Fisiología Taller N°4
Fisiología Taller N°4
Fisiología Taller N°4
En el interior de los pulmones los bronquios penetran y se dividen en conductos cada vez
más delgados llamados bronquiolillos, los cuales se abren en pequeñas vesículas
denominadas alveolos pulmonares o sacos alveolares que se llenan con el aire cargado de
oxígeno que ha ingresado al pulmón.
La sangre oxigenada circula desde los pulmones por las venas pulmonares y, al llegar al
lado izquierdo del corazón, es bombeada hacia el resto del organismo.
La sangre con déficit de oxígeno y cargada de dióxido de carbono vuelve al lado derecho
del corazón a través de dos grandes venas: la vena cava inferior y la vena cava superior. A
continuación, la sangre es impulsada a través de la arteria pulmonar hacia los pulmones,
donde recoge el oxígeno y libera el dióxido de carbono.
Para mantener el intercambio entre oxígeno y dióxido de carbono, entran y salen de los
pulmones entre 5 y 8 L de aire por minuto, y cada minuto se transfiere alrededor del 30%
de cada litro de oxígeno desde los alvéolos hasta la sangre, aun cuando la persona esté en
reposo. Al mismo tiempo, un volumen similar de dióxido de carbono pasa de la sangre a los
alvéolos y es exhalado. Durante el ejercicio, es posible respirar más de 100 L de aire por
minuto y extraer de este aire 3 L de oxígeno por minuto. La velocidad de entrada del
oxígeno en el organismo es una medida importante de la cantidad total de energía
consumida por este. La inspiración y la espiración se llevan a cabo gracias a los músculos
respiratorios.
Los tres procesos esenciales para la transferencia del oxígeno desde el aire del exterior a la
sangre que fluye por los pulmones son: ventilación, difusión y perfusión.
Los alvéolos pulmonares son pequeñas estructuras con forma de bolsa llenas de aire.
Se encuentran al final de las vías aéreas más pequeñas de los pulmones, los bronquiolos.
Cada alveolo mide 200 micras de diámetro y está delimitado por una pared formada por
células muy delgadas que reciben el nombre de neumocitos. A través de la pared de los
alvéolos tiene lugar el intercambio gaseoso entre el aire inspirado y la sangre.
Se conoce como vías aéreas a la parte superior del aparato respiratorio. Es la parte por la
que discurre el aire en dirección a los pulmones, donde se realizará el intercambio gaseoso.
5. Describa la fisiología de los bronquios y bronquiolos terminales
Fisiología
La función principal del bronquiolo terminal es conducir el aire inspirado hacia la porción
respiratoria del árbol bronquial, lugar en el que se lleva a cabo el intercambio gaseoso, y, en
sentido inverso, eliminar el aire espirado fuera del aparato respiratorio.
El bronquiolo terminal también cumple otras funciones, como por ejemplo, la
descontaminación del aire inspirado. Todas las vías respiratorias se mantienen húmedas por
una capa de moco que reviste toda la superficie. Este moco atrapa pequeñas partículas del
aire inspirado, evitando que alcancen los alveolos, y es movilizado por acción de los cilios,
que baten unas 10-15 veces por segundo, en dirección a la faringe. Después, el moco, con
las partículas atrapadas, es deglutido o eliminado mediante la tos.
El control directo de los bronquiolos por fibras nerviosas simpáticas es débil, sin embargo,
sí están muy expuestos a la adrenalina y la noradrenalina circulantes, liberadas a la sangre
por la estimulación simpática de las glándulas suprarrenales. Estas dos hormonas provocan
la dilatación del árbol bronquial.
La acetilcolina, segregada por unas pocas fibras parasimpáticas procedentes de los nervios
vagos que penetran en el parénquima pulmonar, causa constricción bronquiolar leve o
moderada. A veces, estos nervios parasimpáticos se activan por reflejos originados en los
pulmones. La mayoría de ellos comienzan por la irritación de la membrana epitelial de las
vías respiratorias (por gases nocivos, polvo, humo del tabaco o infección bronquial) y,
también, por el bloqueo de las pequeñas arterias pulmonares por microémbolos.
Por otro lado, varias sustancias que se forman en los propios pulmones son, con frecuencia,
bastante activas a la hora de producir constricción bronquiolar (p. ej.: histamina,
leucotrieno C4…). Además, los mismos irritantes que causan reflejos constrictores
parasimpáticos pueden iniciar reacciones locales, no nerviosas, que producen constricción
de las vías respiratorias.