The Office Party Whitney G

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CRÉDITOS

TRADUCCIÓN
Albaxxi
Coco S.
OnlyNess

CORRECCIÓN
Sand
Mariangela

LECTURA FINAL & REVISIÓN


Mary
ÍNDICE

créditos
Sinopsis
Dedicatoria
Prólogo
Uno
Uno (B)
Un Año Después
Dos
Tres
Cuatro
Cuatro (B)
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veinte
Epílogo
Sobre La Autora
SINOPSIS

No puedo creer que haya sacado el nombre de mi jefe para la


tradición anual del amigo invisible de nuestra empresa...
Como la reencarnación del diablo, este exasperante y engreído bastardo
nunca nos da las vacaciones libres, y honestamente espera que le agradezcamos
su generosa alternativa: La Fiesta de Oficina.
Se trata de un viaje obligatorio con todos los gastos pagos durante dos
semanas en un complejo turístico de lujo sorpresa, en el que todavía tenemos que
trabajar de doce a quince horas al día.
Estoy tan harta de esto…
Así que pongo un cero por ciento de esfuerzo en su regalo. Quito la tarjeta
de cualquier cosa que me haya regalado mi hermana, añado otra tarjeta regalo de
cinco dólares de Amazon y se lo doy.
No es hasta que mi hermana me envía un mensaje que me doy cuenta de lo
terrible que fue esa decisión.
Georgia: ¿Por qué no me enviaste un “LOL” sobre el flamante vibrador que
te regalé? Realmente espero que uses el rostro de tu jefe como inspiración, como
dice mi nota. :-)
Por si fuera poco, el “viaje de lujo” de este año será en mi ciudad natal, el
lugar que he evitado durante años. En el resort que tiene mi abuela...
Si el universo me saca de esto, nunca más volveré a “regalar”
nada...
DEDICATORIA

Para ti.
Tenías razón.
PRÓLOGO

LA NAVIDAD ANTERIOR

URGENTE:
Comunicado Interno de West Media

Estimados empleados,
Las festividades están frente a nosotros una vez más, y me gustaría recordarles
personalmente que mi compañía no permite permisos por enfermedad o días de
vacaciones durante esta época del año.
Ya que algunos de ustedes han recientemente realizado solicitudes a Recursos
Humanos por días libres en Navidad, permítanme reiterar lo que dije cuando los
contraté:
No hay tal cosa como un “día libre” en diciembre.
Mi definición de Navidad es un día de trabajo de 14 horas.
Y la fiesta de la oficina es un evento obligatorio.
No hay excepciones a estas reglas, mis ejecutivos superiores y yo incluidos.
Ansío verlos en la ceremonia de preparación, donde nuestro compañero de viaje
revelará el destino de este año para nuestro retiro de dos semanas, con todo
pagado.
Asegúrense de traer el regalo que compraron para su(s) compañero(s) para la
tradición anual del Santa Secreto.
A menos que quieran estar desempleados.
Sinceramente,
Garrett West
C.E.O., West Media International
P.S. De nada por todas las generosas oportunidades que les proporciono.
~ La industria del entretenimiento nunca duerme, así que tampoco nosotros. ~
UNO

SAVANNAH

La Navidad Anterior
Punta Cana, República Dominicana

—¿Estás segura de que tu jefe está bien con esto? —Mi hermana más
joven, Georgia, desabrocha su cinturón de seguridad una vez que el avión aterriza
—. Pude haber jurado que dijiste que nunca da a nadie las festividades libres.
—Ese es el punto —digo—. He planeado este viaje perfectamente.
En el momento en que pasemos los dos primeros días aquí, será muy tarde para
que haga o diga algo por perderme la fiesta de la oficina. Lo peor del clima ya
habrá tomado la costa, y todos los vuelos serán cancelados. Especialmente desde
que Teresa se supone que será un huracán de categoría cuatro.
—Lo siento, ¿qué? —Sus ojos se amplían—. Me aseguraste que la
temporada de huracanes terminó en noviembre.
—Él intentará enviarme emails en ese momento, estoy segura. —No
puedo dejar de hablar. Estoy demasiado emocionada con la idea de salirme con la
mía en esto.
Alejarme como el infierno de Garrett West.
Comencé a planear este viaje hace seis meses, y esta sorpresa, el
huracán fuera de temporada debe ser mi regalo de Navidad de parte del universo.
Es mi recompensa por hacer el alza más rápida en la compañía en tres años y
exitosamente resistir la urgencia de estrangular a Garrett West hasta la muerte.
Como su asesora principal, conozco su rutina como la palma de mi
mano. Sé que, en este momento, está en su avión privado en dirección a Hawái.
Está recostado en su silla con esa sonrisa engreída en sus labios, tomando de su
marca favorita escocés. En unos minutos, analizará todos los reportes que le he
enviado, y entonces me responderá con páginas de “cambios altamente
sugeridos” sin otra razón más que hacer mi vida miserable.
—Estoy segura de que se preguntará por qué no estoy, tarde o
temprano —digo, sonriendo ruidosamente—. Pero no voy a permitirle torturarme
con su ridícula fiesta este año. Durante nuestro vuelo, configuré una contestadora
especializada para cualquier pregunta que pueda posiblemente hacer, así que no
debería notar mi ausencia por un tiempo.

—¿Puedes retroceder y detenerte en cuán malo se supone que es este


huracán? —cuestiona Georgia—. Eso es sobre lo que quiero escuchar ahora
mismo.

—Nunca he trabajado con alguien que está tan obsesionado con su


trabajo —señalo—. Creerías que está curando una enfermedad por la forma en
que nos habla. Te he contado sobre él antes, ¿verdad?
—El huracán, Savannah… —Entrecierra sus ojos hacia mí—.
Comienza a hablar sobre el huracán.
—Digo, ¿Quién quiere compartir el día de Navidad con las personas
que te enloquecen durante la semana? —Sacudo mi cabeza—. Algunos de
nosotros sí disfrutamos ir a casa para ver a nuestras familias.
—Me rindo. —Se coloca de pie, agarrando su bolso de la cabina
superior—. Sabes, siendo justos, difícilmente vas a casa para las festividades. Y si
quieres que sea perfectamente honesta, eres un poco adicta al trabajo también.
Aún no te he perdonado por traer tu laptop a mi ceremonia de graduación.
—Tuve un trato de emergencia que terminar, y me he disculpado un
millón de veces.
—Te has disculpado dos veces.
—Eso no significa que soy nada parecida a Garrett West. —Levanto
mi bolso y la sigo por el puente del avión—. Soy completamente capaz de
alejarme del trabajo y tomarme un descanso.
Tratando de probar mi punto, apago mi celular y lo coloco en mi
bolsillo trasero. Luego coloco la alarma en mi reloj para cuando necesite
encenderlo de nuevo.
Siguiendo las señales, me dirijo hasta el área de descanso. Esperamos
media hora para que los agentes revisen nuestros pasaportes, y luego tomamos
nuestras maletas de cinta transportadora y nos dirigimos a la zona de
transportación.
Un hombre en una camiseta floreada de manga corta está sosteniendo
un cartel de “¡Bienvenidas al paraíso, Savannah y Georgia Grey!”.
—¡Buen día y bienvenidas a Punta Cana, señoritas! —Él sonríe—.
Soy Emilio, y ansío llevarlas hasta The Excellence Resort. Si hay algo que … —
Pausa cuando una ronda de truenos resuena desde lejos. Algunos rayos le siguen.
—Acabo de bajarme del maldito avión —dice Georgia—. Me rehúso
a morir hoy.
—No se preocupe por eso, señorita. —Emilio extiende su mano para
tomar su equipaje—. Regresaremos al cielo azul en cuestión de minutos. Es sólo
una tormenta por la tarde.
Ella duda por unos segundos antes de darle el bolso.
Sonriendo, él abre la puerta trasera de la SUV negra y
cuidadosamente carga nuestras cosas.
Antes de ponernos en camino, saca dos copas de champaña y le
entrega a Georgia un plato de fresas con chocolate.
Mientras viajamos, cierro mis ojos y mentalmente rebobino a través
de mi preparación—asegurándome de que todo está hecho.
Entregué una nota falsa del doctor. Listo.
Me aseguré de que mi equipo estaba dos meses adelantado en su
proyecto. Listo.
Le dije al vecino que dejara globos de “¡Mejórate pronto,
Savannah!” afuera de mi apartamento mañana en la mañana. Listo.
—¡Oh, en absoluto, señorita! —La profunda risa de Emilio me saca
de mis pensamientos—. Nuestro resort está construido para resistir al más fuerte
de los huracanes, y lo peor de esta tormenta no golpeará ningún lugar cerca de
nosotros.
Miro hacia Georgia, quien no luce calmada en lo más mínimo. Está
sosteniendo su bolso contra su pecho y meciéndose de atrás hacia adelante como
si estuviéramos a segundos de presenciar el fin del mundo.
—Revisé todo —susurro—. Estaremos bien. Confía en mí.
Ella me ignora y continúa atacando al conductor con preguntas sobre
el clima.
No toma demasiado para que el cielo se revista de azul como Emilio
prometió, y para el momento que las nubes grises se han alejado, estamos
llegando al final de una calle.
El masivo portón de madera a The Excellence Resort se abre, y mi
mandíbula cae al piso. La extraordinaria vegetación al frente está muy lejos de mi
jungla de concreto en Manhattan.
Enciendo mi móvil para tomar fotos, pero antes de poder capturar una, un
mensaje de texto cruza mi pantalla.
Jefe Bastardo (No responder): Escuché que ha contraído una
“intoxicación por alimentos” y no podrá unírsenos en Hawaii… ¿Es cierto?
Sé que no debería responder—que debería ignorarlo hasta que
regrese a Manhattan, pero no puedo evitarlo.
Yo: Sí. El peor dolor que jamás he sentido.
Jefe Bastardo (No responder): Lamento escuchar eso, Señorita
Grey. Suena desafortunado, y espero que se mejore pronto.
Yo: Muchas gracias por preocuparse, Señor West. Verdaderamente
espero que la “fiesta” en Hawaii vaya bien sin mí. (Para que sepa, ansiaba asistir.
¡Parecía un resort fantástico!)
Me envía tres mensajes más, pero no los abro. En cambio, silencio
mi bandeja de entrada y tomo tantas fotos del escenario como puedo.
—Bien, puedes haber sido perdonada por traerme aquí después de
todo —dice Georgia—. Este lugar es absolutamente hermoso.
Cuando el conductor se detiene frente al resort, el recepcionista nos
recibe con flores.
—Hemos mejorado su habitación, Señorita Grey —me dice—.
Nuestro gerente estaba esperando recibirla en persona, pero envía sus saludos.
Por favor, sígame mientras el botones lleva su equipaje.
Lo seguimos a través de un laberinto de altas palmeras y edificios
blancos de concreto. Piscinas azules resplandecientes y jardines nos reciben cada
dos minutos hasta que llegamos a una villa apartada.
—Esta es la mejor suite en todo el resort —dice, desbloqueando la
puerta y revelando un mundo de abundancia.
Difícilmente logro contener mi emoción mientras nos muestra las
comodidades.
Piscina privada y vista al mar. Mayordomo personal y servicio a la
habitación de lujo. Alcohol y postres ilimitados.
No Garrett West.
Después de que nos muestra una piscina adicional en el techado,
Georgia abre una botella de champaña, y yo lanzo un inflable con forma de
flamingo.
—¿Qué tal un brindis? —cuestiona—. El primero va por ti.
—No. —Espero a que ella llene mi copa—. El primero va por
escapar de la asistencia obligatoria…

A la mañana siguiente, ruedo sobre la cama a las cuatro en punto,


fuera de hábito. Mi cerebro está conectado al horario de festividades de West
Media, así que abro mi laptop y comienzo a revisar mis emails.
Para mi sorpresa, el Señor West no me ha enviado un solo mensaje, y
la única cosa urgente que necesito hacer es agradecer a mi mensajero de Santa
Secreto: Jerry de Marketing. Me ha dado una tarjeta de regalo de Starbucks, una
nota de “espero disfrutes leyendo esto” y una copia de Cómo Lidiar con un Jefe
Dominante.
Ya tengo tres copias de este libro, y he escuchado la versión en audio
incontables veces, pero le digo que estoy “intrigada” por tener un nuevo libro que
leer.
Mis ojos captan un vistazo de otro email—una tarea sobre la que sé
el Señor West perderá la cabeza, y antes de saberlo, estoy ordenando café en el
servicio a la habitación y manejando proyectos mientras los minutos se
convierten en horas.
—¿Ya trabajando en tus vacaciones? —Georgia entra en mi
habitación alrededor de las diez, usando un bikini rojo brillante—. ¿Hay otro trato
de negocios de emergencia que necesitas manejar?
—No. —La cierro antes de lanzarla sobre la cama—. Estoy lista para
relajarme cuando tú lo estés.
—Pruébalo. —Se cruza de brazos.
Me cambio a un traje de baño bajo sus ojos observadores, recojo mi
cabello en un moño, y entonces tomo unas toallas antes de seguirla a la playa.
A medida que colocamos nuestras sillas cerca de la costa, el
recepcionista del resort se acerca con un sobre blanco.
—¿Señorita Grey? —pregunta—. Acabo de recibir un mensaje
urgente para usted.
—Su gerente se está excediendo un poco. —Sonrío—. Está bien que
no nos haya recibido personalmente, lo prometo.
—No es de nuestro gerente, señorita. Es de parte de un Señor Garrett
West.
—¿De un quién? —Mi voz se quiebra—. ¿Cuál nombre acaba de
decir?
—Señor Garrett West de West Media. —Lee el frente del sobre—.
Dice que es una emergencia, y que es imperativo que lo lea.
Mi mundo entero se detiene, y sacudo mi cabeza con incredulidad.
No hay forma de que sepa que estoy aquí, así que o estoy soñando ahora mismo,
o el universo está jugándome una broma ridículamente cruel.
—No conozco a nadie llamado Garrett West —digo—. Debe haber
aquí otra Savannah Grey. Lo siento.
—Usted y su hermana son los únicos huéspedes en este lado del
resort, Señorita Grey. —Extiende su mano un poco más lejos, tratando de
entregármelo.
No lo tomo.
—Por motivos de seguridad, lo hicimos verificar un par de cosas —
señala—. Incluso le pedí que la describiera.
—¿Cómo la describió, entonces? —cuestiona Georgia, colocándose a
mi lado—. Quiero decir, yo tampoco conozco a un Señor West, así que este
hombre podría ser un acosador de algún tipo.
Nos da una mirada en blanco.
Estoy tentada a dejarme caer en mi silla y disfrutar el resto de mi día,
pero saca una nota arrugada de su bolsillo.
Aclarando su garganta, comienza a leer.
—Y cita… Ella es una jodida visión, pero ya que necesito ser
específico, tiene ojos color almendra y rizos castaño oscuro que enmarca su rostro
y complementan su piel. Si está en algún lugar cerca de la playa cuando le dé mi
mensaje, probablemente tendrá su cabello recogido en una banda de lunares rojos
y negros ya que sólo compra ese color por alguna razón.
Retiro la bandana de mi cabeza y lo escondo detrás de mi espalda.
—No estoy usando una hoy.
—Sus labios siempre están cubiertos con una brillante sombra de
rojo —continúa—. Y cada vez que está mintiendo, tiende a hablar muy rápido
y…
—Bien, suficiente. —Arranco el sobre de sus manos—. Muchas
gracias por este mensaje.
—No hay de qué, Señorita Grey. —Asiente y se aleja.
Cuando está fuera de vista, rompo el sobre en trozos y lanzo las
piezas al mar. Después me dejo caer en mi silla y trato de pensar dónde está ahora
mismo.
Es el día dos de la fiesta, así que está en una reunión de logística con
YouTube.
—Realmente quería escuchar el resto de esa descripción —comenta
Georgia, sonriendo—. Te llamó una “jodida visión”, así que eso debe significar
que es bastante duro en el trabajo.
—Es un montón de cosas en el trabajo.
—¿Es atractivo? ¿Vale la pena googlearlo?
—No en lo más mínimo. —Miento, recordando su perfectamente
esculpido rostro—. Es un idiota pomposo y arrogante cuya autoestima es tan baja
que piensa que trajes de mil dólares hacen que las mujeres lo deseen. No lo
hacen.
—Oh bueno, eso es triste.
—Te rompe el corazón. —Me coloco los lentes sobre mis ojos y me
relajo, deseando como el infierno despertar y ver que este día nunca sucedió.
Por favor, deja que este huracán venga antes.
UNO (B)

SAVANNAH

La Navidad Anterior
Punta Cana, República Dominicana

Más tarde esa noche

Las palmeras del lobby resaltan cuando Georgia y yo posamos para


fotos. Estamos usando batas blancas lujosas del spa, cortesía de nuestra mejora. Y
gracias al gerente—y a la tormenta pendiente, tenemos todo el edificio para
nosotras.
Nubes grises están cubriendo la isla, y la lluvia fuerte está atacando
las ventanas, pero el personal no parece muy preocupado.
—Necesito tomar una diadema de reno diferente de la tienda de
regalos —dice Georgia—. ¿Quieres una?
—Sí, pero ¿puedes conseguirme un ángel en vez de un reno?
—Absolutamente. —Recoge su bolso y corre hacia abajo.
Cuando estoy segura de que está lejos, saco mi móvil y entro en el
foro privado Boss-Snark que inicié cuando comencé a trabajar en West Media. No
puedo resistirme sabiendo lo que está pasando en la fiesta ahora mismo, y por
alguna razón, siento que algo está ligeramente mal.

Foro Boss-Snark 1.0


Asunto: Garrett West

Russ76: Bien. ¿Quién rayos orinó en sus Cheerios esta mañana?


