Brenda Laca El Acusativo

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Sobre el uso del acusativo preposicional en espanol*

Por BRENDA LACA

0.1. El problema del «acusativo preposicional» es sin duda uno de los mas
complejos e interesantes de la gramätica espanola, en la que se presenta ante
todo como problema descriptivo: el de dar cuenta de la alternancia entre objetos
acusativos introducidos por la preposicion a (que coinciden por lo tanto en su
constitucion con los dativos y con otras frases preposicionales dependientes del
verbo que quedan fuera del sistema actancial-casual defmido por los pronombres
ätonos) y objetos acusativos sin preposicion1. Como es sabido, la dificultad del
problema reside en una casuistica que a menudo se resiste a todo intento de
delimitar una distribucion condicionada por factores gramaticales (caracteristicas
de la fräse nominal objeto) o lexicos («reccion» del lexema verbal). No es de
extranar que pares de ejemplos como los siguientes, en los que en apariencia
todo — relaciones gramaticales, caracteristicas del objeto, incluso el lexema
verbal en (1—3) — permanece igual, menos la constitucion del objeto, lleven a
desconfiar de la relevancia ultima de estos factores para explicar la distribucion,
o bien a asumir una zona de vacilacion y variabilidad arbitraria2:

* Agradezco a Jürgen Lang (Berlin), Jens Lüdtke (Berlin), Manfred Ringmacher (Tubinga)
y muy especialmente a Lilianne Tasmowsky-De Ryck (Amberes) por su interes en
discutir conmigo versiones anteriores de este trabajo.
1
Prefiero evitar los rotulos tradicionales de «complemento directo» y «complemento
indirecto», cuya defmicion semantica tradicional no es adecuada y cuya definicion
formal — elaborada para otras lenguas y solo recientemente introducida en la descrip-
cion del espanol (Gutierrez Araus 1978, pp. 160 — 64) — solo puede llevar a confusion,
dado que se basa precisamente en la presencia o ausencia de preposicion. «Objeto
acusativo» debe entenderse aqui como una abreviatura de «objeto pronominalizable
por un pronombre atono acusativo» (correspondiente a la nocion de implemento en
Alarcos Llorach 1978). El problema del «acusativo preposicional» se plantea como tal
justamente porque constituyentes de «forma» similar presentan un comportamiento
sintäctico diferente: objetos acusativos preposicionales y objetos dativos no solo se
distinguen con respecto a la pronominalizacion, sino ademäs con respecto a la pasiva
perifrästica, a la duplicacion pronominal y probablemente en una larga serie de hechos
mas. La confusion enorme que hay en este sentido en la bibliografia, favorecida sin
duda por la aparente perdida de distincion casual en los pronombres ätonos en
algunas variantes dialectales (leismo, laismo, loismo^ evidencia la necesidad de repensar
coherentemente la problemätica de las relaciones gramaticales en espanol. Uri importan-
tisimo paso adelante en esta direccion es el que representa Garcia (1975).
2
Bossong (1982, p. 26) constata esta zona de variabilidad en la mayoria de las lenguas
que presentan tratamiento morfologico diferencial del objeto, y razona convincente-
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(1) — £[...] que va a tocar?


— Creo que algo de Chopin. Beethoven creo que ya no va a tocar para nada
[...]. Pero creo que va a tocar Bach. Schubert [...].
[...]
— £Oye, y en todo el ano se va a procurar en todo el mundo tocar mucho
a Beethoven! (NCM 421)
(2a) Despues tomo el nino, con el en brazos sigo lavando (RA 19).
(2b) jToma al ninol, le grito a Hector (RA 115).
(3a) iQue gracioso! exclama, mirando el nino (RA 66).
(3b) Lo miro, miro al nino (RA 115).
(4) Era como una especie de locura fria que por un lado reforzaba al presente
con hombres y alimentos, pero todo eso para borrar de un manotazo el
futuro (C 64).
(5a) Si alguien se encargaba de dirigir el grupo (C 18).
(5b) Taunus dejo al grupo en paz hasta la noche (C 21).
Por otra parte, dentro de las contribuciones a la teoria sintäctica de esta ultima
decada, particularmente en aquellas de orientacion «tipologica », o tipologico-
pragmatica, aparecen enfoques y planteamientos que, o bien se refieren explicita-
mente al tratamiento morfologico diferencial del objeto o bien permiten predecir
un renovado interes teorico por el problema. La mencion de los hechos del
espanol como apoyo de algunas tesis no siempre va acompanada del conocimiento
de la totalidad de los hechos3.
0.2. La tarea que me propongo aqui es muy modesta: la de sistematizar hechos
en principio conocidos, echando de paso una mirada critica a las descripciones
existentes e insistiendo sobre algunas peculiaridades de la distribucion de la
marca preposicional. No planteare en principio la pregunta acerca \Zifuncion de
la marca, sino que tratare de ir mostrando los diversos factores que favorecen
su presencia, y como estos conforman un cuadro coherente que permite entender

mente que tal zona solo es en apariencia arbitraria, ya que estä delimitada en torno al
punto de interseccion de dos dimensiones, la una de tipo escalar (escala de animacion),
la otra simplificada como oposicion ± defmido, que cada lengua fija en principio en
un «lugar» diverso de transicion entre los dos tipos de objeto (los marcados y los no
marcados). El valor sistematizador de las ideas de Bossong es innegable; las preguntas
que nos plantearemos con respecto al espanol son, sin embargo, otras: la de los limites
de la zona de variabilidad y la de si la altemancia es en ella aleatoria.
3
Asi, por ejemplo, Hopper/Thompson (1980, p. 259) afirman, utilizando entre otros
datos del espanol como apoyo, que «the special markings on definite O's found in
many languages are better interpreted functionally äs Signals of the high Transitivity of
the clause äs a whole.» Pero ademäs asumen que dentro de la jerarquia de la transitivi-
dad y con respecto a la dimension de la kinesis, las acciones estän del lado de la « alta »,
las no acciones del lado de la « baja » transitividad. La posibilidad u obligatoriedad del
uso de la marca en los casos de verbos que no designan acciones transitivas, sino
relaciones (anteceder, sobrepasar, preteder etc.) contradice o bien la interpretacion de
la marca como senal de alta transitividad, o bien las correlaciones asumidas en la
hipotesis.
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incluso las aparentes vacilaciones como no aleatorias. Ordenare el material en


base a tres perspectivas interpretativas que se revelarän como compatibles, mäs
aun, como estrechamente relacionadas en tanto manifestaciones de un mismo
principio. Todo lo que mäs allä de ello pueda insinuarse dentro de los limites de
este articulo permanece al nivel tentativo y borreso de una hipotesis de trabajo
para la reflexion ulterior: la de que la clave para la comprension del funciona-
miento del acusativo preposicional en espanol ha de buscarse en algunas ideas
sobre las afinidades o caracteristicas pragmaticas, referenciales y semantico-
casuales de las frases nominales (o de sus referentes) que contraen las relaciones
gramaticales fundamentales, ideas presentes en präcticamente todos los enfoques
que intentan abordar indirectamente el problema de las relaciones gramaticales.
Tales enfoques insinuan — explicitando intuiciones de la gramatica tradicional —
como son los sujetos, los objetos acusativos y los objetos dativos prototipicos
en una lengua que opera a algun nivel con la distincion entre estas tres relaciones.
La nocion que podria permitir entender coherentemente el cumulo de observacio-
nes en torno al funcionamiento del acusativo preposicional es, puede adelantarse
aqui, la de objeto acusativo atipico.
1.1 El tratamiento de la casuistica en los capitulos correspondientes de gramä-
ticas y manuales, caracterizado por una madeja de reglas y excepciones y por
clasificaciones de «casos» segun criterios multiples (Isenberg 1968, pp. 5 — 7),
es indice suficiente de que la distribucion del acusativo preposicional no estä
gramaticalizada en el sentido de que sea posible identificar una clase de objetos
acusativos que exige la presencia de la marca y a la vez un dominio complementa-
rio que la excluye. La dificultad en la formulacion de las reglas deriva por un
lado de lo que se da en llamar «vacilaciones en el uso», por otro lado de que
no resulta fäcil identificar claramente un numero restringido de variables de
indole lexico-gramatical que permitan dar cuenta de la distribucion. La mayoria
de las descripciones existentes se centran en la naturaleza del objeto acusativo,
y atienden — sin que esta diferenciacion sea hecha con claridad — sea a
propiedades lexico-gramaticales de la fräse nominal que designa al objeto (asi,
en la distincion entre pronombres, nombres propios, nombres comunes, animado/
inanimado como rasgos lexicos inherentes, definido/indefinido como caracteristi-
cas formales), sea a propiedades de los referentes designados en un enunciado
particular. Es evidente que la posibilidad de referencia metonimica puede « anu-
lar» los rasgos lexicos inherentes de un sustantivo, y que definido/indefinido
como caracteristicas formales no se corresponden necesariamente con los rasgos
referenciales pertinentes de la fräse nominal. No es ocioso insistir sobre esta
diferencia, a la que poco se atiende en general, ya que nos indica una primera
cosa importante a tener en cuenta: la distribucion del acusativo preposicional no
esta dictada exclusivamente por las expresiones lingüisticas, sino tambien por su
referencia, y la referencia no es un fenomeno de la gramatica de una lengua, sino
del hablar por medio de una lengua4.

