Porque La Lucha Por Un Hijo No Termina
Porque La Lucha Por Un Hijo No Termina
Porque La Lucha Por Un Hijo No Termina
Fotografías de
Daniel GM
DGBUV 2020/25
D. R. © Universidad Veracruzana
Dirección Editorial
Nogueira núm. 7, Centro, cp 91000
Xalapa, Veracruz, México
Tels. 228 818 59 80; 228 818 13 88
direccioneditorial@uv.mx
https://www.uv.mx/editorial
ISBN: 978-607-502-853-8
DOI: 10.25009/uv.2435.1518
Este libro fue impreso gracias al apoyo financiero de la Fundación Heinrich Böll. Las opiniones
ver-tidas por los autores en las páginas siguientes no representan las que pudiera sustentar la
Fundación.
Impreso en México
Printed in Mexico
tivos estatales (los más visibles ante la opinión pública han sido Solecito Veracruz y Colectivo
María Herrera de Poza Rica) ni en los artículos y reportajes sobre su labor. Quiero, sin em-
bargo, anotar las entrevistas hechas a Aracely Salcedo en Deutsche Welle (1 de abril de 2019)
y en Radio France (15 de febrero de 2018).
3 Acaba de hacerse pública una serie de entrevistas realizadas por el Instituto Mexicano
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4 Adscrito
a la extinta Procuraduría General de la República (pgr).
5 Adscrito
al Sistema Nacional de Seguridad Pública (snsp).
6 Adscrito a la Fiscalía General del estado de Veracruz (fge).
7 En una entrevista televisada, Aracely Salcedo afirmó que, en 2015, se calculaba que
solo se hacía una denuncia por cada seis desapariciones (Serapaz, 2015).
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8 Datos
recabados en entrevista de Alberto Olvera a la licenciada Anaís Palacios, realizada
en agosto de 2019.
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Este libro
9 Muestra de ello es la demanda de las familias de las víctimas del atentado al bar Caballo
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10 Como un ejemplo de que esta colusión sigue vigente, muestro estas notas recientes: el
7 de junio de 2020, se publicó la detención, por parte de agentes ministeriales, de dos miembros
de unas llamadas Fuerzas Rurales, presuntamente ligadas a desapariciones, que se encontraban
resguardados en el cuartel militar Miguel Hidalgo, de Orizaba. Uno de ellos es Carlos N, lí-
der cañero del ingenio Central Motzorongo. A raíz de estas detenciones, se desataron protestas
de los cañeros en la zona (Al Calor Político, 7 de junio de 2020a y 7 de junio 2020b).
11 Si Javier Duarte ignoró las demandas del Colectivo, obligando a sus integrantes a inter-
pelarlo públicamente en varias ocasiones, y Miguel Ángel Yunes hizo promesas que olvidó
rápidamente, Cuitláhuac García, en una reunión pactada con los familiares en Orizaba, con-
dicionó la audiencia a que solo estuvieran presentes los familiares de siete desaparecidos en
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Palabras finales
octubre de 2019, provocando el enojo de las familias de más de 50 víctimas que esperaban
fuera del hotel donde se hospedaba. El mandatario estatal terminó por escaparse por la puerta
trasera del recinto (Zavaleta, 2019 y testimonios personales de madres).
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Referencias
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Animal Político. 5 de abril de 2017. Fosas de Santa Fe. Buscando a un hijo desaparecido
en México. https://www.youtube.com/watch?v=NnCNOyAygqo
cencos. 25 de julio de 2018. Lucha por los desaparecidos en Orizaba-Córdo-
ba, Veracruz. Centro Nacional de Comunicación Social, A. C.
https://www.youtube.com/watch?v=FrYdBuyCsGc
Centro de Derechos Humanos Toaltepeyolo. 2016. A mí no me va a
pasar. Documental sobre desaparecidos. Centro de Derechos Hu-
manos Toaltepeyolo A. C./Colectivo Familias de Desapareci-
dos Orizaba-Córdoba/Producciones Audiovisuales En la Línea.
https://aristeguinoticias.com/2612/mexico/a-mi-no-me-va-a-
pasar-documental-sobre-desaparecidos-video-completo/
. 2019. Retrato de la Memoria. Serie de cortos documentales. Centro de
Derechos Humanos Toaltepeyolo A. C./Colectivo de Familias
de Desaparecidos Orizaba-Córdoba/Producciones Audiovisua-
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Aracely Salcedo,
madre de Fernanda Rubí
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Yo recuerdo en las primeras horas que fui a buscar a mi hija, fui a poner
una denuncia. No me la quisieron tomar, me dijeron que mi hija andaba
de fiesta tomando, que se había ido con algún novio o, en el mejor de los
casos, se había conseguido un hombre rico y se había ido con él. Esas fueron
sus palabras.
