplo creador que el universo expande."
riano Ospina. En El Catolicismo, el inmortal periódico fun
dado por el Arzobispo Mosquerá, aparecen unos versos la
Todo en Caro era propio, todo suyo; tinos, intachables, firmados por MIGUEL A. CARO, alumno
El, como el sol, se iluminaba él mismo.
del Colegio de San Bartolomé.
De aquel genio nació MrGUEL ANTONIO. Pero quizá la Los que somos maestros de latinidad harto sabemos
herencia intelectual no le vino de su padre, sino de su que un niño no hace versos latinos en Colombia, á menos
abuelo materno, por el intermedio de aquella DELINA, musa que se haya criado á los pechos de D. Miguel Tobar, que
de José Eusebio, anciana hoy nonagenaria, postrada en un sea hijo-del cantor del Bauti's,;,,o y que se llame MIGUEL
lecho de enfermedad y dolores del alma, pero dueña, por ANTONIO CARO.
extraño suceso, del �igor extraordinario de las facullades Comenzó el Sr. CARO ,€U carrera de poeta por varias
mentales. composiciones que se resienten ·del clasicismo estrecho de
D. Miguel Tobar, prócer de la Independencia, colegial la escuela francesa de Boileau, de la manera española de
y catedrático del Colegio del Rosario, jurisconsulto insig los lriartes y Moralines. Era preciso. Para enderezar �n
ne, humanista y literato latino y español, sin más sucesor árbol torcido á la izquierda, se requiere desviarlo de la ver
- que su nieto, maestro de todos los maestros siguientes, fue tical á la derecha. Por eso los que no podemos salirnos del
uno de aquellos hombres en quienes la modestia se identi justo medio, no seremos jamás reformadores.
fica con la persona.· Destelló luz á torrentes sobre sus dis
cípulos y contemporáneos, y ocultó su faz con el velo de (1) José Telésforo Paúl, Arzobispo de Bo&"otá, Carta en elogio á
M. A. CARO,
MIGUEL ANTONIO CARO 45·5
454 REVISTA DEL COLEGIO DEL ROSARIO
del Orden, sin respetos hu manos, s in p ensar en el qué di
Entre tanto, CARO iba continuando u na magna labor
rán, sin contar n i m e dir el número y los bríos del adver
literaria: su traducción á ve rso castellano de todas las
sario. Al principio lo siguieron pocos, muchos después,
obras de Virgilio. La concluyó, la pu blicó. Sus exiguos
una legión en s egu ida. Venían sus discípulos de la falange
haberes padecieron irreparable detrimento; en cambio, Es
paña y Amér ica y los sabios de Inglaterra, Francia, Ale conservadora y del antiguo ej ército liberal. Parecía CARO
el campeón de la intransig encia, y alistó medio ejército
mania, Italia, la proclamaron maravilla de erudición y ta
enemigo bajo su mando ; semejab a un hombre de hier ro i
lento; la mejor versión al castellano del divino poeta de
Mantua . CARO, que jamás pudo e ntender el valor ni la uti fue de los primeros en reconocer al grande es tadista que
se llamó Rafael Núfie z, y brindarle ap oyo y proclamarlo
lidad del dinero, no cayó en la cuenta de la pérdida pecu
niaria; y, como poco se cuidaba de aplausos ni d� censu jefe.
ex-
ras, no advirtió casf el entusi asmo producido por su labor El sentir d e Núñ ez y CARO triunfó en 1886, con la
León
inmor tal. pedición d e la cri stiana Constitución, bendecida por
Es c ar ta
* xtn, y que fue e.n lo sustanci al, obra de CARO, a
pero
Los trabaj os, los estudios literarios eran para CARO tien e de seO'uro defectos como toda obra humana;
ni-
ciego ha de es tar quien no reconozca que devolvió la u
1!)
