I. Radunskaya - El Fracaso de Las Paradojas (Ciencia Popular)
I. Radunskaya - El Fracaso de Las Paradojas (Ciencia Popular)
I. Radunskaya - El Fracaso de Las Paradojas (Ciencia Popular)
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KPYillEHHE
llAPAAOKCOB
EL FRACASO
DE LAS PARADOJAS
EDITORIAL
MIR
MOSCÚ
I'raducido del ruso
por Julia Gutiérrn FamAndez
LOS REVOLTOSO S
CAPITULO I
LOS ORIGEHES
El Wl'iUKI ue
Quién sabe si fue el palo que se frotaba con-
tra un taco soco, o fueron el eslabón, el pedernal
y la yesca los primeros medios quo produjeron el
fuego, librando de oste modo a nuestros retata-
rabuelos de la necesidad de mantener constante-
mente el fuego que les habia regalado la natura-
leza. Para nosotros es más importanto que ol
hombre aprondió a adquirirlo del Sol. Con oste
fin utilizó vajilla de vidrio llena de agua o cris-
tales transparentes de cuarzo, pulidos en forma
de lentoja, que captaban la luz. rEl cambio del
día y la noche, el calor del Sol, el brillo de la
Luna, el fucilazo del rayo y el osplendor de la
hoguera! El hombre no podía estar sin pensar
en la luz.
Euclides, el fundador de la goometria, fue el
primero que escribió un trabajo dedicado a la
luz. En su "Opticn" formula la ley quo determi-
na la conductll de los rayos luminosos, la loy
de refloxión de la luz de los espejos: el ángulo
do incidencia os igual al ángulo de reflexión.
El hombre viene utilizando esta ley más de
dos mil años, y antes aún ya se sabia que la luz
se propaga on línea reeta. En los trabajos de Eu-
clides, el rayo do luz era el símbolo de la recta.
No obstante, se necesitó un siglo para conven-
cerse de que la "loy de la naturaleza", formulada
por el hombre, podía ser infringida.
Ptolomeo, compatriota de Euclides, conside-
raba la distorsión de los rayos de luz en la atmós-
fera al realizar sus admirables observaciones
'
astronómicas. Mas, a pesar de la gran precisión
de las mediciones, también él se equivocó. Este
estimaba que el ángulo de refracción era pro-
porcional al ángulo de incidencia. Esto, por de-
cirlo así, no se diferenciaba mucho de la realidad
si se tienen en cuenta los pequeños ángulos con
que trabajaba Ptolomeo.
Duranto más de quince siglos, los que se con-
sideraban sabios opinaban que en la óptica todo
estaba tan claro como el cristal. Los artesanos
pulían cada vez mejor los lentes para las perso-
nas que padecían de la vista. Los maestros ve-
necianos y holandeses combinaban sus lentes en
anteojos que acercaban magnificamente los obje-
tos alejados y que desenbrian detalles asombro-
sos al examinar objetos desde muy cerca.
Incluso el famoso Galileo, quien perfeccionó
el anteojo holand~s y dirigió su telescopio hacia
el Sol, la Luna y los planetas, por lo visto no se
detuvo mucho en pensar cómo funcionaba dicho
anteojo.
Solamente treinta años después do que Ga-
lileo comunicara a sus conmovidos contemporá-
neos que el Sol suele tener también manchas y
que el planeta Júpiter tiene cuatro lunas, aparG-
ció la obra denominada "Dióptica ", cuyo autor
fue Doscartes, filósofo, físico y matemático fran-
cés. Este sabio trataba de poner todos los cono-
cimientos, accesibles a él, en concordancia con
el cuadro general del universo, creado por él
mismo como resultado del análisis critico de los
trabajos de sus antecesores y de las rigurosas
construccionos lógicas.
Eran pocos los que aceptaban en serio los
trabajos de oste oficial frivolo. La reputación
del autor no infundía confianza. Descartes, des-
pués de terminar el colegio, llevaba una vida de
10
oficial muy agitada, participando en la Guerra
de los treinta años y disfrutando de la vida mun-
dana. Eran pocos los que sabían que Descartes
encontraba tiempo para dedicarse a la filosofía
y las matemáticas.
Cumplidos los treinta años, sintió afición
irresistible a la ciencia y dos años más tarde ter-
minó sus "Reglas para la dirección del espiritu ",
editadas despuá.s de su muerte. Su actividad,
hostil a la escolástica y al dogmatismo eclosiás-
tico, le obligó a abandonar su patria e instalarse
en Holanda. Aqui vivió veinte afios, que fueron
los más fructiferos. En 1649, por razones de per-
secución clerical, tuvo que trasladarse a Suecia,
donde murió al poco tiempo.
Las causas
En su "Dióptica ", Descartes sistematizó los
conocimientos acerca de los fenómenos ópticos
que llegaron, casi invariables, de la lojana anti-
güedad. Todos ellos eran puramente descripti-
vos. Mas él deseaba descubrir las causas de los
fenómenos y hallar en ellos las rogularidades
intrínsecas. Negaba rotundamonte la posibilidad
de actuar a distancia. Estaba convencido do
quo cualquier acción puedo transmitirso a tra-
vés de la presión y los choques. En aquel tiempo,
nadie conoeia otras fuerzas. Desde su punto de
vista, todos los procosos se reducían al desplaza-
miento espacial de los cuerpos.
En un dia de calor, cualquier individuo sien-
te la presión Insoportable de los rayos solares.
No es de extrañar que Descartes opinara que la
luz no es nada más que la transmisión de la
presión desde la fuente a trav~ de un modio
especial muy fino que llena el espacio. Los sabios
tt
antiguos prepararon una palabra adecuada para
denominar este medio: era la palabra "éter". Asf
('S como ol éter entró en la ciencia. Descartes
describió las propiedades mocánicas del medio,
capaz, según su opinión, de transmitir la presión
a una velocidad infinita y a cualquier distancia.
Descartes incluyó en su "Di óptica", a la
par con la ley de reflexión de la luz, ley que lle-
gó de Euclides, la ley de refracción de la luz,
descubrimiento que él mismo habta hecho siete
años antos de publicarse su obra. Entonces no
había costumbre do apresurarse a publicar los
descubrimientos, incluso aquollos que refutaban
la ley dol famoso Ptolomeo, considerada indis·
cutible durante más do mil quinientos años.
Mb tarde, resultó que el holandés Snell van Roi-
jen llamado también Snellius babia establecido
osa misma ley, por vía experimental, diez afios
antes que Dcscartos, pero no consideró necosa-
rio publicarla.
-Vaya una costumbre- dijo un fisico co-
nocido mio después de leer esto parte del manus-
crito-. Ahorn me doy cuenta de la importancia
que tiene el estudio de la historia de la ciencia.
¡Y nosotros nos indignamos cuando la redacción
de In revista demora aunque tan sólo sea por un
mes la publicacióu de nuestros orticulosl - Des-
pués reflexionó un rato y afiadió -: N o compren-
do por qué entonces en los manuales esta ley so
llama ley de SnoB. El científico no trabaja para
sr, es absurdo ocultar los rosultados obtenidos.
Estos pertenecen a la humanidad y debon publi-
carse.
Sí, pasaron aquellos tiempos y ahora se can-
tan otras canciones. Los ritmos son distintos y
es diferente la actitud hacia la ciencia y sus
creadores. En aquellos tiempos la ciencia iba
12
ganando terreno poco a poco después del estanca-
miehto lúgubro de la Edad Media. Puaron casi
unos treinta años más hasta que se hizo el si-
guiente paso, cuando Hooke en su "Micrografía"
explicó que lo. luz eran oscilaciones rápidas y
muy pequeñas que atraviesan el éter a la mayor
distancia y on el menor tiempo quo puode ima-
ginarse uno. Hooke sabe ya cómo explicar el ori-
gen de los colores dol arco iris al pasar la luz
blanca a través de un prisma. Deduce de nuevo
la ley de refracción de Descartes y Snollius, y
dice que el ángulo de refracción depende del
color.
Señalad de pasada, que esto lo tonía que
saber dol libro "Los meteoros", de Descartes,
en el que se explica ol mecanismo del surgimiento
del arco iris~ el primer arco iris aparece como
resultado de la birrefringencia y una reflexión
de la luz en una gota de agua; el segundo arco
iris es el resultado de dos refracciones y dos refle-
xiones. Descartes confirmó incluso su teoria me-
diante un experimento de la refracción do la
luz en unas bolas de cristal.
Mas Hooko no tenia por costumbre alegar los
resultados ajenos.
Veinto y cinco años después de publicarse la
obra "Micrografin ", aparoció el .. 'fratado de la
luz", de Huygens. El manuscrito de esta obra
estuvo guardado durante doce años. No obstante,
los descubrimientos que hizo Huygens eran tan
importantes que pronto fueron conocidos. En
aquellos tiempos los cientificos se carteaban entre
si muy gustosamente.
Huygens introdujo en la ciencia el concepto
de ondas luminosas como perturbaciones elásti-
cas que se propagan on muchisimos partículas
esféricas del éter, ox traordinariamen to pequeñas
t3
y muy duras y que penetran a través de todos
los cuerpos. Expuso también el principio general
que permite determinar, mediante construcciones
geométricas, la dirección de propagación de cual-
quier proceso ondulatorio.
Huygens fue tal vez ol primer representante
ilustre de la nueva generación de cientificos.
Alcanzó extraordinarios éxitos en las investiga-
ciones fundamentales en las matemáticas y la
física, mas no fueron menos valiosas sus inven-
ciones y construcciones técnicas. Era un hombre
de vastos conocimientos. En los años de su ju-
ventud daba preferencia a las matemáticas y a
la astronomia. Descubrió el satélite de Saturno
y sus anillos. Basándose en los trabajos de Ga-
lileo, inventó el reloj de pándulo¡ después, par-
ticipando en un concurso organizado por el Al-
mirantazgo inglés, inventó el pl5ndulo-balanc{n
giratorio, artefacto que sirvió de base en la cons-
trucción del reloj t¡ue no temia al balanceo del
buque. En 1663, Huygens fue elegido miembro
extranjero de la Real Sociedad Londinense, pre-
cisamente el año en que eligieron también a
Hooke miembro de dicha sociedad. Conjunta-
mente con Hooke, Huygens estableció los prin-
cipales puntos fijos del termómetro: el punto de
fusión del hielo y el punto de ebullición del
agua.
El tlt6n
La ocasión quiso que en ese mismo afio de
1665, cuando habíase publicado la edición pós-
tuma del tratado sobre la luz de Grimaldi y la
"Micrografia" de Hooke, terminara el "Trinity
College" de Cambridge y obtuviese el grado de
bachiller Isaac Newton, hijo de un granjero y
huérfano en aquel entonces. Ya en los años es-
tudiantiles, el joven, poco sociable, comenzó
a elaborar ideas que le ensalzaron por encima
do los demás naturalistas del mundo. Discutía
mucho con Hooke, quien trataba a veces de mos-
trar que en algunas cosas él babia anticipado a
Newton. Es más, había otros científicos que
acusaban también a Hooke de querer apropiarse
de los hitos ajenos. La consecuencia de estas
t8
discusiones condujo, en particular, a que New-
ton publicara sus trabajos relacionados con la
óptica después de la muerto de Hooke.
Newton opinaba quo la luz ora un flujo do
particulas-corpúseulos. Sin embargo, él compren-
día mejor que sus contemporáneos la importan-
cia que tenían las propiedades periódicas de
la luz. Pues, al observar los anillos de colores,
- anillos que todos pueden ver poniendo un
lente de cristal algo convexo en una lámina pla-
na - y medir el tamafio de éstos, Newton pudo
calcular la longitud de las ondas, correspondion-
tos a los distintos colores. No obstante, Newton
comprendía que era imposible explicar la birre-
fringencia ni describir la propagación roctilinea
de los rayos luminosos al asemejar las ondas de
luz a las ondas sonoras. Todo esto obligó a New-
ton a que hiciera una conclusión sobre la materia-
lidad de la luz y considerara que ésta es un flujo
de corp6sculos.
Mas un estudio profundo del fenómeno que
representa la difracción do la luz y su polariza-
ción durante la birrefringencia le llevó a la con-
clusión de que era insuficiente la simple teoría
corpuscular. Entonces es cuando dio un gran
paso, intentando unificar las propiedades ondu-
latorias y corpusculares de la luz en un solo fe-
nómeno.
En la teoría sintética, la luz continuaba pre-
sentándose, igual que antes, como un flujo de
partículas que salen de la fuente de luz, mas se
suponia que el movimiento de las partículas a
través del éter excita ondas en él. Las ondas ade-
lantan a las partículas que las engendran y, al
tropezar contra un obstáculo, obligan a las porti-
culas a desviarse del camino, contorneando el
obstáculo. Las particulas que vuelan lejos del
t9
borde del obstáculo se mueven eu línea reeta,
sin exporimentar influencia alguna.
Semejante teoría podía explicar todos los fenó-
monos ópticos conocidos por Newton. Sin embar·
go, tuvo que rechazarla, ya que la existencia del
étor no concordaba cou la existencia dol sistema
solar. ¡Newton no llegó a comprender por qué el
éter no obstaculizaba el movimi.ento de los
planotasl
Hoy día, desde la cumbre del siglo XX, nos
es fácil decir quo la penetración en la esencia
de la luz es una tarea insuperable para una sola
persona, por magna que sea. No obstante, la
grandeza de Newton se manifestó tanto en sus
logros como en sus errores. Por ejemplo, después
de estudiar el proceso de descomposición de la
luz blanca en sus colores componentes y de ob-
toner la luz blanca mediante la fusión de la
banda del arco iris, Newton vinculó estos fenó-
monos con uno de los tipos de d.istorsión de la
imagen en los lentes. Dicha distorsión - el sur-
gimiento de orladur~s irisadas en los bordes de
la imagen -le parecia insuperable. Y ... New-
ton crea ol toloseópio reflector, exento de esto
insuficiencia. Los telescopios reflectores siguen
siendo hasta el momento los aparatos astronó-
micos más potentos.
La investigación de la aberración cromática
y la historia del telescopio reflector permiten
añadir algunos rasgos a la característica personal
de Newton. El fisico belga Lucas adquirió popu-
laridad debido a que descubrió, después de re-
petir el experimento de Newton respecto a la
refracción de la luz en un prisma, cierta diver·
gencia numérica ontre sus resultados y los de
Newton. El sabio inglés afirmaba que Lucas
estaba oquivocado, sin darse el trabajo de repe-
20
tir el experimento. Ahora sabemos que utili,;a-
ban prismas de distintas clases de cristal, poro
lo dificil de comprender para nosotros es por
qu.S esto ha quedado desapercibido.
Newton cre6 ol telescopio refiector bnsándoso
solamente en sus propias investigaciones y cálcu-
los. Mas ello no significa que haya sido ol pri-
mero. En aquellos tiempos existían telescopios
bastante grandes, los cuales no poseían lentes en
absoluto y ya en las obras de Galileo se haefa
mención acerca de los telescopios reflectores.
La grandeza de Newton se manifestaba tam-
bién en que comprendiendo las dificultades de
la teoría corpuscular, incapaz de explicar las
propiedad.es periódicas de la luz, y no pudiendo
aceptar la existencia del éter, él no tomó aquf
una posición determinada y no reprimió ni res-
tringió con la autoridad do su nombre las inves-
tigaciones ulteriores.
Pero siempre hay católicos que quieren ser
más beatos que el propio Papa. Después de la
muerte de Newton, poco a poco fuo olvidándose
quo on la última edición de su "Opticn" él aducía
siete argumentos a favor de la teor[a ondulato-
ria y solamente uno en contra de ella. Los disef-
pulos elevaron a lo absoluto su tooria corpuscu-
lar y ésta mantuvo una posición dominante hasta
principios del siglo XIX, frenando así el fomonto
de la ciencia.
El renacimiento
El viraje se prodUjo al resucitar Young la
teoría ondulatoria para explicar la interferen-
cia, mientras que Fresnel, con la o.yuda do ésta,
resolvió por fin el problema de la difracción.
Thomas Young manifiesto su interés por lo
2t
fi.sica y las matemñticas a la edad de ocho nños,
cuando la mayoría de los niños tan sólo empie·
zan a estudiar el alfabeto y la aritmética. Al
cabo de un año, estudia idiomas, incluyendo el
latln, el griego, el hebreo antiguo y el árabo. En
ese tiempo, su afición principal era la botánica.
Parecía que al niño le esperaba la suerte de la
mayorio do los niños prodigios: la popularidad
durante la infancia y el rápido olvido. Pero
Young evitó esa suerte tan penosa. A los veinte
años publicó "Observaciones del proceso de la
vista". Aquí, basándose en sus experimentos,
puso en tela de juicio la teoría corpuscular de
la luz que, sin duda alguna, se identificaba ya
con el nombre de Newton, y se manifestó a fa-
vor de la teoría ondulatoria.
Su atrevimiento provocó escándalo. Bajo la
prosión de la crítica de los newtonianos ortodo-
xos, Y oung reconoció que sus opiniones eran
infundados y dejó de dedicarse a la óptica por
algún tiempo. Trabajaba intensamente, prepa-
rándose para obtener el diploma de doctor en
medicina.
No obstante, las ideas sobre la naturaleza de
la luz no le daban sosiego. El tratado "Experi-
mentos y problomas del sonido y la luz", publi-
cado por Young en el año de 1800, permite, en
parto, echor una ojeada no sólo n su gabinete
físico, sino también a esa esfera puramente si-
cológico que hoy día suele denominarse laborato-
rio creador dol científico. Young menciona una
parle del tercer volumon de la famosa obra de
Newton - "Phiiosophia <r Naturalis Principia
Mathematico" -, donde se trata de los trabajos
del astrónomo Holley, quien observó las mareas
irregularmente altas quo surgían en algunos lu-
gares del archipiélago de Filipinas. Newton sc-
22
fialaba que esto era debido a la superposición
mutua de las olas de las mareas.
Al verdadero actor le es suficiente una pala-
bra del apuntador para que pueda declamar bien
un monólogo complicado, si el artista está, des-
de luego, lo suficientemente preparado para ju-
gar el papel.
¡Young estaba preparado! Un ejemplo parti-
cular, referente a la teoria de las mareas, teoría
que tan alejada está de la óptica, fue la sacudida
que originó la avalancha.
"Imaginase una serio de olas iguales que van
corriendo por la superficie de un lago... Ahora
imagínese que por cualquier otra causa análoga
se suscitará una segunda serio de olas del mismo
tamaño que ost6n pasando ... con la misma velo-
cidad y al mismo tiempo que el primer sistema
de olas. Un sistema no porturbarti al otro, poro
sus acciones se adicionarán si es quo ... lns cum-
bros de un sistema de olas coinciden con las
cumbres del otro sistema; si las cumbros de un
sistema de olas son situadas on los sitios de hun-
dimiento l el otro sistema, estas dos cumbres
rellenarán con gran exactitud los hundimientos
y la superficie del agua quedará lisa. Asi, pues,
mi opinión es que semejantes fenómenos sucoden
también cuando so mezclan dos porciones do luz;
y a esta superposición yo la denomino ley gene-
ral de la interferencia de la luz".
Young confirma su conclusión, puramente es-
peculativa, con un experimento simplo y evi-
donte. Este magnifico experimento cualquiera
puede repetirlo. En un pedazo de cartón so ha-
cen con un alfiler dos agujoritos y se iluminan
con la luz del Sol que posa a trav~ do una ron-
dija en la. contraventana cerrada. En la pared
opuesta o en una pantalla blanca especial apa-
23
rece una olternoci6n do franjas claras y oscuras:
las claras surgen allí dondo las ondas luminosas
que pasan a través de ambos agujeros se superpo-
nen de modo acorde (en fase), mientras que las
oseuras surgen donde se extinguen unas a las
otras (se superponen en antifase).
Al cerrar uno de los agujeros, las franjas des-
aparecen. Quedan solamente los anillos de difrac-
ción, que Grimaldi hubiera observado entonces.
Desaparecen también las franjas al abrir la con-
traventana, en el momento que el estrecho haz
luminoso, incidente sobro los dos agujeros, es
sustituido por uno ancho. Asf era cómo Grimal-
di realizaba sus experimentos y, naturalmente,
no pudo descubrir las franjas.
El trabajo de Young fue acogido con descon-
fianza¡ sus compatriotas - los ingleses - se rei-
an del diletante que había otentado contra la
gran herencia de Newton. ·Pero ahora Young
no pensaba capitular.
Un haz de ondas
Al mismo tiempo que Young e ignorando los
trabajos que éste realizaba, el francés Agustln
Frosnel, que era ingeniero de caminos, estaba
dedicándose también a las investigaciones óp-
ticas. Fresnal participó en la lucha contra Na-
poleón y durante las depuraciones de "Los cien
dlas .. , llevadas a cabo después del regreso do
Napoleón de la isla de Elba, se marchó a la al-
dea. Aqui comenzó a realizar investigaciones
sistemáticas en el campo de la óptica. Sus recur-
sos eran tan limitados como escasas sus posibili-
dades experimentales. Mas su gran intelecto y
la costumbre de contentarse con los simples
métodos matemáticos le permitieron obtener re-
24
sultados oxtraordinarios, pese a que los expori·
mentos eran bastante primitivos. Además, la
destreza ingenieril y la costumbre de exigir re-
sultados seguros hacían que sus experimentos
fuesen irreprochables.
Fresnal comenzó por estudior las sombras do
los objetos pequeños. Esto puedo hacerse on la
forma más pura con ayuda de alambre fino. Y
Fresnal descubrió el sistema de franjas alterna-
tivas que sustituian ol limito bien marcado de
la sombra, el cual ora de osperar partiendo do
la tooría corpuscular. Tan pronto quo aproxi·
maba el borde de una pantalla Opaca a uno de
los lados del alambre, desaparecían las franjas
brillantes dentro de la sombra. Quedaban sola-
mente franjas oscuras on la parte iluminada, que
fueron observadas ya por Grimaldi.
Fresnel explicó el surgimiento de las franjas
brillantes dentro de la zona de sombra por me-
dio de la superposición de las dos partes de la
onda luminosa que contornea ol alambro por
ambos lados. Así es cómo llegó a comprender,
por si mismo, la interferencia de la luz.
Más tarde, después de enterarse de los tra-
bajos que había realizado Young y de sus expo-
rimentos con los dos agujeros, Fresnal, deseando
separar completamento el fenómeno de la inter·
ferencia del fenómeno de la difracción ~n los
bordes de los agujeros, puso el experimento con
dos espejos y un biprisma. Esto le permitió des·
componer y unir de nuevo las ondas luminosas
que pasaban a través de una estrecha rendija y
observar magnificos cuadros intorferenciales que
hoy día ya conoco cualquier escolar.
Fresnal unificó el principio de la interferen-
cia con método de las ondas elementales y el
de la onda envolvente, introducido por Huygons.
25
Se obtuvo un sistema acabado. Además, las on-
das elementales y su envolvente no eran ya una
noción puramente geométrica ni un método de
construcción, como lo suponia Huygens, sino
que llegaron a sor la propia esencia de la onda
luminosa. Fresnel no se limitó a esto y formuló
matemáticamente la teoría ondulatoria do la
luz.
Demostró también que algunos sectores del
frente ondulatorio que parte del punto luminoso,
engendran ondas secundarias, pero de tal modo
que éstas se extinguen unas a las otras: todas,
excepto una pequeña parte central, situada en
la recta que une la fuente de luz con el punto lu-
minoso.
Así fue resuelta la paradoja secular que cerra-
ba el paso a la teoría ondulatoria de la luz. Ha-
bíaso hallado una explicación respecto a los ha-
ces rectilíneos luminosos que surgen y siguen
siendo estrechos a pesar de la naturaleza ondula-
toria de la luz. He aqui: todas las ondas que se
desvían de la recta, se extinguen unas a las otras
completamonto, sin obstaculizar la propagación
del rayo estrecho, constituido por sectores cen-
trales de ondas que so propagan en Hnea recta.
Fresnal pudo calcular matemáticamonte to-
dos los detalles del proceso que conduce a que
las ondas luminosas contorneen los bordes de
los objetos, indicando, en particular, cómo
este proceso depende de la longitud de onda. Asi
fue construida, por fin, la tooría do la difracción.
Los grandes matemáticos Laplaco y Poisson,
así como algunos físicos, consideraban al inge-
niero Fresnal diletante en las matemáticas; cri-
ticaron también sus primeros arHculos sobre
la difracción debido a la ausencia de la rigurosi-
dad matemática. •
26
La pweclo)a
El salto
Había quo tener mucho coraje paro dar el
siguiente paso en estas condiciones, mas Fres-
nal lo dio. Se decidió a hacerlo en 1821, despu6s
de muchos años de intentos infructuosos.
La luz son oscilaciones transversales del étor,
señalaba Fresnel. Arago, amigo y colaborador su-
yo, no deseó adherirse a esa hipótesis y se negó
ser coautor del sedicioso articulo, pues, al recono-
cer el carácter transversal de la luz, tenia que
aceptar también quo el éter, tan imponderablo
y omnipenetrante, ¡es más duro que ol acero!
¡Más duro que el acero, pero penetra a través de
31
todos los cuerpos o los dejo pasar libremente a
través de sil Tal cosa parecia imposible en aquel
tiempo do reinado absoluto de la mecánica. A
Fresnello opuso resistencia ol frente unido de los
newtonianos y los partidarios de su propia too-
ria ondulatoria. En los años siguientes, Fre.snel,
que trabajaba completamente aislado y, además,
chocaba a veces con una desaprobación abierta,
reconstruyó totalmente su teoria ondulatoria de
la luz.
Cuando hizo modificaciones en las ecuacio-
nes, modlflcaciones que reflejaban el carácter
transversal de las ondas luminosas, se comenzó
a obtener do ollas, como corolarios, descripciones
de todos los fenómenos conocidos, relacionados
con la polarización de la luz. Hubo también,
naturalmente, dlflcul~dos, como son, por ejem-
plo, los relacionadas con el éter. Para superarlas,
Fresnel introdujo la única hipótesis que fue un
gran salto en comparación con todas las variantes
de la teoria corpuscular de la luz, donde hubo
que incluir una serie de hipótesis complementa-
rias, especificas para casi todos los fenómenos
nuevos, que se contradecían, en parte, una a la
otra y que, a pesar de todo, &lMlguraban en muchos
casos tan sólo una coincidencia muy aproximada
con el experimento.
La única hipótesis de Fresnel consistia en que,
aunque el éter no influía de manera alguna en el
movimiento de los cuerpos materiales, los cuer-
pos en los que él penetraba var.iaban las propie-
dades mecánicas del propio éter. Cuanto más
denso sea el cuerpo, tanto menor será la velo-
cidad de las oscilaciones transversales del éter
dentro del mismo. Basándose en tal hipótesis,
Fresnel construyó una teoria matemática que
explicaba, en particular, el secreto mnltisecular
32
de la rofracción de la luz. La ondn luminosa quo
pasa del étor libre al éter que se encuentra en
una materia, rotorna on parto y sólo en parte
penetra dentro. Si la onda cae eu el limito de la
materia formando un ángulo, su parto reflejada
salo de la superficie con el mismo ángulo (Eucli-
des), y la parte que penotra en el intorior de la
materia se refracta de acuerdo con lo ley de
Descartes y Snell.
Pero a diferencia de las leyes puramente cua-
litativas, conocidas anteriormente, las fórmulas
de Fresnel predecían cómo so distribuirá la ener-
gía de la onda incidan te eutro la onda reflejada
y la refractada. Y el experimento confirmó con
gran exactitud la predicción para todos los me-
dios transparentes y para cualquier ángulo de
incidencia en el límite del modio.
Do la teoria de Fresnel se deducia también
la dependencia que existía entre la velocidad do
la luz y las propiedades del modio. Igual quo en
las otras variantes de la tooria ondulatoria, tam-
bién aqui se suponía quo la velocidad do la luz
era máxima on el éter libre (on el vacio).
Sólo al cabo do un cuarto de siglo Foucault
pudo efectuar una demostración evidente acerca
de la certeza de esa predicción. La velocidad do
la luz que él midió en el agua constituia sólo
3/4 partes de la velocidad de la luz ~o el aire.
Pero Fresnel no vivió hnsta ol triunfo do su too-
ria.
A Fresnel le tocó la gran suerte de luchar y
triunfar. También surgbn dificultades antes de
romper sus relaciones con Arago, cuyo motivo
eran sus ideas acerca de las oscilaciones transver-
sales del éter, pues la teoria ondulatoria, basada
en el concepto del éter, debia contestar, en cual-
quiera de las variantes, a la pregunta sobre el
.S-1551 33
movimiento del 6ter. ¿Es inmóvil por doquier
o sólo la pute que se encuontra dentro de los
cuerpos se mueve junto con ellos? En 1. 725, Brad-
ley, que estudiaba la posición de algunas estre-
llas, descubrió que durante la culminación, es
decir, al pasar ~stas a través del plano del me-
ridiano, parecia que estaban desviadas hacia el
sur. Las observaciones realizadas durante tres
años le demostraron que las inmóviles estrellas
describian como si fuese una elipse en la esfera
eeloste. Bradley explicó acertadamente que este
fenómeno, denominado más tarde ••aberración ",
era originado por la adición de la velocidad de la
luz que viene de las estrellas y la velocidad de
movimionto de la Tierra por su órbita. Con esto
quedaba demostrado definitivamente el carácter
finito de 1a velocidad de la luz.
Arago, que era un magnifico experimentador,
comprendió que la luz de las estrellas podia ayu-
dar a realizar una comprobación decisiva on
cuanto a la justodad de la teoria corpuscular
de la luz. El comprobó si el movimiento de la
Tierra influia en la refracción de la luz de las
estrellas. Obtuvo resultados negativos, los cuales
le convencieron de que era preciso rechazar la
teoria corpuscular. Mas, ¿cómo obrar respecto a
la teoria ondulatoria? Arago se dirigió a Fresnel
con esta pregunta.
Un compromiso
La respuesta decia: "Efectivamente, tanto la
ausencia de la intluencia dol movimento de la
Tierra en la refracción como el fenómeno de aberra-
ción pueden explicarse con facilidad si se con-
sidera que los cuerpos móviles arrastran tras
sí el éter, pero no todo, sino una parte solamen-
te". Esta hipótesis única permitió n Fresnel ex-
plicar todos los fenómenos ópticos que se cono-
cían entonces, relacionados con el movimionto
de los cuerpos. La hipótesis se confirmaba tam-
bién con el ofecto Doppler, descubierto más tar-
de, que consistia en la variación del color :do
una radiación o del tono del sonido en depen-
dencia del movimiento del foco emisor o del
observador.
Fbeau confirmó la hipótesis de Fresnel mi-
diendo la velocidad de la luz al pasar por el
agua, cuando iba a favor de su corriente y en
contra de ~ta. A últimos del slglo pasndo, ol
magnifico experimentador Michelson obtuvo se-
mejante resultado. Sin embargo, a muchos los
parecía que la hipótesis del arrastre parcial era
bastante artificial. Stokes había intentado ya
formular una hipótesis de compromiso, a saber,
el éter en los cuerpos se arrastra totalmente;
alejado de los mismos, él permanece inmóvil.
No obstante, esto era demasiado complejo.
Fresnal había fallecido hacia tiempo, sin
embargo, nadie de sus sucesores podia encontrar
salida de las contradicciones. A pesar de la con-
fusión, los resultados do las investigaciones de
las propiedades del éter, realizadas por Fresnel,
resultados quo hoy dia solamente representan
inteds histórico, no sólo conservaron su impor-
tancia en la óptica, sino que sirvieron de baso a
una nueva rama de la cioncia, la teoria genoral
de la elasticidad, desarrollada después de Fros-
nel por matemáticos tan ominen tes como Cauchy,
Poisson, Green y Lamé.
No obstante, igual que otras teorías revolu-
cionarlas, la teorfa de Fresnal continuó· durante
mucho tiempo sufriendo resistencia por parte de
la vieja generación de ciontificos, educados en
. 35
las ideas do lu teoría corpuscular de la luz. Pue-
do doeir~ quo la especulación on torno a la auto-
ridad de Newton provocaba el estancamiento de
la opUca, tal vez comparable únicamente con el
entumecimiento multiseeular do la ciencia, de-
bido a la influencia hipnotizadora de la gran-
deza de Aristóteles.
Brcwstcr, quien hizo una serie de importan-
tes descubrimientos on la óptica de los cristales,
bien conocido a los actuales alumnos por el ex-
traordinario ó.ngulo de Browstcr, mediante el
cual es polarizado totalmente el rayo reflejado
y quien conquistara popularidad entre sus con-
temporáneos por la invención del caleidoscopio,
un juguete que ahora es anónimo, ose Brewster
negaba la teoría de Fresno}, puesto que esa teo-
ría atribuía a Dios cela burda idea de rellenar con
étor todo ol espacio con el único fin de crear la
luz".
Arago fue el primero que se entoró por medio
do Frosnel de la necesidad do reconocer el carác-
ter transversal de las oscilaciones del éter. Re-
chazó rotundamente esa idea y no se reconcilió
con olla hasta pasado incluso un cuarto de siglo,
a pesar del experimento de Foucault, mencio-
nado anteriormente, que confirmaba el impor-
tante efecto de la teoría acerca de la reducción
de la velocidad do la luz en los cuerpos. Arago
opinaba, y con razón, que semejante conclusión
se deduce también de las teorias ondulatorias
anteriores. Biot rechazó durante toda su vida la
teoria de Fresnel. Sin embargo, eran cada vez
mó.s los flsicos jóvenes que apoyaban a esto sa-
bio.
36
¡AbaJo el éter! ¡Abajo los corpúsculosl
Sólo uno de los científicos do la vieja genera-
ción rindió homenaje a la intuición y la insisten-
cia de Fresnel. Este sabio era Hamilton, matemá-
tico y astrónomo irlandés. A él lo pertenecen
magnificas obras en la tooria de números com-
plejos y de la mecánica. Se interesaba también
por los principios generales del desarrollo de la
ciencia.
Tal vez fuera Hamilton el primero en destacar
do manera precisa dos fases características para
el desarrollo de cada una de las ramas de la cien-
cia. El hombre descubro primero los hechos des-
conocidos y los sistematiza. hasta que logre des-
cubrir en el cúmulo primario de fenómenos desli·
gados algunas regularidades que abarcan el gru-
po de hechos. Asi es como la ciencia avanza poco
a poco basta con1prender la unidad intrínseca
de los diversos fenómenos y procesos. Luego puo-
de construirse ya una teoría que no s6lo oxpli-
que desde un punto de vista único todo lo cono-
cido auteriormente, sino quo también sea capaz
do predocir los fen6monos y regularidades des-
conocidos. Hablando de un nlodo más prociso.
puede decirse que el científico. en la primera fase
de la cognición, asciende do los hechos aislados
a las leyes; en la segunda fase desciende de las le-
yes al efecto. El arma de la primera fase es la
inducción y el análisis; el do la segunda fase, la
deducción y la síntesis. En la primera fase,
ol papel _principal lo juegan la fantasia y la va-
lentía; en la segunda, la lógica y la rigurosi-
dad.
Fresnel dio un salto sorprendente de la pri-
mera fase a la segunda. Había que poseer enorme
facultad de imaginación y mucha valentía para
37
prever las oscilaciones transversales en el éter
invisible o intangible, a pesar de las evidentes
contradicciones con el sentido común, que sur-
gian de esta suposición. Todo ello exigía un tra-
bajo enorme, cati insuperable para un hombre
consumido por ln tuberculosis y con tan sólo
una preparación a nivel do ingeniero, para poder
construir el edificio matemático de la teoría y
obtener de ésta corolarios antes desconocidos.
Por su inclinación personal y su preparación cien-
tífica, Hamilton pertonecia al grupo de personas
cuya esfera era la rigurosidad matemática. A él
le molestaba la necesidad do tener que reconocer
a la vez la imponderabilidad y la dureza absoluta
del éter. N o podía reconciliarse con las numerosas
hipótesis contradictorias de la teoria corpuscular
de la luz. En el trabajo de Fresnel le atraia la
unidad interna. Sentia que el éter elástico, del
que partia Fresnel, ora, en esencia, innecosario.
Hamilton decidió crear una teoria matemática
formal de la luz, te.oría que no estuviese sujeta a
ningún modelo concreto. Desoaba quo esta teo-
ría partiese del mínimo de los principios generales
y quo describiera, basándose en ellos, los hechos
conocidos.
El gasc6n
Hamilton escoge en calidad do punto do parti-
da el principio de Fermat, quien al final do su
vida llega a afirmar quo la luz se propaga por la
vía más simple. Fermat, contemporáneo de Des-
cartes y jurista de profesión, ora un eminente
matemático quo adelantó en muchas cosas a sus
contemporáneos. Es conocido entre los amplios
círculos por su famoso teorema, cuya resolu-
ción nadie ha logrado obtener bas~a ol momento.
38
La esencia del teorema es muy sencilla. Fermat
afirmaba que la ecuación elemental x" +Y" =
=zn, donde n es un número entero, mayor que
dos, no puedo satisfacerse con ningún núm·ero
entero positivo. Cualquiera puedo convencerse
de que la afirmación de Format es justa. No hay
más que probar. Mas ¿por qu!S ocurre así?
En su tiempo, se proponía un gran premio por
la demostración del teorema, pero los matemáti-
cos lograron que se revocase, pues les sofocaba
la obligación de tener que examinar una cantidad
tan grande de "demostraciones" que ingresaban
de los amantes de dineros de sacristán, a quienes
les atraía la sencillez aparente del problema. Hoy
día está claro que el teorema de Fermat es im•
posible demostrarlo sin crear nuevos y profun-
dos métodos en la teoría de las ecuaciones.
