Técnicas de Autocontrol Emocional
Técnicas de Autocontrol Emocional
Técnicas de Autocontrol Emocional
Técnicas de
autocontrol emocional
Fotocomposición: Fort, S. A.
Impresión: Brosmac, S. L.
Encuadernación: Tudela, S. L.
7
Cómo sacar el máximo provecho
de este manual
9
El consejo de la práctica regular es doblemente útil. Primero,
asegura que pueda desarrollar los ejercicios en cualquier momento
que lo necesite sin tener que recurrir al material escrito; segundo, le
desarrollará el hábito de relajarse inconscientemente.
Para aprender a realizar las prácticas le aconsejamos que elija un
lugar tranquilo donde pueda asegurarse de que no van a molestarle.
Ya que ésta va a ser una actividad nueva en su quehacer diario, pue-
de darle buen resultado explicar a las personas que de manera habi-
tual le rodean lo que está haciendo y por qué lo hace, diciéndoles de
ese modo, diplomáticamente, que le dejen a solas y no le distraigan.
Sugerimos asimismo que se destine cada día un tiempo determi-
nado para la realización de los ejercicios. La cantidad de tiempo que
se requiere para la práctica de las técnicas no es siempre la misma.
Igualmente, si hacer los ejercicios cada día de la semana le parece
excesivo, fíjese uno o dos días libres, pero, sobre todo, ¡no deje nun-
ca un ejercicio a medio hacer! Si un día, por alguna razón, no puede
llevar a cabo los ejercicios, tómeselo como si hubiera faltado a una
cita con el médico. Dése las disculpas que le presentaría a él y, del
mismo modo, fíjese una nueva fecha.
Si no se halla muy motivado por el tema o sabe que carece de una
fuerte autodisciplina, haga los ejercicios con otra persona; de ese
modo podrá compartir sus experiencias y dar ánimos a la vez que los
recibe. Si aun así no consigue lograr lo que se propone, consulte el
capítulo 17.
Si entre sus respuestas al estrés se encuentran síntomas físicos
tales como dolores de cabeza frecuentes, trastornos gástricos o ten-
sión arterial alta, hágase una revisión médica antes de empezar el
programa.
Explíquele al médico que va a intentar aplicarse técnicas de rela-
jación y pídale que determine si sus síntomas físicos están causados
enteramente por el estrés, o si considera que hay además algún com-
ponente fisiopatológico. Una vez iniciado el programa, consulte asi-
mismo al médico si nota algún síntoma continuado de enfermedad.
10
Capitulo 1
11
determinada todavía por una actitud innata de «lucha o huida» here-
dada de nuestros antecesores más primitivos. Nuestros predecesores,
a través de un proceso de selección natural, fueron transmitiendo
todas aquellas características físicas que pudieran representar, en un
mundo competitivo y hostil, una ventaja sobre sus enemigos. Como
resultado de este proceso, poseemos dentro de nuestro entramado
bioquímico la tendencia innata a prepararnos para luchar o para huir
siempre que nos sentimos amenazados. Cada vez que se emite una
respuesta de este tipo, tienen lugar en nuestro organismo, de modo
esquemático, los siguientes cambios: cuando los estímulos que nos
llegan son interpretados como amenazantes, los centros de regula-
ción dan al organismo la información que le conducirá a enfrentarse
o a escapar de la amenaza.
Este proceso se traduce en una serie de cambios físicos observa-
bles, así, por ejemplo, las pupilas se agrandan para mejorar la visión
y el oído se agudiza. Los músculos se tensan para responder al desa-
fío, la sangre es bombeada hacia el cerebro para aumentar la llegada
de oxígeno a las células y favorecer así los procesos mentales que
están ocurriendo. Las frecuencias cardíaca y respiratoria aumentan,
y como la sangre se desvía preferentemente hacia la cabeza y hacia
el tronco, las extremidades, sobre todo las manos y los pies, se per-
ciben fríos y sudorosos.
Si no se libera al organismo de estos cambios ocurridos durante
la fase de reconocimiento y consideración de la amenaza, se entra
en un estado de estrés crónico. Cuando uno se siente estresado y se
añade aún más estrés, los centros reguladores del cerebro tienden a
hiperreaccionar ocasionando desgaste físico, crisis de llanto y, po-
tencialmente, depresión y muerte.
Unos veinticinco millones de americanos padecen hipertensión,
y la mitad de ellos ignora este hecho. El fenómeno se debe, entre
otras cosas, a que un estado crónico de «lucha o huida» puede trans-
formar una presión sanguínea transitoriamente alta en una presión
permanentemente alta, lo que se conoce como hipertensión.
12
Se ha encontrado igualmente relación entre el estrés y muchos
otros padecimientos físicos tales como dolor de cabeza, úlcera pép-
tica, artritis, colitis, diarrea, asma, arritmias cardíacas, problemas
sexuales, trastornos circulatorios (manos y pies fríos), tensión mus-
cular, e incluso cáncer.
El costo de la salud pública en Estados Unidos es cada vez más
alto y una de las principales razones es que la gran mayoría de
americanos no practican la medicina preventiva, es decir, no hacen
ningún esfuerzo por reducir el estrés que hay en sus vidas; no son
conscientes de que no se debe permanecer a merced de nuestras res-
puestas involuntarias. Esto hace que aumente a diario el número de
consultas médicas que tienen que ver con las enfermedades que se
relacionan con el estrés.
La tercera fuente de estrés proviene de nuestros pensamientos.
El modo de interpretar y catalogar nuestras experiencias y el modo
de ver el futuro pueden servir tanto para relajarnos como para estre-
sarnos. Por ejemplo, una mirada agria del jefe puede interpretarse
como reprobatoria de nuestro trabajo y provocar, por tanto, ansiedad,
o bien entenderse como un signo de cansancio y de preocupación por
problemas de índole personal y no resultar motivo de temor. Pensar
sobre los problemas produce tensión en el organismo, lo cual crea, a
su vez, la sensación subjetiva de intranquilidad, que provoca pensa-
mientos todavía más ansiosos, cerrándose de esta manera el círculo.
No se puede escapar de todas las situaciones estresantes que hay
en nuestra vida ni evitar completamente nuestra respuesta innata a
las amenazas, pero sí podemos aprender a contrarrestar nuestras re-
acciones habituales al estrés, aprendiendo a relajarnos.
Los distintos centros del cerebro que aceleran nuestros procesos
bioquímicos cuando estamos en estado de alerta pueden, de igual
modo, ser estimulados para que enlentezcan dichos procesos.
Hemos visto cuál era la respuesta del organismo ante una ame-
naza; pues bien, la respuesta de relajación es su opuesta y es la
que devuelve al organismo su estado natural de equilibrio. Así, las
13
pupilas, el oído, la presión de la sangre, los latidos del corazón, la
respiración y la circulación, vuelven a la normalidad y los músculos
se relajan.
La respuesta de relajación tiene un efecto de recuperación y re-
presenta una tregua para el organismo a los estímulos externos, evi-
tando utilizar toda nuestra energía vital en reaccionar de forma ex-
cesiva ante tales estímulos, lo que nos llevaría a un punto en que nos
veríamos desbordados por ellos. La relajación normaliza nuestros
procesos físicos, mentales y emocionales.
14
Ponga Valor
una señal medio
aquí (Para
si ha posterior
ocurrido punt.)
15
Ponga Valor
una señal medio
aquí (Para
si ha posterior
ocurrido punt.)
16
Número Valor Punt.
× =
de veces medio obtenida
17
Número Valor Punt.
× =
de veces medio obtenida
Puntuación
A continuación se da una lista con los valores medios asignados
a cada acontecimiento. Escriba en el lugar indicado el valor corres-
pondiente a cada uno de los que haya señalado. En los ítems de la
parte B, multiplique el valor medio por el número de veces que el
acontecimiento que se describe le haya ocurrido, y anote el resultado
en la columna «Puntuación obtenida».
18
Para lograr la puntuación final, sume los valores medios de la
parte A al total de la parte B y, de este modo, obtendrá su puntua-
ción final.
Aconte- Valor
cimiento medio
1 23
2 16
3 15
4 14
5 19
6 18
7 19
8 15
9 38
10 29
11 35
12 39
13 53
14 63
15 100
16 37
17 39
18 44
19 20
20 63
21 11
22 39
23 50
24 73
25 65
26 28
27 29
19
Aconte- Valor
cimiento medio
28 45
29 20
30 29
31 47
32 25
33 26
34 31
35 17
36 30
37 13
38 20
39 36
40 26
41 45
42 40
20
Medidas preventivas
Las siguientes sugerencias pueden resultar de utilidad para el
uso del inventario de experiencias recientes en el mantenimiento de
la salud y la prevención de la enfermedad.
21
Registro de síntomas
El objetivo principal de este libro es ayudarle a conseguir el ali-
vio de sus síntomas utilizando las técnicas de relajación y de reduc-
ción del estrés. Para determinar exactamente cuáles son los síntomas
sobre los que debe trabajar de forma preferente, complete el cuestio-
nario que viene a continuación. Este registro puede aportarle mucha
información sobre su tipo de respuesta particular al estrés, lo cual
es importante a la hora de elegir las técnicas a aplicar, ya que de la
naturaleza de la respuesta dependerá que elija unas u otras.
Una vez que haya aprendido a utilizar con soltura las técnicas
que se describen en este manual, conteste de nuevo el cuestionario
para determinar el grado de disminución de su sintomatología.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
22
Grado de
malestar
después de
Grado de la aplicación
malestar de las
actual técnicas
Síntoma (1-10) (1-10)
23
Grado de
malestar
después de
Grado de la aplicación
malestar de las
actual técnicas
Síntoma (1-10) (1-10)
24
Tabla de relación entre técnicas y síntomas
Ahora que ya ha determinado cuáles son los síntomas relaciona-
dos con el estrés que le afectan, es el momento de elegir cuál o cuáles
(no más de dos) son los que le preocupan más, y de seleccionar las
técnicas específicas que debe aplicar. Dado que cada uno reacciona
de forma diferente al estrés, es difícil decir qué técnica será la más
adecuada; sin embargo, la tabla que se expone en las páginas 18 y 19
le dará una idea general de lo que debe abordar en primer lugar y de
qué debe hacer a continuación.
De forma horizontal aparecen los títulos de los capítulos corres-
pondientes a cada uno de los métodos de reducción del estrés y de
forma vertical se relacionan con los distintos síntomas. Debe elegir
sólo uno de estos síntomas.
Como puede ver, para la mayoría de ellos se indica más de una
técnica, apareciendo una X mayúscula en la más efectiva y una x
minúscula en las que se consideran técnicas adicionales.
Fíjese también en que todas las técnicas pueden agruparse en dos
categorías: las de relajación, que se dedican a la relajación del cuer-
po, y las de reducción del estrés, que enseñan a la mente a controlar-
lo. La mente y las emociones del cuerpo están relacionadas entre sí;
por tanto, para combatir el estrés es mejor utilizar por lo menos una
técnica de cada categoría. Por ejemplo, si su síntoma principal es la
ansiedad generalizada, debe practicar la relajación progresiva y los
ejercicios de respiración para calmar el cuerpo, y hacer los ejercicios
del capítulo dedicado a rechazar las ideas absurdas, para reducir el
estrés mental y emocional.
Antes de entrar en el capítulo en cuya técnica está interesado, lea
el capítulo dos, ya que el conocimiento del propio cuerpo es la clave
para lograr algo a través de este manual y sin este conocimiento no
podrá llegar a utilizar nunca, de forma efectiva, las técnicas que en
él se describen.
25
Técnicas
Entrena-
Síntomas Relajación Auto- miento
progresiva Respiración Meditación Imaginación hipnosis autógeno
Ansiedad ante situaciones determi-
nadas (pruebas, compromisos, X X x x x
entrevistas, etc.)
Fobias, miedos X
Tensión muscular X X x x
Hipertensión X x
Obesidad
Debilidad física
26
Detención Rechazo Técnicas Adminis-
del de ideas de afronta- Entrenamien- tración del Biorretroali-
pensamiento absurdas miento to asertivo tiempo mentación Nutrición Ejercicio
X x X x
x X x X x
x X X x x
X x x x
X x x
X X
X X x
X X x
x X x
X x
X x x
X x x x
X X
27
Capitulo 2
29
determinados. Por ejemplo, es probable que una mujer que desee re-
primir su irritabilidad o su mal humor tenga, a nivel cervical, tensión
crónica e incluso dolor. Igualmente, un hombre que sienta ansiedad
en cuanto a su futuro puede presentar trastornos crónicos a nivel
del estómago. Esta tensión muscular crónica dificulta la digestión,
limita la autoexpresión y disminuye la energía. Cada grupo muscular
contraído bloquea el movimiento.
Perls creía en la importancia de diferenciar entre el conocimiento
de lo externo y el conocimiento de lo interno para separar, de este
modo, el mundo de lo que es nuestra reacción ante él. El conoci-
miento de lo externo incluye el de todos los estímulos que pueden
llegar a los sentidos procedentes del mundo exterior, mientras que el
conocimiento de lo interno se refiere a cualquier sensación física, de
malestar o de bienestar emocional.
Mucha de la tensión que hay en nuestro cuerpo no es percibida
porque nuestra atención se dirige de forma preferente hacia el exterior.
En el siguiente apartado realizará los ejercicios de la Gestalt des-
tinados a localizar y explorar la tensión del organismo.
Toma de conciencia
30
2. Una vez que haya tomado conciencia de todo lo que le rodea,
dirija su atención a su cuerpo y a sus sensaciones físicas, es
decir, a su mundo interior (p. ej., «Soy consciente de que tengo
frío, de que tengo sensación de hambre, de la tensión que sien-
to en el cuello, de que noto un cosquilleo en la nariz y de que
tengo un calambre en el pie»).
3. Ahora pase de un tipo a otro de conciencia (p. ej., «Soy cons-
ciente de que se me está clavando la silla en las nalgas, de que
alrededor de la lámpara se forma un halo de luz de que estoy
sentado con la espalda encorvada, de que huele a tocino»).
4. Realizando estos ejercicios en los ratos libres, aprenderá a se-
parar y apreciar la diferencia que existe entre su mundo interno
y su mundo externo.
Cierre los ojos... Empiece por los dedos de los pies y vaya su-
biendo... Pregúntese a si mismo «¿Dónde estoy más tenso?»... Allí
donde descubra un área de tensión, exagérela un poco para que pue-
da tomar mejor conciencia de ella... Reconozca los músculos que
están tensos... Luego dígase, por ejemplo, «Estoy contrayendo los
músculos del cuello... Me estoy haciendo daño a mí mismo... Estoy
creando tensión en mi organismo»... Recuerde que toda la tensión
muscular es autoinducida... Al llegar a este punto, piense en alguna
situación que pueda estar siendo la causa de su tensión y en qué pue-
de hacer para cambiarla.
31
Cierre los ojos... Pregúntese a sí mismo si está cómodo... Puede que
tenga que cambiar algo en su entorno... Piense en su respiración...
Sienta cómo el aire penetra por la nariz y por la boca, llega a la larin-
ge y baja hasta los pulmones... Concéntrese en su cuerpo y deje que
cada una de sus partes se le haga consciente de forma espontánea...
¿En qué partes ha pensado en primer lugar...? ¿De cuáles tiene menos
conciencia...? Fíjese en qué partes siente fácilmente y en cuáles tiene
poca sensibilidad... ¿Nota diferencia entre el lado derecho y el lado
izquierdo del cuerpo...? Ahora observe cualquier malestar físico que
sienta en este momento... Piense en él hasta que pueda describirlo
con todo detalle... Concéntrese y vea qué ocurre... El malestar puede
cambiar... Permita que su cuerpo haga lo que desee... Continúe así de
5 a 10 minutos... Deje la iniciativa a su cuerpo.
32
Hora Hecho estresante Síntoma
8.00 El despertador no ha sonado,
tarde, prisas
3.15 Depresión,
ligero dolor de cabeza
33
Diario de control del estrés
34
Registro de tensión general
6 7 8 9 10
Ligeramente Bastante Moderadamente Muy Extremadamente tenso
tenso tenso tenso tenso (lo más incómodo
que se puede sentir)
Semana de Antes de
Después Comentarios
_________ la sesión
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Lecturas recomendadas
Lown, Alexander. Bioenergetics. Cowan. McCann y Georghegan, 1975.
Schutz, William C. Joy. Grove Press. 1967.
Stevens, John O. Awareness. Real People Press. 1971.
35
Capítulo 3
Relajación progresiva
37
colon irritable, los espasmos musculares, el dolor de cuello y espal-
da, la hipertensión, las fobias moderadas y el tartamudeo.
Tiempo de entrenamiento
De una a dos semanas, a razón de sesiones de 15 minutos cada día.
Instrucciones
La mayoría de personas desconoce cuáles de sus músculos están
tensos de una forma crónica. La relajación progresiva proporciona
el modo de identificar estos músculos o grupos de músculos y de
distinguir entre la sensación de tensión y la de relajación profunda.
Se trabajarán cuatro grupos principales de músculos.
38
repetirlo todo unas cinco veces. Las siguientes expresiones pueden
resultarle de utilidad aún cuando no se halle especialmente tenso:
Procedimiento básico
39
zos. Déjelos relajados y observe la diferencia. Repita este ejercicio y
los sucesivos, por lo menos una vez.
Dirija su atención hacia la cabeza. Arrugue la frente tanto como
pueda. Ahora relájese y desarrúguela. Imagínese cómo toda la piel
de su frente y de su cabeza entera se ha ido estirando hasta ponerse
completamente lisa en el momento en que se ha sentido relajado.
Ahora frunza el entrecejo e intente sentir cómo las venas se extien-
den por la frente. Relájese y deje que ésta se ponga de nuevo lisa.
Ahora cierre los ojos y apriételos fuertemente. Observe la tensión.
Relájelos y déjelos cerrados con suavidad. Ahora cierre la mandíbu-
la, apretando con fuerza; note la tensión que se produce en toda la
zona. Relájela. Una vez relajada, notará que los labios están ligera-
mente separados. Aprecie el contraste real que hay entre el estado de
tensión y el de relajación. Ahora apriete la lengua contra el techo de
la boca, es decir, contra el paladar. Observe el dolor que se produce
en la parte posterior de la boca. Relájese. Ahora apriete los labios
haciendo con ellos una «O». Relájelos. Observe cómo su frente, sus
ojos, su mandíbula, su lengua y sus labios están, en este momento,
relajados.
Desplace la cabeza hacia atrás tanto como pueda, sin hacerse
daño. Observe la tensión que aparece en el cuello. Gírela hacia la
derecha y fíjese en que se ha desplazado el foco de tensión; gírela
ahora hacia la izquierda. Enderece la cabeza y muévala ahora hacia
delante, apretando la barbilla contra el pecho. Observe la tensión que
siente en la nuca. Relájese dejando que la cabeza vuelva a una posi-
ción natural. Ahora encoja los hombros. Encójalos hasta que la ca-
beza le quede hundida entre ellos. Relájelos. Ahora bájelos y sienta
cómo la relajación se extiende al cuello, nuca y hombros; relajación
pura, más y más profunda.
Dé a su cuerpo entero la oportunidad de relajarse. Sienta la como-
didad y la dureza. Ahora inspire y llene de aire los pulmones. Sos-
tenga la respiración. Observe la tensión que se produce. Ahora espire
haciendo que el tórax se deshinche y relaje, dejando que el aire vaya
40
saliendo poco a poco. Continúe relajándose haciendo que la respira-
ción se produzca de una forma espontánea y agradable. Repita esto
varias veces, observando cómo la tensión va desapareciendo de su
cuerpo a medida que el aire va siendo espirado. Ahora tense el estó-
mago y manténgalo así. Note la tensión y luego relájese. Ahora co-
loque una mano en esta región. Respire profundamente apretando la
mano contra la pared del estómago. Aguante y luego relájese. Perciba
la diferencia que se produce al soltar el aire. Ahora arquee la espalda
sin llegar a hacerse daño. Mantenga el resto del cuerpo tan relajado
como pueda. Concentre su atención en la parte más baja de la espal-
da. Ahora relájese más y más profundamente.
Tense las nalgas y los muslos. Para ello, contraiga los músculos
apretando con los talones hacia abajo, tan fuerte como pueda. Relá-
jese y sienta la diferencia. Flexione los dedos de los pies con fuerza
para que se tensen las pantorrillas. Estudie la tensión que se produce.
Relájese. Ahora extienda con fuerza los dedos, dirigiendo las puntas
hacia arriba y sentirá con ello la contracción de los músculos de las
espinillas. Relájese otra vez.
Sienta la sensación de pesadez en la parte más baja del cuerpo,
a medida que la relajación se va haciendo profunda. Relaje los pies,
los tobillos, las pantorrillas, las espinillas, las rodillas, los muslos
y las nalgas. Luego deje que la relajación se extienda hasta el estó-
mago, hasta la región lumbar y el tórax. Deje que se extienda más y
más. Siéntala en los hombros, en los brazos y en las manos. Más y
más profundamente. Sienta la sensación de laxitud y relajación en el
cuello, en la mandíbula y en todos los músculos de la cara.
Procedimiento abreviado
41
Igual que ha hecho antes, repita cada proceso por lo menos una vez,
tensando cada grupo muscular de cinco a siete segundos y relajándo-
lo después de veinte a treinta. No se olvide de observar la diferencia
entre las sensaciones de tensión y de relajación.
Consideraciones especiales
1. Si decide grabar los ejercicios del procedimiento básico para
que le resulte más fácil realizar el programa de relajación, re-
cuerde que debe dejar el tiempo suficiente entre cada uno para
poder experimentar la sensación de tensión y la de relajación.
2. La mayoría de las personas tiene escaso éxito al empezar a
practicar la relajación muscular, pero esto es sólo una cuestión
de práctica. Mientras que al principio con veinte minutos puede
42
conseguir sólo una relajación parcial, más adelante podrá con-
seguir relajar todo el cuerpo en breves momentos.
3. Al principio puede parecerle que ha conseguido ya la relaja-
ción completa cuando todavía queden contraídas algunas fibras
musculares, aunque el músculo o grupo de músculos al que per-
tenezcan estén parcialmente relajados. Es al lograr relajar es-
tas fibras últimas cuando obtendrá los efectos emocionales que
pretende y es por esto por lo que durante la fase de relajación
debe decirse a sí mismo «Continúa más y más».
4. Hay que tener cuidado especial al tensar el cuello y la espalda
ya que una contracción excesiva puede dañar algún músculo
o la propia columna vertebral. Es igualmente frecuente que al
contraer demasiado los pies o los dedos, se produzca un calam-
bre en algún músculo.
Lecturas recomendadas
Jacobson, Edmund. Progressive Relaxation. Chicago: The University o f Chicago
Press, Midway Reprint, 1974.
Wolpe, Joseph. The Practice of Behavior Therapy. Nueva York: Pergamon Press,
1969.
43
Cavidad nasal
Faringe
Cavidad bucal
Laringe
Esófago
Tráquea
Bronquio
Bronquiolo
Diafragma
Pequeños
capilares
Bronquiolo sanguíneos
Alvéolo
Adaptado de The Anatomy Coloring Book de Wynn Kapit y Lawrence M. Elson. Har�-
per & Row. Nueva York. 2013.
44
Capítulo 4
Respiración
45
les se transporta el oxígeno del aire a las venas y a las arterias. Cuan-
do la sangre sale de los pulmones a través de las arterias tiene un
color rojo brillante debido a su alto contenido en oxígeno (aproxima-
damente el 25%). Esta sangre es bombeada por el corazón a través
de las arterias y de los capilares, llegando de este modo a todos los
órganos y tejidos. A medida que la sangre va aportando el oxígeno
y captando los productos de desecho de las células, va cambiando
de color y adquiriendo el tono azulado típico de las venas. De esta
forma, llega al lado derecho del corazón desde donde sale de nuevo
hacia los pulmones, distribuyéndose por los millones de capilares.
Cuando el oxígeno inspirado se pone en contacto con esta sangre
venosa que contiene los productos de degradación de las células,
se produce una reacción por la cual las células toman el oxígeno y
liberan dióxido de carbono. Una vez que la sangre se ha purificado,
vuelve al lado izquierdo del corazón desde donde se distribuirá de
nuevo por todo el organismo.
Cuando la cantidad de aire que llega al pulmón es insuficiente, la
sangre no puede oxigenarse, es decir, no puede purificarse adecua-
damente y los productos de degradación de las células, que deberían
expulsarse de la circulación, van intoxicando lentamente nuestro orga-
nismo. Cuando la sangre no recibe suficiente oxígeno se vuelve azula-
da y los distintos órganos y tejidos se quedan desnutridos y deteriora-
dos. La sangre insuficientemente oxigenada contribuye a los estados
de ansiedad, depresión y fatiga y hace que muchas veces una situación
estresante sea todavía más difícil de superar. Unos hábitos correctos
de respiración son esenciales para una buena salud física y mental.
En el mundo occidental es relativamente reciente el conocimien-
to de la importancia que tienen unos hábitos respiratorios correctos.
Sin embargo, en Oriente y en la India, desde hace siglos, los ejerci-
cios de respiración han constituido una parte integral del desarrollo
mental, físico y espiritual del individuo. Cuando Occidente ha inten-
tado alcanzar a los países orientales en el entendimiento y en la uti-
lización del control de una respiración correcta, ha tomado prestadas
46
muchas de las enseñanzas del yoga. La misión fundamental de todo
yoga es proporcionar el control del cuerpo y de la mente mediante la
autodisciplina. Los tres primeros ejercicios de este capítulo son téc-
nicas americanas sencillas heredadas de los orientales, mientras que
los ejercicios del cuatro al once son ejercicios de yoga desarrollados
y depurados en la India durante cientos de años.
Tiempo de entrenamiento
Mientras que un ejercicio puede aprenderse en cuestión de mi-
nutos y experimentar los resultados de forma inmediata, puede ser
que los efectos profundos del ejercicio no se aprecien plenamente
hasta después de varios meses de práctica persistente. Una vez que
haya intentado los ejercicios de este capítulo, elabore un programa
eligiendo aquellos que le resulten más beneficiosos y sígalo con pa-
ciencia y constancia.
Observación de la respiración
47
Posición de «cuerpo muerto»
48
4. Es preferible respirar por la nariz más que por la boca: por tan-
to, mantenga sus fosas nasales tan libres como pueda antes de
realizar los ejercicios.
5. ¿Se mueve su tórax al compás de su abdomen o, por el contra-
rio, está rígido? Dedique uno o dos minutos a dejar que el tórax
siga los movimientos del abdomen.
Respiración profunda
49
7. Al final de cada sesión de respiración, dedique un poco de tiem-
po a explorar su cuerpo una vez más en busca de signos de ten-
sión. Compare la tensión que siente al acabar el ejercicio con la
que sentía al empezarlo.
8. Una vez que se sienta familiarizado con la forma de respiración
que se describe en el punto 4, practíquela siempre que le ape-
tezca tanto si está sentado como si está de pie. Concéntrese en
el movimiento ascendente y descendente de su abdomen, en el
aire que sale de los pulmones y en la sensación de relajación
que la respiración profunda le proporciona.
9. Cuando haya aprendido a relajarse mediante la respiración pro-
funda, practíquela cada vez que note que va a ponerse tenso.
50
La respiración natural completa
La respiración purificante
Este ejercicio no sólo limpiará sus pulmones sino que estimulará
y tonificará todo el aparato respiratorio, refrescando la totalidad del
51
organismo. Puede practicarse solo o en combinación con otros ejer-
cidos respiratorios.
52
El estimulante
El molino
53
1. Póngase de pie y estire los brazos hacia delante.
2. Inspire y mantenga una respiración completa.
3. Haga girar sus brazos hacia atrás varias veces describiendo un
circulo, y hágalo luego en dirección contraria. Para variar, in-
tente moverlos alternativamente como si se tratara de un moli-
no de viento.
4. Espire con fuerza por la boca.
5. Practique unas cuantas respiraciones purificantes.
6. Repita este ejercicio tantas veces como lo desee.
Flexión
54
Respiración natural completa e imaginación
55
Respiración alternante
Respiración alternante
56
6. Espire lenta y silenciosamente y de la forma más profunda que
pueda por su fosa derecha.
7. Inspire por el lado derecho.
8. Cierre la ventana derecha con el pulgar y abra la izquierda.
9. Espire por el lado izquierdo.
10. Inspire por el lado izquierdo.
11. Empiece haciendo 5 ciclos y vaya aumentando lentamente has-
ta alcanzar entre 10 y 25.
Lecturas recomendadas
Ramachajraka, Yogi. Science of Breath. Chicago: Yogi Publication Society, 1905.
Saraswati, Swami Janakananda. Yoga, Tantra and Meditation. Nueva York: Ballan-
tine, 1976.
Spreads , Carol. Breathing - The ABC’s. Nueva York: Harper and Row, 1978.
57
Capítulo 5
Meditación
59
sabido que la meditación puede practicarse con independencia de
una orientación religiosa o filosófica, puramente como medio de re-
ducir los conflictos interiores y de aumentar el conocimiento de uno
mismo.
