Guion de Charla Lactancia Materna
Guion de Charla Lactancia Materna
Guion de Charla Lactancia Materna
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(Organizacion Mundial de la Salud, 2020)
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(Ballesteros Calero, y otros)
Pezón invertido: Pezón con hundimiento.
Técnica correcta de lactancia materna.
Es una técnica que se aprende. Reforzar positivamente y admitir periodos de crisis.
- Contacto precoz piel con piel y lactancia materna precoz, se recomienda la primera toma dentro de
las 2 primeras horas posparto.
- Lactancia frecuente y a demanda, sin control horario: el tiempo de succión, así como los intervalos
entre tomas y la cantidad de estas es variable en cada recién nacido.
- Posición correcta.
- Patrón de alimentación individualizado.
- No introducir suplementos: interfieren en el establecimiento de la lactancia materna.
- Higiene del pecho: es suficiente la ducha diaria. Las mamas no necesitan preparación previa.
Desde el nacimiento, se coloca sobre el pecho de la madre favoreciendo el contacto piel con piel en
un ambiente íntimo y tranquilo. De esta manera, además de facilitar las contracciones del útero para
disminuir la intensidad del sangrado, se establece un buen reflejo de succión, el pezón se estimula y
se activan las hormonas necesarias para producir leche. Cuanto más se ponga al bebé en el pecho
más leche se producirá. Después del nacimiento, se encuentra en un estado reactivo y posteriormente,
pasadas las primeras horas, entrará en una fase de somnolencia que suele durar 24 horas tras el
parto. De ahí la importancia de aprovechar ese periodo vital de reactividad para favorecer un inicio
exitoso de la lactancia. En caso de no haber empezado la lactancia en su primera hora de vida, se
iniciará lo antes posible. Poco a poco veremos cómo, ayudado de sus sentidos y del despliegue de
sus reflejos innatos, va a mostrar una serie de signos que indican que ya se ha adaptado al nuevo
medio y está listo para comenzar a mamar: salivación, olfateo, succión de las manos, cabeceo, flexión
y extensión de extremidades, etc. Hasta un establecimiento correcto de la lactancia y una adecuada
evolución del peso, que se produce en las tres primeras semanas de vida, el bebé tiene que realizar
tomas muy frecuentes (8-10 tomas diarias), y no darle objetos que le puedan confundir en el
aprendizaje de la succión (chupetes, tetinas, etc).
Si se amamanta con frecuencia, se consigue el estímulo adecuado para la producción de leche y evita
o disminuye la ingurgitación mamaria excesiva cuando se produce la “subida de la leche”. Además, le
permite mantener unos niveles adecuados de glucemia en sangre, una menor pérdida de peso tras el
nacimiento, la eliminación del meconio de manera más temprana y la prevención de la ictericia. Hay
que estar atentos a signos sutiles del deseo de mamar: chupeteo, olfateo, movimientos corporales,
búsqueda, bostezo… y colocarlo antes de que empiece con el llanto porque puede ser un signo tardío
de hambre, en este caso es mejor calmarle antes de ofrecer el pecho.
Es buena idea tener preparado un lugar cómodo para amamantar, ya que las tomas de las primeras
semanas suelen ser prolongadas, antes de empezar conviene lavarse las manos, probar con la postura
que resulte más cómoda y tener cerca las cosas que se puedan necesitar: pañuelos, agua, cojines,
libros, banco para colocar los pies, etc. Vestirse con poca ropa para no impedir el acercamiento del
bebé al pecho. La postura es la forma que se coloca la madre para amamantar: sentada, tumbada de
lado, semiacostada, etc. Todas sirven y la elección de una u otra dependerá del lugar, las
circunstancias o las preferencias de cada madre.
La posición es la forma en que es colocado el bebé para que mame. En cualquier posición que le
pongamos el agarre debe ser correcto y no tiene que doler. Debe quedar enfrente del pecho. Siga esta
regla: “ombligo con ombligo” o “barriga con barriga”, así todo el cuerpo quedará confrontado al cuerpo
de la madre, no sólo con la cabeza. Para conseguir un correcto agarre, conviene colocar al bebé lo
más cerca posible del pecho, apoyando su cabeza sobre el antebrazo y no sobre el codo. El bebé se
acercará al pecho y no el pecho al bebé, (se puede aproximar empujando entre sus omóplatos no de
su cabeza), quedará colocado con su nariz a la altura del pezón. Para estimular el reflejo de búsqueda
rozar el labio superior del bebé con el pezón, abrirá la boca y extenderá ligeramente la cabeza, con lo
que le quedará orientado hacia el paladar y su boca abarcará también la areola.
La correcta colocación del bebé y su buen agarre al pecho, son fundamentales para conseguir un
adecuado estímulo para la producción láctea, vaciado del pecho y a su vez, para prevenir grietas por
mal agarre, retenciones de leche, etc. Si la madre necesita sujetar el pecho porque es demasiado
grande, conviene que lo haga poniendo la mano en forma de “c”, con el pulgar encima y los demás
dedos por debajo. Hacer “la pinza”, es decir sujetar el pecho entre los dedos índice y corazón, puede
contribuir a un mal agarre y succión, porque le impide abarcar bien el pecho con la boca. También
puede aumentar el riesgo de obstrucciones.