Resultó quo Fermat habSa leido un libro de óp-
tica escrito por su amigo de la Chambre. El autor
deducía aquí leyes de ln refracción de la luz, si-
guiendo las afirmaciones olvidadas hacía mucho
tiempo de Herón, quien vivió más de cien años
antes de nuestra era. Herón partía del principio
metafísico, según el cual la naturaleza siempre
actúa por la via más corta. En el cuarto postu-
lado, que trata do las propiedades de los espe-
jos, Herón seíialaba que de todos los rayos quo
experimentan la reflexión y que unen dos pun-
tos, serán los mínimos aquellos que se reverbe-
ran bajo ángulos iguales. Al ser mínimos, son
los más cortos.
Lo malo era que en una sorie de casos la 1uz,
al reflejarse de los espejos cóncavos, iba por lo.
vía más larga. ¿Qu~ hacer entonces con el prin-
cipio do Horón, tan apreciado por los amantes
de principios generales?
Fermat afirmaba que la longitud del recorrido
39
no es tan importante como la sencillez. Una rec-
ta es más simple quo una curva. Si no examina-
mos todo el espejo cóncavo, sino una recta que
lo es tangonte en el punto de incidencia de la
luz, estará todo claro. Con relación a la recta, el
recorrido de la luz es el más corto. Así es cómo
podemos reconciliar el cuarto postulado de Harón
con el principio general de la simplicidad. Basán-
doso en este principio, Fermat halló inmediata-
mento la ley de la refracción. Mas, igual que en
ol caso del gran teorema, nadie pudo compren-
der de qué modo lo habia hecho. Format le pro-
metió a do la Chambro que le presentaría la de-
mostración tan pronto como éste lo exigiera;
no obstante, tardó cuatro años en cumplir la
promesa. Descartes prestó atonci6n al hecho de
que Fermat era gascón. Y, efectivamente, sólo
el 1 de enero de 1662 Fermat demostró que los
gascones son también capaces de cumplir sus
promesas. En la carta quo había escrito a de la
Chambra felicitándole con el Año Nuevo, Fer-
mat precisaba que la naturaleza no sólo tiende
a marchar por el camino más corto, ¡sino quo
por ol camino posible de recorrer en el plazo
más corto! La loy de la rofracción se obtuvo con
unn naturalidad sorprendente. Pero, lamentable-
mente, Descartes había fallecido y no pudo apro-
ciar el donniro del gascón.
Hamilton se planteó el objetivo de doducir
todas las loyes do la óptica partiendo de un solo
principio. Quoria imitar a Lngrange, quien com-
puso toda la mecánica anaHtica partiendo del
principio de mínima acción. Hamilton compren-
día que esto principio, igual que el principio de
Fermat, se deducía de las consideraciones metafí-
sicas acerca de la economia en la naturaleza.
Pero, después do precisar más aún la formula-
40
ci6n de Fermat, él habla do los accionos extrema,
estacionaria o variante .
.Homilton logró reducir lo formulación mate-
mática de este principio a dos ecuaciones mate-
máticos. Do las ecuaciones, como simples coro-
larios, so obtuvieron todas las loyes de la óptico y
la mecánica.. En ellas no había éter ni corpúscu-
los, y daban todo aquello, y solamento aquello,
41
que podía someterse a lo comprobo.ción expe-
rimental.
Posiblemento soa necesario señalar aquí que
el método de Hamilton es, precisamente, la base
de toda la mecánica cuántica. La ciencia revela
de la manera más clara los vinculas que existen
entre las generaciones. Las ideas científicas no
reconocen fronteras. Pero se equivoca enorme-
mente aquel que intenta comparar el fomento
de la ciencia con la corriente constante e ininte-
rrumpida de un rio caudaloso. El progreso de la
ciencia se parece a la caprichosa corriente de un
riachuelo montañoso que se dispersa en muchísi-
mos brazos, que se detione on las ensenadas y que
vuelve a correr por los rápidos bancos.
Un talento Innato
A comienzos del siglo pasado, un muchacho
de trece años, hijo de un horrero londinense,
ingresó do aprendiz en un taller do encuaderna-
miento después de efectuar cortos estudios en la
e.seuola primaria. Alli podfa leer cuanto deseara.
¿Voldria lo. pena ponerse a adivinar cuál se-
ría su destino y la historia de la ciencia si el
muchacho hubiese estudiado otro oficio?
Miguel Faraday no sólo loía, sino que reunia
conocimientos. Comenzó a frecuentar las confo-
rencias públicas. Sobre todo las del eminente
químico Davy. Las conferencias cautivaron al
joven de tal modo que decidió enviarle una carta
rogándole quo le admitiese al trabajo. Así es
cómo Faradny se abrió camino a la ciencia.
Como es natural, Foraday aprendió quimica
trabajando con Davy. Mas al muchacho le atraía
la física. La ausencia de conocimientos sistemá-
ticos de las matemáticas dejó huellas caracte-
42
rística.s en todas las investigaciones de Faraday.
Era un experimentador audaz y genial. Algunos
limitan su papel precisamente con los grandes
descubrimientos experimentales. Mos Faraday era
además. sin duda alguna. un gran profeta. El
aspiraba y sabia hallar lo com6n que había en
aquellas ramas de la ciencia. que pareeian ostnr
alejadísimas unas de otras. así como en los fe-
nómenos totalmente desemejantes. Era un gran
teórico. capaz de penetrar con su mirada mental
en la misma médula de los objetos y de los fe-
nómenos; sabfa formular sus ideas de forma tan
precisa. que incluso su expresión vorbal no se
quedaba atrás de los teoremas matemáticos. He
aqui lo que escribía Maxwell al respecto: "A
medida que yo avanzaba en el estudio de los tra-
bajos de Faraday. iba convenciéndome de que
su modo de comprender los fenómenos tonía
también carácter matemático. aunque tU no nos
los presentara con la vestímenta universalmente
admitida de los fórmulas matemáticas .....
Faraday llegó a la honda conclusión sobre la
unidad de la naturaleza y se esforzaba por ha-
llar nuevas y nuevas demostraciones de esta uni-
dad.
••... Ahora sabemos - señalaba Faraday -
que él (el magnetismo) actúa sobre todos los
cuerpos y se encuentra en la más estrecha rela-
ción con la electricidad. el calor. los procesos
químicos, la luz. la cristalización y. a través
de la última. con las fuerzas cohesivas ...
Faraday realizó gran cantidad de experimen-
tos. en los que se manifestaba la unidad do lo
quo tU denominaba fuorzns y que en lo termi-
pologio. contemporánea se conocen como distin-
tas formas de energia. No obstante. el descubri-
miento capital do Faraday. el más importante
43
dospués de Nowton. fue su conclusión toórica
acerca de 1 la existencia de campos. El identifi-
caba a los campos con la materlo. opinando que
ésta penetra a travcSs de los cuerpos y llena todo
el espacio.
El espacio do Newton es un recipiente pasi-
vo do cuerpos y cargas. El ospacio de Faraday
es una concentración de fenómenos. una fuente
y un transmisor de fuor.zas que actúan sobre
los cuerpos y las cargas.
¡Atención! Llegamos a la conclusión más im-
portante para toda la historia del estudio y el
dominio de la luz. Un espacio relleno de líneas
do fuerza hace innecesaria la noción del éter.
¡Innecesaria! Podemos imaginarnos que la luz
no es más que la vibración do las líneas de
fuerza.
Faraday señalaba: ••s¡ admitiésemos esta po-
sibilidad. podriamos pasar sin el éter ... "
El lntjprete creador
Maxwell se plantoó la tarea de dar forma ma-
temática a las ideas de Faraday. Maxwell se
entusiasmó por las matemáticas a una odad muy
temprana. Su primer trabajo ciontifico lo ter-
minó un afio antes de ingresaron la universidad.
cuando tenia quince años de edad. El don mate-
mático de Maxwoll se reveló cuando solucionó
un problema que parecía completamente inac-
cosiblo para los habitantes do la Tierra. Se trata
dol enigma de los anillos de Saturno. doscu-
biertv5. como ya sabemos. por Huygons. Du-
rante varios siglos transcurridos desde eutoncBS
se han exprosado muchísimas hipótosis respecto
a la naturaleza de dichos anillos. Pero nadie
podia proponor un método para comprobar su
44
autenticidad. Y lo que hast.a entonces quedaba
siendo impracticable para el oxporimento, se
solucionó en una hoja de papel. Por medio ·de
un cálculo. Ma.x.well demostró quo los anillos
no son formaciones continuas (sólidas o liquidns),
sino que deberán estar compuestos por numero-
sos cuerpos sueltos, pero que giran por órbitas
cercanas. También para la ciencia tienen gran
importancia los trabajos de Maxwell relaciona-
dos con la teoría cinética de los gases, mas los
resultados más valiosos él los obtuvo desarro-
llando las ideas do Farnday.
Desde 1860 hasta 1875, después de una pro-
longada y minuciosa labor Maxwell creó una teo-
ría, de acuerdo con la cual las fuerzas eléctricas
y magnótieas de la naturaleza están unidas en
el concopto de campo electromagnético único,
que incluye la luz visible y los rayos invisiblos
ultravioletas e infrarrojos.
Todo lo que so conoeia en cuanto a la electri-
cidad y el magnetismo, él lo unificó en cuatro
ecuaciones extraordinariamente soncillas. Estas
eeuaclones son, precisamente, las que comuni-
caron que la luz son ondas electromagnéticas,
capaces de propagarse en el vacio con la misma
facilidad que en los cuerpos transparontes. Ade-
más, do las ecuaciones se deducia quo estas ondas
electromagn6ticas pueden existir de por si solas.
Ellas reprosentan unn realidad quo antes des-
conocía el hombre y que apareció súbitamente
ante los sabios igual que aparece uno vigorosa
cordillera al dispersarse la niebla.
Según estima uno de los grandes físicos de
nuestros tiempos, incluso "las nociones moder-
nas no pueden servir de base para comprendor
estas oscilaciones electromagnéticas, las cuales
no so reducen a la idea clásica y evidente sobre
45
las osellnciones de un cuerpo material; suspensas
en el vacío, si podemos decirlo así, parecen para
los profanos (posiblemente para los físicos tam-
bi.én) que Lionen un aspecto bastante misterio-
so".
¡Qué podria exigirse, pues, de los contempo-
ráneos de Ma:x.welll El éter pese a sus propiedades
extraordinarias, se había afirmado sólidamente en
sus corazones, pues quienes habían formado su
concepción del mundo bajo la influencia de la
fislca newtoniana, cuyo ideal era reducir todos los
fenómenos a los mecánicos, no podían renunciar
dol éter como portador de las ondas luminosas.
No se atrevían a creer en la esencia independiente
de la luz y de otras ondas electromagnéticas que
se desconocían aún.
La teoria de Maxwell era en la ciencia la pri-
mera etapa de la física no mecánica, el primer
piso de la grandiosa pirámide de abstracciones
que se complicaban cada vez más. Nosotros ve-
remos que las dificultades, relacionadas con la
asimilación de nuevas abstracciones, surgirán
de nuevo, cuando llegue la era de la teoria de
la rolatividad y la de la mecánica cuántica.
Las ecuaciones de Maxwell no sólo contenían
en sí la descripción do los fenómenos conocidos,
sino también la predicción de nuevos, que fueron
descubiertos más tarde, incluyendo la predic-
ción de la existencia de la inducción eléctrica
y de las ondas radioeléctricas. Estas ecuaciones
lo único que no contenian era el éter luminoso
y sus asombrosas propiedades. El éter quodó
simplemente al margen de la teoría de Maxwell,
pero esto no le impidió de modo alguno ayudar
con seguridad al desarrollo de la ciencia. Para
ciertos cientificos, el éter pasó a ser solamente
el sinónimo de vacío.
46
Sin embargo, a pesar de que Hertz doscubri6
experimentalmente al cabo de doce aiios que en
sus aparatos se excitaban los ondas electromag-
néticas predichas on la teoria de Maxwell, las
tradiciones de la fisica mecanicista no habion
sido quebrantadas. Muchos fisicos soguian empe-
ñados en poner a la teoría de Maxwell los zancos
de la acostumbrada evidencia. Unos estimaban
que los campos electromagnéticos de Maxwell
eran tensiones especiales de éter, lo mismo que
antes opinaban que la luz eran ondns transver-
sales en ol éter.
Otros, que continuaban considerando al éter
como una realidad, preferian olvidarse de sus
propiedades contradictorias, situándolo en la
categoría de sustancias imponderables e incognos-
cibles.
El p6)aro de fuego
El siglo pasado llegó a su segunda mitad bajo
los acordes solemnos de las trompetas. El edi-
ficio de la ciencia resplandecia con muchas to-
rres y parecía que estaba construido para sécula
seculorum.
Cuentan que un joven, quien soñaba con de-
dicarse a la física teórica, le confió su secreto
a. Thomson. Este comenzó a desaconsejar al joven
fislco, dich~ndole que la fisica teórica ya estaba
terminada en lo esencial y que no babia nada
que hacer on ella.
Pero Thomson se equivocaba, igual que mu-
chos se habian equivocado antes y después de
él, cuando opinaban que habian alcanzado los
limites del saber, sin haber comprendido que la
naturaleza es inagotable o ilimitado el proceso
del conocimiento.
Ln ciencia atrae a sus servidores con ln apa-
riencia encantadora de las cumbres resplande-
cientes, y éstos trepan, sin sentir cansancio, por
las sendas pedregosas, deseando llegar a lo alto
y menospreciando los espantosos procipicios.
Ocurro también así: el hombre construyo una
torre para poder vor mejor y más lejos. Otras
personas le ayudan con impaciencia, mientras
que al pie de la torre aparece un abismo que
amenaza con tragar a los constructores y a la
orgullosa torre en caso de que no se logre conso-
lidar los cimientos a su debido tiempo .•.
Kirchhoff, eminente f[sico alemán, quien ha-
bínl:le enaltecido por haber enunciado las leyes
de propagación de la corriente eléctrica en una
red, leyos quo en nada so diferenciaban de las
que dirigen el fluido de Hquidos por los tubos,
estudiaba con tesón las propiedades de los cuer-
pos elásticos, que en aquel entonces no estaban
muy claras. El destino quiso que Kirchhoff tro-
pezase con el magnifico quimico Bunsen, ya fa-
lDoso por haber inventado la pila galvánica de
carbón y zinc y por haber obtenido magnesio,
litio, calcio y estroncio metálicos con ayuda de
esta pila.
Bunsen perdió un ojo duranto unn explosión
que sucedió cuando estaba efectuando uno de
sus experimentos y se intoxicó gravemente con
arsénico, mas esto no le Impidió seguir siendo
optimista y ver lo mucho que se encontraba ocul-
to para otros. El abrió camino a la química de
los compuestos organometálicos y a la quimica
do los radicales, trataba de crear el método del
análisis quimico que sirviese parn controlar los
procesos metalúrgicos. El principal requerimien-
to aqui era la rapidez, propiedad casi inaccesible
en la quimica.
48
Asi, pues, ellos se encou traron y e. m pczaron
n trabujar juntos con nrdor. Estudiaron el es-
pectro de la llama coloreada con sales do distin-
tos metales, utilizando para esto el espectrosco-
pio y el mechero de gns, inventado ospecialmento
por Bunsen. Esto mechero, que oxlsto todavia,
da una Uamn casi incolora. Sus doscendiontes
funcionan hoy din en las cocinas de gns y en los
hogares do los grandes horuos.
Después de Newton, tanto en los laborato-
rios como en los salones aristocráticos, se ontro-
tenian con la descomposición de In luz blanco
en rayas irisadns. Mas, únicamento n principios
del siglo XIX, logró Wollaston unir el prisma
con una estrecha rendija en la c'marn obscura.
Así es cómo surgió el ospectroscopio, on el que
se obtuvo un ospoctro cxtrnordinarinmente bri-
llante, parecido a la coln dol pájnro do fuogo.
Los colores ernn vivos, no tenian ol velo blan-
quecino que tanto molestaba a los antecesores
de Wollaston. En el fondo del espectro irisado,
Wollaston dlvisó sieto lineas oscuras. Pensó que
eran los límitos quo dividían los colores del es-
pectro. y no les dio importancia nlguna. Era
un hecho si u im portancio, que él creyó muy nn·
tural.
¿Podría haber on aquollos tiompos algo más
habitual que las fronteras, cuando existían
pequoüos principndos y Estados hostiles?
No os do extrañar que ensogufdn se olvidaran
de este descubrimiento. Fue uno de los muchos
casos tristes en la historia de la ciencia.
Intentando aumentar ol brillo do la imagen
miontras obsorvaba los espectros, Fraunhofer
unió el anteojo con el espectroscopio de rendija
de Wollaston y dirigió los rayos solares a su
aparato. Resultaba que a este magnífico y bri·
4-1551
llanto ospoct.ro lo atravesaban centenaros de rayas
muy precisas y oscuras... Había muchislmas ...
Los espectroscopios do Fraunhofer conquista-
ron gran popularidad. Eran muchos los que admi-
raban la encantadora sinfonia de la luz. Pero
"mirar•• no significa "ver". Por su sentido, "ver"
se aproxima mucho más a "comprender••. Eso
os, precisamente, lo que tione en cuenta el in-
glb al preguntar: "You soe? ..
N adlo puede decir cuántas porsonas, comen-
zando por Newton, examinaron espectros de
todo g6nero. Sin duda alguna, muchos habían
notado quo el color de la llama está. relacionado
con la aparición de brHlantes rayas est.rcchas
en su espectro. Quizá alguien hubiese notado
que las rayas amarillas, originadas por la sal
común, surgían también al introducir en la llama
otras sales do sodio. Las rayas verdes aparecian
no sólo en presencia do cobre metálico, sino o l
calentar también poque1Hsimos grinulos de ca-
parrosa azul y de otras sales de cobro.
Kirchboff y Bunsen, después de efectuar pro-
longados experimentos y do mucho meditarlos,
llegaron a la firme conclusión de que Talbot
tenía razón al decir: "Cuando en el espectro
de la llama aparcc.en determinadas rayas, éstas
caracterizan ol metal que contiene la llama".
Es mb, cada elemento químico se caracteriza
totalmente por el conjunto de rayas espectrales,
que son un pasaporte peculiar del elemento qui-
mico. Observándolas en ol espectroscopio, pode-
mos juzgar acerca de la existencla de dado elo-
men to en una sustancia.
Así apareció el análisis espectral.
Al poco tiempo de comenzar el trabajo con-
junto, Bunsen y Kirchhoff descubrieron dos nue-
vos elementos, a los que dieron los nombres
50
de cesio (del lo.tin caesius, azul) y de rubidio
(encarnado), conforme al color de lns rayas es-
pectrales que oran caracteristicas poru estos ele-
montos. El descubrimiento demostró de formn
convincente ol nlcance del nuevo método, y más
tarde muchos hombres de ciencia comenzaron
a desarrollar y utilizar el análisis espectral.
Se descubrieron, uno tras otro, el talio, el
indio y el galio. Este último lo había predicho
D. I. Mendeléicv basándose en su sistema pe-
riódico de los olementos.
En ol espectro del Sol se descubrieron rayas
que no coincidían con ningunas do los quo se
conocian en la Tierra. Así es cómo ol hombre
se enteró de la existencia dol helio, elemento
que poco más tarde fuo hallado en nuestro pla-
neta. Esto fue un triunfo. Poro, tal voz, tuviera
una importancia cientifica y filosófica mucho
mayor la conclusión, que cada voz recobraba
más fuerzas, aceren de la unidad dol mundo que
se manifestaba en que todo el u ni verso se com-
ponia do los mismos elementos.
En 1888, Helmholtz escribía que el descub•·i-
miento del onD.lisis espectral produjo admiración
en los hombres, despertando su fantasín más
quo cunlquior otro descubrimiento, puesto que
ésto proporcionaba la posibilidad de echar uua
ojeada a ese mundo que nos parecía tan inacce-
sible.
Poco a poco se supo que la posición de las
rayas espectrales no ora caótica, sino que se su-
bordinaban a unas regulnridades determinadas.
Sabido era que las regularidades guardan rela-
ción con algunos rasgos específicos de los propios
elementos. Se logró agrupar on series muchas
rayas espectrales que estaban subordinadas n
leyes matemáticas muy simples. También se ob-
... SI
tuvieron coeflclent.es numéricos slmplcs quo com-
ponían fórmulas para varias series dlferontes,
incluyendo aquellas que pertenecían a los dis-
tintos elemontos. Mas ¿qué significaba este or-
deu? ¿A razón de qué existia? Parocin que la
naturaleza estnba lanzando un roto a los cien-
tíficos. ¿Cómo Thomson pudo menospreciarlo?
La cat6strofe ultravioleta
Este no ora el (mico enigma con que la natu-
raleza inquietaba las mentes· do quienos se sen-
tían incansables aún ante sus sorpresas. Aquí
no tenemos mós remedio que dejar a un lodo
todo aquello que no esté relacionado con la luz,
pero aún teniendo relación directa con ella, por
insuficiencia de espacio nos vemos obligados a
detenernos solamente en lo m6s interesante.
Uno do esos enigmas se remonta a Kirchhoff.
La explicación de la naturaleza de las rayas do
Fraunhofer condujo a que Kirehhoff formulara
una ley general, cuya esencia es tan simple como
lo son también otras grandes leyes de la n.o.tu-
rnleza: el poder emitivo de un cuerpo es propor-
cional al poder absorbente dol mismo y depende
de la temperatura. La termodinámica, que para
aquel tiempo babia alcanzado grandes éxitos,
afirmaba que todos los cuerpos situados dentro
de una envoltura cerrada deben llegar al equi-
librio térmico, es decir, alcanznr una misma tem-
peratura. Aqui no importan las dimensiones,
las formas de los cuerpos o de la propia envol-
tura, asi como tampoco importa de qué materia
están compuestos. Tampoco es necesario el con-
tacto entre ellos. El equilibrio será asegurado
mediante lo radiación que ellos emiten y ab-
sorben.
52
¿Qué ocurre si hacemos un orificio eu la en-
voltura, donde ya oxisto el equilibrio térmico?
Esta es una de las preguntas simples, para las
que no hay rospucsta simple. Pero si la envol-
tura se encuentra dentro do otro envoltura ce-
rrada, la situación se simplifica. Ellas comienzan
a intercambiar enorgía y su temperatura va
equilibrándose poco a poco. En el transcurso
de este intercambio, a través del oriflcio de la
onvoltura menor pasa la radiación que traslada
el exceso de energin de la parte más caliente a
la más fría. En caso de que In envoltura exterior
esté más calionte, el flujo de energía estará di-
rlgldo hacia la cavidad lnterlor do la envoltura
menor, la cual absorbe toda la radiación, igual
que lo hace un cuerpo nogro.
Así es cómo Kirehhoff lleg6 n la noción del
"cuerpo negro" y construyó su modolo on forma
de una cámara con un agujero muy pequeño.
La energía que salo de oste agujero al exterior
es determinada solamente por la temperatura
del "cuerpo negro", poro no dependo de la sus-
tancia do que oste modelo está hecho. Si calen-
tamos el modelo hnsta uua temperatura alta,
ol agujoro empieza a brillar con una deslum-
brante luz blanca. Esto no ('S un juogo do paln-
bros, sino la consecuencia dirocto do lo ley de
Kirchhoff. El ''cuerpo negro" incandesconto debe
ponerse on equilibrio con los cuerpos más fríos
que le rodean, y• para esto necesita ontregar a los
cuerpos exteriores, mediante la radiación, su
excoso do enorgio. Cuando el cuerpo ostá muy
caliente, la radiación es muy brillante.
Las asombrosas propiedades del "cuerpo no-
gro" despertaron el inter~s de muchísimos inves-
tigadores. Después de generalizar los resultados
de otros científicos y los suyos propios, el ffsico
Sl
austriaco Stefan demostró que la enorgia emitida
por el "cuerpo negro" es proporcional a la cuarta
potencia do su temperatura absoluto. Pero ésta
no es la temperatura registrada por la escala de
Cclsio, sino por la de Kelvin, cuyo oero no corres-
pondo o la temperatura de fusión dol hielo, sino
n la bajn e inaccesible temperatura, n la cual
cesa (según la opinión de Kelvin) todo movi-
miento térmico. Boltzmann, uno de los mayores
físicos del siglo pasado y compatriota de Stefan,
demostró al poco tiempo, aunque en una forma
puramente teórica, que la ley de Stefnn podía
obtonerso stn experimentos espccialos, como un
simple corolario de las leyes de la termodiná.
mica.
La ley do Stefan - Boltzmann, como la lla-
man ahora, resultó ser válida en todo el diapa-
són de temperaturas accesible para nosotros y
se consideraba como uno de los mayores logros
de la Hsica, aunque ... no ostaba muy claro qué
papel jugaba oquí el transportador de la radia-
ción, el éter.
Pasaron diez años más y ol gran analítico
Wion coronó los intentos del físico ruso V. A. Mi-
jolsón de determinar la distribución de la ener-
gía on el espectro del ''cuerpo no gro". Portiendo
única y exclusivamente de los experimentos men-
toles y desarrollando las ideas do Boltzmann,
Wion demostró que el segundo principio de la
termodinámica roquioro que la intensidad e~
pectral de radiación del "cuerpo negro" so ex-
prese mediant.o una función, desconocido para
él, del producto de la longitud de onda luminosa
por la temperatura del "cuerpo negro"; ade·
más, ol factor que cstó. delante do esta función
tiene que ser la quinta potencia de su tempo·
raturn.
54
Lo que requiere el segundo principto do la
termodinámica era sagrado pnra los físicos del
siglo pasado y continuará siendo una verdad por
los siglos de los siglos. A los hombres no les queda
más que procurar comprender el por qué sucede
así. Resulta que de la ley obtenida por Wien
mediante simples operaciones matemáticas, se
deduce otra ley, a la que Wion denominó ley
de desplazamiento: el valor máximo de la curva,
que representa el espectro de radiación del "cuer-
po negro", se desplaza en dependencia de la tem-
peratura del cuerpo. El desplazamiento se efec-
túa do tal forma que quoda constanto el pro-
ducto de la temperatura absoluta del "cuerpo
negro" por la longitud de la onda correspondiente
al máximo de radiación. Esta ley, obtenida sobro
la base· de los principios de la termodinámica,
se observa on todos los casos que conocemos.
Ella nos permito determinar la temperatura de
los cuerpos sin falta de tormómotro, sólo con
ayuda del espectroscopio. Así pudo resol verse
el probloma que parecía insoluble: el do deter·
minar la temperatura dol Sol y las estrellas.
Wien intentó dar un paso más: determinar
el aspecto matemático de la función que forma
parte de la ley de radiación dol "cuerpo negro''.
La fórmula que él obtuvo requería que la inton-
sidad de radiación en cada longitud de onda se
inclinase hacia el limite al elevarse la tempera-
tura. El experimento refutó esa conclusión. La
fórmula de \Vien coincidía con el experimento
sólo cuando las longitudes de las ondas eran
pequeñas y bajos las temperaturas. CuandQ las
temperaturas eran altas y grandes las longitudes
de ondas, esta fórmula contradecía bruscamente
al expe.-imcnto.
A este problema se dedicó el famoso Ray-
SS
lcigh, quien llevaba basta ol año do 1873 el ape-
llido de su padre Strutt y después, por sus mé-
ritos científicos, le fueron concedidos los titulos
de= noble y de lord Rayleigh. El advirtió con
certeza que las dificultades en cuanto a la deter-
minación de la forma do esa función incógnitn
de Wion so doben a que el éter quedaba al mar-
gen. Rayleigh aplicó al sistema, compuesto de
sustancia y éter, una irreprochable ley clásica
establecida por Maxwell y Boltzmann. Conforme
a esta ley, la energía en cuttlquier sistema físico
se distribuyo uniformemente ontre todos los gra-
dos do libertad del sistema. El éter so conside-
raba un medio continuo. Por tanto, poseía un
número infinito de grados de libertad y había
que tenerlo on cuento. Rayleigh obtuvo una fór-
mula muy soncilla: lu densidad espectral de ra-
diación del "cuerpo nogro" debo ser proporcional
a su temperatura e inversamente proporcional
al cuadrado de la longitud do onda, on quo se
efectúa la modici6n.
El ominento físico nunca había sufrido una
desilusión tan grande en su vida. La fórmula
ob~cnida no coincidía con el resultado del expe-
rimento. Eu voz do ln curva en forma de cam-
pana, cuya cúspido so detorminaba por la ley
de desplazamiento de Wien, la fórmula de Ray-
lelgh, nun coincidiendo con ol experimento en el
decli vo_ de ln onda larga de la curva, exigia un
incremento infinito de energía a medida que se
acortaba la longitud de onda, ¡pues el cuadrado
de la longitud do onda figuraba on el denomina-
dor! Esta conclusión eutró en la historia de la
cioncia como la "catástrofe ultravioleta".
No obstante, ésta no era la única conclusión
absurda que se deducía de la fórmula do R ay-
leigh, pues, si bien una porción concreta de mate-
ria contiene un número finito de grados de liber-
tad, el número de grados do libertad del éter
es lnfinito en cualquier volumen. Por consi-
guiente, on concordancia con la fórmula de Ray-
leigh toda la energia debe pasar al éter, mientras
que la materia debe enfriarse hasta el coro ab-
soluto. Y lo poor de todo era que la fórmula
de Rayleigh no era culpablo, sino que ésta puso
de manifiesto aquollo que había quodado oculto
en las propias bases de la física clásica. AdemáS,
Lorentz demostró que incluso una simple pro-
porcionalidad de la intensidad de emisión a la
temperatura absoluta debe conducir al absurdo.
Asf fue cómo los fundadores dol majestuoso
odifieio de la físico. clásica descubrieron arenas
movedizas debajo de sus cimientos. El siglo XIX
finalizaba trágicamente, se encontraba en un
atolladero científico del que no babia salida.
Todo parecfa irreprochable: tanto los principios
básicos, comprobados por la experiencia multi-
seeular, como las transformaciones matemáticas
basadas en axiomas inmutables. Hasta ol mo-
mento éstos siempre conducían a prediccionos
que eran confirmadas por los oxperimontos. En
los casos de divergencias, siempre se descubrían
orrores del experimento, do los cálculos o do las
hipótesis complementarlas que no tenian rela-
ción alguna con los fundamentos de la ciencia.
Aqui, sin embargo, ocurria de otro modo. El
defecto yacía en los mi8mos principios. Pero
se desconoefa en qué consistía y cómo elimi-
narlo.
Se aproximaba el siglo siguionte.
CAPITULO 11
LOS PRECURSORES
Los fantasmas
El siglo XIX no había pasado en vano. Sus
resultados fueron enormes. La soberbia aguja de
la Torre de Eiffel, de trescientos metros de al-
tura, no sólo simboliza los logros do la técnica
del siglo. Ella, en el sontido dirocto de la pa-
labra, está apoyada en la mecánica y la teoria
de la elasticidad, las matemáticas y el análisis
espectral, que permitieron calcular la estruc-
tura do la torre y fundir el acero para su cons-
trucción. La técnica es el fruto de la ciencia;
aquélla no nace de la inspiración del poeta.
La frontera del siglo es imposible descubrirla
entro los anillos anual~s de las secoyas milena-
rias o on las capas estratificadas de tierra, Tam-
poco está señalado. on el cosmos, en la espiral
infinita que describe nuestro. Tierra al despla-
zarse con ol Sol por su enorme órbita alrededor
del centro do la Galaxia. ¿Y a dónde corre tanto
ln propia Galaxia? A nosotros, seres tan insig-
nificantes en ol fondo de esa grandeza, nos gusta
croar motivos, para festejos. Aunque no sea más
que para embellecer la monotonía de la vida pro-
saica. El dia de nacimiento de Cristo se determinó
como el principio de los siglos, aunque ose día
no sea muy fidedigno; so olaboró ol sistema de-
cimal...
En una palabra, nuestra historia so aproximó
a los límites del siglo XX.
Así, pues, ¿qué aporte osoncial trajo el siglo
XIX a la teoría de la luz, quo es lo que nos in-
teresa on este momento? En primer lugar, el
58
princ1p10 de la conservac1on y transformación
de la energia, principio previsto intuitivament.e
ya por el gran Lomonósov, y quo fue el comienzo
de la termodinámica. Después, la teoría electro-
magnética de Maxwell, teoría que incluyó en
si la óptica ondulatoria do Fresnal y que engen-
dró la teorla electrónica do Lorentz.
rNo era tan poca cosa para un siglo! Este no
pasó en vano. Hubo también logros menos im-
portantes, pero que eran dignos de permanecer
eternamente en la categoría de los mejores dos-
cubrimientos del siglo. Nunca perderá su im-
portancia el mátodo de variación de Hamilton;
siempre tendrán aplicación el análisis espectrAl
y las ondas radioeléctricas ..•
Los cientiflcos celebraban con prosperidad y
victorias la aproximación del nuevo siglo, pero
les quedaba el fantasma del éter, que amena-
zaba con abrir un abismo infranqueable entre la
mecánica y la electrodinámica. Quodaba por
delante el fantasma de "la catástrofe ultravio-
lota ", fenómeno que contra ponia la elec lrodi-
námica a la termodinámica. El electrón recién
nacido parecía quo era. ajeno a l~t domás materi¡1.
Adomás, la sustancia habitual omilia señalos
incomprensibles, cifradas en las brillantes rayas
dol espectro que les decían a los hombres do cien-
cia una sola cosa: rUstedes no saben casi nada!
Los cuantos
Guillermo Wien, autor de la ley dol despla-
zamiento, a la que se le dio su nombre, y Max
Planck, profesor berlinés, quien para ou tonces
hablo. conquistado popularidad con los trabajos
de termodinámica, hallaron el mótodo do librar
a la fislca del fantasma do "la catástrofe ultra-
59
violotn ". Mejor dicho, haciendo un solitario mn-
temático, descubrieron quo babia esperanzas de
salir del apuro. Expusieron la hipótisis de que
la intensidad do radiación del "cuorpo negro"
no' aumenta, como en la fórmula de Rayloigh,
sino que disminuye con la longitud do onda. In-
cluso dieron con una determinada regularidad
en esta disminución. Mas, ni la propia hipótesis
ni el aspecto exponencial de la regularidad no se
deducian de nada, a no ser de la necesidad de
coordinar las propiedades de la radiación con
el :bocho de la existencia del mundo que no esta-
ba enfriado hasta el cero absoluto, n pesar de
la:fatfdica ley do Wien.
En 1899, un oxperimenlo confirmó In nueva
ley do Wien y Planck y parecía que una de lu
quimeras desopar~ria junto con el siglo ago-
nizante. Pero las mediciones más precisas de
Lumiere y Pringsheim condujeron a grandes des-
viaciones do la ley de Wien y Planck. Hubo
que comenzar todo de nuevo y Planck renovó
la labor.
Los cálculos de Planck confirmuron una con-
clusión espantosa: al mundo lo esperaba la muer-
to ultraviolotn. Mns los físicos no hallaban en
la vida circundante el menor sintoma de esto
fin tan triste. Ellos tenian quo salvar también
o la teoría do este absurdo error. Esta cuestión
preocupaba no sólo a Planck. Eran muchos los
hombres de ciencia que no deseaban reconciliarse
con la flojedad de las fórmulas que ellos mismos
habían deducido.
Mas al primero que le tocó la suerte fue al
que mejor estaba preparado. Aquí so trataba de
la reconciliación de lo. termodinamica y la elec-
trodinámica, de lo relación que existía entre
la energía y la frecuencia de emisión. A la ley
60
de distribución do Wien le corrospondía una re-
lación entre ellas; lo fórmula do H.oyloigh dabn
otra. Desde ostn incoherencia se refo In muotte
ultravioleta.
El 19 de octubre de 1900, Planck comunic6
a la Sociedad Física Alemana que babia hallado
una fórmula que vinculaba, al parocor, los onun-
ciados incompatiblos de Wien y Rayleigh. La
nueva fórmula daba una salida formal de la si-
tuación dramática, pero, igual que la fórmula
anterior de Wlen y Planck, no tooia fundameo~os
en la termodinámica ni en la electrodinámica.
No en vano hasta hoy día se pronuncia con
veneración el nombro do Planck, pues este clen-
tifico libró definitivamente a la ffsica do "13
catástrofe ultra violeta".
Más tarde, Planck señalaba en el informe pro-
nunciado al recibir el Premio Nobel: "Despu6s
de haber estado realizando durante varias se-
manas el trabajo más intenso de mi vida, un
royo iluminó las tlnioblas en las que me revol-
caba y aparecieron ante mí inesperadas porspoc-
tivas".
El rayo del que hablaba Planck iluminó toda
la rama del saber relacionada con lo naturaleza
de la materia. Esto ocurrió en ese mismo ano
de 1900. Al examinar el proceso del intercambio
de energia entre un cuerpo candonte y el ospaclo
circundante, Planck suponia que ostc intercambio
no se realizaba de una manera continua, sino
on forma de pequeñas porciones. Después de
describir matemáticamente este proceso, dedujo
una fórmula cuya coincidencia era exacta cqn
la distribución de la energía en el espectro del
Sol y de oíros cuerpos candentes. Asl entr6 on
la ciencia la noci6n de la porción mínima 4e
energía: el cuanto.
El cuanto, do.sde su nacimiento, resultó ser
un niño caprichoso. En ol cálculo fue introducido
por Planck en calidad de cuanto de energía; luego
aparoció on la fórmula definitivo on forma de
cuanto do acción: maguitud que os el producto
de la onorgía por el tiempo. La causa de esLa
transformación todavia no estaba clara. Poco
a poco, PlaDck, y tras él otros cientlficos, iban
reconciliándose con ol carácter discreto de la
onergia, pero la discontinuidad de la aeeión
mecánica siguió siendo Inconcebible durante mu-
cho tiempo.
