Más Allá de Las Palabras: © Todos Los Derechos Reservados
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- Deseo de comunicar
En las personas con autismo que presentan lenguaje verbal, puede notarse
la presencia masiva de formas imperativas y ausencia o limitación de las
declarativas. La ausencia de gestos protodeclarativos a los 18 meses de
edad, junto al déficit en el juego simbólico y las miradas de referencia
conjunta, constituyen un criterio fundamental para la detección temprana
de riesgo de diagnóstico de autismo en instrumentos de screening como
CHAT o M-CHAT (Robins y otros, 2001).
Las personas con trastornos del espectro autista (TEA) pueden presentar
desafíos en la habilidad para representar los estados mentales de sí
mismos, y de los demás, y para entender y predecir conductas en función
de dichos estados.
Si hay niños que no son capaces de atribuir estados mentales a los demás
y sus estados mentales se circunscriben a lo observable, las dificultades
sociales, las dificultades en el desarrollo simbólico y los problemas
comunicativos de origen pragmático (uso del lenguaje en el contexto
social) podrían ser la consecuencia.
El desarrollo de la Teoría de la Mente ocurre entre los tres y los cinco años,
aunque se sigue perfeccionando durante los años siguientes.
Un niño con una buena teoría de la mente señalará que Sally buscará la
pelota en la canasta porque ella no sabe que Anne ha cambiado la pelota
de lugar y la ha puesto en su caja.
El niño sin teoría de la mente, dirá que Sally buscará la pelota en la caja
por que no entiende que Sally (que estaba afuera en el momento en el
que la pelota fue cambiada de lugar), piense que la pelota aún está en la
canasta en la que ella la había dejado.
Estos procesos dificultan la entrada del niño con TEA al mundo lingüístico,
ya que el niño se adhiere a reglas que no son parte del espacio común o
que no son compartidas socialmente. Las actividades son realizadas de
forma estereotipada, sin fines de exploración y con escasez de creatividad
(Riviere y Martos, 2000).
En todos los sujetos con autismo se dan, en muy diversos grados, retrasos
en la adquisición del lenguaje expresivo (que llegan al “mutismo” total que
muestra aproximadamente el 50% de los niños de cinco años, Rutter, 1977),
trastornos severos de la comprensión verbal y pautas desviadas de evolución
lingüística, como la ecolalia, la inversión de pronombres, la escasez y
concreción del vocabulario o las alteraciones prosódicas y articulatorias
(Riviere y Belinchón, 2003, p 20).
Los niños con TEA tienen una gran variabilidad en su perfil lingüístico,
según su desarrollo intelectual y social, por el cual se destaca la
singularidad respecto a la adquisición del lenguaje en cada niño,
pudiéndose dar en tiempos y formas diferentes en cada caso. Es de
vital importancia valorar los diferentes niveles de afectación en cada
singularidad.
Los niños pre verbales con TEA no suelen desarrollar el gesto de señalar
(de gran relevancia al ser intencional, intersubjetivo y simbólico) y la
atención conjunta; de esta manera, se les dificulta establecer interacciones
triádicas entre el, el adulto y el objeto, obstaculizando la realización de
actos de comunicación protodeclarativos. Sin embargo, compensan el
señalamiento con gestos protoimperativos de petición para solicitar un
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objeto, una acción o actividad y pudiendo no establecer contacto ocular
o no considerando la atención del otro. La expresión y comprensión de
los estados emocionales se puede encontrar obstaculizada por la falta en
el desarrollo de la imitación y la referencia social. Se observan actos
comunicativos con expresiones faciales no acordes a la situación o sin
ninguna expresión emocional y falta de comprensión en las expresiones
emocionales de los demás.
Por otro lado, los niños verbales con TEA, generalmente acceden al
lenguaje mediante el uso de la ecolalia y/o lo adquieren de forma tardía.
- la expresión facial
- el gesto
- la postura.