TIPICIDAD Juridica
TIPICIDAD Juridica
TIPICIDAD Juridica
NACIONAL”
TRABAJO APLICATIVO
TEMA : TIPICIDAD
INTEGRANTES :
C1 PNP VALVERDE VELASQUEZ JOSE BENITO
C1 PNP PEÑA PEÑA LUIGGI MARTIN
C1 PNP HUAMANI MANTARI AXEL
C1 PNP APUMAYTA ROJAS DIEGO
C1 PNP SANTOS DAGA JEANPOOL GEOVANI
LIMA- PERÚ
2022
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DEDICATORIA
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ÍNDICE
DEDICATORIA..................................................................................................................2
ÍNDICE...............................................................................................................................3
INTRODUCCIÓN...............................................................................................................3
A. OBJETIVO GENERAL.........................................................................................6
B. OBJETIVOS ESPECÍFICO..................................................................................6
CONCEPTOS GENERALES.......................................................................................7
DEFINICIÓN DE TIPICIDAD........................................................................................7
TIPICIDAD.........................................................................................................................8
I. GENERALIDADES...................................................................................................8
CAPITULO V (CONCLUSIONES)..................................................................................29
CAPITULO VI (RECOMENDACIONES).........................................................................30
BIBLIOGRAFÍA...............................................................................................................33
3
ANEXOS..........................................................................................................................34
INTRODUCCIÓN
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CAPITULO I (AREA PROBLEMÁTICA)
La tipicidad es el elemento esencial para la configuración del delito, sin este elemento
es imposible su existencia cuando se carece de legislación penal (tipo), y resultaría
imposible su punibilidad bajo el principio de legalidad.
El tipo se recoge en la ley penal como medio descriptivo del delito y de dicho
comportamiento antijurídico; no obstante, sin el elemento de tipicidad, el tipo es
obsoleto pues por sí sólo el mismo es incapaz de definir al delito y como consecuencia
no es posible aplicar una sanción del precepto legal en estudio, al no existir el elemento
típico del sujeto y su conducta.
La teoría del delito constituye una herramienta de análisis científico para el desempeño
de los juristas que permite determinar la existencia del delito. En consecuencia, se han
mostrado algunas consideraciones actualizadas sobre su tipicidad que incluyen el tipo,
sus elementos objetivo y subjetivo, particularizamos en el dolo como conocimiento y
voluntad de una conducta punible y en la culpa tipificada como infracción.
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CAPITULO II (OBJETIVOS DEL TRABAJO)
A. OBJETIVO GENERAL
B. OBJETIVOS ESPECÍFICO
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CAPITULO III (MARCO TEÓRICO)
CONCEPTOS GENERALES
DEFINICIÓN DE TIPICIDAD
Tiene que ver con toda conducta que conlleva una acción u omisión que se ajusta a los
presupuestos detalladamente establecidos como delito o falta dentro de un cuerpo
legal. Esto quiere decir que, para que una conducta sea típica, debe constar específica
y detalladamente como delito o falta dentro de un código.
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Así, el hurto es típico desde el instante en que se dan el apoderamiento de cosa
mueble ajena y el ánimo de lucro. Basta que se den esas circunstancias para que se
hable de hurto, sin que ello prejuzgue que se trate de un ladrón al que haya de
imponerse una pena; porque ha de averiguarse si se trata de un capaz, si ha actuado
con libertad y conciencia, si se trata de cercano pariente del hurtado y demás
elementos que determinan la exención penal; y sin que integre figura delictiva más
grave, por similar, como la de robo, cuya tipicidad requiere ya la fuerza en los cosas o
la violencia en las personas.
En realidad, el principio “pro reo”, “Nullum crimen sine lege” (no hay delito sin ley
previa) anticipaba el moderno concepto de la tipicidad; porque implica asimismo que la
acción punible ha de estar prevista en la ley para que pueda castigarse; pero este
tecnicismo precisa más y establece que ha de haber coincidencia precisa entre, lo
sancionable por el texto legal y lo hecho por el delincuente.