¿WTF1 pasa con él hoy?
LilyV8: ¿Verdad? Está siendo mucho más abusivo sobre las metas de
lo usual. ¿Alguien del equipo ejecutivo sabe que está pasando? ¿Dónde está
@SavannGrey?
Heather20: Estaba tomando una piña colada en la playa más
temprano esta mañana y lo vi ladrando/gritando en el teléfono. Lo que sea que
sea, está ENOJADO. (Luce incluso más sexy enojado, debo decir.)
Russ76: @LilyV8 Estoy segura de que está cerca de aquí en algún
lado. ¿Alguien sabe la esencia de colonia que él usa? Estoy pensando en
conseguirle a mi esposo un poco.
Heather20: Se llama “No Tengo una Jodida Alma”. LMAO2.
Probablemente cuesta dos mil la botella, de todos modos... #consíguele un poco
de Calvin Klein
Ruedo a través de los otros mensajes—fijándome en quién está
trabajando en qué mientras intento unir las piezas juntas sobre qué ha molestado a
Garrett.
¿Soy yo?
El sonido de pasos pesados está repentinamente detrás de mí, y luego
escucho a alguien aclarándose la garganta.
—No luce como que estés sufriendo en absoluto… —Es una voz
profunda que conozco demasiado bien—. ¿Estás disfrutando tu tiempo lejos de
mí?
¿Qué mierda?
Respirando profundo, me doy la vuelta y me encuentro cara a cara
con la perdición de mi existencia. El hombre más sexy que alguna vez haya
puesto un pie en Manhattan. En lugar de su usual traje de tres piezas y corbata de
cinco mil dólares, está usando vaqueros y una camiseta gris oscuro que abraza sus
músculos en todos los lugares correctos.
Sus ojos azul oscuro están clavados en los míos, y su sonrisa es más
letal de lo normal.
Por unos segundos, olvido que es Satanás en persona—que ha volado
trece horas para confrontarme en otro país.
Así que, ese mensaje en realidad sí pasó…
—¿Bien? —Sus labios se curvan en una sonrisa ladina—. ¿Lo estás
disfrutando, Señorita Grey?
Trago.
—¿Cómo diablos me encontraste?
—Podrías haber ido al spa en Hawái —dice, observando mi bata—.
Yo habría pagado por ello.
—¿Cómo diablos me encontraste? —repito.
—Bien, como el muy generoso y preocupado jefe que soy, me detuve
en tu condominio —explica—. Con suficiente sopa y cajas de comida para que
pasaras la semana.
—Podrías haber usado Uber Eats3.
—Pensé que mi asesora favorita valía una visita en persona. —Se
acerca, entrecerrando sus ojos hacia mí—. Así que, imagina mi completo shock y
sorpresa cuando no estabas ahí, y que, si realmente tenías una intoxicación,
estarías en un hospital. Llamé a cada uno en el estado.
—Conduje a uno en Nueva Jersey.
—No tienes una licencia para conducir, tampoco auto. —Me detengo
y me molestó contra mi voluntad, me contengo de saltar sobre la barandilla y salir
corriendo de regreso a mi habitación.
—Me encontré con el equipo en Hawái el primer día y decidí que
sería mejor dejarte creer que te saliste con la tuya —dice—. Por lo que realmente,
estoy altamente impresionado con el nivel de detalle que le pusiste a este plan.
Probablemente es el por qué te hice una de mis asesores principales.
—¿Es demasiado tarde para ser relegada?
Él sonríe, cerrando la brecha entre nosotros.
—De nada por la mejora, por cierto. Pensé que merecías dormir en la
mejor suite que este lugar ofrece.
—También merezco pasar las festividades como yo decida.
—Concuerdo. —Observa su reloj—. Tienes el resto de esta noche
hasta mañana en la tarde. Ya que se espera que la tormenta empeore mañana en la
noche, decidí organizar el transporte a Hawái para ti. Tú y tu hermana pueden
compartir mi otro jet.
—Mi hermana no quiere irse de aquí.
—Oh Dios mío, ¿Nos vamos? —Georgia repentinamente rodea la
esquina—. ¿Antes de que la tormenta golpee? ¿Y vamos a Hawái?
—Sí. —Garrett responde, manteniendo sus ojos en los míos—. Así
es.
—¡Oh Dios mío, gracias! —Ella deja salir un suspiro de alivio—.
¡Tú jefe no es esa persona horrible, Savannah! —Inclina su cabeza a un costado
—. Y totalmente mentiste sobre cómo luce. Guau.
Garrett le sonríe antes de regresar su atención hacia mí.
Murmuro: “Jodidamente te odio” y me cruzo de brazos.
—Creo que ya es hora de dejar hacer esta fiesta de oficina. Esta
tradición no es necesaria.
—Es algo que mi padre, quien respeto y amo, implementó.
—Odias a tu padre, y aún está vivo. Lo vi en la cafetería hace dos
días.
—¿Te dijo algo?
—Déjame fuera de esta fiesta, y te lo haré saber.
Silencio.
Nos observamos el uno al otro en un punto muerto, el mismo que
enfrentamos cada día en la oficina. Me rehúso a hacer el siguiente movimiento.
—Señorita Grey —menciona—. El jet estará listo para llevarlas a
Hawaii a las tres en punto.
—Me apareceré a las cuatro.
—Lo imaginé, así que le dije al piloto que se prepare para despegar a
las cinco. —Retrocede, mirándome de arriba a abajo—. Si no hay nada más que
necesitemos discutir en este momento, te veré en la fiesta de la oficina.
Me muerdo la lengua y le dejo ganar esta ronda, lo dejo alejarse bajo
su aura de petulancia. Con cada paso que da, rezo para tener un nuevo trabajo
antes de la fiesta del próximo año.
Nunca permitiré que esto pase de nuevo.
UN AÑO DESPUÉS
DOS

SAVANNAH

Esta Navidad
Manhattan, Nueva York

Por favor, no me hables ahora mismo. Por favor, no me hables…


Giro la llave en el cerrojo de mi apartamento, esperando que ceda y
me salve de una rara conversación con la mujer que vive al lado.
Está obsesionada con las fiestas, e insiste en hacer que todos los de
este bloque firmen su “lista de deseos mágicos”. Ella balbucea sobre lo mucho
que funciona, pero el año pasado, específicamente pedí un nuevo trabajo con un
mejor jefe, una oficina en la planta alta que dé vista a todo Manhattan, y un par de
pijamas tan suaves que tendría que aprender a quedarme en cama. En respuesta,
recibí una promoción a asesor en jefe de Satanás, muebles nuevos y flores en mi
actual oficina, y un conjunto de pijamas de franela que Georgia me envió.
—¿Savannah? —llama—. Savannah Grey, ¿eres tú?
Mierda. Fuerzo una sonrisa y me doy la vuelta.
—Sí, Señora Cole. Soy yo.
—¡Estás volviéndote más hermosa cada día! —Ajusta su gorro rojo
de Santa y camina hacia mí—. Si tu novio viviera en la ciudad, los invitaría a una
de nuestras fiestas privadas. Mi esposo tiene un gran enamoramiento contigo, ya
sabes.
Asiento. Nunca sé qué decir cuando me dice esto, y estoy bastante
segura de que ella y su esposo son swingers.
—De todos modos, es un día antes de diciembre, así que sabes qué
significa. —Saca un sobre rojo con brillantina del bolsillo de su pecho, seguido
de un gigante bolígrafo negro—. Es momento de escribir el top de las tres cosas
que quieres que Santa te traiga. Asegúrate de sellarlo, así él sabrá que es real.
Tomo el bolígrafo de su mano y escribo:
1) Que mi vecina deje de creer en Santa Claus
2) Un orgasmo con mi novio (Quiero decir, sólo uno)
3) Una temporada festiva que finalmente disfrute.

Lamo el borde y lo sello, y luego se lo entrego.


—Aquí tiene, Señora Cole.
—Gracias. ¡Ten una buena noche!
—Usted también. —Abro la puerta y camino adentro, deteniéndome
en seco cuando capto un vistazo del paraíso de invierno en mi sala de estar.
Una línea de árboles navideños blancos de pie en mi ventana,
parpadeando en rojo y blanco, un brillante tren de juguete está recorriendo el
piso, y una lujosa guirnalda verde está colgada sobre casi toda la superficie.
Seis calcetines están colgando en mi chimenea, y cada uno tiene una
sola palabra en brillantina plateada.

Por Favor Ven A Casa Savannah


Me acerco y noto mi libro favorito de niña abierto en mi mesa de café. En el
centro de las páginas hay una nota con la escritura característica de mi abuela.
Querida Savannah,
Espero que no te importe que haya contratado a alguien para decorar tu
apartamento este año.
(Con tu increíble trabajo, creo que puedes costear una mejor cerradura en tu
puerta **carita sonriente**)
Me imaginé que esto es lo más cerca que puedo estar de celebrar las fiestas
contigo.
Sé que tu trabajo no permite días libres en Navidad, pero ¿qué tal si vienes a
verme después de eso?
Llámame cuando puedas.
Te amo.
Abue Hattie
P.S.
Los hice dejar mis mejores galletas en el refrigerador.
P.S.S.
Tu madre no estaría feliz de saber que dejaste de venir a casa después de
graduarte de la universidad. Tampoco lo estaría tu padre. La familia lo es todo,
Savannah.

Camino hacia el tren de juguete y lo levanto de sus rieles,


colocándolo en un cajón.
Mis padres se fueron hace mucho víctimas de un choque de tren, y
ninguna cantidad de galletas o viajes a casa los traerá de vuelta.
Giro mi atención a las galletas de jengibre que están en mi manta.
Cada una de las galletas tiene el nombre de los miembros de la familia que he
dejado atrás. Recorro con mis dedos todos sus nombres, deteniéndome cuando
noto una llamada “Taryn”.
Ugh. La levanto y muerdo su cabeza.
Nunca admitiré a una sola alma, que por mucho que me queje, estoy
un poco agradecida por la fiesta anual de Garrett. Es la “excusa” perfecta de todos
modos. Siempre la ofrezco como la razón por la que dejé de ir a casa.
En realidad, me detuve porque allí había un capítulo pasado de mi
vida que ya no estaba interesada en leer.
Bueno, a cierto personaje, de todos modos.
Exhalando, camino hasta el refrigerador y saco el plato de galletas.
Luego me siento en mi mesa de la cocina y abro mi laptop.
La ceremonia de preparación de este año a la fiesta de la oficina no
va a planearse sola.
Un par de horas más tarde, coloco una marca de verificación junto a
“Recordar al agente de viaje mantener a todos en la oscuridad sobre el destino
próximo, sin excepciones” y observo la siguiente cosa en lista de tareas.
La Ceremonia de Rosas.
Es el evento final de la fiesta, y es sacado directo del guion de The
Bachelor4. El día es dedicado a un ramo de rosas rojas que Garrett le entrega a
cada miembro del equipo ejecutivo para determinar quién está recibiendo “un
aumento” por el año nuevo. Los que se quedan con las manos vacías se les da una
lectura de las cosas que necesitan mejorar, y a algunas personas se les piden sus
renuncias.
O, eso he escuchado que pasa.
Garrett me ofrece la primera rosa sin comentarios, así que siempre he
dejado la habitación sin saber qué viene después.
Pasando a través de las facturas, noto que ninguno de los artículos
necesarios ha sido ordenado. La florista presentó un presupuesto con estimados
en lugar de los números reales, el director de Recursos Humanos no me ha
enviado la lista de empleados que están en espera de revisión, y los pasantes no
han terminado el trabajo que les asigné hace dos semanas.
Suspiro y entro en mi bandeja de entrada, teniendo un cara a cara con
mensajes que deben haber sido reprogramados para el mismo momento.

Asunto: Necesito más tiempo para completar. (El Señor West está
siendo irrazonable, ¿no te parece?)
Asunto: Solicitud de extensión (Por favoooor. Él tiene que saber que
esto no es posible.)
Asunto: ¿Podemos tener otra semana para terminar?

Es mejor que abrir alguno de ellos ahora mismo. También sé que


estoy cansada de ellos utilizando nuestro mutuo odio del jefe para pedir un trato
especial aquí o allá.
Incluso aunque cedo la mayor parte del tiempo, no puedo hacer eso
hoy.
Hacerlo significa una extensión de cinco semanas, en lugar de la
extensión original que les di en octubre.
Mi sangre está comenzando a hervir, y soy tentada a responder
“Diablos, no” a todos, pero me contengo.
Eso no es ser un buen jefe…
Sé que es mejor conseguir a uno de mis mentores profesionales para
hablarme fuera de la oficina, pero hay una sola persona que sé que está despierta
a esta hora. Una persona que siempre contesta cuando llamo.
Levantando mi celular, me desplazo hacia abajo hasta “Satanás en
Persona” y presiono llamar sin un segundo pensamiento.
—¿Sí, Savannah? —Su voz profunda viene de la línea en segundos,
y dudo. No estoy acostumbrada a él llamándome por mi primer nombre, no estoy
acostumbrada a lo bien que suena viniendo de su boca.
Honestamente odio lo fácil que es para él encenderme, aún es capaz
de hacerlo, incluso cuando tengo un novio.
—¿Planeas decir algo? —Hay una sonrisa en su voz—. ¿O, sólo
estás despierta pensando sobre mí a las cuatro de la mañana?
—Ugh, no. —Pongo los ojos en blanco—. Llamé porque necesito
hablarte sobre algo importante.
—Estoy escuchando.
—Estoy teniendo un problema con las cosas que necesitan estar listas
para la ceremonia —digo—. Bueno, eso y muchas cosas más. Todos continúan
pidiéndome más tiempo en sus asignaciones.
—Está bien… ¿Y?
—No entiendo por qué siempre llegan a eso —admito—. Le doy a
todos los mismos parámetros que tú una vez me diste.
Deja salir una suave risa que envía mariposas revoloteando a mi
estómago.
—Gracias por hacerme perder mi tiempo en una llamada telefónica
contigo —expreso—. Te veré en la oficina, y…
—No me estoy riendo de ti. —Interrumpe—. Me estoy riendo de la
idea de que honestamente esperas que tus compañeros de trabajo tengan la misma
ética laboral que tú. Si les das la misma cantidad de tiempo que te di, entonces
sólo puedes esperar la mitad del trabajo. Dales una extensión, o contrata más
personas si lo quieres hecho bajo tus estándares.
Me quedo quieta por varios segundos, sorprendida por su cumplido.
—¿Algo más, Señorita Grey?
—Sí. —Aclaro mi garganta y saco mi planificador—. El Señor
Warner me envió un email solicitando que atrasemos nuestra reunión en
Rockefeller Plaza por una hora. Le dije que estaba bien, pero aún necesitaré irme
a las ocho.
—Para la cita con tu novio, ¿cierto?
—Sí. —Hago una pausa—. Me encontrará para la cena justo después
de que su vuelo llegue.
—Hmmm. ¿Ya te decidiste por un vestido?
—Aún estoy debatiendo entre algunas opciones.
—¿Cuáles?
Soy tentada a responder “No es tu asunto” pero tiene un buen sentido
de la moda. Eso, y Georgia previamente sugirió usar una camiseta de “La
distancia nos hace más cercanos” y vaqueros.
—Hay tres. —Me coloco de pie y camino hacia mi habitación.
Abriendo mi armario, enciendo las luces y voy hacia mis opciones.
—Hay uno con línea A rosado y blanco que usé hace unas semanas
en la reunión con Donovan, el negro que usé el mes pasado en el evento de
caridad, y uno azul marino nuevo que aún no he usado.
—Luces bien en azul oscuro, así que deberías usar ese —señala—.
¿Dónde lo compraste?
—Versace… Mi novio lo compró para mí.
—Tu novio alardea sobre comprar sus trajes en estantes de
liquidación —menciona—. Dudo que alguna vez haya puesto un pie en esa
tienda.
No me molesto en negarlo. Retengo una risa y lo dejo estar. —
Gracias por tu ayuda.
—De nada.
Silencio.
En momentos como este, casi siento que somos amigos—que tal vez,
sólo tal vez, podemos tener una conversación que no termine conmigo colgando
en su cara.
—Estaba a punto de entrar a la ducha cuando llamaste, Señorita Grey
—dice—. Así que, a menos que planees venir y unirte—sin el novio, me gustaría
dejar el teléfono ahora.
Bueno, tanto para eso.
Termino la llamada y comienzo a conceder extensiones para mis
colegas.
TRES

