Mayab 20 - Ciudad&Lacadena

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sociedad española de estudios mayas

N.o 20 AÑO 2008


Procesos históricos de reorientación durante el Clásico Terminal
en Machaquilla1

ANDRÉS CIUDAD RUIZ Y ALFONSO LACADENA


Universidad Complutense de Madrid

RESUMEN of Machaquila, and details the deep transformation


suffered by this city following the 800 AD. Such
La epigrafía sostiene la fundación del reino de processes are related with the analysis of monu-
Machaquilá en tiempos del Clásico Temprano, su- mental inscriptions found to this date in the city and
puestamente en una región más al oeste de la ciu- the surrounding region. The purpose is to insert
dad arqueológica. Las investigaciones arqueológi- them within a historical frame. The conclusion is
cas llevadas a efecto en este centro del sur de Petén that the transformation coincides with the reinstate-
indican su datación para el Clásico Tardío, quizás ment of the Machaquila’s dynasty in 800 AD, after a
desde 664 y 771 d.C., y para el Clásico Terminal period under the government of the kingdom of Can-
hasta 850 d.C. aproximadamente. En el presente cuen.
ensayo se analiza la evolución arquitectónica, ico-
nográfica y urbanística de la ciudad de Machaquilá Key words: archeology and epigraphy, Maya Low-
y se detalla la profunda transformación que sufrió lands, changes during the Terminal Classic Period.
esta urbe a partir del año 800 d.C. Tales procesos
son relacionados con el análisis de las inscripciones
monumentales que se han encontrado hasta la fe- INTRODUCCIÓN
cha en la ciudad y en la región, con objeto de inser-
tarlos dentro de un marco histórico. La conclusión Los acontecimientos que determinaron el final del
es que la aludida transformación coincide con la periodo Clásico Tardío y que abrieron una etapa que
reinstauración de la dinastía de Machaquilá en el hoy día conocemos como Clásico Terminal, no lo-
800 d.C. tras un tiempo bajo el gobierno del reino gran ser desentrañados con la necesaria satisfac-
de Cancuen. ción por parte de los investigadores especializados.
A pesar de que en la última década han sido nume-
Palabras clave: arqueología y epigrafía, Tierras Bajas rosos los esfuerzos que se han realizado por conocer
mayas, cambios en Clásico Terminal las causas y el significado del hasta ahora denomi-
nado «colapso de la civilización maya clásica», lo
cierto es que aún quedan amplias parcelas y pro-
ABSTRACT blemas para la interpretación antropológica (Dema-
rest et al. 2004; Webster 2002). Multitud de factores
The foundation of the Machaquila kingdom is sus- combinados, que han sido analizados de manera
tained by the epigraphy as to have taken place dur- pormenorizada en frecuentes ocasiones así como la
ing the Early Classic Period, supposedly in a region naturaleza compleja del fenómeno, inciden en esta
further to the west from the archeological city. situación de insatisfacción explicativa en que nos
Archeological research in the city has been dating encontramos.
the center into the Late Classic, maybe from 664 and Para el área y el problema que nos interesa en la
771 AD, and, for the Final Classic, until 850 AD ap- presente ocasión, una zona localizada al sur de las
proximately. The present following essay analyzes Tierras Bajas mayas en el entorno del sitio arqueoló-
the architectural, iconographic and urban evolution gico de Machaquilá y su territorio de influencia y rela-

1
La investigación llevada a cabo para elaborar este ensayo ha sido realizada gracias a la subvención concedida por el Ministerio de Ciencia y
Tecnología, de España, entre los años 2003/05 (BHA2002-03729).

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ción, la ausencia de programas completos de explo- tros trabajos han determinado la existencia de tres epi-
ración y reconocimiento por una parte, y la tradición sodios constructivos de carácter general en el sitio3, los
de excavación de sitio único por otra, impide obtener cuales se corresponden con otros tantos pisos estuca-
una reconstrucción regional del proceso, y proporcio- dos identificados en la mayor parte de las plazas anali-
na una explicación muy endeble de él. No obstante lo zadas. La potencia cultural de estos suelos es escasa
aquí expresado, Laporte y Mejía (2002: 65) afirman ya que apenas superan 1,50 m de profundidad, lo que
que la ocupación del Sureste del Petén durante el Clá- sugiere una ocupación no muy dilatada en el tiempo. La
sico Terminal es muy abundante, lo cual contrasta arquitectura, los contextos y los materiales arqueológi-
con el territorio al oeste de Machaquilá, donde sólo cos, así como los textos asociados a los monumentos
esta misma ciudad, Ceibal y Cancuén manifiestan una descubiertos y su iconografía, corroboran la datación
ocupación significativa para esta etapa. epigráfica de la fundación de la ciudad, y suponen que
Nuestra intención en esta ocasión es analizar los estuvo ocupada durante el Clásico Tardío y el Clásico
cambios que se producen en la arquitectura de Ma- Terminal4. Cada uno de los pisos a los que hemos hecho
chaquilá y relacionarlos con la información y la inter- referencia se asocia a determinados edificios, que pro-
pretación que se deduce del análisis de las inscripcio- vocan una fisonomía de la ciudad distinta, según se tra-
nes monumentales que se han encontrado hasta la te de Machaquilá en el Clásico Tardío o en el Clásico
fecha en la ciudad y en la región, con objeto de inser- Terminal (Ciudad et al. 2007). Como se ha señalado,
tar los procesos arqueológicos observados dentro de nos vamos a detener sólo en el análisis de esta última
un marco histórico. etapa.

