Mca 2019 PDF
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ME LO CONTÓ MI ABUELITO
2018
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ME LO CONTÓ MI ABUELITO
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Coordinación de contenidos
Pierina Cavalli y Camila Leclerc
Diseño gráfico
Victoria Neriz
Edición
Manuel Peña
Ilustraciones
Pati Aguilera
Paula Bustamante
Karina Cocq
Sol Díaz
Cristian Garrido
Isabel Hojas
Paulina Leyton
Fabián Rivas
Mariel Sanhueza
Margarita Valdés
Ilustración de portada
Margarita Valdés
Derechos Reservados
Inscripción Registro Propiedad Intelectual N° 301433
ISBN: 978-956-7215-70-6
Marzo 2019, Santiago de Chile.
Imprenta AImpresores
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Los cuentos que conforman esta antología fueron escritos por niños, niñas
y jóvenes de todo Chile para el concurso Historias de Nuestra Tierra.
www.concursocuentos.cl
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índice
PRESENTACIÓN 11
PRESENTACIÓN MINISTERIO DE EDUCACIÓN 13
JURADO NACIONAL 14
PALABRAS DEL JURADO 15
PREMIOS NACIONALES
El pescado de Carmelito, Valentina Estrella Gajardo López. Región del Maule 17
Desde las sombras de un árbol, Juliana Antonia del Río Burgos. Región del Bío Bío 21
El gigante de Pinte, Sebastián Ignacio Ochoa Pastenes. Región de Atacama 25
El zorro y las papas de Isluga, Antonia Montserrat Varela Carvajal. Región de Tarapacá 27
El padre Inti, Belén Nicol Mestas Medina. Región de Valparaíso 31
REGIÓN DE TARAPACÁ
El lagarto y el pozoalmontino, Scarlett Tamara Godoy O'Ryan 44
Dayhanná, Carlos Viza 46
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
Suyai esperanza, Estefania Antonella de la Cerda Marincovich 48
La niña y el diablo, Carolina Alejandra Valdivia Díaz 50
La Colorada, Luis Francisco Ángel Castillo 54
REGIÓN DE ATACAMA
La Cucamula, Antonella Anastasia Balcázar Paredes 56
La niña de la Camanchaca, Catalina Beatriz Muñoz Lobos 58
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REGIÓN DE COQUIMBO
Santos, Pablo Mateo Dario Donoso Alviña 60
Vitorina, Valentina Andrea Alfaro Maldonado 62
Don Cabrita, Andrés Humberto Yáñez Cortés 66
REGIÓN DE VALPARAÍSO
La señora chiquitita, Dabne Dianet Castro Altamirano 72
El hombre caballo, Samanta Antonella Piñeiro Quiroz 78
La escalera del diablo, Ángela Victoria Vivar Cáceres 80
REGIÓN METROPOLITANA
El vestido de mi abuela, Antonia Paz Lagos Novoa 84
La pata del diablo, Vicente Alonso Soto Naveas 88
El chanchito de greda, Trinidad Isidora Lagos Novoa 92
REGIÓN DE O’HIGGINS
La abeja maligna, Alelí Valentina Herrera Rojas 94
Un amigo inesperado, Benjamín Ignacio Miranda Orellana 98
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
El origen de la cruz, Josué Eduardo Adolfo Reydet Roldán 116
La usurpación de un hogar, Matías Gonzalo Quiriban Huentecura 120
El niño culebrón, Kyhara Dennis Nahuel Queupumil 124
La buja del jarrín, Paz Alejandra Durán Fontealba 126
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REGIÓN DE AYSÉN
El caballo negro, Beatriz Helena Arregui Contreras 148
Me lo contó mi abuelito, Ente Noemí Cárcamo Antivero 152
Duenverdes, Alejandra Tamara Troncoso Barría 154
La lupa mágica, Matilda Leonor Jara Montiel 156
REGIÓN DE MAGALLANES
Historia Selknam, Pedro Bastián Torres Rudolph 160
La aventura de Germán y Simón, Germán Alejandro García Galindo 162
*Los cuentos “Animita María del Rosario” (tercer lugar de la región de O’Higgins) y “La pasatola” (primer
lugar de la región de Magallanes) fueron incluidos en el libro Antología 2018.
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presentación
Conocer a través de cada línea de este libro, las historias más íntimas del mundo campesino y rural
de Chile y descubrir a grandes escritores entre las nuevas generaciones, es un privilegio que como
Ministerio de Agricultura nos alegra y enorgullece.
Esta compilación no solo constituye una selección de los cuentos ganadores de la versión 2018
del concurso Historias de Nuestra Tierra en su categoría infantil, sino que refleja el aporte de esta
iniciativa a la preservación de la cultura y tradición oral. Año a año, estas obras engrosan el Archivo
de Literatura Oral y Tradiciones Populares de la Biblioteca Nacional, importante repositorio -uno de
los más consultados por el mundo académico y el público en general en cuanto a cultura y tradiciones
chilenas- que permite preservar los miles de cuentos y poemas que en los 26 años de trayectoria del
concurso han participado desde los más diversos puntos del país.
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presentación
Ministerio de Educación
L a familia es la primera educadora de nuestros niños y niñas. Allí, aprenden de sus padres, de sus
mayores, conocen el amor y el mundo que los rodea. Esos aprendizajes no son solo generales, también
aprenden de las tradiciones y la historia de los suyos.
En ese proceso, los abuelos y, en general los adultos mayores, tienen un rol fundamental, porque
narran las historias y traspasan la cultura, los cantos y las leyendas que aprendieron de sus propios
abuelos, en una larga cadena de transmisión oral.
Por ello, la categoría “Me lo contó mi abuelito” del concurso Historias de Nuestra Tierra, organizado
por la Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro (FUCOA) del Ministerio de
Agricultura en colaboración con el Ministerio de Educación, forma parte de nuestras actividades más
queridas y entrañables.
Este libro recoge los escritos de estudiantes de escuelas rurales que dejaron volar su imaginación
para relatar historias de la vida cotidiana del campo, mitos de sus comunidades, vivencias familiares o
reflexiones y soluciones para situaciones que les preocupan.
Además de representar un aporte cultural innegable, este concurso desarrolla y potencia habilidades
centrales en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y contribuye a desarrollar la imaginación y habilidades
lectoras y de expresión escrita.
El Gobierno del Presidente Sebastián Piñera busca precisamente que todos los niños y niñas
desarrollen los hábitos y el amor por la lectura en Primero Básico, para que así puedan acceder al
alucinante mundo de los cuentos y los libros, y lograr más y mejores aprendizajes.
Aunque ya son más de mil los niños y niñas que presentaron trabajos en 2018, queremos que sean
cada vez más quienes tengan el ánimo y la inquietud de escribir y contarnos lo que piensan, sienten y
saben. Historias que, a la mayoría, le contó su abuelito o abuelita.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
jurado nacional
Sonia Montencino
Nació en Santiago en 1954. Es antropóloga y escritora, profesora titular del
Departamento de Antropología y coordinadora de la Cátedra Indígena de la Universidad
de Chile. Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2013). Experta de
Chile y Latinoamérica ante el Órgano Evaluador del Patrimonio Cultural Inmaterial
de la Humanidad de Unesco. Recibió en 2005, el Premio Altazor por el libro Mitos de
Chile. Diccionario de seres, magias y encantos que reeditó en 2015.
Mauricio Paredes
Nació en Santiago en 1972. Ingeniero civil eléctrico PUC y escritor. También se
dedica a la investigación y difusión de la literatura infantil. Entre sus títulos destacan:
¡Ay, cuánto me quiero!, La familia guácatela y La cama mágica de Bartolo.
Esteban Cabezas
Nació en Santiago en 1965. Es periodista, crítico gastronómico y escritor de literatura
infantil. Algunos de sus libros son: La saga de Julito Cabello, María la Dura (Premio
Barco de Vapor) y La tortulenta (Premio Ibby Chile).
Josefina Muñoz
Nació en Santiago en 1946. Licenciada en literatura, profesional de la División de
Educación General (DEG), Ministerio de Educación.
Manuel Peña
Nació en Valparaíso en 1951. Es escritor, profesor de castellano y especialista en
literatura infantil y juvenil. Autor de libros de cuentos, novelas, crónicas y poesía
infantil de tradición oral. Premio Gran Angular por la novela Mágico sur. Profesor
en cursos de magísteres de las universidades Andrés Bello, Alberto Hurtado y San
Sebastián. Profesor de seminarios y talleres literarios dictados en Chile y Latinoamérica.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
A lo largo de las más de dos décadas de existencia del concurso Historias de Nuestra Tierra, se pueden
seguir las continuidades y cambios en la tradición oral chilena, en especial dentro de la categoría “Me
lo contó mi abuelito”. Las narrativas orales, convertidas en oralitura gracias a la textualidad vertida
en los relatos enviados a esta sección, dan cuenta por un lado, de la mantención de ciertos tópicos
arraigados en los pueblos indígenas y mestizo-populares, como el origen de lugares y cosas, personajes
míticos como el Trauco, la Calchona, el Sumpall, cuentos de animales y de aparecidos, entre otros,
de larga data en el universo oral nuestro. Por otro lado, se evidencian nuevos relatos que nos acercan,
desde una vertiente testimonial, a sucesos históricos, políticos y de la vida cotidiana del siglo XX y
XXI, así como a la emergencia de sujetos antes invisibilizados como las mujeres y las inequidades
y violencias que sufren, o los avatares del mundo campesino y su estilo de vida amenazado por la
globalización.
La tradición oral, como todo patrimonio, está viva y en su reproducción recupera las viejas hablas
y estructuras dotándolas de nuevos contenidos al incorporar signos contemporáneos, como ocurre
con las diversas versiones de La Llorona, las penaduras o las apariciones en contextos urbanos. No
obstante, hay una cadena de transmisión que no se quiebra y que hace posible que figuras como el
diablo, en la versión pícara popular y no en la ominosa del relato religioso, atraviese el tiempo; lo
mismo sucede con los cueros, los entierros y los tesoros escondidos. Así, podríamos decir que en
estos últimos años, se han ido revisitando los acervos orales para otorgarles sentidos vinculados con
los cambios sociales y con los nuevos horizontes de valores comunitarios. Pero, al mismo tiempo, las
antiguas narraciones cobran importancia a la luz de las identidades que circulan a través de la memoria
revisitada en los cuentos y relatos, como símbolos de la actualización permanente de lo que otros (as)
contaron, lo que construye aún una parte del imaginario de las nuevas generaciones.
Sonia Montecino
Presidenta del jurado
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
11 años
San Clemente, región del Maule
Primer lugar nacional - Primer lugar regional
PREMIOS NACIONALES
EL PESCADO DE CARMELITO
Valentina Estrella Gajardo López
E n nuestra localidad, cuando cae la nieve suele cortarse la energía eléctrica, ya que los árboles
en sus ramas acumulan esta nieve, y al ponerse pesada cae en los cables provocando sucesivos
cortes en la dura época de invierno.
Fue entonces cuando a la luz de las velas empezamos a contar historias, aprovechando que
se encontraba una tía abuela que tiene tantas historias que fácilmente podría escribir un libro.