GARRETT

Esta Navidad
Manhattan, Nueva York

—¡Señor West! ¡Señor West! ¿Qué tan serios son los rumores sobre
su compañía adquiriendo Netflix? ¿Significa que está vendiendo sus acciones en
YouTube?
Ignoro las preguntas de la prensa mientras salgo del edificio del
Empire State. Sólo les he dado tres horas de mi tiempo y les permití hacer
cualquier pregunta que quisieran, pero por supuesto, nunca es suficiente.
Camino en zigzag a través de la multitud y me deslizo en el auto de
mi hermano menor Seth.
Al momento que cierro la puerta, el conductor acelera hacia las
oficinas de West Media.
—Sabes, esta podría ser la primera vez que luciste como un CEO que
le importa un comino una conferencia de prensa. —Seth sonríe—. Casi creí que
tenías un corazón cuando estuviste allí. Buen trabajo.
—Jódete, Seth.
Él ríe y saca una caja verde brillante de su portafolio. —Aquí. Papá
quería que te diera esto.
La tomo, colocándola entre nosotros.
—¿No vas a abrirla?
—No sin llamar a un escuadrón antibombas primero.
—Te compró un bolígrafo. —Pone los ojos en blanco—. Es un
bolígrafo grabado que dice “Extraño nuestras antiguas navidades y lo siento”, en
caso de que quieras saber. También te escribió una pequeña carta. Estoy seguro de
que es un poco diferente de la que me dio a mí, pero…
Ignoro su voz y miro la ventana. El tráfico que va y viene es mucho
más interesante que lo que sea que mi padre tiene que decir después de años de
tratarme como nada.
Un cambio hubo en él en el momento que perdió a mi madre, y se
transformó en un bastardo de corazón frio que crió a sus niños como soldados en
vez de hijos. Tanto como estaba preocupado, nuestra relación no valía años de
compromiso y trabajo para arreglarla.
Él no lamenta nada. Necesita dinero.
Dejo salir un suspiro y saco mi celular. Me deslizo hacia abajo hasta
el nombre de Savannah para enviar un rápido texto.
Yo: Mi padre está intentando jugar la carta de simpatía de nuevo.
¿Cuánto dinero le envié la última vez? Lo olvidé.
Su respuesta es instantánea, como siempre.
S. Grey (Ella No Es Tuya): Cincuenta mil. Te aconsejé enviarle
setenta y cinco. ¿Te gustaría que le enviara el resto ahora? (¿Qué tan seguro estás
del vestido azul?)
Yo: Sí. Gracias. (500%)
Toco mis dedos contra la pantalla, queriendo pedir una foto de ella
usando ese vestido, pero sé que eso es cruzar la línea.
Los dos bailamos alrededor del otro cada día de alguna manera nunca
girando en el otro. La tensión entre nosotros es palpable y siempre presente, pero
pretendemos que no existe.
S. Grey (Ella No Es Tuya): No es que aprecie tu opinión, porque no
lo hago, pero ya que nunca lo has visto, ¿crees que esto funcionará para Joshua?
[imagen.]
La imagen carga y mi polla instantáneamente se endurece. El vestido
tiene un corte extremadamente bajo que casi expone los montículos de sus pechos
copa C.
La tela se adhiere a sus curvas en todos los lugares correctos,
ajustándose en la cintura.
Justo donde debería comenzar a besarla antes de bajar…
Toma todo de mí no responderle “Joshua no te merece”, pero me
contengo.
Yo: El vestido es perfecto. Puedes volver al trabajo ahora. Tu oficina
no está diseñada para shows de moda, y no te estoy pagando un salario de seis
cifras para ayudarte a escoger tus vestidos.
S. Grey (Ella No Es Tuya): *emoticón del dedo medio*
—Así que, uh… No iré a la fiesta este año. —Las palabras de Seth
me sacan de mis pensamientos.
—¿Disculpa?
—Quise decirte anoche, pero me ocupé con la propuesta de Yardley.
¿No vas a preguntarme por qué no estaré allí?
—En absoluto.
—Bueno, te lo diré de todas formas. Voy a proponerle matrimonio a
Amelie Foster—la mujer que te presenté hace meses. —Me mira como si
esperara que le diga que esto está bien. Que de alguna manera está por encima de
las reglas porque él es el CFO5 y quiere faltar por razones personales.
Me cruzo de brazos y lo dejo esperando.
—Es el amor de mi vida. —Saca una pequeña caja de terciopelo de
su bolsillo y la abre, mostrándome un anillo con un diamante gigante—. Sé que es
rápido, pero nunca me he sentido de esta manera sobre nadie, y espero que ella
diga que sí.
—Amelie Foster solía trabajar en Contabilidad —digo—.
¿Comenzaste a salir con ella antes o después de que renunciara?
—¿Eso qué importa? —se burla—. Ella no trabaja para ti ahora, así
que deja cualquier fantasía que tengas de hacer de tu hermano menor un ejemplo
de tu regla de oro.
—Sólo estoy haciendo una pregunta.
—Y yo me estoy rehusando a darte una respuesta. —Me observa—.
¿Preferirías que manejara a Amelie como tú manejas a Savannah?
—¿Qué se supone que significa eso?
—No te hagas el estúpido. —Se encoge de hombros—. Debería
seguir en negación y enfocarme en mi trabajo, ¿verdad?
—No tengo idea de qué diablos estás hablando —expreso—. Pero
haré un ejemplo de ti, y si no te apareces con todos los demás, estaré contratando
un nuevo CFO en enero. Se supone que eres mi compañero.
—Tu compañero de negocios. No un maniático que vive, respira y
come trabajo veinticuatro horas al día. —Pone los ojos en blanco—. Tengo una
vida, Garrett.
—Yo también.
—¿Lo haces? —Me mira directo a los ojos—. Porque por la última
década y media, lo único de lo que has hablado es West Media, y todos los filmes
y estudios de producción que estás operando. Lo que es irónico, porque no creo
que te hayas sentado a ver una sola película en años.
Trato de refutarlo, pero es cierto. El video más largo que puedo
recordar haber visto está en YouTube.
—Exactamente. —Él abre su puerta cuando el conductor estaciona el
auto frente a las oficinas—. Supéralo.
Espero unos segundos antes de salir a la nieve. Me tomo mi tiempo
caminando hacia adentro así no tendré que hablar con Seth de nuevo hasta el
almuerzo.
Tomo el elevador hasta mi piso y veo a un repartidor buscando a la
recepcionista. Parece estar más allá de perdido, y está sosteniendo flores que
parecen tener un día más de vida en ellas, como mucho.
—¿Qué es esto?
—Una entrega, señor. —Las extiende hacia mí—. Son para una
Savannah Grey.
—No pueden serlo. —Estoy seguro de que son para alguien más
ahora—. Es alérgica a los lirios.
—Bueno, tal vez quiera arreglarlo con el remitente, señor. —Él
voltea la etiqueta—. No soy responsable por nada más a partir de este punto. Feliz
Navidad.
Miro hacia abajo y leo la nota.
¡Felices Fiestas, nena!
Sé que odias la distancia, pero es sólo temporal.
De todas formas, pensé en ti hoy y quería enviarte algo especial antes de la cena.
Estas flores pueden lucir ligeramente viejas, pero es sólo porque viajé por toda la
ciudad para encontrar las correctas.
No puedo esperar para verte esta noche.
Joshua.
Nota para el repartidor:
¿Puedes asegurarte de que la etiqueta del precio sea arrancada antes de dárselas?
¡Gracias!

El repartidor no ha seguido las instrucciones, ya que aún veo la


etiqueta. ¡Especial de Flores de 1 Semana! ¡75% menos, $5.99!
Jesucristo.
CUATRO

SAVANNAH

Esta Navidad
Manhattan, Nueva York

Foro Boss-Snark 1.0


Asunto: Garrett West

JerryMkting: Quien haya sacado mi nombre en el juego de Santa


Secreto este año, ¿podrías regalarme un email para mi esposa? Haz que diga,
Asunto: Mis condolencias (Jerry era un buen hombre) ¿Tal vez si cree que morí,
finalmente me dé el divorcio?
Russ76: LMAOOO6, yo lo haré. Hablando de divorcios, los rumores
dicen que el Señor West amenazó con despedir a su hermano. ¿Qué clase de
bastardo despediría a su carne y sangre?
SavannGrey: La misma clase de bastardo que está actualmente
haciéndome ir a comprar una nueva bandeja plateada para la Ceremonia de Rosas
como si fuese una especie de interna. (¿Quién diablos ha notado que usa una
“bandeja cien por cierto única” cada año? ¿Por qué este detalle siquiera importa?)
LilyV8: Mientras estás en la tienda, revisa y fíjate si venden almas…
Compra dos.
SavannGrey: Ya revisé. No hubo suerte. Y ugh. Me olvidé sobre el
Santa Secreto. Buscaré a mi persona “afortunada” cuando regrese.
Yardley34: @Russ78 Él me hizo lavar su Maserati ayer porque lo
interrumpí en el tráfico. Este hombre ya no es lo primero.
JerryMkting: Está bien, aquí hay una mejor sugerencia. Quien sea
que saque el nombre del Señor West en el juego del Santa Secreto este año,
¿podrías por favor regalarle diez horas de terapia psicológica? Luego, ¿podemos
todos anotarnos para eso?
CUATRO (B)

SAVANNAH

Esta Navidad
Manhattan, New York

Vientos nevosos azotan mi rostro mientras salgo de la tienda


personalizada. No estoy segura de por qué decidí caminar dos bloques en lugar de
conseguir un taxi, pero ahora me estoy arrepintiendo de esa decisión.
Aunque, tal vez necesito aire fresco.
Ahora que West Media está a una semana y media de la ceremonia de
preparación, la oficina está de lleno en modo pánico festivo, y aunque se
desenvuelve de la misma manera cada año, la presión aún es intensa.
Ejecutivos de Disney, Netflix, y de cada compañía de cable en el país
vuelan en sus jets privados para estar en el lado bueno del Señor West porque
saben que trabajamos en sus plataformas durante la fiesta de la oficina. Intentan
sorprenderlo con viajes exclusivos a juegos privados de golf, millones de dólares
bajo la mesa, y un par de ellos incluso ofrecen sus aviones privados. Piloto
incluido.
Lo que ellos no saben es que yo soy a quien necesitan impresionar, y
ya he decidido mi consejo al Señor West. En adición al “ten un jodido corazón”,
Están llenos de mierda. No hagas ningún trato especial con ellos.
Para el momento que llego a las oficinas, mis tobillos están
congelados, y mis rizos están goteando húmedos por una repentina llovizna.
Mientras limpio mis botas en la alfombra de la entrada, veo a Garrett
hablando con algún representante de Disney al final del pasillo. Está usando un
abrigo hecho a la medida sobre su traje de tres piezas, y cada mujer que pasa
junto a él echa un segundo vistazo.
Estoy tentada a gritar. Es un mujeriego, no pierdan su tiempo, pero
guardaré eso para otro día.
Le entrego la bandeja plateada a la recepcionista principal y decido tener mi
parte lista del juego del Santa Secreto.
—Buenas tardes, Señorita Grey. —El guardia de seguridad pregunta
por mi identificación—. ¿Vino por su persona afortunada?
—No hay nada afortunado sobre esto. —Frunzo el ceño—. ¿Puedo
pagarte unos cuantos cientos de dólares para no participar en esto? Fácilmente
podrías hacer el ajuste en el libro en privado y él nunca lo sabría.
—¿Cree que estoy dispuesto a perder mi trabajo por unos cuantos
cientos de dólares? —Señala el árbol—. Recoja una caja y tráigala.
Comienzo a caminar, pero entonces me detengo y miro sobre mi
hombro. — ¿Qué sobre perderlo por unos cuantos miles de dólares? Puedo
ayudarte a encontrar uno nuevo.
—No me haga llenar una queja con Recursos Humanos, Señorita
Grey.
Suspirando, camino hasta el árbol y miro los regalos brillantemente
envueltos. Me decido por uno dorado con un lazo negro que luce exacto como el
que escogí el año pasado y se lo entrego al guardia.
Como es tradición, él escanea el fondo de él, y luego me indica que
lo abra frente a él.
Me tomo mi tiempo delicadamente rompiendo el papel, con
esperanza de que se irritará y me dejará fuera de esto, pero tiene la paciencia de
un santo.
Cuando finalmente quito el papel, levanto la tapa y saco el adorno
verde que contiene el nombre del recibidor.
Garrett West.
Tomo un respiro y lo dejo caer al suelo, rompiéndose en pedazos.
—Savannah Grey escoge a Garrett West —dice, escribiéndolo en su
libro super secreto—. Está bien, puede irse ahora.
—Ese no es quien escogí. —Me coloco encima del vidrio—. Escogí
a George Shaw de Contabilidad.
—No, yo escogí a George Shaw de Contabilidad. —Señala la puerta
—. Adiós, Señorita Grey. Felices fiestas.
Salgo de la habitación y noto a Garrett liderando a un grupo de
miembros de la prensa a una habitación formal. Incluso desde la distancia, no
puedo negar que es sexy como el infierno. Jefe bastardo o no.
Sus ojos azules repentinamente encuentran los míos, y me mira de arriba
abajo de una manera que hace que mi respiración se dificulte. Dice algo a uno de
los asociados y me hace una seña para que lo espere.
Mientras camina hacia mí, intento no enfocarme en el hecho de que
es incapaz de lucir menos que perfecto. Que, si no fuese mi jefe, habría hallado el
coraje para invitarlo a salir hace años.
—¿Te tomó todo este tiempo recoger una bandeja plateada, Señorita
Grey? —pregunta—. Incluso si caminaste…
—Sí caminé. —Lo interrumpo—. Pero ahora que lo pienso, no
aprecio ser mandada a hacer el trabajo de un interno. Debería estar hablando con
los ejecutivos contigo.
—¿Por qué? —Alza su ceja—. Tu mente ya está confusa, y odias
lidiar con este tipo de personas.
—Ese no es el punto.
—Tú también, recordando lo que me has dicho, tiendes a ponerte
nerviosa y estresada cuando es noche de cita así que pensé que apreciarías hacer
algo simple. Ya que estaba equivocado, puedes irte.
—¿Qué estás diciendo?
—Que eres libre para irte y volverte loca con tu novio. Asegúrate de
que tenga suficiente dinero en su tarjeta de crédito para pagar por una comida
completa esta vez.
—Eso sólo pasó una vez, y él honestamente malentendió las reglas
de la Hora Feliz.
—No importa —señala, mirándome de arriba a abajo—. Está
saliendo contigo, así que eso nunca debió haber pasado en absoluto…
CINCO

GARRETT

Esta Navidad
Manhattan, Nueva York

Me deslizo hacia abajo hasta el nombre de Savannah en mi móvil y


cambio su nombre por enésima vez desde que comenzó a trabajar para mí. Tengo
que usar una cierta distracción cada vez que ella sale con un hombre que no soy
yo, o sino encuentro una forma para llamarla y hablarle sobre algo al azar. (Por
qué siempre me responde cuando hago eso, no tengo idea)
S. Grey (No Seas Molesto y No Interrumpas Su Cita Esta Noche)
Yo tengo una cita por mi cuenta, de todos modos.
Desafortunadamente, no se compara a Savannah en ningún aspecto.
Es una típica socialité bonita que piensa que chismear es una forma de arte.
Mientras estoy escogiendo mi traje y corbata, mi celular vibra con
una llamada de Private Executive Travel.
—¿Sí? —respondo.
—Señor, hicimos una búsqueda extensa como solicitó en todos sus
empleados, una sola persona ha planeado viajar en las próximas semanas. Una
Señorita Savannah Grey.
—Qué sorprendente. —Sonrío—. ¿A dónde irá este año?
—Dice Colorado Springs, señor —responde—. Pero aquí está la
cosa. Indagamos un poco más y notamos que ella compra este pasaje varias veces
al año.
—Oh —digo—. Bueno, tal vez es para un amigo.
—El pasaje está a su nombre, señor. Lo compra y nunca lo usa, así
que no creo que tenga algo de qué preocuparse.
—Gracias —menciono—. Muchas gracias.
No estoy seguro de por qué Savannah se molestaría en comprar
pasajes que nunca usa, pero estoy seguro de que tiene alguna razón.
Guardando una nota en mi móvil, comienzo a llamar a la compañía
de viajes de regreso, pero la llamada de mi asistente ejecutiva viene primero.
—¿Sí, Janet? —respondo.
—Me disculpo de antemano si esto suena extraño, pero el hombre
que me escribió esta noche jura que te conoce. —Exhala y comienza a leer.

Por favor pregúntale a tu jefe, el Señor Garrett West si puede prestarme con
PayPal o CashApp veintiún dólares a las seis en punto así yo podría llevar a la
mujer que lo asesora diariamente a cenar.
Dile que le regresaré el dinero.
Mi código de cash app es $joshh5, y mi PayPal es JoshHHM
Aprecio su discreción en este asunto
¿Qué mierda?
—Ve y dáselo. —Termino la llamada y cambio el nombre de
Savannah en mi celular una vez más.
S. Grey (Que Se Joda Este Novio, Ella Puede Hacerlo Mejor)
SEIS

SAVANNAH

Esta Navidad
Manhattan, Nueva York

—No puedo creer que sacaste el nombre de tu jefe para la tradición


del Santa Secreto. —Mi novio, Joshua, se ríe de mi miseria en la cena—. ¿Ya
tienes una idea de qué vas a conseguirle?
—Las aerolíneas no venden pasajes de ida al Infierno, así que tendré
que buscar algo más —digo—. Siento que subimos y bajamos más de lo usual,
¿sabes?
Él asiente concordando, pero no sabe la mitad de ello.
—Es loco —menciona—. Algunas veces siento que ustedes dos están
en una relación. Estoy seguro de que sé mucho más sobre él de lo que él sabe
sobre mí.
—Lo siento —digo, alcanzando su mano sobre la mesa—. Es sólo…
—La temporada de preparación para las fiestas y es estresante como
el infierno. —Sonríe y le da un suave apretón a mi mano—. Lo sé, nena. Lo sé.
¿Ya probaste tu arroz?
—No. —Levanto mis palillos y trato de no lucir decepcionada.
Actualmente estamos sentados en un agujero de comida china en
Nueva Jersey, muy lejos del lugar “super lujoso” que previamente prometió.
No puedo molestarme demasiado con él, sin embargo.
Está comenzando a vivir la vida como un desarrollador de apps y los
fondos están ajustados. Lo sé y creo que valdrá la pena algún día.
Contrastando con Garrett West, él sabe lo que es luchar, lo que es
vivir de paga en paga, y él no…
Dejo de pensar una vez que lo veo empujar unos paquetes de sal y
pimienta en el bolsillo de su abrigo.
—¿Qué estás haciendo, Joshua?
—Se me acabaron los sazonadores en mi casa. —Él baja su voz—.
No creerías el costo de las cosas en Los Ángeles. Es el por qué le pedí a la mesera
por un poco de parmesano extra en el costado. Traje unas bolsas herméticas para
la ocasión.
Parpadeo. —Puedo comprar algo de sazonador en línea y hacer que
te los envíen.
—No, está bien —dice—. Nunca te pediría que me compraras nada.
Como sea, volviendo a tu jefe. Podrías escribir una carta con todas las cosas que
odias sobre él y envolverla en un papel bonito. Eso debería funcionar como un
regalo.
—Le he dado eso en sus dos últimos cumpleaños.
—Oh. —Se encoge de hombros—. Bueno, sólo no pongas esfuerzo
en eso. Dale algo que muestre que realmente no te importa nada, excepto la paga.
—Bien pensado. —Coloco una servilleta en mi regazo—. Hablemos
sobre algo más. ¿Cómo estuvo tu vuelo?
—Bien, sin turbulencias —dice—. ¿Recibiste mis flores?
—Sí. —Sonrío con el pensamiento de ellas—. Todos en mi piso
estuvieron muy impresionados con el arreglo.
—¿De verdad?
—Sí. —Asiento—. Quiero decir, no es que importe, pero no te
costaron demasiado, ¿o sí? Lucían incluso más costosas que las que me enviaste
la semana pasada. Esas también fueron increíbles, por cierto.
Él alza su ceja, confundido. —No te envié flores la semana pasada.
—Sí, lo hiciste. —Saco mi celular y comienzo a pasar entre mis fotos
—. Me perdí tu llamada de Skype, y me enviaste rosas rojas con una tarjeta de
“No necesitas disculparte”. Espera, tengo que encontrarla.
—¿Qué clase de flores recibiste hoy de mí?
—Ocho ramos de rosas rojas y blancas. —Sonrío—. La florista dijo
que eran sus flores más vendidas, y están descansando en el centro de mi
escritorio. —Mi voz se apaga una vez que noto la mirada en su rostro.
—¿Ocho ramos de las mejores rosas? —Sus ojos están entrecerrados,
y su mandíbula está apretada—. Dime que no eres tan jodidamente densa,
Savannah.
—Realmente amo tus flores —expreso—. Son hermosas.
—Está bien, así que sí eres tan densa. —Sacude su cabeza y hace
señas para la cuenta—. Debí haber visto esto hace mucho tiempo.
—¿Preferirías que te diga que las odio?
—No, preferiría que me dijeras que te estás follando a Garrett West,
pero tratando de no causar una escena mientras lo haces. —Él sisea—. Quiero
decir, es tan obvio, y soy muy tonto. Probablemente escogiste su nombre a
propósito, así que podías irte con él en tu viaje que supuestamente odias.
—No estoy durmiendo con mi jefe. —Siento mi sangre comenzando
a hervir—. Y estás haciendo una loca suposición por ninguna razón.
—¿Ninguna razón? —Ríe maniacamente, y la conversación
alrededor de nosotros se convierte en susurros—. ¿Ninguna razón? Oh, está bien.
—Tal vez debería irme ahora —digo, ahora notando que ni siquiera
se fijó en mi vestido—. Puedes llamarme cuando sea que vuelvas a tus sentidos.
—¡No volveré a llamarte nunca! —Me mira enfurecido—. ¿Y sabes
qué? Para tu regalo del Santa Secreto, ¿Por qué no sólo pones un moño en tu coño
y te sientas en el rostro de tu jefe? Estoy seguro de que le encantará, si no lo has
hecho con él antes, claro.
Mi mandíbula cae al piso, y el restaurante completo se queda en
silencio.
Un tenedor golpea el suelo varios segundos después, rompiendo el
silencio con un estruendoso sonido.
Tiro mi servilleta en mi plato y me pongo de pie.
—Tanto para que no causara una escena, ¿cierto?
—Tú te lo buscaste —señala, firmando el recibo—. Jódete, perra
mentirosa.
No estoy segura de qué se apodera de mí, pero la siguiente cosa que
sé, estoy agarrando la copa de jugo (No pudo costear el vino) y lanzándolo en su
rostro.
Tomo mi abrigo y dejo el restaurante sin otra palabra, ignorando los
susurros que siguen mis pasos.
Lucho contra las lágrimas de frustración mientras tomo el elevador
hacia abajo. Me tomo mi tiempo abotonando mi abrigo—protegiendo mi corazón
del frío, y luego entro en la más reciente ventisca de Manhattan.
Acercándome a la acera, levanto mi mano y detengo un taxi.
—¿A dónde, Señorita? —Los ojos del conductor encuentran los
mismos a través del espejo retrovisor—. Está enfrentando una demora de un
mínimo de treinta minutos, sin importar qué, con este tráfico.

