Atributo de Dios Paciencia

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 15

Atributo de Dios paciencia

En última instancia, paciencia significa ser 'firme, constante e inmutable en


guardar los mandamientos del Señor' (1 Nefi 2:10) a toda hora de cada día,
incluso cuando hacerlo sea difícil” 1.

miserablemente le correspondemos. ¡Qué superficial es nuestra gratitud, qué lenta nuestra


obediencia, qué frecuentes son nuestras reincidencias! Una de las razones por las que Dios
permite al creyente permanecer en la carne es para manifestar cuán “paciente es para con
nosotros” (2Ped. 3:9). Puesto que este atributo divino se revela solamente en el presente mundo,
Dios lo usa para extenderlo a “los suyos”. Ojalá que la meditación de esta excelencia divina
ablandara nuestros corazones, enterneciera nuestras conciencias, e hiciera que aprendiésemos en
la escuela de la experiencia santa la “paciencia de los santos”, es decir, la sumisión a la voluntad de
Dios y la perseverancia en el bien hacer. Busquemos fervientemente gracia para imitar esta
excelencia divina. “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto” (Mat. 5:45); en el inmediato contexto, Cristo nos exhorta a amar a nuestros enemigos,
bendecir a los que nos maldicen, y hacer bien a los que nos aborrecen. Dios es paciente con el
impío, no obstante la multitud de sus pecados; ¿desearemos nosotros vengarnos por una sola
ofensa?

Cuando todo va como queremos, es fácil mostrar paciencia. La verdadera prueba


de la paciencia, viene cuando nuestros derechos son violados; cuando otro auto
nos cierra el paso en el tráfico; cuando nos tratan injustamente; cuando nuestro
compañero de trabajo se burla de nuestra fe, una vez más. Algunas personas
piensan que tienen el derecho de enojarse ante las pruebas y aquello que les irrita.
La impaciencia parece como una ira santa. Sin embargo, la Biblia alaba la paciencia
como un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) el cual debe ser producido por todos los
seguidores de Cristo (1 Tesalonicenses 5:14). La paciencia revela nuestra fe en el
tiempo, la omnipotencia y el amor de Dios.

Aunque la mayoría de la gente considera que la paciencia es una espera pasiva o


una gentil tolerancia, casi todas las palabras griegas traducidas como “paciencia”
en el Nuevo Testamento son palabras dinámicas y activas. Considera por ejemplo
Hebreos 12:1: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan
grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. ¿Corre uno
una carrera esperando pasivamente los empujones para retrasarnos, o tolerando
gentilmente a los tramposos? ¡Por supuesto que no! La palabra traducida como
paciencia en este versículo, significa permanencia. Un cristiano corre la carrera
pacientemente, perseverando a través de las dificultades. En la Biblia, la paciencia
es la perseverancia hacia una meta, perseverancia ante las pruebas, o una
expectante espera por el cumplimiento de una promesa.

Claramente, la paciencia no se desarrolla de la noche a la mañana. El poder de Dios


y la bondad son cruciales para el desarrollo de la paciencia. Colosenses 1:11 nos
dice que somos fortalecidos por Él para “toda paciencia y longanimidad,” mientras
que Santiago 1:3-4 nos anima a saber que las pruebas son Su manera de
perfeccionar nuestra paciencia. Nuestra paciencia se desarrolla y fortalece más,
resistiendo de acuerdo a los perfectos tiempos y voluntad de Dios, aún ante el
hombre malvado que “prospera en su camino” (Salmos 37:7). Al final, nuestra
paciencia será recompensada. “. . .tened paciencia hasta la venida del Señor”
(Santiago 5:7-8). “Bueno es JEHOVÁ a los que en Él esperan, al alma que le busca”
(Lamentaciones 3:25).

Vemos en la Biblia muchos ejemplos de aquellos caracterizados por la paciencia en


su caminar con Dios. Santiago nos señala a los profetas: “Hermanos míos, tomad
como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en Nombre
del Señor” (Santiago 5:10). Él también se refiere a Job, cuya perseverancia fue
recompensada por lo que “. . . el Señor es muy misericordioso y compasivo”
(Santiago 5:11). También Abraham, esperó pacientemente y “… alcanzó la promesa”
(Hebreos 6:15). Así como Jesús es nuestro modelo en todas las cosas, así también
Él demostró una perseverante paciencia. “…el cual por el gozo puesto delante de Él
sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”
(Hebreos 12:2).

