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del Perú (Diresc) ha logrado crear 5.255 nuevas juntas vecinales en 14 regiones
del país, sumando en total 14.119 de estos grupos organizados de vecinos para
apoyar las labores de los agentes. Así se informó esta mañana durante una
ceremonia por el 20° aniversario de creación de esta unidad, realizada en el
Complejo Policial de la avenida Aramburú, en Surquillo.
En lo que va del año, las labores de la Diresc también permitieron la conformación
de 990 redes de cooperantes, 915 clubs de menores, 4.252 policías escolares,
1.156 brigadas de autoprotección escolar y 119 patrullas juveniles.
Además, la Diresc llevó acabo 300 actividades de sensibilización sobre violencia
familiar, en las que participaron más de 45 mil personas, así como 308
operaciones policiales de prevención de menores en riesgo. Asimismo, han sido
resueltas 481 denuncias de un total de 489 recibidas de la comunidad.
Como parte del trabajo de protección que la Policía brinda a los niños y
adolescentes, los agentes también albergaron temporalmente a 1.124 menores de
edad.
“Es necesario destacar que esta unidad policial es como los Bomberos. Cada día
trabajan para la sociedad con cariño, entrega y sacrificio”, observó el ministro del
Interior, Carlos Basombrío Iglesias, durante su participación en la ceremonia de
aniversario.
A su turno, el director de la Dirección de Seguridad Ciudadana, Gral. PNP Julio
Díaz Zulueta precisó que la estrategia multisectorial “Barrio Seguro” ha sido de
gran ayuda para su división, pues permite acercar al policía con la ciudadanía para
luchar en favor de la seguridad.
Un momento significativo para todos los asistentes fue la juramentación de 150
voluntarios para integrar las Juntas Vecinales de Lima Metropolitana. Estos
entusiastas jóvenes y adultos prestaron juramento en el servicio ante el General
de Policía Vicente Romero, director general de la Policía Nacional.
diagnósticos y los hay de todas las tallas y colores. Con todo, el problema, lejos
algún tiempo, y de manera tenaz, las juntas vecinales cobran cada día mayor
fenómeno que bien puede convertirse en parte de esa piedra filosofal que tanto
diagnósticos y los hay de todas las tallas y colores. Con todo, el problema, lejos
fenómeno que bien puede convertirse en parte de esa piedra filosofal que tanto
Don Quintiliano Olivas y Susano Enciso son dos líderes históricos de las juntas
Policía Nacional del Perú (PNP) y los vecinos para enfrentar la delincuencia y la
Cuando Susano Enciso llegó a las faldas del Cerro El Pino, en La Victoria, a
mediados de los noventa, era una locura para cualquier empresario poner un
apoderado de todo. Pero no había muchas opciones. Tocaba vivir en algún lugar
de esa Lima que sufría las secuelas del terrorismo, devastada por la inflación, el
Todavía no había nacido la primera Junta Vecinal, que surgió algún tiempo
vecinales viera la luz como una clave para enfrentar la inseguridad ciudadana en
venía con los migrantes─ fue avizorada y canalizada a través de una política de
alto nivel, desde 1997. Entre las autoridades que dieron el puntapié inicial y
comunitarios.
decir que hay una fiebre de juntas vecinales que se ha extendido por todo Lima y
dan la razón: en Lima y Callao teníamos, a mediados del 2012, más de 50.000
vecinos organizados en juntas, según fuente oficial. Este elevado número casi
quintuplica a los más de 10.000 policías destinados para enfrentar los delitos y
personas y menos recursos materiales, los vecinos son más activos para
organizarse y conformar juntas vecinales. O, dicho de otro modo: ahí donde hay
menos policías y serenos, hay más vecinos decididos (u obligados) a tomar las
Miraflores y San Isidro hay menos de 130 vecinos por distrito en esta lid.
Si bien la lógica descrita ayuda a entender en parte la fiebre de las JV, no agota
las razones para explicar su número en cada distrito. Por ejemplo, no explica por
qué San Miguel ocupa el cuarto lugar en número de integrantes en JV, o que La
Perla se ubique en el último lugar. Para entender eso se deben explorar otras
vecinos por conformar juntas, o la compleja relación entre la PNP y las JV.