Perfecto.

—La séptima en… —Me detengo. La última cosa que necesito hacer
volver a casa—. A West Media, por favor.
—Seguro. —Entra en la calle, y pierdo la guerra con mis lágrimas
por el resto del camino.

Una hora más tarde, le entrego al conductor un puñado de billetes de


veinte y me apresuro a entrar en el edificio. Todos los empleados se han ido hace
mucho, pero las luces de la oficina de Garrett aún están encendidas.
Como de costumbre…
Sin pensarlo, me dirijo a su piso y camino hacia la sala del consejo.
Me quito mi abrigo, y saco mi laptop de mi bolso para comenzar a trabajar en mi
siguiente proyecto.
Luego mi próximo proyecto, y el que sigue.
Antes de saberlo, he adelantado mi trabajo una semana completa.
Cerca de las dos de la mañana, Garrett deja una taza que está al tope
con crema batida en frente de mí.
—¿Señorita Grey? —Se aclara la garganta, esperando que lo mire—.
Habría jurado que tenías una cita antes.
—La tenía.
—¿Le gustó tu vestido?
—No tuvo oportunidad de realmente verlo.
Me mira de arriba abajo.
—Qué desafortunado. ¿Cuánto duró la cita?
—Veinte minutos, tal vez. —Golpeo mis dedos contra la mesa; no
tengo idea de por qué siento la dolorosa necesita de abrirme con él algunas veces
—. Me botó porque piensa que lo estoy engañando con alguien más.
Arqueando su ceja, toma un largo trago de su café.
—Nunca te he escuchado hablar de otros hombres excepto de él.
¿Con quién cree que lo engañas?
—No dijo. —Me encojo de hombros—. Realmente se molestó
después de que le agradecí las rosas que me envió hoy.
—Tal vez está estresado. Estoy seguro de que cambiará de opinión
más tarde.
—Tal vez. —Me levanto de mi silla—. ¿No tenías una cita con
Helen, la heredera hotelera?
—Sólo duró media hora.
—¿Eso es lo que le tomó finalmente notar que eres el Diablo
encarnado?
Sus labios se curvan en una sonrisa, pero no responde. En cambio, se
acerca a mí, bajando su voz.
—Si tu novio no te llevó a casa inmediatamente, después de verte en
este vestido, algo está mal con él.
—O tal vez escogiste el equivocado —digo, sintiendo esa familiar
tensión llenar la habitación—. Tal vez tu gusto no es tan bueno como crees.
Me mira de arriba abajo de nuevo, su mirada deteniéndose entre mis
muslos. —En ese caso, deberías dejarme probarlo por mí mismo.
—¿Qué? —Estoy segura de que no escuché eso bien.
—Me oíste —expresa, inclinándose más cerca—. Déjame probarte.
Mis ojos se agrandan, quiero retroceder y dibujar la línea, pero él
presiona su boca contra la mía, cada nervio en mi cuerpo volviendo a la vida.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello mientras me besa más
profundo, a medida que agarra mi cintura y me atrae hacia él.
—Joder… —susurra ásperamente contra mi boca, bajando su mano
contra mi muslo expuesto. Desliza una mano bajo mi vestido e inhala una vez que
nota que no estoy usando ropa interior.
Su beso golpea mis labios con un diferente sabor ahora; es diez veces
más apasionado y crudo, y antes de que pueda decir “Por favor, sólo fóllame”, el
sonido del elevador nos interrumpe.
—Señor West, ¿Se encuentra aquí? —Una voz profunda llama, y nos
separamos el uno del otro—. ¿Señor West?
Garrett no responde el llamado, sólo me observa.
Recobro el aliento y trato de mirar lejos de él, pero no puedo. Hemos
tenido momentos antes—pequeños roces contra el otro en la oficina, pero nada
como eso. Nunca.
Y necesitamos mantenerlo de esa manera.
—Bueno, estoy segura de que tu siguiente cita ya está esperándote.
—Miro a mi reloj, aun impresionada por ese beso—. Tú has presumido sobre
creer que cada mujer en esta ciudad saldría contigo, así que estoy segura de que
es sólo cuestión de tiempo. Sólo asegúrate de no escoger socialités o chicas de
Wall Street7. No son buenas para ti.
—No sabía que te importara tanto.
—No lo hace. —Aclaro mi garganta —. Necesito volver al trabajo
ahora, Señor West. Así que, si no le importa, prefiero no hablarle durante las
horas que no me pagan, de 9 a 5.
—Eres asalariada, Señorita Grey.
—Cierto, bien. —Me giro y entierro mi cabeza en un libro,
ignorando la sexy esencia de su colonia—. Si realmente lo sientes, me dejarás
tener unos días libres antes de la fiesta de la oficina. Los necesito ahora.
—Ya sabes que no puedo hacer eso —dice—. No hay excepciones a
las reglas.
—Creo que puedes hacerme la primera. —Pauso—. Eso, o renuncio
para trabajar para tu competencia.
Entrecierra sus ojos hacia mí, sin decir nada por varios segundos. —
Te daré dos días.
—Cuatro.
—Lo dejaré en tres, pero aún me debes trabajo en la cuenta Benson.
—El propósito de tener días libres es no trabajar.
—Entonces haz el trabajo antes de irte, Señorita Grey. —Sisea,
volviendo al Satanás que conozco—. Tómalo o déjalo.
—Lo tomaré.
—Bien. —Se mueve al costado—. Toma el beso contigo, también.
Nunca sucedió.
Me alejo y me encierro en mi oficina—permaneciendo sentada en mi
escritorio el día entero. Sólo me levanto para usar el baño y tomar una pequeña
siesta en la sala de descanso.
Me aseguro de estar cuatro semanas adelantada, y luego entro en un
taxi y me dirijo a casa, a la libertad.

SIETE

SAVANNAH

Esta Navidad
Manhattan, Nueva York

Dos días después

Yo: Te envié los reportes de Davis. ¿Los recibiste?


Señor (No Sé Qué Significa Un Día Libre) West: Hiciste un buen
trabajo. ¿Qué hay sobre los de Harrison?
Yo: Te los daré a las cinco.
Señor (No Sé Qué Significa Un Día Libre) West: ¿Estás teniendo
un buen día libre hoy?
Yo: Si así fuera, no estaría escribiéndote.
Señor (No Sé Qué Significa Un Día Libre) West: Es bueno saberlo.
Mañana, es tu otro día libre, envíame los archivos de Turner.
Espero hasta la medianoche para enviar los archivos que solicitó, y
aunque intento salir del apartamento y recorrer la ciudad, eventualmente termino
en una cafetería donde completo asignaciones en mi celular y fallo en olvidar ese
beso.
No es hasta el tercer día libre que logro pasar dos horas enteras sin
pensar en el trabajo en absoluto. Paso la mayor parte de ese tiempo en el pasillo
nuevo de Whole Foods, descifrando por qué la comida que hago siempre termina
horrible.
Cuando finalmente llego a casa de la tienda de comestibles, Georgia
está saltando en el sillón de mi sala de estar como una niña de 3 años.
Parpadeo un par de veces para asegurarme de que no estoy
imaginando esto. Ella debería estar en un avión yendo a casa en Colorado,
enviándome mensajes de culpa sobre mi negativa para unírmele.
Ella debería estar viéndome lanzar el regalo anual de nuestra prima
Taryn para mí a la basura vía FaceTime, y diciéndome que está bien que la siga
odiando.
—¿Por qué tu mueble es tan suave? —Salta un poco más alto—.
Quiero decir, está a la par de la calidad de los hoteles, ¡y tu cuarto de baño es
increíble! Las fotos que me enviaste no le hicieron justicia, así que necesito una
invitación para venir aquí al menos seis veces al año.
Sonrío.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Sorprendiéndote. —Salta para bajarse y me abraza—. Lamento
que Joshua te dejara de esa manera. Sabes que odiaba su culo tacaño, de todas
formas, y puedes hacerlo mejor. Mucho mejor.
—Gracias. ¿Cómo llegaste aquí?
—Tu jefe —dice—. Me envió un pasaje en primera clase y dijo que
necesitabas desesperadamente alguien con quien hablar. Dijo que no eres tan
mala con él como sueles ser en esta época del año, y estaba comenzando a
preocuparse.
—Él no dijo eso.
—Lo hizo. —Ella saca su celular—. También fue lo suficientemente
generoso para darme una tarjeta de crédito para cenar esta noche. Compré un par
de bolsos Birkin, para asegurarme de que era real, así que necesitarás pretender
que esos son tuyos. ¿A dónde te gustaría ir?
—A ningún lado. Tengo que terminar un proyecto —explico—.
Necesitaremos algo para llevar.
—Por supuesto. —Pone los ojos en blanco—. Sabes, estoy
comenzando a creer que tal vez tu jefe no es tan malo, después de todo.
—¿Disculpa? —Me cruzo de brazos—. Recuerdas que es el mismo
hombre que voló a Punta Cana para hacer que nos fuéramos, ¿verdad?
—Recuerdo que dejamos Hawaii para escapar de la tormenta.
—Este es el mismo hombre por el que te llamo y me quejo a diario.
—La miro furiosa—. A. Diario.
—Sí y no. —Ella sonríe—. Ustedes podrían salir juntos si quisieran.
Tienen mucho en común, y pasan mucho tiempo juntos.
Le doy una mirada en blanco. —Garrett tiene una novia.
—¿Ella sabe sobre ti?
—¿Qué se supone que significa eso?
—Que, si yo conociera a un hombre como Garrett, pero él hablara en
el teléfono con otra mujer en medio de la noche incluso si fuese todo trabajo, yo
no tendría un novio. —Sacude su cabeza—. Y sí, puede ser un poco idiota, pero
te paga muy bien…
— ¿De qué lado estás, Georgia?
— El tuyo, por supuesto. —Ella ríe, caminando hacia su maleta—.
Por cierto, ya que terminé antes de comprar, te traje tu obsequio. Vas a estar muy
orgullosa de mí, porque lo pensé mucho y fui creativa este año.
Sé que es mejor no creerle. Dice eso cada año y el regalo es siempre
el mismo: Un suéter rescatado (de otro color) que ella misma tejió y una tarjeta de
“Agradece que te traje cualquier cosa”.
Me empuja la caja roja, y la coloco en la mesa.
—¿Sabes qué? —pregunto—. Hagámoslo. Hagamos una gran cuenta
en un restaurante cinco estrellas…
—¿No crees que deberíamos conseguirle tu regalo del Santa Secreto?
—¿Le conseguirías un regalo a tu jefe si te hizo trabajar en tus días
libres?
—Buen punto.
OCHO

GARRETT

URGENTE:
Comunicado Interno de West Media

Estimados empleados,

Estamos a dos semanas de nuestra ceremonia de preparación para la fiesta de este


año. Por ello, me gustaría agradecer públicamente al grupo anónimo de
empleados ejecutivos que decidieron darme un obsequio adelantado: Un mes de
“terapia psicológica” y una colección completa de películas de Jefe Terrible con
la nota “Así es cómo nos haces sentir”.
Encuentro esta revelación sorprendente y desafortunada.
Ningún otro jefe en esta ciudad ofrece el rango completo de beneficios y altos
salarios que yo ofrezco. Ningún otro CEO está dispuesto a gastar millones de su
dinero para darle a sus empleados unas vacaciones festivas muy generosas. Dicho
esto, he decidido hacer unos cambios en nuestro evento obligatorio este año, así
podremos, tal vez, estar en la misma página sobre lo que sus sentimientos
significan para mí.
La Fiesta de la Oficina de este año durará tres semanas. Sin excusas.
Como siempre, ansío verlos en la ceremonia de preparación, donde nuestro
compañero de viaje revelará el destino de este año para nuestro viaje de dos
semanas, con todo pagado.
Asegúrense de traer el regalo que compraron para su(s) compañero(s) para la
tradición del Santa Secreto de nuestra compañía.
Sinceramente,
Garrett West
C.E.O., West Media International
P.S.—Se hicieron esto ustedes mismos…
~ La industria del entretenimiento nunca duerme, así que nosotros tampoco ~
NUEVE

SAVANNAH

Esta Navidad
Manhattan, Nueva York

Día de la Ceremonia de Preparación

¡Ringggg! ¡Ringggg! ¡Ringggg!

