Modernismo

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COLEGIO SALESIANOS

“DON BOSCO”

LA LITERATURA MODERNISTA

GRUPO 1

AREQUIPA - 2022
Integrantes:

 Adco Cahuana, Sharit Emerson


 Álvarez Pillaca, Harold Alexis
 Álvarez Tone, Piero Steve
 Apaza Humpiry, Gustavo Alonso
 Auccatinco Ponce, Gian Franco
 Barreda Bejarano, Sebastian Raúl
 Barrientos Humpire, Gabriel Fernando
 Bentura Benavente, Ian Mario
 Calderón Escobedo, Lucas Rodrigo
 Calderón Sumi, Ángel Sebastian
 Canaza Valdivia, Oscar Eugenio
 Ccama Mollisaca, Juan Sebastian
 Cortez Pinto, Brandon Alonzo
 Cueto Limache, Stefano Cesar
 Deza Zea, Enzo Bastian
 Gutiérrez Olarte, Fabricio Joan
 Lazo Chipana, Sebastian Mark
 Lazo Garay, Gabriel Rodrigo
 Philco Machaca, Carlos Joaquín

Coordinador:

 Barreda Bejarano, Sebastian Raúl


1.Introduccion

En la literatura en lengua española, el término modernismo denomina a un


movimiento literario que se desarrolló entre los años 1880-1917 que empezó en el país
americano de Nicaragua, fundamentalmente en el ámbito de la poesía.

Se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y


aristocrático, el culturalismo literario y una profunda renovación estética del lenguaje y
la métrica.

El término modernismo designaba cierta corriente heterodoxa de renovación religiosa,


y se aplicó en el campo de las artes a tendencias surgidas en los últimos veinte años
del siglo XIX y principios del XX. Es una recapitulación y una mezcla de tres corrientes
europeas: el romanticismo, el simbolismo y especialmente el parnasianismo.

Sus rasgos más comunes eran un marcado anticonformismo y un esfuerzo de


renovación, se caracterizó por el afán de cosmopolitismo, el refinamiento expresivo y
la musicalidad del lenguaje. La mejor forma de comprender su estética es conociendo
algunos de los autores y poemas más representativos.

Es una recapitulación y una mezcla de tres corrientes europeas: el romanticismo, el


simbolismo y especialmente el parnasianismo. Las pasiones internas, visiones,
armonías y ritmos son expresadas en una música verbal rica y altamente estilizada.

2.Definición del Modernismo


Desde su origen periférico, con un pasado donde se habían constituido las bases del
discurso cultural y literario, el modernismo emerge en las décadas finales de los
ochenta del siglo XIX, en un contexto donde su presencia es un signo más de un
momento de crisis y de polémicas; el antiguo escritor político, debe asumir que hay un
sujeto que también discute, porque es su espacio de acción, esto es, el intelectual y el
artista, los hombres que por antonomasia se dedican a hacer y a influir cultural-mente,
una figura nueva derivada de los cambios de fines de siglo.

Un aspecto que debemos mencionar se refiere a una variable en apariencia


secundaria, pero que se proyectará más allá de una materia a discutir: la reflexión
acerca del lenguaje. De hecho, para los autores de nuestro tema, el asunto no se
redujo al simple hecho de valorizar o no el idioma castellano, por ejemplo, su estatuto
oficial o su pureza, sino que en particular esto se vio pensando en función de la
capacidad estética o expresiva de las palabras.

Con ese punto de vista, la búsqueda modernista -y su desafío a la larga- era conformar
otros medios o modos de decir, dada la rigidez a que se había llegado, especialmente
en la reiteración de lugares comunes en el uso idiomático y también literario. Rubén
Darío atacó en tal sentido el peso de la tradición, afincada en América, por influencia,
es claro, de España.

El relieve que adquirió la discusión sobre el idioma, en la perspectiva de un proceso


cultural, en gran medida perdió intensidad, se desdibujó en medio de conflictos de
orden económico y, cuestión más seria, de convivencia y aceptación de los otros, cuya
resolución en algunos casos fue simplemente un conflicto entre naciones o la
inestabilidad política.

Desde esa condición de origen, los escritores modernistas, esto es, aquellos que se
definen en lo actual como necesidad y actitud, construyen su estética, que, de un
modo u otro, intenta resumir y sintetizar lo moderno mediante la experiencia literaria
y vital, donde textualizan la vida en la ciudad, también el cuerpo, la vida interior y las
palabras que se plantean como desafío para expresar su pleno sentido. Así, hay una
tensión entre lo que es el texto literario como construcción de lenguaje y de mundo,
versus la constitución social fragmentada, que intenta de todos modos una especie de
unidad espiritual.

La observación crítica que surge de lo anterior resulta del examen que pudiera hacerse
sobre la idea de movimiento literario, que, en rigor, perfila desde cierto ángulo la
lectura de una obra o un conjunto de ellas, cuestión que no fue evitable por los
escritores que se adscribieron a la propuesta de Darío. En concreto, la definición
interior de "el movimiento de libertad que me tocó iniciar en América" dice Darío en
1905, excede lo literario; en ese ámbito, su eventual ordenamiento como línea
programática fue negada por él mismo, y en gran medida no es del todo irrelevante
que haya pensado así, considerando la búsqueda de coherencia con su propia actitud
intelectual, que le llevó a resistirá una solicitud de "voces insinuantes": la escritura de
un manifiesto, según leemos en las páginas introductorias a Prosas Profanas 1896.

3.Temas centrales

La temática modernista revela, por una parte, un anhelo de recreación de armonía


frente a un mundo inarmónico, y así un ansia de plenitud y perfección; y, por otra
parte, una búsqueda de raíces en la crisis que produjo un sentimiento de desarraigo en
el escritor, quien se presenta como guía capaz de mostrarle al hombre común los
valores verdaderos.

Los temas tratados son muy variados, pero estos son algunos de los más recurrentes:

 La desazón típica del romanticismo: el hastío de la vida y una profunda tristeza,


junto a la melancolía y la angustia.
 Búsqueda de la soledad y rechazo de una sociedad.
 El escapismo, evasión de la realidad del tiempo y del espacio.
 El amor y el erotismo, con cierta idealización del amor y de la mujer. El tema
del amor imposible se presenta con diferencias respecto al ideal romántico.
Hay un contraste entre el profundo y delicado amor y un intenso erotismo.
 El cosmopolitismo que muestra el anhelo de distinción y aristocracia. Los
modernistas demostraban mucha devoción por París.
 Los temas americanos, en especial los temas indígenas, muchas veces en
defensa de aborígenes.
 Lo hispano como antecedente histórico valioso que otorga una armonía frente
al mundo inarmónico.

4.Características

Cabría definir el modernismo literario como un movimiento de ruptura con la estética


vigente que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental alcanza hasta la
Primera Guerra Mundial. Tal ruptura se enlaza con la amplia crisis espiritual de fin de
siglo. En 1888 el nicaragüense Rubén Darío usó la palabra modernismo para referir las
nuevas tendencias literarias. Para Octavio Paz, este gesto del escritor pretendía dar a
entender que lo propiamente modernista era salir de casa en busca de otra cosa.

El Modernismo es una época cuyo objeto tiene distintas interpretaciones, con estas
dos posturas fundamentales:

 La más restrictiva lo considera un movimiento literario bien definido que se


desarrolló entre 1888 y 1910.
 La más amplia considera que el modernismo no es solo un movimiento
literario, sino toda una época y la actitud que le sirvió de base.

Conciliando ambas escrituras, que a su vez se realizan en la estética humana y


perspectiva de la época en sus cambios más radicales, está la revolución industrial que
mantiene una estética diversa en el modernismo.
El modernismo hispánico es una síntesis del Parnasianismo y del Simbolismo: el
primero toma la concepción de la poesía como bloque marmóreo, con el anhelo de
perfección formal, los temas exóticos y los valores sensoriales; el segundo, la
concepción de que el arte debe sugerir, y buscar efectos rítmicos dentro de una
variada musicalidad.

El Modernismo también engloba, aunque con menos importancia, corrientes estéticas


como el Decadentismo y La Hermandad Prerrafaelista.

Esa búsqueda dio lugar a un tipo de literatura muy particular, signada por algunas de
las siguientes características.

Cosmopolitismo

Uno de los aspectos que caracterizó al modernismo fue su vocación cosmopolita, es


decir, su apertura al mundo. Para Octavo Paz, este cosmopolitismo hizo redescubrir a
los escritores otras tradiciones literarias, entre ellas, el la del pasado indígena.

Reacción contra la modernidad y el progreso

El lugar desde donde se valora y reconoce el mundo prehispánico no es un simple


nacionalismo. Es a la vez, según Paz, la inspiración estética y argumento contra la
modernidad y el progreso, dado el contexto de la admiración y temor que despertaba
EE.UU. En esa misma línea se inscribió el redescubrimiento del pasado español como
afrenta contra la avanzada norteamericana.

Carácter aristocrático
El modernismo no abrazaba las causas populares, ya como temas, ya como estilos. Por
el contrario, se remontaba a la búsqueda de una estética refinada con un cierto
sentido aristocrático.

Búsqueda de una creencia

Octavio Paz plantea que el modernismo, más que tener una creencia, andaba en
búsqueda de una creencia. En sus palabras leemos:

...la idea del pecado, la conciencia de la muerte, el saberse caído y desterrado en este
mundo y en el otro, el verse como un ser contingente en un mundo contingente.

Esta nota no-cristiana, a veces anticristiana, pero teñida de una extraña religiosidad,
era absolutamente nueva en la poesía hispánica.

Por ello no es extraño, según este autor, advertir un cierto ocultismo en las
inquietudes de los escritores modernistas, lo que para Paz es algo muy propio de la
poesía moderna occidental.

Individualismo

El investigador Moretic se pregunta qué literatura podían ofrecer los escritores


modernistas, enmarcados en las capas medias de la sociedad hispanoamericana, sin
pasado cultural o político propio y con escasas expectativas de futuro. Encuentra la
respuesta en la necesidad de mostrar la individualidad exquisita y herida.

Diálogo entre melancolía y vitalidad

Algo del modernismo recuerda al espíritu romántico. Octavio Paz señala que, de
hecho, cumplió una función semejante. A este respecto, sostiene “no fue una
repetición, sino una metáfora: otro romanticismo”.

Sensorialidad y sensualismo
El modernismo busca construir una estética a partir de la evocación de imágenes
sensoriales, lo que de alguna manera lo vincula al diálogo interdisciplinario con las
demás artes. Colores, texturas, sonidos, son parte de las evocaciones características de
este movimiento.

Búsqueda de la musicalidad

La musicalidad de la palabra es un valor dentro del modernismo. Así, pues, la palabra


no está subordinada necesariamente a su significado sino a la sonoridad y resonancia
que pueda tener, es decir, a su musicalidad.

Preciosismo y perfección formal

Es notorio también el gusto por el cuidado de la forma en todos sus detalles, lo que le
da un carácter preciosista.

Formas poéticas particulares

Desde el punto de vista formal literario, el modernismo reúne un conjunto de


características como:

 Aliteración frecuente,
 Exacerbación del ritmo
 Uso de la sinestesia
 Uso de las formas antiguas de la poesía, así como variaciones sobre las mismas
 Versos alejandrinos, dodecasílabos y eneasílabos; con aportes de nuevas
variantes al soneto.

Mitología

Los modernistas vuelven a acudir a la mitología como fuente de imágenes literarias.

Gusto por la renovación del lenguaje mediante el uso de expresiones peculiares


Los modernistas sentían fascinación por la peculiaridad del lenguaje, expresada en el
uso de helenismos, cultismos y galicismos.

Otras características del modernismo son:

 El rechazo de la realidad cotidiana, ante la cual el escritor puede huir en el tiempo


o en el espacio. Muchos de los poemas se desarrollan en lugares exóticos y lejanos.
 Una actitud aristocratizante y cierto preciosismo en el estilo, así como la búsqueda
de la perfección formal que se aprecia no sin cierto individualismo.
 Alternancia entre el tono melancólico y la vitalidad.
 La búsqueda de la belleza que se consigue a través de imágenes muy plásticas y
acercamiento a las artes, de una adjetivación con predominio del color y con
imágenes relacionadas con todos los sentidos
 La fidelidad a las grandes estrofas clásicas como las variaciones sobre los moldes
métricos, utilizando versos medievales como el alejandrino, el dodecasílabo y el
eneasílabo; con aportes de nuevas variantes al soneto.
 El uso de la mitología y el sensualismo.
 Una renovación léxica con el uso de helenismos, cultismos y galicismos, que no
buscaba tanto la precisión como el prestigio o la rareza del vocablo.
 El deseo innovador que aspiraba a la perfección apreciada en la literatura europea.
 La adaptación de la métrica castellana a la latina. Rubén Darío renueva la métrica
con versos de nueve, doce o catorce sílabas, que ya parecían olvidados.
 El culto a la perfección formal, con poesía serena y equilibrada.
 Que lo nacional predomine sobre lo extranjero.
5.Contexto sociocultural

Entre 1885 y 1914 se produjo una “crisis universal de las letras y del espíritu”, que
configuró la mentalidad del ser humano del nuevo siglo. Entre los rasgos más
importantes podemos destacar:

 Perdida de la confianza en el progreso: A pesar de los progresos de la técnica


seguía habiendo malas condiciones de vida, problemas sociales, etc.
 Critica del positivismo y desconfianza en la razón para entender el mundo: Se
trata a afrontar la vida con la voluntad, el sentimiento y la intuición más que
con la razón. A ello contribuyeron la obra de pensadores.
 Una crisis religiosa en la cual la sociedad se hace cada vez más laica.

6.Antecedentes

Recibe las influencias de dos movimientos franceses de la segunda mitad del XIX: el
Parnasianismo y, sobre todo, el Simbolismo (para algunos críticos el Modernismo es el
nombre que recibe el Simbolismo en las letras hispánicas), pero también de la
literatura norteamericana y rusa.