4
Roegiest (1979, p. 43) habla de «traits lexicaux », Bossong (1982, p. 26) de « semantische
Eigenschaften, die dem als Objekt fungierenden Nomen inhalieren» con respecto a la
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1.2. Dadas las caracteristicas de las descripciones mäs usuales, parece aconse-
jable preguntarse al principio, y en la forma mas sencilla, cuäles son los hechos
seguros y establecidos, que sabemos acerca de la distribucion del acusativo
preposicional.
1.2.1. En primer lugar, sabemos que hay de hecho una clase de objetos
acusativos que se revela como nucleo del uso de la preposicion: la serie tonica
de los pronombres personales, los nombres propios de personas y animales, y
los pronombres demostrativos e interrogativos cuando se refieren a seres huma-
nos. Es este el dominio de la obligatoriedad, en el que no hay alternativa
«aceptable» al uso de la preposicion5, cf.:
(6a) *Vio mi.
(6b) *Vimos Pedro.
(6c) *Vimos Sultan.
(6d) *iQuien vio Juan?
Mucho mas dificil es determinar si existe entre los objetos nominales un dominio
de imposibilidad correspondiente, es decir, una clase de frases nominales que
en ninguna circunstancia puedan ser introducidas por la preposicion. Buenos
candidatos parecen ser las frases nominales carentes de determinantes en Singular.
1.2.2. Los casos restantes conforman lo que Uamaremos el dominio de la
posibilidad. Se sabe que en este dominio la distribucion esta en gran medida
regida por la accion conjunta de dos tipos de variables que se refieren en
apariencia por un lado a caracteristicas lexicas, por otro a caracteristicas referen-
ciales de la fräse nominal objeto. Son precisamente las variables que entran en
la formulacion de la regla präctica «los objetos acusativos humanos y definidos
son introducidos por la preposicion a ». Sabemos hoy que en lugar de « humano »
es preferible decir «animado», y «especifico/individt^ado» en lugar de «defi-
nido». Y sabemos ademäs que tambien la Version mejorada de la regla no deja

dimension de la animacion. Pero incluso dentro de la clase lexica focal de los nombres
propios, no es la mera pertenencia a la clase sino la referencia actual a animados la
que rige una aparicion obligatoria. En casos como «Dejo Kant para mäs adelante»
(Fernandez 1986, p. 187), «Ya a tocar Bach», asi como en los casos inversos del tipo
« Esto irritaba a todas las cabezas confusas », «Iba a despertar a toda la casa » (Fernandez
1986, pp. 177, 180), no puede decirse que la falta de a «cosifique» o su presencia
«personifique». Lo que hay es simplemente referencia metonimica, y la distribucion se
rige, por lo menos parcialmente, por las propiedades del referente mentado. En el caso
de la oposicion definido/indefinido tambien hay a veces conflicto entre la oposicion
formal y la referencial (no obligatoriedad del uso ante definidos de valor generico,
oposicion individuado/no individuado dentro de los sintagmas formalmente indefini-
dos).
Para los datos con respecto al resto del dominio pronominal, en particular los indefmidos
y los relatives, vease Fernandez (1986). La distribucion en este dominio merece, por su
complejidad, un anälisis aparte. Es interesante notar que dentro de los relatives hay un
caso claro de exclusion (con el relativo que) y un caso claro de obligatoriedad (con el
relativo el/los/la/las que) en los que la animacion del referente no juega papel alguno.
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de ser regla präctica y aproximativa, que no alcanza a ctar cuenta, ni en lo


positive ni en lo negativo, de la distribucion real en el uso6.
Si bien no cabe duda de que el uso de la preposicion estä estrechamente
relacionada con la categoria «persona» (jacusativo personal!), hay que cuidarse
de una estrategia de justificacion de las excepciones a la regla mencionada de
uso a veces indiscriminado en las explicaciones gramaticales, a saber, la que
consiste en interpretar todos los casos de usos de a no previstos por la regla
como « personificaciones », todos los casos de «falta» de a donde cabria esperarla
como «depersonificaciones». El procedimiento es evidentemente circular, y, al
no ir acompanado del intento de esclarecer que se entiende por «persona», no
pasa de ser una mera asignacion de rottdos7. Por lo demas, no resulta fäcil a ese
nivel relacionar ejemplos como (7) con una supuesta « concepcion personalizada »
del objeto,
(7) Las dificultades que acabo de enumerar privan al proyecto de todo su
atractivo inicial,
ni entender del fragmento (1) segun un mecanismo de depersomficacion/personifi-
cacion (en todas las menciones se trata de usos igualmente metonimicos de los
nombres propios).
1.2.3. Sabemos ademäs que en todo el dominio de la posibilidad hay que
contar con «vacilaciones», interpretables como vacilaciones en el uso o en los
juicios de aceptabilidad. Desde una perspectiva analitica, la comprobacion de
vacilaciones en el uso, referida a ejemplos como (l — 5) no deja de ser problemä-
tica: asumir «vacilacion » en casos tales implica suponer que ya se han identifi-
cado los factores relevantes para el tratamiento morfologico diferencial del objeto
y que tales factores coinciden con las caracteristicas (que permanecen invariables)
de la fräse nominal objeto. Si estos factores, empero, no fueran los responsables
Ultimos e inanalizables de la distribucion, no podria hablarse aqui con ningun
derecho de «vacilaciones». Con respecto a las vacilaciones en los juicios de
aceptabilidad, cualquiera que haya interrogado a otros hablantes sobre la acepta-
bilidad de determinados ejemplos sabe por experiencia que präcticamente nada
que trascienda el dominio de la «obligatoriedad» puede tenerse por seguro.