Me doy la vuelta y pospongo mi alarma por enésima vez esta


mañana. Comienzo sacando las sábanas de mi cabeza, pero antes doy un vistazo
de la hora.
¿Cómo diablos ya son las cinco cuarenta y cinco?
Salgo de la cama y tomo una ducha rápida. Recojo mi cabello en un
moño y me pongo uno de mis pantalones de gala beige favoritos. Me aseguro de
tener mi maletín y mi bolso, pero luego repentinamente siento que estoy
olvidando algo.
Mi regalo del Santa Secreto para Garrett.
¡Ja! La última cosa que él necesita ahora mismo es un regalo.
Nos ha hecho trabajar diez veces más duro después de ese regalo
anónimo, y nuestro beso fue olvidado hace mucho. Tanto que he dejado el trabajo
antes cada día esta semana.
Ha hecho romper en llanto a cada interno, trajo a cada ejecutivo a su
oficina para una evaluación brutal, y me dijo: “Este año podría ser el primer año
que no le doy una rosa en la ceremonia final, Señorita Grey”.
Que se joda esa rosa.
Rebuscando en mi armario, busco una vela que puedo reemplazar,
pero no quiero darle una de esas. Aunque ha sido bueno conmigo últimamente,
aún tiene un historial que no lo hace merecedor de una de mis cosas favoritas.
Busco mi caja de Tarjetas de Regalo de Último Minuto y reviso entre
ellas. Las de cincuenta y veinte dólares son demasiado, así que escojo la de
Amazon de diez dólares.
Incluso eso es demasiado.
Entro en Amazon y gasto la mitad de ello en un acondicionador para
el cabello. Luego levanto el regalo que Georgia me trajo y lo empujo en mi bolso.
Probablemente lo regresará una vez que lo abra, de todas formas.
Ignoro el hecho de que mis vecinos están en la entrada con trajes de
cuero rojo y negro de Santa y me apresuro hacia el taxi.
Agradecidamente, el conductor ya tiene un bagel y café listos para
mí, y él logra llevarme a los cuarteles con cinco minutos de sobra.
Al momento que piso adentro, una de las ejecutivas principales en el
tablero de mensajes—Lily, envuelve su brazo en el mío.
—Sabes, estoy un poco emocionada por la revelación de este año.
Escuché que va a ser un lugar súper lujoso.
—Siempre es un lugar súper lujoso.
—Bridget de Contabilidad dijo que escuchó a la agente de viajes en
el teléfono ayer por la mañana. —Baja la voz—. Le pidió al resort que se
asegurara de que todos los jacuzzis tuvieran acceso privado. Oh, y ella mencionó
algún tipo de paseo en carruaje.
Escucho sus palabras, sonriendo y asintiendo cuando entramos en el
elevador.
Cuando llegamos al piso más alto, nos encontramos caminando
directo hacia una tarjeta de Navidad de la vida real. Como es costumbre, los
decoradores profesionales han ido bastante lejos para hacernos olvidar que
trabajamos en el séptimo círculo del infierno.
Cada ventana está vestida con una guirnalda gigante personalizada
con cinta roja. Árboles de Navidad de seis pies permanecen de pie contra las
paredes, exhibiendo adornos rojos y dorados con luces blancas parpadeando.
Hay una máquina de nieve lanzando copos al aire, y las camareras
usan orejas de elfos mientras cargan bandejas de bebidas.
—Escuché que este lugar va a tener un spa que competirá con
cualquiera a los que hemos ido. —Lily aún está balbuceando—. Eso significa
mejor que Aspen, Miami, Vegas. ¿Qué piensas de eso?
—Pienso que necesito entregar mi regalo —digo, incapaz de lidiar
con más alegría navideña—. Hablamos luego.
Camino entre la multitud en busca de Garrett.
Agradecidamente, está de pie junto a la ventana solo, palpando la
pantalla de su celular.
Sube la mirada hacia mí cuando me acerco.
—Estaba a punto de escribirte, Señorita Grey. Pensé que estabas
intentando evitar la fiesta de nuevo.
—Me quedé dormida.
—Es la primera.
—Y la última. Aquí —digo, entregándole la caja de regalo—. Saqué
tu nombre este año.
—¿Moriré si abro esto? —Alza su ceja—. El equipo técnico dice que
alguien de mi personal tiene una reciente obsesión con historias de Crímenes
Reales: El Jefe Es Asesinado.
—Estoy segura de que esa persona te asesinaría si pensara que podría
salirse con la suya. —Sonrío—. Te conseguí algo que expresa exactamente cómo
me siento sobre ti, así que no quiero que dudes de lo que hay dentro.
Antes de que él pueda responder, Nate de Contabilidad se pone entre
nosotros.
Sostiene una caja azul brillante y me sonríe.
—Esto es para ti, Savannah —dice—. Siento que ahora mismo es el
mejor momento para hacer mi tiro.
—¿En frente del jefe? —pregunta Garrett.
Nate lo ignora, aclarando su garganta. —Creo que eres la mujer más
sexy que he conocido en mi vida, el paquete completo.
Garrett aprieta su mandíbula y le da a Nate una mirada de “¿Es en
serio?”, pero Nate permanece inadvertido.
—No lo abriría hasta la primera noche del viaje, si fuese tú —señala
—. A donde vayamos, me aseguraré de estar despierto y esperar por tu respuesta.
Me guiña el ojo un par de veces, y luego se lame los labios antes de
alejarse.
Garrett observa la caja azul, luciendo como si esperara que la abriera
frente a él.
—Hay una política de no fraternización en esta compañía, Señorita
Grey —dice—. Espero que lo sepas.
—Lo sé. De nuevo, tal vez no debería haberla, ya que nos haces
pasar mucho tiempo juntos. Estoy atada a juntarme con alguno de mis colegas
asesores en algún punto.
Él entrecierra sus ojos hacia mí, y yo entrecierro los míos de
inmediato.
—Señor West, ¿Puede venir, por favor? —La agente de viajes llama
desde el frente de la habitación—. Es casi tiempo de anunciar el destino de este
año.
Me mira por unos segundos más antes de alejarse.
Exhalando, tomo una copa de ponche de huevo de la bandeja de un
mesero. Sacudo la caja de Nate y decido abrirla luego ya que aún está
guiñándome el ojo desde el otro lado de la habitación.
—Damas y caballeros, ¿puedo tener su atención, por favor? —La
agente de viajes llama por el micrófono, y la habitación se calla—. Es mi honor
estar al servicio de ustedes por otro año, ¡Y es tiempo de que revele a dónde irán!
Un retumbe de batería falso suena desde algún lado, y ella hace una
cuenta regresiva desde el diez, luciendo un poco demasiado emocionada sobre
esto.
—¡Tres, dos, uno! —grita, y las palabras “Colorado Springs,
Colorado: ¡El Estado Encantador & Resort!” aparecen en la pantalla.
Me ahogo con mi ponche.
¿Qué diablos?
—¡Este es el único resort seis estrellas en los Estados Unidos! —
grita.
La habitación erupciona en un coro de “Ooohhs” y “Ahhhs”, pero me
sigo ahogando.
Estoy luchando por respirar mientras golpeo mi pecho, y nadie
parece notarlo.
—¿Está bien, Señorita Grey? —Un interno finalmente se apresura
para ayudar—. ¿Se emocionó demasiado por ir a un resort seis estrellas?
Sacudo mi cabeza. No hay nada emocionante sobre regresar a casa
luego de haberme ido por tanto tiempo, y conozco el resort demasiado bien.
Es de mi abuela.
—¡Los paseos en carruajes festivos los van a sorprender! —La
agente ahora está aplaudiendo al ritmo de música navideña mientras imágenes del
resort aparecen en la pantalla—. También puedo garantizarles que este será el
mejor resort de lujo en el que se quedarán alguna vez, y por primera vez desde
que han usado mis servicios, ¡Tendrán el espacio inmobiliario sólo para ustedes!
Más gritos falsos.
Me alejo de la multitud, dejando que mi espalda golpee la pared. No
estaba planeando ir a casa por otros cinco años, y definitivamente no estaba
planeando hacer el viaje con todos mis compañeros de trabajo.
Diablos, cada año compro pasajes de avión para volver, pero nunca
puedo lograr hacerlo.
Ahora, no tengo opción.
Tomando una bebida más fuerte de la bandeja del camarero que va
pasando, miro a través de la habitación y noto a Garrett desenvolviendo mi
regalo. Considero sacar mi móvil y tomar una fotografía de la mirada en su rostro,
pero sé que no necesitaré una foto para recordar este momento.
Abre la caja y parpadea varias veces.
Sí, eso es lo que te mereces, idiota. Sin esfuerzo de ningún tipo.
Sus labios lentamente se separan, y luego cierra la tapa de la caja
antes de mirar hacia arriba.
Sus ojos encuentran los míos, y alzo mi bebida hacia él. Luego
vocifero “Feliz Navidad”.
Responde las mismas palabras, manteniendo sus ojos en mí cuando
alguien le pide que firme algo. Luego camina hacia mí.
No estoy segura de si es el alcohol o el repentino shock que estoy
sintiendo por ir a casa, pero la manera intensa en la que Garrett me está mirando
ahora mismo está haciendo que mis pezones se endurezcan.
Sí luce más sexy cuando está enojado…

—Necesitamos hablar —dice, su voz baja—. ¿Cuándo estás disponible?

—Tienes mi agenda conectada a tu celular.


—Esta va a ser un tipo diferente de conversación. —Él se acerca—.
A menos que tu intención no haya sido realmente darme ese regalo.
—Es quinientos por cierto intencional. Si pudiera habértelo dado
antes, lo habría hecho.
—En ese caso, pudiste sólo decirme lo que realmente piensas de mí,
en lugar de recurrir a un regalo usado.
—Supuse que sería mucho menos sutil de esta manera.
—Hmmm. —Su mirada permanece en mis labios—. ¿Te importaría
encontrarme en mi apartamento esta tarde?
Tienes más de uno.
—¿Cuál?
—Quinta Avenida —dice—. ¿Puedes encontrarme allí?
—Seguro. —Recuerdo que necesito su ayuda con un lanzamiento de
la prensa, y que probablemente necesitaré su sillón para tomar una siesta—. Tal
vez necesite quedarme la noche.
—Eso esperaba —expresa—. Estaba planeando tenerte por horas.
Por supuesto que sí. —No estás planeando despedirme por este
regalo, ¿o sí?
—Lo opuesto. ¿Las seis en punto funcionan para ti?
—Las nueve y treinta son mejores —admito—. Necesito empacar
para el viaje primero.
—Es justo. —Me sonríe en una manera que hace humedecer mi ropa
interior—. Te veré en mi apartamento a las nueve y treinta.
DIEZ

SAVANNAH

Ésta Navidad
Manhattan, Nueva York

Más tarde esa noche, arrojo el vigésimo par de calcetines en mi


maleta y me pregunto si eso será suficiente para mantenerme caliente en la nieve
de Colorado.
Ni de cerca. Agarro cinco más y los guardo en los bolsillos laterales
—Entonces, ¿qué te pareció mi regalo de este año? —Georgia me
sonríe a través de FaceTime.
—Es cálida y suave como siempre —digo—. Gracias por una más.
¿Cuál es la historia de origen detrás de esa?
—¿Cálida y suave? —Ella levanta una ceja—. ¿Por qué diablos
piensas eso?
—Si. —Asiento con la cabeza—. Sabes que siempre aprecio tus
bufandas y suéteres. Normalmente no las uso hasta después de las vacaciones,
pero ...
—No te compré una maldita bufanda, Savannah. —Ella me
interrumpe—. Te compré algo mucho mejor este año. Ve, tómalo y ábrelo.
Trago saliva, no queriendo admitir que su suéter ahora es material
reciclado.
—Tendré que abrirlo cuando llegue a casa, —digo—. Está en una
bolsa que llevé a la oficina.
—Bueno, asegúrate de servir una copa de vino y preparar un baño
caliente para estar lista para tu regalo.
—¿Me regalaste sales de baño? —Me estremezco de solo pensarlo;
la última vez que me envió un poco, tuve un sarpullido durante semanas.
La mirada traviesa de su rostro me hace inclinar la cabeza hacia un
lado.
—¿Qué me regalaste exactamente?
—Algo que puedas usar para sacar toda la frustración que sientes por
tu jefe. Quiero decir, técnicamente, quería conseguírtelo hace meses para las
noches solitarias, cortesía de todos los ex que no serán nombrados, pero el más
reciente está en mi lista de mierda ahora.
—Mi jefe también debería estar allí.
—Oh, lo sé. Él siempre estará ahí. —Ella ríe—. ¡Te compré un
vibrador!
—¿Un qué?
—El Womanizer Pro, —dice ella—. Es uno de los mejores, del que
todo el mundo habla. Presiona esa cosa contra tu clítoris, enciéndelo y te hará
tener un orgasmo en segundos. Confía en mí.
OH. DIOS. MÍO. Mi estómago cae al suelo y me agarro del borde de
la cama, seguro que esto no está sucediendo.
—Lo empaqué con el mejor lubricante ... —Ella todavía está
hablando—. Y te compré una tarjeta en la que escribí yo misma. No se parece en
nada a esas tarjetas impersonales que siempre escojo en el último minuto. Esta
vez fui detallista.
—Por favor, dime ahora mismo que estás bromeando ...
—Por supuesto que no. —Ella sonríe—. ¡Estás tan emocionada como
yo! Lo puedo ver en tus ojos. Escuché cosas buenas sobre la configuración
actualizada. —Continúa balbuceando, poniéndose poética sobre los numerosos
rasgos orgásmicos.
—¿Qué decía tu nota en la tarjeta? —Apenas puedo escuchar mi
propia voz.
—No puedes pensar que recuerdo exactamente cada frase o palabra
por palabra. —Ella se encoge de hombros—. ¿Por qué te ves tan devastada por
esto? Hice este año exactamente lo que querías que hiciera. ¡Fui creativa!
—Lo sé, yo sólo ... pensé que esta vez podría confiar en la
predictibilidad de tu regalo.
—No te estoy entendiendo. —Ella se rasca la cabeza—. ¿Por qué es
que querías un suéter esta vez?
—Porque acabo de regalarle tu regalo a mi jefe. —Rebobino
mentalmente la forma en que me miró en la fiesta. La forma en que se acercó a mí
con puro deseo y necesidad en sus ojos.
Nuestra conversación sobre la reunión en su condominio tiene ahora
un significado completamente nuevo.
<Estaba planeando tenerte por horas.>
Georgia tiene la boca abierta de par en par y ninguna de los dos habla
durante un rato.
—Tal vez no lo abrió todavía, —dice—. Estoy segura de que todavía
tienes tiempo para cambiarlo por otra cosa mañana, ¿cierto?
Niego con la cabeza.
—Y lo vi abrirlo.
—¿Estás segura de que lo desenvolvió por completo? Y quiero decir,
oye, ¿quién puede asegurar que él sabe lo que es un Womanizer?
—Él sabe exactamente lo que es, —le digo, luego entrecierro los ojos
hacia ella—. ¿Qué diablos escribiste en esa nota?
Sus ojos se abren y toma una hoja de papel y la arruga entre los
dedos.
—Se está cortando la comunicación contigo, Savannah, —dice—. Yo
tampoco puedo escucharte.
—¡Puedo jodidamente verte, Georgia!
—Cierto. —Ella sonríe tímidamente, y luego termina la llamada,
desapareciendo de mi pantalla.
La llamo de nuevo, negándome a dejarla escapar sin decirme lo que
escribió.
No hay manera de que me encuentre con Garrett en su apartamento
esta noche. No hay forma de que vaya a responder sus llamadas telefónicas o sus
mensajes de texto, y tampoco voy a volar con él a la fiesta de la oficina.
Tengo que encontrar una salida a esto. Y esta vez, de verdad.
ONCE

GARRETT

Esta Navidad
Manhattan, Nueva York

Dejo escapar un suspiro cuando salgo de mi séptima ducha fría de la


tarde. Desde el momento en que me fui de la ceremonia de preparación, me
pasaron por la mente pensamientos de follar con Savannah por todo mi
condominio.
Tuve que tomarme el resto del día libre, la primera vez en mi carrera,
solo para asegurarme de que teníamos todo lo que necesitaríamos.
Estoy más que dispuesto a acabar con la tensión que ha existido entre
nosotros durante años, y quiero que dejemos de jugar y aceptemos salir juntos.
Es lo único que tiene sentido en este momento, y puedo eliminar la
cláusula de fraternización con solo deslizar un bolígrafo.
Poniéndome un par de pantalones de chándal, camino por el pasillo
hacia mi gran habitación. Aprieto un botón en el control remoto y las cortinas de
las ventanas panorámicas suben lentamente y me dan una vista perfecta de la
ciudad.
Es la superficie perfecta para presionar a Savannah en cuestión de
minutos.
Donde diablos está ella
Miro el reloj y noto que son un poco más de las diez.
Esta mujer nunca llega tarde, incluso cuando se queda dormida.
Confundido, levanto mi teléfono y llamo a mi secretaria.
—¡Dios mío, pensé que nunca volverías a llamarme! —ella responde
—. Juro por Dios que si no necesitara el dinero, habría dejado la oficina de este
imbécil hace meses.
—Hola, Verónica —digo.
Ella toma una bocanada de aire y la línea se queda en silencio.
—¿Ha visto a la señorita Gray en el edificio esta noche? —Pregunto,
completamente imperturbable por la forma en que respondió el teléfono—. ¿Está
ella en su oficina?
—No, señor —dice ella—. Se fue a casa después de la ceremonia de
preparación y no regresó. Sin embargo, llamó hace media hora quejándose de un
dolor de cabeza.
—¿Dejó un mensaje formal?
—Por favor, no me despida. —Las palabras salen de su boca—. Odio
trabajar para usted, pero realmente necesito este trabajo.
—Deme el mensaje de la señorita Grey. Ahora.
—Claro. —Los papeles crujen de fondo—. Dijo que terminó todo su
trabajo, delegó tareas a los ejecutivos y lo verá en el aeropuerto cuando sea el
momento de ir a la fiesta de la oficina en dos días, ya que está sufriendo una
migraña repentina.
—Ya veo.
—Está bien, así que de vuelta a lo mío —dice—. Es un placer total
trabajar para West Media, y debo decir que me siento muy honrada por las
generosas oportunidades que ustedes ...
Cuelgo el teléfono cuando está en mitad de la oración. Tengo cosas
más importantes que hacer.
Suspirando, me acerco a la mesa de café y tomo la tarjeta del regalo
reciclado de Savannah para volver a leerla.

¡Felices fiestas!

Ya que siempre te has preguntado cómo sería montar la cara de tu jefe,


decidí ser un poco más proactiva y ayudarte.
ESTO se encargará de toda esa tensión que irradia entre ustedes dos. Incluso
mandé a grabar su nombre en un costado, ya que hablas tanto de él.
Esto también es más que perfecto para todas esas ocasiones en las que deseabas
que él simplemente ‘se callara y me follara contra la pared’.
(Por cierto, dijiste eso en Punta Cana cuando estábamos borrachas el año pasado.
¡Lo recuerdo!)
Con Amor, Georgia
(¡y tu jefe! ¡Bahahahaha!)
(Para tu información, Siempre te compré un suéter. Te lo enviaré después de Año
Nuevo).

Sé que no hay forma de que inicialmente ella se haya dado cuenta de


lo que me dio, pero algo me dice que, en este momento, ya lo sabe. Y ella tiene
que darse cuenta de que yo estoy más que a de acuerdo para esto.
Siempre lo he estado.
Por encima de mi excitación e impaciencia, le envío un mensaje de
texto.
Yo: Son las 10:20pm, Savannah. ¿Estás de camino hacia acá?
Todavía me gustaría discutir algunas cosas contigo.
S. Gray (mía): No. Surgió algo.
Lo sé. Ven aquí para que puedas verlo. Esas son las palabras que
estoy a punto de enviar, pero una serie de mensajes de texto de un número
desconocido cruzan primero mi pantalla.
555-8709: Estos mensajes de texto nunca sucedieron. Yo no lo
conozco, Sr. West, y usted no me conoce a mí.
555-8709: ** Pero ** alguien que tenemos en común te regaló
accidentalmente algo que nunca debiste ver.
Yo: Soy consciente de eso, Georgia. Hola. Espero que estés bien.
555-8709: Sin comentarios sobre el nombre que usted asume que me
pertenece.
555-8709: Solo quiero que sepas que inventé todo lo que escribí para
Savannah en esa tarjeta. (Si no es mucho pedir, ¿podrías enviarme una foto?
Realmente no lo recuerdo, y ella está entrando en pánico, y le prometí que no era
tan malo. En realidad, ¿si la nota es tan mala, puedes intentar reescribir un
mensaje diferente con mi tipo de letra?, ¿puedo usarla en su lugar?)
Me río y tomo una foto de la tarjeta, cumpliendo su pedido.
Ella responde en segundos.
555-8709: Um, sí. Definitivamente, nunca voy a mostrársela o
asumir que yo escribí esto.
Aun mejor.
DOCE

SAVANNAH

—¡Que tenga un buen viaje, señorita!