 El Parnasianismo busca la perfección formal, los versos pulidos, de ahí la


preferencia por ciertos temas propicios al lucimiento esteticista: la mitología, la
evocación del tiempo pasado o de ambientes exóticos, como los orientales. Su
lema es "el arte por el arte".
 El Simbolismo defiende que la realidad, tras sus apariencias, esconde
significaciones profundas que el poeta tiene que descubrir y comunicar al
lector. Para ello se sirven de los símbolos (imagen que sugiere ideas,
sentimientos, angustias, obsesiones...).

6.1La estética modernista:


a) Evocación del MUNDO SENSORIAL

Abundante empleo de sinestesias (‘verso azul’, ‘sol sonoro’), adjetivación e imágenes


deslumbrantes y referidas a todos los sentidos (vista, tacto, olfato, gusto) con las que
se trata de captar un mundo sensorial lleno de goce y belleza. El adjetivo y la metáfora
se convierten los recursos decisivos. En esta poesía llena de colorido son
característicos el azul, violeta, lila, púrpura, granate, oro, plata, rubí, zafiro, marfil,
ébano, nieve. Los ambientes que se recrean tienen un valor simbólico y evocador,
tanto los interiores como exteriores: salones elegantes con espejos, divanes, pianos,
arañas de luz, búcaros con flores...; lunas y aromas nocturnos, jardines lejanos y
otoñales con fuentes, estanques, surtidores; animales elegantes o fabulosos (cisnes,
pavos reales, leopardos, tigre, elefantes, dragones, unicornios...), personajes reales o
mitológicos cargados de erotismo (princesas, caballeros, ninfas, sátiros, sirenas...)

b) Musicalidad y renovación métrica

Departamento de Lengua Castellana y Literatura. Importancia del ritmo y de la


armonía de las palabras para sugerir. Ello lleva a los modernistas a la recuperación de
metros olvidados o poco utilizados (alejandrino, eneasílabo) y a la creación de otros
nuevos (de hasta 20 sílabas), el uso del verso libre, las asonancias internas. También al
gusto por la versificación a base de pies acentuales, especialmente los ternarios. La
musicalidad se nota también en la abundancia de aliteraciones (bajo el ala aleve del
leve abanico), juegos fónicos (trompas guerreras resuenan), utilización a de palabras
esdrújulas

c) Riqueza verbal y capacidad de sugestión.

A ello responde la aparición de un vocabulario exótico (heliotropo, clámides, acanto,


plinto, nenúfares, adelfas, azur...), nombres mitológicos (Venus, Adonis, ninfas,
sátiros), realidades misteriosas. En general, léxico extraño que llaman la atención. Por
otro lado, se huye de la expresión grandilocuente que usaron muchos románticos y se
busca, sugerir, insinuar, no declarar abiertamente los sentimientos; y una sintaxis más
natural y cercana a la lengua hablada.
6.2Antecedentes culturales:

En la literatura, este movimiento surge sobre todo en América y no habría surgido en


España de no ser por la llegada en 1892 del nicaragüense Rubén Darío. Éste sería el
mayor exponente de la literatura modernista y su influencia llegó a otros autores como
Manuel Machado o Salvador Rueda. Toda esta corriente se ve fuertemente afectada
por otras dos que tienen lugar en Francia, el parnasianismo, que defendía el arte por el
arte y el recuerdo del romanticismo, y el simbolismo, lleno de metáforas.

Por eso no es extraño que el modernismo defienda la huida del mundo real y lo
cotidiano, se refugie en la época clásica, medieval o en la búsqueda de otro mundo
interior, que describe los sentimientos más profundos.

El modernismo artístico recibió muchos nombres dependiendo de su país de origen, así


fue conocido como Art Nouveau en Francia, y también en Bélgica, su lugar de origen.
Otros nombres por los que se le llamó fueron Modern Style en los países de habla
inglesa, Sezession en Austria, o Liberty o Floreale en Italia.

Fue especialmente un arte decorativo, donde la ornamentación pudo gozar de su


máximo esplendor.

Sus mayores exponentes fueron Alfons Mucha en las artes gráficas, Tiffany en el diseño
de joyería, Gustav Klimt en pintura, y en arquitectura Victor Horta, Joseph Maria
Olbrich o los españoles Domenech y Montaner y Puig y Cadafalch. Este estilo se
caracterizó en todas sus vertientes por su gusto por los elementos naturales, la
vegetación y sus elementos curvos, también por el uso de los nuevos materiales como
el cristal y el hierro, y la profusión de la decoración. Características que pueden
percibirse en las obras de Gaudí, que, dentro de su peculiar estilo, es uno de los
exponentes más reconocidos del modernismo catalán.
Por todas estas cualidades, la tendencia modernista es considerada como un arte total,
y marcó de una forma impactante los comienzos del siglo XX. Hoy en día, sigue
sirviendo de inspiración a los creadores de todas las partes del mundo.

7.Géneros del Modernismo Literario

Los géneros del modernismo son la poesía, la prosa y la dramática. Dentro de estos
géneros se pueden evidenciar dos temáticas principales. La primera es la sensorial,
relacionada con el culto por los sentidos y la belleza. La segunda es intimista, con un
tono más melancólico, sensual y triste. Todos los autores modernistas tienden a tomar
una postura o la otra en sus obras literarias.

7.1Poesía

La poesía modernista rompe con el tono clásico literario empleado hasta el momento.
Se presenta de manera innovadora y original, velando por la belleza sobre todas las
cosas.

Las reglas tradicionales de la poesía clásica pierden importancia y son modificadas de


tal forma que toda producción literaria fuese más sublime y menos rebuscada

Entre los subgéneros de la poesía modernista se encuentran principalmente la lírica y


la oda. Sin embargo, dentro del género literario de la poesía también pueden ser
encontrados el himno, la elegía y la didáctica.

7.2Prosa

La prosa como género literario del modernismo se encuentra vinculado al


Romanticismo, como una extensión del mismo. Busca exaltar el trabajo del autor como
creador de la obra literaria, oponiéndose al olvido del trabajo creador de cada autor.

La prosa modernista fue tan impecablemente desarrollada. De este modo, las obras
del modernismo se convirtieron en verdaderas y prestigiosas obras de arte.
La novela como subgénero de la prosa redujo ampliamente su argumento y se encargó
de expresar con mayor profundidad las ideas y sentimientos de sus personajes.

Es así como los protagonistas de cada obra contaban con una función de conciencia
que les permitía manifestar sus emociones y definir su mundo. El lenguaje utilizado por
la prosa modernista tiene una función expresiva de orientación lírica.

7.3Dramática

El género literario de la dramática o teatro durante el modernismo se valió del uso de


nuevas técnicas que desencadenaron una inevitable transformación del arte teatral.

La dramática modernista fue libre en sus planteamientos, sosteniendo siempre un


diálogo entre las formas tradicionales del teatro y nuevas técnicas literarias. Por otro
lado, el diseño y desarrollo arquitectónico de la escenografía fue mejorado gracias al
uso de nuevas tecnologías y maquinarias.

Es así como la iluminación juega un papel fundamental para darle un mayor


movimiento a las puestas en escena. La idea tradicional que indicaba la forma cómo
debía ser dispuesto un escenario también sufrió cambios. De este modo, un escenario
podía tomar cualquier forma, ser efímero, móvil o transformable.

La dramática modernista liberó al teatro de su apariencia tradicional. La estructura del


arco proscenio y la disposición de los elementos en escena fue completamente
afectada. El modernismo dio paso a la crítica de la sociedad a través de las artes
escénicas y la comedia.

Entre los representantes más importantes de la dramática modernista se encuentra


Jacinto Benavente. Este propuso un nuevo tipo de comedia, cargada de diálogos más
realistas.

7.4Características de los géneros del modernismo

Tanto la poesía como la prosa y la dramática modernista se caracterizaron por


compartir los siguientes rasgos comunes:
 Amor por la elegancia: los géneros del modernismo contaban con una fascinación
particular por la elegancia. Esto se evidencia en el uso repetitivo de piedras
preciosas y la constante apreciación por la mitología. La literatura modernista
busca exaltar los valores estéticos.
 Erotismo y espiritismo: en la prosa y la poesía modernista se aprecia una notable
fijación por el misterio. El erotismo por su parte es resaltado a través del placer y el
carácter efímero el mismo.
 Renovación del lenguaje: el uso de la métrica y la musicalidad de las obras es
reinventada, lejos de las tradiciones clásicas. Se da paso al uso de un léxico más
refinado.
 Universal y exótico: los géneros literarios del modernismo exceden los límites de lo
local, sin eliminar las características de lo propio. Se ahonda en temas del pueblo y
se da un uso exótico del tiempo, donde el mismo tiene una doble dirección.
 Seducción por lo raro: se busca exaltar todo aquello que sea diferente, y permita a
las obras de la noción del tiempo.

8.Objetivo Artístico

Si consideramos la producción literaria de los autores modernistas, es posible advertir


que, en muchos casos las notas prológales o los textos propiamente tales, manifiestan
un discurso teórico e incluso crítico, referido al oficio literario o al proceso constitutivo
de una poética personal. La forma reflexiva y de desarrollo de ideas se traspasa e
invade los géneros, lo que posibilita la identificación de los procesos individuales,
asimismo el grado de coherencia, entre la teoría y la práctica, la desestimación de la
imagen, donde el modernismo sólo sería expresividad y lirismo grandilocuente.

La especificidad del artista y de su obra, asumida como un oficio o una práctica


consciente, creemos que es un logro importante y en ese campo, en verdad, el
modernismo dejó su herencia. Los escritores de ese movimiento tuvieron la claridad
suficiente para discutir y hacerse disidentes de su tradición más inmediata, pero
también fueron capaces de responder con la invención de propuestas que, aunque
tomadas desde otros contextos, al sobreponerlas en idioma castellano, se obtuvo una
literatura que sería capaz de enfrentar nuevos proyectos socioculturales, es decir, el
diseño de una tradición.

Sobre la base de estas propuestas, es que durante el modernismo la literatura se


multiplicó en formas expresivas, pero el hecho singular de la escritura y el texto
transformaron las palabras y su sentido en signo de lo artístico, la palabra-arte
equivaldría a una señal de belleza. El problema que debieron resolver fue el encuentro
del vocablo, la imagen, la metáfora, el adjetivo, en síntesis, cómo lograr el verso, la
estrofa, el poema, el ensayo y la crítica.

No es extraño, por lo tanto, que en ese momento se haya manifestado una especie de
verbalismo desmesurado, una sobrecarga de recursos literarios, la fusión de códigos
de la pintura y la música traspasados a la palabra escrita, el sentido del ritmo y de los
objetos que responden al criterio estético de la ornamentación de los espacios.
Aparecen los símbolos. Con esto, decimos que en verdad la supuesta inspiración de
raíz romántica (las Musas) equivalen más bien a una impostura, un juego o una
invención fantástica, pues en este contexto la espontaneidad ha pasado a un nivel
secundarísimo.

Se operado un procedimiento propio de la poesía contemporánea, esto es, el


vaciamiento del yo, para instalar en su lugar los objetos y el lenguaje que los nomina;
se ha experimentado con la forma y el espacio poético a partir de denominaciones y
determinaciones gramaticales que posibilitan la gracia de inventar imágenes nuevas,
una realidad sustentada en el lenguaje mismo, sin exterioridad, lo cual llegará al
máximo, pero en la situación de las vanguardias posteriores. Es el momento en que ha
estallado la realidad y el lenguaje con la primera guerra en Europa; en Hispanoamérica,
surgirán las vanguardias, múltiples y paradojales, en las décadas iniciales del siglo XX,
donde se hará uso de la apropiación cultural iniciándose una nueva época en nuestra
historia literaria.
9. Descubrimientos de la época

El modernismo se caracterizó por la rebeldía creativa, un refinamiento un tanto


aristocratizante y narcisista, así como un culturalismo cosmopolita, pero su aporte más
importante a las letras hispanas fue su profunda renovación del lenguaje aun así
durante esa época se dieron algunos de los inventos o descubrimientos más
revolucionarios de la historia de la humanidad.

El teléfono, Alexander Graham Bell patentó el teléfono en 1876, referido como un


aparato que transmitía sonidos por un cable a través de señales eléctricas. Durante
mucho tiempo Bell fue considerado el inventor del teléfono, junto con Elisha Gray.

La radio, el italiano Guillermo Marconi realizó la primera transmisión por radio el 14 de


mayo de 1879. En ese momento no podía imaginar que su invento sería esencial para
salvar vidas, resultando fundamental en el caso del rescate de los náufragos del
Titanic.

La dinamita y premios Nobel, inventada por Alfred Nobel en 1866, supuso una
revolución en el campo de los explosivos. Fue utilizada con fines muy diversos como la
minería, las infraestructuras ferroviarias y, tristemente, también la guerra y el
terrorismo, además fundó los premios que llevan su nombre

El cine, Auguste y Louis Lumière revolucionaron la industria y el arte de la imagen con


sus inventos de la foto instantánea, las películas de cine y el autocromo en color.
Auguste y Louis Lumière fueron dos hermanos franceses conocidos por la invención del
cinematógrafo.
Otros descubrimientos son:

 1879 - Thomas Alva Edison inventa la primera Lámpara incandescente


comercial.
 1887 - Heinrich Hertz reformula las ecuaciones de Maxwell y prueba
experimentalmente que las señales eléctricas pueden viajar a través del aire
libre.
 1887 - El experimento de Michelson y Morley refuta la teoría del éter
luminífero y sienta las bases experimentales de la relatividad especial.
 1895 - Wilhelm Röntgen descubre los rayos X
 1896 - Henri Becquerel descubre la radiactividad.
 1897 - Joseph John Thomson descubre el electrón.
 1898 - Marie Curie descubre el radio y el polonio.
 1900 - Max Planck explica el espectro de emisión de un cuerpo negro.
 1905 - Albert Einstein publica su teoría de la relatividad especial y ese mismo
año explica cuánticamente el efecto fotoeléctrico.
 1909 - Robert Millikan en su experimento de la gota de aceite muestra que los
electrones poseen una carga eléctrica definida y consigue medirla.
 1911 - Ernest Rutherford sienta las bases experimentales de la teoría atómica
de la materia.
 1911 - Onnes: Primeros pasos en superconductividad.
 1913 - Henry Moseley: números atómicos
 1913 - Niels Bohr presenta su modelo del átomo.
 1915 - Einstein publica la teoría de la relatividad general.
 1915 - Alfred Wegener pública su teoría sobre la tectónica de placas.
I. William Carlos Williams

Williams Carlos Williams (1883-1962) nació, vivió casi toda su vida y murió en
Rutherford (Nueva Jersey). Su padre, William George Williams, hijo de ingleses, se
dedicó a los negocios en la vecina Nueva York; su madre, Raquel Hélène Hoheb, nacida
en Puerto Rico, tenía ascendencia francesa y fue aficionada a la pintura. Williams,
además de inglés, habló pronto español y francés.