6
La accion conjunta de los dos tipos de variables es esquematizada por Bossong
(1982, p. 26) mediante la proyeccion de la oposicion ± definido sobre la «escala de
animacion». Roegiest (1979, p. 49) subsume los rasgos de animacion y determinacion
bajo un rasgo general abstracto, el de /activite potentielle/:
7
Muy a tener en cuenta es el intento de interpretacion lingüistica del concepto de
«persona» desarrollado por Thun (1986, pp. 129 — 140 y passim), quien insiste en la
necesidad de abandonar la sinonimia tenninologica « persona = humano », « no persona
= cosa», para concebir a la persona a partir de la idea de «selbsttätige oder zumindest
potentiell selbsttätige Beteiligung am Verbereignis» (p. 134). Coincide con esto la inter-
pretacion de King (1984, p. 399), para quien en el caso del uso con inanimados «the
noun is <elevated> to the role of a potential participant».
El acusativo preposicional en espanol 295

Desde el punto de vista metodologico, la conclusion a extraer es evidente: en


ningun caso puede basarse el analisis en un corpus de ejemplos construidos8.
2.1. Quiero pasar revista a los datos ulteriores de que disponemos sobre el
uso, que ordenare de acuerdo a tres perspectivas explicativas que se alternan y
entrecruzan desde siempre en el tratamiento del fenomeno: la tesis de la analogia
con el sujeto, la tesis de la analogia con el dativo y la tesis de la «individualidad ».
Me baso en parte en ejemplos recogidos por rni, pero en lo fundamental atiendo
a los hechos mencionados en las tres descripciones modernas de la casuistica que
me parecen las mas completas y sobre las que cabe hacer antes algunas precisio-
nes. Estas tres descripciones presentan material heterogeneo desde el punto de
vista diatopico, diafäsico y diasträtico. No disponemos de hecho de estudios
confiables desde el punto de vista de la variacion interna del espanol. Si elijo —
no sin ciertos resquemores — presentar material « panhispänico », es simplemente
porque esto corresponde a la tradicion de las descripciones existentes. Las
referencias a la variacion que he encontrado en la literatura son pocas, toman
la forma de una simple contraposicion entre espanol europeo y americano —
que no por usual es menos inexacta —, y, mas grave aun, son contradictorias.
Asi, mientras a Fernandez (1986, p. 170) le llama la atencion la falta de la
preposicion en textos sudamericanos, Thun (1986, p. 38) afirma: «Das Spanische
in Amerika wiederum verwendet augenscheinlich den präpositionalen Akkusativ
häufiger als das mutterländische castellano.»
2.2. Las tres descripciones a las que me refiero, que, curiosamente, al poner
el acento en diferentes hechos se revelan como complementarias, son el estudio
fragmentario y postumo de Fernandez (1986), el mas rico en ejemplos del
que tenga noticia, el capitulo correspondiente de Roegiest (1980), que retoma
materiales e ideas de Coste/Redondo (1976) y la obra de Isenberg (1968), la cual,
a pesar de estar viciada por defectos teorico-metodologicos que seguramente han
dificultado su recepcion, contiene algunas observaciones e intuiciones finisimas
sobre el funcionamiento real del acusativo preposicional.
La idea mas importante a retener de Fernandez (1986) — cuya muestra del
uso literario real deja en el campo de la « obligatoriedad» poco en pie — es la
de que el uso de a para introducir el objeto acusativo es apenas un fenomeno
parcialmente gramaticalizado (veremos mas adelante que debe entenderse por
« gramaticalizacion »), orientado por dos principios o tendencias:
La oposicion formal entre empleo y no empleo de a tiende mas bien [...] a establecer
una diferencia semantica en la direccion de la persona: entre persona que se halla

8
La decision de Isenberg (1968) de trabajar con ejemplos construidos — justificada por
el explicitamente con la desconfianza antfe los « datos reales » caracteristica del momento
en que escribe (p. 11 s.) — hace que de su trabajo seao utilizables las ideas generales,
sin que el corpus ni los juicios de agramaticalidad prueben absolutamente nada. Un
fenomeno en el que se sospecha quennciden factores discursivo-textuales (y tal es la
suposicion de base y a la vez la mayor contribucion de Isenberg) no puede ser estudiado
mas que sobre la base de textos reales.
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en una situacion concreta, persona actualizada, individualizada (con a) y lo que


podriamos llamar persona «hipotetica», persona no actualizada [...] (p. 173).
Sin embargo, a traves de esta tendencia apenas formalizada [...] corre con mayor
fuerza formalizadora otra tendencia que consiste en adjudicar la preposicion a a
determinadas clases de verbos y a excluirla de otras. Esta tendencia sigue a veces la
misma direccion que la primera, pero otras veces marcha en direccion opuesta y la
neutraliza (p. 175).
El merito de Roegiest (1980, pp. 141—48) reside en el concentrarse en buena
parte en los casos de uso « no personal» del acusativo preposicional, en particular
en el caso de la reccion de algunos verbos transitivos que no designan una accion
transitiva sino una relacion local, temporal o nocional entre sujeto y objeto,
como p. ej. anteceder, sobrepasar, sustituir (p. 147), y en poner de manifiesto la
relevancia del entorno sintactico oracional global para justificar algunos usos
« no personales ».
Por Ultimo, el interes de la obra de Isenberg (1968) reside, <a mi entender, en
que trata de desentranar el papel de factores discursivo^pragmaticos (concebidos
por el, en una vision algo limitada, como meramente transfrästicos) en todo el
dominio que hemos llamado de «posibilidad», y en las observaciönes que
contiene acerca de las consecuencias del modo de referencia de la fräse nominal
objeto sobre el grado de aceptabilidad que puedan alcanzar las desviaciones de
la norma « humano/definido ».
3. La tesis de la analogia con el sujeto como factor que determina la necesidad
o la posibilidad de introducir un objeto acusativo con la preposicion a es la mas
antigua y extendida en la tradicion gramatical espanola, expresada por L^IJLZ
(1920, p. 51) en la formula clasica: «el complemento directo lleva la preposicion
a si es logicamente posible considerarlo como sujeto de la oracion». La tesis se
presenta en formas variadas, sin que quede en ellas siempre en claro que se
entiende por «analogia con el sujeto». Creo que se le hace mayor jüsticia como
intento explicativo si se la libera de la idea que se le asocia con frecuencia, la de
la «funcion de desambiguacion »9. Asi entendida, la analogia con el sujeto
presenta dos aspectos, uno estrictamente sintactico y uno mas general.
3.1.1. Ha sido sobre todo Roegiest (1980, pp. 143, 146) quien — apoyandose
en ideas de Coste/Redondo (1976, p. 325) — ha insistido en el aspecto estricta-
mente sintactico10, observando que los objetos acusativos que funcionan como
sujeto de un infinitivo pueden ser introducidos por a aun cuando no designen
9
No se menciona nunca el hecho de que en los casos que Thun (1986, p. 37 ss.) identifica
como «wichtigste Bastion» del uso de la preposicion, los pronombres personales
tonicos, la necesidad de desambiguacion solo aparece en pocas de las combinaciones
teoricas posibles. No pretendo negar la existencia de la «funcion de desambiguacion»,
pero como factor operante dentro de la distribucion real, esta subsume solo un numero
muy restringido de hechos.
10
Roegiest (1979, p. 50) interpreta estos hechos como resultado de una «activation» del
objeto. Por mi parte, entiendo que lo decisivo aqui no es el grado mayor de actividad,
sino el hecho de que el objeto presente la independencia suficiente como para ser
El acusativo preposicional en espanol 297

animados. De hecho, no hay caso en el que una fräse nominal presente mayor
« analogia con el sujeto » que aquel en que esta es realmente sujeto de algo. Sin
que pueda hablarse de uso obligatorio de la preposicion11, parece evidente que
la incrustacion de un objeto en una configuracion sintäctico-semäntica en la que
funciona como sujeto de una predicacion secundaria favorece la aparicion de
aquella en casos no personales. El caso tipico es el de las construcciones de Ad,
como en:
(8a) De vez en cuando cundian alarmas, se veia surcar el espacio a dos o tres
aviones (Coste/Redondo 1976, p. 330).
(8b) Emergiendo sobre una ola, veo al avion caer envuelto en Hamas (RA 96).
(8c) Miro los dinosaurios otra vez muertos de risa, saltando sobre un costado del
mär [...], pero oyeme, pero oyeine, nada de eso podra impedir que continues
viendo a los dinosaurios saltar, saltar (RA 103).
Pero la lista de estas predicaciones secundarias puede ampliarse, en primer lugar
a las construcciones tradicionalmente llamadas de « döble acusativo », en las que
uno de los sustantivos involucrados es — como se sabe — un predicado del
objeto (con verbos como nombrar, elegir, llamar, hacer):
(9) Por eso, solo por eso, prefiero llamar «historia» y no «novela» a esta obra
mia (Roegiest 1980, p. 146).
La misma configuracion aparece en las construcciones en las que un adjetivo se
asocia al objeto no como atributivo sino mediante un nexo predicativo12:
(lOa) pero del mismo modo que veia tan lejana y distante a la ciudad (Roegiest
1980, p. 145).
(l Ob) Quise imaginarme a un grano de trigo aislado de los demäs granos (Roegiest
1980, p. 145).
3.1.2. En principio es irrelevante que forma tome la predicacion secundaria,
si se trata de un infinitivo o bien de una fräse nominal o preposicional que se
refiere semanticamente al objeto, como en:
(l l a) transforma en castillos las cabanas, vuelve a los cangrejos flores unicas
(RA91).