¿Cómo demostramos que la paciencia es una característica de nuestras vidas en


Cristo? Primero, dando gracias a Dios. Usualmente, la primera reacción de una
persona es “¿Por qué a mí?,” pero la Biblia dice que nos regocijemos en la voluntad
de Dios (Filipenses 4:4; 1 Pedro 1:6). Segundo, buscando Sus propósitos. Algunas
veces, Dios nos pone en situaciones difíciles con el fin de testificar. Otras veces, Él
puede permitir una prueba para la santificación del carácter. El recordar que Su
propósito es para nuestro crecimiento y Su gloria, nos ayudará en la prueba.
Tercero, recordando Sus promesas, tales como la de Romanos 8:28 que nos dice
que “…todas las cosas les ayudan a bien, esto es a los que conforme a su propósito
son llamados”. Ese “todas las cosas” incluye las cosas que prueban nuestra
paciencia.

La próxima vez que te encuentres en un embotellamiento de tráfico, seas


traicionado por un amigo, o ridiculizado por tu testimonio, ¿cómo responderás? La
respuesta natural es impaciencia, la cual conduce al estrés, enojo y frustración.
Gracias a Dios, los cristianos ya no estamos bajo el dominio de una “respuesta
natural,” porque tenemos una nueva naturaleza – la naturaleza de Cristo Mismo (2
Corintios 5:17). En vez de eso, tenemos la fortaleza del Señor para responder con
paciencia y en completa confianza del poder y los propósitos del Padre. “Vida
eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e
inmortalidad” (Romanos 2:7).

English

ATRIBUTOS DE DIOS - DIOS ES PACIENTE


- noviembre 06, 2019

Dios es ÚNICO, es ETERNO, es INFINITO, es SOBERANO, es INMUTABLE, es


OMNIPOTENTE, es OMNISCIENTE, es OMNIPRESENTE, es AUTOEXISTENTE, es
AUTOSUFICIENTE, es TRASCENDENTE, es INCOMPRENSIBLE, es PERFECTO,
es INTEMPORAL, es SANTO, es RECTO, es JUSTO …

Dios es PACIENTE
La justa ira de Dios es retenida por Su paciencia para con aquellos que no escuchan
sus advertencias ni obedecen sus instrucciones. Él sabe esperar en mengua de Su
honor... Su santa paciencia retiene su santa justicia para el bien mayor de sus
criaturas… 

Veamos esto en Las Escrituras:

“que eres lento para la ira y grande en amor, 


y que aunque perdonas la maldad y la rebeldía, jamás dejas impune al culpable, 
sino que castigas la maldad de los padres en sus hijos, nietos, bisnietos y
tataranietos.”
Números 14:18

“El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. 


Más bien, él tiene paciencia con ustedes, 
porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.”
2 Pedro 3:9

Los Atributos de Dios en la


Consejería Bíblica: Paciencia
Por Dave Dunham

“Lento para la ira.” No es una frase que me describe, o al menos no muy a menudo. De hecho, no es
una frase que describe muchas personas. La mayoría de nosotros nos esforzamos por mantener
nuestras propias frustraciones bajo control. Sin embargo, esta es la manera en que Dios se describe
a sí mismo (Ex. 34: 6). Dios es paciente, y Su paciencia puede ser un gran estímulo para nosotros.
La paciencia de Dios se puede utilizar en la consejería para invitar arrepentimiento.

Dios podría, si El así lo deseaba, traer de inmediato Su voluntad. El podría lograr todo lo que
deseara en un abrir y cerrar de ojos, y sin embargo, El espera. Nuestro Dios es un Dios que espera.
¿Por qué lo hace? Por lo general somos inquietos y ansiosos de obtener lo que queremos, para llevar
a cabo nuestras tareas. Dios es paciente; longanimidad es la palabra que las traducciones antiguas
utilizan. Pedro nos dice claramente por qué Dios es paciente:

El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es
paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al
arrepentimiento. (2 Pedro 3:9)
Dios es paciente, precisamente porque desea que más hombres y mujeres vengan al
arrepentimiento. Su paciencia, Pedro continua diciendo es "la salvación" (3:15). La paciencia de
Dios, entonces, es un atributo de Su cuidado y una invitación para venir a El, incluso cuando
pecamos.