Fue Einstein quien resolvió ese enigma, u~
gando a la conclusión do que la teoría cuántico.
de Planck, creada sólo pnra explicar el inter-
cambio do la enorgia térmica entro un campo
electromaguético y la materia, dobe ser sustan-
cialmonte ampliada. Einstein eBtableció que la
encrgia de un campo electromagnético, inclu-
yendo tnmbi~n las ondas de luz, existo siempre
en forma do porciones determinadas: cuantos .
.Asi es cómo Einstein sacó al cuanto de su
cuna y demostró al mundo las asombrosas posi-
bilidades que éste posoía. La idea acerca del
cuanto do lu.z (fotón), como una realidad objetiva
que existe en ol espacio entre la fuente y el re-
ceptor, poro no como una magnitud formal que
aparece solamente al describir el proceso del
intercambio de enorgia, le dio la posibilidad para
crear una teoría lógica del efecto fotooléctrlco
y otros fenómenos enigmáticos que durante mu-
cho tlompo estuvieron martirizando o. los cien-
tificos. Esto apuntaló también los cimientos de
la fórmula de Planck, que en aquellos tiempos
estaba bastante inestable. Después de que Ein-
stein admitió de manera decidida que la onergía
eloctromagnética existía siempre en forma de
62
cuantos, era difícil suponer ya que ésta interac-
ciona con la materia no por medio de cuantos,
sino de una manera continua, como pausaban
antes de Planck.
Lo teoría cuántica do la luz, que habia supe-
rado con éxito ol enigma del efecto fotoeléctrico,
no era, ni mucho menos omnipotente. Por el
contrario, era totalmente incapaz en los intentos
de describir una serie de fenómenos notorios,
como son, por ojomplo, el surgimiento de colo-
res brillantes en las capas finas de petróloo de-
rramado en el agua o la existencia do un aumen-
to máximo en el microscopio y el telescopio.
Mientras tanto, la teorla ondulatoria do la luz,
impotente en el caso del efecto fotooléetrico,
respondía fácilmente a estas preguntas. Esto
produjo incomprensiones y una desconfianza du-
radera en lo que so reforía a la teoría cuántica
de la luz. Tampoco lo aeoptó Planck, el padre
de los cuantos.
Ero tan grando la desconfianza quo Plauck
sentía hacia la teoria de los fotones, quo le incitó
incluso a renunciar de su propia teoría do los
cuantos. El confiaba en quo mediante un com-
promiso sería posiblo reconciliar su tondencia
a las tradiciones clásicas y las exigencias per-
sistentes del experimento. Lo parcela quo ora
posible salvarlo todo si aceptamos que la luz
se propagaba y absorbia de acuerdo con las
leyes ondulatorias clásicas, mientras que la dis-
continuidad es una propiedad do la materia y
la cuantificación de la energía surge solamente
on el proceso de la emisión de luz por la mat&.-
ria. Planck expuso su punto do vista on el in..
forme al congreso de Sol voy, celebrado on HH 1.
Einstein uo dio gran importancia a esta con-
tradicción. Por el contrario, la consideraba na-
63
tural, pues reflejaba el cnrácter complejo, poli-
fncético (diríamos, dialéctico) de la naturaloza
de In luz. Opinaba que con esto se manifestaba
la verdadera osoncia dual de la luz, y que la cons-
tS:nte de Planck jugaba un pnpel primordial en
la unificación del cuadro ondulatorio y cuán-
tico plasmando la alianza de las ondas y las
particulas.
El nexo ontre la frecuencia de la luz y la
energia de los fotonos, cuya existencia había
vaticinado o, mejor dicho descubierto, Einstein,
no encajaba en las nociones inseparables de todo
el árbol do la ciencia clásica.
No e.s do extrañar que los físicos pensadores
in tentason comprender este nexo sobre. una base
causal. (Los físicos que no deseaban pensar, vol-
v~an simplemente la espalda a esta sediciosa
teoria de los fotones.)
He aqui uno do esos intentos que al cabo de
medio siglo fue recordado en forma graciosa por
su autor, el eminente físico, Max Born.
Imagínense varios manzanos con frutos, los
cuales cuelgan do unos pedúnculos cuya longitud
e~ inversamente proporcional al cuadrado do la
altura sobre la tierra. Si sacudimos el árbol con
una frecuencia determinada, las manzanas que
cuelgan n una altura determinada empiezan a
balancearse on resonancia y caen a tierra con
una onergía cin~tica proporcional a la altura
do donde cayeron. Por consiguiente, esta ener-
gla es proporcional a la frecuencia, pues la fre-
cuencia resonante, que hizo caor a la manzana,
es proporcional a la altura, ya que osa frecuencia
d·opendo de la longitud del pedúnculo que hace
el papel de un péndulo cuyo peso es la manzana.
Usted dirá que semejante razonamiento es
ingenuo. En realidad parece ingenuo al cabo de
64
50 años, pero en aquellos tiempos el padre de
los cuantos, Planck, lo repiti6 en una de sus con-
ferencias.
Como veremos más adelante, ol f1sico francés
Luis do Broglie, aplicando las ideas de Einstein
a las mlcropartículos, eren las bases do la mecá-
nica ondulatoria, una de los piodrns angulares
de los cimientos do la físicn cuántica moderna.
La singularidad del genio de Einstein se re-
vela al crear ~ste la teorin del efecto fotoeléctrico
y la hipótesis de los cuantos de luz: en vez do
introducir hipótesis particulares quo responden
n ~uestiones concretas, da soluciones revolucio-
narias que aclaran simultáneamente la diversidad
de los problemas complejos. Este rasgo se ma-
nifiesta en todo su esplendor en la obra principal
de la vida do Einstein: la creación de la teoría
de la relatividad, toorla que revolucionó la cien-
cia moderna.
Los Momos
Las misteriosas regularidados de las series
espectrales Iban convirti~ndose poco a poco en
uu gran peso no sólo para los especialistas en
~nálisis espectral, sino también para los pensa-
dores con tendencia a generalizar los cúmulos
de hechos desordenados eri una rigurosa const-
rucción de la teoría.
Ho aquí estos hechos. _
Año de t870. Stoney presta atención a que
las frecuencias de las tres líneas principales del
ospeetro de hidrógeno so relacionan como núme·
ros enteros, a saber, 20:27:32. ·
Año de t871. Stoney y Reynolds establecen
que las frecuencias de las rayas del espectro del
cloruro de cromilo se encuentran en relaciones
J-ISSI 65
simples con magnitudos totalmente inesperadas:
con las frecuencias de las oscilaciones arm6nicas
df.' la cuerda del vioHn.
Ailo do 1885. Bal.mor domuostra que los nú-
meros obtenidos por Stoney era un caso parti-
cular de una ley más general, en cuya expresión
entra U!Ja magnitud grande constante, el nú-
moro 2, y una magnitud variable, que tiene va-
lores de los números enteros 3, 4, 5, etc.
El trabajo de Balmer provocó resonancia en
las mentes de los experimentadores. A los pocos
afios, Rydberg holló regularidades similares que
unificaban las serios de las royas en el espectro
del talio y en ol del mercurio. Más tarde, Knyser
y H.unge fotografiaron los espectros con el pro-
pósito de simplificar el proceso de medición,
y parecía que los regularidades incomprensibles
salían dol cuerno de la abundancia.
La primera década del siglo XX no mejoró
la situación. Por el contrario, es posible que se
hubieso embrollado más aún cuando Lyman en-
contró en t9W una nuova serio de rayas espectra-
les de hidrógeno en la parte ultravioleta del espec-
tro, invisible a simple vista; y Paschen descu-
brió en 1909 otra serie, igualmente invisible,
en la parte infrarroja del ospectro de hidrógeno.
Lo más asombroso ora que estas nuevos series
so describian con fórmulas que oran muy pareci-
das a la fórmula de Salmer; además, la magni-
tud constante grande quo formaba parte de ellas,
resultó ser exactamente igual. ¡No se observaban
divorgencias ni en una millonésima parte siquie-
ra! Esto no podía ser una casualidad y esta
magnitud se denomina ahora constante de Ryd-
berg.
En 1908, al intentar aclarar el carácter de las
regularidades espectrales, Ritz captó unas rela-
66
clones extrañas entre los números que caracte-
rizaban las frecuencias de las rayas espectrales.
Resultaba que mediante uno simple suma o resta
de frecuenc-ias do dos rayas cualesquiera podio
obtenerse la frecuencia de la tercero rayo. Así
so hallaron nuevas rayas espectrales poco per-
ceptibles, qua antes eran desconocidas. Verdad
es, que uo todas las prediccionos se confirmaron.
Mas había esperanzas de que las rayas ausentes
oran simplemente muy débiles y se lograra des-
cubrirlas en el futuro.
Para muchos ya estaba claro en aquel tiempo
que en las series espectrales se ocultaban los mis-
torios recónditos de los átomos. Poincaré, tras
examinar las regularidades espectrales quo ha-·
cian recordar las leyes do oscilaciones de las
cuerdos, membranas y tubos del órgano, y re-
conocer la impotencia de la cioncio anto estos
hechos, escribia: " ... creo, que aquí se concluye
uno de los mayores secretos de la naturaleza"..
El pollo de la nueva ley picaba claramente, pero
nadie podía ayudarle n salir del cascarón.
El onigma del átomo nos llegó de la profun-
da antigüedad, y el siglo XIX no hizo más que
complicarlo, sin que se vislumbrase espcronz~
alguna de resolverlo.
Demócrito atribuyó a los átomos dos propie-
dades solamente: la magnitud y la forma. Epi•
curo añadió la tercera: el peso. Sin embargo,
los siglos no pudieron confirmar o refutar las
suposiciones de los sabios antiguos. Unas veces,
los hombres de la ciencia so dejaban arrastrar
por la idea de la divisibilidad de la materia:,
otras veces la menospreciaban. ·
A principios del siglo XIX, Ritter supuso
que no sólo la materia, sino también la electri-
cidad se compone do átomos. A mediados del
67
siglo, Weber señalaba que el movimiento del
átomo de electricidad alrededor del núcleo ma-
terial puede oxplicar los efectos ópticos y tér-
micos. En 1881, Stoncy calculó In dimensión
d~l átomo do electricidad. Es gracioso señalar
quo esto magnitud existió sin nombro durante
diez años, hasta quo su padre, Stoney, le dio ol
nombre de "electrón".
Afios f6rllles
.¿Qué autor desconocido de la Biblia habrá
inventado la alegoría do las siete vacas flacas y
las otras siete gordas? Años de buena cosocha
existen no sólo on ol eampo, sino también en los
laboratorios. En t895, Popov inventó la radio.
En ese mismo tiempo, Perrin y Lippmann des-
cubrieron la carga negativa en los rayos cató-
dicos de Crookes y con esto dieron comienzo a
la electrónica. (Muchos años después, nuestro
relevante contemporápeo, el académico A. I. Berg
unificó estos gemelos en una ciencia sintética,
la radioelectrónica.) En ol mismo año, Roent-
gen, cediendo al entusiasmo general, se dedicó
también a la investigación de los rayos catódicos
y descubrió los nuevos rayos X, que posterior-
mente adquirieron su nombre.
El siguiente año de t896 fue también un año
fértil. Henri Becquorol, nieto del famoso físico
Antoine Becquerel, continuó las investigaciones
de la fosforescencia en las sales de uranio, fenó-
meno misterioso quo fue la gran pasión de su
padre, Edmond Becquerel. Resulta que en la
física oxiston también dinastías: el hijo de Henri
Becquerel, Juán, ha sido también un eminente
físico.
Mas volvamos a Honri Bccquorel, quien estu-
68
dió la luminiscencia de las sa)QS de uranilo, las
cuales brillaban con viveza on la oscuridad, ha-
biondo estado expuestas antes a la acción do los
rayos del sol. El descubrió que la radiación in-
visible de las sales de urnnio no tiene relación
alguna con la iluminación previa.
Al onterarso de quo los rayos X, recientemente
descubiortos, provocaban fuga ol6ctrica de un
cuerpo con carga, Becquercl decidió comprobar
si era capaz de efectuar oso mismo la radiación
descubierta por él. El experimento confirmó su
hipótesis y ahora podio valerse do dos métodos:
el fotográfico y el eléctrico. Pasaron dos años
más, y los esposos Curie descubrieron que el
torio poseo las mismas propiedados quo el nra-
nio. Ellos introdujeron el t~rmino de "radiacti-
vidad" para designar la singular propiedad de las
sustancias capaces de emitir "rayos de Becquo-
rol". Cuando notaron que algunos minerales eran
más radiactivos quo ol torio y el uranio, quisie-
ron hallar la causa de esto y descubrieron o,l
polonio, denominado asi en honor n la patria
do María Curie, y después bollaron ol radio,
ol elemento mh radiactivo de todos los conocidos
en aquel tiempo. E11 In divisoria de nuestro
siglo, Becqucrel descubrió que sus rnyos se dcs-
vlan con un imán, y Rutherford, ol quo lo huma!...
nldad conoció algo más tarde, detorminó que
estos rayos constan de dos partes. A una, la más
absorbida por la materia, la denominó radia-
ción alfa; a la otra, que era In monos absorbida,
radiación beta.
Poco tiempo dospues, Willard descubrió un~
componeuto mucho más penetrante, n la que cJ
imán no lo desviaba en absoluto, y la denominó
radiación gamma.
Poco a poco fue estableciéndose que los rayos
69
a\fa llevan carga positiva; los rayos beta, nega-
tiva, y los rayos gamma no llevan carga alguna,
lo que hoce recordar a los rayos de Roentgen.
SQ logró precisar un hecho sorprendente: las par-
ticulas de los rayos beta teninn distintas velocida-
des y la relación entre sus cargas y la masa va-
riaba conforme a la velocidad do las partículas.
E~to hacia recordar la vieJa idea de Abroham,
quien consideraba posiblo que la masa del olec-
trón, aunque ton sólo fuese parcialmente, depeJl-
din del campo electromagnético. ¿Tal vez serian
electrones los rayos betn y Abraham tuviora
razón? •
Los procesos radiactivos surgen en los pro-
fundidades de los átomos liberando al mismo
tiempo calor. Picrre Curio y Laborde estudiaron
el proceso y determinaron por medio de dos mé-
todos que un gramo do radio dospide a la hora
tOO calorias do energía. ¿De dónde surge eso ener-
gia?
Marln Curia yn suponin quo el calor se des-
pronde de la sustancia radiactiva al emitir los
rayos do Beequerol; además, que las sustancias
radiactivos, en esto coso, cambian muy lenta-
mento. Pero semejante hipótesis contradecin to-
dos los principios do lo ciencia: el principio de
conservación de lo energía (¿do dónde surge esta
onergia?); el principio de conservación de la ma-
teria (¿cómo puede variar la sustancia radiacti-
va?) y la noción intuitiva multisecular sobre
la inmutabilidad do los átomos.
Maria Curic, Asustada de su propia osadia,
expuso la segunda hipótesis: las sustancias radia-
ctivas captan uno radiación externa descono-
cida, que no está al alcance de nuostros aparatos,
transformándolo on calor y en cuergia de emi-
sión radiactiva.
70
El tiempo ha demostrado quo en la ciencia a
veces el atrevimiento ilimitado vale más que la
precaución tímida. Las tres graves objeciones
contra la primera hipótesis so convirtieron on
su inm'qtable demostración.
El JapoM5 Impertinente
Las investigaciones do la radiactividad con-
dujeron al descubrimiento do las traitsformacio-
nes radiactivas de los átomos. Einstein puso de
manifiesto la profunda rolación que existo ent~o
la energia y la materia, y unió dos viejas leyes
en una, a saber, en el único principio de conser-
vación de la enorgía y de la sustancia, es decir,
on la ley de conservación de la matori.n. Este es
uno de los magnificos ejemplos que demuestra
la profunda relación que existo entro lns leyes
de la física y los principios generales del materia-
lismo dialéctico.
Cada voz maduraba más la necesidad do co-
nocer las complejas leyos de las transformaciones
radiactivas que se presentaban anto los cientí-
ficos como un cúmulo do hipótesis empíricas
desligadas. Esta necesidad comenzó a ser impe-
riosa, principalmente, después dol at1o de 190$,
cuando Rutherford ostableci6 que las partícu-
las alfa, que se desprenden do las sustancias ra-
diactivas, eran átomos ionizados de helio. ¡1!:1
helio so obtieno de los elemontos radiactivos!
Esta posibilidad tan sedicioso era yn una re•-
Udad. ·
Habia que decidirse a solucionar ol enigma
del átomo. Hasta entonces existía solamente In
suposición de Prout, suposición que era mu,y
general y que consistía en que los átomos do
todas las sustancias se forman de algún modo del
71
hidrógeno. Era una hipótesis basada en que los
pesos atómicos tonian caráct.or múlt,iplo, cuya
oxactitud comenzó a ser dudosa después de
precisarse las mediciones de los posos atómicos en
*na serie de clemontos que habian puesto de
manifiesto considerables desviaciones de este
carácter. (Más tardo, una voz descubiertos los
isótopos, la r6plica no estaba ya sobre el tapete,
mas la hipótesis de Prout no era ya necesaria).
El primer modelo del átomo portoneee a 1o-
soph J ohn Thomson, ol célebre J .J., que a veces
lo confunden con el no menos famoso Willinm
Thomson, quien más tarde rocibi6 el titulo do
lord Kelvin.
1.J. opinó duranto un breve tiempo, que los
pequeños imanes de Mayer pued(ln servir como
buon modelo del átomo. El experimento consis:-
Ua en lo siguiente. Mayer suspendia sobro un
recipiente con agua un imán grande y soltaba en
el liquido unos pedacitos de corcho, en los que
estaban hincadas agujas imantadas. Los imanos
pequeños formaban uno. configuración estable:
uno en el contro, debajo del imán grande; alre-
dedor do él, seis imanes pequefios que formaban
un hexágono regular; después, un decágono de
grandes dimensiones, y a su alrededor, un do-
decágono. Mayer notó quo, balanceándose, el
imán grande obligaba a los imo.ocs pequeños a
desplazarse, y asi, las configuraciones exteriores
se convertian en eneágonos y tredecágonos. Ma-
yor ostimaba que esto hacía recordar la conducta
do algunos cuerpos reales, capaces do altorar
sus propiedades al endurecerse.
Por lo demás, Thomson comprendió ensegui-
da que esto modelo era demasiado complicado
e incapaz de describir muchas propiedades co-
nocidas de los átomos.
72
William Thomson se incorporó al juego. El
notó que los experimentos con los rayos de Croo-
kes y con las partículas beta eran testimonio
de que los electrones no sólo se movían ontre
los átomos, sino quo pasaban también a través
de ellos. Suponía que el electrón, que so encuen-
tra fuera del átomo, es atraído por éste con
una fuerza proporcional al cuadrado de la dis-
tancia que hay entre sus centros. En cambio,
si el electrón so mueve dentro del átomo, la atrac-
ción será proporcional al primer grado de esta
distancia. Esto podía ocurrir solamente si todo
el volumen del átomo estuviera relleno con algo
que tuviese carga positiva y las dimensionas de
los electrones fueran mucho más pequefias que
las de los átomos.
Kelvin consideraba que la neutralidad d'el
átomo era asegurada porque en él existian tantos
electrones, cuantos son necesarios para compen-
sar la carga positiva. Están dislocados por la
superficie esférica y es posible que girasen alre-
dedor del centro.
Somejante modelo, conocido con el nombre
do ,.átomo de Thomson ", subsistió más ·de diez
años, aunque, evidentemente, no explicara mu-
chos hechos ni respondiera a los requisitos de la
estabilidad. Así manifestó una voz más su iro-
nía Su Majestad la Ciencia, que es benévola con
los corifeos que llevan sumisamente su colo;
en cambio, menosprecia a ·los profetas que de-
sean adelantar su calmosa y majostuosa proce·
sión.
En diciembre de ese mismo año, es decir, en
1903, cuando los Thomson, el joven J.J. y ~1
venerable lord Kelvin concluian on rasgos ge-
nerales la construcción dol modelo del átomo,
el físico japonés Nagaoka informó a la Sociodad
73
Fisico-matemáticn de Tokio sobre Ql modelo del
átomo que había construido a .semojauza del .sis-
toma de Saturno y sus anillos. Al año siguiente,
esto comunicado nparcció en la revista londinen-
se "Natura", mas no produjo resonancia alguna
entre los físicos. Actualmente, sólo podemos
asombrarnos do tal incomprensión e intentar de
explicarla como resultado de la influencia hip-
notizante de la autoridad, la inercia de la mento
o la alegación tradicional al destino de las ideas
quo adelantaban a su tiempo.
Nagaoka partía de quo era muy necesario ex-
plicar la regularidad de las series espectrales
y los fenómenos de radiactividad. En .su articu-
lo, titulado "Acerca del sistema dinámico que
ilustra las rayas ospeetrales y los fenómenos de
radiactividad", señalaba: "El é.tomo consta do
un gran número de partículas con igual masa,
situadas en círculo a iguales intervalos angula-
res, que se repulsan mutuamente con una fuerza
inversamente proporcional a la distancia entre
ellas. En el centro del círculo está situada una
partícula pesada que atrae las otras partículas
que forman un anillo de acuerdo con la misma
ley... El sistema examinado será realizado si
os quo los electrones so sitúan en círculo y la
carga positiva se encuentra en ol centro".
El modelo do este científico podía explicar
las grandes desviaciones de las partículas alfa,
observadas por Goiger y Marsden, cuando las
particulas alfa pasaban a través do una hoja
metálica fina. Aqu[, ol modelo do Thomson ro-
soltaba impotente. A pesar de todo esto, el mo-
delo planoto.rio del átomo se asocia sólidamente
con el nombro de Rutherford, quien lo hizo re-
nacer on 1913, cuando llegó la hora, y con su
ayuda fueron adquiridos datos experimentales
74
que convirtieron el modelo planetario de uno
hipótesis en una necesidad evidente.
Después de observar los espectros de los rayos
X, Moseley, asistente de Ruthorford, obtuvo uno
de los argumentos decisivos o favor del modelo
planetario: .,Al átomo le es propio uno magni-
tud característica que vn aumentando regular-
mento al pasar de un átomo a otro (on el sistoma
periódico). Esta magnitud no puedo ser otra cosa
que la carga del núcleo interior".
El resultado que obtuvo Mosoley ligaba per-
fectamente con la ley de transformación do los
elomentos radiactivos, descubierta por Soddy y
Rutherford diez años antes y quo había provo·
cado grandes réplicas por parte de los partidarios
conservadores dol tradicional punto de vista
acerca de la oternidad e inmutabilidad de los
átomos.
En el modelo do Rutherford todo se puso on
su lugar: en un núcleo con cargo positiva trans-
curren todas las transformaciones radiactiv~s;
alrededor del núcleo giran los electrones que res-
ponden por el surgimiento de los espectros y .la
interacción química.
La principal deficiencia del modelo planeta-
rio de Nagaoka, que tampoco Ruthorford pu~o
superar, era lo imposibilidad do ligar cunnti-
tattvamente esto modelo con el fen6mono de
emisión y absorción do la luz y las ondas Roent-
gen. El modelo no permitía calcular la longitud
de las ondas emitidas y absorbidas¡ es más, era
imposible reconciliarlo con el hecho do la exis-
tencia de los átomos. Pues, conformo a la tcoria
de Maxwell, el olectr6n que girn por la órbita
debe omitir constantemente ondas elec tromagné-
ticas, entregándoles a éstas parto de su onergín
cinética. En este caso, la órbita del electrón
75
debo estrecharse cadA ~ez más cayendo éste rú.-
pidamente en el núcleo.
Si bien alguna voz en el futuro había espe-
ranzas do explicar con esto las transformaciones
radiactivas, ahora resultaba totalmento imposible
simultanear semejante modelo con la existencia
de átomos estables.
Al modelo de Rutherlord lo esperaba la muer-
te; mas no tuvo ticm po de exponerso a la profa-
nación y al olvido, ya que en el laboratorio de
R uthorford hacia casi un año quo trabajaba el
joven fisico danés Ntcls Bohr.
Un hallazgo e1traordlnarro
Muchos años después, en 1925, Mandclshtam,
siendo yo jefo de cátedra de la Universidad de
Moscú, y el hábil experimentador Grigori Sa-
muílovich Landsberg, continuaban investigan-
do lo dispersión de la luz.
Los resultados de la labor conjunta fueron
inesperados y .extraordinarios. Estos científicos
habían descubierto lo quo no esperaban y lo quo
no estaba predicho por la toorío. Habían des-
cubierto un fenómeno totalmente nuevo. Mas,
¿qué fenómeno? ¿Tal vez fneso un error? En la
luz difusa aparecía toda uno combiunción de
frecuencias que no oxistian on la luz incidente
a la sustancia.
En las fotografias del espectro de la luz difu-
sa aparecían obstinadamente rayas débiles, aun-
que bien claras, que eran testimonio do lo exis-
tencia de frecuencias "excedentes" en la luz di-
fusa. Los científicos estuvieron buscando duran-
te muchos meses una explicación a ese fenómeno.
¿De dónde aparecieron frecuencias "ajenas" en
la luz difusa?
Un buen día, a Mandelshtam se le ocurrió,
por fin, una idea asombrosa. Era un hallazgo
extraordinario, ose mismo que en la actualidad
se considera uno de los doscubrimientos m6s im-
portantes de siglo XX.
La profunda intuición y lo meutc analítica
89
clara de Mandelshtam sugerian o.l científico que
las variaciones de frecuencia de la luz difusa des-
cubiertas no pueden ser provocadas por aquellas
fuerzas intermoleeulares que nivelan las hetero-
geneidades casuales de la densidad del aire u
originan ondas ultrasónicas -de Debye- en
los cuerpos sólidos. Para ol científico estaba claro
lo siguiente: la causa se oculta, sin duda alguna,
en el interior do las propias mol,eulas de la ma-
teria, y el fenómeno es estimulado por lns osci-
laciones intramoleculares de los átomos que for-
man la molécula. Estas oscilaciones transcurren
con una frecuencia mucho más alta quo las osei-
laeiones que acompañan la formación y la resor-
ción 'de las heterogeneidades casuales del me·
dio. Estas oscilaciones de los átomos en la molé-
cula son precisamente las que se revelan en la
luz difusa. Parece como si los átomos la marearan,
como si dejaron on ellas sus huollas, cifrándola
con frecuencias complementarias.
De este modo, para explicar el nuevo fen6
meno, denominado "dispersión de combinación
de la luz", bastaba con que la teoría de la dis-
persión molecular, croada por Mandelshtam, fue-
se complementada con datos sobre la influencia
que ejercen los oscilaciones de los átomos dentro
de la molécula.
Posterlormonte, de este descubrimiento se
sacó un provecho enorme y encontró gran apli-
cación práctica.
En nuestros días, la disporsión combinada es
la base de uno de los tipos do láser.
La alusk§n
Sabemos ya cómo Einstein dio ol primer paso
hacia el láser. Pero on aquellos tiempos nadio
sabía, ni él mismo siquiera, a dónde condueia
90
el sendero por el que caminaba el eminente sa-
bio. A él le interesaba otra cosa: solamente pre-
tendía eliminar las contradicciones existentes en
sazón ontre la óptica y la tormodinámica.
Los ópticos, antes de Einstein, sabían ya
que la radiación espontó.noa de los átomos no
dependla de las condiciones oxterlores, sino que
se debfa únicamento a las propiedades de .los
átomos. Por ol contrario, la absorción aumenta
junto con la lntensldad de la luz Incidente.
Esto era una conclusión puramente toórica.
La emisión estimulada no se sometía a la obser-
vación~ la camuflaba otra absorción mucho más
fuerte.
El fisico soviético Valentin Fabrikant se dio
cuenta de que la emisión' estimulada no podía
observarse sólo porque en condiciones habituales
se lo impide la ley de Boltzmann. De acuerdo
con esto, los átomos prefieren encontrarse en es-
tados de baja energia, igual que las moléeulas
de aire se acumulan en las capas bajas de la
atmósfera. Abajo, el aire es más denso; a medida
que aumenta la altura, va enrareciéndose más.
Lo mismo oeurre con los átomos. En estados
de baja energia, hay muchos; en estados de alta
energia, hay menos. En vista de que un campo
electromagnético exterior, según la teoría de
Einstein, con, igual probabilidad estimula al
átomo aislado a que absorba el fotón y eleve su
energ[a o a que emita el fotón y se desbaga de
la energ[a excesiva, el resultado so detormioa por
la ley de Boltzmann: en condiciones habituales,
es predominante el número de átomos capacos
de efectuar la absorción.
Esto significa, sefialaba Fabrlkant, que os
menester crear ·Condiciones insólitas, e11 las que
no pueda dominar la loy de Boltzmann. Para esto
9t
es necesario perturbar el equilibrio térmico dol
medio y, además, es preciso hacerlo con tal fuer-
za que resulte mayor el número de átomos con
alta energía que el número de átomos con baja
onergía. En este caso, el medio intensificará la
luz, en vez de absorberla ...
Corrían los años. Comonzó la Sogunda Guerra
Mundial. Los hitlerianos atacaron pérfidamente
a la Unión Sovi~tica. El puoblo encaminó todas
sus fuorzas a la lucha contra el enemigo. Junto.
con todo el pueblo se encontraban, claro está,
los hombres de ciencia.
Por fin, llegó la victoria tan esperada. La
gonte regresaba al trnbajo pacífico. Todo el país,
cada hombre, se dedicó a realizar las medidas
más urgentes. Y sólo al cabo de cinco años pudo
Fabrikant volvor a su antiguo trabajo. Enton-
ces cada uno ponsaba, ante todo, en aquollo que
pudiera dar provecho inmediato. Fabrikant com-
prendió que su tesis de doctorado podia también
encontrar aplicación técnica. Junto con otros
colaboradores, puso manos a la obra. Su balance
era el contrato do Invención del método para am-
plificar las ondas eloctromngnéticas con ayuda
de omisión estimulada. La fecha de la prioridad
fue el año de 1951. En el contrato se indicaban
varios métodos para alcanzar el resultado deseado
en los medios gaseosos. No obstante, los autores,
a pesar de todos sus esfuerzos, no lograron rea-
lizarlos.
Por desgracia, la publicación dol con"trato se
demoró hasta ol año de 1959, así que la priori-
dad de los autores adquirió, en grado considerablo,
un carácter formal y, prácticamente, noinfluyó
en los trabajos ulterioros de otros científicos.
Eso mismo año de 1951, ol eminente físico
Pairsell y ol joven radiofisico Pound lograron
92
perturbar para un corto plazo el equilibrio tér·
mico de la sustancia, de manera tan fuerto que
ésta se convirtió en activa, es decir, la emisión
estimulada superaba en ella la absorción de las
ondas electromagnéticas. Verdad es que no oran
ondas luminosas, sino radioeléctricas, pero el
efecto no dojaba de ser menos import.ante por
oso. El oxperimento era muy simple. Los físicos
situaban un cristal de fluoruro de litio en un
campo magnético muy fuerte y este cristal se
imantaba. La mayoria de los núcleos de los áto-
mos de litio y de flúor, semejantes o imanes pe-
queños, giraban a lo largo del campo magnético,
de tal modo que su energia en el campo fuese la
minlma. Luego había que sacar rápidamente el
cristal del campo, darle la vuelta de manera que
el lado que antes estaba hacia el polo norte del
imán indicara el polo sur, e introducir de nuevo
el cristal. Ahora, la mayoría de los núcleos
-imanes pequefios- están dirigidos contra ol
campo. La energía de éstos en el campo será
máxima. Tienden a doshacerse de la energía exce-
siva, emitiendo ondas radioeléctricas, y esta
emisión es ospontánea. Pero Pairsell y Pound no
so daban cuenta do que bastaba con dirigir hacia
el cristal una onda radioeléctrica exterior, para
que ésta se amplificara. Ambos físicos so encon-
traban en el umbral del descubrimiento, mas no
dieron el paso decisivo.
Los delanteros
Para comprender por qué las profundas ideas
de Einstein y de Dirac, las proposiciones concre-
tas de Fabrikant y el experimento sorprende11te
de Pairsell y Pound no condujeron directamente
a la creación del láser ni al surgimiento de la
93
electrónica cuántica, es necesario apartarse un
poco de los dt~Stinos de la investigación de la
luz.
En 1939, en ol Instituto de Física do la Aca-
demia d~ Cioncias de la URSS, situado ontonces
en la calle 3a Miusskaya, de Moscú, apareció
Sasba Prójorov, egn>sat.lo do la Universidad de
Leningrado. Ansiaba dedicarse a la radiofLsica
y se incorporó a las investigaciones de la propa-
gación de las ondas radioeléctricas, investiga-
ciones que se efectuaban bajo la dirección de dos
cientiflcos amigos: Leonid Mandelshtam y Ni-
kolái Papaleksi.
En el laboratorio de oscilaciones todo el
mundo estaba compenetrado con la idea de cono-
cer las principales regularidades que vinculaban
entre sí los diversos fonómenos. El principal guia
de acción ora la teoría general de las oscilacion&a,
teoría que en aquellos tiempos se encontraba
en la otapa de la construcción de su parte más
compleja, la parte no lineal. Esta teorla permitia
estudiar, desde un punto de vista único, el tra-
bajo de la válvula osciladora de las ondas radio-
eléctricas y el funcionamiento del corazón hu-
mano, la propagación de las ondas radioeléctri-
cas y la propagación del sonido, el misterioso
efecto Luxemburgo-Gorlti y el paso de la luz
a través de los cristales. En total,. los temas eran
muchísimos.
Aquí enseñaban a emplear la fuerza incon-
mensurable de las matemáticas, pero, en la me-
dida de lo posible, procuraban aplicar los méto-
dos más sencillos y evidentes. A través de los
fenómenos ópticos se tendían puentes al mundo
de los átomos y a la rama de los cuantos, que
hacia poco que se había asimilado. De aqui
pasaban a las velocidades limites, al mundo de
94
la teorfa de la relatividad. Y lo principal era
que aquí ensefiaban a encajar la relación entre la
idea y su plasmación técnica. En una palabra,
Prójorov fue a parar a una de las escuelas más
avanzadas de la íisica moderna y, además, líl
aqui si que encajaba. La teorfa se combinaba con
el experimento; el trabajo en el laboratorio,
con las expediciones al Mar Blanco, Cáucaso,
Mar de Ribinsk.
Pero el trabajo en el laboratorio no duró
mucho. Comenzó la guerra y tuvo que sustituir
la romtintica búsqueda cientifica por el servicio
de exploración en el ejército. Despulís de la guer-
ra, como consecuencia de una herida grave,
largo tiempo no pudo participar en las invo.stiga-
ciones experimentales sobre el terreno. No tuvo
otro remedio que trabajar solamente en el labo-
ratorio y cambiar el temario cientUico. Sin
embargo, en estas condiciones siguió aportando
su óbolo a la causa común, continuó elevando
la precisión de los sistemas radar y de radiona-
vegación.
Llegó a ser posgraduado del profesor Serguéi
Mijáilovich Rítov, actual miembro correspon-
diente de la Academia de Ciencias do la URSS,
científico profundo e interesante. Al cabo de tres
años, después de efectuar investigaciones teó-
ricas y experimentalos complejas, defendió la
tesis de candidato a doctor.
En ese tiempo, vino a trabajar al laboratorio
el practicante Nikoltii Básov. La guerra hahia.
dejado tambit~n en su vida una triste huolla. Lla-
mado a filas, fue destinado a la Academia Mé-
dico-militar y sin terminarla le enviaron al fren-
te. A rniz do la victoria, participó en el desmon-
taje de las fábricas en las que los hitlerianos pre-
paraban sustancias tóxicas, donde sufrió una
95
fuerte intoxicación y estuvo enfermo durante
mucho tiempo.
Dospu~s dol licenciamiento, Bbov escogió
el Instituto Fisico-ingenieril. Consideraba que
la fisica y la técnica eran una cosa inseparable;
comprendía perfoetamente el espiritu de nuestro
siglo. Poco a poco le iba atrayondo cada vez
más la física teórica por su fuerza dominante,
sus enormes éxitos y sus misterios apasionadores.
Es posible que esto ocurriese porque la cátedra
de física teórica del instituto la dlrlgia el acadé-
mico lgor Evguónievich Tamm, lúcido represen-
tante de la oscuela de Mandelshtam. Básov era
uno de los mejores estudiantes de la cátedra.
Mas, luego de haber pasado las clasas prácticas
on el laboratorio de Pr6jorov, del Instituto de
Fisica, dondo realizaba trabajos puramente ex-
perimentales, se incorporó a ellos con toda su
energia quo le era tan propia. Al poco tiempo,
un año antes del plazo establecido, defendió
proyecto para obtener el diploma do ingeniero
Aqui, a las investigaciones experimentales se
les daba no menos importancia quo a las teó-
ricas.
Básov, junto con Prójorov, se entusiasmó
con la radioespectroseopia. Una de las investi-
gaciones en esta rama fue el tema de la tesis para
adquirir el titulo de candidato n doctor.
El trabajo común de los jóvones radiofisicos,
quienes dominaban perfectamente el arto del
experimento delicado y los métodos de la teoria
moderna, y que además poseían una intuición
extraordinaria y sentfan lo nuevo, les condujo
al punto crucial de su suerte científica: a la crea-
ción del oscilador molecular de ondas radioeléc-
tricas, al descubrimiento do los principios fun-
damentales quo sentaron las bases de una nueva
96
rama de la ciencia, que denominaron rodio{isica
cuántica.
En ese mismo tiempo, aproximadamente, al
otro lado del océano, en la Universidad de Co·
lumbio, de lo ciudad de Nuovo York, ent.raba en
lo ciencia, casi por el mismo comino, ol joven
fisico Charles Townes. La Universidad de Colum-
bia, fundada en 1754, so había convertido en un
gran ceutro ciontifico ya antes do que el desen-
frenamiento dol fascismo en Italia y Alemauia
y lo ocupación do los países de Europa Central
y Occidental suscitaron la emigración en masa
de cientificos. Notemos de paso, que incluso en
los años 20 de nuestro siglo, la Universidad de
Columbia era el único lugar do esa gran ciudad,
donde uno podio dedicarse a la física.