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TIPICIDAD
I. GENERALIDADES
De modo general podemos decir que toda acción u omisión es delito si infringe el
ordenamiento jurídico (antijuridicidad) en la forma prevista por los tipos penales
(tipicidad) y puede ser atribuida a su autor (culpabilidad), siempre que no existan
obstáculos que impidan su punibilidad.
Para que un comportamiento humano sea delictivo es preciso que se corresponda (que
pueda ser subsumido) en una descripción legal (norma).
Los actos típicos no son actos que tienen sentido “por que el derecho penal así lo
desea”, sino son actos que el Derecho Penal castiga porque son negativos en su
valoración social y jurídica.
La tipicidad es una especie de recorte o de filtro legal en virtud del cual únicamente
puede considerarse típica una conducta adecuada a la descripción legal, por lo que si
la misma no es subsumible en el supuesto de hecho de un tipo penal no se cumple con
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el elemento tipicidad, porque de esa manera se desdice el principio de legalidad y el
carácter fragmentario del derecho penal.
El profesor René Suazo Lagos indica “La tipicidad como elemento del Derecho existe
siempre que la acción pueda ser subsumida en uno de los tipos del Código Penal, o de
una Ley especial, así cuando hablamos de tipicidad queremos indicar que la acción que
estamos analizando está tipificada, que es típica, esto es, que reúne las condiciones
exigidas por un determinado tipo penal.
Es importante mantener con toda claridad la distinción entre tipo y tipicidad porque
evidentemente se trata de dos nociones diferentes y que si no delimitamos
adecuadamente podemos reconducirla a una sola y producir de esa manera algún
grado de confusión.
Muchos autores hacen relación a que el tipo penal cumple las siguientes funciones:
garantía, delimitadora, calificadora, indiciaria y de motivación.
El tipo penal cumple una función de garantía porque como quiera que este contiene los
presupuestos. El principio de legalidad exige que la descripción penal o legal en que él
consiste, debe darse de una manera clara y precisa, lo que se cumple estructurando
adecuadamente los elementos que lo componen.
Esta tarea que corresponde al legislador trae consigo importantes consecuencias, pues
además de que mediante él se contemplan los únicos supuestos delictivos e incluso las
penas, lo que no es más que la materialización del principio de legalidad, permite que
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la aplicación de la ley penal sea acorde con la previsión legislativa con el consiguiente
beneficio a favor de la seguridad jurídica.
Este es un punto en el que no se presentan mayores dificultades teóricas, pues existe
un consenso mayoritario sobre su importancia, lo que no significa que no existan
algunos problemas los cuales es necesario anotar.
En primer término recordamos el fenómeno de las leyes penales en blanco cuya
integración es remitida a instancias distintas a las legislativas con el problema de
violación a la legalidad, aun cuando debemos reconocer que cada vez son menos los
casos en que el legislador penal prevé tales supuestos de leyes penales en blanco.
Un punto de más importancia, en relación con el anterior, es la utilización cada vez más
frecuente de los tipos, incluso las propias denominaciones de los delitos de giros,
vocablos y también la utilización de términos de difícil delimitación conceptual, sea
porque ingresan de legislaciones muy dispares a la nuestra, sea porque se trata de
prácticas delictivas novedosas que no han sido estudiadas adecuadas y profundamente
o porque en todo caso el interés legislativo de cercar al máximo ciertas conductas que
se consideran dignas de protección, utilicen con exceso denominaciones, modalidades
y formas que no cumplen con la precisión y claridad que requieren el tipo para que
cumpla su función de garantía.
La propia exigencia de claridad y precisión de los tipos penales de manera que cada
tipo contenga un único supuesto de hecho implica a su vez una delimitación adecuada
de las figuras delictivas que impide que una pueda confundirse con otra.