« soporte » de una predicacion. Acerca del papel de este tipo de configuracion sintäctica
ya desde los origenes del fenomeno, vease Müller (1971).
11
Es necesario insistir en el caracter facultativo del uso de la preposicion en estos casos,
que demuestra que la afirmacion de Körner (1987, p. 17) de que «die Wahl oder Nicht-
Wahl der Präposition [...] zwei verschiedenen tiefensyntaktischen Strukturen entspricht»
no es sostenible en esta forma. La pösicion del infinitivo con respecto al objeto no
parece ser decisiva (hay ejemplos suficientes de falta de la preposicion ante el objeto
acusativo que precede al infinitivo). En cambio, los demas factores que veremos adelante
parecen mantener su relevancia dentro de las construcciones de Acl; en los casos de
Acl sin acusativo preposicional que he constatado en RA, en su mayoria se trata de
objetos de referencia continua.
12
El test para la determinacion de este nexo predicativo, cuando la estructura no se
desprende inequivocamente del orden de las palabras, como en (lOa), es la pronominali-
zacion.
298 Brenda Laca

(llb) Otra vez la oscuridad [...] convierte al mär en un run^or invisible (RA 186).
(llc) La tonnenta dejo sin hojas a los arboles.
(lld) Taunus dejo al grupo en paz.
Importante es que la presencia de una predicacion secundaria referida al objeto
favorece el empleo de la preposicion y, a. la inversa, que la introduccion de a
puede determinar una interpretacion sintactica correspondiente, como en el caso
del par siguiente, que presenta una estructuracion en cada caso diferente de los
constituyentes:
(12a) La tonnenta dejo treinta heridos y muchos arruinados.
(12b) La tormenta dejo a treinta heridos y a muchos arruinados.
Tambien las construcciones de tener con acusativo preposicional manifiestan la
misma configuracion con una predicacion secundaria:
(13a) *Juan tiene a un hermano de nueve anos.
(13b) Juan tiene un hermano enfermo/en el extranjero.
(13c) Juan tiene a un hermano enfermo/en el extranjero13.
Pareceria que en ocasiones (la observacion aparece en Fernändez 1986, p. 186s.,
n. 106), la aparicion del acusativo preposicional se ve favorecida incluso en los
casos en que tal predicacion secundaria estä lexicamente «incorporada» en la
estructura semantica del lexema verbal, a saber, con verbos parafraseables por
estructuras causativo-transformativas del tipo «hacer/volver + predicativo del
objeto ». Asi por ejemplo en:
(14a) la necesidad de argentinizar a la Argentina;
(14b) el hombre humaniza al mundo.
3.2.1. Desde un punto de vista general, la nocion de la «analogia con el
sujeto» puede verse en conexion con las propiedades de los sujetos bäsicos
postuladas por Keenan (1975), entendidas no como rasgos definitorios siüo como
rasgos caracteristicos de tal relacion gramatical. La propiedad mäs importante
para nuestro tema es sin duda la de la autonomia referencial, formulada por
Keenan (1975, p. 312) como sigue: «The entity that a b-subject refers to (if any)
exists independently of the action or property expressed by the predicate.»
Un sujeto (mas precisamente, un sujeto temätico de una oracion principal
declarativa) queda siempre fuera del alcance de las modalizaciones posibles de
la predicacion oracional, su referencia queda establecida con independencia de
la predicacion y, en tanto presuposicion, es inmune al valor de veracidad o a la
«factualidad» de la asercion. Es evidente que las propiedades referenciales de
los objetos acusativos introducidos por a a las que se alude en la formulacion

13
(13b) y (13c) no son exactamente equivalentes. En el caso del adjetivo, la construccion
con a solo puede ser interpretada con el adjetivo como predicativo del objeto; la
construccion sin a admite en cambio las dos interpretaciones sintäcticas (enfermo como
atributivo o como predicativo). En el caso de las frases preposicionales locativas, me
parece ver una clara diferencia entre «lugar de residencia habitual», una especie de
localizacion «caracterizante» (sin a) y «lugar transitorio» (con a).
El acusativo preposicional en espanol 299

de la regla practica (definido/especiflco) son reflejo de una autonomia referencial


comparable del objeto acusativo. La autonomia referencial del objeto introducido
por a parece ser decisiva en las conocidas oposiciones del tipo
(15a) Estoy buscando una secretaria que haya trabajado antes para un politico.
iConoces algunal
(15b) Estoy buscando a una secretaria que trabajo mucho tiempo para Jörge. iLa
conoces?
en las que el objeto introducido por a en (15b) aparece asociado a una presuposi-
cion de existencia e identiflcabilidad (veanse el modo de la relativa y la pronomi-
nalizacion) que no queda garantizado por el lexema verbal buscar, cuyo contenido
es creador por excelencia de un contexto modal (opaco). Por mas tentadora que
pueda parecer la correlacion insinuada en el ejemplo con el modo de la relativa
y el tipo de anäfora, asi como la posibilidad de interpretar el uso de a como
« extraccion» del objeto de un contexto modal, hay que aclarar que — como se
desprende del material de Fernändez (1986, p. 155ss.) — la distribucion real estä
lejos de corresponder al caso ideal de la pareja de ejemplos anteriores. La
autonomia referencial del objeto introducido por a no parece mecanicamente
asociable al modo de la relativa.
3.2.2. Por otra parte, no resulta dificil establecer una conexion entre el otro
componente de la regla practica (humano/animado) y la conocida afinidad sujeto-
agente, formulada por Keenan (1975, p. 321) del modo siguiente: «b-subjects
normally express the agent of the action, if there is one.» Parece evidente que
formulaciones como la de la « activite » (Roegiest 1979, p. 49) y la de la «individua-
lite propre qui s'affirme face a celle du sujet et qui peut, meme, s'opposer a
Faction de ce sujet» (Coste/Redondo 1976, p. 320) han de referirse a una agentivi-
dad entendida como potencial.
3.2.3. No quiero insistir aqui sobre los casos en los que la analogia con el
sujeto se interpreta como analogia con el sujeto de la construccion particular en
la que aparece el objeto introducido por a (vease Roegiest 1980, p. 147), sobre
todo con verbos de «transitividad atipica» que expresan una relacion y no la
accion de un agente sobre un paciente, como en:
(16a) El adjetivo califica al sustantivo.
(16b) El pronombre sustituye al nombre.
(16c) La primavera precede al verano.
(16d) El trigo supera en rendimiento al maiz.
Pero no quiero dejar de mencionar por Ultimo, en relacion con la analogia con
el sujeto, un tipo de construcciones (por cierto desviantes e incorrectas, pero
presentes desde siempre a lo que parece en la lengua) en las que el objeto
acusativo introducido por a es de hecho tratado como un sujeto gramatical, que
determina la concordancia de numero en el verbo. Se trata de las construcciones
con « se » del tipo de
(17) el cuartel donde [...] se han ajusticiado a varios criminales de guerra (RA 57)
que ha tratado recientemente Martin Zorraquino (1978).
300 Brenda Laca

