ACT 5 - S 5 - Montserrat

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ACTIVIDADES SEMANA 5

Nombre del estudiante: Montserrat Romero Xicali


Licenciatura: Trabajo Social

Actividad 1
Lee y analiza las lecturas de la semana 5. Apoyándote en la lectura 4.2
IDENTIFICACIÓN DE LAS AFIRMACIONES PRINCIPALES DEL AUTOR Y
LOS HECHOS, y en el video ¿Cómo hacer una síntesis?
Realiza una síntesis de la siguiente lectura, aplicando los pasos que indica el
vídeo.

El Gigante Egoísta - Oscar Wilde

Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a


jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y hermoso, cubierto de verde y
suave césped. Dispersas sobre la hierba brillaban bellas flores como estrellas, y
había una docena de melocotones que, en primavera, se cubrían de delicados
capullos rosados, y en otoño daban sabroso fruto.

Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan deliciosamente que los niños
interrumpían sus juegos para escucharlos.

-¡Qué felices somos aquí!- se gritaban unos a otros.

Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro de Cornualles, y


permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete años, había dicho
todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su
castillo. Al llegar vio a los niños jugando en el jardín.

-¿Qué estáis haciendo aquí?- les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo.

-Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo entendáis, y no voy a
permitir que nadie más que yo juegue en él.

Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este cartel:


Prohibida la entrada.
Los transgresores serán
procesados judicialmente.

Era un gigante muy egoísta.

Los pobres niños no tenían ahora donde jugar.


Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y
agudas piedras, y no les gustó.

Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto
muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado.

-¡Que felices éramos allí!- se decían unos a otros.

Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de capullos y pajaritos. Solo en


el jardín del gigante egoísta continuaba el invierno.

Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los


árboles se olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza entre el
césped, pero cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que
se dejó caer otra vez en tierra y se echó a dormir.

Los únicos complacidos eran la Nieve y el Hielo.

-La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. -Podremos vivir aquí durante
todo el año

La Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos
los árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos,
y el Viento aceptó.

Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los
capuchones de la chimenea.

-Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos.

Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del
castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar
vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su
aliento era como el hielo.

-No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante
egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este
tiempo cambiará!

Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados frutos a


todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.

-Es demasiado egoísta- se dijo.

Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el
Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.

Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música
deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos
que pasaba por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana,
pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la
música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el
Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la
ventana abierta.

-Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama
miró el exterior. ¿Qué es lo que vio?
Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían
penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus
ramas. En todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los
árboles se sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían
cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los
pequeños.

Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus
cabezas sobre el césped. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón
continuaba siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se
encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, no podía alcanzar las ramas
del árbol, y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol
seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno
a él.

-¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero
el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al contemplar
ese espectáculo.

-¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha


venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol,
derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre.

Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho.

Se precipitó escaleras abajo, abrió la puerta principal con toda suavidad y salió al
jardín.

Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y
en el jardín volvió a ser invierno.

Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que
no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió
cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció
inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos,
rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó.

Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y
la primavera volvió con ellos.

-Desde ahora, este es vuestro jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo
una gran hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al
mercado, encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los
jardines que jamás habían visto.

Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del


gigante.

-Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol?-
preguntó.

El gigante era a este al que más quería, porque lo había besado.

-No sabemos contestaron los niños- se ha marchado.

-Debéis decirle que venga mañana sin falta- dijo el gigante.


Pero los niños dijeron que no sabían dónde vivía y nunca antes lo habían visto. El
gigante se quedó muy triste.

Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el
gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El
gigante era muy bondadoso con todos los niños pero echaba de menos a su primer
amiguito y a menudo hablaba de él.

-¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir.

Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil.
Ya no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los
niños y admiraba su jardín.

-Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores más bellas.

 Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no


detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la primavera adormecida y el
reposo de las flores.

De pronto se frotó los ojos atónitos y miró y remiró. Verdaderamente era una visión
maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente
cubierto de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata
colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso.

El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió
precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su
cara enrojeció de cólera y exclamó:

- ¿Quién se atrevió a herirte?- Pues en las palmas de sus manos se veían las
señales de dos clavos, y las mismas señales se veían en los piececitos.

-¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para que pueda coger
mi espada y matarle.

-No- replicó el niño, pues estas son las heridas del amor.

-¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de


rodillas ante el pequeño.