A través de la meditación se puede aprender a enfocar acrítica-
mente la atención sobre una cosa cada vez. Es un tipo de autodisci-
plina que aumenta la efectividad en fijar y conseguir un objetivo y en
mejorar la autoestima de cada uno. Como el proceso de enjuiciar de
forma acrítica una cosa en un tiempo se generaliza a otros aspectos
de la vida, poco a poco nos encontramos con que somos capaces de
darnos a nosotros mismos absoluta cuenta de todo lo que hacemos.
Asimismo, somos más capaces de conocer y aceptar las pautas ha-
bituales de percepción, pensamiento y sentimiento, que ejercían una
influencia importante en nuestras vidas sin que nos advirtiéramos
de ello. Igualmente, la meditación puede utilizarse en la resolución
espontánea de problemas.
Se ha comprobado que la meditación resulta efectiva al crear un
estado de profunda relajación en un espacio relativamente corto de
tiempo. En ella, el metabolismo del organismo (aquel proceso fisio-
lógico por el que se aprovechan el oxígeno y los nutrientes) se enlen-
tece, así como disminuye el consumo de oxígeno, la producción de
dióxido de carbono, la frecuencia respiratoria, la frecuencia cardíaca
y la presión sanguínea. Además, se reduce la cantidad de ácido lácti-
co, sustancia producida por el metabolismo del músculo esquelético
y asociada con la ansiedad y la tensión. Se ha demostrado igualmen-
te que las ondas alfa del cerebro, presentes en el estado de relajación
profunda, aumentan en intensidad y frecuencia. Se piensa que este
estado de relajación, el cual se alcanza con la meditación, es el resul-
tado de concentrar la atención en una sola cosa, ya que la cantidad de
estímulos internos y externos a los que el organismo debe responder
se reduce de forma importante.
60
Síntomas sobre los que actúa
Se ha utilizado la meditación de forma satisfactoria en la profi-
laxis y el tratamiento de la hipertensión, de las enfermedades cardio-
vasculares y de las apoplejías. También ha demostrado su utilidad
en detener los pensamientos obsesivos, la ansiedad, la depresión y la
hostilidad. Mejora la concentración y la atención.
Tiempo de entrenamiento
Puede aprenderse a realizar un ejercicio y notar sus efectos en
una sola sesión, pero para obtener efectos más profundos es necesa-
rio practicarla por lo menos durante un mes.
Instrucciones
En la meditación hay cuatro aspectos importantes:
61
3. Es útil elegir un objeto en el que concentrarse. Puede ser
una palabra, un sonido, un objeto o una señal para mirar
o imaginar, o una sensación o pensamiento determinados.
Cuando otros estímulos extraños le distraigan, debe permi-
tir su presencia mientras vuelve al objeto de concentración
elegido.
4. El requisito esencial para lograr la relajación a través de la
meditación es mantener una actitud pasiva. Durante el tiempo
que dure la meditación, la mente ha de estar libre de pensa-
mientos y distracciones, y cuando éstos aparezcan, no se pre-
ocupe, debe dejarlos y volver a concentrarse en el objeto de
concentración elegido. La actitud pasiva incluye una falta de
conciencia de si se está haciendo bien o mal, lo cual significa
no sentirse a sí mismo de forma crítica.
62
sonal e incluir en él los ejercicios completos y partes de aquellos que
considere más útiles y agradables.
1. Elección de la posición
Elección de la posición
Postura japonesa
Postura de sastre
63
• Postura japonesa. Sentado sobre las rodillas con los dedos
gordos del pie juntos y los talones dirigidos hacia fuera, de
modo que las nalgas puedan descansar sobre los pies.
• Posición del loto de yoga. Esta posición requiere más prác-
tica y mejores condiciones físicas de las que se le suponen
a usted como principiante.
64
la cabeza en el sentido de las agujas del reloj y luego en
dirección contraria.
• Encoja los hombros y observe si nota tensión a este nivel.
Si es así, relájese.
F. Cabeza
• Empiece a explorar la tensión comenzando por lo alto de
la cabeza.
• Observe si siente dolor en la frente, alrededor de la cabeza
tal como si tuviera una cinta que le apretara, y dolor o ten-
sión sobro los ojos.
• Observe si nota tensión en la mandíbula, comprobando si
los dientes están cerrados con fuerza o si rechinan, y si los
labios están tensos.
• Vigile los oídos.
• Vuelva de nuevo al principio de este apartado y relaje cada
parte.
G. Inspeccione todo el cuerpo por si hay todavía tensión, y relá-
jese más y más profundamente.
H. Como preparación previa a la meditación, puede sustituir este
ejercicio que le acabamos de describir por cualquier otro de
inspección y relajación del cuerpo.
65
• Dígase a sí mismo «Soy consciente de todos los ruidos que
me rodean».
• Practique este ejercicio no sólo en los lugares tranquilos,
sino también de camino a casa o a la compra, mientras es-
pera en una cola, sentado en un parque, etc.
• Haga este ejercicio por lo menos una vez a la semana. Em-
plee en él unos 10 minutos y repítalo varios días hasta que
se sienta familiarizado, pasando luego al punto B.
B. Empiece la sesión escuchando los ruidos tal como hizo en el
punto A.
• Cuando sus pensamientos afloren a la superficie, escúche-
los. Permítase escuchar todo lo que provenga de su mente:
sentimientos, humores, sonidos, olores; escuche su cuerpo,
sus recuerdos, etc. Deje que sus pensamientos vaguen li-
bremente. No los fuerce, ni los analice, juzgue o se agarre
a ninguno de ellos. Preste a cada uno la misma atención.
Sea imparcial.
• Observe que su mente es la fuente de todos sus pensamien-
tos y que es capaz de retroceder ante ellos y observarlos
objetivamente sin verse influenciado. Dígase a sí mismo
«Soy consciente de mis pensamientos, de mis percepcio-
nes y de mi cuerpo y sus sensaciones. En este momento y
en este lugar estoy sintiendo una serie de cosas. Tengo mi
propia vida y en este momento la estoy sintiendo».
• Continúe con esta apreciación imparcial de pensamientos
y de percepciones durante 10 minutos. Luego examine de-
tenidamente esta experiencia. ¿Qué tipo de pensamientos
suele ocupar su mente? ¿Qué pensamientos espontáneos le
asaltan? ¿Que pensamientos indican qué clase de persona
es, qué puede y no puede hacer, qué debería y no debería
hacer, etc.? Recuerde que usted es algo más que esos pen-
samientos y sensaciones, usted es quien los experimenta
desde una posición relajada, atenta e imparcial. Es desde
66
esta posición desde la que llegará a conocerse a sí mismo y
a aceptarse completamente.
• Practique este punto hasta que se familiarice con él, y lue-
go pase al punto C. Puede incluir el punto B como parte
habitual de su programa de meditación.
C. Empiece este punto realizando previamente el punto B duran-
te unos cuantos minutos. Preste atención primero a los soni-
dos y luego a los pensamientos.
• Concéntrese en un pensamiento o sensación determinados
que le están ocasionando alguna molestia y sobre el que
quiera trabajar.
• Piense únicamente en esta sola cosa y trabájela de modo
sistemático durante unos 8 minutos.
• No piense en esa idea o sensación ni en nada más duran-
te unos tres minutos. Recuerde que usted es más que sus
pensamientos, usted es quien los experimenta y también
quien los detiene. Descanse tranquilamente a solas consigo
mismo.
• Haga presente de nuevo el pensamiento o emoción sobre la
que está trabajando. Deje que su mente haga lo demás. Us-
ted sólo observe cómo ésta se encarga del problema. Deje
que las ideas fluyan espontáneamente sin ir a por ellas.
Realice esto durante unos siete minutos.
• Al acabar, afronte el pensamiento o emoción sobre la que
está trabajando y siéntese tranquilamente a revisar la ex-
periencia.
• Practique este ejercicio cinco o siete veces a la semana, du-
rante unas cuantas semanas antes de decidir si quiere in-
cluirlo o no en su programa particular de meditación. Este
ejercicio es útil para resolver los problemas de tipo espontá-
neo y puede aplicarlo siempre que vea la necesidad de ello.
• Realizar este ejercicio lleva aproximadamente 15 minutos,
pero si lo desea puede prolongar su duración.
67
Consideraciones especiales
68
A. Sitúese en un lugar tranquilo y concéntrese en sí mismo, es
decir, póngase en la postura de meditación que haya elegido,
acomódese y empiece a explorar su cuerpo en busca de áreas
de tensión. Relájese. Cierre los ojos o fíjelos en algún punto
del suelo, a un metro aproximadamente de usted.
B. Respire por la nariz. Inspire, espire y descanse. Respire del
modo fácil y natural que se describe en el capitulo 4. Vigile
su respiración.
C. Al espirar diga para sí «Uno». Continúe inspirando y espiran-
do y diciendo cada vez al hacer esto último «Uno».
D. Cuando pensamientos o estímulos de otra clase vengan a
distraerle de su respiración, apártese rápidamente de ellos y
vuelva a decir «Uno». Haga esto de 10 a 20 minutos cada vez.
E. Cuando acabe este ejercicio, es mejor que no se levante en-
seguida. Permanezca sentado con los ojos cerrados, sintiendo
sus pensamientos, sus sensaciones, su cuerpo y su entorno.
Luego abra los ojos y continúe así, unos cuantos minutos
más. Dedicar unos momentos a apreciar los efectos de la me-
ditación es una parte esencial del proceso.
F. Antes de decidir si continúa con el ejercicio o lo elimina de
su programa particular, debe realizarlo de cinco a siete veces
a la semana, durante un mes.
G. Alternativas al punto C:
• Cuando espire diga «Uno». Cuando descanse diga «Y»
y cuando inspire diga «Dos». Continúe diciendo para si
«Uno... y... dos; uno... y... dos».
• Cuando inspire diga «Uno». Cuando espire diga «Dos».
Repítalo contando la respiración para sus adentros.
• Cuando espire diga para sí «Uno». Continúe contando
cada espiración, diciendo «Dos..., tres..., cuatro». Luego
empiece de nuevo con «Uno».
• Cuando inspire diga «Dentro» y cuando espire diga «Fuera».
• Observe su respiración sin palabras.
69
Consideraciones especiales
5. Meditación mantra
70
B. Sitúese en el lugar de meditación habitual y concéntrese, pres-
tando especial atención en relajar el tórax y la garganta,
C. Entone el mantra en voz alta sin gritar demasiado (lo cual
forzaría sus cuerdas vocales) y sin hacerlo con demasiada
tuerza (lo cual produciría hiperventilación y posible mareo).
Cuando no le sea posible entonarlo en voz alta, pronúncielo
sin voz. Cuando su mente se distraiga en otras cosas, concén-
trela de nuevo en su cántico. Deje que la palabra encuentre
su propio ritmo, mientras que el sonido de su voz le invade
y le relaja.
D. Después de entonar el mantra unos cinco minutos en voz alta,
pase a susurrarlo. Al hacerlo, relájese más y más profunda-
mente, fluyendo con el ritmo de su voz.
E. Haga este ejercicio 15 minutos al día, de cinco a siete días a
la semana durante dos semanas, en cuyo momento puede au-
mentar la duración de las sesiones a 30 minutos. Si las cosas
van bien, en la primera semana puede ya lograr abstraerse,
por breves momentos, solamente en el canto. Debe realizar
este ejercicio durante un mes antes de decidir si lo continúa
o no.
F. Una vez que se sienta familiarizado con el canto, puede in-
tentar escribir el mantra una y otra vez, tan despacio como
pueda, con la mano que no utiliza habitualmente para escribir.
Recuerde que debe sentarse recto y sentir sólo cómo su mano
va trazando la palabra.
G. Cuando se sienta familiarizado con el mantra y con la me-
ditación por la respiración, puede combinar ambas técnicas.
Respire de forma espontánea. Obsérvese a sí mismo cómo
inspira, espira y descansa, sin influir de ningún modo en el
ritmo. Cuando sienta que su respiración se produce a un ritmo
natural, intente escuchar en ese ritmo su mantra.
71
Contemplación
7. Contemplación de un yantra
73
C. Medite durante 20 minutos tal como se describe en el apar-
tado 5-G.
D. Con los ojos cerrados, dirija su atención al entrecejo y man-
téngala en este punto, hasta que lo haya hecho con cierta in-
tensidad. Luego deje que la atención se desplace al centro de
la cabeza, sin forzarla.
E. Imagínese que en lo alto de su cabeza hay una habitación.
Llénela con el símbolo que haya elegido como yantra. Deje
que llegue a ella de forma espontánea. No lo fuerce. Experi-
mente esta nueva práctica.
F. Puede guardar el yantra en su mente y visualizarlo durante el
tiempo que dure la meditación o bien, después de la sesión,
puede dibujarlo o pintarlo y guardarlo para la próxima.
74
C. Elija una palabra, imagen o concepto que será el centro de
la flor. Al principio, es preferible que elija palabras positivas
como «calma», «amigos» o «felicidad» para inducir con ellas
un humor igualmente positivo.
D. Con el tiempo, le acudirá a la mente algo que guardará rela-
ción con la palabra que haya elegido. Imagínese esta palabra
o idea asociada como uno de los pétalos de la flor que rodean
a la palabra central. Durante siete segundos, piense en las dos
palabras y en la relación que hay entre ellas. No se fuerce a
entenderla. La relación puede hacerse clara de forma espon-
tánea o, por el contrario, puede que no llegue a encontrarle
sentido alguno. En cualquiera de los dos casos, vuelva a la
palabra central y espere a que se le ocurra otra asociación.
E. Continúe con el ejercicio durante dos semanas, a razón de
10 minutos diarios: después, prolónguelo a 20 o 30 minutos
durante tres semanas, en cuyo momento puede decidir si con-
tinúa con él o lo excluye de su programa.
F. Recuerde que el objetivo principal de esta forma de medi-
tación no es lograr grandes abstracciones sino desarrollar
la autodisciplina. Debe tener también en cuenta que uno de
los mayores impedimentos para realizar adecuadamente este
ejercicio es prestar excesiva atención a las asociaciones más
o menos interesantes que puedan formarse.
75
B. Sitúese en su lugar habitual de meditación y concéntrese.
C. Cierre los ojos e imagínese sentado en el fondo de un profundo
estanque lleno de agua. Cuando le acuda a la mente algún pen-
samiento, sensación o percepción, imagínelo por unos segun-
dos, como si fuera una burbuja que, lentamente, subiera hacia la
superficie. Cuando ya no alcance a verla, espere a que aparezca
otro pensamiento y repita el proceso. No piense en el contenido
de la burbuja, sólo obsérvela. Quizá la misma burbuja suba a
la superficie varias veces, algunas parezcan estar relacionadas
entre sí y otras estén vacías. No importa. No se preocupe por
ello, sólo observe cómo pasan por su imaginación.
D. Alternativa al punto C: a algunas personas no les resulta agra-
dable la idea de imaginarse debajo del agua. Si es éste su caso,
puede sustituir el ejercicio anterior por el siguiente: imagine
que se halla sentado en la orilla de un río mirando cómo el tron-
co de un árbol desciende lentamente llevado por la corriente.
Durante 6 a 10 segundos, imagínese que un pensamiento suyo,
una percepción o una sensación, viaja sobre el tronco y luego
deje que ambos desaparezcan de su vista. Vuelva a contemplar
el río y espere a que aparezca un nuevo tronco que llevará
sobre él un nuevo pensamiento. Incluso puede realizar este
ejercicio imaginando que sus pensamientos son bocanadas de
humo que se producen a partir de un fuego.
E. Practique este ejercicio durante dos semanas, a razón de 10
minutos al día, luego auméntelo hasta 20 minutos y continúe-
lo unas cuantas semanas más, después de las cuales puede
decidir si prosigue con él o se detiene aquí.
76
ejercicio para iniciar una sesión porque ayuda a concentrarse en uno
mismo, al margen de las distracciones del exterior. Representa, en sí
mismo, una meditación completa.
Hay dos aspectos básicos del ejercicio en los que debe concen-
trarse de forma sucesiva. El primero de ellos consiste en aprender
los movimientos básicos del cuerpo y el segundo, una vez domine
este primer paso, es concentrarse en saludar realmente al sol o a su
entorno en general, para establecer una perfecta armonía con ellos.
Este ejercicio hará que extienda los tendones y la columna ver-
tebral, le ayudará a respirar de una forma regular, a liberarse de los
kilos de más, a la vez que le proporcionará un ejercicio moderado y
equilibrado para su corazón.
Posición 1: póngase de pie con los pies juntos. Levante las manos a
la altura del pecho y júntelas. Relaje el cuerpo para que esté en
condiciones de aprender las doce posiciones que se describen a
continuación. Con el tiempo aprenderá a colocarse en ellas, con
movimientos largos, sueltos y suaves. Respire de forma natural,
tal como se describe en el capítulo 4. Antes de empezar, descanse
la mente y el cuerpo.
77
Posición 4: a partir de la posición 3, extienda la pierna derecha hacia
atrás haciendo que la rodilla toque el suelo, al tiempo que dobla
la rodilla izquierda hacia delante. Extienda la cabeza hacia atrás,
dejando que descanse sobre la nuca, estirando al mismo tiempo,
un poco, la parte delantera del cuerpo. Inspire en el momento de
extender la pierna hacia atrás.
78
4 5 6
Posición 10: mueva la pierna izquierda hacia delante hasta que am-
bas piernas queden en la misma línea y hágalo sin levantar las
manos del suelo. Dóblese hacia delante, dejando caer la cabeza
entre los hombros (igual que en la posición 3). Espire al doblarse
hacia delante.
79
Posición 11: levante los brazos por encima de la cabeza y estírelos
hacia atrás al tiempo que levanta el torso y extiende la espalda en
la misma dirección (igual que en la posición 2). Inspire profun-
damente al estirarse.
Posición 12: baje las manos hasta la altura del pecho y permanezca
recto y relajado. Respire de forma natural.
Consideraciones especiales
1. Debe repetir este ejercicio dos veces. La primera vez tiene que
adelantar la pierna derecha en la posición 4 y la pierna izquier-
da en la posición 9. La segunda vez hay que hacerlo en orden
inverso.
2. Cuando haya memorizado todas las posiciones, acelere los mo-
vimientos en todas ellas, de modo que el aire que expulsa por la
nariz salga con más fuerza.
3. Una vez que haya aprendido tanto las posiciones como la res-
piración correspondiente en cada una, concéntrese en el sol o
en su entorno general. El ideal de este ejercicio es que, al fina-
lizarlo, usted se sienta concentrado en sí mismo y en armonía
con su entorno.
80
4. Si carece de unas buenas condiciones físicas, debe realizar este
ejercicio con mucho cuidado e interrumpirlo en el momento en
que sienta alguna molestia.
5. Puede elegir entre realizar este ejercicio varias veces durante
una misma sesión, iniciarla con él para concentrarse antes de
empezar la meditación, o bien practicarlo sin más, varias veces
al día.
81
Es muy útil fijarse unos objetivos antes de cada sesión y aprender
a llevarlos a cabo. Así, antes de empezar, fije claramente cuál va a
ser su duración y qué va a incluir. Puede escribir en un papel el pro-
grama que piense seguir durante un mes, realizando, de este modo,
una especie de contrato con usted mismo, en el que se compromete
a cumplir lo que ha escrito. Por ejemplo, puede escribir: «Durante
el próximo mes haré el ejercicio “Soy consciente de...” de diez a
quince minutos, seis días a la semana, para tomar mayor conciencia
de mis percepciones y de mis pensamientos, sin analizarlos, y poder
aprender con ello la técnica de resolución de problemas espontá-
neos. También realizaré el ejercicio de meditación que consiste en
contar la respiración, y lo haré durante diez minutos las primeras
dos semanas y durante veinte minutos las dos siguientes, a razón de
seis días cada semana. Realizaré este ejercicio para relajarme y para
trabajar mi autodisciplina». Como ve, debe escribir qué ejercicios
realizará, durante cuánto tiempo y qué piensa obtener con ello.
Lecturas recomendadas
Le Shan, Lawrence. How lo Meditate. Nueva York: Bantam Books, 1974.
Naranjo, Claudio y Ornstein. Robert. The Psychology of Meditation. Nueva York:
The Viking Press, 1971.
Needleman, Jacob. The New Religions. Nueva York: Doubleday, 1970.
Saraswati, Swami Janakananda. Yoga, Tantra, and Meditation. Nueva York: Bal�-
lantine, 1975.
Tart, C. (ed.). Altered States of Consciousness. Nueva York: Doubleday Anchor,
1972.
82
Capítulo 6
Imaginación
83
Coué observó también que las enfermedades del tipo de los fibro-
mas, tuberculosis, hemorragias y estreñimiento empeoraban muchas
veces al pensar en ellas de forma obsesiva. Es por esto por lo que
recomendaba a sus pacientes que mientras caminaran se repitieran
veinte veces, moviendo mecánicamente los labios, la ahora famosa
frase «Cada día, en cada momento, me siento mejor y mejor». Acon-
sejaba a sus pacientes que tomaran una posición cómoda y relajada,
cerraran los ojos y practicaran una relajación general de todos los
músculos. En el momento en que empezaran a entrar en un esta-
do de «semiinconsciencia», debían evocar una idea que expresara
algún deseo, por ejemplo: «Mañana quiero sentirme relajado». De
este modo, los niveles conscientes e inconscientes de la mente que-
dan fusionados permitiendo al inconsciente convertir un deseo en
realidad.
Carl Jung, en su trabajo de principios de siglo, utilizó una técnica
para curar a la que llamó de «imaginación activa». En ella, los pa-
cientes debían aprender a meditar sin finalidad ni programa previo:
las imágenes llegaban y el enfermo tenía que sentirlas y observarlas
sin que mediara ningún tipo de interferencia. Luego, si el enfermo lo
deseaba, podía comunicarse con estas imágenes, haciendo preguntas
o charlando simplemente. Jung utilizó la técnica de la «imaginación
activa» para ayudar a los individuos a apreciar toda la riqueza de su
vida interior y a desarrollar todo su poder curativo en los momen-
tos de estrés. Las terapias de Jung y de la Gestalt han desarrollado,
desde entonces, varias técnicas de reducción del estrés utilizando los
poderes intuitivos e imaginativos de la mente.
84
espasmos musculares, el dolor crónico de causa no determinada y la
ansiedad generalizada o situacional. El grado de eficacia depende de
la actitud de uno mismo y del nivel de convencimiento; el deseo de
sentirse mejor no es suficiente, uno debe creer que lo logrará.
Tiempo de dedicación
El alivio de un síntoma determinado puede notarse de inmediato
o bien exigir varias semanas de práctica.
Instrucciones
La visualización, las imágenes dirigidas y escuchar música son
tres formas de estimular la imaginación.
Visualización
85
un bloque de hielo que le quemaba y se le clavaba en el abdomen.
El símbolo que eligió para la relajación fue el del sol y ambos inte-
raccionaban de modo que éste iba evaporando lentamente el hielo.)
2. Aparte su tensión
3. Colores
Cierre los ojos... Imagine que su cuerpo está lleno de luces. Por
ejemplo, una luz roja representa la tensión o el dolor y las luces
azules representan la relajación... Pausa... Imagínese las luces cam-
biando del rojo al azul o bien del azul al rojo y observe cualquier
sensación física que experimente mientras tanto... Pausa... Ahora
imagínese que todas las luces de su cuerpo han adquirido un color
azul y experimente con ello la sensación de una relajación total.
4. Tensión muscular
86
Imágenes dirigidas
1. El sendero de la montaña
Cierre los ojos... Imagínese que está apartándose del lugar donde
vive... Deje atrás los ruidos y las prisas cotidianas... Imagínese que
cruza un valle y que se acerca a una sierra... Imagínese en ella...
Está subiendo por un camino tortuoso... Encuentra en él un sitio
donde pararse... Encuentra un sendero por el que sube... Empiece a
subirlo... Busque un lugar cómodo donde pararse... Cuando lo haya
encontrado y llegado a este punto, tómese algo de tiempo para exa-
minar toda la tensión que hay en su vida... Conceda mentalmente a
la tensión y al estrés formas y colores... Mírelos con cuidado y luego
déjelos en el margen del sendero donde se halla... Continúe subiendo
por él hasta que llegue a la cima de una colina... Mire desde ella...
¿Qué ve...? Busque un lugar atractivo y cómodo y diríjase hacia él...
Fíjese en los alrededores... ¿A qué se parece...? Fíjese en las vistas,
en los olores, en los sonidos... Repare en cómo se siente... Instále-
se y, poco a poco, empiece a relajarse... Ahora se siente totalmente
relajado... Experimente la sensación de estar total y completamente
relajado... Descanse de tres a cinco minutos... Mire a su alrededor
otra vez... Recuerde que éste es su lugar especial para relajarse al
que puede venir siempre que lo desee... Vuelva de nuevo a su ha-
bitación y dígase a sí mismo que todas estas imágenes, fruto de su
imaginación, las ha creado usted y que puede recurrir a ellas siempre
que desee relajarse.
87
2. Recuerdo activo
88
3. Enfrentarse a lo desconocido
89
Escuchar música
90
Las dos técnicas de imágenes dirigidas y de relajación mediante
la música pueden combinarse en un mismo ejercicio llamado «Ha-
llar en la música un aliado»:
Consideraciones especiales
1. Si le resulta difícil crear imágenes, empiece primero por imagi-
nar colores y formas.
91
2. Si tiene problemas a la hora de crear símbolos, puede vencerlos
del modo que le proponemos a continuación: trabajando prime-
ro con adjetivos. Por ejemplo, dígase a si mismo «Mi dolor es
ardiente y punzante. La relajación me resulta tranquilizadora
y confortable». Luego, cierre los ojos y utilice su imaginación
con objeto de crear sus propios símbolos y colores para el dolor
versus la relajación. No se fuerce, sólo deje que suceda y lo
logrará.
3. Para realizar con éxito los ejercicios que se describen en este
capítulo, es muy importante situarse en un lugar aparte durante
tiempo ininterrumpido que dedicará a usted solo.
Lecturas recomendadas
Ornstein, Robert. The Psychol ogy of Consciousness. San Fr ancisco: W. H. Fr ee-
man and Co., 1972.
Oyle, Irving. The Healing Mind. Millbrea, California: Celestial Arts, 1975.
Pelletier, Kenneth R. Mind as Healer, Mind as Slayer. Nueva York: Dell, 1977.
Stevens, C. Norman. 90 Days lo Self-Health. Nueva York: The Dial Press, 1977.
Stevens, John O. Awareness. Real People Press, 1971.
92
Capítulo 7
Autohipnosis
93
Otros beneficios adicionales que pueden obtenerse con la hipno-
sis son:
94
La hipnosis no nos es desconocida. El doctor Girffith Williams, en
su articulo sobre «Hipnosis experimental» (editado por LeCron), des-
cribió estados espontáneos de hipnosis: soñar despiertos, concentrar-
nos en algo, conducir distancias largas, aboca a la hipnosis, lo cual
se traduce muchas veces en una amnesia de algunos tramos del viaje.
Usted mismo puede haber entrado en un estado hipnótico cuando ha
intentado recordar una secuencia de cosas, mientras miraba la televi-
sión o al sentir alguna emoción fuerte, como miedo por ejemplo.
El termino hipnotismo fue creado por James Braid en 1843, pero
su descripción de lo que era una experiencia hipnótica coincidía to-
talmente con lo que Franz Mesmer y sus discípulos habían llamado
antes «magnetismo animal». Anterior a la introducción del éter en
1846, el mesmerismo fue presentado como una gran esperanza para
evitar el dolor producido en las intervenciones quirúrgicas; sin em-
bargo, dejó de interesar en el momento en que aparecieron los anes-
tésicos. No fue hasta 1895, con el libro de Bernheim Terapéutica
de la sugestión, cuando la hipnosis fue reconocida de nuevo como
una forma alternativa de tratamiento en la práctica médica. Junto
con un médico rural de nombre poco conocido, este autor abrió una
clínica en Nancy (Francia) donde, durante 20 años, trató a más de
30.000 pacientes. Utilizaron la hipnosis con tanto éxito que acudie-
ron médicos de toda Europa para aprender la técnica. Jean Charcot
y su alumno Sigmund Freud experimentaron también durante este
tiempo, aplicándola al tratamiento de las neurosis.
Usted puede aprender la autohipnosis de un modo rápido y segu-
ro. No se han referido casos de resultados perjudiciales ni aun con
los practicantes más inexpertos.
95
de origen nervioso, la tensión muscular crónica y la ansiedad menor.
Es igualmente eficaz para el tratamiento de la fatiga crónica.
Tiempo de entrenamiento
Pueden obtenerse efectos significativos de relajación al cabo de
dos días.
Instrucciones
La hipnosis puede utilizarse para relajarse, para producir suges-
tiones que modifiquen algún aspecto de la vida, para descubrir he-
chos pasados que, a pesar de estar olvidados de modo consciente,
continúan ejerciendo influencia en el presente. El primer paso en
la autohipnosis es descubrir el poder de la sugestión. Construya un
péndulo, atando algún objeto pequeño y brillante, como un clip, una
arandela metálica o un anillo, al extremo de un hilo de unos treinta
centímetros de largo. Los collares del tipo de las gargantillas tam-
bién pueden servir. Coja el hilo o la cadena con los dedos pulgar e
indice de la mano que utiliza habitualmente, procurando que el codo
descanse sobre la mesa, sobre los brazos del sillón, etc. Deje que el
objeto que pende del hilo se balancee sobre el punto donde se cruzan
las líneas AB y CD del diagrama de la página siguiente.
