Evaluación en Planificación Social

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FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES EDUCACIÓN COMERCIAL Y

DERECHO

CARRERA:

Trabajo Social

NIVEL

Séptimo Nivel

ASIGNATURA

Planeamiento y evaluación de los Servicios Sociales

AUTOR

Arleigl Magdiel Quiroz Sudario

TEMA

Antecedentes Históricos de la Planificación en el Ecuador

DOCENTE

Msc. Muñiz Quezada Edgar Adrián

ENTREGA:

Sábado, 27 de agosto de 2022


EVALUACIÓN DENTRO DE LOS PROCESOS DE LA PLANIFICACIÓN SOCIAL

INTRODUCCIÓN

En el siguiente trabajo se analizará la evaluación dentro de los procesos de la planificación

social, primero debemos entender que evaluar es una actividad constante, primordial e instintiva

de toda actividad humana en todos los ámbitos. En nuestro ámbito social, lo primero que nos viene

a la mente es la evaluación de los resultados de un programa o deducir hasta qué punto el programa

ha logrado sus objetivos (Bernal, 2012).

Pero a menudo es más difícil y útil entender qué ha ocurrido como resultado de la aplicación

del programa, o si podría haber ocurrido de forma diferente. También se pueden levantar

cuestiones de quiénes se beneficiaron. La evaluación busca entender si se ha hecho bien, si ha sido

útil y si podemos mejorar el proceso, con el fin de satisfacer las necesidades, dando un buen uso

de recursos. Y así sucesivamente, según los intereses, los puntos de vista, los propósitos (Valdés,

1999).

Cuestiones muy diferentes, pero que están unidas por un principio, un modelo de

racionalidad, en el sentido de que someten a crítica todo el proceso de programación (planificación,

ejecución, efectos) que sustenta los procesos de decisión.

A continuación, se analizará varias referencias y bibliografías para entender de mejor

manera la evaluación y determinar su importancia en la planificación; en conjunto el trabajo es de

búsqueda bibliográfica y cualitativo ya que describiremos la información que se encuentre y se

relacionara con otros autores para sacar nuestras propias conclusiones y definiciones.

Dentro de los limitantes de la investigación, encontramos a las fuentes que son antiguas,

pero definen procesos que se utilizan hasta la actualidad.


MARCO TEÓRICO

Innovar y mejorar la calidad de los servicios sociales es un camino extremadamente

complejo, que requiere, por un lado, cambios estructurales constituidos por nuevas normativas,

nuevos procedimientos, nuevas estructuras y nuevos servicios; y, por otro, un cambio cultural que

implique a toda la cadena de servicios sociales junto con factores técnicos y planificadores,

administradores, operadores y usuarios (Peñalosa et al., 2013).

La evaluación es, ante todo, un acto reflexivo de comparación, investigación y análisis. Al

evaluar un servicio, un proyecto, una política, nos preguntamos "¿por qué?", buscamos las razones

tanto de los aciertos como de los errores o disfunciones, nos fijamos en los resultados alcanzados

en relación con los objetivos fijados y los recursos disponibles, en la respuesta que son capaces de

dar a las necesidades sociales para las que fueron diseñados, pero también y sobre todo en el

proceso que los generó.

A esta definición se llega mediante un proceso de "conocimiento participativo" que nos

llevó a construir un significado colectivo y compartido de la evaluación (UNSJ, 2015).

Individuos que hacen la evaluación

Una vez puesto en común el significado de la práctica de la evaluación, se planteó también

la cuestión del papel específico de las asociaciones y del tercer sector en esta actividad. La

respuesta no era sencilla. Las asociaciones o cooperativas sociales pueden, sin duda, querer realizar

evaluaciones para sus propios servicios, para aquellas actividades de las que ellos mismos son

proveedores y para las que consideran necesario verificar la calidad y el cumplimiento de las

necesidades de los usuarios, pueden querer conocer las razones de un mal funcionamiento para

encontrar soluciones adecuadas o un éxito para replicarlo. Pero, al mismo tiempo, pueden

participar en la investigación evaluativa que deseen las autoridades locales o los proveedores, es
decir, pueden encontrarse llevando la voz de sus miembros a los procesos de toma de decisiones

relativos a la oferta social del territorio. En uno u otro caso, es importante destacarlo, no tiene

sentido realizar una evaluación si no sirve para tomar decisiones sobre lo observado, analizado e

interpretado (Bazó, 2009).