—Usted también, señor. —Salgo de un taxi en el Aeropuerto
Internacional de LaGuardia, quitando los copos de nieve de mi abrigo. No se me
escapa el hecho de que estuve en este exacto lugar hace un año, de camino a
Punta Cana, pero no puedo concentrarme en eso ahora.
Mi mente sigue girando en un millón de direcciones y no puedo
concentrarme en un solo pensamiento ni para salvar mi vida.
Ciudad natal para la fiesta de la oficina. Abuela Hattie. Mis padres
no estarán allí. Vibrador de Georgia. Garrett.
GARRETT.
Paso por seguridad y encuentro un asiento cerca de la puerta. Decido
comprar un pretzel antes del despegue y dejo de caminar cuando veo a Garrett
venir hacia mí.
—¿Tienes algún tipo de dispositivo de rastreo conmigo? —Pregunto.
—No, simplemente te conozco. —Él sonríe—. Lo único que no sé, es
por qué no estás en el aeropuerto privado con el resto del equipo. ¿Puedes
explicarme eso?
—Sí, yo uh . . . —Intento apartar la mirada de él, pero no sirve de
nada. Se ve más diabólico y tentador que de costumbre, y el olor pecaminoso de
su colonia me hace querer acercarme más.
—¿Tú uh, qué? ¿Dónde está el resto de tu frase?
—Decidí que sería mejor si volaba comercial para este viaje. Pensé
que podría ahorrarle trescientos dólares.
—¿Trescientos dólares? —Sus labios se curvan en una sonrisa—.
¿Con un presupuesto de cinco millones de dólares?
—Bueno, en realidad son trescientos veinticuatro dólares, pero estoy
redondeando a la baja para el efecto. Cada dólar cuenta, ¿sabe? Las empresas
pueden arruinarse fácilmente con el tiempo si pierden unos centavos.
Me mira durante varios segundos, luciendo divertido.
—Savannah.
—Señor West.
—Está bien, señorita Grey. —Hace una pausa—. Aunque realmente
aprecio su preocupación por mi presupuesto multimillonario, puedo asegurarle
que no necesita un vuelo comercial para este viaje. Preferiría que no lo hiciera
para que podamos tener la conversación que se suponía que tendríamos en mi
apartamento hace dos días.
—Ya compré el boleto con la tarjeta de la empresa.
—Llamaré y obtendré un reembolso.
Silencio.
—¿Ha reservado ese lugar a propósito? —Pregunto—. Sabes que
odio ir a casa y sabes lo que siento por mi familia. Estoy bastante segura de
haberte dicho que me odian por no haber ido durante ocho años ... Me odian.
—Me lo has dicho, —dice, mirándome como si yo fuera la loca—.
Pero, ¿cuándo he usado mi tiempo para buscar lugares para la fiesta de la oficina?
Yo solo verifico el presupuesto y firmo el cheque.
Lo miro, insegura de qué decir a continuación.
—¿Puedes ir conmigo al otro aeropuerto ahora, para que podamos
discutir algunas cosas? —Me hace un gesto para que le entregue mi bolsa de
mano, pero no se la doy.
‘Atención, damas y caballeros que están programados para el vuelo
2519 con destino a Colorado’. De repente, una voz llega por los altavoces.
‘Ahora estamos comenzando el proceso de abordaje’.
—Bueno, —digo—, dando un paso atrás—. Están llamando mi
vuelo. Necesito formarme en la línea.
—¿No escuchaste lo que dije acerca de obtener un reembolso?
—Alto y claro, —digo, dando otro paso atrás—. Pero están
abordando, y te envié por correo electrónico todo lo que necesitamos para hablar,
así que ... ¡Adiós! —Me doy la vuelta y corro por el pasillo hacia mi puerta.
No me atrevo a mirar por encima del hombro.
Saco mi tarjeta de embarque y se la doy al agente de la puerta.
—Felices fiestas, señorita Grey. —Ella me lo devuelve—. ¡Que tenga
un vuelo seguro!
—Gracias. —Me apresuro hacia el túnel de abordaje y tomo mi lugar
en la fila.
Cuando llego a mi asiento, meto mi bolso de mano en el
compartimento superior y me pongo los auriculares, dejando perfectamente en
claro que no quiero entablar una pequeña charla con quienquiera que se siente a
mi lado. Necesito usar cada segundo de este vuelo para planear mi próximo
movimiento.
Espero ansiosamente, con la esperanza que Garrett no haya
comprado un boleto en el último minuto. Para que pueda posponer nuestro
inevitable enfrentamiento por un poco más de tiempo.
Pasan varios minutos y solo unos pocos pasajeros se unen a mí en el
avión. La azafata me sirve un trago de vodka y se ve molesta cuando lo bebo en
segundos y pido otro.
‘Damas y caballeros del vuelo 2519, les habla su capitán’, —suena
una voz profunda por los altavoces—. ‘Gracias por volar con nosotros en estas
fiestas. Auxiliares de vuelo, por favor preparen la cabina para el despegue ...’ —
Esas palabras me dan la seguridad que necesito.
Mientras el avión baja por la pista, mi teléfono suena con un mensaje
de texto.
Garrett: EL LO SABE: ¿De verdad crees que vas a evitar hablar
conmigo durante todo este viaje?
Yo: Estoy dispuesta a apostarlo.
Garrett: EL LO SABE: ¿Cómo puedes decir eso, cuando sabes que
yo siempre gano?
TRECE

SAVANNAH

Ésta Navidad
Colorado Springs, Colorado.

Para disgusto de los asistentes de vuelo, me tomo mi tiempo para


bajar del avión cuando aterriza. Suspiran en voz alta cada vez que reviso mi
asiento, y escucho a uno de ellos preguntar si deberían intentar levantarme y
llevarme entre todos.
—Señorita Grey. —La morena da golpecitos en el piso con el pie—.
Ha revisado veinte veces ese compartimento superior. No hay nada,
absolutamente nada ahí arriba para usted. Los tres tenemos otro vuelo que tomar
y no me gustaría llamar a las autoridades del aeropuerto durante la temporada
navideña.
—¿Cuánto tiempo me mantendrán en la cárcel si me llevan?
¿Estamos hablando de horas o semanas?
Me lanza una mirada que dice: ‘No quieres saberlo’ y señala la
salida.
Derrotada, saco mi bolso del túnel saliendo del avión. De camino, me
detengo en cada tienda hacia la banda de equipajes, y le doy al universo todo el
tiempo del mundo para abrir un sumidero en el que pueda sumergirme.
Para cuando llego a la zona de transporte, la última luz del sol se está
desvaneciendo del cielo, así que me desplazo por mis aplicaciones del celular y
pido un Uber.
Cuando miro hacia arriba, entrecierro los ojos al ver una cara familiar
junto a la acera: mi prima perdida, Taryn.
Ugh. Se ve mejor como una galleta de jengibre con la cabeza
mordida.
Vestida con el característico rosa y verde de su hermandad
universitaria, se echa el pelo por encima del hombro y hace señas con la mano a
un empleado de estacionamiento.
Me duele el corazón al verla, y sé que debería dar la vuelta y actuar
como si ella no existiera, pero no puedo evitar mirarla. Tiene ese efecto en la
gente.
Además de mi abuela, ella es una leyenda local por derecho propio,
Taryn es la persona más exitosa de nuestra familia. Ella hace todo lo posible para
asegurarse de que todos lo sepamos también.
Nunca es suficiente para ella enviar una simple tarjeta de "Feliz
cumpleaños" o "Felices fiestas". Tiene que enviar un nuevo reloj Cartier con
diamantes personalizados a juego. Ella no puede resistirse a decir pequeñas cosas
como, "¿Cuatrocientos dólares? Oh, lo gasto en mi almuerzo” y, “¿Te gusta esta
bolsa? Bueno, no es tan mala para el precio de diez mil dólares”.
También es una maestra manipuladora.
Cuando yo no entré en Alpha Kappa Alpha, ella se propuso como
misión entrar y arrojármelo en la cara siempre que pudiera. Ella me invitó a
fiestas que requerían exclusivamente ser miembro de una hermandad, y cuando le
pedí que se detuviera, dijo: ‘¿Por qué? ¿No te inspira esto a ser mejor?’
Desde que se convirtió en una de las primeras YouTubers en triunfar,
al ganar seis cifras con su canal de medios, se ha vuelto diez veces más egoísta e
insoportable.
Especialmente conmigo.
Dando golpecitos con los tacones Christian Louboutin de fondo rojo
contra el pavimento, hace un gesto para llamar al empleado de Valet una vez más.
Sus ojos se encuentran de repente con los míos y sonríe.
—¡Pero Bueno, hola, pequeña prima! ¡Estás creciendo tan rápido!
—Eres dos días mayor que yo.
—¡No sabía que ibas a volver a casa! —Me da un fuerte abrazo que
no quiero, apretándome un poco demasiado fuerte—. ¿Qué te hizo regresar a casa
este año?
—Mi empresa alquiló el resort de la abuela durante una semana
entera, —digo—. Todavía estoy en West Media.
—Bueno, eso es bueno, —dice ella—. Escuché que eras una asesora
superior, pero eso es ... todavía trabajando para otra persona, y en esta época, eso
no es suficientemente bueno.
Por favor, Universo. Trae el sumidero para que pueda arrastrarla
conmigo.
—Sabes, recuerdo cuando yo todavía tenía un trabajo regular, —
continúa—, cuando no tenía idea que tan lejos podría llegar si trabajara por mi
cuenta. Espero que algún día llegues a mi nivel, Savannah. Y tal vez, puedas
unirte a un capítulo de posgrado de Delta Sigma Theta, en lugar de Alpha Kappa
Alpha. He oído que la primera se apiada de personas como tú.
Pongo los ojos en blanco.
—Tengo un Uber que conseguir, —digo, dando un paso atrás—. Te
veré más tarde, estoy segura.
—¿No quieres ir en mi nuevo Benz? —Ella sonríe cuando el auto
plateado se detiene a su lado—. Quiero decir, el viaje no se parece en nada a
cuando voy en mi Lamborghini, pero dejé que uno de mis antiguos compañeros lo
tomara prestado para el fin de semana. A Mónica, la chica con la que compartí
habitación en Spelman Grad ... ¡Todavía no puedo creer que ingresé allí con una
beca académica completa y a ti ni siquiera te aceptaron para la licenciatura! ¿Pero
de alguna manera entraste en Harvard?
—Oh espera. —Se golpea el labio inferior—. Puedo creerlo, porque
eso es exactamente lo que pasó.
Debato en silencio si puedo permitirme perder mi trabajo porque
estoy tentada a cometer un delito de asalto con lesiones en este momento.
—No necesito que me lleves —digo, forzando una sonrisa—. Te veré
en el resort. —Me alejo antes de que ella pueda objetar, murmurando, ‘Asalto
uno’, y esperando que a ella la golpee un rayo mientras estamos aquí.

El conductor de Uber hace dos giros equivocados de camino a Grace


Estate, y yo finjo no saber que el carril derecho está a tres millas de distancia.
Cierro los ojos y dejo que lo averigüe, preparándome para la reacción de mi
abuela a mi primer regreso a casa en ocho años.
Sé que es mejor no pasar por la entrada normal como lo hicieron
todos mis compañeros de trabajo; Eso solo retrasará los inevitables abucheos y
miradas, y quiero terminar con esto de una vez por todas.
Me preparo para que todas mis tías y primos me consideren como
una especie de extraña perdida a la que le conviene encontrar el amor de otra
familia para las vacaciones. Ellos me tratan como el adorno roto que nadie quiere
tocar.
Puedes hacer esto, Savannah. Puedes hacerlo.
—Finalmente lo encontré, señorita. —La voz del conductor me hace
abrir los ojos. Sale y abre la puerta trasera para mí, lanzándome a un país de las
maravillas recién expandido.
De acuerdo con el letrero que sostiene el cascanueces gigante, las
adiciones más recientes al resort son un albergue de esquí ampliado, un
restaurante galardonado con estrella Michelin y un campo de golf de última
generación.
Respiro hondo y llamo a la puerta de entrada cinco veces.
No hay respuesta, pero escucho risas y música adentro.
Tomo otra respiración profunda y golpeo aún más fuerte.
En segundos, la abuela Hattie abre la puerta con su libro de recetas
en la mano.
—¡Y yo aquí estaba ya pensando que ni siquiera tu trabajo podría
traerte a casa! —Ella sonríe y me da un abrazo que me he perdido demasiado, un
abrazo que inmediatamente me hace llorar.
—Por favor, no te vayas otros ocho años, ¿me oyes? —ella susurra
—. Tu madre era mi hija y todavía necesito verte. Solo puedo cuidar de ti desde
aquí ...
—Sí, señora. —Lágrimas frescas pican mis ojos mientras ella se aleja
lentamente de mí.
Antes de que pueda decir una palabra más, mis tías y primas me
rodean, dándome abrazo tras abrazo.
‘Escuché que lo estás haciendo tan bien en Nueva York’. ‘Bienvenida
de vuelta a casa, Savvy’. ‘¡Te Hemos extrañado!
Sacan sus teléfonos y toman fotos mientras me besan. Me retan al
juego familiar anual de espadas que definitivamente perderé, y actúan como si mi
ausencia de ocho años fuera algo tan breve como ocho segundos.
Georgia me guiña un ojo desde el otro lado de la habitación.
—Te lo dije. —Ella articula—. Todos todavía te quieren.
—¡Prima Savvy, escógeme para que te dé un tour del lugar! —Mi
primo, Phoenix, se me acerca.
—¡No, yo! —Mi otro primo, Austin, lo bloquea.
—¡Todos, esperen! —Mi abuela se aclara la garganta—. Savannah
está en casa, pero recuerden que también tiene obligaciones laborales mientras
está aquí. Dejen que se acomode en su suite primero, haga un poco de trabajo,
y luego podrán preocuparse por ella, ¿cierto? —Ella me mira.
—Correcto.
Ellos aplauden por ese último hecho, y luego ella se acerca a mí con
un paquete de tarjetas.
—Buenas noticias, tienes la mejor suite aquí en el edificio G. —Ella
palmea mi espalda—. Pero malas noticias, eres la nieta de la dueña, y tienes que
prometerme que te tomarás un descanso de tu conferencia y te unirás a mí y al
resto de la familia para la cena de degustación a las nueve el viernes por la noche.
—Lo prometo. —Le doy un abrazo más antes de alejarme.
Ruedo mi equipaje hasta el ascensor y lo llevo al último piso.
Cuando llego a mi habitación, sonrío al ver la cinta verde brillante que dice
‘Bienvenida a casa, Savannah’ que está sobre la puerta.
Tirando de mi maleta dentro, enciendo las luces y dejo escapar un
suspiro. Antes de que pueda ir al baño, escucho que la puerta se cierra detrás de
mí.
—Hablemos. —Garrett está de repente detrás de mí, con la boca
cerca de mi oído—. Ahora.
Los pelos de la parte posterior de mi cuello se erizan mientras
lentamente me giro para mirarlo. Abro la boca para hablar, pero no salen
palabras.
Vuelan lejos de la punta de mi lengua al verlo tan sexy.
Su camisa de vestir blanca está desabotonada, revelando su pecho y
abdominales cincelados. Fijando sus ojos en los míos, lentamente me mira de
arriba abajo, dejando más que claro que no me dejará salir de esta habitación.
Respiro profundamente y él se acerca.
¿De qué quieres hablar exactamente? Todavía no consigo que las
palabras salgan de mis labios, pero él me mira como si pudiera leer mi mente.
De mí, follándote. Leí su mente a cambio, siguiendo su mirada
mientras se mueve hacia mi ‘regalo’ en la mesa de noche.
Él cierra el espacio entre nosotros, ahuecando su mano alrededor de
la base de mi cuello.
—Dime que me deseas…
—No lo hago —digo—. Eres mi jefe.
—¿Cómo así? —Él sonríe—. Ambos sabemos que técnicamente eso
no es cierto.
—Si no fuera así, puedo garantizarle que no estaría en una fiesta de
oficina. Nunca me presentaría a ninguna de ellos.
—Seguirías asistiendo a todas y cada una. —Sus labios rozan los
míos—. Porque yo estaría allí, y de acuerdo con la nota de tu hermana, te gusta
fantasear con montar mi cara y ser follada por detrás ...
—Ella está mintiendo.
—Pruébalo. —Me mira de arriba abajo—. Dime que me vaya ahora
mismo si eso no es cierto.
No pronuncio una palabra.
De repente, estampa su boca sobre la mía, y yo me agarro a la cornisa
de la ventana mientras él muerde en provocación mi labio inferior.
—Déjame hacerlo... —Él lanza su lengua contra el pliegue de mis
labios, exigiendo entrada—. Savannah, déjame.
Agarro la cornisa con más fuerza y lo complazco, gimiendo mientras
él domestica mi boca con la suya. Su beso es imprudente pero controlador al
mismo tiempo, y con cada susurro de mi nombre, la tensión insoportable que ha
existido entre nosotros desaparece lentamente.
—Joder ... —Él respira, deslizando una mano debajo de mi vestido.
Mis pezones se endurecen contra mi blusa cuando engancha su
pulgar debajo de mis bragas y me las quita. Caen al suelo con facilidad, y
presiona su pulgar contra mi clítoris empapado.
—Ahhh ... —Grito mientras él desliza dos dedos profundamente
dentro de mi coño y los empuja lentamente hacia adentro y hacia afuera.
—Sabes que te voy a follar mucho más profundo que esto, ¿verdad?
—Su pregunta susurrada es retórica.
Sé que es mejor no responderla ahora mismo.
Él sonríe mientras me balanceo contra sus dedos, y gimo porque ha
encontrado mi lugar especial y quiero más. Presiono mi palma contra la parte
delantera de sus pantalones, sintiendo su polla endurecerse.
Usando su mano libre para sacar un condón de su bolsillo, susurra:
—Sácalo.
Lo complazco, y presiona su boca contra mi clavícula, presionando
besos largos y profundos contra mi piel.
Mis ojos se abren cuando paso mi mano arriba y abajo de su
longitud, liberándola lentamente de sus bóxers. Puedo sentir mis mejillas
calentarse mientras sigue mi mirada.
Sacando sus dedos de mi interior, deja escapar una risa baja y toma el
condón. Sostiene el borde del paquete cerca de mi boca, exigiéndome en silencio
que lo abra con los dientes.
Cuando lo hago, lo enrolla lentamente sobre su longitud y, sin previo
aviso, me hace girar para mirar hacia la ventana.
—Agarra el marco —ordena, apretando mi trasero.
No puedo moverme lo suficientemente rápido. Mi coño palpita por el
intenso placer que sus dedos me quitaron.
—Savannah —repite, su voz profunda—. Agarra el marco.
Mis uñas se clavan en la moldura y él presiona un beso en el centro de mi
cuello antes de deslizarse dentro de mí centímetro a centímetro.
—Ahhhh ... Oh Dios mío ... —gimo mientras él se toma su tiempo
para llenarme. Grita cada vez que me golpea el trasero.
Cuando está enterrado profundamente, sopla contra mi cuello.
—Te sientes tan jodidamente bien ...
Se repite unas cuantas veces más, y luego sale de mí, empujando
hacia adentro y hacia afuera, una y otra vez.
—Garrett ... —Casi grito su nombre
—Joder, Savannah ... —Agarra un puñado de mi cabello mientras
rítmicamente lo igualo empuje tras empuje, mordiendo la piel de mi cuello cada
vez que digo su nombre.
Muerdo mi labio inferior mientras mi coño palpita contra su polla,
mientras mis pezones endurecidos golpean el vidrio frío. Puedo sentirme
acercándome al borde con cada caricia, cada beso apresurado contra mi cuello.
De repente, escucho un zumbido bajo y lo siento presionando el
vibrador contra mi clítoris.
Mis ojos se abren rápidamente y sus ojos se encuentran con los míos
en el cristal de la ventana.
—¿Es esto lo que solías usar cada vez que pensabas en mí? —
Cambia el escenario, sin ralentizar sus golpes dentro de mí—. Dime…
No puedo responder, apenas puedo hablar. El placer contrastante de
su polla y las vibraciones contra mi clítoris hinchado son demasiado; todo lo que
puedo hacer es gemir.
—Te he deseado durante tanto tiempo, Savannah —susurra—. Tanto
maldito tiempo ...
Siento temblores dentro de mí, siento que mi estómago se enrolla y
se desenrolla con anticipación. El calor corre por mis venas y dejo ir la moldura,
incapaz de aguantar más. Como si Garrett pudiera sentir que me acerco, agarra
mis caderas mientras me estremezco contra él, sosteniéndome tensa mientras
grito a todo pulmón.
Empuja lentamente dentro de mí unas cuantas veces más,
encontrando su propia liberación. Luego se pone rígido y besa mi cuello hasta que
dejo de temblar.
Saliendo lentamente de mí, se quita el condón y lo tira a la basura.
Luego me hace girar para mirarlo, dominando mi boca con la suya de nuevo.
Cuando me quedo sin aliento, se separa de mí y comienza a besar mi
cuello y mis pechos. Se toma su tiempo para chupar cada uno de mis pezones en
su boca.
—Necesito follarte de nuevo —dice, mirándome—. Esta vez quiero
mirarte a los ojos ...
CATORCE