Esta función delimitadora de los tipos es de muy fácil ocurrencia o cumplimiento,
porque lo contrario implicaría un contrasentido de hechos delictivos semejantes que no
tendría ninguna justificación.
Sin embargo, en algunos supuestos delictivos se han presentado confusiones, como
por ejemplo entre el hurto con abuso de confianza, la apropiación indebida y la estafa,
lo que ha llevado a realizar ciertas delimitaciones para evitar confusiones.
Incluso en la práctica, por la falta de uso adecuado de los elementos de tipo, se ha
pretendido confundir algunas figuras delictivas, con el lamentable despropósito de
evadir las responsabilidades procesales que muchas de ella llevan aparejadas.
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Por otra parte el tipo penal cumple una función calificadora de los elementos del delito,
es decir, que la categoría penal del tipo circunscribe su papel a la acción, a la
antijurídica y a la culpabilidad que se encuentra prevista en su contenido, y es
precisamente calificadora porque solo tiene importancia en la medida en que el tipo lo
prevé como tal.
El hecho de que una conducta sea subsumible en un tipo penal, es decir, que sea típica
implica por esa única razón un indicio de que es antijurídica y es esto lo que se ha
denominado la función indiciaria de la tipicidad.
Hay que recordar que en relación con esto existen dos direcciones doctrinales:
a. Los que consideran que el tipo es ratio essendi de la antijuricidad de manera que
este haría parte de la antijuricidad y
b. Los que consideran que el tipo es simplemente ratio cognoscendi de la
antijuricidad, es decir, que la presencia del tipo hace probable que esa conducta
típica sea a su vez antijurídica.
Estas direcciones doctrinales tienen que ver con la polémica que hubo en un tiempo
sobre el carácter objetivo o descriptivo del tipo y de la actividad o papel de la tipicidad,
en el sentido de si contenía elementos normativos y subjetivos además de los
meramente descriptivos, lo que dio lugar a discusiones teóricas.
Las corriente doctrinales más recientes consideran que el tipo penal cumple una
función indiciaria porque cuando se describe como típica una conducta determinada a
regla general es que esa conducta típica afecte el ordenamiento jurídico, es decir, que
es antijurídica, salvo que existan causas que la justifiquen.
Entonces está claro que la regla general es que una conducta típica es en principio
antijurídica, de manera que afirmada la tipicidad podemos deducir el indicio o
probabilidad de la antijuricidad, extremo que tiene importancia en cuanto al análisis que
debe o no realizarse del elemento antijuricidad.
Rodríguez Mourullo ha señalado claramente “En virtud de este sistema de regla, en la
práctica la investigación de la antijuricidad aparece invertida. Una vez probada la
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tipicidad de la acción, el juez no procederá a una investigación positiva de la
antijuricidad, sino a comprobar la ausencia de causas de justificación. Como toda
acción típica es también antijurídica (regla), salvo que ocurra una causa de justificación,
puede darse por afirmada la antijuricidad”.
Con el objeto de aclarar aún más este problema que puede ser tachado de teórico
tomemos en cuenta las manifestaciones del profesor Muñoz Conde, cuando nos anota:
“La tipicidad de un comportamiento no implica, sin embargo, la antijuricidad del mismo,
sino todo lo más un indicio de que el comportamiento puede ser antijurídico (función
indiciaria del tipo). Del hecho de que A haya matado a B o haya dañado a C no se
desprende, sin más, que el comportamiento de A sea antijurídico. Ciertamente A puede
haber realizado un tipo de homicidio o daños, pero su hecho puede estar justificado, es
decir, no ser antijurídico por la concurrencia de algunas causas de justificación; legítima
defensa, estado de necesidad, etc. De lo dicho se desprende que tipo y antijuricidad
son dos categorías distintas de la teoría general del delito. El tipo puede desempeñar
una función indiciaria de la antijuricidad (ratio cognoscendi), pero no se puede
identificar con ella (ratio essendi).
