Cesion
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Cesion
1. CESIÓN DE DERECHOS
Desde una perspectiva causalista se lo define como un negocio jurídico ce- lebrado
por el acreedor cedente con otra persona, cesionario, con la finalidad de producir la
transmisión de la titularidad del crédito entre uno y otro.
3. Evolución jurídica
El método tenía el inconveniente de que el mandatario, cesionario, podía su- frir una
revocación intempestiva originada en la mala fe del mandante, cedente; o la
caducidad por la muerte del mandante. Para evitar esto, se concedió al cesiona- rio
el medio de hacer irrevocable su mandato por el procedimiento de la denuncia, que
no era otra cosa que denunciar o notificar el mandato al deudor para que este le
pagase en el futuro al mandante cedente. El Código Civil francés finalmente ad-
mitió expresamente la cesión de créditos, aunque no como contrato independien- te
sino como una variedad de la venta2.
. Evolución económica
De la reseña doctrinaria se concluye que solo con el surgimiento de las econo- mías
de mercado se comienza a poner el acento en la idea de patrimonio y en la nece-
sidad de transmitir los derechos por actos entre vivos. La cesión de créditos se
admitió plenamente en los códigos civiles del siglo XIX; luego, la importancia del
contrato deriva de su aspecto práctico, ya que permite al acreedor obtener
inmediatamente su crédito, sin necesidad de esperar el tiempo de la prestación
debida, aunque por su- puesto en la generalidad de los casos por un monto inferior
al de la misma prestación desde el punto de vista patrimonial, ya que realiza un
negocio especulativo pagando menos de lo que vale, teniendo en cuenta la posible
solvencia del deudor obligado.
5. Metodología
Ahora el CCyC trata la cesión de derechos dentro de los contratos en particu- lar
(Tít. IV), en el Capítulo 26, en dos secciones: Disposiciones generales y cesión de
deuda. En el Capítulo 27, trata la cesión de la posición contractual.
6. Definición
En el artículo 1614, CCyC se define el contrato y se prescriben las reglas aplica- bles.
Allí se indica que hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere a la otra
un derecho. Se aplican a la cesión de derechos las reglas de la compraventa, de la
permuta o de la donación, según que se haya realizado con la contraprestación de un
precio en dinero, de la transmisión de la propiedad de un bien, o sin contra-
prestación, respectivamente, en tanto no estén modificadas por las del Capítulo 26.
Ello así, dicho contrato queda perfeccionado con el consentimiento del ce- dente
(acreedor primitivo) y del cesionario (nuevo acreedor), el cual no se halla
condicionado al consentimiento del deudor cedido. Este último (el cedido) no es
parte en dicho negocio, aunque obviamente le concierne la transmisión.
La cesión de derechos implica que el mismo derecho existente pasa del ce- dente al
cesionario con todos sus accesorios y garantías5, convirtiéndose por regla el
cesionario en dueño exclusivo del derecho cedido, por lo que puede ejercer en tal
carácter contra el deudor los derechos que nacen del crédito.
8. Caracteres
– Conmutativa: Porque ambas partes conocen las ventajas y son ciertas (art.
968, CCyC) y, desde el momento de la celebración del contrato, cuáles son las
prestaciones a su cargo. El riesgo que corre el cesionario de no obtener el cobro del
crédito del deudor cedido no convierte la cesión en un con- trato aleatorio, ya que el
cedente no garantiza la solvencia del deudor, sino solo la legitimidad del crédito;
esto es, que el objeto de la cesión no es el pago del crédito sino el mismo derecho
creditorio6.
Para otra doctrina, es conmutativo para el cedente, porque desde el ins- tante mismo
de su celebración puede apreciar las ventajas que el acto le reporta, en tanto que
sería aleatorio para el cesionario, cuyas ganancias o pérdidas dependerán de la
medida en que logre percibir el crédito7.
– Formal: Como regla general, la forma exigida es la escrita (arts. 969 y 1618, CCyC).
Es una formalidad requerida sin que su incumplimiento cause la nulidad del acto,
sino que concede al cesionario la acción para reclamar el cumplimiento de la
formalidad. No obstante la regla, existen supuestos que exigen mayor rigor formal:
La cesión de derechos instrumentada por escritura pública (art. 1017, inc. c, CCyC); la
cesión de derechos litigiosos (art. 1017, inc. b), y la cesión de derechos hereditarios
(art.2302)
9. Delimitacion
Dada la proximidad con otros supuestos en los que opera la transmisión de las
obligaciones, se pone especial énfasis en distinguir la cesión de la novación y de la
subrogación.