Cuenta la historia que hace tiempo existía un caballero llamado Carmelito Martínez, un
lugareño que vivía en el valle del Venado de Vilches, un lugar bellísimo de nuestra localidad,
que atrae a muchos turistas de todo Chile y el mundo entero durante todo el año.
Entonces, contaba mi tía, que Carmelito salía a caballo a recorrer el campo que conocía
como la palma de su mano. Llevaba el control de todo su ganado: chivos, ovejas y vacunos.
Él vivía de eso: mataba estos animales, los faenaba, vendía o cambiaba la carne por otros
productos. También obtenía leche, lana y cuero. Así se desenvolvía durante los duros días de
lluvia. Pero este invierno, como había llovido y nevado tanto, no había suficiente pasto para
los animales que se encontraban más bien flacuchentos. Por lo tanto, debían ser precavidos
con la carne para el consumo.
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PREMIOS NACIONALES
Entonces Carmelito, en una de sus andanzas, llegó a una parte que le llamaban Isidro y
que naturalmente pertenecía al valle del Venado. Es aquí donde descubre un pozo con agua
y en ese momento, se encontró algo inesperado. Carmelito estaba frente a un pez, pero no
era un pez común y corriente como estamos acostumbrados a ver. Este era enorme, medía
aproximadamente dos metros con ochenta centímetros y era muy pesado por lo demás. Pensó
rápidamente en la forma de sacarlo de ahí. Obviamente no lo podía sacar con su caña que era
bastante endeble para ese gigante animal acuático. Por lo tanto, para sacarlo de ahí, lo laceó.
Luego, no tuvo otra opción que matarlo con su cortapluma que lo acompañaba en todos sus
recorridos.
De esta manera, Carmelito compartía su rancho con un caballero cuyo apellido era Valdéz.
Grande fue su sorpresa cuando lo vio llegar con ese enorme pescado que, no pensándolo dos
veces, ambos lo charquearon y tuvieron carne seca para todo el invierno.
Como recuerdo de la gran hazaña, el esqueleto del pescado lo pusieron de puente y la cabeza
era la puerta. Así, cada vez que alguien lograba llegar al rancho, Carmelito contaba todas las
peripecias que pasó con ese enorme pescado y el sabor único que jamás volvieron a probar
estos dos hombres del valle del Venado.
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12 años
Arauco, región del Bío Bío
Segundo lugar nacional - Primer lugar regional
PREMIOS NACIONALES
DESDE LASJuliana
SOMBRAS DE UN ÁRBOL
Antonia del Río Burgos
Algunas personas dicen que el amor y la amistad nacen de los ríos. Otras dicen que del aire
o del viento. Pero yo digo que el amor nace de los árboles. Esta historia me la ha contado
mi abuela y sin ella, no hubiera conocido las sombras de este árbol. Todo ocurrió una tarde
cualquiera, a cualquier hora, de cualquier día, en las sombras del recuerdo.
—He conocido a un hombre que ha venido del sur y me ha contado que el abuelo de su
abuelo fue amigo de un tigre. —Estábamos a la sombra de un árbol, una gran araucaria, que
al igual que yo, oía las historias que narraba mi abuela.
Mi abuela, por muy anciana que estuviera, aún tenía la capacidad de posarse debajo de un
árbol para conectarse con las historias que ella misma relataba para mí y para el silencio que
llenaba las brisas del viento de toda tarde de primavera.
—¿Amigo de un tigre? —repetí dudosa en voz baja. ¿Cómo hizo ese hombre para ser amigo
de un tigre, abuela?— pregunté.
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—El abuelo de su abuelo era un guerrero mapuche —acotó y comenzó a narrar—. Una vez,
al final de una batalla contra varios grupos de soldados blancos, quedó del lado del enemigo.
Varios días estuvo oculto entre los pastos y ramas de un bosque, sin hacer ni un solo ruido,
mientras observaba hacia la lejanía la batalla entre su pueblo y los desconocidos que habían
llegado a atacarles con armas y objetos que nunca habían visto antes. Una tarde el silencio
había regresado. Se levantó del lugar donde descansaba y miró hacia todas partes, y no halló a
la vista ni guerreros mapuches ni soldados blancos, ¿se había salvado? La tranquilidad que él
veía, le hacía creer que sí, pero aún estaba muy lejos de su gente.
—Caminó todo el día entre los cerros y bosques nativos —agregó mi abuela, luego de
tomar un gran respiro—, ese olor a tierra le hacía recordar a ciertos días cuando iba con su
familia hacia los bosques a recolectar quiñones, y otros frutos abundantes de su zona. Él
extrañaba todo eso, deseaba solamente ir por el camino correcto. A la noche seguía en tierras
desconocidas. De repente, en la oscuridad de la luna, vio dos luces pequeñas, pensó «de
seguro debe ser gente que ha prendido fuego», él creyó que se trataba de su pueblo y se alegró
por un instante, hasta que enseguida se dio cuenta que tales luces amarillas se trataban de los
ojos de un tigre. Estos se acercaban cada vez más y más, entonces sintió tanto miedo por la
soledad que traía, que se largó a llorar.
— ¿Y qué pasó después, abuela? —a ese punto de la historia, esta me había consumido
totalmente y solo quería seguir oyendo sobre ella.
— No todos los tigres son malos, hija. Existen tigres buenos, como este. El tigre se detuvo,
y el hombre recordó las historias que le había contado su abuela, de cuando los animales y
las personas eran amigos y compartían juntos. El hombre lo acarició, y el tigre lo miraba
confiablemente, en ese pequeño lazo de tiempo se había formado una confianza mutua desde
las sombras de un gran árbol. “Peñi Nahuel1, no me hagas daño, por favor”, le dijo el hombre
1
Peñi Nahuel: hermano tigre en lengua mapudungun (nota del autor).
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mapuche a su hermano tigre. El tigre, lo miró fijamente y asintió con la cabeza hacia un
PREMIOS NACIONALES
lado, como si hubiera comprendido lo que le había dicho el hombre. El animal comenzó a
caminar, y el hombre lo siguió. Caminaron toda la noche, el hombre estaba un poco nervioso,
ya que en cualquier momento el tigre lo podía desconocer y lo podía atacar. A la vez, viciado
por el ruido de las ramas al ser pisadas por el tigre que caminaba delante de él. Cuando
aclaró continuaron caminando. Por la noche, el tigre le buscó un refugio en el hueco de
un pehuén, mientras él tomaba el cargo de guardia arriba de las ramas del árbol. El tigre
cazó para el hombre, comieron y compartiendo la comida, hicieron carreras de correr, y se
revolcaban en las riberas de los ríos. El tigre se dejaba hasta acariciar. Una tarde se acercaron
a la cordillera. El hombre percibió que el viento traía el humo de las fogatas de su gente. Esa
noche durmieron como lo habían hecho durante todo el camino, pero a la mañana siguiente,
el tigre había desaparecido, y aunque el hombre lo buscó durante unas horas, este no apareció
por ningún lado. “¡Gracias Peñi Nahuel!”, gritó el hombre, y gracias al viento, el mensaje llegó
hasta los oídos del tigre.
Aún recuerdo aquella tarde en la que mi abuela hacía memoria de su vida y yo aprendía de
ella entre las sombras de un árbol.
Ahora me encuentro a las sombras de un árbol provocadas por la luz de la luna y a la lejanía,
se acercan dos brillosos ojos amarillos que me miran fijamente entre la oscuridad.
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12 años
Vallenar, región de Atacama
Tercer lugar nacional - Primer lugar regional
EL Sebastián
GIGANTE DE PINTE
NACIONALES
PREMIOSNACIONALES
Ignacio Ochoa Pastenes
PREMIOS
Benjamín Herrera Campillay es conocido como el Gigante de Pinte. Se cree que nació en
Chigüinto, posiblemente el año 1895, hijo de Eleodoro y sobrino de Emeterio y Epifanio
Herrera.
Con respecto a su lugar de origen, así como a su fecha de natalicio, hay muchas
especulaciones. Nunca fue inscrito en el Registro Civil, sin embargo conocemos la fotografía
que acompaña a estas palabras, dándonos la certeza de que en realidad existió. En el reverso
de esta fotografía se nos informa que era natural de El Tránsito, que tenía 24 años y medía
dos metros y treinta y cinco centímetros. La figura de esta persona con el tiempo se ha
transformado en una verdadera leyenda. Cuentan que alrededor de los diez años se le declaró
acromegalia, enfermedad que consiste en la excesiva producción de hormonas del crecimiento
en la hipófisis, lo que vulgarmente se conoce como gigantismo.
Sobre su vida se sabe muy poco. Unos dicen que la mayor parte de su existencia la vivió en
Alto del Carmen, como en la Jarilla y Pinte. Ocasionalmente bajaba a la ciudad de Vallenar, lo
que ocasionaba gran curiosidad, incluso se asevera que en el mes de mayo de 1913, a beneficio
del Hospital Nicolás Naranjo, habría sido presentado como una curiosidad en el Biógrafo
Anglo-Chileno. Otro de los comentarios que rayan en el mito es que cada día se tomaba un
balde de leche.
También se comenta que en 1920 habría fallecido en Vallenar, a la edad de 25 años y con
una estatura de dos metros cincuenta centímetros. Verdad o leyenda, lo que sí es real es su
sepultura, en el patio 1, pasillo 2 del Cementerio General de Vallenar.
Dicen que casi todos quienes visitan su tumba en el camposanto de esta ciudad, nunca dejan
de colocarle alguna flor a Benjamín Herrera Campillay, el ya legendario Gigante de Pinte.
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10 años
Alto Hospicio, región de Tarapacá
Premio especial Pueblos Originarios - Primer lugar regional
EL ZORROAntonia
Y LAS PAPAS DE ISLUGA
PREMIOS NACIONALES
Montserrat Varela Carvajal
Mi abuelito me contó que hace muchos años atrás, antes de que los hombres caminaran por
la pampa y el desierto, los animales hablaban. Y no sólo eso, hablaban y se ayudaban.
Así fue como el zorro, conocido por su astucia, con toda esa hambre encima y sin saber
cómo conseguir algo para echarle a sus tripas, puso su oído en la tierra y escuchó algo moverse.
«¿Qué podría ser?» se preguntó el zorro. De pronto, desde un socavón en plena pampa, salió
desde el fondo un jukumari2. Su pelaje era muy blanco y con los ojos manchados de pelo
negro. Los lugareños cuentan que su color de piel se debe a que el jukumari se escondió por
años del Tata Inti3 y que alguna vez fueron hombres, que se alejaron de sus tribus y comieron
sólo papas y quinua, volviéndose fuertes y grandes.
2
Jukumari: oso andino en lengua aymara (nota del autor).
3
Tata Inti: dios Sol en la mitología inca (notal del autor).
4
Kunamasjta: saludos en lengua aymara (nota del autor).
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
—Necesitas semillas para cultivarlas. No pasarás un invierno sin semillas de juyra5 y chuq’e6.
Yo sembré papas el invierno pasado. Lo mismo deberías hacer tú. Morirás de hambre si no
cosechas.
—Necesito comer ahora y no hay nada en toda la pampa —respondió triste el zorro—.
