Historia Del Club de Conquistadores
Historia Del Club de Conquistadores
Historia Del Club de Conquistadores
El Club de Conquistadores es un movimiento mundial, organizado y dirigido por la Iglesia Adventista del Séptimo
Día. Tiene una larga trayectoria histórica y su identidad está definida por su filosofía, objetivos y símbolos.
A inicios de siglo XX, la juventud adventista carecía de un programa integral de actividades. El programa de los
Misioneros Voluntarios, que fue adoptado por la Asociación General en 1907, atendía solamente las
necesidades espirituales y misioneras de los jóvenes. Sin embargo, ellos necesitaban algo más para su
desarrollo. Algunos niños adventistas deseaban unirse a los Boy Scouts, que se establecieron en 1910, pero
comenzaron a tener problemas con algunas actividades que iban en contra de las creencias y prácticas
adventistas, como la observancia del sábado, la participación en bailes, o los principios de alimentación.
La Sociedad de los Misioneros Voluntarios se reunía los sábados y limitaba sus actividades a lo que era
apropiado para ese día. Raramente planeaban actividades seculares, excepto para el sábado de noche en la
iglesia, o alguna excursión ocasional. En un esfuerzo por satisfacer las otras necesidades de la juventud
adventista, el año 1911 algunos miembros de la iglesia comenzaron a organizar clubes y programas
experimentales que incluían actividades recreativas, además de las religiosas. Algunos ejemplos fueron el Clan
de Woodland y los Indios de Takoma —organizados en Maryland por Charles Boyd—, y los Boys Pal —
organizados por Milton Robinson en Lincoln, Nebraska—. Las actividades de estos clubes intentaban
proporcionar crecimiento físico, mental y espiritual equilibrado.
El Club de Spalding desarrolló los reglamentos e ideales que fueron el fundamento para el Club de
Conquistadores moderno. Es evidente que Spalding adoptó ideales de los Scouts. Esto se ve en la similitud
entre el Voto y la Ley del Conquistadores y la Promesa y la Ley que se encuentra en el Manual de los Scouts.
La Asociación General comienza a organizar las clases regulares
El año 1928, Bond obtuvo el permiso del líder de los Scouts para utilizar
algunas de sus ideas y materiales para preparar especialidades para los
Misioneros Voluntarios. Como consecuencia, fue acusado de traer
influencias negativas a la iglesia. Sin embargo, Bond continuó su misión de
adaptar el material heredado de los Scouts. En 1931 se realizó la primera
investidura de la clase Camarada Mayor de los Misioneros Voluntarios.
Al final de los años 20, John McKim, quien era un Scout experimentado, tuvo percepciones e ideas muy
parecidas a las de Spaliding y soñó con un Club para los niños de la Iglesia Adventista de Santa Ana, California.
Así, inició un Club en Anaheim, en el condado de Orange, donde vivía. Más tarde, las niñas se convirtieron en
miembros del Club y la esposa de McKim las supervisaba.
En 1930, surgió otro Club para niños en la Iglesia de Santa Ana, bajo el liderazgo del Dr. Theron Johnston. Él
se encontraba con los niños en el sótano de su casa en Santa Ana, y les enseñaba técnicas de radio y
electrónica. Su hija Maurine ya lo había ayudado con la radio, y protestó cuando no se le había permitido entrar
al Club. Como resultado su madre comenzó el Club para niñas que se reunían en el sótano.
Los Clubes de McKim y Johnston se encoraban una vez al mes en el hogar de los Johnston para tener reuniones
en conjunto y acampar, hacían excursiones cada tres meses. Los miembros del Club también se unieron al coro
juvenil del condado de Orange que era dirigido por la Sra. McKim y cantaban en las reuniones de evangelismo.
Ellos también cumplían con los requisitos de Amigo, Compañero y Guía. Sus uniformes constaban tan solo de
una camisa especial.
En la época en que McKim y Johnstons iniciaron sus clubes, los adventistas del séptimo día vivían el inicio de
sus actividades con campamentos de verano. Estaban entre estos pioneros muchos de los que se convertirían
en el futuro los grandes líderes que comenzarían el movimiento de los Conquistadores, hombres como Arthur
Spalding, Grover Fattic, W. Holbrook, Eldine W. Dumbar, C. Lester Bond y Guy Mann.
En Julian, cerca de San Diego, California, Guy Mann y Laurence Skinner organizaron un campamento para la
Asociación Sudeste de California. El orador invitado fue Arthur Spalding, quien durante las noches contaba
historias alrededor de una fogata. Una de las noches, Spalding inspiró a los jóvenes contando la historia de un
pionero norteamericano, muy conocido en aquella región, llamado John Frémont, el Pathfinder.
