Sap Esáña
Sap Esáña
Sap Esáña
SOCIALES
Madrid
2021
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ..................................................................................... 4
METODOLOGÍA....................................................................................... 5
DISCUSIÓN............................................................................................. 22
CONCLUSIONES ................................................................................... 24
REFERENCIAS ...................................................................................... 26
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Resumen
Abstract
Key Words: Parental Alienation Syndrome, PAS, Parental Alienation, expert assessment,
intervention.
4
INTRODUCCIÓN
METODOLOGÍA
MARCO TEÓRICO
La terminología empleada para referirse tanto a los distintos roles que adoptan
los miembros participantes en la dinámica, como a la propia patología y a la práctica
alienadora varía en función de los autores (Tejedor, 2007; Vilalta, 2011). En cuanto a la
nomenclatura utilizada por la comunidad científica para designar a cada participante se
observan dos posicionamientos. Por un lado, aquellos que se refieren al padre denigrado
como “alienado”, al padre apoyado como “alienador”, “alienante” o “programador”, y al
menor como “hijo alienado” (Ortiz, 2007). Y, por otro lado, quienes consideran que esa
terminología es inapropiada, sobre todo si se emplea durante la intervención con ellos, y
debe ser sustituida por términos como “padre rechazado”, “padre aceptado” e “hijo” (J.
I. Bolaños, 2008).
Contexto Clínico
Gardner (1992) hizo una descripción de ocho síntomas principales del síndrome
y tres niveles que se podían presentar según la intensidad de la alienación (leve,
moderado, severo), determinando para cada uno de ellos las posibles manifestaciones
clínicas (Gardner, 1998). Tales síntomas han sido utilizados posteriormente por otros
autores (Bernet et al., 2010; Cartié et al., 2005; I. Bolaños, 2002) en sus investigaciones,
y actualmente se consideran indicadores propios del síndrome.
Tanto Tejedor (2007) como Aguilar (2013, 2017), dos de los principales
defensores y divulgadores del SAP en España, han ampliado las descripciones de los
ocho síntomas establecidos por el psiquiatra y a continuación expuestos:
• Fenómeno del “Pensador Independiente”. Es frecuente que los niños con este
síndrome nieguen cualquier tipo de influencia por parte del padre alienador. Esto
tiene como resultado el reforzamiento del vínculo con el alienador, que es
considerado como única fuente de protección.
• Extensión del odio a amigos y familiares del progenitor alienado. A medida que
progresa el síndrome, el entorno del alienado también comienza a sentirse
rechazado por el menor. De esta manera, tanto la familia extensa como amigos o
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pareja del padre rechazado se ven envueltos en esta dinámica. El odio también
puede ir dirigido a aquellos hermanos que convivan con el padre alienado o se
hayan posicionado a favor de este (Aguilar, 2013, 2017; I. Bolaños, 2002;
Gardner, 1992).
Gardner (1999) especifica que no se podrá valorar como SAP aquellos casos en
los que el menor ha sido maltratado o abusado por el padre supuestamente alienado. En
estas situaciones se descarta la presencia del síndrome porque la aversión del niño a su
padre es justificada. Además hay otras razones por las que el menor puede manifestar
rechazo hacia el padre, como huir del conflicto parental en el que se encuentra envuelto;
rechazo propio de la etapa evolutiva en la que se encuentra, como es el caso de la
adolescencia, donde es frecuente el distanciamiento con las figuras parentales; o la
existencia de problemas con la figura parental, ya sea por frecuentes discusiones,
disconformidad de los límites impuestos, un estilo de crianza muy rígido o presencia de
trastornos psiquiátricos que afecten a la relación de ambos (Cartié et al., 2005; Lund,
1995).
Diversos autores (Cartié et al., 2005; Gardner, 1992) han enumerado diferentes
motivos por los que puede comenzar la programación por parte del adulto querido.