—No puedo ayudarte —dijo el jukumari—. Ya me comí toda mi siembra y voy a hibernar
ahora. No saldré hasta el próximo retorno del sol. Pero ve al río y habla con la ninfa que ahí
vive. Tal vez, ella pueda decirte donde encontrar comida.
El zorro caminó muchos kilómetros hasta el río y se demoró días en llegar. Y ahí llamó a su
ninfa quien apareció hecha toda de agua, incluso la bella corona que adornaba su cabellera
también de agua.
—Ninfa del río, soy el zorro. No tengo qué comer y el hambre me consume. Dice el
jukumari, que tú me puedes ayudar.
La ninfa le respondió:
—Todos mis peces han sido entregados a otros animales, incluso al hombre. Sólo quedan
huevos, que serán los próximos peces y deberán crecer. No puedo dártelos. Anda a hablar con
el Tata Jach’ura7, que es el gran cerro que se encuentra allá lejos, donde se esconde el sol.
El zorro, con su última fuerza, caminó hasta el gran cerro y logró subirlo. Demoró muchos
días más, tal vez semanas. Ahí, arriba del gran cerro llamó al Tata Jach’ura y le explicó su
problema:
5
Juyra: quínua en lengua aymara (nota del autor).
6
Chuq’e: papas en lengua aymara (nota del autor).
7
Tata Jach’ura: cerro de 5.269 metros, ubicado en la pre cordillera tarapaqueña (nota del editor).
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
—No puedo ayudarte zorro. Todas las semillas que tenía enterradas en mi interior, se las
PREMIOS NACIONALES
entregué a la Pachamama8. Ella podrá ayudarte. La encontrarás en los bofedales. Ve con ella.
El zorro durmió y luego emprendió su viaje. Tardó unas semanas más y llegó a los bofedales
donde descansaba la Pachamama toda cubierta de hierbas y corría tras unas llamas bebés para
alimentarlas.
—Madre Tierra —dijo el zorro—. Necesito comida. Tengo hambre y nadie ha podido
darme de comer. Ayúdame.
La Pachamama extendió su mano y le dio quinua. El zorro comió desde su mano y sintió
como volvían sus fuerzas. Bebió agua y luego pidió un poco más. Agradecido estaba por irse
cuando la Pachamama le preguntó de dónde venía.
—Entonces regresa a él, porque el jukumari ha sembrado papas para ti antes de ir a dormir y
con lo que demoraste en venir aquí y lo que tardarás en regresar, esas papas estarán listas para
ser cosechadas. Aprende a hacerlo bien y cada invierno tendrás comida, zorro.
El zorro escuchó feliz y volvió a su hogar donde la tierra le anunciaba a través de unos
bultos, que ahí se escondían ricas papas para hervir y comer, pero sobre todo para aprender a
cuidarse por sí mismo.
El animal aprendió a hacerlo y pronto el valle se hizo pequeño y debió continuar sembrando
más y más arriba, en el altiplano, hasta Isluga, y esos cultivos, en los que la papa crece generosa,
no dejaron de reproducirse sin temor al calor o al frío, hasta el día de hoy.
8
Pachamama: Madre Tierra en la mitología inca (nota del editor).
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11 años
San Felipe, región de Valparaíso
Premios especial Migrantes
EL PADRE INTI
PREMIOS NACIONALES
Belén Nicol Mestas Medina
Cuando el mundo vivía en la oscuridad, era gobernado por Supay , existiendo solo el
9
Cuando Inti llegó a la Tierra, vio con mucho dolor y pena el sufrimiento de la Pachamama
y de los humanos que había. Empezó a mostrarles la luz, cómo cuidar la tierra, cómo cultivar,
cómo aprovechar los recursos que brindaba la Madre Tierra y cómo defenderse del Supay.
Supay al darse cuenta que Viracocha envió a su hijo a derrotarlo, se puso furioso. Se presentó
ante él y le dijo:
— ¡Mi padre Viracocha me ha enviado a derrotarte, porque en mi destino está salvar este
mundo y liberarlo de tu maldad!
9
Supay: demonio en la mitología inca (nota del autor).
10
Viracocha: dios Creador de todo en la milogía inca (nota del autor).
11
Pachamama: Madre Tierra en la mitología inca (nota del autor).
12
Inti: dios Sol en la mitología inca (nota del autor).
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Y Supay desapareció entre las tinieblas. Inti fue en busca del escondite del Supay y en el
camino se encontró con los gigantes que resguardaban el corazón de la Pachamama. Y los
gigantes creyeron que era un invasor. De este modo empezaron una batalla con Inti. Cuando
en ese momento apareció Hatun Apu13, general de los gigantes, deteniendo la batalla.
—He recibido el mensaje de la Pachamama —dijo Hatun Apu— y me dijo que tú eres hijo
de Viracocha y que venías a ayudar. ¿Es cierto eso?
—Si tus palabras son verdaderas —dijo Hatun Apu— necesitas ayuda. Hunde tu lanza en
la tierra y mi ejército surgirá.
Inti siguió su camino en busca del Supay. Caminó por mucho tiempo dando esperanza a los
humanos que encontraba en el camino. Se detuvo en un lugar donde había paz y tranquilidad.
Cansado se quedó dormido. Al despertar levantó la mirada y quedó maravillado por la belleza
y la armoniosa voz de una joven que le preguntó:
13
Hatun Apu: grado militar equivalente a general de la brigada en el ejército del Imperio incaico (nota del editor).
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PREMIOS NACIONALES
—¿Qué haces dormido en este lugar?
—Mi nombre es Quilla14 y mi pueblo también ha sufrido los ataques del Supay.
—Yo soy Inti, hijo de Viracocha, y he venido para liberar este mundo de la oscuridad.
Quilla y su pueblo estaban preparados para brindarle una batalla a Supay, así que forjaron
armas para defenderse.
Inti y Quilla fueron en busca del Supay. En el camino, Inti se dio cuenta que se estaba
enamorando de Quilla, quien también sentía algo especial por Inti. Mientras tanto, Supay
creaba el caos, la envidia, la codicia, y todos aquellos malos sentimientos en cada lugar por
donde iba, confundiendo a los humanos, provocando que pelearan entre ellos, creando
guerras. Esa era la estrategia del Supay para que los humanos se olvidaran de su dios Viracocha.
Inti y Quilla encontraron el escondite del Supay. Cuando Inti ingresó al tenebroso lugar,
fue detenido por los espíritus malignos aliados del Supay. Entonces Quilla con su ejército
apoyaron a Inti. Cuando en eso, se hizo presente Supay dando la orden de atacar con el
objetivo de poseer los espíritus del ejército de Quilla.
14
Quilla: diosa Luna en la mitología inca (nota del editor).
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
En ese momento, Inti fue por Supay, pero como el demonio es un tramposo y cobarde,
huyó hasta un lugar oscuro donde aguardaba una trampa para Inti. Esta trampa consistía en
amarrar su espíritu para así poder dar muerte a su cuerpo físico.
En el momento de ser atrapado, Inti vio cómo el ejército de Quilla estaba perdiendo la
batalla y muchos espíritus se volvían malos. Recordó la lanza que le dieron los gigantes y con
mucho esfuerzo hundió la lanza en la tierra invocando así a los gigantes. De inmediato, surgió
Hatun Apu y con un golpe liberó a Inti.
Los gigantes que tenían el poder de invocar la fuerza de la Madre Tierra acabaron con el
ejército del Supay, aprisionándolo. En ese momento el cuerpo de Inti ya estaba muy débil y
moribundo. Quilla se acercó a él y le dijo:
—Mi cuerpo físico morirá —dijo Inti— pero mi espíritu es inmortal. Quiero estar a tu lado
para siempre y así cuidar este mundo al lado tuyo.
—Sería muy feliz —dijo Quilla— si fuera posible acompañarte para siempre y cuidar de
este mundo.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
PREMIOS NACIONALES
—¡Es posible! ¡Lo puedo hacer! ¿Me acompañarías?
En ese momento, Inti muere con un resplandor muy fuerte. Su espíritu se separa de su cuerpo
físico, liberando al dios Sol. Entonces el espíritu celestial de Inti juzga a Supay aprisionándolo
en el inframundo por siempre, liberando al mundo de la oscuridad.
Al retornar del inframundo, el dios Sol invita al espíritu de Quilla a ir con él y ella acepta.
Elevándose juntos prometieron siempre cuidar del mundo. Es ahí donde Inti resplandece con
tal fuerza que se convierte en el dios Sol, creando el día, y Quilla, con todo su amor al mundo,
promete que nos cuidará y se convierte en la Luna creando la noche.
Finalmente, el dios Inti y Mama Quilla deciden enviar a sus dos hijos a la tierra y les
encargan crear el más grande imperio que este mundo haya visto.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
EL NEGRO DE AZAPA
Valentina Danae López Fierro
13 años
Arica
Primer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Su abuelo en sus horas de ocio, le narraba historias de su tierra lejana, le aseguraba que fue el
jefe de su tribu en la selva. Estaba obligado a mantener las costumbres y los ritos de su gente.
Dirigía cazas de especies de animales para alimentarse.
Zambo no le creía mucho. Había veces que quería creerle y soñaba que todo eso era verdad,
pero hoy la realidad era diferente: la modernidad hacía que todo ese pasado fuera como una
historia jamás vivida.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
14 años
Arica
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Más tarde lo enviaron a Valparaíso donde fue embarcado con destino a Antofagasta donde
participó en la batalla de Tarapacá, el asalto de Pisagua, el asalto a pampa Germania y el
asalto de la toma del Morro de Arica, entre otras batallas. Al pasar el tiempo y estando en
Iquique, llegó una hermana a visitarlo, motivo de alegría para él. Pero traía una carta de
parte de su madre en la que lo saludaba y le decía cuánto lo amaba y recordaba, pero le pedía
encarecidamente que por favor al término de la guerra, no volviera a casa, porque su padre
lo había desheredado y él no tenía más hijos que los que estaban a su alrededor. Por causa de
su deshonra, si él lo veía cerca de su casa lo iba a matar así que por el bien suyo, era mejor
alejarse de su familia.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Al término de la guerra se quedó en Tacna. Fue entonces, cuando pasado el tiempo conoció
al amor de su vida que más tarde sería su esposa, Sahara, con quien tuvo un hijo que murió
como a los cuarenta y ocho años de edad de un infarto al corazón en Iquique.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
MI ABUELO Y SU ENFERMEDAD
Benjamín Alejandro Arce Morales
13 años
Arica
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Sabía que a él le quedaba poco. Ya tenía 87 años. Aún andaba de pie, que eso para nosotros,
ya era un milagro muy grande. Mis papás siempre andaban preocupados por sus pastillas y
por su salud. De hecho, mi tío vivía con él. Siempre atentos con él, hasta que un día estaba
demasiado pálido, como nunca antes había estado, además que él ya era blanco. Así que lo
llevaron al hospital. Ese día me sorprendí, porque dijo: “Siento que esto se acabó, Benjamín”.
Yo me quedé sorprendido, porque dijo mi nombre a la primera y en eso vi cómo cerraba los
ojos. Se escuchó un silencio y nadie más trató de mencionarlo.
Desde ese momento nada fue igual que antes. Todo era triste. Nadie hablaba, nadie dirigía
la palabra. Yo siempre estaba alegre, porque así es mi actitud, pero ya no era como antes.
