Monografia de Alejandro (Gaugamela) HMU

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COMANDO DE EDUCACIÓN Y

DOCTRINA DEL EJÉRCITO


ESCUELA MILITAR DE CHORRILLOS
“CORONEL FRANCISCO BOLOGNESI”
DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN MILITAR

ESTUDIO DE HECHOS HISTÓRICOS(MONOGRAFIA)

1. TEMAS : BATALLA DE GAUGAMELA


2. AÑO/SECCION : ASPIRANTE / 2DA SECCION
3. FACILITADOR : CRL EP(R ) CARLOS AGUIRRE CARBAJAL
4. GRUPO N° 05 : CAD. ASP. CERVERA MIRANDA FABIAN
CAD. ASP. CONTRERAS MARMANILLO DIEGO
CAD. ASP. CASAS CHAVEZ MAX ALVARO
CAD. ASP. CHUMBES SEDANO CRISTHIAN
IVAN
CAD. ASP. BUSTAMANTE MAMANI GUIDO

2022
ÍNDICE GENERAL

1. DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTO

2. PRÓLOGO

3. INTRODUCCION

4. CONOCIMIENTO
a. Antecedentes inmediatos de origen estratégico, general y militar
b. Situación de los adversarios
c. Personalidad de los conductores
d. Maniobras y/o operaciones previas y desarrollo de la batalla
Operaciones previas

5. ALGUNOS TEMAS DE REFLEXIÓN E INTERPRETACIÓN


a. De origen estratégico
b. De origen táctico
c. Causas de éxito o fracaso
d. Consecuencias
e. Aspectos psicológicos de comando, tropas y personal civil.

6. CONCLUSIONES

7. BIBLIOGRAFÍA

8. LINKOGRAFÍA

9. ANEXOS
1. DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTO

DEDICATORIA

A Dios por darme la existencia y a


mis padres por darme la oportunidad
de superarme y desear lo mejor en
cada paso por este camino difícil y
arduo de la vida.

Gracias por ser como son, porque su


presencia y persona han ayudado a
construir y forjar la persona que ahora
soy.

AGRADECIMIENTOS

Quiero expresar mi gratitud a Dios,


quien con su bendición llena siempre
mi vida y a toda mi familia por estar
siempre presentes.

Mi profundo agradecimiento a todas


las autoridades y profesores de la
Escuela Militar de Chorrillos por
darnos el conocimiento y la
motivación para salir adelante

2. PRÓLOGO
La batalla de Gaugamela fue uno de los mayores triunfos de Alejandro. Superados en número de cinco
a uno, los macedonios derrotaron a los persas mientras Alejandro aventajaba en el mando a Darío, a
pesar de que el gran rey combatía en su propio terreno, preparado con armas especiales como los
carros armados con guadañas y los elefantes de combate. Alejandro heredó más que un reino de su
padre, Filipo II de Macedonia. Heredó un potente instrumento militar y el deseo de utilizarlo. Filipo
había combatido durante muchos años para unificar el reino de Macedonia e imponer su poder sobre
sus vecinos griegos y bárbaros. El ejército que forjó para hacerlo fue la base de las conquistas de
Alejandro. Algunas de las maniobras desplegadas en esta guerra ilustran aún hoy los manuales en las
academias militares como ejemplo de estrategia y perspicacia bélica. Así, durante la batalla, Alejandro
utilizó una estrategia inusual que sólo se ha desplegado un par de veces a lo largo de la historia: Su
plan era que la mayor parte posible de la caballería persa se acumulara en los flancos. El objetivo era
crear una brecha dentro de la línea enemiga para asestar a Darío un golpe decisivo en el centro. Esto
requería una sincronización perfecta en la maniobra y el propio Alejandro fue el primero en actuar.
Forzó a Darío a atacar y, aunque éste tenía el referente de Issos contra una formación similar y por
tanto cierta renuencia a dar el primer paso, finalmente se vio obligado y atacó.

3. INTRODUCCION
Alejandro III de Macedonia (356 – 323 a.C.), más conocido como Alejandro Magno, es uno de los
personajes históricos más atractivos de estudiar no solo de la Historia antigua, sino de la Historia en
general. Su breve pero intensa vida, la trascendencia de todas sus hazañas militares, y el cambio
radical que provocó en todo el mundo ha propiciado que en los últimos siglos se hayan
publicado miles de estudios sobre todo lo referido a su vida y obra. Sin embargo, si hay un aspecto que
destaca de entre todos los demás es su recorrido de conquistas y victorias por Asia, siendo la lograda
en la Batalla de Gaugamela la más importante para su carrera y la Historia del mundo.
Este trabajo se centra en una de las batallas más recordadas de la campaña contra los persas, por parte
de los macedonios comandados por Alejandro III el Grande. De entre todas las batallas en las cuales
Alejandro se enfrentó a los persas profundizaré en la batalla de Gaugamela, también llamada Batalla
de Arbela, terminó con una aplastante victoria de los macedonios y supuso el principio del fin del
Imperio Persa. El objetivo principal de este trabajo será describir los antecedentes históricos, las
maniobras y/o operaciones previas y posteriores a la batalla, sus tácticas militares de ambos
adversarios, todos estos datos, obtenidos a partir de las fuentes descritas. De este modo, podremos
analizar los pros y los contras de cada uno de los contendientes de esta batalla y llegar a unas
determinadas conclusiones al final del trabajo.