Mueva los ojos en dirección de C a D y luego vuelva al punto de
partida. Notará que el péndulo inicia el mismo movimiento. Ahora
cambie de dirección y recorra con sus ojos la línea que va de A a B.
Poco a poco, verá que el péndulo recorre ahora el espacio en esta
nueva dirección. Ahora deje que los ojos sigan el círculo, en el sen-
tido de las agujas de reloj, hasta que note que el péndulo comienza
un movimiento en el mismo sentido. Repita este movimiento, ahora
en sentido inverso. Éstos son los cuatro movimientos básicos del
96
C
A B
97
péndulo. En cada uno ha sido empujado por sutiles contracciones
musculares que usted ha realizado sin ser consciente de ello. Su sub-
consciente ha respondido a la sugestión.
Algunas veces puede ocurrir que, al principio, el péndulo no se
mueva en la dirección requerida. Esto es debido a que los múscu-
los de la mano y del brazo no han aprendido todavía a manejarlo.
Practique haciendo que siga los dos ejes del diagrama, y describien-
do círculos, todo ello con movimientos imperceptibles de la mano.
Cuando ya pueda hacer fácilmente los cuatro movimientos básicos
del péndulo, intente de nuevo actuar sobre él sólo con los ojos.
El péndulo es un instrumento a través del cual es posible realizar
preguntas directas al subconsciente. Coja el péndulo sin moverlo y
pregúntele qué dirección representa el «Sí». Repítase a sí mismo
«Sí..., sí..., sí...», hasta que el péndulo empiece a moverse en una
dirección concreta. LeCron ha propuesto que lo anterior podría ex-
presarse del siguiente modo: «Mi subconsciente debe elegir uno de
los cuatro movimientos del péndulo para representar el “Sí” a la hora
de responder a mis preguntas». No trate de adivinar qué movimiento
será el elegido. Después, concéntrese en el que representará el «No»,
el que representará el «No sabe» y, finalmente, el «No contesta».
Debe haber un movimiento distinto del péndulo para cada una de
estas cuatro respuestas. Por ejemplo, «Sí» puede venir representado
por un movimiento a lo largo de la linea CD, «No» por uno a lo largo
de la línea AB. «No sabe» por un circulo en sentido inverso al de las
agujas del reloj y «No contesta» por uno en el verdadero sentido de
esas agujas.
Intente siempre mantener el péndulo en reposo, durante cada una
de las anteriores operaciones, aunque inevitablemente se moverá por
su cuenta. Si tiene problemas para obtener respuestas claras del pén-
dulo, haga que sea un amigo quien formule las preguntas.
La práctica del péndulo puede ayudarle a descubrir el poder de
su subconsciente. Éste puede controlar el movimiento de los múscu-
los y de hecho lo hace al cambiar las marchas del coche, al marcar
98
de memoria un número de teléfono, y en muchas otras situaciones
similares. Si todavía no está convencido, intente los siguientes ejer-
cicios:
Interrogando al subconsciente
99
preguntas que permitan respuestas alternativas y generalmen-
te se resistirá a responder a aquellas con una sola respuesta.
• Formule preguntas que puedan responderse con «sí» o «no».
• Pregunte si hay alguna experiencia en el pasado que constitu-
ya el origen de su síntoma o problema. No deje de preguntar
por experiencias sumamente lejanas. Determine el momento
y el lugar de cada experiencia.
• No pida a su subconsciente que adivine o prediga el futuro.
Si puede preguntarle, en cambio, si puede hacer algo para
superar el problema en cuestión.
• Si recuerda alguna experiencia traumática del pasado, no
trate de revivirla, piense en ella desde su perspectiva actual.
Pregunte al péndulo sí hay algo que usted pueda aprender de
este recuerdo y que le resulte de utilidad. Imagínese que el
péndulo contesta «sí». Examine el primer pensamiento que
le acuda a la mente en el momento de la respuesta afirmativa.
• No intente ignorar un síntoma. En su lugar, proponga: «Cuan-
do sepa que puedo sentirme bien conmigo mismo, aun cuando
algunas veces me comporte como un tonto o cometa errores,
entonces el péndulo se moverá en el “sí”».
Pregunta Péndulo
100
¿Cuando tenía 14 años? sí
¿Ocurrió en casa? no
¿Ocurrió en la escuela? no
¿Ocurrió mientras estaba con un grupo de amigos? sí
¿Ocurrió en el interior de algún lugar? sí
¿Era de día? no
(De repente recordó una reunión de boy scouts donde,
de forma inesperada, le llamaron para que leyera un
informe en voz alta. Se levantó, pero su mente se había
quedado completamente en blanco. Al oír las primeras
risas disimuladas de los demás, huyó de la habitación.)
Ahora que ya se por qué me pongo nerviosa en las
reuniones, ¿puedo sentirme más segura de mi misma? no sabe
Cuando sepa lo que debo aprender de este recuerdo desde
mi perspectiva actual, ¿el péndulo dirá «Sí»? sí
(Cuando el péndulo empezó a moverse, la persona en
cuestión estaba pensando que realmente sus recursos y
habilidades personales estaban mucho menos desarrollados
a los 14 años de lo que estaban ahora con 40.)
¿Puedo sentirme libre de la sensación de impotencia y
de dolor que me embargaba? sí
Cuando sepa que puedo acudir a la próxima reunión
con la sensación de seguridad en mí misma y sin
el pánico que me aprisionaba desde hacia tanto
tiempo, ¿el péndulo dirá «sí»? sí
101
La autoinducción
102
y mientras cuenta hacia atrás de diez a cero. Al llegar al cero imagí-
nese que ha arribado a la planta siguiente. Descienda dos pisos más,
contando de diez a cero cada vez. Con el tiempo, sólo necesitará
bajar un nivel para inducir la hipnosis.
Cuando desee volver al estado de alerta, despiértese pensando
«Ahora voy a despertarme», despacio y contando lentamente hasta
tres. Casi sin ninguna duda, se despertará sintiéndose más fresco y
relajado y habiéndose liberado de la fatiga. A continuación se indi-
can las reglas básicas que deben seguirse para conseguir el éxito en
la autoinducción:
103
La inducción a través de la propia voz
104
de la habitación y sea arrastrado por ella. Cuanto más alto suba el brazo,
mayor será la profundidad a la que descenderás. En el momento en que
la mano te toque la cara, habrás entrado en la hipnosis.
«Ahora desciende un poco más mientras imaginas cómo la llama de
la vela parpadea, se alarga y disminuye. Sugestiónate con que dentro de
un momento, cuando te despiertes, te vas a sentir alerta, fresco y en ar-
monía con lo que has hecho. Cuando ya estés preparado para despertarte
di para ti “Ahora voy a despertarme”, y cuenta hasta tres.»
Hipnosis profunda
105
por mis párpados... Dos, mis ojos están fuertemente cerrados, nece-
sitaría unos alicates para abrirlos... Tres, ahora están cerrados con
llave, no puedo abrirlos». Cuando esté del todo seguro de que es
sumamente difícil abrir los ojos y aunque se concentra en abrirlos no
lo logra, habrá llegado al nivel medio de hipnosis.
Inducciones abreviadas
Caída del péndulo. Coja el péndulo con la mano que utiliza normal-
mente para escribir. Pida permiso a su subconsciente para entrar en
106
hipnosis durante dos minutos. Si el péndulo contesta que sí, entonces
cierre los ojos e imagine la llama de una vela. Haga varias respira-
ciones profundas y déjese descender más y más. Sugestiónese con
que, cuando haya entrado en hipnosis, su mano se relajará soltando
el péndulo. Cuente lentamente hacia atrás, desde diez hasta cero.
Repetición del «sí». Piense en la palabra «sí» una y otra vez mien-
tras concentra su imaginación en la llama de la vela. Descienda por
la escalera automática que ya le es familiar, mientras continúa pen-
sando en la palabra.
107
Ejercicio de los cinco dedos de la mano
Este ejercido con los cinco dedos de la mano lleva menos de diez
minutos realizarlo y a cambio proporciona una mayor vitalidad, una
paz interior y el crecimiento de la autoestima. Puede llevarlo a cabo
cada vez que se sienta en tensión.
108
• Las sugestiones facultativas presentan menos resistencia:
«Puedo sentirme relajado y fresco esta noche» en lugar de «Me
sentiré relajado y fresco». Tenga en cuenta, sin embargo, que
hay personas que responden mejor a las órdenes. Debe averi-
guar cuál es la forma idónea para usted.
• Formule sugestiones para un futuro inmediato, no para el pre-
sente: «Pronto me va a embargar una sensación de sopor». Re-
pita todas las sugestiones por lo menos tres veces.
• Otorgue siempre a las sugestiones una imagen visual. Si
por ejemplo se siente exhausto, imagínese que va andando
sobre muelles, botando, y que se le ve con un aire atlético
y feliz.
• Igualmente asigne a las sugestiones una emoción. Por ejemplo,
si está intentando dejar de fumar, recuerde lo mal que le supo
el primer cigarrillo que probó: imagínese sus pulmones y lo
desagradable que le resulta pensar en cómo se queman, etc. Si
está tratando de aumentar su confianza en si mismo con vistas
a una primera cita, piense en el sentimiento de proximidad y de
pertenencia que busca.
• No utilice nunca la palabra «intento» en una sugestión. Esta
palabra implica duda y por tanto posibilidad de fracaso.
• Cuando esté trabajando en el control de emociones desagrada-
bles o de dolores físicos, inicialmente piense que la emoción o
el síntoma están aumentando de intensidad. Dígase, por ejem-
plo, «El dolor se está haciendo cada vez más grande, siento
la sangre latir dentro de las venas, tengo calor, los músculos
están tensos». Exagérelo al máximo. Del mismo modo que ha
empeorado el síntoma, puede también mejorarlo, para lo cual
debe sugestionarse con que está disminuyendo: «Mi humor
está mejorando, el corazón me empieza a latir con normalidad,
el rubor que sentía en el rostro está desapareciendo, no siento
los músculos entumecidos y noto que empiezan a relajarse».
Cuando una emoción o un síntoma llegan a un punto máximo,
109
lo único que pueden hacer es retroceder a partir de él, es decir,
mejorar. La sugestión puede acelerar el proceso de recupera-
ción. Cuando usted sea capaz de poner en marcha y de detener
los síntomas mediante la hipnosis, habrá alcanzado un notable
grado de control sobre su vida.
• Escriba las sugestiones por anticipado, reduciéndolas a una es-
pecie de eslogan, de lema o simplemente de frase que pueda
recordar con facilidad durante el estado hipnótico.
110
5. Pensamientos obsesivos y excesivamente temerosos sobre la
muerte.
6. Miedo a la enfermedad.
7. Dolor crónico en la cabeza o en la espalda, de poca intensi-
dad.
8. Sentimientos de inferioridad.
9. Ansiedad por el resultado de un examen o de una evalua-
ción.
10. Mal humor crónico, sentimiento crónico de culpa.
11. Preocupación por posibles rechazos sociales.
12. Tensión crónica en alguna parte del cuerpo.
111
de una hora estarán completamente relajados. Siempre que
tales síntomas aparezcan de nuevo, sólo tendré que girar mi
anillo hacia la derecha para que desaparezcan.
8. La próxima vez que me encuentre con ___________, me sen-
tiré seguro de mi mismo. Puedo sentirme seguro y bien por-
que tengo motivos para ello.
9. Cada vez que me sienta nervioso, puedo repetirme para mi...
[coloque su palabra o frase clave]... y relajarme.
10. Puedo hacer desaparecer el mal humor y los sentimientos de
culpa porque yo soy el que hace que aparezcan. Puedo relajar-
me y respirar profundamente.
11. Cuando entrelace los dedos de las manos, sentiré como si de
todo mi cuerpo emanara confianza y seguridad.
12. Cada hora pensaré en mi ___________ y la/lo relajaré.
112
Lecturas recomendadas
Cheek, D. B. y LeCron, Lesl ie. Clinical Hypnotherapy. Nueva York: Grune and
Stratton, 1968.
Haley, Jay. Erickson. Nueva York: Grune and Stratton. 1967.
Haley, Jay. «Uncommon Ther apy». The Psychiatric Techniques of Milton Erickson.
Nueva York: Norton. 1973.
LeCron, Leslie (ed.). Experimental Hypnosis. Nueva York: MacMillan. 1962.
LeCron. Leslie (ed.). Techniques of Hypnotherapy. Nueva York: Julian Press. 1961.
LeCron, Leslie. Self-Hypnosis. Nueva York: New American Library. 1470.
Morris, Freda. Self-Hypnosis in Two Days. Berkeley: Intergalactic. 1974.
113
Capítulo 8
El entrenamiento autógeno
115
Instituto de Berlín en la última década del siglo xix. Vogt utilizó
algunos de los sujetos expertos en hipnosis para que por sí mismos
entraran en un trance con efecto reductor de la fatiga, de la tensión y
del dolor de cabeza, entre otros, lo que, además, parecía ayudarles en
la resolución de sus problemas cotidianos. Estos sujetos, en general,
refirieron que al desaparecer la fatiga y la tensión tenían sensación
de calor y pesadez.
Johannes H. Schultz, un psiquiatra berlinés, se interesó por los
trabajos de Vogt y descubrió que se puede crear un estado muy
parecido al trance hipnótico tan sólo pensando en la sensación de
pesadez y de calor a nivel de las extremidades. Básicamente, lo
único que hay que hacer es relajarse, no distraerse, ponerse cómo-
do y concentrarse de manera pasiva en fórmulas verbales que su-
gieran calor y pesadez en los miembros. Schultz combinó algunas
de las sugestiones creadas por Vogt con otras técnicas del yoga y,
en 1932, en el libro titulado Entrenamiento autógeno, publicó su
nuevo sistema.
En su forma actual, el EA no sólo proporciona los efectos recu-
peradores de la hipnosis tradicional, sino que además tiene la ventaja
de que no precisa de hipnotizador alguno, ya que uno mismo puede
aprender a inducir, cuando lo desee, la sensación de calor y de pesa-
dez típica de esta técnica.
Las fórmulas verbales de Schultz corresponden a tres clases prin-
cipales de ejercicios: los ejercicios estándar, que se refieren al cuer-
po; los ejercicios de meditación, que se refieren a la mente, y los
ejercicios especiales, dirigidos a normalizar los problemas específi-
cos. Este capítulo introductorio abarcará sólo los ejercicios estándar
que tratan la relajación general y la normalización del cuerpo.
Estos ejercicios están dirigidos a contrarrestar la respuesta de
«lucha o huida» o estado de alarma que aparece ante el estrés físico
o emocional. El primer ejercicio incluye el aspecto de la sensación
de pesadez y proporciona la relajación de los músculos estriados
del cuerpo, es decir, los músculos voluntarios que utilizamos para
116
mover los brazos y las piernas. El segundo ejercicio trata el tema
de la vasodilatación periférica: así, al decir «Mi mano derecha está
caliente», los músculos de fibra lisa que controlan el calibre de los
vasos sanguíneos de la mano se relajan, con lo que permiten que
acuda mayor cantidad de sangre a esta zona. Este proceso contra-
rresta la llegada masiva de sangre al tronco y a la cabeza que se
produce de forma típica en la reacción de «lucha o huida» originada
ante el estrés.
El tercer ejercicio está dedicado a la normalización de la acti-
vidad cardíaca y consiste simplemente en: «Mis latidos cardíacos
son correctos». El cuarto ejercicio de este grupo regula el aparato
respiratorio. La fórmula verbal para ello es: «Me siento respirar».
El quinto ejercicio estándar relaja y calienta la región del abdomen:
«Mi plexo solar está caliente». El último ejercicio sirve para reducir
el flujo de sangre que acude a la cabeza y lo consigue con la suges-
tión: «Mi frente está fría».
117
Contraindicaciones
No se recomienda a los niños menores de cinco años, a los in-
dividuos con trastornos mentales o afectivos severos ni a aquellos
que carezcan de motivación. Se recomienda que antes de empezar
estos ejercicios se someta a una revisión médica y a una charla con
el doctor para determinar los efectos fisiológicos de esta técnica que
más le convienen. Las personas con afecciones importantes como
la diabetes, la hipoglucemia o enfermedades cardiovasculares, han
de estar bajo control médico mientras realicen este entrenamiento.
Considérese que algunos individuos experimentan un aumento de
la tensión sanguínea y otra minoría sufre un descenso súbito de la
tensión. Aquellas personas que tengan la tensión alta o baja deben
estar en contacto con el médico para asegurarse de que el EA está
regulando este parámetro. Igualmente, si se siente muy ansioso e
inquieto durante o después de los ejercicios, o nota efectos colatera-
les recurrentes inquietantes, ha de buscar la ayuda de un instructor
profesional.
Tiempo de enfrenamiento
Los especialistas en entrenamiento autógeno recomiendan mo-
verse de forma lenta pero segura a la hora de aprender los ejercicios,
empleando de cuatro a diez meses para dominar los seis.
Empiece con sesiones de un minuto y medio, de cinco a ocho
veces al día. Si no encuentra tiempo para esta distribución, haga las
sesiones de 30 segundos por lo menos tres veces al día. A medida
que se vaya sintiendo más cómodo en la realización de los ejercicios,
puede aumentar gradualmente la duración de las sesiones a 30 o 40
minutos dos veces al día.
118
Instrucciones
Es esencial que al hacer estos ejercicios mantenga una actitud
de concentración pasiva, es decir, experimente cualquier respuesta
física, mental o emocional que se presente en los ejercicios, pero
sin esperar nada de antemano: deje sólo que lo que ocurre ocurra.
La concentración pasiva no significa aletargarse o dormirse; sig-
nifica mantenerse al tanto de lo que va experimentando, pero sin
analizarlo. Esta actitud es la contraria a la de concentración activa,
la que tiene lugar cuando se fija la atención en ciertos aspectos de
una determinada experiencia y existe en ella un interés dirigido. La
concentración activa es esencial para preparar una nueva receta de
cocina o para arreglar el coche; la concentración pasiva lo es para
lograr la relajación.
Cada ejercicio presenta una fórmula verbal que deberá guardar
constantemente en la mente mientras que de forma pasiva se concen-
tra en una parte determinada del cuerpo. Repita esta fórmula, para
sí, una y otra vez, creando una corriente verbal estable y silenciosa.
Es muy importante reducir al máximo los estímulos externos.
Para conseguirlo, elija una habitación silenciosa donde no le moles-
ten. Mantenga la temperatura de la habitación a un nivel agradable,
baje la iluminación de la sala, póngase ropa suelta y deje que su
cuerpo se relaje y los ojos se le cierren. Ahora puede empezar los
ejercicios.
119
3. Tiéndase con la cabeza apoyada, las piernas separadas unos
veinte centímetros, las puntas de los pies dirigidas ligeramente
hacia fuera y los brazos descansando cómodamente a los lados
del cuerpo, sin tocarlo.
Explórese el cuerpo en busca de áreas de tensión para ase-
gurarse de que la posición que ha elegido le permite permane-
cer relajado; fíjese sobre todo en que no haya ninguna extre-
midad hiperextendida, es decir, sin apoyar; vigile igualmente
la posición de la cabeza, de la columna y de las articulaciones.
120
empiezan es el de la impaciencia, pasando con demasiada rapidez de
un tema a otro sin haber aprendido el anterior a fondo. Por otro lado,
cuando el organismo le indique que está realizando un ejercicio de-
terminado de forma correcta y efectiva, puede pasar al siguiente.
Si se queda atascado en algún ejercicio o empieza a sentir efectos
que no le resulten agradables, pase al siguiente y deje para el final
el ejercicio que le presenta dificultades. Es posible que el diez por
ciento de los practicantes no llegue a experimentar nunca las sensa-
ciones básicas de pesadez y de calor. No importa. Esta fórmula se
utiliza sólo para producir en el organismo un cambio funcional que
usted puede o no puede sentir; debe concentrarse tan sólo en hacer el
ejercicio correctamente.
Al principio no le será posible mantener una concentración pa-
siva perfecta, su mente empezará a desviarse, a vagar. No importa,
cuando esto ocurra vuelva de nuevo al modelo cuanto antes. Es po-
sible también que sienta lo que se ha llamado «descargas autóge-
nas», que son normales pero que le distraerán. Se trata de síntomas
tales como un cambio en el peso o en la temperatura, un hormigueo,
sensación del paso de una corriente eléctrica, movimientos involun-
tarios, rigidez, ligero dolor, ansiedad, ganas de llorar, irritabilidad,
dolores de cabeza, náuseas y alucinaciones. Tanto si las descargas
autógenas le resultan agradables como desagradables, tenga presen-
te que son transitorias, que no son la finalidad del entrenamiento y
que desaparecerán a medida que continúe con el programa.
Cuando esté listo para poner fin a una sensación, dígase a si mis-
mo «Cuando abra los ojos me sentiré fresco y despierto». Luego
abra los ojos, haga unas cuantas respiraciones profundas mientras
extiende y flexiona los brazos. Asegúrese de que no se encuentra
todavía en un estado parecido al trance cuando prosiga con sus acti-
vidades cotidianas.
121
Ejercicios estándar
Programa de 12 semanas
Semana 2
Repita las siguientes fórmulas verbales durante tres minutos, de
cuatro a siete veces al día:
Mi brazo derecho está pesado
Mi brazo izquierdo está pesado
Mis dos brazos están pesados
Mi pierna derecha está pesada
Mi pierna izquierda está pesada
Mis dos piernas están pesadas
Mis brazos y piernas están pesados
122
Semana 3
Repita las siguientes frases durante cuatro minutos, de cuatro a
siete veces al día:
Mi brazo derecho está pesado
Mis dos brazos están pesados
Mis dos piernas están pesadas
Mis brazos y piernas están pesados
Nota: si le cuesta inducir la sensación de pesadez sólo con la su-
gestión verbal, puede ayudarse de imágenes mentales. Por ejemplo,
puede imaginarse que tiene pesos atados en los brazos y en las pier-
nas, que tiran de ambos hacia abajo. O bien, puede pensar que tiene
los brazos y las piernas hechos de plomo. Piense en la pesadez como
en una sensación que a partir de los hombros se va extendiendo por
el brazo hasta llegar a la punta de los dedos.
Semana 4
Repita las siguientes frases durante cinco minutos, de cuatro a
siete veces al día:
Mi brazo derecho está pesado
Mis brazos y piernas están pesados
Mi brazo derecho está caliente
Mi brazo izquierdo está caliente
Mis brazos están calientes
123
Semana 5
Repita las siguientes frases durante ocho minutos, de tres a seis
veces al día:
Mi brazo derecho está pesado
Mis brazos y piernas están pesados
Mi brazo derecho está caliente
Mi brazo izquierdo está caliente
Mi pierna derecha está caliente
Mi pierna izquierda está caliente
Mis dos piernas están calientes
Mis brazos y piernas están calientes
Semana 6
Repita las siguientes frases, de diez a quince minutos, entre tres
y seis veces al día:
Mi brazo derecho está pesado
Mis brazos y piernas están pesados
Mis dos piernas están calientes
Mis dos brazos están calientes
Mis brazos y piernas están calientes
Mis brazos y piernas están pesados y calientes
Semana 7
Repita las siguientes frases, de diez a veinte minutos, entre tres
y seis veces al día:
Mi brazo derecho está pesado
124
Mis brazos y piernas están fresados
Mis brazos y piernas están calientes
Mis brazos y piernas están pesados y calientes
Nota: si le cuesta trabajo inducir la sensación de pesadez sólo
con la sugestión verbal, puede ayudarse de imágenes mentales. Ima-
gínese, por ejemplo, que apoya el brazo sobre una esterilla eléctrica.
Intente sentir cómo el calor va extendiéndose por el brazo hasta la
mano. O bien, imagínese que esta en el baño o tomando una ducha
caliente y trate de sentir como le va envolviendo el calor del agua.
Imagine que tiene la mano sumergida en un recipiente con agua ca-
liente, o que está sentado tomando el sol y que este le esta calentan-
do los brazos y las piernas. Piense que tiene entre las manos un tazón
con algo caliente. Piense en cómo la sangre va irrigando sus dedos,
los de las manos y los de los pies.
Practique los demás ejercicios de diez a cuarenta minutos, de una
a seis veces al día. Recuerde que debe ir a su propio ritmo.
Semana 8
Tema: los latidos del corazón. Si le resulta difícil darse cuenta
de sus latidos, tiéndase de espalda y apoye la mano derecha sobre
el corazón. Si se siente incómodo o nota algún tipo de angustia
mientras realiza este ejercicio, pase a los siguientes y deje este para
la semana 11.
Mi brazo derecho está pesado
Mis brazos y piernas están pesados
Mis latidos cardíacos son normales
Semana 9
Tema: la respiración. Este ejercicio potencia los anteriores para
lograr una respiración más lenta y profunda.
125
Mi brazo derecho está pesado y caliente
Mis brazos y piernas están pesados y calientes
Mis latidos cardíacos son normales
Semana 10
Tema: el plexo solar. Sáltese este ejercicio si padece diabetes,
úlcera de estómago o duodeno u otra enfermedad gastrointestinal
que implique la posibilidad de que sus órganos abdominales puedan
sangrar.
Mi brazo derecho está pesado y caliente
Mis brazos y piernas están pesados y calientes
Mis latidos cardíacos son normales
Me siento respirar
Mi plexo solar está caliente
Semana 11
Tema: la frente. Es mejor realizar este ejercicio tendiéndose de
espalda porque puede producirte algún mareo.
Mi brazo derecho está pesado y caliente
Mis brazos y piernas están pesados y calientes
Mis latidos cardíacos son normales
Me siento respirar
Mi plexo solar está caliente
Mi frente está fresca
126
Temas especiales
Semana 12
Para tratar los problemas específicos puede llevar a la práctica la
modificación autógena realizando lo que Schultz denominó «fórmu-
las específicas para determinados órganos». Así, por ejemplo, cada
vez que note la aparición de rubor en el rostro, piense en el modelo
«Mis pies están calientes» o «Mis hombros están calientes». Con
ello, de forma pasiva, está concentrando su atención en algo distinto
del problema, al mismo tiempo que desvía hacia otras áreas parte de
la sangre que, al dirigirse hacia la cabeza, contribuía a la aparición
del rubor. Puede utilizar también una fórmula directa de sugestión:
«Mi frente está fría».
Cuando tenga una crisis de tos, puede utilizar la fórmula «Mi gar-
ganta está fría, mi pecho está caliente». Para combatir una crisis de
asma, utilice la misma fórmula y añada: «Respiro, respiro tranquila
y regularmente».
Al final de un EA, cuando se halle bien relajado, será altamente
sugestionable, por lo que es el momento oportuno de utilizar lo que
Schultz llamó «fórmulas intencionales» para llevar a cabo aquellas
cosas que desea hacer pero cuya realización le ofrece dificultades.
Por ejemplo, si usted desea dejar de turnar, dígase una y otra vez
algo parecido a «Fumar es una mala costumbre. No puedo continuar
con ella». Si desea comer menos, dígase «Yo controlo lo que como.
Puedo comer menos y llegar a resultar más atractivo». Las frase para
este tipo de sugestión han de ser creíbles, persuasivas y breves.
Estas fórmulas adicionales pueden intercalarse con los temas de
los ejercicios estándar o bien aplicarse al finalizarlos.
Me siento tranquilo
Todo mi cuerpo está tranquilo, pesado, cómodo y relajado
Mi mente está tranquila
127
Aíslo los pensamientos de mi alrededor y me siento sereno y
tranquilo
Mis pensamientos están dirigiéndose hacia dentro y me siento
relajado
Profundizo en mi mente y me veo y siento relajado, cómodo y
tranquilo
Siento una especie de paz interior
Ejercicios de meditación
Estos ejercicios actúan sobre las funciones mentales. Están diri-
gidos a aumentar los efectos de los ejercicios estándar. Schultz reser�-
vó los ejercicios de meditación para aquellas personas que hubieran
aprendido los ejercicios estándar en un período de seis a doce meses
y que pudieran prolongar el estado autógeno durante 40 minutos sin
sucumbir a las distracciones.
Los ejercicios de meditación creados por Schultz son parecidos
a los métodos de psicosíntesis, programa desarrollado casi al mismo
tiempo por el psiquiatra italiano Roberto Assagioli. Estos dos médi�-
cos occidentales buscaron reproducir los beneficios físicos y emo-
cionales de la meditación oriental, prescindiendo de sus elementos
místicos o religiosos.
Los ejercicios de meditación estimulan los procesos creativos y
agilizan los recursos tanto del cuerpo como de la mente para lograr
mayor autoconciencia, mejor resolución de los problemas y una ma-
yor salud física y mental. Resultan efectivos por el hecho de que
la mente afecta al cuerpo y a las emociones. Si, por ejemplo, usted
logra alejar su atención del dolor o de los problemas, es seguro que
se sentirá mejor física y emocionalmente.
Practique las primeras etapas de los ejercicios dos veces al día,
durante 20 minutos. Cuando empiece con la parte más compleja con
128
toda probabilidad necesitará emplear una hora aproximadamente.