3. La cesión de créditos debe ser realizada en las formas legales (art. 1618, CCyC).
La novación no es un acto solemne, ni siquiera simplemente formal.
4. En la cesión de derechos, estos pasan al cesionario con todos sus acceso- rios
y garantías porque lo integran aun sin una fórmula explícita, como la que tenía el CC
en su artículo 1458; aunque subsiste la regla por la remisión del artículo 1614 al
artículo 1140 relativa a las obligaciones del vendedor en la compraventa. En la
novación estos accesorios se extinguen (art. 940, CCyC)) salvo expresa reserva.
El pago con subrogación tiene lugar cuando lo hace un tercero a quien se transmiten
todos los derechos y acciones del acreedor y la subrogación es conven- cional o legal
(art. 914, CCyC). La convencional puede ser consentida, sea por el acreedor, sin
intervención del deudor, sea por deudor sin concurrir a la voluntad del acreedor
(arts. 916, 917, CCyC). La similitud con la cesión es notoria, sin em- bargo también
surgen marcadas diferencias:
De modo preliminar anotamos que la cesión tiene efecto traslativo; mientras que la
compraventa, permuta y donación tienen carácter trasmisivo, en tanto en estos una
parte se obliga a realizar la prestación que compromete con la celebra- ción del
contrato.
10.1. De la compraventa
10.2. De la permuta
10.3. De la donación
Si la cesión se realiza sin contraprestación, se aplican las reglas de la dona- ción (arts.
1542 a 1573, CCyC). La extensión encuentra fundamento en la misma circunstancia
que se verifica en la compraventa y en la permuta, esto es, la dona- ción resulta
existente cuando se declara la obligación de transmitir, gratuitamente, la propiedad
de una cosa. En cambio, la cesión-donación es la transmisión de un bien inmaterial.
Todo derecho puede ser cedido, excepto que lo contrario resulte de la ley, de la
convención que lo origina, o de la naturaleza del derecho (art. 1616). La disposi- ción
se integra con lo dispuesto en los artículos 1003 a 1013.
Por oposición, se deriva como principio general que toda cesión cuyo objeto sea
ilícito (arts. 279, 1003 y 1004, CCyC), o que tenga causa ilícita (arts. 281 y 1014, CCyC),
es ineficaz (art. 382 y ss.) y más concretamente de nulidad absoluta (art. 386, CCyC).
La amplitud de la fórmula genérica se integra por la remisión que hace el ar- tículo
1614, segunda parte, al contrato de compraventa y a la permuta cuando la
contraprestación se haya realizado en dinero. Entre las reglas de la compraventa, el
artículo 1124 establece que sus normas se aplican supletoriamente a los con- tratos
por los cuales una parte se obliga a i) transferir a la otra derechos reales de
condominio, propiedad horizontal, superficie, usufructo o uso, o a constituir los
derechos reales de condominio, superficie, usufructo, uso, habitación, conjuntos
inmobiliarios o servidumbre, y dicha parte, a pagar un precio en dinero, e ii) trans-
ferir la titularidad de títulos valores por un precio en dinero.
En otra visión interpretativa, ha sido considerado que el artículo 1364, CC ca- recía
de operatividad con relación al contrato de cesión de créditos, pues dicha regla se
funda en la circunstancia de que una prohibición absoluta y permanente de vender
importaría una desnaturalización del derecho de propiedad, que que- daría privado
de uno de sus elementos jurídicos esenciales como es el derecho de disposición, lo
cual no ocurre en materia creditoria11.
El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por la ley,
contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de los
derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un
motivo especial se prohíba que lo sea.