4. La tesis de la analogia con el dativo, sustentada en larcoincidencia formal


entre objetos acusativos introducidos por a y objetos dativos, como en
(18a) Vio a Maria (-> La vio)
(18b) Hablo a Maria (-> Le hablo)
ha hecho desde siempre apariciones esporädicas en la reflexion sobre el fenomeno,
siendo vista las mäs de las veces en correlacion con la reestructuracion o con la
presunta perdida de la oposicion casual dativo/acusativo incluso en el sistema
de los pronombres ätonos14.
4.1. Recientemente, tal tesis ha sido defendida en una forma mäs elaborada
por Dietrich (1987), quien la interpreta a partir de la oposicion semantica entre
objetos de disposicion (« Dispositionsobjekte », correspondientes a los complemen-
tos directos tradicionales) y objetos de interaccion (« Partnerobjekte », correspon-
dientes a los complementos indirectos tradicionales), asumiendo que los objetos
acusativos introducidos por a son, al igual que los objetos dativos y en oposicion
a los objetos acusativos sin a, objetos de interaccion. Importante es en la
argumentacion de Dietrich (1987, p. 73) la afirmacion — que suponemos ya
bastante corroborada por los ejemplos citados hasta aqui — de que el uso de la
preposicion es en cierta medida libre y no puede concebirse sin mäs como una
marca automätica del objeto animado y especificö. En el articulo no queda en
cambio justificada con tanta claridad la idea — que mereceria sin duda una
elaboracion detallada — de que en principio la posibilidad de concebir y marcar
algunos objetos pasivos como objetos de interaccion queda restringida a los
objetos lexicos («in betonter Stellung», p. 74), no afectando a los cliticos de
tercera persona15.
4.2. A mi entender, sin embargo, la concepcion del «objeto de interaccion»
en Dietrich estä todavia demasiado ligada a la idea tradicional y tradicionalmente
no definida de la «personificacion». Hay otros hechos que — sin el recurso a
la personificacion — pueden sustanciar mejor la tesis de la analogia con el dativo
en general y la de la interaccion en particular. Asi, por ejemplo, la observacion
de Fernändez (1986, p. 189) acerca del uso de la preposicion con los*nombres

14
Roegiest (1979, pp. 51 — 54) pareceria tambien tender a esta explicacion. No puede
detenerme aqui en la complejisima problemätica del « caso » de los pronombres ätonos,
que ha sido tratada en detalle por Garcia (1975). A veces pareceria que se confunde en
la discusion la idea de perdida de oposicion casual con otro fenomenOj el del uso
opositivo de los casos para senalar tipos de participacion diferentes en im «hecho»,
mäs allä de la reccion casual de un lexema verbal. La reestructuracion del sistema
pronominal que invoca Roegiest es un fenomeno local, cuya extension no coincide con
la del acusativo preposicional, y que tampoco en las regiones que lo presentan ha
llegado a «independizarse » totalmente del caso (vease Real Academia 1983, p. 204s.)·
15
Un razonamiento anälogo, el de que los «tipos de participacion» en un evento segun
el grado de actividad solo resultan de hecho distinguidos morfologicameiite en espanol
para los cliticos de 3a. persona, debiendo « deducirse » en los demäs casos, es sostenido
por Garcia (1975, pp. 77-109).
El acusativo preposicional en espanol 301

comunes de animales, a saber, que «los verbos [...] que designan actos morales
o emocionales o actos que hacen esperar una respuesta del animal a la incitacion
o al estimulo suelen llevar a.» O el hecho de que, a lo que parece, una fräse
introducida por a pueda cumplir «döble funcion » (dativo/acusativo) dentro de
la misma construccion, como en:
(19) No tenian ningun respeto por las mujeres, muchisimo menos por las jovenci-
tas, a las que levantaban las polleras y maltrataban con las injurias mäs
ofensivas (Garcia 1975, p. 93).
4.3. Por Ultimo, hay un tercer tipo de hechos que me parecen decisivos y
raras veces se citan. Sabemos que un objeto dativo prototipico — y en esto
coinciden los enfoques mas diversos — es un tercer participante en una situacion
de intercambio con tres roles del tipo alguien da algo a alguien, alguien quita algo
a alguien. Ahora bien, hay algunos verbos que no conforman estos tres roles en
la forma — tambien tipica — sujeto-obj. acus.-obj. dat., sino en la forma sujeto-
obj. acus.-obj. preposicional, segun la correspondencia siguiente:
acusativo ^dativo (le dio regalos)

acusativo^ obj. prep. (lo colmo de regalos).


Es mi impresion que los objetos acusativos de este tipo de verbos tienden a ser
introducidos por a, sin importar que se refieran o no a entidades animadas o
especificas16:
(20a) Estas dificultades privan al proyecto de todo su atractivo inicial.
(20b) Queremos dotar a la biblioteca de la infraestructura adecuada.
(20c) Vamos a proveer de agua corriente a das las casas.
(20d) Este generador podria abastecer de energia a un ascensor.
La curiosa alternancia en el ejemplo (4) podria explicarse a partir de la configura-
cion semäntico-actancial particular, la cual hace de el presente un «receptor».
Pero hay mas: en tanto que el presente preexiste y subsiste como entidad a la
accion verbal, el futuro, objeto de un verbo de destruccion, no muestra esta
autonomia. Retomare esta idea mäs adelante, cuando se träte de mostrar la
conexion oculta entre las tres perspectivas interpfetativas. Puede adelantarse aqui
que la autonomia referencial que inencionabamos mas arriba la comparte a todas
luces el sujeto con el objeto dativo.
5. La tesis de que la «individualidad» o «individuacion » del objeto juega un
papel decisivo en el uso de la preposicion aparece tambien frecuentemente en la
bibliografia sobre el fenomeno, sin que siempre quede claro como se conjuga
esta idea con los diferentes hechos de distribucion. Ya la habiamos visto en
Fernandez (vease § 2.2) y en Coste/Redondo (vease § 3.2.2). Es formulada explici-

16
En la mayoria de los ejemplos correspondientes en Moliner (1966 — 67), estos objetos
aparecen sin la preposicion; sin embargo, es evidente que las construcciones citadas
tienen un grado de aceptabilidad mucho mayor que por ejemplo « *Como a la man-
zana». Vease tambien Isenberg (1968, p. 206 ss.).
302 Brenda Laca

tamente por Coseriu (1962, p. 300), quien distingue tres ^rados diferentes de
determinacion en la serie:
(21 a) Busco un medico.
(21 b) Busco a un medico.
(21c) Busco al medico.
5.1. Para ordenar la multiplicidad de observaciones sobre el uso de a que
pueden ser puestas en relacion con la «individuacion», podemos partir de una
concepcion « parametrizada » de esta categoria como la propuesta por Timberlake
(apud Hopper/Thompson 1980, p. 253), que presenta la ventaja de asignar distin-
ciones categoriales pertenecientes a diversas dimensiones referenciales de las
frases nominales (o mejor, de su referencia actual en el discurso) a los dos
polos «individuacion/no individuacion». Dado que resulta indudable que la
individuacion es una propiedad que fünciona solo a nivel de una gramatica del
hablar (en el sentido de Coseriu 1962), una propiedad pragmätica referida al
discurso y al modo de concebir un referente en el discurso, no puede objetarse
que haya aqui « mezcla » de distinciones categoriales; por el contrario, la concep-
cion de Timberlake (que sin duda puede ser refinada, en particular en lo que
concierne a las dimensiones concreto/abstracto y referencial/no referencial) nos
permite ver en que medida cada una de las dimensiones en juego contribuye a
determinar el grado de individuacion de un referente como propiedad global17.
El esquema de Timberlake es el siguiente:
individuado no individuado
propio comun
humano, animado inanimado
concreto abstracto
Singular plural
contable continuo
referencial, definido no referencial
En el se pueden reconocer fäcilmente las propiedades que recurren una y otra
vez en las descripciones del uso. Ya a nivel de la primera distincion, propio/
comun, la concepcion parametrica se revela como util para dar cuenta de la
interrelacion de esta con la dimension animado/inanimado (el uso de la preposi-
cion solo es obligatorio cuando hay referencia a animados, veanse las vacilaciones
en el uso con los nombres propios geogräficos y en los casos de metonimia).
Con respecto a la distincion singular/plural, sabemos que en el caso de
referencia a animados la preposicion puede faltar con mas frecuencia ante
definidos en plural que ante definidos en singular (Fernändez 1986, p. 171).