Al comienzo de la Segunda Guerra Muudial,
oquf ya se habfa formado un centro do primera
categoria en la invostigaeión de los haces ató-
micos. Su fundador, Isidoro Rabi, babia inicia·
do .sus trabajos en Europa, en el laboratorio de
Steru, el patriarca de semejantes investigaciones.
No obstante, Rabi dio un paso esencial: combinó
la técnica de los haco.s atómicos con la radio-
técnica. Asi fue, en realidad, cómo surgió la
radioespectroscopla.
La radio se unió con los átomos y las nlolécu-
las. Apareció la posibilidad de investigar con
extraordinaria precisión muchos propiedades de
los núcleos atómicos, mas esto no condujo aún
al surgimiento de uno nueva rama do la ciencia.
La radioespeetroseopia nació por segunda vez
y empezó a desarrollarse rápidamente después de
lo Segunda Guerra Mundial, cuando se puso ol
alcance do los físicos la técnica de las ondas ra-
dioeléctricas centimétricns, creada en el curso
del desarrollo de la radiolocalizneión.
7-1151 Q7
En 1.946, Townes publicó sus primeros traba-
jos de radioespeetcoscopia. La primera publica·
ción contonía varios renglones. Eta, simplemente,
una anotación (un "abstracto••, según la termino-
logia inglesa) acerca de la investigación de la
molócula de amoniaco. La segunda, era ya de
una página, aproximadamente, y contenía una
carta a la redacción de la revista ••Physical Ro-
view" sobre la investigación de la molécula de
agua. Los trabajos no causaron gran impresión.
En aquel tiempo, las investigaciones del amonía-
co y del agua estaban efectuándose en gran escalo
ya en muchos laboratorios y posiblemente que a
un nivel más alto.
Al primer paso le siguió una carrera rápida:
al año siguiente publicó dos cartas y tres anota-
ciones que contenian ya nuevos e interesantos
resulto.dos; pasado un año más, Townes llegó
a ser uno de los principales especialistas en la
rama de la radioespeetroscopia de los gases.
El prlmog6nHo
Muchas de las fechas críticas parecen ser muy
convencionales. Esto no se refiere solamente al
comienzo de nuestra era, sino también al prin-
cipio de siglo del vapor, del slglo de la electrici-
dad... Sólo a principios del siglo atómico se
produjo la ospantosa explosión que conmovió
ol desierto del Estado de Nuovo México.
El origen de la radiofísica cuántica se remonta
al año de 1954, cuando Básov y Prójorov en el
Instituto de Física P. N. Lébedev, de Moscú, y
Townes junto con Gordon y Ze'iger, en la Uni-
versidad de Columbia, de Nueva York, lograron
(prácticamente, al mismo tiempo e independien-
temente unos de los otros) la genoración de ondas
98
radiot'lóctricos. con nyuda do moléculas. Esto era
un aparato nuovo. En Moscú lo denominaron os-
cilador molecular; en Nueva York lo bautizaron
con ol nombro do mósor. Lo palabro "mó.sor" es
la sigla de la expresión inglesa que describe el
principio, en el que se basa el trabajo dol aparato
ccMicrowave Amplification by Stimulo.ted Emis-
sion of Radiation."
Mas, debido a que el oscilador molecular ora
un aparato qu.e funcionaba, su aparición signifi-
caba el nacimiento do gemolos. l unto con la ra-
diofísica cuántico, surgió la electrónica cuántico,
que as1 Ílle como denominaron mús tarde la di-
rección técnica do osta nueva ciencia.
Los átomos, uniéndose en distintas combina-
ciones, forman todo la diversidad del mundo.
Incluso siendo átomos del mismo tipo, pueden
agruparse de diforünto manora. Así, el carbono
puedo presentársenos como coque poco agraciu-
do, como grafito negro brillante o como un dia-
mante deslumbrador. Todo dependo de las con-
diciones creadas por la naturaleza o el hombro.
Por ejemplo, ol óxido de cromo tan común, lue-
go do caer en el corindón incoloro, transforma n
éste en un maravilloso rubi, y al entrar en el
berilo, igualmente incoloro, crea 1:~. esmeralda,
considerada una piedra más preciosa que el bri-
llante.
En el oscilador molecular se unificaron y
cristalizaron las ideas y los métodos do muchos
hombres gonialos. Integrando estas ideas y mó-
todos en sí, hi~o el resumen de todo uno ópoca y
abrió nuevas perspectivas anto la humanidad.
Las variantes soviética y norteamericana do
los osciladores moleculares son verdaderos her-
manos gemelos. Son 1d6nticos on el sentido gené-
tico. 1\-las, al desarrollarse en condicion<'s difc-
,. 99
rentes, adquirieron algunas distinciones exterio-
res. lgual que como ocurro con la gente. Así,
el color de la cara de los mellizos puede ser mo-
reno y pálido, on dependencia del clima, mientras
que la figura varia conforme a la afición culina-
ria de la esposa.
El corazón de ambos aparatos es el resonador
de cavidad. En él, por influencia de su campo
eloctromagnético, transcurre la emisión estimu-
lada de moléculas. Ejecuta la reacción, la cone-
xión ontre las moléculas quo ya los ha dado tiem-
po de emltir, y aquollas que todavia están por
hacerlo. Asegura una alta ordenación de esta ra-
diación colectiva. Una ordonación quo antes no
era propia de la radiación de las moléculas y
los átomos, poro que es una particularidad carac-
teristica de las ondas radiooléctricas. Así, pues,
ol corazón ou ambos aparatos desempeña In mis-
ma función y nceiona en correspondencia con
las leyes únicas. Aquí se combinan la emisión
estimulada con la reacción. Se diferencian sola-
monte las dimensiones de los resonadores, poro
esto no influye casl en el trabajo del aparato.
Tanto en Moscú como on Nuova York usaban
como sustancia activa al amoniaco: gas que lle-
gó a sor la piedra de toque de la radiocspectrosco-
pia. Sus moléculas posoon los rayas espectrales
más intonsns en la gama de ondas centimétri-
cas, la más cómoda para efectuar oxperimentos.
Las propiedades de la molécula están bion estu-
diadas y pormiten hacer, de manera sencilla, el
paso más importante, sin el cual el oscilador
molecular seguiría siondo un montón do chatarra.
Aqui so trata de la perturbación del equilibrio
térmico; ¡Jerturbación tan fuerte, que como resul-
tado ol número de moléculas con nivel energético
más alto so haco mayor que el número de molécu-
tOO
las quo había quedado con bajo nivel energético.
De lograrse esto, el conjunto do moléculas, una
vez caído on el campo del resonador, comienza
a emitir ondas rodiooléctricas, intonsificando el
caJnpo. En cambio, si el oqullihrio no estñ per-
turbado lo suficiente o no ha sido perturbado on
absoluto, en ol conjunto de moléculas predomi-
nllrán los que se oncuentren abajo, lo quo con-
ducirá a uno simple absorción de la energía por
parte do las ondas radioeléctricas.
• • •
Pero continuemos comparando nuestros go-
melos. Todas sus piezas esenciales están situadas
en el interior de una caja metálica. Desde luego,
la forma do las cajas es distinta, aunque sea idén-
tica su designación. En el interior debe estar
asegurado el vacio. La entrada do aire es intole-
rable. El vacío se asegura por medio de bombas
especiales. Estas se producen en distintas U.bri-
cas, pero también ellas son gemelas. Pueden
bombear, en la medida necesaria, el aire de
los aparatos; sin embargo, no pueden ingeniár-
selas con la masa de amoníaco que, según los
cálculos, debe Ingresar en los aparatos durante
el trabajo. En el Instituto de Física, igual que
on la Universidad de Columbia, el nitrógeno li-
quido acudió en ayuda de las bombas. Este ele-
mento refrigora las superficies metálicas espe-
ciales hasta la temperatura de 77 grados por la
escala de Kelvin, y el amonfaco va helándose
sobra ellas, formando poco a poco una capa pa-
recida a la escarcha. Esto puode verse a trav'-s
de las ventanlllas do inspección que tienen los
aparatos. El amon,aco Ingresa en los aparatos de
los baJones. Primero entra en un cilindrito que
101
tiene una de los paredes hecha do hoja metálica
con muchísimos agujeros pequefiisimos. A través
de los agujeros, sale al vacío uu haz de moléculas
de amoniaco. Haz. molecular. Aquí no hay juego
do palabras. El haz molecular, según la termi-
nología do los físicos, es un haz de moléculas
que salen con gran rapidez al vacio, pero do tal
modo quo vuelan casi on paralelo una de la otra
y, pr6.cticamento, no tropiezan entre sí. Estas
condiciones pueden lograrse seleccionando el
tamaño de los agujoros en la hoja metálica y la
presl6n del gas delante de ella, correspondiente-
monte con las reglas determinadas por las pro-
piedades do los gases:
El detallo principal del oscilador molecular
es ol condensador cuadripolar: un condensador
formado por cuatro poqueñas barras de forma
especial, uniendo uno sí y otro no al polo positi-
vo y al polo negativo del rectificador de alto
voltaje. El condensador está instalado entro la
fuente del haz molecular y el orificio de entrada
del resonador. El campo del condensador actúa
sobro las moléculas de amoníaco de tal modo que
aquellas que se oncnentran en bajos estados
energéticos son arrojadas hacia un lado, mien-
tras que las que se encuentran en altos estados
energéticos se dirigen al resonador. De este mo-
do, llega ni resonador un haz de molkulas, la
mayoría de las cuales poseen exceso de energia
interna. A este haz los físicos lo denominan haz
invertido. Bajo la acción del campo dol resona-
dor, las moléculas del haz entregan al campo ol
exceso do su energía interna. Asi es cómo las
moléculas generan las ondas radioeléctricas.
La lógica de la ciencia mantenía a los fí-
sicos en márgenes muy rigidos. Precisamente,
por oso ambos grupos iban por vías tan semoj11n- ·
102
tes, como si se intercambiasen conslantomente
de impresiones, como si examinasen conjunta-
mente sus planes, sus logros y sus fracasos.
¿Podía haber un ejemplo más convincente que
demostrara la unidad del proceso científico?
Básov, Prójorov y Townes trabajaron inten-
samente en la investigaci6n y en el perfecciona-
miento del oscilador molecular. No obstante,
esto era sólo el primer paso dado en la nueva di-
roeci6n. El estrechisimo sendero, quo conducía
a lo desconocido, iba ensanchándose rápidamente,
convirtiéndose en un amplio camino, del que
salían cada vez más nuevas vías. Si ante los pri-
meros descubridores seguían apareciendo rocas
punzantes y precipicios, tras ellos quedaba un
camino liso. Y si miramos hacia atrás, podemos
ver c6mo allá, a lo lejos, el camino se convertia
en una carretera asfaltada, por la que circulan
automóviles, y los felices padres pasean por las
aceras a sus hijos en cochecitos.
Nosotros escogemos el camino que nos con-
duce al láser.
El rayo roJo
A mediados de soptiembre de 1959, se reunió
en el tranquilo pueblo de High View, cerca de
Nueva York, un grupo de científicos de distintas
nacionalidades. Eran los participantes en la
primera Conferencia Internacional de Electróni-
ca Cuántica. Asistioron tan pocos, on compara-
ción con otras conferencias internacionales, que
sus organizadores pudieron incluir la lista de
todos los participantes en el volumen do trnbajo
de la conferencia. Junto con Básov, Prójorov y
Townes, figurabnn los nombres de muchos fa-
mosos físicos contomporáncos.
103
Ln conferencia, lo mismo quo un espejo, re-
flejaba las direcciones principales de la ciencia
óptica. La mayoría de los informes y de las con-
vorsaciones en los pasillos girnbnn alrededor do
los osciladores moleculares, los relojes atómicos
y los amplificadores paramagnéticos, as[ como
su investigación y aplicación. Esto ern natural.
Pero lo principal no era eso. Aquí sonaron las
t.rompotas, anunciando que los radiofísicos ha-
blan penetrado en el patrimonio secular do los
ópticos.
Después de la conferencia, muchos laborato-
rios comenzaron a trabajar con una temática
nueva. Los rndio(ísicos abordaban los problemas
ópticos desde sos posiciones y los resultados no
tardaron en aparecer.
A prfnclplos de 1960, en la revista londinense
"NRture" aparoeió una Información muy concisa
de T. Maiman, en la que comunicaba que babia
creado un generador de ondas luminosas. Un
generador nuevo de principio.
Al laboratorio de M11 iman comenzó la pere-
grinación. AIH se encontraba un aparato, nada
tomarcable a primera vista. Pero los visitantes
no podian apartar la vista de una pequeña caja,
en cuya tapa superior babia un cilindro metáli-
co del tamaño de una lata de conserva de a litro.
En el centro de la parte lateral se vefa un peque-
ño agujero.
Después de breves explicaciones, Mniman
apretaba un botón montado en el cuerpo dt\1 apa-
rato .. En el medio de la lámina, fijada en la pa-
red del laboratorio, resplandecía por un instante
una deslumbrante manchlta de color rojo vivo.
Pero los que estaban atentos, mirando al
npBrnto, y no a la pared, podían observar cómo
d~l ngnjoro, sl1nRdo en la parte lateral del ci-
104
llndro, brotaba un hilo de luz del grosor de uu
lápiz. Casi sin onsancharse, este rayo chocaba
contra la pared, terminando en una deslumbran.
te mancha redonda. Aunque en la habitación
había mu.cha luz, de todos modos el hllo de luz
rojR hacia recordar a un rayo de sol que pasa a
un local oscuro a través de una rendija en las
cortinas.
Después de efectuar varios destellos, el cilin-
dro metálico, generalmente, lo abrfan. En él,
aparte de dos objetos triviales, no habfa nada
extraordinario. Una lámpara flash espiral,
parecida a la que utilizan los fotógrafos, y un
cristal transparente, rosado pálido, del tamaño
de un cigarrillo. Sus extremidades brillaban como
un espejo, y era debido a que estaban cubiertas
de una capa especular do plata.
Maiman contó a sus colegas que la varilla de
color rosado ostaba hecha de rubi artificial. Un
rubr igual, pero mb claro, se utilizaba en los
másores para amplificar las ondas radioeMctri-
cas.
En In absorción de In luz no participa todo el
matorial qne forma el cristal, sino únicamente
los iones de cromo, los cuales tan sólo constitu·
yen parte de un por ciento. Pero son precisa-
mente ellos los que juegan el papel primordial
en ol trabajo del aparato. Las propiedados del
rubl fueron estudiadas detalladamente durante
la elaboración del máser. Irradiándolo con una
onda radioeMctrica, se puede obligar a los iones
de cromo a amplificar la onda radioeléctrica.
Maiman fue el primero en darse cuenta de quo
al Irradiar el rubí con la luz de la Umpara flash,
so le puade obligar a que amplifique In luz. La
experiencia adquirida con los máseres, mis los
artículos de Townes (es posiblo que haya lefdo
10S
también los articulos de Básov y Prójorov) le
dec(an que utilizando la reacción puede conver-
tir el amplificador en generador, en un generador
de luz que funcionase igual que un radiotransmi-
sor corriento. So sabía tambi~n qu~ resonador
podin utilizarse al trabajar con la luz: un par
de espejos paralelos. Lo mb sencillo es pulir
los extremos do la varilla de rubi y cubrirlos con
una capa especular do plata.
El nuevo aparato se parecía tanto al máser,
que Maiman sólo cambió una letra en ol nombre,
transformando el másor en láser. El sabio señala-
ba: ce Esto es así debido a que el prin·cipio de fun-
cionamiento de ambos aparatos es Igual. Se dis-
tinguen solamente las gamas de la longitud de
ondas, en los quo ellos trabajan. La letra "1"
es la abreviación de la palabra "light, (luz).
Las demás letras significan "amplificación me-
diante emisión estimulada de radiaciones".
Las fuentes de luz en el aparato de Maiman,
igual que en el másor, las constituían billones de
electrones que formaban parte de los iones de
cromo dispersos por el grosor de la varilla de
rubl. Y todos estos eleotrones emitian luz, pero
no independientemente, no de una manera caó-
tica o espontánea. La emitfan de un modo más
armonioso que el sonido de los violines en una
buena orquesta.
Los ópticos denominan coherencia n esta cQin-
c;idencia de las priucipales caracterlsticas de las
ondas luminosas. Casi todos los asombrosos lo-
gros dolláser ostán"irolacionados~de una forma o
de otra con la coherencia, con el hecho de que
la emisión estimulada de particulas aisladas,
como consoeuoncia de la reacción, resulta estar
muy ligada y toda la masa del medio aeti vo ge-
nera como un todo único.
106
Antes de aparecor el aparato de Maiman, los
ópticos casi siempre habian tratado con la luz
incoherente. El oporato de Maiman demostró
por primera voz que también en lo óptica uno
colectividad armonizada adquiero calidad y po-
sibilidades, inaccesibles paro un agolpamiento
caótico de individualidades.
Los físicos ya antes habían tropezado con la
emisión estimulada de ondas electromagnéticas
en diapasones centimétricos de microondas. Es
alH dondo condujo o la estabilidad de los gene-
radores anteriormente Inaccesible, a la sensibili-
dad límite de los receptores.
Ahorn ollos comprendieron que la emisión
estimulada en la óptica da mejor resultado que
una simple amplificación de la luz, de la que
hizo referencia Fnbrikant en su tosis. La emisión
estimulada en la óptica abre camino a una con-
centración do energia sin precedente, a la trans-
misión de energio o grandes distancias con pér-
didas muy pequeñas, a la creación de nuevos
sistemas de comunicación... Por lo demás, po-
dian abrirse tales posibilidades, con las que no
ha soñado nadie toda vi a.
2a PARTE
LOS CREADORES
CAPITULO 1
IMPULSO Glc;.ANTE
Grano de Sol
El mono lnnzn el coco de la cima del cocotero
y se apresura a bajar del árbol para saciorse con
la pulpa del fruto. Esto animal comprendió la
rolnción elemental quo existe ontro In causa y
el efecto, entro ol objetivo y ol modo de lograrlo.
Sabe que no es capaz de nplnstar ni de cascar
oste coco. Por eso aprendió a va)('lrso de la fuer-
za de gravedad.
El hombre no os más fuerto que los monos
superiores. Pero es más inteligente. Empezó a
utilizar y después a preparar los instrumentos.
El hombro pone el coco sohru una piedra y lo
parte golpoando con otra piedra. El mono no
puede llegar a comprender que el golpe de la
piedra sobre ol coco sustituye a la coidn de este
fruto sobro una piedra. En cambio, el hombre
comprondió que ejerciendo una simple presión,
incluso con una piedra pcsadn, no es tanto el
efecto como el que resulta dando un golpe fuorto
con un objeto más ligero.
¡Cuántos siglos hubieron do pasar para que
estas simples consideraciones condujesen a la
mocánica de Aristóteles y mlis tardo al principio
de la relatividad! ¡Qué diversas fueron las con-
secuencias que acarrearon los primeros golpes
de las piedras sobre los cocos y de las mozas sobre
los cráneos de los animales salvajes! El martillo
del antiguo herrero desempeñaba las mismas fun-
ciones que descmpofia hoy dia el martillo en· un
taller de forja moderno. El martillador, al el o-
var el martillo, le transmite lo onorgia de sus
músculos, para dejarlo caer con velocidad acele-
rada sobre el tocho. El enorme impulso acumula-
do por el martillo levantado deforma el tocho en
un abrir y cerrar de ojos, convirtiéndolo poco
a poco de un lingote rústico en una reja de arado
o en uu eje de carro. Los más perfectos martillos
neumáticos o eléctricos desempciian el mismo
papel: acumulan la energia de uno fuente rela-
tivamente poco potente, para arrojarla en el
momento nece!4rio en forma de impulso demo-
ledor.
Cada vez que el hombre dominaba alguno.
clase nueva de energia, procuraba hallar lo posi-
bilidad de acumularla para liberarlo después
instantáneamente. Asi ocurrió también con la
electricidad. En 1745, un tal Musschenbroek,
de la ciudad holandesa de Leiden, construyó un
recipiente para acumular electricidad, que sor-
prendio a todos los vecinos con sus brillantes
y detonantes descargas. En aquel entonces, a
todos les parecía que el rayo babia sido subyu-
gado y que pronto prestaria servicio a· la
gente.
Pero en. nuestros días, cuando las chispas eléc-
tricas labran aleaciones duras y trabajan de mo-
do invisible en los motores de automóviles, el
rayo siguo siendo un fenómeno terrible y peli-
groso de la naturaleza, mientras que las botellas
de Leidon pueden verse solamente eu los gabi-
netes fisicos de los oseuelas. Estas fueron sus-
tituidas por diversos condensadores, sin los cua-
les serían inconcebibles el radiorreceptor, el tele-
visor, ol faro moderno y el ayudante del fotó-
grafo, la lámpara flash (relámpago). La encrgia
eléctrico, acumulada en forma de carga del
condensador, puede liberarse ou intervalos de
tiempo muy co.rto.s, engendrando vivos fucilazos
112
en las lámparas de soñales de los aviones moder-
nos.
Las lámparas de impulsos, rellenas con gas
inorte do xenón y las boterías de condensadores
que acumulan energia eléctrica para alimentar
estas lámparas son ahora elementos imprescin-
dibles para la mnyoria de los láseres que utili-
zan cristales, vidrio y liquidos en calidad de
material activo, capaz de generar los destellos
do luz coherente.
Procisamonte los láseres fueron los que por-
mitioron a los cientiflcos lograr la mayor con-
centración de energía. La energía se concentra
en haces luminosos enormemente potentes, com-
primidos hastn dimensiones que no superan ni
uu micrón. La historia de la lucha por poteucias
suporaltas es interesante no solamente de por
sí, sino tambi~n como el preludio a un futuro no
menos apasionante. Los impulsos superpotente.s
luminicos, en ol sentido directo y en el figurado,
iluminan una de las vios más prometedoras ha-
cia el dominio do la euergia de lo síntesis ter-
monuclear. Es posible que el hombro conquiste
asi, precisamente, las inagotables fuentes de
en orgía nucloar, conservando el carbón y ol
petróleo, la turba y la modera de su exterminio
en los hornos.
Los flsicos saben que para que dos núcleos de
hidrógeno pesado-deuterio- se fusionen el uno
con el otro, formando el núcleo de helio y libe-
rando una porción de energia, deben chocol"Se
entro si a gran velocidad. Sólo en este caso pueden
ser superadas las fuerzas de repulsión mutua de
las cargas homónimas de los núcleos. Las fuer-
zas que defienden ol núcleo de sus semejantes,
son más fuertes que lns armaduras de los caba-
lleros medievales. Paro comunicar a los núcleos
1-1551 tt3
do deuterio la velocidad necesaria, es preciso
calentarlos hasta uno temperatura de varias de-
cenas de millones de grados. Poro esto no es bas-
tante, pues es imposible dirigir con gran pre-
cisión un núcleo contra otro para que choquen
obligatoriamente ontro sí. La colisión es una ca-
sualidad. Y poro quo estos casualidades so rea-
licen en la cantidad suficiente es menester rete-
ner durante cierto tiempo el gas candente on
volumen limitado, a pesar de las enormos velo-
cidades que le obligan a disporsarso en C\l es-
pacio.
Así, pues, calentándolo y reteni~ndolo. Mas,
¿cómo calentarlo y retenerlo? El primor camino,
esperanzador por cierto, lo indicó el acad~mico
l. E. Tamm: calentarlo con una descarga eléc-
trico y retenerlo con la fuerza de los campos
magnéticos. Esto camino despertó ol interés de
muchos hombros de ciencia. Sin embargo, nadie
lo recorrió hasta el final; nadie ha alcanzado aún
el objetivo anheloso.
El motivo principal consiste en que mediante
la descarga eléctrica es imposible efectuar un
calentamiento bastante rápido. Y hoy, incluso,
la potente trampa magnética no os capaz de
retener al plasma do la dilatación, cuando su
temperatura supera un millón de grados ... La
competición entre las propiedades naturales de
los átomos y los ardidos de la gente no concluye
a favor de la última. El movimiento térmico,
que tionde a dispersar los átomos, por ahora pre-
valece sobre las fuerzas de retención de la tram-
pa y sobre la capacidad de la potente descarga
eléctrica de continuar calentando ol plasma que
se difunde rápidamente. ,
Por ahora, no se ha logrado acelerar hasta la
magnitud necesaria. el proceso de calentamiento
114
ni aumentar el tiempo preciso . para retener el
plasma, aunque los experimentos de los cientí-
ficos soviéticos; dirigidos por los académicos
L. A. Artsimóvich y M. A. Leontóvich, efectua-
dos en instalaciones del tipo "Tokamak,, les
haya situado en ol mismo umbral del objetivo
planteado.
He aquí tambi~ll otro camino. En la cámara
de vacio se dispara un pequeño t4impouo do deu-
terio congelado. Un potente destello del láser
se encuontra con el témpano en el centro de lo
cámara. La potencia del rayo do láser es tan
alta, quo el témpano, cuya tomperoturn ol inicio
ero muy próximo ol coro absoluto, se convierte
repentinamente en un granito de Sol. Su tompe-
ratura se asemeja a la que se desencadeno en las
ontrañas de la estrella, en cnmbio, su densi-
dad sigue siendo aún muy nltn. Pues on ol ins-
tante que dura el destello, a las partículas que
ya habían cogido una velocidad enorme ni si-
quiora les do tiempo do desplazarse en el espa-
cio.
En esta temperatura infernal se rompe la re-
lación entre los núcloos y los electrones. Los
átomos de deuterio dejan de existir. Ardo ol
plasma de los núcleos de deuterio -los deute-
rones- y los olectronos libres. Al chocar entre
si, los douterones forman núcloos do helio. La
temperatura, en este coso, oumontn más aún.
Las reacciones acompañantes engendran neutro-
nes libres. Varios instantes más y la estrellita
-hechura del hombre- se opnga. El plasma,
al onfriarse rápidamente, se esparce por la cá-
mo.ra de vacío.
Mientras tanto, los cientificos han do pasar
muchas horas más observando los indicaciones
do los aparatos. Durante largos meses estarán
. 1tS
pensando cómo preparar el siguiente experimon-
to, cómo dar el siguiente paso pan dominar la
onergía do los núcleos atómicos.
Y cada uno de estos experimentos afiligrana-
dos requiere unu nplicnción simultánen de los
logros más relevantes de la ciencia moderna:
ingeniería criogénica, alto vacío y láscres su-
perpotentes, así como aparatos automáticos no
menos complejos que aquellos quo dirigen al
proyectil antiaéreo contrn el avión suporsónico.
Acerca de cada una de estas ramas puedo es-
cribirse un libro entero, mas ol nuestro trata del
láser. Por eso aquí vamos a explicnr cómo sur-
gioron y trnbajon los láscres, capaces de encen-
der una estrella artificial; láscres que engendran
impulsos do luz gigantescos por sú potoncia.
El tercer m6todo
Imaginese un pequeño y estrecho recipiento
do cristal o do cuarzo. Entre las paredes planas
del recipiente hay liquido: una solución do un
colorante quimico. Este colorante se distingue
en que absorbe fuertemente la emisión del lásor,
y en esto instante pierde su color, haciéndose
transparente. Este proceso se asemeja mucho al
proceso del que padocian las leehuginns y los
fabricantes de telas baratas, debido a que las
tolas se decoloraban rápidamente bajo los rayos
de sol.
En el caso dado, esta particularidad sirvió
de base para la dirección da la generación del
láser. El llamado obturador no lineal. Ese mismo
tercer método, del que queríamos saber.
Si ponemos el recipiente con ese colorante do-
lante do uno de los espejos del resonador del
láser, el espejo quedará cerrado. El factor de
calidad del resonador baja hasta cero. La reac-
ción no puede realizarse. Da la impresión de
que no va a empozar la generación, aun por muy
fuerte que esté excitado el elemento activo. Pero
esto no es así. Habiendo un nivel grande de exci-
tación, la capncidad amplificadora del elemento
activo Boga a ser muy considerable. Incluso va-
rios fotones, emitidos casualmente por los iones
activos a lo largo de la barra del lásor, en un
solo rocorrido en dirección del recipiente con
el colorante provocan la aparición do tal número
de fotones estimulados, que su absorción en el
colorante origina una notable decoloración y
clarificación del mismo.
Como resultado, una parte de los fotones pa-
san al espejo a través del obturador entroabierto
y vuelven al elemento activo. Asi es cómo em-
pieza a accionar la reacción, lo cual significa que
surge la autoexcitación del láser. La velocidad
de desarrollo del proceso resulta muy alta, puesto
que la multiplicación de los fotones en avalan-
cha en. el elemento activo provoca también una
clarificación dol colorante en forma de avalan-
cha; por consiguionte, so amplia la reacción.
Así nace el impulso gigante.
La ambición por alcanzar una potencia aún
mayor de los impulsos del láser, por reducir más
su duració¡a, obligó a los científicos a estudiar
atentamonte el proceso de surgimionto y desa-
rrollo de los impulsos gigantes.
Los osfuerzos de Básov, Letójov y sus cola-
boradores fueron coronados con csoncial éxito.
Posiblemente que Letójov fuera el primero en
destacar ol papel quo desempeñan las fluctua-
ciones on el engendramionto y desarrollo del
impulso gigante.
Tan pronto que lo. radiación de bombeo ase-
gure la suficiente excitación del elemento activo,
los fotones aislados, emitidos por iones excita-
dos, según las leyes de la casualidad, provo-
carán diminutas microavalanchas independien-
tes. La mayoria de ellas interrumpe su desarro-
llo on el limite del elemento activo o al encon-
trarse con el obturador. Basta con que se abra
un poquito el obturador para que un sinnúmero
de microa va lanchas, que acaban de surgir y quo
vuelan en dirección favorable, inicien el proceso
de autoexcitación, aunque al principio su inton-
132
sidad puede distinguirse deeenas de veces.
El experimento dio un resultado inesperado:
el impulso gigante no era liso, como paree(a
antes. ¡Estaba compuesto de todo un conjunto
de impulsos más cortos aúnl ¿Quá os esto? ¿Un
movimiento circular? ¿Una zancadilla que po-
n[a lo luz a los científicos por haber insistido
tanto tiempo on conquistarla?
Hollwarth babia disciplinado ya los famosos
picos y los babia unificado en un potente impulso
monolitico. Ahora la atención de los cientUicos
estaba concentrada solamente en el problema
de aumentar su potencia. Y lograron enormos
hitos. Aumentaron la potencia y parocia que
babia terminado una de las etapas más laborio-
sas del trabajo. ¿Y qué resultaba? ¿Comenzar
de nuevo? ¿Es que llegaron al mismo punto,
de donde iniciaron su dificil movimiento?
Sólo meticulosas investigaciones, meditacio-
nes y disputas ayudaron a comprender que lo
ocurrido no era ningún error ni fracaso.
Comenzaba la siguiente vuelta de la ospiral
del saber.
CAPITULO 11
El viraje
Todo pArecía muy sencillo. Si están agot.ndas
las posibilidades do los generadores de impulsos
gigantes, os preciso dejar pasar los impulsos emi-
tidos por ellos a través de un amplificador.
Está claro que así podremos lograr la ampH-
ficación de energía. Pero cuando es muy grande
la energía del impulso, quo cao en la entrada
del amplificador, es de esperar también un efecto
complementario. Aqui no habia nada nuevo.
En las investigaciones anteriores, hechas en uno
do los tipos do amplificadores cuánticos del ra-
diodiapas6n - ol másor de onda progresiva -
habíase establecido que la forma del impulso
amplificado sufría distorsión cuando las señales
de entrada eran grandes.
En el radlodiapasón, donde las señales sirvon
para transmitir información, cualquier distor-
sión en el proceso de la amplificación es, desde
luego, nociva. Pnra combatir las distorsiones,
los radist81! tuvieron que estudiar las causas de
su surgimiento. Y establecierou que, a medida
que se propaga el impulso a través de un modio
activo la soñal incluida en su parte dolnntera,
sobre todo en el frento del impulso, va amplián-
139
dose cada vez mb, quitándoles energía a las
partículas activas del medio.
Si la señal yn ero muy fuerte nntes de la am-
plificación, el frente delantero del impulso ab-
sorbe, prácticamente, toda la energía acumulada
en la materia, sln dejar nada a las partes poste-
riores. Estas no sólo no se ampllflcnn, sino que
al contrario, se debilitan, pues una vez entre-
gada sn energía al frente del impulso, la materia
tiende a adquirir de nuevo esta energia a costa
del campo electromagnótico que forma las otras
partes del impulso. Como resultado, el frente del
impulso, al moverse por el medio activo, so am-
plifica rápidamente, aumontando su pendiente,
mientras que su cola va debllltándose notable-
mente. Es evidente que aquí, al mismo tiempo
quo aumenta la intonsidad del impulso, éste
va reduciéndose inevitablemente eu tiempo. La
potencia do impulso crece simultáneamente a
costa de dos causas: como resultado del incre-
mento de su energía y a medida de la concontra-
ción de esta energia on tiempo.
Pero los ingenieros de radio no podían utili-
zar un dispositivo, en el que la amplificación
de la señal fuese acompañada de estas distor-
siones. ¿Cuál era la conclusión? Una situación
semojant.e surgía ante los ganndoros nómadas
cuando éstos tonian quo trasladar grandes re-
baños. Los primeros hatos se comen toda la hier-
ba y asi ellos engordan, sin dojar nada para el
ganado que viene detrás y que va enflaqueciendo
poco a poco. Esto puede evitarse llevando a los
hatos por senderos paralelos o por turnos, con
lntorvalos bastante grandes para que coja fuerza
la hlarba de los prados. Asi procodieron, aproxima-
damente, los especialistas de radio. Mas por ahora
oo nos interesan los pormenores de su trabajo.
140
Los especialistas que trabajan en el campo
de los láseres, quiones se osforzahan por aumen-
tar la encrgia y la potoncia de los impulsos do
luz y que no pensaban entonces on la informa-
ción sin distorsión, esperaban que les iban a ser
útiles todas los particularidades de los amplifi-
cadores cuánticos que habían proporcionado di-
ficultades en el radiodiapasón. En 1962 Heisik
y Scovell realizaron en los EE.UU. los corres-
pondientes razonamientos cualitativos, pero este
trabajo, como suele ocurrir con frecuencia, ade-
lantó al tiempo y no provocó gran Interés. Sólo
al cabo de un año, dos grupos de autores norte-
americanos publicaron los primeros cálculos; des-
pués, nl cabo de otro año, publicaron una teo--
ría más completa V. l. Talánov, de la ciudad
de Gorki, así como L. A. Rivlin y A. L. Mikae-
lián, junto con sus colaboradores, de Moscú.
Eso mismo año, Básov y sus colaboradores, y
Rivlin y sus colaboradores al año siguiente, así
como E. Still y V. Davis en el oxtranjero diri-
gieron el impulso gigante de sus láseres al
amplificador láser, pero... sus esperanzas frustra-
ron. ¡Ninguno de los tres grupos logró reducir
esencialmente la duración del impulso a costa
de la distorsión de su forma al efectuar la am-
plificación\
Al cabo de un año de trabajo tonoz, Básov y
Letójov publicaron un articulo explicando las
causas del fracaso y el método para alcanzar ol
objetivo planteado. El contenido de este artícu-
lo, que tanto interés despertó entre los aficio-
nados a lo sensacional, señalaba quo Ja cresta
del impulso debo correr, en cicrtns condiciones,
más rápido que la luz.
Vladlén Stepánovich Lotójov es una figura
singular incluso nquí, en el Instituto de Física
141
P. N. Lébedev, donde abundan personas ongi-
nales y talentosas. Igual que muchos otros, él
comenzó a trabajar on ol laboratorio de radio-
ffsica cuántica siendo aún estudiante. Básov notó
muy pronto que el joven tenfn facultades y pro-
pensión hacia las investigaciones teóricas. Le-
tójov no sólo se pasaba dío. y noche trabajando
inclinado sobre In mesa, sino que observaba
atentamente el desarrollo de los experimentos.
Junto con los e:xporimentadores, estudiaba el
planteamiento de los experimentos y sus resul-
tados, los confrontaba rápidamente con los pro-
nósticos de la teoria y, si el experimento lo re-
quer[a, se ponía al instanto a perfeccionar la
teoría. En 1965, comenzaron a publicarse tra-
bajos dedicados a la propagación del impulso
de luz en el modio activo. Primero, los trabajos
teóricos de Básov y Letójov; más tarde, la des-
cripción de los experimentos realizados con la
participación de ésos; luego, de nuovo la teoría
y los experimentos. Y así varlos años seguidos.
El 6xlto
La causa consisto precisamente en quo el im-
pulso gigante no surge en forma de salto, sino
quo se desarrolla, aunque rápido pero paulati-
namonto, empezando por energías muy pequeñas.
144
Los sectores débiles del frente delantero que se
extienden muy por delante do su crostn, so am-
plifican con eficacia, pasando por las partes
más "ricas" del amplificador, no tocadas aún
por la parte fundamental del impulso. Al ser
débiles, estos sectores se amplifican sin sufrir
distorsiones, así que ante el observador aparecen
cada vez más soctoros nuevos del frento delan-
tero, que al principio se velaban debido a los
ruidos. Como resultado, el impulso crece, defor-
mándose un poco solamente, igual que la oln de
mor cuando se aproxima a In orilla por un bajío.
La ola se vuelca al chocar contra In costa. Puede
notarse cómo su flanco frontal so pono más em-
pinado antes de volquearse. La cresta lo alcanza.
La catástrofe surge precisamente porque las olas
más débiles, las delanteras, son las primeras
que llegan a la orilla y se destruyen. Algo simi-
lar se necesita también para la compresión del
impulso del láser. Básov y Lotójov establecie-
ron que para comprimir el impulso en el proceso
do amplificación es menester trincar los sectores
débiles de su frente delantero para que no agoten
el olemento activo antes de que llegue la cr~sto.
