La Iv Conferencia Mundial Sobre La Mujer
La Iv Conferencia Mundial Sobre La Mujer
La Iv Conferencia Mundial Sobre La Mujer
Esta conferencia ha permitido evaluar, por una parte, las metas planteadas
en las Estrategias de Nairobi para el Avance de la Mujer, y por otra, ofrecer un
espacio para que los Estados analizaran su desempeño con relación al
cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos para la protección y
promoción de los derechos humanos de las mujeres y lograr su plena realización a
nivel local, nacional, regional y mundial. Los compromisos adquiridos en la Agenda
21 de la Cumbre de la Tierra en Río, la Declaración de Viena, el Programa de
Acción de la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo de El Cairo y la
Declaración de la Cumbre de Desarrollo Social de Copenhague debían traducirse,
durante la Conferencia de Beijing, en estrategias que hicieran posible el
cumplimiento de estas metas.
Esta conferencia ha sido de una trascendencia vital no sólo para las ONG’s
y el movimiento de mujeres, sino para las Naciones Unidas y la sociedad civil en
su conjunto.
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Una conferencia mundial es una reunión convocada por las Naciones Unidas con el propósito de
analizar entre todos los Estados miembros de la organización, las agencias especializadas y otras
instancias de Naciones Unidas y organizaciones internacionales, un tema de relevancia mundial
para definir lineamientos de políticas y acciones a ser ejecutadas por todas las partes con relación
al tema de convocatoria. Las organizaciones no gubernamentales con estatus consultivo,
participan en calidad de observadoras, aunque para las últimas conferencias mundiales la
Naciones Unidas ha permitido la participación como observadora, de ONG’s que con cuentan con
condición consultiva.
Nunca antes una conferencia mundial había alcanzado este nivel de
movilización: aproximadamente unas 50.000 personas, entre mujeres y hombres,
asistieron al Foro de ONG’s y la IV Conferencia Mundial. Las mujeres y otros
actores comprometidos con la igualdad, el desarrollo y la paz se vieron motivados
por los avances logrados en materia de mecanismos y otros recursos que hagan
efectivas las recomendaciones emanadas de otras conferencias y cumbres y los
tratados internacionales, y por la necesidad de garantizar su consolidación
mediante compromisos de los gobiernos. Ello explica el lema bajo el cual asistió la
región de América Latina y el caribe: “Beijing: algo más que palabras”. Este hecho
llamó la atención mundial demostrando la capacidad de convocatoria y
movilización del movimiento y su energía frente a los gobiernos y otros sectores
que deben concretar acciones tendientes a la eliminación de las barreras que
impiden la igualdad entre mujeres y hombres.
Las ONG’s asistieron con una experiencia similar frente a los gobiernos y
las agencias de cooperación, por lo que la agenda de la conferencia fue una
agenda trabajada por el movimiento y que comenzó a negociarse antes de Beijing.
Si bien este proceso fue tortuoso para las ONG’s y el movimiento de mujeres,
arribaron a China con una experiencia acumulada y una fortaleza nunca antes
observada en otras cumbres y conferencias mundiales. El movimiento de mujeres
ha logrado romper todos los esquemas de las Naciones Unidas, construyendo
formas diferentes de relaciones con agencias de cooperación, con los Estados y
con otros movimientos sociales.
Esta definición ofrece una nueva concepción sobre la igualdad entre los
sexos que se basa en el concepto de que hombres y mujeres somos igualmente
diferentes. Afirmar que es discriminatorio todo trato que tenga por resultado la
desigualdad, supone aceptar que cuando a una mujer se le trata igual que al
hombre, y este trato la interioriza, éste es discriminatorio aun cuando el propósito
haya sido la igualdad. Este es el fundamento del principio de equidad y la acción
afirmativa. Cuestiona además, el contenido mismo del concepto de “grupos
vulnerables”, tan utilizado en el lenguaje de Naciones Unidas para calificar a las
mujeres y otras poblaciones discriminadas, en tanto esta discriminación no resulta
de su vulnerabilidad o debilidad, sino porque se les impide acceder a recursos,
servicios y condiciones que las pondrían, de inicio, en posición de iguales con
otros.
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El Programa de Acción salido de esta conferencia no contó con los votos de algunos gobiernos
occidentales.