De 1897 a 1899 estudió en Suiza, pasando algún tiempo en París. En 1902 terminó el
bachillerato en un centro neoyorquino y decidió estudiar medicina en la Universidad
de Pennsylvania. Allí conoció a Hilda Doolittle y a Ezra Pound, con quien mantendría
una intensa amistad hasta el final de sus días. Debido a la influencia materna, flirteó
algún tiempo con la pintura. Entre 1906 y 1909 trabajó como interino en varios
hospitales a la vez que cortejaba a Florence Herman, la «Flossie» de sus poemas,
Después, tras un tiempo estudiando pediatría en Leipzig, viajó por los Países Bajos,
Francia, Inglaterra y España. De vuelta en su país, abrió en 1910 una clínica privada en
su ciudad natal y en 1912 se casó con su prometida.

En 1909 publicó su primera colección de poemas (Poems) y en 1913 Elkin Mathews, el


editor de Pound, dio a la luz la segunda de ellas (The Tempers) en Londres; ambas
pasaron prácticamente desapercibidas. A partir de entonces, salvo un par de viajes a
Europa durante la segunda mitad de los años veinte, permaneció en Rutherford
dedicado a sus labores médicas y a la escritura.

En cierto modo, Williams tuvo una doble vida, viviendo en una suerte de destierro
interior voluntario. Por una parte, convivió cincuenta años con su mujer, residiendo
siempre en la misma casa, dedicado a su familia y a su profesión, llegando a asistir el
parto de más de dos mil neonatos; por otra, fue un creador infatigable y un
considerable teórico de la poesía y el lenguaje que produjo a la sombra la práctica
totalidad de su obra: poesía, relato, novela, ensayo, una autobiografía y alguna obra de
teatro. El reconocimiento sólo le llegaría muy al final, cuando todos sus compañeros de
generación habían ido recibiendo paulatinamente la atención que a él se le negaba.

El entorno de un escritor, la vida que lleva –o, si es que puede, la vida que decide
llevar– son fundamentales para entender su visión de mundo y su obra. A este
respecto, el caso de Williams resulta paradigmático: su día a día (trabajo, pacientes,
familia, etc.) está íntimamente relacionado con su obra y es –en cierta medida– su
humus.

Por eso, a la par que hablemos de su poesía, parece necesario hacerlo también de su
vida; y, a la vez que nos aproximemos a ambas, resultará esclarecedor compararlas con
las de los otros grandes poetas norteamericanos de su generación, cotejando –aunque
sea someramente– sus diferentes trayectorias y valores.

Williams, en cambio, conservó siempre el sentido común y el sentido del humor, y no


sólo no renegó de su condición de norteamericano, sino que, siguiendo los pasos de
Whitman , persiguió y logró crear una obra que trata de los entresijos de la vida
urbana en Norteamérica sirviéndose de la variante del inglés que sus compatriotas
hablaban.

a. La Carretilla Roja

Williams construyó este poema muy breve en 1923, y siempre ha sido conocido como
uno de los mejores ejemplos de un verdadero poema imaginista. El “movimiento
imaginista” comenzó en 1913, diez años antes de que Williams escribiera este poema.
La poesía imaginista se centra en la representación objetiva de objetos.
Muchas cosas depende una
carretilla roja
barnizada por la lluvia
entre las gallinas blancas

Históricamente, en el simbolismo literario del color, el color rojo representa cosas


como el poder y la pasión; cuando piensas en el color rojo, probablemente puedas
imaginar cosas como sangre y amor, así que, con suerte, esto tiene sentido. El color
blanco representa pureza e inocencia; Para ayudar a aclarar esto, considere por qué las
novias tradicionalmente visten de blanco el día de su boda, para mostrar su inocencia
virginal. La carretilla es roja para mostrar su poder en la granja, y los pollos son blancos
para mostrar su pureza; las carretillas hacen todo el trabajo, mientras que las gallinas
ponen los huevos.

Además de identificar esos dos objetos en el poema, Williams también decidió


‘barnizar’ la carretilla con agua de lluvia. Concéntrese en la dicción de Williams, o la
elección de palabras, aquí. Cuando piensa en ‘glaseado’, puede imaginarse una dona
glaseada. Dado que una rosquilla glaseada está cubierta de hielo, podemos deducir
que Williams está describiendo una carretilla cubierta de agua de lluvia aquí.

Williams describe cómo todo en una granja depende de todo lo demás; de ahí las dos
primeras líneas del poema. Dice que la carretilla y el pollo no pueden contribuir a la
granja sin el otro; Si Williams hubiera querido, podría haber agregado numerosas
imágenes visuales a este poema sobre todas las otras cosas que son necesarias en una
granja, pero este no era su estilo. Le gustaba ser conciso y directo. ¿Crees que usó
efectivamente esta metáfora para mostrar el mensaje de su poema?

i. CrÍtica de La Carretilla Roja:


A lo largo de "La carretilla roja", el orador insiste en que el lector preste más y más
atención a una imagen simple. El orador comienza anunciando la importancia de la
imagen incluso antes de describirla, afirmando que "mucho depende de / de" y
dejando al lector preguntándose brevemente qué podría ser tan importante.

El orador continúa el pensamiento en la siguiente estrofa, respondiendo a la pregunta:


"una rueda / carretilla roja", y luego pasa las dos últimas estrofas del poema
describiendo el estado de la carretilla y su entorno con cada vez más detalle.

Más allá de sugerir la importancia de esta imagen específica, el poema también puede
interpretarse como una meditación sobre la naturaleza de la percepción en general, es
decir, el poema no solo busca enfatizar el valor de este objeto en particular, sino
también revelar cómo rápidamente la visión y la comprensión del mundo pueden
cambiar. La percepción misma se presenta, así como subjetiva y falible, más que como
un reflejo objetivo de la realidad.

El orador divide deliberada y cuidadosamente una sola imagen, demostrando su


complejidad al agregar más detalles en pequeños fragmentos. La escena en sí no es
notable a primera vista: una carretilla afuera es algo que muchas personas
probablemente han pasado sin pensarlo dos veces.

Sin embargo, el orador, al argumentar que "mucho depende de" la carretilla roja,
anima al lector a mirar más de cerca. Y aunque el poema tiene solo una oración, el
hablante divide la imagen de la carretilla en seis líneas diferentes, obligando a la
imagen de la carretilla a permanecer con el lector por más tiempo del previsto.

Se podría argumentar que, debido a la insistencia del hablante en la importancia de la


carretilla roja y la forma en que el hablante continúa brindando más y más detalles
sobre la imagen, tal vez el hablante intenta mostrarle al lector cómo cambiar y
cuestionar su propio percepciones Si bien los detalles son leves y pueden no parecer
importantes, son lo suficientemente significativos para el orador que, no solo vale la
pena mencionarlos, sino que son lo suficientemente valiosos como para ser lo único
que se menciona.

Por qué razón, el lector no puede estar seguro: tal vez sea porque la carretilla
representa algo mucho más grandioso, como toda una comunidad de trabajadores
agrícolas con exceso de trabajo e infravalorados, o porque la carretilla tal vez le
recuerda al hablante el valor de la simplicidad.

De cualquier manera, el hablante tiene la intención de que el lector desafíe su


percepción inicial de la carretilla y la escena en cuestión y, por lo tanto, desafíe la
naturaleza de la percepción misma.

ii. Mensaje de la Obra “La Carretilla Roja”:

"La carretilla roja" es una frase con varios mensajes que nos deja William Carlos
Williams, publicado originalmente en la colección de 1923. El poema es simple y fácil
de leer, pero contiene mensajes profundos que tratan de la identidad personal y
encontrar su lugar en el mundo. Estados de Williams en su autobiografía que las cuatro
estrofas son como una «pieza de paño, estirada sobre un marco.»

Williams quería sus poemas en paralelo al mundo real. Decidió usar un lenguaje
simple, común y cotidiano vocabulario para describir los objetos y las ideas en "La
carretilla roja", como también esta obra afecta a los lectores porque el limitado
número de palabras lleva una riqueza de significado, además que la obra lleva grandes
énfasis.

Williams al crear potentes imágenes visuales sin utilizar signos de puntuación para
separar sus pensamientos nos hace dar a entender que "disuelve las fronteras
tradicionales entre una cosa o idea y otro," El poema es abstracto y emocional, además
de que también nos llenó de varios mensajes simbólicos y sentimentales a lo largo que
profundizamos más su poema.

II. Federico García Lorca

Desde pequeño entra en contacto con las artes a través de la música y el dibujo. En
1915 comienza a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de
Granada. Forma parte de El Rinconcillo, centro de reunión de los artistas granadinos
donde conoce a Manuel de Falla.

Entre 1916 y 1917 realiza una serie de viajes por España con sus compañeros de
estudios, conociendo a Antonio Machado y que inspiran su primer libro Impresiones y
paisajes (1918).

En 1919 se traslada a Madrid y se instala en la Residencia de Estudiantes, coincidiendo


con numerosos literatos e intelectuales. Allí, empieza a florecer su actividad literaria
con la publicación de obras como Libro de poemas o El maleficio de la mariposa.

Junto a un grupo de intelectuales granadinos funda en 1928 la revista Gallo, de la que


sólo salen 2 ejemplares. En 1929 viaja a Nueva York, plasmando este viaje en Poeta en
Nueva York, que se publicaría ya fallecido el autor en 1940. Dos años después funda el
grupo teatral universitario La Barraca, para acercar el teatro al pueblo mediante obras
del Siglo de Oro.

Otro viaje a Buenos Aires en 1933 hace crecer más su popularidad con el estreno de
Bodas de Sangre y a su vuelta a España un año después sigue publicando diversas
obras como Yerma o La casa de Bernarda Alba (1936) hasta que, en 1936, en su
regreso a Granada es detenido y fusilado por sus ideas liberales.
Escribe tanto poesía como teatro, si bien en los últimos años se vuelca más en este
último, participando no sólo en su creación sino también en la escenificación y el
montaje.

En sus primeros libros de poesía se muestra más bien modernista, siguiendo la estela
de Antonio Machado, Rubén Darío y Salvador Rueda. En una segunda etapa aúna el
Modernismo con la Vanguardia, partiendo de una base tradicional.

En cuanto a su labor teatral, Lorca emplea rasgos líricos, míticos y simbólicos, y recurre
tanto a la canción popular como a la desmesura calderoniana o al teatro de títeres. En
su teatro lo visual es tan importante como lo lingüístico, y predomina siempre el
dramatismo.

En la actualidad Federico García Lorca es el poeta español más leído de todos los
tiempos y el 11 de noviembre de 2008 la Biblioteca del Instituto Cervantes de Tokio es
inaugurada con el nombre de Federico García Lorca.

a. Bodas de Sangre

El tema principal tratado en este gran drama es la vida y la muerte. Pero de un modo
arcano y ancestral, en la que figuran mitos, leyenda y paisajes que introducen al lector
en un mundo de sombrías pasiones que derivan en los celos, la persecución y en el
trágico final: la muerte.

La idea secundaria es el amor; Amor que fue el que protagonizo gran parte de la obra,
ya que todo giraba en torno a él. Este se presenta en amores falsos, verdaderos y no
correspondidos. En cuanto al amor de madre a hijo u otro es casi nulo; ya que solo se
alude al amor y desamor de pareja.

i. Critica de las Bodas de Sangre:


La lectura de la obra ha sido una experiencia fascinante; he disfrutado de cada palabra
y de cada verso y me he empapado de la simbología lorquina, que tan desapercibida
pasó en mi adolescencia. Esta obra, una vez más, demuestra la admirable capacidad
que tiene Lorca de plasmar las pasiones humanas.

ii. Mensaje de las Bodas de Sangre:

Uno de los grandes mensajes que nos deja esta magnífica obra es que debemos dejar
que el dinero triunfe sobre el amor, la conveniencia económica no entrega ni por muy
poderosa que sea el mejor premio que la vida nos deja que es seguir al verdadero
amor, por tanto, un amor a fuerzas puede crear desenlaces como el de esta cruel
historia de las Bodas de Sangre.

El tema principal tratado en este gran drama es la vida y la muerte. Pero de un modo
arcano y ancestral, en la que figuran mitos, leyenda y paisajes que introducen al lector
en un mundo de sombrías pasiones que derivan en los celos, la persecución y en el
trágico final: la muerte.

Bodas de Sangre es un título simbólico, ya que representa el desenlace de la historia.


«Bodas de Sangre» cuenta la historia de un triángulo amoroso entre dos hombres y
una mujer y las consecuencias de la decisión de abandonar a su novio luego de la boda
para escapar con otro.

Es la honestidad porque en la obra dice q la novia se casa con el novio cuando aún ama
a su ex novio llamado Leonardo y entonces si la novia le hubiera sido sincera al novio q
no lo amaba no hubiera pasado este tipo de tragedia si la novia le hubiese sido sincera
al novio

iii. Personajes de las bodas de sangre

1. Personajes principales:
 La muerte
 Leonardo

2. Personajes secundarios:

 Mujer de Leonardo  La madre


 La criada  La suegra
 La novia  La Luna
 El padre de la novia

III. Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez Mantecón nació un 23 de diciembre de 1881, Moguer, España.


Era hijo de Víctor Jiménez y Purificación Mantecón López-Parejo.