Es preciso que desde un principio el frente de-
lantero del impulso tome la forma algo parecida
a la de un escalón. Entonces, precisamente la
parte delantera dol escalón es la que va a suc·
cionar toda la energia acumulada en ol ampli-
ficador. La cresta comenzará a crecer, mientras
quo las partes ulteriores del impulso comenza-
rán a debilitarse, como lo había provisto ya Seo-
ven, y así la reducción del impulso llega a sor
una realidad.
Para contprobar la teoría, Básov y sus cola-
boradores instalaron un obturador adicional en-
tre el amplificador y ol lóser que da el impulso
IG-1551 145
gigante. Un circuito especial lo abr[a con ex-
traordinaria rapidez solamente dospués de que
el impulso giganto alcanzara su máximo. Por
oso no entraba ninguna luz on el amplificador
antes de aparecer la cresta del impulso gigante.
En cambio, la crosta del impulso giganto pod[a
extraer del elemento activo toda la energía que
ten[a acumulada. El obturador funcionaba tan
rápidamente, que el frente delantero del impulso
en la entrada del amplificador hacía recordar un
escalón empinado. Efectivamente, toda la ener-
gia acumulada en ol amplificador se derramaba
en la cresta dol impulso. Las medicionos demos-
traron que la duración del impulso en la salida
del amplificador se reducia varias veces. Sólo
a costa do la reducción, la potencia de impulso
aumentaba en igual cantidad. En realidad, Jn
potencia aumentaba más rápidamente aún, pues-
to que el impulso crecía mucho a costa de la
energía del amplificador.
Hoy dia, en todos los laboratorios donde se
trabaja con impulsos gigantes de los láseres que
combinan una gran potencio con una gran ener-
gla, conectan un obturador adicional entre el
láser y el amplifica~or, obturador que da la for-
ma do un escalón nl fronte delantero del impulso.
Actualmente, sólo en las revistas viejas y en los
manuales de eloctrónica cuántica puode leerse
algo acorca de los experimentos con movimiento
superluminico de los impulsos del láser. Este es
el destino do muchas paradojos. Estimulan la
mento, agudizntl la atención y el interés y des-
pués do desompeúar su papel, van a parar a los
fondos básicos del progreso, a esa sección donde
la rueca y el hacha de piedra ocupan lugares de
tanto honor. Mientras tanto, resultados menos
1ustrosos con frecuencia continúan prestando ser-
146
v1c10 a la humanidad basta en nuestros días.
Así ocurrió tambi¡;n con esta labor de los cien-
tificos soviéticos, para quienes las investigacio-
ucs fundamentales y los resultados prácticos tie-
nen la misma importancia.
De nuevo un atolladero
El cientifico norteamerica11o M. di Domenico
y sus colaboradores lograron obtener impulsos
que eran diez veces más cortos. Ellos controla-
ban periódicamente las pérdidas en el láser con
un material que en aquel tiempo era totalmente
nuevo: un cristal de granato itrio-alumínico.
Pero la cosa no fue más allá. Esta vez, el camino
directo iba a parar a un atolladero. Unicamente
una idea espontánea o el estudio minucioso de
las causas del fracaso podía sacar de este calle-
jón sin salida.
El salto siguiente lo realiza'ron el físico nor-
teamericano De María y sus colaboradores. Un
salto que se medía con miles de unidades de suer-
to, y no con decenas o centenas, como suele ocu-
rrir al caminar por la. vía tradicional. Los gru-
pos de Básov y Prójorov siguieron rápidamente a
De María. Ahora, la nueva fuente de impulsos
con duración de hasta unos picosegundos se uti-
liza mucho y es hoy día una cosa cotidiana e
imprescindible en esto círculo de científicos.
En el primor experimento realizado por De
María todo parecia muy simple. Puode decirse
quo no hizo nada nuevo. S6lo estudió más deta-
lladamente aquello que él y otros habían obte-
nido antes. Lo obtuvieron sin saber lo que tenían
en sus manos.
Para controlar el factor de calidad del láser,
De María y sus colaboradores utilizaban el ah-
sorbedor satlll'ndor. Esto mismo lo hacían tam-
ISS
hi6n otros. Resultaba todo muy simple. Dentro
del resonador del U.scr situaban un recipionto
rnny fino, lleno do una solución de colorante es-
pecinl. Era un colorante malQ desde ol punto de
visw de cualquier persono ruonablo. Este co-
lornntc no sorvia pnrn ser utilizado de manera
habitual, puos se decoloraba muy pronto bajo
In influencia de la luz, tornándose transparente.
Pero ora precisamente este colorante el que los
fisicos solicitaban a los químicos.
El recipiente con el coloront.o tapaba uno de
los espejos del resonador. Lo generación no po-
díR comenzar, o pesar do que lo lámparo relám-
pago bombeaba el elemento activo. Pues, al es-
tar obturado ol espojo, faltaba la roacci6n, la
cual ora imprescindible porn el surgimiento de
lo generación. Mas, n medida que ascendía el
nivel de excitRci6n, la barra activa se ponia
coda vez más brillante. Su capacidad amplifi-
cadora comenzaba o ser tan enorme que los fo~
tones, que volaban a lo largo de su eje, eran ca-
paces de arrastrar consigo a cientos de fotones
como éstos. Por fin, llegaban a ser tantos, que
por su influencia el colorante comenzaba a per-
der el color. Porte de los fotones se precipitaba
al segundo espejo y después regresaba. Asi ora
cómo emergía la reacción que conducía al surgi-
miento de la generación y al aumonto en avalan-
cha del número de fotones que volaban a lo largo
del eje del resonador. En un momento determi-
uado, brotaba del láser un impulso gigante de
radiación. Parecía que en ésto se concentraba to-
da la energía de los fotones que se habSa acumu-
lado antes de que el colorante perdiera su color
y permitiera a la o valancha de fotones abrirse
paso hacia el ospejo. En 1966, osto no era ya
uno novedad. Pero nadio más que De Mario y
IS6
sus~colaboradores descubrieron que, o diferoncla
de los impulsos gigantes obtenidos por medio
de un prisma giratorio o un obturador electroóp-
tico, el nuevo impulso se componía do una se-
cuencia regular de impulsos extraordinariamen-
te cortos.
Las mediciones demostraron que ostos impul-
sos surgian exactamente entre intervalos, nece-
sarios para que la luz pueda pasar del espejo se-
mitransparente, a través del elemento activo,
hasta el espejo opaco, y viceversa. ¡La duración
do cada uno de ellos era de varios picosegundos,
unas cuantas unidados multiplicadas por 1Q-11
de segundo! Para todo el mundo estaba claro que
el fenómeno descubierto on estos experimentos
se debe a la coherencia do los distintos modos de
oscilación, cuya radiación interviene en la cla-
rificación del colorantG. La coherencia surge
a consocuGncio. de la conjunta interacción con
el colorante. Es la autopuesta en faso - así
definen los físicos dicho fenómeno - y se dis-
tingue de la puesta en fase estimulada, obteni-
da como resultado dol cambio periódico de los
pérdidas dol resonador utilizado antes para ob-
tener impulsos cortos.
La única cosa desagradable para Do Maria
era que los impulsos adquiridos teninn poca
energía. No obstanto, a pesar de la poca onergía
que poseia cada impulso (en el experimento de
De Maria llegaba sólo a unas centésimos y bosta
unas mll,simas de julio), esa corta duración ga-
rant.izaba potencias instantáneas onormos que
llegaban a alcanzar miles de millones de vatios.
Haciendo pasar estos impulsos a través de
un láser amplificador, De María logró aumentar
más aún su potencia. Un poco más tarde, Básov
y sus colaboradores alcanzaron, de os te mismo
157
modo, una potencia de mil kilovatios. Esto era
un récord. Un aficionado a la generalización hizo
la conclusión de que después do haberse creado
los lásoros on 1960, la potencia do los impulsos
de luz generados por éstos ¡aumentaba anual-
mente casi unas diez vecosl ¿Cuánto tiempo du-
rará este crecimiento?
La lntromisl6n de un fe6rlco
<
El láser, que origina impulsos de luz ultracor-
tos y superpotentes, este fenómeno de la física
moderna, llegó a ser un objeto de minuciosa in-
vestigación experimental y teórica en muchos
laboratorios. Era también un enigma en el sen-
tido toó rico y en lo referen le a las posibilidades
que se ocultabnn en su potencia retenida y que
se lanzaba instantáneamento, igual que la ser-
piente lanza su voneno al morder.
Durante dos años después de que Do Maria
descubriera ol fenómeno de la formación de los
impulsos con duración de hasta unos picosogun-
dos y revelara sus rasgos principales, fue crista-
lizando poco a poco hasta llegar a admitirse uni-
versalmento el muy evidente punto de vista acer-
ca del proceso de formación de estos impulsos.
Se opinaba que el impulso de luz con dura-
ción do hasta varios nanosegundos era formado
a consecuencia de la interacción de ciertos modos
de oscilación de láser simplísimos, con la parti-
cipación dol colorante clarificativo. Semejante
proceso había sido bien ostudiado para el caso
de la variación periódica de las pérdidas, que ya
conocemos. Parecía estar claro que la siguiente
compresión de esto impulso hasta unos picose-
gundos de duración se efectuaba a consecuencia
158
de que el impulso pasaba reiteradas vecos a tra-
vés del colorante.
No obstante, ostA:l punto de vista ton simple
y evidontc, tropezaba con una serio do dificulta-
des. Letójov demostró, basándose en cilculos
minuciosos, que era erróneo el punto de vista
adoptado por todos sobro el mecanismo de la
compresión de impulsos con duración de ltasta
unos nanosegundos. Por esta vio su duración
puede reducirso solamente t0-20 veces, y no
miles de veces, como se observa on la realidad.
Si el mecanismo reconocido universalmente es
incapaz de transformar los impulsos de unos na-
nosegundos en impulsos de unos picoscgundos,
eso quiere decir que hay quo seguir buscando.
Es necesario analizar otra vez más todos los
detalles del experimeulo, principalmtln te los quo
no ostún incluidos en la teoria aceptada por to-
dos, pero que influyen en el resultado.
El teórico que participa activamente en los
experimentos quo lo interesan, es una gran suer-
te para el laboratorio. Lotójov se interesa mucho
por aquello que la mayoria de los experimenta-
dores consideran una cosa sobreentendida, que
no es digna do atención, que no merece ser men-
cionada ni siquiera en un informe o articulo.
Asi es cómo a él le surgo la siguiente suposición,
una nueva pregunta. Pregunta que no puede sur-
girlo ni al teórico más gouial, si éste juzga sobre
el experimento solamente por las publicaciones,
en las que por falta do si ti o no se sefialan muchos
detalles.
Los experimentadores sabían que cunlquier
obstáculo de más, que conduzca o.· In reflexión
de la luz dentro del resonador y en dirección do
su eje, empeora las condiciones de formación de
los impulsos con duración de bosta unos pico-
159
segundos. Lo sabian, y eliminaban todo lo que
les pudiera molestar. Pero no reflexionaban en el
por qué son nocivas las reflexiones, y no la ab-
sorción de la luz o la pérdida de energía. Asi
proceden muchos. Y no porque los dé pereza
do ponsar. No, todas sus fuerzas están dirigidas
a alcanzar el objetivo. Para esto, son capaces de
superar cualquier obstáculo. Simplemente os
quo no tienen tiempo para dejar a un lado la
solución del problema inmediato y para superar-
la trama de turno de la naturaleza-madre. Y
qué les importa a ellos que una suparficie reflec-
tora do más dentro dol resonador engendro jun-
tamonto con sus espojos un filtro óptico que
corta y suprimo muchos modos de oscilación
simplos. Prohibiéndoles quo participen on el
juego. ¡Prohibiéndoles! ¡Y son tan necesarios
pura crear impulsos do picosegundos! Pues no
es por capricho el que los experimentadores lu-
chen coulra las reflexiones excesivos. La estric-
ta necesidad les obliga a eliminar todo lo que
pueda desempeñar el papel do filtro; filtro quo
roducc la cantidad do modos de oscilación que
participan simultáneamente en el trabajo del
láser. ¿En qué consiste su papel?
Así pues, ¿no dejan escapar los experintenta-
dores, que luchan contra las reflexiones, alguna
coso muy osencial? ¡Posiblemente quo ellos no
sepan que están hablando en prosa, igual que el
protagonista do Moliere!
Es menester volver atrás; hay que empezar
por ol abecé. Examinar de nuevo todo el procoso
de generación del láser ... Todo lo que sucede en
él es muy simple. El destello de la lámpara de
bomboo excita el elemento activo. Los numero-
sos modos de oscilación del resonador aseguran
independientemente ol cierre de los correspon-
160
dientes canales de la reacción. Y en el resonador
surgen numerosos láseres independientes, cada
uno de los cuales, ora resplandeciendo, ora amor-
tiguándose, emi~ sus picos de luz, que se su-
man caóticamente en lo que nosotros percibimos
como el impulso del láser.
El caos ..• Esto no se somo te a la mecánica de
Newton, ni a las ecuaciones de Maxwoll, ni a la
tooria de la relatividad. ¿Cómo llegar a compren-
derlo? ¿Cómo apaciguarlo y dominarlo? No obs-
tante, también se puede con él. La estadística.
Esta ayuda a comprender la imprudencia de la
economia. Dirige el trabajo de los biólogos. Pone
a disposición de los físicos a su hija: la física esta-
dística, a la que precisamente Letójov llamó en
ayuda.
He aquí lo que la física estadística le comu-
nicó a Letójov.
Al superponer casualmente muchos modos de
oscilación simples, en el láser surgen cortos bro-
tes do radiación con duración y amplitudes for-
tuitas. Si participan en esto diez o veinte modos
de oscilación simples, los brotes no pueden ser
más cortos de varios nanosegundos. Pero cuando
en el juego de las casualidades participan cente-
nas de oscilaciones, pueden producirse impulsos
do unos picosegundos. Además, sus amplitudes se-
rán mucho mayor que las demás.
¡Ho aquí la solución del enigma! Eliminando
cuidadosamente todas las reflexiones y utilizan-
do elementos buenos y activos, puede asegurarse
el surgimiento de centenas de modos do oscila-
ción. Los impulsos de unos picosegundos, crea-
dos por estas oscilaciones a voluntad de la casua-
lidad, se abren camino más rápidamente, que
otros a través de la cubeta con colorante, provo-
can la avalancha de generación y, acrecentán-
11-1~1 161
dose y acortándose poco a poco, pasan una y
otra vez por ol resonador, derramándose por el
espejo somitransparoute en formu do una cadena
regular de impulsos ultracortos.
El experimento realizado especialmente en el
Instituto de Física de Academia de Ciencias,
con la participación do Básov y Letójov, eonfir-
mó quo los impulsos ultracortos surgon, efecti-
vamonto, antes de que el colorante so clarifique,
y después se produce su compresión y amplifica-
ción complementarias.
Esta labor conmovió a los teóricos y experi-
mentadores. Se comenzó a repetir ol experimen-
to y a precisar los resultados. Comenzó la riva-
lidad de las deducciones.
Los planes
Al poco tiempo, Fleck ol Menor contirmó
con cálculos num~ricos directos el mecanismo
eatadistico de generación de los impulsos ultra-
cortos. Se creía que ya estaba todo. Una victoria
más. Parcela que llegó el momonto de poner pun-
to y pasar a otro tema. Sin embargo, no habla
llegado todavía la hora. Básov y Letójov, con
sus colaboradores, querian exprimir todas las
posibilidados del secreto descubierto en cuanto
a la formación de impulsos ultracortos. Ellos
vieron dos posibilidades nuevas.
He aqui la primera, basada en una considera-
ción muy simple. El láser, que genera impulsos
de unos picosegundos merced al empleo del colo-
rante clariflcante, no se somete totalmente a la
voluntad del hombre. Efectivamente, el momen-
to de clarificación llega por voluntad de la casua-
lidad, como resultado de una compleja combina-
ción do procesos no controlados-. Todo depende
162
de cómo se desarrolla In carga eléctrica en la
lámpara relámpago, de cómo se acumula la ener-
gía en el elemonto activo, de cómo so componen
entre sí los numerosos modos de oscilación y,
por fin, de cómo transcurro ol proceso de docolo-
ración del colorante.
Hace falta que las etapas principales del pro-
ceso se sometan a la voluntad dol hombre, quo
se suprima la influencia de la casualidad. Quo
la solución del colorante sea tan concentrada,
que ni siquiera pueda clarificarla el impulso
más intenso de los que pueden surgir fortuita-
monte en el elemento activo. Entonces, a pesar
de la acción de la lámpara do bomboo, la genera-
ción no comenzará.
Esto es solamente el primer paso. Luego,
durante el destello de la lámpara do bombeo,
dirigimos un impulso corto desde un láser auxi-
liar al elemento activo, impulso lo suficientemen-
te intenso para quomar el coloranto. El impulso
abrirá paso a la avalancha de fotones y ésta,
pasando una y otra vez a través del elemento
activo, liberad toda la energía acumulada en él,
transformándola en una sucesión de varios im-
pulsos potentes ultracortos.
Básov y sus colaboradores construyeron un
láser así. Se componía éste do dos partes: el láser
que generaba impulsos de unos picosogundos
con encrgio. desde 10-3 hasta t0- 2 julios, y ol
obturador que dejaba pasar sólo uno de estos
impulsos a la segunda parte de la instalación.
La segunda parte representaba, de hocho, un
amplificador láser de onda progresiva. Su elemen-
to activo estaba situado a uno de los lados del
triángulo formado por tres espejos. Junto a
ellos iba situada también la cubeta con la solu-
ción del colornnto, lo suficientomente concentra-
163
da paro poder excluir todo posibilidad de auto-
excitación de In otapa amplificadora.
Pero ton pronto como el impulso ultracorto
que ingresaba de la primera porte de la instala-
ción clarüicaba el colorante, este impulso de poca
potencio recorria unas cinco o siote veces el trián-
gulo fonnado por los espejos y oxtraía del ele-
mento activo toda la energia acumulado en ~l.
Los mediciones demostraron que lo energía to-
tal del treu compuesto por esos cinco o siete im-
pulsos ul tracortos obtenidos de este modo, cona-
titulo 18 julios. ¡Y el valor do la energía del
impulso aumontabo en esto caso varias centenas
do veces!
Dicha iostalación resultaba ser uo récord para
su tiempo. Mas los físicos dol Instituto de Físi-
ca do la Academia de Ciencias tenían aúo uoa
reserva do posibilidades no renlizodas.
CAPITULO 111
Hacia lo desconocido
Askarián sabía que los U.seres abrloron un
ancho camino que conducía a la zona donde
nadie había penetrado todavía, a excepción de
Vavílov y sus discipulos: la rama de la óptica no
lineal. Aunque hay que decir tambión que ellos
únicamente habian franqueado el umbral y
sólo lograron demostrar la realidad de su exis-
tencia. En esta zona desconocida, las magnitude.'!
"constantes" varian incluso en el caso de que
las condiciones exteriores son absolutamente
in variables. Dependen de la potencia de la pro-
pia luz y son muy sensibles a sus variaciones.
Verdad es, que en vida de Vavílov, las fuen-
tes de luz eran do tan pequeña potencia, que se
necesitaba todo su arte para demostrar la reali-
dad de semejantes procesos.
Pero la situación ahora había cambiado radi-
calmente. La potencia del rayo láser podia lle-
gar a sor tan grande, que de él debe depender el
índice de refracción. ¡Y si esto es así, el rayo
láser dobe, en condiciones determinadas, torcer
11 1-!Í mismo!
168
"Ante todo - pensaba Askarián -, esto de-
berá manifestarse en la desviación de las leyes
con respecto a las de Fresnel sobre la propaga-
ción de la luz''.
De las leyes de Fresnel se doduce que en la
óptica mucho de lo que parece simple, es total-
mente inaccesible. Por ejemplo, nadie podrá
obtener un haz de luz totalmente paralelo cortan-
do, con ayuda de un agujero estrecho, el centro
de un haz casi paralelo. Si el haz originario sale
de un agujero ancho, es difícil establecer si ése
es paralelo o no. En cambio, siendo el agujero
mediante el cual se corta un haz estrecho bas-
tante pequeño, resulta que es fácil establecer
la falta de paralelismo del haz que salo de él.
Sólo hay que apartarse bastante del agujero.
La verdadera ciencia no soporta semejantes
nociones indeterminadas como "bastante". En
este caso existe, desde luego, una distancia total-
mente determinada, en la que no cuesta nada des-
cubrir el ensanchamiento de la luz a través del
haz. Para este fenómeno existo incluso un nom-
bre especial: "longitud de difracción,. Y si las
dimensiones del agujero se aumentan el doble,
ésta aumentará cuatro veces.
La dilatación difraccional de los haces de luz
no aeponde de la naturaleza del medio. En el
vacío es igual que en cualquier otro medio trans-
parente y no depende de la intensidad do la luz.
Un rayo láser de cualquier potencia so somete a
las leyos de Fresnel, igual que se someto la luz
de las lejanas estrellas.
La idea de Askarián consistía en que en al-
¡pmos medios, bajo la influencia de potentes ra-
yos de láseres, deberán surgir nuevos procesos,
capaces de superar la dilatación difraccional de
los haces de luz. En tales medios, los potentes
169
haces do luz deberán ir sin ensancharse, y los
que son más potentes aún deberán comprimirse
incluso.
Cualquiera de los procesos que conducen al
aumento del índice de refracción del medio, a
medida que se acrecenta la intensidad de la luz
puede, al fin y al cabo, superar el escapo de la
energía del haz, escape provOcado por la difrac-
ción.
Hace unos cien años, el eientiflco oscoc's
J ohn Kerr descubrió el fenómeno que en su tiem-
po queria descubrir el gran Lomonósov. En uno
de sus programas, este gran sabio ruso señalaba:
"Es necesario hacer un experimento para ver
si el haz de luz so refracta de otro modo en el
vidrio y el agua electrizados". Esto mismo in-
tentaba lograrlo también, aunque sin resultado
alguno, el genio del experimento, Faraday.
Kerr estableció que la refracción de la luz
en el vidrio varia radicalmente si a éste lo situa-
mos entre las armaduras del condensador cargado
hasta alta tensión. Puede uno imaginarse la
alegria del sabio, quo descubrió lo que no pu-
dieron lograr sus eminentes antecesores. El es--
trecho haz de luz que iba a través del vidrio,
al conectar la tensión eléctrica se desintegraba de
repente en dos, que divergían formando un ángu-
lo entre ellos. Al desconectar la tensión, el efecto
desaparecía. Era cierto que el vidrio situado en
un campo eléctrico se comportaba de otro modo
que habitualmente. El campo eMctrico conver-
tía al vidrio en algo semejante al espato do Is-
landia, en cuy.o cristal, E. Bartholinus, profe-
sor de Copenhague, descubriera todavía en 1670
el desdoblamiento de los rayos de luz: la birre-
friogoncia.
Enton('.('S (.'!Sto fue interpretado casi como nn
170
truco. Mús tardo os te fenómeno lo observaron
on muchos cristales. Después resultó que tam-
bi~n podía provocarse artificialmente on los
cristales en los quo en condiciones habituales
no se observa o incluso on el vidrio. Para esto,
era suficiente con oprimirlos o someterlos a un
calentamiento irregullll'. ¡Y él, Kerr, logró ob-
tener la birrefringencia bajo la acción de un cam-
po eléctrico!
Mas ... un verdadero cientifico se distingue,
ante todo, por la facultad de autocritica. Por lo
demás, dicha facultad distingue al verdadero
hombre independientemente de su especialidad.
Kerr sabía que la birrefringencia en el vidrio
puede también provocarse por medio de la elec-
trostricción, o sea, la deformación de los cuerpos
bajo la acción de un campo eléctrico externo.
Esta deformación, igual que una simple presión,
hacia quo las propiedades del vidrio dependie-
ran da la dirección. Lo dicho significaba, que
babia aún que cerciorarse si lo descubierto era
en realidad un fenómeno nuevo - lo. aparición
de la birrefringencia como resultado de la in-
fluencia directa del campo eMctrico - o era que
participaba en el proceso la electrostricción.
Pero Kerr sabía también otra cosa y era que
la electrostricción es incapaz de provocar la
birrefringencia en los Hquidos. Por consiguiente,
había que repetlr el experimento en líquidos. Y
Kerr encontró líquidos on los que se observaba
este efecto nuevo, el efecto electroóptico, que
entró en la ciencia con el nombre de efecto Kerr.
Más tarde, él descubrió que la aparición de la.
birrefringencia on algunas sustancias puede pro-
vocarse también por medio de un campo magn&-
tico, pero esto sale ya de los márgenes de nues-
tro temn.
171
Para nosotros es importanto quo el efecto elec-
troóptico no se roduce al surgimiento de la birre-
fringoncin. No sólo el campo el6ctrlco constante,
como aquel quo figuraba en los experimentos do
Kerr, sino también un campo eléctrico varia-
ble en tiempo, incluyendo la parto eléctrica do
la onda luminosa, conducen a la alteración del
indice de refracción de los cuerpos transpa-
rentes. Adomás, el índice de refracción aumenta
junto con la intensidad do la luz. Este es uno de
los procesos capaces, según las ideas de Aska-
rián, do compensar la divergencia difraccional
de los haces luminosos.
Historia y geogr.tfa
Askarlán expresó sus consideraciones en un
.seminario dedicado a la electrónica cuántica,
organizado por ol Instituto de Fisica de la Aca-
demia de Ciencias de la URSS, en el que partici-
paba la mayoria de los especialistas de Moscú
y do muchas otras ciudades. Los resultados fuo-
ron publicados después en la "Revista de física
experimental y teórica", mundialmente cono-
cido.
Este pequefio articulo se distingue por la
riqueza y la novedad del contenido, tnn cnracte-
ristlcas para Askarián. En él so demuestra que
el fenómeno no sólo tiene valor teórico y cognos-
citivo, sino también puramente práctico, muy
importante y de perspectiva. Sogún la opinión
do Askarián, la heterogeneidad transversal del
campo de un rayo electromagnético intenso pue-
de, según el deseo, utilizarse para Atraer los elec-
trones y los átomos hacia el eje del haz, o para
repulsarlos al exterior, y croar, de este modo,
la compresión o la rarificación del gas. Es posible
172
crear en el gas un canal para el paso de los elec-
trones o el plasma. Hacer un "tapón" junto al
agujero que une los vasos donde las prcsionos del
gas son distintas. Utilizarlo para calentar el
plasma, para transportarlo y para crear conducto·
ros pl6.smicos. Y, uaturalmento, para crear guia-
ondas y autoenfoqucs ...
Para muchos espociaUst.as que trabajaban en
las más complejas ramas do la física del plasma,
esta novedad sonó algo nsí como si a un simple
mortal le dijeran quo ya podia andar por el mar
igual que por tierra.
En 1963, N. F. Pilipetski y A. R. Rustámov
comunicaron en un pequeño suplemento a la
"R FET" acorca de la primera observación ex·
perimental del nuevo fenómeno: el autoenfoque
de los rayos luminosos. En sus experimentos se
registraron por medio de la fotografía finos
hilos luminosos en Hquidos a trnvtSs de los cuales
pasaba un rayo de láser a rubi, previamente en-
focado. En nuestros días, el efecto d0 autoenfo-
que se manifiesta en la mayoria do los experi-
mentos relacionados con el paso de impulsos
gigantes de luz do los láseres a través de los líqui-
dos. El efecto puedo observarse también en los
gases y en los s6lidos.
El nuevo ofecto exigía también un análisis
teórico. El primero que calculó ol perfil del haz
luminoso quo se autocanalizaba bajo la influen-
cia del efecto Kcrr, de alta frecuencia, fue el
]oven físico V. l. Talánov, de la ciudad de Gor·
ki, actualmente profesor.
Talánov pertenece a la tercera generación de
la magnifica eseuola sovitStica de fisicos, fundada
por los académicos Mandelshtam y Papaleksi.
Dicha escuela enalteció nuestro pats con sus
brillantes obras y grandes descubrimientos en la
173
rama de la teorta no lineal de las oscilaciones,
de la radiofísica, de la óptica y de muchas otras
esforas de la ciencia. A la segunda goneración
de osta escuela pertenecen también eminontos
sabios, como los académicos A. A. Andrónov
y M. A. Leontóvich. Forman parte de su tercera
generación los académicos A. V. Gapónov y
V. L. Ginzburg, asi como los fundadores de la
electrónica cuántica, los académicos A. M. Pró-
jorov y N. G. Básov. El último comenzó su labor
cientifica bajo la dirección de Prójorov, aunquo
antos fue alumno dal académico l. E. Tamm,
colaborador de Mandelshtam.
Ruego al lector que me perdono por estn di-
gresión a la genealogía cientifica, poro aquí no
está do más.
Ahora pasaremos por poco tiempo a la histo-
ria y mencionaremos la geografía.
En los aiios dol primer plan quinquenal, ol
pueblo soviético comenzó la compaña por la con-
quista de la gran ciencia. Se ampliaban los vie-
jos centros científicos y se creaban nuevos. Uno
de ellos se fundó en el Volga, on la vieja ciudad
industrial de Gorki. La escuela de Mandelshtam
envió allí un núcleo fuerte, del que formaban
parto los jóvenes y talentosos físicos A. A. An-
drónov, G. S. Gorélik, M. T. Gréjova y otros.
Ellos apoyaron y multiplicaron las tradiciones
de la escuela, y, a su vez, prepararon toda una
generación de ciontifieos, entre los que se encon-
traba también Talánov.
Antes de dedicarse a la teoría de los haces
luminosos autocanalizantes, Talánov hizo un
aporte esencial a la teoría no lineal de las os-
cilaciones y en la teoría de la propagación de las
ondas electromagnéticas. La autocanalización de
las ondas el~ctromagnéticas es uno do los ejem-
f74
plos tipicos de cómo las no linealidades deter-
minan los fenómenos más esenciales. Talánov
aquí estaba armado tle pios a cabeza. Su teorín
se babia construido para la propagación de un
haz intensivo de ondas electromagnéticas en el
plasma. Mas eUa contenía totalmente el cuadro
principal: la formación do un canal guiaondas
on cualquier medio, en el que el canal puoda sor
apoyado por la acción del propio campo. Más
tarde, elaboró ~na teoría muy general de este fe-
nómeno y logró una sorie do importantes resul-
tados nuevos, de los que trataremos posterior-
mente. Ahora tenemos que atravesar el océano.
En ese mismo año que apareció ol trabajo de
Talánov, en la revista "Physical Review Letters",
en la que se publicaban solamente los artículos
considerados más urgentes por el autor y el re-
dactor, apareció ol artículo "El autoenfoque del
má.sor óptico", de los autores H. Cbiao, E. Gar-
mire y Ch. Townes. El físico norteamericano
Townes, uno de los fundadores de la electrónica
cuántica y del máser, no emplea el vocablo ce¡¡¡_
ser", prefiriendo la combinación do "máser óp-
tico". No es asunto nuestro juzgar los debates
terminológicos. Yo, igual que otros profanos,
creo que no tienen sentido profundo, pues el lá-
ser y ol máser óptico significan lo mismo. Es
posible que aquí juegue su papel la cuestión de
prestigio o algún otro motivo más esencial.
El artículo comenzaba así: ..Más adelante ex a~
minaremos las condiciones bajo las cuales el
rayo electromagnético crea para si un guíaondas
dieléctrico y se propaga sin difractar ... Los auto-
res desconocían el trabajo de Askarián; no obs-
tante, más tarde, al enterarse de su existencia,
reconocieron la prioridad de éste. A diferencia
de Talánov, quien en su primor trabajo examinara
175
solamente el movimiento de lo ouda electromag-
nética en un canal plano, ellos calcularon el
canal cilíndrico que surge en lo inmensa mayoría
de los experimentos realizados con los láseres.
Este corto articulo encierra un examen profundo
y claro de la esencia física de los dos procesos,
capaces do provocar el outoenfoque y la canali~
zación de la luz.: de la electrostricción y el efec-
to Korr.
Towncs y sus colaboradores lograron calcular
con qu.; potencia y en cuáles cQndicioncs sería
suprimida la divergencia difraccional del rayo
paro que éste rosulte captado en ol canal. Es
cierto que el valor critico de la potencia fue Clll-
culado teniendo en cuonta sólo la electrostric-
ción. También constituía una restricción consi-
derable el que los dlculos matemáticos se refi-
rieran oxclusivamen\e al estado en el que el rayo
estaba ya capturado en el canal. La cuestión
de cómo ocurrió esto y si era posible en general
el proceso de capturación, quedaba fuera del
examen matomático.
El artículo de Townes y sus colaboradores es-
timuló toda una serie de investigaciones. Por lo
visto, P. Kelly fue el primero en examinar el pro-
ceso de disparo de un haz de luz originariamente
paralelo y en establecer a qué distancia transcurre
ol autoenfoque después de penetrar la luz en un
medio no lineal. Es curioso señalar que P. Kel-
ly indica sus antecesores en el siguiente orden:
Askarián, Talánov, Townes y sus colaboradores.
Kelly obtuvo sus principales resultados con
ayuda de cálculos numéricos. Al poco tiempo,
Talánov, asi como los colaboradores de la Uni-
versidad de Moscú, S. A. Ajmánov, A. P. Sujorú-
kov y R. V. 1ojlov, publicaron la solución analí-
tica de ese mismo problema. No obstante, los
176
métodos aproximados, que hubo c¡uo aplicar
para solucionar este complejísimo problema, per-
dian fuerza cerca del punto de disparo. La reso-
lución numérica do Kelly tampoco docia nada
sobre lo que ocurro con el haz corea del punto de
disparo y detrás de éste. La opinión expresada
más tarde por Kelly, así como por Talánov, era
la .siguiente: el royo l'ser dotrós dol punto de
disparo se transforma en un bllo de luz muy
fino y extraordinariamente intenso. Lo mismo
escribían Townes y otros. Sólo Jojlov y sus cole-
gas de la Universidad de Moscú ndmitiatl, que
detrás del punto de disparo, os posible In for-
mación de un guia de luz más complejo y pecu-
liar, semejan te a un hilo con sección transversal
periódicamonte variable.
Todos los trabajos teóricos ulteriores partían
de que detrás del punto de disparo surge el régi-
men de propagación a guíaonda de la luz. Todos
ellos estaban dedicados a precisar detalles ais-
lados, a elevar la rigurosidad do los cómputos
y a precisar los cálculos.
Todos los trabajos experimentales de aquellos
años confirmaban lns predicciones do In teoria.
En ellos se comunicaba que detrás del punto de
disparo so observa la propagación a guiaor1da de
la luz en forma de hilos muy finos. Los experi-
mentadores competían on precisar los más pe-
queños detalles, en estudiar los diversos casos
particulares y en elevar la precisión de las me-
diciones.
Todos coineidlan en quo esta rama de la elec-
trónica cuántica estaba terminada on lo funda-
mental. Se escribieron los articulos y lns mono-
graf1as conclusi vos. Poco a poco, los lntercses
de los investigadores se desplazaban hacia otros
ramas de la ciencia.
1:11-IS.SI tn
El punto flaco
Como suele ocurrir con bastanto frecuencia,
el bionestor y la rutina van preñados de cataclis-
mos. Tanto más inesperados son éstos, cuanto
más sólido parece el edificio erigido. Pero los
cotaclis1nOs nos soñalan infaliblemonte que do-
bajo de los cimion tos na hay bases lo suficiente-
mente seguras. Bien si el fallo se descubre a tiem-
po. Entonces podrá liquidarse y continuar ador-
nando e incrementando la torre.
No obstante, es necesario que se preocupe del
asunto no un arquitecto estcta, sino un amante
de lo sólido, que no desdeñe la lobreguez del
torreno y lo ordinario de los cimientos.
En nuestra historio, por fortuna, aparoció
semejante individuo. Vladimir Nikoláavich Lu-
govói, joven colaborador del laboratorio de osci-
laciones del Instituto de Físlca de lo Academia
de Ciencias y representante de la cuarta genera-
ración de la escuela de Mandelshtam, prestó
atención al muy conocido punto flaco de la teo-
ría dol autoonfoque. En este punto, igual que en
un foco~ se reunieron todas las variantes de la
teoría. La mayoria de los autores comprendía
las dificultados que surgian al intentar describir
e:xactomcote el comportamiento de los rayos
láser cerca del punto de disparo. Lo compren-
dían, mas ni siquiera intentaban examinar deta-
lladamente lo que alH ocurría. Puos se veían
obligados a limitarse a teorías aproximativas,
las cuales decían distintas C<lsas.
De unas se deducía que, al acercarse a este
punto, los rayos que antos se encorvaban hacia
e~ oje, ahora iban acercándose o ól con pendiente
cada vez más suave. En otras teorías, estos rayos
se rectificaban y penetraban en la región donde
\78
la teoría perdía su validez, así que las continua-
ciones de todos los royos debian reunirse on el
punto de disparo, igual que en un foco. En las
terceras ... mas no vamos a profundizornos en dis-
tintas variantes.
En ninguno de los casos quedaba cloro cuál
era el comportamiento de los rayos de luz alli
donde los teóricos no pueden penetrar. ¿Qué
ocurre con ellos más tarde? ¿Tal voz prevalezca
lo divergencia difraccional sobro los procesos no
lineales allí donde los rayos convergen demasia-
do? ¿Es posible quo entren en juego algunos pro-
cesos no considerados todavía?
Si los rayos van acercándose al eje cado vez
on declive más suave, ¿convergerán en algún
punto o pasarán suavemente al canal fino, como
pensaba la mayoría? Y si los rayos, rectificándose,
se clavan en el punto de disparo, igual quo on el
foco del lente, ¿por qué no divergen detrás del
foco? ¿Tal vez sea posiblo que allí se encorven
de nuevo y entren suavemente en el canal estre-
cho? ¿O es que detrás del foco los rayos, on reali-
dad, divergen para reunirse do nuovo en el foco
siguiente?