4. CONOCIMIENTO
La batalla de Gaugamela se libró el 1 de octubre del año 331 a.C. en las proximidades del río
Bumodos, aproximadamente a 30 kilómetros de la actual ciudad de Mosul al norte de Irak y a 52 km
de Arbela
En ella, se enfrentaron las tropas persas del rey Darío III y las tropas macedonias bajo el mando del
general Alejandro Magno.
Está considerada como la batalla que marcó el final del Imperio Persa y como la mayor victoria
de Alejandro Magno, siendo prácticamente una obra maestra de la historia de la táctica militar.
También es conocida como la batalla de Arbela.
a. Antecedentes inmediatos de origen estratégico, general y militar
Cuando con tan sólo 20 años Alejandro Magno heredó el reino de Macedonia tras el asesinato de su
padre Filipo II ésta era la mayor potencia del mundo griego por encima de Atenas, Tebas y Esparta.
Incluso los persas habían sido expulsados de Tracia. Alejandro ya había participado en algunas
campañas militares junto a su padre y su fama y reputación como comandante se extendían cada vez
más a su favor
Filipo, por tanto, solía recompensar con generosidad a sus oficiales más distinguidos y pronto
Alejandro se percató que esas muestras de generosidad de su padre tenían un efecto muy positivo
sobre la moral de los oficiales y, por tanto, de las tropas.
Alejandro se dedicó a la conquista de territorios nada más morir su padre por lo que hay quien opina
que él mismo estuvo tras su muerte, aunque siempre afirmó que había sido un asesinato perpetrado por
los persas. Primero sofocó algunas rebeliones en Grecia y en cuanto quedó libre de esos conflictos,
volvió la mirada hacia Persia.
En esta época Persia era un Imperio que abarcaba terreno desde el mar Mediterráneo hasta el océano
Índico. A pesar de tratarse de un imperio muy rico, tenía muchas divisiones internas ya que la
población que lo componía apenas tenía nada en común, en ocasiones ni siquiera el idioma. Esto hacía
que hubiera muchos soldados persas descontentos que no ponían demasiado interés ni esfuerzo en la
defensa de su rey.
Durante la primavera del año 331 a.C. Alejandro Magno dejó atrás Egipto, donde había sido nombrado
faraón, tras dos años de descanso en su avance para dirigirse a la ciudad de Tiro que había asediado
con anterioridad y donde ahora se encontraba su flota.
Desde allí, reanudó su camino en dirección a Antioquía atravesando el valle del río Orones hasta
alcanzar el Eúfrates, donde fundó la ciudad de Niceforio. La intención de Alejandro con esta
fundación era la de obtener una plaza fuerte en la que almacenar los suministros para su ejército.
Precisamente fue estando en Niceforio cuando Alejandro Magno se enteró de que Darío se encontraba
en Arbelas. Por ello, se dispuso a cruzar el río Tigris para avanzar hacia el norte, marchando a un
ritmo forzado durante la noche para llegar hasta su objetivo.
Tras la derrota sufrida en la batalla de Issos a manos de Alejandro, Darío se había dedicado a reclutar
un nuevo ejército para vengarse del general macedonio aunque se cree que antes de eso, le ofreció a
Alejandro la mitad de sus territorios para evitar un nuevo conflicto. Tras el rechazo de Alejandro a este
pacto, Darío se dispuso a enfrentarse al ejército macedonio. Tomando Babilonia como punto de
partida, se dirigió hacia el norte cruzando el Tigris para ir hacia Arbelas. Allí, estableció tanto su harén
como el aprovisionamiento de sus tropas. (ANEXO 1)
b. Situación de los adversarios
Ejército Persa
Como ocurre frecuentemente con el tamaño de los ejércitos que combatieron en la Edad Antigua, los
historiadores modernos han dudado de las cifras dadas por los antiguos. Han estimado que el ejército
persa estaba compuesto por unos 250.000 soldados, entre los cuales había 5.200 mercenarios griegos.
La principal fuerza eran 10.000 soldados pesados, los temidos y poderosos Inmortales (Athanatoi,
llamados así en referencia a su estrategia en la que, si un soldado caía, otro lo reemplazaba haciendo la
ilusión de que no podían morir), un regimiento completamente compuesto por persas y medos.
Las armas de los Inmortales estaban compuestas por un escudo de cuero y mimbre, una lanza corta en
punta de hierro y un contrapeso en el otro extremo, un arco y un carcaj con flechas, así como una daga
o espada corta. El uniforme del regimiento estaba compuesto de una tiara o gorra de fieltro, túnica
larga con bordados, pantalones y una cota de metal. Su táctica habitual era la carga frontal contra el
enemigo, mientras que en los flancos, en retaguardia, disparaban flechas como apoyo.
Además, unos 20.000 caballeros pesados, mientras el resto eran reclutas ocasionales: arqueros y
caballería ligera. Por último unos 22.000 combatientes fueron campesinos reclutados a toda prisa y
prácticamente sin entrenamiento, por lo que su importancia militar fue escasa y ni siquiera llegaron a
combatir, puesto que huyeron al mismo tiempo que Darío.
Ejército Macedonio
En el 334 a.c. Alejandro llego a Asia Menor con un ejército de 40.000 hombres. Aunque básicamente
macedonio, su ejército incluía tropas de toda Grecia y un gran número de mercenarios, además de
promover la incorporación de extranjeros al ejército, pero la contribución particular de Alejandro fue
dirigir la caballería desde los 18 años, siendo uno de los mejores jinetes además de su jefe como hijo
del anterior rey.
El ejército macedonio estaba formado por diferentes cuerpos que se complementaban entre sí:
caballería pesada y ligera, y lo mismo con infantería. La caballería pesada eran los
famosos Hetairoi (la caballería de Compañeros) formados en Ilai (escuadrones) de 256 jinetes
equipados con casco beocio, coraza de bronce (Thorcata) lanza de 3,80 metros (Xistón) y una espada
de hoja asimétrica (Kopis), pero aparte de tener el mejor armamento,  solo cabalgaban sobre una manta
o incluso a pelo. Normalmente formada por aristócratas, eran el cuerpo de élite además de la guardia
personal de Alejandro. Constituían nueve escuadrones junto al escuadrón real de trescientos jinetes
(formado por los amigos íntimos de Alejandro) el cual estaba comandado por Clito y debía encargarse
de proteger al rey.
En el otro flanco había otros ocho escuadrones de 256 hombres subdivididos en  cuatro unidades de
64, comandados por Filotas. La caballería ligera consistía en prodomoi (exploradores) encargados de
reconocer el territorio enemigo que el ejército atravesaría. En batalla formaban en el flanco derecho,
cubriendo a los Hetairoi. Usaban la pica de las falanges (sarissa) pero podían ser rearmados con
jabalinas para la exploración.
Mientras la falange macedonia -formación de combate en 16 u 8 filas de profundidad- fijaba al
enemigo en un lugar, la caballería de los Hetairoi cargaba sobre su flanco o por detrás. Tenían una
estrategia de “martillo” y aplastaba literalmente a las unidades enemigas retenidas por el “yunque” o la
falange. Normalmente, Alejandro dirigía la carga, formando a sus jinetes en cuña, táctica inventada
por su padre Filipo II. Fue la combinación de la falange y de la caballería la que proporciono la ventaja
táctica decisiva a los ejércitos de Alejandro Magno y la base de sus victorias.
Personalidad de los conductores
Cuando asumió el poder a los cuarenta y cinco años, el nuevo rey de reyes era un hombre
experimentado, que ya había gobernado la satrapía de Armenia. Antes de adoptar el nombre de Darío
era Artaxata y había llegado al poder después de que el visir, un eunuco llamado Bagoas, envenenó a
sus dos antecesores. También lo había intentado con él, utilizando el mismo método, pero, con
habilidad, Darío había logrado desbaratar el plan a tiempo.
Así pues, Alejandro debería enfrentar a un hombre mucho mayor que él. Ambos poseían las virtudes y
los defectos propios de los hombres de su edad. Alejandro era temperamental; Darío, prudente. El
griego era altivo e impetuoso; el persa, indeciso e inseguro. En combate, Alejandro evaluaba la
situación en un abrir y cerrar de ojos y obraba en consecuencia a la velocidad del rayo. Sus decisiones,
hasta las más osadas, acababan siendo casi siempre sensatas.
Darío era un as para la logística y la táctica, y para comprender las relaciones de fuerza. Pero
permanecía apegado a sus planes y, en la contienda, le costaba adaptarse a las circunstancias.
Darío era calculador, rígido y distante; Alejandro, apasionado, vivaz e ingenioso. Alejandro, que
luchaba a caballo entre los suyos, se mezclaba con la masa. Sus hombres lo adoraban, sobre todo en
los primeros tiempos. Darío, que peleaba alejado, sobre su carro, parecía inaccesible.
Uno, con los músculos tallados y el cabello al viento, derrochaba fortaleza y salud. El otro, alto, enjuto
y barbudo, infundía temor y respeto. Uno irradiaba una maravillosa alegría fisiológica, el otro hacía la
guerra como quien juega al ajedrez. Darío había heredado un imperio que, sin estar en plena
decadencia, se había estancado hacía un buen tiempo. En cambio, después de la muerte de su padre,
Alejandro se hallaba al frente de una superpotencia en desarrollo.
Aunque era más joven que su adversario, en pocos años Alejandro había cosechado una experiencia
personal, política y militar mucho más rica que la de Darío, quien, por su parte, se había dedicado casi
en exclusiva a la gestión de su satrapía. Alejandro había recibido una educación rigurosa, tanto en lo
filosófico como en lo militar. Su preceptor, Aristóteles, le había inculcado, entre otras cosas, su propia
fascinación teñida de odio hacia los persas. Así, al morir su padre, decidió tomar medidas severas para
consolidar su poder.
c. Maniobras y/o operaciones previas y desarrollo de la batalla
Operaciones previas
Darío sabía que Alejandro presentaría batalla lo antes posible, ya que estaba operando al final de una
larga línea de aprovisionamiento, y los persas no. Eligió su terreno cerca de la moderna ciudad de
Mosul en Iraq e hizo sus preparativos para el combate. Darío estaba decidido a procurarse todas las
ventajas, aun cuando mandaba cinco veces más soldados que Alejandro.
Ordenó allanar la tierra y eliminar los obstáculos para que su caballería y los carros de combate y
elefantes de guerra tuviesen mejor acceso al enemigo.
El ataque inicial de Darío sería realizado por su primera línea, compuesta por la caballería y las
mejores unidades persas de infantería. El propio Darío estaba en el centro de la línea persa con su
guardia personal de 10.000 hombres, que los griegos llamaban los Inmortales. Frente a ellos estaban
alineados unos 200 carros con guadañas. Una segunda línea, compuesta por un número enorme de
soldados de infantería, estaba situada detrás de la primera. Darío esperaba poder envolver ambos
flancos de Alejandro y aplastar su ejército desde todos los lados. La línea de Alejandro sería
atravesada y rota por la arremetida de la caballería y de los carros. La infantería avanzaría para
completar la victoria. En cambio, Alejandro tenía otras ideas.
En la noche del 30 de septiembre, los ejércitos se encontraban apostados en el campo de batalla,
preparados para la confrontación. Alejandro se dedicó a efectuar un reconocimiento del terreno y a
planificar la batalla, y sabiendo que Darío era el que tenía que defender la posición, ordenó a sus
tropas descansar, mientras que Darío, nervioso por temor a un ataque nocturno, ordenó la posición de
guardia para sus soldados.
La batalla
Disposición de los ejércitos
Persas: Formaban una larga línea. Su ala izquierda al mando de Bessos estaba formada por las
tropas bactrianas, daeas, persas, escitas y cadusianas. Tenían 100 carros con guadañas. En el ala
derecha, al mando de Maceo, se hallaban las tropas sirias, mesopotamias, medas, partas, sucianas,
tibarianas, hircanias, albanias y sacesanias. En el centro estaba el rey Darío con las tropas persas
propiamente dichas, que se distinguían del resto por llevar lanzas con manzanas doradas en la
empuñadura, los indios y los carios. Detrás de ellos, en formación cerrada, se encontraban los uxianos,
babilonios, las tribus del mar Rojo y los sitacenios. Delante del escuadrón real había 15 elefantes
indios y 50 carros con guadañas.
Macedonios: El ejército sumaba 7000 jinetes y 40 000 infantes. La caballería pesada de élite de
Alejandro eran los Hetairoi (Compañeros) y estaba formada por la nobleza macedonia, que
acompañaba a Alejandro en esta batalla y fueron el factor decisivo en la batalla. El resto de la
caballería se dividía en jinetes tesalios (pesados), caballería tracia (ligera) y algunos jinetes griegos. La
infantería de Alejandro se dividía en pesada, la falange y los hipaspistas (cuerpo especializado que
cubría los huecos de la poco flexible falange) y la infantería ligera, tracios, agrianos (estos últimos
lanzadores de jabalinas que destrozaron a los carros en esta batalla) y hoplitas griegos que
intervinieron para cubrir la retaguardia de la falange.
El ejército se dividió en dos partes: El ala derecha estaba bajo el mando directo de Alejandro e
integrada por la caballería de los “compañeros” y la caballería ligera de los macedonios. La caballería
mercenaria fue dividida en dos grupos: los veteranos en el flanco derecho y el resto se colocó al frente
de los arqueros agrianos y macedonios, que se ubicaban al lado de la falange que iba al centro
reforzada con otra formación a retaguardia para que, en el caso de que fueran rodeados, pudieran dar
media vuelta y enfrentarse al enemigo desde la dirección contraria. El flanco izquierdo estaba al
mando de Parmenio, con los jinetes de Farsalia, los mercenarios griegos y las unidades de caballería
tracia.
La novedad de la formación macedonia fue la colocación de una reserva tras la primera línea.
Consistía en dos columnas volantes, una detrás de cada ala. Estaban colocadas formando ángulo con el
frente, a fin de coger de flanco al enemigo si este intentaba rodear las alas. Si no se daba dicho caso, se
replegarían hacia el centro para reforzar el frente. Alejandro dispuso su ejército de modo que diera
frente a todas partes, formaba un gran rectángulo que podía enfrentarse a ataques provenientes desde
cualquier lugar. Esta disposición fue la que le hizo obtener la victoria, pues intuyó los movimientos
que haría el adversario y se preparó para afrontarlos y contrarrestarlos. (ANEXO 2)
Inicio del combate
Para proteger sus flancos de la maniobra envolvente, Alejandro utilizó una versión del orden de batalla
oblicuo utilizada por los tebanos en el 371 a.C. Colocó las unidades de su caballería en los flancos,
escalonada cada una hacia atrás con respecto a la última, creando flancos «rechazados» que exigían
que el enemigo avanzara más si quería entablar batalla. Su falange de infantería macedonia bien
entrenada estaba situada en el centro de la línea griega. Una falange de reserva formaba la segunda
línea de Alejandro. 
El plan de Alejandro exigía que su flanco izquierdo, bajo el veterano general Parmenio, iniciara una
acción de contención mientras Alejandro Magno conducía al ala derecha a la victoria. En esto le
ayudaron los propios persas, quienes enviaron a su caballería del flanco izquierdo a gran distancia en
torno al derecho de Alejandro, abriendo una brecha en su línea. El ejército macedonio se desplazaba a
la derecha. Si Darío se retrasaba mucho, sus carros podrían perder el beneficio de su carrera preparada .
Así que se lanzó el ataque. La caballería de Darío rodeó los flancos de la fuerza macedonia mientras
los carros (y, en algunos relatos, 15 elefantes de combate) efectuaban su ataque frontal inicial.
La línea macedonia pudo rechazar a los carros y soportar la arremetida inicial, aunque una parte de la
caballería persa consiguió atravesarla. Fue acometida por la falange de reserva y por tropas ligeras,
que habían recibido instrucciones para ello.
Triunfo de Alejandro
Algunos persas empezaron a desvalijar el tren de bagajes de los macedonios. Si se hubieran dado la
vuelta y caído por detrás sobre los macedonios, en inferioridad numérica y rodeados, podrían haber
contribuido a una victoria. En cambio, se retiraron de la batalla cuando más necesarios eran.
Como había planeado, Alejandro condujo a su caballería de élite, los Compañeros, y a las fuerzas a las
que respaldaban, contra el ala izquierda persa. Explotando la brecha que se abría entre la caballería del
ala izquierda persa y el centro, los Compañeros asestaron un salvaje golpe a las fuerzas que tenían
enfrente. Fueron seguidos por una gran cuña de infantería y tropas ligeras, que cayeron sobre los
desorganizados persas. (ANEXO 3)
Temiendo verse separado, el comandante del ala izquierda persa, Besso, inició una retirada, lo cual
redujo la presión sobre el extremo del ala derecha rechazada de Alejandro. Entre tanto, el propio Darío
experimentaba la presión. Si la caballería conquistadora de Alejandro giraba hacia él, en lugar de
atacar ferozmente a Besso, el propio Darío podía verse rodeado y capturado.
Los recuerdos de anteriores derrotas pudieron haber influido mucho en el emperador persa, porque él
también empezó a retroceder. La retirada se convirtió en una desbandada cuando los guardaespaldas
de Darío siguieron a su líder en la huida del campo de batalla. Alejandro no les podía perseguir porque
la situación de su ala izquierda se estaba volviendo desesperada.
Las fuerzas de Parmenio estaban en apuros a la izquierda, aunque habían cumplido su misión al sujetar
a las fuerzas persas. Ahora Alejandro cargó sobre la retaguardia de los persas que atacaban a
Parmenio, obligándoles a retirarse. El comandante del ala derecha persa, Maceo, trató de dirigir una
retirada ordenada, pero fue atacado vigorosamente, y sus soldados se sumieron en el desorden.
Fin de la resistencia Persa
Cuando los soldados persas se enteraron de la huida de Darío comenzaron a retirarse encontrándose
con la caballería de Alejandro que regresaba y que acabó masacrándolos en una de las matanzas más
sangrientas de toda la batalla de Gaugamela.
Esto representó el final de la resistencia persa organizada en Gaugamela. Alejandro inició una
persecución de las fuerzas supervivientes de Darío durante tres días, aunque no pudo capturar a su
enemigo, que reagrupó a buena parte de su caballería restante y a varios miles de soldados de
infantería y logró escapar
Maniobra y operaciones posteriores a la batalla
Tras la batalla de Gaugamela, Alejandro dejó atrás Arbelas para dirigirse hacia Babilonia. Una vez
allí, ordenó que fuera restaurado el templo de Marduk.
Más tarde, se dirigió con sus tropas a Susa donde se hizo con un botín que ascendía a 120.000 talentos
y más tarde, conquistó Persépolis donde quemó el palacio de Jerjes a modo de venganza.
Desde allí partió hasta Ectabana para conseguir 180.000 talentos pero tampoco allí consiguió capturar
a Darío en su incansable persecución.
Alejandro Magno había recorrido casi 600 kilómetros en 11 días en su búsqueda cuando al fin alcanzó
a la comitiva del rey persa. Sin embargo, se enteró de que Darío ya había sido asesinado por Besso por
lo que el objetivo político de Alejandro ya se había cumplido: dominar a las satrapías del este y
establecer su voluntad en aquellos territorios
En su huida, Darío dio un discurso a lo que quedaba de su ejército; en su ánimo albergaba la esperanza
de poder organizar otro ejército para hacer frente de nuevo a Alejandro. Al tiempo, envía cartas a los
sátrapas orientales pidiéndoles su lealtad. Pero los sátrapas tenían otras intenciones: Besso asesinó a
Darío, antes de huir hacia el este. Alejandro le persiguió, le capturó y le ejecutó al año siguiente. La
mayoría de los sátrapas persas fueron a jurar lealtad a Alejandro y se les permitió mantener sus
posiciones. Sin embargo, se considera tradicionalmente que el Imperio Persa inició su declive con la
muerte de Darío.
Alejandro fue proclamado «Gran Rey» y añadió Persia a su creciente imperio.
Aún así, su ambición iba más allá: avanzó hacia Afganistán llegando a penetrar en la India y planeaba
llegar incluso a China pero sus hombres se hallaban al borde de la extenuación además de llevar
demasiado tiempo lejos de sus hogares y familias.
5. ALGUNOS TEMAS DE REFLEXIÓN E INTERPRETACIÓN

De origen estratégico
La principal baza de Darío era su caballería. Ésta, contaba con cataphracts o catafractos (jinetes de
caballería con armadura) y arqueros a caballo. La extensa llanura ofrecía una buena oportunidad para
que su caballería superase a la de Alejandro. Pese a que los hombres de éste eran superiores en
calidad, solo eran 7.000 frente a los 40.000 de Darío.
La caballería macedonia llevaba casco y armadura. Probablemente lucharían sin escudos, ya que
necesitaban ambas manos para portar sus largas lanzas de madera (llamadas sarisas). La caballería que
luchó junto a Alejandro se conocía como los «Compañeros».
El historiador Arriano indica que la infantería macedonia era de 40.000 hombres, muy inferior a las
huestes de Darío. No obstante, la infantería persa disponía de pocas armas y formación. En cambio,
Alejandro estaba al mando de veteranos acostumbrados a la victoria y curtidos en la batalla.
El grueso de la infantería de Alejandro Magno se componía de falangistas. Aunque algunos
macedonios eran hypaspists («portadores de escudos») armados de forma convencional. Los
falangistas batallaban en filas de hasta ocho, y cada hombre podía ejercer presión gracias a sus picas
inmensamente largas. (ANEXO 4)
Cuando se bajaban en posición horizontal, las picas formaban un bosque de lanzas para el enemigo.
Esta «falange» resultaba letal sólo si se conservaba la formación. Si se perdía el orden, se volvía
vulnerable y podía ser derrotada. Para ello, Darío tenía a su disposición unos carros equipados con
guadañas en los ejes de las ruedas.
Pero estos carros presentaban dos puntos débiles: requerían un terreno muy liso y eran vulnerables a la
caballería. Como es de suponer, las enormes guadañas hacían que la pérdida de la formación resultase
catastrófica.
Por ello, Darío contaba con su caballería para proteger sus carros. En el campo de batalla seleccionó
varios caminos libres de obstáculos para que los carros llegasen hasta el mismo centro de la infantería
de Alejandro. Además, contaba con algunos elefantes que seguirían a los carros. De este modo,
cuando los carros y la caballería hubiesen roto la falange, la infantería persa terminaría el trabajo sin
perder ni un solo hombre.
De origen táctico
Los persas conocían la táctica macedonia. Darío ya había sufrido sus consecuencias en carne propia y
sabía a qué atenerse. O al menos eso creía. La minuciosidad con la que había preparado la acción, en
un terreno elegido y habiendo pergeñado su plan a la perfección, le daban razones suficientes para
sentirse confiado. En cambio, tras su calma habitual, Alejandro ocultaba un nerviosismo que no era
común en él, debido, tal vez, a que con sus 47.000 macedonios tendría que enfrentar a un ejército que,
según se decía, era probablemente diez veces más numeroso que el suyo.
A raíz de su superioridad, Darío pretende forzar el centro enemigo con sus unidades de choque (carros
y elefantes), luego con su infantería, para finalmente avanzar por los flancos con su caballería. Con
una ventaja cuantitativa de cinco a uno, su plan es lógico y tiene sobradas razones para confiar en un
aparato militar que permitió al Imperio perdurar en el tiempo.
A la hora de conocer los movimientos y tácticas de la batalla de Gaugamela nos encontramos con el
mismo problema de siempre, la veracidad de las fuentes de conocimiento, cuyo relato es muy similar
al de la batalla de Issos. Según este relato, Alejandro y la caballería  galoparon en diagonal y hacia la
derecha, para esquivar los abrojos y los carros falcados y evitar que los flanquearan los persas. En
consecuencia, la caballería persa del ala izquierda se movió en su persecución, con el objetivo de
adelantarse a los macedonios y envolverlos. Sin embargo, los jinetes aqueménidas no se percataron de
que al hacer esto se habían separado del centro, donde se había abierto un hueco que permitía llegar a
Darío III.
Entre tanto, el combate se ha generalizado a lo largo y ancho del campo de batalla. Por la derecha, la
presión de los lanceros macedonios desbarata la formación de las tropas del sátrapa Bessos, que
acaban perdiendo la iniciativa y huyendo. En el centro, la falange y los hipaspistas avanzan de
forma lenta pero segura, haciendo retroceder poco a poco a las unidades persas. Es en el ala izquierda
donde las tropas de Darío habían conseguido una mayor ventaja, puesto que Parmenión se
encontraba a la defensiva, casi rodeado por la ingente caballería del sátrapa Maceo.
Gracias al buen trabajo desarrollado por sus generales, Alejandro pudo centrarse en su objetivo
de combatir y abatir al rey persa. En un determinado momento, después de resistir durante mucho
tiempo la carga del soberano macedonio, Darío III comete su peor error. Igual que sucedió en Issos,  da
por perdida la batalla cuando aun no estaba decidida para ningún bando y huye, arrastrando con él
progresivamente al resto de las tropas cercanas.
Ante este movimiento, Alejandro le persiguió inmediatamente, y durante un momento parecía que la
vida del Rey de Reyes iba a llegar a su fin. No obstante, la llamada desesperada de Parmenión, que ya
no puede resistir más la lucha contra los jinetes persas, hace que Alejandro desista de su persecución y
permite que Darío III pueda escapar. Al verse abandonados por su rey, el ejército persa se desmoralizó
y acabó huyendo o rindiéndose, confirmando de esa manera la desintegración del Imperio Persa y la
coronación de Alejandro Magno como señor de Asia.
Causas de éxito o fracaso
Al parecer, Alejandro sabía que había espías de los persas entre sus hombres e hizo correr el rumor de
que atacaría de noche para forzar a Darío a mantener despiertos a sus hombres.
De esta manera, estarían cansados por la mañana, cuando realmente Alejandro tenía intención de
lanzar su ataque.
En el ejército macedonio destacaba especialmente la caballería pesada de élite formada por la nobleza
macedonia. Además de caballería pesada, ligera y los jinetes, le acompañaban unidades de infantería
tanto pesada como ligera, destacando la falange y los hoplitas.
Darío, por otro lado, mandó atacar a la caballería persa del centro de sus filas provocando así una
nueva ruptura en la formación de sus tropas. Entonces, Alejandro ordenó moverse a su caballería de
reserva para que atacara a los soldados persas que estaban intentando rodear su ala derecha en ese
momento.
A pesar de que se sabía en inferioridad numérica respecto a los persas, ya tenía una estrategia
preparada para solventar ese inconveniente. Alejandro Magno introdujo una innovación en cuanto a la
formación de sus tropas y fue la de incluir una unidad de reserva tras la primera línea dividida en dos
columnas, una detrás de cada ala.

Con respecto al ejército de Darío era un ejército enorme que presentaba algunas dificultades a la hora
de ser dirigido, especialmente por la gran extensión que ocupaba y que podía llegar a dificultar que las
órdenes se transmitieran con la rapidez necesaria.
muchos de los soldados de Darío eran en realidad campesinos sin demasiada formación por lo que su
presencia en el ejército persa era más bien de «relleno».
Darío decidió entonces lanzar a sus carros contra la falange macedonia para desestabilizarla, pero
entonces intervino la infantería macedonia. Lanzando sus jabalinas, flechas y otras armas arrojadizas
consiguieron abrir las filas de los carros persas.
Alejandro junto con la caballería pesada de élite, los «compañeros«, avanzó en forma de cuña a través
de la apertura de las líneas persas que había provocado su propia caballería con anterioridad y que no
fue cubierta por Darío quizá porque la orden no llegó a tiempo.
Consecuencias
Es imposible calcular las bajas de esta batalla. Los historiadores antiguos van desde 300 000 persas
muertos y solamente 100 macedonios y 1000 caballos, hasta otros más modernos que las estiman en
210 000 muertos persas y 5000 macedonios.
Cuando Darío consiguió escapar de la batalla con un pequeño grupo de sus fuerzas, la derrota persa
tuvo consecuencias inmediatas: el Imperio persa se dividió en dos mitades -el Este y el Oeste.
Una disposición de las tropas similar fue utilizada en la Batalla de Magnesia, por parte de Lucio
Cornelio Escipión Asiático, hermano de Publio Cornelio Escipión el Africano, quien le aconsejó la
disposición de las tropas para vencer al Rey Antíoco III el Grande y a sus catafractos.
Aspectos psicológicos de comando, tropas y personal civil.
En un instante, Darío, quien creía poder contrarrestar fácilmente al pequeño ejército macedonio,
observa cómo sus propias tropas flaquean ante los reiterados ataques de los Compañeros y de los
soldados de la falange, a quienes asisten los hoplitas, los gimnetes y los peltastas. Estos impiden que
el enemigo se recupere descargando sobre ellos una lluvia de proyectiles. Es el punto culminante de la
batalla, el momento que decidirá su desenlace, que es incierto
Darío está frente a Alejandro: es el instante fatídico, tal vez el que se ha inmortalizado en el mosaico
de Nápoles. Fatídico no solo porque la escena simboliza la lucha extrema de la contienda, sino
también porque es el momento en que Alejandro debe tomar una decisión particularmente penosa: le
comunican que Parmenión ya no puede resistir, los jinetes persas lograron encerrarlo por los flancos y
por el interior utilizando la táctica de la tenaza, en la brecha que se ha abierto en el frente macedonio.
Alejandro siempre imaginó que esa guerra acabaría con la muerte de su adversario en el campo de
batalla. Pero, a escasos metros de él, Darío ha anticipado el peligro y comienza a retroceder guiando él
mismo su carro, pues su conductor ha sido atravesado por una lanza. Alejandro llama a sus jinetes en
auxilio de Parmenión, a quien jamás podrá perdonar el haber provocado, a pesar suyo, la huida del rey
persa. La maniobra es difícil: las tropas se han dispersado y el suelo está sembrado de cadáveres de
hombres, caballos, elefantes y carros despedazados. A pesar de ello, Alejandro logra abrirse paso y se
lanza por detrás, en esa brecha que ahora ofrece una salida para socorrer a los hombres de Parmenión.
Felizmente para Alejandro y Parmenión, las tropas persas encargadas de destruir el ala izquierda
macedonia se habían dispersado, y una parte de ellas se había precipitado sobre el bagaje para
saquearlo. Pero, al contrario que Alejandro, los persas no supieron aprovechar su ventaja.
Reaccionando velozmente, la reserva macedonia logra contrarrestar a la caballería persa y recuperar el
control del bagaje, mientras se organiza en torno a Parmenión. Pero ese hecho hace huir a los jinetes
persas. Pronto chocarán por error con las tropas macedonias que se acercan a socorrer a Parmenión.
Esta situación inesperada siembra confusión entre las tropas macedonias, pero Alejandro logra
restablecer el orden en su caballería al tiempo que fuerza al enemigo a escapar.

6. CONCLUSIONES

 Algunas de las maniobras desplegadas en esta guerra ilustran aún hoy los manuales en las
academias militares como ejemplo de estrategia y perspicacia bélica. Así, durante la batalla, Alejandro
utilizó una estrategia inusual que sólo se ha desplegado un par de veces a lo largo de la historia: Su
plan era que la mayor parte posible de la caballería persa se acumulara en los flancos. El objetivo era
crear una brecha dentro de la linea enemiga para asestar a Darío un golpe decisivo en el centro. Esto
requería una sincronización perfecta en la maniobra y el propio Alejandro fue el primero en actuar.
Forzó a Darío a atacar y, aunque éste tenía el referente de Issos contra una formación similar y por
tanto cierta renuencia a dar el primer paso, finalmente se vio obligado y atacó.

 Pese a la superioridad numérica persa, la batalla fue muy equilibrada. Los carros de Darío
fallaron, pero su caballería arrinconó a los lanceros macedonios. En el flanco derecho, la caballería
persa había golpeado a la izquierda macedonia, ya muy desgastada. Si la caballería conseguía
introducirse entre los falangistas y desestabilizarlos, Darío podría dominar al resto con su infantería.
7. BIBLIOGRAFÍA

 ANTELA-BERNÁRDEZ, B.: «Gaugamela. La victoria decisiva de Alejandro», en Historia


National Geographic, 2017, nº 164, pp. 62-73.
 BARCELÓ, P. (2011): Alejandro Magno. Alianza Editorial, Madrid.
 Brézet, Alexis (2018)Grandes rivales de la historia. 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires : El Ateneo, pp. 24-26
 CASALS MESEGUER, J.M. (2018): Alejandro el conquistador. Gredos, Barcelona.
 DE SOUZA, P. (2008): La guerra en el mundo antiguo. Editorial Akal, Madrid.
 HECKEL, Waldemar (2010): Las conquistas de Alejandro Magno. Madrid: Gredos. pp. 206-
207
 FOX, Robin. (2007): Alejandro Magno: Conquistador del mundo. Barcelona: Acantilado .pp.
354
 POMEROY, S. [et.al.] (2012): La antigua Grecia. Historia política, social y cultural. Crítica,
Barcelona.
 WRIGHTSON, G.: «La batalla de Gaugamela y el empleo de armas combinadas», en Desperta
Ferro Antigua y Medieval, 2018, nº 47, pp. 14-22.
8. LINKOGRAFÍA

 https://guerrerosdelahistoria.com/batallas-de-la-historia/gaugamela/
 https://historiaeweb.com/2019/04/17/batalla-de-gaugamela/
 https://curiosfera-historia.com/batalla-de-gaugamela/
 https://descendantsoftime.wordpress.com/2017/02/06/batalla-de-gaugamela-331-a-c/
 https://diegoticadaja.wordpress.com/
 https://mihistoriauniversal.com/edad-antigua/la-batalla-de-gaugamela
 https://www.ecured.cu/Batalla_de_Gaugamela_(Irak,_331_a._n._e.)
9. ANEXOS

ANEXO 1: Mapa de la máxima extensión del imperio de Alejandro Magno

ANEXO 2: Formación inicial de los ejércitos en la batalla


ANEXO 3: Ataque decisivo de Alejandro
ANEXO 4: Formación de una falange macedonia

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