Comenzó la carrera de Derecho impuesta por su padre en la Universidad de Sevilla,


aunque la abandona en 1899. En 1899 estudia Bachillerato en el colegio de San Luis
Gonzaga del Puerto de Santa María, y obtiene el título de Bachiller en Artes.

En 1900 se trasladó a Madrid y publicó sus dos primeros libros de textos, Ninfeas y
Almas de violeta. La muerte de su padre en este mismo año y la ruina familiar,
confirmada cuando él y su familia perdieron todo su patrimonio embargado al fallar el
Tribunal Supremo a favor del Banco de Bilbao, le causaron una honda preocupación,
vivida intensamente a causa de su carácter hiperestésico, algo neurótico y nefelibata

En 1902 intervino en la fundación de la revista literaria Helios. También abandonó el


Sanatorio del Rosario y se trasladó al domicilio particular del doctor Luis Simarro. En
1903 publicó Arias tristes y al año siguiente publicó Jardines lejanos. En 1905 regresa a
su pueblo natal a causa de los problemas económicos por los que atravesaba su
familia, residiendo en la casa de la calle Aceña. Este periodo coincide con la etapa de
mayor producción literaria, donde figuran, en la Segunda Antología Poética, los libros
en verso: Pastorales (1903-1905); Olvidanzas (1906-1907); Baladas de primavera
(1907); Elegías (1907-1908); La soledad sonora (1908); Poemas mágicos y dolientes
(1909), etc.

En 1936, año que marca en su obra el paso de la etapa intelectual a la etapa suficiente
o verdadera, estalla la guerra civil y apoya decididamente a la República, acogiendo a
varios niños huérfanos en una de sus casas.

Sin embargo, se siente inseguro en Madrid, pues el diario socialista Claridad emprende
una campaña contra los intelectuales y es Manuel Azaña quien ayuda a salir de la
capital al matrimonio por vía diplomática.

Se instala en Washington como agregado cultural. En 1937 se traslada a Cuba para dar
tres conferencias; en 1938 su sobrino falangista, Juan Ramón Jiménez Bayo, perece en
el frente de Teruel, lo que dejó a Juan Ramón absolutamente destrozado. Según
Zenobia, «El dolor dejó a Juan Ramón absolutamente estéril por casi año y medio».12
De él escribió el poeta en su autobiografía Vida.

Aunque por edad pertenece al novecentismo o generación del 14, mantuvo estrecha
relación con las generaciones anteriores (modernismo, que influyó su primera etapa) y
posterior (generación del 27, a la que apoyó al menos en sus primeros trabajos luego
los atacó y de la que fue uno de los principales modelos, así como referencia para
algunos de los autores vanguardistas). Busca conocer la verdad y de esta manera
alcanzar la eternidad. La exactitud para él, es la belleza. La poesía es una fuente de
conocimiento, para captar las cosas.

a. El platero y yo
La obra Platero y yo trata sobre la vida de un burro muy querido llamado Platero. Este
asno está bajo el cuidado de un jovencito que lo quiere y lo trata como si fuese su
mejor amigo. Por diversas razones, entre ellas la muerte de sus familiares, este
muchacho no confía en las demás personas.

La narración no tiene un orden cronológico, los capítulos recopilan y exponen


experiencias y recuerdos vividos, que van y vienen, entre Platero y el narrador. Sin
embargo, los hechos relatados transcurren en primavera y culminan en invierno,
coincidiendo con las estaciones del año. Veamos algunas de las vivencias que
acontecen a los protagonistas en cada época del año:

i. Inicio (I-XXIV)

Al inicio de la obra, el narrador describe al burro. A partir de entonces, el joven narra


las aventuras que vive junto a Platero. Entre sus primeras vivencias destacan: la noche
que un hombre quiere robarles los alimentos, pero el narrador consigue evitarlo.

También cuando el burro se clava una púa y casi se queda cojo, entonces el muchacho
le cura con agua del arroyo. Entretanto, el narrador descubre a Platero los detalles de
su niñez por la calle donde vivió y el paisaje durante una puesta de sol.

ii. La primavera (XXV-LXIV)

A la llegada de la primavera, el protagonista observa el campo y describe los rasgos


propios de la estación. En esta época el joven y el burro viven diferentes aventuras,
entre las que destacan: el día en que son testigos de cómo un guardia mata a un perro
porque tiene sarna. En el mes de abril, Platero disfruta del campo lleno de flores
mientras se las come. También, los protagonistas son testigos de cómo el canario
verde se escapa de su jaula y consigue volar.
Un día, el joven descubre que una sanguijuela hace que Platero no pare de sangrar,
cuando se la quita el animal mejora. Más adelante, presencian cómo los carros se
dirigen a la Romería del Rocío.

iii. El verano (LXV-LXXXIV)

El narrador describe los rasgos propios de esta estación y también cómo Platero
chorrea sangre a causa de las picaduras de los tábanos. Durante el verano, los
protagonistas viven las siguientes aventuras: el día que presencian una tormenta muy
fuerte; la llegada del tiempo de vendimia, mientras el narrador descubre las diferentes
labores en el campo y en las bodegas de la zona.

En septiembre, Platero y el joven acuden a una fiesta con fuegos artificiales, el animal
se asusta por el ruido. En este mismo mes, el narrador cuenta cómo muere una de las
niñas del pueblo que jugaba con el burro. También describe la muerte del canario.

iv. El otoño (LXXXV-CXVII)

La entrada de esta estación hace que Platero esté cada vez más perezoso. En octubre,
los niños vuelven al colegio y no juegan en la calle. Este hecho hace que el burro y el
joven estén aburridos.

En uno de los habituales paseos, el narrador y Platero descubren un racimo de uvas


olvidado, cuando ya no es época de vendimia, y se lo comen. En noviembre, el
narrador y Platero recolectan leña para la chimenea. Pronto ambos enferman y el
narrador describe el sonido de las calles desde su cuarto.

v. El invierno (CXVIII-CXXXVIII)
Cuando llega el invierno, el narrador describe un día lluvioso desde su casa. En esta
estación, los protagonistas viven las siguientes aventuras: la noche en que salen a
contemplar las estrellas mientras el resto del pueblo se resguarda del frío de la noche;
el día de Reyes, el cual el protagonista recibe con nostalgia; el lunes de Carnaval,
cuando los niños se disfrazan y las calles se llenan de gente, el ruido no agrada a los
protagonistas.

Al final, durante los últimos capítulos, Platero muere y el narrador queda solo y
nostálgico, mientras guarda la esperanza de que el burro siga ahí.

1. Crítica del Platero y yo

La obra es relatada con tanta delicadeza y contención como es propia cuando a


nuestro lado, nos acompaña en nuestro recorrido diario alguien especial, tenemos una
audiencia cuya mirada es inocente y cuyas almas son muy impresionables, como lo son
las almas y los ojos de los niños. Además de la mirada omnipresente del niño, hay una
segunda y más obvia mirada en el libro, la mirada del propio Platero.

Jiménez no humaniza a Platero. Humanizarlo sería traicionarlo en su esencia. La


experiencia del mundo de Platero está cerrada a los seres humanos por su naturaleza
muy estúpida e impenetrable. Sin embargo, esta barrera de hierro se rompe una y otra
vez cuando por un instante la visión del poeta, como un rayo de luz, penetra e ilumina
la experiencia de Platero.

Para hacer el mismo reclamo con diferentes palabras, cuando los sentidos que los
seres humanos poseemos en común con las bestias, infundidos con el amor de nuestro
corazón, nos permiten, a través del escritor, intuir esa experiencia. En algunos
momentos vemos al poeta, comportándose con Platero tan alegre y afectuosamente
como los niños pequeños se comportan hacia cachorros y gatitos.

Por su parte Platero responde como los animales jóvenes a los niños pequeños, con
igual alegría y afecto, como si supieran que finalmente somos todos hermanos en este
mundo también que no importa cuán humildes seamos, debemos tener a alguien a
quien amar, o nos secaremos y pereceremos

2. Mensaje de la Obra “Platero y yo”

Es una obra que transmite mensajes nobles del amor hacia un animal, amor puro entre
un hombre y su asno, aún contra las adversidades siempre prima el amor. También el
valor de la amistad. Sus mensajes hacen referencia a que siempre necesitamos una
compañía y un amigo, además de esto siempre debemos cuidar y proteger a los
animales como amigos y como seres vivos con derechos sobre este mundo. La bondad
junto a la inocencia de los animales se representa como algo merecedor del cielo,
descanso eterno, es ahí que la esperanza y la fe hablando en la misericordia divina, se
hace humana. Platero personifica la nobleza animal para los humanos sensibles (se
podría decir el vínculo que se puede llegar a formar) en las que se creó un personaje, el
protagonista y un animal con virtudes verosímiles y poéticas. Además del cariño y el
respeto a los animales, Platero nos enseña valores tan importantes como la
importancia de nuestro patrimonio rural y cultural o el lado más cruel de la vida a
través de la muerte del burro Platero.

3. Valores del Platero y yo


 La amistad y el amor: se da con la relación entre el narrador y el burro Platero.
Ambos personajes, que siempre están juntos, demuestran una gran complicidad y
afinidad.
 La bondad: se muestra en el comportamiento de los protagonistas, los cuales se
comportan de manera respetuosa y ayudan a aquellos que más lo necesitan.
 Dolor y sufrimiento: la trama supone una anteposición incesante entre dos formas
de ver la vida. Por un lado, la de Platero es ingenua e inconsciente como la de un
niño. Por otro lado, la del hombre que es consciente del dolor y el sufrimiento,
como un adulto.
 La soledad: acompaña al narrador y a Platero durante la obra. Por un lado, la
soledad que tienen ambos personajes con respecto al resto del mundo. Por otro
lado, se presenta cuando el burro muere y el narrador queda vacío.

IV. Rafael Ángel Troyo

Rafael Ángel Troyo (18 de junio de 1870 – 4 de mayo de 1910) novelista, cuentista,
poeta y músico. Nació en Cartago, Costa Rica. Es considerado uno de los exponentes
del modernismo, y una figura de la cultura costarricense del siglo XX. Sus padres son
José Ramón Troyo y Dolores Pacheco Ugalde.

Estudió en el Colegio San Luis Gonzaga. Tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos
para estudiar ciencias económicas. En su ciudad natal fue el dueño de un lujoso chalet
construido por el arquitecto Francisco Tenca, allí llegaban políticos, artistas, músicos y
bohemios. Uno de ellos fue entre ellos Rubén Darío.

Dirigió la revista Pinceladas con la ayuda del escritor centroamericano Máximo Soto
Hall. También fue el director de La selva, La musa americana y Revista nueva. Fue
víctima mortal de un terremoto en Cartago en el año de 1910, una viga de madera de
la Iglesia de María Auxiliadora cayó encima, Troyo se encontraba disfrutando de un
coro de niños cuando sucedió el siniestro. Sus restos se encuentran en un mausoleo en
el Cementerio General de Cartago.

a. Estudios Realizados

Estudió en el Colegio San Luis Gonzaga. Tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos
para estudiar ciencias económicas. En su ciudad natal fue el dueño de un lujoso chalet
construido por el arquitecto Francisco Tenca, allí llegaban políticos, artistas, músicos y
bohemios. Uno de ellos fue entre ellos Rubén Darío.
b. Obras de Rafael Ángel Troyo

Su obra demuestra una tendencia cosmopolita del modernismo literario, contraria a la


tradición nacionalista de su país, la influencia de Rubén Darío fue realmente notable.
Sus publicaciones más destacadas son:

 Ortos, estado del alma  Diario de mi juventud


 Poemas del alma  El libro de la vida (novela)
 Topacios, cuentos y fantasías  La ermita del ensueño
 Corazón joven  Los príncipes del arte
 Christian (poema en prosa)  Manojos de seda

Fue compositor de varias piezas musicales como Mi Princesita, Marcha Triunfal, Día de
Bodas, y Los Cascabeles.

i. Corazón Joven

No es si no hasta 1985 que la editorial Costa Rica, la reedita. Es una novela


sentimental, de conflictos individuales: vejez - juventud. Presenta el clásico triángulo
amoroso tan preciado desde su inicio, por la literatura costarricense.

El personaje principal lo representa la tía Gabriela, una anciana de más de sesenta


años, que goza de una buena fortuna, vive en una mansión con una joven que su padre
ha dejado a su cuidado y que disfruta de un ambiente primoroso, rodeado de una
apacible naturaleza. El conflicto se inicia a la llegada de su sobrino, Jorge Nodelle a su
casa, después de haber estudiado la carrera militar y haber disfrutado intensamente
una vida disipada en París.

La tía Gabriela despierta al amor al ver a su sobrino y abriga las esperanzas de lograr
realizar sus anhelos que no vivió en su debido momento, víctima de un padre celoso
que le impidió realizar sus sueños. Le negó todo contacto con joven alguno, y no
contento con ello, la internó en un convento para alejarla del mundo exterior. Esto
hizo que la tía Gabriela despertara al amor, cuando ve a su sobrino.

Su corazón era joven, aunque su cuerpo viejo. Esta es la tesis de la novela. Pero su
romance onanista terminó cuando llegó Margarita, su protegida.

Aquí comienza su calvario, su tragedia. Jorge, que ya antes había visto una foto de ella,
que su tía Gabriela tenía en la sala, se enamoró perdidamente de su belleza y cuando
ésta llega a la casa, después de una corta estadía en París, Jorge no hace más que
concretar sus amorosos deseos, que por demás son correspondidos, de igual manera
por Margarita.

Aquí comienza la tragedia para la tía Gabriela que no soporta el amor ente ellos y hace
lo indecible para evitarlo, hasta enviar dos cartas diferentes al padre de Margarita para
intrigar y evitar la posible boda de Jorge y Margarita.

Su treta es descubierta por Jorge y la tía Gabriela no logra su propósito. La novela se


resuelve con el matrimonio de Jorge y Margarita y la degradación total de la tía
Gabriela, pero antes, ésta, debe sufrir los preparativos de la boda y la consumación de
ella.

1. Critica de la obra “Corazón Joven”

Es una novela monofónica, sentimental, tradicional, de típico narrador omnisciente.