De modo especial se advierte que existen derechos cuya cesión no es posi- ble. Así, el
artículo 1617 prevé que las acciones fundadas en derechos inherentes a la persona
humana no pueden ser cedidos, esto es, los derechos cuya acción está concedida en
virtud de su condición intrínseca. Aunque el artículo solo se refiere a los derechos
inherentes a la “persona humana”, existen otros supuestos de restric- ción. Así, los
que resultan de las condiciones personales del titular, los derechos que se conceden
en virtud de que el titular tiene un estatus jurídico incesible; los que son intuitu
personae, o nacen de contratos de confianza
En términos generales, la cesión de derechos reconoce como causa fin el pro- pósito
de desplazar del patrimonio del cedente un derecho de ese contenido hacia el
patrimonio del cesionario.
La causa específica define los alcances de esa transmisión; por caso en la ce- sión en
garantía, allí las facultades que se transmiten inherentes al objeto se ajus- tan a la
causa específica. La causa ilícita obsta a la cesión de derechos (arts. 1012 y 1014,
CCyC).
Como regla, la cesión debe hacerse por escrito, sin perjuicio de los casos en los que
se admite la transmisión del título por endoso o por entrega manual.
El principio general previsto para las formas descriptas en la ley establece que toda
cesión debe ser hecha por escrito (art. 286, CCyC), en cuyo caso el acto que no se
otorga en la forma exigida por la ley no queda concluido como tal mientras no se
haya otorgado el instrumento previsto, pero vale como acto en el que las partes se
han obligado a cumplir con la expresada formalidad, excepto que ella se exija bajo
sanción de nulidad (art. 285, CCyC).
Relativo a la forma de transmisión del título por endoso o por entrega manual (art.
1618, CCyC) se advierte la congruencia con el dato de que los títulos valores tienen
un régimen propio (Cap. 6, Tít. V, Libro Tercero).
Las letras de cambio, pagarés a la orden y acciones al portador son documen- tos de
carácter comercial, cuya transmisión y efectos están regidos por las disposi- ciones
apuntadas. Por tanto, es necesario, para que estas disposiciones sean apli- cables,
que se trate de letras o pagarés a la orden, pues en caso contrario, es decir, si fuesen
concebidos nominalmente, quedarían regidos por las disposiciones de la cesión de
créditos15.
Si el creador del título valor incorpora la cláusula “no a la orden” o equiva- lentes, la
transferencia del título valor debe hacerse conforme con las reglas de la cesión de
derechos, y tiene los efectos propios de la cesión (art. 1838, CCyC).
A propósito se agrega que la transmisión se produce entre las partes por el solo
consentimiento, mientras que frente a los terceros hace falta la notificación al
deudor, como requisito para la oponibilidad.
En efecto, con la fórmula del artículo 1619, CCyC, en cuanto establece que “hay
contrato de cesión cuando una de las artes transfiere a la otra un derecho”, se
sostiene el carácter transmisivo en lugar del carácter meramente declarativo.
El convenio que contiene la cesión incluye los intereses, las garantías (fianza, prenda,
hipoteca), los privilegios que no sean meramente personales: Derecho de anticresis
(art. 2212, CCyC), derecho de retención (art. 2292, CCyC), frutos naturales o civiles
de la cosa objeto del derecho cedido, las ganancias de una sociedad por acciones y el
pacto de retroventa (art. 1163, CCyC). Queda excluido el pacto de la preferencia (art.
1165, CCyC).
También incluye la cesión las acciones en tanto resultan “necesarias para sa- tisfacer
el interés del acreedor”. Advertidos que las acciones no son solo las accio- nes
judiciales, sino también las que correspondan al contrato.
Como consecuencia directa de los alcances del artículo 1619, el cedente debe
entregar el título en el cual conste el crédito, como así también sus accesorios; de
igual modo debe instrumentarse la transmisión de las garantías.
Debe transmitir al cesionario los intereses vencidos que perciba. Sobre estos últimos
se objetaba criteriosamente que el artículo 1458, CC parecía disponer lo contrario, es
decir que el cesionario es el titular de todos los intereses vencidos, percibidos o no,
por lo que se planteaba necesario establecer que los intereses de- vengados, pero no
percibidos, corresponden al cedente en tanto le pertenecen por haber ingresado en
su patrimonio con anterioridad a la transferencia. En cambio, los intereses aún no
devengados serán del cesionario por su accesoriedad al crédi- to. Eso es lo que
dispone el derecho italiano, que da una solución de mayor justicia (art. 1263,
Codice)18.