17
Este tipo de representacion, en el que queda de manifiesto que operan aqui diferentes
dimensiones independientes que se entrecruzan, me parece preferible a la representacion
adoptada en Bossong (1982, p. 27), en la que aparecen proyectadas en una jerarquia
linear, como si se tratase de subdivisiones ordenadas interdependientes. Tiene ademäs
la ventaja de haber sido elaborada para dar cuenta de otros datos, lo que la exime de
toda sospecha de circularidad.
El acusativo preposicional en espanol 303

Esta observacion puede extenderse a los sustantivos colectivos (semanticamente


plurales) referidos a animados, en los que la presencia de la preposicion ante un
sintagma definido no es en absoluto obligatoria, cf. por ejemplo:
(23a) Ir solo alli para ver la gente no vale la pena.
(23b) un despertar doloroso sacude [...] la cristiandad entera (Fernändez 1986,
p. 181s.).
Curiosamente, la correlacion singular/plural respecto al uso/no uso de la preposi-
cion parece invertirse en el caso de los objetos animados carentes de todo
(pre-)determinante. Si bien en raros casos, los plurales pueden aparecer introduci-
dos por la preposicion18, como en:
(24) [En] Virginia [...] admiten hoy a estudiantes de color (Fernändez 1986, p. 167).
En cambio, un objeto animado contable en Singular carente de determinantes no
aparece jamas con la preposicion, vease:
(25a) no le seria demasiado dificil encontrar [*a] marido,
(25b) has de criar [*a] hijo ajeno
y los demäs ejemplos en Fernändez (1986, p. 168s.). Esta aparente «inversion»
se explica por las peculiaridades del uso de contables en Singular sin determinante
en espanol (como en el caso de zapatos de nino, perfume de mujer, se trata de
usos no actualizados de los sustantivos en cuestion, que por lo tanto carecen del
mas minimo grado de referencialidad).
La dimension referencial/no referencial puede interpretarse, en el caso de los
sintagmas formalmente indefinidos, como oposicion especifico/no especifico en
contextos modales del tipo de los mencionados en §3.2.1. Si asumimos que
dentro de los sintagmas formalmente definidos, aquellos que se refieren no a un
individuo de la clase sino a un objeto conceptual o a un tipo ideal (genericos,
no discriminados en el sentido de Coseriu 1962) presentan un tipo de referencia
no especifica que los coloca del lado «no individuado» del esquema, podemos
explicar a traves de esta dimension la observacion de Fernändez (1986, p. 169)
de que, en ocasiones, la preposicion no aparece ante objetos humanos, definidos
y singulares cuando su referencia es generica:
(26a) Antonito buscaba la mujer rica.
(26b) Los liricos no conocen el indio.
Veanse ademas las observaciones de Isenberg (1968, p. 108ss.), cuyos ejemplos
no me parecen empero siempre convincentes.
Las dimensiones concreto/abstracto y contable/continuo pueden relacionarse,
por Ultimo, con una observacion a tener en cuenta que ha hecho Isenberg (1968),
a saber, que existe un dominio de imposibilidad en el que la aparicion de la
preposicion queda excluida — sean cuales sean las circunstancias contextuales —
por la naturaleza del objeto, y que este .dominio abarca los sustantivos de
18
En contra de la afirmacion tajante'de Coste/Redondo (1976, p. 325), segun los cuales:
«II va sans dire que la preposition <A> est omise devant un nom au pluriel employe
sans article.»
304 Brenda Laca

referencia continua y los abstractos que designan un « evento ». Tengo mis dudas
de que la idea de Isenberg pueda mantenerse en esta forma19. Sin embargo,
pareceria que el uso de a favorece la interpretacion del objeto acusativo como
entidad discreta en aquellos casos en que tambien seria posible una interpretacion
del mismo como un abstracto de predicacion. Por ejemplo, la eliminacion de la
preposicion en el siguiente pasaje (tomado de Fernandez 1986, p. 165):
(27) El signo es aquello que manifiesta a algo ocupando su lugar
tendria — a mi modo de ver — por resultado una secuencia poco aceptable: algo
resultaria interpretado primariamente como contenido proposicional o predica-
tivo, como un abstracto de predicacion que no puede, por ende, «ocupar un
lugar ».
5.2. Pero hay aun mas datos que pueden corroborar la tesis de la «individuali-
dad ». Hay una construccion nominal, relacionada a la nocion de « singulativo »,
que se revela como de particular efecto «individualizador», a saber, aquella en
la que uno o varios individuos resultan extraidos de un conjunto explicitamente
delimitado en el contexto como dominio de referencia; tal construccion toma en
general la forma pronombrejfräse nominal indefinida + de + fräse nominal plural/
colectiva deßnida (uno de los libros, un miembro del grupo) e implica un contraste
(discriminacion, particion) dentro del dominio de referencia contextualmente
delimitado. Ahora bien, puede constatarse una fuerte tendencia a usar la preposi-
cion ante objetos acusativos de este tipo (Fernandez 1986, pp. 157, 160, 183):
(28a) El bombardeo mato a seis infantes de marina e hirio a quince, pero no logro
danar a ninguno de los poderosos canones (Pottier 1968, p. 92).
(28b) Las balas matan a un mulo de la impedimenta (Fernandez 1986, p. 189).
5.3. Sin embargo, tampoco el efecto individualizador de un complemento de
totalidad (Fernandez 1986, p. 157) determina automäticamente la aparicion de
a, como se ve en el ejemplo (29), que nos lleva a la consideracion de otros
factores relacionados a la individualidad:
(29) Tuve que quemar un dia diez y siete de esos desdichados (Fernändez 1986,
p. 160).
Hay una serie de observaciones dispersas en la bibliografia que insinuan que,
en el caso de objetos contados (determinados por numerales) o, en general,
cuantificados, la falta de la preposicion esta de algun modo relacionada con el
enfasis en o con la relevancia pragmatica de la cuantificacion misma. Si compara-
mos entre si pares como
(30a) El juez condeno a tres reos.
(30b) El juez condeno tres reos.

19
Mis dudas nacen de la reaccion espontanea de varios participantes en un seminario,
que pusieron inmediatamente en cuestion la idea de Isenberg objetando que «podia
decirse»: AI cafe lo compro en granos, AI accidente lo vi, lo que no vi fue lo que paso
despues. En cambio, la falta de a con continuativos mencionada arriba (n. 11) podria
corroborar indirectamente la idea de Isenberg.
El acusativo preposicional en espanol 305

(31 a) Vi a mucha gente en la plaza.


(31b) Vi mucha gente en la plaza.
(32a) Hanoi afirma haber derribado a tres aviones.
(32b) Vietnam del Norte afirma haber derribado tres aviones (Dietrich 1987, p. 73),
resulta a mi modo de ver evidente que los ejemplos del tipo (b) se adecuan mejor
como respuesta a preguntas implicitas sobre la cantidad; dicho de otro modo, en
el tipo (b) la atencion se centra mäs en la cantidad que en la individualidad de
las entidades designadas. Ilustrativo resulta en este sentido el pasaje siguiente:
(33) Hoy prohibieron tal programa, hoy suprimieron tal revista, hoy racionaron
tal producto, hoy prendieron a tal personaje, hoy fusilaron tantas personas
(RA 80).
6. Asumimos aqui que la «individualidad» es una propiedad pragmätico-
discursiva que solo puede aprehenderse parcialmente a partir de propiedades
semänticas, gramaticales o logicas de las frases nominales involucradas, y que en
tanto propiedad pragmätico-discursiva estä estrechamente ligada a una intencion
expresiva del locutor, a saber, la de senalar que lo que primariamente interesa
de una entidad (o de una serie de entidades) «presente(s)» en el discurso es
precisamente su ipsidad, el que sean estas (y no otras entidades), mäs allä de su
identidad (de su ser-asiy que permite verlas como representantes de clases) o de
su cantidad20. Esta concepcion de la individualidad se corresponde con los hechos
en el dominio de la obligatoriedad del empleo de la preposicion: los pronombres
personales y los nombres propios son casos paradigmäticos de individualidad,,
dado que no contienen mucho mäs que la referencia a una ipsidad. Y nos
permite ademäs dar cuenta de otras regularidades y efectos de sentido textuales
producidos por el uso de la preposicion.
6.1. Asi, por ejemplo, mi impresion — confirmada por las intuiciones de
otros hablantes — de que un enunciado como (34a) a diferencia de la formulacion
mas neutral (34b), hace esperar « mas informacion » sobre el tigre, presentandolo
como un probable topico discursivo:
(34a) Juan mato a un tigre.
(34b) Juan mato un tigre,
6.2. Isenberg (1968, pp. 108 ss., 113ss., 129 ss. y passim) senala repetidamente
la importancia de la correferencia con menciones anteriores de la entidad en un
texto dado como fuente de usos «no esperados » de a. Tanto las « reglas » como
los ejemplos que utiliza son cuestionables, no asi empero la observacion de que
en una secuencia como
(35) Un dia Pedro sostuvo una larga discusion con su amigo sobre los caballos
con respecto a su importancia actual. El amigo, quien conocia bien a[0 los
caballos, opino [...]