SAVANNAH

Ésta Navidad
Colorado Springs, Colorado

Unas pocas horas después

Garrett desliza su dedo por mis labios mientras me siento en su


regazo. Chorros de agua caliente se derraman sobre nosotros, y estoy bastante
segura de que si no me estuviera abrazando en este momento, me derrumbaría al
suelo.
Nunca antes me había corrido alguna vez durante el sexo, y mucho
menos tres veces seguidas.
Y, por primera vez en mi carrera, honestamente no quiero trabajar
durante el resto de la semana. Solo quiero quedarme en mi habitación y dejar que
él se salga con la suya conmigo una y otra vez.
Inclinando mi barbilla hacia arriba con las yemas de sus dedos, me
mira a los ojos.
—¿Podemos saltarnos la reunión de mañana?
Mis ojos se abren.
—¿Qué?
—Me escuchaste —dice—. ¿Podemos omitirla? ¿Junto con todo lo
de mañana y el día siguiente?
—Depende de lo que planeas hacer con todo tu tiempo libre.
—A ti.
Me sonrojo.
—¿Todos los demás todavía tienen que asistir a la fiesta de la
oficina?
—Como el infierno, que sí, tienen que hacerlo. —Él sonríe—. Es
obligatorio. Sin excepciones.
—Altos ejecutivos y tú incluido. —Le repito su infame línea del
memo—. Un día libre te convertiría en un hipócrita.
—No necesariamente, —dice—, presionando sus labios contra los
míos—. Has sido mi única excepción desde el primer día.
QUINCE

Foro Boss-Snark 1.0


Asunto: Garrett West

Yardley34: ¿Alguien sabe por qué las cosas para la ceremonia de la


rosa aún no están preparadas? ¿No es eso lo que nuestro cruel salvador suele
hacer primero cuando llegamos a estas cosas?
LilyV8: Hmmm. Eso es raro. Tal vez no haya una ceremonia este
año. Si no la hubiera, ¿significa eso que no recibiremos aumentos? Me he
esforzado mucho este año.
Russ76: El Señor West no se presentó a la reunión de logística esta
tarde, así que todos nos emborrachamos y revisamos el nuevo albergue de esquí.
Ahora que lo pienso, @SavannGrey tampoco estaba allí. ¿Estás aquí,
@SavannGrey?
PollyPositiveVibes83: ¿No debería alguien en este foro ir a su
habitación y ver cómo está él? Quiero decir, podría haber contraído una
intoxicación alimenticia grave. Quizás esté muy enfermo. A veces siento que
todos ustedes solo quieren perder el tiempo burlándose de él sin ninguna razón.
Claro, él es duro con nosotros la mayor parte del tiempo, pero paga muy bien, ¡y
esta fiesta de la oficina es una excelente manera de estrechar lazos!
Heather20: Um ... ¿Puede uno de los administradores intervenir y
moderar este hilo rápidamente?
LilyV8: Estoy diez pasos por delante de ti, @Heather20. Bloqueé a
Polly y los 83 de sus "Positivibras" ¿Quién carajo la dejó entrar aquí de todos
modos? Y no, de verdad, ¿dónde diablos está @SavannGrey?
DIECISÉIS

GARRET

Esta Navidad
Colorado Springs, Colorado

—Intenta dormir un poco. —Acomodo la almohada detrás de la


cabeza de Savannah después de un día completo de sexo maratoniano.
—Es bastante difícil dormir, cuando todo tu cuerpo está dolorido. —
Su voz suena ronca—. Pero para que sepas, todo el sexo que estamos teniendo
aquí es cosa de una sola vez.
—Es algo de veinte veces en este momento, señorita Grey —digo—,
y no planeo detenerme pronto.
Ella se sonroja, y acomodo la almohada una vez más.
—Ahora vuelvo —comento, agarrando mi teléfono y saliendo al
balcón. Me desplazo hasta el nombre de Seth, queriendo asegurarme de que sabe
que está despedido, pero veo que me ha enviado un mensaje antes.
Seth: Amelie ha dicho que SÍ. Pensé que querrías saberlo.
Yo: Sí quería saberlo. Enhorabuena. ¿Cómo se siente ella ahora,
sabiendo que su futuro marido ya no tiene trabajo?
Seth: Bastante bien, ya que ahora no tiene que trabajar bajo las
órdenes de un director general absorbe almas.
Seth: Por cierto, ¿es necesario fletar un avión para que alguien
entregue los papeles de mi despido?
Yo: No, pero quería que supieras que soy un hombre de palabra.
Seth: Que te den por culo. LOL. ¿Cuándo le vas a proponer
matrimonio a Savannah? (¿Por fin te has enfrentado a ella?)
Yo: Creo que es demasiado pronto para hablar de eso. No estamos
enamorados. (Sí.)
Seth: LMFAO8. De acuerdo.
Yo: No veo qué es lo gracioso. No lo estamos.
Seth: Por favor, dime que no eres tan tonto, Garrett. Como, por
favor, di que estás jodiendo conmigo ahora mismo.
Pongo los ojos en blanco y silencio la conversación.
—¿Garrett? —La suave voz de Savannah me hace girarme.
Ahora está sentada en mi cama, sosteniendo uno de mis portátiles,
todavía desnuda.
—Aún estoy demasiado dolorida para dormir, así que ¿te importa si
revisamos algunos archivos? —pregunta—. Quiero decir, nada demasiado loco ya
que este sigue siendo un día libre para nosotros.
—Claro. —Sonrío, sin saber por qué me excita que mencione el tema
del trabajo—. ¿Estás pensando en algo así como cinco?
—Más bien diez.
Entonces, ella quiere decir cincuenta.
DIECISIETE

SAVANNAH

Esta Navidad
Colorado Springs, Colorado

Unos días después.

El apetitoso aroma de la cena de la abuela Hattie nos saluda a Garrett


y a mí en cuanto salimos del ascensor. Como si hubiéramos olvidado nuestra
etiqueta profesional. Garrett desliza un brazo alrededor de mi cintura y me da un
beso en la mejilla. Me inclino hacia él mientras caminamos por el vestíbulo vacío.
Cuando llegamos a su mesa de degustación personalizada, me doy
cuenta de que llevamos más de una hora de retraso. Sin embargo, nadie parece
darse cuenta. Las sillas que nos han asignado están al final de la mesa, y todos
están demasiado enamorados de los enormes platos de panecillos y galletas.
—¿Podemos seguir adelante y saltarnos el resto de la semana? —
Garrett susurra en mi oído, entregándome una servilleta.
—Eso es todo un tercio de la fiesta de la oficina. —No me opongo a
esta idea en absoluto, siempre y cuando hagamos algo de trabajo—. ¿No crees
que todo el mundo se dará cuenta de que faltamos?
—Sí, y estarán encantados con eso. —Sonríe, y pregunta bajando aún
más la voz—: ¿Sí o no?
Asiento.
—Sí.
—Bien. —Acaricia mi muslo por debajo de la mesa.
—Um, ¿Tierra a Savannah? —La voz de Georgia me saca de mi
trance—. ¿Tierra a Savannah?

—¿Sí? —Respondo.
—¿Puedes unirte al resto de nosotros en la realidad y pasarnos las
galletas, por favor?
—Oh, claro. Lo siento. —Tomo una cesta y se la paso.
—¿Qué te parece el nuevo campo de golf que estamos construyendo,
Savannah? —pregunta una de mis tías—. El diseñador que conocí en Nueva
Orleans voló para construirlo.
—He visto las luces —comento—, pero aún no lo he visto entero.
Pensaba recorrer el sendero mañana.
—Por favor, no lo hagas. —Ella sonríe—. Reserva un paseo en
carruaje para hacerlo.
—¿Notaste los pisos calefaccionados del baño? —Mi prima, Joy,
sonríe—. Esa fue mi idea y la abuela actualizó cada suite con ellos. A veces me
siento en ellos mientras leo un libro.
—Yo no, pero voy a encenderlos en mi suite esta noche —digo.
—Por supuesto, lo harás. —Taryn me mira y me dedica una de sus
características sonrisas falsas.
Casi le devuelvo la sonrisa falsa hasta que me fijo en la camiseta que
lleva. Debajo de su chaqueta gris y blanca de Versace se lee: “Spelman College”.
Muchos solicitan. Pocos son aceptados. Yo fui aceptada...
Incluso para ella, esto es bajo.
Segundo strike.
—Bueno, he decidido que seré yo quien le muestre el nuevo Merry
Christmas Lane —dice Georgia—. A menos que ya lo hayas visto. ¿Lo has
hecho?
No tengo la oportunidad de responder a eso.
—Dudo mucho que se haya dado cuenta de algo. —Taryn frunce los
labios—. Todo, excepto su dormitorio y el vestíbulo, es probablemente nuevo
para ella. Quiero decir, ella nunca viene a casa, chicos. Tengo ex-novios que
saben más de este complejo que ella.
Unas ligeras risas llenan la habitación y me quedo inmóvil.
Mi sangre comienza a hervir.
—Ella tenía sus razones. —La abuela Hattie ofrece—. Todo lo que
importa, es que ella está de vuelta ahora.
—Pero lo está? —Taryn pone los ojos en blanco—. Sólo está aquí
porque su trabajo lo requiere.
—Eso cuenta. —Georgia apuñala su postre con un tenedor—. En
lugar de criticar por qué alguien no viene a casa tan a menudo, ¿por qué no
sugieres algo que debería ver mientras está aquí?
—Tienes mucha razón, Georgia. —Ella se aclara la garganta y vuelve
a regalarme esa sonrisa falsa—. Querida prima, te sugiero que veas el espectáculo
de luces de la madrugada en el lago. Puedes verlo desde tu balcón.
»Por otra parte... —continúa—, ya que pasas las noches encerrada en
una habitación con tu jefe, quizá quieras saber que el espectáculo del lago está al
otro lado de la cabaña principal. Así que, cuando terminen de discutir tu próximo
ascenso entre las sábanas, quizá puedan salir a disfrutar de algo que no sea el
cuerpo del otro. Quiero decir, quién sabe cuándo volverás a casa sólo por tu
familia...
Tercer maldito strike.
—¿Quieres saber por qué dejé de venir a casa, Taryn? —Golpeo el
plato con el tenedor—. ¿De verdad jodidamente quieres saberlo?
—Savannah Marie Grey. —Mi abuela me regaña—. Tu lenguaje.
—Dejé de venir a casa por tu culpa. —Ya me cansé de las
estupideces de Taryn—. No fue por la pena de perder a mis padres en un
accidente. Fue por ti.
»Porque no podía disfrutar de las vacaciones ya que tú hacías todo lo
posible por hacerme sentir como si no fuera nada. E incluso entonces, me
enviaste regalos que costaban la mitad de mi sueldo, sin otra razón que la de
demostrarme lo perra arrogante que eres.
La habitación se queda en silencio y siento las lágrimas
acumulándose en mis ojos. Sin embargo, no me atrevo a dejarlas caer.
—Tú también sabías exactamente lo que hacías cada vez —digo—.
Las sutiles insinuaciones que intentabas hacer pasar por bromas, las interminables
comparaciones, el menosprecio de cómo mi vida era mucho menos que la tuya
porque decidí trabajar para una corporación en lugar de para mí misma.
»Lo entiendo, ¿de acuerdo? —Me pongo en pie, manteniendo mis
ojos fijos en los suyos—. Eres una multimillonaria hecha a sí misma, estás entre
las treinta personas menores de treinta años y eres una “joven magnate en
ciernes”. Felicitaciones. También eres la número uno en mi lista de mierda, así
que no dudes en presumir de eso la próxima vez que intentes hablar conmigo.
»Oh, y una última cosa. —Entrecierro los ojos hacia ella mientras me
alejo de la mesa—. Nunca he dormido con alguien para llegar a la cima, y nunca
he pisado a nadie para llegar a donde estoy. Esto último es tu especialidad, y yo
estoy enamorada de mi jefe, y lo he estado durante mucho tiempo, así que jódete.
Salgo furiosa de la habitación sin decir nada más.
DIECIOCHO

SAVANNAH

Esta Navidad
Colorado Springs, Colorado

Savannah

Cálmate, Savannah. Cálmate.


De lo único que me arrepiento es de no haber sacado una foto de la
cara de Taryn cuando le di exactamente lo que se merece. Bueno, también me
arrepiento de haberle dicho a toda mi familia que estoy enamorada de Garrett,
porque no lo vi venir, y sé que me va a lanzar un “Oye... no nos precipitemos”.
Necesitando un respiro, entro en una de las presentaciones nocturnas
y tomo una copa de vino de la mesa del fondo. Mientras meto una galleta en mi
boca, Garrett me agarra por detrás y me lleva hacia el pasillo.
Me presiona contra la pared, mirándome fijamente.
—Sobre lo que dije en la cena... —Me aclaro la garganta—. No
estaba tratando de precipitarme o...
—Yo también te amo. —Me mira a los ojos, sosteniendo mi rostro
entre sus manos—. Pero ya que vamos a tener arrebatos de confesiones al azar,
¿te importa que te haga unos cuantos?
Niego con la cabeza, y él me besa con fuerza durante un largo
tiempo, hasta dejarme sin aliento.
—Uno —susurra, separándose lentamente—. Le pedí al agente de
viajes que reservara este complejo a propósito.
Presiona un dedo contra mis labios antes de que pueda reaccionar.
—Dos, también ayudé a tu abuela a contratar a los diseñadores que
hicieron tu apartamento hace unas semanas. —Su voz se desvanece durante
varios segundos—. Hablaste de extrañar demasiado a tu familia como para no ir
más a casa, y como alguien que mataría por tomar algunas decisiones diferentes
con su familia, no quería que cometieras el mismo error.
—No me odiaron como pensé que lo harían...
—Nunca lo han hecho —dice—. Todo está en tu cabeza.
—¿Hay una tercera confesión en la que finalmente me digas por qué
sigues con esta fiesta de oficina? ¿Es un recuerdo de cuando las cosas eran
mejores entre tú y tu padre?
—No del todo. —Sonríe, presionando su pulgar contra mi mejilla—.
Es por mi madre. Estaba obsesionada con todo lo relacionado con diciembre y le
encantaba el programa The Bachelor9. Tenía un tema especial y una cena para
cada día del mes, y mi participación, junto con la de Seth, no era negociable.
Estoy asombrada. Nunca me había hablado mucho de su madre, sólo
pronunció las palabras “Ojalá estuviera aquí” y “No puedo hablar de eso”.
—A ella le gustaba tanto el programa The Bachelor que veía todos
los episodios y comenzaba a chatear en foros con otros fans. También encontró la
manera de hacernos sentir culpables a mí y a Seth para que lo viéramos. Para que
conste, personalmente creo que el programa es jodidamente terrible, pero sigo
viendo la ceremonia de las rosas. Sólo esa parte, por supuesto.
—Por supuesto. —Sonrío.
—De todos modos, un diciembre, se fue a comprar coronas nuevas
para las ventanas, pero nunca regresó a casa. —Me mira a los ojos—. Mi padre,
Seth, y yo salimos a buscarla, durante horas. Debimos haber revisado todos los
Hobby Lobby, Target y Wal-Mart de la ciudad.
—Llegamos a un paso elevado justo a tiempo para ver cómo se la
llevaban en un helicóptero, y no pudimos despedirnos.
Suspira.
—Mi padre comenzó a beber ese día y, sinceramente, no ha dejado
de hacerlo. Se convirtió en un caparazón de sí mismo con una mala racha que
afrontar, y no intento pretender lo contrario. Lo que puedo hacer, sin embargo, es
seguir honrando la memoria de mi madre de una manera que llame la atención.
Le guste a la gente o no...
—Lo siento, Garrett —es todo lo que puedo decir.
—No lo sientas. —Presiona su frente contra la mía—. Nunca te he
dicho eso antes. Tampoco te he dicho nunca que quiero que tú, y lo que sea que
sea esto contigo, funcione. Quiero que me des una lista de “necesidades” cuando
estés lista. ¿Puedes hacer eso por mí?
Asiento.
—Bien. —Da un paso atrás y toma mi mano, llevándome a la vuelta
de la esquina—. Eso nos da el resto de la noche para que pueda ocuparme de una
necesidad de la que debería haberme ocupado ayer.
—¿De qué estás hablando?
—De esto —dice, llevándome a una habitación vacía. Se sienta en el
suelo, presionando su espalda contra la pared, y luego extiende sus manos hacia
mí.
—Quiero que te sientes en mi cara...