La paciencia de Dios es una invitación a los pecadores a venir a él, incluso cuando pecan. Dios no
condena inmediatamente o nos castiga cuando pecamos. A menudo El puede extender gracia y
darnos tiempo para arrepentirnos. Como Brad Hambrick escribe:

Dios es lento para la ira, permitiendo amablemente tiempo para el arrepentimiento y el


cambio. Mientras que Dios no puede ser burlado con un falso arrepentimiento, el no lleva de
inmediato cada fracaso nuestro a su debida consecuencia (si somos creyentes o no). Dios no se
precipitó a la acción por ninguna sensación de inseguridad o amenaza. Dios actúa sólo cuando es
correcto y bueno para hacerlo. Dios muestra su poder mediante la restricción de su amorosa
paciencia. ( God's Attributes , 18)

Él refrena su ira con el fin de que convertirnos de nuestro pecado y disfrutar de la comunión con Él.

Los consejeros bíblicos pueden y deben destacar este atributo del amor divino como medio de
suplica con creyentes y no creyentes a arrepentirse de su pecado. No es infrecuente que los
aconsejados luchen con el arrepentimiento a causa de la culpa y la vergüenza. Podemos desarrollar
un sentido defectuoso que no podemos ir a Dios con rapidez en arrepentimiento; debemos sentir un
cierto período prolongado de culpa, vergüenza, o incluso el castigo antes de que podamos ir a Él.
Esto a menudo puede conducir a años de aferrarse a nuestra culpa en vez de llevarlo delante de
Dios. Dios es paciente, precisamente porque Él quiere que vayamos a Él. Si Él quería llevar a cabo
una inmediata justicia El podía. Si Él quería que nosotros sentimos condenados y castigados El
podía hacer que eso suceda también. Él nos invita, en cambio, a venir a El. 1 Juan 1:9 nos dice que
siempre somos bienvenidos a venir y confesar y Él es siempre justo y fiel para perdonar a los
creyentes en Cristo. Hebreos 4 nos dice que nos acerquemos al trono de la gracia con confianza.
Dios es paciente y Su paciencia es una invitación a volvernos de nuestro pecado.

Nunca ira ido demasiado lejos y nunca es demasiado tarde, mientras usted permanecerá vivo. Dios
es paciente con el fin de que podamos llegar a Él. Consejeros, utilicen esta doctrina como medio de
estímulo e invitación. Dios se revela como "lento para la ira" y "abundante en amor" porque El
quiere que los pecadores vengan a El. Lleve a sus aconsejados a Dios, poniendo atención en Su
paciencia sin igual. Su paciencia significa salvación.

11ª Sesión: “LA PACIENCIA DE DIOS”


 

“Clemente y misericordioso es Jehová,


lento para la ira”
Salmos 145:8
 

Introducción
 

La vez anterior estuve enseñando acerca de “La Bondad de Dios“, pero


en esta ocasión nos toca hablar sobre “La Paciencia de Dios”, un atributo
muy interesante que vale la pena estudiar.
 

La longanimidad de Dios es una de las perfecciones divinas, tanto como


lo es la sabiduría, el poder o la santidad de Dios.

Este término no se encuentra en la concordancia tan frecuentemente


como los otros, pero la gloria de esta gracia brilla en las páginas de las
Escrituras. Debemos meditar con frecuencia sobre la paciencia de Dios y
orar fervientemente para que nuestros corazones también sean
pacientes.

La longanimidad de Dios se menciona una y otra vez en relación a su


gracia y misericordia, como puede comprobarse en Exo. 34:6; Núm.
14:18; Sal. 86:15.

 
 

¿Qué significa paciencia?


 

Entre los frutos del Espíritu hay una hermosa cualidad que en algunas
Biblias es traducida como “longanimidad” y en otras como “paciencia”.

Estas dos palabras castellanas están estrechamente relacionadas, y


ambas se asocian con la resistencia. Más importante y fascinante aún es
aprender el significado de las dos palabras griegas correspondientes que
aparecen en el Nuevo Testamento.

Una de estas palabras griegas —hupomonee— es traducida como


“paciencia” en casi todas las versiones bíblicas y significa “resistencia
paciente”.

La otra palabra griega es aún más interesante. Es makrothumía,


traducida como “paciencia” en algunas versiones bíblicas, pero más
acertadamente como “longanimidad” en otras.

 
La palabra griega makro (que da origen al prefijo castellano macro)
significa “grande” o “largo”. La raíz de la palabra, thumos, significa
“temperamento”. Por lo tanto, makrothumía literalmente significa “de
temperamento largo”, lo opuesto de “temperamento corto”.