Trataba de ser lo más alegre con todos, de alegrar el ambiente, pero todos estaban con caras
depresivas, sin ninguna reacción.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
EL LAGARTO Y EL POZOALMONTINO
Scarlett Tamara Godoy O'Ryan
11 años
Pozo Almonte
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE TARAPACÁ
Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo atrás existía un lagarto que podía concederte un
deseo, pero solo si lo tratabas bien, porque si lo tratabas mal no te lo daría. Se dice que este
lagarto se encontraba en un lugar muy seco, y que un día tenía mucha sed, así que decidió ir
a Pozo Almonte a tocar las puertas de las casas a pedir agua. Pero este pueblo quedaba muy
lejos, así que rápidamente se puso en marcha.
Al llegar decidió tocar las puertas de la calle principal del pueblo. En la primera casa donde
tocó, salió una señora, pero al ver al lagarto se asustó y cerró la puerta. El lagarto se asustó y se
dispuso a tocar en la próxima casa. Allí, salieron unos niños y le arrojaron piedras. El lagarto
siguió su camino y al llegar a la novena casa, le abrió la puerta un pozoalmontino, quien le
preguntó qué deseaba. El lagarto le explicó que estaba muy cansado y que tenía mucha sed,
así que el pozoalmontino lo invitó a su casa a descansar y a tomar agua.
Una vez que el lagarto descansó, le dijo al hombre que le cumpliría un deseo a la persona
que le tratara bien y que como él había sido tan bueno y amable, le concedería un deseo. El
hombre después de pensarlo, le pidió que le diese un transporte para poder recorrer el desierto
y así ayudar a la gente a trasladarse de un pueblo a otro. Es así como surgió el tren en esta zona
seca, que logró unir a los pueblos de las salitreras.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
DAYHANNÁ
Carlos Viza
7 años
Camiña
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE TARAPACÁ
Había una vez, una princesa que le gustaba comer frutillas. Un día vino una abuela que tenía
mucha hambre. La princesa no le dio frutillas. La abuela era una bruja y la transformó en
frutilla por muchos años.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
SUYAI ESPERANZA
Estefania Antonella de la Cerda Marincovich
10 años
Antofagasta
Primer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
En el pueblo de diaguitas, vivía una niña de siete años con trenzas largas y brillantes. Se
caracterizaba por ser amable, tranquila y tímida. Le gustaba hacer trabajos de alfarería, como
su abuelo y toda su familia. Un día, con su madre, fabricó su primer jarro. Fue emocionante
trabajar con ella. Fue una experiencia inolvidable. Esa jarra era especial, hecha de cariño,
historia y recuerdo.
Al mes siguiente, se dirigieron a una exposición. Una vez al año mostraban sus trabajos. Era
un momento de mucho orgullo. Suyai se presentó con su mejor vestimenta y con su jarra en
mano. Ese día estaba muy ansiosa. Sus pies no le respondían.
Los primeros en llegar fueron unos estudiantes de su edad. Suyai quiso explicar su trabajo,
pero su voz y sus pies se enredaron. Suyai vio caer su jarro y quebrarse en pedazos, pero lo
que más le afectó fue escuchar las risas de los niños. Suyai quería salir corriendo. Como pudo,
recogió los trozos del suelo y se apartó para tratar de armarlo. En eso escuchó una voz. Era una
canción diaguita que le cantaba su abuela. Su corazón se calmó. Sus ojos dejaron de llorar y
al mirar al frente, estaban los estudiantes cantando la canción de su abuela y con trozos de su
jarra en sus manos. Pero, ¿cómo era posible? La maestra se acercó a ella. Le pasó los trozos que
le faltaban y le dijo: “No es primera vez que vengo a esta exposición. Años atrás, una amable
señora me enseñó esta canción en tu idioma y hoy la cantan todos mis alumnos”. Suyai sintió
la presencia de su abuela y sus palabras de aliento. Y desde ese día fue con ánimo y orgullo a
la escuela.
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LA Carolina
NIÑAAlejandra
Y ELValdivia
DIABLODíaz
11 años
Taltal
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
Me contó mi abuelita María que en Paposo, ella con su prima fueron a pastorear las cabritas.
Mi abuelita tenía nueve años y su prima Verónica, que era mayor, once. Comenzó a oscurecerse,
pero como era noche de luna llena podían distinguir fácilmente todo a su alrededor. De
pronto, se encontraron con algo muy extraño: en la penumbra distinguieron a un hombre
con patas de gallina muy largas con una chaqueta negra, camisa roja y un pantalón negro.
El hombre era alto. Ellas tuvieron mucho miedo y se quedaron muy quietas para que aquel
espantoso ser no les hiciera daño.
Las cabritas al ver esa aparición, se asustaron tanto que se escaparon de su corral. Mi abuela
junto con su prima, corrieron a la casa de su mamá. Después de correr tanto, llegaron a la casa
y la mamá de mi abuelita les abrió la puerta, y se sorprendió al ver a su hija y a su sobrina de
vuelta y sin las cabras. Entonces les dijo:
—Es que vimos al diablo. Era un hombre muy alto, con patas de gallina, camisa roja,
pantalón negro y una chaqueta negra. Era horrible.
Después de tanto miedo, mi abuela se quedó dormida mientras que a su prima Verónica la
fue a buscar su mamá, porque la mamá de mi abuela no la iba a dejar irse sola después de lo
que pasó.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
Al otro día, mi abuela se levantó y fue a buscar a su prima Verónica. Tocó la puerta y le
abrió. Enseguida las niñas se fueron a jugar, luego de escuchar las recomendaciones de la
madre de Verónica que les dijo que no volvieran tarde.
Verónica le respondió:
El niño le dijo que no se preocupara. Luego de un largo rato, la mamá de Verónica la fue a
buscar donde siempre jugaba, pero la niña no estaba. Al no encontrarla se preocupó mucho y
se fue a casa de su hermana, pensando que debía de estar allí. Cuando llegó, tocó la puerta y
salió a abrir mi abuela María, quién le contó a su tía, que Verónica se había quedado jugando
donde siempre.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
La preocupación de la madre de Verónica se hizo evidente, y en ese mismo instante
comenzaron a buscarla. Al no tener éxito en su búsqueda, su madre decidió pedir ayuda a la
policía. Llegó la noche y la mamá se durmió rendida de tanta preocupación.
Al día siguiente, los policías encontraron a Verónica en una cueva profunda y oscura. Los
policías la llevaron donde su mamá, quien al verla la recibió con un fuerte abrazo y le preguntó,
qué le había sucedido. Verónica le contó a su madre que cuando iba camino a casa se había
encontrado con un niño de su edad y que se hicieron amigos. También le contó, que ese niño
le pidió que lo acompañara a pastorear las cabras, pero luego de ese momento no recordaba
nada. Su madre le dijo que tal vez, ese amigo era el diablo. Verónica no lo podía creer y en
ese momento sintió tanto miedo que su cuerpo se estremeció de sólo pensar que había estado
con el diablo. En ese mismo instante prometió a su madre, no salir a jugar sola nunca más.
Cuenta mi abuela María, que alrededor de cincuenta años atrás era muy común que los
pobladores tuvieran encuentros cercanos con el diablo.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
LA COLORADA
Luis Francisco Ángel Castillo
10 años
Taltal
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
A l norte de Paposo se encuentra una caleta llamada La Colorada, cuyo nombre se debe a que
REGIÓN DE ANTOFAGASTA
hace muchos años se aparecía allí una hermosa sirena, que tenía el pelo largo y colorado. Un
día de invierno, mi bisabuelo, un pescador llamado Luis Armando, el papá de mi abuelito
Talo, que me contó esta historia, salió a la pesca en una panguita junto a otros pescadores de
mi pueblo y tomaron rumbo hacia unas playas, kilómetros más al norte. El día estaba frío
y nublado, pero ellos iban con mucha fe en que tendrían un buen día de pesca. Navegaron
por un par de horas hasta que decidieron varar su botecito en un lugar donde el mar se veía
tranquilo y calmo para pescar. En eso, llegaron a la orilla los dos amigos de mi bisabuelo Luis.
Eran pescadores buzos, así que se pusieron sus trajes para entrar al mar y decidieron que Luis,
que era el tele, se quedara en la orilla mientras ellos regresaban del buceo.
Mi bisabuelo Luis, nervioso corrió hacia la panguita a la espera de sus compañeros y poder
contarles lo que había ocurrido. Cuando ellos volvieron, su corazón aun latía con fuerza. Sus
compañeros se dieron cuenta de su nerviosismo y le preguntaron qué le ocurría. Mi bisabuelo
Luis logró salir de su asombro y les contó lo que había sucedido…
LA CUCAMULA
Antonella Anastasia Balcázar Paredes
11 años
Vallenar
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE ATACAMA
i abuelita me contó que cuando ella vivía en el valle del Elqui, su mamá estaba embarazada.
Cuando le dieron ganas de tener a su bebé, los mandó a la casa de su abuela a buscarla, ya
que era partera y la ayudaría. Mi abuelita y mis tíos se fueron por el camino viejo, ya que en
esos tiempos no había muchos vehículos y la locomoción no llegaba a la casa de mi abuela.
Mientras caminaban, más oscuro se iba poniendo y aún les faltaba mucho por llegar, porque
había que caminar como una hora para llegar hasta allá. Ellos caminaban lo más rápido posible
para poder llegar. En eso mi abuelita se tropezó y cayó sobre unas espinas de algarrobo. El
hermano mayor de mi abuelita le sacó las espinas, que se le habían clavado en el pie. Cuando
se las sacó, esperaron un rato y subieron caminando. A lo lejos, divisaron el puente Puclaro.
Ahí ya estaban más tranquilos, ya que al cruzar el puente solo estaban a quince minutos de la
casa de la abuela de mi abuela, la partera. De repente, los perros empezaron a aullar, así que
retaron a los perros, pero ellos siguieron aullando. A lo lejos escucharon que algo relinchaba.
Corrieron a esconderse debajo de un sauce llorón y por el cielo pasó relinchando un animal
igual que una mula. Los hermanos de mi abuela le decían que se quedara tranquila y no se
moviera, que lo que había pasado por el cielo relinchando era la Cucamula, que era un animal
igual que un caballo, pero con alas, y relincha igual que una mula.
Mi abuelita con sus hermanos esperaron que el animal pasara y dejara de relinchar para ir a
buscar a su abuela. Cuando el animal ya no se sentía, caminaron al puente para pasar al otro
lado. Cuando pasaron el puente, estaba la abuelita esperándolos, porque los había escuchado.
Mi abuelita y sus hermanos asustados le contaron que habían escuchado a la Cucamula. La
abuelita les dijo que cada vez que la escucharan se debían esconder debajo de cualquier cosa
y que jamás la sombra les pasara por encima.
Mi abuelita después que me contó esta historia, me dijo que ella siempre le tuvo miedo a ese
animal y que cada vez que lo escuchaba, se escondía en un lugar donde la sombra no le pasara
por encima. Pero ella, nunca más lo vio, solo lo escuchó. La mamá de mi abuelita, sí lo vio y
siempre les advirtió a todos sus hijos que debían cuidarse de ese animal. Mi abuelita dice que
antiguamente a la persona que le pasara la sombra de la Cucamula por encima, podía quedar
enferma o tener una muerte instantánea.