Dos horas más tarde


—Creo que debería cancelar el resto de los planes de la fiesta de
oficina, y dejar que las personas hagan lo que quiera —dice Garrett, apartando
suavemente los rizos de mi frente mientras me recupero finalmente de otro
orgasmo provocado a través de su boca—. Es por una razón completamente
egoísta, por supuesto.
—Me alegro de que tu memorándum refleje por fin lo que significa
la palabra “generoso”. Todos van a suponer que estás cerca de la muerte o que te
estás enamorando de alguien.
—Probablemente. —Se ríe—. Pero que conste que estoy enamorado
de ti desde el año pasado —dice—. Cuando pasaste seis meses creando un plan
para escapar de la fiesta de oficina.
—Nunca me dijiste exactamente cómo te enteraste de mis planes.
—No tuve que hacer nada especial para descubrirlos —comenta—.
Sólo pensé en lo que haría si los papeles se invirtieran. Pensamos muy parecido.
Me ayuda a ponerme en pie y me sujeta contra su costado,
conduciéndome a la sala principal. Mientras caminamos, nos encontramos frente
a frente con una Taryn con ojos llorosos.
NOP. Lágrimas falsas.
Comienzo a soltar la mano de Garett, para poder caminar alrededor
de ella, pero él me detiene.
—Lo siento —dice, deteniéndose justo delante de mí—. No tenía ni
idea de que te sentías así.
—Bueno, ahora lo sabes.
—¡Shhh! —El sonido viene de algún lugar del pasillo, pero no veo a
nadie.
—Quiero compensar esto con una cena o algo así antes de que te
vayas, y quiero decirte la verdad. —Ella mira a Garrett—. Si tu novio dice que
está bien, claro.
Como si pudiera percibir que todavía estoy incómoda con su
presencia, que un par de horas y un débil “lo siento” no son suficientes para salir
de mi lista de mierda, ella agarra mi mano.
—Nunca entré en Spelman Grad, porque no existe tal cosa como
Spelman Grad; es sólo Spelman... y me llevó seis años terminar. —Deja escapar
un suspiro—. Mi Maserati y mi Benz son alquilados, y apenas entré en Alpha
Kappa Alpha. Tuve que rogarle a la mitad de mis profesores para que cambiaran
mis notas.
Garrett presiona un beso en mi cabeza una vez que ella hace una
pausa y susurra:
—Pasa algún tiempo con tu familia —asiente hacia Taryn y se aleja.
Espero a que desaparezca a la vuelta de la esquina y aprieto su mano.
—Una cena estaría bien. ¿Puedes mostrarme el mejor restaurante
nocturno de la propiedad?
—Sí. —Ella traga saliva—. Sigue siendo el de la abuela Hattie. Eso
no ha cambiado en absolutoCen ocho años.
Sonrío y la atraigo para darle un abrazo, uno que esta vez sí quiero.
—¡Deberías haberla hecho arrastrarse más! —grita Georgia desde el
pasillo, riendo—. La hice trabajar una hora entera para darle el visto bueno. Y
con autos alquilados o no, ¡todavía va a pagar nuestra cena de esta noche!
DIECINUEVE

URGENTE:
Comunicado interno de West Media

Estimados valiosos empleados,


Estamos a solo unos días de la fiesta de oficina anual de este año.

Aunque esto es una tradición, a la luz de las recientes circunstancias, he decidido


cambiar algunas cosas. Si quieres ir a casa durante el resto de las vacaciones para
pasar tiempo con tu familia y amigos, por favor, reúnete con logística en el
vestíbulo para que puedan trabajar en el horario de despegue con mi(s) avión(es).

Si quieres quedarte, ya no estás obligado a asistir a las reuniones programadas.

La Fiesta de Oficina de este año está oficialmente cancelada.

Aun así, espero verte por la finca, si decides quedarte.

La Ceremonia de la Rosa se celebrará más adelante, en nuestra oficina de Nueva


York.

Sinceramente,
Garrett West
C.E.O., West Media International

P.D. El evento del próximo año se desarrollará según lo previsto.

~ La industria del entretenimiento nunca duerme, pero podemos hacer una


excepción esta vez ~
VEINTE

SAVANNAH

Esta Navidad
Colorado Springs, Colorado

Garrett y yo estamos sentados en el balcón cerrado de su suite presidencial.


Apoyo mi cabeza en su hombro y él acaricia mi espalda mientras los empleados
de la empresa enloquecen abajo.
Corren por los bancos de nieve con bengalas, ríen y beben alrededor de las
hogueras, y puedo ver a algunos de ellos bailando en los carruajes antes del
despegue.
—Creo que tengo que rescindir mi memorándum —dice Garrett—.
Hay demasiada felicidad de los empleados por ahí, y como “Reencarnación de
Satanás”, no estoy seguro de cómo eso me hace sentir.
Me río.
—¿Cuántas personas aceptaron la oferta del avión fletado?
—Ni uno solo. —Sonríe—. Creo que en el fondo a todos les gusta mi
fiesta de oficina.
—No, estoy bastante segura de que lo odian —digo—. Pero es con
todos los gastos pagos, y sin limitaciones de tiempo, vale más que la pena
quedarse.
—Buen punto.
—He pensado en algunas “necesidades” que pueden hacer que esto
funcione mejor para mí. —Me incorporo un poco en mi silla, viendo a uno de los
empleados lanzar fuegos artificiales al cielo—. He hecho una pequeña lista.
—Te escucho.
—Necesito que termines de salir con otras mujeres.
—Eso es un hecho. —Garrett sonríe—. Espero lo mismo de ti.
—Necesito ser una excepción a la regla de “no tener días libres” en
diciembre.
—También es un hecho —dice—. Este año te he dado tres días
libres.
—Días libres reales, Garrett. —Sacudo la cabeza—. Aquellos en los
que puedo elegir el trabajo que hago, si es que hago alguno.
—De acuerdo. ¿Qué más?
—Necesito una oficina más grande, pero no cualquier oficina.
Necesito que sea bastante más grande que la tuya, porque como tu asesora, me
necesitas más que yo a ti.
Levanta una ceja, como si estuviera a punto de rebatir eso y discutir
conmigo, pero en lugar de hacer eso se ríe.
—Haré que un diseñador comience a redactar ideas por la mañana.
¿Algo más?
—Sexo en la oficina.
—Eso ocurrirá en cuanto volvamos. —Sonríe—. Sin embargo, es
bueno saber que tu lista de necesidades es bastante simple. ¿Puedo darte la mía?
—Te escucho.
—Necesito que lleves más vestidos a la oficina —dice—. Me excita.
—Acabo de comprar cuarenta trajes de pantalón nuevos.
—Seguro que al Ejército de Salvación le encantarán. —Se ríe—. Si
tu oficina va a ser más grande que la mía, espero una invitación al menos siete
veces por semana.
—¿Para tomar café?
—Para tener sexo.
Me sonrojo.
—¿Eso es todo?
—También necesito que elimines todas tus publicaciones malas sobre
mí en ese tablero de mensajes de Boss-Snark.
—No tengo ni idea de qué tablón de anuncios estás hablando. —No
tenía ni idea de que él sabía que existía.
—Te daré siete días.
—Los quitaré en seis.
—Gracias. —Inclina la cabeza hacia un lado—. Sabes que hay un
tablón privado de empleados donde también hablan mal de ti, ¿verdad?
—¿Qué? —Me incorporo un poco más—. No, no lo hay.
—Oh, definitivamente lo hay. —Sonríe—. Tus compañeros de
trabajo han estado jugando a dos bandas durante bastante tiempo.
—Lo estás inventando.
Espero que se ría y me diga que está bromeando, pero no lo hace. En
vez de eso, besa mi mejilla y saca su teléfono del bolsillo.
—Toma —dice, tocando la pantalla—. Míralo tú misma.

Foro Boss-Snark 2.0


Asunto: Savannah Grey

Russ76: ¡Gah! Ella es tan mala como él.


LilyV8: Lo sé, ¿verdad? Pero “igual de mala” suena como un
cumplido. Ella es peor. Me parece que los dos asistieron a la misma clase de
Cómo ser un puto jefe psicópata y ella se las arregló para sacar un sobresaliente.
JerryMkting: Sinceramente, no creo que haya comprendido
realmente por qué le regalé ese libro de Cómo lidiar con un jefe controlador el
año pasado. O_o
Heather20: @JerryMkting ¡Ba ja ja ja! ¡Seguramente pensó que se
lo dabas por solidaridad por lo que siente por el señor West!
JerryMkting: Sabía que debería haberle regalado “Cómo ser un
mejor jefe” en su lugar. Maldita sea.
Russ76: @ LilyV8, me has hecho pensar en algo. ¿Crees que
duermen juntos? Como, ¿alguna vez lo han hecho?
Dale741: OMG, ¡sí! ¡He llegado justo a tiempo para el nuevo jefe
snark! Y diablos sí, han follado. Es imposible que no lo hayan hecho.
LilyV8: No lo sé. Lo dudo. Estarían mucho más relajados y
tranquilos si ese fuera el caso. ¿No tenemos un viejo hilo de conversación en
alguna parte sobre esto?
Heather20: Sí. El enlace está aquí. Un montón de fotos de los dos
quedándose hasta tarde en la oficina por la noche. (Cada vez que él pide a ese
caro lugar de comida para llevar, esa es una noche en la que trabajan juntos hasta
tarde, para que sepas. El repartidor me dijo que lo hacen al menos tres veces por
semana).
Dale741: Están tan obsesionados con sus trabajos que probablemente
discutan proyectos mientras follan. Apuesto a que ella suelta correos electrónicos
cada vez que está en medio de un orgasmo.
Heather20: @Dale741 Ya lo veo: "Ohhh diossss señor West, estoy a
punto de… ¡trabajar en los archivos de Jamess! ¡LMFAO!10

Mi mandíbula cae hasta el suelo mientras leo las páginas de


comentarios. Casi todas las personas que se han unido a mí para hablar mal de
Garrett están hablando mal de mí.
—¿Qué tan rápido puedes conseguirme una reunión con Recursos
Humanos para denunciar el acoso de un compañero de trabajo? —Pregunto—.
Esto es bullying.
—Tómatelo con calma. —Se ríe, apartando el teléfono—. Eso es lo
que hago.
—Está bien que hablemos de ti a tus espaldas. —Todavía estoy
aturdida por la traición—. Tú eres el jefe.
—Y tú eres la mejor amiga del jefe. —Me besa de una manera que
me hace olvidar todo temporalmente—. Déjalo estar.
—Bien… —Suspiro—. Mencionaste que me habías comprado un
regalo de Navidad el otro día. Querías que te lo recordara.
—Sí. —Se levanta y se acerca a su maleta, sacando una hermosa caja
azul. Alisa el papel de regalo en el lateral antes de entregármela—. Feliz Navidad,
Savannah.
—Gracias. —Tiro del lazo—. ¿Lo abro ahora o quieres que espere?
—Depende de ti.
Dudo tres segundos antes de arrancar el papel.
Dentro hay una pequeña caja negra con una etiqueta que dice: “Lo
que debería haberte regalado en la fiesta de oficina en Hawai”.
—No sé si quiero abrir esto ahora —digo—. Recuerdo vívidamente
haberte dicho que te odiaba en aquella fiesta.
—Lo hiciste. —Sonríe—. Sin embargo, ahora estás a mitad de
camino. Será mejor que lo abras.
Levanto la tapa y veo una pulsera con el dije “C”. Hay tres pequeños
diamantes alineados en su curva.
—Entonces, déjame adivinar —digo—. La C significa Chief
Advisor11, lo que significa que estás contento con el trabajo que estoy haciendo, y
que este año voy a recibir esto en lugar de una rosa. —Sonrío, pasando mis dedos
por ella.
—No —dice—. Significa C.F.O, Chief Financial Officer12, y
significa que te lo mereces. Sin embargo, pensándolo bien, tendré que darte el
resto de las letras para tu pulsera cuando volvamos a Manhattan.
—¿Por qué no puedo tenerlas ahora mismo?
—Porque ahora mismo —dice, tirando de mí en sus brazos—. Tú y
yo vamos a pasar el resto de este viaje en el dormitorio, y voy a disfrutar
haciendo que te arrepientas de haber dicho las palabras “me necesitas más que yo
a ti”.
—No veo por qué. —Sonrío—. Es verdad.
Cubre mis labios con los suyos y me empuja contra la pared.
—Pruébalo.

Fin
EPÍLOGO

SAVANNAH

Próxima Navidad
Manhattan, Nueva York

Foro Boss-Snark 3.0


Garrett West Y Savannah Effin Grey-West

Heather20: Entonces, ¿qué obtienes cuando tu CEO psicópata y su


directora financiera loca de remate deciden casarse? Pregunta una amiga
frustrada.
JerryMkting: No puedo creer que tengamos que lidiar con AMBOS
a este nivel. Tanto que pensamos que si follaban se calmarían.
Heather20: @JerryMkting ¿Follan? ¿O tienen orgasmos por el
trabajo? Realmente estoy empezando a creer que es lo segundo....
Russ76: La que pronto será “Señora West” acaba de llegar a mi
oficina y me felicitó por mi trabajo. ¿Debería decirle que tiene las bragas metidas
dentro de la falda y que tiene marcas rojas por todo el cuello? Como, ¿tal vez por
los viejos tiempos cuando ella era uno de nosotros?
Dale741: No.
Heather20: Claro que no.
JerryMkting: Que Lady Satanás tenga exactamente lo que se
merece...

—Entonces, ¿me estás diciendo que se supone que nunca debemos


responder a esto? —Mi sangre hierve mientras leo el último hilo de comentarios
en boss-snark, un año después—. Hoy están siendo ridículamente malos.
—¿Y qué? —Garrett se ríe y me quita la tablet de las manos—. ¿Cómo crees
que me sentí cuando te vi hablando mal de mí?
—Cuando creía que eras Satanás, imagino que estabas encantado con
eso.
—No —dice, tirando de mí y sentándome sobre su regazo—. En
realidad, estaba bastante dolido. Pensé, ¿cómo puede esta mujer odiarme tanto
cuando es literalmente igual a mí cuando se trata de trabajo?
—Nunca he sido para nada como tú.
—Entonces, ¿por qué ahora te odian más que a mí? —Sonríe—.
¿Has decidido darles un respiro en la fiesta de oficina de este año, ya que estás a
cargo de ella ahora?
—Claro que no —digo—. Es cien por cien obligatoria, y vamos a
hacer todo lo que está en la lista.

FIN, Otra vez


Sobre la autora

¡Hola!
Soy Whitney G. una autora bestsellers del New York Times y del USA Today.
También soy amante de todo lo relacionado con el café, los machos alfa y las
historias románticas apasionadas. Aunque tiendo a ambientar la mayoría de mis
historias en grandes ciudades, vivo en un pequeño pueblo boscoso de Tennessee.
Mis libros más populares hasta la fecha son Reasonable Doubt: Serie completa,
Sincerely, Carter, and Two Weeks Notice. Sin embargo, si soy honesta, la F.L.Y.
Crew probablemente te dirá que sus libros favoritos son Resisting the Boss (Esta
serie tiene sus propios seguidores locos/impresionantes 🙂 ), Mister Weston, y On
a Tuesday. (No creo que puedas equivocarte con ninguno de ellos, pero mi libro
favorito que he escrito es... Bueno, aún no lo he publicado, pero es un romance
bastante intenso que estoy deseando compartir).
Además de publicar libros, dirijo un sitio de inspiración y motivación para
autores independientes llamado The Indie Tea, donde desnudo mi alma y
comparto algunas acciones entre bastidores. (Entre nosotros, uno de mis grandes
sueños en la vida es convertirme en bloguera profesional algún día. Una locura, lo
sé).
En fin, me alegro mucho de que te hayas pasado por mi rincón del mundo, y
espero volver a verte pronto. Si quieres estar al tanto, asegúrate de suscribirte a la
lista F.L.Y., ya que es allí donde envío primero las noticias sobre lanzamientos y
ventas. (También paso tiempo aquí en whitneygbooks.com, así que asegúrate de
dejar un comentario y te responderé tan pronto como pueda).
Hasta que nos volvamos a encontrar.
F.L.Y. (Effin Love You)
-Whit
Notas

[←1]
Qué Mierda.
[←2]
Estoy Muriendo De Risa.
[←3]
Plataforma en línea de pedido de comida a domicilio, que fue creada por Uber en 2014 en San
Francisco, California.
[←4]
Reality en el que participan un hombre soltero y veinticinco bellas mujeres con esperanza de
encontrar el amor verdadero.
[←5]
Director Financiero.
[←6]
Estoy Muriendo De Risa.
[←7]
Chicas atrevidas.
[←8]
LMFAO: Acrónimo de Laughing My Fucking Ass Off. El equivalente a “Muero de la risa”.
Que algo es muy gracioso.
[←9]
The Bachelor (El soltero) es un reality show estadounidense sobre citas y relaciones amorosas.
[←10]
LMFAO: Acrónimo de Laughing My Fucking Ass Off. El equivalente a “Me parti el culo de la
risa”. Que algo es muy gracioso.
[←11]
Chief Advisor : Asesor principal,
[←12]
Chief Financial Officer: Directora financiera,
Table of Contents
créditos
Sinopsis
Dedicatoria
Prólogo
Uno
Uno (B)
Un Año Después
Dos
Tres
Cuatro
Cuatro (B)
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veinte
Epílogo
Sobre La Autora

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