Destine una semana a los ejercicios de colores y movimientos, y dos
a los demás. Vaya a su propio ritmo.
Color y movimiento
Empiece cada ejercicio poniéndose en su postura autógena pre-
ferida y repasando rápidamente los temas de los ejercicios estándar.
Luego, con los ojos cerrados, suba los globos oculares hacia arriba e
imagine que está mirando al interior de su frente.
Imagine que un color determinado, uniforme, ocupa su mente.
Pruebe con el azul, el verde, el amarillo, el rojo, el naranja, etc., así
hasta que encuentre un color que le sea fácil de retener en la imagi-
nación.
Imagine en el color zonas más claras y zonas más oscuras y con-
fiera movimiento a la imagen dejando que estas zonas de luz y de
oscuridad se paseen como si fueran nubes o sombras.
Añada ahora una figura geométrica de otro color. Por ejemplo, si
ha pensado en el azul, imagínese un triángulo verde superpuesto al
fondo azul. Añada, poco a poco, otras formas y colores (un cuadrado
amarillo, un circulo naranja, etc.). Después intente variar el color del
fondo.
Introduzca movimiento en la imagen, haciendo que las figuras
se muevan hacia arriba, hacía abajo, hacia los lados, y en profundi-
dad, imaginándolas más grandes y más pequeñas. Imagine que los
triángulos son conos; los cuadrados, cubos, y los círculos, balones;
apílelos y hágalos girar alrededor.
Este ejercicio le permite adquirir práctica en formar, controlar y
mantener imágenes mentales vivas.
Objetos
Imagine y guarde en la mente un objeto específico e inmóvil tal
como una cara, una máscara o una estatua. Imagíneselo de un color
129
claro y sobre un fondo oscuro. Elija un objeto que le resulte fácil de
traer a la mente. Concéntrese en sus detalles.
Si tiene dificultad para formar una imagen clara o mantenerla en
la mente, prolongue las sesiones a una hora. Con sesiones de esta
duración quizá necesite descansar a la mitad, o bien tenga que inte-
rrumpir alguna imagen perturbadora. Use las siguientes frases para
cualquiera de las dos situaciones: «Las imágenes retroceden poco a
poco... Se están volviendo cada vez menos claras... Han desapare-
cido completamente... Mis piernas están ligeras... Mis brazos están
ligeros... Mi corazón y mi respiración son normales... La temperatu-
ra de mi frente es normal». Estire los brazos, respire profundamente
y abra los ojos. Tómese un descanso de unos pocos minutos y luego
empiece de nuevo el ejercicio desde el principio.
Conceptos
Tome un concepto abstracto, como la felicidad por ejemplo. Vea,
mentalmente, la palabra escrita en una hoja. Imagínese que está es-
cuchando una voz que dice «felicidad» en voz alta. Confiera al con-
cepto un color y una forma. Piense en algún personaje feliz de un
cuento o de una leyenda, cuéntese la historia o véala representada
como en una película o una obra de teatro. Deje que acudan a su
mente, de forma espontánea, imágenes, analogías y asociaciones re-
lacionadas con la felicidad.
Otros conceptos posibles son la libertad, la paz, la justicia, la
bondad, etc.
Escenas fantásticas
Sitúese en una escena fantástica: en la cumbre de una montaña,
en la luna, viendo un amanecer, volando sobre las nubes, oteando el
océano, en un palacio, o en cualquier otro lugar. Concéntrese en los
detalles de la visión, en su apariencia, sonido, tacto, temperatura y
130
movimiento. Fíjese en si aparece alguien más. ¿Que dicen o hacen?
Piense en la escena como en una película en la que usted fuera un
actor y participante activo.
Puede encontrarse con figuras arquetípicas, temas religiosos, me-
lodramas o bien fantasías sexuales. Acepte y observe todo lo que
aparezca; si le resultase distorsionante, use las frases antes indicadas
para romper la imagen.
Personas reales
Piense en gente real. Empiece con el dependiente de una tienda
o con el cartero. Es más fácil mantener la imagen de alguien a quien
no se conoce muy bien que la de alguien querido, la cual seguramen-
te le costará de ver con claridad. Lo siguiente en orden de facilidad
es pensar en alguien que se conoce y que nos desagrada.
Llegado a este punto, la persona que está viendo debe decir o
hacer algo, o bien puede que le surjan algunas ideas espontáneas
sobre el sujeto en cuestión. Manténgase despierto a los mensajes de
su subconsciente, como ya sabe, fuente de información valiosa, inte-
resante y sorprendente. Lo que puede obtener de la interrogación del
subconsciente es totalmente impredecible. Es posible que algunas
veces aparezcan imágenes que le resulten alarmantes; en este caso,
utilice las frases de supresión para terminar la sesión.
Lecturas recomendadas
Assagioli, Roberto. Psychosynthesis. Hobbs and Dunn, 1965.
Luthe, Wolfgang. «Autogenic Training: Method. Research and Application in Med-
icine.» American Journal of Psychotherapy. 1963. vol. 17, 174-195.
Luthe, Wolfgang (ed.). Autogenic Therapy. 6 vols. Nueva York: Grune and Stratton,
1969.
Pelletier, Kenneth R. Mind as Healer. Minds as Slayer. Nueva York: Delta, 1977.
131
Capítulo 9
133
agradables. Se pueden dar tres explicaciones para el éxito de esta
técnica: 1) La orden de «stop» sirve de castigo y la conducta que es
sistemáticamente castigada acaba por desaparecer: 2) La orden de
«stop» sirve de distracción, haciendo que el imperativo autoordena�-
do resulte incompatible con los pensamientos obsesivos o fóbicos:
3) La detención del pensamiento es una respuesta positiva y puede
seguirse de pensamientos sustitutivos de tranquilización o bien de
afirmaciones de autoaceptación. Por ejemplo, puede decir «Estos
Boeings 747 son tremendamente seguros» en lugar de decir «Mira
las sacudidas del viento: apuesto lo que quieras a que va a caer de un
momento a otro».
Se ha comprobado que los pensamientos negativos y de miedo
preceden invariablemente a emociones del mismo tipo. Si se pueden
controlar los pensamientos, los niveles de estrés, en general, pueden
reducirse de forma importante.
134
Tiempo de entrenamiento
Para adquirir un buen dominio de la técnica, debe practicarse
durante todo el día, tres días durante una semana.
Instrucciones
Utilice el siguiente test para evaluar mejor cuáles son los pensa-
mientos que se repiten de forma habitual que le resultan más desa-
gradables y molestos.
Ponga una cruz en cada uno de los ítems que le afecte. Después,
de acuerdo con los siguientes criterios, puntúe cada uno del 1 al 5 y
escriba el resultado en la columna A.
135
Del mismo modo, y de acuerdo con los criterios que se dan a
continuación, puntúe los ítems del 1 al 4 y escriba el resultado en la
columna B.
A B
Puntúe de
Ponga una 1a5
cruz si su si su
respuesta respuesta Puntúe
es ha sido de
afirmativa afirmativa 1a4
136
A B
Puntúe de
Ponga una 1a5
cruz si su si su
respuesta respuesta Puntúe
es ha sido de
afirmativa afirmativa 1a4
137
A B
Puntúe de
Ponga una 1a5
cruz si su si su
respuesta respuesta Puntúe
es ha sido de
afirmativa afirmativa 1a4
138
Este pensamiento, ¿es real o no? ¿Es productivo o contraprodu-
cente? ¿Resulta fácil o difícil de controlar?
La detención del pensamiento requiere de una fuerte motivación
para alcanzar el éxito. Debe decidir ahora mismo si realmente desea
eliminar cualquiera de los pensamientos estresores que han apare-
cido en la lista. Elija uno que le parezca factible de extinguir. En la
columna A se mide el grado de molestia que le produce cada pensa-
miento, mientras que en la columna B se mide la interferencia que
presenta en sus otras actividades, a partir del grado de trastorno que
produce en su vida. Cualquier pensamiento que signifique un grado
de molestia por encima de tres o bien una interferencia por encima
de dos, justifica la aplicación de esta técnica.
139
mente completamente en blanco. Si durante este tiempo reapareciera
el pensamiento obsesivo, grite de nuevo «¡Stop!».
Grabe su voz pronunciando a intervalos intermitentes de tiempo
la palabra «¡Stop!» en voz alta (por ejemplo, tres minutos, dos mi�-
nutos, tres minutos, un minuto). Puede resultarle útil hacerlo de la
siguiente forma: repita las órdenes de «stop» varias veces, a interva�-
los de cinco segundos entre una y otra. Después, proceda igual que
con el despertador. Este procedimiento de grabar las órdenes en una
cinta aumenta y fortalece su control sobre el pensamiento.
140
5. Sustitución del pensamiento
141
Después de lograr detener los pensamientos con el grito de
«¡Stop!», empezó a decir la palabra en un tono de voz normal y
luego a susurrarla. Finalmente, aprendió a gritar «¡Stop!» men�-
talmente. Tuvo que repetir cada fase de cinco a diez veces antes
de poder pasar a la próxima. Durante los tres días siguientes gri-
tó de forma no audible la palabra «¡Stop!» nada más comenzar
los pensamientos fóbicos. De vez en cuando reforzaba la orden
haciendo sonar una goma elástica que llevaba en la muñeca. Los
pensamientos fueron disminuyendo en frecuencia y cuando apare-
cían duraban muy poco. El estrés menguó de forma importante en
el próximo viaje. Se llevó la grabadora y grabó la palabra «stop»
a intervalos de cinco, diez, tres y ocho minutos a fin de escucharla
mientras se preparaba para irse a la cama. Al final del viaje se dio
cuenta de que ya no estaba pensando en los terrores de dormir en
un lugar extraño sino que se hallaba mucho más concentrado en las
exigencias de su trabajo.
Consideraciones especiales
1. Si falla en el primer intento de detener un pensamiento, es po-
sible que haya elegido uno que sea, en verdad, muy difícil de
extinguir. En este caso, elija otro pensamiento no deseado que
le resulte menos angustiante o alarmante que el primero. Es útil
dominar la técnica antes de meterse con los pensamientos más
estresantes o fóbicos.
2. Si la vocalización interior del «stop» no surte efecto y le resulta
embarazoso pronunciar la palabra en voz alta en público, puede
utilizar una de las siguientes técnicas: póngase una goma elás-
tica en la muñeca, de forma que no le apriete, y cuando aparez-
ca el pensamiento obsesivo tire de ella y suéltela haciendo un
ruido característico. También puede pellizcarse cada vez que
aparezcan los pensamientos no deseados. Finalmente, puede
142
intentar detenerlo clavando las uñas de los dedos en la palma
de la mano cada vez que surjan.
3. Se dará cuenta de que detener un pensamiento lleva su tiempo.
Aquél aparecerá de nuevo y, de nuevo, tendrá que interrumpir-
lo. Lo más difícil es abortarlo justo cuando empieza y luego
concentrarse en otra cosa. En la mayoría de los casos, cada vez
irá apareciendo con menor frecuencia y, poco a poco, dejará de
significar un problema.
Lecturas recomendadas
Lazarus, A. A. Behavior Therapy and Beyond. Nueva York: McGraw Hill, 1971.
Rimm, D. C. y Masters, J. C. Behavior Therapy: Techniques and Empirical Find-
ings. Nueva York: Academic Press, 1974.
Wolpe, J. The Practice of Behavior Therapy. Oxford: Pergamon Press, 1969.
143
Capítulo 10
Rechazo de ideas
irracionales
145
va a caer»), o bien pueden corresponder a deberes y obligaciones de
tipo perfeccionista («Debo estar callado y no molestar a nadie»). Si
tomamos, por ejemplo, la siguiente afirmación: «Necesito amor»,
vemos que emocionalmente es mucho más estresora y a la larga pe-
ligrosa que la siguiente, más ajustada a la realidad: «Deseo amor
intensamente, pero no es en absoluto imprescindible para vivir, es
más, puedo ser razonablemente feliz sin él». «¡Qué terrible es sentir-
se rechazado!» Esta afirmación resulta alarmante si la comparamos
con la siguiente: «Pienso que es muy desagradable y me siento mo-
mentáneamente incómodo cuando soy rechazado». Los imperativos
del tipo «Tengo que dedicarme más a la casa» pueden transformarse
en otros más racionales: «Probablemente habría más paz y todo re-
sultaría más compatible si distribuyera mejor el trabajo».
Albert Ellis desarrolló un sistema para atacar las ideas o creen�-
cias absurdas y sustituirlas por afirmaciones más de acuerdo con la
realidad del mundo. Llamó a su sistema terapia emotivo-racional y
fue presentado por primera vez en un libro titulado Guía para una
vida racional en colaboración con Harper, en el año 1961. La teo� -
ría principal de Ellis es que las emociones no tienen nada que ver
con los acontecimientos reales. Entre el hecho y la emoción que se
desarrolla media la real o irreal apreciación mental del mismo. Sus
propios pensamientos, dirigidos y controlados por usted, son los que
crean ansiedad, mal humor y depresión. El cuadro de la página si-
guiente le mostrará cómo funciona el proceso.
146
Ejemplo
A. Hechos y acontecimientos
Un mecánico de coches cambia el depósito de gasolina porque
cree, honestamente, que no funciona bien, pero el rendimiento del
vehículo no mejora con ello. El cliente está muy enfadado y exige
que vuelva a poner el depósito antiguo.
C. Emociones
Mal humor y resentimiento.
Depresión.
Más tarde, el mecánico puede decirse a sí mismo «Este tipo aca-
147
bará por volverme loco». Pero en realidad no es el cliente ni nada
relacionado con él lo que le produce mal humor. Es su propia con-
versación consigo mismo, su interpretación de la realidad, lo que le
produce todo el cúmulo de emociones negativas. Este diálogo con-
sigo mismo, irracional, puede modificarse y con él cambiarán las
emociones estresantes a que da lugar.
Tiempo de entrenamiento
La valoración de los pensamientos irracionales, más trabajar lo
suficiente para rechazar uno de estos pensamientos, puede precisar
aproximadamente de 20 minutos al día durante dos semanas. La
imaginación emotivo-racional, proceso a través del cual trabajará
directamente en el cambio de sus emociones, le llevará también unas
dos semanas si practica unos diez minutos al día.
148
Instrucciones - Terapia emotivo-racional
Valoración
Registro de opiniones
Puntuación
acuerdo
149
Estoy de acuerdo
No estoy de
Puntuación
acuerdo
150
Estoy de acuerdo
No estoy de
Puntuación
acuerdo
151
Estoy de acuerdo
No estoy de
Puntuación
acuerdo
152
Estoy de acuerdo
No estoy de
Puntuación
acuerdo
153
Estoy de acuerdo
No estoy de
Puntuación
acuerdo
154
B. Ítems con dos puntos:
Si el ítem tiene dos puntos (• •) y ha contestado «No estoy de
acuerdo», anótese un punto en el espacio indicado para la puntua-
ción.
2. 12. 22. 32, 42. 52. 62. 72. 82 y 92 y escriba el total aquí: _____
Cuanto mayor haya sido la puntuación alcanzada, mayor es su
conformidad con la idea irracional de que: Debe ser indefectible-
mente competente y casi perfecto en todo lo que emprende.
3. 13. 23, 33. 43. 53, 63, 73. 83 y 93 y escriba el total aquí: _____
Cuanto mayor haya sido la puntuación alcanzada, mayor es su
conformidad con la idea irracional de que: Ciertas personas son ma-
las, viles y perversas y deberían ser castigadas.
4. 14. 24. 34. 44. 54. 64, 74. 84 y 94 y escriba el total aquí: _____
Cuanto mayor haya sido la puntuación alcanzada, mayor es su
conformidad con la idea irracional de que: Es horrible cuando las
cosas no van como uno quisiera que fueran.
5. 15. 25. 35. 45. 55, 65. 75, 85 y 95 y escriba el total aquí: _____
Cuanto mayor haya sido la puntuación alcanzada, mayor es su
conformidad con la idea irracional de que: Los acontecimientos ex-
ternos son la causa de la mayoría de las desgracias de la humani-
dad; la gente simplemente reacciona según cómo los acontecimien-
tos inciden en sus emociones.
155
6. 16, 26. 36. 46. 56. 66. 76. 86 y 96 y escriba el total aquí: _____
Cuanto mayor haya sido la puntuación alcanzada, mayor es su
conformidad con la idea irracional de que: Se debe sentir miedo o
ansiedad ante cualquier cosa desconocida, incierta o potencialmen-
te peligrosa.
7. 17, 27, 37, 47, 57, 67. 77, 87 y 97 y escriba el total aquí: _____
Cuanto mayor haya sido la puntuación alcanzada, mayor es su
conformidad con la idea irracional de que: Es más fácil evitar ¡os
problemas y responsabilidades de la vida que hacerles frente.
8. 18, 28. 38, 48. 58. 68. 78, 88 y 98 y escriba el total aquí: _____
Cuanto mayor haya sido la puntuación alcanzada, mayor es su
conformidad con la idea irracional de que: Se necesita contar con
algo más grande y más fuerte que uno mismo.
9. 19, 29. 39. 49. 59, 69, 79, 89 y 99 y escriba el total aquí: _____
Cuanto mayor haya sido la puntuación alcanzada, mayor es su
conformidad con la idea irracional de que: El pasado tiene gran in-
fluencia en la determinación del presente.
10. 20, 30. 40. 50.60. 70, 80, 90 y 100 y escriba el total aquí: _____
Cuanto mayor haya sido la puntuación alcanzada, mayor es su
conformidad con la idea irracional de que: La felicidad aumenta con
la inactividad, la pasividad y el ocio indefinido.
Ideas irracionales
156
usted. Las cosas en el mundo simplemente pasan; usted experimenta
esos acontecimientos (A), inicia el diálogo consigo mismo (B), y
luego experimenta una emoción (C) resultado de este diálogo inte-
rior. A no es la causa de C, B si es la causa de C. Si el diálogo consi-
go mismo no se ajusta a la realidad y es irracional, creará emociones
desagradables.
Dos formas corrientes de charla interior irracional son las que
originan las frases que «horrorizan» y las que «absolutizan». Usted
mismo se horroriza, haciendo interpretaciones catastróficas de sus
experiencias: un dolor momentáneo en el pecho es un ataque de co-
razón; su malhumorado jefe intenta encolerizarlo; su cónyuge tiene
que trabajar de noche y la idea de estar solo es increíblemente terri-
ble. Las emociones que resultan de un diálogo horrorizante tienden,
a su vez, a ser horribles: está respondiendo a su propia descripción
del mundo.
Las afirmaciones irracionales que «absolutizan» normalmente
incluyen palabras como «debería», «tendría que», «siempre», «nun-
ca». La idea que se encuentra en la base de este tipo de afirmaciones
es que las cosas deben ser de una forma determinada o bien que uno
mismo ha de ajustarse a un modelo concreto de comportamiento.
Cualquier desviación de la norma es mala. La gente que no vive de
acuerdo con el patrón es mala. En realidad, es la norma lo que está
mal, ya que es irracional.
Albert Ellis ha propuesto diez ideas irracionales básicas, que
se enumeran a continuación. A estas diez hemos añadido algu-
nas más, altamente frecuentes y que se apartan totalmente de la
realidad. A partir de las puntuaciones obtenidas en el registro de
creencias, y de las situaciones en que sabe que de forma carac-
terística experimenta estrés, elija las afirmaciones que crea que
pueden aplicarse a usted:
157
Es realmente imposible gustar a todas las personas que
nos rodean. Incluso aquellas personas a las que gustamos
básicamente y nos aprueban, discreparán en algunas de
nuestras conductas y cualidades. Esta creencia irracional
es probablemente la mayor causa única de infelicidad.
2. Hay que ser indefectiblemente competente y casi per-
fecto en todo lo que se emprende.
Los resultados de la creencia de que uno ha de ser per-
fecto son: los autorreproches ante el fallo inevitable,
disminución de la autoestima, aplicación de patrones
perfeccionistas al cónyuge y a los amigos y paraliza-
ción y miedo a intentar cualquier cosa.
3. Ciertas personas son malas, viles y perversas y debe-
rían ser castigadas.
Una posición mas real es la de pensar que tales per-
sonas se comportan de modo antisocial e inapropiado.
Quizá se debe a que son tontas, ignorantes o neuróticas,
y lo que deberían hacer es intentar cambiar su conducta.
4. Es horrible cuando las personas y las cosas no son como
uno quisiera que fueran.
Esto puede describirse como el síndrome del niño mima-
do. Tan pronto como el globo se deshincha, empieza el
diálogo: «¿Por qué me pasa esto a mí? ¡Demonio!, no pue-
do soportarlo. Es horrible, todo es un asco». Cualquier in-
conveniente, problema o fallo que aparezca en su camino
se interpreta de este modo. El resultado es una profunda
irritación e intenso estrés.
5.
Los acontecimientos externos son la causa de la ma-
yoría de las desgracias de la humanidad: la gente
simplemente reacciona según cómo los acontecimien-
tos inciden en sus emociones.
Una deducción lógica, a partir de esta creencia, es pensar
que para lograr la felicidad o evitar la tristeza hay que
158
controlar los acontecimientos externos. Dado que ese
control es limitado y que no podemos manipular los
deseos de los demás, el resultado es la sensación de
infelicidad y una ansiedad crónica. Atribuir la falta de
felicidad a los acontecimientos es una forma de evitar
enfrentarse con la realidad. Las propias interpretacio-
nes de los hechos son las que causan la infelicidad.
Mientras que poseemos un control limitado sobre las
acciones de los demás, disponemos de un gran control
de nuestras emociones.
6. Hay que sentir miedo o ansiedad ante cualquier cosa
desconocida, incierta o potencialmente peligrosa.
Esto a veces se expresa de la siguiente forma: «Sólo
con que suene un timbre, ya empiezo a preocuparme».
Y muchas personas comienzan a enumerar los esce-
narios de la catástrofe. Desarrollar miedo o ansiedad
ante lo incierto hace la extinción más difícil y aumenta
el estrés; por el contrario, reservar las respuestas de
miedo al peligro real permite disfrutar de lo incierto
como una experiencia nueva y excitante.
7. Es más fácil evitar los problemas y responsabilidades
de la vida que hacerles frente.
Hay muchas formas de eludir las responsabilidades:
Debería decirle que ya no me interesa, pero no esta
noche... Tendría que encontrar otro trabajo, pero es-
toy demasiado cansado para ponerme a buscarlo en
los ratos libres... Un grifo que gotea no hace daño a
nadie... Podría ir de compras hoy, pero el coche hace
una especie de ruido raro».
Si usted ha contestado que está de acuerdo con esta
idea, escriba en el espacio que se indica a continuación
sus excusas habituales para evitar las responsabilidades:
159
Área de responsabilidad Medio de evitarla
160
Esta creencia es la razón de muchas depresiones y
ansiedades. La verdad es que no sólo ejercemos un
considerable control sobre nuestras situaciones inter-
personales, sino que controlamos también la forma de
interpretar y responder emocionalmente a cada uno de
los acontecimientos de nuestra vida.
12.
Las personas somos frágiles y nunca deberíamos
sufrir daño alguno. (Farquhar y Lowe)
Esta creencia irracional lleva a una falta de comunica-
ción abierta de sentimientos importantes y a un sacrifi-
cio auto-impuesto de no disfrutar de lo bueno y agrada-
ble. Dado que todo lo que necesita o desea parece dañar
o privar a alguien de alguna cosa, se siente frustrado,
desamparado y deprimido. Las relaciones se llenan de
espacios muertos en los que los conflictos se van desa-
rrollando y no se hace nada para solucionarlos.
13.
Las buenas relaciones están basadas en el sacrificio
mutuo y en la idea de dar.
Esta creencia se basa en la suposición de que es mejor
dar que recibir. Se manifiesta en repulsión a pedir nada
y a que las necesidades ocultas se adivinen y satisfa-
gan. Desgraciadamente, la abnegación constante sólo
aboca a la amargura y a la depresión.
14.
Si no te esfuerzas mucho por agradar a los demás,
éstos te abandonarán y rechazarán.
Esta creencia es consecuencia de una baja autoestima.
Generalmente se corre menos riesgo de rechazo si uno
se muestra a los demás tal como es; pueden tomarlo o
dejarlo, pero si te aceptan, ya no tienes que preocupar-
te de bajar la guardia ni de que te rechacen más tarde.
15. Cuando la gente desaprueba lo que haces, significa
invariablemente que estás equivocado o que no eres
bueno. (Farquhar y Lowe)
161
Esta creencia provoca ansiedad crónica en la mayoría
de las relaciones interpersonales. La irracionalidad del
pensamiento radica en la generalización de un fallo es-
pecifico o de un rasgo que no os atractivo a la totalidad
de uno mismo.
16. La felicidad, el bienestar y la satisfacción sólo pue-
den alcanzarse en compañía de los demás y estar
solo es algo horrible. (Farquhar y Lowe)
Placer, autovalía y satisfacción pueden sentirse tanto
estando solo como acompañado. Estar solo es produc-
tivo y, a veces, deseable.
17. El amor es perfecto y la relación ideal existe realmente.
Los que suscriben esta teoría normalmente se resienten
de sucesivas relaciones porque ninguna les satisface
del todo, ya que están esperando siempre al compañero
ideal. No suele llegar nunca.
18. No tendríamos que sentir dolor, tenernos derecho a
una buena vida.
La postura realista al respecto es que el dolor es una
parte inevitable de la vida del hombre. Frecuentemente
acompaña a las decisiones difíciles y saludables y a
los procesos de crecimiento. La vida no es una fiesta
y muchas veces hay que sufrir sin que se pueda evitar.
19. Su valor como persona depende de cuanto consiga y
realice. (Farquhar y Lowe. 1974.)
Una evaluación mucho más real de su valor como per-
sona es la de pensar que éste depende de cosas como la
capacidad de estar vivo, sabiendo todo lo que significa
el ser humano.
20. El enfado es automáticamente malo y destructivo.
(Farquhar y Lowe.)
El enfado tiene muchas veces un efecto desintoxicante.
Puede ser una forma honesta de comunicación de senti
162
mientos, sin atentar contra la estima y la seguridad de
los demás.
21. Está mal o es un error ser egoísta.
La verdad es que nadie conoce sus propias necesidades
mejor que uno mismo, y nadie tiene mayor interés en
que sean satisfechas. Su felicidad es responsabilidad
suya. Ser egoísta significa aceptar esta responsabilidad.
163
Reglas para suscitar el pensamiento racional
v No me afecta.
Las situaciones de la vida no me hacen sentir ansiedad ni miedo.
Soy yo quien hablándome a mi mismo dice cosas que me producen
estas sensaciones.
164
riña cada una de las partes interviene por lo menos en un treinta por
ciento en hacer que la discusión continúe.
165
C. Concéntrese en su respuesta emocional. Elija una o dos pala-
bras claras a modo de etiqueta: mal humor, deprimido, senti-
miento de autodesprecio, miedo, etc.
D. Discuta y varíe el lenguaje interior que ha descrito en el pun-
to B. A continuación le mostramos cómo debe hacerse, de
acuerdo con Ellis:
1. Elija la idea irracional que desea discutir. A modo de ejem-
plo, utilizaremos la siguiente idea: «No hay derecho a que
tenga que sufrir por este problema».
2. ¿Existe algún soporte racional a esta idea? Dado que, de-
bido a una larga sucesión de relaciones causa-efecto, todo
es como debe ser, la respuesta es «no». El problema debe
soportarse y resolverse ya que ha ocurrido, y ha ocurrido
porque se han dado todas las condiciones necesarias para
que tuviera lugar.
3. ¿De qué evidencias disponemos de la falsedad de esta
idea?
a. No hay leyes en el universo que digan que no deben
existir el dolor ni los problemas. Tengo un problema
cuando se dan las condiciones necesarias para que apa-
rezca.
b. La vida no es una fiesta. La vida es tan sólo una su-
cesión de acontecimientos, algunos de los cuales son
agradables y otros son incómodos y dolorosos.
c. Cuando los problemas aparecen, es asunto mío resol-
verlos.
d. Intentar que un problema no aparezca es adaptativo,
pero resentirse y no afrontarlo una vez que ya ha surgi-
do es algo contraproducente.
e. No hay nadie especial. Algunas personas pasan por la
vida con menos problemas que yo, pero ¿es que esto
no puede deberse a que, a veces, yo contribuyo a que
se den las condiciones para que surjan los problemas?
166
f. Sólo por el hecho de tener un problema no significa que
tenga que sufrir. Incluso puede ser una buena oportuni-
dad para aumentar mi autoestima intentando encontrar la
solución adecuada de la que pueda sentirme orgulloso.
4. ¿Existe alguna evidencia de la certeza de esta idea?
No: mis sufrimientos se deben a mi lenguaje interior a tra-
vés del cual he interpretado este acontecimiento. Me he
convencido a mí mismo de que debo sentirme mal.
5. ¿Qué es lo peor que puede ocurrirme si lo que quiero que
ocurra no ocurre o si, al contrario, lo que temo que suceda
sucede?
a. Podría verme privado de varios placeres mientras ten-
go que solucionar el problema.
b. Podría sentirme incómodo.
c. Podría no llegar a solucionar nunca el problema y sen-
tirme inútil en ese aspecto.
d. Tendría que aceptar las consecuencias del fracaso.
e. Podría ser que los demás no aprobaran mi conducta y
me rechazaran.
f. Podría sentir más estrés, más tensión o una sensación
desagradable.