Entre ellas se encuentra el deseo de venganza por el sufrimiento ocasionado durante la
separación, una nueva relación del padre rechazado, consideración del conflicto como
una forma de mantener el vínculo, el miedo a perder relación con el hijo tras la
separación, o conseguir la custodia del hijo.
Los estudios sobre los efectos que produce a corto plazo la alienación parental
en los hijos son escasos y carecen sustento empírico (Vilalta, 2011). Aguilar (2017) y
Bronchal (2017) han descrito los efectos derivados de la programación, manipulación o
lavado de cerebro, que es uno de los componentes característicos del SAP. Esto produce
en el menor un distanciamiento con la realidad debido a que el progenitor obliga a su
hijo a olvidarse de las vivencias positivas junto al progenitor rechazado e introduce
falsas memorias para que genere una imagen negativa del adulto alienado. De esta
manera se genera en el menor una confusión al ser incapaz de discriminar cuáles son
verdaderas y cuáles falsas. De la misma forma ocurre con la espontaneidad emocional,
ya que el niño debe eliminar aquellas emociones positivas que le produce el padre
rechazado y expresar o exagerar emociones negativas, lo cual supone un continuo
control sobre las propias emociones (Aguilar, 2013).
Segura et al., (2006) han recopilado información sobre los efectos del SAP en
los menores a partir de la observación directa en Puntos de Encuentro Familiar en los
que se llevan a cabo visitas entre los hijos y padres alienados. Los autores han
encontrado sintomatología de trastornos de ansiedad y de conducta en estos menores,
que se manifiesta de forma recurrente en los encuentros. En cuanto a la sintomatología
ansiosa se aprecian altos niveles de estrés con sus consecuentes respuestas fisiológicas,
que frecuentemente derivan en explosiones emocionales. En la esfera comportamental
se observan conductas agresivas tanto físicas como verbales y somatizaciones que
tienen como objetivo evitar la realización de los encuentros.
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Los estudios sobre los efectos del SAP a largo plazo han aumentado gracias al
trabajo de Baker (2005, 2006) en los últimos años. Sus investigaciones son
principalmente de carácter retrospectivo y se han llevado a cabo con adultos que durante
la infancia fueron alienados por uno de sus progenitores. Los resultados obtenidos
muestran una baja autoestima, falta de sentido e identidad, abuso de sustancias, altos
índices de divorcio y dificultad para establecer relaciones de confianza. Se conoce
también que la exposición a la alienación parental durante la infancia aumenta la
probabilidad de padecer sintomatología ansiosa y depresiva en la etapa adulta (Baker y
Verrocchio, 2016).
A pesar de los esfuerzos realizados por ciertos autores como Jarne y Arch (2009)
o Bernet et al. (2010) por la inclusión de este fenómeno en las principales
clasificaciones diagnósticas, actualmente no se encuentra recogido en la quinta edición
del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM- V) ni en la
décima versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) (APA,
2014; OMS, 1992).
Contexto legal
En Brasil existe una ley específica sobre la alienación parental (Ley nº 12318 de
agosto de 2010) que contiene una descripción de aquellas conductas alienadoras y la
sanción que conllevan (Tejero-Acevedo y González-Trijueque, 2013). El estado de
Puerto Rico aprobó en julio de 2020 la modificación de la Ley Protectora de los
Derechos de los Menores en el Proceso de la Adjudicación de la Custodia (Ley 223-
2011) por la cual pasa a contemplarse la alienación parental en los procesos de
adjudicación de custodia (Ortiz y Schrameier, 2020).
En el caso de Méjico no existe una ley reguladora del SAP. Sin embargo,
algunos Estados contemplan en su Código Civil la alienación parental (García, 2017).
Cabe mencionar que en el Estado Federal de Méjico se eliminó en 2017 el artículo 323
septimus de su Código Civil que hacía referencia a la alienación parental como
violencia familiar. Esta modificación se produjo como consecuencia de la declaración
de inconstitucionalidad de dicho artículo por la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(Sirbu et al., 2020).