Por ultimo, se hace alusión también a que el tipo penal cumple una función motivadora
general que consiste en que de la mera descripción de la conducta contenida en los
tipos penales que indican los comportamientos prohibidos se espera que los asociados
se abstengan de realizar los hechos prohibidos por la ley.
El estudio detallado de los elementos del tipo no debe abordarse en este lugar
destinado al análisis de la teoría general del delito, pues su estudio pormenorizado
corresponde al análisis dogmático de cada delito en particular por lo que en este
momento solo puede enunciarse algunas líneas generales con la necesaria abstracción
y como es entendible predicable a algunos grupos de delitos.
Para abordar este tema cardinal de la tipicidad vamos a utilizar el orden de
construcción legal al cual comúnmente recurre el legislador para describir los
comportamientos típicos.
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Para identificar con mayor claridad esta exposición podemos a efectos exclusivamente
didacticos traer a colación el tipo penal del articulo 181 del Código Penal y utilizarlo
para referirnos a los elementos del tipo, el cual está concebido en los términos
siguientes:
“Articulo 181. el que se apodere de una cosa mueble ajena,
En este tipo penal, lo que puede ser predicable de otros tipos penales, son elementos
del tipo, a saber: sujeto activo, conducta, objeto material, objeto jurídico y sujeto pasivo.
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tesis inicial que sostenemos se recurre al aforismo societas delinquere non
potest que implica que las personas jurídicas o morales no tienen facultad
para cometer delitos. Ello no significa que mediante ellas sus miembros,
dignatarios o empleados no puedan realizar acciones delictivas de muy
graves repercusiones. La responsabilidad que se genera son situaciones
complejas porque es difícil delimitar adecuadamente la acción del individuo y
la actividad de estas personas jurídicas sobre todo cuando han logrado un
desarrollo de gran entidad y los individuos cuentan con muy poco.
Creemos que no hay ninguna dificultad en mantener el concepto de acción
predicable únicamente en manos del individuo, pues es el único que por si
mismo o como miembro de una entidad realiza el delito que es la forma
racional de comprensión del problema. La dificultad se presenta porque a
veces para la persecución penal la Ley requiere ciertas cualidades del sujeto
activo que no reúnen las personas que trabajan o que son parte de las
personas jurídicas que son utilizadas como una modalidad para ocultar
acciones delictivas de sus miembros con el consiguiente deterioro y posible
impunidad de dichas actuaciones.
Para resolver este problema e impedir la impunidad de los sujetos activos se
ha recurrido a la figura denominada actuación en nombre de otro, mediante
la cual expresamente se considera sujeto activo a la persona física que
realiza la acción en nombre de la compañía aún cuando no reúna las
cualidades requeridas de la persona jurídica.
Esta consideración, que comprende a estos individuos no impide que las
personas jurídicas sean objeto de sanciones civiles o administrativas como
consecuencia de las acciones delictivas de sus miembros, como es el caso
de multas, prohibiciones, cancelación e incluso de disolución de las
compañías.
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someterse los asociados y que constituye el elemento fundamental o nuclear
del tipo penal.
Este fundamental elemento del tipo penal aparece generalmente descrito
mediante el uso de un verbo, como por ejemplo, en el caso del hurto simple
del Artículo 181 penal que se encuentra descrito con el verbo apoderar,
mecanismo lingüístico que a nuestro entender permite precisar la descripción
de la conducta ordenada o prohibida por el legislador.
La no utilización de esta técnica o su uso inadecuado puede dar lugar a
algunas imprecisiones con desmedro de la garantía de la tipicidad, por lo que
por el momento creemos que es importante utilizar este mecanismo
lingüístico que ha dado resultado de garantía a favor de los asociados, sin
perjuicio de que se denuncien algunas desventajas de menos importancia.
