Tema 6 - La Santisima Trinidad
Tema 6 - La Santisima Trinidad
Tema 6 - La Santisima Trinidad
OBJETIVO Comprender que el misterio de la Santísima Trinidad consiste en que Dios es uno
solo y tres personas distintas a la vez, que en Dios no hay sino una sola esencia, una sola
naturaleza y no obstante hay tres personas realmente distintas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios
Espíritu Santo.
La Santísima Trinidad se ha manifestado a través del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Pero la
plena revelación del misterio de la Santísima Trinidad se le atribuye al mismo Jesús, tanto a juzgar por su
relación manifiesta con Dios, a quien llamaba “Padre”, como por medio de su testimonio y sus enseñanzas.
El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (CCIC) lo explica así: “La Iglesia expresa su fe trinitaria
confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un
solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las
tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es
engendrado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo”. (CCIC, 48)
En el marco del dogma, el Dios Padre es el creador de todo lo que existe, lo visible y lo invisible, el creador
de la vida en todas sus formas y manifestaciones. Jesús es el Hijo único de Dios, quien procede de su
misma naturaleza y acepta encarnarse en la Humanidad para dar cumplimiento a los designios del Padre,
nos libera del pecado y nos lleva a la vida eterna. El Espíritu Santo, que proviene de ambos, es el que
infunde la vida e inspira acciones y palabras de bien en los corazones.
La enseñanza bíblica de la Trinidad puede ser resumida en tres simples declaraciones que deben ser
creídas colectivamente:
Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia deja claro que solo hay un Dios. El mandamiento más grande
declara que solo hay un Dios que es digno de nuestro amor y obediencia.
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El único Dios verdadero existe eternamente como tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Aunque es verdad que Dios se reveló progresivamente al hombre a lo largo de la historia mientras que la
Palabra de Dios estaba siendo escrita, hasta dar la revelación completa de Sí mismo en el Nuevo
Testamento, igual encontramos evidencias de las tres Personas de la Trinidad incluso desde el principio
del Antiguo Testamento: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Génesis 1:26) El “hagamos” y “nuestra” aquí no puede
referirse a los ángeles, ya que los ángeles no ayudaron a Dios a crear nada, y el hombre no fue creado a
imagen de los ángeles. El hombre fue creado a imagen de Dios (Gen. 1:27). Por lo tanto, hay un fuerte
argumento para la pluralidad de la naturaleza de Dios. Todas las tres Personas de la Trinidad estaban
involucradas en la obra de la creación.
La Biblia comienza por mencionar el Padre: “En el principio Dios…” (Gén. 1:1). A través de toda la Biblia,
el Padre es visto como un Dios soberano sobre todas las cosas. Esto también se puede ver en todas las
declaraciones de Jesús acerca de estar sometido a la voluntad de Su Padre, especialmente después de la
Resurrección, cuando Jesús llamó el Padre “Dios”: “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido
a mi Padre; más ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro
Dios”.(Jn 20:17).
Las epístolas continúan con la misma verdad. Por ejemplo, Pablo escribe: “¡Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, Padre de los misericordias y Dios de toda consolación (…)”! (II Cor. 1: 3); “Un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, que
actúa por todos y está en todos”. (Ef. 4: 5-6)
La Biblia también demuestra que el Hijo es Dios. Esto es proclamado en varias partes del Nuevo
Testamento, incluyendo al comienzo del Evangelio de San Juan: “En el principio era la Palabra, y la Palabra
estaba ante Dios, y la Palabra era Dios (…) Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y
hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único, en él todo era don amoroso y verdad”.
(Jn. 1: 1, 14). También: “Después dijo a Tomás: ‘Pon aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y
métela en mi costado. Deja de negar y cree’. Tomás exclamó: ‘Tú eres mi Señor y mi Dios’”. (Jn. 20: 27-28)
En el libro de Hechos, el Espíritu Santo es retratado como una persona divina que habla y que a la que no
se le puede mentir: “Mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: ‘Separadme
a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado’”. (Hechos 13: 2), “Pedro le dijo: ‘Ananías, ¿por
qué has dejado que Satanás se apoderara de tu corazón? Te has guardado una parte del dinero; ¿por qué
intentas engañar al Espíritu Santo? Podías guardar tu propiedad y, si la vendías, podías también quedarte
con todo. ¿Por qué has hecho eso? No has mentido a los hombres, sino a Dios’”. (Hechos 5: 3-4)
El apóstol Pablo también llama el Espíritu Santo “Señor”: “Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a
Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. –2 Corintios 3:15-17
La distinción de las Personas se puede demostrar, por ejemplo, en el hecho de que Jesús habla a su Padre.