Pero su prosa es típicamente modernista. El ambiente es exótico, extranjero, casi no
interesa, es idílico, positivo y burgués. Se ubica en Francia, en una aldea paradisíaca,
Belle-Vue y París, aunque no se describen, sólo se citan.
La prosa es fiel representante de esta tendencia en sus imágenes literarias, sus
descripciones, sus símbolos, como el palomo que muere de hambre en el regazo de la
tía Gabriela por su descuido, siendo su ave preferida y sus referencias a conceptos e
imágenes griegas. Basta señalar el nombre de Margarita, que fue personaje
importante del Fausto de Goethe, o Margot, para entender la intención consciente o
inconsciente del autor de ubicarse en el modernismo. Un párrafo es suficiente para
ejemplificar

2. Mensaje de la obra “Corazón Joven”

Esta interesante obra y novela relata la historia de Jorge Nodelle, un joven libertino
que escapa del mundanal ruido de París y va a visitar a su vieja tía Gabriela, que vive en
el campo. En casa de la tía conoce a Margarita, ahijada de Gabriela, de quien se
enamora perdidamente. Sin embargo, su idilio despertará los celos de quien menos
pensaba. En la que transmite mensajes y sentimientos como el amor, los celos

V. José Martí

José Julián Martí Pérez fue un poeta, ensayista, partidario de la independencia cubana
y mártir que nació el 28 de enero de 1853. Se sabe que asistió al Instituto de Segunda
Enseñanza y a Escuela Profesional de Pintura y Escultura, en la Habana. Desde joven se
caracterizó por sus ideales revolucionarios. A los 16 años fundó un periódico llamado
La Patria Libre

La conquista y colonización de Cuba, que tuvo lugar en los primeros años del siglo XVI
–cuando los españoles llegaron a la isla y se encargaron de exterminar a los nativos– y
que se extendería hasta inicios del siglo XX, fue el evento histórico que influiría en
mayor medida los ideales políticos de José Martí, llevándolo a participar activamente
en los primeros intentos de liberar al pueblo cubano del yugo español. Su simpatía
hacia la liberación de Cuba del dominio español le valió ser condenado a seis meses de
labores forzadas en 1868.

En 1871 fue deportado a España, lugar en el que continúo con sus estudios obteniendo
un título como abogado por la Universidad de Zaragoza. Además, se dedicó a escribir y
publicar sus ensayos políticos. Regresó a Cuba en 1878, pero de nuevo fue Expulsado a
España en 1879. Después de diversos viajes y de haberse ganado por sus publicaciones
el desprecio del dictador venezolano, Antonio Guzmán Blanco, se refugió en Nueva
York donde pasaría el resto de su vida (a excepción de viajes ocasionales). Durante
estos años, Martí fue un prolífico escritor, entre sus obras destacaron sus poemas y
ensayos en los que siempre fueron fuertes sus ideales de libertad.

En 1892 fue electo delegado del Partido Revolucionario Cubano, con centro de
operaciones en Nueva York. Durante tres años estuvieron planeando una invasión a
Cuba, y, finalmente en 1895 llevaron a cabo su proyecto. Llegó a Cuba en abril de
1895, con miras a comenzar la invasión. Murió el 19 de mayo de ese mismo año
emboscado por tropas españolas durante una batalla

a. Versos Libres, José Martí

Versos libres es una obra lírica perteneciente al segundo período creativo de Martí en
la década de 1980 y está ambientada en Nueva York. Todos los poemas mantienen una
clara unidad, el poeta monólogo en soledad y mantiene agravadas sus tensiones
íntimas. Martí identifica el arte con la lucha. Es un pensador, un hombre de profunda
comprensión humana y compasión, partidario de la democracia y liberal.

i. Estructura

El poema está dividido en diez partes de tamaño y forma desiguales, cada verso tiene
diez sílabas, excepto el primer verso de la estrofa que tiene siete sílabas. Así como las
líneas que encontramos en cada estrofa son consistentes, no encontramos palabras
claras.
El carácter melódico se logra a través de movimientos tonales. Por ejemplo, en las
primeras seis líneas, las sílabas más fuertes caen en dos, cuatro, seis y diez sílabas
arriba.

El poema se puede dividir en cuatro partes: La primera parte abarca toda la primera
estrofa: es una introducción en la que se habla en grandes rasgos del poeta y su
creación. Del verso trece al cuarenta y uno: Es un momento de reflexión en el que se
expresan las opiniones y sentimientos del poeta, se trata de ganar dinero, pero
acertado y recuerda su humilde infancia.

La tercera parte va desde el verso cuarenta y el dos hasta los setenta y cuatro versos:
trata el tema del amor de forma idealizada, pero también vemos la agonía y el
sufrimiento que provoca. Como último del verso setenta y cinco en adelante
encontramos el año de su patria y sus lamentos por la corrupción de la sociedad en su
vida.

ii. La retórica

Llama la atención el asíndeton que aparece en los versos de quince y dieciséis


"póstrate, calla, cede, lame, manos de potentado, ensalza, excusa defectos, tenlos..."
de la velocidad y fluidez del habla. Esto contrasta con el polisíndeton que aparece en el
siguiente verso “De excusarlos, y mansa y temerosa”, no es muy pronunciado, pero se
enfatiza por la cercanía a la enumeración inconexa que tenemos en los versos
anteriores, como parece tentado a resaltar las cualidades del alma del poeta frente a
lo que hay que hacer.

1. Mis versos

Estos son mis versos. Son como son. A nadie los pedí prestados. Mientras no pude
encerrar íntegras mis visiones en una forma adecuada a ellas, dejé volar mis visiones:
¡oh, cuánto áureo amigo que ya nunca ha vuelto! Pero la poesía tiene su honradez, y
yo he querido siempre ser honrado. Recortar versos, también sé, pero no quiero. Así
como cada hombre trae su fisonomía, cada inspiración trae su lenguaje. Amo las
sonoridades difíciles, el verso escultórico, vibrante como la porcelana, volador como un
ave, ardiente y arrollador como una lengua de lava. El verso ha de ser como una
espada reluciente, que deja a los espectadores la memoria de un guerrero que va
camino al cielo, y al envainarla en el sol, se rompe en alas.

Tajos son estos de mis propias entrañas, –mis guerreros. – Ninguno me ha salido
recalentado, artificioso, recompuesto, de la mente; sino como las lágrimas salen de los
ojos y la sangre sale a borbotones de la herida.

No zurcí de éste y aquél, sino sajé en mí mismo. Van escritos, no en tinta de Academia,
sino en mi propia sangre. Lo que aquí doy a ver lo he visto antes, (yo lo he visto, yo). – Y
he visto mucho más, que huyó sin darme tiempo a que copiara sus rasgos. – De la
extrañeza, singularidad, prisa, amontonamiento, arrebato de mis visiones, yo mismo
tuve la culpa, que las he hecho surgir ante mí como las copio. De la copia, yo soy el
responsable. Hallé quebrantadas las vestiduras, y otras no y usé de estos colores. Ya sé
que no son usados. – Amo las sonoridades difíciles y la sinceridad, aunque pueda
parecer brutal. Todo lo que han de decir, ya lo sé, lo he meditado completo y me lo
tengo contestado. –

He querido ser leal, y si pequé, no me arrepiento de haber pecado.

2. Académica

Ven, mi caballo, a que te encinche: quieren

Que no con garbo natural el coso

Al sabio impulso corras de la vida,

Sino que el paso de la pista aprendas,


Y la lengua del látigo, y sumiso

Des a la silla el arrogante lomo: —

Ven, mi caballo: dicen que en el pecho

Lo que es cierto, no es cierto: que las estrofas

Ígneas que en lo hondo de las almas nacen,

Como penacho de fontana pura

Que el blando manto de la tierra rompe

Y en gotas mil arreboladas cuelga,

No han de cantarse, no, sino las pautas

Que en moldecillo azucarado y hueco

Encasacados dómines dibujan:

¡Y gritan “AI bribón!” — ¡cuando a las puertas

¡Del templo augusto un hombre libre asoma! —

Ven, mi caballo, con tu casco limpio

A yerba nueva y flor de, llano oliente,

Cinchas estruja, lanza sobre un tronco

Seco y piadoso, donde el sol la avive,

Del repintado dómine la chupa,

De hojas de antaño y de romanas rosas

Orlada, y deslucidas joyas griegas, —

Y al sol del alba en que la tierra rompe

Echa arrogante por el orbe nuevo.


3. Pollice verso

Memoria de Presidio

Sí, yo también, desnuda la cabeza

de tocado y cabellos, y al tobillo

una cadena burda, heme arrastrado

entre un montón de sierpes, que revueltas

sobre sus vicios negros, parecían

esos gusanos de pesado vientre

y ojos viscosos, que en hedionda cuba

de pardo lodo lentos se revuelcan.

Y yo pasé, sereno entre los viles,

cual si en mis manos, como en ruego juntas,

las anchas alas púdicas, abriese

una paloma blanca. Y aún me aterro

de ver con el recuerdo lo que he visto

una vez con mis ojos. Y espantado,

póngame en pie, cual a emprender la fuga!

¡Recuerdos hay que queman la memoria!

¡Zarzal es la memoria; más la mía

es un cesto de llamas! A su lumbre

el porvenir de mi nación preveo.

Y lloro. Hay leyes en la mente, leyes

cual las del río, el mar, la piedra, el astro,


ásperas y fatales ese almendro

que con su rama oscura en flor sombrea

mi alta ventana, viene de semilla

de almendro: y ese rico globo de oro

de dulce y perfumoso jugo lleno,

y hasta el pomo ruin la daga hundida,

copa de mago que el capricho torna

en hiel para los míseros, y en férvido

tokay para el feliz. La vida es grave,

al flojo gladiador clava en la arena.

¡Alza, oh pueblo, el escudo, porque, es grave

cosa esta vida, y cada acción es culpa

que como, aro servil se lleva luego

cerrado al cuello, o premio generoso

que del futuro mal próvido libra!

¿Veis los esclavos? Como cuerpos muertos

atados en racimo, a vuestra espalda

irán vida tras vida, y con las frentes

pálidas y angustiosas, la sombría

carga en vano halaréis, hasta que el viento

de vuestra pena bárbara apiadado,

los átomos postreros evaporen!


¡Oh, qué visión tremenda! ¡Oh, qué terrible

procesión de culpables! Como en llano

negro los miro, torvos, anhelosos,

sin fruta el arbolar, secos los píos

bejucos, por comarca funeraria

donde ni el sol da luz, ni el árbol sombra.

Y bogan en silencio, como en magno

océano sin agua, y ala frente

porción del universo, frase unida

a frase colosal, sierva ligada

a un carro de oro, que a los ojos mismos

de los que arrastra en rápida carrera

ocúltese en el áureo polvo, sierva

con escondidas riendas ponderosas

a la incansable Eternidad atada!

Circo la tierra es, como el romano;

y junto a cada cuna una invisible

panoplia al hombre aguarda, donde lucen,

cual daga cruel que hiere al que la blande

los vicios, y cual límpidos escudos

las virtudes: la vida es la ancha arena,

y los hombres esclavos gladiadores.


Mas el pueblo y el rey, callados miran

de grada excelsa, en la desierta sombra.

¡Pero miran! Y a aquel que en la contienda

bajó el escudo, o lo dejó de lado,

o suplicó cobarde, o abrió el pecho

laxo y servil a la enconosa daga

desde el sitial de la implacable piedra,

condenan a morir, pollice verso;

llevan, cual yugo el buey, la cuerda uncida,

y a la zaga, listado el cuerpo flaco

de hondos azotes, el montón de siervos!

¿Veis las carrozas, las ropillas blancas

risueñas y ligeras, el luciente

corcel de crin trenzada y riendas ricas,

y la albarda de plata suntuosa

prendida, y el menudo zapatillo

cárcel a un tiempo de los pies y el alma?

¡pues ved que los extraños os desdeñan

como a raza ruin, menguada y floja!

4. A mi alma

Llegada la hora del trabajo


¡Ea, jamelgo! ¡De los montes de oro

Baja, y de andar en prados bien olientes

Y de aventar con los ligeros cascos

Mures y viboreznos, y al sol rubio

¡Mecer gentil las brilladoras crines!

¡Ea, jamelgo! Del camino oscuro

Que va do no se sabe, ésta es posada,

¡Y de pagar se tiene al hostelero!

Luego será la gorja, luego el llano,

Luego el prado oloroso, el alto monte:

Hoy bájese el jamelgo, que le aguarda

Cabe el duro ronzal la gruesa albarda.

VI. Abraham Valdelomar

Narrador peruano que encarnó el tránsito definitivo del modernismo a las vanguardias
y que es considerado, junto con los poetas José María Eguren y César Vallejo, uno de
los forjadores de la literatura peruana contemporánea.

Pocas veces en el Perú un escritor ha merecido como él el calificativo de "integral" con


el que lo define la crítica. Ello se debe, fundamentalmente, a la enorme coherencia
estética e ideológica que gobierna la totalidad de su obra como narrador, poeta y
periodista. Nunca ocultó su entusiasmo por las vanguardias, al mismo tiempo que
muchos aspectos de su producción revelan la añoranza de la vida provinciana, aunque
sus evocaciones rurales eluden todo exotismo o abundancia de colorido local.
Hijo de Anfiloquio Valdelomar Fajardo y de Carolina Pinto, Abraham Valdelomar siguió
sus estudios primarios en la ciudad de Pisco y en la Escuela Municipal Nº 3 de Chincha,
y los secundarios en el Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe de Lima
(1900-1904), donde fundó la revista La Idea Guadalupana (1903) junto con su
compañero Manuel A. Bedoya.

En 1905 ingresó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero dejó las clases
al año siguiente para emplearse como dibujante en las revistas Aplausos y silbidos,
Monos y Monadas, Actualidades, Cinema y Gil Blas, donde también trabajó como
director artístico.

En 1909 publicó sus primeros versos (en la línea del todavía triunfante modernismo) en
la revista Contemporáneos, y al año siguiente decidió reanudar sus estudios; la
universidad, sin embargo, nunca llegó a interesarle mucho, y en 1913 terminó por
abandonarla definitivamente.