Esta historia me la contó mi abuelita Graciela. Esto le pasó a ella en el valle del Elqui,
Vicuña, y lo vivió cuando ella tenía entre doce y trece años de edad.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
LA NIÑACatalina
DE Beatriz
LA Muñoz
CAMANCHACA
Lobos
11 años
Huasco
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE ATACAMA
Se llamaba Gabriela Ortiz. La última vez que la vieron, pastoreaba con sus cabras. El
invierno había sido particularmente lluvioso, así que abundaban los pastos cerca del actual
Parque Llanos de Challe. Ese día, la niña se perdió persiguiendo a un zorro chilla que se
apareció cerca de un taffoni. Estos son unos montículos rocosos erosionados por el viento. Lo
escurridizo del animal y la curiosidad propia de toda niña, la llevaron más allá de los límites
que acostumbraba a respetar. Así, la encontró la noche fría y solitaria. Un manto de niebla
comenzó a avanzar desde la costa y cuando llegó al lugar donde estaba la pequeña, el espesor
de la niebla no le permitió ver bien donde pisaba, y a pesar de que no perdía la fe de que iba
a volver a su casa, el destino quiso otra cosa, porque cayó accidentalmente en una quebrada.
Dicen los pueblerinos que la niña no murió, aunque otros afirman lo contrario. La verdad
es que el alma de la niña se fundió con la neblina costera, convirtiéndose en parte de ella, así
que cada vez que alguien se pierde en el desierto de Atacama, siente como una extraña fuerza
que la ayuda a regresar, formando un extraño camino entre la Camanchaca que, a veces,
refleja la forma de una niña.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
SANTOS
Pablo Mateo Dario Donoso Alviña
12 años
Illapel
Primer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE COQUIMBO
uenta mi abuelito que en el fundo El Naranjo, cercano al pueblo de Caimanes, comuna
de Illapel, región de Coquimbo, había una familia de apellido Sotomayor. A la madre de mi
abuelito, o sea mi bisabuela, cuando tenía doce años, la llevaron a trabajar a la casa de “los
Sotomayor” como niñera ya que tenían tres hijos: Clemente, el mayor, Vicente y la pequeña
Josefina. Esta familia tenía a un muchacho para los mandados y para que les llevara la leña en
burro, ya que en esos tiempos era el medio de transporte que usaban.
Este joven se llamaba Santos y tenía capacidades diferentes, pero era muy cariñoso,
bondadoso y trabajador. Sin embargo, el patrón, don Juan Sotomayor, era muy malo con
Santos. Lo hacía dormir en el pajero que estaba abierto por todos lados. El pobre casi se
congelaba de frío. Así fue día tras día, por lo que este muchacho se enfermó gravemente, por
los malos tratos que recibía por parte del patrón.
Dice mi abuelo que su madre le contaba que ella sentía mucha tristeza al escucharlo
lamentarse y sufrir de esa manera, ya que por la fiebre que tenía, se quejaba y deliraba toda
la noche y todas las noches, hasta que un día, ya no se escuchó más el lamento de Santos.
Al otro día, la señora Adela le preguntó a su esposo, el patrón, por Santos y él le respondió:
“Amaneció vuelto para el otro lado” y eso, significaba que había muerto. La señora Adela dijo,
que tenía que velarlo como se hacía con la gente que fallecía y en el mismo pajero le encendió
cuatro velas. Por la noche, lo dejaron solo y las velas al consumirse comenzaron a encender
la paja que estaba alrededor, llegando a quemar parte del cajón que hizo el patrón con tablas
viejas y pintado con carbón para ahorrarse un ataúd.
Al día siguiente, el patrón lo echó en el mismo burrito que Santos traía la leña y lo fue a
sepultar al campo en cualquier parte. Pasaron cinco meses de este suceso tan triste y desolador.
Al poco tiempo, el hijo mayor de “los Sotomayor” enfermó gravemente y falleció. Al otro
mes, enfermó la niña Josefina y también falleció. Y al siguiente mes, enfermó Vicente, el hijo
del medio, y también falleció. Y así fue como “los Sotomayor” perdieron a sus tres hijos, como
castigo por haber sido tan malos con el pobre Santos, quien tenía capacidades diferentes, pero
su corazón estaba lleno de amor.
“Los Sotomayor” nunca más pudieron dormir tranquilos, ya que se cuenta que cada noche
cerca del pajero donde murió Santos, se escuchaba el lamento de una persona y ellos entendían
que era el espíritu de Santos, que iba a recordarles los lamentables actos que cometieron,
durante toda su vida.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
VITORINA
Valentina Andrea Alfaro Maldonado
13 años
Illapel
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE COQUIMBO
Me contó mi bisabuelo, el padrino de Vitorina, que ella se ha convertido en un personaje muy
típico de Illapel, ya que siempre está acompañada de sus plantas, sin importarle cuánto deba
recorrer para conseguirlas y ofreciéndolas por donde vaya. A Vitorina solo le importa tener
un trabajo para ganarse la vida. No es raro divisarla en busca de sus hierbas con propiedades
curativas, para luego venderlas en la feria o por las calles de la ciudad. Es fácil distinguirla en
cualquier sitio, ya que generalmente viste de princesa y junto a ella siempre va una carretilla
o un carrito con sus plantas.
Un día, cuando Vitorina era pequeña, iba caminando por un cerro con una vestimenta
completamente normal, es decir, un buzo y una polera de manga larga, recolectando hierbas
en su carretilla. De pronto, se disponía a arrancar una mata de escarapela, cuando sintió un
peso hacia adelante, lo que provocó que se cayera. Vitorina se puso de pie y notó algo distinto
en el lugar. A su alrededor comenzaron a crecer todo tipo de plantas medicinales y frente a
ella, apareció un duende. La niña no se asustó, ya que la criatura parecía inocente. El duende
saludó a Vitorina:
La chica se sorprendió, ya que el duende sabía su nombre sin que ella se lo hubiera dicho,
por lo que decidió interrumpirlo
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
—Como decía, soy el duende Bruno, el asistente del soberano y he venido a visitarte
para comunicarte que te hemos estado observando y descubrimos tu amor por las hierbas
medicinales. Nos dimos cuenta que a tu corta edad no solo las recolectas por dinero, sino
que también lo haces con amor, cariño y dedicación. —El duende hizo una pausa mientras
se formaba en su cara una sonrisa de oreja a oreja, preparándose para dar un gran anuncio—.
Junto con el rey hemos decidido que tú eres la elegida.
—¿De dónde eres? ¿Cuál rey? ¿Para qué me eligieron? —consultó Vitorina
—Hacia allá voy —continuó Bruno—. Yo pertenezco al majestuoso valle de las Plantas.
Junto con el rey de este lugar, cada cien años elegimos a una joven para que cuide y ame
las plantas, no solo por obligación, sino que también por pasión, como lo haces tú. Lo que
hacemos con esta joven, es hacerle un reconocimiento, y convertirla en la reina de las plantas
llevándola a vivir a nuestra tierra. Esta vez, la muchacha electa fuiste tú. Desde ahora en
adelante, no tendrás que hacer nada, ya que habrá personas que lo hagan por ti.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE COQUIMBO
—Querido Bruno, quiero agradecerte el reconocimiento que junto a tu rey me están
haciendo. Me emociona mucho que valoren lo que hago, pero quiero decirte que esto es
mucho para mí.
—Con mi soberano sabíamos que eras muy humilde y temíamos que esto pasara, pero
encontramos una solución. Te dejaremos seguir en Illapel para que sigas haciendo lo que te
gusta. Las plantas aparecerán siempre que las necesites. Nunca te faltarán y no tendrás mayor
dificultad para encontrarlas.
Vitorina no alcanzó a agradecerle, ya que despertó. El golpe de la caída había sido tan fuerte
que se había aturdido, por lo que pensó que lo del duende había sido solo un sueño. Pero al
examinarse bien, notó que ahora ya no vestía su polera, ni su buzo, sino que traía puesto un
vestido de princesa así que se dio cuenta de que todo había sido real.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
DON CABRITA
Andrés Humberto Yáñez Cortés
12 años
Combarbalá
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE COQUIMBO
Cuenta mi abuelito que hace muchísimos años atrás, por allá por el año 1924, en la localidad
del Chañar, sector de Quilitapia, vivía un señor al que le regalaron una linda cabrita. Esta
cabrita se crió huacha, ya que en ese lugar la gente era muy pobre porque vivía de la agricultura
y hubo muchos años de sequía, por lo tanto, la cosecha era muy mala en ese tiempo.
Este caballero llamado Pedro Luis era un señor muy pobre, pero con una imaginación
brillante. Se quedaba toda la noche pensando sobre qué podía hacer para conseguir un poco
de dinero. Un día le comentó a su señora:
Don Pedro Luis le comentó que ya había hablado con don Floridor, que se la iba a vender
y que vendría por la cabrita a las ocho de mañana. Don Pedro Luis, sin ningún pelo de
tonto, soltó la cabrita a las seis de mañana por el cerro. Cuando llegó don Floridor a buscar
la cabrita, don Pedro le dijo:
—¡Pero cómo se te iba a escapar! —le dijo don Floridor— ¡Si yo te pasé hasta la plata!
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
Don Pedro Luis le propuso que regresara en la tarde y que ahí le tendría la cabrita sin falta.
Don Floridor llegó por la tarde y naca la pirinaca17.
Don Floridor comenzó a sospechar de la actitud que tenía su amigo Pedro Luis y le dijo:
Pero la cabra nunca apareció porque don Pedro Luis la tenía escondida. Debido a esta
situación perdieron la amistad y don Floridor perdió su dinero a causa de este señor pillo. En
el hogar de Pedro Luis siguió la pobreza y la mala suerte. Un día, don Pedro Luis le dijo a su
señora:
Ella le respondió:
—¡Se me ocurre algo, Mica! Me haré el muerto. Entonces vendrá mucha gente y nos traerá
provisiones y dinero, y así tendremos comida para un buen tiempo.
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Naca la pirinaca: expresión popular que significa “nada” (nota del autor).
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REGIÓN DE COQUIMBO
Así que un buen día, don Pedro Luis se hizo el muerto. Doña Mica fingía estar llorando
para hacer creer a la gente que su esposo había fallecido. Mucha gente le comentaba que era
muy bueno, hasta su vecino don Floridor.
El día en que don Pedro Luis se estaba haciendo el muerto, había comido porotos granados.
De pronto, por una incomodidad en su guatita, se le escapó un gas y don Pedro Luis se
desprendió de su sábana que estaba en el catre de tabla y cayó al piso. La gente salió arrancando
y gritando:
—¡A mí me quedó debiendo este sinvergüenza! Nos hizo lesos. No está ná' muerto.
Pasó el tiempo. Don Pedro Luis y su señora Micaela tuvieron víveres para al menos seis
meses. Con esta situación, Floridor dijo:
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
Después de estos seis meses, Pedro Luis y Micaela se volvieron a empobrecer. Comenzaron
a quedarse solos debido a que ya nadie creía en ellos, ya que don Cabrita había hecho lesos a
muchos vecinos de los pueblitos cercanos como Paclas, Quilitapia, etc.
Un día, don Pedro Luis se enfermó de verdad. Le quedaban pocas fuerzas para sus ingeniosas
pillerías. Hasta que el día menos pensado, don Cabrita murió. Era temporada de invierno así
que llovía mucho. Llovió toda la noche del funeral.
—¡Cómo vamos a llevar a este viejo pillo al cementerio de Quilitapia! ¡Con los caminos
malos no se puede transportar en vehículo! ¡Ojalá que escampe para llevarlo en las mulas al
cementerio!— dijo don Labriano.
Las bajadas de las quebradas eran muy grandes. Sólo se podía cruzar a caballo, pero era la
única manera de llevarlo al cementerio. Los arrieros buscaban pasada por todos lados pero
no encontraron. Mientras tanto, sus vecinos hacían críticas negativas sobre él. Don Floridor
decía:
Y don Labriano que aún estaba buscando la manera de pasar la quebrada, se preguntaba:
—¿Por dónde habrá pasado este viejo pillo cuando bajaba las quebradas en estos inviernos
tan lluviosos?
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE COQUIMBO
Alguien le dijo:
—Yo echaré adelante mi macho, porque está acostumbrado a los ríos de la cordillera.
Entonces el macho se colocó huraño, porque no quería pasar el estero. Don Labriano perdió
la fuerza de sus manos y dijo:
Don Labriano de puro susto largó el cajón al estero, perdiéndose en las aguas turbulentas
que traía la quebrada. ¡Ese fue el triste final de don Cabrita! ¡Nunca pensó que iba a tener una
muerte de esa manera!
Los vecinos comentan hoy en día, que al poco tiempo la señora Micaela dejó este mundo
sin poderle dar a don Pedro Luis una sepultura como correspondía…
Esta historia nos deja la enseñanza de que nunca debemos aprovecharnos de la gente
humilde que nos rodea, ya que algún día se nos devolverá la mano.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
LA SEÑORA CHIQUITITA
Dabne Dianet Castro Altamirano
11 años
Cabildo
Primer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE VALPARAÍSO
L
—¡ legaron, llegaron, casera! ¡Llegaron las ollas y las teteras!…
Así gritaba el señor, que cada cierto tiempo venía con un burrito cargado vendiendo de todo
un poco. “Barato”, decía, aunque mi papá solo algunas cosas dejaba… “Está muy caro”, decía,
pero igual compraba palas y herramientas que necesitaba. Yo miraba y nunca me acercaba.
Cuando quise ir me dijeron: “Son cosas de grande” y no me llevaron… siempre quise saber
qué otras cosas traía… “Tal vez trae de esas cosas bonitas que hay en la casa del patrón o de
esas cosas chicas que tienen sus hijos… mmm… “juguetes” parece que los llaman. Pero no
iba, porque los niños chicos no van donde van los grandes… eso fue lo que me enseñaron.
Un día, que papá no estaba, escuché que gritaba casi como cantando. Sus productos
anunciaba. Era fácil reconocerlo y de lejos se escuchaba. Es que no había autos ni camiones
ni máquinas… ni nada… fui corriendo donde mamá…
Yo me apuraba… una tetera, un jarrón y un lechero, ella miraba. Yo, rodeando el burrito,
todo, todo, pero todo, observaba… no conocía algunas cosas. Pero igual me gustaban.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
De pronto en un rincón, entre las cucharas y casi tocando el aparejo, había una de esas
cositas… se parecía a una señora chiquitita que me miraba…
—¡Aaa!… —le dije yo…— Y… ¿para qué sirve? —le volví a preguntar…
Extrañado me miró…
Me alejé un poco y otro poco… para no verla… es que me miraba y me miraba y mientras
más me miraba, a mí más me gustaba… pero recordé que papá decía que algunas cosas son
muy caras… esta debe ser una de esas cosas, pensé y me dio pena… pero no lo demostraba…
para que mamá no se pusiera triste, por si no le alcanzaba... y me fui y de lejos, miraba.
Mi mamá otra vuelta al burrito le daba. Tocaba cosas y nada compraba… «Mmm… no le
alcanza», yo pensaba y miraba y miraba…
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE VALPARAÍSO
—Hasta luego caserita —le dijo el señor.
Y…yo fui…
—Bueno…
—¡Qué bonito mamá…! —alcancé a decir y ahí… ahí… ¡ahí estaba!… dentro del lechero,
oculta, estaba… la señora chiquitita, o sea… ¡la muñeca! No recuerdo el apellido que dijo el
caballero… ¡pero ahí estaba!...
—¡Sácala! ¡Es para ti!… vi brillar tus ojos cuando la mirabas… y el casero me la dio con
rebaja para que te la dejara… ¿Te gusta?...
—Sí…
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
Con mis dos manos la recibí y la llevé a mi pieza y sobre el cajón de la ropa la puse, y
desde allí me miraba y yo la miraba también… por si me hablaba… es que parecía señora y
si miraba, tal vez también hablaba… yo no sabía, por eso la miraba… pero no habló… así es
que me acerqué y yo le hablaba…
—Hola, señora…—le dije y como no hablaba… se me ocurrió, que si miraba sus ojos
sabría qué pensaba… y eso hice…
—Muy bien.
¡Qué felices fuimos! Aunque nunca recordé su nombre ni menos su apellido… pero me dijo
que Juana se llamaba.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE VALPARAÍSO
Nunca se movió del lugar donde la dejé… y supuse que tampoco caminaba o bien tan
a gusto en ese lugar estaba que nunca la saqué para no incomodarla. Además, desde allí
mientras dormía también me miraba.
—¿Y esta señora tan chiquitita?... ¿Quién es? —me preguntó… pero contestó la Juana…
A veces pienso qué sería de mí si no estuviera la Juana, y qué afortunada soy, porque solo a
mí me habla… bueno y una vez a papá aunque a veces ni la miraba.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
ELSamanta
HOMBRE CABALLO
Antonella Piñeiro Quiroz
8 años
San Antonio
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE VALPARAÍSO
Mi abuelito que vive en el campo, me contó que como en los años 80 se hizo muy amigo
de su vecino quien tenía un hijo llamado Javier. Un día, Javier tuvo que ir a la parcela que
tenían unos kilómetros más allá, ya que los vecinos le habían dicho que el día anterior había
aparecido un caballo chúcaro en su terreno. Por seguridad, agarró un palo para acercarse al
caballo. Sin imaginarlo, cuando se acercó, el caballo comenzó a hablar y le contó que era
un hombre y un mago lo había trasformado en caballo hacía mucho tiempo. Le dijo, que si
miraba sus dientes podría salvarlo y deshacer el hechizo, pero no fue así.
Lo engañó, porque al mirarle los dientes, pasó al cuerpo del caballo y el hombre volvió a un
cuerpo humano. Era el mismo mago que había fallado haciendo un hechizo. El hombre salió
corriendo y Javier, como no sabía caminar como caballo, lo perdió de vista. No había vuelta
atrás. Le dio tanta vergüenza volver a su hogar que decidió vivir como un caballo salvaje
alejado de las personas. Su familia lo buscó durante muchos años sin encontrarlo.
El hijo de otro vecino, les contó lo que le había pasado a Javier, ya que dicen que en el
bosque que queda por aquí cerca, aparece un caballo que habla solo con los niños, por eso
lo apodaron “El hombre caballo”, que ronda los bosques contando su historia y buscando
amigos con quien jugar.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
11 años
Petorca
Tercer lugar regional
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REGIÓN DE VALPARAÍSO
E n una fría y lluviosa tarde de invierno, de visita en casa de mis abuelos, mientras mi abuela
Olga preparaba unas deliciosas sopaipillas y picarones para tomar onces, mis primos y yo
nos instalábamos alrededor de la chimenea para escuchar los relatos de mi abuelo Avaneció,
nacido y criado en la localidad de Manuel Montt, en la comuna de Petorca. Mi abuelo
empezó su relato contándonos que en la entrada de Hierro Viejo, pasando el túnel La Grupa,
se ve una escalera al revés y dice, que es por donde arrancó el mismísimo cachudo de los
mineros y del cura del pueblo.
Se dice que en ese pueblito se paseaba el diablo con un elegante terno negro mostrando su
dentadura de oro. Le gustaba aparecer en la fecha de pago donde solía llegar en un enorme
caballo negro. En ocasiones, también llegaba a pie para entusiasmar a los mineros, ir a las
ramadas a beber y bailar cueca. Mientras el diablo se lucía bailando, un minero sorprendido
por la destreza del afuerino bailando exclamó:
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE VALPARAÍSO
Al oír la invocación de la Virgen, el cola larga arrancó despavorido. Al darse cuenta los
mineros que este era el verdadero don Sata, se asustaron, pero aun así lo salieron persiguiendo
con cruces en manos junto al cura del pueblo, que con tanto alboroto y bullicio se despertó, y
armado de agua bendita acompañó a los lugareños en esta persecución. Al llegar al cerro, don
Sata hizo aparecer una escalera de piedra por donde subió velozmente. Los mineros y el cura
trataron también de subir, pero don Sata al llegar a la cima, invirtió los peldaños de la escalera
impidiendo que los mineros y el cura lo siguieran. Así logró escapar de ellos.
Según cuenta la leyenda que nos narra mi abuelo, todos los años en la noche de San Juan,
con lámpara en mano se ve subir y bajar a una persona. Los lugareños del pueblo aseguran
que es el mismísimo don Sata que recuerda cómo se burló y escapó de los mineros y el cura.
De repente se escucha un grito de mi abuela Olga: “¡Están servidas las onces!”, nos hizo
saltar del miedo. Disfrutando las delicias de mi abuela, nos olvidamos del susto provocado
por la historia de mi abuelo Avaneció.
Cada vez que voy a Petorca, al pasar por Hierro Viejo no puedo evitar mirar hacia la derecha
de la piscina y mirar los peldaños invertidos de la escalera del diablo, recordando la tenebrosa
historia contada por mi abuelo.
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EL VESTIDO DE MI ABUELA
Antonia Paz Lagos Novoa
12 años
La Florida
Primer lugar regional
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REGIÓN METROPOLITANA
E ra 18 de septiembre en la mañana y yo me levanté muy temprano para ir a las fondas del
Estadio Nacional con mis amigas. Estaba emocionada, porque era la primera vez que iríamos
juntas. Estaba saliendo de la casa cuando mi abuelita que vive con nosotros me gritó y me
dijo:
—A las fondas del Nacional, Yeya. Le dije ayer ¿no lo recuerda? —le contesté frenando en
seco.
—¿Va a una fonda así? No, no, no —dijo señalando mis ropajes que eran unos jeans con
una polera de Condorito que decía “Viva Chile”—. Usted no se va pa' niún lado con esa ropa.
Venga m' hija.
Me tomó y me llevó a su pieza. Al llegar abrió su closet y sacó un antiguo, pero hermoso
vestido rojo con flores amarillas, tan chileno como los porotos. Sonrió y dijo:
—Pero, Yeya. Es una fonda del siglo XXI —dije riendo, pero ella bien terca me replicó
malhumorada:
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
—A ver, m' hija. ¡Usted y sus niñerías de este tiempo no me ganarán! —colgó el vestido en
la puerta del closet, se aclaró la garganta y se sentó en la cama: este vestido es muy especial,
¿sabe? Yo siempre iba a la ramada del Club de Huasos de mi pueblo… San Carlos, usted lo
conoce. Yo era la reina de la cueca, siempre bailaba con lolos muy guapos. Ese 18 en que
tenía su misma edad, trece años, fui con un hermoso vestido azul. Al llegar allá, me encontré
con mis amigas y esperamos que empezaran los bailes. De pronto, se me acercó Miguel, un
compañero de escuela con el que nunca había hablado y me empezó a hablar. Yo le seguí el
juego y terminamos jugando rayuela y tomando un rico mote con huesillos juntos. Cuando
comenzaron a sonar las cuecas, Miguel me miró para que bailáramos, pero otro joven al que
nunca habíamos visto, alto, de vistosos ojos azules y pelo castaño, me sacó a bailar. Y yo como
nunca rechazo una cueca…acepté, ja, ja, ja. Bailamos una buena cueca. Él era muy buen
bailarín y por un momento me sentí atraída por él. Al terminar, todos nos aplaudieron, pero
Miguel… sí, m' hija: tu tata Miguel… le gritó al muchacho:
El muchacho sonrió y dejó ver una larga y sádica cola, y unos cachos largos y encorvados
desde su cabeza. Todos gritamos menos su futuro tata que le dijo:
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REGIÓN METROPOLITANA
—Váyase a molestar a otro lado, colúo, que aquí no queremos leseras.
—Me iré, pero antes —se dio vuelta y me habló—. Como eres tan buena pa' la cueca te
dejaré este vestido que te protegerá de mis maldades.
Chasqueó los dedos y mi vestido azul se volvió rojo y con flores amarillas, y el diablo
desapareció al instante.
—Muy guapa m' hija. Ahora vaya a la fonda, baile cueca y demuestre que es nieta de su
abuela.
—¡¡¡¡SÍ, YEYAAA!!! —grité y le di un beso. Y luego, me fui a las fondas orgullosa con mi
vestido rojo con flores amarillas.
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7 años
San Miguel
Segundo lugar regional
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REGIÓN METROPOLITANA
R aúl Gómez vivía al otro lado del puente colgante a la subida del cerro en la cordillera. Su
familia era su mujer y sus cinco hijos. Trabajaba esporádicamente en el ferrocarril. Era un
hombre silencioso. Su compañero de trabajo, le preguntó un día qué le pasaba y él le contestó:
—Nada. —Luego sacó la voz y agregó—: Quiero irme a otro lado, donde ganar más. Los
chiquillos pasan hambre y no tengo qué darles de comer. No quiero ser más pobre, quiero
ser rico.
Su compañero le respondió:
—Te vai a la punta del cerro, empezái a llamarlo y aparece. No es gratis. Algo te va a pedir.
—¿Y tú? ¿Por qué me hacís tantas preguntas? ¡Si es broma! Son puras leseras no más.
Terminemos esto será mejor.
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Total, la idea no se la sacaba nadie de la cabeza. Una noche, mientras ella dormía, se dirigió
al cerro. Cuando iba subiendo, tuvo un minuto de temor y se devolvió. «Pero si vengo a esto,
tengo que seguir», se dijo. Llegó a la punta del cerro y empezó a llamar a Satanás.
—¡¡¡Satanás!!!
De repente, delante suyo, se para un señor elegantemente vestido, con un sombrero que le
cubría la cara.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN METROPOLITANA
—¡¡¡Tu alma!!! En la fecha que convengamos, el 24 de junio, en 20 años más, nos
encontraremos en este mismo lugar. De lo contrario, te quitaré todo.
Al poco tiempo, todos hablaban en el pueblo de Raúl y su familia que había desaparecido.
Ni rastros.
Pasado el tiempo, se acercaba la fecha del contrato entre Raúl y Satanás. El diablo estaba
muy contento, porque iba a tener un alma para llevársela al infierno. A su vez, Raúl tenía un
gallo que era su regalón y le obedecía todas las órdenes que le daba. En esa oportunidad le
ordenó que cuando hiciera sonar las manos, debía cantar: ¡¡¡Kikirikí!!!
Llegó el día del encuentro. Raúl se despidió de sus hijos y su mujer. Subió cerro arriba.
Cuando faltaba un minuto para las doce de la noche, hizo sonar las manos y el gallo cantó:
¡¡¡Kikirikí!!! Satanás se puso tan furioso que le dio una patada a una inmensa piedra. Satanás
había perdido. ¡Raúl lo hizo leso!
Todos pensaban que nunca más verían a Raúl, pero al verlo de regreso con su gallo, la
felicidad fue tan grande que dio una fiesta para todo el pueblo. Se quedó con todo su dinero
y Satanás por malo fue derrotado.
Dicen que la piedra donde pateó Satanás está a la orilla del camino en San Alfonso, cerca de
San José de Maipo. Por eso la llaman “La pata del diablo”.
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EL CHANCHITO DE GREDA
Trinidad Isidora Lagos Novoa
12 años
La Florida
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Un día Violeta Torres fue a visitar el pueblo de Pomaire, un lugar famoso por sus ricas
REGIÓN METROPOLITANA
empanadas y hermosas figuras de greda. Sin embargo, los más famosos eran los chanchitos de
greda. Eran tiernos y bonitos, además de prácticos, ya que sirven para los que quieren ahorrar
unos buenos pesitos.
A Violeta le encantaron y escogió uno con ojos bien redondos y un particular color café
muy oscuro y se lo llevó a Santiago. Todos los días ella le sacaba brillo con un pañito amarillo
y también ponía en su interior, todos los días, todas las monedas que podía, si hasta perfume
le ponía. Quería mucho a su chanchito y cada día crecía más ese cariño.
Pero un buen día, al angelito de su hermano Diego, se le ocurrió jugar a la pelota dentro de
la casa. Y tocaba la casualidad, que justo Violeta le sacaba brillo al animal de greda, pero antes
de que pudiera decirle a su hermano que se fuera a jugar afuera, la pelota voló por los aires
hasta impactar con el chanchito.
La greda es tan frágil como el alma melancólica, así que el chanchito terminó hecho mil
pedazos en el suelo, al igual que el corazón de Violeta. Su hermano miraba la escena en
silencio, hasta que dijo:
Después de repartir los castigos merecidos para Diego, Violeta estaba hecha una fiera con su
hermano. Tanto, que lo obligó a hacer un gran hoyo para enterrar los restos del chanchito en
el patio, junto al gran cerezo. Luego, Violeta estuvo allí toda la tarde lamentándose.
Como nadie la podía sacar de su luto, la abuela Valentina llegó al rescate con un nuevo
chanchito de un color más oscuro que el anterior, pero mucho más tierno. A Violeta le
gustó la idea y se mostró muy agradecida. La chiquilla lo cuidó por muchos años, siempre
manteniendo en su memoria a su primer chanchito de greda.
Hasta que llegó el día en que tuvo que romper este nuevo chanchito… pero ¿saben?... esa
es otra historia.
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LA Alelí
ABEJA MALIGMA
Valentina Herrera Rojas
8 años
Coltauco
Primer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGION DE O'HIGGINS
Mi abuelo le contó esta historia a mi papá y él me la contó a mí. Esta historia es real. Mi
bisabuela que se llamaba Juana Ochoa trabajó en un fundo allá en el sur, en un lugar llamado
Pinares a orillas del río Bío Bío. Ella tenía catorce años y trabajaba en la limpieza de la casa
del patrón. Tenía varias compañeras de trabajo y una de ellas era mapuche. Mi abuela Juana
vio un día a la joven mapuche, que le estaba robando al patrón unas hermosas joyas del joyero
que estaba justamente en la pieza de su esposa. Entonces, le avisó al patrón que la joven
mapuche le había robado. El patrón sabiendo lo que había hecho la mapuche, la despidió. Y
ella muy enojada, le dijo a Juana:
Al cabo de un año, Juana tranquilamente como siempre, estaba trabajando lavando la ropa
en el patio. De repente viene una abeja y la picó en un lado de la cara. Ella gritó: “¡Ay!”. Y se
tocó sintiendo un granito en su mejilla.
Al otro día se miró al espejo y vio que tenía una hinchazón tremenda y le dijo al patrón del
accidente que había tenido. Este la dejó ir a su casa para que la curaran sus padres. Al llegar a
su casa, le preguntaron con asombro:
Juana respondió:
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGION DE O'HIGGINS
—No sé, tengo una alergia.
Sus padres muy preocupados la llevaron al médico del pueblo y él la curó. Al cabo de tres
años, Juana se casó con mi bisabuelo Luis Herrera y tuvieron doce hijos. Y en todo ese tiempo,
se le abría su herida de la mejilla y se le cerraba. Visitó varios médicos que le recetaban cremas,
medicamentos y hierbas, pero la herida no tuvo solución. Un médico le dijo que fuera a
visitar a la machi curandera que vivía en el monte. Ella obedeció y fue a ver a la machi. Y la
machi le revisó la herida y le dijo, que no tenía cura, porque la abeja que la picó hacía muchos
años llevaba el mal que la ex compañera le había dado. Juana quedó sorprendida y triste.
Pasaron los años y Juana iba envejeciendo y un día, murió en su casa a causa de la herida que
se le había convertido en un cáncer, acompañada de sus hijos y su esposo.
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UN Benjamín
AMIGO INESPERADO
Ignacio Miranda Orellana
9 años
Machalí
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGION DE O'HIGGINS
—me decía— hace mucho tiempo atrás, vivía un animal llamado puma. Yo le prestaba toda la
atención que podía, porque sus historias siempre me fascinaron. Un día —continuaba— este
puma bajó de la montaña hacia el atardecer para atrapar a su presa y alimentarse y así poder
sobrevivir. Caminaba largos trechos para obtener su comida. Era solitario y salvaje. Todos
los otros animales del lugar le temían. Cierta tarde, se acercó a una laguna donde cayó por
accidente. El agua se deslizó por su cara hasta llegar a sus ojos, impidiéndole ver con claridad.
Estaba asustado, muy atemorizado, porque no encontraba salida a su repentina ceguera. Sus
ojos ya no le servían.
Cuando mi abuelito llegaba a este punto, suspiraba y le daba a su relato un aire de misterio.
Entonces, me miraba directamente, como para encontrar en mí, el entusiasmo que necesitaba
para continuar su historia. Por supuesto, yo le brindaba toda la inspiración, porque mi deseo
de saber qué pasaba con el pobre puma, era una fuente de poder para él. Y así, proseguía:
—En el silencio de la noche, su olfato no le fallaba, por eso pudo sentir que alguien lo
socorría. En medio de su temor a lo desconocido, se decía a sí mismo: «¿Quién se puede
acercar a mí, un animal agresivo y salvaje?»... De pronto, sintió que lo abrazaban e intentaban
secarle el agua que invadía su vista. Otra respiración similar a la suya, le dijo: “Calma, estarás
bien. No te preocupes, estaremos bien en poco tiempo”…
—¿Quién era abuelito? ¿Quién querría ayudarlo? ¡A mí me daría un susto terrible! —le dije.
