PROGRAMA
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Las pruebas son aflicciones que tienen como fin evaluar nuestra Fe, nuestra
reacción ante las pruebas no debe de ser otra sino vencerla, ya que cada prueba
vencida reflejará la solidez de nuestra Fe, así como al contrario si no podemos
vencer la prueba actual que tenemos esto quiere decir que tenemos una Fe que es
débil en ciertas áreas y necesita fortalecerse.
Gloriosa perspectiva
Aunque el sufrimiento por Cristo es un privilegio, nadie disfruta del
sufrimiento. Pero la Biblia pone el sufrimiento para nuestro Señor en una
perspectiva gloriosa: «Porque esta leve tribulación momentánea produce
en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.» (2
Corintios 4:17 RV). Si quieres saber lo que Pablo entendió como «leve
aflicción», busque la impresionante lista de miseria en la misma carta:
en 2 Corintios 11: 24-28. Incluso todo esto no es nada en comparación
con «el peso de la gloria más allá de toda comparación». Aún más, ¡toda
esta aflicción es instrumental en la creación de la gloria eterna para
aquellos que siguen a Jesús irrenunciablemente!
¿Qué es aflicción?
Por una parte, se dice que es el acto consumado de una molestia o padecimiento
que puede provocar efectos negativos en el estado de ánimo de una persona. Es
estar en abatimiento (perdida de la fuerza física o moral, la energía o el ánimo),
tener tristeza (dolor emocional por causa de un decaimiento espiritual), angustia
(intranquilidad o inquietud muy intensas por algo), o estar en aprietos (situación
difícil)…, hay varios sinónimos, pero generalmente tiene un sentido psicológico o
espiritual, aunque las situaciones físicas también lo puede generar.
Salmos 34:19
19 Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.
Juan 16:32-33
32 He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y
me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo.
Hechos 14:21-22
21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos,
volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía,
22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe,
y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de
Dios.
¿Por qué llega la aflicción a nuestras vidas?
Por encima de todo, Dios es Soberano y Todopoderoso. ¿Se recuerdan de la
historia de Job?, satanás pide permiso para hacerle mal (Job 1:11-12), lo cual Dios
tiene la potestad de autorizar o no dichos males. ¿Se recuerdan de Pablo y el
aguijón en la carne que tenía? (2 Corintios 12:7), dicho aguijón era un mensajero de
satanás pero tenía un propósito, el cual era evitar que se vanagloriara por las
grandes revelaciones que obtuvo. Hay muchos más ejemplos, pero el punto aquí
es que Dios esta por encima de todo y todas las aflicciones tienen un propósito
específico para nuestro bien.
Tratando de clasificar las aflicciones, lo dividiré en 3 Tipos:
Las pruebas
La disciplina
Consecuencia de nuestros pecados
Podría incluirse las aflicciones por causa del evangelio también y para la gloria de
Dios, pero me quedaré con las primeras tres por el momento…
Las pruebas
Dios prueba nuestros corazones, de tal manera podamos crecer espiritualmente,
ser maduros en la fe y para que nos acerquemos en amor a Dios, todo esto
gracias a la paciencia y la fidelidad hacia Dios; al final es un don de Dios también.
Lo principal es enfocarse en las cosas que no se ven, o sea, las espirituales, dado
que las que sí se ven son temporales y son como nada.
Proverbios 17:3
3 El crisol para la plata, y la hornaza para el oro;
Pero Jehová prueba los corazones.
Santiago 1:2-4
2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os
falte cosa alguna.
1 Pedro 1:6-7
6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario,
tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,
7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque
perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo,
2 Corintios 4:16-18
16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va
desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más
excelente y eterno peso de gloria;
18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se
ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
La disciplina
Como hijos adoptados de Dios, somos tratados como tal y por tal razón es que,
por amor, nos disciplina… porque a la larga, es para nuestro propio bien. Creo que
se ejemplifica perfectamente en el trato de un Padre con su hijo en lo que respecta
la disciplina.
Hebreos 12:5-8
5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
6 Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo. m
7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien
el padre no disciplina?
8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois
bastardos, y no hijos.
Hebreos 12:11
11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza;
pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Consecuencia directa de nuestros pecados
Hay un principio de vida que tiene que ver con causa/efecto. Lo que se siembra,
éso se cosecha. Gracias a Dios, no recibimos completamente lo que merecemos
(o sea, no pagamos la totalidad de la factura), porque Él es misericordioso y sabe
que somos como nada (Salmos 103:10).