Esta norma jurídica hace referencia al fenómeno en los artículos cinco y seis. El
primero establece que “la utilización del síndrome de alienación parental también es
violencia institucional”, negando así la posibilidad de ser considerado como delito que
protege el interés superior del menor. Y el segundo recoge el deber de considerar los
daños sufridos por la violencia machista a la hora de establecer medidas, añadiendo que
“estos daños, que incluyen la utilización del síndrome de alienación parental, impactan
en la esfera física, emocional, digital, económica, laboral, comunitaria y social”.
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Revisión de sentencias
Si bien es cierto que no existe legislación específica que regule el SAP en los
países europeos, el debate sobre su existencia se mantiene presente (García, 2017). De
acuerdo con el artículo 10.2 de la Constitución Española, aquellas normas relacionadas
con los derechos fundamentales serán interpretadas según la Declaración Universal de
los Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales. Esto supone que la
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jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) debe ser aplicada
en España (Rivero, 2010).
Muñoz-Parada (2018) realizó otro estudio cuyo objetivo fue analizar el SAP en
los tribunales españoles a partir de una revisión de 438 sentencias emitidas entre el año
2004 y 2018. En un 39,3% de las sentencias analizadas los jueces aceptaron la
existencia teórica del SAP, en el 54,1% no se pronunciaron al respecto y un 6,6%
rechazaron su existencia. Los datos obtenidos del número de sentencias que acreditaban
el SAP son similares al estudio anterior, pero ambas investigaciones difieren en el
porcentaje de padres alienadores y madres alienadoras. En este último estudio los
resultados muestran una menor diferencia entre ambos, concluyendo que en un 55,1%
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de los casos la madre era alienadora, en un 43% era el padre alienador y un 1,9% era los
abuelos.
De acuerdo con Muñoz (2010), para poder evaluar la presencia del SAP es
necesario que hijos y progenitores se sometan a los procesos de evaluación. Con este fin
se creó la Escala de Alienação Parental (Gomide et al., 2016) que se administra tanto a
progenitores como hijos, pero los peritos se encuentran con resistencias de los supuestos
progenitores alienadores al evitar ser valorados (Mendoza et al., 2020).
2010) que evalúa el grado de adaptación del sujeto en la esfera personal, escolar y
social, y ofrece información sobre los estilos educativos de los progenitores.
Los defensores del SAP recomiendan incluir pruebas que contengan escalas de
validez para identificar posibles sesgos de respuestas (Sotelo et al., 2010). Uno de los
instrumentos más utilizados en el ámbito forense es el Inventario Multifásico de
Personalidad de Minnesota-2 (MMPI-2) de Butcher et al. (2019) y tiene como finalidad
la evaluación de la personalidad normal y patológica. Diferentes estudios (Siegel y
Langford, 1998; Strong et al., 1999) relacionan la alienación parental con las escalas de
validez del instrumento, concluyendo que existe cierta tendencia por parte de los
progenitores alienadores a obtener puntuaciones más altas en deseabilidad social. Es
decir, pretenden mostrar una imagen de sí mismo más aceptada socialmente (Bernet et
al., 2010).
Una de las razones por las que el SAP puede prolongarse durante años e incluso
décadas es la ausencia de medidas eficaces que permitan la revinculación filio-parental
de los miembros alienados (Coca, 2017).
como tener ciertos conocimientos sobre los procesos judiciales y, concretamente, del
derecho familiar (Aguilar, 2013; Molina y Capdevila, 2019).
Entre las complicaciones a las que se tiene que hacer frente durante la
intervención se encuentra el sabotaje continuo del progenitor alienador a lo largo de las
sesiones con los profesionales ya que sus deseos son contrarios a lo que se busca con
estas medidas (Templer, et al., 2016). Además, cabe señalar que el tiempo que
transcurre desde el comienzo del distanciamiento del hijo con el padre alienador hasta
que se inician las medidas es muy largo. De esta manera, cuando las familias llegan a
los recursos la alienación ya se ha instaurado y la gravedad es mayor, siendo más
complicada su intervención (Bronchal, 2017).
