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Programación diaria

Hechos 13:6-14:7
Continuamos estudiando hoy el capítulo 13 de los Hechos de los
Apóstoles. Y en nuestro programa anterior dejamos a Bernabé, a Saulo
y a Juan Marcos en la isla de Chipre, concretamente en Salamina, donde
anunciaban la Palabra de Dios en las Sinagogas de los judíos. Y notamos
que desde el principio, Pablo adoptó un método que siguió durante todo
su ministerio. Siempre entraba primero a predicar el Evangelio en las
sinagogas, lugares que le sirvieron como una punta de lanza, o puesto
de avanzada para introducirse a la comunidad. Hoy vamos a leer el
versículo 6 de este capítulo 13 de Hechos, para considerar

La oposición en Pafos
"Habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago,
falso profeta, judío, llamado Barjesús"
Parece que su ministerio no producía muchos resultados en Salamina. Al
menos, no se nos dio ningún informe en cuanto a los resultados de sus
actividades allí. Atravesaron la isla de Chipre, y en Pafos encontraron
esta oposición, la cual era realmente satánica. Se les presentó por
medio de un mago que tenía mucha influencia sobre el procónsul
romano, gobernador de aquella isla, llamado Sergio Paulo. Allí en Pafos
pues, encontraron a este mago llamado Barjesús y dicen los versículos 7
y 8:
"(el mago) estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Éste,
llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. Pero los
resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), intentando
apartar de la fe al procónsul."
Ésta fue una oposición satánica y este hombre influía sobre el
gobernador. Lamentablemente hay muchos dirigentes hoy que están
bajo la influencia de toda clase de sectas que están en directa oposición
a la Palabra de Dios y al Evangelio. Ahora, el versículo 9 dice:
"Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando
en él los ojos"
Ahora, vemos aquí que el nombre de Saulo fue cambiado. Aquí el Dr.
Lucas dio por primera vez a Pablo, su nombre romano, que desde ese
momento en adelante sería su único nombre. Pablo pues, lleno del
Espíritu Santo, fijando en el mago los ojos, dijo aquí en el versículo 10:
"le dijo: ¡Lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo,
enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos
del Señor?"
Pablo bien pudiera haber sido un hombre de carácter bastante manso,
en ciertos aspectos. Pero cuando encontró esta clase de oposición, la
denunció con todo su ser. Reconoció que era satánica y la denunció
como tal. Y creemos estimado oyente, que nos corresponde hacer lo
mismo hoy en día. Pablo continuó hablando aquí en el versículo 11 y
dice:
"Ahora, pues, la mano del Señor está contra ti, y quedarás ciego y no
verás el sol por algún tiempo. Inmediatamente cayeron sobre él
oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien lo condujera
de la mano."
Este supuesto mago ya andaba en tinieblas espirituales, pero ahora le
cayeron tinieblas físicas. Y continúa diciendo el versículo 12 de este
capítulo 13 de los Hechos:
"Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, admirado
de la doctrina del Señor."
Permítanos dirigir su atención estimado oyente, hacia el hecho de que
Pablo tenía los dones de un apóstol acompañados de señales
milagrosas. Cuando llegó a Pafos no le fue posible pedir a la gente que
se volviera a las enseñanzas del Nuevo Testamento, porque todavía no
había ningún Nuevo Testamento escrito. Pablo no pudo predicar de la
epístola a los Romanos, porque todavía no la había escrito. No podía
referirse al evangelio según San Juan porque Juan aun no había escrito
su evangelio. Por lo tanto, ¿cómo iban a reconocer su autoridad? Fue
únicamente mediante los dones con señales milagrosas. Hoy, el Nuevo
Testamento ya ha sido escrito. Ahora nos ha sido dada una manera
diferente para reconocer la autoridad de un maestro. El apóstol Juan en
su segunda epístola, versículo 10, dijo: "Si alguno viene a vosotros, y no
trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!" Esta
doctrina se halla en la Palabra de Dios, en el Nuevo Testamento.
