HIPOTECA
HIPOTECA
HIPOTECA
290. DEFINICIÓN. Contrato por el que el deudor o un tercero en una determinada obligación,
conceden al acreedor el derecho a hacer que se venda un determinado bien en caso de
incumplimiento de dicha obligación ya que se pague con su precio el pago de la misma con
preferencia a otros acreedores.
El Código civil define la hipoteca en la otra acepción que tiene esta palabra, o sea como derecho
real derivado generalmente del contrato (2893), y de cuya naturaleza y contenido se tratará más
adelante.
Dado su carácter accesorio, la hipoteca no puede subsistir por regla general cuando se ha
extinguido la obligación que garantiza; si bien hay dos aparentes excepciones en que a pesar de
que tal obligación se haya extinguido por dación en pago (2492) o por novación (2220 y 2221),
puede subsistir o renacer la hipoteca, según se indica al señalar las causas indirectas de extinción
de la hipoteca.
A este respecto cabe recordar que para que exista un contrato, basta que el acuerdo de
voluntades produzca o cree derechos reales, sin necesidad de que también dé nacimiento por
fuerza a obligaciones o derechos de crédito (1793).
Algunos autores españoles (Castán Tobeñas, Clemente de Diego y Sánchez Román) pretenden
descubrir en el contrato de hipoteca el nacimiento de una obligación a cargo del acreedor
hipotecario, consistente en el deber de éste de cancelar el gravamen hipotecario, una vez
extinguido el crédito garantizado por el mismo. Sin embargo, no hay propiamente en este caso
una obligación a cargo del acreedor hipotecario, ya que nada impediría que el constituyente de la
hipoteca, sin el concurso del acreedor hipotecario, obtuviera directamente en el Registro Público
de la Propiedad la cancelación de la hipoteca, con la sola comprobación fehaciente de que se
extinguió por pago o por otro modo legal la obligación principal (2941-11). Es más, de oficio se
cancela una hipoteca por orden judicial, también sin la voluntad del acreedor hipotecario, en caso
de remate judicial (2941-V y 2325), pues en tal supuesto se opera una verdadera “purga” o limpia
de hipotecas sobre el bien rematado.
292. HISTORIA. La hipoteca, al igual que su nombre, tuvo su origen en Grecia, donde existió como
una garantía real en favor del acreedor, pero sin conceder a éste el derecho de proceder a la
enajenación de la cosa hipotecada (Girard).
Para tratar de remediar estos inconvenientes, se empezó por la “mancipatio fiduciae causa cum
creditore”, a virtud de la cual el deudor
acreedor, pero tenía grandes desventajas: sólo podía usarse con las "res
Hipoteca
La hipoteca es un producto bancario que se utiliza para lograr la financiación correspondiente para
adquirir un bien generalmente inmueble con la obligación de devolver la cantidad prestada y unos
intereses en cuotas periódicas.
El deudor poseerá el bien inmueble mientras esté pagando la cantidad correspondiente, pero si
incumple con su obligación de pago, el acreedor o prestamista se quedará con el bien hipotecado
en concepto de garantía del préstamo. Es decir, la propiedad del bien garantiza el cumplimiento de
la obligación.
El préstamo hipotecario se formaliza en un contrato que establece las obligaciones del deudor y
las condiciones por las que se regirá el préstamo.
La hipoteca es un derecho real que faculta al acreedor, en el caso de que el deudor no cumpla, a
ser pagado con el valor del o los bienes hipotecados.
En dicho contrato debe tomarse en cuenta que el importe no sea mayor al valor total del inmueble
que se dé en garantía. Es responsabilidad del banco vigilar que los fondos se apliquen al destino
para el que fueron otorgados; debe haber peritos que determinen el costo de la construcción y
valor de las obras o bienes.
El Solicitante (o acreditado). Es el cliente del banco, la persona que recibirá el importe del crédito y
constituirá la garantía hipotecaria.
La hipoteca recae forzosamente sobre bienes específicamente determinados. Constituye ésta una
importante innovación del derecho moderno.
Como consecuencia del carácter real de la hipoteca, el derecho se transmite con el bien
hipotecado.
La hipoteca resulta inseparable del bien hipotecado, se acostumbra asumir en forma expresa por
los adquirientes (por ejemplo, en el caso de la compraventa) la responsabilidad para su pago, lo
que desde luego no constituye una inútil precaución.
Determinar los bienes significa señalarlos en su individualidad, identificando con precisión las
características y cualidades que permiten distinguirlos de los demás objetos de su mismo género.
Si se trata de inmuebles, por ejemplo, es indispensable señalar su ubicación, medidas y
colindancias, pero no resulta necesario hacer lo mismo con las accesiones del inmueble principal.
Por el principio de accesoriedad, la hipoteca cubre también las accesiones naturales, las mejoras,
los bienes muebles inseparables y las edificaciones. Ello permite conceptuar a la hipoteca como un
fenómeno jurídico integral que adopta un aspecto global frente a la obligación garantizada.
Las mejoras se encuentran reguladas en los artículos 817, 818 y 819. Respecto de los inmuebles
incorporados de manera permanente a la cosa hipotecada, la ley establece expresamente la
necesidad de que no puedan separarse del objeto principal sin deterioro del mismo o de los
propios muebles incorporados.
La hipoteca asimismo comprende las edificaciones sobre el terreno hipotecado y los nuevos pisos
que se construyan sobre la edificación ya existente, en vista del carácter integral de la garantía y la
indivisibilidad del objeto.