Los oxperimont.os realizados por primera vez
con toda seguridad por R. Chiao, E. Garmire y
Townes, descubrieron un canaL os trecho que for-
maba el rayo al recorrer en el medio precisamen-
te por aquel camino que le predecía la teoria.
Los experimentos ulteriores dieron, en la moyo-
río de los casos, resultados análogos. Verdad
es que en ciertas condiciones brotaban algunos
retazos de hilos luminosos, quo se podían inter-
pretar a favor de la hipótesis de los canales que
se estrechan periódicamente.
El cuadro se complicaba extraordinariamen-
te cuando se aplicaban potencias muy grandes.
t79
En vez de un canal estrecho, surgían varios, y, a
voces, surgian muchísimos de esos hilos. Los
experimentadoras ponian experimentos que eran
excepcionales por la flnoza de la idea y por su
ejecución. Observaban lo que jamás les hubiese
venido a la esboza a Newton, a Faraday o a
Fresnel, los reyes de In óptica. En aquellos años
no podían ni suponer que fuese tan profundo el
océano de los misterios de la luz.
Mas todos estos hallazgos de los experimen-
tadores no do.sconcortaron a los toóricos contem-
poráneos. En los medios no lineales pueden ocu-
rrir también otras cosas. La teoría demostró con-
vincentemente que ya en las etapas precoces del
enfoque, ol haz inicial puedo dcsintcgrarso on
varias partes, que tienden hacia distintos cam-
pos. En los artículos comonzó a aparecer la pa-
labra mágica do "inestabilidad". Efoctivamonte,
de ecuaciones más precisas se deducía que, apli-
cando potencias muy grandes, los haces comien-
zan a ser inestables y tienden a desdoblarse en
hilos sueltos. Parecía quo todo iba bien, mo.s ...
¿qu~ sucodía, a pesar de todo, con los haces corea
del punto de disparo?
Lugovói no estaba satisfecho con la idea,
univorsalmente admitida y basada en el experi-
mento, do quo allí, sin duda .alguna, surge
un canal estrecho. A ~1 no lo complacía esa
"sin duda alguna", ese postulado que había que
creerlo a pio juntillas, igual que el postula-
do sobre el paralelismo on la geometría eucli-
diana.
Más de dos mil años estuvo la goometría, así
como la física algo más tarde, basándose en esto
postulado. Hasta que aparecieron hombres que
se negaron a crcorlo a pie juntillas. "¿Qué pasaría
si nos negáramos de este postulado?" - so pre-
180
guntaron. "¿Podría pasarse sin tH?" "Es imposi·
blo" - respondió la severa matemática.
"Pero, ¿quizá sea posible sustituirlo por
otro?" - insistían los criticones. "Hagan lo
pruoba" - so conformaba la matemática.
Y ollos hicieron la prueba, Lobachevski y
R iemann. Y crearon dos geometrías nuevas. Dos
geometrías no euclidianas. Trabajaban indepen-
dientemente, y por Jo visto, por casualidad, eli-
gieron distintas posibilidades de las dos existen-
tes: las líneas paralelas convergen en la infini-
dad, o las lineas paralelas di vorgen en la infini-
dad. Ambas variantes son tan lícitas como lo
es el postulado de Euclides.
En la actualidad, la geometria no euclidiana
es parte de las matemáticas, que goza de todos
loa derechos y es un instrumento seguro de la
fisica. El Universo, que está estudiándose en
escala ingente, no puede dcscribirso con ayuda
de la geometría euclidiana. Cerca de los grandes
masas, las desviaciones con rospecto a ésta se
notan incluso cuando las distancias son relativa-
mente cortas. Esto lo estableció Einstein, autor
de la teoría de la relatividad, y lo confirmó
después ol experimento.
Pero si hasta un postulado puramoote goo-
métrico puede resultar sólo un caso especial y
particular, ¿cómo es posible reconclliarso con
ol postulado en la teoria físico?
Y Lugovói informó sobre sus dudas al Dlismo
seminario, ante el cual había expuesto Askarián
cinco años antes su idoa referente al autoenfoquo
y la autocanalizaci6n do la luz. Lugovói prestó
atención a que los métodos nnaHticos aproxi-
mados, basados en las suposiciones sobro la for-
ma invariable del haz, no pueden dar un cuadro
justo detrás del punto de disparo. Demostró que
181
al propagarse un intonso haz luminoso en un
medio no lineal, su forma varía sustancial-
mente.
El articulo de Lugovói que contenía estas
ideas y los resultados, apareció en t967 en la
revista "Informes de la Acadomia de Ciencias
do la URSS". Pero en todos los trabajos experi-
mentales, que seguian apareciendo hasta el
año siguiente, se comunicaba que detrás del pun-
182
to do disparo del haz se observaba una propaga-
ción a guíaonda de luz en forma do hilos muy
finos y brillantes.
La respuesta de la computadora
Prójorov fue el único que apoyó a su joven
colaborador. El mismo se incorporó a estas in-
vestigaciones e hizo que A. L. Dishkó, joven espo-
cialista en matemática computadora, participa~
ra en ollas. Debido a que los m~todos analíticos
aproximativos resultaron ser inserviblos, hubo
que recurrir a la ayuda de la computadora elec-
trónica. Les esperaba un trabnjo muy complica-
do y arduo.
Decidieron renunciar a las hipótesis precon-
cobidas acerca del destino dol haz detrás del
punto de disparo. A la computadora se Lo plan-
tearon ecuaciones que describían el problema más
simple: en el Hmitc plano de unn sustancia,
de la que sabemos quo en ella se observa el efec-
to cuadrático de K9rr, incidía un haz de luz.
La computadora debía determinar qué sucedía
con este haz a medida que iba penetrando en el
interior de la sustancia.
Pueden imaginarse con cuánta emoción los
oxperimentadoros esperaban los resultados que
deberían aparecer en las autrlfñas clecttónicas de
la computadora BESM-6.
Después de funcionur el tiempo necesario,
la computadora comunicó. on estas condiciones
no hay régimen a guínonda. Detrás del punto
de disparo se forma cierto número de focos, es
decir, zonas con concentración muy alta de ener-
gía y dimensiones extraordinariamonte poque-
ñas.
¡La respuesta no sólo discrepaba radicalmen-
183
te con todas las variantes de las teorias existen-
tes, sino que contradecia a todos los datos expe-
rirnontales existentes!
Habia motivo para dejarse abatir. Pues ellos
esperaban obtener un cuadro estricto y seguro
del paso desde el autoenfoque paulatino, a tra-
vés del punto de disparo, al hilo fino. Pero no
había error. Las ecuaciones eran correctas y
la computadora funcionaba bien.
Entonces le plantearon a la computadora el
segundo problema, que respondía más exacta-
mente a las condiciones de la mayoría de los
experimentos. Antes do caer en un medio no
lineal, el haz do luz pasa proviamente por un
lente convergente. La computadora resolvió tam-
bién estas ecuaciones.
La respuesta ora la misma. Ningún hilo. Una
cadenita de focos aislados.
¿Quó ocurre? ¿Será posible quo ol plantea-
miento del problema no concuerde on algo con
)a realidad? ¿Será posible que la cadenita de
focos sea el resultado de que, entre toda la varie-
dad de fenómenos, solamente ol ofecto Kerr se
tonga en cuenta al efectuar el cálculo? Es muy
probable también la suposición siguiente: el
surgimiento de hilos finos no se produzca por
el efecto Kerr, sino por algún otro proceso.
Las ecuaciones se complicaron más. Ahora
reflejaban también la acción de la dispersión
do combinación estimulada: fenómeno bien es-
tudiado, que se manifiesta sobre todo en los
casos do grandes intensidades de luz, y conocido
como una do las causas dol autoenfoque.
De nuevo las horas de espera frente a la com-
putadora. Y una nuevo respuesta. ¡La estructura
multifocal debe existir! La consideración de la
dispersión do combinación estimulada conduce
184
sólo a la alteración de las magnitudes numerl-
cas. El canal estrecho no surge tampoco on este
caso.
Parecfa quo quedaba el único camino. Revi-
sar, uno por uno, todos los efectos que sean copa-
ces de conducir a la formación de canales finos.
Escribir ecuaciones nuevas que, probablemente,
fueran cada vez más complejas. Y entregarse
confiados a la fuerza do la computadora. Es po-
sible que se descubra uu efecto que responda por
propagación a guiaonda do la luz, por la for-
mación de hilos finos muy relucientes.
Se necesita una gran intuición para poder
elegir otro camino. Rechazar la evidencia de los
numerosos experimentos. Rehusar el encanto de
las teorías universalmente reconocidas. Aban-
donar la senda trillada.
Prójorov y Lugovói decidieron examinar do
manera nueva las respuestas de la computadora.
No como un error, ni tampoco como el resultado
de una elección errónea de los datos físicos ini-
ciales, sino C()mo una conclusión correcta, co-
rrespondiente a un problema planteado en una
forma demasiado simplificada. Pues el impulso
gigante del láser dura un instante; mejor dicho,
unas decenas de nanosegundos o, habl:J.ndo do
modo más sencillo, varias centésimas partes de
una millonésima de segundo. Y ollos le plantea-
ban a la computadora problemas, en los cuales
los haces de luz actuaban ininterrumpidamente
con potencia constante. Y en dependencia dt es-
ta potencia obtenían diferentes distancias hasta
la multitud de focos.
¡Ahí está la causal Durante el destello gi-
gante del láser, la potencia de la luz varía desde
cero hasta una magnitud onorme. En este caso,
las distancias hasta los focos no pueden ser cons-
185
tantas. Deben variar junto con el aumento de la
potencia. ¡Los focos deben desplazarse!
sFocos movedl:~osl
EL COLUMPIO
200
El columpio
El columpio el6ctrlco
El principal método de obtener energla oléc-
trica tombUín en nuestros días está basado en el
empleo do generadores rotatorlos, o dinamos,
como los denominaban antes. De este modo se
obtiene energía eléctrica no sólo en las habi-
tuales centrales termoeléctricas o hidroeléctricas,
donde los generadores se ponen en movimiento
por medio de vapor o agua corriente, sino tam-
bién en las centrales atómicas existentes. Los
demás m'todos, igual que el método paramétrico
de generación, tienen, por el momento, impor-
tancia auxiliar. No obstante, para nosotros es
muy importante el último método, ya que ésto
condujo a los científicos a un nuevo tipo do
láser.
El método es muy sencillo. Aquí se utilizan
las propiedades de un circuito oscilante corriente,
tomado como el equivalente eléctrico del co-
lumpio. El circuito más simple está formado
por un condensador eléctrico - dos placas me-
tálicas, separadas por un espacio de aire - y
una bobina de alambre. Si en las placas dt>l
condensador aparecen cargas eléctricas - posi-
tiva en una y negativo en la otra -, por la bo-
bina fluirá la corriente. Las cargos dcsapareceráu,
mas la corriente continuará bosta que en las
placas no aparezcan cargos exactamente iguales,
pero con signo opuesto. Donde había el signo
'"más" aparecerá el signo .. menos", y viceversa.
Luego todo se repite en sentido opuesto y so-
gulría repitiéndose el tiempo que uuo desease,
206
si no fuese quo parte de la energia se consumiera
en el calentamionto de los alambres. Poco a
poco, toda la reserva de energía acabará por
convertirse en calor y asi cesarán las oscilacio-
nes.
Pero rccordémonos del columpio. Apartemos
las placas del condensador cada voz que la carga
en él alcance la magnitud máxima, y situémos-
las en su lugar cuando la carga sea igual o cero.
Seria necesario efectuar dos veces durante un
período ol trabajo contra las fuerzas de atrac-
ción de las cargas opuestas. Como resultado, la
tensión en el condensador irá aumentando poco
a poco, y la energia de las oscilaciones eléctri-
cas comenzará a incrementar a costa del tra-
bajo mecánico. En esto se basa el funciona-
miento del generador paramétrico. En condi-
ciones realos, la energía de las oscilaciones oMc-
tricas no aumentará infinitamente, sino que sólo
hasta el momento on que se establezca el balanco
entre el trabajo mecánico, consumido para dos-
plazar las placas del condensador, y el calenta-
miento de los cablos. Desde luego, puede hallarso
también un modo de emplear con utilidad la
energía eléctrica que surge en esto caso.
El columpio 14ser
La teoría general de las oscilaciones permite,
partiendo de todo lo que se ha estudiado en la
rama de las oscilaciones mecánicas y eléctricas,
prever fenómenos análogos en otras ramas, y
en particular, en la óptica.
A la par con la multiplicación de frecuencia
de la luz, la teoria predice que en ciertas condi-
ciones puede surgir luz con frecuencia más baja
que la quo excita la luz. de ló.ser. Semejantes
207
condiciones surgen, on particular, en algunos
cristales, on los cuales la rad'iación verde del
lásor a argón excita ondas amarillas, rojas o
incluso infrarrojas. Es característico que cada
una de las ondas se propaga sólo en sentidos
completamente determinados. Estos sentidos so
definon por las condiciones del sincronismo, de
los que ya hemos hablado en relación cou la
multiplicación do frecuencia de la luz en seme-
jantes cristales. A diferencia del caso de la ex-
citación paramétrlco do las oscilaciones do los
péndulos y de los circuitos eléctricos, en el que
la intensidad de los oscilaciones aumenta con
el tiempo, aqui, en la óptica, las oscilaciones so
amplifican o medida que la onda va penetrando
en la profundidad del cristal. Además, lo ampli-
ficación es tanto más fuerto cuanto mayor soa
la distancia en la que se conservan las condicio-
nes del sincronismo.
Hasta el momento no hemos visto vía al-
guno quo condujera al cambio suavo de la lon-
gHud de onda de la radiación do láser. Para al-
canzar este objetivo perseguido, os preciso hn-
llar en los cristales la posibilidad do hacer sur-
gir condiciones más complejas de sincronismo,
que enlacen entre si no dos, sino tres ondas lu-
minosas. También aquí J ojlov y Ajmánov par-
tieron de la analogía radiotécnica. Anteriormen-
te, al examinar el proceso do la generación para-
métrica, habiamos hablado sólo do la genera-
ción de armónicos fraccionarios con frecuencias
iguales a la mitad, a una tercera parto y a otras
fracciones de frecuencia de las oscilaciones ex-
citantes. Pero si en lugar de un simplo circuito
oscilante se utiliza el sistema de dos circuitos
acoplados, las posibilidades se ampliarán repen-
tinamente.
208
Si los circuitos están sintonizados do tal modo
quo la suma de sus frecuencias do resonancia sea
igual a la frecuencia de la señal excitante ox-
torior, la soñal excitará oscilaciones para mé-
tricas en ambos circuitos a la vez. La frecuen-
cia de cada uno de los circuitos ya no tiene que
ser estrictamente fijada y éstos pueden reajus-
tarse. Es basta;nte con observar una condición:
la suma de sus frecuencias de resonancia quedo
invariable e igual a la frecuencia de la señal
exterior.
Jojlov y Ajmánov comprondian quo en la
óptica esto no es suficionte. Además de la con-
dición de la suma de frecuencias de las oscila-
ciones a oxcitar, deberá cumplirse también otra
condición muy importante. Resulta que los sen-
tidos de propagación de las tres ondas también
tlenon rolación1 entre sí y con las longitudes
de ondas correspondiontes, de modo que debon
formar un triángulo, cuyos lados sean inversa-
mento proporcionales a la longitud do onda co-
rrespondiente.
Podía parocer que la nueva condición hacía
imposible garantizar el sincronismo ondulato-
rio y, al mismo tiempo, inaccesible la conversión
eficaz de la e~orgin de la onda excitatriz en ener-
gía de dos ondas a oxcitar. No obstante, J ojlov
y Ajmánov notaron que en muchos cristales puede
cumplirse esta condición. Es más, al girar el
cristal con rospecto al sentido de propagación
de la onda láser, resultan realizables las condi-
ciones de sincronismo para distintas frecuencias.
Este es, precisamente, el método más simple
para el reajuste de frecuencia del nuevo aparato
denominado por los autores láser paramétrico.
La potoncia de salido del lásor paramétrico
es proporciona·! a la potoncia de la radiación
1f-15&1 209
excitatriz y aumenta rápidamente con ln longi-
tud del cristal. Mas tonto una vía como la otra
tienen limitaciones. La desmesurada potencia do
la radiación excitatriz, aun en caso de quo sa
logre obtener, destruirá ol cristal. También es
dificil aumentar demasiado la longitud del
cristal, puesto que la complejidad y el costo
de cultivo de grandes cristales homogéneos cre-
cen mucho más rápidamente que el tamaño dol
cristal a obtener.
J ojlov y Ajmánov evitaron estas dificultades
situando el cristal en un resonador óptico com-
puesto de dos espejos planos, igual que en los
lásares corrientes. Las ondas quo se excitan en
el cristal a consecuencia de la interacción pa-
rnmétricn, se reflejan de los espejos y pasan rei-
teradas veces a lo largo do él; además, cada voz
aumenta sustancialmente su intensidad.
Hoy dia los láseres paramétricos permiten
abarcar suavemonte el intervalo de frecuencias
que incluye la luz visible y una parte conside-
rable de la gama infrarroja. Estos láseres obtu-
vieron amplia aplicación on las investigaciones
espectrales y en el estudio de los procesos bioló-
gicos y quimicos. Los cristales no lineales pueden
servir también d~ micr6fonos ópticos peculiares.
Con ayuda de ~stos, puedon modularse las ondas
luminosos, igual que con la ayuda de micrófo-
nos se modulan los ondas hertzianas para trans-
mitir música o conversaciones.
El fenómeno de refracción óptica controlada
adquirió últimnmonte gran importancia prác-
tica. La refracción atmosférica, que distorsiona
el comino de los rayos en el aire, la deseubrió,
como es sabido, Ptolomeo. Esta hay que tenerla
en cuenta también durante el funcionamiento
de los rodares. La refracción se manifiesta en
210
cualquier medio si su indice de refracción no es
igual en todas partes. Los "nudos do vidrio,,
os decir, las ondulaciones en ol cristal de las ven-
tanas que desvían la luz ol pasar ésta a través
de ellos, se deben precisamonte a la infracción
de la homogeneidad óptica del vidrio.
En las sustancias. cuyos (ndices de refracción
depeuden mucho de la tensión eléctrica aplicada,
puede producirse la aparición de la refracción
artificial y, de oste modo, variar la dirección
del haz de luz que pasa a través de la sustancia.
Tales dispositi-vos so utilizan, en particular, en
algunos sistemas de televisión do pantalla am-
plia y en algunos tipos de localizadores ópticos.
Los fenómenos ópticos no lineales es la rama
en la quo se manifiesta claramente la indivisible
unidad de la naturaleza dual de la luz. Todo lo
quo acabamos do decir sobre la multiplicación
de la frecuencia de la luz so expresó por medio
de las nociones ondulatorias, muy conocidas por
los radistas. Aunque todo esto puede expresarse
también de otro modo.
Ayer y maftana
Desde el punto de vista cuántico, la duplica-
ción de frecuoncia tiene el aspecto siguiente. El
cristal que poseo propiedades no lineales, trans-
forma dos cuantos de pequeña energia (dos cuan-
tos de radiación infrarroja) en un cuanto con
el doble de energía (un cuanto do luz verde).
Corrospondiontemente, la excitación paramé-
trica de la luz representa la desintegración del
fotón excitante en dos fotones secundarios, sien-
do su onergia total igual a la onergía del pri-
mero, y su impuJso total, igual a su impulso
inicial.
2f1
La óptica no lineal pronostica el gran papel
que desempeñan otros procesos en los quo parti-
cipan a la vez varios fotones. El límite rojo
del ofccto fotoelécLrico, que lo sirviera a Ein-
sLein como punto de partida para crear la teo-
ría cuántica de In luz, pierde su importancia al
haber altas intensidades dtt radiación aseguradas
por los lásere~. En el rayo láser, los fotones vuo-
lan tan "nutridameute", que dos o hasta varios
fotones puoden eutregnr simultáneamente su ener-
gía a un ~lectrón y arrojarlo a éste a través de
la barrera energética, cuya altura forma una
barrera infranquoablo para un fotón solitario
de la frecuencia dada.
Esto. se refiere también a la ionización. Por
regla gonoral, los fotones participan de uno en
uno en los procesos de excitación e ionización
de los átomos. N. Deloue, en el laboratorio del
Instituto de Física de la Academia de Ciencias
de la URSS dirigido por M. Rabin6vich, estudió
la ionización multifotónica de los gases inertes
y observó los actos do ionizacióli. en los que parti-
cipaban simultáneamente once fotones.
Es posible que sean más interesantes los pro-
Cl'!sos en los que participan no sólo varios foto-
nos, sino también cuantos de sonido, o fonones.
Uno do estos procesos es la dispersión de la
luz en ondas tórmicas, o dispersión de Mandelsh-
tnm-Brillouin. Desde el punto de vista cuán-
tico, aquí todo es muy simple, pues la onda so-
nora puodo examinarse como un flujo de cuan-
tos do sonido (fonono.'!), absolut.wnente del mismo
modo corno la onda luminosa puede represen-
tarso por un flujo de cuantos do luz, o fotones.
La opción de una u otra noción depende del
carácter que tenga el fenómeno a examinar. En
unos fenómenos nparecen más claramente las
212
propiedades ondulatorias; en otros, predominan
las cuánticas.
En el onfoq,ue cuántico, lo dispersión de Man-
dclshtam-Brillouin se reduce a la colisión del
fotón con el fouón. El fotón desaparece y al
mismo tiempo nace otro nuovo con distinta fre-
cuencia, que os menor, si cm oste casp so genera
también un fonón, y mayor, si el fonón también
desaparece. En semojante procoso no sólo so
transforma la energía, sino tambi6n los impulsos
de los particulas que nctúan reciprocamente:
el impulso del fotón secundario es igual a la
suma de impulsos del fotón primario y el fonón
que ha participado en el proceso.
En cambio, si la intensidad do la luz inci·
den te es muy gran do, lo cual <"S fácil de lograr
mediante láseres de funcionamiento por impulso,
el cuadro do dispersión de Mandolshta·m-Bri-
llouin varia de manera brusca. Cuando la inten-
sidad de luz os pcquoña, la dispersión <"S propor-
cionAl al número de fonones. Siendo la inten-
sidad grande, el número de fonones aumenta
bruscamente a costa del engendramiento do nuo-
vos fonones en el proceso de dispersión. Como
resultado, aumenta rápidamente tambi'u la pro-
pia dispersión. Así surge la avalancha fotónic~
fonónica. Este proceso so denomina dispersión
estimulada de Mandclshtam-Brillouin. La ava-
lancha fonónicn puede, como lo demostl'aron
Prójorov y Bunkin, provocar lo destrucción del
material on el quo transcurro este proceso. Asi
puede suceder también la nutodestrucción del
láser, ya que la dispersióu estimulada de Man-
dclsbtam-Brillouin se produce también on los
elementos Activos del láser.
La dispersión de combinación, descubierta
en t928 por Mandelshtam y Landsberg en Moscú,
213
y por Raman y Krishnan en Calcuta, es también
un proceso do muchas particulas con la partici-
pación de dos fotones y fonones. Esta dispersión
se distingue de la anterior en que los fotones que
participan en ella no se relacionan con las osci-
laciones térmicas del medio como un todo, no
con las ondas térmicas, sino con las vibraciones
intramoloculares.
En las intensidados do luz a oscala de láser
puede observarse la dispersión de combinación
estimulada, durante la cual de la misma manera
vertiginosa aumonta la intensidad de la luz di-
fusa. Sobre esta base se logró croar un tipo do
lásor especial nuevo que permite obtener un
brillo extraordinario de luz coherente.
La óptica no lineal constituyo una de las
direcciones más jóvenes de la antigua ciencia;
y aunque actualmente haya conseguido muchos
éxitos, son de esperar muchí,simos más en el
futuro.
CAPITULO V
IMAGEMES
En eJ Neva
¿Tuvo usted la ocasión de contemplar el río
Neva en una mañana serena de primavera desde
el zaguán del Almirantazgo? La pesada mole
do la Fortaleza de Pedro y Pablo observa som~
bríamento las extravagantes líneas dol Palacio
de Invierno. El sevoro estilo dol antiguo edificio
de la Bolsa contrasta con las dos columnas ros-
tradas, que hacen rocordar aquellos tiempos leja-
nos, cuando la vela, y no el vapor y monos aún
el núcleo atómico, servinn a los conquistadores
de los mares y océanos. Es difícil pasar de largo
sin detener la mirada en la silueta del pnsado.
Poro así es el hombro: rocordándose dol pasado,
él aspira a lo nuovo.
A finales de los años 50, en una mañana de
sol iba por el puente un hombre joven. Iba sin
mirar para los lados, sin notar lo que lo rodeaba.
Se apresuraba al trabajo, y su trabajo iba con
él. Por la tarde, el trabajo le acompañaba hastn
casa, le sentaba al escritorio y no le permitía
ir al teatro ni al cine. Tampoco le dejaba dor-
mir hasta muy entrada la noche. Y por la ma-
ñana, cuando se despertaba, fresco y enérgico,
el trabajo ya ostnba aquí, aprcsurándole y aca-
lorándole con nuevas esperanzas.
Y caminaba rápidamente por el mnlocón sin
mirar a los lados, sin notar el edificio plano del
Museo de Curiosidades de Pedro 1 ni ol o.lto
zaguán de la Universidad. Indiferente, doblaba
del malecón hacia la derecha, entre los jardines,
y, sin darse cuenta del verdor vivo ni dol s6-
21S
lido edificio de la biblioteca, que apareeia a lo
lejos, premeditaba una vez más lo que tenia
que hacer hoy.
Entraba en el instituto, una de las primeras
instituciones cientificas creada por el Gobierno
soviético, y después de atravosar largos pasillos
abría la puorta del laboratorio y encendía la
luz. Por lo general, las vontanas del laboratorio
estaban cerradas con cortinas negras. El jovon
trabajaba en uno de los viejos problomas do la
óptica. La luz aquí era también un trabajador.
Un trabajador insustituible, pero antojoso, y
había que conducirlo, dirigirlo, igual que un
jinete experimentado conduce su fogoso caballo.
En el instituto están vivas y se desarrollan
las tradiciones de los eminentes ópticos S. l. Va-
vílov, D. A. Rozhdestvenski y otros sabios que
consagraron su vida al estudio de las propiedades
de la luz y al empleo de los fenómenos ópticos
en beneficio del hombre. Aqni respetan y apre-
cian a los que entregan a la ciencia todo su tiem-
po, sus fuerzas, ideas y ensueños. Aquí, en la
isla Vasílievski, se fusionaron y entrelazaron no
sólo territorialmente, sino también en sentido
ideológico, tres ramas de la ciencia: la acadé-
mica, la universitaria y la industrial. Se fusio-
naron vislumbrando perspectivas muy lejanas,
misiones concrotas y, lo que es lo más impor-
tante, teniendo gente que sabia ponsar y prever
amplia y audazmente el futuro e ir con perse-
verancia hacia el objetivo planteado.
A la mayoría do sus colegas le pnrecia que
el problema, con el que se bntia Yuri Denisiuk,
no era interesante. La humanidad había entrado
en la era cósmica. Las centrales atómicas eran
ya una realidad IY a él, figúrese, no le satisfacen
las posibilidades de la fotografia 1
216
Se han obtenido ya las imágenes de enormes
galaxias y de pequeñisimos virus. Incluso se
fijaron en placas fotográficas moléculas aisla-
das. Y los millones de las más diversas cámaras
fotográficas en manos de aficionados y profe-
sionales han convertido la fotografio en un ver-
dadero arte que representa el mundo circundante
on toda su diversidad. ¿Qué más hacía falta?
Si, desde luego - se conformaban los ami-
gos -, la fotografia no careco do deficiencias.
Es plana, está muerta. Mas el verdadero maestro
es capaz, a pesar de todo, de lograr maravillo-
sos resultados con una cámara fotográfico. co-
rriente. Además, existe también el cine.
Hay numerosos problemas que son más ur-
gentes y más interesantes. Tampoco puede ol-
vidarse que en el perfeccionamiento de la foto-
grafia trabajaron muchísimos hombres, inclu-
yendo a grandes sabios e ingenieros do t.nlonto.
Aqui codo. paso nuevo requiere enormes esfuer-
zos. ¿Es quo esto se recompenso?
Pero Denisiuk comprendía perfectamente que
io!'l extraordinarios logros do la fotograHa ocul-
tan sus imperfecciones do principio. La fotogra-
ffo. puodc fijar en lo omulsión fotográfica sólo
\ma parte despreciable do los datos sobro el ob-
jeto fotografiado que conceden las ondas lumi-
nosas. Este defecto tampoco se ha podido eli-
minar en el cinc. Queda sin utilizar un torrente
enorme de información y no es una futilidad ol
hollar la posibilidad do aprovechar toda eso. in-
formación quo se pierdo. ¡Quien haga esto dará
un paso importante, cuyas consecuencias son di-
fíciles de prever!
217
La tiibu1a rasa
La luz solar, el areo vol talco o eualquior otra
fuente de luz se paroce, en ciorto sentido, a un
pliego de papel blanco. Efectivamente, exami-
nando el papol a través de una lupa o un micros-
copio nos podemos enterar de muchas cosas
interesantes sobre su ostructura. Pero esto sólo
a los ospecialistas les hace falta. La mayor porte
do la gente utiliza el papol para escribir o dibu-
jar. El papel, convirtiéndose on la baso de la
impresión, condujo a la revolución intelectual.
Desde haeo muchos siglos el papel sirve de prin-
cipal portador de la información quo se transmite
por medio de periódicos y revistos, y se retiene
para muchos años y siglos en las hojas de los
libros y de los netos legislativos. Desde luego,
el papel también tiene aplicación puramente
técnica. Mas aquí es similar también a la luz.
Al estudiar las particularidades de los rayos
luminosos, llogamos a sabor muchas cosas. El
astrónomo se entera de la ostruetura de las le-
janas estrellas; el fundidor de acero, de la mar-
cha de la fusión; los mismos se utilizan también
con fines tecnológicos. Para la humanidad, la
luz es un espejo on el quo está reflejado el mundo
que nos rodea y el que recoge toda la informa-
ción referente al mundo.
Tanto para el hombre como para ol animal
la función principal que desempeña la luz es
transmitir información. En el proceso de evo-
lución, la naturaleza creó ol órgano sensorial
más complejo y perfecto, el ojo. ¡Cómo sería-
mos nosotros sin vista!
La luz, reflejada por los distintos objetos
dol mundo exterior, lleva consigo rlquisima in-
formación. El ojo percibe esta luz y transmite
2t8
al cerebro la información obtenida. Precisamente
aqui es donde surge la noción sobre el mundo
exterior, noción que as primitiva en los animales
y más completa en el hombre. El ojo y el cerebro
constituyen el canal principal modiante el cual
estamos relacionados con el mundo exterior y
podemos reflojarlo on nuostra conciencia.
Viktor Obujov era miope. Tan pronto que se
quitaba las gafas, lo veía todo emborronado. El
ya terminaba la universidad y los lentes tuvo
quo ponérselos por primera vez cuando empe-
zaba la escuela, pero seguía percibiondo este
par do cristales tan baratos como un milagro.
A través de ellos se abre todo ol encanto del
mundo.
Cuando estudiaba física en la oscuola, él sa-
bfa oxplicar ya quo los cristalinos de sus ojos
tonian una forma demasiado abultada y no po-
dían crear en la retina una imagen bien clara.
Mientras tanto, los lentes cóncavos de las gafas
le ayudaban a hacer esto. Sabia también que los
présbitas, quienes tenian los cristalinos muy
planos, debían usar lentes convexos; de este
modo, los músculos debilitados del ojo podían
cumplir con su misión.
Para el escolar Víktor todo era muy simple y
comprensiblo. Mas el estudiante Obujov sentía
que tenía razón el postgraduado Denisiuk quien
afirmaba que lo complejo paroeia simple sólo
cuando se observaba suporficialmente.
Si, sí, consentía muy apresurado Viktor,
desde luego, el hombre se privaría de la felici-
dad, y la humanidad, del progroso, si la simpli-
cidad y la claridad de ln niñez no so dostru(an
bajo la presión de la vida.
Denlsiuk no so pondría a pordor ol tiempo en
explicar lo que parecia evidente, pero le era ne-
219
cosorio el interlocutor, o mejor dicho, el oyente
para perfilar los argumentos, y Denisiuk procu-
raba formular sus ideas en una forma lógica y
clara.
Así pues, la luz que düunde cualquier cuerpo
lleva una información completa acerca del mis-
mo. Además, ni ol ojo de Víktor ni la cámara
fotográfica son capaces de fijar tan siquiera una
pequeña parte de esta información. ¿No es asi?
• ¡Pues claroJ ¿Cómo Viktor podria replicar?
Le basta con quitarse las gafas para quedarse
incapaz de obrar. El ve la luz, pero no percibe
nada definido. Si en la retina no hay imagen, el
cerebro os impotente. Es incapaz de extraer
algo de la información que sigue penetrando,
igual que antes, on la pupilo del ojo, pero, como
no está regulada por el cristaliuo, .forma en la
retina algo semejante a una masa luminosa.
Víktor se encuentra en una situación difícil. Sus
ojos son deñcientos . .Poro los que tienen la vista
normal les es más fácil. Sin la menor tensión,
pueden pasar Jn vista de los objetos cercanos a
los alejados y verlo todo con precisión y clari-
dad. Cuando nuestra atención pasa do un obje-
to a otro, la curvatura del cristalino varía rcfiec-
torinmento. Un ojo con trastornos funcionales
no puede hacer esto. Tampoco puede hacerlo la
cámara fotográfica.
En la cámara fotográfico, donde la curva-
tura de los lentes dol objetivo es invariable, la
nitidez de Jn imagen se alcanza mediante la va-
riación do la distancia quo hay del objetivo a la
omulsión. Si se descompono el enfoque, en la
placa no so produce imagon alguna. Saldrá una
masa emborronada como la que le sale al miope
sin gafas. Precisamente esta enojosa propiedad
del ojo y de In cámara fotográfica os la que se-
220
fialaba Denisiuk. La imagen formada por el
lente eontieno muy poco de la imagen de los
objetos reales. De todo el vasto ospaeio, se refle-
ja con precisión solamente un plano. Todo lo
que está fuora de él, más cerea o más lejos, no
tieno nitidez. Y cuanto mayor sea la distancia
que hay hasta ol plano escogido, tanto peor sorá
la nitidez de la imagen. ¿_No es nsi?
La penpectlva
Viktor admitia respetuosamonte la irrepro-
chable lógica de los razonamiontos de Denisiuk.
Se pasaba horas enteras examinando la fotogra-
fia de un abejorro, obtenida con ayuda del tele-
objetivo. Aquí se veían bien claros los finisimos
pelitos en sus patitas y el pétalo de la flor, en
la quo ostaba sentado; sin embargo, lo demás se
desvanecía. en un fondo gris indeterminado.
¿_Qué habia alH, cuando so tomó la fotogra-
fia? Esto nunca lo sabrá nadie, aunque los rayos
de luz, sin duda alguna, transmitieron todos
los datos a través del objotivo de la cámara foto-
gráfica. Pero el objetivo, como si hubiese con-
sumido totalmente sus capacidades on represen-
tar excelentemente una parte del cuadro, des-
truyó para siompro lo demás.
Asi puos, ¿es posiblo fijar toda la información
que transporta la luz y cómo hacerlo? En esto
pensaba precisamente Yurl Denisiuk.
Lo principal que perdemos al utilizar la len-
to para obtener la imagen, es ol carácter volu-
métrico. No en vano ~xiste la oxpresión "es
plano, como una fotografia". ¿Cómo no recordar
aqui la pintura tradicional japonesa? En sus
tradiciones se destaca, sobre todo, la perseveran-
cia con quo los pintores tendían a superar el es-
221
paeio. En estos cuadros, los objetos alejados es-
tán situados sobre los objetos coreanos sin que
los últimos tapen a los primeros. Los tonos trans-
parontcs de la pintura al pastol y los borrosos
contornos armonizan tan bien con los suaves
paisajes montañosos, que el ojo no presta aten-
ción a la principal particularidad de esta pin-
tura. Pero tan pronto como en el cuadro surge
el producto de la mano humana con sus contor-
nos proeisos o si además do los paisajes alejados,
aparece el primer plano, se recuerdan los dibu-
jos infantiles. ¡Estos son planos! Sólo la viva
imaginación del niño o la costumbre, educada
a través de muchas generaciones, permite, abs-
trayéndose de la forma primitiva, repensar el
carácter espacial y material del mundo real.·
Los nifios recorren muy rápidamente el camino
para ol cual la humanidad invirtió muchos si-
glos. Ellos aprendon enseguida a dibujar en el
papel las imágenes del mundo real. Los rieles,
al perderse a lo lojos, se aproximan; los postes
telegráficos van haciéndose más pequeños. Sola-
mente más tarde los niños se enteran de quo esto
se llama perspectiva.
El dibujo y la pintura, carentes de perspec-
tiva, no tienen perspectiva. Este retruécano ás-
pero atañe en igual grado a la pintura abstracta
y a ciertas corrientes artistieas de tendencia re-
novadora. Las ráfagas de viento siompre provo-
can cabrillas en la superficie del agua. Se crea
una ilusión cabal de lo que es la corriente, aun-
que le falta profundidad.
El progreso es como un rio caudaloso: corre
por su camino, a pesar de los caprichosos sopli-
dos e incluso tempestades capaces de retener
por un tiempo su marcha secular.
