Novena
Novena
Novena
de Aguinaldos
En estas fechas especiales, seguimos comprometidos
con la defensa de nuestro país, para que tú puedas
compartir en familia la alegría de la Navidad.
Oración para todos los días
B
enignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los
hombres, que les disteis en vuestro hijo la prenda de vuestro amor,
para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en
un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos
los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
Amén.
S
oberana María que por vuestras grandes virtudes y especialmente
por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese
por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis
mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena,
para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo. ¡Oh dulcísima
madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura
con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle,
amarle y adorarle por toda la eternidad.
Amén.
O
h santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús!
Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos
misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a
tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis
al Divino Niño, me abracéis en fervorosos deseos de verle y recibirle
sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el
cielo.
Amén.
A
cordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable
Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos
vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra
pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir,
pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos
de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a
exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para
conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos
infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos
entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará
frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina
promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica.
Amén.