6. ¿Qué cosas buenas podrían ocurrirme si lo que quiero que
ocurra no ocurre o si, al contrario, lo que temo que suceda
sucede?
a. Podría aprender a tolerar mejor la frustración.
b. Podría mejorar mi capacidad de atontamiento.
c. Podría hacerme más responsable.
E. Sustituya el lenguaje interior por otro, ahora que ha exami-
nado detenidamente la idea irracional que ha originado y ha
podido compararla con lo que seria una forma de pensamien-
to racional.
1. No hay nada especial en mi. Puedo aceptar las situaciones
dolorosas siempre que surjan.
167
2. Afrontar los problemas es más adaptativo que resentirse o
huir de ellos.
3. Me siento de acuerdo con mi forma de pensar. Si no tengo
pensamientos negativos, no tengo emociones estresoras.
Como mucho, me sentiré molesto, arrepentido o enfadado,
no ansioso, deprimido ni furioso.
Deberes de clase
A. Acontecimiento desencadenante:
B. Ideas racionales:
Ideas irracionales:
168
C. Consecuencias de las ideas irracionales:
No.
169
6. ¿Que cosas buenas podrían ocurrirme?
E. Pensamientos alternativos:
Emociones alternativas:
A. Acontecimiento desencadenante:
B. Ideas racionales:
Ideas irracionales:
170
1. Elija la idea irracional:
2. ¿Existe algún soporte racional a esta idea?
3. ¿Qué evidencias existen de la falsedad de esta idea?
4. ¿Existe alguna evidencia de la certeza de la idea?
5. ¿Qué es lo peor que puede ocurrirme?
6. ¿Qué cosas buenas podrían ocurrirme?
E. Pensamientos alternativos:
Emociones alternativas:
Consideraciones especiales
Si tiene dificultades en sus progresos con la terapia emotivo-ra-
cional, es posible que este interfiriendo alguno de los siguientes fac-
tores:
171
3. Usted tiene dificultad en recordar sus pensamientos. Si es este
su caso, no espere hasta el final, utilice un registro donde debe
escribirlo todo justo cuando ocurra.
Imágenes emotivo-racionales
172
dificar la depresión, la ansiedad, la rabia, etc.? Se dará cuenta
de que, en cierto modo, ha modificado también su sistema de
creencias.
5. En lugar de decir «No puedo soportar esto... Va a volverme
loco», ahora podría decir «Ya he salido con éxito de situaciones
como ésta otras veces». Con ello habrá cambiado sus creencias,
sus interpretaciones de las experiencias.
Ejemplo
La técnica de las imágenes emotivo-racionales fue practicada por
un ama de casa que se deprimía cada vez que su marido encendía la
televisión por la noche. Durante el día evocaba la situación: su mari-
do limpiándose con la servilleta, levantándose de la mesa, llevando
los platos a la cocina y saliendo del comedor. Unos minutos después
se oiría el sonido de la televisión, el cambio de canal hasta oír el
programa preferido del marido. Cuando se repetía la secuencia, se
sentía invadida por el desánimo y el descorazonamiento.
Después de entrar en contacto con la emoción estresora de forma
continuada, esta mujer se obligó a cambiarla por el sentimiento de
disgusto y de irritación. Era como intentar mover una roca inmensa
y tardó 15 minutos de esfuerzo continuado en poder tomar contacto,
aunque momentáneo, con las emociones más apropiadas. Practican-
do a intervalos de una hora, pronto logró transformar la depresión en
irritación o en disgusto y sentirlo durante varios minutos.
173
Llegada a este punto, estaba en condiciones de examinar cómo
había cambiado sus pensamientos (lenguaje interior) para poder
modificar con ello sus emociones. Averiguó que podía cambiar la
depresión por irritación, diciéndose a si misma «No tengo por qué
sentirme desamparada. Si él quiere pasar el tiempo viendo la tele-
visión, yo mientras tanto puedo hacer algo que me guste». Otros
pensamientos fueron: «Es su vida. Puede pasarla como quiera. Pero
yo no voy a desperdiciar la mía; hay mucha gente a la que no visito
porque creo que debo estar en casa con él. Voy a ocuparme de mi
misma. Puede que a él no le guste que no este en casa, pero yo no
tengo obligación de quedarme».
Emoción Emoción
Situación estresante apropiada
174
A continuación escriba sus propias situaciones estresantes, ano-
tando también las emociones estresantes que experimenta y otras
más adecuadas que le gustaría sentir.
Emoción Emoción
Situación estresante apropiada
Profundización
Es importante darse cuenta de que hay tres niveles de profundiza-
ción que son totalmente necesarios para que se produzca el cambio
de emoción:
175
1. Conocimiento de la existencia del problema y de algunos de los
acontecimientos que pueden haberlo causado.
2. Ver con claridad que las ideas irracionales que adquirió en épo-
cas tempranas de la vida son las que crean el clima emocional
en el que vive en la actualidad y que, de modo consciente o
inconsciente, usted está colaborando a que se perpetúen.
3. El convencimiento profundo de que después de descubrir los
dos niveles anteriores no encontrará otra forma de eliminar el
problema más que trabajando de modo enérgico, constante y
persistente en modificar sus ideas irracionales.
Sin un acuerdo con este último nivel, le resultará muy difícil mo-
dificar sus respuestas emocionales habituales.
Consideraciones especiales
Si piensa que esta técnica que acabamos de describir puede re-
sultarle útil pero se siente incapaz de aprenderla, consulte con un
terapeuta o centro especializado en el tema.
Lecturas recomendadas
Beck, A. T. Depression: Clinical, Experimental and Theoretical Aspects. Nueva
York: Hoeber, 1967.
Beck, A. T. «Cognit ive Ther apy: Nat ur e and Rel at ion t o Behavior Ther apy.» Be-
havior Therapy. 1970. I, 184-200.
Ellis, A. «Emot ional Dist ur bance and it s Tr eat ment in a Nut shel l » Canadian
Counselor. 1971, 5 (3), 168-171.
Ellis, A. Growth Through Reason. Palo Alto: Science and Behavior Books. 1971.
Ellis, A. A New Guide to Rational Living. North Hollywood. California: Wilshire
Books. 1975.
Ellis, A. y Harper, R. A Guide to Rational Living. North Hollywood. California:
Wilshire Books. 1961.
176
Farquhar, W. y Lowe, J. «A List of Ir r at ional Ideas», recopilado por Tosy, D. J.
en Youth Toward Personal Growth, a Rational Emotive Approach. Columbus,
Ohio: Charles E. Merrill. 1974.
Goodman, D. S. Emotional Well-Being Through Rational Behavior Training. Spring-
field. Illinois: Charles C. Thomas, 1974.
Lazarus, A. A. Behavior Therapy and Beyond. Nueva York: McGraw Hill, 1971.
Maultsby. M. «Rat ional Emot ive Imager y». Rational Living. 6, 1971, 16-23.
Rimm, D. C. y Litvak, S. B. «Sel f-ver bal izat ion and Emot ional Ar ousal » Journal
of Abnormal Psychology. 74, 1969, 181-187.
177
Capítulo 11
Desarrollo de técnicas
de afrontamiento
179
provoquen pensamientos tales como «No puedo hacerlo... No soy lo
suficientemente fuerte... Todos parecen más listos que yo», etc.
El desarrollo de técnicas de afrontamiento permite la represen-
tación mental de aquellos hechos de la vida real que resultan distor-
sionantes para cada uno. De este modo, uno aprende a relajarse en
las escenas imaginadas y se prepara de esta forma para la posterior
relajación ante situaciones reales tales como enfrentarse a las críti-
cas de los demás, resolver un problema o afrontar el vencimiento de
un plazo de tiempo. Poco a poco, los procesos de autorrelajación y
los pensamientos de afrontamiento aparecen de forma automática en
cualquier situación estresante.
Tiempo de entrenamiento
Considerando que la relajación progresiva ya ha sido aprendida
(lo cual lleva unas dos semanas), el aprendizaje de las técnicas de
180
afrontamiento puede desarrollarse, aproximadamente, en una sema-
na. Una vez que se es capaz de relajar la tensión ante situaciones
evocadas en la imaginación, es el momento de trabajar sobre los
acontecimientos actuales estresantes. El hábito del afrontamiento de
estos acontecimientos lleva tiempo y práctica y la cantidad de tiem-
po total requerido depende directamente de la cantidad de práctica
y dedicación.
Instrucciones
Desarrollo de una relajación efectiva
181
Realización de una jerarquía de sucesos estresantes
182
SUDS
Posición Ítem (Unidades subjetivas
de ansiedad)
183
Una jerarquía de situaciones bien hecha es un compendio de
distintos temas de preocupación; su interés no se centra en un solo
aspecto de la vida. Las situaciones descritas son sucintas pero lo
bastante claras como para permitir reconstruir la escena mental-
mente.
184
resulte viva y real. Tiene que ser capaz de evocar los sonidos, los
olores, las imágenes y estructura de la situación. Las primeras veces
puede que no se sienta del todo inmerso en la situación; sin embargo,
cuanto más practique dejando que la escena se meta en cada uno de
sus sentidos, más fácil le resultará sentirse como si se encontrara de
verdad en ella. Si tiene problemas en evocarla, puede grabarla en una
cinta magnetofónica describiéndola de forma viva y completa. Escú-
chela con los ojos cerrados, dejando que las palabras produzcan en
sus sentidos las impresiones de la situación problema. Incluya en la
cinta todos los diálogos y afirmaciones de los demás que le resulten
molestos, describiendo también los movimientos de su cuerpo. Tan
pronto como sea capaz de visualizar la escena, observe cualquier
signo de tensión física que aparezca y empiece entonces la respuesta
de relajación. En lugar de ser un signo de ansiedad, la tensión física
ha pasado a ser ahora la señal para relajarse.
El primer día que comience a practicar la relajación siguiendo
su lista de situaciones, no trabaje más de tres o cuatro escenas. De-
téngase antes de sentirse cansado o aburrido por el procedimiento.
Después de cuatro días ha de haber practicado con cada una de las
situaciones de su lista y después de haberse relajado en ellas dos o
tres veces, ya puede esperar una mayor sensación de confianza cuan-
do tenga que enfrentarse a las mismas situaciones en la vida real.
185
1. Situación que actúa de estimulo: su jefe se acaba de enfadar con
usted por haber olvidado una cita.
2. Respuesta física: su sistema nervioso autónomo origina sínto-
mas tales como temblor de manos, tensión en el estómago, su-
dor, palpitaciones, ligero dolor de cabeza, etc.
3. Respuesta conductual: usted intenta afrontarla situación discul-
pándose y marchándose lo antes posible.
4. Pensamientos originados: sus interpretaciones de la situación,
predicciones y autoevaluaciones son las que crean las emocio-
nes. Si en este momento usted se dice a sí mismo «No puedo
suportar esto... Es demasiado para mi... Me siento como si me
fuera a caer a pedazos», la respuesta emocional que originará
será de miedo. Si sus afirmaciones son «Me ha estado tirani-
zando todo el tiempo... Es realmente un sádico», entonces su
respuesta emocional será más bien de enfado.
186
Sus pensamientos no tienen por qué aumentar su miedo; al con-
trario, pueden actuar como tranquilizante ante un estado de tensión,
calmándole y haciendo que desaparezca la sensación de pánico. El
círculo formado por pensamientos y respuestas que acabamos de des-
cribir puede actuar tanto en su contra como a favor. Los pensamientos
de afrontamiento del estrés informan a su organismo de que no hay
ningún motivo de alarma; puede permanecer relajado. En medio de
cualquier situación estresante puede formularse interiormente una se-
rie de razonamientos que le sirvan para vencer el miedo. Por ejemplo:
«Debes estar tranquilo... Ya te has encontrado con esto otras veces...
Ahora relájate... Realmente no puede hacerme daño (él/ella)».
Cuanta más atención preste a su monólogo de afrontamiento, an-
tes se liberará de su tempestad fisiológica de síntomas y de lo que se
describe en el capítulo primero como reacción de «lucha o huida».
Haga su propia lista de pensamientos de afrontamiento y aprén-
daselos de memoria. Meichenbaum y Cameron, en su programa de
«Inoculación contra el estrés», sugirieron las siguientes categorías
para la formulación de frases de afrontamiento:
1. Preparación
No hay de que preocuparse.
Estaré bien.
Ya he hecho esto bien otras veces.
¿Qué es exactamente lo que debo hacer?
Sé que puedo hacer cada una de estas cosas.
Es más fácil una vez que se ha empezado.
Lo superaré y estaré bien.
Mañana ya lo habré pasado.
No dejes que te invadan pensamientos negativos.
187
Puedo hacerlo, lo estoy haciendo.
Sólo tengo que hacerlo lo mejor posible.
A la mínima tensión que sienta, tengo que aplicar mis ejercicios
de afrontamiento.
Puedo pedir ayuda si la necesito.
Si no pienso en el miedo no lo sentiré.
Si siento un poco de tensión, haré una pausa y me relajaré.
No hay nada malo en cometer errores.
188
Es posible que algunos de los pensamientos de afrontamiento
que le hemos mostrado le sean de utilidad, pero probablemente los
que más le sirvan sean los que escriba usted mismo. Memorice unos
(cuantos de cada una de las categorías del proceso de afrontamiento:
preparación para el estrés, enfrentamiento con el problema, sensa-
ción de miedo y autofelicitación. Haga las frases de modo que le
resulten significativas y cámbielas cuando empiecen a perder efecto.
Tenga la lista a mano: pegue algunos de los pensamientos que le
sean más útiles en la mesita de noche, en el fregadero de la cocina,
en un bolsillo interior de su cartera, etc. También puede introducirlos
en el envoltorio de celofán de su paquete de cigarrillos.
Aviso: algunas personas tienen miedo de tentar a la suerte si
se felicitan a sí mismas por un progreso. Estas personas abrigan la
superstición de que la autorrecompensa causa el desastre. Lo que
ocurre es que están atribuyendo al destino o a la suerte parte de la
responsabilidad de sus éxitos. Atribuirse el afrontamiento de los pro-
blemas significa aceptar la responsabilidad de que el funcionamiento
de las cosas depende de uno mismo, así como el poder para limitar
las emociones dolorosas.
189
son inevitables. Sin embargo, con la práctica, la relajación y los pen-
samientos de afrontamiento se convertirán en algo tan natural que
aparecerán de forma automática ante el primer signo de tensión.
Ejemplo
Un contratista de obras dedicado a la remodelación de cocinas
que se sentía excesivamente preocupado por su trabajo confeccionó
la siguiente lista jerarquizada de situaciones estresantes:
SUDS
Posición Ítem (Unidades subjetivas
de ansiedad)
190
SUDS
Posición Ítem (Unidades subjetivas
de ansiedad)
12 Crisis de preocupación en los períodos sin 60
trabajo entre dos encargos.
13 Entablar conversación en una fiesta para 65
solteros.
14 Salir por primera vez con mi novia actual. 70
Comer, bailar.
15 Petición, por parte de un posible cliente, de 75
distintos proyectos para la remodelación de
una cocina.
16 Primeras proposiciones sexuales a mi novia 80
actual.
17 Rechazar fríamente una cita. 85
18 Descontento por parte de un cliente por los 90
armarios de la cocina, la mano de obra, etc.
19 Visita a mi padre, cuya enfermedad cardíaca 95
cada vez más grave le hace visiblemente
más frágil.
20 El coste final de un trabajo excede el 100
presupuesto original del mismo.
191
Repitió el pase de la cinta hasta que logró construir mentalmente
una imagen viva del lugar. El esfuerzo que tuvo que invertir en esti-
mular la imaginación para esta primera evocación fue recompensado
al lograr imaginar las escenas restantes con mayor facilidad.
Por medio de la lista de situaciones estresantes esta persona
aprendió a esperar los primeros signos de tensión (normalmente en
el diafragma y parte superior del abdomen). Estos signos se convir-
tieron en la señal para relajarse. Empezó por conservar la imagen de
una escena de 10 a 40 segundos, «escuchando» mientras tanto a su
cuerpo y concentrando su atención en la respiración profunda y la
relajación progresiva. Después de visualizar una escena dos veces
durante, al menos, 20 segundos cada vez, sin sentir tensión ni an-
siedad, pasaba al siguiente ítem de la lista. En ocasiones, tenía que
visualizar una situación seis o siete veces hasta lograr mantener la
imagen sin sentir ansiedad.
Se programó practicar por las mañanas y por las tardes a razón de
15 minutos cada vez. Avanzó a razón de cuatro o cinco escenas por
día y en cinco días completó toda la lista de situaciones, repitiéndola
luego en otra ocasión, desde el principio hasta el final.
Simultáneamente, confeccionó una lista de pensamientos de
afrontamiento, que fueron los siguientes:
1. Preparación
Ya he hecho esto otras veces.
Es una buena ocasión de hacer un plan definitivo.
Olvida la preocupación y haz algo.
Concéntrate en lo que tienes que hacer.
No puedo arruinarme por esto, cosas peores me han pasado.
Apurarme sólo sirve para perder mi propia estima.
2. Afrontamiento
Ningún pensamiento de miedo.
No importa lo que piensen los demás: hazlo.
192
Puedo cuidar de mí mismo.
Sólo va a durar un rato.
Me sentiré muy bien cuando esto marche bien.
Tengo un proyecto particular para solucionar este problema.
193
y de liberarse de cualquier tensión física que pudiera aparecer. El
proceso de «consultar» a su cuerpo y empezar las técnicas de afron-
tamiento se convirtió en automático.
Lecturas recomendadas
Goldfried, M. R. «Reduct ion of Gener al ized Anxiet y Thr ough a Var iant of Sys-
tematic Desensitization», en Behavior Change Through Self-Control por Gold� -
fried. M. R. y Merbaum. M. teds.). Nueva York: Holt, Rinehart and Winston.
1973.
Meichenbaum, D. «Sel f Inst r uct ional Met hods», en Helping People Change por
Kanfur, F. K. y Goldstein. A. P. (eds.). Nueva York: Pergamon Press. 1974.
Meichenbaum, D. y Cameron. R. «Modifying What Cl ient s Say t o Themselves»,
en Self-Control: Power to the Person por Mahoney, M. J. y Thoreses. C. F.,
Monterrey. California: Brooks/Cole. 1974.
Suinn. R. M. y Richardson, F. «Anxiet y Management Tr aining: A Nonspecific
Behavior therapy Program for Anxiety Control». Behavior Therapy. 1971,
2.,498-510.
194
Capítulo 12
Entrenamiento asertivo
195
Haría lo siguiente:___________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
4. Usted pide en la gasolinera que le pongan una cantidad deter-
minada de gasolina. El empleado le surte el depósito y a la hora
de cobrar le pide un excedente sin justificación.
Haría lo siguiente:___________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
5. Usted está descansando mientras lee el periódico después de un
largo día de trabajo. Su esposa irrumpe en la habitación, lista de
la compra en mano, y dice «No habría dicho nunca que estuvie-
ras aquí. ¡Corre, tráeme esto de la tienda!».
Haría lo siguiente:___________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
6. Mientras espera en la tienda que el dependiente acabe con el
cliente que tiene delante de usted, entra otro cliente y el em-
pleado le atiende antes.
Haría lo siguiente:___________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
__________________________________________________
Esto es muy importante. Una vez haya escrito sus respuestas ante
las situaciones que le hemos planteado, déjelas aparte. Muy pronto
las utilizará.
196
poseían y otras no, exactamente igual que ocurre con la extroversión
o la tacañería. Sin embargo, más tarde fue definida por Wolpe (1958)
y Lazarus (1966) como «la expresión de los derechos y sentimientos
personales», y hallaron que casi todo el mundo podía ser asertivo
en algunas situaciones y totalmente ineficaz en otras. Por tanto, de
lo que se trata es de aumentar el número y diversidad de situaciones
en las que se pueda desarrollar una conducta asertiva y disminuir al
máximo aquellas que provoquen decaimiento u hostilidad.
Investigadores tales como Jakubowski-Spector (1973) y Alberti
y Emmons (1970) descubrieron que las personas que mostraban una
conducta relativamente poco asertiva creían que no tenían derecho a
sus sentimientos, creencias y opiniones. En el fondo, estas personas
no estaban de acuerdo con la idea de que todos hemos sido creados
de igual forma y que por tanto hemos de tratarnos como iguales.
Como resultado, es lógico que tales personas no encuentren argu-
mentos en contra de la explotación o de los malos tratos. Se tiene
una conducta asertiva cuando se defienden los derechos propios de
modo que no queden violados los ajenos. Además, se pueden expre-
sar los gustos e intereses de forma espontánea, se puede hablar de
uno mismo sin sentirse cohibido, se pueden aceptar los cumplidos
sin sentirse incómodo, se puede discrepar con la gente abiertamente,
se pueden pedir aclaraciones de las cosas y se puede decir «no». En
definitiva, cuando se es una persona asertiva hay una mayor relaja-
ción en las relaciones interpersonales.
Algunos piensan que el entrenamiento asertivo vuelve a personas
agradables en irascibles y quejicas o frías y calculadoras. Esto no
es cierto. Es derecho de cada uno protegerse ante situaciones que le
parezcan injustas o desmedidas: igualmente, cada uno conoce mejor
que nadie lo que le molesta y lo que necesita.
A continuación exponemos una lista de suposiciones tradiciona-
les que pueden haberse aprendido en la infancia y que le impiden
convertirse en un adulto asertivo. Cada una de estas suposiciones
falsas viola uno de sus derechos legítimos como individuo:
197
Suposiciones tradicionales erróneas Legítimos derechos
1. Es ser egoísta anteponer las ne- Algunas veces, usted tiene derecho
cesidades propias a las de los a ser el primero.
demás.
2. Es vergonzoso cometer errores. Usted tiene derecho a cometer erro-
Hay que tener una respuesta ade- res.
cuada para cada ocasión.
3. Si uno no puede convencer a los Usted tiene derecho a ser el juez úl-
demás de que sus sentimientos timo de sus sentimientos y aceptar-
son razonables, debe ser que está los como válidos.
equivocado o bien que se está
volviendo loco.
4. Hay que respetar los puntos de Usted tiene derecho a tener sus pro-
vista de los demás, especialmen- pias opiniones y convencimientos.
te si desempeñan algún cargo de
autoridad. Guardarse las diferen-
cias de opinión para uno mismo;
escuchar y aprender.
5. Hay que intentar ser siempre ló- Usted tiene derecho a cambiar de
gico y consecuente. idea o de línea de acción.
6. Hay que ser flexible y adaptarse. Usted tiene derecho a la crítica y a
Cada uno tiene sus motivos para protestar por un trato injusto.
hacer las cosas y no es de buena
educación interrogar a la gente.
7. No hay que interrumpir nunca a Usted tiene derecho a interrumpir
la gente. Hacer preguntas denota para pedir una aclaración.
estupidez.
8. Las cosas podrían ser aún peores Usted tiene perfecto derecho a in-
de lo que son. No se debe tentar tentar un cambio.
a la suerte.
9. No hay que hacer perder a los Usted tiene derecho a pedir ayuda o
demás su valioso tiempo con los apoyo emocional.
problemas de uno.
10. A la gente no le gusta escuchar Usted tiene derecho a sentir y ex-
que uno se encuentra mal, así presar el dolor.
que es mejor guardárselo para sí.
198
Suposiciones tradicionales erróneas Legítimos derechos
11. Cuando alguien se molesta en Usted tiene derecho a ignorar los
dar un consejo, es mejor tomar- consejos de los demás.
lo seriamente en cuenta, porque
suele tener razón.
12. La satisfacción de saber que se Usted tiene derecho a recibir el re-
ha hecho algo bien es la mejor conocimiento formal por un trabajo
recompensa. A la gente no le bien hecho.
gustan los alardes; la gente que
triunfa, en el fondo, cae mal y es
envidiada. Hay que ser humilde
ante los halagos.
13. Hay que intentar adaptarse siem- Usted tiene derecho a decir «no».
pre a los demás, de lo contrario
no se encuentran cuando se ne-
cesitan.
14. No hay que ser antisocial. Si di- Usted tiene derecho a estar solo aun
ces que prefieres estar solo, los cuando los demás deseen su compa-
demás pensarán que no te gus- ñía.
tan.
15. Hay que tener siempre una bue- Usted tiene derecho a no justificarse
na razón para todo lo que se sien- ante los demás.
te y se hace.
16. Cuando alguien tiene un proble- Usted tiene derecho a no respon-
ma, hay que ayudarle. sabilizarse de los problemas de los
demás.
17. Hay que ser sensible a las necesi- Usted tiene derecho a no anticiparse
dades y los deseos de los demás, a las necesidades y los deseos de los
aun cuando éstos sean incapaces demás.
de demostrarlos.
18. Es una buena política intentar Usted tiene derecho a no estar pen-
ver siempre el lado bueno de la diente de la buena voluntad de los
gente. demás.
19. No está bien quitarse a la gente Usted tiene derecho a responder o a
de encima; si alguien hace una no hacerlo.
pregunta, hay que darle siempre
una respuesta.
199
Síntomas sobre los que actúa
El entrenamiento asertivo ha demostrado ser efectivo en el tra-
tamiento de la depresión, el resentimiento y la ansiedad derivada de
las relaciones interpersonales, especialmente cuando tales síntomas
han sido provocados por situaciones injustas. A medida que vaya
volviéndose más asertivo empezará a reclamar el derecho a sentirse
relajado y a ser capaz de dedicar tiempo sólo para usted.
Tiempo de entrenamiento
Para algunas personas son suficientes unas pocas semanas de
práctica de las técnicas para experimentar alivio en sus síntomas; sin
embargo, otras necesitan de un trabajo continuado, paso por paso,
para conseguir un cambio significativo.
Instrucciones
El primer paso en el entrenamiento de técnicas asertivas es iden-
tificar los tres estilos básicos posibles en toda conducta interperso-
nal:
Estilo pasivo. Se dice que una persona tiene una conducta pasi-
va cuando permite que los demás la pisen, cuando no defiende sus
200
intereses y cuando hace todo lo que le dicen sin importar lo que
piense o sienta al respecto. La ventaja de ser una persona pasiva es
que raramente se recibe un rechazo directo por parte de los demás:
la desventaja es que los demás se aprovechan de uno y se acaba por
acumular una pesada carga de resentimiento y de irritación.
Estilo asertivo. Una persona tiene una conducta asertiva cuando
defiende sus propios intereses, expresa sus opiniones libremente y
no permite que los demás se aprovechen de ella. Al mismo tiempo,
es considerada con la forma de pensar y de sentir de los demás. La
ventaja de ser asertivo es que puede obtenerse lo que se desea sin
ocasionar trastornos a los demás. Siendo asertivo se puede actuar a
favor de los propios intereses sin sentirse culpable o equivocado por
ello: igualmente dejan de ser necesarios la docilidad extrema o la re-
tracción, el ataque verbal o el reproche, y estas formas de actuación
pasan a verse como lo que son: formas inadecuadas de evitación
que crean más dolor y estrés del que son capaces de evitar. Antes de
empezar a desarrollar una conducta asertiva hay que tener bien claro
el hecho de que tanto el estilo de conducta agresivo como el pasivo
generalmente no sirven para lograr lo que se desea.
A continuación se ilustra con un ejemplo cada uno de los estilos
de conducta descritos. El ejemplo trata de una mujer que quiere que
la ayuden a lavar los platos.
Estilo agresivo
Ann: Oye, tengo otra vez que ajustarte las cuentas. Es sobre el
asunto de lavar y secar los platos. ¡O me echas una mano y
me ayudas, o me declaro en huelga!
Dan: Déjame ahora, estoy viendo la televisión.
Ann: ¿Quién te hizo de criada la semana pasada? Mientras la te-
levisión funciona, no te importa nada de lo que ocurre a tu
alrededor.
Dan: ¡No empieces otra vez!
201
Ann: Todo lo que deseas es mirar la pantalla y aumentar tus mi-
chelines.
Dan: ¡Cállate, bocazas!
Estilo pasivo
Estilo asertivo
Ann: Quisiera que fueras secando los platos mientras yo los lavo.
Dan: Estoy viendo la televisión.
Ann: Me sentiría mucho mejor si compartiéramos la responsabili-
dad de las tareas de la casa. Puedes volver a ver la televisión
en cuanto hayamos terminado.
Dan: Es que están a punto de coger a los malos.
Ann: Bien, puedo esperarme un poco. ¿Me ayudarás cuando termi-
ne la película?
Dan: Eso es cosa hecha.
202
Observe que la conducta asertiva no necesita insultar para solu-
cionar un problema entre dos personas. La petición asertiva incluye
un plan determinado que seguir y la posibilidad de negociar de mu-
tuo acuerdo la mejor solución al problema.
Con objeto de probar su habilidad personal para distinguir los
distintos estilos de conducta interpersonal, califique, por favor, la
conducta de la persona A, en las escenas que describimos a conti-
nuación, de agresiva, pasiva o asertiva.
Escena 1
A: ¿Es eso que veo otra abolladura en el coche?