Susano Enciso
Victoria, Lima
a todas horas del día, delante de los vecinos, los niños, los jóvenes. La
Diario moría una persona. Nadie decía nada. Prácticamente, la calle era
Mira, en el fondo, a mí me da cólera. ¿Hasta cuándo vamos a estar así?
¡Eso no puede estar pasando! Cogí este local y lo convertí en un taller. Los
tienda para evitar que me roben o me hagan daño. ¡Era una indignación!
Para empezar, todo el mundo tenía miedo. Comenzamos con dos o tres
eran sus conocidos. Había varias mafias. Cuatro mafias dirigidas por
mujeres.
Era muy difícil hacer el cambio. Los policías estaban coludidos con los
Región.
Llegó el 2000 y la situación mejoró considerablemente. Logramos erradicar
calle, que era una feria. Cuando había un asalto en los bancos, los
delincuentes venían para aquí. Todas esas cosas se han limpiado en esta
llegan las elecciones. Su ayuda es cero. Sería bueno que el Alcalde sea
humanos en el Ministerio del Interior, cuando se promovió la ley 27933, que creó
Ciudadana.
Varios años después, en las postrimerías del gobierno de Alan García, se aprobó
la ley 29701, que establece beneficios para los integrantes de las juntas, pero
Los vecinos son más activos para organizarse y conformar juntas vecinales. O,
dicho de otro modo: ahí donde hay menos policías y serenos, hay más vecinos
veces rivales?
La ecuación vecinos y PNP trabajando juntos por la seguridad ciudadana es, sin
duda, una clave para tener calles menos peligrosas, donde podamos ejercer con
Sin embargo, las cosas no siempre son así. A pesar de los esfuerzos de
entre tantos, la labor de la PNP no siempre se inyecta del espíritu comunitario, ni,
más compleja de lo que se puede imaginar, y se cruza con rasgos propios de una
con los ciudadanos, entre otras características de la PNP, sin dejar de mencionar
aliado con autonomía propia, sino que trata de subordinarlo al comisario de turno,
la localidad.
Pero mucho más grave es cuando el comisario u otros policías ven en las juntas
debemos reconocer que la PNP muchas veces forma parte activa o pasivamente
esos casos, las juntas vecinales y la Policía no son más aliados, sino
efectivamente rivales.
papas queman”. Ahí están, cuando el deber los llama, sin esperar
Sea como fuese, las juntas vecinales son un actor clave para enfrentar la
hacen de las juntas vecinales un componente que ningún comisario ni otro policía
puede omitir. Más aún: tanto su extensión como difusión, y sus múltiples
reconocimientos, son precisamente un mérito del trabajo que han realizado miles
de personas en diferentes partes del país, algunas veces con más éxitos y
Dieciséis años desde el impulso inicial en 1997 no pasan en vano: han hecho que
en general, incluso en zonas que antes eran “tierra de nadie”. A estas alturas,
para nadie es un misterio que ellas son un actor clave para enfrentar la
inseguridad, pero no son el único. Para tener barrios más seguros se necesita
policías comunitarios y alcaldes dedicados a la causa. Son varios los actores que
Quintilinano Olivas
trabajamos este tema. Para convencer a los vecinos, les decía que
algunos efectivos PNP eran parte del problema. Pero por suerte conté
con éxito.
viajes por varias partes del país, como promotor, y en todos los
calle.
Una cuestión esencial son los líderes de las juntas. Cuando una
eso ya nos atienden mejor. Los policías piensan que hay que trabajar
Algo ha cambiado en El Pino desde hace por lo menos cuatro meses. El general
PNP Aldo Miranda, jefe de la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Policía
Nacional, se mudó a un local frente a esta plaza en junio pasado y allí instaló su
puesto de comando para coordinar con los vecinos la organización de las juntas
vecinales. Así se inició el plan para combatir la delincuencia en el lugar. “Dos
meses despaché aquí para que la gente vea la seriedad del proyecto y nos diera su
confianza”, cuenta el oficial. Hoy policías y vecinos que patrullan los 21 sectores
del cerro.