Esto no tendría sentido si fueran una y la misma persona, “En aquella ocasión Jesús exclamó: ‘Yo te alabo,
Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y
las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. Mi Padre ha puesto todas las cosas
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en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes
el Hijo se lo quiera dar a conocer”. (Mt. 11: 25-27).
El hecho de que Jesús no es la misma persona que el Espíritu Santo se revela cuando Jesús -que ha estado
funcionando como Paráclito (en griego, Parakletos) de los discípulos- dice que va a orar al Padre y el Padre
les dará “otro Paráclito", que es el Espíritu Santo. Esto demuestra la distinción de las tres Personas: Jesús
que ora; el Padre que envía; y el Espíritu que viene: “y yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para
que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no
le ve ni le conoce. Pero ustedes lo conocen, porque mora con ustedes”. (Jn. 14: 16-17)
La fórmula trinitaria aparece en el bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt
28:19).
El apóstol Pablo cerró una de sus epístolas diciendo: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la
comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros» (2 Co 13:14).
La Primera epístola de Juan afirma: «Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo
y el Espíritu Santo; y estos tres son uno». (1 Juan 5:7).
El Padre envío al Hijo (Juan 3:16-17), el Hijo descendió y dio Su vida para salvar a los pecadores (Rom. 5:8),
y el Espíritu Santo convence, llama y regenera a esos pecadores (Juan 3:6-8, 6:33, 16:8). En Romanos 8:29-
30, también vemos la Trinidad obrando para redimir a los escogidos. El Padre es Aquel que los conoció de
antemano y los predestinó para ser conformados a la imagen de Cristo; el Espíritu es Aquel que los llama
con un llamado eficaz, y el Hijo es Aquel que derramó Su sangre y resucitó para que puedan ser justificados
y glorificados.
Solo hay un Dios que existe eternamente en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y cada una
de estas personas es plenamente Dios. Cada uno comparte los mismos atributos, gloria, perfección,
santidad y poder. Tiene diferentes papeles (o funciones) pero son un mismo Ser. No hay tres “dioses”,
solo hay un Dios.
En la Encarnación. En la narración de la Encarnación que hace san Lucas (Lc 1, 26-38), aparecen las Tres
Personas de la Santísima Trinidad. El Padre, representado en la voz del Ángel que anuncia a María que
será la Madre del Señor; el Hijo, que se hace carne en las entrañas de la Virgen; y el Espíritu Santo, que
cubre con su sombra a la joven de Nazaret.
En el Bautismo de Jesús. Nuevamente reaparece la Santísima Trinidad cuando Jesús inicia su vida pública.
San Marcos (Mc 1, 9-11) nos cuenta como en el Bautismo de Jesús en el Jordán el Padre habla al Hijo (Tú
eres mi Hijo amado, en ti me complazco), mientras que el Espíritu, en forma de paloma, baja sobre Él.
En la Transfiguración. Antes de entrar en Jerusalén para padecer, Jesús se transfigura ante Pedro,
Santiago y Juan (Mt 17, 1-8). Aparece otra vez la Santísima Trinidad: el Padre que da testimonio del Hijo
(Este es mi Hijo Amado, en quien me complazco; escuchadle), mientras que este muestra su esplendor
transfigurado. El Espíritu Santo está representado en la nube que cubre tanto a Jesús, Moisés y Elías, como
a los tres apóstoles.
En la Ascensión. Justo antes de subir al Cielo, Jesús dio este mandato a los apóstoles: “Id, pues, y hace
discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,
19). Ya antes de padecer, en la Última Cena, se aprecia cómo Jesús hace referencias a las distintas Personas
de la Santísima Trinidad (Jn 13-17).
Despedida de San Pablo. Las palabras que san Pablo utiliza para despedirse en su Segunda Carta a los
Corintios (2 Co 13, 13), que a veces se repiten al principio de la Misa, hablan explícitamente de la Santísima
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Trinidad: La gracia del Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos
vosotros.
