Analisis Codigo de Comercio 32 - 44 Tributacin

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSITARIA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS
OCCIDENTALES
“EZEQUIEL ZAMORA”
UNELLEZ EXTENSIÓN
EL PIÑAL ESTADO TÁCHIRA

Analisis Artìculos 32 al 44 del


Còdigo Civil Venezolano

Autor:
Irania Yelitza Amado C.I. V-
15.857.622
Docente: Elizabeth Morales
Sub programa: Contaduría Pública
Sección: VI Semestre Fin de
Semana
Sub proyecto: Tributación II

El Piñal, diciembre 2021


Artículo 32° Todo comerciante debe llevar en idioma castellano su contabilidad, la
cual comprenderá, obligatoriamente, el libro Diario, el libro Mayor y el de Inventarios.
Podrá llevar, además, todos los libros auxiliares que estimara conveniente para el
mayor orden y claridad de sus operaciones.
De este artículo, se deduce la obligatoriedad que establece que los libros
Diario, Mayor e Inventario, sean llevados en idioma castellano para su contabilidad.
Cabe destacar, que aun cuando no se hace expresa la referencia sobre los Libros
Auxiliares, se entiende que, de igual manera debe ser llevado en idioma castellano.
Artículo 33° El libro Diario y el de Inventarios no pueden ponerse en uso sin que
hayan sido previamente presentados al Tribunal o Registrador Mercantil, en los
lugares donde los haya, o al Juez ordinario de mayor categoría en la localidad
donde no existan aquellos funcionarios, a fin de poner en el primer folio de cada
libro nota de los que éste tuviere, fechada y firmada por el juez y su Secretario o por
el Registrador Mercantil. Se estampará en todas las demás hojas el Sello de la
oficina.
De esta disposición legal, se deduce que una empresa antes de iniciar sus
actividades económicas, debe registrar sus respectivos libros, antes de darle curso
a sus anotaciones, dirigiéndose al Registrador Mercantil de su localidad, es decir,
de la Circunscripción Judicial del estado en que fue inscrita dicha empresa.
Dándosele, fe pública, al hecho de que, al momento de registrar los libros, se realizó
sin inicio de actividad comercial, con cero anotaciones. 
Artículo 34° En el libro Diario se asentarán, día por día, las operaciones que haga
el comerciante, de modo que cada partida exprese claramente quién es el acreedor
y quién el deudor, en la negociación a que se refiere, o se resumirán mensualmente,
por lo menos, los totales de esas operaciones siempre que, en este caso, se
conserven todos los documentos que permitan comprobar tales operaciones, día por
día. No obstante, los comerciantes por menor, es decir, los que habitualmente sólo
vendan al detal, directamente al consumidor, cumplirán con la obligación que
impone este artículo con sólo asentar diariamente un resumen de las compras y
ventas hechas al contado, y detalladamente las que hicieran a crédito, y los pagos y
cobros con motivo de éstas.
Del anterior artículo citado se concluye, que el comerciante debe asentar
cronológicamente todas las operaciones activas o pasivas, que diariamente realiza
vinculadas con su comercio. Debiendo archivar todos los documentos probatorios
que indique la legalidad de dichas operaciones. Son exentos de esta obligatoriedad,
los comerciantes al por menor, ya que estos deben cumplir solamente con las
anotaciones diarias mediante un resumen de las compras y ventas ejecutadas al
contado, y de forma más detallada con las que fueron a crédito.
Artículo 35° Todo comerciante, al comenzar su giro y al fin de cada año, hará en el
libro de Inventarios una descripción estimatoria de todos sus bienes, tanto muebles
como inmuebles y de todos sus créditos, activos y pasivos, vinculados o no a su
comercio. El inventario debe cerrarse con el balance y la cuenta de ganancias y
pérdidas; ésta debe demostrar con evidencia y verdad los beneficios obtenidos y las
pérdidas sufridas. Se hará mención expresa de las fianzas otorgadas, así como de
cualesquiera otras obligaciones contraídas bajo condición suspensiva con anotación
de la respectiva contrapartida. Los inventarios serán firmados por todos los
interesados en el establecimiento de comercio que se hallen presentes en su
formación.
De la anterior norma, tenemos que, el libro de inventarios constituye otro libro
más de los que integran la contabilidad y en él se insertan los inventarios que
forman los comerciantes bien el ordinario o extraordinario. Se entiende que
dicho inventario, debe cerrarse con un balance certificado o emitido por un
Contador Público.
De la anterior norma, tenemos que, el libro de inventarios constituye otro libro
más de los que integran la contabilidad y en él se insertan los inventarios que