John Frémont vivió entre 1813 y 1890 y realizó grandes expediciones al oeste selvático, mandando relatos que
motivaron la colonización del oeste. Sus aventuras le valieron el sobrenombre de Pathfinder. Frémont llegó a
ser considerado por algunos como el padre del rafting y del canotaje gracias a sus incursiones en los ríos del
oeste americano para hacer los mapas del territorio, que hasta entonces era desconocido. De hecho, estas
historias inspiraron a los participantes del campamento en Julian, que mas tarde fue comprado por la AG y fue
conocido con el nombre de Campamento del conquistador visionario voluntario juvenil. Este nombre sería la
inspiración para el nombre del club de McKim, que sirvió como consejero en aquellas reuniones campestres.
Lamentablemente, estos primeros Clubes de Conquistadores no recibieron el apoyo de sus propias iglesias.
Los líderes de la Iglesia de Santa Ana acusaron a McKim y Johnston de traer el mundo a la iglesia y los
amenazaron con disciplina eclesiástica, e incluso con borrarlos de la Iglesia si no abandonaban los clubes. C.
Lester Bond, director asociado de jóvenes de la Asociación General y otros, también temían que el nombre
Conquistador sustituyera el de MV. Temían que las actividades seculares tomaran el lugar de las espirituales;
por eso, desaconsejaron el uso del nombre Conquistador, y la idea de un club que tuviera actividades seculares.
A pesar de los esfuerzos de McKim y Johnston, ambos clubes dejaron de existir después de 1936, pero los
clubes de Santa Ana permanecieron como precursores de los clubes de Conquistadores en California y en el
mundo en general.
Francis Hunt, un estudiante de teología de Universidad de La Sierra, junto con su esposa servían como primeros
directores del Club, y Ovra Ackerman fue una de las primeras consejeras. El grupo comenzó con 15 miembros
que, con sus líderes, se reunían en la casa de los Hancock. Esta fue la primera vez que la Asociación y la iglesia
local se unieron por un Club.
También, en 1946, el Pr. Hancock, director de jóvenes de la Asociación Sudoeste, diseñó el emblema de
Conquistadores, el famoso triángulo rojo. Los tres lados del emblema representan el desarrollo físico, mental y
espiritual de los jóvenes. La espada representa el Espíritu Santo, y el escudo, la fe. Todos juntos indicaban que
el Club era una organización espiritual, relacionada con la iglesia.
Al año siguiente, 1947, el departamento de Jóvenes de la Asociación General pidió a la Unión del Pacífico que
desarrollara un programa de Conquistadores unificado. Eran los pasos en el liderazgo de jóvenes de Skinner
para implementar el programa de forma oficial para toda la Iglesia Adventista. Dirigidos por Nelson, una junta
de directores de jóvenes de la Asociación local y algunos laicos, incluyendo el director del Club Paulson,
comenzaron a trabajar en el programa que iba a ser presentado como propuesta a la Asociación General.
Lawrence Paulson, un líder laico, se convirtió en uno de los líderes de Conquistadores más destacados de
aquella época. Su Club, en Glendale, llegó a tener 150 miembros. Él adoptó el triángulo diseñado por el pastor
Hancock y desarrolló varias actividades similares. Se cree que él ayudó a fundar 11 clubes en el sur y sudoeste
de California. Con los resultados en Riverside y Glendale, el nuevo director de jóvenes de la Asociación General,
Laurence Skinner, entró en contacto con el director de jóvenes de la Unión Pacífico, el Pr. J.R. Nelson y le
solicitó que reuniese a los directores de Conquistadores para desarrollar la idea.
Henry Bergh, director de jóvenes de la Asociación Central de California, diseñó la bandera de los
Conquistadores en 1948. Los cuadrados azules significaban lealtad y coraje, y los cuadrados blancos
representaban la pureza. La insignia de los Conquistadores, que se encuentra en el medio de la bandera, tenía
una interpretación diferente a aquella dada por Hancock. La espada representaba la Palabra de Dios y el escudo
la verdad.
La bandera del Club de Conquistadores —cuatro rectángulos; dos azules y dos blancos— fue
diseñada por Henry Bergh en 1948.
Entre 1946 y 1950 surgieron varios clubes, y el Pr. L. Skinner en la Asociación General, en conjunto con los
líderes y pastores de estos clubes, prepararon los manuales y perfeccionaron el programa. En 1949, los líderes
de jóvenes se encontraron en un concilio de MV y sugirieron a Henry Bergh que escribiera un himno para los
Conquistadores.
Al principio Bergh creyó que no sería capaz de hacerlo, pero mientras se dirigía a un congreso sabático en mayo
de aquel año, sus pensamientos con respecto a los ideales de los Conquistadores le dieron la idea de la letra.
