Platicas Confirmación

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MATERIAL PLATICAS PAPAS Y PADRINOS CONFIRMACIÓN 2022

PLATICA DIA 1
¿QUÉ ES UN PADRINO?
Padrinos son Testigos Conocer a alguien quien vive su fe es un ejemplo muy poderoso. El candidato te selecciono como
un guía en el camino de fe. Como testigo, debes de preguntar, “¿Está creciendo mi ahijado en su fe? ¿Cómo puedo ayudar
a este joven en su conocimiento de Dios y en su desarrollo como Católico?”

Padrinos son Amigos El padrino sirve como compañero a su ahijado. Si usted y su ahijado viven cerca de cada uno, puedes
hacer una persona integral en la vida de el o ella. Si viven lejos, una llamada por teléfono o nota recaudatoria del
compromiso que ha hecho usted a su ahijado significa que como padrino, servís como un amigo adulto.

Padrinos son un modelo a seguir Antes de que usted se siente abrumado con responsabilidad, recuerde que no es
necesario ser perfecto. Simplemente es necesario retarse a crecer en su propia fe, y poner en práctica lo que una vida
entregada a fe requiere. Este proceso es un viaje para usted y su ahijado. Crecer en su propia fe es importante. Ejemplos
de cómo realizar esta meta siguen: atienden misa juntos, atienden el sacramento de Reconciliación y hablen del efecto de
los sacramentos en ti mismo y en la vida de usted.

Un Padrino que refleja a DIOS Aceptando el papel de padrino quiere decir que usted humildemente puede ayudar a que
Dios toque el corazón, el tipo de vida, y el desarrollo de fe de su ahijado. Orando ayuda a acordarle que no lo estas asiendo
solo, y a sentir el movimiento del Espíritu Santo en la vida diaria. ¡Ore por su candidato diariamente!

EL PAPA DICE A LOS PADRES QUE ES NECESARIO QUE SUS HIJOS RECIBAN EL SACRAMENTO
DE LA CONFIRMACIÓN

La Confirmación, es un sacramento que debe ser entendido «en continuidad con el Bautismo al que está vinculado
inseparablemente». El Santo Padre ha pedido a los padres que hagan lo necesario para que sus hijos sean confirmados.

«Estos dos sacramentos, junto con la Eucaristía -ha explicado- constituyen un acontecimiento único salvador: la iniciación
cristiana - en la que somos insertados en Jesucristo, muerto y resucitado y nos transformamos en nuevas criaturas y
miembros de la Iglesia. Esto es así porque al principio estos tres sacramentos se celebraban en un solo momento, al final
del catecumenado, por lo general en la Vigilia de Pascua. Así se sellaba el camino de formación e inserción progresiva en
la comunidad cristiana que podía durar algunos años. Se hacía paso a paso, para llegar al Bautismo, después a la
Confirmación y luego a la Eucaristía».

Con el aceite en la Confirmación, somos ungidos, y de hecho, «a través del aceite llamado 'sacro crisma', somos
conformados, con la potencia del Espíritu, a Jesucristo, que es el único verdadero ‘ungido', el ‘Mesías', el Santo de Dios».
«El término ‘confirmación' nos recuerda también que este sacramento ratifica la gracia bautismal: nos une más
firmemente a Cristo , afianza nuestra relación con la Iglesia y nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para
difundir y defender la fe, para confesar el nombre de Cristo y no sentir jamás vergüenza de la cruz».

«Por eso es importante que los hijos reciban este sacramento. Todos nos preocupamos por bautizarlos, pero quizá no
tanto de que se confirmen y así, se quedan a mitad del camino y no reciben el Espíritu Santo que nos da la fuerza para ir
adelante en la vida cristiana». Por supuesto, «es importante dar a los que se van a confirmar una buena preparación que
debe conducirlos a una adhesión personal a la fe en Cristo y despertar en ellos un sentido de pertenencia a la Iglesia».

Los 7 dones del Espíritu Santo


La Confirmación, «como todo sacramento, no es obra de los hombres , sino de Dios , que cuida de nuestras vidas para
moldearnos a imagen de su Hijo, para hacernos capaces de amar como Él. Y lo hace, infundiendo en nosotros su Espíritu
Santo, cuya acción impregna a toda la persona y toda la vida , como se refleja en los siete dones que la tradición, a la luz
de la Sagrada Escritura , ha evidenciado siempre: Sabiduría , Intelecto, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de
Dios», ha dicho el Obispo de Roma anunciando que esos dones serán el tema de sus próximas catequesis.
«Cuando acogemos al Espíritu Santo en nuestros corazones y lo dejamos actuar - ha continuado- Cristo mismo se hace
presente en nosotros y asume forma en nuestra vida. Será El, el que través de nosotros, rezará, perdonará, dará
esperanza y consuelo, servirá a nuestros hermanos y hermanas, estará cerca de los necesitados y los últimos, creará
comunidad y sembrará la paz».
La catequesis ha concluido con la exhortación del Papa a recordar el haber recibido la Confirmación, en primer lugar «para
dar gracias al Señor por este don y luego para pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos y a caminar siempre
con alegría según el Espíritu Santo que nos fue dado»

PAPA ALIENTA A JÓVENES A NO DEJAR LA PARROQUIA LUEGO DE LA CONFIRMACIÓN


“Porque muchos hacen la Confirmación y dicen adiós al párroco y no vuelven sino hasta el momento del matrimonio?.

La Confirmación es el sacramento que les da la fuerza, la fuerza para luchar, para seguir adelante y para vencer en la vida.
No es el sacramento del adiós a la parroquia”.

El Papa Francisco dice que la Confirmación es el sacramento que da “fuerza para vivir como cristiano, para luchar, porque
viene a ti el Espíritu Santo que te ayuda. Y la Confirmación nos ayudará a ir adelante en la vida, a luchar y sobre todo les
dará una cosa bellísima: porque viene el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo porta un regalo muy grande: la alegría. La
Confirmación les dará la alegría”.

A continuación el Papa cuestionó: “¿Un niño o un joven que no es alegre, está bien?” y contestó: “No, no está bien. Se
apaga y estará triste, así no está bien”. “Y si sientes tristeza y no puedes estar alegre, anda con tu mamá, con tu papá, con
el párroco, con el catequista y pregunta: ‘¿Por qué no puedo estar alegre?’ Defender la alegría. Y díganme, ¿el diablo les
da alegría?”, a lo que los asistentes respondieron: “No”. “No, te da tristeza y rabia. Te da rabia ¿y luego? Tristeza. La gente
piensa que cuando el diablo te dice ‘haz esto’, te da alegría. Es una alegría aparente”, precisó el Papa. Francisco comparó
luego la falsa alegría que da el diablo con el comer caramelos, pues cuando se comen muchos, dijo, “duele el estómago”.
“El diablo te da la alegría de un momento y luego viene el ‘dolor de estómago’ en el alma. Te enferma el alma. En vez de
eso, el Espíritu Santo te da la gloria que no enferma. ¿Entendido? ¡Sean valientes! Gracias. Y sean firmes. ¡Gracias!”,
concluyó el Papa.

El numeral 1285 del Catecismo de la Iglesia Católica indica que “con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la
Confirmación constituye el conjunto de los ‘sacramentos de la iniciación cristiana’, cuya unidad debe ser
salvaguardada”. Además señala que a los bautizados “el sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la
Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo”.

“De esta forma quedan obligados aún más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus
palabras y sus obras”.

“La Confirmación, como el Bautismo, imprime en el alma del cristiano un signo espiritual o carácter indeleble; por eso
este sacramento solo se puede recibir una vez en la vida”, señala el numeral 1317.
PLATICA DIA 2
EL PAPA DESTACA LA IMPORTANCIA DE LA CONFIRMACIÓN PARA LA UNIDAD DE LA IGLESIA

El Papa Francisco señaló, la importancia del Espíritu Santo y del sacramento de la Confirmación para mantener la unidad
de la Iglesia.“El único Espíritu distribuye los múltiples dones que enriquecen a la única Iglesia: Es el Autor de la diversidad,
pero al mismo tiempo es el Creador de la unidad”.

En su catequesis, el Papa destacó el fuerte vínculo del sacramento de la Confirmación con toda la iniciación cristiana. “De
hecho, su significado brilla a la luz del Bautismo y se hace pleno en la Eucaristía”.

Por ello, “antes de recibir la unción espiritual que confirma y refuerza la gracia del Bautismo, los confirmandos son
llamados a renovar las promesas realizadas por los padres y los padrinos el día del Bautismo”.

“Ahora son ellos mismos los que profesan la fe de la Iglesia, preparados para responder ‘creo’ a las preguntas que les
dirige el Obispo. Preparados, en particular, a creer en el Espíritu Santo, que es Señor y da la vida, y que, por medio del
sacramento de la Confirmación, les es concedido de forma particular”.

El Santo Padre destacó la importancia de acudir bien preparados al sacramento de la Confirmación: “La venida del
Espíritu exige corazones recogidos en oración. Tras la oración silenciosa de la comunidad, el Obispo, extendiendo sus
manos sobre los confirmandos, suplica a Dios que infunda su Santo Espíritu Paráclito”.

“Uno solo es el Espíritu –explicó el Pontífice–, pero al venir a nosotros, nos da sus dones: sabiduría, intelecto, consejo,
fortaleza, ciencia, piedad y santo temor de Dios”. Francisco destacó que “según el profeta Isaías, estos son las siete
virtudes del Espíritu infundidas en el Mesías para el cumplimiento de su misión”.

El Papa Francisco detalló en su catequesis el significado de los gestos concretos de la Confirmación:


“Por tradición atestiguada por los Apóstoles, el Espíritu que completa la gracia del Bautismo se transmite por medio de la
imposición de manos. A este gesto bíblico, para expresar mejor la efusión del Espíritu que impregna a quienes lo reciben,
desde el principio se le ha añadido la unción del óleo perfumado, llamado crisma, que permanece en uso hasta el día de
hoy, tanto en Oriente como en Occidente”.

“El óleo es la sustancia terapéutica y cosmética que, en contacto con la piel del cuerpo, cura y perfuma las heridas. Para
estas cualidades fue asumido por el simbolismo bíblico y litúrgico, para expresar la acción del Espíritu que consagra e
impregna a los bautizados, embelleciéndolos con sus carismas”.

En concreto, “el Sacramento se confiere mediante la unción del crisma sobre la frente, efectuada por el Obispo con la
imposición de la mano y mediante las palabras: ‘Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo’”.

“El Espíritu Santo es el don invisible, y el crisma es la señal visible”, insistió Francisco. “A imagen de Cristo que lleva consigo
la señal del Padre, también los cristianos son marcados con una señal que dice a quién pertenecen”.

Por último, Francisco afirmó que “al recibir en la frente el signo de la cruz con el óleo perfumado, el confirmando también
recibe la impronta espiritual indeleble, el ‘carácter’, que lo confirma de forma más perfectamente a Cristo y les concede
la gracia de propagar entre los hombres su buen perfume”.
FRUTOS Y RESPUESTA AL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACION

Podemos entender que en la Confirmación el efecto principal es que recibimos al Espíritu Santo en plenitud. (Cfr. Catec.
no. 1302).