Deben ofrecerse siempre los dos pechos, aunque alternándolos; si rechaza el segundo será porque
ha tomado suficiente del primero. Hay que respetar siempre lo que el bebé desea. Si ya ha comido
bastante lo hará saber, hay que hacerle caso. Si se nota que en el pecho hay todavía mucha leche, en
la próxima toma comenzar por ese pecho y se vaciará la leche acumulada. Si molesta la leche que
queda se puede exprimir un poco y aplicar frío. Si con la succión traga aire es aconsejable facilitar el
eructo, basta con mantener al niño o la niña apoyada sobre el hombro de la madre o sobre el del padre.
No es necesario dar golpecitos, con un suave masaje en la espalda es suficiente. Tampoco estar
mucho rato, si no eructa en dos minutos acostarle y ya lo hará si tiene ganas.
Modos y maneras.
En la cama, sobre todo cuando la madre está más cansada como los primeros días después del parto
o después de una cesárea, se puede dar de mamar tumbada apoyando la cabeza y el hombro sobre
una almohada y/o cojín. Se rodeará al bebé con el brazo y después de girarlo hacia el pecho, elevar
el brazo correspondiente al pecho y con el otro brazo dirigirle su cuerpo hacia el de la madre: “ombligo
con ombligo” o “barriga frente a barriga”. Si se está cansada conviene relajarse durante la toma y
disfrutar con el bebé. Sentada, hay que poner al bebé lo más cerca posible del pecho. Su cabeza
apoyada en el antebrazo y no en el codo, ayuda apoyar el brazo con el que se sostenga al bebé sobre
un cojín; además puede estar más cómoda poniendo los pies sobre un taburete o banqueta bajos.
Colocar siempre el cuerpo del bebé frente al de la madre, como ya hemos dicho antes, “ombligo con
ombligo” o “barriga contra barriga”, Deben ofrecerse siempre los dos pechos, aunque alternándolos de
manera que su nariz quede a la altura de nuestro pezón y la cabeza sobre nuestro antebrazo. Su cara
no debe estar “mirando al techo”, sino dirigida hacia el pecho materno, siempre debe poder ver la cara
de su madre y la madre la suya. Otra postura para estar sentada es la llamada “de balón de rugby o a
la inversa”: el bebé se coloca a un lado de la madre apoyado sobre una almohada y, con su cuerpo
recostado en las costillas de ésta mirándole de frente. Esta técnica se utiliza cuando son de bajo peso,
han nacido antes de tiempo, después de una cesárea, cuando los pechos son muy grandes o para
amamantar simultáneamente a dos bebés, colocando uno/a en cada mama.3
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(Gobierno de la rojia, 2014)
Conservación de la leche materna.
La leche debe conservarse en un recipiente de plástico sin pvc, no de vidrio, ya hemos comentado que
las “defensas” de la leche se adhieren al vidrio y se pierden. Enfriarla bajo el grifo y meterla en la
nevera o en el congelador.
Es conveniente guardarla en pequeñas cantidades (50-100cc), o bien calculando la cantidad que vaya
a tomar el niño o la niña en cada toma.
Conviene poner una etiqueta en el recipiente con la fecha y la hora de extracción de la leche para
utilizarla en orden.
A continuación, dependiendo de dónde se vaya a guardar, se indica el tiempo que ésta permanece en
buenas condiciones.
La leche congelada pierde las “defensas”, siempre que se pueda se debe evitar esta conservación.
Leche recién extraída
• A temperatura ambiente: 6-8 horas (si la temperatura del ambiente no supera los 25ºC).
• En el frigorífico: 3-5 días.
• En el congelador: 2 semanas. Si el congelador es con puerta separada o de 3 *** se puede guardar
hasta 3 meses.
• En arcón congelador: hasta 6 meses.
Leche descongelada previamente Cuando se haya descongelado lentamente en el frigorífico y no se
haya calentado:
• A temperatura ambiente: 3 horas (habitualmente hasta la siguiente toma).
• En el frigorífico: 1 día. Leche descongelada y calentada para su uso Cuando se ha descongelado y
calentado, la leche se mantiene en condiciones óptimas:
• A temperatura ambiente: hasta que termine la toma.
• En el frigorífico: 4 horas.
• Una vez calentada, si no se ha tomado todo, se debe tirar la que sobre.
Descongelar y calentar.
El método de descongelación más adecuado es en el frigorífico para que la leche no sufra cambios
bruscos de temperatura.
Las últimas recomendaciones para hacer una descongelación rápida son:
• Calentar la leche directamente tras sacarla del congelador “al baño maría sin fuego”, calentar agua
en una cacerola e introducir en ella el recipiente que contenga la leche, pero retirado del fuego.
• Colocar el recipiente debajo del grifo (primero con agua fría y después con agua templada). • Al
microondas, aunque pierde algunas de sus propiedades. Removerla después para igualar la
temperatura.
NUNCA SE DEBE DESCONGELAR:
• Al baño maría sobre el fuego.
• Calentándola directamente al fuego. Para calentar la leche el mejor método es al “baño maría” sin
llegar a hervir.
La temperatura ideal es de 36º, como la de la madre.4
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(Gobierno de la rojia, 2014)