Juan 5:14
14 Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más,
para que no te venga alguna cosa peor.
1 Timoteo 6:10
10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
Salmos 81:11-14
11 Pero mi pueblo no oyó mi voz,
E Israel no me quiso a mí.
12 Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón;
Caminaron en sus propios consejos.
13 !!Oh, si me hubiera oído mi pueblo,
Si en mis caminos hubiera andado Israel!
14 En un momento habría yo derribado a sus enemigos,
Y vuelto mi mano contra sus adversarios.
Salmos 103:10
10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
¿Qué debemos hacer al estar afligidos?
Debemos de reflexionar sobre la situación, pedir dirección a Dios en oración y
súplica, y permanecer en su palabra. Debemos de humillarnos delante de Él y
confiar en que es fiel y justo para perdonarnos (1 Juan 1:9). Dios tiene cuidado de
nosotros, y aunque satanás esta al acecho para ver a quién devora, tengamos en
cuenta que por encima esta Dios haciendo su voluntad, por cuanto debemos de
meditar y afianzarnos lo más que podemos a Él. Si debemos de perdonar a
alguien que nos hizo tanto mal, humillarnos delante y pedir perdón a alguien,
cambiar de rumbo o hacer un cambio en nuestra vida, es necesario hacerlo. Es
normal tener aflicciones, lo malo sería ignorarlo o no tomar en cuenta a Dios.
1 Pedro 5:6-11
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo;
7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar;
9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van
cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.
10 Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que
hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y
establezca.
11 A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Juan 14:22
27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo.
A veces le decimos al Señor. Señor, pero no me alcanzó; Señor, está todo tan apretado.
Pero ÉL nos dice «Yo conozco»; ¡ah! entonces algo está haciendo el Señor; si Él conoce y
todavía no quita la aflicción es porque es necesario y es para nuestro bien. Cuando el Señor
dice. «yo conozco», es para que no tengamos ese sentimiento de abandono.
Por tanto, si estas afligido, triste, deprimido, debes saber que el Señor conoce esa situación,
y esa situación es necesaria en tu vida para formar tu fe, para formar tu carácter, para
formarte como siervo de Cristo. Así que, si estás en tribulación o en pobreza Dios conoce
esa situación y va a obrar para tu bien (Romanos 8:28).
Importante: el apóstol Pedro, en su primera carta, le escribió a unos hermanos que estaban
pasando por gran persecución lo siguiente: «Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba
que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese» (1 Pedro 4:12 RVR
1960), por tanto, debemos reconocer que las aflicciones como cristianos es algo normal y
que debe superarse en fe y perseverancia.
Jesús acababa de profetizar que Pedro, lo negaría tres veces esa misma noche. Los
discípulos debieron sorprenderse al escuchar eso, y sus rostros probablemente lo mostraron,
porque lo siguiente que dijo Jesús fue: «No se angustien. Confíen en Dios, y confíen
también en mí.» (Juan 14:1).
Jesús sabía lo desanimados que estaban cada vez que les decía que los dejaba, algo que dijo
repetidamente la noche en que lo traicionaron. Pero Jesús les aseguró que enviaría
el Espíritu Santo y los animó, diciendo: «… No se angustien ni se acobarden». En pocas
palabras, Jesús nos ordena que no tengamos temor a pesar de los problemas.
Por tanto, sin importar las aflicciones que tengamos en la vida, debido a que el Señor
conoce cada situación de nosotros debemos estar gozosos y con buen ánimo de que el
Señor pronto vendrá en su ayuda. Jesús continuamente decía, estad de buen
ánimo. (Mateo 9:22; Marcos 6:50). Por tanto, es probable de que esta era una de las
declaraciones favoritas del Salvador.
Jesús había resistido toda tentación de pecar. Por eso Él dijo con autoridad
«¡anímense! Yo he vencido al mundo». Por tanto, estaba completamente preparado para
ofrecer su vida como un sacrificio perfecto. Jesús esperaba, por fe, el día en que se
cumpliría su promesa, cuando conquistaría el mundo.
De la misma forma como nuestro Señor venció el mundo, Cristo espera que nosotros
también seamos vencedores, por tanto no debemos temer por la aflicción presente o futura,
porque en Cristo somos más que vencedores, así que la aflicción, muerte, tribulación, dolor,
pobreza o cualquier situación difícil debe enfrentarse con fe y esperanza en el Señor
Jesucristo.