-
Si tuviera que explicarle á un extranjero sabio quién bres.
fue MIGUEL ANTONIO CARO, le diría: "Imagine usted un
romano, patricio, de la época de Marco Aurelio, educado
El Sr. CARO fue apellidado por el Dr; Núñez "la pri
por maestros estoicos con el mayor esmero; supóngalo us
mera virtud de Colombia." Núíiez no era Papa, ni se ca
ted convertido al Cristianismo por largas conferencias con
noniza á los hombres en vida. Pero sin ser Pontífice, todo
un Padre de la Iglesia; hágalo ·usted resucitar hacia me:.
el mundo sabe que el Sr. CARO fue· hombre de virtudes
diados del siglo XIX; infúndale el habla castellana y el
excelsas. Su fe católica, sencilla como la del carbonero,
acento de los bogotanos, y déjelo �sted prQceder. Y tendrá
ilustrada c�mo la de un teólogo, le llevó á defender fa Igle
usted á CARO."
sia en los momentos en que ello no traía sino desprecios y
Esta es la explicación de los tropiezos políticos del
dolores; de su confianza en Dios, de resignación en la vo
Sr. CARO, Un gobernante no puede IÚ debe ser tan ....
luntad divina, presencié pruebas heroicas en los momentos
¿cómo decir sin Ófensa? tan distinto de su raza, de su na
más amargos; soy testigo en él de actos admirables de ca
ción, de su tiempo.
rida�; le vi prudente en situaciones difíciles; siempre con
hambre y sed de justicia, fuert� en la adversidad, modera
CARO fue electo, por el voto popular, Vicepresidente do en las prosperidades. Manejó los millones del Erario pú
de Colombia y, por ausencia primero y después por muer blico y salió de la Presidencia á devorar las escaseces de los
te del Presidente titular, ejerció durante seis años la pri pobres. De todo, hasta de su fe, lo ca!\1mniaron; nadie osó
mera Magistratura de la Nación, en medio de muchas y �ospech¡ir siquiera d� la pureza de sq conducta,
REVISTA DEL COLEGIO DEL .ROSARIO :MIGUEL ANTONIO CAR'O
Contrajo matrimonio con una mujer de esclarecida es nó hondo silencio, en medio del cual murmuraba yo sollo
tirpe, hija ·de un hombre ilustre y sin tacha; inteligente sin zando las últimas plegarias. El alma rOmpió las ataduras,
bachillerías, piadosa sin alardes, firme sin violencias, man dejando el cuerpo inerte.
sa sin debilidades, culta sin saberlo, estimada ignorándolo Como el jilguero, cuando oyó el reclamo
por entero. CARO entendió, como lo entendía todo, el teso Quiebra, al alzar el vuelo, un débil ramo.
ro que Dios le había dado, y puso ~en aquel ángel toda la Y Cristo, cuya palabra no pasa, confesó-así lo esp e
fuerza de su voluntad, todos los afectos de su grande alma. ro-delante del Padre Celestial, al que delante de los hom
Su ·esposa fue presa por largos años de traidora enfer bres con tánto valor había sabido confesarlo.
medad. El Sr. CARO le sirvió de esposo, de madre, de en
fermero. El ;día que Ja santa mujer entregó su alma á
Dios, D. MIGUEL ANTONIO no vertió una lágrima, no exhaló _Cuando yo escribía algún artículo literario, mi princi
una queja, no produjo un suspiro. Ella murió á las nueve pal preocupación era esta: ¿ qué dirá el Sr. CARO? Ahora
de la mañana: á las seis de la tarde empezó la enfermedad me pregunto: Si desde la eternidad se conocen las miserias
que condujo al Sr. CARO ai sepulcro. del t'iempo, ¿ qué dirá de este escrito el Sr. CARO? Dirá qtt'e
Con sus hijos no fue padre, sino madre. Con sus ami los dones egregios que tuvo, no fueron suyos, sino dádiva
gos.... ¿ tuvo amigos el Sr. CARO? No sé si tuvo muchos, de Dios; dirá que se regocija dd bien que hizo á la Patria
aunque sí miles de miles de admiradores. y á la Iglesia; que era verdad cuan to él, dirigido por fa
A mí me trató como íntimo de su alma, hasta el pos fe, creyó y supo enseñar; dirá que "todo hombre perece ";
trer suspiro. ¡ Dios se lo haya pagado 1 ¡ Dios lo bendiga 1 ,dirá que "la gloria del Señor permanece eternamente."