Sin makrothumía los seres humanos tendemos a ser temperamentales;


es decir, tenemos un temperamento irritable y mal genio. Somos
propensos a ser “impacientes” y “perder los estribos”.

¿Cómo es la paciencia de Dios?


 

La paciencia de Dios es una manifestación de su misericordia.

La paciencia divina es el poder de control que Dios ejerce sobre sí mismo


haciéndole ser perdonador con el impío y que detiene su ira por mucho
tiempo antes de castigarle.

 
El puritano Stephen Charnock definía la paciencia de Dios del modo
siguiente:

“Es una parte de la bondad y misericordia de Dios,


y, sin embargo, difiere de ambas. Dios, siendo la
bondad más grande, tiene la mayor benignidad; la
benignidad es siempre la compañera de la
verdadera bondad, y cuanto mayor la bondad,
mayor la benignidad.
¿Quién tan santo como Cristo? ¿Y quién tan manso
como Cristo? La lentitud de Dios para la ira es una
consecuencia de su misericordia: “Clemente y
misericordioso es Jehová, lento para la ira”
(Salmos 145:8). Difiere de la misericordia en la
consideración formal del tema: la misericordia
concierne a la criatura como miserable, la
paciencia como criminal; la misericordia se apiada
de ella en su miseria, la paciencia sufre el pecado
que engendró la miseria, y da lugar a más.”
 

En Nah. 1:3, leemos: “Jehová es tardo para la ira, y grande en poder”,


acerca de lo cual decía Charnock: “Los hombres grandes según el
mundo son irascibles, y no perdonan tan fácilmente las ofensas que les
infligen como los de más humilde condición. Es la falta de poder sobre sí
mismos lo que hace a estos hombres reaccionar impropiamente a la
provocación.

El príncipe que puede dominar sus pasiones es el Rey, no sólo para sus
súbditos, sino también para si mismo. Dios es tardo para la ira porque es
grande en poder. El no tiene menos poder sobre si mismo que sobre sus
criaturas.”

La paciencia de Dios es la excelencia que le hace soportar graves


ofensas sin vengarlas inmediatamente. El tiene el poder de la paciencia
así como también el de la justicia. De ahí que la palabra hebrea usada
para describir la longanimidad divina, sea traducida como “tardo para la
ira” en Neh. 9:17, Sal. 103:8. No es que haya pasiones en la naturaleza
divina, sino que Dios, en su sabiduría y voluntad, se complace en actuar
con la nobleza y sobriedad propias de su sublime majestad.

Hagamos notar, en apoyo de la anterior definición, que fue a esta


excelencia del carácter divino que Moisés apeló cuando Israel pecó
gravemente en Cades barnea, provocando la ira vehemente de Dios. El
Señor dijo a su siervo: “Yo le heriré de mortandad, y lo destruiré”. Fue
entonces que el característico mediador apeló: “Te ruego que sea
magnificada la fortaleza del Señor, como lo hablaste, diciendo: Jehová,
tardo de ira”, (Núm. 14:17,18). Así pues, su “longanimidad” es su “poder”
de autosujeción.

Además, en Rom. 9:22, leemos: “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar la


ira y hacer notoria su potencia, soportó con mucha mansedumbre
(paciencia) los vasos de ira preparados para muerte?” Si Dios rompiera
inmediatamente esos vasos, su poder de dominio propio no sería tan
notable; al sobrellevar su impiedad por tanto tiempo sin castigarla, queda
demostrado gloriosamente el poder de su paciencia y amor también por
los perdidos, porque Él quiere que todos sean salvos y procedan al
arrepentimiento.

¿Cómo interpreta la paciencia quién no


conoce a Dios?
 

Es verdad que el impío interpreta su longanimidad de manera muy


diferente “Porque no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el
corazón de los hijos de los hombres está en ellos lleno para hacer mal”
(Ecl. 8:11) -pero, con todo, el ojo del ungido adora lo que ellos agravian.

 
 

El Dios de la Paciencia
 

“El Dios de la paciencia” (Rom. 15:5) es uno de los títulos divinos. La


Deidad es así denominada porque, en primer lugar, Dios es el autor y el
objeto de la gracia de la paciencia en la criatura. En segundo lugar,
porque esto es lo que El es en sí mismo: la paciencia es una de sus
perfecciones. En tercer lugar, como modelo para nosotros: “Vestíos pues,
como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia,
de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia” (Col. 3:12).
“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados” (Efe. 5:1). Cuando
seamos tentados a sentirnos disgustados con alguien o a vengarnos del
que nos ha ofendido, recordemos la paciencia y longanimidad de Dios
para con nosotros.

