Pedir Y Recibir: El Poder de

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EL PODER DE
PEDIR Y
RECIBIR
Día 6: El Poder de Pedir y Recibir

Hola, querido/a amigo/a

Bienvenido al Sexto Día de esta Audioguía. Hemos estado casi una


semana ya juntos, aprendiendo nuevas cosas y experimentando cada
vez más el poder de la oración en nuestras vidas. 

Ayer estuvimos hablando acerca del poder que tienen las oraciones
eficaces. Vimos que, en la oración, el principio del “pesímetro” no debe
aplicarse, porque no es cuestión de cuánto tiempo oras, sino del grado
de conexión que obtienes con Dios a través de la oración. 

Dijimos que la oración no es un fin en sí mismo, sino un medio para


comunicarnos con Dios, y vimos algunas de las características que las
oraciones eficaces suelen tener, y que es importante que desarrollemos
en nuestras propias vidas de oración. 

Hoy me gustaría seguir avanzando en nuestro recorrido de 21 días para


Experimentar el Poder de la Oración, y analizar uno de los aspectos más
interesantes de la oración: Dios quiere conceder las peticiones de tu
corazón =)

Déjame empezar orando por ti: “Señor, gracias por esta oportunidad
que tenemos mis hermanos y yo de conectarnos a Ti a través de este
recorrido. ¡Gracias por Tu amor tan increíble, y por todo lo que has
preparado para nuestras vidas, Señor, Dios mío! Gracias porque
podemos venir ahora delante de Ti, y experimentar Tu bondad, Tu
Presencia, y Tu Amistad. ¡Gracias porque eres un Buen Padre, no hay
nadie como Tú! Te pido que ahora mis amigos y yo estemos atentos a Tu
voz, y que mi querido/a amigo/a que está viendo este vídeo ahora
conmigo pueda sentir Tu Presencia de una manera muy especial en Su
vida. en el Nombre de Jesús. ¡Amén!”

En la serie especial de 4 vídeos previa a esta Audioguía, te comenté


que Dios quiere siempre contestarnos de manera inmediata a todas las
oraciones. Eso no quiere decir que siempre vayamos a obtener de
manera instantánea todo lo que le pidamos: lo que quiere decir es que,
cuando nos acercamos a Él de corazón, Él interactúa con nosotros, y nos
empieza a confirmar a través de Su paz lo que Él va a hacer en nuestras
vidas. 

En ese mismo vídeo, hablamos acerca de cómo no tenemos que


pelear con Dios para conseguir lo que le pedimos. Dios no es ese
juez injusto de la parábola al que tenemos que venir vez tras vez para
insistirle e insistirle, para ver si así llega el día en el que, por fin, cansado
de nosotros, nos conceda lo que le pedimos. 

Dios no es tacaño, ni procura “ahorrar” en sus respuestas. Él es


extremadamente generoso, y Él desea bendecirte. 

Imagínate: no sé si tienes hijos, pero, ¿acaso no disfrutas haciéndoles


regalos y bendiciéndoles de todas las maneras posibles? La sonrisa en
sus caras cuando les das algo que llevan tiempo esperando es uno de
esos recuerdos que, como padres, se quedan grabados en nuestro
corazón. 

Si tú, que al igual que yo eres un padre o una madre imperfecto,


disfrutas haciendo bien a tus hijos, y desearías darles las mejores cosas
posibles para que sean extremadamente felices en su vida, ¿cuánto más
crees que Dios desea eso para ti? ¡Él es un padre perfecto, y disfruta
tanto derramando todo tipo de bendiciones sobre tu vida!

¿Alguna vez habías pensado que Dios realmente disfruta


bendiciéndote, y que desea darte lo que le pides? Quizá tienes la
idea de que no quieres molestar a Dios con tus peticiones, o crees que,
en el caso de pedir, deberías pedir siempre por los demás, pero que no
deberías pedir prácticamente nada por ti mismo, porque esa es una
actitud egoísta. 

Mi querido/a amigo/a, hoy quiero ayudarte a derribar esas mentiras


de las tinieblas en tu mente. ¿Recuerdas las palabras de Jesús: “Pedid,
y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7)?
Dios quiere que le pidas cosas. De hecho, Jesús mismo invitó a sus
discípulos a pedir, cuando les dijo: “Hasta ahora nada habéis pedido en
mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo”
(Juan 16:24, RVR95). ¡Dios quiere concederte lo que te pides, porque Él
quiere que estés lleno de gozo!

De hecho, una de las grandes mentiras de las tinieblas contra tu


vida es hacerte creer que no debes pedir por ti mismo, porque eso
sería egoísta. ¡Nada más lejos de la realidad! 

Muchas veces nos han enseñado que tenemos que tener una estructura
en la oración, en la que primero tenemos que dar gracias a Dios, y
luego tenemos que reconocer Su grandeza, y luego tenemos que pedir
por las necesidades de la iglesia y de los demás, y por último, si nos
queda un poco de tiempo, quizá podemos pedir rápidamente por
nosotros por alguna necesidad… pero no demasiado, solo unos
segundos, para evitar caer en egoísmo. 

Te quiero invitar a que le des la vuelta a esto, y a que rompas las


estructuras. 