Desde hace mucho tiempo el cerro El Pino ha tenido mala fama debido a la zona
en donde está ubicado y los delincuentes que pululan por allí. En las faldas del
cerro, por ejemplo, en el lado que da para la avenida Circunvalación, está el
mentado barrio de La Floral, conocido hace mucho tiempo por la presencia de
vendedores de droga, fumones, prostitutas y delincuentes. Y más allá, cruzando la
avenida México, se encuentra también el mercado de autopartes de San Jacinto,
donde van a dar –ya desarmados– gran parte de los vehículos robados en otras
partes de la ciudad. Muchos de los delincuentes que robaban en los alrededores
del cerro –a las personas o a los autos– subían y se ocultaban aquí.
La demanda de presencia policial en esta zona tiene muchos años. Víctor Soncco,
residente y jefe de las juntas del sector 19, cuenta que los choros asaltaban a la
gente en las calles del cerro. “Éramos asaltados por los propios vecinos”, comenta.
Los choros andaban en mototaxis, en grupos de cuatro o cinco, y si te cruzabas
con ellos, con seguridad te robaban. Incluso peores cosas podían pasar. “A veces
las jovencitas que estaban subiendo o tomaban un mototaxi eran secuestradas y
llevadas a alguna de sus guaridas donde las violaban. Eso ahora ya no pasa”,
afirma convencido el dirigente.
Un cambio
Cuando el general Miranda y su equipo policial llegaron hasta aquí, lo primero que
hicieron fue un empadronamiento general de la gente. (En El Pino viven unas 25
mil personas). Como parte de este trabajo llevaron máquinas para verificar si había
personas requisitoriadas. “Mucha gente no quería empadronarse por eso, y hasta
supimos que por lo menos quince casas alquiladas por delincuentes fueron
desocupadas y se fueron”, cuenta un agente de inteligencia. La Dirección de
Seguridad Ciudadana también hizo acciones cívicas y actividades de
sensibilización como charlas sobre violencia familiar o protección de la niñez.
También formalizaron a una asociación de mototaxistas y, con participación de
cadetes de las escuelas de Policía, pintaron varias casas. “Hicimos una profilaxis
social y ahora las juntas vecinales están organizadas para protegerse”, explica el
general Miranda.
Las juntas vecinales han hecho su parte. En los 21 sectores hay 74 juntas que
agrupan de 10 a 12 personas. Es decir, hay unas 800 personas que participan de la
seguridad en el cerro. Su primera arma es un pito –igual a los de los árbitros de
fútbol– que todos deben tener. Pero también han conseguido megáfonos y una
alarma-sirena por sector. “Hay cerca de 70 alarmas en todo el cerro”, nos dice una
señora integrante de las juntas, vestida con su chaleco de colores amarillo y rojo.
Ella cuenta que en cuanto algún vecino se da cuenta de un robo, de inmediato se
hacen sonar los silbatos y después las sirenas. Entonces salen todos y junto a los
policías se detiene o repele a los delincuentes.
¿Han disminuido los delitos en El Pino? Sí, aunque siempre ocurren atracos a
personas o vehículos en los alrededores. Y todavía hay microcomercializadores de
droga y bares achoradazos. “Están con las horas contadas”, nos dijo el general
Miranda. La delincuencia ha disminuido, pero no desaparecido. Un reconocido líder
barrial, Galo Flores, señala que si bien ahora hay más tranquilidad en la zona, este
esfuerzo debe hacerse sostenible en el tiempo para que el delito no vuelva a
campear por aquí. La clave para él es que la presencia policial se mantenga
siempre. “Si se van en unos meses, esto sería flor de un día”, dice.
Lo bueno de esta experiencia es que ha dado frutos en poco tiempo. Hoy la gente
ya no camina con sobresaltos. Confía en su propia organización vecinal y en la
Policía. Quieren cambios empezando por el nombre. Ahora esperan llamarse
“Mirador El Pino” porque buscan dejar atrás la mala imagen dejada por la
delincuencia. Y también porque desde aquí el paisaje de la ciudad se ve
espectacular.
Policía Comunitaria y Juntas Vecinales
- El Caso de El Agustino y La Victoria
Los CODISEC son los puntos de partida para la coordinación de la policía con las entidades u
organizaciones representadas en él. Pero la policía comunitaria va más allá: supone una
actitud proactiva del Comisario y los policías de la Comisaría buscando alianzas con todas las
organizaciones y entidades significativas que haya en su jurisdicción: con las juntas vecinales,
los clubes deportivos y culturales, los comedores populares, los mototaxistas, las iglesias, etc.,
con la población misma. Y con Ministerios, instituciones públicas y empresas. Alianzas para
prevenir el delito recuperando espacios públicos y realizando actividades que fortalezcan el
tejido social: también para alertar acerca personas sospechosas o de hechos cometidos, y
para generar una ‘inteligencia comunitaria’ que permita planificar intervenciones eficaces. Una
policía comunicada y amiga de la gente dispone de toda la información necesaria para
prevenir y atacar el crimen y promueve la solidaridad para resolver problemas comunes.
En las últimas décadas, desde el terrorismo, la policía no ha sido muy afecta a estas prácticas .
Recientemente, sin embargo, con las nuevas consignas, el liderazgo de un jefe policial y su
equipo hizo posible el desarrollo de una experiencia de policía comunitaria en los distritos de
La Victoria y El Agustino que resultó muy exitosa al punto que ganó el 2015 el premio de
buenas prácticas otorgado por Ciudadanos al Día.
Esto comenzó el 2014, con un proyecto piloto en Cerro el Pino, dirigido por el Coronel José
Díaz Guevara, actualmente Director Nacional de Prevención y Programas Especiales de
Seguridad Ciudadana. Esta fue la base para dar el salto al conjunto de los distritos de El
Agustino y La Victoria el 2014. Para ello, en enero del 2015 el Coronel Díaz Guevara fue
nombrado jefe de la División Territorial Centro 2 (DIPTER 2), que incluye precisamente a esos
distritos y que tiene bajo su mando a 8 comisarías. Díaz Guevara era el Comisario Mayor, o
comisario de comisarios.
La situación en Cerro el Pino, San Pedro, San Cosme, El Porvenir y Renovación se había
degradado a niveles infrahumanos. Según el Coronel Díaz Guevara, de cada diez pobladores,
ocho habían sido víctimas de un acto delincuencial. Había bandas armadas, homicidios,
familias expendedoras de estupefacientes, extorsión, violaciones sexuales, hurtos a domicilio,
delincuencia juvenil, prostitución, violencia familiar, jóvenes pandilleros y niños desertores del
colegio.
Cada Junta está formada por 10 personas y su labor principal consiste en vigilar su zona y
pasar la voz a la policía de cualquier acto cometido o sospechoso: “son los tukuyricuy de la
policía”, indica. “Nos informan donde hay drogas, por ejemplo. Cumplen una función de
prevención e inteligencia, lo que llamamos ‘inteligencia comunitaria’. Es la mejor información
posible”, explica el Coronel Díaz Guevara. Incluso llaman al comisario a cualquier hora de la
madrugada e inmediatamente éste envía un patrullero si es el caso. La policía, al responder
de manera inmediata, va recuperando la confianza de la población. Confianza que se
consolida cuando el Coronel o los comisarios participan en caminatas con las juntas los fines
de semana, a modo de expansión deportiva. Las “redes de cooperantes”, de otro lado, sirven
para alertar acerca de personas sospechosas o de actos cometidos.
De otro lado, junto con las municipalidades se controló el expendio de bebidas alcohólicas:
muchos bares que eran nido de delincuentes fueron cerrados, se prohibieron las fiestas en la
vía pública sean patronales o no y cadetes de la policía pintaron las casas. Se crearon
puestos policiales de auxilio rápido con personal motorizado y vigilancia policial las 24 horas
del día.
Pero allí no quedó todo. El Coronel Díaz formó un pequeño grupo voluntario de profesionales
civiles, a quienes conoció en el CAEN, y a los cuales luego se sumaron otros, para diseñar y
ejecutar mediante donaciones, sin costo para el Estado, pequeñas obras que permitieron
recuperar espacios públicos en los distintos cerros y zonas degradadas de ambos distritos.
Así, se recuperaron espacios públicos en los Cerros San Pedro y San Cosme y en las
Avenidas El Porvenir, Renovación/Huascarán, Grau/Aviación y en el Damero de Gamarra A y
B. Lo que hicieron fue poner policías en esas zonas y ejecutar obras tales como losas
deportivas, recuperación de áreas verdes, locales comunales y pintado de casas, por ejemplo.
En la ejecución de esas obras participó la comunidad y también los propios policías e incluso
generales invitados, “que se sumaron como peones a los trabajos”.
Además, se estableció alianzas con ministerios y universidades “para darle futuro a los
jóvenes”. El Ministerio de Trabajo fue reclutado para aplicar el programa “jóvenes productivos”
que otorgó becas para 19 jóvenes a fin de que siguieran una carrera técnica de jóvenes
emprendedores en la Universidad de San Marcos, contratada para ese fin por el Ministerio. De
los 19 jóvenes, 11 terminaron y 3 sacaron los primeros puestos. A ellos la Universidad les dió
un capital semilla de 2,500 soles. La Universidad de las Américas, por su parte, fue reclutada
para dar clases de computación a las que acuden, por ejemplo, abuelos y nietos juntos. La
Universidad Privada del Norte ofrece cursos en formación de pequeñas empresas, tratamiento
de alimentos, etc.
Con el ministerio de Salud realizan acciones cívicas periódicamente, en las que el ministerio
aporta médicos, enfermeras y medicinas. El Ministerio de Educación organiza programas
especiales tales como policía escolar, brigadas de autoprotección con padres y profesores
para que no se venda drogas a la salida de los colegios, clubes de menores (deportivos) y
campeonatos. El Instituto Peruano del Deporte, por su lado, lleva a cabo el programa “Tu otra
Mitad”, que capacita en deportes a través de la web, “pero desarrollan las horas prácticas con
nuestros menores: les damos certificación de prácticas a cambio de que capaciten a nuestros
menores”, explica el Coronel Díaz Guevara.
Por supuesto, trabajan con los alcaldes. “Somos amigos”, dice el Coronel. Los comisarios
forman parte de los Comités de Seguridad Ciudadana (CODISEC), como debe ser. Los
CODISEC de El Agustino y La Victoria sesionan una vez al mes, pero los comisarios se
reúnen con los gerentes de seguridad ciudadana respectivos semanalmente. El gerente de
Seguridad Ciudadana de El Agustino era un coronel en retiro de la PNP, lo que facilitaba la
coordinación. Este CODISEC tiene un mapa del delito integrado, que es actualizado cada
mes.
“El 2014 el CODISEC de El Agustino no tenía fondos, pero planificó para adquirir con el
presupuesto del año siguiente alarmas inteligentes, cámaras de video vigilancia, 10
camionetas, sirenas así como chalecos y megáfonos para equipar a las Juntas Vecinales. Se
compraron unas 20 alarmas inteligentes: los miembros de las juntas vecinales presionan un
número en su celular y activan la alarma. Con el mismo teléfono pueden hablar a través del
magáfono que tiene la alarma”, narra el Coronel Díaz Guevara.
Recientemente la DIPTER ha conseguido que la empresa Jaitera les regale un ‘video wall’
para las Juntas Vecinales, que es una pantalla grande con mapa para ver donde están los
patrulleros y serenos dotados de GPS. Y le han pedido a mil teléfonos a Telefónica para las
Juntas a nivel nacional.
El alcalde del distrito de La Victoria realiza audiencias públicas todos los jueves a 5.30 de la
mañana. “Los comisarios no querían ir por temor a recibir ‘palo’ de la gente. Entonces les dije
por eso mismo debemos ir, para atender los reclamos y quejas de los vecinos. Y empezamos
a resolver sus problemas. Ahora la relación con la población ha mejorado mucho”.
Otra decisión fue que los 8 comisarios de ambos distritos participaran juntos en las
intervenciones. “Es una manera de asegurar que no haya malos manejos”, explicó.
Acciones y resultados
Según Díaz Guevara, con todas estas medidas las denuncias han bajado en un 80% según
las estadísticas de la SIDPOL. Los delincuentes se fueron. Los resultados se pueden observar
en los siguientes cuadros:
Generalizar la policía comunitaria a nivel nacional
Ahora el Coronel Díaz Guevara y su pequeño equipo han sido promovidos a una función
normativa en la Dirección Nacional de Prevención y Programas Especiales de Seguridad
Ciudadana. Su tarea es sistematizar y generalizar el piloto desarrollado en estos dos distritos.
Aún son pocos los policías comunitarios pero, según él, hay ya una tendencia hacia la policía
comunitaria en la PNP. Para acelerarla, se estaba organizando una reunión con 180
comisarios de Lima, gerentes de seguridad ciudadana y presidentes de Juntas Vecinales. La
idea era replicar estas reuniones a nivel nacional. De hecho, el Coronel Díaz Guevara y su
equipo habían empezado a viajar al interior para dar charlas explicativas, y el 2016 el piloto
antes reseñado se replicaba en profundidad en tres DIPTER: Sur 2 (Lurín, Pachácamac,
Villamaría del Triunfo y las playas), DIPTER Este 2, (Ate, Manchay, Cieneguilla), y Este 1 (San
Juan de Lurigancho). La idea era incluso comenzar a hacer operativos dentro del nuevo
esquema en esas DIPTER.
Esto forma parte de una política orientada a que los comisarios coordinen con los alcaldes.
“Comisario que no trabaje con el alcalde, es cambiado de colocación. Ya se dio esa
disposición. Se les ha dicho a los alcaldes que pueden pedir cambio del comisario si no
cumple con coordinar, con informar y trabajar conjuntamente”, nos reveló el general Villar,
Director General de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior.
Las juntas vecinales a nivel nacional
En el país hay una base para avanzar rápidamente hacia una policía comunitaria. Son las
Juntas Vecinales. El artículo 41 del reglamento de la Ley de Seguridad ciudadana le ordena a
la Dirección Ejecutiva de Seguridad Ciudadana de la Policía nacional llevar el Registro
Nacional de las Juntas Vecinales de Seguridad Ciudadana. Estas deben ser promovidas por
las Oficinas de Participación Ciudadana (OPC) de las Comisarías. El artículo establece que “El
Comisario, como máxima autoridad policial en su jurisdicción, deberá determinar y mantener
actualizada la información sobre las zonas, sectores, barrios y poblaciones que constituirán el
territorio jurisdiccional de las respectivas Juntas Vecinales de Seguridad Ciudadana
promovidas por la Policía Nacional del Perú. En ese propósito, el Comisario sostendrá
reuniones periódicas con el Alcalde de su jurisdicción”.
El número de Juntas Vecinales va en aumento a nivel nacional, lo que significa que la PNP ha
empezado a tomar en serio este trabajo. En efecto, según información de la Dirección
Ejecutiva de Seguridad Ciudadana de la Policía, durante el año 2014 existieron 8,138 Juntas
Vecinales, con 102,315. El 2015 el número de Juntas vecinales había subido a 8,593, con
120,289 integrantes. Y a marzo del 2016 había ya 9,784 Juntas, integradas por 133,390
personas. Esta Dirección ha elaborado, además, un Manual de Organización de Juntas
Vecinales de Seguridad Ciudadana promovidas por la PNP. “Asimismo, actualmente se tiene
un Coordinador Nacional de Juntas Vecinales, cargo que ostenta el Sr. Manuel Ugarte
Chirinos”, informa.
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