La paciencia de Dios se manifiesta en su trato con los pecadores. Cuán


sorprendentemente se puso de manifiesto para con los hombres
antediluvianos. Cuando la humanidad estaba totalmente degenerada, y
toda carne había corrompido sus caminos, Dios no la destruyó sin antes
advertirlo. Dios “esperó” (1Ped. 3:20), probablemente, no menos de
ciento veinte años (Gén. 6:3), durante los cuales Noé fue “pregonero de
justicia” (2Ped. 2:5).

 
Del mismo modo, más tarde, cuando los gentiles no sólo adoraban más a
la criatura que al Creador, sino que cometían las abominaciones más
viles, contrarias incluso a los dictados de la naturaleza (Rom. 1:1926),
llenando así la medida de su iniquidad, Dios, en lugar de usar su espada
para exterminarlos, dejó “a todas las gentes andar en sus caminos”, y dio
“lluvias del cielo y tiempos fructíferos” (Hech. 14:16,17).

La paciencia de Dios fue maravillosamente ejercida y manifestada para


con Israel. Primero “por tiempo como de cuarenta años soportó sus
costumbres en el desierto” (Hech. 13:18). Más tarde, cuando ya habían
entrado en Canaán, los israelitas siguieron las costumbres impías de los
pueblos que les rodeaban, volviéndose a la idolatría; y aunque entonces
Dios les castigó severamente, no los destruyó por completo, sino que, en
su angustia, levantó para ellos libertadores.

Cuando su iniquidad alcanzó extremos tales que sólo un Dios de


paciencia infinita podía tolerarles, El, con todo, aplazó el castigo durante
muchos años antes de permitir que fueran transportados a Babilonia.
Finalmente, cuando su rebelión contra El alcanzó el clímax al crucificar a
su Hijo, Dios esperó cuarenta años antes de enviar a los romanos contra
ellos y eso no antes de haberlos juzgado “indignos de la vida eterna”
(Hech. 13:46).

 
¡Qué maravillosa es la paciencia de Dios para con el mundo de hoy día!
Por todos lados las gentes pecan audazmente. La ley divina es
pisoteada, y Dios mismo es despreciado. Es verdaderamente asombroso
que no fulmine al instante a quienes le retan tan descaradamente. ¿Por
qué no extermina de golpe al arrogante infiel y al blasfemo vociferante,
como hizo con Ananías y Safira?

¿Por qué no hace que la tierra se abra y devore a los perseguidores de


su pueblo, de modo que, como Dathán y Abiram, desciendan vivos al
abismo? ¿Y qué de la cristiandad apóstata, donde toda forma posible de
pecado se tolera y practica al abrigo del nombre Santo de Cristo? ¿Por
qué la justa ira del cielo no pone fin a tanta abominación? Sólo es posible
una explicación: porque Dios soporta “con mucha mansedumbre los
vasos de ira preparados para muerte”.

Conclusión
 

Debemos examinar nuestra vida. No hace mucho que seguíamos a la


multitud haciendo lo malo, y no teníamos interés alguno en Dios ni en su
gloria, viviendo sólo para agradarnos a nosotros mismos. ¡Cuán paciente
e indulgente fue para con nuestra conducta impía! Y ahora que vivimos
en La Gracia de Dios, se nos ha dado un lugar en la familia de Dios y
tenemos un herencia eterna en gloria, que ingratos a veces somos al no
corresponder su amor como se debe. ¡Qué superficial es nuestra
gratitud, qué lenta nuestra obediencia, qué frecuentes son nuestras
quejas!

Ojalá que la meditación de esta excelencia divina ablande nuestros


corazones, remezca nuestras conciencias y aprendamos a ser sumisos a
la voluntad de Dios.

Busquemos fervientemente gracia para imitar esta excelencia


divina.  “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto” (Mat. 5:45); en el inmediato contexto, Cristo nos exhorta a amar a

nuestros enemigos, bendecir a los que nos maldicen, y hacer bien a los
que nos aborrecen. Dios es paciente con el impío, ¿cómo está nuestra
paciencia? ¿estamos soportando, amando y perdonando a nuestro
prójimo como Dios nos muestra su paciencia?.

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy