Este documento trata sobre los factores que influyen en la crianza de los niños, incluyendo el apego, el clima emocional familiar, y las interacciones tempranas entre padres e hijos. Explica que un apego seguro y una parentalidad positiva que brinde amor y límites apropiados contribuyen a la salud mental del niño, mientras que un apego inseguro puede generar problemas emocionales y de comportamiento. También analiza cómo estas experiencias tempranas afectan el desarrollo cognitivo y emocional.
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Este documento trata sobre los factores que influyen en la crianza de los niños, incluyendo el apego, el clima emocional familiar, y las interacciones tempranas entre padres e hijos. Explica que un apego seguro y una parentalidad positiva que brinde amor y límites apropiados contribuyen a la salud mental del niño, mientras que un apego inseguro puede generar problemas emocionales y de comportamiento. También analiza cómo estas experiencias tempranas afectan el desarrollo cognitivo y emocional.
Este documento trata sobre los factores que influyen en la crianza de los niños, incluyendo el apego, el clima emocional familiar, y las interacciones tempranas entre padres e hijos. Explica que un apego seguro y una parentalidad positiva que brinde amor y límites apropiados contribuyen a la salud mental del niño, mientras que un apego inseguro puede generar problemas emocionales y de comportamiento. También analiza cómo estas experiencias tempranas afectan el desarrollo cognitivo y emocional.
Este documento trata sobre los factores que influyen en la crianza de los niños, incluyendo el apego, el clima emocional familiar, y las interacciones tempranas entre padres e hijos. Explica que un apego seguro y una parentalidad positiva que brinde amor y límites apropiados contribuyen a la salud mental del niño, mientras que un apego inseguro puede generar problemas emocionales y de comportamiento. También analiza cómo estas experiencias tempranas afectan el desarrollo cognitivo y emocional.
Eje 2: El binomio conyugalidad - parentalidad y transgeneracionalidad
Eje 3: Las emociones en los escenarios sociales y los escenarios terapéuticos
Video del Eje 1: Bases Relacionales: Apego, Crianza, Clima Emocional
Los factores que intervienen en la construcción de la persona son varios y los
podemos determinar desde distintas dimensiones. Son factores biológicos, psicológicos (relacionales consigo misma y con las personas de su entorno), también dimensiones sociales en las que se incluyen las culturales. El funcionamiento de estos tres macro factores es de influencia mutua, no lineal, sino multidireccional, es decir, los unos influyen en los otros de forma que se modulan y se modifican entre sí. Se denomina crianza al acto y la consecuencia de criar: cuidar, alimentar y educar a un ser vivo, o producir o desarrollar algo. El concepto de crianza suele aplicarse a la tarea desarrollada por los padres o tutores de un niño durante los primeros años de vida del infante. Tiene que ver con la interacción del niño y el adulto a cargo. El primer elemento que incide en el acto de criar es el clima emocional, el ambiente emocional. La familia es la base segura para el desarrollo de un niño, pero debe cumplir esta función de criar proporcionándole a este niño que tiene que desarrollarse y crecer una red disponible y fácil de relaciones de apego. Allí aparece el apego. Bowly (teoría del apego): El apego es lo que brinda la posibilidad a un niño de sentirse seguro y eso le da la posibilidad de desarrollar las habilidades y capacidades para explorar el medio al que siente como cuidador y no lo siente como algo amenazante. Es importante la dinámica de la relación para un desarrollo saludable. La búsqueda de proximidad que se da en una base segura y en un clima emocional adecuado es lo que le sirve al niño como refugio en donde el va a poder manifestarse. Existen tres rasgos y tres funciones de la relación de apego. -Apego seguro -Apego inseguro/evitativo -Apego ambivalente Como medio de crianza, la familia integra al niño al sistema familiar, transmitiéndole sus valores, hábitos, intereses y actitudes. La pertenencia al sistema conlleva la adopción de los contenidos culturales de la familia. La familia tiene la función primordial de integrar a ese niño a ese sistema familiar y ese sistema cuenta con contenidos culturales y sociales que van a ser transmitidos al niño. La crianza de los hijos es la acción de promover y brindar soporte a la actividad física, la actividad emocional, el desarrollo social y el desarrollo intelectual de un niño o niña desde su infancia hasta su edad adulta. También se refiere a los aspectos del crecimiento del niño independientemente de la relación biológica.
Cuando los padres abordan la complejidad de criar y educar a los hijos se
relacionan con diferentes dimensiones, como, por ejemplo, la de poder brindar pautas de disciplina, no de control ni de pretender que sean lo que nosotros queremos que sean, sino de disciplinar. También vamos a poder establecer el tono de la relación enmarcado dentro de una relación de respeto, cordialidad y de empatía. Establecer un buen nivel de comunicación y también le proporcionamos la forma en que podemos adoptar para mostrar nuestros afectos. (Rodrigo y Palacios 1998). El estudio de las prácticas de crianza constituye un constructo multidimensional. Variables que intervienen en la crianza: lo biológico, psicológico, social, cultural, la comunicación, la afectividad, la emocionalidad.
Se destacan dos dimensiones básicas:
Tono emocional de las relaciones: que clima emocional se va dando en esa interacción padres e hijos o cuidadores y niños. Van a constituir una personalidad y un sentido de pertenencia a ese grupo familiar transmitiendo los padres valores de respeto, tolerancia, empatía, solidad. Lo prepara para controlar conductas puestas en juego y encauzar la conducta de los hijos. En muchas oportunidades los niños muestran conductas negativas y desadaptadas, y en las practicas de crianza adecuada se puede encauzar la conducta de estos niños. Esto requiere de un nivel de comunicación adecuado, pero también con pautas de disciplina claras y respetuosas al ciclo evolutivo, al tipo de reacción que tienen los niños, y en general a lo que ellos nos van mostrando. Las interacciones tempranas madre/bebe-padre/bebe tienen un rol fundamental en el desarrollo de la personalidad, en el desarrollo cerebral y emocional de niños. También influyen en el desarrollo de las capacidades psíquicas, intelectuales y sociales que también dependen de ese desarrollo y esas interacciones tempranas que se dan entre padres e hijos. Proporcionaría SALUD MENTAL. Como contradicción frente a esto, se puede observar a veces en determinados grupos familiares que hay “sentimientos de un exceso de estimulación” difíciles de integrar, por lo tanto, no tienen el valor estructurante que deberían tener. Si fallan los vínculos afectivos seguros el sujeto se encuentra en un estado de carencia que tendrá una repercusión en su sufrimiento mental y, por consiguiente, va a tener consecuencias psicopatológicas. El pensamiento simbólico y abstracto queda fuera de la capacidad para pensar que inexorablemente implica sentir. Sentir para pensar y comprender. Las facultades cognitivas separadas de la experiencia emocional se convierten en pensamiento concreto y operatorio. Por otro lado, las experiencias emocionales siempre son interpersonales, relacionales e intersubjetivas. Un vínculo afectivo que falla puede producir una incapacidad para lograr el pensamiento abstracto quedando los niños y operando en un pensamiento concreto. Afecta a las facultades cognitivas. Siempre esas experiencias emocionales positivas o negativas son interpersonales, relacionales e intersubjetivas. ¿Hasta qué punto las llamadas “nuevas patologías” no son resultantes directos de los modos de crianza actuales? PARENTALIDAD POSITIVA Teniendo en cuenta la necesidad para el acto de crianza de cumplir con los roles y las funciones parentales que nosotros llamamos la parentalidad positiva, hace necesario que los padres respeten el interés superior del niño y sus derechos. Atiende, potencia, guía y reconoce a sus hijos como personas de pleno derecho para que puedan desarrollar sus capacidades. No es permisiva y conlleva el establecimiento de los limites necesarios para que los niños puedan desarrollar plenamente su potencial. Educarlos sin recurrir a la violencia. La parentalidad positiva, tal como se define en la propia recomendación, se refiere al comportamiento de los padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida, desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación, que incluye el establecimiento de limites que permitan el pleno desarrollo del niño. APEGO POSITIVO O APEGO SEGURO en un ACTO DE CRIANZA CON PARENTALIDAD POSITIVA seguramente que van a incidir en SALUD MENTAL. Winnicott sostiene que para que el fundamento de la salud mental del niño sea optimo, es necesario que su tendencia adaptativa se vea compensada por un entorno que haga todo lo posible por invertir el proceso, es decir, que sean los adultos que representan el entorno los que se adapten al niño para facilitar su espontaneidad y se ponga en marcha un crecimiento saludable. El concepto de madre o entorno suficientemente bueno lo es en la medida en que sean capaces de adaptarse lo suficiente a las necesidades del pequeño. La salud mental dependerá de ellos (familia, adultos), de la interacción que estos tengan con las experiencias relacionales y vinculares con las personas que se ocupan de su cuidado. Resulta útil postular que un ambiente suficientemente bueno comienza con un alto grado de adaptación a las necesidades individuales del bebe. Por lo general, la madre puede proporcionar esa adaptación porque se encuentra en un estado especial, que yo he denominado de “preocupación maternal primaria”. (Winnicott, 1967b, p.28). El APEGO es el vinculo emocional que desarrolla el niño con sus padres (o cuidadores) y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para el desarrollo de la personalidad. El estado de seguridad, ansiedad o temor es determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su principal figura de afecto (poder entender y comprender necesidades del niño). Después ansiedad/temor si no se sabe responder. Para Sroufe (2000 a ) el apego es concebido como la regulación diádica de la emoción; pronostica que cuando esta regulada de manera eficaz en la primera infancia a traes de un apego seguro tendrá consecuencias en la expresión, modulación y flexibilidad en el control de las emociones por el niño. Sujetos con historia de apego ansioso tienden a experimentar dificultades para manejar los desafíos emocionales de las relaciones con sus iguales. En los niños con apego evitativo, de algún modo las madres han rechazado las señales afectivas lo que se convierte en un castigo, y el niño aprende a inhibir las respuestas castigadas. En cuanto a estilos de apego y emociones mas frecuentes, en el apego seguro se presentan mayor cantidad de emociones como confianza, alegría, placer, calma y tranquilidad; en el estilo evitativo predominan emociones de ansiedad, miedo, rabia, hostilidad y desconfianza. En el estilo ambivalente resaltan emociones como preocupación, rabia, miedo, estrés y ansiedad. Estos dos últimos generan alteraciones psicopatológicas. Hay niños que por diversas situaciones generalmente se dan en familias vulnerables o atravesadas por muchos factores determinantes de carencia, de vulnerabilidad, establecen poco contacto con el niño. Hay una pérdida de empatía de las necesidades del niño, hay una pérdida de confianza en las habilidades para interpretar las señales que dan los niños y en la capacidad para tomar decisiones en relación con los cuidados. Cuando la relación y la interacción entre padres y niños se diluye, el sistema de apego se desactiva. Entonces, se vive en creciente ambivalencia y sentimientos de desapego. Y allí el efecto es la desorganización en el niño.
Este proceso tiene aspectos pragmáticos (que son en su conducta), cognitivos y
emocionales. El mas importante de la experiencia relacional que se acumula para servir de base a la construcción de la personalidad individual subjetiva es la vivencia de ser amado. Desde que se nace el niño va procesando la relación con sus padres en términos de amor, pero se trata de un amor complejo, que no se parece al amor romántico. El amor complejo en el que se construye esta personalidad de los individuos es un proceso relacionalmente nutricio que lejos de consistir en un fenómeno puramente afectivo posee elementos e ingredientes cognitivos, emocionales y pragmáticos. Hay pues un pensar, un sentir, un actuar y un hacer amoroso. Para construir una personalidad a madura el niño necesita ser percibido y reconocido como un individuo independiente de necesidades propias que son distintas a la de sus padres, la falta de reconocimiento o des confirmación es un fracaso la nutrición relación en el terreno cognitivo. Igual ocurre sin salir del componente cognitivo de la nutrición relacional con la descalificación, que es un fracaso de la valoración de las cualidades personales por parte de las figuras relevantes de su entorno emocional. Los padres pueden ser tiernos y cariñosos con sus hijos y manifestarse incapaces de reconocerlos o valorarlos adecuadamente, pero también puede ocurrir lo contrario, siendo entonces el plano emocional el que registre el fracaso de las funciones parentales. En el caso de los padres que son distantes, rechazantes u hostiles con sus hijos porque los perciben como obstáculos para su propia realización individual (imposibilidad de asumirse como madre o padre). Las carencias nutricias en la relación con un progenitor pueden ser compensadas por otros, pero no siempre se produce o son suficientemente tales compensaciones, falta el otro que también tenga estas características en cuanto a poder brindar esta nutrición relacional. En cualquier caso, una personalidad madura no puede constituirse sin los aportes emocionales de la nutrición relacional que son el cariño y la ternura. En cuanto a los componentes pragmáticos, se resumen principalmente lo referente al vinculo paterno - filial, o sea, en la socialización con su doble vertiente: la protectora y la normativa. Una buena acomodación del individuo con la sociedad es fundamental para la supervivencia y en gran medida es responsabilidad de los padres exigiendo para ser plenamente exitosa un acoplamiento adecuado de protección y normatividad. Pero eventualmente una y otra pueden fracasar tanto por defectos o por exceso. La personalidad el niño entonces, podrá tener consecuencias negativas. En base a este bagaje fundamental que el niño organiza su experiencia relacional, en términos narrativos, es decir, construcción de historias que dotan y dan sentido a todo lo que acontece. Los hallazgos de investigaciones subrayan la necesidad de crear conciencia entre los padres respecto a su influencia en la salud de los hijos, y de promover el desarrollo de herramientas concretas que regulen conductas y estilos de crianza protectores.
¡El amor complejo y la nutrición relacional es una necesidad vital!
Video. Eje 2: El binomio conyugalidad - parentalidad Mgter.Julia Córdoba.
La CRIANZA es una tarea multifacética en una relación interpersonal
compleja. Esta determinada por la expresión del afecto y las estrategias de control de la conducta de los hijos. Esta caracterizada por el juego de poder y la influencia mutua que responde a una amplia variedad de circunstancias en el entorno y la diversidad de demandas que plantean los hijos lo que constituye la segunda característica de las prácticas de crianza, que los hijos también son capaces de ejercer control sobre la conducta de los padres. El complejo entramado de las relaciones padres e hijos no puede escapar ecosistémica, hay que considerar determinantes culturales, históricos, sociales y familiares. Tal como lo demuestran estudios que establecen relaciones muy significativas entre premisas histórico-socioculturales y variables de personalidad, variables de capacidades cognitivas y también psicopatológicas. Los cambios de prácticas de crianza acompañan transformaciones en las familias, la cultural y la crianza están relacionados de una manera especialmente importante. La cultura marca pautas y normas de crianza que los padres deben seguir para educar a los hijos y están plasmadas en lo que los padres desean que ocurra respecto a sus hijos y los medios que disponen para alcanzar estados deseables. Es posible que se constituya en un factor de riesgo cuando estas pautas no resulten pertinentes y no sean efectivas. Las practicas de crianza oscilan entre pautas modernas y pautas de antaño o viejas, debido a la variabilidad sociocultural. En términos de comportamiento lo que se pone en evidencia es la desorientación de cómo actuar en relaciones de crianza, esto se muestra en el incremento de demandas de atención de niños cada vez más pequeños con problemáticas que al parecer serían más importantes. La dificultad de fondo parece residir en la elaboración de “hipótesis relacionales” vinculadas a los procesos de crianza que expliquen adecuada y convincentemente la aparición de síntomas que se ven como perturbaciones psíquicas. Los procesos de crianza conservan su sentido en el mundo, de lo íntimo, como un lugar de los aprendizajes mas emocionales, lugar de producción de singularidades compartidas, de idiosincrasia y creencias, lugar de posicionamiento en las diferentes perspectivas de ver el mundo, de estar en el mundo. Lugar donde se aprende a vivenciar y construir lo público, como mundo paralelo en la vida de las familias. Las familias estas donde ambos padres conviven en la misma casa y se encargan de la crianza/cuidado de los hijos, donde la madre es ama de casa a tiempo completo y el padre el que sale a producir el sustento de la economía familiar ya prácticamente no están. En las últimas décadas existe una creciente preocupación por el futuro de las relaciones familiares y también de su organización. El origen de este interés esta relacionado con las transformaciones las que se han visto sometidas las familias. (monoparental, extensa, homoparental, unipersonal, compuesta o complementaria, fraterna, ensamblada, biparental o nuclear, fenómenos de interculturalidad, parejas homosexuales, el divorcio, nos han modificado las estructuras de esa familia). PREMISAS 1. El impacto de las transformaciones sociales es generadora de diversidad de estructuras. 2. Las familias se encuentran en dificultosos procesos de crianza de los hijos. 3. La implicancia de la crianza puede facilitar la aparición de sintomatología en niños y adolescentes. Las pautas o patrones comandan los procesos interaccionales y lo que se nos ha transformado en las estructuras, que ha generado una diversidad que va a cambiar las funciones tanto de la pareja como de la crianza. Ese cambio de función motivado por la diversidad de estructuras aumenta la complejidad de las cuestiones familiares.
En el evento mas trascendente de la experiencia relacional que se acumula para ser
base de la construcción de la personalidad es la vivencia subjetiva de ser amado. El tejido conectivo, lo que une a los miembros de la familia, es la narrativa, en tanto se le atribuye significados a la experiencia relacional. Es el principio organizador o jerárquico, el punto de anclaje en la identidad. Maturana nos decía que “el amor es el dominio de acciones en que nuestras interacciones recurrentes hacen al otro como un legitimo otro, en el contexto de una convivencia”. Las interacciones recurrentes en el amor amplían y estabilizan la convivencia, las interacciones recurrentes en la agresión interfieren y rompen las convivencias armónicas y saludables. Llinares dice “nosotros somos sujetos primariamente amorosos y secundariamente maltratantes”. Linares y Campos en el año 96 cuando hablaban de amor complejo o nutrición relacional ellos marcan que esta nutrición relacional posee ingredientes del orden cognitivo, pragmático y emocional. Los ingredientes cognitivos serian el reconocimiento y la valoración. Los emocionales: el cariño, la ternura, la protección y la normatividad. Concepto de Juan Linares sobre personalidad: “La personalidad es la dimensión individual de la experiencia relacional acumulada (las personas son moldeadas y definidas por la relación, no es, al contrario) que se produce en dialogo entre pasado y presente (el pasado en el que transcurrió la experiencia relacional define la personalidad, pero la historia es continuamente escrita en el presente) y encuadrada por un sustrato biológico y por un contexto cultural (la cultura enmarca y sobre determina la personalidad”. Conyugalidad: se funda en una relación de reciprocidad cognitiva, emocional y pragmática. La parentalidad es una relación complementaria, son iguales los elementos cognitivos y emocionales. En los elementos pragmáticos las diferencias son importantes y definitorias en tanto que la pragmática de la parentalidad está vinculada a la socialización y la normatividad de los hijos. El modelo de las relaciones familiares básicas que comienza con Linares, más o menos en el año 1996. La atmosfera relacional de una familia de origen viene definida por dos dimensiones que representan: por un lado, la manera en cómo actúan entre si las personas que ejercen la función parental, que generalmente es la pareja parental, pero puede que no este en los casos de la mono parentalidad, pero siempre hay alusión a la esfera de la conyugalidad y la manera como dichas personas tratan a los hijos. Aunque son independientes se influyen mutuamente. Si la pareja parental, por ejemplo, se divorcia o se separa, la conyugalidad no se va a extinguir, sino que se transformará en una pos-conyugalidad que continúa definiendo el modo en que los excónyuges negocian los asuntos que siguen teniendo en común y sobre todo la gestión de la crianza de los hijos. Conyugalidad y pos-conyugalidad se inscriben de manera diversas en situaciones que definen la nutrición relacional de la familia, la cual ejerce una influencia decisiva sobre los miembros y especialmente sobre el desarrollo de personalidad/salud mental de hijos. Es un diagrama ortogonal, donde hay dos polos de máxima positividad y dos polos de máxima negatividad para cada una de las funciones. • Las familias de origen donde la conyugalidad es armoniosa y parentalidad es conservada en este tipo de familias una pareja que sepa resolver adecuadamente los conflictos pero que al mismo tiempo son capaces de mantener un clima altamente nutricio a nivel emocional, cognitivo y pragmático, con ellos, entre ellos y con su descendencia. Existe mayor probabilidad de que sus individuos se desarrollen plenamente a nivel físico, psicológico y social.
En el primer cuadrante tendríamos una
nutrición plena (familia en plena funcionalidad), mientras que cuando tenemos una parentalidad conservada y una conyugalidad disarmonica entramos en un territorio de triangulación (las bases relacionales de este tipo de familias están pautadas por la desconfirmación, por el desapego, la irritación, una hiperproteccion, una hiponormatividad). En este tipo de familias es viable encontrar hijos desprotegidos que tienen que ser protegidos por organismos externos que son por ejemplo guardas judiciales, pueden darse situaciones de alienaciones parentales, violencia, violencia sexual, incluido los suicidios. En este campo de triangulaciones se dan comportamientos manipulatorios. En el tercer cuadrante, tenemos el campo de las caotizaciones, las dinámicas relacionales están pautadas en el rechazo, el desapego, la desprotección y la hiponormatividad. Son personas antisociales, se dan problemáticas como delincuencia juvenil, consumos problemáticos. Son familias caotizantes y que trabajan en una marginalidad. En el cuadrante superior izquierdo, el campo de la deprivación, las dinámicas relacionales están pautadas por la descalificación, el rechazo, la desprotección y la hipernormatividad. Ocurren negligencias graves, los comportamientos que suelen encontrarse son las adicciones, los suicidios y las patologías de borde por estas negligencias graves, por estas deprivaciones afectivas. La mitología familiar de la psicosis gira en torno de la desconfirmación. Dice Linares que nosotros no podríamos hablar de personas maltratadoras sino de relaciones que generan maltrato. Estas relaciones pueden entramarse a través de generaciones que es lo que vamos a llamar cadenas de maltrato.
En la atmosfera relacional trianguladora, es el territorio donde se produce la
violencia activa ante la naturaleza de las triangulaciones pueden variar muchísimo de una familia a otra, pero también en una misma familia las dinámicas relacionales pueden modificarse. La violencia física se produce en situaciones de simetría definida en la pareja parental que da lugar a triangulaciones manipulatorias y a veces, aunque es raro, que haya desconfirmacion. Si las triangulaciones son manipulatorias, estoy hablando del cuadrante inferior derecho, rara vez es desconfirmatoria, pero cuando el niño está entrampado en esas triangulaciones manipulatorias, el sabe perfectamente las reglas en las cuales esta inmerso, y sabe lo que se juega cuando incursiona en el conflicto de la pareja. Pero también, cuando en las dinámicas relacionales de la violencia entre sus padres, su persona es ignorada tanto por la madre que lo utiliza de escudo, como el padre que solo reconoce como un partenaire. Esta triangulación puede convertirse en una triangulación desconfirmadora y puede llegar a la evolución hacia las psicosis. Cuando se da violencia sexual debemos remitirnos a triangulaciones de parejas parentales de tipo complementarias. La violencia pasiva se produce en contextos derivados de familias muy estructuradas, pero en las cuales la socialización de los hijos pivota, según dice Juan Linares, hacia la normatividad descuidando la desprotección. En el cuadrante inferior izquierdo, la base relacional esta cruzada por comportamientos negligentes que son típicamente las familias caotizantes, que son cuando hay conyugalidad disarmonica y una parentalidad primariamente deteriorada. Este tipo de familias tiene una dinámica relacional que tiene una fuerte tendencia hacia la multi problematización. Esta caracterización de 1997 organizo los criterios para caracterizar estas familias. Estos criterios son los que marcan de alguna manera los aspectos de la disfuncionalidad de esta familia. Hay presencia de comportamientos problemáticos que están estructurados porque son estables en el tiempo y generalmente de más de una generación involucrada y tienen una gravedad suficiente que hace que los servicios de protección como los servicios de justicia, servicios de salud, tengan que hacer intervenciones, y en muchos casos recurrentes y frecuentes. Los padres de este tipo de familias fallan en las funciones nutricias y socializadoras, tienen inhabilidad para ejercer los roles de parentalidad. Hay labilidad de los límites con las figuras externas de la familia, que sustituyen muchas veces a los miembros incapaces de la familia. Son familias con fronteras abiertas donde todo sale y entra de ellas. Eso hace que haya dependencias crónicas con el Estado. Hay insuficiencia en la ejecución de los roles, hay labilidad en los limites y las fronteras, hay una estructuración dependiente. El “fenómeno socio discursivo” las caracteriza. Estas familias tienen una narrativa multi protagónica, por eso se habla de familia multi problemática, porque en realidad no es que tengan una suma o cantidad tremenda de problemas, lo que pasa que ellos se sienten cada uno protagonista exclusivo de algún tipo de problema, eso hace que estas familias tienen un discurso fragmentado. Los discursos de este tipo de familias están siempre atravesados por la tragedia, son tragedias repetitivas, son múltiples y son totalmente recurrentes. Estas problemáticas ocurren por una falta de confirmación nutricional, falta de atención, hay desprotección, dificultades para las expresiones del afecto y de la ternura, por lo cual buscan afuera ser escuchados y ser confirmados. Estas familias tienen núcleos narrativos muy básicos, ellos hablan permanentemente de ellos, de una gran carga dramática, son tanto las víctimas maltratadas como los victimaros maltratantes hacen una circulación de diferentes historias que ponen a la familia en una situación altísimamente dramática. Conyugalidad armoniosa, pero parentalidad primariamente deteriorada (deprivación): son estas familias que se ocupan mucho de ellos, son una conyugalidad excelente, son amorosos, pero descuidan completamente a los niños. Ocurren negligencias graves, es porque hay una deprivación emocional hacia los hijos, toda la carga emocional esta vuelta hacia ellos mismos y esto provoca deprivaciones de tipo hipo sociables, los hijos no tiene recursos para los afrontamientos con lo externo, y también deprivaciones hiper sociales, que son familias excesivamente con una vida afuera y de alguna manera son familias desligadas. SEGUNDO VIDEO EJE 2: TRANSGENERACIONALIDAD VIOLENCIA FAMILIAR Abordada desde un marco conceptual, en la cual explica el fenómeno social. Para poder pensar esto, es necesario integrar dos miradas o dos visiones. La primera es la teoría ecosistémica y la segunda, el modelo transgeneracional
Esta idea de mirar de esta visión pone su énfasis en la fenomenología interaccional
en las estructuras y en las prácticas de la transmisión transgeneracional, dentro de la violencia intrafamiliar. Lo primero que les quiero decir es que si uno piensa desde la mirada sistémica lo primero es considerar a la familia como un sistema y si pensamos de esa manera, el enfoque sistémico plantea que la familia es un sistema abierto, por lo cual está en una dinámica permanente de intercambio entre el mundo y su mundo interno, es decir entre el contexto social en el cual está inmerso y las presiones internas dentro del sistema familiar que acompañan y dan significado a los miembros de esa familia. Al mismo tiempo esta familia está sometida a presiones internas provocadas propiamente por la evolución de los propios miembros que integran los subsistemas que componen esa familia y este grupo primario sufre las relaciones de las modificaciones y los procesos de cambio que se van desarrollando en el mundo social. Fundamentalmente este sistema tiene dos funciones importantes: la protección psicosocial de sus miembros y la otra es la acomodación a la cultura o a la transmisión de la cultura dentro de la sociedad que participa. Es mirada como un todo compuesto por diferentes partes que son los miembros que la integran que tiene cada uno un papel que cumple y constituyen un organismo multi individual que en sí mismo forma parte de la vida y nos permite crecer. Lo siguiente es que toda familia tiene una estructura: es decir tiene reglas generales que rigen su organización y el funcionamiento global de ese todo, formado por jerarquías. Es decir, hay niveles de autoridad y niveles de complementariedad en las funciones e interdependencia entre los miembros que la comparten. Así, por ejemplo, el sistema conyugal, el sistema parental, el sistema fraterno, el sistema de la familia extensa. Esta organización familiar necesita reglas para existir y eventualmente demandas de cambio y de transformaciones constantes a fin de que estas interacciones le permitan un repertorio de comportamientos. Las personas intentan acomodarse y lograr reciprocidad entre ellos en sus relaciones humanas y obviamente les permite desempeñar sus roles en cada uno de los subsistemas de los cuales participa. Otro aspecto importante es que parte de la estructura de la familia tiene patrones particulares de funcionamiento, es decir, poseen modos de resolver los problemas de la vida que conforman un bagaje de posibilidades de configuraciones que redundan en sus modos de comportamiento a fin de ahorrar tiempo y energía, que le permite un funcionamiento mucho más ágil en su comunicación. Esta familia no es mirada solamente como un sistema aislado sino es un sistema en un contexto, es decir, cada familia participa de un ambiente particular que determina modos de prácticas y de costumbres particulares. Éstos dependen del sistema barrial en la que se encuentra, de la sociedad o de la comunidad en la que participa, hasta de un desarrollo del país en la cual uno vive, en la cual se comporta de ciertas maneras y se caracterizan por ciertas cualidades particulares y únicas que lo determinan, en cada país, en cada provincia, en cada comunidad. Por último, tenemos la visión del mundo para mirar esa familia. Hacemos referencia fuertemente a las pautas culturales que se transmiten. Es decir que la sociedad y el desarrollo de esa familia está organizado en un sistema cultural de creencias que le permite y se transmiten a través de los mitos los valores y las costumbres, adaptarnos socialmente y vivir en un espacio social determinado. Esta es una mirada desde donde uno piensa el sistema familiar. El segundo aspecto es poder pensar dentro de eso, cómo vivenciamos la violencia intrafamiliar desde esta visión. Puede entenderse como un problema inserto en una forma de organización social y en un sistema de creencias culturales que van determinando nuestras formas de ser y nuestro estímulo relacional. La base ideológica cultural y social, encontramos estas creencias en donde subyace una ideología imperante en cada cultura, sobre todo en los países occidentales existe un sistema de desigualdad que se reproduce en todas las instancias sociales, desde las más amplias instituciones educativas, como también en las instituciones religiosas, en la justicia, y hasta en la misma familia. Simbólicamente hay una cierta creencia de homologar al interior la justificación de un sistema social represivo en la cual las estrategias de mantener cierto orden se traslada tarde o temprano a las niñas y a los niños, considerados como objetos de protección pero que son imperfectos, e incompletos y débiles, por lo cual se requiere cierta educación para ser parte del control y de la regulación a fin garantizar, en muchos momentos, una salud psicológica que no los lleve a la delincuencia o al crimen. Esta manera rígida de pensar la niñez supone ciertos roles impuestos en relación a pensar posturas complementarias de esa relación y comportamientos institucionales significativos. Si uno mira cómo se asegura lo social y lo biológico, y como esta relación de poder se transmite podemos ver que hay una legitimación a los castigos para evitar males mayores, hay un ocultamiento e invisibilización de que la violencia no forma parte de los derechos humanos, y una resignificación de que es justificado y es natural, y que nada se puede hacer frente a eso, siendo los seres humanos parte de este sistema social. Estos son receptores y productores de fenómenos culturales, transmitidores de esta creencia y se introducen obviamente en la dinámica de poder que se cristaliza y se adquiere con intensidad. Esto y en este contexto entonces, podemos decir que la red más próxima de las personas la familia el sistema familiar se ha estructurado de manera jerárquica y discriminatoria. Es en las familias donde se vivencian prácticas violentas y se puede observar generalmente un modelo que es rígido, en donde se configuran relaciones abusivas que lo convierten en un espacio donde las posibilidades de expresión y de crecimiento se hace muy difícil. Diciendo esto, voy a adherir a Perrone y a Nannini que en 1995 dicen: que la violencia no se considera un fenómeno individual, sino la manifestación de un fenómeno interaccional. Es el resultado de un proceso comunicacional particular entre dos o más personas y esto es fundamental, porque la violencia intrafamiliar se caracteriza fuertemente por formas de abuso que tienen lugar entre miembros de una familia, que se denominan como conductas o acciones tanto omitidas u ocasiones de daños físicos y psicológicos a un miembro de la familia. Para que esta relación abusiva se produzca, debe ser el modo considerado como correcto y permanente de resolver las situaciones problemas. Por lo tanto, es permanente y periódica, se transforma en crónica, es decir como el modo redundante y modo que organiza el sistema familiar y plantea el abuso como una forma de comunicación para resolver los estilos de resolución de conflicto en las relaciones que funcionan dentro del sistema familiar. Esto hace que el fenómeno de la epidemiología de