Creo que es bueno que puedas tener ciertos ritmos y dinámicas, y de


hecho, en mi caso, por ejemplo, cuando empiezo a escribir cada día en
mi diario de Oración (y ya hablaremos de ello más adelante ;) , me
gusta empezar siempre recordando las cosas que Dios ha hecho
durante el día anterior, y darle gracias por ello. Es bueno que puedas
tener cierta estructura en algunos elementos, pero tus momentos de
oración deben fluir, porque son una conversación viva con Dios, y lo
peor que puedes hacer es limitarlos a una estructura, porque eso los
convierte en algo forzado, superficial, frío.

En mi caso, tengo que hacerte una confesión: estoy todo el tiempo


pidiéndole cosas a Dios. Tengo momentos espontáneos de darle
gracias por todo, y de hecho vivo en esa gratitud constante hacia Él,
pero el 90% de mis oraciones o más son peticiones. Estoy todo el
tiempo: “Señor, ¡háblame!”,  “Muéstrame Tu corazón”, “¿Qué es lo
que tengo que hacer?”, “¡Abre mis ojos!”, “¡Lléname más y más de
Ti, Dios mío!”, “¡Bendice a esta persona!”, “¡Dame más sabiduría
para saber cómo desarrollar este proyecto, de tal manera que toque
a millones de personas…!”

¿Ves? ¡Estoy todo el tiempo pidiéndole cosas! Pero si te fijas, mis


peticiones reflejan mi dependencia de Dios. Le pido Su guía, Su
sabiduría, Su bendición, Sus ideas, Su Presencia… porque dependo
totalmente de Él, y no quiero ser yo el que lleve las riendas de mi vida:
Él es mi Señor, y por eso no paro de pedirle Su ayuda para hacer las
cosas como Él quiere que las haga. ¡Y lo mejor es que a Él le encanta, y
no para de contestarme y de darme mucho más abundantemente de lo
que le pido! (Efesios 3:20)

Le busco de todo corazón, me deleito en Él, y Él, no solo no está


enfadado ni molesto conmigo por pedirle todas esas cosas, sino
que al contrario, no para de concederme lo que le pido, porque
cuanto más te acercas a Él, más se acerca Él a ti (Santiago 4:8), y cuanto
más buscas, más hallas; cuanto más pides, más recibes; cuanto más
llamas a la puerta, más puertas abiertas verás (Mateo 7:7).

Querido/a amigo/a, no tengas miedo de pedir a Dios. No es un acto


egoísta pedir por ti: es un acto de humildad, porque refleja cuánto
dependes de Dios. Y lo mejor, ¡es que Dios está deseando que le pidas,
y contestarte, y ver cómo te regocijas cuando te da lo que le has
pedido!

Deléitate en Dios, regocíjate en Su Presencia, llénate de Él, y Él te


concederá las peticiones de tu corazón (Salmo 37:4), incluso las que
parecen más imposibles, porque no hay nada imposible para Dios. Que
en este día, como Moisés, puedas venir delante de Él, y decirle de todo
corazón: “Muéstrame Tu Gloria” (adaptado de Éxodo 33:18). ¡Si Dios
contestó su petición, sin duda concederá también la tuya! =)

Querido/a amigo/a, hoy es el día para romper las mentiras de las


tinieblas que quieren impedirte venir delante de la Presencia de
Dios, y que recibas Sus bendiciones para tu vida.
Quiero invitarte a que ores ahora conmigo, y que empieces a
expresarle a Dios todo lo que necesitas. ¡Absolutamente todo! No te
guardes nada. Muéstrale cuáles son tus deseos más profundos, y sobre
todo exprésale cuánto le necesitas y pídele todo lo que necesitas para
estar más cerca de Él. Y cuando se lo pidas, pídeselo con confianza y
con gozo, porque Él no te rechaza: al contrario, está deseando que le
pidas, para poder obrar en Tu vida. 

Déjame orar por ti: “Señor, te pido que mi querido/a amigo/a pueda
experimentar el placer que sientes por él, que le amas tanto que quieres
concederle sus deseos más profundos, y que sobre todo quieres
ayudarle a crecer en Ti, quieres ayudarle en cada parte del camino. Te
pido que, a partir de hoy, mi querido/a amigo/a aprenda a venir delante
del Trono de la Gracia con confianza, para pedirte ayuda
constantemente, y vivir en esa libertad de saber que no está solo, sino
que Tú le ayudas en cada paso que dé. Que pueda experimentar el gozo
profundo y el poder de las oraciones contestadas, y que eso cambie su
vida para siempre. En el Nombre de Jesús, ¡Amén!”

Mi querido/a amigo/a, ahora te toca a ti. Pasa unos minutos, mientras


sigue sonando la música, abriendo tu corazón y pidiéndole a Dios todo
lo que necesitas en todas las áreas, especialmente a nivel espiritual. 

Me despido ya, mañana nos vemos de nuevo. De hecho, mañana


empezamos una nueva semana, en la que vamos a profundizar en
algunos temas tan claves como son el escuchar más la voz de Dios, el
orar en el Espíritu, o el proclamar las promesas de Dios. ¡Va a ser una
semana muy especial! ;)

Por favor, no olvides compartir tus testimonios conmigo, serán una


bendición para mí y para el resto de personas que están haciendo esta
Audioguía ;)

Te veo mañana, y no lo olvides: ¡Eres un Milagro!

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