Una de las medidas adoptadas por los jueces es el cambio de custodia a favor del
progenitor rechazado. Hay autores que defienden la imposición de esta medida ya que
asegura el acercamiento físico entre el padre e hijo alienados y dificulta el desarrollo de
actitudes alienadoras del otro progenitor (Reay, 2015). Sin embargo, otros autores se
han posicionado en contra de la aplicación de esta medida por los daños que puede
causar al menor el hecho de convivir con una persona a la que rechaza (Mercer, 2019).
por el juez puesto que en estas situaciones la participación se ve condicionada por una
orden judicial y la voluntariedad se ve limitada (Tejedor, 2007). A pesar de ello, la
literatura científica coincide en que la mediación familiar es un recurso que puede
resultar útil en casos leves de SAP donde los miembros de la familia muestran interés
por llegar a acuerdos en aquellos aspectos que generan conflicto (Aguilar, 2013). Por el
contrario, esta medida no parece eficaz cuando la alienación está muy instaurada en la
familia ya que los alienadores no colaboran en el proceso y no es posible llegar a
acuerdos (Tejedor, 2017).
Si bien es una medida muy efectiva para familias con diferentes problemáticas,
en los casos de SAP la terapia familiar tradicional no tiene los mismos resultados
(Templer et al., 2016). La dificultad que se encuentra en las terapias familiares de los
casos donde el SAP está presente es la negativa de los padres alienadores para participar
en las sesiones (Tejedor, 2007; Tejedor, 2017). La finalidad de la terapia familiar es
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contraria a los deseos de los alienadores ya que con esa se pretende una mejora de las
relaciones familiares y, por tanto, es frecuente que estos no aparezcan los días
establecidos y se muestren poco colaboradores a lo largo del tratamiento (Molina y
Capdevila, 2019; Templer et al., 2016).
DISCUSIÓN
Del mismo modo que ocurre con el estudio de los síntomas, los efectos que
produce el SAP a corto plazo se han hallado a partir de la observación clínica de los
profesionales (Segura et al., 2006). Estos datos deben ser contrastados para poder
generalizarlos ya que la simple observación no se considera prueba científica. En cuanto
a los efectos del síndrome a largo plazo cabe mencionar los estudios de Baker (2005,
2006) con muestras de adultos que fueron expuestos a prácticas alienadoras durante la
infancia. En este caso el método de estudio utilizado es válido, pero una vez más la base
de la que parte tal estudio no es empírica y por ello los resultados son cuestionados.
En cuanto a la intervención indicada para resolver los casos de SAP, los autores
coinciden en que las medidas terapéuticas y judiciales son más eficaces cuando se
aplican de forma conjunta. Por un lado, las intervenciones terapéuticas se ven
entorpecidas por las actitudes de los progenitores alienadores que muestran poca
colaboración en el proceso y frecuentes faltas de asistencia (Tejedor, 2017). Una manera
de frenar el sabotaje de estas terapias es que se realicen bajo orden judicial, ya que esta
puede actuar como fuente de motivación externa y aumentar la colaboración y
participación del alienador en el proceso. Por otro lado, las medidas ordenadas
judicialmente como el cambio de custodia pueden alterar el bienestar psicológico del
menor al forzar su separación del progenitor querido (Mercer, 2019). En este sentido,
parece coherente realizar una intervención psico-jurídica en la que las medidas
terapéuticas se vean reforzadas por las resoluciones judiciales y viceversa.
CONCLUSIONES
La falta de reconocimiento del SAP como categoría clínica por parte de las
principales clasificaciones y manuales de trastornos y enfermedades mentales es uno de
los argumentos más utilizados por los detractores del fenómeno para invalidar esta
problemática. La ausencia de acreditación obstaculiza el avance de las investigaciones
ya que carecen de una base empírica de la que poder partir. En este sentido, se hace
imposible mostrar evidencias científicas sobre la prevalencia, las principales
características o la gravedad de los síntomas, y se dificulta la creación de pruebas
específicas para detección y evaluación del síndrome.
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