Y yo, llorando, le suplicaba ahí en la ventanilla a la oficial. Me hubiera
gustado haber tenido la pericia de haberle preguntado “¿Cómo te llamas?”
o de haberme fijado en su gafete. Pero en ese momento no piensas en nada,
vas con el dolor, con la angustia, con la incertidumbre y yo me di la vuelta,
llorando. Uno de mis hijos iba conmigo y, cuando me di la vuelta, me abra-
zó. Así empezamos la búsqueda de Rubis.
Comenzamos a volantear, a buscarla en hospitales, en la Cruz Roja, en
todos los servicios de salud posibles, tanto aquí en Orizaba como en Córdo-
ba ¡y en muchos lugares! Hasta que me pusieron un “estate quieto”. Me di-
jeron que no denunciara, que no hiciera absolutamente nada, que si no, no
iba yo a volver a saber de ella. Eso fue inmediatamente, como a las 27 horas.
Al día siguiente fue cuando yo marqué al teléfono de Rubí y me contestó
el tipo que me insultó y que me dijo que no la tenía. Hoy sé que teníamos
derecho a que se investigaran las sábanas de llamadas correctamente, a que
eso se mandara a servicios periciales con Inteligencia, a que fueran proporcio-
nados los videos de la C4 del antro. Pero nada de eso se hizo en ese momento.
Y yo tenía un desconocimiento total, porque no había quien me apoyara, no
existía el A, B, C de los desaparecidos, yo caminaba sola con mis hijos, porque
cuando te pasa algo así te quedas sola, sin familia, sin amigos. Había fami-
lias con desaparecidos, pero no habían salido a la luz.
Así empecé a recorrer ese camino. Contacté a una persona, sus dos her-
manos habían sido secuestrados. Me sugirió ir a la Marina. Y, para ir hasta
allá, me trasladaron como si fuera delincuente: agachada, completamente
tapada en un vehículo. Luego me cambiaron de vehículo, para sacarme de
aquí, porque me decían que me andaba siguiendo “la gente”.
—“La gente” sabe que te vas a mover –me decían.
En la Marina me revictimizaron al pedirme que volviera a exponer todo:
cómo había sido, minuto a minuto, qué había pasado, qué me habían di-
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El trabajo en el Colectivo
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Las autoridades
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Palabras finales
Quiero agradecer a mi padre, el señor Fernando, por estar conmigo. A mis hijos
Irving, Giovanni y Alexiss, por haberme escogido como su madre. A mis nue-
ras: a Laura, que es mi segunda hija y que llora la ausencia de Rubí, porque
se quieren como hermanas, y a Fritzy. A mis hermosos nietos Joseph, Evans,
Santiago y Aithana, por mantener la memoria siempre en presente de su tía
Rubí. A nuestro ángel, Iker Santiago, quien nos protege desde el cielo y que
cuida a su mami día a día.
Quiero agradecer a Dios por poner en mi camino a mis ángeles sin alas
pero que caminan a diario en la búsqueda de mi hija, que me han ense-
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Guadalupe Rodríguez,
madre de Alain Emilio
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Ángel Josué era un niño hiperactivo, era muy sano. Le gustaba su-
birse a los árboles. Era muy celoso cuando chiquito: bastaba con que me chu-
learan para que agarrara piedras y se las aventara al imprudente galán. Pero
también era bondadoso: si veía niños más chiquitos les regalaba sus jugue-
tes. No era nada envidioso.
Pero no dejaba de ser travieso. Una vez, forcejeando con su hermano,
este le aventó la bicicleta y, como estaba más chiquito, se le enterró el pedal
en la mandíbula. Tuvieron que llevarlo a suturar al hospital; aquel incidente
le dejó una cicatriz. También era muy tímido y tenía un gran amor por mí.
Siempre me decía: “Ma, cuando yo crezca te voy a comprar un coche”. “Ma,
cuando yo crezca te voy a comprar todo lo que tú quieras.”
En una ocasión, cuando tuve un principio de neumonía por acomodar
carnes frías en los refrigeradores de la tienda donde trabajaba como depen-
dienta de salchichonería, ya estando él en la secundaria, de los dos herma-
nos, era él quien me decía: “¿Qué te duele? No te preocupes, ma”.
Y corría, y como él podía me hacía un té, me lo llevaba a la cama y se
acostaba junto a mí para confortarme. Era muy sensible y mucho más ma-
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Palabras finales
Fue un desafío para mí, lo es día a día platicar esta pesadilla. Sin embargo,
me sirvió de mucho ejercitar mi memoria y no olvidar ningún detalle sobre
la desaparición de mi hijo Ángel Josué Avelino Conde, reconstruir cada se-
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Sentí mucho dolor al contar esto, ya que, al narrar todo, volví a vivir lo que
sufrimos toda la familia y seguimos sufriendo, desde el momento de su des-
aparición. Me hizo pensar de nuevo en dónde podría estar mi sobrino, si
estaría sufriendo… De cualquier modo, estoy agradecida por haber sido to-
mada en cuenta para este proyecto que plasma el dolor de la familia después
de la desaparición de un ser querido.
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Palabras finales
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Mi hijo era un niño bien lindo. Le decían Chino, porque ese pelo así chino
chino lo tenía. Cualquier gente a la que uno le pregunte por él le va a decir
que lo estimaba. Le gustaba mucho ayudar a las personas. ¡Cómo me acuer-
do! Un día estaba ya acostada durmiendo y me hablaron por teléfono, que
se estaban inundando las dos cuadras hacia abajo de donde vivimos. El río se
había metido a las casitas.
Él oyó, se paró rápido y se fue a ayudar a los policías de ahí de Orizaba
a sacar a las gentes. A las señoras las sacaba cargando, hasta lo vacilaban por-
que dicen que sacaba a las señoras en los brazos. Era muy caritativo, era muy
buena persona; para todo, vaya. Todo mundo lo conocía como un buen mu-
chacho. Era un niño sano. Por eso digo yo: no se vale que lo criminalicen, si
no lo conocían. Yo puedo meter las manos al fuego por mi hijo, porque yo
sí lo conocía. ¿Quién más que una como madre? Porque yo siempre he dicho:
los hijos se quieren y se quieren mucho, pero una debe de reconocer cuándo
el hijo la está regando. Y mi hijo no era de esos, ¡de veras! No era de esos.
Mi hijo a sus 25 años se encantaba jugando sus videojuegos, así era como
él descansaba. Llegaba del trabajo al otro día, se dormía un rato, desayunaba;
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Como madre soltera, me dejé del papá de Yair cuando mi niño tenía
año y medio, porque me golpeaba mucho y yo no quise que mi hijo creciera
con tanta violencia, con golpes, que aprendiera cosas malas de su papá. Así
que me retiré de él, lo dejé y me puse a trabajar. Él muchas veces me lo quiso
quitar, pero yo siempre luché por mi hijo.
Yair estudió su primaria, una parte de su secundaria y a los 18 años,
exactamente, se fue al ejército. Cuando cumplió el tiempo que tenía que cum-
plir, se dio de baja. Salió bien de ahí. Yo lo acompañé a que le dieran los
centavos que le tenían que dar. Además, salió con buenas recomendaciones
de la Sedena, de la Marina.
Regresó a Orizaba y entró a trabajar a la policía bancaria. En ese enton-
ces conoció una mujer y vivió 10 años con ella. Tuvo una niña y un niño.
El niño nació antes de tiempo, está enfermo. Tuvo muchos problemas con
la mujer, seguido se peleaban porque la mujer lo engañaba muchas veces.
Lo engañó mucho.
Mi hijo se salió de la policía bancaria, luego entró a la policía de Maria-
no Escobedo. De ahí salió porque hicieron cambio de presidente munici-
pal, así que se metió de comerciante. En otra ocasión, lo contrataron para
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Sara Hubert,
abuela de Ramón Antonio
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Margarita Morales,
madre de Filiberto
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1 https://www.alcalorpolitico.com/informacion/agente-de-transito-gerente-y-operador-
de-gruas-los-asesinados-en-bar-de-cordoba-239516.html#.XnpMMYgzbBU. https://www.pres-
sreader.com/mexico/el-mundo-de-orizaba/20170725/281479276480856
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Laura Hernández,
madre de Christian Orlando
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Palabras finales
Al participar en este proyecto, me sentí bien al ver que aún hay gente que se
interesa en esa parte humana, ese dolor que ahoga, por el que atravesamos.
Muy poca gente nos entiende y, lejos de sentirnos apoyados, somos silencia-
dos, señalados, y muy pocas personas en verdad nos apoyan. No teníamos
idea de qué se trataba cuando llegamos, pero siempre vamos con la mente
abierta, porque estamos tan expuestos a tantas cosas, que es difícil asirse a
una sola idea. Me gustó el proyecto, de tener la posibilidad de recordar a nues-
tros hijos, de que ellos y sus familias sean conocidos desde nuestra propia
voz. Que se sepa que vivimos siempre con la angustia de volverlos a ver. Ellos
tienen familia, tienen sueños, metas. Y se los arrancaron. Queremos ser escucha-
das y es muy importante haber tenido la oportunidad.
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Enriqueta Aparicio,
hermana de José Jaime
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Palabras finales
Es difícil expresar lo que sentí al participar en este proyecto. Fue volver a re-
cordar los momentos en los que empezó nuestro peregrinar en la búsqueda
de mi hermano y revivir la incertidumbre de no saber de él. Volver a pensar
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Daniel GM,
fotógrafo
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IV. Norma Muñoz, fallecida el 18 de abril de 2016, madre de Miguel Ángel García
Muñoz, desaparecido el 27 de agosto de 2012.
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VI. María Eugenia Molina, madre de Pedro Iván Ramos Molina, desaparecido el 3 de septiembre de 2012.
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VII. Laura Mora Castro, madre de Marco Julio Gómez Mora, desaparecido el 14 de octubre de 2012.
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VIII. Alejandra Pérez Rosas, madre de Yair Déctor Pérez, desaparecido el 25 de febrero de 2013.
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IX. Sara Hubert, abuela de Ramón Antonio Ponce Hubert, desaparecido el 3 de septiembre de 2013.
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X. Margarita Morales, madre de Filiberto Márquez Morales, desaparecido
el 14 de octubre de 2013.
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XII. Eloísa Campos Castillo, madre de Randy Jesús Mendoza Campos, desaparecido el 2 de agosto de 2014.
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XIII. Enriqueta Aparicio, hermana de José Jaime Aparicio Trujillo, desapareció el 6 de septiembre de 2014.
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XIV. Delia María Cadó, pareja de Zito Ángel Zanatta Vidaurri, desaparecido el 18 de octubre de 2014.
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XV. Catalina Hernández Enríquez, madre de Hugo Trujillo Hernández,
desaparecido el 11 de diciembre de 2015.
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XVIII. María del Carmen Mora Oseguera, madre de Antonio de Jesús Martínez
Mora, desaparecido el 19 de enero de 2017
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XX. María Elena Rosete, madre de Kimberly Kristel Jalil Rosete, desaparecida el 29 de noviembre de 2017.
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XXI. Mujeres del Colectivo Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba.
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XXII. Antes de pintar.
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Los colaboradores
Sensibilizar a la sociedad para que dejen de criminalizar
a los desaparecidos y a sus familias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243
Daniel GM
“… si se puede ayudar en la difusión a través del video,
pues adelante. Es lo que yo sé hacer, lo que me gusta hacer” . . . . . . . . 251
Víctor Hugo Guzmán
“En ellas vi el valor que tienen al realizar este tipo de trabajo,
que me pareció algo admirable en una mujer” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
Aldo Daniel Hernández
Nigan Tonogue. Aquí estamos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269
Celia del Palacio