la violencia que se observa con mayor frecuencia en la vida intrafamiliar son: los niños y las niñas, las mujeres, los ancianos y los discapacitados. La visión anterior podría explicarse de diferentes maneras: desde una visión individualista en la cual creemos que la violencia es un fenómeno que se explica desde la psicopatología individual, o desde la pobreza, o desde la ignorancia de ciertos conocimientos académicos, o de la desvinculación del problema connotado como violencia doméstica. Estas explicaciones están sustentadas en teorías que tienen su raíz en una mirada analítica de la situación y contribuyen obviamente a dar explicaciones a factores individuales de la psicopatología y fisiología de las personas, o de la química del cerebro, o trastornos límites de la personalidad que generan conductas agresivas. Obviamente, este planteo también permite generar y trivializar el fenómeno social, inhabilitando el mantenimiento de un orden social donde prevalece la jerarquía y el uso del poder como algo que se transforma en natural. El testimonio de muchas familias y las historias de muchas familias cuentan este fenómeno social, familiar y personal como aquel que se constituye como un maltrato justificado dentro de las relaciones, en donde el abuso del poder entre quienes lo sustentan y las personas subordinadas (tanto en el ámbito público o privado) se expresan en esta sociedad en la cual vivimos. Desde la perspectiva sistémica no estamos de acuerdo con ese posicionamiento. Para nosotros enmarcar el concepto de violencia intrafamiliar, lo marcamos con una disfunción social, no individual, que requiere una mirada multidimensional, conociendo los aportes de relaciones de diversos contextos, tantos legales, psicológicos, sociales, y culturales. Existen múltiples factores que aportan la explicación de la violencia intrafamiliar que nos lleva a pensar que el lugar que ocupa la familia en la sociedad actual a partir de una definición de una familia del sistema abierto, es una estructura social que influye y es influida por esos cambios socioeconómicos y culturales. Vamos a ver cómo se expresa cuando hay violencia intrafamiliar. En relación a este sistema abierto de intercambio, últimamente la sociedad no muestra oportunidades igualitarias en el trabajo y en la educación. Las crisis económicas son permanentes y una carga y recarga de tareas para buscar la supervivencia se incorpora a ese sistema abierto. Se suman fenómenos migratorios de destrucciones familiares nucleares, donde empieza a parecer la carga de responsabilidades en la familia extensa. Estas condiciones contribuyen fuertemente a una función socializadora primaria que antes tenía posesión a la familia para ser delegada a las esferas institucionales, en donde la escuela o los organismos sociales del estado, los apoyos sociales son de alguna manera los que desplazan la autoridad parental y marital hacia las instituciones. En un intento de comprender este contexto se recrean formas de maltratos relacionados que cabrían mirar más ampliamente en procesos y en situaciones familiares que sustentan conductas y creencias en torno a prácticas culturales que deben ser tomadas en cuenta en estos factores como válidas o como posibles. Además existe un contexto sociopolítico que se caracteriza exclusivamente por los excluidos. Hay divisiones de regiones, divisiones partidarias, divisiones de clases, divisiones patrimoniales, que negocian gente de beneficio y gente de privilegio, intereses particulares que sustentan el sostenimiento y la perpetuación de estructuras de poder dentro del contexto general. En este contexto, en el ambiente donde las familias reproducen sus conductas y significados, las cuales a veces entran en contradicción con la concepción ciudadana moderna hoy en la cual el derecho a la ciudadanía, los derechos de los sujetos y las obligaciones en el plano social son mirados como una convivencia donde practican valores con la ética y con respeto a los cuidados humanos. En esa contradicción están los sistemas abiertos. En la estructura y en la dinámica aparece un modelo materno y paterno fundamentalmente desvitalizado, donde en donde debería ser el patrón de la emoción y el cuidado, encontramos prácticas de abuso y abandono emocional y físico, y hasta desdubujamiento de la función protectora de la parentalidad. A eso agregamos el sistema de mitos valores y creencias de la familia, podría citar, se perpetúan en un matrimonio y la jefatura de la familia es ejercida por el por el padre, el sostenimiento de los niños y niños en voluntad de los adultos, la inteligencia superior del varón y el altruismo de las mujeres y las niñas, el aislamiento de la familia, son situaciones del ámbito privado que generan el aumento de la posibilidad de la transacción violenta. A eso tenemos que acordar algo particular que dice que existe en el modelo comunicacional de estas familias, fuertemente involucración, alianzas y coaliciones entre los miembros de mayor jerarquía en antagonismo de los de menor jerarquía ,manifestando fuertemente sufrimiento, sometimiento y generando personas que parecen ser los ganadores y personas que parecen ser los perdedores dentro del ámbito familiar. En estas situaciones de violencia intrafamiliar se observan discursos que ponen de manifiesto propuestas elitistas vinculadas a valores de alta jerarquía desde el punto de vista sociocultural, y como tal, se evidencia discriminación ya sea por su forma de racismo, sexismo, serialismo a través de polarizaciones: gordos y flacos, blancos y negros. Lo anterior traduce un aval de inequidad y como tal, en un sistema relacional organizado a través de la relación de ejercicios de poder como patrón funcional predominante de este tipo de familias. La comunicación entonces en esta óptica aparece con situaciones de complementariedad en donde aparecen relaciones simétricas en la cual ambos compiten por la relación de poder o situaciones complementarias donde aparece la subordinación. Si miramos a Cristina