En 1910, a raíz de un conflicto con Ecuador, Abraham Valdelomar sentó plaza de


soldado como integrante del Batallón Universitario, formado por estudiantes de San
Marcos. Durante el acuartelamiento escribió una serie de crónicas bajo el título "Con la
argelina al viento", que fueron publicadas en El Diario y La Opinión Nacional de Lima
entre abril y junio de 1910, y que le valieron un premio por parte del Municipio de
Lima; posteriormente viajó con una delegación universitaria al sur del país, visitando
Arequipa, Cuzco y Puno.

El mismo año de 1910 aparecieron publicados los primeros cuentos de Valdelomar en


las revistas Variedades e Ilustración Peruana, y al año siguiente aparecieron por
entregas en las mismas revistas sus novelas cortas La ciudad de los tísicos y La ciudad
muerta (en las que se manifiesta la influencia del escritor italiano Gabriele
D'Annunzio), iniciando también su colaboración con el diario La Prensa de la capital
peruana.
En 1912 participó en la campaña presidencial de Guillermo Billinghurst, siendo elegido
presidente del Centro Universitario billinghurista. Después del triunfo de su candidato,
Abraham Valdelomar fue nombrado administrador de la Imprenta del Estado y director
del diario oficial El Peruano (desde octubre de 1912 hasta mayo de 1913).

Valdelomar renunció a ambos cargos luego de ser nombrado Segundo Secretario de la


Legación del Perú en Italia (12 de mayo de 1913), embarcándose con destino a Europa
el 30 de mayo. Después de pasar por Panamá, Cuba y Nueva York, llegó a Roma el 7 de
agosto, asumiendo inmediatamente sus funciones.

Su estancia en esta ciudad la aprovechó para escribir una serie de artículos que, bajo el
nombre de "Crónicas de Roma", publicó en los diarios limeños La Nación (desde
noviembre de 1913 hasta enero de 1914) y La Opinión Nacional (entre mayo y julio de
1914), pero definitivamente lo más importante de su estancia en Italia fue su
participación en el concurso literario organizado por La Nación con el cuento "El
Caballero Carmelo", que resultó ganador del primer premio (3 de enero de 1914). Tras
recibir la noticia del derrocamiento del presidente Billinghurst, el 6 de febrero del
mismo año renunció a su cargo diplomático y regresó a Lima.

De nuevo en la capital peruana, y luego de una fugaz detención por conspirar contra el
nuevo gobierno (junio de 1914), Valdelomar comenzó a trabajar como secretario
personal del polígrafo peruano José de la Riva Agüero (1914-1915).

Bajo la influencia de Riva Agüero escribió su primer libro, La Mariscala (Lima, 1914),
biografía novelada de Francisca Zubiaga (1803-35), esposa del presidente Agustín
Gamarra y figura importante de la política peruana durante algunos años. Para
entonces Valdelomar ya era un colaborador frecuente de numerosas publicaciones
limeñas como los diarios El Comercio y La Crónica, y las revistas Balnearios, Mundo
Limeño y Variedades, en las que publicaba sus poemas, cuentos y artículos.
Sin embargo, su labor como periodista estuvo ligada principalmente al diario La
Prensa, donde tuvo a cargo la sección "Palabras" desde julio de 1915 hasta su
alejamiento del diario en 1918. También publicó en La Prensa sus "Crónicas frágiles",
donde hizo conocido su seudónimo de El Conde de Lemos; y los "Diálogos máximos", a
manera de conversaciones entre dos personajes, Manlio y Aristipo, a través de los
cuales descubrimos las personalidades de Valdelomar y del escritor José Carlos
Mariátegui.

En el mismo diario publicó sus crónicas tituladas "Impresiones"; la columna "Fuegos


fatuos", donde desplegó todo su humorismo e ironía; y finalmente sus comentarios
sobre la Primera Guerra Mundial, aparecidos en 1917 bajo el rótulo de "Al margen del
cable".

Valdelomar, quien a su regreso de Europa se había convertido en el líder de un grupo


de jóvenes escritores, decidió fundar su propia revista literaria para exponer los
trabajos que sentía acordes con los gustos literarios de la nueva generación que
representaba.

El 1 de noviembre de 1919 Abraham Valdelomar sufrió un accidente mientras


participaba en la segunda sesión preparatoria del Congreso, a consecuencia del cual
murió al cabo de dos días, siendo trasladados sus restos a Lima, luego de ser
embalsamados. Póstumamente se publicaron Los hijos del sol (cuentos incaicos),
conjunto de relatos escritos alrededor del año 1910 e impresos en Lima en 1921, y
Tríptico heroico (Lima, 1921), libro de poemas patrióticos dedicados a los niños de las
escuelas del Perú. Su obra literaria, formada por los pocos libros que publicó y sus
trabajos desperdigados en numerosas publicaciones periódicas, ha sido objeto de
diversas recopilaciones, la última (y también la más completa) con el título de Obras
(dos volúmenes, Lima, 1988).
a. El caballero Carmelo

La obra narra la vida y la muerte de un gallo de pelea, el engreído de un grupo de


hermanos que vive con sus padres en Pisco. Hay que resaltar que en esta ocasión se
contará con música original, tocada especialmente para la obra, tal como se hace para
musicalizar una película.

Para ello, se contó con la participación del maestro Oscar Cavero, quien, acompañado
de un cajón al compás de aires peruanos, hicieron variaciones sobre el tema “El gallo
camarón” de nuestra talentosa compositora Chabuca Granda. El Caballero Carmelo es
uno de los cuentos más famosos de la narrativa peruana de comienzos del siglo XX, y
aún, en nuestros días, sigue siendo popular especialmente entre la gente joven.

Contado en primera persona por un niño de 12 años, el cuento transmite muy bien el
ambiente pueblerino, la época, el color y el tono conmovedor del niño y de sus
hermanos que tratan de salvar a un viejo gallo de pelea, que debe enfrentarse a otro
más joven, sólo por lavar el honor del dueño (padre de los niños), cuyo orgullo fue
menoscabado al ser tildado de ser un fanfarrón.

El caballero Carmelo es la dulce y tierna historia de un integrante muy especial en la


familia de nuestro amigo, Un día pues llegó su padre con una sorpresa que sería
pronto muy querido, este era un gallo precioso, que tenía las plumas brillantes era
gallardo como un caballero medieval, por eso fue pronto la envidia dentro de nuestro
corral.

Y creció muy engreído por todos en realidad lo querían bastante, y pronto le llegarían
las ofertas de pelea, y así fue un día en el almuerzo su padre les dio la noticia y el
querido Carmelo no solo pelearía, sino que lo haría con ají seco que era el gallo más
temido Había aceptado una apuesta para la jugada de gallos de San Andrés, el 28 de
junio. Nosotros recibimos la noticia con profundo dolor. El "Carmelo" iría a un
combate, y a luchar a muerte, cuerpo a cuerpo, con un gallo más fuerte y más joven.
Hacía ya tres años que estaba en casa, había él envejecido mientras crecíamos
nosotros, ¿Por qué aquella crueldad de hacerlo pelear? Mis hermanos y yo no
podíamos dejar de pensar que aquel día se acercaría. Llegó el día terrible. Todos en
casa estábamos tristes. Un hombre había venido seis días seguidos a preparar al
"Carmelo".

A nosotros ya no nos permitían ni verlo. Llegamos a San Andrés. El pueblo está de


fiesta. Banderas peruanas agitaban sobre las casas por el día de la Patria, que allí
sabían celebrar con una gran jugada de gallos, a la que solían ir los hacendados y ricos
hombres del valle El pueblo los invadía, parlanchín y endomingado con sus mejores
trajes Nos encaminamos a la cancha.

Una frondosa higuera daba acceso al circo, bajo sus ramas enarcadas. Mi padre,
rodeado de algunos amigos, se instaló. Al frente estaba el juez y a la derecha el dueño
del paladín "Ajiseco". Al empezar cada dueño salió con su gallo Lanzaron al ruedo con
singular ademán. Brillaron las cuchillas mirándose los adversarios, dos gallos de débil
contextura, y uno de ellos cantó. Colérico respondió el otro echándose en medio del
circo; mirándose fijamente, alargaron los cuellos, erizadas las plumas, y se
acometieron. Hubo ruido de alas, plumas que volaron, gritos de la muchedumbre, y a
los pocos segundos de jadeante lucha cayó uno de ellos.

Así continuó la pelea uno caía el otro atacaba cada uno daba lo mejor de sí, Carmelo al
lado del otro gallo lucia más viejo así que la mayoría apostaba por el ají seco, hasta
que al final después de ver tanto sufrir pues ya casi vencido y sin fuerzas dio su último
esfuerzo y con un picotazo venció al ají seco este enterrando el pico, entonces la
felicidad nos embarcó había ganado, demostrando su gallardía hasta el final, pero
después vino lo peor pues había quedado muy herido, entonces el resto de los días
que le quedo fueron muy tristes lo cuidamos dando lo mejor de nosotros, pero ya era
la hora, Carmelo tenía que descansar lo vimos morir, y nos echamos a llorar, no
podíamos soportarlo el caballero y compañero de aventuras se había ido Así pasó por
el mundo aquél héroe ignorado, aquel amigo tan querido de nuestra niñez: el
"Caballero Carmelo”

i. Crítica del Caballero Carmelo

En el cuento “El Caballero Carmelo”, hay que rescatar la creación de los personajes que
hace Valdelomar, ya que cada uno de ellos cumple su papel a cabalidad, El escritor nos
muestra el perfil físico y psicológico del protagonista, el Carmelo; ya que él dará vida a
la obra con sus acciones. Valdelomar también describe pictóricamente el puerto de
Pisco donde pasó su niñez. Las acciones que desarrollan los personajes están cargadas
de amor, ternura, tristeza y de valentía. La obra está escrita en tiempo pasado. El autor
maneja magistralmente el idioma y no abusa de los recursos literarios. El estilo del
autor es simple y exquisito, ya que logra atrapar al lector de comienzo a fin en la
lectura.

VII. Leopoldo Lugones

Hombre de vasta cultura, fue el máximo exponente del modernismo argentino y una
de las figuras más influyentes de la literatura hispanoamericana. Pasó la niñez y la
adolescencia en su tierra natal, y tras breve temporada en Santiago del Estero, se
estableció en Buenos Aires en 1895. Trabajó en el diario El Tiempo y en 1897 fundó,
con José Ingenieros, La Montaña, periódico socialista revolucionario.

Tras algunos empleos menores, llegó a la dirección de la Biblioteca Nacional de


Maestros. Hizo varios viajes a Europa y residió en París de 1911 a 1914. Colaboró en La
Nación y obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1926. En 1928 fundó la Sociedad
Argentina de Escritores. Su apoyo al golpe de Estado de 1930, la posterior desilusión
que éste le produjo y quizás una profunda crisis sentimental lo llevaron a una
depresión que culminó en su suicidio.

Es de destacar su particular evolución política. Leopoldo Lugones se inició como un


firme partidario de la ideología socialista, cuya introducción en Argentina se debe, en
parte, a sus primeras soflamas políticas.

Sin embargo, poco a poco fue retrocediendo hacia posturas más conservadoras: tras
un breve período de adscripción al pensamiento liberal, se inclinó decididamente hacia
la derecha y acabó convertido en uno de los principales valedores del fascismo
argentino, sobre todo a partir de 1924, fecha en la que proclamó que había llegado "la
hora de la espada". Seis años después, ya consagrado como una de las cabezas
pensantes del movimiento reaccionario austral, colaboró activamente con el golpe de
estado militar del general José Félix Uriburu (6 de septiembre de 1930).

Como poeta, Leopoldo Lugones irrumpió en el panorama literario argentino con el


poemario Los mundos (1893), que pasó prácticamente inadvertido. Su encuentro con
Rubén Darío, en Buenos Aires, en 1896, fue decisivo para reorientar la poesía de
Lugones. El retoricismo de Las montañas de oro (1897) no tardó en ser sustituido por
el tono irónico, extravagante e imaginativo de Los crepúsculos del jardín (1905) y
Lunario sentimental (1909).

En ambos libros se respira una atmósfera refinada y decadente, plena de languidez y


elegancia modernistas, dentro de una corriente estética claramente influida por la
creación de Rubén Darío. Su estilo se distingue por su originalidad creadora, y la
precisión y la belleza lírica de sus versos.

A partir de 1910 Leopoldo Lugones cambió de registro poético para centrarse en una
exaltación de su tierra y sus gentes (Odas seculares, 1910). Posteriormente los asuntos
cotidianos, vistos al trasluz de una rutina íntima, se convirtieron en el objeto de su
siguiente entrega poética, titulada El libro fiel (1912), obra a la que siguieron otros
poemarios como El libro de los paisajes (1917), Las horas doradas (1922) y Romancero
(1924). Al final de su trayectoria poética, Lugones se decantó por el cultivo de una
poesía narrativa: Poemas solariegos (1927) y Romances del Río Seco (que vio la luz,
póstumamente, en 1938).

En su faceta de narrador, Lugones sobresalió principalmente por sus relatos, recogidos


en Las fuerzas extrañas (1906), La torre de Casandra (1919), Cuentos fatales (1924) y
La patria fuerte (1933). En muchas de estas narraciones breves, Lugones ensayó
diferentes acercamientos fantásticos que pueden considerarse precursores de los
mejores relatos de algunos de los más grandes cultivadores de este difícil género,
como Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges (uno de los mayores admiradores de
Lugones) y Julio Cortázar.

Publicó además dos novelas espléndidas: un relato histórico sobre la guerra de la


independencia, titulado La guerra gaucha (1905), y unas meditaciones esotéricas que,
en forma de novela teosófica, aparecieron bajo el título de El ángel de la sombra
(1926). En la década de los años cuarenta, La guerra gaucha fue objeto de una versión
cinematográfica que se convirtió en uno de los principales referentes del cine
argentino de su tiempo.