• R. M, CARRASQUILLA
Tuve, 9onformándome con sus deseos, la dolorosa sa
tisfacción de acompañarlo en su última hora, de "ayudar
lo á buen morir," según la profunda frase cristiana y es M. A. CARO
pañola.
Iba yo viendo, con íntimo pesar, cómo se apagaba. aque (Elogio fúnebre)
lla soberana inteligencia, cómo la regia voluntad ya no Descendió al ocaso como el sol, augusto, sereno y solo,
imperaba. Siempre, como cristiano, creí y creo en el alma envuelto en la púrpura de su gloria'; y se extendió por la
inmortal; estuve y estoy persuadido, como discípulo de la
Patria ese sentimiento de inquietud y pavor que infunde
Filosofía, de verdad tan clara y evidente; pero en aquellos
en el alma la extinción de la luz.
momentos, vi con mis ojos, palpé la inmortalidad del espí ¡Murió el gran ciudadano I Ahí está inerte ese brazo po
ritu, soplo de Dios, imagen del Hacedor infinito. ¡ Nó I este deroso que señalaba á su Patria rumbos nuevos; muaa la
entendimiento no se extingue; no perece tánta ciencia, ca boca en donde se encendía el verbo de la elocuencia ; hun
ridad tan encendida no se apaga, carácter tan entero no se dida la frente que se erguía antes con la altivez de Tas
·troncha por la enfermedad y por la muerte! cumbres andinas ..... Por ajenos hombros es cond·ucido el
Cesó la agonía; los ojos brillantes y fijos en la luz de la que jamás se movió por impulso extraño,' sino por su pro.
�terpid�d abierta ante ellos, se cerraron sin esfuerzo. Reí-
REVISTA DEL COLEGIO DEL ROSARIO
M. A, CARO
pia voluntad dominadora. Y el ánimo a ngustiado se pre un bajo relieve antiguo, y la más alta de sus inspiraciones
g unta cuántos años han d e pasar antes de que el país v uel, es la que dedicó á la estatua d el Padre de l a Patria, op�
va á ver una inteligencia de tan regi a estirpe, unida á ·un
niendo mon u mento á monu mento, y prestando al frágil
. carácter que se fundió en el molde eterno de la grandeza
ritmo de las p alabras aladas la firmeza del bronce inmor
cristiana. tal. Romana era su eloc uencia, qut- u na s ve ces tenía el p e
CAao, nacido y formado en este remoto centro de cul ríodo rotundo y la ática ironía de Cicerón ; otras, la frase
tura, ·de donde nunca salió, presenta, elevadas al grado acerada y cortante de Tácito: Romano era s u carácter, aus
máximo, las mejores condiciones de su raza; y más bi en
tero é igual, a ntes de quebrar que de torcer y que lo hizo
- que hijo de un país incipiente, parece fruto sazonado de
esclavo de l o que él juzgó su deber, única escl avitud que
las se culares civilizaciones europeas. En él, como en ciertos
conoció en su vida. J amár» vaciló, ni cedió ante el mie clo ni
grandes estadistas ingleses, el humanista prestaba su he se rindfo al halago. Era el varón ju sto y constante de que
chizo al _ sociólogo ; y el poeta hacía más vi vas las· intui nos habla Horacio.