Téngase presente que en algunos supuestos delictivos el legislador ha
utilizado diversos verbos, por lo que habrá que distinguir cuál o cuáles
contempla la conducta mandada o prohibida.
La acción que al legislador le interesa incriminar está definida por lo que en la
doctrina penal se denomina verbo rector, como entre nosotros, han señalado
dos distinguidos autores nacionales, al anotar: “El núcleo del tipo que
describe la acción idónea para concretizar la conducta incriminada lo
constituye el o los verbos rectores. No debe perderse de vista que todo delito
se basa en una acción determinada que un verbo define y ese verbo forma
parte del tipo como uno de sus elementos más importantes”.
Este concepto permite aclarar que una determinada figura delictiva puede
contener varios verbos rectores y cada uno de ellos pueden constituir o no
conductas autónomas o medios distintos de ejecución del delito, como se
verá en las distintas clasificaciones de los tipos penales.
Pero como hemos señalado antes, puede suceder que en la figura delictiva
se contemplen verbos que no tienen esa categoría sino que únicamente se
refieren a modalidades o formas como se ejecuta el delito que describe el
verbo rector.
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Puede suceder entonces que la acción se encuentre contemplada con
algunas referencias de modo, tiempo o lugar e incluso del objeto material del
delito, como por ejemplo, que se cometa mediante ciertos medios, en
determinados lugares, durante ciertos momentos, contra una cosa corporal
(por ejemplo, veneno, lugar sagrado, incendio, una cosa).
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determinado objeto material, como en los delitos formales o de pura
actividad, los cuales se edifican sin objeto material, así por ejemplo, en el
delito de calumnia e injuria, el falso testimonio, etc., por lo que es un
elemento que no está presente en todos los delitos.
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Este distinguido autor chileno ha señalado de manera acertada que pueden
ser sujetos pasivos las personas naturales, las personas jurídicas, el Estado
y la comunidad y no lo son los difuntos, los animales y los propios sujetos
activos, lo que se aclarará al abordar las distintas especies delictivas.
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considerado que es un criterio de clasificaciones que tiene fallas al no prever
siempre con la precisión necesaria el verdadero bien jurídico que
supuestamente protegen.
Nos referiremos a la clasificación más importante de los tipos penales. Esta distinción
permite precisar aún más la importancia que tiene este elemento del hecho punible.
También permite conocer algunas interioridades del delito, pues estas distinciones
pueden reconducirse a una clasificación de los delitos.
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se ha presentado en las diversas clases de homicidios, por cuanto que en
alguno de estos supuestos se agregan o adicionan tantas características y
peculiaridades que son considerados cada uno de ellos como tipos autónomos
de homicidios.
B. Tipos Simples y Tipos Compuestos: Los tipos simples son aquellos que
describen una sola forma de la conducta, como es el caso del tipo penal de
homicidio del Artículo 131 que únicamente comprende la acción de causar la
muerte a otro.
Son tipos compuestos, por el contrario, como su nombre lo indica, los que están
constituidos por varias conductas cada una de las cuales integran un mismo
delito o varios delitos, razón por la cual se divide en tipos complejos y tipos
mixtos.
Los tipos complejos están constituidos por dos o más acciones delictivas que
tiene importancia cuando se encuentran reunidas, como por ejemplo, el robo con
homicidio.
Los tipos mixtos se presentan cuando el legislador ha previsto bajo una misma
denominación diversas formas de la conducta, lo que tiene importancia para
determinar si se trata de un único o de varios delitos.
Estos tipos mixtos pueden ser subclasificados en mixtos alternativos y mixtos
acumulativos. Los primeros como quiera que son alternativos pueden realizarse
con una sola acción, con algunas o todas y el delito sigue siendo uno mismo.
Los mixtos acumulativos implican la realización de cada una de las conductas
que se convierten cada una de ellas en delitos diferentes. Está claro entonces
que en este último caso se trata de distintas realizaciones típicas contenidas en
un mismo tipo penal peor que tiene consecuencias acumulativas, pues implica la
ejecución de varios delitos.