Ahora la solución puede encontrarse en el artículo 754, CCyC aunque relativo a las
“obligaciones de dar cosa cierta para constituir derechos reales” (Tít. I, Libro 3)
cuando prescribe que hasta el día de la tradición los frutos percibidos perte- necen al
deudor; a partir de esa fecha, los frutos devengados y los no percibidos corresponden
al acreedor.
El artículo 1682, CCyC es coherente con la regla del artículo 1036, CCyC, el cual
establece que la responsabilidad por saneamiento existe aunque no haya sido
estipulada por las partes, aunque estas pueden aumentarla, disminuirla o supri-
mirla. No obstante, las cláusulas de supresión y disminución de la responsabilidad
por saneamiento son de interpretación restrictiva (cfme. art. 1037, CCyC).
La “existencia” del derecho significa que este debe tener vigencia y virtualidad
encontrándose en el patrimonio de quien transmite al tiempo de la transferencia, ya
que en caso contrario el cedente será responsable civilmente. El crédito se en-
tenderá inexistente cuando se encuentre extinguido al momento de la cesión por
alguna de las causas que la ley prevé para ello, por ejemplo, el pago, la compensa-
ción, la remisión de la deuda, la prescripción liberatoria o la novación.
En orden a que el derecho debe ser “legítimo”, supone que constituye un ver- dadero
título de la obligación y posee validez por sí mismo, extremo que se verifica cuando
no tiene vicios de forma o de orden sustantivos que lo hagan impugnable por la
anulación o nulo por su configuración20.
El cedente no solo responde por la existencia del crédito, sino también por la
existencia de sus accesorios comprendidos en la cesión: Prenda, hipoteca, warrant,
debenture, anticresis, privilegio, fianza, etc.
La garantía por la existencia y legitimidad del crédito requiere, como regla ge- neral,
que medie sentencia que reconozca el derecho del tercero opuesto o invoca- do ante
el cesionario.
Pero esta garantía no se debe cuando el crédito ha sido cedido como litigioso o
dudoso. Tampoco cuando hay renuncia a ella por parte del cesionario. Cabe pre-
cisar que el crédito dudoso, por oposición al crédito cierto sobre cuya validez no
plantea duda, lo será cuando al tiempo de la cesión se lo haya transmitido sin dar
certeza de su existencia y legitimidad21.
Si la cesión es a título gratuito, se aplica la regla del artículo 1035. Así, el adqui- rente
a título gratuito solo puede ejercer en su provecho las acciones de responsa- bilidad
por saneamiento correspondiente a sus antecesores.
Del cedente de mala fe, podrá el cesionario exigir además la diferencia del valor
nominal del crédito cedido y el precio de la cesión (art. 1629, CCyC).
La garantía acerca de la solvencia del deudor por parte del cedente tiene el carácter
subsidiario que es propio de tal calidad. En consecuencia, el cesionario no puede
dirigirse contra el cedente sin antes agotar previamente los bienes del deudor
cedido, así como también las fianzas y garantías reales establecidas para seguridad
del crédito, a menos que el deudor cedido haya sido declarado en quie- bra o se
encuentre concursado.
15.5. Restricciones
Los efectos entre las partes (cedente y cesionario) se producen desde que
manifiestan su consentimiento (art. 1614, CCyC), pero en relación a los terceros
(deudor cedido, cesionarios sucesivos, o acreedores) es necesaria la notificación del
acto.
Desde la transmisión del crédito conocida por el deudor cedido, opera la sus-
titución de su acreedor en el vínculo de la obligación, de modo que aquel queda
comprometido frente al cesionario.
En tanto ello no ocurra, el deudor queda liberado de la obligación por el pago hecho
al cedente antes de la notificación (art. 1621, CCyC).
La notificación al deudor cedido puede ser realizada por cualesquiera de las dos
partes del contrato, cedente o cesionario, aunque generalmente es este último el más
interesado en hacer conocer la transmisión del crédito al deudor cedido, pero es esta
una cuestión de hecho que no modifica la verdadera legitimación a favor de ambos
sujetos de la obligación.
Para que pueda sostenerse la eficacia de la notificación frente a otros terceros, ella
puede hacerse por instrumento público o privado modificando la exigencia
contenida en el CC del instrumento público.
Los pagos hechos por el cedido al cedente antes de serle notificada la cesión, así
como las demás causas de extinción de la obligación, tienen efecto liberatorio para él
(art. 1621, CCyC).