Otros frutos son:


 Recibimos una fuerza especial del Espíritu Santo, tal como la recibieron los apóstoles el día de Pentecostés, que
nos permite defender y difundir nuestra fe con mayor fuerza y ser verdaderos testigos de Cristo.
 Nos une profundamente con Dios y con Cristo.
Aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo que son:
1. Sabiduría, que nos comunica el gusto por las cosas de Dios. Por medio de él vamos gustando de todo lo
relacionado con Dios.
2. Inteligencia, que nos comunica el conocimiento profundo de las verdades de fe, es decir, la capacidad para
entender las cosas de Dios.
3. Ciencia, que nos enseña la recta apreciación de las cosas terrenales, entender las cosas de la tierra tal y cómo
son.
4. Consejo, nos ayuda para formar un juicio sensato, acerca de las cosas prácticas de la vida cristiana.
5. Fortaleza, nos da fuerzas para trabajar con alegría por Cristo, haciendo siempre el bien a los demás, tal como
Él lo hizo.
6. Piedad, que nos relaciona con Dios como Padre, ya que Él es el ser más perfecto que existe en el universo y es
nuestro Creador y nos ayuda a aceptar la autoridad que tienen algunos sobre nosotros.
7. Temor de Dios, nos lleva a tener miedo de ofender a Dios, por amor a Él y por lo tanto, a tratar de no pecar
para no alejarnos de Él.

 Nos une con un vínculo mayor a la Iglesia.


 Aumenta la gracia santificante.
 Se recibe la gracia sacramental propia que es la fortaleza.
 Imprime carácter, la marca espiritual indeleble, que nos marca con el Espíritu de Cristo. Es un sumergirse de
manera más profunda en la comunidad cristiana.

La Confirmación es necesaria para vivir correctamente una vida cristiana, ya que da las ayudas necesarias para lograrlo.
Por eso, el derecho vigente, prescribe que todos los bautizados, deben recibir este sacramento. El no hacerlo por
desprecio o por no darle importancia, será materia grave de pecado.

OBLIGACIONES

El día de la Confirmación, el confirmado se convierte en apóstol de la Palabra de Dios. Desde ese momento recibe el
derecho y el deber de ser misionero. Lo cual no significa tenerse que ir lejos, a otros lados, sino que desde nuestra propia
casa debemos ser misioneros, llevando la Palabra de Dios a los demás. Tenemos la obligación de ser misioneros en el lugar
que Dios nos ha puesto.La Iglesia de hoy necesita de todos sus miembros para dar a conocer a Cristo, por medio de la
palabra y con el ejemplo, imitando a Cristo.

Los confirmados debemos de compartir los dones recibidos y al compartirlos estamos cumpliendo con el compromiso
adquirido en la Confirmación de hacer “apostolado”, sirviendo a los demás en nombre de Dios y transmitiendo la Palabra
de Cristo. Se puede hacer en todas las circunstancias de vida: en la vida familiar, en el trabajo, con los amigos ….. Es algo
que todo confirmado tiene la obligación de hacer.

Ser “confirmado” significa darse por amor a los demás, sin fijarse en su sexo, cultura, conocimientos y creencias. Se
necesita una actitud de disponibilidad para dar a conocer al Espíritu Santo en todos lados. En la Iglesia, el apostolado de
los laicos es indispensable. Cristo vino a servir, no a ser servido.
También la Confirmación nos compromete a la santidad. Tenemos la obligación de ser santos, el mismo Cristo nos invita:
“Sed pues perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”. (Mt. 5, 48). La santidad es una conquista humana, ya que
Dios nos da el empujón, pero depende de nuestro esfuerzo y nuestro trabajo el alcanzarla.

El Espíritu Santo es el empujón que Dios nos manda, por lo tanto, sí lo tenemos a Él, no hay pretextos para no ser santos
y no ponernos al servicio de los demás.La lucha es difícil, pero contamos con toda la ayuda necesaria.

“Por el sacramento de la Confirmación se vinculan más estrechamente a la Iglesia, se enriquecen con una fuerza especial
del Espíritu Santo, y con ello quedan obligados más estrictamente a difundir y defender la fe, como verdaderos testigos
de Cristo, por la palabra juntamente con las obras”. (L.G. no. 11)

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