B: ¡Mira, acabo de llegar a casa, he tenido un día horrible y no
quiero volver a hablar más del asunto por hoy!
A: ¡A mi me importa hablar de ello y vamos a hacerlo ahora mismo!
B: ¡Ten un poco de consideración!
A: ¡Vamos a decidir ahora quién va a pagar los gastos del arreglo,
cuándo y dónde!
B: ¡Ya me encargaré yo, pero ahora déjame solo, por amor del cielo!
La conducta de A es Agresiva Pasiva Asertiva
Escena 2
A: Dejaste que me las arreglara solo en la fiesta... Me sentí comple-
tamente abandonado.
B: Fuiste el último mono de la fiesta.
A: No conocía a nadie; lo menos que podrías haber hecho es pre-
sentarme a tus amigos.
B: Oye, eres mayorcito y puedes cuidarte solo. Estoy cansado de
que siempre tengan que cuidar de ti.
A: Y yo estoy cansado de tu falta de consideración.
B: Está bien, la próxima vez me pegaré a ti como si fuera cola.
203
Escena 3
A: ¿Podrías ayudarme con este fichero?
B: Estoy muy ocupado con este informe. Dímelo más tarde.
A: Bueno, realmente siento molestarte pero es importante.
B: Mira, tengo que acabarlo para las cuatro en punto.
A: Ya. Entiendo: ya sé que molesta mucho que te interrumpan.
Escena 4
A: Esta mañana he recibido una carta de mamá. Quiere venir a pa-
sar dos semanas con nosotros. Realmente me gustaría verla.
B: ¡Oh, no, tu madre no! Y justo pisándole los talones a tu hermana.
¿Cuándo vamos a tener un poco de tiempo para nosotros?
A: Bueno, yo quiero que venga pero entiendo que ya tengas ganas
de estar sin familia política bajo tus faldas. A mí me gustaría
tenerla un mes conmigo en lugar de dos semanas, pero creo que
invitarla a que pase una semana será suficiente. ¿Qué dices a
eso?
B: Que me das un gran alivio.
Escena 5
A: ¡Vaya, hoy tienes un aspecto formidable!
B: ¿De quién te estás burlando? Tengo el pelo horrible y el vestido
parece que me lo hayan dado.
A: Tómatelo como quieras.
B: Y me siento tan horrible como lo es mi aspecto.
A: Bien, ya tengo que marcharme.
204
Escena 6
(En el transcurso de una fiesta, A está contando a sus amigos lo
mucho que disfruta con que su novio la lleve a buenos restaurantes y
al teatro. Sus amigos la critican por estar poco liberada.)
205
Cuestionario de asertividad
(Adaptado «leí cuestionario de Sharon y Gordon Bowers
Conviértase a sí mismo en asertivo)
1. Incómodo
2. Ligeramente incómodo
3. Moderadamente incómodo
4. Muy incómodo
5. Insoportablemente intimidado
207
A B
________ _________ cuando tiene que solicitar un servicio de los demás
________ _________ cuando tiene que pedir una cita
________ _________ cuando tiene que pedir un favor
________ _________ _otros __________________________________
208
A B
________ _________ hacer más satisfactorias las situaciones aburri-
das o frustrantes
________ _________ no tener que ser siempre encantador
________ _________ confianza para intervenir cuando algo le inte-
resa
________ _________ sentirse más cómodo con los extraños, los de-
pendientes de las tiendas, el mecánico, etc.
________ _________ confianza para contactar con las personas que le
resultan interesantes
________ _________ buscar otro trabajo, pedir entrevistas, aumentos
de sueldo, etc.
________ _________ sentirse cómodo con la gente que supervisa su
trabajo o trabaja bajo sus órdenes
________ _________ no sentirse por mucho tiempo triste y amargado
________ _________ vencer un sentimiento de desesperanza y la sensa-
ción de que en realidad nunca va a cambiar nada
________ _________ iniciar unas experiencias sexuales satisfactorias
________ _________ hacer algo totalmente nuevo y distinto
________ _________ disponer de tiempo para sí mismo
________ _________ hacer aquellas cosas que le divierten o le relajan
________ _________ _otros___________________________________
209
de las técnicas, se concentre en primer lugar en aquellos ítems que
hayan recibido una puntuación de entre 2 y 3. Estos corresponden a
aquellas situaciones que le resultarán más fáciles de modificar; los
ítems que corresponden a situaciones muy incómodas e intimidado-
ras pueden abordarse más tarde.
210
para de hablar de sus problemas en el matrimonio (qué). Todo
lo que hago yo es estar sentado a su lado e intentar interesarme
por el tema (cómo). Si la interrumpo, temo que piense que no me
preocupo (temor). Me gustaría poder cambiar el tema de la con-
versación y hablar a veces de mis cosas (objetivo).
211
afrontar los pensamientos y las reacciones físicas que habitualmente
aparecen cuando actúa de modo asertivo y que le hacen sentirse in-
cómodo. Estas estrategias pueden ser: las técnicas de afrontamiento,
la relajación muscular profunda y los ejercicios respiratorios; todas
pueden servirle. Sin embargo, llegados a este punto, hemos de entrar
ya en la modificación de la conducta, cambiando la forma habitual
de afrontar las situaciones problema.
212
que describe el sentimiento a la conducta de la(s) otra(s) persona(s)
que la provoca(n). Por ejemplo, «Me sentí herido cuando te mar-
chaste y no me dijiste adiós». Compare la claridad de esta frase con
el siguiente reproche: «Me sentí herido porque fuiste desconsidera-
do conmigo».
213
Señalar: le preguntaré si quiere hablar del problema esta
noche cuando llegue a casa. Si no quiere, fijaré yo
el momento para mañana o pasado.
214
Expresar: El resentimiento no arreglará esta situación. Nece-
sito reafirmar mi derecho a recibir una explicación
razonable de mi jefe.
Estos guiones, igual que las situaciones problema que los han
originado, son específicos y detallados. La exposición del problema
es clara y pertinente y no reprocha ni acusa a nadie y tampoco es pa-
siva. Los sentimientos se expresan como «mensajes en primera per-
sona» y se asocian a los acontecimientos o conductas especificas que
los provocan, sin evaluar, por ejemplo, al marido de Jean ni al jefe de
Harold. Los «mensajes en primera persona» proporcionan una gran
carga de seguridad al individuo asertivo, ya que normalmente evitan
que la otra persona se moleste o se ponga a la defensiva. Con esta
forma de expresión de los sentimientos, no se acusa a nadie de ser
una mala persona; simplemente se manifiesta lo que se desea conse-
guir o aquello a lo que se cree tener derecho.
215
Un guión que se haya realizado de forma correcta debe cumplir
los siguientes requisitos:
216
E Tengo miedo de que me estén marginando.
S Así que voy a decírselo esta noche.
C Un año es demasiado tiempo para esperar.
A Él es demasiado egoísta para ayudarme.
L Pero va a tener que fastidiarse cada miércoles por la noche.
A Y si no te gusta, ya puede despedirse de su matrimonio.
217
C He perdido ya dos clases de cerámica porque tú no estabas
disponible pura cuidar de los niños. He esperado un año y me
gustaría matricularme esta vez.
A Me siento frustrada por no haber podido probar algo que
realmente me llamaba la atención y también me he sentido
dolida al ver que te dedicas a otras cosas en lugar de ayudar-
me a que pueda asistir a las clases.
L Me gustaría que cuidaras de los niños los miércoles por la
noche de 6.30 a 9.00. El curso acaba el 2 de junio.
A Si accedes, cada miércoles prepararé cordero de la forma es-
pecial que te gusta, pero si te niegas tendremos otro gasto
más porque habré de buscar una niñera.
218
1. Mantenga contacto ocular con su interlocutor.
2. Mantenga una posición erguida del cuerpo.
3. Hable de forma clara, audible y firme.
4. No hable en tono de lamentación ni de forma apologista.
5. Para dar mayor énfasis a sus palabras, utilice los gestos y las
expresiones del rostro.
219
dejando aparte el tema de la misma. (Nos estamos saliendo de la
cuestión. Nos vamos a desviar del tema y acabaremos hablando
de cosas pasadas. Me parece que estás enfadado.)
220
lice en estos casos la técnica para procesar el cambio (Las bromas
nos están apartando del tema) y la del disco roto (Sí..., pero).
221
Buscar sutilezas. La otra persona intenta discutir sobre la legi-
timidad de sus sentimientos, sobre la magnitud del problema, etc.,
para así distraer su atención. Utilice en estos casos la técnica para
procesar el cambio (Nos estamos entreteniendo en sutilezas y apar-
tándonos de la cuestión principal), junto con la reafirmación de su
derecho a sentirse como se siente.
Lecturas recomendadas
Alberti, Robert E. y Emmons, Michael. Your Perfect Right. Ed. rev. San Luis Obis�-
po, California: Impact Press, 1974.
Bach, George y Goldberg, Herb. Creative Aggression. Nueva York: Doubleday.
1974.
Bower, S. A. y Bower, G. H. Asserting Your Self. Reading. Massachusetts: Addi-
son-Wesley. 1976.
Fensterheim, Herbert y Baer, Jean. Don't Say Yes When You Want to Say No. Nueva
York: David McKay. 1975.
Jakubowski-Spector, P. «Facil it at ing t he Gr owt h of Women Thr ough Asser t ive
Training,. The Counseling Psychologist. 1973, 4. 75-86.
Lazarus. A. «Behavior Rehear sal vs. Non-dir ect ive Ther apy vs. Advice in Effect -
ing Behavior Change». Behavioral Research and Therapy. 1966, 4, 209-212.
222
Phelps, Stanlee y Austin, Nancy. The Assertive Woman. San luis Obispo. California:
Impact Press, 1975.
Smith. Manuel J. When I Say No, I Feel Guilty. Nueva York: The Dial Press. 1975.
Wolpe, J. Psychotherapy by Reciprocal inhibition. Stanford, California: Stanford
University Press, 1958. San Luis Obispo. California: Impact Press, 1975.
223
Capítulo 13
1. Precipitación.
2. Vacilación crónica entre alternativas desagradables.
3. Fatiga o apatía tras muchas horas de actividad no produc-
tiva.
4. Incumplimiento constante de compromisos.
5. Sensación de estar desbordado por las demandas y por-
menores y de tener que hacer, casi siempre, lo que no se
desea.
225
rold Greenwald (Direct Decision Therapy), han contribuido también
en la teoría de la administración del tiempo, desarrollando técnicas
dedicadas a afrontar y clarificar la toma de decisiones.
Todos los métodos sobre el tema tienen en común tres puntos:
1) es posible establecer prioridades que pongan de relieve las tareas
más importantes y permitan tomar las decisiones basándose en esa
importancia: 2) es posible ganar tiempo haciendo un horario realista
y eliminando las tareas de escasa prioridad; 3) es posible aprender a
tomar decisiones básicas.
Tiempo de entrenamiento
La valoración inicial de la forma de utilizar el tiempo suele llevar
unos tres días. Determinar la prioridad de las tareas y de las acti-
vidades suele ocupar un día, e integrar en su vida la costumbre de
administrar el tiempo de forma efectiva puede ocuparle desde tres
semanas hasta seis meses.
Instrucciones
Antes de pasar a examinar los tres pasos necesarios para la admi-
nistración efectiva del tiempo puede resultarle de utilidad examinar
su forma habitual de distribuir el tiempo. Una manera sencilla de
hacerlo es dividir el día en tres partes:
226
1. Desde que se levanta hasta la hora de almorzar.
2. Desde el final de la comida hasta la cena.
3. Desde el final de la cena hasta que se va a dormir.
227
Tiempo total
(divídalo por tres para
Categorías de actividad obtener la media diaria
de tiempo invertido)
En el trabajo:
Actividad social ____________________________
Trabajos de rutina ____________________________
Trabajos de escasa urgencia ____________________________
Trabajo productivo ____________________________
Reuniones ____________________________
Llamadas telefónicas ____________________________
Otras:
_____________________________ ____________________________
_____________________________ ____________________________
_____________________________ ____________________________
_____________________________ ____________________________
228
Si le parece necesario, puede modificar las categorías o añadir
otras distintas; así, puede distinguir entre hablar en casa con amigos
íntimos o hacerlo en reuniones, o diferenciar la actividad de ir de
compras por placer de la de salir a comprar por obligación. O bien,
especificar las distintas tareas de la casa y dividir esta en categorías
separadas. Lo que realmente importa es separar y examinar las ac-
tividades en las que invierte su tiempo y determinar luego si desea
invertir más o menos del que viene empleando.
Una locutora de radio que siempre llegaba tarde al trabajo realizó
el siguiente registro en el primer día de control de sus actividades:
Actividad Tiempo
Desde que me despierto
hasta la hora del almuerzo:
Estirada en la cama intentando levantarme 20 min
Ducha 20 min
Vestirme, maquillarme 25 min
Preparar el desayuno 15 min
Desayunar (mientras leo el periódico) 20 min
Llamar por teléfono 15 min
Desplazarme al trabajo 45 min
Trabajos de rutina 30 min
Soñar despierta 5 min
Actividad social 20 min
Reunión (no obligatoria) 1h
Trabajo productivo 40 min
Almorzar 1 h 30 min
229
Actividad Tiempo
Actividad social 15 min
Desplazamiento 50 min
Comprar 45 min
Teléfono 10 min
Teléfono 15 min
Visitas a los vecinos 30 min
Teléfono (relacionado con el trabajo) 25 min
Teléfono (relacionado con el trabajo) 15 min
Preparar la cena (leyendo el periódico) 1 h 15 min
Cenar con un poco de vino 45 min
230
3. Levantarse en cuanto sonara el despertador y reducir la ducha
a 10 minutos.
4. Suprimir la televisión. Irse a la cama y levantarse media hora
antes para no tener que ir luego, por las mañanas, con prisas.
5. Ir a almorzar en el último turno para aprovechar más las horas
de trabajo más productivas, aquellas comprendidas entro las
11.00 y las 2.00.
Establecimiento de prioridades
Una vez que haya realizado su registro de tiempos, puede pa-
sar a averiguar la cantidad de tiempo que dedica habitualmente a la
realización de tareas importantes. Puede resultarle útil imaginarse a
sí mismo al final de la vida, con los días contados, y pensar en que
es lo que hubiera deseado alcanzar en su paso por ella, de qué se
sentiría orgulloso, de qué podría arrepentirse, etc. Haga trabajar la
imaginación y escriba todo lo que le venga a la mente. No lo analice,
simplemente limítese a escribir todo cuanto se le ocurra. Después
haga una elección entre todo lo que haya escrito, con lo que formará
la lista definitiva de objetivos a largo plazo.
A continuación forme una lista con todos aquellos objetivos que
tiene pensado alcanzar en el plazo de un año y tengan una mínima
probabilidad de ser desarrollados. Por último, escriba lo que se pro-
pone hacer el mes próximo, incluyendo en ello las urgencias de tra-
bajo, sus proyectos de mejora, sus actividades de recreo, etc.
Ahora dispone de tres listas de objetivos: a largo, medio y corto
plazo. Cada una de ellas puede distribuirse por orden de prioridad de
sus actividades, decidiendo cuáles deben figurar a la cabeza, cuáles
en medio y cuáles al final:
231
2. En medio: aquellos ítems que puedan posponerse por algún
tiempo, pero que no por ello pierden su importancia.
3. Al final: aquellos ítems que puedan posponerse indefinidamen-
te sin que ello suponga perjuicio alguno.
Una vez que tenga ordenadas las listas por orden de prioridad de
sus actividades, elija, de cada una, dos ítems que figuren a la cabeza,
con lo que formará otra lista de seis ítems que representará sus obje-
tivos más deseados en este momento.
Objetivos en la vida
___________________________________________ _________
___________________________________________ _________
___________________________________________ _________
___________________________________________ _________
232
Elija dos objetivos de cada lista, que figuren a la cabeza, y anóte-
los en el espacio que indicamos a continuación. Éstos son los objeti-
vos sobre los que debe empezar a trabajar en primer lugar.
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
______________________________________________________
Ejemplo
Un logopeda escribió los siguientes seis objetivos prioritarios:
233
Desglosamiento de los objetivos en distintos pasos
234
medio o al final de la lista. Si se sorprende haciendo una de las tareas
que figuran al final y tiene todavía por terminar alguna del princi-
pio, puede estar prácticamente seguro de que está desperdiciando el
tiempo. Tiene que ir descendiendo, poco a poco; cuando haya ter-
minado los ítems de la cabeza, pase a las tareas situadas en la mitad
de la lista, y sólo cuando estén todas hechas podrá permitirse pasar
a las últimas. Observará que esto se consigue con mayor facilidad
simplemente ignorando los últimos ítems, dado que, además, no se
corre ningún peligro por olvidarlos. Al hacer y cumplir su lista de
«cosas- que-hacer», le será útil tener en cuenta la regla de 80-20: el
80% del valor corresponde sólo al 20% de los ítems.
A veces es fácil relegar los objetivos por un motivo u otro y de-
cir, por ejemplo, «Hoy no. Lo haré después de que haya limpiado la
casa». La solución para evitarlo es describir sus seis objetivos prio-
ritarios en un papel y ponerlos, de forma que llamen la atención, por
toda la casa o en la oficina. Cada vez que los vea se acordará de que
debe cumplirlos.
Ganar tiempo
235
problemas y acontecimientos imprevistos. De este modo evitará
las preocupaciones que comportan las situaciones de este tipo.
4. Destine distintos momentos del día para descansar. Organice las
cosas de modo que sólo sea interrumpido en caso de emergen-
cia. Concéntrese en la relajación profunda utilizando cualquie-
ra de las técnicas descritas que le hayan resultado de utilidad.
Toma de decisiones
237
punto en que se tomó la decisión inicial puede representar el primer
paso para deshacerla.
A continuación mostramos una lista de decisiones originales que
pueden hallarse en el fondo de su falta de resolución actual:
238
hallarse debajo de su problema actual. ¿Qué castigos o premios
se barajaban entonces en torno a usted que pudieron influen-
ciarle en la decisión que tomó?
4. Examine las alternativas que existen a su decisión original y la
forma en la que la ha desarrollado en estos años.
5. Elija una nueva alternativa y decida ponerla en práctica. Solu-
cione su problema actual aplicando esta nueva decisión.
6. Recompénsese a si mismo cada vez que tome una decisión ba-
sada en una nueva alternativa.
239
para usted evitar cualquier cambio que pudiera producirse
tras la tarea de revisar su concepto de sí mismo. Es posi-
ble que tenga que renunciar a su depresión o a la ganancia
secundaria de atención que logra con su estado de tristeza
crónica.
3. Aumente su resistencia a la acción. Exagere e intensifique
cualquier actividad que demore su decisión de empezar
el trabajo. Si por la mañana se pone a admirarse frente al
espejo del baño en lugar de ir a trabajar, prolongue esta ac-
tividad al máximo: estudie a fondo los poros y revise cada
cuadrante de piel. Hágalo hasta que se sienta tan aburrido
de su cara que la idea de ir a trabajar le resulte atractiva.
4. Responsabilícese de cada aplazamiento que haga. Usted
es el único responsable de estar perdiendo el tiempo. Haga
una lista con cada dilación o conducta de evitación y anote
el tiempo que invirtió en ella.
5. Decídalo todo ahora e incluya en la decisión la fecha en la
que va a abandonar todas las conductas de evitación.
6. Utilice estas normas para resolver de forma inmediata si-
tuaciones poco importantes:
• Elija el norte o el oeste antes que el sur o el este.
• Elija la derecha en lugar de la izquierda.
• Elija lo que presente menos complicación.
• Elija lo que sea verde, lo más pesado, etc.
• Elija el que tenga más letras.
• Elíjalo si hay que hacerlo pronto y no tarde.
• Elija lo que esté más cerca o lo que lleve menos tiempo.
• Elija el que figure primero en el alfabeto.
7. Aprenda de tareas que le resulten fáciles de realizar. Em-
piece de una forma gradual, imponiéndose metas peque-
ñas relacionadas con la tarea que cumplir. Por ejemplo, si
tiene que podar el césped, decida de antemano que llegará
240
hasta donde le permita el combustible de la podadora, em-
pezando por los bordes de la hierba.
8. Acabe las cosas. Procure no empezar un trabajo nuevo
hasta que no haya terminado la parte correspondiente al
que tiene entre manos. La experiencia de acabar algo es
una de las mejores gratificaciones al hecho de tomar una
decisión.
Lecturas recomendadas
Assagioli, Roberto. The Act of Will. Nueva York: The Viking Press. 1973.
Greenwald, Harold. Direct Decision therapy. San Diego, California: EDITS, 1973.
Lakein, Alan. How to Get Control of Your Time and Your life. Nueva York: Signet.
1973.
241
Capítulo 14
Biorretroalimentación
243
troalimentación puede resultar de utilidad proporcionando informa-
ción sobre el grado de relajación de los músculos y sobre el nivel
al que se puede hacer descender el número de latidos cardiacos por
minuto, al mismo tiempo que posibilita el reaprovechamiento de la
información sobre el modo en que afectan los ejercicios a los demás
sistemas del organismo.
Una vez que mediante los aparatos se ha desarrollado la habili-
dad de reconocer la tensión en los distintos sistemas del organismo,
puede continuarse ya sin ellos. El objetivo es que se aprenda a dismi-
nuir la tensión muscular y la presión sanguínea o a aumentar la tem-
peratura de las manos, siempre que haya que afrontar una situación
estresante. Si se logran identificar los sutiles signos que marcan el
comienzo del estado de excitación, además de poderse autocorregir,
es más fácil, luego, invertir la dirección del estrés que se está empe-
zando a desarrollar.
¿Es aconsejable el uso de la biorretroalimentación para su caso
concreto? Si sufre de síntomas de estrés puede ser una poderosa
arma para su tratamiento: sin embargo, si espera que los aparatos de
biorretroalimentación, de forma mágica, erradiquen la tensión de su
organismo, puede acabar muy frustrado con la experiencia. En todo
proceso de relajación se distinguen básicamente dos pasos: el prime-
ro es identificar cuándo y dónde aparece tensión en su organismo, y
el segundo, eliminarla: realizar sólo el primer paso aporta poco con-
suelo. Se puede aprender a detectar, vía biorretroalimentación, los
signos de tensión del organismo, pero hay que aprender también a
liberar esa tensión una vez descubierta, por lo que es necesario bus-
car técnicas de reducción del estrés que sean adecuadas a cada uno.
La aplicación clínica de la biorretroalimentación fue llevada a
cabo, en primer lugar, por Alyce y Elmer Green, de la Fundación
Menninger, a finales de los años sesenta. Muchos otros investigado� -
res han seguido a los Green en la exploración de esta prometedora
forma de tratamiento. La biorretroalimentación ha proporcionado
credibilidad a todo el campo de técnicas de reducción del estrés, ya
244
que permite tener una medida objetiva de las funciones corporales.
Los instrumentos de biorretroalimentación son considerados de alta
precisión y especialmente útiles al poder determinar de forma inme-
diata si existe tensión en el organismo.
Cómo funciona
Barbara Brown, famosa investigadora y escritora en el campo de
la biorretroalimentación, la define como «aquel proceso o técnica
que sirve para aprender a desarrollar control voluntario sobre aque-
llas funciones del organismo reguladas por mecanismos reflejos».
Disponemos de dos tipos de sistema nervioso. El primero es el
sistema nervioso somático, que controla las células y fibras nervio-
sas que mueven el músculo esquelético. Este tipo de músculo es
el que interviene en los movimientos voluntarios y controlados de
forma consciente, tales como el movimiento de la mano y el de las
extremidades. El otro tipo de sistema nervioso del que disponemos
es el llamado involuntario o autónomo: el que regula el funciona-
245
miento del corazón, los vasos sanguíneos, el estómago, las glándulas
endocrinas y, en general, todas aquellas funciones que se han con-
siderado, tradicionalmente, fuera del control voluntario. La técnica
de biorretroalimentación nos da la posibilidad de asomarnos a estas
funciones y de controlarlas.
Los aparatos de biorretroalimentación controlan los sistemas del
organismo que pueden ser captados por electrodos y los transforman
en señales visuales y auditivas. Cualquier cambio interno es tradu-
cido inmediatamente en una señal externa, por ejemplo, un sonido,
una luz intermitente o cambio en un conductor. Cuando un individuo
se halla conectado al equipo de biorretroalimentación, puede ver u
oír (o ambas cosas) el registro continuo de las funciones de su orga-
nismo que haya decidido aprender a controlar. El entrenamiento con
biorretroalimentación permite obtener información sobre el estado
del organismo y utilizar esta información para modificarlo. Igual-
mente, se puede aprender a aumentar la conciencia individual sobre
la tensión que se produce en la vida diaria de cada uno, con lo que
muy pronto se puede llegar a decir «Soy consciente de que en este
momento siento tensión y de que necesito __________».
En este capítulo se discutirán las cinco formas en que la técnica de
biorretroalimentación mide las funciones importantes del organismo.
Aunque éstas son las modalidades que más se utilizan, los principios
y prácticas de la técnica permiten que se puedan medir y entrenar en
el control de cualquier función fisiológica: ritmo intestinal, secreción
de ácidos y enzimas, respuesta sexual, presión sanguínea, frecuencia
cardíaca, etc. Poco a poco, la posibilidad de medir cualquier función
fisiológica en el laboratorio se hará extensible a la clínica.
Entrenamiento electromiográfico
246
tario. Casi la mayor parte de músculos pueden ser controlados; sin
embargo, con los que se trabaja más frecuentemente son:
247
Entrenamiento termográfico (Temperatura)
248
Entrenamiento a través de la respuesta galvánica de la piel
Entrenamiento electroencefalográfico
249
El entrenamiento alfa fue muy popular, durante muchos años,
como un método para enseñar a la gente a relajarse. En él, el indivi-
duo era entrenado para que observara el estado subjetivo asociado a
la relajación (alfa) y para que, poco a poco, duplicara las sensaciones
que acompañan a este estado. Por desgracia, esta técnica fue muy
explotada por personas excesivamente entusiastas. En la actualidad
es menos usada por los profesionales porque se ha observado que se
puede entrar en un estado alfa sin relajar, necesariamente, los demás
sistemas del organismo. El entrenamiento alfa de forma aislada no
es efectivo en el tratamiento del insomnio o de la epilepsia, tal como
se pensaba en un principio, y debería utilizarse sólo conjuntamente
con otras modalidades de biorretroalimentación.
Los investigadores en el tema desarrollaron un aparato de elec-
troencefalografía denominado neuroanalizador. Se ha sugerido que
determinadas formas de actividad eléctrica del área motora (parte
del cerebro que controla la actividad motora) son mejores indicado-
res del estado de relajación. El neuroanalizador controla y retroali-
menta el ritmo de la actividad sensorial motora. La idea es modelar
la actividad de las ondas cerebrales de modo que haya:
250
Frecuencia cardíaca
El aparato que controla la tasa cardíaca mide los latidos por minu-
to y proporciona una información inmediata de cómo están actuando
sobre este parámetro los esfuerzos para la relajación. La tasa cardíaca
varía en respuesta al estrés y se acelera ante las órdenes de «lucha o
huida» enviadas por el sistema nervioso autónomo. Una tasa cardíaca
baja es un elemento importante en el estado de relajación.
Existen también máquinas de biorretroalimentación que dan los
valores de la presión sanguínea. Con el uso de estos aparatos se pue-
de averiguar cuáles son los pensamientos y actitudes que hacen ele-
var o descender la presión de la sangre. Igualmente pueden obser-
varse los efectos de la relajación sobre este parámetro.
Entrenamiento en casa
251
En el sentido de las agujas del reloj empezando por la izquierda: equipo de sofisti-
cados instrumentos de biorretroalimentación para uso en la clínica. Reloj de pulsera
que controla y muestra los latidos del pulso. Miógrafo, termógrafo, termómetro y
analizador digital portátiles para utilizar en casa. Los «biopuntos» –pequeños cír-
culos que contienen cristales de líquido microencapsulado, que cambian de color de
acuerdo con las variaciones de temperatura de la piel– son interesantes pero no muy
sensibles. El mismo principio del cristal líquido aplicado a un anillo.
252
la temperatura. Algunas compañías han desarrollado entrenadores
manuales de RGP. Estos aparatos proporcionan una medida aproxi-
mada de ciertas actividades corporales. Por desgracia, normalmente
hay interferencia entre sistemas no relacionados con el que se desea
controlar, y las mediciones no pueden realizarse con mucha preci-
sión. Por ejemplo, los puntos sensibles al calor por lo general indi-
can cambios grandes de temperatura (2.5 grados), mientras que un
termógrafo sofisticado detecta fluctuaciones de centésimas de grado.
Algunas empresas construyen equipos para el entrenamiento
en casa por un precio razonable. Un equipo completo consta de un
RGP, un termógrafo y un electromiógrafo. También puede incluirse
un monitor del pulso.