En Apocalipsis. En el último libro de la Biblia también hay referencias a la Santísima Trinidad, a través de
la mención del Dios tres veces santo. En una de las visiones, san Juan contempla a «cuatro Vivientes» que
repiten sin descanso noche y día: Santo, Santo, Santo, Señor, Dios Todopoderoso (Ap 4, 8).
253 La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad
consubstancial" (Concilio de Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten la
única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el
Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por
naturaleza" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es
decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804).
254 Las Personas divinas son realmente distintas entre sí. "Dios es único, pero
no solitario" (FidesDamasi: DS 71). "Padre", "Hijo", Espíritu Santo" no son
simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son
realmente distintos entre sí: "El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el
Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo" (Concilio de
Toledo XI, año 675: DS 530). Son distintos entre sí por sus relaciones de origen:
"El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo
es quien procede" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804). La Unidad divina
es Trina.
MEDITEMOS
Cada vez que hacemos la Señal de la Cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos el misterio de la Santísima
Trinidad:
...y del Hijo: Colocamos la mano en el pecho, donde está el corazón, que
simboliza al amor. Recordamos con ello que por amor a los hombres,
Jesucristo se encarnó, murió y resucitó para librarnos del pecado y
llevarnos a la vida eterna.
Dependiendo el momento en que ésta se realiza podemos interiorizar nuestras peticiones, por ejemplo:
- Si es al inicio de la oración: Al tocar la frente dile al Padre: ocupa mis pensamientos, que más te conozca
para que más te ame, muéstrame tu rostro. Al tocar el pecho mira a Cristo crucificado y dile: Te amo con
todo mi corazón, gracias por estar dentro de mí desde la última vez que comulgué, déjame recostarme en
tu pecho como Juan en la última cena y tú recuéstate en el mío. Al tocar los hombros dile al Espíritu Santo:
cúbreme con tu sombra, imprégname con tu gracia, abrázame, por la acción transformante de tu gracia
quiero identificarme con Cristo.
- Si es para alabar o agradecer a Dios, puedes considerar especialmente a cada persona de la Trinidad: Al
tocar la frente bendice y agradece a Dios Padre, Dios Creador, Dios Rico en Misericordia. Al tocar el pecho
bendice y agradece a Dios Hijo Redentor, que murió y resucitó para salvarnos, que hoy nos acompaña y
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- Si es antes de leer la Sagrada Escritura o escuchar una predicación Creo en un solo Dios, Padre
todopoderoso, Creador del cielo y
puedes darle este significado: al tocar la frente pedirle a Dios que te
de la tierra, de todo lo visible y lo
conceda acoger y comprender su Palabra con la mente, al llevar la mano invisible.
al pecho suplicarle que te permita conservarla en tu corazón, y al llevar la
mano a los hombros hacer el propósito de ponerla en práctica a lo largo Creo en un solo Señor, Jesucristo,
del camino de la vida. Hijo único de Dios, nacido del Padre
antes de todos los siglos: Dios de
- Si es para dar testimonio de tu fe o para bendecir a otro: traza la cruz Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
sobre el cuerpo con toda calma, como quien quiere dejar impresa la Dios verdadero, engendrado, no
marca de su pertenencia a Cristo. creado, de la misma naturaleza del
Padre, por quien todo fue hecho; que
FUENTES: por nosotros lo hombres, y por
nuestra salvación bajó del cielo, y
1. https://www.arguments.es/comunicarlafe/santisima-trinidad-en-la- por obra del Espíritu Santo se
encarnó de María, la Virgen, y se
biblia/ hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio
2. ¿Cómo se hace la señal de la cruz. Pilato; padeció y fue sepultado, y
https://es.catholic.net/op/articulos/54809/cat/172/como-se-hace-la- resucitó al tercer día, según las
senal-de-la-cruz.html#modal Escrituras, y subió al cielo, y está
sentado a la derecha del Padre; y de
3. https://www.aciprensa.com/noticias/12-claves-para-comprender-el- nuevo vendrá con gloria para juzgar
dogma-de-la-santisima-trinidad-54580 a vivos y muertos, y su reino no
tendrá fin.
Amén.