LA TRANSFORMACIÓN DE MACHAQUILÁ EVIDENCIAS DEL CLÁSICO TERMINAL


EN EL CLÁSICO TERMINAL EN MACHAQUILÁ

En un reciente ensayo que trata de reconstruir la El piso más antiguo del sitio tuvo una función de ni-
fundación de la ciudad como un centro reubicado des- velación de los espacios sobre los que se habría de
de una capital anterior (Ciudad y Lacadena 2006), pro- planificar la primera versión de la ciudad, y se ha de-
pusimos que el reino de Machaquilá se fundó en al- tectado en las Plazas A, C, E, F, H y G, aunque hemos
gún momento del periodo Clásico Temprano2 en una de reconocer que carecemos de la relación completa
zona emplazada al occidente de su ubicación actual, de los edificios que descansaron en él (Figura 1). Sí co-
en las cuencas del curso bajo de los ríos Machaquilá- nocemos, sin embargo, con más precisión el diseño
Santa Amelia o Poxté-San Juan, cercano a sus de- urbano de la ciudad a finales del siglo VIII, el cual deri-
sembocaduras en el Río Pasión, en el área compren- va de los procesos de cambio que trajeron consigo
dida entre Ceibal o El Cedral por el norte y Tres Islas remodelaciones de las plazas y de las construcciones
por el sur. También estimamos que el traslado de la que éstas sustentaban, la introducción de nuevos sis-
capital del reino de Machaquilá a su actual ubicación temas de construcción y nuevos tipos arquitectóni-
se habría producido entre el 664 d.C., año de la pre- cos, y la aparición de una escultura arquitectónica di-
sunta derrota de esta capital frente a Dos Pilas, y el ferente a aquélla que había sido tradicional hasta este
711 d.C., año de la primera estela fechada epigráfica- momento en las Tierras Bajas mayas.
mente en Machaquilá. El análisis cerámico proporciona una situación algo
Las excavaciones realizadas por el Atlas Arqueológico confusa en relación a la transformación que sufre la
de Guatemala y por un equipo de la Universidad Com- ciudad a la conclusión del siglo VIII: una gran parte de
plutense de Madrid, y el anterior estudio realizado por I. los tipos cerámicos que han servido para identificar el
Graham (1967), insisten en una ocupación de Macha- Complejo Siltok (Tepeu 2) de Clásico Tardío, se man-
quilá desde la segunda mitad del Clásico Tardío hasta el tienen a lo largo del Complejo Ixmabuy (Tepeu 3) de
inicio del Clásico Terminal a lo largo del siglo IX. Nues- Clásico Terminal, por lo que la asignación cronológica
2
Y quizás incluso a finales del Preclásico Tardío.
3
En las Plazas E y G se ha hallado un piso que puede obedecer tan sólo a remodelaciones particulares de alguno de sus espacios.
4
Existen escasos materiales cerámicos del Preclásico Tardío y del Clásico Temprano, siendo su presencia muy testimonial; lo mismo sucede
con algunos tipos cerámicos característicos del Posclásico. Unos y otros aparecen aislados, y no nos permiten determinar la existencia de una po-
blación preclásica o posclásica en Machaquilá.

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Figura 1. Plano de la ciudad de Machaquilá (según Jorge Chocón).

de los contextos a un periodo u otro presenta en oca- Plaza D, en la Estructura 25 de la Plaza H y en la Es-
siones ciertos problemas de verificación, al funda- tructura Suroeste de la Plaza I (Chocón y Laporte 2001;
mentarse la adscripción de los materiales en variacio- Ciudad et al. 2003, 2004). También se han encontrado
nes formales y de porcentaje más que en otros materiales pertenecientes a este periodo en diferentes
requisitos de carácter tipológico. Carecemos, por otra grupos domésticos, lo que sugiere que estas trans-
parte, de un repertorio representativo de tipos diag- formaciones afectaron tanto al área central como a la
nósticos del Clásico Terminal, como Pabellón Mode- periferia de Machaquilá.
lado, o tipos pertenecientes al Grupo Tres Naciones, o
el muy diagnóstico Chablekal Gris Fino. Con todo, se
han definido registros de Clásico Terminal en las Es- TÉCNICAS DE CONSTRUCCIÓN
tructuras 17 y 45 del Grupo A, en las diferentes inter-
venciones realizadas sobre el Cuadrángulo (Estructu- Los datos relativos a las nuevas técnicas de cons-
ras E-38 a E-41) de la Plaza C, en la Estructura 34 de la trucción empleadas a la conclusión del Clásico Tar-

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dío y, sobre todo, a lo largo del Clásico Terminal sí pa- Ixtonton, Pueblito y Ucanal, asociada a edificios de
recen más determinantes en Machaquilá. Por ejem- Clásico Terminal (Laporte y Mejía 2002: 67; Valdizón
plo, se desplaza el sistema de soga empleado a lo lar- 1995: Fig. 9). También está representada en construc-
go de centurias en las Tierras Bajas para formar el ciones de esta etapa de Ceibal (Smith 1982: 23). En
exterior de los muros y paramentos (Figura 2), por Machaquilá se han documentado en el Cuadrángulo
otro de sillares muy bien cortados que tienen una es- (E-38 a E-41) de la Plaza C, en las superestructuras de
piga triangular cuya función se limita a cubrir las fa- E-29 y E-36 de las Plazas C y G, en E-32 de la Plaza E
chadas, es decir, que no poseen una función estructu- (Figura 3), en E-4 de la Plaza F, y en E-26 de la Plaza G,
ral de sostén del edificio, sino que tienen un carácter así como en las piedras que conforman el recinto cua-
más decorativo: con ella los edificios se aligeran y los drilobulado de la Plaza A. También son frecuentes pie-
espacios interiores ganan en amplitud. Esta nueva téc- dras en forma de U, clavos y agujeros para colgar,
nica constructiva (veneer masonry «mampostería de que se manifiestan en diferentes sitios con datacio-
revestimiento»5) tiene una amplia distribución en el nes muy tardías del periodo Clásico.
centro y norte de las Tierras Bajas mayas durante el
Clásico Terminal (Pollock 1980). En el Sureste de Petén
se ha atestiguado en el Chal6, Ixkun, Calzada Mopan, EDIFICACIONES SUPERESTRUCTURALES

El cambio de etapa se evidencia en Machaquilá


también por el cubrimiento de algunos edificios que
habían caracterizado la anterior, el cual acompaña a la
remodelación de las plazas y a la colocación de un
nuevo piso. La edificación superestructural acompaña
al ya anunciado fin de una vieja técnica constructiva a
base de piedras unidas a soga con una función es-
tructural en los paramentos, y su desplazamiento por
sillares mejor tallados con espiga triangular en su
cara posterior y con una función más decorativa, ya
que es el núcleo de mortero el que adquiere esa fun-
ción sustentadora.
Se han identificado dos construcciones que entie-
rran anteriores edificios de carácter palaciego que,
respectivamente, se relacionan con las Plazas C y G, y
C y D: nos referimos a las Estructuras 29 y 36. Ambas
fueron cubiertas por mortero de piedra y un revesti-
miento de sillares bien cortados de fondo triangular.
Las nuevas estructuras levantadas sostuvieron cons-
trucciones perecederas en su parte superior, y para
acceder a ellas se hizo necesario levantar o remodelar
las antiguas escalinatas de acceso a los edificios, las
cuales fueron decoradas con cubos arquitectónicos,
que fueron dobles en la Estructura 36.
Al mismo tiempo que estas prácticas, que amplia-
ron las Plazas C y D, se produjo una severa remode-
lación de espacios y edificios que proporcionó una
fisonomía nueva al sitio, privatizando algunos espa-
Figura 2. Machaquilá, Estructura E-29: sistema de construc- cios, y proporcionando una mayor grandiosidad a
ción a soga en el Clásico Tardío. otros.

5
«Mampostería de revestimiento»: núcleo de mortero y un revestimiento de sillares que carece de función sustentadora.
6
Morales (1995: 32) sostiene que el uso de esta técnica se corresponde en El Chal con la primera etapa constructiva de la Estructura 4 del Cua-
drángulo, un momento que los materiales cerámicos asociados sitúan en el Clásico Tardío-Terminal.

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aloja una banqueta de forma rectangular, y sobre ella


una nueva banqueta en forma de C7. Los materiales
encontrados en contexto en ambas estructuras datan
del Clásico Terminal.
Más importante sin duda aún es la Estructura 4 en
la Plaza F, una construcción que en su última fase
constructiva adquirió forma de C (Figura 4) y debió
constar de un basamento general y una banqueta que
sostuvo el edificio, y que a los lados habría contado
con otras dos plataformas independientes. En el exte-
rior de su fachada principal se hallaron numerosas
piedras de cara combada sin tallar que parecen ha-
berse combinado con varios paneles tallados para al-
canzar un diseño festoneado que se distribuyó por la
fachada principal del edificio. Todos estos sillares tie-
nen la cara posterior en forma de cuña triangular
como ocurre en otros edificios y versiones que carac-
terizan la última etapa de ocupación de la ciudad. No
disponemos de analogías con este sistema decorativo
en la región, aunque Laporte (comunicación perso-
nal, julio 2003) nos ha informado que en una estruc-
tura de Calzada Mopan se detectó una decoración si-
milar, y pueden haber decorado diversos edificios de
San Luis Pueblito así como el juego de Pelota de Ix-
kun. Este tipo de decoración en mosaico de piedra es
más característico del centro y norte de Yucatán que
del sur de Petén. E-4 tiene tres episodios constructi-
vos, y al último de ellos corresponde la ejecución de
Figura 3. Machaquilá, Estructura 32: mampostería de re- un programa epigráfico representado en piedras ta-
vestimiento en la transición del Clásico Tardío al Clásico Ter- lladas de fachada y en una banca (Iglesias y Lacadena
minal. 2003; Lacadena e Iglesias 2005).
Estos sillares decorados con glifos conforman tres
paneles que ornamentaron una banca instalada en la
NUEVOS TIPOS ARQUITECTÓNICOS pared posterior del edificio. Una parte de la inscripción
—doce piedras con sus correspondientes bloques glí-
Una de las innovaciones más notorias que se han ficos que conforman los medallones circulares— está
detectado en Machaquilá es la introducción de nuevos tallada en sillares de superficie cóncava y espiga trian-
tipos arquitectónicos, quizás a finales del periodo Clá- gular, de tan amplia presencia en Machaquilá en edi-
sico. Uno de ellos, que afecta tanto al centro como a la ficios asociados al Clásico Terminal. Determinados
periferia del sitio, es la construcción de estructuras rasgos paleográficos y lingüísticos presentes en la ins-
con forma de C, un modo arquitectónico que, según cripción sugieren también una datación tardía para
sostienen Bey et al. (1997), aparece en el área maya en este episodio constructivo de la Estructura 4 (Lacade-
tiempos del Clásico Tardío, pero que se hizo muy co- na e Iglesias 2005).
mún a lo largo del Clásico Terminal. De gran importancia también es la introducción de
Es el caso de las Estructuras 1 y 2 del Grupo 10, de otro tipo arquitectónico que hemos denominado Cua-
carácter doméstico, emplazado al sur de la ciudad, drángulo (E-38 a E-41), el cual es contemporáneo con
consistentes en un basamento general sobre el que se las mencionadas superposiciones que descansan so-