El electromiógrafo es el componente más caro del equipo (pero
también el más fácil de aprender). Si le resulta demasiado caro, ase-
gúrese, por lo menos, de conseguir los demás componentes del mis-
mo. Los aparatos que se precisan para la electromiografía no pueden
llevarse a casa y los aparatos para el entrenamiento alfa no se uti-
lizan en la actualidad, dado que son tan imprecisos que no pueden
enseñar a relajarse de un modo que resulte efectivo. Se necesita de
un aparato muy sofisticado para medir las ondas del cerebro, y los
entrenadores alfa no sirven para ello. Por tanto, esta forma de entre-
namiento es más difícil de aprender que cualquiera de las demás. Por
otro lado, se logran ondas alfa del cerebro como efecto colateral, en
el desarrollo de estos otros entrenamientos: por tanto, un entrenador
alfa no resulta necesario.
Se puede aprender relajación mediante los entrenadores en casa,
pero deben utilizarse siempre en conjunción con otras técnicas de
relajación. Por regla general, se obtienen mayores progresos si se
trabaja con un profesional en la materia que si se practica en casa.
Ellos disponen de equipos de gran calidad y sabrán cómo vencer los
obstáculos que puedan surgir y que, de otro modo, pueden impedir o
interrumpir sus progresos.
253
Para mayor información sobre nuevos equipos y progresos en el
campo de la biorretroalimentación, a continuación ofrecemos una
lista de publicaciones que pueden resultar de utilidad:
254
Thought Technology Ltd. BioMonitoring Applications, Inc.
2193 Clifton Ave. 270 Madison Ave.
Montreal, Quebec H4A 2N5 - Canada Nueva York, NY 10016
(Fabricación del RGP 1. RGP 2 y (202) 2 5 8 -2 7 2 4
RGP/TEMP 2. Sistemas de relajación de (Cintas para lectura en relajación y biorre-
biorretroalimentación para entrenamiento troalimentación.)
en casa de tamaño bolsillo, para la medición
de la resistencia de la piel y de la temperatu-
ra de la misma.)
Fabricantes principales
J & J Enterprises
22797 Holgar Court, N.E.
Poulsbo, WA 98370 Biofeedback Research Institute
(206) 7 7 9 -3 8 5 3 632 5 Wilshire Blvd.
(Nueva línea de equipos compactos de Los Ángeles, CA 90048
biorretroalimentación, portátiles, incluye un (213) 933-9451
verdadero EMG con dos canales, un (El fabricante más antiguo de instrumentos
inlegrador dual, una unidad y umbral con clínicos de calidad. Introductor del BIO-
contador sólido, biorretroalimentación con COMPT, sistema telemétrico de
doble lightbar.) biorretroalimentación, computarizado.)
255
Lecturas recomendadas
Brown, Barbara. New Mind. New Body, Biofeedback: New Directions for the Mind.
Nueva York: Harper y Row, 1974.
Brown, Barbara. Stress and the Art of Biofeedback. Nueva York, Harper y Row,
1977.
Karlins, Marvin y Andrews, Lewis M. Biofeedback: Turning on the Powers of Your
Mind. Nueva York: J. B. Lippincott 1972.
Lamott, Kenneth. Escape from Stress. Nueva York: G. P. Putnam Sons. 1975.
STERMAN, M. B. «Biofeedback and Epilepsy.» Human Nature, mayo de 1978,
50-57.
256
Capítulo 15
Nutrición
257
uno tiene unas necesidades distintas en función de su edad, sexo, ta-
maño corporal, actividad física y condiciones especiales tales como
embarazo o intolerancia a ciertos alimentos. Se necesita paciencia y
fuerza de voluntad para establecer la dicta más adecuada para cada
uno.
Tiempo de entrenamiento
Se pueden realizar cambios importantes en la dieta de forma in-
mediata y empezar a notar los efectos en cuestión de días; sin em-
bargo, se tardará entre tres y seis meses en establecer, de una manera
sólida, los hábitos para una nutrición correcta.
Instrucciones
Utilice el diario de comidas de la página 260 para registrar, du-
rante tres días, sus hábitos alimentarios. Las áreas en las que su con-
sumo diario varíe en mayor proporción del valor ideal indicado se-
rán los aspectos de su dieta en los que tendrá que introducir mayor
variación.
258
Los diez pasos necesarios para una buena nutrición
259
Diario de Durante tres días, haga un seguimiento de las raciones con-
comidas sumidas en cada una de las categorías que se indican a con-
tinuación. Para cada categoría divida por tres el total, para
hallar la ración media diaria. Compare su modelo de alimen-
tación con el ideal.
Ración Ración
Día uno Día dos Día tres media ideal
Raciones Raciones Raciones por día por día
Vegetales y frutas
ración - 1/2 taza
4
1 manzana, 1 naranja
media patata
Pan y cereales
ración - 1 rebanada de pan 4
3/4 taza para los cereales
Alcohol
ración = 1 cerveza, 1 vaso 0-1
de vino o de cóctel
Grasas y dulces
ración = 1 barra de caramelo
2 cucharadas de aliño para 0
ensalada. 1 porción de helado,
1 ración patatas fritas
Cafeína
ración = 1 taza de café 0
o de té negro
260
La mejor manera de asegurarse una dieta variada es elegir cada
día una cantidad determinada de cada grupo principal de alimentos:
261
Tabla de pesos a partir de los 20 años
Hombres
TALLA en cm PESO (sin ropa) TALLA en cm PESO
(sin zapatos) Valor normal* (sin zapatos) (sin ropa)
157 55.3 175 66.7
161 57.4 177 68.2
163 58.7 180 70.6
165 59.7 182 72.2
167 60.8 185 74.4
170 63.1 187 76.0
172 64.5 190 78,6
Mujeres
146 45,1 162 53,4
148 45.9 165 55.2
150 46.8 167 56.8
152 47.8 170 58.9
155 49.4 172 60,3
157 50.4 176 63.2
160 52.1 180 65.9
* Se considera que una persona es obesa si excede de 9 a 10 Kg. su peso ideal
262
normalmente quema unas 1.700 calorías al día, su toma diaria no
debe exceder las 1.200 calorías.
Para conocer las calorías correspondientes a los alimentos, con-
sulte cualquiera de las muchas tablas de calorías que proliferan hoy
en día. Quizá se sorprenda de lo que encuentre en ella. Por ejemplo,
no todas las frutas y vegetales son pobres en calorías; así, un aguaca-
te contiene casi 400 calorías y una taza de pasas (una ración) puede
llegar a contener 240 calorías, mientras que una ración de cereales
contiene sólo 100 calorías. Igualmente, el pan y las patatas no son
los malos de la película; una rebanada de pan contiene sólo 65 calo-
rías, y media patata, 90 calorías.
263
Se aconseja la pérdida gradual de peso a razón de una a dos libras
por semana. La reducción gradual es más sana que una dieta intensi-
va y favorece el mantenimiento del nuevo peso alcanzado. El mante-
nimiento a largo plazo depende de la adquisición de nuevos hábitos
de alimentación y de ejercicio. La reanudación de los antiguos y
nocivos hábitos alimentarios es la razón de que las dietas llevadas a
cabo de forma rápida fracasen. Para mejorar sus hábitos de alimenta-
ción considere la adopción de algunas de las siguientes sugerencias:
Coma despacio: el cerebro tarda unos veinte minutos en recibir
la información del estómago de que la comida ha llegado a éste.
Invirtiendo por lo menos veinte minutos en terminar una comida, se
consigue tener la sensación de saciedad tras una cantidad razonable
de alimento. Intente hacer una pausa de cinco minutos en medio
de la comida. Aumente su atención hacia el sabor, olor y aspecto
de los alimentos. Intente ser el último en acabar. Corte la comida
en bocados pequeños y suelte el tenedor después de cada bocado o
entre dos bocados.
Coma regularmente: procure comer cada tres o cinco horas para
evitar la sensación de hambre y con ello el consumo excesivo.
Cuando esté aburrido: en lugar de comer, dedíquese a otra acti-
vidad que le resulte agradable; por ejemplo, entreténgase con algún
hobby, salga a pasear, o dedíquese a algún proyecto especial. Salga
de casa más a menudo, aunque ello signifique asistir a algún curso o
realizar alguna actividad en el barrio. Cuando el hambre y el aburri-
miento le sacudan, llame a algún amigo que le apoye.
Cuando esté de mal humor: en lugar de comer, escriba en un
papel cuáles son sus sentimientos o dígalos a la persona con la que
se ha enfadado. Llame a algún amigo. Si tiene necesidad de morder
algo, masque chicle sin azúcar.
Cuando esté cansado: en lugar de comer, váyase a la cama. Tome
un baño o una ducha relajante y beba un poco de agua o de zumo
264
de limón. Tome un poco de aire fresco y haga algo de ejercicio para
entonarse.
Cuando se sienta ansioso: ocúpese en alguna actividad física o
cualquier otro entretenimiento que le resulte agradable. Afronte el
problema que le produce ansiedad. Distraiga su atención pensando
en algo agradable.
Coma cantidades más pequeñas: debe comenzar en la carnicería.
Compre menos, prepare menos, ponga menos en el plato. Retire de
la mesa la fuente una vez que haya servido los platos, para evitar re-
petir. Cuando quite la mesa, no mordisquee lo que ha quedado en los
otros platos. No ponga los alimentos que le resultan más tentadores
(chocolate, galletas o patatas fritas) en un lugar muy visible o muy
a mano.
Cuando coma, esté por lo que hace: mientras come evite leer,
mirar la televisión, escuchar música o hacer cualquier otra cosa que
pueda distraerle. Cuando coma, concéntrese en lo que come para
darse cuenta de la cantidad que está ingiriendo.
265
Existe gran controversia sobre la relación entre las grasas, el co-
lesterol en sangre, la presión sanguínea y las enfermedades cardio-
vasculares. La teoría tradicional y todavía la más aceptada es que
las grasas saturadas tienden a elevar el nivel de colesterol en sangre.
Los niveles altos de colesterol se asocian con tasas elevadas de en-
fermedad cardiovascular; por tanto, las primeras grasas que hay que
reducir en la dicta son las de esta clase: carnes ricas en grasas, man-
tequilla, margarina, leche no descremada y helado.
El siguiente cuadro le ayudara a identificar aquellos alimentos de
su dieta habitual que contienen grasas y de qué clase son. Observe,
por ejemplo, que la margarina, que normalmente se considera más
sana que la mantequilla, tiene un alto contenido en grasas saturadas y,
de hecho, hay algunas investigaciones que demuestran que la marga-
rina produce más endurecimiento de las arterias que la mantequilla.
266
La capacidad para tolerar una toma alta de grasas sin aumentar
los niveles de colesterol en sangre por encima de los valores norma-
les varía de unas personas a otras, constituyendo un aspecto más del
metabolismo particular de cada uno. Sin embargo, la única forma
de asegurarse de que no se están consumiendo grasas en exceso es
pidiendo determinaciones seriadas de los niveles de colesterol plas-
mático. Igualmente, si usted es fumador o hipertenso, la reducción
de la cantidad de grasas ingeridas constituye un factor primordial
para aumentar sus expectativas de vida.
267
nas y cáscaras, la lignina de los vegetales y la pectina de las frutas.
Aunque la mayoría no son absorbidas por el intestino, si son de im-
portancia en la digestión de los demás alimentos ingeridos. La fibra
tiene un efecto laxante, haciendo las deposiciones más voluminosas
y blandas y acelerando la eliminación de residuos.
Existe una gran evidencia de que una dieta rica en fibra ayuda a
controlar el peso, absorbiendo el exceso de grasas y reduciendo el
riesgo de padecer diverticulosis y cáncer de colon. Muchos expertos
recomiendan complementar la toma de fibra consumiendo de tres a
cinco cucharadas soperas de salvado blanco al día (en un vaso de
agua mezclado con otros alimentos de la comida). Si se decide por
esta forma de aumentar la cantidad de fibra diaria de su dieta, tenga
en cuenta que debe empezar por tomar una sola cucharada, ya que
los aumentos súbitos podrían producirle meteorismo, flatulencia y
diarrea.
5. Evite el azúcar
6. Evite el sodio
269
to, la levadura en polvo, el glutamato de sodio, las bebidas no alco-
hólicas y muchos medicamentos, como los antiácidos, por ejemplo,
contienen sodio.
El sodio es un mineral esencial, pero en Estados Unidos la pobla-
ción adulta toma aproximadamente diez veces más de lo que necesi-
ta; en España ocurre algo parecido. No deberían consumirse más de
cinco gramos al día de sodio. El exceso de sodio perjudica de forma
principal a las personas con la presión arterial elevada. Uno de los
elementos de riesgo para desarrollar hipertensión es el consumo ex-
cesivo de sal.
7. Evite el alcohol
270
8. Evite la cafeína
271
que comer tres veces lo que comían nuestros abuelos para obtener el
mismo grado de nutrientes, dada la baja capacidad nutricional de los
alimentos actuales. Aquellos que están a favor de un aporte suple-
mentario dicen lo siguiente sobre estos alimentos:
272
la tabla tienen intereses en las compañías de alimentación, a las cua-
les les interesa que se recomienden cantidades bajas de suplementos
para que, de este modo, sus productos parezcan más nutritivos.
En el otro bando de la disputa están algunos investigadores que
trabajan de forma independiente, como Linus Pauling, quien nor�-
malmente recomienda cantidades superiores de suplementos. Una
de las razones que da para estas «megadosis» es que hay una dife-
rencia importante entre la cantidad mínima de nutrientes que se ne-
cesitan para prevenir la aparición de síntomas clínicos y la cantidad
óptima de estos necesaria para mantener un estado vigoroso de salud
y una buena resistencia a la enfermedad.
Un régimen razonable de suplementos podría ser el siguiente:
una tableta que contenga una «fórmula equilibrada para el estrés»
con vitaminas A, E, D, C y el complejo B, sumado a una cantidad
extra de vitaminas A, C y de calcio y magnesio. Una de las fórmulas
más corrientes contra el estrés es la sugerida por Adele Davis en
Sintámonos bien, en donde incluye una dieta rica en proteínas com-
plementada con:
500 miligramos de vitamina C,
100 miligramos de ácido pantoténico.
2 miligramos de vitamina B, y la misma cantidad de vitamina B6.
Davis recomienda que en el curso de una enfermedad grave se
tomen estas cantidades con cada comida, entre las comidas y cada
tres horas si uno se despierta por la noche. En el curso de una en-
fermedad moderada o bien en períodos de estrés importante, se re-
comienda tomar la mitad de estas cantidades seis veces al día, junto
con una tableta diaria que contenga vitaminas A, D y E, y una dieta
rica en leche, hígado, vegetales frescos y germen de trigo.
El cuadro de la página 276 le ayudará a comparar los valores de
las distintas vitaminas y a determinar el aporte suplementario que
necesita. Es de suma importancia no tomar las «megadosis» de for-
ma arbitraria, ya que algunas vitaminas pueden acumularse y provo-
car efectos indeseables, y vitaminas y minerales son óptimamente
273
efectivos cuando se consumen en la proporción correcta. Por ejem-
plo, el calcio y el magnesio deben guardar una relación de dos a uno,
y las necesidades de potasio están relacionadas directamente con la
toma de sodio, de forma que cuanta más sal se consuma mayor será
la necesidad de potasio para contrarrestarla.*
Las «megadosis» de minerales y vitaminas generalmente se pres-
criben después de un análisis de laboratorio de una muestra de pelo
que indique una carencia específica.
Al comprar las vitaminas, observará que algunas son de origen
natural y otras son sintéticas. Es mejor, desde todos los puntos de
vista, elegir las de origen natural ya que, sin duda, contienen canti-
dades de nutrientes que no han sido identificados todavía. Sin em-
bargo, es difícil y resulta caro extraer algunas vitaminas de sus fuen-
tes naturales y esto se refleja en su precio. La solución consiste en
comprar el máximo de vitaminas de origen natural que no signifique
una carga económica excesiva.
Si desea aumentar su consumo de vitaminas naturales así como
de minerales, de un modo más económico, recurra a los siguientes
alimentos:**
274
• El equivalente de 200 mg de vitamina C o más por día, de es-
caramujo en polvo o tabletas.
• Dos o tres cucharaditas de aceite de germen de trigo al día (vi-
tamina E y ácidos grasos insaturados).
• Dos cucharadas soperas o diez tabletas diarias de médula ósea
en polvo o tabletas (minerales). Los vegetarianos pueden utili-
zar lactato cálcico.
• De dos a cinco tabletas diarias de algas marinas (yodo, mine-
rales). Utilice los gránulos de algas para las ensaladas y como
sustituto de la sal.
• Una cucharada sopera al día de lecitina en gránulos o líquida.
• Dos cucharadas soperas al día de suero de leche en polvo (lac-
tosa, minerales, hierro, vitaminas B).
275
Valores diarios recomendados Típica megadosis diaria en
para prevenir la enfermedad, adultos, para disfrutar de un
en adultos estado óptimo de salud
Vitamina A 5.000 unidades 25.000 unidades*
Vitamina E 30 U.I. 400 U.I. en mujeres
800 U.I. en hombres
Vitamina D 400 unidades 800 unidades**
Vitamina C (ácido ascórbico) 60 mg 2-10 g (al primer síntoma de
resfriado o de gripe, tomar
la dosis diaria normal cada 3
horas durante 24 horas o hasta
la aparición de diarrea)
Vitamina B1 (tiamina) 1.5 mg 75 mg
Vitamina B2 (riboflavina) 1.7 mg 75 mg
Vitamina B3 (ácido nicotínico) 20 mg 75 mg
Vitamina B6 (piridoxina) 2 mg 200 mg
Ácido pantoténico 10 mg 100 mg
Ácido fólico 40 mcg
Vitamina B12 6 mcg 75 mg
Biotina 150 mcg
Calcio 1.000 mg 3g
Magnesio 350 mg 1,5 mg
Zinc 15 mg 60 mg
Manganeso ** 100 mg
Hierro 10 mg (20 mg si hay 100 mg*
pérdida sanguínea por
menstruación)
Yodo 160 mcg 40 mg*
Cromo 1 mg 1,5 mg
Selenio 50 mcg 300 mcg*
Potasio ** 2g
Cobre 25 mcg
276
Lecturas recomendadas
Corbin, Cherly. Nutrition. Nueva York: Rinehart and Winston. 1980.
Davis, Adele. Let's Eat Right to Keep Fit. Nueva York: Harcourt. Brace, & World,
1954.
Davis, Adele. Let's Get Well. Nueva York: Harcourt. Brace, Javanovich, 1965.
Dietary Goals for the United States. Segunda edición. Select Committee on Nutri�
-
tion and Human Needs. U. S. Senate. Washington, DC: U. S. Govt. Print. Off.,
1977.
Kunin, Richard A. Mega-Nutrition: The New Prescription for Maximum Health,
Energy, and Longevity. Nueva York: McGraw Hill. 1980.
Lappe, F. M. Diet for a Small Planet. Nueva York: Ballantine Books 1971.
Recommended Dietary Allowances. Washington. DC: National Academy of Scienc-
es, 1979.
277
Capítulo 16
Ejercicio
Ejercicio aerobio
279
especialmente los de las piernas. Los ejercicios de este tipo más po-
pulares son: correr, jogging, la marcha rápida, la natación, ir en bi-
cicleta y el baile. Los ejercicios aerobios utilizan grandes cantidades
de oxígeno, por lo que producen un aumento de la tasa cardíaca, de
la frecuencia respiratoria y la relajación de los vasos sanguíneos más
pequeños, para permitir que llegue una mayor cantidad de sangre
oxigenada a los músculos y responder así al aumento en la demanda
de oxígeno.
El objetivo de este tipo de ejercicios es producir un «efecto de
entrenamiento», para ir fortaleciendo, gradualmente, el aparato car-
diovascular e incrementar, de la misma forma, la energía y el vigor
del organismo. Para producir este efecto de entrenamiento o pre-
paración es necesario realizar los ejercicios tres días a la semana.
Cada día, su tasa cardíaca deberá llegar a la tasa aerobia apropiada
a su edad y sexo y permanecer en este valor durante veinte minutos.
Realizar los ejercicios alcanzando una tasa cardíaca inferior a la que
le corresponde no producirá el efecto «entrenador» que se pretende
y llegar a un valor por encima del indicado representaría un esfuerzo
excesivo para el corazón.
280
este tipo andar a una velocidad moderada, limpiar la casa, ir de com-
pras, realizar los trabajos comunes en la oficina y efectuar trabajos
sencillos de jardinería. Para averiguar la cantidad de ejercicio de este
tipo que desarrolla, puede utilizar un podómetro, el cual consiste
en un dispositivo que se sujeta a la ropa y mide el número de kiló-
metros que usted anda o corre. Debe adaptarse a la amplitud de su
paso. Puede llevarlo durante una semana, quitárselo cuando realice
un ejercicio aerobio, y registrar al final de cada día la cantidad de ki-
lómetros recorridos. Si registra una cantidad inferior a 4 kilómetros
al día, se considera que es usted una persona sedentaria, y debe em-
pezar a desarrollar su programa de ejercicios de una forma gradual.
Además de las actividades cotidianas, como andar, por ejemplo,
hay tres clases distintas de ejercicios entre los que elegir:
281
Isométricos. Los ejercidos isométricos requieren la contracción
muscular para vencer una resistencia estática. Es un ejemplo de ello
apretar el brazo contra la pared, o juntar las manos a la altura del
pecho y empujar la una contra la otra. Los ejercicios isométricos no
aumentan el tamaño muscular sino la potencia.
282
o veinte minutos de ejercicio intenso estimulan la secreción de neu-
rotransmisores denominados catecolaminas en el cerebro y produ-
cen liberación de endorfinas en la sangre. Las personas deprimidas
normalmente tienen un déficit de catecolaminas: por otro lado, las
endorfinas poseen un efecto neutralizador del dolor y elevador del
ánimo.
El ejercicio, especialmente el realizado en un deporte competi-
tivo, es una buena forma de liberar las emociones estresoras, tales
como el mal humor y la irritabilidad.
Contraindicaciones
Si no está usted acostumbrado a un mínimo de entrenamiento
físico, el comienzo brusco de un programa intenso de ejercicio ae-
robio podría tener unas consecuencias fatales para su corazón. Si
lleva un tipo de vida sedentaria, posee algo de sobrepeso, ingiere
alimentos ricos en grasas o sal, o bien es fumador, empiece despacio,
con ejercicios de baja intensidad, como por ejemplo caminar, y con
calisténicos sencillos.
No inicie ningún programa sin ver antes a un médico para que le
realice un examen físico completo si: cuenta más de treinta años, es
obeso (Índice de Masa Corporal mayor a 30)*, o bien tiene la ten-
sión arterial alta, el calibre de las arterias disminuido o niveles altos
de colesterol en sangre. La mayoría de los médicos recomienda un
electrocardiograma para todas aquellas personas que sobrepasan los
40 años.
Si una vez iniciado el programa desarrolla palpitaciones, mareos,
dolor torácico o dificultad extrema para respirar, vea rápidamente a
un médico.
* El índice de masa corporal (IMC) es la relación entre peso (en Kilogramos) de una
persona y el cuadrado de su estatura (en metros). IMC = peso / estatura2.
283
Instrucciones
Lleve un registro diario de todos aquellos momentos del día en
que tenga la oportunidad de andar por lo menos diez minutos. Anote
también la forma en que, dándose «buenas razones», se impide a sí
mismo hacer más ejercicio. La finalidad de esta especie de diario
es que pueda descubrir la oportunidad que tiene, durante el día, de
aumentar sus ejercicios.
Registro diario
284
Ejemplo
7.45 Tener que sacar a pasear al «Ya voy tarde, así que no
perro. podré sacar al perro esta
mañana.»
285
Las razones que se da a sí mismo para no hacer ejercicio son
tan poderosas que han logrado privarle de una de sus necesidades
básicas. Afrontar estas razones es un paso primordial para cambiar
el tipo de vida inactiva que lleva. Antes de intentar vencerlas, consi-
dere las sugerencias que le presentamos a continuación y que pueden
resultarle de ayuda.
Es posible que piense que no dispone de tiempo suficiente para
hacer ejercicio, y puede que se diga a si mismo «Tengo prisa. Antes,
debo hacer otras cosas más importantes. Mi horario tan apretado me
obliga a rendir al máximo. Sé que tendría que hacer ejercicio pero
mis obligaciones no me lo permiten». Si estos pensamientos le resul-
tan familiares es que hacer ejercicio se encuentra en el último lugar
de su lista de prioridades. Sustituya en todas las frases que la contie-
nen la expresión «No puedo» por «He elegido no hacerlo». Si hacer
ejercicio es algo realmente importante para usted, buscará tiempo en
su vida para su realización. Tenga presente que como persona ocu-
pada que es, el ejercicio representa una descarga esencial para sus
prisas diarias. Sin ejercicio, se irá sintiendo más tenso, cada vez me-
nos en forma y cada vez con menos energía física. Su capacidad de
afrontar las tensiones de una vida tan ocupada correrá serio peligro.
Es posible que, incluso reconociendo las ventajas del ejercicio,
continúe con su vida sedentaria porque piensa que éste es para los jó-
venes y los atletas. Puede que se considere demasiado «maduro» o en
baja forma para iniciarse en algo que le va a hacer sudar, quizá pare-
cer ridículo, y que va a dar a los demás la oportunidad de comprobar
lo poco coordinado o en forma que está. Si es éste su caso, debería
asistir a alguna clase, unirse a un grupo o juntarse con algún amigo
que practique también algún ejercicio de forma regular; los demás le
demostrarán que no hay edad ni forma física previa para el ejercicio.
Se han desarrollado muchas clases de miedo en torno a la prácti-
ca de ejercicio; el más común de todos es el miedo a sufrir un ataque
al corazón. No hay por qué sentirse asustado si antes de empezar se
realiza-un examen físico completo y una vez iniciado el programa se
286
desarrolla de una forma paulatina y se continúa bajo control médico.
Otro de los temores frecuentes es el de sufrir alguna lesión. Con ob-
jeto de evitarlo basta con recurrir a libros, clases y personal experto
para obtener información sobre la forma de realizar una práctica se-
gura, sobre cuáles han de ser los progresos que realizar y sobre cómo
se deben vencer las dificultades que vayan surgiendo.
Si es usted una mujer, con seguridad no habrá recibido demasia-
do apoyo, durante su vida, para la práctica de un ejercicio vigoroso.
Y, sin embargo, adjetivos como «débil, pasiva y frágil», asociados
desde tan antiguo con la idea de la feminidad, no pueden calificar
de ningún modo a sustantivos tales como «corredora de velocidad,
jugadora de baloncesto o nadadora». Pero incluso en la actualidad,
los medios de comunicación dibujan todavía, a veces, a las mujeres
como delicadas y desvalidas doncellas en espera de ser rescatadas por
un hombre fuerte, activo y triunfador. A continuación le exponemos
algunos hechos que, sin duda, le resultarán de interés: la mayoría de
las mujeres pueden realizar ejercicios aerobios mientras menstrúan.
Aproximadamente una tercera parte de las mujeres que compiten en
las olimpiadas se encuentran menstruando. Los órganos reproducto-
res femeninos se hallan mejor protegidos que los masculinos. Una
mujer atlética tiene menor probabilidad de complicaciones durante
el embarazo y parto que las que no lo son. Incluso después de tener
hijos, las mujeres pueden ganar medallas y establecer nuevos récords
en atletismo. El ejercicio puede ser útil para reducir la tensión, dolo-
res y demás trastornos de la menopausia. El levantamiento de pesos
no desarrolla aumento del volumen muscular, sino que ayuda al forta-
lecimiento del individuo, a mejorar el rendimiento en ciertos deportes
y a mejorar la figura. Si experimenta fatiga por razones que no puede
explicar fácilmente, es posible que tenga una deficiencia de hierro
que puede corregirse con facilidad mediante el consumo de alimentos
ricos en este mineral o bien tomando suplementos de hierro.
Vuelva a su registro diario y examine sus razones para no hacer
ejercicio.
287
Ejemplo
Razón Razón rechazada o problema resuelto
Voy tarde... No puedo sacar al perro Raramente tengo tiempo para sacar al
perro por las mañanas porque no me le-
vanto con suficiente tiempo para hacer-
lo... Pondré el despertador 15 minutos
antes y me levantaré en cuanto suene.
No puedo ir en bicicleta al trabajo..., No es cuestión de poder... No quiero ir
rueda pinchada en bicicleta al trabajo. Pero puedo arre-
glar la rueda para montar los fines de
semana y disfrutar de un paseo por el
campo.
No puedo rechazar el ofrecimiento de Estoy llena de «no puedos». Obvia-
un amigo a llevarme en coche hasta la mente, puedo decir «no», pero algunas
reunión que se celebra cerca de aquí veces elijo no hacerlo, le diré a mi ami-
go que, en lo sucesivo, iremos andan-
do.
Ahorrar tiempo yendo a comer en co- Tengo tiempo de sobra para ir a comer
che andando y comer en una hora.
Ir a comer en coche porque parece que ¡Ésta es la excusa más tonta de todas!
va a llover Si está nublado..., y me preocupa tanto
el tiempo, cogeré un paraguas o comeré
en la cafetería de abajo.
Es más eficaz llamar por teléfono Cierto, pero el contacto cara a cara
también es importante. Tengo tiempo
de hacer las visitas personalmente.
Demasiado cansada, en baja forma, y Todos ellos son signos de falta de ejer-
en sobrepeso para hacer jogging cicio y constituyen poderosas razones
para hacerlo.