C. Tipos Comunes y Tipos Especiales: Los tipos penales comunes son aquellos
que describen una conducta que puede ser realizada por cualquier persona sin
ninguna consideración especial, que constituye la regla general, pues la mayoría
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de los tipos penales se describen sin consideran de la persona que realiza la
acción.
En los tipos penales especiales el legislador exige determinadas cualidades en
el agente de manera que únicamente quien posee estas cualidades podrá
realizar la conducta descrita en el tipo, por ejemplo, la exigencia de ser servidor
público, intérprete, etc.
La distinción entre estas dos modalidades es importante porque puede suceder
que la persona que realiza el delito no tiene la cualidad exigida por el tipo y
tendríamos que resolver un problema que atañe a la tipicidad porque de otra
parte personas extrañas que no reúnen la cualidad exigida por el legislador
colaboren con el agente y tendríamos aquí un problema de intervención de un
individuo que participa en un delito en el cual se exige una determinada
condición personal.
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intérprete solo tiene que comprobar sensorialmente la presencia o ausencia de
los elementos objetivos.
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Es necesario tener presente que en relación a los tipos de ofensa compleja se
pretende distinguir entre bienes jurídicos que principalmente protege el tipo de
aquellos que se consideran secundarios o de un segundo plano al menos en
relación con determinada figura delictiva.
H. Tipos Monosubjetivos y Tipos Plurisubjetivos: Esta distinción tiene en cuenta
si basta la intervención de una sola persona o si se requiere varias para la
realización de la conducta delictiva, lo que toma importancia a propósito de la
concurrencia y naturaleza de la intervención de una o varias personas en el
delito.
Por lo pronto afirmemos que la regla general es que los tipos o delitos se
realizan con la intervención de una persona (monosubjetivos), pero en algunos
casos se requiere la presencia de varios (plurisubjetivos). La propia descripción
que hace el legislador de los tipos descubre esta realidad. En el Articulo 131 se
dispone que: “El que…”, es decir, se hace alusión a una sola persona.
Vemos adelante que esta afirmación no impide que en el delito monosubjetivo
intervengan varias personas que como partícipes contribuyen a su realización.
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K. Tipos de Autoría y Tipos de Participación: Los tipos de autoría o de coautoría
son los que se refieren a la intervención del agente con la cualidad de autor o
coautor.
Los tipos de participación aluden a la intervención, cooperación o colaboración
de los agentes que contribuyen con el autor o con los otros partícipes en la
ejecución del delito del autor.
L. Tipos Dolosos y Tipos Culposos: En los tipos dolosos el agente tiene como
propósito la ejecución de un hecho punible previsto como tal por el ordenamiento
jurídico penal.
En los tipos culposos o imprudentes la conducta del agente consiste en no
observar las reglas del debido cuidado o de la diligencia debida.
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aplicable a los delitos materiales en los que es necesario agregar dos elementos
más: la relación de causalidad y el resultado, de manera que para estos delitos
se requieren cuatro elementos.
Es precisamente en los tipos materiales o de resultado en los que se ha
presentado el problema de la causalidad en materia penal. Existe una discusión
doctrinal sobre el lugar donde debe ser abordado el tema. Algunos consideran
que debe abordarse dentro de la acción y otros en la tipicidad.
La línea doctrinal que ubica la causalidad en el lugar que lo estamos abordando
considera que este es el lugar adecuado, pues se trata de una característica de
los tipos penales que como tal se encuentra radicada en al tipicidad de la
conducta.