20
Los terminos ipsidad e identidad estän usados aqui en un sentido ligeramente diverso
al de Coseriu (1962). Una nocion similar a la de ipsidad, la de «referencialidad
pragmätica», puede encontrarse en Givon (1982).
306 Brenda Laca

la alternativa con a se interpreta como correferencial con lä mencion anterior (a


los « caballos en general»), la alternativa sin a por el contrario como no correfe-
rencial, lo que da por resultado un pasaje incoherente. La correferencia con
menciones anteriores puede explicar, por ejemplo, la alternancia en (3a) y (3b),
donde en (3b) se estä retomando un referente pronominal inmediatamente prece-
dente. Pero como fenomeno discursivo no es tampoco mecänicamente predecible
a partir de una mencion previa, sino que debe verse en relacion con la propiedad,
mucho mas difusa, del grado de topicidad de un referente. Asi, en el par:
(2a) Despues tomo el nino, con el en brazos sigo lavando (RA 19).
(2b) jToma al ninol, le grito a Hector (RA 115).
En el contexto de (2a) hay una mencion previa cercana, pero el topico del pasaje
es claramente otro, en cambio en (2b) el nino es sin lugar a duda el topico
principal del pasaje (es mencionado seis veces en diez lineas)21.
A la luz de la idea de la correferencia con menciones previas y de la alta
topicidad de un referente, incluso un aparente «desliz» en la ejecucion como
(36) parece perfectamente explicable:
(36) Una vez, atravesando el Pont Neuf, vi al barquito en cuestion (NJ 28).
6.3.1. La consideracion de los hechos relacionados a la «individualidad » de
los referentes de los objetos introducidos por a nos ha hecho pasar imperceptible-
mente de propiedades relativamente intrinsecas del acto de referencia aislado a
propiedades derivables de la organizacion discursiva. Hay que considerar aqui
por Ultimo la bien conocida conexion entre el uso de a ante el objeto y la
duplicacion del mismo mediante pronombres atonos, sobre la que ya habian
hecho hincapie Niculescu (1959) y Rohlfs (1971) al tratar de la extension del
acusativo preposicional en todo el dominio romänico. Se trata de la aparicion
regulär de la preposicion en ejemplos del tipo de:
(37a) cuando a un ärbol consiguen matar/0, lo sustituyen por una acacia de bpla
(Dietrich 1987, p. 71)
(37b) A la sacristia la traspasaba un buen sablazo de sol (Roegiest 1980, p. 146)
(37c) A ninguna de esas cuevas se la ha visto acabar en las alcantarillas (Roegiest
1980, p. 146).
No se citan en cambio tan a menudo, seguramente por ser mucho menos
frecuentes en la lengua escrita, ejemplos que presentan la misma coocurrencia
sin que haya anteposicion del objeto y en los que no aparece necesariamente la
entonacion tipica de las construcciones dislocadas, como en:
(38a) Me habia propuesto quebrar/ö al toro y lo quebraria (Thun 1986, p. 274).
(38b) Los dejaban abandonados a los barquitos de papel.
(38c) — Lei la resena... — jTe digo que hay que leer/ö al librol

21
En el fragmento (1), Beethoven — o su obra — ha pasado a ser en el transcurso del
diälogo el topico del que se habla, « suplantando » al pianista del que se venia hablando
hasta entonces.
El acusativo preposicional en espanol . 307

6.3.2. Dado que los hechos mismos de la duplicacion pronominal («conjuga-


cion objetiva») del espanol solo paulatinamente empiezan a ser conocidos con
alguna exactitud (vease sobre todo Silva Corvalan 1984), y que encontramos en
la distribucion de este fenomeno la misma compleja estructura de dominios de
obligatoriedad, de imposibilidad y de facultatividad no arbitraria que en el caso
del acusativo preposicional, es a mi modo de ver ocioso preguntarse, como lo
ha hecho recientemente Jaeggli (1986, p. 36) si la presencia de la preposicion es
una funcion de la duplicacion pronominal o a la inversa, si la posibilidad de
duplicacion pronominal depende de la presencia de la preposicion. Basändose
en pares como
(39a) Veo a Juan.
(39b) Lo veo a Juan,
Jaeggli se inclina por la segunda alternativa. En el uso de mi Variante dialectal —
que es a todas luces la misma de Jaeggli — pareceria, por el contrario, regir
claramente la regla de que la presencia de la duplicacion pronominal aumenta
la aceptabilidad del uso de a: (38c) por ejemplo seria mucho menos aceptable
sin el clitico. Y hay otras variantes dialectales en las que aparece duplicacion
pronominal sin preposicionalidad del objeto:
(40) Y lo que van a hacer es que los van a transportar esos murales por medio
de un procedimiento (NCM 46).
6.3.3. Como se ve, la pregunta acerca de cuäl de los dos fenomenos determina
al otro se revela como prematura (y no tanto respecto al estado actual de las
investigaciones sino mas bien respecto al estado actual de fijacion de los hechos
mismos). Lo que en cambio resulta bastante claro es que las variables que
determinan la posibilidad u obligatoriedad de la reduplicacion pronominal en el
caso del objeto acusativo son en principio las mismas que favorecen la aparicion
del acusativo preposicional (pronombres personales tonicos como dominio obli-
gatorio, definicion, individualidad, animacion). Y en lo que concierne a la
duplicacion pronominal, sabemos que su funcionamiento en el discurso esta
estrechamente relacionada a la «topicidad» del constituyente duplicado y que
uno de sus efectos principales a nivel de la estructura del enunciado es el de
rearticularlo (por encima de la articulacion gramatical en sujeto y predicado)
en partes «predicadas» (remäticas) y partes «presupuestas», extraidas de la
predicacion y de referencia autonoma con respecto a esta. La inferencia a extraer
parece evidente: si hay paralelismo entre acusativo preposicional y duplicacion
pronominal, y si la duplicacion pronominal esta claramente relacionada a la
«topicidad» de un constituyente, esto confirma indirectamente que tambien el
acusativo preposicional tiene que ver con la «topicidad». Lo que no exime de
tratar de aclarar que se entiende por «topicidad», uno de los conceptos mas
extendidos y borrosos en la sintaxis actual, y que parece empero imponerse como
denominador comun de las tres tesis de acuerdo a las cuales hemos ordenado
los datos.
7.1. A partir de las primeras defmiciones de «topico» en las que esta nocion
aparece defmida dentro de los limites de la oracion como enunciado y designa —
308 Brenda Laca