La perspectiva es orgánicamente propia de
la fotografia. Las leyes de la óptica, que gobier-
nan el paso de la luz a travós del objetivo, trans-
miten a la emulsión fotográfica la imagen del
mundo extorior on completa conformidad con
las oxigencias de la perspectiva. Un objeto ale-
jado resulta más pequeño quo otro idéntico,
pero quo está más cerca. Es más, los objetos cer-
canos en la fotografía tapan todo lo que se en-
cuentra detrás de ellos, lo cual permite, en cier-
to grado, juzgar aceren de las distancias. Mas
esto no es el verdadero carácter estereoscópico.
Así lo vemos cuando cerramos un ojo.
Viktor pasaba la mirada de la fotografía del
abejorro a la reproducción del antiguo paisaje
japon~s y con aire pensativo sacudia sus gafas.
La vista estereoscópica, pensaba Víktor, es el
resultado de la conjunción de la fisica con la
fisiología. La propia física os aquí impotente.
¿Tal vez pida demasiado el postgraduado?
Cualquier porsona sabe por qué tenemos dos
ojos. Cada uno de ellos ve desde su punto de
vista. Un poco do la derecha y otro poco de la
izquierda. Y no nos damos cuenta en qué se dis-
tinguen los cuadros que vo cada uno de los ojos.
Ambos cuadros van al cerebro y éste, sin la par-
ticipación de la conciencia, analiza las diferen-
cias insignificantes quo hay entre los dos y, de
este modo, crea la idea de lo volumétrico.
Víktor no pudo descubrir en los manuales ni
en las enciclopedias quién y cuándo tomó la
concioncia de todas las ventajas quo tionen los
animales superiores al poseer dos ojos. Tampoco
encontró cuándo fueron construidos los prime-
ros gomelos que unieron dos anteojos de Galileo.
Preparando el informo para el seminario so-
bre la visión ostereoscópica, Víktor estudió los
trabajos de Helmholtz, quien a mediados del
223
siglo pasado no sólo habla puesto los cimientos
do la nueva fisiología de la vista, sino que creó
también el telestereoscopio, aparato que parecía
abrir más aún los ojos del hombre. Con ayuda de
dos paros de espejos paralelos, de los cuales los
extremos estaban separados n más de un metro,
el observador veía los objetos distanciados tan
volumétricos, como se von u simple vista los
objetos cercanos. Este principio es ahora la base
de la mayorla de los telómotros ópticos. El pri-
mer microscopio ·para obsarvar con los dos ojos
resultó ser 200 años más viejo, aunque, segura-
mente, fuera mucho más dificil construirlo.
- Es maravilloso - decla Vfktor en el se·
minario - que el primer estereoscopio, aparato
para examinar imágenes volumétricas fuera más
antiguo que la fotografia. Un tal R. Smith pu·
blicó en 1738 un dibujo apareado, preparado
especialmente por él, y describió un dispositivo
muy simple capaz de croar en ln persona, quo
miraba ol dibujo a trav6s de dicho dispositivo,
una ilusión plena de lo volumétrico. ¡A quién
de nosotros no le entretenlan semejantes juguetes
en los años infantilcsl
Viktor preparaba el informe escrupulosamen-
te; se destacó incluso mencionando de paso lo
U.cil qua era construir un par estereoscópico con
ayuda do una cámara fotográfica corriento: es
suficiente sacar dos fotografias, sin olvidarse
de desplazar un poco la cámara antes de sacar
la segunda foto. Claro quo ol objeto a fotografiar
debe quedar inm6vol. El cerebro hace su labor
infaliblemente. La simultaneidad no es obliga-
toria aun cuando se está mirando. Aquí es bas-
tante con tapar rápidamente uno u otro ojo. Lo
importante es que on cada ojo ingrese la infor-
mación correspondiente. No obstante, no hay
224
que confundir el lugRr dor~do se e-ncuentra la hnll-
geu de la deroclaa y la de la izquiordo.
Pero oqui hizo uso de la palabro Yuri Deni-
siuk, y el entusiasmo t1e Víktor so apagó.
- La cuestión consisto - dijo Denisiuk -
e.u que después do la primera pasión por In magia
de-l osLereoscopio, deco.yó su popularidad, aun-
que hay en la venta cámaras fotográficas este-
reoscópicos y estereoscopios cómodos. Causan de-
masiado ajetreo. Y, sin duda algunn, gran. pnrto
dol placer se pierdo cnaudo hay que vorlo nis-
ladamoute. El hombre es un ser social. Esto so
manifiesta incluso cuando se examina una foto-
grafía lo que es una pequeñez de por sí.
- ¿Y el cine? - comenzaron n susurrar E'n
la sala -. Usted se ha olvidado del cino.
- El cine, claro está, indicó la salida del
atolladoro. Pero sólo eu parte. El cine pretendía
dominar la estereoscopio; en cambio, rechazaba
todo lo qu~ c.~Laba relacionado con las complica-
ciones para los ospectodorcs, incluyendo las gafos
especial~.
- Perdone, perQ usted se ha olvidado de los
sistemas de trama - esto ero ol punto más i.at-
portnutc de la intervención de Víktor. - Miles
de alambriLos finos y estirados do un modo espo-
cinl, ocultaban del ojo derecho todo aquello que
estaba dostinndo para el ojo izquierdo, y a la
inversa. SolamenLo había que mover un poquito
la cabeza para situar los ojos en b posición ade-
cuada.
Cualquiera quo baya visitado el cine esLoreos-
c6pico aunque sólo fuese una vez, habrá expe-
rimentado, sin duda alguna, gran plncor al vor
el uwvimlonto de las hnágeJles volumétricas.
- Hace poco, el principio de trama - cou-
cluyó Víktor - fuo utilizado nuevamente para
lii-1551 225
obtener imágones volumétricas inmóviles. Me
refiero a las tarjetas postales volumétricas que
aparecen ya en muchos paises, aunque única-
mente sea posiblo lograr en ellas el efecto este-
reoscópico cuando se logra una gran precisión,
lo cual es accesible exclusivamente en condicio-
nes industriales, aunque tampoco en esto caso
es fácil de hacerlo. La imagen doble debe apli-
carse a un plástico transparento ospeeial, en cuya
superficie están pronsadns previamente miles de
pcqueñisimas rayitas paralelas, casi impercepti-
bles a simple vista- aseguraba ·el informante-,
aunque pueden palparse al pasar la uña por la
superficie. Sirven para orientar hacia ol ojo la
parto de lo imagen dostinada precisamente para
ésto. A usted lo da la impresión de que dentro de
la gruesa capo transparente cuelgan objetos vo-
lum~tricos y, despu~s do coger la tarjeta on las
manos, uno se quoda asombrado de lo fin1sima
que es. aY cuán fuerte os lo ilusión visual, ba-
sada on que al cerebro, en fin de cuontas, le es
indiferente cómo es la fuente que le envía las
señales! En estos casos, el cerebro parece como si
so armara eon los versos de Pushkin: "Ah, en-
gañarme no os dificil, pues me da gusto engañán-
dome a m[ mismo".
Lo cierto es que si bien Víktor no esperaba
ovaciones, tampoco esperaba objeciones. Sus
ayudantes eran los voluminosos infolios y las
expresiones de los clásicos. Pero Denisiuk puso
de nuevo el punto sobro la "i ".
- De todos modos, la estereoscopia careoe
de porvenir en cuanto a la obtención de imáge-
nes volumétricas, ni puede tenerlo. Mucho antes
de quo se obtuvieron los últimos logros en la es-
tereoscopia, so sabia ya clar8.D;lente lo que ella
era incapaz de dar en cualesquiera condiciones.
22&
Examinando u~ par estereoscópico a través del
estereoscopio o de la pantalla de trama moder-
na, usted sólo podr' ver la imagen tal y como la
ha fijado la cámara fotogr6fica. Sólo desde el
punto de vista donde estaba esa cámara. Usted
no podrá. ver al objeto un poco de lado, aunque
en este caso pudieson descubrirse los detalles
más interesantes. Y es comprensible por qué:
en la placa se fija única y oxclusivamente lo
quo "vio" el objetivo de la cámara fotogrMica.
Lo demás, que pasó de lado, se pordi6 irremedia-
blemente. Mas se perdió también una parte do lo.
información que había caído en el objetivo. Se
pudo fijar, poro se perdió inútilmente. Perdónen-
mo, pero vuelvo a repetir que no sabemos fijar
aún toda la información quo la luz transmite.
El antecesor
La muerte do Yudin fue un duro golpe pnrn
Donisiuk. En aquol tiompo todavin le considera-
ban una persona extravagante y sus lrabajos no
los tomaban on serio.
Poco más tarde, Denisiuk vivió otrn conmo-
ción. Uno do los colaboradores dol Instituto de
Optica, que acababa de regresar dol extranjero,
trajo una recopilación de anotaciones de infor-
mes, loídos en la conferencia en la que él había
participado. En lns anotaciones de uno de los
••• 2.43
informes, ,que Denisiuk estimaba interesante,
descubrió una alegación n un artículo do Denis
Gabor. ¿Qué le había conmovido? So apresuró
a la biblioteca y - ¡qué horror! - leyó, clara
y exactamente, lo que él había anotado en mu-
chas variantes en su libreta de laboratorio.
Las mismas ideas acerca do la imperfección
de la fotografia, las mismas ideas sobre la posi-
bilidad de fijar el campo ondulatorio del objeto.
A Denisiuk le !pareció que había repetido un
trabajo realizado por Gabor diez afios antes ...
Rebusc6 todos los trabajos de Gabor quo te-
nía a su alcance. Estuvo varios días y noches le-
yendo sin levantar cabeza ... hasta que, por fin,
se lo alivió el corazón. Si, ellos aspiraban a
una mismo. finalidad, partían de las mismas pre-
misas, pero fueron por vías distintas. En sus tra-
bajos había mucho común. Mas hahía también
distinciones extraordinariamente important~. Y
no oran simplemente distinciones. Co.da cual
había logrado algo diferente.
Denisiuk opinaba que la mejor manera de
comprender el complejo problema era exponerlo
a otro individuo. Por eso, recordándose de la
escrupulosidad y ol esmero del informe que ha-
bía hecho Víktor en el seminario anterior, De-
nisiuk lo propuso a éste que preparara un infor-
me para el círculo estudiantil sobre los trabajos
de Go.bor y le ayudó con mucho gusto.
Denis Gabor, miembro do la, Ro al Sociedad
de Gran Bretaña, poseedor de muchos grados y
títulos cientificos, nació en Budapest, donde
comenzó a estudiar oloctrotécnjcn después de
terminar la escuela. En Berlín terminó la ense-
ñanza especial¡ en 1927, recibió el diploma de
doctor-ingeniero por ol trabajo "Registro de los
procesos transitorios en circuitos eléctricos con
244
ayuda del oscilógrafo catódico". En este trabajo,
él fue el primero que utilizó, para registrar los
procesos transitorios, la lente magnética con
núcloo de hierro y el circuito electrónico biesta-
ble. Tanto lo uno como lo otro se utiliza. mucho
en los dispositivos especiales, incluyendo las
computadoras, y en la mayoria de los televiso-
res.
Gnbor trabajó muchos aiíos en BerHn investi·
gando la descarga eléctrica en los gases, incluyen-
do también lo que ahora se denomina plasma. En
el curso de estos trabajos inventó el método de
unir ol metal con el vidrio, aplicando bandas
finas 'tle molibdeno.
Poco tiempo después de que los fascistas as-
cendieron al podor, Gabor abandonó Berlín y
se trasladó a Londres, en donde inventó el tubo
catódico con memoria, muy utilizado on las
computadoras y en los radares.
Como resultado de un prolongado trabajo,
aquí inventó también un nuevo método de obte-
ner imágenes.
En aquel tiempo, Gabor consideraba como
tarea importantísima la de perfeccionar el mi-
croscopio electrónico. Este aparato se diferencia
del corriente no por el principio de acción, sino
por que aqui la imagen no la forman las ondas
luminosas, sino los electronos que inciden en la
emulsión fotográfica después de pasar a través
del objeto a investigar. En el lugar de la emul-
sión, donde había caído un electrón, aparece un
ennegrecimiento después del revelado. Allí donde
cayó un número mayor de electrones, el ennegre-
cimiento es más intenso.
Las lentes que se utilizan en el microscopio
electrónico se distinguen, desdo luego, de las
lfmtes ópticas. Son lentes magnóticns o eléctricas,
245
cuyos arrollamientos o electrodos crean corros-
pondiontemente campos magnéticos o eléctri-
cos que distorsionan las trayectorias de vuelo
do los electrones, análogamente a como las len-
tes ópticas distorsionan los rayos luminosos. A
pesar de la esencial diferencia física de estas
]entes, los resultados de sn acción son bastante
próximos.
El microscopio electrónico, igual que el óp-
tico, forma en el plano, en que está situada la
emulsión fotográfica, una imagen clara y pre-
cisa, pero solamonte de una pequefia parte del
objeto que se está investigando. La nitldez de la
imagen de las otras partes se obtieno médiante
el desplazamiento correspondiente de la emulsión,
así como alterando la corriente que pasa a través
de las lentes magnéticas o la tensión en las len-
tes eléctricas. Es imposible obtener simultánea-
mente en la emulsión una imagen nítida en todo
el grosor del objeto. Las partes del objeto que
bon quedado fuera del foco, sólo dan en la foto-
grafía un fondo que empeora la calidad de la
imagen y no da información complementaria
alguna acerca dol objeto.
Gabor volvia una y otra vez a la idoa de que
el flujo de electrones que pasaron a través del
objeto, llevaba consigo una información comple-
ta acerca de todas las interacciones experimen-
tadas por los eloetrones en ol grosor del objeto.
Y en él habfaso fortalecido la. aspiración a hallar
el método para utilizar esa información. Compren-
d(a que el 6xito alcanzado on la solución de esto
problema especial tendría una significación mu-
cho más amplia. Pues también la luz que cao
sobro el objetivo de l:l eámnra fotográfica o
sobre la pupila del ojo, contiene amplia infor-
mación acerca de todos los objetos, do donde
246
parte la luz. Sin embargo, ni el ojo, ni la cámara
fotográfica, ni tampoco el microscopio electró-
nico pueden crear simultáneamente una imagen
nítida de todos los detalles, independientemente
del lugar en que se encuentren éstos. Tal es la
naturaleza de la formación de la imagen con ayu-
da de lentes. Las lentes reproducen en el plano
solamente los objetos planos, situados en deter-
minados planos "conjugados". El ennegrecimien-
to de la omulsión fotográfica os proporcional a la
intensidad de los flujos influyentes de fotones o
electrones. Como resultado, la emulsión fotográ-
fica fija solamente una parte insignificante de
información transportada por la luz o los elec-
trones.
Gabor fue el primero que contrapuso la po-
breza de la imagen fotográfica a la riqueza de la
información que contiene el flujo luminoso o
electrónico. Indicó tambi~n el camino para su-
perar esta divergencia.
La holograffa volumétrica
Después de estudiar atentamente los traba-
jos de Gabor y de compararlos con los suyos,
Denisiuk pudo estnblecor con plena evidencia
tanto la comunidad de sus idoas como su profun-
da diferencia.
Lo común oqui ora ol problema de la repro-
ducción del objeto medianto la fijación del campo
ondulatorio que partía del objeto. Era común
el método de fijación, basado en la comparación
de este campo ondulatorio con ol campo de ondas
de referencia; por: ojemplo, con ol campo de ondas
esféricas. Y, por fin, común era el método de
descifrar la impresión, durante ol cual se enviaba
nl holograma (a Denisiuk le gustó ese término)
una onda cuya estructura era igual que la do la
onda de referencia, utilizada durante lo obten-
ción del holograma. Con ello se limitaban los
rasgos comunos. En su fondo fCsaltaba clara-
mente la diferencia y se veían 'bien las causas
por las cuales los científicos babian tomado dis-
256
tintos caminos. Gabor había partido del micros-
c.opio olectrónico. Es posible que precisamente
por eso en sus experimentos ópticos el haz do
referencia de luz se dirigía a la placa por el mismo
lado que la luz desdo el objeto.
Denisiuk, aunque es posible que lo hiciose
inconscientemente, se apoyaba on el experimento
de Lippmnnn, en el que estos haces do luz caían
sobre la emulsión desde los distintos lados. Los
máximos intorfercncialos en los exporimontos de
Gabor estaban relativamente lejos uno del otro,
y en cada sector de la emulsión se contaba con
uno de ollos, nada más. Puede decirse que la
emulsión daba una socción plana del campo de
ondas estacionarias. En los experimentos do Deni-
siuk los máximos interferenciales estaban situados
muy corea uno dol otro, asi que en el grosor de
la emulsión cabían muchos de osos máximos.
En la emulsión se lijaba la estructura volumé-
trica de las ondas estacionarias. Por e.so a Dc-
nisiuk, naturalmente, le hacían falta emulsiones
do alta calidad.
Estas diferencias, que parocínn insignificnu-
tes, conducían a consecuencias sustanciales. Des-
cifrar los hologramas planos de Gabor y exami-
nar el objeto que estaba fijado en ellos era po-
sible solamente con una luz tan monocromntica
(unicolor), como aquella con la que se babia ob-
tenido el holograma. Pero la escasa sensibilidad
del ojo conducia en este caso a la brusca limit-a-
ción del volumen del espacio reprcsontado por
ol holograma. Parn que aumente el volumen hay
que hacer más estrecho el espectro, mas el em-
pleo de filtros de banda pasante estrecha dismi-
nuye ol brillo de la luz y entonces el ojo no ve
nada.
Los hologramas volumétricos de Donisiuk puc-
17-1551 257
den verse con luz blanca viva. Ellos mismos,
análogamente a las fotografías de Lippmann, fil-
tran la parto necesaria dol espectro. Y el empleo
do filtros do banda posanto estrecha durante la
obtención do los hologramas no so limita con
la sensibilidad del ojo. Esto coalduee solamento
al aumento del tiempo de exposición. Esto di-
ferencia de por si le daba ya a Denisiuk lo posi-
bilidad de utilizar la holografía allí, donde el
método de Gnbor era inaplicablo.
Mas se descubrió también otra diferencia esen-
cial. Al examinar los hologramas de Gabor se
formaban al mismo tiempo dos imágenes del
objeto: la real, semejante a la que se ve a travtb
de un lente convexo, y la virtual, análoga a la
que surge en un espejo corriente. Las imágenes
se superponian una sobre ln otra provocando
interferencias mutuas.
El método de Denisiuk conducía a la recons-
titución simultáneo de una sola imagen del
objeto. Esto podía sor la imagen real o la vir-
tual, en dependencia del lado del que so dlrigia
el haz de luz hacia el holograma durante la re-
constitución de la imagen. Merced a esta pro-
piedad de la holografía voluméflrica, no surgían
las distorsiones que oran propias del método do
Gabor.
No monos evidentes eran también las diferen-
cias entre el holograma volumétrico de Denlsiuk
y la fotografía en colores do Lippmann, aunq.ue
les unía el que los dos se basaban en el surgi-
miento de un sistema espacial en el grosor de la
emulsión, sistema correspondiente a la distri-
bución do vientres de ondas estacionarias lumi-
nosas. En las fotograffas de I;ippmann la luz
blanca, reflejada del objeto, cae en el objetivo
y éste dibuja la imagen plana del objeto en la
2S8
emulsión. El espejo de mercurio, reflejando atrás
la luz que babia pasado por la emulsión, forma
en ella el sistema de ondas estacionarias. Des-
pués del revelado, on la emulsión aparecen capas
do ennegrecimiento que separan do la luz blanca
los colores que •epi u tan" la imagen.· Todos los
datos acerca de la estructura espacial del objeto
se pierden o consecuencia de la combinación dl!
las propiedades específicas del objetivo y de la
9mulsión fotográfica.
En el holograma do Denisiul<, el espejo que
origina el hoz de referencia do luz está algo se-
parado de la !"mulsión. Dcnisiuk so vale do lu
luz monocromática ordenada por el filtro y se-
parada do la radiación do la lámpara de vapor
de mercurio. Y sacrifica la reproducción de los
colores del objeto. Pero puedo pasarso sin ob-
jetivo, sin la formación diroctn de la imagen, y
gracias a esto o.dquiore la posibilidad de fijar
totalmente la información acerca do la QStructura
espacial del objeto y de su forma. .
Mas Denisiuk llama volumétrico a su holo-
grama no porque éste sea capaz 4o reproducir
la forma espacial del objeto, lo cual puedo lo-
grarse también con ayuda del holograma plano
de Gabor, sino porque au holograma so forma
en todo el volumen de la emulsión de capa gruesa.
Esto es lo único que lo permite reconstruir lo.
imagen on luz blanca y evitar la.s distorsiones
propias de los .hologramas de Gabor.
A diferencia de Gabor, Denisiuk no cosaba
el trabnjo en ol campo de la holografia. La cosa
avanzaba lentamente. El principal obstáculo
soguia siendo la nusoncia do una fuente do luz
adecuada. Mas es posible quo Denisiuk presin-
tiera la futura· revolución en esta rama, pues la
electrónica cuántica ya en aquel entonces habfa
259
alcanzado un alto nivol do dosarrollo. Dcnisiuk
no so dedicaba a ella: le bastaban sus proble-
mas. No obstante, seguía atontamente los tra-
bajos de Básov y Prójorov, así como los art.ícu-
los do otros científicos soviéticos y extranjeros.
Desde luego, también para Denisiuk la no-
ticia acerca de la creación del primer láser fue
una sorpresa. Se puede comprender ol profundo
parentesco que existe entre las ondas hertzianas
y la luz -y reconocer lo posibilidad, en principio,
de obtener ondas ópticas que po~ su ordenación
-coherencia- no ceden a las ondas hortzianas;
observar cómo Básov, Prójorov y Townes con
sus colaboradores marchan en esta dirección.
Pero quién podría predecir que precisamente
en 1960, casi a un mismo tiempo, Maiman creara
el lásor a rubí y J a van con sus colaboradores,
el láser a mezcla de helio y neón.
Naturalmente, los primeros láscres eran im-
perfectos, pero estaba clara la cercana perspec-
tiva. Merced a los esfuerzos do ·muchos ci~n tí-
ficos, ésta se convirtió pronto en una realidad.
Los láscros ya son tan establos quo con un sis-
tema de ondas luminosas estacionarias ordena-
das puedon cubrir volúmenes do dimensiones de
muchos metros cúbicos.
Eso era precisamente lo que le hacía falta a la
holografia. Ante ésta se abrían ahora enormes
posibilidades.
No cabe la menor duda de que Denisiuk co-
menzó en seguida a trabajar con los láseres. Estos,
originalmente, no proporcionaron cambios en
su método. Sólo que con ellos era más cómodo
y más fácil trabajar. Sustituyendo la lámpara
de vapor do mercurio con el filtro por el láser,
Denisiuk pudo obtener el holograma mucho más
rápidamente y, en una serie de casos, los obtenia
260
prácticamente al instante. Esto era una circuns-
tancia muy importante.
Ahora, la holografía no sólo tiene que tratar
con objetos en miniatura especialmento prepa-
rados ni tampoco con las piezas do ajedroz y
juguetes, sino con los objetos do la vida habi-
tual y la técnica, y en la técnica la rn pidez do
investigación juega un papel primordial.
El láser aportó otro logro muy importante n
los trabajos de Dcnisiuk. El holograma volu-
métrico es capaz do recordar una información
tan completa aeorcn del objeto que ilumin!n-
dolo con tres lásercs de radiación azul, vorde y
encarnada, Denisiuk consiguió hologramas que
bajo la luz solar no sólo daban una imagen vo-
lum~trica, sino también policroma.
Pero Denisiuk es realista, sabo aprociar sen-
satamonto tanto las nocesidadcs de la técnica,
como del nrte. El no pretendia, ni mucho menos,
valerse de eso para. competir con las baratas y
cómodas emulsiones fotográficas modernas que
fijan la imagen en colores con la iluminación
natural, codificando direetamento la imngen en
los tres colores básicos. Vio on los lásores un
medio para obtener imágenes que fuesen a la vez
volumétricas y en coloros.
Los competidores
Al poco tiempo se supo que el holograma de
Denisiuk no era la única variante posible de la
holografla a baso do la emisión láser. El láser
result6 ser un arma muy fioxiblo que todos po-
dian omploar a su manorn. Pues también un
simple lá.piz en manos de distintas personas da
rt'sultados disimiles: uno escribe una novela;
otro, un sonoto; ~1 tercero, un porte. lndepen-
261
diontemonto de Denisiuk y despulis de aparecer
los láseres, comenzaron las investigaciones en la
roma do la holografía los colaboradores de lo
Universidad de Miehignn, Lcith1 y Upatnieks.
Antes habíanse especializado en la radiofisiea
y les ero fácil sontir la comunidad de principio
que exist.ía entro las ideos de Gabor y algunos
métodos que se utilizaban on la rodiotécnica
desde hace tiempo. Por oso, sin ninguna duda,
pudieron prever los posibilidades, extraordina-
riamente amplias, que se abrían ante la holo-
grafia con el ompleo de los láseres, ostos ministros
plenipotenciarios de la radiotlicnica en el reino
de la óptica.
El transmisor emite al espacio ondas hertzia-
nas de una frecuencia totalmente determinada.
Las mismas son coherentes on sumo grado. Pero
en esta forma las ondas hertzianas llevan la
cantidad minima de información. Luego de que
~stas se reciben, lo único que podemos saber es
que el receptor está conectado, medir su fre-
cuencia y determinar el lugar de dislocación.
Para transmitir por radio cualquier informa-
ción es necesario perturbar la co.nstancia de las
ondas hertzianas, introducir en ellas la infor-
mación que se quiera transmitir. Para esto, po-
demos variar la amplitud, la frecuencia o la
fase de lo onda. Dicho procedimiento se deno-
mina modulación: modulación do amplitud, de
frecuencia o de faso, respectivamente. A la onda
hertziana, con la quo se efectúa ese procedimien-
to, los radistas la llaman onda portadora.
Para que en el lugar do ln recopción pueda
oxtraerse de la onda portadora modulada lu in-
formación, que lista lleva consigo, os menester
efectuar uno operación inversa a la modula-
ción: lo demodulación. Como resultado, se for-
262
man sefialos por medio de las cuales en la pan~
talla del televisor se reconstituyen las imigenes
transmitidas, o tambi6n con la ayuda de un
altavoz se restituye el sonido transmitido.
Uno de los métodos más simplos que ahora
casi no se usa en la radiotécnica es la recepción
heterodina. La portadora modulada se mezcla
en el recoptor con la señal del oscilador local.
Esta sefial de referencia coincide exactamente
en frecuencia con In señal del transmisor, y un
simple dispositivo hace que se resto de la señal
que se recibe. En la diferencia se queda lo que
se introdujo en la portadora durante el proceso
de modulación. Queda la información, cuya trans-
misión constituyo precisamente la finalidad de la
radiocomunica~ión. Lelth y Upatnieks compren-
dieron que la aplicación del láser permite rea-
lizar las ideas de Gnbor por una vio totalmonte
análoga.
La luz del láser, que posee alto grado de co-
herencia, juega el papel de portadora. Al disper"'
sarse la luz del objeto, se infringo la rigurosa
constancia de las ondas de lber. Esto no es más
que la modulación. Los distintos puntos del
objeto infinyen de manera diferente en la am-
plitud y en la fase del sector correspondionte
de la onda. Cada punto del objeto transformo
su parte incidente do la onda en él, en una onda
esfiSrlca dispersiva, portadora de la información
acerca de las Propiedades 6pticas de ese punto
de la superficie del objeto. Todo el sistema de
ondas quo so dispersan del objoto contiene la
más complota Información (de lo. posible infor-
mación optica) acorca del objeto. Si unn porte
de estas ondas ene en nuestro ojo, voromos ol
objeto.
Leith y Upatnioks se plantearon la taru de
263
fijar en la emulsión fotográfica toda la infor-
mación que contieno la luz del láser dispersada
por el objeto. Colocaron una placa fotográfica
de tol modo quo cayera en ella parte do las ondas
dispersadas, y con ayudo de un espojo le dirigie-
ron un haz de luz directamente del láser. Por
analogía con la radiotknica, lo denominaron
haz de referencia.
En el proceso de interacción de lo onda, que
llegó del objeto, y la onda de referencia, el mé-
todo do Leith y Upatnieks no se diferencia en
absoluto del m6todo de Denisiuk. En aquella
parte del espacio, en la que el haz de referencia
de luz se sobrepone a la luz dispersa, surge el
sistt:lma de ondas estacionarias. Dichas ondas
perciben toda la modulación que el objeto aporto
a la luz que sobre éste incide. Do este modo, la
información completa aeorca del objeto se trans-
mite a la onda estacionario. Pero como a cada
punto del espacio llegan, de cada uno de los
puntos de la superficie del objeto, ondas disper-
sas, esta información queda impresa en cual-
quier punto de lo onda estacionaria. La infor-
mación se fija igualmente en cada punto de la
placa fotográfica situada en un lugar donde si-
multáneamente puede actuar sobro ella la luz
dispersada por el objeto y el hoz de referencia.
La diferencia radical con ol método de Deni-
siuk se manifiesta en ta etapa de interacción de
la luz y la placa. Leith y Upatnieks, igual que
Gabor, utilizaban placas cubiertas co11 una capo
delgada de' emulsión. Por eso en sus placas no
cabian a la vez varios vientres de la onda esta-
cionaria. Tampoco so formaba nada parecido
ol filtro óptico de capas múltiples, que a Deni-
siuk le permitió restituir la imagen por medio
de la luz blanca.
264
La emulsión de capas delgadas atraviesa el
sistema de ondas estacionarias, igual que la
sierra un tronco, descubriendo el slstema oculto
de o.nillos anuAles. Como resultado, en la emul-
sión se forma un dibujo muy complejo, en el que
está comprendida toda la información. La dife-
rencia en ol grosor de la capa de emulsión foto-
gráfica fue lo que produjo la diversldo.d sustan-
cial en la estructura del holograma, y esto, na-
turalmente, dejó sus huellas en In etapa do res-
tauración de la imagen.
El holograma que Leilh y Upatnieks obtuvie-
ron babia que iluminarlo con luz de láser; ésta
desempeñaba la misma función que la señal del
heterodino en el radiorreceptor. Pasando a través
del holograma, la luz resulta ser modulada, per-
cibiendo toda la información que contiene el
holograma. Al mirar n través del holograma, se
ve, igual que en el método de Denisiuk, la imag0n
estereoscópico del objeto, que pareco eslar en
vilo detrás del holograma. Aquí aparecen todos
los efectos que ya conocemos, mas a diferencia
del precedente, el color de la imagen no coincide
con el color del objeto, sino con el del haz de
láser.
La diferencia esencial que existe entre el ho-
lograma plano y el holograma volumétrico se
pone de manifiesto al intentar utilizar luz blanca
po.ra reconstruir lo imagen. El holograma vo-
lumátrico de Denisiuk, que actúa igual que un
filtro interferoncial de capas múltiples, solecclona
de la luz blanca aquella longitud do onda, mo-
diante la cual habíase obtenido ol holograma,
así que la imagen reproducida tiene oxoctamento
el mismo color. El holograma plano se compone
de una sola capa llena de puntos y lineas, que se
formaron a consecuencia de que el plano de lo
emulsión fotográfica cortó el espacio relleno por
la onda .estaCionaria. Este holograma no puede
realizar una tal tarea. Al iluminarlo con luz blan-
ca, no dará. nada en absoluto.
El holograma plano, igual que el volumétrico
contiene una información comple'ta referento a
la forma del objeto, pero, a diferencia del holo-
grama volumétrico, el plano no contiene infor-
mación acerca del color del objeto.
La realidad y la llus14n
No- obstante, éste es precisamente aquel caso
on que la debilidad so convierte en fuerza. De-
bido a qua el holograma plano no posee las pro-
pied~des do un filtro de capas múltiples y es
insensible al color del objeto, nosotros podemos
recpnstruir lo. imagen impresa en él por medio
de un lá.ser cualquiera, y no sólo por el usado
durante la obtención del holograma. Es m6s,
si al reproducir el holograma plano se utiliza
una radiación do mayor longitud de ondas, que
cuando se· hace la impresión, result.ará. aumentad11
lit imagen. Por ejam¡Ho,.si el holograma fue ob-
tenido en rayos ultravioletas con longitud de
0,23 micrones y la imagen se reconstruye por
medio del láser a rubf, el aumento equivaldrá
a tres. Para los hologramas, ·obtenidos en rayos
Roentgon o con ayuda del microscopio electró-
nico y que se restituyen en la luz visible, el au-
mento alcam.ará centenas de veces. Luego ha-
blaTemos más detalladamente acerca del micros-
copio holográfico, quo proporciona aumentos
aún inayores. Ahora trat.aremos de comprender
cómo produce ese método la ilu$16n on colores.
Si al holograma plano se le ilumina con luz
blanca, on él surgirán simultánoamonte muchí-
266
simas imágenes del mismo objeto, pero cado. una
será en un co~or y en distinta escala: las imá-
genes rojas al :máximo serán dos veces mayores
que las imágenes violot.as más intensas. Y todas
las imágenes forman ante los ojos del observador
up. velo gris.
No obstante, con ayuda del holograma plano
puede obtenerse una imagen volumétrica tri-
color. Para esto es preciso imprimir en un holo-
grama la información acerca del objeto en tres
colores - azul, verdo y rojo - y aplicar simul-
táneamente, al reconstituirse la imagen, tres
láseres con osos mismos colores.
La segunda diferencia importante entre el
holograma plano y el volumétrico consiste en
que se producen simultáneamente dos imágenes
del objeto: la real y la virtual. Se llama imagen
real aquella que so forma sobre una pantalla;
por ejemplo, en la pantalla de cine o en la placa
fotográ.fica que está detrás dol objetivo. La ima-
gen virtual, en. cambio, es imposible observarla
directamente en la pantalla. Es necesario t-rans-
formarla previamente en imagen real con ayuda
de una lente convexa. Sin embargo, la il:nagen
virtual se puede ver a simple vista debido a
que el cristalino, como lente convexa, la trans-
forma en la retina on imagon real. La cuestión
consiste en que el holograma plano no posee la
propiedad de un filtro óptico de capas múlti-
ples. El haz de referencia do los rayos láser, que
sirvo para reconstruir lo imagen, al llegar al
holograma plano so desdobla en tres haces. (En
realidad, surgen varios haces más, pero son tan
débiles que no juegan ningún papel en la. for-
mación do la imagen.) Uno de estos haces es la
continuación 1lel haz de referencia, quo para no-
sotros no tiene importancia alguna. El segundo,
21.7
que forma un ángulo con el primero, está com-
puesto de rayos divergentes. Son una copia exac-
ta de los rayos divergentes de la luz difusa, que
partieron del objeto en el momento do obtener
el holograma. El tercero forma la imagen real.
La gran intensidad y la alta coherencia de la
luz de los láseres permitieron a Lcith y Upat-
nieks situar el espojo lejos de lll placa fotográ-
fica¡ además, de tal modo que el haz de referen-
cia de la luz que viene del espejo cao sobre la
placa con inclinación hacia la luz dispersa por
el objeto. Merced a esto, durante la reconsti-
tución del holograma no so sobreponen la ima-
gen real y la imagen virtual, lo cual no deja que
se produzcan las distorsiones propias del método
originario de Gabor.
He aquí lo que relató acerca de la holografía
un cientifico que está trabajando activamente
en su aplicación.
- Puedo uno imaginarse - decía éste - que
los rayos de la luz difusa, los cuales, duranto la
obtención del holograma por acción del hoz de
referencia fueron transformados en el sistema
de ondas estacionarias, se "congelaron a prisio-
uados" en el holograma. En cambio, el haz de
referencia aplicado para la reconstitución de la
imagen los "descongela" y las ondas luminosas,
como si no hubiese ocurrido nada, continuaban
su viaje. Si éstas caen ahora a la vista de un ob-
servador, él verá el mismo cuadro que si el ob-
jeto estuviese en ol lugar do antes. El objeto pa-
rece que se encuentra dotrás del holograma, como
si estuviera al otro lado do la ventana. Y mo-
viendo la ca boza, ol observador podrá contem-
plarlo desde distintos puntos de vista, formán-
dose una impresión completa del carácter este-
reoscópico del objeto real. La imagon es, dosde
268
luego, virtual. Si ponemos en vez dol ojo una pan-
talla, no veremos la imagen on ella. Sin ombargo,
sf la podemos obtenor poniendo una lente con-
vexa entre ol holograma y la pantalla. Despla-
zando la lente con rolación a la pantalla, se ob-
tienen imágenes nitidas de los distintas partes
dol objeto, igual quo ocurro en lns cámaras fo-
tográficas o al utilizar el anteojo.
Mas esto uo es todo - continuó -; del ho-
lograma brota otro haz de luz quo contiene in-
formación sobre el objeto. Está compuesto de
rayos convergentes que so unen en los puntos
situados delant.e dol holograma, ostrictamento
simétricos a los puntos donde dotrós del holo-
grama convergen las continuaciones no oxisten-
tes de los rayos divorgontes del haz quo forma
la imagen virtual. Si se llenara con humo aque-
lla región del espacio, adonde están dirigidos los
royos convergentes, la imagen real aparecerá
en toda su n~turalidad. Parece como si está
colgando en esto velo de humo. Y si usted se
sitúa, con relación al holograma, eu un lugar
desde donde se divisa a través del holograma
la imagen virtual, aparecerá una ilusión sor-
prendente. Luego, dirigiendo la mirada de la
nube de humo con la imagen real en vilo, al ho-
lograma, detr4s dol cual se vo la imagen vir-
tual, usted se sonlirá igual que si estuviera anto
un espejo. La imagen real le parecorá un objoto
real, mientras que la imagen virtual, su imagen
especular.
