Misas de Navidad
Misas de Navidad
Misas de Navidad
La bendición se hará en las iglesias antes o después de alguna de las celebraciones con las que se comienzan
las fiestas de la Natividad del Señor: al final de las I Vísperas o al final de la Misa de la noche; o también como
celebración independiente en la tarde del 24 de diciembre.
El anuncio de Navidad o Calenda Nativitatis Domini nostri Iesu Christi es un texto que se encuentra en el
Martirologio Romano, el cual puede ser cantado o leído antes de la Misa, a manera de pregón navideño. Marca
el final del Adviento. Este anuncio proclama la historia de la salvación de Dios en Cristo, contemplando la
creación, la alianza y la promesa de la salvación; tiene un tinte universal ya que utiliza para su anuncio el
calendario solar (juliano antes, gregoriano actualmente) y el calendario lunar, al tiempo que hace referencia a
varios momentos de la historia humana. Es costumbre que todos se arrodillen al final del Anuncio, para expresar
la adoración de la asamblea eucarística ante el insondable misterio de Dios hecho carne. Se trata, pues, del
anuncio solemne del nacimiento del Salvador. Este anuncio, que se hace particularmente en las Misas nocturnas
del 24 de diciembre.
La bendición del Nacimiento que acontumbra colocarse cada año en la iglesia durante la fiesta de Navidad, si
se une a la Misa de la noche de la Natividad del Señor, tiene una estructura propia, por cuanto en estas
celebraciones ya se incluyen elementos que habitualmente se incorporan a las otras bendiciones y que, por ello,
no conviene repetir.
Si la bendición se hace al inicio de la Misa, terminado el canto de entrada y dicho el saludo litúrgico, el
celebrante dirige una breve monición introductoria.
Si la bendición se hace al final de la Misa, terminada la oración después de la Comunión, se entona un canto
navideño, durante el cual se coloca la imagen del Niño en el Nacimiento. Concluido el canto, el celebrante
dirige una breve monición.
Anuncio de Navidad y Bendición del nacimiento navideño 3
RITOS INICIALES
SALUDO
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras
el celebrante, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
Terminado el canto de entrada y dicha la salutación inicial, el celebrante dirige al pueblo una breve monición.
ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el acto penitencial al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Reconociendo con humildad que somos pecadores,
pidamos perdón a Dios de todos corazón.
El pueblo responde:
Amén.
GLORIA
Monición: Nos unimos al coro de los Ángeles para cantar la Gloria de Dios, que es el Hijo de Dios,
quien nos ama profundamente.
Anuncio de Navidad y Bendición del nacimiento navideño 5
ORACIÓN COLECTA
Luego, el celebrante, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el celebrante, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Después el celebrante, con las manos extendidas, dice la oración colecta.
S eñor Dios,
que cada año nos alegras con la esperanza
de nuestra redención,
concédenos que a tu mismo Hijo unigénito,
a quien acogemos llenos de gozo como Redentor,
merezcamos también acogerlo
llenos de confianza cuando venga como Juez.
Él que vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
6 solemnidad de la natividad del señor
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Señor se ha complacido en ti.
Monición: ¡Dios nos ama profundamente! Descubramos su amor manifestado en diversos signos que
nos transmite el profeta. ¡Escuchemos!
P or amor a Sion no me callaré y por amor a Jerusalén no me daré reposo, hasta que surja
en ella esplendoroso el justo y brille su salvación como una antorcha.
Entonces las naciones verán tu justicia, y tu gloria todos los reyes. Te llamarán con un
nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona de gloria en la mano del
Señor y diadema real en la palma de su mano. Ya no te llamarán “Abandonada”, ni a tu
tierra, “Desolada”; a ti te llamarán “Mi complacencia” y a tu tierra, “Desposada”, porque el
Señor se ha complacido en ti y se ha desposado con tu tierra.
Como un joven se desposa con una doncella, se desposará contigo tu hacedor; como el
esposo se alegra con la esposa, así se alegrará tu Dios contigo.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 71
SEGUNDA LECTURA
Testimonio de Pablo acerca de Cristo, hijo de David
Monición: San Pablo nos transmite su testimonio de cómo se realiza la venida del Hijo de Dios.
Escuchemos atentamente!
“Israelitas y cuantos temen a Dios, escuchen: El Dios del pueblo de Israel eligió a nuestros
padres, engrandeció al pueblo cuando éste vivía como forastero en Egipto, y lo sacó de allí
con todo su poder. Les dio por rey a David, de quien hizo esta alabanza: He hallado a
David, hijo de Jesé, hombre según mi corazón, quien realizará todos mis designios.
Del linaje de David, conforme a la promesa, Dios hizo nacer para Israel un Salvador, Jesús.
Juan preparó su venida, predicando a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia, y
hacia el final de su vida, Juan decía: ‘Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mí viene
uno a quien no merezco desatarle las sandalias’ ”.
Palabra de Dios.
R. Aleluya, aleluya.
Mañana será destruida la maldad en la tierra
y reinará sobre nosotros el Salvador del mundo.
R. Aleluya.
8 solemnidad de la natividad del señor
EVANGELIO
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, y su nacimiento
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a
Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a
Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a
sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde
David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia
hasta Cristo, es de catorce.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José,
y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando
un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó
dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David,
no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo
de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta
Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el
nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
recibió a su esposa. Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dio a luz un hijo y
él le puso por nombre Jesús.
El Hijo de la Virgen Madre, nacido en Belén, es el Emmanuel, el “Dios con nosotros”. Llenos
de alegría en nuestra fe, en esta noche santa nos unimos a todos los que creen y esperan en la
salvación realizada por el Señor.
R. Padre, Escúchanos.
Las intenciones son propuestas por un diácono o, en su defecto, por un lector o por otra persona idónea.
1. Por la santa Iglesia, que contempla con María al Verbo de Dios hecho carne: para que
anuncie con gran alegría que Jesús, el Dios con nosotros, está cerca de todo hombre.
Oremos. R.
2. Por el Papa Francisco, los Obispos y Sacerdotes, para que continúen anunciando con gozo
la Buena Nueva del Nacimiento de nuestro Salvador. Oremos. R.
3. Por los Gobernantes del mundo, para que defiendan y promuevan la justicia, la libertad
religiosa, la paz y eviten toda clase de marginación. Oremos. R.
4. Por la Familia humana, para que Jesús recién nacido reúna a los dispersos, rompa las
cadenas de los oprimidos, de esperanza a los que no la tienen y sostenga los esfuerzos de
todos los que construyen el Reino de Dios. Oremos. R.
5. Por los enfermos, ancianos y todas las personas que están tristes, para que el Hijo de Dios
les conceda salud, fortaleza y consuelo. Oremos. R.
6. Por cada uno de los aquí presentes, para que contemplemos al Hijo de Dios que asumió la
naturaleza humana y nos sintamos amados, salvados y reconfortados en todo momento.
Oremos. R.
El celebrante, con las manos extendidas, termina la oración universal, diciendo:
Señor, Jesús,
que vienes a compartir nuestros problemas
y nuestras esperanzas,
infunde en el corazón de todo hombre
la certeza de que en esto consiste la vida eterna:
en conocer al Padre y en acogerte a ti,
su enviado y nuestro Salvador,
que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
Dicha la oración después de la Comunión, se coloca la imagen del niño Jesús en el nacimiento y se lo inciensa.
Después, el celebrante, en la sede, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El diácono o, en su ausencia, el mismo celebrante, invita a los fieles con estas palabras:
Inclinen la cabeza para recibir la bendición.
Luego, el celebrante, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice:
Que Dios,
cuya infinita bondad disipó las tinieblas del mundo
con la encarnación de su Hijo
e iluminó esta noche santísima
con su nacimiento glorioso,
aleje de ustedes las tinieblas del pecado
e ilumine sus corazones
con el esplendor de las virtudes.
R. Amén.
Que el mismo que encomendó a sus ángeles
anunciar a los pastores
el gran gozo del nacimiento del Salvador,
llene los corazones de ustedes de su alegría
y los haga mensajeros del Evangelio.
R. Amén.
Y que Aquel que,
por la encarnación de su Hijo,
unió la tierra con el cielo,
los colme de su paz y de buena voluntad
y les conceda participar un día
de la Iglesia celestial.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo X, y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes
y permanezca para siempre
Luego el diácono, o el mismo celebrante, con las manos juntas, vuelto hacia el pueblo, dice:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza.
Pueden ir en paz.
El pueblo responde:
Demos gracias a Dios.
Anuncio de Navidad y Bendición del nacimiento navideño 11
RITOS INICIALES
Se coloca una imagen del niño Jesús en algún lugar visible al frente de la iglesia, cerca del presbiterio; la imagen
puede estar cubierta con un velo blanco.
La procesión hace su entrada en la iglesia acompañada por algún canto festivo; el celebrante llega frente a la
imagen del niño Jesús y se detine allí.
Terminado el canto o la lectura todos se arrodillan, y el celebrante puede descubrir la imagen del niño Jesús (si
hubiera estado cubierta con un velo) y la inciensa.
CANTO DE ENTRADA
A continuación, se entona un canto festivo, el celebrante se dirige al altar lo venera con el beso.
12 solemnidad de la natividad del señor
SALUDO
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras
el celebrante, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Luego, el celebrante, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el celebrante, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Después el celebrante, con las manos extendidas, dice la oración colecta.
S eñor Dios,
que hiciste resplandecer esta noche santísima
con la claridad de Cristo, luz verdadera,
concede a quienes hemos conocido
los misterios de esa luz en la tierra,
que podamos disfrutar también de su gloria en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
14 solemnidad de la natividad del señor
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Un hijo se nos ha dado.
Monición: Descubramos las imágenes con las que el profeta nos anuncia la Buena Nueva y de las
cualidades de nuestro Salvador. ¡Escuchemos!
E l pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de
sombras, una luz resplandeció. Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se
gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque
tú quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano,
como en el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el signo del
imperio y su nombre será: “Consejero admirable”, “Dios poderoso” “Padre sempiterno”,
“Príncipe de la paz”; para extender el principado con una paz sin límites sobre el trono de
David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde
ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 95
SEGUNDA LECTURA
La gracia de Dios se ha manifestado a todos los hombres.
Monición: Nuestro Salvador nos invita a imitarlo y a corresponder a su amor, veamos cómo hemos
de hacerlo.
Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos
ha enseñado a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, para que vivamos,
ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida
del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para
redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo,
fervorosamente entregado a practicar el bien.
Palabra de Dios.
R. Aleluya, aleluya.
Les anuncio una gran alegría:
Hoy nos ha nacido el Salvador,
que es Cristo, el Señor.
R. Aleluya.
16 solemnidad de la natividad del señor
EVANGELIO
Hoy nos ha nacido el Salvador.
Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo
envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno
sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y
se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará
gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es
el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y
recostado en un pesebre”.
De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
“¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”.
1. Palabra eterna del Padre, que, compartiendo nuestra humanidad nos has hecho partícipes
de tu divinidad, concede a tu Iglesia ser para el mundo imagen tuya. Oremos. R.
2. Jesucristo, vida del mundo, concédenos pronto poder superar esta pandemia y socorre en
sus necesidades a todos cuantos por ella se han visto afectados. Oremos. R.
3. Señor Jesús, que te habitas entre nosotros, concédenos imitarte siendo auténticamente
corresponsables en el cuidado de la salud de los unos por los otros. Oremos. R.
4. Hijo de Dios, que compartiste nuestras debilidades, concede a todos los enfermos,
especialmente por COVID, dales la salud. Oremos. R.
5. Hijo del hombre, que naciendo en el seno de una familia nos has enseñado a vivir en
comunidad de amor, concede a nuestras familias la concordia, la unidad y la paz.
Oremos. R.
6. Salvador nuestro, que haciéndote hombre nos has abierto las puertas del Reino de Dios,
concede a todos nuestros difuntos, especialmeente a los fallecidos en esta pandemia,
poder gozar de tu compañía en el cielo. Oremos. R.
El celebrante, con las manos extendidas, termina la oración universal, diciendo:
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que enviándolo al mundo
has querido ser también Padre nuestro;
contémplanos en tu Hijo hecho hombre,
para que nos mires siempre con benevolencia
y nos concedas en todo tu protección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
Dicha la oración después de la Comunión, se coloca la imagen del niño Jesús en el nacimiento y se lo inciensa.
Después, el celebrante, en la sede, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El diácono o, en su ausencia, el mismo celebrante, invita a los fieles con estas palabras:
Inclinen la cabeza para recibir la bendición.
Luego, el celebrante, con las manos extendidas sobre el pueblo, dice:
Que Dios,
cuya infinita bondad disipó las tinieblas del mundo
con la encarnación de su Hijo
e iluminó esta noche santísima
con su nacimiento glorioso,
aleje de ustedes las tinieblas del pecado
e ilumine sus corazones
con el esplendor de las virtudes.
R. Amén.
Que el mismo que encomendó a sus ángeles
anunciar a los pastores
el gran gozo del nacimiento del Salvador,
llene los corazones de ustedes de su alegría
y los haga mensajeros del Evangelio.
R. Amén.
Y que Aquel que,
por la encarnación de su Hijo,
unió la tierra con el cielo,
los colme de su paz y de buena voluntad
y les conceda participar un día
de la Iglesia celestial.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo X, y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes
y permanezca para siempre
Luego el diácono, o el mismo celebrante, con las manos juntas, vuelto hacia el pueblo, dice:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza.
Pueden ir en paz.
El pueblo responde:
Demos gracias a Dios.
Anuncio de Navidad y Bendición del nacimiento navideño 19
RITOS INICIALES
Se coloca una imagen del niño Jesús en algún lugar visible al frente de la iglesia, cerca del presbiterio; la imagen
puede estar cubierta con un velo blanco.
La procesión hace su entrada en la iglesia acompañada por algún canto festivo; el celebrante llega frente a la
imagen del niño Jesús y se detine allí.
Terminado el canto o la lectura todos se arrodillan, y el celebrante puede descubrir la imagen del niño Jesús (si
hubiera estado cubierta con un velo) y la inciensa.
CANTO DE ENTRADA
A continuación, se entona un canto festivo, el celebrante se dirige al altar lo venera con el beso.
20 solemnidad de la natividad del señor
SALUDO
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras
el celebrante, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el acto penitencial al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Al comenzar esta celebración eucarística,
pidamos a Dios que nos conceda
la conversión de nuestros corazones;
así obtendremos la reconciliación
y se acrecentará nuestra comunión
con Dios y con nuestros hermanos.
Se hace una breve pausa en silencio.
Después el sacerdote o el diácono, u otro ministro, empleando estas invocaciones, con el Señor, ten piedad,
dice::
Palabra eterna del Padre,
por la que todo ha venido a la existencia:
Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Luz verdadera, que has venido al mundo
y a quien el mundo no recibió:
Cristo, ten piedad.
R. Cristo, ten piedad.
Hijo de Dios, que, hecho carne,
nos has abierto la pueta para ser hijos de Dios:
Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
Sigue la absolución del sacerdote:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
El pueblo responde:
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Luego, el celebrante, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el celebrante, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Después el celebrante, con las manos extendidas, dice la oración colecta.
S eñor Dios,
que hiciste resplandecer esta noche santísima
con la claridad de Cristo, luz verdadera,
concede a quienes hemos conocido
los misterios de esa luz en la tierra,
que podamos disfrutar también de su gloria en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
La celebración continúa de la manera acostumbrada con la Liturgia de la Palabra.
22 solemnidad de la natividad del señor
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Un hijo se nos ha dado.
Monición: Descubramos las imágenes con las que el profeta nos anuncia la Buena Nueva y de las
cualidades de nuestro Salvador. ¡Escuchemos!
E l pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de
sombras, una luz resplandeció. Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se
gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque
tú quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano,
como en el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el signo del
imperio y su nombre será: “Consejero admirable”, “Dios poderoso” “Padre sempiterno”,
“Príncipe de la paz”; para extender el principado con una paz sin límites sobre el trono de
David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde
ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 95
SEGUNDA LECTURA
La gracia de Dios se ha manifestado a todos los hombres.
Monición: Nuestro Salvador nos invita a imitarlo y a corresponder a su amor, veamos cómo hemos
de hacerlo.
Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos
ha enseñado a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, para que vivamos,
ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida
del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para
redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo,
fervorosamente entregado a practicar el bien.
Palabra de Dios.
R. Aleluya, aleluya.
Les anuncio una gran alegría:
Hoy nos ha nacido el Salvador,
que es Cristo, el Señor.
R. Aleluya.
24 solemnidad de la natividad del señor
EVANGELIO
Hoy nos ha nacido el Salvador.
Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo
envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turno
sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y
se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará
gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es
el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y
recostado en un pesebre”.
De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
“¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”.
1. Palabra eterna del Padre, que, compartiendo nuestra humanidad nos has hecho partícipes
de tu divinidad, concede a tu Iglesia ser para el mundo imagen tuya. Oremos. R.
2. Jesucristo, vida del mundo, concédenos pronto poder superar esta pandemia y socorre en
sus necesidades a todos cuantos por ella se han visto afectados. Oremos. R.
3. Señor Jesús, que te habitas entre nosotros, concédenos imitarte siendo auténticamente
corresponsables en el cuidado de la salud de los unos por los otros. Oremos. R.
4. Hijo de Dios, que compartiste nuestras debilidades, concede a todos los enfermos,
especialmente por COVID, dales la salud. Oremos. R.
5. Hijo del hombre, que naciendo en el seno de una familia nos has enseñado a vivir en
comunidad de amor, concede a nuestras familias la concordia, la unidad y la paz.
Oremos. R.
6. Salvador nuestro, que haciéndote hombre nos has abierto las puertas del Reino de Dios,
concede a todos nuestros difuntos, especialmeente a los fallecidos en esta pandemia,
poder gozar de tu compañía en el cielo. Oremos. R.
El celebrante, con las manos extendidas, termina la oración universal, diciendo:
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que enviándolo al mundo
has querido ser también Padre nuestro;
contémplanos en tu Hijo hecho hombre,
para que nos mires siempre con benevolencia
y nos concedas en todo tu protección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
26 solemnidad de la natividad del señor
RITO DE CONCLUSIÓN
D. MISA DE LA AURORA
RITOS INICIALES
SALUDO
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras
el celebrante, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el acto penitencial al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Reconociendo con humildad que somos pecadores,
pidamos perdón a Dios de todos corazón.
El pueblo responde:
Amén.
Anuncio de Navidad y Bendición del nacimiento navideño 29
GLORIA
Monición: Con grande gozo y profunda gratitud nos unimos al coro de los Ángeles para cantar la
Gloria de Dios: que es el Dios con nosotros, quien nos ama profundamente.
ORACIÓN COLECTA
Luego, el celebrante, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el celebrante, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Después el celebrante, con las manos extendidas, dice la oración colecta.
R. Amén.
30 solemnidad de la natividad del señor
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Mira a tu salvador que llega.
Monición: Escuchemos y descubramos los cuatro títulos que reciben los descendientes de la hija de
Sión y que Jesús los aplicará a nosotros.
E scuchen lo que el Señor hace oír hasta el último rincón de la tierra: “Digan a la hija de
Sion: Mira que ya llega tu salvador. El premio de su victoria lo acompaña y su
recompensa lo precede. Tus hijos serán llamados ‘Pueblo santo’, ‘Redimidos del Señor’, y
a ti te llamarán ‘Ciudad deseada’, ‘Ciudad no abandonada’ ”.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 96
SEGUNDA LECTURA
Nos ha salvado por su misericordia.
Monición: Dios en su infinito amor nos da el regalo más grande de ser hijos suyos, escuchemos y
grabemos estas palabras en nuestro corazón.
Palabra de Dios.
R. Aleluya, aleluya.
Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.
R. Aleluya.
EVANGELIO
Los pastores encontraron a María, a José y al niño.
C uando los ángeles los dejaron para volver al cielo, los pastores se dijeron unos a otros:
“Vayamos hasta Belén, para ver eso que el Señor nos ha anunciado”.
Se fueron, pues, a toda prisa y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre.
Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían
quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su
corazón.
Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto
habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
2. Para que los gobernantes, para respeten los derechos humanos y fomenten la verdadera
convivencia entre los ciudadanos. Oremos. R.
3. Para que toda la familia humana se reúna en torno a quien asumió nuestra naturaleza, a
quien viene a buscar a los que estaban perdidos. Oremos. R.
4. Para que dé consuelo a quienes están lejos de sus hogares, los que sufren soledad en los
hospitales o en sus casas, los que lloran por la pérdida de un ser querido. Oremos. R.
5. Para que cada uno de nosotros sintiéndonos amados por Dios nos tratemos con paciencia
y amor y así vivamos la gran alegría de la Navidad. Oremos. R.
El celebrante, con las manos extendidas, termina la oración universal, diciendo:
RITOS INICIALES
SALUDO
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan con la señal de la cruz, mientras
el celebrante, vuelto hacia el pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R. Amén.
ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el acto penitencial al que el sacerdote invita a los fieles, diciendo:
Reconociendo con humildad que somos pecadores,
pidamos perdón a Dios de todos corazón.
El pueblo responde:
Amén.
34 solemnidad de la natividad del señor
GLORIA
Monición: Con grande gozo y profunda gratitud a Dios nos unimos al coro de los Ángeles para cantar
la Gloria de Dios: que es el Emmanuel, el Dios con nosotros.
ORACIÓN COLECTA
Luego, el celebrante, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el celebrante, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Después el celebrante, con las manos extendidas, dice la oración colecta.
S eñor, Dios,
que de manera admirable
creaste la naturaleza humana
y, de modo más admirable, la restauraste,
concédenos compartir la divinidad
de aquel que se dignó compartir nuestra humanidad.
Él que vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Anuncio de Navidad y Bendición del nacimiento navideño 35
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios.
Monición: Hoy se nos invita a la contemplación, al gozo y a la escucha del mensajero que Dios nos
envía.
¡Quéquehermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero
trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sion: “Tu Dios es rey”!
Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus
propios ojos al Señor, que retorna a Sion.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 97
SEGUNDA LECTURA
Dios nos ha hablado por medio de su Hijo
Monición: En este día solemne es Dios quien se nos revela en su Hijo amado y nos invita a escucharlo.
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las
cosas con su palabra poderosa. Él mismo, después de efectuar la purificación de los pecados,
se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los
ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.
Porque ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy? ¿O de
qué ángel dijo Dios: Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo? Además, en otro
pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de
Dios.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros.
E n el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con
Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la
existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe.
Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas
no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como
testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la
luz, sino testigo de la luz.
Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este
mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no
lo conoció.
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió
poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la
sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria,
gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan el
Bautista dio testimonio de él, clamando: “A éste me refería cuando dije:
‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’ ”.
De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio
de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha
visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.
Oremos amados hermanos, a Dios Padre todopoderosos, que ha proclamado por sus ángeles
la gloria en el cielo, la paz en la tierra y la renovación de todo el universo, para que se digne
llenarnos con sus bienes.
1. Por la santa Iglesia de Dios, para que al celebrar las fiestas de Navidad, todos sus fieles
renazcan a una vida de justicia, de libertad, de amor y de paz. Oremos. R.
2. Por el papa Francisco, los Obispos y Sacerdotes, para que pastoreen con celo a los
pueblos que Dios les ha encomendado. Oremos. R.
3. Por los gobernantes, para que gobiernen con espíritu de servicio y cada día sea más
estrecha la hermandad universal que Cristo ha traído con su nacimiento. Oremos. R.
4. Por los pobres y enfermos, por los prisioneros y refugiados, por los desterrados, los
emigrantes y los que sufren los horrores de la guerra, para que en estos día de Navidad
experimenten la paz y el amor que Cristo ha traído al mundo. Oremos. R.
5. Por los padres que durante este año han recibido a un nuevo hijo/a, para que sigan
defendiendo la vida y cuiden con amor del maravilloso regalo de Dios. Oremos. R.
6. Por cada uno de nosotros, que ahora celebramos al Hijo de María hecho carne lo podamos
contemplar en la su gloria. Oremos. R.
Dios de misericordia,
escucha nuestras súplicas
y ayuda a los que padecen,
para que, consolados con la presencia de tu Hijo,
no tengan ya que temer ningún mal.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.