En julio de 1985 se realizó en Nairobi, Kenya, la tercera Conferencia
Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer, marcando el final del Decenio. Esta
conferencia recomendó a los Estados un conjunto de 372 acciones necesarias
para la eliminación de muchas de las prácticas discriminatorias que mantienen a
las mujeres subordinadas en todo el mundo. Estas acciones se materializaron en
un documento denominado Estrategias orientadas hacia el año 2000 para el
adelanto de la mujer, conocido como “Las estrategias de Nairobi”, que fue
adoptado en forma unánime (Olea Mauleón, 1994). El Foro de las ONG’s se 11evó
a cabo paralelamente a la Conferencia con una presencia de cerca 15.000
mujeres de todas partes del mundo, acompañada de una importante movilización
de mujeres de Kenya y países vecinos (Centro Tribuna Internacional de la Mujer,
1995).
3
Naciones Unidas prevé la organización de conferencias regionales preparatorias con antelación a
cada conferencia mundial. En esta oportunidad se realizaron tres: Asia, África y América Latina y el
Caribe.
Desigualdad en el acceso y participación de la mujer en todos los sistemas
de comunicaciones, sobre todo en los medios de difusión, y movilización
insuficiente de éstos para promover las contribuciones de la mujer a la
sociedad.
Los Estados mismos han cambiado. Si bien los cambios este ámbito no se
producen en la dimensión y con la rapidez que quisiéramos ni ofrecen siempre
respuestas adecuadas a la crisis que enfrentan, sí expresan un cambio
fundamental con relación a la década anterior. El paso de dictaduras o conflictos
armados internos -que fueron casi generalidad en la década de los ochenta- a
regímenes democráticos incipientes, restringidos y débiles, al fin y al cabo abrió un
espacio para un juego político democrático (Vargas, 1995).
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En el contexto de Naciones Unidas, a un texto se le coloca “corchetes” (“[ ]”) cuando no existe
consenso entre los Estados sobre su forma o contenido.
Vargas, fue una mediocre expresión de lo avanzado en calles, plazas por el
movimiento y en documentos regionales por los gobiernos. Si bien durante la
Conferencia Mundial se logró eliminar la mayoría de los corchetes y aprobar la
Plataforma por consenso, se debió enfrentar la reserva de aproximadamente 40
Estados en acuerdos relacionados principalmente con la sexualidad de las
mujeres, los derechos reproductivos y la interrupción del embarazo, así como con
la igualdad en el derecho a la herencia en países regidos por legislación islámica.
Todo esto evidenció que lo que está en juego es la dificultad para lograr un de
diálogo diferente entre sectores organizados de la sociedad civil y el Estado.
Son varias las tensiones que se generaron durante este proceso que es
importante identificar y cualificar, en tanto permiten comprender mejor el contexto
y los desafíos que enfrenta el movimiento de mujeres. Vargas (1995) destaca las
tensiones producidas por la necesidad de mantener el equilibrio entre las
dinámicas e intereses del movimiento de mujeres y los que corresponden a los
espacios oficiales, sean éstos de los gobiernos como del Sistema de Naciones
Unidas. Otras tensiones emergen del riesgo de acomodarse a esa lógica y ese
sistema traicionando los intereses del movimiento o viceversa. Igualmente, han
surgido tensiones por defender las autonomías del movimiento con el riesgo del
aislamiento en tanto no se logre incidir en las esferas del poder. Están las
tensiones surgidas en la búsqueda de estrategias que permitieran al movimiento y
cada una de sus integrantes ser propositivas y autónomas, creativas y efectivas
sin perder autonomía en otras esferas.
Pero también conviene destacar algunos de los logros que han sido
identificados en estas evaluaciones. Estos se expresan de muchas maneras. La
enorme movilización lograda por las mujeres de todo el mundo para llegar a
Beijing es una demostración de la capacidad organizativa del movimiento y que
éste está vivo globalmente para continuar avanzando en la defensa y vigencia de
los derechos de las mujeres, la igualdad y la justicia.
Por otra parte, la región de América Latina y el Caribe logró una visibilidad
importante durante el Foro y la Conferencia. Los aprendizajes logrados también
fueron muchos, así como los diálogos establecidos con muchos gobiernos, la
participación de mujeres del movimiento en las delegaciones oficiales, la apertura
por parte del movimiento a nuevas expresiones y vertientes de mujeres y al
establecimiento de alianzas con mujeres del Estado, con los hombres y diversos
sectores de la sociedad civil.
Facio Alda (1992). Cuando el género suena cambios trae. San José, Costa Rica:
1LANUD.
IWLD Institute for Women, Law & Development (1994). De las necesidades
básicas a los derechos fundamentales. Una plataforma por los derechos de la
mujer para la década del 90 y después. Wash., D.C.: IWLD.
Reunión Satélite “La Nuestra” (1993). Memoria Reunión Satélite “La Nuestra”.
Diagnóstico y estrategias sobre derechos humanos de las mujeres en América
Latina y el Caribe. San José, Costa Rica: 1LANUD/ILSA.