Ahora, recordemos que el mago había estado haciendo algunos trucos
bien elaborados con el poder de Satanás. En aquellos días, un falso
profeta probablemente podía sanar y hacer algunos milagros con el
poder de Satanás. Pablo, en cambio, recibía su autoridad del Señor
Jesucristo y dominó completamente al mago por el poder del Evangelio
del Señor Jesucristo. Y vemos que el procónsul romano Sergio Paulo
llegó a ver la luz. Había vivido en tinieblas espirituales, pero ahora, se
admiró de la doctrina del Señor y creyó. Leamos ahora el versículo 13
de este capítulo 13 de los Hechos de los Apóstoles:
"Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge
de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén."
Ahora, eso es todo lo que nos dijo el doctor Lucas. El doctor Lucas era
muy moderado en sus expresiones. No nos dijo nada negativo en cuanto
a la retirada de Juan Marcos. Pero, más tarde veremos que Juan Marcos
en realidad abandonó a estos dos hombres. Decidió volverse a su casa,
junto a su madre. Ahora, recordemos que su madre era miembro
prominente de la Iglesia de Jerusalén y que su hogar era el lugar de
reunión para esa Iglesia. Pues bien, este joven regresó a casa. Al
parecer, al llegar hasta el interior de Asia Menor y ver allí todo el
paganismo, los peligros para su integridad física y las dificultades, creyó
que no había sido llamado para ser misionero. Se encaminó entonces en
otra dirección, y esa dirección le llevó a su casa.
Ahora, más tarde veremos que Pablo rehusaría llevar a Juan Marcos
consigo en su segundo viaje misionero. El hecho fue que Pablo y
Bernabé no estaban de acuerdo en cuanto a si deberían o no llevar con
ellos a Juan Marcos; y su desacuerdo sería tal, que por fin Pablo y
Bernabé se separarían. Pablo seguiría en una dirección y Bernabé en
otra. Ahora, creemos que Pablo se equivocaría en cuanto a Juan Marcos.
Dios no le desecharía por su fallo. Gracias a Dios, tampoco nos desecha
a nosotros debido a nuestras fallas. Dios le daría a Juan Marcos otra
oportunidad. Más tarde, el mismo Pablo sería lo suficientemente noble
como para admitir que se había equivocado, y estando cercano a la
muerte, pediría que Juan Marcos viniera a verle. Escribiendo su segunda
carta a Timoteo, capítulo 4, versículo 11 dijo: "Sólo Lucas está conmigo.
Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio."
Éste fue el mismo Juan Marcos que escribiría el evangelio que
conocemos como el evangelio según San Marcos. Al fin de cuentas, Juan
Marcos saldría bien de su situación. Y es maravilloso que Dios nos de
una segunda oportunidad. Pero, aquí, en este momento del relato, Juan
Marcos fracasó. Los abandonó y se volvió a Jerusalén. Mientras tanto
Pablo y Bernabé entraron en el interior de Asia Menor. Leamos ahora los
versículos 14 y 15 de este capítulo 13 de los Hechos, en un párrafo que
gira alrededor de

El sermón de Pablo en Antioquía


"Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en
la sinagoga un sábado y se sentaron. Después de la lectura de la Ley y
de los Profetas, los altos dignatarios de la sinagoga mandaron a
decirles: Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el
pueblo, hablad."
Pablo siguió con su método de ir primero a las sinagogas. Los judíos
estaban dispersados por todas partes del Imperio Romano, y habían
establecido sinagogas en todas las ciudades donde vivían. Cuando
llegaban visitantes de Jerusalén, ya que los judíos deseaban escuchar
alguna palabra de la capital religiosa, después de leer las Escrituras,
invitaban al visitante a decir algo. Esto siempre le daba al apóstol Pablo
una maravillosa oportunidad que, en este caso, aprovechó bien.
Creemos que este mensaje que Pablo predicó en Antioquía de Pisidia,
fue uno de sus grandes sermones. Sin embargo, generalmente es
pasado por alto hoy. En realidad, es el primer sermón de Pablo que se
menciona en la Biblia. Lo predicó en la sinagoga en un día de reposo.
Cuando le preguntaron a Pablo si quería decir algo, estamos seguros de
que contada seguridad, tenía mucho que decir. Era precisamente por
eso, que estaba allí en la sinagoga. Leamos el versículo 16:
"Entonces Pablo se levantó y, hecha señal de silencio con la mano, dijo:
Israelitas y los que teméis a Dios, oíd"
Podemos llegar a la conclusión, por esta introducción, que había allí
algunas visitas. Había judíos y probablemente algunos no judíos
convertidos al judaísmo. Continuemos con los versículos 17 hasta el 20
de este capítulo 13 de los Hechos:
"El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres y enalteció
al pueblo siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto, y con brazo
levantado los sacó de ella. Por un tiempo como de cuarenta años los
soportó en el desierto, y habiendo destruido siete naciones en la tierra
de Canaán, les dio en herencia su territorio. Después, como por
cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel."
Ahora, observemos que Pablo estaba haciendo lo mismo que hizo
Esteban ante el Sanedrín, que era el supremo tribunal religioso de los
judíos. Hizo un recuento de la historia de la nación. Continuemos con los
versículos 21 al 23:
"Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu
de Benjamín, por cuarenta años. Quitado éste, les levantó por rey a
David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David,
hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo
quiero. De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios
levantó a Jesús por Salvador a Israel."
Pablo repasó la historia de Israel hasta el tiempo de Jesucristo. Y
entonces les presentó al Salvador. Veamos los versículos 24 al 26:
"Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a
todo el pueblo de Israel. Cuando Juan terminaba su carrera, dijo:
¿Quién pensáis que soy? Yo no soy él; pero viene tras mí uno de quien
no soy digno de desatar el calzado de los pies. Hermanos, hijos del
linaje de Abraham y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es
enviada la palabra de esta salvación"
Al parecer, estos hombres habían oído hablar de Juan el Bautista. Aquí
Pablo llegó a la parte más delicada de su sermón. Continuemos con los
versículos 27 y 28:
"porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, que no conocían
a Jesús ni las palabras de los profetas que se leen todos los sábados, las
cumplieron al condenarlo. Sin hallar en él causa digna de muerte,
pidieron a Pilato que se le matara."
Al continuar Pablo exponiendo su reseña histórica, destacó también que
todo sucedió como cumplimiento de la profecía. Ellos estaban
cumpliendo las profecías al mismo tiempo que las leían, todos los días
de reposo. Leían las profecías sin comprensión alguna de lo que leían.
Pablo continuó en los versículos 29 al 31 y dijo:
"Y cuando cumplieron todas las cosas que de él estaban escritas, lo
bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro. Pero Dios lo levantó de
los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los que habían
subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son
sus testigos ante el pueblo."
Notará usted que todo sermón que fue predicado en el Nuevo
Testamento, tuvo como su punto central y su núcleo esencial la muerte
y la resurrección de Jesucristo. Ése era el mensaje. Simón Pedro lo
predicó. Y en este momento, Pablo el apóstol también lo predicó. No
hubo ni el más mínimo desacuerdo en el mensaje de estos dos
apóstoles. Continuemos con los versículos 32 y 33:
"Nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa
hecha a nuestros padres, la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, sus
hijos, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo
segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy."
Esta referencia del Antiguo Testamente, en el Salmo 2:7, no se refiere
al nacimiento de Cristo. Se refiere a la resurrección de Cristo. La
expresión, "Yo te he engendrado hoy", no es una referencia a Su
nacimiento virginal, sino a Su resurrección de los muertos. Leamos los
versículos 34 y 35 ahora:
"Y en cuanto a que lo levantó de los muertos para nunca más volver a
corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. Por eso
dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea
corrupción."
Y Pablo se extendió hablando de la resurrección. Estaba citando lo
mismo que Pedro en el día de Pentecostés. Continuemos con los
versículos 36 al 39 de este capítulo 13 de los Hechos:
"Y a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la
voluntad de Dios, durmió y fue reunido con sus padres, y vio corrupción.
Pero aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción. Sabed, pues, esto,
hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que
de todo aquello de que no pudisteis ser justificados por la Ley de
Moisés, en él es justificado todo aquel que cree."
Ahora el concretó esto con precisión. Explicó el significado de la muerte
y la resurrección de Jesucristo. En realidad les estaba pidiendo que
tomasen la decisión de creer en el Señor Jesucristo. Y continuó en los
versículos 40 y 41 y dice:
"Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los
profetas: Mirad, menospreciadores, asombraos y desapareced, porque
yo hago una obra en vuestros días, obra que no creeréis si alguien os la
cuenta."
Aquí estaba la apelación a ellos. Les pidió que no rechazasen su
mensaje. Y dice el versículo 42:
"Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les
rogaron que el siguiente sábado les hablasen de estas cosas."
Esto revela que también había algunos gentiles que escucharon el
mensaje. Querían que este mensaje también les fuera predicado a ellos.
Continuemos ahora con los versículos 43 y 44 de este capítulo 13 de los
Hechos:
"Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos
piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles los
persuadían a que perseveraran en la gracia de Dios. El siguiente sábado
se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios."
Debe haber habido mucha discusión en cuanto al mensaje de Pablo. El
siguiente día de reposo casi toda la ciudad estuvo allí para escuchar la
predicación de Pablo. Leamos el versículo 45 de este capítulo 13 de los
Hechos:
"Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos y rebatían
lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando."
Esta vez se produjo una gran conmoción porque los principales
dirigentes religiosos se opusieron a Pablo y Bernabé. Continuemos
leyendo los versículos 46 al 49 de Hechos 13:
"Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valentía, dijeron: A vosotros,
a la verdad, era necesario que se os hablara primero la palabra de Dios;
pero puesto que la desecháis y no os juzgáis dignos de la vida eterna,
nos volvemos a los gentiles, porque así nos ha mandado el Señor,
diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para
salvación hasta lo último de la tierra. Los gentiles, oyendo esto, se
regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que
estaban ordenados para vida eterna. Y la palabra del Señor se difundía
por toda aquella provincia."
Éste fue el esquema recurrente: El evangelio se predicó primero a los
judíos; ellos lo rechazaron; así que ellos se dirigieron a los gentiles con
el mensaje de las buenas noticias. Y los versículos finales de este
capítulo 13 de los Hechos, los versículos 50 al 52 dicen:
"Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los
principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y
Bernabé, y los expulsaron de sus límites. Ellos, entonces, sacudiendo
contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. Y los discípulos
estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo."
Observemos la condición de aquellos que fueron convertidos: "Estaban
llenos de gozo y del Espíritu Santo". Y sí concluye el capítulo 13 de este
libro de los Hechos de los Apóstoles. Llegamos ahora a

Hechos 14:1-7
En este capítulo tenemos el primer viaje misionero de Pablo. Pues bien,
tenemos aquí a Pablo y a Bernabé en abierta confrontación con aquel
paganismo impenetrable que imperaba en toda Galacia. Creemos que la
región de Galacia fue el campo misionero más difícil en que Pablo jamás
tuviera que trabajar.
Es necesario leer la epístola de San Pablo a los Gálatas para descubrir
eso. Si usted la lee, notará que fue la epístola más dura que Pablo
escribió. La escribió a un grupo de personas que tenían una tendencia
espiritual en la dirección equivocada y siempre se estaban apartando de
la doctrina cristiana. Es interesante notar también que Pablo visitó las
Iglesias de Galacia más que a cualquier otro grupo de iglesias.