ciones d el hombre de Estado. El talento de CARO era como Podría llamárselc estoico, y considerársele discípulo de
un diamante hermosísimo que por cada una de sus facetas Epicteto y Marco Aurelio, si la rigidez de sus sentimientos
d espe día rayos de luz: Su.carrera fue una revel acipn con no se hu biera a blandado con la su ave unción del óleo de
tinua de aspectos nuevos y no sospechados d e su poder in la caridad cristiana. Romana.f ue su vida ; pero no al modo
telectual. _ Primero el poeta y el hamanista, desp ués el filó de los tiempos· de la Roma imperial, ávida de riq ue��s Y
sofo y el publicista, l uégo el orador y el jurisperito; y ebria de goces sensuales; sino á la m anera de la VteJ a Y
finalm,ente el político y el hombre de Est ado. Y todas e stas gloríosa R epública, la de los C urcios y los Gracos. Quien
varias manifestaciones eran armónicas y convergían á un lo recuerde, en su casa mode stísima, donde no hay otro
centro común, porq ue en C,\RO, como en todos los cerebros a dorno qu e el busto de s u a mado poe ta latino, rod eado de
superiores, había una tendencia irresistible á la unidad. Y s u santa esposa y de sus hijos, viviendo e n honrada p o
era espectáculo hermoso el ver cómo en torno d el político breza, sin pe_dir ni ambicionar bien alg uno terreno, sin
desengañado y austero, a ún revol aba el coro d e;las Musas y rendir c ulto al interés, sino á aq uellas ideas que Platón
las Gracias, amables compañeras de su primera juventud. !l a ma " puras, inmóviles y bienaventurad as," tiene que
CARO, nacido en medio de una d emocracia t urbulenta, _
reconocer q ue aún no se ha extinguido la raza de los Cm
era un hijo espiritu al d e la antigua Roma. Era romana su cinatos. Y si la modesta h eredad del ilustre dietador fue
figura, tanto la nob le fre nte q ue parecía pedir l a corona u n símbolo glorioso para_ los romanos, para :Q.OSotros debe
cívica, como el busto arrogante q ue reclamaba la toga de ser timbre de honor y tema de meditación moral la casa
anchos pliegues, d e Cicerón. Romano era su pensamiento, humilde que ilena la sombra de CARO.
. q ue tenía como dotes c�racterísticas l a majest ad y la soli L a h uella de la labor de CARO no se borrará en el país,
d ez. Sus obras ofrecen la precisión y pureza de líneas d e antes bien, será cada vez más ancha y l uminosa. S u obra
los monu mentos arquite ctónicos. El ritmo conceptual orga
resistirá los embat es del tiempo, como noble ofrenda en
niza y pone en movimiento l as ideas con l a solemnidad d e las aras de la verdad, el bien y la b elleza, y descollará en
una teoría de l os á u reos ti empos de la Gre cia. Sus gran
tre el polvo que qu ede de otras frágiles construccio�ei de
d es estrofas poéticas tienen l a densid ad y la consistencia de estos tiempos como. la gran Pirámide sobre la calcmada
igualdad del Desierto,
464 REVISTA DEL COLEGIO DÉL ROSARÍO
POESÍAS INÉDITAS DE M, A. CARO 465
Ah, bien está que truene el cañón, que se enluten los
pabellones nacionales, que vibren las voces de la tribuna
y de la prensa; que la ciudad entera acompañe estos res ORACION DEL HOMBRE PUBLICO *
tos mortales; porque es el en tierro de un soberano, que
tenía en sus manos el cetro del pensamiento. La democra Si no vencer, mas combatir m·e obliga
cia igualitaria, que n@ reconoce diferencias sociales, se in Por la fe y el honor; si hay un Dios bueno �
clina-respetuosa ante la realeza del genio. Todos los hono Que enmendar sabe el éxito terreno
res son escasos para tributarlos á uno de los pocos hom Cuando, Supremo Juez, premia y castiga,
bres que.han hecho llegar el nombre de la Patria, con eco Adelantel-No temo la enemiga
glorioso, más allá de los mares ; todas las lágrimas son dé Saña, aleve puñal, sutil veneno;
bil e'.X'.presión del duelo que produce en las· almas esta irre Con pecho firme y ánimo sereno
parable orfandad espiritual. Que calle la pluma y hable Dispuesto estoy á la mortal fatiga.
sólo el sentimient o.
ANTONIO GOMEZ RESTREPO Sólo el contagio de pasiones temo,
(De El Nuevo Tiempo) Temo la justa indignación que inspira
De pérfido enemigo la asechanza.