7
En la conjunción sur de los lados interiores de la plataforma de la Estructura 1 se halló, por completo explotado, un incensario cucharón co-
locado sobre el piso de piedrín que, muy posiblemente, hace referencia a algún ritual de abandono del edificio. En el lado opuesto del interior nor-
te de esta banqueta apareció, manifestando un patrón de deposición idéntico, una gran olla del tipo Pantano Impreso: Pantano.

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A4
TUR
UC
TR
ES

PLAZA F

Figura 4. Machaquilá, Plaza F, Estructura 4: forma de C adquirida en el Clásico Terminal.

bre el piso superior de la Plaza C y con la amplia re- te cuadrangular, parece recordar más a aquellos con-
modelación de espacios que sufrió la ciudad. El Cua- juntos que son comunes en el centro y norte de la pe-
drángulo es un conjunto elitista asentado sobre un nínsula de Yucatán, aunque Morales (1995: 32) define
basamento rectangular, que deja en su interior una uno de características similares, si bien de naturaleza
plaza privada de 475,65 m2 en cuyo centro se encontró más elitista, en El Chal, y Chocón (2004) describe otro
un altar liso, apareciendo realzado con respecto a la más en Pueblito.
Plaza C, y al que se accedía mediante una amplia es-
calinata. Los edificios que coronan este basamento
son rectangulares y tienen cimientos de piedra bien INNOVACIONES EN LA ESCULTURA
cortada sobre los que se asentaron construcciones de ARQUITECTÓNICA
naturaleza perecedera que descansaban en una ban-
queta de baja altura (Ciudad, Iglesias y Adánez 2003). Laporte y Mejía (2002: 67-68) señalan que otra de las
El Cuadrángulo fue levantado en el último episodio transformaciones de importancia en el paso del Clási-
constructivo definido para la ciudad, y está decorado co Tardío al Clásico Terminal en el Sureste de Petén, y
con piedras de fachada de forma cuadrada y sección sobre todo en la cuenca del río Mopán, es la aparición
triangular; los materiales obtenidos en su contexto de un nuevo estilo de decoración arquitectónica que
sostienen una datación de Clásico Terminal. Este tipo tiene filiaciones con estilos derivados del centro y nor-
arquitectónico es muy escaso en el sur de las Tierras te de la Península de Yucatán. Consiste éste en el des-
Bajas mayas; al menos en su planta aproximadamen- plazamiento de la centenaria decoración escultórica

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en estuco asociada al exterior de los edificios, por otra tan pequeños que apenas es posible distinguir la re-
de mosaico de piedra mediante el ensamblaje de pe- presentación que componen, pero partes significativas
queños bloques tallados en bajo relieve para repre- hacen referencia a mascarones de piedra formados a
sentar rostros de individuos y su ornamentación por partir de pequeñas piezas ensambladas.
medio de tocados, orejeras y demás elementos. A los Las Estructuras 7 y 8, colocadas sobre la Plataforma
casos detectados en Ixtonton, Calzada Mopan y Pue- Sur de la Plaza F, presentan un programa de decora-
blito (Laporte et al. 1997) hay que añadir el de Ma- ción arquitectónica que también emplea esta misma
chaquilá, donde la excavación de la Estructura 20, una técnica constructiva detectada en la Estructura 20. Es-
construcción levantada según diseños propios del pe- tos edificios, que formaron parte de un complejo pa-
riodo Clásico Tardío, ha reportado diferentes elemen- laciego, presentan en su fachada meridional una re-
tos tallados que debieron decorar su fachada principal creación de la Montaña de las Flores (Figura 5a), lugar
utilizando esta técnica de mosaico. Son fragmentos de vegetación amable, fuente de vida y de sustento,

Figura 5. Machaquilá, Plaza F, Estructuras 7 y 8: a) decoración en mosaico de piedra; b) columnillas ciegas del periodo Clásico
Terminal.