Y el niño sonrió al gigante y le dijo:

-Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el
Paraíso.

Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto,
bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos.

● AHORA QUE HAS TERMINADO DE LEER EL CUENTO, SIGUE LOS PASOS QUE
HAS ESTUDIADO Y REALIZA LA SÍNTESIS DE LO QUE HAS LEIDO.
El Gigante Egoísta - Oscar Wilde
Se realiza la síntesis del cuento El Gigante Egoísta de Oscar
Wilde, publicado en el año 1888. Lectura del género literario
cuento.
Dentro de este texto el autor nos da a conocer la bella
historia de un gigante que contaba con un jardín muy
hermoso en el cual a los niños les encantaba jugar y
divertirse, pero para el gigante le era molesto verlo correr,
saltar y ser felices. Por eso tomó la decisión de cerrar su
jardín sin pensar en que después ya no vería más la
primavera.
Eso nos hace pensar que no es necesario cerrarnos en
nuestro mundo y ser egoístas por la felicidad de los demás,
porque si cerramos nuestro jardín no podremos ver más la
felicidad.

Calificación 7.5
Realimentación

Hola Montserrat, bien la síntesis, en cuanto a la participación en el foro, muy bien.


Te comento que es importante:

Leer el texto, analizarlo y comprenderlo para identificar el tema y las ideas principales, después
expresas con tus palabras los hechos más importantes y relevantes del texto, tomando como
guía las ideas principales, sin agregarle nada de lo que no esté en el texto madre que haya
mencionado el autor pero, con tus palabras y la conclusión que se tiene que escribir es acerca
del final del texto de la lectura.

La parte de la síntesis que elaboraste está bien solo, que está inconclusa, redacta tu síntesis
tomando en cuenta la cantidad de palabras (150 a 250) y que al leer la síntesis, el lector se
entere de todo lo que narra el cuento pero, en pocas palabras.

Para aumentar la calificación vuelve a realizar la síntesis y envíala en la plataforma para


calificarte.
Para realizar la síntesis, seguir los siguientes pasos:

 Fase de introducción del tema


 Argumento más importante del texto (explica y aclara)
 Conclusión (de acuerdo con el final de la lectura)
 De 150 palabras a 250 palabras la redacción.

Quedo pendiente de cualquier duda o comentario.

El Gigante Egoísta - Oscar Wilde


Nos habla de un gigante que contaba con un jardín muy
hermoso en el cual a los niños les encantaba jugar y
divertirse, pero para el gigante le era molesto verlos correr,
saltar y ser felices. Por eso, tomó la decisión de cerrar su
jardín sin pensar en que después ya no vería más la
primavera.
Cuando el gigante empezó a cerrar su jardín con bloques
gigantes de piedra, el invierno que estaba por terminar, se
puso feliz. Sabía perfectamente que al estar cerrado la
primavera jamás llegaría y el seria eterno, a si trajo consigo
el frio, la nieve, hielo y granizo, y a si eran todos felices
jugando.
El gigante sintió que la primavera había tardado más tiempo
en llegar. Fijando la mirada a los árboles de los demás
jardines y viendo al suyo se dio cuenta que el clima era
egoísta por no llegar a su jardín.
Una mañana escucho el canto de un bello pajarillo, y se dio
cuenta que por un pequeño orificio que existía en uno de los
muros que construyo, una pequeña parte de la primavera se
había colado para calmar el invierno, así que derribo cada
muro con sus fuerzas, pero los pequeños niños que corrían y
jugaban alrededor se espantaron creyendo que el gigante los
alcanzaría, todos menos un pequeño que con gran dificultad
trataba de subir a la copa del árbol más grande, el gigante sin
pensarlo lo ayudo a subirse, y el pequeño como
agradecimiento beso su mejilla con gran dulzura.
Con el paso del tiempo los niños jugaban felices en el jardín
del gigante, todos menos aquel niño que subió a la copa del
árbol con ayuda del gigante.
Una tarde el gigante se volvió a encontrar al pequeño niño
con el que había sido amable, se dio cuenta que en sus
manos y pies tenía heridas de amor, a lo que el gigante se
atrevió a querer herir aquel que le había infligido dolor. Como
agradecimiento al gigante, por haberle permitido jugar en su
jardín, ahora el pequeño niño lo invitaba a jugar al suyo. Y a
si el gigante durmió feliz al reencontrase con ese amado niño
por la eternidad.

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