Rabazola, ella habla que cuando uno mira la interacción violenta dentro de la familia uno puede identificar: las personas abusadoras, la persona abusada, pero también los testigos y el contexto y las categorías donde se puntúan las relaciones, las ideas, las acciones y las estructuras. Esto habla de que no es sólo suficiente la condición de los vínculos, sino las categorías contextuales sociales que se puntuó en ese proceso. Por lo tanto existe acá una dicotomía entre lo público y lo privado, en donde se requiere cierto grado de aislamiento de estas familias para que el proceso de violencia se sostenga. La violencia no puede ser mirada por otros, se mantiene y se perpetúan roles rígidos, actores agresivos, que resultan como un problema para todos sus miembros en el aislamiento y en la posibilidad de no visibilización. De esta manera, la familia es tolerada porque aparte de la privacidad también hay una tolerancia cultural a la violencia intrafamiliar. Por ejemplo, la aceptación de ciertos castigos para la crianza de los hijos, metáforas en las cuales responden que si hay desobediencia o mal criamiento cuando se responden a sus propios hermanos, cuando cuestionan algunas de las reglas. Se observa testimonios dentro de la disciplina en virtud de la demanda social que impone el cumplimiento de ciertas normas que se reproducen en jerarquía y justificación de prácticas de maltrato. La interacción y los roles violentos crean y regulan significados dentro de las familias, la reproducción de un marco histórico familiar y social en este sentido, se crean y se recrean visiones de prácticas de género justificadas, condenando habitualmente con mayor severidad a la mujer que no puede escapar del proceso de un hogar violento y que no pudo proteger a sus hijos, más que al hombre que ha perpetuado el acto de violencia. Este carácter interactivo del modelo explicativo de la violencia intrafamiliar desprende que la familia donde se observa, existe una predominancia de estructuras que son violentas, parámetros dictados por estereotipos culturales y habitualmente de carácter verticalista. Esta mirada plantea el primer punto de la mirada sistémica. El segundo punto explicativo es el modelo intergeneracional, la transmisión intergeneracional: es la repetición de patrones relacionales maltratantes. Se puede considerar como un factor de riesgo, no como una factor de causa-efecto. Es un factor que hace referencia a historias de maltrato de experiencias infantiles de los padres que pueden ser visto como una modalidad homeostática destinada a resolver los conflictos de poder entre los adultos presentes y las contradicciones con lo antepasado asegurando un sentimiento de pertenencia a la familia. La violencia intergeneracional es un aprendizaje producido por experiencias ya sean observadas o vividas propiamente por los sujetos, que involucran interacciones dentro del núcleo familiar y coetáneo y que se expresan después en el presente inmediato de las personas. La violencia y el maltrato son fenómenos estructurados a través del tiempo, pautados por creencias familiares que construyen a través de sus propias historias sus epigénesis y sus interacciones particulares. Se puede distinguir que presentan tres niveles para poder ver esta transmisión intergeneracional. El primer nivel: una estructura inicial caracterizada por la herencia transgeneracional de violencia. Es decir, vivieron en familias donde la solución intentaba la memoria y la recreación de las fantasías similares, usaba como modelo predominante la transacción violenta. Segundo aspecto: la constitución de un nuevo sistema familiar, es decir, estos miembros que participaron de esta, vienen y arman su nuevo sistema. Al iniciar este nuevo momento de la pareja pueden o no, recrear este patrón. Si es así, aparece el tercer elemento: la inclusión de los hijos en el conflicto y la estructuración de una dinámica familiar violenta como medio o modelo de organización de pauta predominante para mantener así, el sistema evolutivo y el nivel temporal de reditación de la violencia. El sistema familiar violento es el resultado de una estructura constitutiva primaria de herencia transgeneracional e intergeneracional que permite al cotidiano de la vida transformarse como un sistema patológico, que tiende a repetirse de manera compulsiva. Los que se crían con los hogares violentos a menudo ven la agresión como la única manera de resolver diferencias con el tiempo. Tienen más probabilidades a delinquir, criarse en un hogar violento puede aumentar la probabilidad de que sufran o que cometan actos violentos con otros adultos. Vemos en abusadores, se observa que se han producido acciones violentas sobre ellos, sobre sus parejas o ejercen nuevas acciones de violencia. Esta teoría de la violencia transgeneracional asegura que la violencia es una conducta aprendida y pasa de generación en generación. El proceso de aprendizaje de la violencia se ve acrecentado en aquellos hogares donde la nutrición no es lo principal y donde el marco social se caracteriza por la desigualdad y la frustración. Este cóctel aumenta las posibilidades de que se ejerzan nuevamente organizaciones violentas. Por lo tanto, poder pensar y ayudarlos a comprender desde estos dos enfoques, desde la mirada ecosistémica compleja e interrelaciónal, nutrida por el modelo transgeneracional, incorporando la teoría del apego, nos permite decir fuertemente y asegurar que el modelo transgeneracional transmite modelos de relación que aseguran identidades familiares disfuncionales. En función de lo dicho, existen patrones rígidos, autoritarios, coercitivos. Pueden propender a reproducir violencia como medio de control y resolución de los conflictos, más aún, como un aspecto que identifica a ese sistema, manteniéndose como tal leal a la pertenencia y con características referentes al establecimiento temprano de vínculos afectivos de apego poco saludables me gustaría ya que sustentó este modelo teórico con fuerza mostrarles evidencias.