retomando la idea tradicional de «sujeto psicologieo» — ä «aquello de lo que


se habla» en el enunciado, a la entidad que, introducida mediante un acto de
referencia, actua como soporte de la predicacion, la nocion de topico empieza a
deslizarse imperceptiblemente sea en el sentido de una instancia real de discurso
(«aquello de lo que se habla» en un texto o en un pasaje de un texto), sea en el
sentido potencial o general de las propiedades probables del discurso humano
(«aquello de lo que se tiende a hablar»)22. La estrecha interrelacion entre el
concepto de topico y el de sujeto — del cual el topico parece ser una generalizacion
analogica — y la afinidad entre la nocion discursiva de topico y la nocion
gramatical de sujeto son lo suficientemente conocidas como para no requerir
explicitacion.
7.2. Relativamente novedosa es en cambio la idea de que los objetos dativos,
o los dativos en general, son anälogos a los sujetos, sea desde el punto de vista
de la postuläda frecuencia real de su asociacion con los rasgos definido/humano
(vease por ejemplo Givon 1975), sea desde el punto de vista de una logica actancial
en la cual los dativos prototipicos se presentan como «agentes potenciales de
interaccion » o bien como mas cercanos al sujeto en el grado de responsabilidad
que tienen en la produccion del «hecho» (Garcia 1975). En un trabajo reciente
muy atendible, si bien de argumentacion no siempre enteramente clara, Barnes
(1980) defiende una concepcion del dativo como «center of attention of the
predicate», como una especie de «sujeto dentro del predicado», demostrando
que las predicaciones bitransitivas implican siempre una relacion de pertenencia
(relacion habere o relacion todo-parte) entre dativo y acusativo, de la cual el
dativo es el «topico». Si la tesis de Barnes es correcta — y hay motivos
independientes para suponerlo — la analogia con el dativo es reducible — no
menos que la analogia con el sujeto — a la «topicidad»23. Y la topicidad
estä a su vez indisolublemente ligada a la autonomia referencial o a la fuerte
referencialidad: un «topico » es una entidad establecida por un acto de referencia
a la que se atribuyen o pueden atribuirse predicaciones.
7.3. A diferencia de las otras dos relaciones actanciales nucleares, el sujeto y
el objeto dativo, la relacion gramatical « objeto acusativo » no presenta primaria-
mente afinidad alguna con la propiedad de autonomia referencial; por el contra-
rio, hay una serie de fenomenos generales que testimonian su tendencia a estable-
cer una estrecha relacion semäntica con el verbo, con respecto al cual a veces se
comporta como mera «delimitacion» de escasa o ninguna referencialidad24.

22
Estas extensiones de la nocion son particularmente manifiestas en los trabajos de Givon
(1975) y de Silva Corvalan (1984),
23
Es una relacion de tipo habere o parte-todo la que justifica en Ultimo anälisis las
correlaciones en la estructura actancial de dar y dotar, equipar, proveer, etc. o bien de
quitar y despojar, privar, mas allä de las diferencias en la reccion (vease arriba, § 4.3).
24
Utilizo aqui «delimitacion» en el sentido de Coseriu (1962, p. 296), quien habla de una
funcion «delimitativa» de los sustantivos no actualizados en casos como la casa de
mader a. Me pregunto si la misma distincion entre «delimitacion» y «situacion» que
El acusativo preposicional en espanol 309

Entre ellos pueden citarse la problemätica de los « objetos internos» y la de los


« objetos especificos», el caräcter en algunos casos borroso de los limites entre
objeto acusativo y determinacion adverbial (Juan come mucho, Juan mide dos
metros), el hecho de que la categoria del «effectum» (en la que la existencia del
objeto depende de la predicacion) exista solo dentro de los objetos acusativos,
por Ultimo el comportamiento de la relacion verbo-objeto acusativo en las
locuciones verbales con verbos de significado « general» (« Funktionsverben ») y
en la formacion de palabras (en los que tipicamente resultan «incorporados » a
la predicacion objetos acusativos o determinaciones adverbiales, nunca sujetos u
objetos dativos). Es en este sentido que un objeto acusativo autonomo y de alto
grado de topicidad se presenta como « atipico >>25.
8.1. En la discusion en torno a los origenes y a la funcion del acusativo
preposicional no faltan contribuciones que aluden directamente a la importancia
de factores relativos a la organizacion discursivo-textual en el surgimiento del
fenomeno. Asi, Niculescu (1959, p. 177) habla de «Porigine stylistique de la
construction: Fintention de relever Fobjet direct par une individualisation aussi
stricte que possible«, y Rohlfs (1971, p. 331) extrae de los materiales examinados
la conclusion siguiente:
Ce qui resulte de ces considerations, c'est qu'un phenomene qui primitivement ne
devait avoir souvent qu'une fonction stylistique, a fini par devenir un simple
morpheme graramatical ou syntaxique, en enongant la personne ou la chose sur
laquelle passe Faction du sujet.
De los hechos examinados se desprende, empero, que la segunda parte de la
afirmacion no puede mantenerse para el espanol. Mas correcta parece la formula-
cion de Niculescu (1959, p. 182), que define el empleo de la preposicion como
«modalite syntactique obligatoire destinee a marquer Fobjet direct personnel,
individualise (defini, determine) et mis en relief du point de vue stylistique.» La
nocion de topico, que, pese a su « polivalencia » en el estado actual de la discusion,
o quizas precisamente por ella, nos ha permitido entender algo mejor la casuistica
del uso del acusativo preposicional, esta tambien a la base de la «funcion
estilistica» o mise en relief invocada por ambos autores: se alude en ambos casos
a la mise en relief tematica asociada a la duplicacion pronominal.

aparece en la determinacion nominal (un zapato de nino vs. un zapato del nino) no puede
reconocerse tambien dentro de los complementos del verbo. « Completar la significacion
del verbo » y « designar al participante no activo en un proceso », propiedades que se
asignan indiferentemente al objeto acusativo, no pärecen ser equivalentes.
25
Una idea similar aparece en Roegiest (1979), quien habla de «cohesion forte» y
«cohesion faible» con el verbo con respecto al objeto acusativo y al objeto dativo
respectivamente, negando empero el valör explicativo de esta distincion para el espanol.
Roegiest no considera la posibilidad teorica de que la peculiaridad del uso del acusativo
preposicional en espanol este dictada por una norma que hace tratar a todos los objetos
personales (aun a los «objetos pasivos») como objetos autonomes, de «cohesion
faible». La idea de que el uso de la preposicion esta relacionado a una «autonomiza-
cion» del objeto con respecto al predicado se encuentra ya en Hatcher (1942, p. 421).
310 Brenda Laca

Las vacilaciones, la variabilidad en la alternancia entre.uso y no uso de la


preposicion ante el objeto acusativo, se revelan en gran medida como no arbitra-
rias cuando se las considera estilisticamente en funcion de una intencion expresiva.
Esto testimonia un proceso imperfecto de gramaticalizacion, al que ya aludia
Fernandez (§ 2.2). Por « gramaticalizacion » de un procedimiento estilistico pode-
mos entender la generalizacion de su uso a clases definidas por propiedades mäs
o menos permanentes, no dependientes de la intencion expresiva ni del contexto
discursivo global (asi, puede hablarse de «gramaticalizacion» de la duplicacion
pronominal para el caso de los dativos en espanol, dado que esta es siempre
posible sean cuales sean las propiedades del objeto en cüestion: la marca se rige
aqui solo por el caso). Ahora bien, aunque no hay duda de que el uso de la
preposicion esta parcialmente gramaticalizado en torno a un foco categorial, el
de la «persona», este proceso de generalizacion no va acompanado de una
perdida de la funcion originaria, la de indicar la alta «topicidad» del objeto y
su independencia dentro del predicado. De ahi que el uso real pueda abrir
continuamente posibilidades mäs allä del dominio focal. Solo estudios llevados
a cabo sobre material lingüistico homogeneo y con metodos estadisticos podran
mostrar si la tendencia a la expansion del uso de la preposicion que a veces se
supone sigue operando actualmente, cuäl es la direccion que sigue, y si su efecto
es el de crear nuevas oposiciones potenciales en el dominio del objeto o bien el
de borrar oposiciones en vias de fijacion.

Berlin, diciembre de 1987

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