forman los comerciantes bien el ordinario o extraordinario. Se entiende que
dicho inventario, debe cerrarse con un balance certificado o emitido por un
Contador Público.
De la anterior norma, tenemos que, el libro de inventarios constituye otro libro
más de los que integran la contabilidad y en él se insertan los inventarios que
forman los comerciantes bien el ordinario o extraordinario. Se entiende que
dicho inventario, debe cerrarse con un balance certificado o emitido por un
Contador Público.
De la anterior norma, tenemos que, el libro de inventarios constituye otro libro
más de los que integran la contabilidad y en él se insertan los inventarios que
forman los comerciantes bien el ordinario o extraordinario. Se entiende que
dicho inventario, debe cerrarse con un balance certificado o emitido por un
Contador Público
Dicha normativa establece que, el libro de inventarios compone otro libro
más de los que constituyen la contabilidad y en él se insertan los inventarios que
forman los comerciantes bien el ordinario o extraordinario, se entiende que dicho
inventario debe cerrarse con un balance certificado o emitido por un contador
público.
Artículo 36° Se prohíbe a los comerciantes: 1º Alterar en los asientos el orden y la
fecha de las operaciones descritas. 2º Dejar blancos en el cuerpo de los asientos o
a continuación de ellos. 3º Poner asientos al margen y hacer interlineaciones,
raspaduras o enmendaduras. 4º Borrar los asientos o partes de ellos. 5º Arrancar
hojas, alterar la encuadernación o foliatura y mutilar alguna parte de los libros.
El legislador mercantil fue claro al precisar, que una vez habilitados dichos
libros, todo comerciante se encuentra obligado a cumplir con ciertas
prohibiciones, observadas estas en el artículo 36 del C. Co.
Anteriormente transcriptos, con la finalidad de que las actividades económicas
a ejecutar no sean contrarias a derecho, y de esta forma poder corroborar
consecutivamente la estabilidad y solvencia de una empresa, así como
su
capacidad financiera, gracias a que, se suministra una información financiera
razonada, con respecto a las anotaciones que se llevan en los libros,
con
claridad y precisión.
Es de precisar, que todo comerciante se encuentra obligado a
cumplir con ciertas prohibiciones, anteriormente transcritos, con el propósito de
que las actividades económicas a ejecutar sean trasparentes, y de esta forma
poder corroborar consecutivamente la estabilidad y solvencia de una
empresa, con respecto a las anotaciones que se llevan en los libros, con
precisión y claridad.
Artículo 37° Los errores y omisiones que se cometieron al formar un asiento se
salvarán en otro distinto, en la fecha en que se notare la falta.
Del anterior artículo citado, se instruye la forma de solucionar el problema
que se pueda presentar una vez que se cometan errores y omisiones en cualquier
libro de contabilidad de una empresa, y es realizando otro asiento distinto, en la
fecha que se percate de la falta.
Artículo 38° Los libros llevados con arreglo a los artículos anteriores podrán hacer
prueba entre comerciantes por hechos de comercio. Respecto a otra persona que
no fuere comerciante, los asientos de los libros sólo harán fe contra su dueño; pero
la otra parte no podrá aceptar lo favorable sin admitir también lo adverso que ellos
contengan.
Los libros mercantiles, en materia probatoria, sólo surten efectos entre
comerciantes, referidos a hechos exclusivos del comercio como tal. En caso de un
tercero, sólo producirá efectos inequívocamente contra su propio dueño, dará fe
sobre él mismo, debiendo aceptar la otra parte o Tercero, tanto lo que le favorece,
como lo que le desfavorece. Este artículo, también hace referencia, que en
caso de inspección de una contabilidad mercantil (investigación de sus libros),
requiera conocimientos especiales, no se requerirá de la solicitud de una inspección
ocular, sino de una experticia.
Artículo 39° Para que los libros auxiliares de contabilidad, llevados por los
comerciantes, puedan ser aprovechados en juicio por éstos, han de reunir todos los
requisitos que se prescriben con respecto de los libros necesarios.
De la anterior norma, tenemos que, el comerciante debe llevar su
contabilidad de acuerdo a su actividad económica o comercial, llevando en sí
los libros principales (Libro Diario, Libro de Inventario y el Libro Mayor), pero que,
aunado a ellos, queda a su potestad llevar otros libros que crea conveniente para el
mejor orden y claridad de sus operaciones. Por tanto, estos Libros Auxiliares