Barrio poco seguro después que se Podría decirle a mi marido que me
hace oscuro acompañara o hacer algún ejercicio en
casa, o ir a algún club u organizarme
para hacer ejercicio más pronto.
Dolor de cabeza Otro posible signo de falta de ejercicio
y de alimentación de estrés.
Dejarlo para mañana Mi estrategia preferida para no hacer
ejercicio... ¡Voy a sacar a pasear al pe-
rro ahora!
288
Programa de ejercicios de 30 a 50 minutos
289
rrillas. Aguante en esta posición durante 10 segundos. 2. Vuel-
va a la posición inicial y descanse 5 segundos. 3. Repita el
ejercicio de tres a cinco veces. Nota: puede aumentar la ten-
sión a nivel de los tendones, colocando los pies más lejos de la
pared y doblando más los brazos.
Saltos coordinando brazos y piernas. Póngase erguido con
los pies juntos. 1. Salte sobre los pies, extendiéndolos una dis-
tancia un poco mayor que la que separa ambos hombros. Al
saltar, levante los brazos y dé una palmada por encima de la
cabeza. 2. Vuelva a la posición inicial. 3. Haga 30 saltos en
unos 30 segundos aproximadamente.
INICIAL
MEDIO
AVANZADO
Tiéndase de espaldas con las rodillas do-
bladas y las pantorrillas descansando sobre
una silla; cójase las manos por detrás de la
cabeza. 1. Tocando el pecho con la barbi-
lla, dóblese hacia delante como si quisiera
quedar sentado en el suelo. Aguante en esta
posición durante 3 segundos. 2. Vuelva a la
posición inicial. Empiece repitiendo el ejer-
cicio diez veces.
291
TRONCO
INICIAL
Póngase de pie con los brazos caídos a lo
largo del cuerpo, los pies separados y las
piernas estiradas. 1. Levante un brazo por
encima de la cadera y diríjalo hacia el lado
contrario del cuerpo. Mantenga erguidos
el abdomen, el tórax y la pelvis. Continúe
doblando el brazo y el tronco hacia el otro
lado, hasta que sienta dolor en la cintura.
Aguante en esta posición unos 4 segundos.
2. Vuelva a la posición inicial. Haga lo mis-
mo, ahora con el otro brazo. Empiece repi-
tiendo el ejercicio cuatro veces.
MEDIO
Póngase de pie y separe las piernas. Cójase
las manos por detrás del cuello. Mantenga
siempre las piernas estiradas y los codos
hacia atrás. 1. Dóblese hacia delante, a la
altura de la cintura. 2. Gire el tronco hacia
un lado. 3. Gire el tronco hacia el otro lado.
4. Vuelva a la posición inicial. Empiece re-
pitiendo el ejercicio diez veces.
AVANZADO
Póngase de pie con tas piernas separadas y
las manos en las caderas. 1. Dóblese hacia
delante por la cintura, tanto como pueda. 2.
Gire el cuerpo en dirección a las agujas del
reloj. 3. Continúe girando el cuerpo en esta
dirección hasta que se halle doblado hacia
atrás por la cintura. 4. Continúe hasta ter-
minar el giro completo 5. Vuelva a la posi-
ción inicial. Empiece repitiendo el ejercicio
ocho veces
292
MUSLOS, CADERAS, NALGAS, PARTE BAJA DE LA ESPALDA
INICIAL
Póngase de pie y separe ligeramente los
pies; ponga las manos sobre las caderas. 1.
Doble las rodillas hasta quedar en una po-
sición de semicuclillas mientras eleva len-
tamente los brazos hacia delante colocando
las palmas de las manos hacia abajo. Vuelva
a la posición inicial Empiece repitiendo el
ejercicio diez veces.
MEDIO
Tiéndase de espaldas y doble las rodillas
hasta formar un ángulo de entre 45 y 90
grados. Deje los brazos estirados a lo lar-
go del cuerpo, con las palmas de las ma-
nos hacia abajo. 1. Levante las caderas del
suelo, tanto como pueda, dejando los pies
y los hombros planos en el suelo. Tense las
nalgas y el abdomen y aguante en esta po-
sición durante 5 segundos. Aumente poco a
poco hasta 10 segundos. 2. Vuelva a la posi-
ción inicial. Empiece repitiendo el ejercicio
ocho veces.
AVANZADO
Póngase en cuclillas, apoyando las manos
en el suelo. Estire la pierna izquierda hacia
atrás, la pierna derecha tiene que quedar por
dentro del codo del mismo lado. 1. Invierta
simultáneamente la posición de los pies. 2.
Inviértala de nuevo volviendo a la posición
inicial. Empiece repitiendo el ejercicio diez
veces.
293
BRAZOS, HOMBROS, TÓRAX EN MUJERES
INICIAL
MEDIO
AVANZADO
294
BRAZOS, HOMBROS, TÓRAX EN HOMBRES
INICIAL
Separe las manos una distancia aproximadamente igual a la que hay entre ambos
hombros y colóquelas sobre el borde de un mueble sólido. Mueva los pies hacia atrás
hasta que la espalda y las piernas formen una linea recta, aguantando el peso del
cuerpo con los pies y las manos. Mantenga la cabeza siempre erguida. 1. Doble los
brazos descendiendo el cuerpo hasta que el tórax llegue a tocar el borde del mueble
sobre el que se halla apoyado. 2. Levántese estirando de nuevo los brazos, y vuelva a
la posición inicial. Empiece repitiendo el ejercido diez veces.
MEDIO
Manteniendo los pies juntos, póngase en cuclillas apoyando las palmas de las manos
en el suelo. Las manos han de quedar por dentro de las rodillas y separadas la una de
la otra. Estire las piernas hacia atrás hasta quedar en una posición inclinada. 1. Man-
teniendo el cuerpo y las piernas estirados, doble los codos hasta que el tórax toque
el suelo. 2. Vuelva a la posición inclinada, estirando de nuevo los brazos. Comience
repitiendo el ejercicio diez veces.
295
AVANZADO
Póngase de pie con los pies juntos, los brazos caídos a los lados del cuerpo y la
cabeza erguida. 1. Póngase de cuclillas y coloque las palmas de las manos en el sue-
lo, separando éstas una distancia aproximadamente igual a la que hay entre ambos
hombros. Los brazos han de quedar por dentro de las rodillas. 2. Empuje las piernas
hacia atrás, hasta quedar en una posición inclinada. 3. Descienda el cuerpo hasta que
toque el suelo con el tórax, doblando previamente los brazos. 4. Levántese y vuelva
a la posición de inclinado. 5. Toque el suelo con el tórax. 6. Levántese y vuelva a la
posición de inclinado. 7. Vuelva a la posición en cuclillas 8. Y a continuación a la
inicial. Comience repitiendo el ejercido ocho veces
296
neficiarse de la realización de un ejercicio aerobio, el corazón debe
latir a un 70% de su frecuencia máxima durante 20 minutos como
mínimo. Esto significa instaurar una tensión moderada en su corazón
que servirá para que, gradualmente, aumente su eficacia. La frecuen-
cia cardíaca máxima representa el valor máximo al que puede latir
su corazón cuando hace ejercicio. La tabla que mostramos a conti-
nuación indica los valores de la frecuencia cardíaca estimados para
cada grupo de edad:
297
arriba. Coloque la punta de los dedos de su mano izquierda sobre
la muñeca derecha. Busque el hueso que se halla debajo del dedo
pulgar. Mueva los dedos medio centímetro del hueso y apriete con
fuerza. En este momento percibirá los latidos de su pulso. El pulso
en estado de reposo puede ser desde 40 hasta 100 pulsaciones por
minuto y ser normal. La mayoría de hombres sanos tiene un valor de
entre 70 y 84 pulsaciones por minuto y la mayoría de mujeres en las
mismas condiciones, de entre 75 y 85 pulsaciones por minuto.
Si usted no se encuentra en forma, la marcha rápida puede ha-
cerle subir el pulso por encima del 70% del valor de su frecuencia
cardíaca máxima, pero una vez que su aparato cardiocirculatorio se
halle adaptado y por tanto condicionado para el nuevo estado, podrá
realizar un esfuerzo mayor (marcha más rápida o jogging), sin so-
brepasar ese 70%.
A continuación le exponemos tres pruebas que puede realizar a
fin de determinar la velocidad a la que debe andar o realizar jogging
para llegar al 70% de su tasa cardíaca:
298
por debajo del 70% del valor máximo. Entonces puede pasar ya a
la siguiente prueba.
Enfriamiento - 5 minutos
299
Haga rodar la cabeza alrededor del cuello unos cuantos minutos,
primero en una dirección y luego en la dirección contraria.
Establecimiento de objetivos
Lunes_________________________________________________________
Martes________________________________________________________
Miércoles_____________________________________________________
Jueves________________________________________________________
Viernes_______________________________________________________
Sábado________________________________________________________
Domingo______________________________________________________
Lunes_________________________________________________________
Martes________________________________________________________
Miércoles_____________________________________________________
Jueves________________________________________________________
Viernes_______________________________________________________
Sábado________________________________________________________
Domingo______________________________________________________
___________________
firma
300
Al final de las dos semanas, examine cuáles han sido sus progre-
sos. Utilice la información obtenida de su registro de oportunida-
des aprovechadas y desaprovechadas para realizar ejercicio (registro
diario), a fin de formar otra lista de objetivos que alcanzar en el pla-
zo de dos semanas. Vaya repitiendo este proceso hasta que se haya
establecido, de manera regular, el hábito de hacer ejercicio.
Continuidad
301
Cuelgue fotos suyas o de otros practicando su deporte favorito.
Cuelgue también lemas o frases de ánimo.
6. Imagine lo que significará el éxito. Imagínese a sí mismo dis-
frutando ya de los beneficios del ejercicio. Imagínese esbelto,
bailando con gracia, o corriendo camino abajo, radiante y sa-
ludable.
7. Busque apoyo en su familia y amigos, diciéndoles cuáles son
los objetivos que piensa alcanzar. Reclute miembros de su fa-
milia o amigos para su programa. Asista a alguna clase, a algún
club, centro de salud, etc. Participe en actividades en grupo,
como las carreras por ejemplo.
302
sentido común. Por ejemplo, no haga jogging en un parque so-
litario al anochecer, ni se ponga a correr por las calles de una
ciudad llena de gente, atravesada por lineas férreas y cubierta
de cristales rotos.
Lecturas recomendadas
Anderson, J. L y Cohen, M. The West Point Fitness and Diet Book. Nueva York:
Avon Books. 1978.
Brems, M. Swim for Fitness. San Francisco: Chronicle Books. 1979.
Cale, B. The Wonderful World of Walking. Nueva York: William Morrow, 1979.
Cooper, K. H. The Aerobic Way. Nueva York: M. Evans and Company, 1977.
Counsilman, J. The Science of Swimming. Englewood Cliffs. N. J.: Prentice-Hall.
1968.
Farquhar, J. W. The American Way of Life Need Not Be Hazardous to Your Health.
Nueva York: W. W. Norton, 19/8
Fixx, J. F. Jim Fixx's Second Book of Running. Nueva York: Random House, 1980.
Gould, D. Tennis Everyone. Tercera ed. Palo Alto. California: Mayfield, 1978.
Kostrubala, T. The Joy of Running. Nueva York: Pocket Books. 1976.
Smith, D. L. y Gaston. E. A. Get Fit with Bicycling. Emmaus. Pennsylvania: Kodak
Press. 1979.
Sorenson, J. Aerobic Dancing. Nueva York: Rawson Way. 1979.
Thomas, G. S. Exercise and Health: Evidence and Implications. Nueva York: Oel-
ger, Shlager, Gunn & Hain, 1981.
Ullyot. J. Women's Running. Mountain View. California: World Publications. 1976.
Wiener, H. S. Total Swimming. Nueva York: Simon and Schuster. 1980.
Wood, P. D. Run to Health. Nueva York: Charter. 1980.
303
Capítulo 17
305
3. ¿Que es lo que me gustaría estar haciendo en lugar de los ejer-
cicios?
4. ¿Es esta otra actividad más importante para mí que realizar los
ejercicios?
5. ¿Puedo organizar mi tiempo de modo que pueda hacer los ejer-
cicios y también esta otra actividad?
6. Si no quiero hacer los ejercicios en este momento, exactamente
¿cuándo y dónde los reanudaré?
7. ¿A qué tendría que renunciar si continuara con los ejercicios?
8. ¿A qué tendría que hacer frente si continuara con los ejercicios?
306
Suelen ser razones típicas: «Estoy demasiado ocupado hoy». «Estoy
demasiado cansado», «Por faltar una vez no pasará nada». «David
necesita que le ayude». «Esto no funciona», «Esto es muy aburri-
do», «Hoy no me siento estresado, así que no necesito hacer los
ejercicios» u «Hoy me siento demasiado mal para hacer los ejerci-
cios». Estas excusas son seductoras porque, en parte, son verdad.
Es decir, usted puede sentirse realmente muy cansado o estar muy
ocupado, o alguien puede necesitar su ayuda y perderse una sesión,
y probablemente no representará nada. Pero todo ello resultaría más
exacto si lo expresara del siguiente modo: «Estoy cansado. Podría
hacer los ejercicios, pero he decidido no hacerlos» o «Podría hacer
los ejercicios, pero prefiero ayudar a David». La cuestión es que
debe responsabilizarse de la decisión de elegir una actividad u otra
en lugar de pretender ser una víctima pasiva de las circunstancias,
como la fatiga, las reclamaciones de David u otras prioridades que
le mantienen ocupado.
Es muy posible que se sorprenda utilizando, repetidamente, las
mismas razones u otras muy parecidas para no hacer los ejercicios.
Una razón muy frecuente manifestada en distintas formas suele ser la
siguiente: «Soy indispensable. Sin mí, las cosas no se hacen y hasta
puede que se caigan a pedazos». Por ejemplo, un ama de casa y ma-
dre de familia, muy activa, era incapaz, de encontrar tiempo para ha-
cer sus ejercicios, porque el trabajo de la casa no se terminaba nunca.
Estaba convencida de que si dedicaba tiempo a sí misma, el trabajo
de la casa iría acumulándose hasta formar una montaña interminable.
Después de años continuados de hacer el trabajo de la casa sin dedi-
car en absoluto algún tiempo a relajarse, se sentía agotada, deprimi-
da, ansiosa, padecía dolores de cabeza migrañosos y dolor en la parte
baja de la espalda y hacía el trabajo a un ritmo inferior al inicial. Su
forma de pensar perfeccionista la había llevado a creer que tenía que
terminar todo el trabajo antes de tener derecho a relajarse, y esto le
había ocasionado una depleción gradual de su energía. El resultado
fueron inevitables signos de estrés físico y emocional.
307
Probablemente, las excusas que usted se da a sí mismo para no
realizar los ejercicios son las mismas que ha utilizado para continuar
bloqueado en una situación estresante. Estas excusas están basadas
en premisas falsas. Por ejemplo, la mujer de mediana edad mencio-
nada creía, erróneamente, que no tenía derecho a relajarse hasta que
tuviera hecho todo el trabajo. Pero como el trabajo de un ama de casa
y madre de familia no se acaba nunca, la consecuencia era que no po-
día relajarse jamás. Además, había pasado por alto su derecho innato
(alguien podría opinar que su obligación) a relajarse y a reponer su
reserva vital de energía. Esta mujer había establecido sus prioridades
como «ama de casa primero» y «yo misma después», sin tener en
cuenta la importancia de la relajación y del alejamiento de las acti-
vidades estresantes para mantener una buena salud física y mental.
Si usted es una persona enérgica, a la que le gusta el triunfo y tener
las cosas hechas de antemano, disminuya su ritmo habitual cuando
aprenda y realice los ejercicios. El entusiasmo puede hacerle realizar
varios ejercicios a la vez y hacer las sesiones demasiado largas, con
lo cual correría el riesgo de perder el interés. Además, tendría más
probabilidades de sentirse culpable por no cumplir el programa tan
riguroso que se habría impuesto. Ello 1e llevaría a poner excusas para
evitar completamente los ejercicios («Ya estoy demasiado disperso
en muchos aspectos de mi vida. ¿Para qué aumentar la carga?»).
Puede sentirse confuso en el momento en que empiece a sentir
más energía, como resultado de los ejercicios de relajación y de re-
ducción del estrés. Resista la tentación de invertir esta energía extra
en su trabajo: lo que debe hacer es utilizarla para posterior descanso
y diversión.
308
que está realizando sólo un acercamiento al tema. Intelectualmente
reconoce el valor de los ejercicios, pero por alguna razón nunca ha
pasado más allá de pensar en ellos, o bien está realizando algunos de
los ejercicios, pero no los aplica nunca a sus situaciones cotidianas.
Para la persona que actúa de este modo, éste es sólo otro libro con
algunas ideas interesantes, pero nunca el manual que proporciona
el aprendizaje experimental de nuevas formas de afrontamiento del
estrés, que pretende ser.
Hay algunas personas que temen las experiencias nuevas y este
miedo se convierte en un obstáculo para su avance. Puede ser que se
sienta confundido por algunos de los efectos colaterales de alguna
técnica de relajación, como el hormigueo en los brazos y en las pier-
nas. Por desgracia, es muy probable que interrumpa el ejercicio en
este punto, en lugar de continuar hasta comprobar que no se trata de
algo perjudicial y que desaparece al cabo de cierto tiempo. Quizá se
vea distorsionado por un elemento aislado de uno de los ejercicios
y en lugar de adaptarlo a sus necesidades lo omita en su totalidad.
Quizá no entienda algún punto de las instrucciones y en lugar de ir a
resolverlo, abandone el ejercicio. Puede ser un valioso desarrollo de
su experiencia solucionar usted mismo estas dificultades.
309
a un grupo de relajación para vencer su tendencia a hiperventilar
cuando se hallaba en una situación de estrés. Poco a poco, se en-
contró con que sentía todos los síntomas que habían descrito los
demás miembros del grupo: migraña, dolor de espalda, taquicardia,
etc. Combatió esta tendencia a reproducir los síntomas de los demás
combinando las técnicas de detención del pensamiento con las de
relajación progresiva.
Un número sorprendente de personas se encuentran atadas a
ciertos síntomas que les resultan útiles para conseguir determinados
propósitos. Por ejemplo, sus dolores de cabeza pueden resolverles
situaciones interpersonales que desean evitar sin tener que respon-
sabilizarse de defraudar a los demás. Para averiguar si sus síntomas
le «rescatan» de situaciones desagradables, lleve un registro del mo-
mento en que tales síntomas aparecen y de las actividades que los
acompañaron (o debían acompañarlos). Si sospecha que sus síntomas
representan para usted una «ganancia secundaria», vuelva al capítu-
lo 12 sobre entrenamiento asertivo, donde se le proporcionarán los
alicientes y los medios para ser más tajante a la hora de decir «no».
Los síntomas de tensión pueden ser una señal de que no afron-
ta de forma efectiva algún aspecto de su vida y que está ocultan-
do, asimismo, sus sentimientos. Por ejemplo, puede estar enfadado
con su familia pero no compartir el hecho con ellos. Es posible que
esté aplazando discutir un asunto porque no encuentra la solución
al problema. Por ejemplo, una enfermera recibía, un fin de semana
sí y otro no, la visita de una hijastra muy mal criada. Consintió en
este arreglo cuando se casó pero se sintió atrapada por tal acuerdo.
Durante tres años, las visitas le produjeron, invariablemente, dolor
de cabeza. Para contrarrestar tal síntoma, negoció por fin un nuevo
arreglo con su marido en el que ella pasaba el domingo sola mientras
él cuidaba de la niña.
Las personas que le rodean son capaces de darse cuenta de que
está ocultando sus sentimientos, fruto del estrés y de que algo no
anda bien; sin embargo, no pueden leer en su mente ni por tanto,
310
acudir en su ayuda. Sólo usted sabe exactamente lo que necesita.
Permitiendo a los demás conocer cuáles son sus sentimientos y sus
deseos, brinda la oportunidad de que aquéllos puedan ayudarle a
conseguir lo que anhela.
Su síntoma o síntomas pueden representar una forma de reclamar
atención cuando sabe que no puede pedir ayuda o consideración de
una forma directa. Por ejemplo, si usted se siente cansado y le duele
la espalda, otra persona tendrá que cocinar, limpiar y cuidar la casa.
Pregúntese a sí mismo cuándo aparecieron los síntomas por prime-
ra vez y qué ocurría en esos momentos en su vida que pudo haber
contribuido a su aparición. Una mujer de edad, que había venido
presentando episodios de colitis desde la infancia, recordó que sus
dolores abdominales comenzaron cuando nacieron sus dos herma-
nos gemelos. Recordaba que la única vez que su atareada madre la
cogía y la acunaba, después de este nacimiento, era cuando tenía
retortijones. Observó también que en la actualidad la colitis tendía
a aparecer cuando su marido la dejaba sola por las noches. Poco a
poco se fue convenciendo de que lo que realmente necesitaba era un
poco de afecto físico.
Es posible que haya desarrollado un síntoma determinado, típico
de una persona importante en su vida, como resultado de una identi-
ficación con ella. Por ejemplo, puede que no solamente haya apren-
dido de su padre a trabajar dura y competitivamente, sino también a
afrontar el estrés de una forma parecida. Acumulando la tensión en
el estómago, puede llegar al punto de desarrollar una úlcera, exac-
tamente igual que hizo su padre. Dado que las maneras particulares
de responder al estrés por lo general son aprendidas, pregúntese que
otro miembro de la familia comparte sus mismos síntomas. Gene-
ralmente resulta más fácil darse cuenta de que las otras personas no
están afrontando el estrés de forma efectiva que reconocerlo en uno
mismo. El siguiente paso es observar y averiguar si tal afirmación
puede aplicarse también a usted.
Si continúa, pese a los consejos y sugerencias expuestos, con
311
problemas para reducir el estrés, considere la posibilidad de visitar
a un profesional. Puede elegir entre asistir a sesiones individuales o
bien unirse a los grupos de relajación y reducción del estrés, cada
vez más corrientes. Para comenzar a buscar la ayuda profesional,
puede recurrir a su médico de cabecera o a los centros primarios de
salud.
Dedicación perseverante
312
Índice temático
313
Diario de control del estrés, 32-34 Epilepsia, 250
Dieta ideal, 257-258 Espasmos musculares, 26, 38, 84-85, 245
Dieta modelo y Estado del organismo, 29
alcohol, 270 Estilos de conducta interpersonal, 200-202
alimentos completos, 267-268 Estreñimiento crónico, 24, 84, 117, 282
azúcar, 268-269 Estrés, 11, 145, 179, 243-244
cafeína, 271 cambios físicos producidos por, 11-13
carbohidratos, 267 crónico, 12, 115
minerales, 271-275 enfermedades relacionadas con el, 13
nutrientes, 257-259 fuentes básicas de, 11-12
sodio, 269-270 «inoculación contra el», 179
vitaminas, 271-275 reacción ante el, 11-25
Dolor técnicas de afrontamiento al, 179-180
crónico, 85, 95 y necesidades nutritivas, 257
de cabeza, 13, 24, 84, 245, 258
de cuello, 13, 24,38, 115 Fatiga, 24, 47, 96, 226, 258, 279, 282, 287
de espalda, 13, 24, 38, 115, 282 Flexibilidad muscular, 282
Fobias, 23, 37, 133, 134, 180, 245
Efecto de entrenamiento, 280-281 Frecuencia cardíaca, 12, 37, 60, 243, 251,
Ejercicio, 27, 279 280, 297
aerobio, 279-280, 287, 296, 297 Frecuencia respiratoria, 12, 37, 60, 280
calisténico, 281, 283 Frialdad de manos y pies, 47, 115, 117
de acondicionamiento, 290-296
de baja intensidad, 279, 280-281 Gestalt
de calentamiento, 289 ejercicios de la, 30-32.
de enfriamiento, 299 terapia de la, 29-30, 84
isométricos, 282 Grupos de relajación y reducción del estrés,
isotónicos, 281 312
normas para evitar la lesión durante el,
302 Hábitos alimentarios, 257-259
Ejercicios de meditación, 128-131 sugerencias sobre, 264-265
Enfermedad cardiovascular, 61, 118, 279,280, Hipertensión, 12, 26, 38, 61, 117, 245, 258,
282, 286 261, 282
Entrenamiento y técnicas de afrontamiento, 180
a través de la piel, 249 Hiperventilación, 47, 117
asertivo, 195-196 Hipnosis, 93-96, 112, 116
autógeno, 27, 115-118, 243 cambios inducidos por, 93-94
electroencefalográfico, 249-250 profunda, 105-106
electromiográfico, 246-247 Hipnotismo, 95
termográfico, 248 Hipocondríaco, 133, 134
314
Hipoglucemia, 118,269, 275 Obesidad, 24, 258, 261, 283
síntomas de, 269 Objetivos
Hostilidad, 23, 61 desglosamiento de, 234
planificación, 232-234
Ideas irracionales, 145, 147, 156-157 Obsesiones, 23, 61, 133
básicas, 156-160 Ondas cerebrales, 243, 249
Imágenes dirigidas, 85
Imágenes emotivo-racionales, 171-176 Páncreas, 268
Imaginación, 83 Pensamiento, 13
activa, 84 detención del, 27, 133-134, 139
Indigestión, 24, 115, 258, 282 efecto terapéutico del, 83-85
Inducción por la voz, 104-105 estresor y su descripción, 135-136
Insomnio, 24, 95, 245, 249, 250, 257, 258, imaginación del, 140
282 interrupción del, 139-140
Inventario de actividades diarias, 226-231 lenguaje interno del, 145
Inventario de experiencias recientes, 14-21 no deseado, 23, 133-134
Irritabilidad, 47, 117, 283 racional y sus reglas, 164-165
sustitución del, 141
Jerarquía de sucesos estresantes, 182-184 y afrontamiento del estrés, 185-189
Jogging, 280, 296, 299 Peso ideal, 261-265
Presión sanguínea, 26, 60, 244
Lenguaje corporal adecuado, 218-219 Prevención de enfermedad, 21
Lenguaje interno, 145
Reacción a la amenaza, 11-12
«Magnetismo animal», 95 cambios físicos observados, 12-13
Malnutrición crónica, 257 Rechazo de ideas irracionales, 145, 165-168
Mantenimiento de la salud, 21 Reconocimiento del cuerpo, 30-32
Mantra, 70-71 Registro
Medicina preventiva, 13 de síntomas, 22-23
Meditación, 59-62, 81 de tensión general, 35
ejercicios de, 62 Reglas para aprender a ganar tiempo, 235-
y respiración, 68-71 236
Menopausia, 287 Reglas para la sugestión hipnótica, 108-110
Mesmerismo, 95 Relajación
Miedos, 23, 133, 134 cambios físicos durante la, 13-14
Migraña, 245 efectiva, 181
mediante el suspiro, 50
Neuroanalizador, 250 muscular profunda, 37
Nutrición, 257-275 progresiva, 37-38, 179
Nutrientes, 257 respuesta de, 13-14
315
Resolución espontánea de problemas, 60 de afrontamiento, 179-180
Respiración, 26, 45-47 de detención del pensamiento, 141-142
alternante, 56-57 de reducción del estrés, 26-27,37,45,46,
natural completa, 51 59-60, 83, 93, 115-118, 133-134, 139,
profunda. 49-50, 243 145-146, 179-180, 195-197, 225, 243-
purificante, 51-52 246, 257-258, 279-280
superficial, 47 de relajación, 184-185
Respuesta para evitarla manipulación, 219-222
a la amenaza, 12-13 Temblores, 24, 282
de relajación, 13-14 Temperatura de la superficie dérmica, 243
emocional alternativa, 174-175 Tensión, 29-31,47,60, 179
crónica, 30, 96, 282
Salud pública, 13 muscular, 13, 24, 29-30, 96, 279
Sentimiento de culpabilidad, 238 registro de la, 35
Síntomas, 26 Terapias
persistencia de, 309-312 bioenergética de A. Lowen, 29-30
registro de, 22-23 de Jung, 84
Sistema nervioso emotivo-racional, 146-148
tipos de, 245-246 Tics, 24, 95, 282
Subconsciente Trastornos del sueño, 11, 117
interrogación del, 99-101
Sufismo, 29 Úlceras intestinales, 179
Sugestión, 96-99
Suposiciones tradicionales falsas, 198-199 Vida sedentaria, 279, 281, 283, 286
Visualización, 85-86
Tabla de valores mínimos de vitaminas y
minerales por día, 276 Yantra, 73-74
Taquicardia, 117 Yoga, 29, 47, 63, 64, 65
Tartamudeo, 38, 245
Tasa cardíaca, 251, 297 Zen, 29
Técnica
316
La ansiedad, la fatiga, los trastornos obsesivos y la depresión
son, entre otros, desórdenes derivados de una reacción anó-
mala ante el estrés. Este es algo inevitable en la vida de cada
uno de nosotros, pues aparece ante cualquier cambio, posi-
tivo o negativo, grande o pequeño, sin embargo, el control,
la relajación y la tranquilidad de la mente pueden, unidos al
cuidado del cuerpo, prevenir y aminorar, e incluso eliminar,
estas consecuencias indeseables.
mr