En el ámbito de la planificación social, podemos evaluar varios objetos:

▪ Intervenciones de casos individuales intervenciones sociales dirigidas a destinatarios

individuales;

▪ servicios un conjunto de intervenciones coordinadas y continuas dirigidas a un grupo de

destinatarios;

▪ Políticas un sistema de intervenciones y servicios integrados diseñados para una

comunidad local.

A continuación, estos objetos pueden ser evaluados con respecto a:

▪ La eficacia interna, que se refiere a la distancia entre lo previsto y lo realizado;

▪ la eficacia externa, que se refiere a la distancia entre lo que se entrega y lo que se percibe,

por lo que se refiere a la satisfacción del usuario;

▪ eficiencia, por tanto, la relación coste-beneficio (Rodríguez & Tapella, 2016).

La atención de la evaluación se centró, en particular, en los dos tipos de eficiencia, y en la

importancia de la participación de los usuarios, con sus objetivos, necesidades, expectativas.

La evaluación no es un juicio arbitrario, ni un mero análisis de la satisfacción del usuario,

ni mucho menos un control sancionador. Se trata más bien de una actividad profesionalmente

compleja, que tiene costes y cuya finalidad esencial es modificar, cambiar y mejorar (Mota, 2015).

El motivo de la evaluación es tomar una decisión, crear una nueva

intervención/servicio/política, mejorar una existente y corregir errores. La evaluación ayuda al


proceso de toma de decisiones, proporcionando información adecuada al responsable de la toma

de decisiones (ya sea un organismo público, un gestor de cooperativas, una asociación, un

operador), reduciendo la complejidad de la decisión y proporcionando indicaciones operativas

sobre la opción más adecuada para mejorar las condiciones sociales de los beneficiarios.

Evaluamos una intervención, un servicio o una política para mejorarlos, es decir, para ofrecer

respuestas más adecuadas a las necesidades de un individuo, un grupo objetivo o una comunidad

local (Franco, 1996).

METODOLOGÍA

La metodología utilizada en esta investigación es de tipo cualitativa tiene como objetivo

recopilar y evaluar datos no estándar. Los datos cualitativos proporcionan información que, en

lugar de medir un tema, lo describe, es decir, toda la información relativa a las opiniones y criterios

de las personas respecto al proceso de evaluación en la planificación social, esto es necesario

debido al tipo de investigación.

La investigación cualitativa ofrece información que describe el contexto de un tema. De

hecho, se utiliza para investigar opiniones e información, recogidas por preguntas o simple

investigación como es nuestro caso. Se hizo uso de la investigación bibliográfica en artículos

científicos para entender de mejor manera el tema de investigación. Es por esto que los datos

recogidos en un análisis cualitativo no pueden medirse directamente, sino que deben interpretarse.

Para empezar, se describió la importancia de la evaluación en la planificación social,

describiendo varios de sus puntos más importantes, teniendo en cuanto en donde se pueden aplicar

y cuál es el objetivo de que se apliquen.

Después se prosiguió a en los resultados a presentar la forma de la evaluación, los periodos


que esta debe tener en cuenta y el impacto y consideraciones en las poblaciones de estudio u objeto

que es el eje principal de todo proyecto social.

RESULTADOS

En primer lugar, la evaluación es tanto cuantitativa como cualitativa, por lo tanto, desde el

punto de vista del proceso y las técnicas de evaluación, pueden y deben aplicarse ambas

herramientas, complementando o haciendo. Se trata, por tanto, de una acción que se cruza con el

informe social y que puede convertirse en parte integrante del mismo. Recurrir a diferentes

herramientas de evaluación tiene obviamente costes para las organizaciones, pero su utilidad

parece evidente, lograr una presentación compleja y completa de los impactos, en la que no sólo

se valoren los resultados claramente cuantificables, sino también los más cualitativos, intrínsecos

e intangibles, aunque siempre con la restricción de que sean fiables y de que todas las dimensiones

e informaciones medibles se remitan a parámetros cuantitativos (García, 1997).

La evaluación es entonces a corto, medio y largo plazo, por lo que las "fases de evaluación"

y la aplicación de las herramientas y técnicas deben contemplarse en cada etapa. De este modo, la

evaluación será útil para reflejar e interiorizar en el propio proceso de planificación no sólo lo que

la organización consigue en lo inmediato y que se incluye explícitamente como objetivo directo,

planificado y voluntario de las acciones promovidas, sino también los efectos inducidos o

indirectos, los no previstos, los detectables sólo al cabo de cierto tiempo.