Lugones se quitó la vida en San Fernando el 18 de febrero de 1938. Padecía una


depresión aguda, lo que podría explicar que decidiera ingerir cianuro para terminar
con su existencia. Tenía 64 años.

a. Las obras de Leopoldo Lugones

Leopoldo Lugones fue un escritor prolífico y variopinto que supo cultivar diversos
géneros; destacándose sobre todo como poeta, ensayista, periodista y cuentista.

Se le considera uno de los referentes del modernismo hispanoamericano, en cuyas


obras se inspiraron de forma contundente autores como Borges, Bioy Casares y
Ocampo. De hecho, su poesía inauguró la experimentación modernista de la poesía
latinoamericana y su incorporación de lo fantástico en la narrativa hizo posible una
mirada amplia para el cuento y la novela rioplatense.

i. Las horas doradas

Se trata de una recopilación de poemas de Leopoldo Lugones publicada en 1922. En


estos poemas de madurez el autor describe la naturaleza fusionando la tradición del
romanticismo con elementos modernistas, como son las estampas japonesas.

Cuatro bellezas tiene el año,

Cuatro bellezas como tú,

Que me enumera el bonzo extraño

Con su puntero de bambú.

Es la primera, al desperezo

De un amor todavía leve,

La temprana flor del cerezo

Que se mezcla a la última nieve.

La segunda es el sol del estío,

Que, en el kaki de fuego y miel,

Pinta al amante desvarío

La mordedura dulce y cruel.


Cuando el amor se acendra en lloro

Y el otoño agobia la rama,

La tercera es la luna de oro

Sobre el lejano Fuziyama.

Y la belleza del invierno

Es el frío, el frío sutil

Que refugia en mi pecho tierno

Tus lentas manos de marfil.

Más se equivoca el bonzo extraño

Con su doctrina y su bambú.

Cuatro bellezas tiene el año, Pero ninguna como tú.

VIII. Salvador Rueda

Poeta español que fue uno de los más destacados precursores del modernismo.
Comenzó su carrera literaria como periodista en diarios de Andalucía. En 1880 envió su
poema Arcano a Gaspar Núñez de Arce, quien le ofreció trabajo en La Gaceta de
Madrid. Se trasladó entonces a la capital, donde, con los años, colaboró en los más
prestigiosos periódicos y revistas de su época.

Incursionó en todos los géneros (narración, teatro, ensayo y poesía), pero es sobre
todo en esta última actividad donde más logros alcanzó. Su poesía, demasiado vasta en
producción y temas, atestigua la riqueza exuberante de un espíritu no suficientemente
disciplinado, circunstancia que da a sus páginas un evidente carácter discontinuo en
cuanto a los matices.
Abundante en imágenes, inclinado al fasto decorativo, espléndido innovador de la
versificación, creador de un colorido fantástico y prodigiosamente musical, Rueda es
considerado un precursor del modernismo, movimiento que no quiso aceptar como
teoría, aunque igualmente los poetas hispanoamericanos vieron en él a un maestro.

Nacido en el seno de una familia campesina, tuvo apenas una educación elemental,
aunque desde muy joven recibió clases de latín y lírica española de manos de un
sacerdote de su aldea natal. Entre 1870 y 1882 residió en Málaga, donde desempeñó
diversos oficios y publicó sus primeros poemas, que aparecieron en el periódico El
Mediodía de Málaga.

En 1880 vio la luz su primer libro, Renglones cortos, integrado por versos publicados
con anterioridad en el citado periódico desde su nuevo puesto de redactor y
caracterizado por cierto prosaísmo quintanesco, que parecía situarlo dentro de la lírica
decimonónica. Su siguiente obra, Noventa estrofas (1883), lo reveló sin embargo como
un poeta innovador en las formas métricas. Publicado en Madrid, adonde se había
trasladado para incorporarse a la redacción de La Gaceta de Madrid, el libro contó con
un prólogo de Gaspar Núñez de Arce, su mentor en la capital de España, a quien iba
dedicado.

A partir de entonces Rueda se consagró al estudio de los clásicos españoles del Siglo de
Oro y de algunos extranjeros (Chateaubriand, Lamartine y, sobre todo, Víctor Hugo),
mientras, alentado por su amigo Alfredo Vicente, publicaba sus primeros “cuadros
andaluces” en el diario madrileño El Globo. Éstos, recogidos poco después en el libro
Cuadros de Andalucía (1883), inauguran una serie de colecciones de cuentos en los
que domina la descripción del ambiente regional y folclórico: El patio andaluz (1886), El
cielo alegre (1887), Bajo la parra (1887), Granada y Sevilla (1890), Tanda de valses
(1891) y Sinfonía callejera (1896).
A estos rasgos hay que sumarle el cromatismo y un acusado sensualismo, muy
presentes también en sus primeras novelas -El gusano de luz (1889), La reja (1890), La
gitana (1892)-, que llevaron a Juan Ramón Jiménez a llamarle “el colorista nacional”.

El desbordamiento de los sentidos, unido al culto a la belleza y al arte que refleja toda
su obra, han hecho que una parte de la crítica considere al poeta malagueño como el
verdadero precursor del modernismo español, anterior incluso a Rubén Darío. De
hecho, dos años antes de que el nicaragüense dedicara un elogioso y significativo
“Pórtico” en verso al poemario de Salvador Rueda titulado En tropel (1892), el
malagueño ya había escrito piezas tan audaces como los sonetos que componen el
Himno a la carne (1890), libro del que Juan Valera censuró su “sensualidad enfermiza”,
pero cuya aproximación al acto sexual, cargada de mística religiosidad, idealiza este
último y supera el erotismo explícito. También su novela La cópula (1906) fue atacada
en su momento por naturalista e impúdica, pese a que su visión del amor y el sexo,
encajada en un panteísmo espiritual y simbólico, la aleja de cualquier pornografía al
uso.

Esta consideración de Rueda como pionero del modernismo se justifica asimismo en su


interés por la renovación de la métrica, el mismo que reflejan los artículos recopilados
en El ritmo (1894), así como en una vena típicamente parnasiana en obras como La
bacanal (1895), Mármoles (1900) o Trompetas de órgano (1907), en las que recreó en
verso las impecables bellezas del mundo clásico. Fue Rueda quien introdujo a su gran
amigo Rubén Darío en los círculos literarios madrileños y quien le abrió las puertas de
las redacciones tras su llegada a España en 1892. Sin embargo, un artículo publicado
en La Nación de Buenos Aires el 24 de agosto 1899, en el que Darío acusaba al poeta
malagueño de haber defraudado las esperanzas de renovación en la lírica castellana,
acabó provocando la ruptura definitiva entre los dos autores.

Pese a ello, el prestigio de Salvador Rueda siguió creciendo en España; la madurez


poética alcanzada con libros como Fuente de salud (1906) y Lenguas de fuego (1908)
mereció su coronación en Albacete (1908) y el reconocimiento como primer
modernista por parte de críticos tan influyentes como Andrés González Blanco. En
diciembre de 1909 emprendió el primero de sus numerosos viajes a América, en este
caso a Cuba, enviado por la Junta Facultativa de Archivos para estudiar la organización
de los archivos de La Habana. En esta ciudad fue de nuevo coronado poeta en agosto
de 1910; regresó a España en octubre de 1911, pero no tardó en realizar otros viajes a
Cuba y Argentina (1912-1913), Brasil (1914) y Filipinas (1915).

Desde enero de 1916 una enfermedad pulmonar le obligó a pasar algunas temporadas
en la isla de Tabarca (Alicante), lo que no le impidió ocupar su nuevo empleo en la
Biblioteca de Derecho de Madrid, una vez ascendido a jefe de tercer grado dentro del
Cuerpo de Archivos, Bibliotecas y Museos. Apenas transcurrido un año, el 9 de
diciembre de 1916 partió nuevamente hacia Filipinas y en noviembre de 1917
emprendió su último viaje a América para recalar en México y, otra vez, en Cuba. Los
cinco viajes a América y a Filipinas (1909-1918), precedidos siempre por la fama de sus
versos, acabaron afianzándole en el papel de misionero de la Hispanidad, tal como
refleja el extenso y tardío poema El milagro de América (1929).

En 1919 alegó una vieja afección de bronquitis para solicitar su traslado a la Biblioteca
Provincial de Málaga, donde trabajó hasta que en 1927 fue jubilado a petición propia.
Elegido académico correspondiente de la Andaluza en junio de 1926, pasó sus últimos
años entregado a una vida austera, mientras recibía frecuentes homenajes de sus
paisanos y continuas visitas de poetas como José María Souvirón y Manuel Altolaguirre
en su casa de Gibralfaro. Rueda es también autor de algunas piezas dramáticas que
son una mera prolongación de su obra lírica, como los idilios La musa (1901), La
guitarra (1907) y Vasos de rocío (1908). En última instancia, fue decisivo su papel de
nexo entre el romanticismo y el modernismo gracias a su personal aportación a este
movimiento.

a. La cópula
La protagonista de esta novela es Rosalía, la hija única de un rico moro comerciante de
piedras preciosas, que cuando se retiró del negocio fue a vivir los montes andaluces.
Esta circunstancia (al igual que a nuestro autor) marca la vida de Rosalía, que vive en
plena naturaleza y donde el mundo se descubre de forma intuitiva. La perentoria
necesidad sensual de Rosalía le lleva a recordar al antiguo empleado de su padre,
David, un gigante bonachón bastante mayor que ella. En su encaprichamiento, no
cejará hasta que su padre dé con él y lo devuelva a su lado. Así, su coito final en un
palacio de Granada estará precedido de varios encuentros sexuales en los que prima la
naturalidad y la inocencia de los protagonistas.

En La cópula, el tema de fondo que obsesiona a Rueda es la sacralización de la


sexualidad. Asociada al misticismo panteísta que es connatural al autor, se despliega
en un formidable lenguaje modernista una oda a la grandeza de la Naturaleza y de la
Creación, representada en el ciclo eterno de la vida. Y la cópula del título, el coito, es la
representación de la eternidad de ese ciclo. Los protagonistas de esa unión, nos
remiten al mito del buen salvaje, que no ha sido manchado por la moral de la sociedad,
y por tanto está en plena comunión con la naturaleza.

La visión panteísta de la naturaleza que tiene el autor conecta con el espíritu


contradictorio, sincrético y ecléctico del modernismo finisecular, y con la religiosidad
de Rueda. Porque no se trata de una concesión meramente erótica; el gozo de esa
cópula tiene un fin: la perpetuidad de la especie, la continuidad de ese ciclo eterno.
Rueda ya advirtió en su momento que la obra podría ser malentendida y vista como
grosera o hasta pornográfica, por eso pone especial énfasis en el carácter sagrado de
esa unión, bendecida por el Creador.

A este propósito, dice Luis Antonio de Villena, poeta y uno de los más grandes
conocedores del fi de siecle hispánico, que “el texto es en verdad bello, pero hoy
notamos ese pudor que coharta, aunque aquí sea llevado a puerto razonablemente”
La cópula es una novela plenamente modernista. El modernismo centró su interés por
la poesía, como sabéis, pero los intentos de trasladar ese lenguaje tan poético y
musical a la prosa también estuvieron a la orden del día. De hecho, alguna de las
críticas que el autor recibió en su época, es que su obra era un poema en prosa.
Problemática menor que no ha de importarnos si queremos disfrutar de esa prosa
fulgurante, exuberante, entre empalagosa y sublime, que el modernismo llevó a sus
últimas consecuencias y que Rueda domina como nadie.

La edición de Cátedra incluye un magnífico estudio introductorio de Antonio A. Gómez


Yebra, que, sin embargo, realiza una anotación del texto poco afortunada. Además de
aclarar el significado de algunas palabras, o de esclarecer algunas referencias
contemporáneas, incluye muchas otras notas a pie de página que son simplemente
comentarios personales o puntualizaciones redundantes que no son necesarias para la
comprensión del texto (como cuando usa una nota para aclarar que estamos ante una
“estupenda enumeración caótica”, pg. 172, o cuando el autor usa una imagen poética
y se señala en nota que “ya se ha acudido a ella otras dos veces en la novela”, pg. 186).

Pese a algunas objeciones que puedan hacerse a la edición, La cópula es un libro que
entusiasmará, como señala De Villena, a los amantes del modernismo simbolista.

IX. José de la Riva Agüero

José de la Riva-Agüero y Osma nació en Lima el 26 de febrero del 1885, del matrimonio
compuesto por José Carlos de la Riva-Agüero y Riglos y María de los Dolores de Osma y
Sancho-Dávila. Descendía de importantes familias de origen virreinal y de esos linajes
provenía también la fortuna y la tradición que heredó. Recibió también de su familia
un marcado sentido de responsabilidad respecto a sus deberes como destacado
miembro de la dirigencia del país.

Alumno brillante en el colegio de los Sagrados Corazones (Recoleta), destacó aún más
en los estudios universitarios en las facultades de Filosofía y Letras y Derecho de la
Universidad de San Marcos. Fortaleció allí su interés por la investigación en historia y
literatura peruanas, renovando el conocimiento en ambos campos con sus tesis El
carácter de la literatura en el Perú independiente y La historia en el Perú. La primera
de las cuales mereció la felicitación de Miguel de Unamuno y la segunda el
reconocimiento de la intelectualidad de esa época y de generaciones posteriores.

El estudio de la realidad peruana no fue para Riva-Agüero, asunto de gabinete. En


1912, emprendió viaje a lomo de mula hacia la sierra sur del país, fruto del cual fue el
libro Paisajes Peruanos, interpretación del Perú no superada hasta ahora, según ha
sostenido Raúl Porras.

Esta experiencia, no tenida por otro político o intelectual contemporáneo a Riva-


Agüero, fue la génesis de su tesis de la afirmación del mestizaje de nuestra cultura, que
defendió a lo largo de su vida. La crítica de ese entonces no quiso reconocer el mérito
que tuvo Riva-Agüero como estudioso de la cultura andina, sobre la que dictó un muy
erudito curso en nuestra Casa de Estudios en 1937.

