Tratamiento Canal Isabel II
Tratamiento Canal Isabel II
Tratamiento Canal Isabel II
Se denomina agua potable al agua que puede ser consumida sin representar un riesgo
para la salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que un agua sea considerada potable
debe cumplir los siguientes requisitos:
De acuerdo a estas premisas básicas, gran parte del agua dulce disponible en el planeta no se
puede consumir sin antes pasar por un proceso de potabilización.
Ya en el siglo v antes de nuestra era, los griegos, conocedores de la capacidad del agua para
transmitir enfermedades, recomendaban su filtración y hervido antes de su ingestión.
En 1806, teniendo como escenario la ciudad de París, se pone en marcha la mayor planta de
tratamiento de agua, cuyo proceso consistía en dejar el agua sedimentar durante doce horas
antes de su filtración con arena y carbón.
Veinte años más tarde, en 1827, James Simplon, de origen inglés, construyó un filtro de arena
para purificar el agua potable, que aún hoy en día se considera el primer sistema efectivo que se
ha utilizado con fines de salud pública.
En el ámbito de la desinfección ha habido que esperar hasta comienzos del siglo xx para tener
constancia de su uso de forma continuada, mediante el empleo de cloro en forma de hipoclorito
cálcico; aunque unos años antes, en 1897, ya se había utilizado también este reactivo de forma
discontinua en Maidstone (Inglaterra).
El agua para el abastecimiento a la Comunidad de Madrid que trata Canal tiene, normalmente
ya en su origen, una notable calidad tanto en las aguas superficiales, que provienen de los ríos
Aulencia, Guadalix, Alberche, Sorbe, Jarama, Lozoya, Manzanares, Guadarrama, Aceña, Morales
y Tajo, como en las subterráneas, captadas en los tramos norte y central del acuífero detrítico
terciario.
El tratamiento de las aguas se realiza mediante una serie de procesos encadenados que Preoxidación
dependen de las características del agua a tratar. La secuencia más habitual del mismo Introducción en el agua de un agente químico oxidante, capaz de eliminar
es la siguiente: cualquier materia que pueda oxidarse, tanto orgánica como inorgánica.
Coagulación y floculación
Mediante este proceso, se facilita la agrupación de las partículas responsables
del color y la turbidez del agua.
Decantación
Con el agua casi en reposo y a través de la acción de la gravedad, se depositan
en el fondo las partículas y agrupaciones formadas en el proceso anterior,
formando un fango que se extrae posteriormente.
Filtración
Retención de las partículas que no pudieron ser extraídas en el proceso anterior
haciendo pasar el agua por unos filtros.
Neutralización
Ajuste de la acidez del agua mediante reactivos químicos para evitar que corroa
las tuberías.
Desinfección final
Con la adición de reactivos, normalmente cloro y amoniaco para formar
cloraminas, se consigue eliminar los microorganismos que hayan podido
sobrevivir a los procesos anteriores y se garantiza la calidad del agua durante
todo el recorrido por la red de distribución.
Con el fin de mejorar el estado ecológico de los cauces donde vierten los efluentes de desecho,
procedentes de las instalaciones de agua potable, y recuperar para el abastecimiento una
buena parte de los caudales que antes se vertían, se ha llevado a cabo un plan específico
consistente en dotar a todas las instalaciones potabilizadoras de plantas para el tratamiento
de fangos.
Los depósitos de partículas acumulados de tratamiento que han quedado depositados en la fase
de decantación, junto con el agua procedente del lavado de filtros, se envían a estas plantas donde
se someten a un proceso paulatino de concentración (decantación, flotación y deshidratación
mecánica) hasta ser finalmente depositados en una tolva para su recogida para su posterior
disposición final.