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actualización permanente del mito del origen del ali- Muy importante para la etapa final de Machaquilá
mento de los seres humanos (Lacadena e Iglesias debió ser la Estructura 34, que tiene tres escalinatas en
2006). Los distintos elementos que integran la repre- su lado norte, donde se instala su fachada principal, y
sentación escultórica —dos columnas de sendos mas- una en su lado sur. La excavación del primer cuerpo
carones flaqueando un vano de entrada concebido de su basamento proporcionó un muro con bloques
como las fauces abiertas de una cueva cuyas mandí- aparejados con paramento en talud, redondeado al
bulas están decoradas con flores— se encuentran ta- menos en la esquina nordeste, cuyo arranque está li-
llados en sillares independientes ensamblados con la gado al piso más antiguo de la plaza. Sobre el piso su-
técnica de mosaico. perior de la Plaza E, pegados a este basamento, apa-
Otro elemento vinculado a esta nueva técnica de recieron grandes acumulaciones de estucos
decoración es la utilización de columnillas ciegas, en modelados y fragmentados en piezas de diversos ta-
grupos de tres (Figura 5b), para decorar los zócalos de maños, los cuales debieron caer de la cornisa superior
los edificios, como ocurre en las propias Estructuras 7 del edificio que corona esta construcción piramidal
y 8, que presentaban decoración escultórica en mo- (Figura 6). Los motivos que componen son diversos y
saico. Resulta sumamente interesante que las colum- no siempre identificables, e incluyen bolas y volutas
nillas ciegas sean un rasgo recurrente también en la que forman partes de tocados o de pectorales, ma-
decoración externa de los edificios del centro y norte zorcas de maíz, plumas y dientes de calavera, un frag-
de Yucatán desde el periodo Clásico Tardío y Clásico mento de pop, fragmentos de brazos con muñequeras
Terminal. y restos de tocado, un torso en bulto redondo y los

Figura 6. Machaquilá, Plaza E, Estructura 34: decoración en estuco que decora el friso del edificio que corona la estructura del
Clásico Terminal.

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restos de una boca de tamaño superior al normal. (en Smith 1982: figs. 15 y 16). Esta rica decoración cu-
También se han rescatado otros fragmentos que in- bría todo el friso de la construcción en sus cuatro la-
cluyen conchas completas de caracoles de agua dulce, dos, y combinaba figuras de tamaño superior al natu-
que quizá fueran elementos integrantes de los pro- ral con otras de tamaño natural para representar
pios motivos. gobernantes, deidades y sus adornos, flora, fauna e,
La técnica de elaboración de algunos motivos, bási- incluso, textos jeroglíficos; en un diseño más gran-
camente aquéllos que formaron parte de figuras hu- dioso, pero seguramente de naturaleza similar al en-
manas, o diseños en bulto redondo, indica que el ma- contrado en Machaquilá y Cancuén. Gordon Willey
terial plástico –el estuco- se dispuso en torno a una (en Smith 1982: 30-52; Willey y Smith 1967) ha reali-
estrecha laja de piedra caliza necesaria para dar con- zado un muy detallado análisis de este friso de estuco
sistencia al conjunto; una solución compartida en Can- de la Estructura A-3 de Ceibal, el cual sirve para poner
cuén y Ceibal, y muy similar a la empleada en los es- de manifiesto la vinculación estilística de estos tres
tucos de Palenque. sitios.
La evidencia encontrada en diferentes centros del La datación de esta escultura arquitectónica en es-
entorno geopolítico de Machaquilá indica que esta de- tuco aparecida en el sur de Petén corresponde a la úl-
coración en estuco de los frisos y las molduras supe- tima fase del Clásico Tardío y a los inicios del Clásico
riores de edificios, incluye figuras humanas de un Terminal: Demarest y Barrientos (2004) la sitúan como
tamaño generalmente superior al normal —en Ma- una iniciativa del rey Tah Chan Ak de Cancuén hacia
chaquilá es el caso de un gran fragmento de boca que 760 d.C., mientras que la Estructura A-3 de Ceibal fue
muestra decoración de pintura en varios tonos—, levantada entre el 830 y el 849 d.C. (Smith 1982: 55);
acompañados de figuras de tamaño natural —como el por su parte, la Estructura 34 de Machaquilá se puede
mencionado torso—, ricamente ataviadas, y de dise- estimar propia de los momentos postreros de la ocu-
ños florales y faunísticos. pación elitista de la ciudad, seguramente posterior al
Aunque no existe una evidencia generalizada en el 800 d.C., es decir, del Clásico Terminal.
área para finales de Clásico Tardío e inicios del Clásico
Terminal, y podríamos pensar que da continuidad a
una decoración de escultura arquitectónica afincada GRANDES REMODELACIONES ESPACIALES
en Tierras Bajas desde el Preclásico, lo cierto es que
su disposición, composición y diseño es indicativo de Los cambios acaecidos entre Clásico Tardío y Clá-
las transformaciones que sufre el área a finales del sico Terminal en Machaquilá estuvieron precedidos
siglo VIII. De modo que tan sólo se ha documentado en por la construcción de un piso superior que afectó a
centros de naturaleza regional que mantuvieron su diversos ambientes urbanos, y que fue más impor-
importancia en el Clásico Terminal: es el caso de Pue- tante en las Plazas C, D, E y G. Hemos indicado como
blito, donde Laporte et al. (1997) han registrado la las superposiciones de las Estructuras 29 y 36, o la
existencia de un torso muy similar al encontrado en construcción del Cuadrángulo, y la remodelación de
Machaquilá, junto con otras piezas de menor entidad, E-34, se alojan en este nuevo piso, que también está
pero igualmente identificables de un formato común. presente en la Plaza A. Tales acciones, junto a la re-
Más importante aún es la rica información obtenida en modelación de otros espacios, alteraron severamen-
el palacio L7-9, también conocido como «Edificio de te la fisonomía de la ciudad en el Clásico Terminal,
los Retratos», de Cancuén, donde se han rescatado que se hizo más compacta, y que simbólicamente
más de 5000 fragmentos de estuco correspondientes a —y quizás también desde un punto de vista funcional
diseños que decoraban la cornisa de este palacio, los (Ciudad et al. 2006)— separó las plazas más septen-
cuales incluyen figuras de gobernantes de un tamaño trionales de aquéllas que ocuparon su mitad más
superior al normal, ricamente ataviados, y represen- meridional.
taciones de flora y fauna local (Barrientos, Barrios, El piso superior de la Plaza E, bajo el que se escon-
Seijas y Luin 2003; Barrientos, Larios y Luin 2003; De- den los cuerpos inferiores de E-32 y E-34, oculta un re-
marest y Barrientos 2004). Quizás, el arquetipo de este lleno de 1,20 m de grosor que redujo la altura de am-
nuevo modelo decorativo que se fija en determina- bas estructuras, y provocó una remodelación de la
das construcciones –tanto palaciegas como templa- escalinata de acceso al palacio E-32. La cerámica re-
rias- sea la Estructura A-3 de Ceibal, cuya posible de- cuperada define contextos de Clásico Tardío y Termi-
coración fue reconstruida por Tatiana Proskouriakoff nal. Los paramentos de E-32 muestran rasgos asocia-