Su obra intelectual lo condujo indiscutiblemente a la política, animado siempre por su


gran conocimiento de la historia peruana y sobre todo por la conciencia del deber y el
compromiso que sentía con el beneficio del país. Sus proyectos del Partido Nacional
Democrático y Acción Patriótica fueron en su momento objeto de burla y de combate
carente de ideas, centrado más bien en el ataque personal a un personaje que parecía
encarnar valores anacrónicos.

Un ejemplo de tal animadversión, es la antojada versión de haber sido Riva-Agüero un


hombre ajeno al Perú y a su problemática. Pero los hechos reales indican que Riva-
Agüero sólo se alejó del Perú en un forzado exilio signado por su lucha contra el
gobierno de Augusto B. Leguía, entre 1919 y 1930.

A su regreso y luego del gobierno de Luis M. Sánchez-Cerro, colaboró activamente con


la administración de Oscar R. Benavides, lo que lo llevó a presidir el Consejo de
Ministros y asumir la Cartera de Justicia e Instrucción. Sin embargo, se alejó cuando
sus principios religiosos le impidieron seguir participando en el gobierno. Como se
sabe, don José se opuso a colocar su rúbrica en la ley que aprobaba el divorcio
absoluto. Su actitud fue muy criticada y de manera intolerante no fue valorada su
entereza de principios.

Dedicó sus últimos años al proyecto del que no se sentiría defraudado: su apoyo
decidido a la marcha de la Universidad Católica del Perú. Participó en las actividades
institucionales como docente y miembro del Consejo Superior -luego Consejo
Universitario- y se preocupó por tomar las medidas legales necesarias para que, a su
muerte, su fortuna pudiera contribuir al sostenimiento de la Universidad y consolidar
así su futuro económico.

Una vez más, se le acusó de clerical y aristocratizante, pues su actitud favorecería la


educación confesional y elitista en el país. Pero el tiempo no pasa en vano. Ahora
sabemos que ese donativo (inédito en nuestra historia republicana) es una de las
razones de peso gracias a las cuales en la Pontificia Universidad Católica del Perú
estudian muchos jóvenes talentosos quienes de otro modo no podrían sufragar los
costos de una educación de calidad.

Rodeado del afecto de algunos amigos, pero incomprendido y desconocido por la


mayoría de sus compatriotas, murió José de la Riva-Agüero y Osma el 25 de octubre
del 1944, a los 59 años de edad. En homenaje a su memoria, la Pontificia Universidad
Católica del Perú creó, en la casa en que nació y vivió este ilustre peruano, el 18 de
mayo del 1947, nuestro Instituto, como un centro de investigación dedicado a los
estudios humanistas y a los temas peruanos.

a. Carácter de la literatura de José de la Riva Agüero

Que José de la Riva Agüero y Osma escribiera a los veinte años, expuso que la raza
española y la indígena intervienen en la formación del carácter literario peruano.
Desarrolla el concepto de “espíritu español”, que es dualista, polarizador, idealista y
realista al mismo tiempo; y en cuyo estilo peca por exceso de intensidad
reconcentrada a modo de un Quijote que se recoge en sus pensamientos, o bien por
acumulación ociosa y redundante como una Sancho Panza charlatán.

Sin embargo, destaca que aquel espíritu literario en el Perú es una vaga y oscura copia,
sin vigor y precisión: Imitación. Sin embargo, este hispano degenerado posee su
proverbial “gracia criolla”, por eso la parte más genuina de nuestra literatura es la
jocosa y la satírica, que recuerda claramente la picardía tradicionalista española,
presente por ejemplo en José Zorrilla o Camilo José Cela, que es flexible, aguda, de
imaginación viva pero templada, de inteligencia discursiva pero rápida y lúcida, de
representaciones claras, muy propenso a la frivolidad y a la burla, de fácil expresión,
limpia y amena. Los españoles son apasionados, exultantes y de encendidos dotes de
festividad, que es para Riva Agüero el modelo del criollo.

En ese sentido, nos dice Riva Agüero que la literatura peruana forma parte del
castellano, porque nos remitimos a usar aquella lengua como tradición en la formación
de nuestra cultura literaria. La lengua castellana da la forma que se expresa en el arte y
que sin ella no se podría haber incubado una literatura heredada de un conjunto de
reglas, de herramientas, de caminos. Por ello, la literatura peruana imita a la española,
que imita a la alemana, la francesa o la inglesa; es decir, que es una literatura de
imitación de imitación. Ya por eso un crítico literario peruano (creo que fue Antonio
Cornejo Polar) llamó a esta propuesta como “carácter dependiente de la literatura del
Perú independiente”.

También, el criterio geográfico-climático es aceptado por Riva Agüero. Aquellas


premisas “espacio-temporal” son enunciados pragmáticos de estudios objetivos, un
esbozo de científico método literario. No obstante, según el catedrático sanmarquino,
este espíritu castellano sufre una “degeneración” y se convierte en “criollismo”.
Él reconoce tres factores como causas: la influencia debilitante del clima húmedo y
tibio de la costa, el prolongado cruzamiento de razas españolas, indias, negras, y la
molicie del régimen colonial, donde Riva Agüero afirma que “La raza española
trasplantada al Perú degeneró sus caracteres en criollismo”. Sin embargo, en la
literatura colonial peruana y española, Riva Agüero reconoce que ambos conservan:
Verbosidad, amor a la retórica y lenguaje sonoro y enfático.

Sobre la literatura indígena, especula una supuesta influencia: imaginación soñadora y


nebulosa, la melancolía, el dolor íntimo y silencioso, una poesía amatoria impregnada
de tristeza, como ocurrió con Mariano Melgar claro está. Sobre la raza negra, apunta
que no hay influencia de origen africano, pero que está en ejercicio general.

Así, cada vez que hable de literatura peruana, y más cuando se hable de una literatura
peruana “original”, se referirá a aquellos autores que encajen con más precisión en su
idea de “criollismo”; es decir, los escritores más genuinamente peruanos serán los más
exclusivamente criollos.

Para Riva-Agüero, quienes llegan alcanzar la categoría de escritor, destacan dos


aspectos básicos del modo de percibir y sistematizar la literatura (y la cultura en
general): uno de esos aspectos es señalar los factores determinantes de todo carácter
literario: “el ingenio de una raza no explica, sino de manera indeterminada y
generalísima.

En el carácter de su literatura, existen otros dos factores: la imitación, ya de literaturas


y modelos extranjeros, ya de modelos nacionales; y la individualidad artística, o sea el
conjunto de causas, la coincidencia de circunstancias, que hace que cada artista sienta
y exprese de manera distinta de los demás que tenga su quid propio”.

Y el segundo aspecto es justificar el carácter imitativo de toda sociedad “inferior, débil


y joven” en general, y de la peruana en particular, precisamente por esos motivos,
además de que dichas sociedades “necesariamente y en todo sentido obedecen al
avasallador prestigio de los ejemplos extranjeros”, y de que “las sociedades modernas
viven de la imitación de los contemporáneos, mucho más que de la herencia y de la
imitación de los antepasados” (se evidencia el carácter determinista de su formación
positivista).

También, expresa que la literatura del Perú es incipiente, porque se encuentra en


estado de formación que va iniciándose mediante ensayos y copias, porque escasean
obras de gran valor que están desligadas de la consideración del medio y de la época.

Este no es un carácter único del Perú, también lo poseen la literatura de toda América
Latina hasta entonces (1905), y aunque hubo ingenios sobresalientes, no basta si los
factores son hostiles para la construcción de una gran literatura. Se evidencia que
nuestra literatura no es muy avanzada comparándola con el resto de los países
circundantes, pero que puede llegar a florecer con el paso del tiempo (Y lo hizo con
César Vallejo o Mario Vargas Llosa, solo por nombrar un par de nombres universales).

Asimismo, José de la Riva Agüero y Osma discute si la literatura de hispanoamericana


y, por consecuente la del Perú, seguirán en esa onda imitativa o posee medios para ser
original. Se distingue el americanísimo como una solución y se plantea tres especies de
americanismo que aparecen confundidas entre sí, pero que son lógicamente
separables.

Además, señala que la literatura peruana era prácticamente literatura castellana


provincial. Podemos notar, en un primer momento, que su españolismo no le dejaba
observar una cultura sojuzgada, una cultura que languidecía luego de un periodo de
barbarie.

Como solución, Riva Agüero plantea que para que haya más originalidad que imitación
en nuestra literatura necesitamos un ideal propio. Y para que este exista debe confluir
en nuestra sociedad los siguientes factores: Homogeneidad étnica, Confianza, Vida
intelectual activa, Desarrollo social y económico. Además, Riva Agüero, henchido de un
determinismo absoluto y cierto pesimismo, afirma que siempre habrá imitación en
nuestra literatura.

X. Ricardo Jaimes Freyre

Poeta, ensayista y dramaturgo boliviano que fue la figura más representativa del
modernismo en la literatura de su país. Su constante actividad política y cultural quedó
en buena medida reflejada en la variedad de los enfoques que se aprecian en el
conjunto de su obra. Hijo de un diplomático de Potosí, ejerció también la diplomacia
como embajador en Estados Unidos y Brasil y como representante de su país ante la
Sociedad de Naciones, en Ginebra, además de ser más tarde ministro de Relaciones
Exteriores.

Sus largas estancias en Tucumán (Argentina) le llevaron a ocupar una cátedra en la


Universidad Nacional, donde fundó la Revista de Letras y Ciencias Sociales que pronto
adquirió un merecido prestigio. Durante más de veinte años se dedicó a la docencia en
tierras argentinas, donde finalmente falleció, aunque sus restos fueron trasladados a
Potosí, ciudad en la que se encuentra enterrado.

Político activo y escritor consumado, su obra pedagógica Curso de historia de la


literatura castellana y su producción ensayística, como Psicología del genio, no
alcanzaron no obstante el esplendor de su poesía. Se le ha considerado uno de los
cuatro "delfines" de Rubén Darío, a quien conoció en Buenos Aires y con el que fundó
la Revista de América (1894), además de entablar una fructífera amistad por la cual
participaron ambos en las actividades del Ateneo y colaboraron en el quehacer
periodístico en el diario La Nación, también en Argentina.
El llamado "príncipe de los poetas bolivianos" sorprendió a la crítica con su libro
Castalia bárbara (1899), de temática insólita: el conflicto entre el mundo pagano y los
valores cristianos, en el que el mundo antiguo está caracterizado por la violencia y la
visión cristiana conlleva la sumisión y el amor. Se ha dicho que se inspiró en los
Poémes barbares de Leconte de Lisle para reconstruir la cosmología de los mitos
escandinavos, pero en todo caso demostró ser un excelente forjador de ritmos de
articulación cambiante y poderosa, con una orquestal sonoridad y un magistral
dominio de la idea y de la retórica.

En su desarrollo aparecen desde los cisnes de Iduna, la diosa cuyas manzanas


restituyen la juventud, hasta las andanzas de Bragi, dios de la poesía, y Thor, el rudo y
terrible guerrero que se ofrece en el poema "Aeternum vale", para destruir a la
divinidad invasora; sin embargo, aquí el poeta prefirió renunciar a la concreción de la
violenta y fallida acción, recreando en su lugar una atmósfera brumosa e ideal. Todo
ello expresado con una marcada acentuación europea que demostró la densa variedad
de sus conocimientos, desde la estética wagneriana del Tannhäuser hasta la poesía de
Giosue Carducci.

En 1917 publicó su segundo y último libro de poesía, Los sueños son vida, en el que
abandonó el ámbito germánico y se refugió en un intimismo y paisajismo sentimental,
con el que se acercó más a un cierto posmodernismo donde tenían cabida unas
reflexiones de carácter más personal, aunque sin abandonar sus singulares elementos
fonéticos.

Ricardo Jaimes Freyre fue también autor de ensayos sobre teoría literaria como Leyes
de la versificación castellana (1912), en el que analizó la búsqueda y el hallazgo de
nuevas fórmulas líricas, en una exposición teórica que, si bien fue superada por
investigaciones posteriores, influyó fuertemente en su momento sobre un numeroso
grupo de escritores bolivianos, argentinos e incluso españoles.
Escribió asimismo una obra de investigación: La historia del descubrimiento de
Tucumán. Otros títulos emparentados con la crónica fueron Historia de la Edad Media
y de los Tiempos Modernos, La hija del Jefté y el drama histórico Los conquistadores
(1928), obras sin embargo menores en comparación con su lírica. Sus Poesías
completas no se editaron hasta 1944.

a. Castalia bárbara

El gusto por la historia medieval y los paisajes lejanos a su contexto se ejemplifican


bien en "Castalia Bárbara" (1899), libro en el que Ricardo Jaimes Freyre se sirve de las
sagas nórdicas para exponer poemas evocativos sobre sus mitos.

El mundo exótico, tan afín a los modernistas, no es buscado por Freyre en escenarios
del Oriente, generalmente luminosos y cálidos, sino en los espacios fríos y oscuros de
los países nórdicos, reflejando con gran belleza y musicalidad la épica inherente a sus
leyendas, ornamentada por un lenguaje pulido y preciosista.

9. Conclusiones

Las variaciones temáticas y de análisis global sobre el modernismo, ponen en evidencia


las tensiones a que estuvo sometido, entendiendo con esto que, en verdad, esas
complicaciones fueron experimentadas y vividas por quienes impulsaron los complejos
cambios literarios y culturales de fines del siglo XIX y comienzos del XX.
En el modernismo se entrecruzan variables que entran en conflicto con lo estatuido, de
modo que, inevitablemente, aparece una teoría sobre el arte y la sociedad de modo
simultáneo, cuya práctica pone en cuestión la efectividad de los discursos. Así, la idea
de proceso con que abordamos el trabajo, da cuenta con ese sentido de la distintas
direcciones y perspectivas con que se recepcionó el movimiento, a la vez pone en
dinámica el valor canonizado de su importancia y que, al contrastarlo desde hoy,
legitima el significado de esa tradición literaria.

Así, es posible descubrir la originalidad de las propuestas, al mismo tiempo que su


heterogeneidad, o la "resistencia a la teoría" que uniformara el proyecto; de algún
modo, es una marca anticipadora y un desafío para comprender nuestra Modernidad
que (des)legitima su propio pasado.

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