Paró el automóvil y buscó papeles dentro de su Biblia y escribió el himno. Un poco después, una nueva parada
le dio la música para aquella letra, y fue así que en enero de 1950, en una convención para directivos de
Conquistadores en Ascilimar, se cantó por primera vez en público el Himno de Conquistadores.
A medida que estos nuevos clubes se desarrollaban, la junta de Nelson, iniciada en 1947, completó su trabajo
y presentó el programa que había desarrollado para el departamento de Jóvenes de la Asociación General. El
24 de agosto de 1950, la junta de la Asociación General, reconoció oficialmente el programa del Club de
Conquistadores. En la misma oportunidad se aprobó un folleto que debía usarse como guía en la organización
de los clubes. También recomendó que las reuniones se llevaran a cabo semanalmente, o una vez cada dos
semanas, un día de la semana, y que las actividades incluyeran excursiones, campamentos, pasatiempos y
recreación.
La Feria de los Conquistadores, una ocasión festiva anual para los clubes de Conquistadores comenzó en 1951.
Era el ápice del programa del año y brindaba a los niños la oportunidad de participar en varias actividades y
mostrar mejor su desempeño. Cada Unidad del Club observaba lo que los otros clubes habían hecho y se
beneficiaban con el intercambio de ideas.
Los indígenas de Napa realizaron la primera feria que se conoce en el Sanatorio de la Escuela Secundaria en
Santa Helena, California en 1951 , pero solamente los miembros de ese Club participaron. Oregon organizó su
primera feria en la Escuela Eugene, presentando demostraciones de Orden Cerrado, cinco eventos al aire libre,
incluyendo sa lto largo, armado de carpas, carrera de relevos y prueba de velocidad para atar nudos.
En el mismo año (1952), los clubes de Wisconsin participaron de un programa en la noche de Halloween,
reuniendo y recolectando latas de alimentos que distribuían entre los pobres. La actividad se convirtió en un
evento anual para los Conquistadores en toda Norteamérica. Más de 125 niños participaron del programa en la
ciudad de Nueva York en 1953, sa ludando a las personas de las casas de la siguiente forma: “Esta noche se
hace “trick or treat” (dulce o travesura), pero no estamos aquí por eso. Nos gustaría recibir algún alimento
envasado para los pobres, y así darles la oportunidad de tener un Día de Acción de Gracias feliz”.
Mientras juntaban los alimentos, los Conquistadores ofrecían literatura adventista, incluyendo la revista Señales
de los Tiempos, y un folleto que presentaba a los Conquistadores e invitaba al lector a inscribirse en un curso
bíblico por correspondencia.
La naturaleza religiosa del Club también apareció en muchos programas como en Comparte tu fe. Al estudiar
la Biblia y desarrollar una relación íntima con Jesucristo y la iglesia, el los compartían sus experiencias con otros
y los animaban a aceptar a Jesús. Algunos de los Conquistadores dirigían reuniones de evangelismo, y
compartían su testimonio con amigos y otros adultos.
La iglesia comenzó a dar más énfasis a los Conquistadores a través de la celebración anual del Día de los
Conquistadores que comenzó en 1957. En el sábado elegido por la Asociación General, que por lo general era
el tercer o cuarto sábado de septiembre, los Conquistadores debían dirigir el Culto de adoración usando el
programa preparado por el departamento de Jóvenes de la Asociación General. En ese día, los miembros del
Club usaban sus uniformes, dejaban un lugar separado para ellos y relataban a la iglesia sus objetivos y logros.
Intentando hacer que la iglesia se concienciara de la responsabilidad que tenía para con el Club, los
Conquistadores apelaban a los nuevos miembros y solicitaban la asistencia de los adultos a las reuniones del
Club. La participación en el culto les daba a los Conquistadores la sensación de pertenencia a la iglesia.
Conclusión
La historia de los Conquistadores en el mundo y en Sudamérica fue forjada por hombres y mujeres que amaban
a los jóvenes y deseaban su salvación; hombres y mujeres que vieron en el Club un método prometedor de
evangelismo juvenil y que veían la formación de toda una generación de líderes.
Esta historia se construye con la mano de Dios guiando a sus siervos a través de los bosques del miedo y la
incomprensión, donde estos primeros héroes literalmente conquistaban nuevos rumbos para la iglesia y pagaron
con sacrificio personal, entregando sus años de ministerio, tiempo libre, dinero y, a veces, hasta la atención de
su propia familia. Algunos de ellos son más conocidos, pero el legado que nos dejaron llegó también de centenas
de desconocidos que dedicaron tardes de sábado, mañanas de domingos, vacaciones y feriados al programa
más completo y amplio que ha producido la Iglesia Adventista del Séptimo Día.