El problema de la causalidad es determinar cuándo la conducta del hombre es la
causa del resultado típico producido para resolver determinadas consecuencias
jurídicas. La causalidad únicamente tiene importancia en los delitos materiales
esencialmente se verifica en el homicidio, las lesiones, incendio, coacciones y
estafa, es decir, en un número determinado de delitos. La causalidad no
resuelve el problema de la responsabilidad penal, pues su apreciación no es
más que el análisis de un factor dentro de un elemento del delito y no implica
obviamente todo el análisis, el cual queda completo cuando se verifique los otros
elementos del concepto dogmático del delito.
En la actualidad prevalecen tres teorías sobre el problema de la causalidad:
teoría de la equivalencia de las condiciones, teoría de la condición adecuada y
teoría de la causa más relevante.
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hubiera muerto de esa manera, conclusión: “la acción de A es causa de la
muerte de B”.
b. Teoría de la condición adecuada o de la causación adecuada.
considera que sólo importa aquella condición o causa que de acuerdo con
la experiencia general es apropiada o adecuada para producir un
determinado resultado, por ejemplo, un disparo con arma de fuego
produce habitualmente la muerte o lesiones importantes pero un simple
empujón a un hemofílico no es la causa adecuada de aquel resultado.
Es necesario indicar que una de las criticas más fuertes que se hacen de la causalidad
es que se trata de una elaboración de las ciencias naturales y no una concepción
propia del derecho, por lo que modernamente se pretende reemplazar la relación
causal por la teoría de la imputación objetiva que obedece a una elaboración jurídica
que contempla soluciones para nuestra disciplina penal.
Para concretar esta imputación objetiva se han seguido los siguientes criterios
jurídicos:
1. Las normas jurídicas solo prohíben resultados evidentes, es decir, que si éste es
inevitable por razones autónomas del autor no habrá imputación objetiva del
resultado inmediato producido.
2. Las normas jurídicas solo prohíben acciones que aumentan el peligro corrido por
el bien jurídico, por lo que si la conducta del sujeto no aumentan el peligro ya
producido no se concreta la imputación objetiva.
3. Las normas jurídicas solo prohíben acciones que empeoren la situación del bien
jurídico pero no las que lo beneficien, por lo que los daños que se producen a un
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sujeto para impedir un determinado resultado no pueden ser imputados
objetivamente al agente.
4. Las normas no prohíben sino acciones que representan un peligro para el bien
jurídico que protegen, por lo que si la acción no recae dentro de éste ámbito no
puede ser imputado de ninguna manera.
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perseguida, en tanto que en el supuesto de la atipicidad relativa la conducta puede
perfectamente subsumirse en otra norma mediante la traslación del tipo.
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CAPITULO V (CONCLUSIONES)
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CAPITULO VI (RECOMENDACIONES)
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CAPITULO VII (APLICABILIDAD)
link: https://www.gob.pe/institucion/mpfn/noticias/349704-villa-el-salvador-ordenan-
cadena-perpetua-contra-hombre-que-abuso-de-hijastra-menor-de-edad.
Villa El Salvador: ordenan cadena perpetua contra hombre que abusó de hijastra
menor de edad
23 de marzo de 2021 - 4:10 p. m.
La Primera Fiscalía Superior Penal de Lima Sur, a cargo de la fiscal superior Norma
Doris Álamo Martínez, obtuvo cadena perpetua contra padrastro que abusó de su
hijastra de 9 años de edad.
El fiscal adjunto superior Hugo Raúl Villasís Rojas, logró acreditar la responsabilidad
del imputado, obteniendo así la i condena; además, al sentenciado se le impuso el
pago de 20 mil soles por reparación civil a favor de la agraviada.
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hermanas junto al acusado. En esas circunstancias, la menor agraviada se encontraba
sola en su dormitorio donde fue abusada por el padrastro, lo cual fue descubierto por la
progenitora al llegar a su casa.
Las denunciantes dieron certeza de la comisión del evento delictivo, por lo que el
Ministerio Público, consiguió la máxima penalidad de cadena perpetua.
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BIBLIOGRAFÍA
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ANEXOS
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