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dos a los edificios más tardíos de Machaquilá, al estar sepultó los cubos y las alfardas de la escalinata de
formados por sillares muy bien tallados de sección acceso a E-32, y al menos sirvió de alojamiento a la
triangular. Estos cambios sirvieron para engrandecer Estructura 30, dividiéndose la plaza en dos, el Patio G-
el palacio E-32 (Ciudad, Iglesias, Adánez y Lacadena 1, sobreelevado, y la Plaza G, que vio como se cubría
2004; Ciudad et al. 2005), y trajeron como consecuen- su antiguo palacio E-29 por medio de una nueva cons-
cia, a su vez, la división en dos espacios separados de trucción que sostuvo en su cima un edificio de carác-
la hasta entonces inmensa Plaza G (Figura 7), el Grupo ter perecedero. Al mismo tiempo, en su esquina su-
G-1 que proporcionó un nuevo acceso a E-32 (que reste se construyó una baja plataforma que cubrió el
tuvo que remodelar para ello su escalinata) y se cerró primer peldaño de la escalinata de la pirámide E-27, y
por el este con la construcción de un nuevo edificio, la el piso de plaza, y que sirvió para alojar a la Estructura
Estructura 30, y en segunda instancia se elevó la cota 26, con lo que este sector quedó definitivamente se-
de la Plaza E en 1,20 m, cubriendo el basamento del llado. Esta remodelación, que se completó con otras
palacio al menos en sus lados norte, oeste y sur. actuaciones de menor entidad, es contemporánea de
Una última remodelación de la ciudad a reseñar aquéllas que afectaron a la ciudad a inicios del Clásico
afectó a la Plaza G. Su excavación confirma que a fi- Terminal que ya han sido analizadas, y significó el
nales del Clásico Tardío se elevó la parte más occi- cierre definitivo de un espacio que hasta entonces ha-
dental de este espacio, para crear una plataforma que bía permanecido abierto y que servía de comunica-

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Figura 7. Machaquilá: Plaza G y Grupo G-1 en el Clásico Terminal.

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ción entre las Plazas C y G (Ciudad et al. 2003, 2004; —Siyaj K’in Chaahk II (815, 816, 820, 821 d.C.), Uchan
Ciudad, Iglesias y Adánez 2003). ...b’ul K’ahk’ (>821-<824 d.C.), Juntzahk Tok’ (824, 825,
830, 831, 835, 836, 840 d.C.) y ‘Escorpión Ti’ Chaahk
(>840 d.C.)— los que introdujeron estas novedades
EL CONTEXTO HISTÓRICO DE MACHAQUILÁ arquitectónicas en Machaquilá, acometiendo una últi-
EN EL CLÁSICO TERMINAL ma etapa enormemente dinámica de remodelación
de la ciudad. Si los nuevos elementos y técnicas ar-
La epigrafía de Machaquilá confirma la cronología quitectónicas son reflejo de la existencia de relaciones
de estas remodelaciones sugeridas por la arqueología políticas, está claro que el reino de Machaquilá se re-
para la transición del Clásico Tardío al Clásico Termi- orienta políticamente en esta época hacia el noreste,
nal, al tiempo que proporciona un contexto histórico de donde llegan estos rasgos. San Luis Pueblito, El
en el que ubicarlas. En el año 800 d.C., después de un Chal, Ixkún, Ixtontón, Calzada Mopán y Ucanal, son
periodo de dominio de Cancuén, la dinastía real de los centros que señalan la ruta de procedencia de es-
Machaquilá se restauró en la persona del rey Ochk’in tas técnicas novedosas a Machaquilá (Figura 9). Esta
Kalo’mte’ (asociado a las fechas 800, 801, 810 d.C.) reorientación hacia el noreste coincide con el hundi-
(Figura 8). Fueron Ochk’in Kalo’mte’ y sus sucesores miento a comienzos del siglo IX de las grandes entida-
des políticas del río Pasión —Dos Pilas-Aguateca, Can-
cuén— que habían protagonizado la política del área
durante los katunes anteriores (Mathews y Willey
1991; Houston 1993; Martin y Grube 2000).
Los monarcas de esta última etapa de Machaquilá
remodelan su capital incorporando los nuevos ele-
mentos arquitectónicos antes descritos. Su programa
constructivo es a la vez continuista e innovador. Así,
se continúan remodelando los mismos espacios ri-
tuales y políticos de la etapa anterior, pero se hace
utilizando las nuevas técnicas arquitectónicas y escul-
tóricas. La Plaza A sigue siendo el lugar específico de
los rituales dinásticos. Los reyes de la restauración si-
guen eligiendo ese espacio para dedicar sus estelas,
realizar sus ritos dinásticos y, posiblemente, enterrar-
se en las estructuras piramidales que van surgiendo
en su lado norte, en ángulo recto con las preexistentes
del lado oeste. El renovado empuje y manejo de su-
periores recursos se manifiesta en el mayor tamaño y
altura de las nuevas estructuras construidas, que mo-
difican el perfil del centro monumental de la ciudad
desde su acceso sur. Por su parte, el cierre de la Plaza
G con la remodelación y construcción de nuevos edi-
ficios, las elevaciones del nivel de los suelos y las am-
pliaciones hacia el río de la Plaza F proporcionan a
los reyes de la última etapa un recinto palaciego de
gran tamaño y creciente complejidad, que termina
ocupando toda la mitad septentrional del centro mo-
numental del sitio.
En algún momento después de 840 d.C., la última
fecha conocida de Juntz’ahk Tok’, sube al trono el úl-
timo rey documentado de Machaquilá, ‘Escorpión’ Ti’
Chaahk. Con su reinado, posiblemente de corta dura-
ción, se termina la secuencia dinástica del sitio. El
Figura 8. Machaquilá: Estela 2 (según Graham 1967: Fig. 44). desmantelamiento de la banca jeroglífica de la Es-

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Figura 9. Entorno geográfico regional de Machaquilá.

tructura 4 de la Plaza F y las posibles obras inacabadas fin de su dinastía real se corresponde con el resurgi-
de la misma área reflejan que la dinastía de Macha- miento de Ceibal, localizado hacia el noroeste del sitio
quilá acaba abruptamente, quizá violentamente, en (vid. Figura 9). La celebración del primer k’atun del
algún momento a mediados del siglo IX. En esta época aniversario de la accesión al poder del nuevo rey de
cesa totalmente la actividad ritual vinculada al recinto Ceibal, Wat’ul K’atel, en 10.1.0.0.0 (850 d.C.) coincide
ritual de la Plaza A, indicio significativo del final de la con ese silencio epigráfico de Machaquilá y el cese
presencia del poder real efectivo en la ciudad: no se de la actividad vinculada a la realeza. Es muy posible
erigen nuevas estelas ni se realizan más actividades ri- que Ceibal fuera la responsable, consolidando su po-
tuales en el recinto cuadrilobulado, el cual es abando- der a expensas de Machaquilá. Machaquilá ni siquiera
nado. La cerámica recuperada en él puede conside- se encuentra entre los siete reinos —Ucanal, Tikal,
rarse Clásico Terminal en términos porcentuales, pero Kaan, Motul de San José, Lakamtuun, Puh y la propia
sin llegar a presentar los tipos diagnósticos de ese Ceibal— que se mencionan en las inscripciones de las
periodo, lo que permite suponer que dejó de estar en cinco estelas que se erigieron asociadas a la Estructu-
uso justo en su fase inicial (Ciudad, Iglesias, Adánez y ra A-3 construida como monumento conmemorativo.
Lacadena 2004). Pero como había ocurrido en Machaquilá, asimismo
Es interesante apuntar que el silencio epigráfico de en Ceibal todo ha cambiado. Aunque Ceibal está si-
mediados del siglo IX de Machaquilá provocado por el tuada a orillas del Río Pasión, y por su situación geo-

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gráfica participó plenamente en su época en los acon- una de las cinco estelas erigidas en los ejes cardinales
tecimientos políticos de la región durante el siglo pre- de la Estructura A-3 conmemorativa del primer k’atun
cedente (Mathews y Willey 1991; Houston 1993; Mar- en el poder de Wat’ul K’atel, rememora con claridad
tin y Grube 2000), la presencia en Ceibal de las que en 9.19.19.17.19, un día antes de la importante
mismas técnicas constructivas novedosas identifica- fecha de 10.0.0.0.0 (830 d.C.) se reinstauró la dinastía
das en Machaquilá delatan que también Ceibal reo- real en Ceibal en su persona, adoptando la forma de
rientó sus relaciones políticas hacia el noreste a co- ‘llegada’, evento tradicionalmente asociado con las
mienzos del Clásico Terminal. La Estela 11 (Figura 10), fundaciones dinásticas (Ciudad y Lacadena 2007); el
texto señala explícita e inequívocamente a Ucanal
(K’anwitznal), ubicada precisamente al noreste de
nuestra zona de estudio (vid. Figura 9), como el lugar
desde el que se auspicia políticamente esta reinstau-
ración (Schele y Grube 1995; Schele y Mathews 1998:
175-196).

CONCLUSIONES

La arqueología de Machaquilá indica una importan-


te transformación de este centro en un momento que
estimamos de manera tentativa en la transición del
siglo VIII al siglo IX (Ciudad et al. 2007). Esta transfor-
mación vino precedida por la reinstalación de los pi-
sos de las plazas y su preparación para un nuevo de-
sarrollo arquitectónico orientado a un
engrandecimiento de la ciudad, en especial en lo que
se refiere a su sector más meridional. Esta transfor-
mación coincide con la restauración de la dinastía real
del sitio en el 800 d.C. y el comienzo de una etapa
constructiva muy dinámica auspiciada por sus reyes,
en un nuevo marco político y económico de relaciones
que hizo reorientar el centro de gravitación de Ma-
chaquilá de la zona del río Pasión a la del Sudeste del
Petén. La construcción de un nuevo piso obligó, por
una parte, a cubrir parte de las edificaciones anteriores
o a construir nuevos edificios que cubrieron otras an-
teriores, como E-29, E-36, E-32 y E-34; por otra, sirvió
de base para alojar nuevos tipos arquitectónicos,
como el Cuadrángulo (E-38 a E-41); estos edificios re-
vistieron sus muros y paramentos con una nueva téc-
nica de construcción consistente en sillares de recu-
brimiento de fachada de sección posterior triangular y
sin función estructural importante; otros edificios que
se mantuvieron en una tradición de Clásico Tardío,
alojaron una nueva decoración arquitectónica como es
la decoración de sus fachadas con escultura a base de
mosaico de piedra y de sus zócalos mediante colum-
nillas ciegas; otros más aún se decoraron con elabo-
rados estucos arquitectónicos que se alojaron en los
frisos de los edificios, por último, grandes remodela-
Figura 10. Ceibal: Estela 11 (según dibujo de L. Schele). ciones espaciales –como la ocurrida en la Plaza G con

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la individualización del Grupo G-1 y el cierre de la pla- con la introducción de una escultura arquitectónica a
za con la construcción de una pequeña plataforma base de mosaicos de piedra caliza muy bien montada.
que alojó la Estructura 26 y cubrió una parte de la fa- El segundo, que identifica con plenitud el Clásico Ter-
chada de E-27-, cambiaron la imagen monumental de minal y parte del siglo IX, está protagonizado por el
la ciudad. crecimiento de las plazas centrales de Ucanal y la adi-
El análisis de estos cambios parece concluir que ción de plazas en el área ritual, junto a la erección de
combinaron transformaciones procedentes del exte- monumentos lisos y tallados, la remodelación y en-
rior –hemos argumentado que sillares de sección grandecimiento de estructuras, y la construcción de
triangular, escultura en mosaico de piedra, columnillas más grupos residenciales. En el tercer momento, que
ciegas, estructuras en forma de C o el Cuadrángulo, va desde finales del siglo IX hasta el siglo XI, pierden
tienen una clara filiación con procesos culturales deri- importancia los Grupos E y se magnifican las acrópo-
vados del norte de Yucatán, los cuales se transmiten a lis y los edificios redondos o hemiciclos; cambios que
través de diversos sitios del sureste de Petén- con anuncian otros de calado más profundo que caracte-
cambios internos, como es la remodelación de los es- rizan el periodo Postclásico en el sur de las Tierras
pacios y las plazas. Por último, la decoración de estuco Bajas mayas, quizás relacionados con la intrusión de
modelado en la Estructura 34, rescata una tradición de la etnia mopán en la región.
filiación cultural con el área del Pasión, que había ca- Si hacemos caso de esta cronología de los aconteci-
racterizado la evolución de Machaquilá desde su fun- mientos, nuestra impresión es que las transformacio-
dación como capital política en la segunda mitad del nes en Machaquilá responden al primero de estos mo-
siglo VII. mentos definidos por Laporte y Mejía (2002), en que
Este cambio puede inscribirse en la profunda trans- Machaquilá reorienta su acción hacia el norte noreste,
formación que sufre el Sureste de Petén desde finales bien como consecuencia de la debilidad de los centros
del siglo VIII, la cual ha sido analizada por Laporte y del Pasión y la ruptura del flujo comercial, o bien como
Mejía (2002). Estos autores argumentan un proceso consecuencia de un anhelo de ampliar su influencia
cultural definido por tres episodios que identifican el hacia un área que había visto como sus grandes cen-
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