pueden ser exhibidos en juicio, en caso de que, los libros principales presenten
incapacidad probatoria.
Artículo 40 ° No se podrá hacer pesquisa de oficio por Tribunal ni autoridad alguna,
para inquirir si los comerciantes llevan o no libros, o si éstos están o no arreglados a
las prescripciones de este Código.
Artículo 41° Tampoco podrá acordarse de oficio ni a instancia de parte, la
manifestación y examen general de los libros de comercio, sino en los casos de
sucesión universal, comunidad de bienes, liquidación de sociedades legales o
convencionales y quiebra o atraso.
Tanto el artículo 40, como el artículo 41 del C. Co., expresan que, no sé podrá
obligar al comerciante ni de oficio ni de instancia de parte, al examen general y
exhibición de sus libros comerciales. Como así también, se establecen
excepciones en el derecho del fisco por ‘Razones Tributarias’ y también cuando
se investiga por ‘Razón de Delitos’.
Sólo en estos casos se puede hacer pesquicia de oficio por tribunal o autoridad
alguna, y examen y compulsa, relacionado con el objeto de la causa, pero en
ningún caso se podrá obligar al comerciante a trasladar dichos libros.
Tanto el artículo 40, como el artículo 41, enuncian que, no sé podrá obligar
al comerciante ni de oficio ni de instancia de parte, al examen general y exhibición
de sus libros comerciales. Como así también, se establecen excepciones en
el derecho del fisco por “Razones Tributarias” y también cuando se investiga por
“Razón de Delitos”. Sólo en estos casos se puede hacer pesquisa de oficio por
tribunal o autoridad alguna, y examen y compulsa, relacionado con el objeto de la
causa, pero en ningún caso se podrá obligar al comerciante a trasladar dichos
libros.
Artículo 42° En el curso de una causa podrá el Juez ordenar, aun de oficio, la
presentación de los libros de comercio, sólo para el examen y compulsa de lo que
tenga relación con la cuestión que se ventila, lo cual deberá designarse previa y
determinadamente; pero no podrá obligarse a un comerciante a trasladar sus libros
fuera de su oficina mercantil, pudiendo someterse el examen o compulsa, a un Juez
del lugar donde se llevaren los libros.
En el caso de que el Juez requiera los libros contables de una empresa, para
su análisis y cotejo, relacionado con el objeto de la causa (del juicio), y dicho
comerciante se encuentre en esa localidad, podrá el Juez emitir una solicitud a otro
Juez que pertenezca a la localidad de la oficina mercantil donde se encuentre la
empresa, para que se lleve a cabo la presentación de los libros de contabilidad de la
misma
Artículo 43° Si uno de los litigantes ofrece estar y pasar por lo que constare de los
libros de su contender, y éste se niega a exhibirlos sin causa suficiente a juicio del
Tribunal de Comercio, el Tribunal podrá deferir el juramento a la otra parte, o decidir
la controversia por lo que resulte de los libros de éste, si fuere comerciante y
aquéllos estuvieren llevados en debida forma.
En cuanto a esta normativa, en caso de existir el curso de una causa, y uno de
los litigantes solicite al otro, mostrar lo que conste en los libros y, éste se niega
debido a motivo insuficiente en juicio, el Juez podrá diferir el juramento a la otra
parte o decidir la controversia con lo que resulte de la constancia de dichos
libros, siempre y cuando sus anotaciones sean cronológicas y consistentes. Por
lo que, no se obligará al comerciante ni de oficio ni de instancia de parte a
exhibir los libros en razón de su comercio
En cuanto a esta regla, en caso de existir el curso de una causa, y uno de
los litigantes solicite al otro, mostrar lo que figure en los libros y, éste se niega
debido a motivo insuficiente en juicio, el Juez podrá diferir el juramento a la otra
parte o decidir la controversia con lo que resulte de la constancia de dichos libros,
siempre y cuando sus anotaciones sean cronológicas y consistentes. Por lo que, no
se obligará al comerciante ni de oficio ni de instancia de parte a exhibir los libros en
razón de su comercio
Artículo 44° Los libros y sus comprobantes deben ser conservados durante diez
años, a partir del último asiento de cada libro. La correspondencia recibida y las
copias de las cartas remitidas, serán clasificadas y conservadas durante diez años.
Es claro lo que se dispone en esta norma, y es debido a la exigencia del
Código Tributario, al señalar un tiempo menor para la prescripción de los derechos
del Fisco (a los 6 años). Por ello, se deben conservar los libros que demuestren la
contabilidad económica de una empresa al igual que sus comprobantes.

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