A partir de la regla de que los contratos no pueden perjudicar a terceros (arts. 1021 y
1022, CCyC), combinada con el artículo 1621, CCyC, surge que la cesión del derecho
no puede empeorar la situación del deudor cedido que ha sido extraño a ella y, por lo
tanto, este último puede alegar y oponer al cesionario todas las excep- ciones y
defensas que podría hacer valer contra el cedente. Así, el deudor puede oponer al
cesionario cualquiera otra causa extintiva de la obligación distinta del pago, siempre
que hubiese ocurrido con anterioridad al traspaso del crédito.
Asimismo, puede alegar los supuestos de liberación que igualmente hubiera podido
invocar frente al cedente, tales como la de haber pagado (cfme. arts. 883 y 880,
CCyC) o la remisión fundada en la entrega del documento original de la deuda (art.
950, CCyC).
En caso de concurso o quiebra del cedente, la cesión no tiene efectos respecto de los
acreedores si es notificada después de la presentación en concurso o de la sentencia
declarativa de la quiebra (art. 1623, CCyC). Se refiere la norma a la noti- ficación del
deudor cedido.
De esta norma, resulta que cuando el contrato de cesión se concretó con ante-
rioridad a la fecha de la cesación de pagos, la notificación surte pleno efecto hacia los
acreedores del cedente, aun cuando es hecha después de la cesación de pagos, pero
antes de la presentación en concurso o del decreto o sentencia de quiebra.
Para que la cesión de derechos creditorios sea oponible a terceros que tengan interés
legítimo –en el caso, los acreedores del cedente fallido–, debe haber sido notificada
por el cesionario al deudor cedido en fecha anterior al auto de apertura concursal del
cedente, en tanto la mentada cesión es oponible a dicho acto, sin perjuicio de que, si
el negocio es oneroso, el cesionario resulte acreedor del ceden- te por la garantía de
evicción y, en tal carácter, pueda concurrir a prorrata con los demás acreedores24.
Puede suceder, sin embargo, que la anotación del embargo sea anterior a la
notificación, pero posterior a la celebración del contrato de cesión26. La situación
legal es que se produjo la transmisión entre las partes por efecto del consenso, pero
no es oponible frente a terceros porque no se hizo la notificación. En este caso, el
cesionario invoca un derecho de propiedad, porque a él ha sido transmitido el
crédito, por aplicación de la regla general, pero, al no mediar notificación, tiene
preferencia el acreedor.
Sucede que esa disposición puede estar referida a otro contrato base distinto de
aquel del cual resulta el derecho al crédito; la causa de la cesión puede orien- tarse a
otro negocio jurídico entre el cedente y el cesionario con el propósito de sa- tisfacer
las obligaciones que surgen de él o incluso para garantizarlas; las variantes para
alcanzar esos propósitos son las que establezcan las partes a partir del conte- nido de
la disposición patrimonial, siempre que la causa final y objetiva persegui- da sea
merecedora de la protección judicial.
22.1. Variantes
C) Cesión fiduciaria: Puede ser que se transmita el crédito para garantizar otro, y
si se paga la deuda principal se restituye el crédito. El deudor cede el crédito en
propiedad al acreedor, pero se trata de un fideicomiso en ga- rantía y una vez que
cobra su crédito vuelve al deudor. La proximidad con la cesión pro solvendo es
notable, aunque en esta la transmisión de propie- dad es fiduciaria.
Las reglas de la prenda de créditos se encuentran en los artículos 2232 a 2237, a los
que se le aplican supletoriamente las reglas sobre prenda de cosas (art. 2232, CCyC).
1.2 Capacidad para ceder. Incapacidades para ceder y para ser cesionario.
1.3 Objeto de la cesión. Cesiones de objeto prohibido. Forma de la cesión: principio
general. Acciones litigiosas.
1.4 Efectos de la cesión con relación a las partes: alcance. Incobrabilidad del crédito
cedido de mala fe: efectos. Presupuestos de la admisibilidad de la pretensión del
cesionario contra el cedente. Efectos con relación a terceros. Calificación de terceros.
Formas: a) notificación; o b) aceptación por parte del deudor cedido. Contenido de
la notificación.
2. CESIÓN DE DEUDAS: