Tema 1: La Enseñanza Religiosa Escolar. Carácter Propio, Legitimidad y Finalidad
Tema 1: La Enseñanza Religiosa Escolar. Carácter Propio, Legitimidad y Finalidad
Tema 1: La Enseñanza Religiosa Escolar. Carácter Propio, Legitimidad y Finalidad
2021 | 2022
1. Introducción
1. Introducción
puede negarse, ya que ofrece un contenido sobre el ser humano que no aporta ninguna
otra área en el aula. Recuperando las palabras de Pablo VI en Populorum progressio:
“Es un humanismo pleno el que hay que promover. ¿Qué quiere decir esto
sino el desarrollo integral de todo hombre y de todos los hombres? Un
humanismo cerrado, impenetrable a los valores del espíritu y a Dios, que es la
fuente de ellos, podría aparentemente triunfar. Ciertamente el hombre puede
organizar la tierra sin Dios, pero «al fin y al cabo, sin Dios no puede menos de
organizarla contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo
inhumano». No hay, pues, más que un humanismo verdadero que se abre a lo
Absoluto, en el reconocimiento de una vocación, que da la idea verdadera de la
vida humana” (Pablo VI, 1967, nº42).
Estas son las preguntas que intentarán resolverse en esta unidad. M.E. Gómez
Sierra publicó en 2011 un interesante trabajo llamado “Didáctica de la religión. Tesoro
escondido de la escuela”, veamos si en este curso podemos ir descubriendo poco a
poco este tesoro enterrado bajo polémicas y controversias que exigen ser resueltas, de
esta manera el tesoro podrá brillar y deslumbrar.
Hablar del carácter propio de la enseñanza religiosa escolar no es otra cosa que
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b) Diálogo abierto, respetuoso y crítico con los otros campos del saber. Este diálogo
con la cultura tiene su campo de desarrollo en un proceso interdisciplinar, de tal
forma que la enseñanza de la Religión y Moral Católica sea una modalidad
integrada dentro del marco curricular y, por tanto, inserta en una visión
globalizadora de la educación.
d) Una enseñanza que tiene en cuenta los principios pedagógicos del diseño
curricular y los incorpora a la especificidad propia de la enseñanza religiosa
católica.
Efectivamente, se trata de una «enseñanza escolar» y, por tanto, se ajusta
a todas y cada una de las exigencias curriculares en cuanto a su metodología,
rigor científico, programación, didáctica, etc.
A estas características citadas debemos añadir otras notas que en esquema podemos
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expresar así:
La persona creyente, ante ese Dios, se abre a él, le reconoce y le acepta, pero
la relación la establece a través de las mediaciones: ritos, normas, narraciones,
enseñanzas, instituciones. El no creyente, al estudiar religión, se limita a la "factura
humana" de las mediaciones, ya que sólo las ve como construcciones culturales. Es
decir, para el no creyente la realidad religiosa se limita a construcciones culturales y las
aprecia en la medida en que forman parte del patrimonio cultural de la sociedad.
Siguiendo el texto de Téllez, ante estas dos formas de percibir la "realidad
religiosa" existen también dos modos de entender el "aprendizaje de la Religión", dos
tipos de procesos:
En la escuela, donde puede haber creyentes y no creyentes, el estudiante se
relaciona con las mediaciones como construcciones culturales. Trata de
conocer su estructura de mediación, su incidencia en la experiencia del
hombre que la vivió como tal. Si la escuela es una institución de naturaleza
cultural, los aspectos de la Religión que entran a formar parte de la escuela
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c) Objetivos diversos
La catequesis de la comunidad cristiana tiene como objetivo que la fe del cristiano
se inicie y madure en el seno de esa comunidad, enraizándose en la fe de la misma,
explicitándose en todas sus dimensiones noéticas o cognoscitivas, nutriéndose en las
celebraciones litúrgicas y robusteciéndose en los compromisos cristianos. La vivencia
de la comunidad cristiana, en suma, es el lugar apropiado para la maduración de la fe
personal y comunitaria.
La enseñanza religiosa escolar tiene como objetivo estimular a que, desde un
conocimiento de la fe cristiana, tenga lugar el diálogo interdisciplinar que debe
establecerse entre el Evangelio y la cultura humana, en cuya asimilación crítica madura
el alumno. La enseñanza religiosa pretende integrar esta dimensión en la formación de
la personalidad, incorporar el saber de la fe en el conjunto de los demás saberes y la
actitud cristiana en el interior de la actitud general que el alumno va adoptando ante la
vida.
Aparece así claramente que estas dos tareas son complementarias. Una
catequesis viva en la comunidad es el terreno más apropiado para que fructifique la
enseñanza de la religión. Y una buena enseñanza religiosa creará el deseo de una
plena catequización en el seno de la comunidad cristiana.
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culturales los indica la Pedagogía y Didáctica. Tanto la metodología del profesor como
las actividades de aprendizaje no han de implicar, comprometer o forzar la posible fe
del escolar, del estudiante (creyente o no creyente).
En la catequesis se realizarán metodologías y actividades que ayuden a la
"relación con Dios" en cuanto presente en la existencia humana, es decir en las
mediaciones. Se participa en la celebración, en la fe, en la acción moral... Existe para
ello toda una pedagogía catequética desarrollada a lo largo de siglos en la tradición de
la Iglesia.
ERE Catequesis
El lugar La escuela La comunidad eclesial
El alumno o sus padres pretenden que lo Se supone una intención explícita y
La intención de religioso se integre en la formación directa de vivencia de la fe y una
los humana, en la cultura, en los demás integración en la comunidad eclesial.
destinatarios saberes que el alumno recibe.
Promueve el diálogo del Evangelio con la Procura la iniciación y la maduración
cultura, la incorporación del saber de la fe de la fe del cristiano dentro de la
Los objetivos en el conjunto de los demás saberes, la comunidad mediante la formación
integración de la actitud cristiana en la intelectual, las celebraciones
actitud global del alumno ante la vida. litúrgicas, el compromiso personal.
construyan un juicio moral basado en los principios, valores y actitudes que genera
el mismo evangelio.
hablarse de razones pedagógicas, pero no sólo de estas, existe toda una legislación
que exige su presencia en el colegio y por ello también una serie de razones jurídicas.
didácticos, etc., subsistirá como válido para las realidades educativas equivalentes que
pudieran originarse de reformas o cambios de nomenclatura o del sistema escolar
oficial».
profesores interinos.
En todo caso, la propuesta para la docencia corresponderá a las
entidades religiosas y se renovará automáticamente cada año. La
determinación del contrato, a tiempo completo o a tiempo parcial según lo que
requieran las necesidades de los centros, corresponderá a las
Administraciones competentes. La remoción, en su caso, se ajustará a
derecho.
Como puede verse en todos estos textos legales, las razones básicas para
sostener la religión en la escuela son la defensa de la libertad religiosa y la defensa del
derecho de los padres a educar a sus hijos en la religión que deseen. En definitiva,
responde a lo que exigen los Derechos Humanos.
3.2. Razones pedagógicas
Rodríguez Carrasco, en su libro Pedagogía y didáctica de la ERE ofrece una
presentación de estas razones a partir de dos funciones fundamentales de la escuela:
transmitir la cultura y ofrecer una educación integral (Ver Rodríguez Carrasco, B., 2001,
pp. 59-66). ¿Qué puede aportar la enseñanza religiosa escolar a estas dos tareas
fundamentales? Veamos en primer lugar como dos razones pedagógicas
fundamentales son la aportación que la religión realiza a cada una de estas funciones
de la institución escolar.
3. Dar respuesta al sentido último de la vida con todas sus implicaciones éticas
Una tercera exigencia de la escuela, en su función de transmitir la cultura, es la
de ofrecer una educación que abra horizontes de respuestas a los grandes
interrogantes de la vida humana. Decíamos antes que la jerarquía de valores -que los
alumnos han de adquirir y/o completar en la escuela-, debiera dar sentido a la realidad
sociocultural en la que vive, incluyendo los radicales y trascendentes problemas que
afectan a la existencia. Por eso, la educación será más cabal y completa en la medida
en que el educando se encuentre mejor capacitado para afrontar con lucidez los
interrogantes que hacen referencia al sentido último de la vida y a cuantos con él se
relacionan.
La importancia de una educación en este sentido estriba en la trascendencia que
la felicidad tiene para los hombres y, consecuentemente, la orientación ética y moral
que han de darles a sus vidas. El hombre inmerso en el laberinto del desconcierto, de
la duda, de la inseguridad está abocado a la «angustia vital», a la «sentido trágico de
la vida», al «vacío existencial». No es compatible identidad personal y madurez
humana, en definitiva, persona «educada» con una experiencia existencial de «sin
sentido». De ahí que la escuela deba orientar la educación hacia horizontes de
esperanza y, para ello, es necesario proyectar luz sobre la oscuridad del «sentido último
de la vida», tarea ésta que en gran parte corresponde a la escuela.
“Sin una conveniente orientación hacia un significado último y total de su
existencia humana no lograrán el niño y el adolescente su identidad personal, finalidad
fundamental del quehacer escolar. Uno de los objetivos más importantes de este
quehacer es suscitar y aclarar, según la capacidad del educando, sus preguntas
radicales en tomo a sí mismo, a su vida en la comunidad, al sentido último de la historia
y del mundo, a las limitaciones y fracasos, y a la muerte. Proporcionar este sentido es
una de las competen- cias propias de la formación religiosa” (CEE, 1979, nº 15).
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debe garantizar esa formación humana integral. Pues bien, en consonancia y dentro de
ese proceso formativo, debe incorporarse la enseñanza religiosa, ya que no se trata de
una formación extraña o advenediza. Más aún, la enseñanza religiosa viene a
completar y a dar sentido pleno a dicha formación humana, al menos para los creyentes.
La síntesis permite pensar y actuar en la vida con un único esquema de valor que está
enriquecido por la aportación de la cultura-ciencia y por la fe-formación religiosa.
d) Proporcionar una visión cristiana del hombre, de la historia y del mundo para
su comprensión y para un diálogo con otras cosmovisiones y tradiciones
religiosas. En este sentido hacer posible que se susciten y aclaren las
preguntas radicales del hombre en torno a sí mismo, a la sociedad y a la
historia en orden a una apertura consciente al sentido de la vida.
En el cuadro y jerarquía de valores que la ERE ofrece a los alumnos,
ocupa un lugar preferencia! la «concepción cristiana del hombre, de la historia
y del mundo». Es lógico que la formación religiosa cristiana pretenda educar
en la «cosmovisión cristiana». Con todo, hay que hacer notar que esta
formación específica no cierra las puertas al diálogo y relación con las otras
concepciones de la vida o cosmovisiones, sino que, al contrario, la hace
posible. Cuando un alumno ha adquirido una formación básica y sólida en
relación a las opciones fundamentales de la vida -las que sean-, es cuando
está en condiciones de establecer un diálogo abierto, serio y respetuoso con
quienes mantengan otras actitudes. La formación en la cosmovisión que
responda a la propia convicción posibilita además el poder responder -como
hemos dichos antes- a los planteamientos existenciales de la vida.
Bibliografía
AA.VV. (2008) Reflexiones en torno a la competencia espiritual, Escuelas
Católicas Madrid.
Artacho, R. (2009), Enseñar competencias sobre la religión, DDB, Bilbao. CEE
(1977), Directorio general para la catequesis, Madrid.
CEE (1979), Orientaciones pastorales sobre la enseñanza religiosa escolar. Su
legitimidad, carácter propio y contenido, Madrid.
CEE (2007), Currículo del área de Religión y moral católica, Madrid. Esteban, C.
y Prieto, R. (2010), Competentes en religión. Propuestas y actividades para mejorar la
clase de religión, PPC, Madrid
Gómez Sierra, M.E. (2011), Didáctica de la Religión. Tesoro escondido de la
escuela, PPC, Madrid.
Juan Pablo II (1980), Discurso a la UNESCO, París 2 de junio de 1980. Martínez