Examen Selectivo
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DOCUMENTO 1
DOCUMENTO 2
DOCUMENTO 1
- En cuanto a la idea principal podemos decir que es la propia ley electoral que se
aprueba para así informar a las personas de quien podrá adquirir el derecho
electoral con el sufragio censitario elegido por el nuevo gobierno. Por otro lado las
ideas secundarias son los artículos presentes de esta ley, es decir, en el primer
artículo nos dice que solo los que se inscribieron en las listas del Censo en el plazo
correspondiente, pueden votar para elegir a los Diputados a Cortes, y en el siguiente
nos informa de que para ser elector en esas listas se debe ser mayor de 25 años y
se ha de pagar la contribución territorial que son 25 pesetas con 1 año de antelación
o el subsidio industrial con dos años de adelanto y son 50 pesetas.
DOCUMENTO 2
- La idea principal de este texto es la defensa de que el sufragio universal es una mala
elección para llevar a cabo un régimen político desde el punto de vista del
conservador Antonio Cánovas. Seguidamente nos encontramos con las ideas
secundarias que serían el porque este sufragio es una mala institución política, es
decir, según él, este sufragio no es compatible con un sistema monárquico y que
además este sufragio es parte de un socialismo excesivo y anarquista que deja
votar en las urnas a gente sin recursos, es decir, personas de la clase baja que no
permiten que haya cierto orden. Además muchos piensan que con su voto se podría
establecer una soberanía o cambiar el régimen político de ese momento.
CONTEXTO
Por lo tanto, se llevaba a cabo el turnismo como modelo político entre el partido
conservador liderado principalmente por Cánovas del Castillo, quienes querían instaurar el
sufragio censitario, limitar los derechos y un Estado laico y además, estaban apoyados por
las clases altas. El otro partido era el liberal fusionista, liderado por Práxedes Mateo
Sagasta, cuyo ideario era implantar el sufragio universal, ampliar los derechos y restringir
los poderes de la Iglesia; estaban apoyados por las clases medias acomodadas. Aunque
tenían diferencias en cuanto al ideario, los dos querían instaurar a Alfonso Xll como rey,
también tener un Estado unitario y centralista y querían redactar una Constitución. Por
último estaban de acuerdo con utilizar los fundamentos del liberalismo.
Para hacer funcionar este sistema, primero se pactaba cuando tenía que hacer el cambio de
partidos, cosa que se encargaban el rey y los líderes de estas formaciones políticas.
Normalmente se hacía este cambio de gobierno cuando el partido que estaba en el poder
llevaba mucho tiempo, había algún escándalo etc. Luego el propio rey se lo daba a la
oposición, disolvía las Cortes y convocaba elecciones las cuales eran manipuladas por el
partido que gobernaba para ganarlas. Seguidamente se llevaba a cabo el encasillado que
era una operación que consistía en hacer una lista de los candidatos para diputados, del
partido del gobierno y de la oposición, que “debían” salir elegidos por los distintos distritos
electorales. Esto era un operativo manipulador de las elecciones durante la Restauración y
eran elaborados por el Ministro de Interior de acuerdo con los dirigentes de los partidos
turnantes. La “orden” de quién debía ser elegido se trasladaba a los gobernadores civiles y
estos, a su vez, la trasladaban a los caciques para así “asegurar” el resultado mediante
métodos persuasivos. Por último se realizaba el pucherazo que era un conjunto de trampas
destinadas a manipular los resultados de las elecciones para beneficiar a un partido
(generalmente, el que lleva a cabo esta práctica) y se hacían trampas como, el voto de
muertos, el cambio de urnas, voto de una persona más de una vez…
Con todo esto se llevaba a cabo el turno de partidos en la Restauración donde estos se
alternaban el poder entre 1876 y 1898, aunque entre estos años se sufre una crisis del
sistema con la muerte del rey y se realiza el Pacto del Pardo donde firman que a partir de
aquí se proporcionará estabilidad al régimen y supuestamente se pacta una alternancia de
gobierno sin sobresaltos, es decir, un “turno pacífico” entre los dos partidos, comenzando a
gobernar el partido liberal de Sagasta que fue una época de grandes avances sociales.
5. Desarrolla brevemente las guerras que han tenido lugar en España a lo largo del
siglo XIX.
A lo largo del siglo XlX se han producido un total de 11 guerras en las que España
ha participado.
La primera que tuvo lugar en este territorio fue la Guerra de las naranjas (1801), que fue un
corto enfrentamiento bélico entre España y Portugal, provocado por el interés de Napoleón
en atacar a Inglaterra porque España firmó un tratado con Francia para declarar la guerra a
Portugal si esta le daba apoyo a los ingleses. Godoy le pidió a Portugal que rompiera las
relaciones con Inglaterra, cosa que esta se negó y por lo tanto se produjo esta guerra que
duró 18 días y terminó con la victoria española y con el tratado de Badajoz.
Desde 1833 hasta 1839 se llevó a cabo la l Guerra Carlista, una guerra dinástica e
ideológica entre los Carlistas, que era el bando que apoyaba a Carlos María Isidro para que
fuera el nuevo monarca, y entre los isabelinos que apoyaban a isabel como reina legítima,
tras la muerte de Fernando Vll en 1833. Este conflicto empieza con las revueltas carlistas en
el norte de las zonas rurales y tiene tres fases. Primero se producen las victorias Carlistas
con el general Zumalacárregui pero acaba muriendo. Después se hicieron expediciones
carlistas pero era un ejército muy débil comparado con el de Isabel y acaban fracasando.
Por último gracias al general Espartero los isabelinos obtienen la victoria y esto acaba con
una división de los carlistas y con la firma del Convenio de Vergara y se proclama a Isabel ll
como reina de España.
La siguiente guerra es la ll Guerra Carlista (1846-1849) que no fue tan violenta como la
primera y se produjo debido a que no se produjo el matrimonio de Isabel ll con Carlos Vl,el
hijo de Carlos María Isidro. Esta guerra podemos decir que fue un levantamiento producido
en una región de Cataluña y los carlistas fueron muy fácilmente derrotados.
Más tarde se realizó la Guerra de África (1859-1860) que se llevó a cabo durante el reinado
de Isabel II ya que el RIF en Marruecos atacaba a Ceuta y Melilla y se inició una guerra
contra el sultán cuyos objetivos fijados eran la toma de Tetuán y de Tánger aunque este
último no llegó a tomarse debido a la firma de un armisticio y el Tratado de Wad-Ras.
España salió victoriosa de esta guerra, le puso una indemnización económica y se quedó
con Ceuta, Melilla y con Sidi Ifni.
A esta guerra le sigue la de la Conchinchina (1858-1862) que se produjo por una alianza
contra el Reino de Annam por parte de Francia y España que envió una expedición
marítima para castigarlo por los asesinatos de católicos y misioneros franceses y españoles.
Napoleón III solicitó la participación de la flota española instalada en Filipinas para apoyarle,
y al mando de los españoles se nombró al coronel Bernardo Ruiz de Lanzarote. Desde
Manila, la flota española se unió a la francesa atacando la bahía de Turana para capturar la
capital, cosa que no consiguieron. Después la flota combinada se dirigió a Saigón asaltando
la ciudad el 17 de febrero de 1859 con pocos hombres europeos y en 1862 se daba fin al
conflicto tras la conquista del área de Cochinchina. El 5 de junio de 1862, se firma un
tratado de paz entre Francia y el rey de Annam en el que no hubo participación española.
Por último nos encontramos con la lll Guerra Carlista (1872-1876) que enfrentó a los
partidarios de Carlos, pretendiente carlista al trono, y los gobiernos de Amadeo I, de la I
República y de Alfonso XII. Primero tuvieron lugar las primeras victorias carlistas pero sus
fuerzas fueron disminuyendo ante el buen accionar del régimen y culminó con una nueva
derrota carlista.