Permítanos ahora, darle los datos siguientes en cuanto a esta región de
Galacia que fue visitada por Pablo en su primer viaje misionero. Los
habitantes que le dieron el nombre a esta provincia eran los galos, una
tribu celta de la misma raza que la que habitó partes de Francia. En el
siglo IV A.C. invadieron el Imperio Romano penetrando hasta su capital,
o sea Roma, a la que saquearon. Más tarde cruzaron hasta Grecia y
tomaron la ciudad de Delfos en el año 280 A.C. Por invitación de
Nicomedes I, rey de Bitinia, se dirigieron a Asia Menor para ayudarle en
una guerra civil; eran hombres bélicos, y veremos que pronto se
establecieron en Asia Menor. En el año 189 A.C. fueron hechos súbditos
del Imperio Romano y se convirtieron en una de sus provincias. Sus
fronteras variaron, y por muchos años retuvieron sus propias
costumbres e idioma. Las Iglesias que Pablo estableció en su primer
viaje misionero, fueron incluidas por un tiempo en el territorio de
Galacia. Por tanto, éste es el nombre que Pablo normalmente usaría al
referirse a estas Iglesias.
Ahora, los habitantes de Galacia eran orientales rubios. César dijo lo
siguiente en cuanto a los galos: "La debilidad de los galos es que son
muy volubles en sus resoluciones, demasiado aficionados al cambio, y
no se puede confiar en ellos". Otro escritor de aquel período los
describió como: "francos, impetuosos, impresionables, muy inteligentes,
aficionados a la ostentación, pero, sumamente inconstantes, con una
vanidad excesiva". Hablaremos otra vez de estos habitantes de Galacia,
cuando estudiemos la epístola a los Gálatas. Pablo les escribió una carta
muy severa, precisamente porque necesitaban esa clase de carta. Bien,
comencemos entonces nuestro estudio de este capítulo 14 del libro de
los Hechos de los Apóstoles, leyendo el versículo 1, que nos habla sobre

La obra en Iconio
"Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y
hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos y de
griegos."
Si seguimos este viaje misionero de Pablo y Bernabé en un mapa,
veremos que atravesaron a lo largo la isla de Chipre, y que luego
navegaron a Perge en Panfilia. Luego viajaron hasta Antioquía, Iconio,
Listra y Derbe, ciudades de Galacia. Ahora se hallaban en el centro de
Asia Menor, o sea en la Turquía actual. Continuemos con los versículos 2
hasta el 4 de este capítulo 14 de los Hechos:
"Pero los judíos que no creían excitaron y corrompieron los ánimos de
los gentiles contra los hermanos. Sin embargo, se detuvieron allí mucho
tiempo, hablando con valentía, confiados en el Señor, el cual daba
testimonio de la palabra de su gracia, concediendo que se hicieran por
las manos de ellos señales y prodigios. La gente de la ciudad estaba
dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles."
Pablo y Bernabé causaron una división en la ciudad. Ahora, recordemos
que Pablo y Bernabé eran judíos. Siempre iban primero a ver a los
judíos, predicaban en las sinagogas y las utilizaban como punto de
arranque para iniciar sus contactos con los no judíos. Continuemos con
los versículos 5 al 7 de este capítulo 14 de los Hechos:
"Pero sucedió que los judíos y los gentiles, juntamente con sus
gobernantes, se lanzaron a maltratarlos y apedrearlos; y ellos, al darse
cuenta, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la
región circunvecina, y allí predicaban el evangelio."
Como no fueron bien recibidos allí en Iconio, tuvieron que huir, y
llegaron a Listra y a Derbe. Sin embargo, sabemos que en su viaje de
regreso volvieron por Iconio. Esto parece indicar que había allí algunos
creyentes.
Al finalizar nuestro programa, recordamos que en él estaba incluido el
primer sermón de San Pablo registrado en la Biblia. Dijo allí Pablo,
hablando de Jesús: "que por medio de él se os anuncia perdón de
pecados, y en él es justificado todo aquel que cree". Inspiradas por Dios
en el siglo 1 de nuestra era, estas palabras también constituyen,
estimado oyente, el mensaje divino para las personas del siglo
veintiuno. Ese anuncio es para usted, y tiene para usted una buena
noticia. Dios le perdona sus pecados y le declara justo si cree en el
Señor Jesucristo como su Salvador.

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