Es más, si situamos una pantalla blanca donde
se encuentra ln imagen real, en ln pantalla apa-
recorA una imagen brillanto y nitidaJt Alejando
y aproximando un poquito la pantalla con res-
pecto al holograma, lograriamos hacor más ni-
tidas tal o cual parto de la imag~n. 1Y esto es
269
posible sin nlnguna necesidad de lentest Pues
las lentes no se utilizan ni al ejercerse la impre-
sión, ni al renllznrso la reproducción del holo-
grama.
En los hologramas volumótricos de Denisiuk
so puede obtener también la imagon roal. Lo
único que hoce falto os dirigir hacia 'ste el haz
de referencia de luz en sentido o.puesto al de an-
tes. Dojando entrar el humo al lugar donde antes,
a través dol holograma, veíamos la imagen vir-
tual, ahora veremos la imagcf!. real. Natural-
mento quo es imposible verlas al mismo tiempo.
A pesar do las grandes ventajas que poseen
los hologramas volum,tricos - la posibilidad de
restituir la imagen con la luz blanca sin necesi-
dad de emploar el láser, así como de obtoner
uun imagou en vez de varias,. como en el caso
de los hologramas planos -, los hologrnmas pla-
nos tienen hoy dia mayor aplicación, lo cual se
debe a causas puramente té<:nicas. Las emulsio-
nes fotográficas de capa gruesa actuales absor-
ben la luz de manera perceptible. Por eso, cuan-
to más profunda sea la capa de omulsión, menos
información ella recibirá, principalmente acerca
de aquellos detalles del objeto que están menos
iluminados o que reflejan peor lo. luz.
Para los hologramas planos se utilizan emul-
siones cuyo grosor es menor que la mitad de la
longitud de onda del láser utilizado. Está claro
quo la absorción no juega aqui un papel esen-
cial.
Las ventajas potencialos de los hologramas
volumétricos y, en particular, ¡a posibilidad de
concontraf gran cantidad de información en el&-
mentos de pequeñas dimensiones, estimulan los
esfuerzos con el fin de crear nuevas emulsiones
fotográficas especiales y buscar nuevos procesos
270
que permitan fijar la información contenida en
las ondas estacionarias.
Uno de estos procesos es la formación do con-
tros coloreados en algunos cristales transparentes.
Tales centros se forman en los crist.olcs bajo
la influencia de los olectrones o fotones, quo
poseen energin bastante grande. La probabilidad
de formarse ~entros colpreo.dos con enorgía fi-
jada de la radiación excitatriz es proporcional
a la densidad de la energia de radiación. En ol
caso de las ondas estacionarias, es mayor en los
vieJltres y menor en los nudos. Por eso la inten-
sidad de coloración, igual que la intensidad do
ennegrecimiento de la emulsión fotográfica, re-
sultan proporcionales a la intensidad de la onda
estacionaria. La gran ventaja de ese método es
la posibilidad de principio de borrar el holo-
grama obtenido y de utilizar reltoradamente el
cristal. En algunos cristales esto se logra me-
diante un simple calentamiento. Desafortuna-
damente, tales cristales no encoutraron aún apli-
cación en la holografía práctica.
A la profundidad de la materia
La holografía moderna, basada en ol empleo
de los láseres, que por su coherencia superan in-
monsamonto a todas las demás fuentes de luz,
apenas cuenta. con unos diez años. ¿Qué es lo
que ya puede J¡acer y qué promote en el futuro?
La holografía puede competir exitosamente,
aunquo parezca sorprendente, con la fotografía
corriente que usa objotivos, incluso en su rama
cumbre: la obtonción de· imágenes planas en
negro y blanco. Las posibilidades de la fot"ogra-
fía corriente se limitan en dos sentidos. El poder
resolutivo, es decir, la capacidad de reproducir
271
por separado dos pequeños detalles de la ima-
gen, es limitado por la calidad ·del objetivo y
la calidad de la emulsión fotográfica. En el
mejor do los casos, la imagen puede contener
detalles con dimensiones de cerca de una centé-
sima da milímetro. A voces es importante tam-
bién la cnpacidnd do ln emulsión para repro-
ducir la gradación del brillo del objeto. El mejor
material fotográfico permite reproducir no más
de cien grados entre el sector má.s blanco y el
más oscuro do la imagen.
El poder resolutivo del holograma depende,
principalmente, de su tamaño gue, a su vez,
puede sor limitado por las propiedades de la
fuente de luz. No obstante, en la actualidad el
limite del poder resolutivo del holograma no se
determina con esto, sino con las propiedades
de las emulsiones fotográficas, en las cuales se
fijan los hologramas. Ya existen emulsiones fo-
tográficas con poder resolutivo de hasta diez
mil lineas on un milímetro. Su sensibilidad es
muy baja, y por lo tanto la duración admisible
de la exposición puede alcanzarse solamente me-
diante el empleo de láseres.
Para muchas aplicaciones es extraordinaria-
mente importante que durante la impresión ho-
lográfica cada punto del holograma reciba in-
formación simultánea acerca de todos los pun-
tos del objeto. Después, durante la restitución
de la imagen, cada punto del holograma parti-
cipa en la formación de cada punto de la imagen,
por consiguionte, cualquier punto de la imagen
se sintetiza por medio de todo el holograma.
Procisamen te gracias a ello, la holografia puede
realizar un poder resolutivo récord y dar una gra-
dación tonal cien veces más detallada que lo
que pudiera ser para dos puntos vecinos de la
271
emulsión fotográfica. Desdo luego, para valerse
de toda la riqueza de los semitonos impresiona-
dos en el holograma, no merece la pona ni si-
quiera intentar do reproducir la imagen on el
papel fotográfico. Nosotros sabemos ya que este
papel no es capaz. de hacerlo y perderíamos todo
lo que hemos ganado. Desafortuuadament.e, en
lo sucesivo, basta que no se elabore un nuevo
material fotográfico, la riqueza que suponen los
semitonos impresos en el holograma, es posiblo
de realizar únicamente para fines ciontHicos,
cuando la imagen se investigue con los fotorre-
ceptores correspondientes.
Cuanto menor sea ol trozo de holograma que
hay que utilizar para la reconstitución do la
imagen, tanto más pobre será la gama de los
brillos y tonto menor, el poder resolutivo. No
obstante, incluso una parto muy pequeña del
holograma es capaz de formar la imagen del ob-
jeto completo, aunque dichas imágenes contienen
cada vez menos dotallos y se hncen cada vez más
monótonas a medida que se reduzca la superfi-
cie del holograma utilizado.
Es natural considerar qut' los más próximos
a ln fotografía son el cine y la televisión e inten-
tar aplicar a ellos los métodos de la holografia.
El cine holográfico ya existe, aunque se está
utiliundo, por ahora, sólo en trabajos de inves-
tigación. La poca d urnción de los destellos do
los láseres quo dan impulsos gigantes - unas
cienmillonésimas de segundo - permiLa fijar la
distribución instantánea y el movimiento de los
granos de polvo, lns gotns de llu vin y de niebln
en el aire, las pnrtículns sólidns en el chorro de
gas de ios motores cohetes, los burbujus y los
pequoños organismos en los torrentes de ngua.
Rodando los cuadros del holograma a ritmo lento
18-U.Si 273
o deteniéndolos Incluso, so puede estudiar bien
la distribución volumétrica de los detalles más
importantes, efectuar mediciones precisas u otras
observaciones inaccesibles en los procesos natu-
rales rápidos.
La vía hacia la creación de peHculas holográ-
ficas de argumento experimenta dificultades pu-
ramente técnicas, relacionadas con la necesidad
de utilizar láseres superradiantes y de crear peH-
culas cinematográficas especiales. La superación
do estas dificultades es cuestión de tiempo.
La información tan voluminosa registrada en
el holograma dificulta mucho .su transmisión
por ol canal de tolovisión. Los cálculos demues-
tran que para eso hay que aumentar centenas
de veces la banda del canal de televisión, lo cual
será posible únicamente cuando la televisión
pase, por lo monos, a la gama de ondas hertzia-
nas mllimétricas. Mas tambiiin en esto caso es
menester reducir radlcalmento el diámetro del
haz electrónico en los tubos de televisión, tanto
receptores como transmisores, y perfeccionar el
recubrimiento de la pantalla del tubo.
No obstante, ya los experimentos realizados
en el extranjero respocto a la transmisión de una
imagon holográfica inmóvil domostraron la ex-
cepcional establlldad contra las interferencias
del sistema. La imagen se reproducfa con. dis-
torsiones mínimas, incluso cuando la comuni-
cación no se interrumpía por las interferencias
duroote nada m6.s que ol10 por ciento dol tiempo
total de transmisión.
Los primeros pasos de la holografia estaban
relacionados con el microscopio. La microscopia
electrónica babia alcanzado gran perfección sln
aplicar la holografía. Esto, en parte, privaba a
la holografía do uno de los estiinulos de dosa-
Z74
rrollo en los primeros años de su existencia. No
obstante, la posibilidad de realizar imágenes
volumétricas hizo que la holografla n base de
emisión láser participara nuevamonte en lo re-
solución do los problemas de la microscopio
electrónica.
Por lo visto, las mayores perspectivas del
microscopio holográfico existen en la rama de
los rayos ultravioletas y los rayos X, donde no
es posible utilizar la técnica de lontes. Pues la
mayoria de los materiales son opacos a los rayos
ultravioletas cortos y, prácticamente, no dis-
torsionan lo trayectoria de propagación de los
rayos X. Mas, por ahora, no existen láseres a
base de rayos X. Tampoco hay láseres lo sufi-
cientemente potentos en la gama de los rayos
ultravioletas cortos. Por eso la realización de
los ventajas potenciales del microscopio holo-
gráfico es el problema del futuro.
Donde mayor aplicación práctica adquirió
la holografía fue en la técnica y en los trabajos
de investigación. Por ojemplo, en la fabrica-
ción de piezas de alt.a precisión de configuración
compleja - paletas de turbina, hélices do bu-
que, etc. - , do:nde el control de la pieza ocupa
gran parte del tiempo, requiero dispositivos com-
plejos y alta ~olificación. Si dejamos que la
luz do láser, reflejada del objeto, pose a través
del holograma obtenido por medio del calibre,
resultará que la divergencia en las dimensiones
de la pieza que constituye nada más que una
fracción de la longitud de onda, con respecto a
las dimensiones del calibre, origina la aparición
de franjas de interferencia en la pantalla. El
número y la di!lp"sición de estas franjas caracte-
rizan la diverge1acia que existe entro las dimen-
siones de la pieza y la magnitud calculada. Sobre
275
todo es muy cómodo poder· efectuar el control
visual ininterrumpido en el proceso del acabado
final de las dimensiones de la pioza. No es ne-
cesario que la superficio de la pieza osté pulida,
como en los métodos anteriores de control óptico.
En muchos casos no hay ni necesidad do pre-
parar el calibre. El holograma so puede hacer
simplemente por el dibujo de la pioza e, incluso,
basándose en una fórmula matemática que des-
criba la forma de la superficie do la pieza.
Dejando posar la luz de láser., que se disper-
sa por cualquier piozn de la máquina en funcio-
namiento, a través del holograma de la pieza
inmóvil podomos ver las vibraciones y los pe-
queñísimas deformaciones de la pieza. Además,
oo hay necesidad de actuar con algo sobre ésta,
excepto con luz.
Los mótodos holográficos ~ utilizan yn, y
con 6xilo, on lo audlovisión y la radlolocaliza-
ción. Si un objeto sumergido en un líquido trans-
parento lo irradiamos con un flujo de ondas so-
noras o ultrasonorns, de modo que las ondas dis-
persas por él caigan sobre la superficie del lí-
quido, tendremos que en este líquido se forma-
rán cabrillas. Si, además, en la suporficio cae al
mismo tiempo la onda que va directamente de la
fuente, las cabrillas en la superficie se transfor-
marán en un sistema de ondas estacionarias in-
móviles, que contionen información acerco de la
formn del objeto y de las propiedades mecáni-
cas de su superficie. Al irradiar dichas ondas
estacionarias con luz de láser, se puede ver a
simple vista la imagen del objeto oculto en el
líquido. Do manera análoga pueden investigarse
los rechupes y otros inclusiones en el interior
de los bloques de metal o do cemeRt.o, así como
en otros cuerpos sólidos opacos.
716
ldentlflcacl6n de las Imágenes
Hosotros lo veremos
En man.o de 1971 me conocí con Denisiuk
cuando éste asistia, por primora vez, a la reu-
nión de la Academia de Ciencias después de ser
elegido miembro corrospondiente.
- En nuestros dios, hay muchos que don do-
masiodo importancia a las cuestionos de lo prio-
ridad - dijo Donisiuk - . Descte luego, Gobor
fuo ol primoro que inventó la holografía y de-
mostró la posibilidad do llevarla a la práctica.
280
No obstante, me alegro do haberme enterado de
sus trabnjos cuando yo mismo babia formulado
ya mi método y obtenido sus resultados. ¿Quién
sabe si yo fuera por el comino tradicional, em-
pezando por el ostudio de la literatura, posible-
mento me hubiesen cautivádo las idoas de Ga-
bor, y ontonces no hubiese podido llegar a la
idea de lo holografía volumétrica?
Pues nuestros enfoques eran muy semejantes
e idónt.icos los objetivos - continuó Dcnisiuk - ,
y es que luego do aparecer en lo revista la reso-
lución hecha, uno puede desanimarse involunta-
riamente. Si yo hubiese leído los artículos de
Gabor un afio o dos antes, es posible quo la ho-
lografía volumétrico la hubiese in vento do otro
individuo y también pudiera ser que esto ocu-
rriese mucho más tarde. Por lo que yo sé, Gabor
comprende perfectamente la diferencio que existe
entre nuestras dirocciones y siempre hoce ro-
fcrencia a mis trabajos en la hologrnfía volu-
métrica. Y yo, desde luego, reconozco su prio-
ridad y sus méritos, así como los méritos do
Loith en In creación do lo holografía plana, ob-
tenido mediante el láser ...
Por lo de.más, eu lo que ntañe a las cuestiones
de historia, no debernos olvidar quo tonto De-
nisiuk como Gabor tenían antecesores. Gnbor
soñala que su método surgió como una modifica-
ción de las ideas de W. Bragg, el mayor espe-
cialista en el análisis roentgenoestructural.
Mas ni Gabor, ni Donisiuk sabían n11da acerca
de la labor dol físico polaco M. Wolfke quien
hobia formulado el principio de la reconstitución
en dos etapas de la imagou dol objeto, duranto
lo cual so utilizaba ol cuadro difraceional for-
mado por este objeto. M. Wolfke igual quo Ga-
bor, formuló su idea con arreglo a los rayos X
281
y la comprobó con un experimen~o en luz vi-
sible. Las publicaciones correspondientes apa-
recieron en 1920 y se basaban en los trabajos
teóricos del autor, realizados entr,e los años de
i911 y 1914. Además, estas investigaciones se
apoyaban en las obras y en la teoria del micros-
copio de Ernst Abbe, famoso espocialista en
óptica, de la ciudad de ]ena. M. Wolfke señala
que en 1913, también E. Hupka se acercó a la
idea de la reconstitución de la imagen. Desco-
nociendo a sus antecesores, semejante idea fue
expuesta por H. Bersch en 1938. ·
Todos ellos eran pioneros, que habían ade-
lantado mucho las posibilidades e, incluso, las
necesidades do su tiempo.
A mi no sólo mo interesaba la cuestión de la
prioridad.
- Dicen que la holografia es la hija del lá-
ser. ¿Es correcto eso? Pues usted, igual que Ga-
bor, obtuvo sus hologramas antes de aparecer
los primeros láseres - le preguntiS yo.
- A pesar de todo, eso es cierto - rospondi6
Denisiuk -. Sin los láseres, la holografia so-
guiria siondo un principio interesante que, po-
siblemente, tuviera una aplicación limitada en
ciertas investigaciones especiales. Los láseres
inspiraron a la holografía una vida nueva. Le
abrieron numerosas vías on Ja práctica. Llamaron
la atonción de los cientificos e ingenieros, asi
como de los lectoros a esta rama do la ciencia.
Para mi, la hologrnfia no sólo es una rama de la
ciencia, sino que es también una base para re-
flexionar. Juzgue usted mismo: la tendencia a
grabar ol mundo circundante es una de las mani-
festaciones más caracteristicas del intelecto. A
veces, el mono utiliza un palo: el instrumento
más simple. Pero únicamente el hombre apren-
282
di6 a dibujar. El hombre contemporáneo cree
que la pintura está alejada de la .práctica, inter-
viniendo solamonte como un valor estético. Mas
en la antigüedad, la gente identificaba la imagen
con el objeto;Los dibujos tenían sentido mágico.
El dibujo y la pintura eran el primor método de
descripción y, on parte, servían para el conoci-
miento del mundo circundante. A este método
lo falta la precisión propia de l~ matemáticas,
en cambio él está fuera de la 'Competencia en
cuanto a la influencia directa que ejerce sobre
nuestros sent.i'dos y nuestros pensamientos. No-
sotros no sahornos cómo ol corebro reconoce las
imágones, pero ni la máquina electrónica más
perfecta no puedo, por el momonto, ni siquiera
on ol mínimo grado, compararse en cuanto a esto
al cerebro. No cabe duda que fueron los dibujos,
procisament.e, los que transformándose poco a
poco en escritura pictográfica, más tarde se
convirtieran on jerogHficos y, por fin, en letras
de los alfabetos modernos. Desde luego, la holo-
grafia no podrá sustituir a la escritura. Pero ésa
permitirá que se logren inscripciones compactas
de grandes cantidades de información... Existe
otra rama muy interesante, que es contigua a
la holografía. Algunos fisiólogos suponen que el
proceso de formación de imágenes en la corteza
cerebral se asemeja algo a la formación del ho-
lograma. Efee~ivnmente, el cerebro es muy es-
tablo contra las lesiones. Se crea la impresión
de que la remomoración de la imagen en el ce-
rebro no se produce de manera local, ni en célu-
las determinadas, sino de modo global: de que
en estos procesos participan simultáneamente to-
das o la mayoría de las neuronas. Y, al seccionar
las distintas zonas de la corteza cerebral, nosotros
no destruimos totalmonte una parte de lo re-
283
cordado, sino que reducimos la cantidad de dota-
Hes. Pues también en el trozo más diminuto de
holograma se consorvn la imagen de todo el
objeto, paro cuanto menor sea el trozo de holo-
grama que quedo, monos detallada será la re-
producción del objeto. Dosde luogo, la analo-
gia no significa identidad. Pero indudablemente
que el investigador obtendrá una parto de la
realidad.
- Yuri Ni.koláevich - le dije yo - , es sa-
bido que los animales no perciben lo fotografía.
El'porro reconoce la voz de su omo, grabado on
el magnetófono, mns no reacciono ante su retra-
to. ¿Cuál es su comportamiento ante la imagen
holográfica?
- No sé si alguien ha realizado semejante ex-
perimento, mas no dudo de que el perro reco-
nocerá a su due6o por el holograma. Lo fotogra-
fío os convencional en gran parte. Para su per-
cepción, os necesario un nivel dotenninado de
intelecto, es menester el entrenamiento. Y el
holograma da una imagen completa y objeti·
vn del objeto. Soluciona. incluso, hasta el pro-
blema más complejo de discernimiento automá-
tico d.e las imágenes. Hoy podemos ya obtc11er
retratos holográficos de personns mediante el
impulso del Usor. Queda por efectuar el expe-
rimento que le interesa a usted ... Yo creo -
soiialó Denisiuk en la conclusión - que es más
dificil crear el cinc y la televisión holográficos
y volumétricos, que solucionar muchos proble-
mas puramente técnicos. Mas nosotros tendremos
tiempo nOn de vor lo uno y lo otro.
CAPITULO VI
CU.ASIOPTICA
El amanecer
Al mirar hacia atrás de.sde la altura de la
ciencia actual, podemos asi revolar los antiguos
orígenes de la unión entre la óptica geométrica
y la ondulatoria y referir el nacimiento de la
cuasióptica a la primera mitad del siglo pasado.
Es mós, en la aurora de la óptica ondulato-
ria, el gran Huytens, sin toner aún noción de
la luz como ondas periódicas, dibujó el cuadro
de los frentes ondulatorios y, de este modo, no
287
sólo obtuvo lns leyes de reflexión y refracción,
sino que construia también la forma de las su-
perHcics de los espejos y de las lontes, utilizando
para esto ol compás y la regla. Por lo tanto, la
óptica de Huygens deberla llamarse "óptica geo-
métrica" y no ondulatoria. Pero la costumbre
os más fuerte que la lógica..
Toda la grandeza d~ Huygens, que reunia
en su porsona el vigor de teórico y lo ambición
de obtener inmediatamente resultados prácti-
cos, se ve del fragmento siguiente que do co-
mienzo al soxto capítulo de su "'fraité de la
lumicre".
"Después de haber explicado cómo de nues-
tras suposicionos sobre la naturaleza de la luz
se dorivan las propiedades do la reflexión y la
refracción de los cuerpos transparentes y opacos,
daré aqui un método muy simple y natural que
permito deducir, de ostos mismos principios,
los formas correctas para los cuerpos que mediante
•a reflexión o refracción reúnen o, según el deseo,
dispersan los rayos do luz. Verdad es que toda-
vio no veo que seon aplicables estas formas para
efectuar la refracción, debido, por una parte, a
las dificultados quo existen para dar a los cris-
tales do los anlcojos la forma necesaria y con
lo procisión requerido; por otra parte, porque
la propia refracción contione uno propiedad, la
cual, como lo había demoslrado bion Newton
con experimentos, presenta obsl.áculos a la in-
t.achablo unión de los rayos. De todos los modos,
voy a exponer la investigación de estas formas,
yo que, por decirlo asi, ella misma se impone
y on vista do que la consonancia que ~o manifiesta
aquf entre el rayo rofract.ado y "ol reflejado, con-
firma una vez más nuestra tooría do refracción.
Ademis, es posible que para ellos, en el futuro,
288
se descubran nplicaciones útiles, que aún so
desconocen".
A continuación, Huygcns, valiéndose de cons-
trucciones simples, halla la forma del espejo
enfocador - la parábola -, y obtiene las prin-
cipales propiedades do las lentes, incluyendo
aquellas que Descartes había ostablocido ante-
riormente.
El citado fragmento contiene dos ideas carac-
terísticas para la mentalidad del autor. El com-
prondia que la precisión do sus construcciones
geométricas estaba por encima de las posibilido.-
des prácticas de aquellos tiempos. Por lo demás,
alcanzó una alta porfección on el pulido do cris-
tales y construyó, con sus propias manos, teles-
copios quo para sus tiempos estaban do tamaiio
muy grande.
La segunda observación se refiere a Newton
y a su:~ experimentos relacionados con la disper-
sión. Huygens aceptó sin reservas la conclusión
errónoa do Newton do que la dispersión de la
luz "obstaculiza la unión totalmente correcta de
los rayos".
Es de señalar que ol error de Huygens y de
Newton se mantuvo on la ciencia durante muchos
aíios, hasta quo el modesto óptico Dollond no
eliminó el obstáculo que les parecía infranquea-
ble. Como rosultndo de los trabajos que realizó
durante muchos años, logró alcanzar el objotivo.
Después de combinar una lente do crown-glass
con otro de flint-glass, obtuvo una imagen que
no so deterioraba con los colores irisados, que
en lentes habituales emborronan los limites de
la imagen. Dollond halló lu forma de las super-
ficies, en las que las distorsiones, introducidas
por ambas lentes, son inversas y se compensan
bien una a la otra.
19-1$$1 289
La teoría ondulatoria de la luz puode, en
principio, realizar cálculos para cualquier ins-
trumento óptico. No obstante, en muchos casos
los d.lculos necesarios resultan domnsiado com-
plicados y voluminosos. La potente óptica on-
dulatoria requiero grandes esfuerzos dol cientí-
fico allí donde la óptica geométrica primitiva
indica un camino simple y corto.
Los matemáticos no podían dejar sin atención
estn situación extraña. Lograron esclarecer ese
problema. Resulta que en los casos en que las
dimensiones de los instrumentos ópticos - de
las lentes o espejos, de los prismas o diafrag-
mas- y las distancias entre éstos son mucho
mayores que la longitud de ondas de luz, las
leyes de la óptica geométrica es un simple co-
rolario matemático de la naturaleza ondulato-
ria de la luz. Sólo los problemas más complejos,
de los que tratamos ya anteriormente - la cues-
tión sobre la distancia mínima en la que las
imágenes de dos puntos cercanos no se fusionan
en uno solo, y algunas otras - requieren la
realización de cálculos precisos sobre la base de
la teoría ondulatoria.
Desde entonces, en la ciencia y la técnica, en
la óptica y en sus numerosas aplicaciones apa-
reció una frontera bien clara. A. un lado se en-
cuentran los problemas accesibies a la óptica
geométrica, cuya solución por medio de' los mé-
todos ondulatorios es tan absurda como la versi-
ficación de un libro de cocina. Al otro lado se
encuentran problemas más complejos, que exi-
gen la aplicación de todo el arsenal de la óptica
moderna. Cualquier intento de los eruditos a la
violeta de trasladar los m~todo~ de la óptica
geométrica al otro lado de esa frontera, al campo
donde no puedon menospreciarse las propiedades
290
ondulatorias de la luz, conduce a dlsparatos y a
paradojas aparentes, con las cuales a los jóvenes
maestros les g;usta desconcertar o las jóvenes
estudiantas. Existe, no obstante, lo zona limi-
trofe n la frontera, en ln que penetran con gran-
des dificultados los extremistas. Esta os la zona
del compromiso, do la que trataromos más tarde.
Los 16seres
Cuando surgían los láseres, T. Maimau y
A. lavan, sin vacilar, utilizaron en sus trabajos,
sin precedentes, los espejos planos. Sólo tenían
que prepararlos con más esmoro que como se
efectuaba antes. No hacian absolutamente nin-
gunos cálculos, pues confiaban en la autoridad
de Townes (es posible quo hayan leído también
los articulos de Prójorov). El rosonador óptico,
compuesto do dos espojos planos·, era el método
más simple para efectuar la reacción, sin la cual
no puede funcionar el generador cuántico óptico.
(Aquí hubo que rehusar el término "láser",
puesto que tiene también un segundo significa-
294
do: amplificador cuántico óptico, aparato que no
requiere, por lo general, el empleo del resonador
óptico).
No obstante, a medida que se desarrollaban
los láseres, el "método a la ventura", que así
llaman a veces al enfoque puramente empirico,
resultó insuficiente. Para poder comprender el
proceso do trabajo del lásor, fue necesario escla-
recer las particularidades de los resonadores óp-
ticos.
Y en seguida se supo que, pese a las dimen-
siones de los resonadores, on muchos órdenes
superiores a la longitud de ondas luminosas, no
eran aplicables los métodos de la óptica geomá-
trica. Y los métodos de la óptica ondulatoria
conducían a cálculos que podían efectuarse sola-
mente con ay~da de computadoras.
Los investigadores norteamericanos A. Fo:x.
y T. Li fueron los primeros que comenzaron a
investigar el resonador óptico. Ellos compren-
dian perfectamente que los cálculos del interfe-
rómetro óptico de Fabry y Perot, que en reali-
dad no se diferenciaba del resonador del láser,
aquí no servian. La cuestión consiste en que la
aplicación del interferómetro de Fabry y Perot.
en la óptica clásica ha previsto su iluminación
desde fuera con ondas luminosas, cuyos frentes
planos inciden sobre el intorferómetro paralela-
mente n sus o~pejos. En el interferómetro surge
un sistema de ondas planas estacionarias. Ade-
más, en los interforómetros ópticos las dimensio-
nes transversales de los espejos superan, general-
mente, la distancia que hay entre ellos.
En ol láser, la situación varia totalmente.
La energia no ingresa de afuera en su resonador-
interferómetro. Esta se libera dentro de 61.
Además, el proceso de autoexcltación del láser
consisto eu que la onda débil, quo surge en él
fortuitamente, va amplifidndose poco a poco
dentro del resonador como resultado do los nu-
merosos recorridos que hace do un espejo a otro,
y vicoversa. Y la distancia entre los espejos re·
sulta mucho mayor quo las dimensiones do los
mismos.
Fo:x: y Li se plantearon la tarea de observar
el comportamiento do la onda luminosa que re-
corro reiteradamente el espacio entro los espejos.
Para simplificar el problema, en esta fase no
desearon examinar ol propio olemeuto activo
dol láser, considerando quo los espejos eran idoa-
les, es decir. quo reflejaban la luz sin p.Srdidas.
Es intorosante señalar hasta qué punto el
planteamiento del problema por Fox y Li coin-
cide con el viejo enfoque do Huygons: el espacio
entre los espejos lo recorre reitoradamonto un
impulso de luz; la esencia ondulatoria de la luz
retrocede a segundo plano. Es natural que su
cálculo ost6 basado en la formulación matemáti-
ca más simplo del principio de Huygens. A con-
tinuación, omplean la conocida integral de Fres-
nol y ... llegan hasta complejas ecuaciones in-
tegrales. La solución de estas ecuaciones no se
encuentra en ningún libro ni eu ninguna revista
de matemáticas.
Si Fox y Li vivieran en los tiempos do Fres-
nel, osto seria un callejón sin salida. Poro esto
tuvo lugar en la se.:r.ta déendo de nuostro siglo
y los cientificos recurrieron a la ayuda de lo
computadora. A la máquina se le propuso unas
cuantas variantes del problomo: ·espejos planos
en forma de discos esfóricos o en forma de ban-
dos estrechas, y espejos cóncavos con distinta
distancia focal. La computadora IBM-704 iba
examinando paso a paso cómo se deformaba la
296
onda a medida que aumentaba el número de po-
sodas, y demostró que lo onda dejaba do modifi-
carse, prácticameuto después do cfeetunr varias
centenas do estas pasadas.
A continuación, la computadora precisó que
el resonador óptico separaba, de toda la divor-
sidad imagin¡3.ble de ondas, sólo un conjunto de~
terminado, corrospondionte a las frecuencias ca-
racterísticas para ol resonador dado. La compu-
tadora dio su respuesta en forma de tablas y grá-
ficos numéricos. Pero los científicos se conforman
con ostas respuestas por no tener otras más có-
modas, que tuvieran el aspecto de las conocidas
funciones matemáticas. Los hombres de ciencia
se acostumbraron a las funciones como resultado
del entrenamiento o lo largo de tres siglos, que
fue transmitiéndose dol profesor nl alumno y de
una generación a otra. No ora do extrañar, pues,
que ollos tratasen de hallar para este problema
también una .solución semejante.
Los primeros quo hallaron tal solución para
un caso particular fueron G. Boyd y J. Gordon.
Ellos examinat:on los espejos cóncavos, cuyos
focos coincidinn. En este caso, el principio de
Huygens conducía a la ecuación integral cuya
solución era conocida.
El enfogue oscUatoriO
BaJo la tierra
Las Uueas de transmisión abiertas también
llegaron a la óptica do la técnica de las ondas
centimétricas. Las más conocidas son las lineas
de radiorrelés que están compuestas de antenas
especiales, instaladas en altos mástiles, qno trans·
miten una a otra un estrecho haz do ondas hertzia·
nas. Entre la emisora y el primer retransmisor
puedo haber hasta decenas de lcilómetros. Por
eso al retransmisor llega solamente una parte
muy pequeño de energía transmitida. La antena
de recepción del retrnnsmisor transmite al am-
plificador la señal que ingre.CJa, y ,la segunda an-
tena, la emisora., la onvia más allá. Así es có-
mo las señales de radio se propagan, haciendo
pasos de gigante, a miles de kilómetros. A veces,
por ejemplo, al cruzar una montaña, cuando es
difícil efectuar ol mantenimiento de los ampli-
ficadores y complicado su aseguraQliento con ener-
gia eléctrica, se utilizan retransmisoros pasivos.
Estos son simplemente un par do espejos instala-
dos de tal modo que las ondas hertzianas, que
llegan al retransmisor, se reflejan por ellos en
la dirección necesaria.
Las lineas de espojos fueron atentamente es-
tudiadas en ol Instituto de Radiotécnica y Elec-
trónica de la Academia de Ciencias de la URSS,
302
bajo la dirección dol profesor Borls Zaj6.rovich
Katsenelenbaum. Aquí se obtuvieron también
importantes resultados en cuanto a la ~labora
ci6n de Hneas ópticas de comunicación a base de
espejos. Estas Hneas poseen una serie de ventajas
en comparación con las hileras de lentes: Hneas
de comunicación a base de lentes, que están ela-
bodndose con este fin en el extranjero.
303
Todas las dimensiones de las línoas ópticas
de comunicación (las dimensiones transver~les
de los espojos o lontes, así como la distancia que
mido entre ellos) son mucho mayores que la
longitud de ondas luminosas. Aparentemente,
esto es el roino eterno de la óptica geométrica.
Desde luego, on rasgos gonera.lcs, es así. Sin
embargo, durante la utilización o investigación
de estns lineas, el papel esencial lo dosempeñan
las pérdidas de energía trnnsmi ti da, que surgen
en los bordes do los espejos y lentes debido al
fonómeno de difracción, lo cual es imposible
calcular en los límites de la óptica geométrico..
Pero lo. estricta tooda ondulatoria conduce en
estos casos a ecuaciones tan complejas y volu-
minosas, que no es racional solucionarlas incluso
con ayuda de computadoras. Aquí es más con-
veniente aplicar los métodos cuo.siópticos que
ligan los métodos de In óptica ondulatoria y lo.
geomátrica, permitiendo estudiar, de un modo
bastante simple y preciso, los fenómenos de la
difracción en haces ondulatorios largos.
Las líneas ópticas do comunicación se en-
frontan con uno. dificultad que no juega papel
esencial para las líneas do radiorrelés. Las on-
das luminosas son absorbidas totalmente por la
niebla, la lluvia y la novada, que no influyen
mucho en la propagación de las ondas hertzia-
nas. Por eso para proteger las líneas Óilticas de la
influencia desfavorablo de la intemperie, hay
que encerrarlas en tubos, y para preservar estos
tubos del deterioro, es necesario soterrados.
Como os natural, surge lo. siguiento pregunto.:
¿por qué no utilizar en estas lineas ondas hertzia-
nas centimétricns? La respuesto. os sencilla. Para
las ondas hertzianas es menester utilizar guiaon-
das: tubos metálicos con superficies interiores
304
elaboradas esmeradamente. En esta dirección so
realizan trabajos, pero la.s dificultades son enor-
mes. En el c~so de las lineas ópticas, los tubos
metálicos, prácticamente, no se necesitan. Estos
pueden sustituirse por tubos do comento, quo
son más baratos, o, incluso, por tubos do barro
cocido, quo t~enen por misión tan sólo proteger
los rayos do 'uz de la absorción on el vapor de
aguo y de la dispersión por las partículus do pol-
vo, niebla, lluvia o nieve. Eu estas línoas, las
ondas luminosas so transmiten de un espojo a
otro y de una lente a otra. Los tubos no partici-
pan en el pro~eso de transmisión. Pues las '•pa-
redes abiertas." de lo. línoa óptica de transmisión
no permiten a las ondas luminosas t¡uo rocen las
paredes do los tubos.
Lus mayo~es dificult.udes con que so tropieza
prácticamente durante la construcción de bts
lineas ópticas de comunicación surgen si bny no-
cesidad de asegurar grandes precisiones. Pues,
hablando en el lenguaje de la óptica geom~trica,
los rayos de luz tienen que estar dirigidos con
gran precisión de un elemento de lo. linea a otro,
de uu espejo r;1 otro, de una lente n otro.. La sin-
tonización inicial de la linoa no es lo más compli-
cado. Los ópticos e ingenieros cumplen estn tnrca
con bastante facilidad. Las dificultades surge u
on el proce.«ll ~e explotación, cuando la .Hnoa está
ya debajo de tierra y es poco abordable paro. ol
personal de mantenimiento. Aquí viene ou ayu-
dn la automatización, quo corrige la posición
de distintos elemoutos en caso de que ho.ya asien-
tos de terreno o por motivo de otras causas.
La elección entre los espejos y las lentos,
además, a favor de los espejos, se ha determinado
nctuahnento por consideraciones prácticas, rolo.-
cionado.s con .ln estabilillnd do lus líneas ópticns
20-1551 305
durante las influencias externas desfavorables.
l\esulta quo combinando los espejos en una espe-
cie de periscopios habituales, pueden hacerse
bloques periscópicos mucho monos sensiblos a
las influencias extornas fortuitos, quo los es po-
jos o lentes corrientes.
321
COMTEHIDO
Prólogo de la autora
322
CAPiTULO m. CONTRA LA CORRIENTE' • • • • • • 165
¿Qu.S pasará, sL .. ? Hacia lo desconocido. Histo-
ria y geografla. El punto flaco. La respuesta
de la computadora. ¿Focos movedlzos?
CAPITULO JV. EL COLUMPIO • • • , , • • • , , , 189
Un láser engendra oLro láser. Una fledra caida
del cielo. Uli arco iris en el crista . El colum·
pio. El columpio eléctrico. El columpio láser.
Ayor y mañana.
CAPITULO V. UfAGENES • • • . • • • . • • • • • 215
En el Neva. La' tábula rasa. La perspectiva. El
barro y los dioses. Color sin colores. Lo copla
del mundo. El antecesor. El éxito de Gobor.
Las burlas de la ondina. La holografía volu-
m6trica. Los, competidores. La realidad y_ la
ilusión. A la :profundidad de la materia. Iden-
tificación do las Imágenes. Nosotros lo ve·
remos.
CAPITULO VI. CU"'SIOPTICA • • • • , . • • • • • 285
Los dominios de la cuasi6ptlca. El amanocer. Cerca
del Umito. Los láseres. El onfoque oscilatorio.
Bajo la tierra. En el Instituto de Física de la
Academia de Ciencias de la URSS.
CONCLUSION • • • • • au
La cadena del tiempo
A NUarROS LB(71'0l\BS: