Obreros Evangélicos
Obreros Evangélicos
Obreros Evangélicos
Cuando habléis, sea cada palabra bien enunciada y modulada, cada frase clara y distinta, hasta la última palabra.
Los predicadores y maestros deben disciplinarse en cuanto a articular clara y distintamente, dando su pleno sonido a cada
palabra.
Algunos arguyen que el Señor calificará por su Espíritu Santo al hombre para que hable como él quiere que hable; pero el
Señor no se propone hacer la obra que dió a hacer al hombre.
Un verdadero conocimiento de la Biblia puede obtenerse únicamente por la ayuda de aquel Espíritu por el cual fué dada la
Palabra. Y a fin de obtener este conocimiento debemos vivir por él.
El saber interesar a hombres y mujeres acerca de los grandes temas que conciernen a su bienestar eterno, requiere
conocimiento de la naturaleza humana, estudio detenido, meditación cuidadosa y oración ferviente.
Un conocimiento superficial
Un predicador no debe nunca pensar que aprendió lo suficiente y que puede cejar en sus
esfuerzos. Su educación debe continuar durante toda la vida. Cada día debe aprender y
poner en práctica el conocimiento adquirido.
La salvación de las almas es una obra vasta, que exige el empleo de todo talento, de todo
don de la gracia. Aquellos que estén empeñados en ella deben aumentar constantemente en
eficiencia. Deben tener un ferviente deseo de fortalecer sus facultades, sabiendo que serán
débiles si no reciben una provisión de gracia constantemente creciente. Deben tratar de
alcanzar resultados siempre mayores en su obra. Cuando tal sea la experiencia de nuestros
obreros, se verán frutos. Entonces muchas almas serán ganadas para la verdad.
El joven predicador
os que poseen juventud y fuerza han de ir a los lugares oscuros de la tierra, para llamar al
arrepentimiento a las almas que perecen. Pero deben primero limpiar de toda impureza el
templo del alma, y entronizar a Cristo en el corazón.
Ten cuidado”
El pago de la hospitalidad
Los jóvenes predicadores deben hacerse útiles dondequiera que estén. Cuando visitan a la
gente en sus hogares, no deben ser ociosos, sin esforzarse por ayudar a aquellos que los
benefician con su hospitalidad. Las obligaciones son mutuas; si el predicador goza de la
hospitalidad de sus amigos, es deber suyo responder a su bondad con una conducta
servicial y considerada hacia ellos.
El amor a la comodidad, y hasta puedo decir, la pereza física, hacen a un hombre inapto
para ser predicador. Los que se están preparando para entrar en el ministerio deben
educarse para hacer ardua labor física; y entonces serán más capaces de hacer arduo
trabajo mental.
La necesidad de firmeza
La consagración
El Redentor no aceptará un servicio a medias. Diariamente el que trabaja para Dios debe
aprender el significado de la entrega propia. Debe estudiar la Palabra de Dios, aprender su
significado y obedecer sus preceptos. Así puede alcanzar el nivel de la excelencia
cristiana.
La discreción de Pablo
El predicador no debe pensar que se ha de decir toda la verdad a los incrédulos en toda
ocasión. Debe estudiar con cuidado cuándo debe hablar, qué debe decir, y qué debe
callar. Esto no es practicar el engaño; es obrar como obraba Pablo.
Muchas almas han sido desviadas en la mala dirección, y así se han perdido para la causa
de Dios, por falta de habilidad y sabiduría de parte del obrero. El tacto y el buen criterio
centuplican la utilidad del obrero.
En campos nuevos
Al trabajar en un campo nuevo, no creáis que es vuestro deber decir en seguida a la gente:
Somos adventistas del séptimo día; creemos que el séptimo día es el día de reposo; no
creemos en la inmortalidad del alma. Esto levantaría a menudo una formidable barrera
entre vosotros y aquellos a quienes quisierais alcanzar.
La gracia de la cortesía
Aquel que desee conservar su respeto propio debe tener cuidado de no herir
innecesariamente el de los demás.
El comportamiento apropiado
Cada palabra, cada acto, debe tender a elevar, refinar y ennoblecer. Hay pecado en ser
irreflexivo acerca de tales asuntos.
La decisión y la prontitud
La causa de Dios necesita hombres que puedan ver con rapidez y obrar instantáneamente
y con poder en el momento debido.
Me fue mostrado que las victorias más señaladas y las derrotas más terribles han sido
muchas veces asunto de minutos. Dios exige rapidez de acción. Las demoras, las dudas, la
vacilación y la indecisión frecuentemente dan al enemigo toda clase de ventajas....
Los movimientos rápidos en el momento crítico desarman a menudo al enemigo, el cual
queda chasqueado y vencido, porque esperaba tener tiempo para hacer planes y obrar
con artificio....
La cosecha. Un sueño
El Señor puso estos fructíferos matorrales en medio de estos lugares muy poblados, y
espera que Vds. los encuentren. Pero Vds. estuvieron demasiado ocupados en comer y en
divertirse. No vinieron al campo con una ardiente resolución de encontrar fruta. OE 145.5
“De ahora en adelante deberán trabajar con más celo y fervor, y teniendo en vista un
objeto completamente diferente, o sus labores no tendrán jamás éxito. Si trabajan de la
debida manera, enseñarán a los obreros más jóvenes que las cosas como el comer y
recrearse son de menor importancia.
Deben ser diligentes, recoger primero la fruta que está más cerca, y luego buscar la que
está más lejos; después pueden volver y trabajar de nuevo cerca, y así tendrán éxito.”
La integridad
Se necesitan para este tiempo hombres de probado valor y fuerte integridad, hombres
que no teman elevar sus voces para defender lo justo.
La unión con Cristo
Una relación vital con el Príncipe de los pastores hará del sub pastor un representante
vivo de Cristo, una verdadera luz para el mundo.
A veces puede parecer que fracasa, pero su fracaso aparente puede ser el modo que Dios
tenga de reportarle verdadero adelanto, y puede significar mejor conocimiento de sí
mismo y una confianza más firme en el cielo. Puede ser que cometa todavía errores, pero
aprenderá a no repetirlos. Se vuelve más fuerte para resistir al mal, y otros cosechan
beneficios de su ejemplo.
La humildad
Nuestro Señor pide obreros que, sintiendo su propia necesidad de la sangre expiatoria de
Cristo, entren en su obra, no con jactancia ni con suficiencia propia, sino con la plena
seguridad de la fe, percatándose de que siempre necesitarán la ayuda de Cristo para saber
cómo tratar con las mentes. OE 150.5
El fervor
La meditación sola no satisfará la necesidad del mundo. La religión no ha de reducirse a
una influencia subjetiva en nuestra vida. Hemos de ser cristianos alertas, enérgicos,
fervientes, llenos de un deseo de dar la verdad a otros.
La fidelidad
Por muy celosamente que se defienda la verdad, si la vida diaria no testifica de su poder
santificador, de nada valdrán las palabras dichas.
La vida diaria
El predicador debe estar libre de toda perplejidad temporal innecesaria, para poder
entregarse por completo a su vocación sagrada. Debe dedicar mucho tiempo a la oración,
y disciplinarse según la voluntad de Dios, a fin de que su vida ponga de manifiesto los
frutos del dominio propio.
El predicador en el púlpito
No dando a nadie escándalo,
La predicación de Cristo
Los adventistas del séptimo día debieran destacarse entre todos los que profesan ser
cristianos, en cuanto a levantar a Cristo ante el mundo.
El amor de Dios
Cuando es presentada de la debida manera, la ley revela el amor de Dios. Pero no es
extraño que los corazones no se enternezcan por la verdad cuando ella es presentada de
una manera fría y sin vida; no es extraño que la fe vacile ante las promesas de Dios,
cuando los predicadores y los obreros dejan de presentar a Jesús en su relación con la ley.
¡Ojalá aprendiésemos todos a ganar almas de la misma manera en que lo hacía el Señor!
a menudo la cruz del Calvario no es presentada a la gente. Puede ser que algunos estén
escuchando el último sermón de su vida, y la áurea oportunidad sea perdida para siempre.
Si Cristo y su amor redentor hubiesen sido proclamados en conexión con la teoría de la
verdad, dichas personas podrían haber sido ganadas para él.
El camino a Cristo