Por último, la evaluación debe interceptar a las personas sobre las que se van a medir los

impactos porque se consideran "relevantes" con respecto a las acciones implementadas. Por lo

tanto, la comunidad de referencia puede extenderse a diferentes actores en función de la acción

promovida. Puede interceptarse en los beneficiarios directos de la acción en el caso de proyectos


más circunscritos y focalizados; en los actores internos de la organización (miembros,

trabajadores, voluntarios, etc.) cuando influyen significativamente en las acciones y son a su vez

influenciados por ellas dado el alto nivel de implicación; en la comunidad en sentido amplio

cuando se espera que la presencia en los territorios y las interacciones entre la organización

(ILPES, 2019).

CONCLUSIONES

 Comenzar a aplicar la evaluación de la planificación social dentro de la propia

organización significa concebirla desde un principio no como un mero cumplimiento,

sino como una herramienta útil para el propio crecimiento y para los sistemas de oferta

de servicios de interés social. Con la limitación, sin embargo, de que esta utilidad sea

luego efectivamente repercutida por quienes promueven la evaluación, convirtiéndose

en una palanca en los sistemas de coplanificación entre lo público y lo privado social y

en una prudente herramienta en la asignación de fondos, así como de apoyo al

desarrollo de nuevas actividades.

 El hecho de que la evaluación se extienda así desde los beneficiarios directos hasta los

grupos de interés tendrá una utilidad funcional para demostrar cómo existe un valor

social añadido de las acciones respecto a lo descrito por la mera realización del servicio,

generado por la forma en que la entidad está dentro del territorio y produce y coproduce

con él. Para la organización, además, llegar a una internalización objetiva en su

planificación de estos objetivos sobre la comunidad u objeto de estudio significará

también situar todas las consecuencias en el centro de sus acciones de forma

planificada, cuestionándose sobre los potenciales insuficientemente explotados y sobre

el vínculo entre los procesos activados y los resultados producidos.


REFERENCIAS
Bazó, R. (2009). Enfoques de evaluación de programas sociales: Análisis comparativo. Revista de
Ciencias Sociales, 11(2). https://doi.org/10.31876/rcs.v11i2.25292
Bernal, M. (2012). La Planificación : Características y Desarrollo del Proceso Resumen. Políticas
de Planificación y Supervisión Educativa, 1–5.
https://nikolayaguirre.files.wordpress.com/2013/04/1-introduccic3b3n-a-la-
planificacic3b3n1.pdf
Franco, R. (1996). Planificación social en América Latina y el Cáribe. ILPES-UNICEF.
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/1266/S3092I59P_es.pdf?sequence=1&i
sAllowed=y
García, Á. (1997). Planificación, Gestión y Evaluación de programas de educación Social. Limusa,
3–5.
ILPES. (2019). La evaluación de la planificación para el desarrollo. CEPAL, 2019.
Mota, R. (2015). Planificación y Evaluación de Programas Sociales. Comillas, 1–15.
https://repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/11531/4732/0000000950.pdf?seque
nce=1
Peñalosa, E., Ortiz, A., Gómez, P., Daza, M., Avendaño, A., Monroy, D., Botiva, M., Diaz, C., &
Abril, J. (2013). Guía para el Seguimiento y Evaluación de Proyectos Sociales. CONCERN
MÉXICO, 222. http://indesol.gob.mx/cedoc/pdf/I. SOCIEDAD CIVIL/Elaboración,
Seguimiento y Evaluación de Proyectos/Guía para el Seguimiento y Evaluación de Proyectos
Sociales.pdf
Rodríguez, P., & Tapella, E. (2016). Planificación y evaluación de redes de desarrollo social en
contextos complejos. RevIISE, 8, 45–57.
UNSJ. (2015). Planificación Social. Archivo 2014, 1.
https://www.americaeconomia.com/negocios-industrias/ecuador-se-instala-como-uno-de-
los-cinco-mayores-productores-de-cacao-del-mundo
Valdés, M. (1999). La evaluación de proyectos sociales: Definiciones y tipologías. 1–13.
http://mapunet.org/documentos/mapuches/evaluacion_proyectos_sociales.pdf

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