—Al salir del agua —continuó—, lamieron sus ojos y limpiaron su rostro… medio borroso
al principio y luego, con su vista clara, pudo ver otro rostro salvaje como él, pero dueño
de un corazón sensible y puro, debido a su acción desinteresada. Un nuevo amigo estaba
allí para socorrerlo, otro solitario como él. Desde ese momento se dieron cuenta que ya no
estarían más solos. Se tenían el uno al otro para seguir recorriendo de punta a punta nuestra
hermosa localidad. Es por eso —concluía mi abuelito— que a veces se escuchan rumores de
que han visto un par de pumas por nuestras laderas, porque desde ese día, caminan juntos
descubriendo el verdadero significado de la amistad en estas hermosas tierras.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
13 años
San Javier
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Esperamos más de un mes para esa gran noche. Lo teníamos todo planeado yo y mi prima
mayor, la Flo, que era bien inocente y creía todo lo que yo le decía. Tiene el pelo bien largo
y le gusta peinárselo todo el día. A ella le gusta el pan amasado y a mí, la tortilla de rescoldo,
y mi abuela siempre nos reta, porque somos mañosas para comer. Yo tengo el pelo crespo y
café. No es muy bonito, es más lindo el de la Flo, pero yo tengo los ojos de color y ella no.
Ese día con mi prima la Florencia pensamos toda la tarde si íbamos a ver al diablo o no.
Cuando ya fueron las diez de la noche, preparamos el espejo, le pedimos un par de velas a mi
abuela, pero no nos quiso pasar. Obligadas a sacarle las velas a San Sebastián, no nos quedó
de otra. Hicimos como que nos íbamos a dormir, no nos sacamos la ropa y nos acostamos
tal cual, pero sin zapatos y ahí esperamos mirando el techo hasta que todos se quedaran
dormidos para poder escaparnos. Mientras esperábamos, la Flo me hablaba y yo la hacía
callar. Me preguntaba si íbamos a ver al diablo y yo le decía que sí, pero me volvía a preguntar
y yo le volvía a responder hasta que me preguntó cómo era el diablo y yo me quedé callá. No
supe qué decirle… yo nunca lo había visto.
—Supongo que es medio rojo y tiene cachos y debe oler bien mal— le dije.
Después de eso nos quedamos calladas hasta que dieron las once. Le dije a la Flo que nos
levantáramos despacito y que nos escapáramos por la ventana. Estábamos amarrándonos los
zapatos y de repente subió a la ventana el Cholo, el gato de mi abuela, y es ¡¡¡negro!!!
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
—¡¡¡Miauuu!!!— nos dijo el gato mirándonos con sus ojos brillantes y nosotras muertas
de miedo. Pasaron como dos minutos y seguía mirándonos, y yo seguía tapándole la boca a
la Florencia que estaba como congelada de susto. Solté a la Flo y ella seguía como estatua.
Caminé a la ventana, tomé al gato y lo metí a mi cama para que cuando yo volviera estuviera
calientita, ya que afuera hacía mucho frío. La verdad es que poco se veía de la niebla que
había. Miré por la ventana y pensé, y volví a pensar, si era buena idea ir a ver al diablo. No se
veía mucho.
Abrí la ventana, llamé a la Florencia y la bajé despacito. Le tomé las manos y ella se quejaba,
porque abajo estaban las matas de rosas y se pinchó las piernas y quedó toda enganchada con
las pantis. Ella alegaba y yo me reía sin poder reírme. Era muy chistoso. Cuando aparecieron
los perros de la casa derechitos donde mi prima, yo la solté y cayó. Los perros la abrazaban y
yo trataba de echarlos y ellos más cariñosos se ponían. Traté de saltar para poder salvarla de
los perros, pero cuando yo iba bajando, el Gusano (así se llama uno de los perros) me agarró
el pantalón y me tiró. Caí arriba de la Florencia y arriba de la mata de rosas… Me quedo toda
rasguñada la cara, y lo peor, las velas las dejé encima de la cama y el espejo con todo. No sé
dónde quedaron. Ahí estábamos con los perros encima, adoloridas con frío y sin velas. Ella
me miraba y yo la miraba, o sea nos mirábamos y no decíamos nada.
—Vamos, nomás.
Así que ella me siguió, pero se nos olvidó traer la linterna. Así que no avanzábamos mucho,
porque nos topamos con la reja y ahí quedamos, ya que mi abuelo le puso candado, justo esa
noche, la noche del diablo.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Yo abrí bien grandes mis ojos de color, que a esa hora no sé si eran verdes o se habían puesto
cafés, y le dije:
Pensamos un buen rato y nada se nos ocurría. Lo único era volver por donde habíamos
salido. Fui al lado del gallinero a buscar un balde para ponerlo y así subir a nuestra ventana.
Primero subí yo y después ayudé a la Florencia. Todo resultó bien. Ella me dijo si podía
dormir conmigo. Yo le respondí que sí. Ahí nos acostamos las dos y el Cholo al medio.
En el día nos mirábamos con la Florencia y no nos decíamos nada y nunca dijimos nada,
hasta ahora que me acuerdo del día en que queríamos ir a ver al diablo.
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10 años
Talca
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Cuando llegó a la casa, al perrito había que buscarle un nombre. Pasamos por varios como
Rubius, Lolito Fernández y mi hermana quería ponerle Pepa. Parece que no entendía que
era un perro. Hasta que mi papá se acordó del maestro Chifu y así encontramos el nombre
perfecto: Chifu. Es de color blanco medio amarillento, bien peludo, medio papiche, muy
regalón de mi mamá. Le encanta jugar y el agua. Una vez, fuimos de viaje con el Chifuito a la
playa, pero antes pasamos a un pueblito. Ahí, nos pusimos a jugar a la pelota con mis papás
y mi hermanita. Yo iba corriendo, cuando de repente, siento que cae algo en la pileta que
había en la plaza. ¡Era el Chifu que de un salto se había tirado una tremenda zambullida! Yo
me puse a reír. Mi mamá estaba enojada y decía: “¡Se va a resfriar!”. Mi papá todo nervioso,
como pudo sacó al perro, lo envolvió en una toalla y se puso a secarlo. El Chifu con el calor
tomó un olor un poco desagradable, como a los pies de mi Titi después de que juega al fútbol
los domingos.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
Cuando llegamos a la playa, se puso como loco. Escarbamos la arena, nos tiramos por las
dunas, corrimos por el agua del mar. El Chifu es tan tonto que la mordía y yo me reía tanto.
Otra vez, nos fuimos a la cordillera con el Chifu y mi tata Manuel que me da todos los gustos:
me llevó la bicicleta. ¡Lo pasamos genial! Hacíamos saltos, íbamos a bañarnos al río, salíamos
de excursión. ¡Somos grandes amigos!
Me encanta pasar las tardes jugando con él a la pelota. Lo pasamos muy bien juntos. A veces
le hacemos tira las plantas a la mamá, pero le echamos la culpa al vecino. Otro día, lo subí a
mi cama y estábamos jugando cuando de repente no sé cómo, se quebró la lámpara favorita
de mi hermanita. La queríamos pegar, así que ocupamos un tremendo envase de cola fría del
papá. ¡A veces no entiendo a los papás! ¡Yo quiero ayudar y ellos se enojan! Esa vez estuvimos
los dos con el Chifu castigados sin poder salir a jugar.
Igual, cuando llego a la casa me recibe con saltos y pareciera que vuela por entre los fierros
de la reja y de un brinco llega a mis brazos.
Todo era perfecto hasta que, un día sábado me levanté, pero estaba raro. No salió a buscarme
y cuando lo llamé, solo me lloró. En ese momento sentí tanta pena. No sabía lo que le sucedía.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
De regreso a casa, nadie hablaba en el auto. Era raro levantarse y no sentir sus ladridos. Así
pasaron varios días hasta que el jueves, cuando mi papá me fue a buscar al colegio, noté algo
en su cara. Pensé que el Chifu se había muerto y me dio tanta pena, pero cuando llegué a la
casa, abrí la puerta y mi mamá con mi hermanita tenían un tremendo escándalo. ¡Estaban
jugando con mi amigo! El Chifu me vio y salió corriendo. Saltó a mis brazos y me lamió toda
la cara. ¡Se movía en mis brazos como un tallarín recocido! ¡Fue tan emocionante! Ya estoy
imaginando todas las travesuras que haremos. ¡Parece que él también lo supiera, ya que pone
esa cara de loco!
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
EN LAS PROFUNDIDADES
Juliana Antonia del Río Burgos
12 años
Arauco
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
O
—¡ tra vez! ¡Otra vez! —gritaban los hombres y mujeres que se hallaban junto a los
niños.
Ella sólo deseaba regresar a aquellos días en los que paseaba por las orillas del lago junto a
su tía, pero eso no se podía. Su tía estaba muerta desde hacía unos meses. La había dejado
sola. Ahora quedaba ella y moriría ahogada en el lago Lanallwe.
Ella caminaba cada mañana hasta el otro lado del lago para buscar las plantas que le
facilitaban curar. Esa era su pasión: hacer de la naturaleza su salvación, utilizar lo que esta
le entregaba.
Una mañana la descubrieron y la noticia recorrió el pueblo de los alrededores del lago
Lanallwe.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
Ella conocía el lugar, sabía que aun se hallaba oculto de la civilización. Disfrutaba
observar las altas montañas inhabitadas y a la lejanía el lago, su lago.
—¡No sé si funcionará! ¡Es una bruja! —terminó de decir un hombre, antes de que ella
hablara.
—¡Por favor, por favor! —sollozaba ella—. ¡No soy una bruja, lo juro, tengan clemencia!
Quería salvar su vida, sin embargo, por la posición en la que la habían amarrado le era
imposible moverse un centímetro.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Tenía los labios amoratados, hacía minutos que había perdido el conocimiento.
Esta era la segunda persona a la cual no había podido curar… su tía había muerto sin
que ella pudiera hacer nada. Y tampoco había podido evitar que las aguas la dejaran sin
respiración.
Así terminaba de contar la historia el anciano a sus cinco nietos, quienes lo visitaban durante
aquel caluroso verano. Sin darse cuenta, había caído la noche, mientras que los niños habían
estado escuchando la interesante historia de su abuelo. La fogata se había apagado lentamente
con el escaso rocío que ya comenzaba a caer. Los cinco pequeños niños se fueron a dormir,
imaginándose otras muchas historias que seguramente habían sucedido en el lago que los
acompañaba con el vaivén de las aguas.
Luego de su muerte, la gente que la había visto morir creyó que era una bruja débil y por
eso había muerto, dejando así embrujado el lago, y cada muerte que ocurría dentro de las
aguas del lago fueron asociadas a su poder.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
UNA Victoria
VUELTA MUY LARGA
Lucila Cárdenas Aranda
13 años
Nacimiento
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Silbando una melodía que casi había olvidado, siguió la curva del camino. De repente, sintió
algo como una piedra impactando contra su muslo. Se sobresaltó, miró hacia abajo y observó
a su alrededor buscando al responsable y el objeto lanzado. No halló ninguno. Intentó ignorar
el incidente y continuó su marcha con un ligero mareo proveniente de la nada.
Allá estaba su casa de tejas y adobe. Le alegraba ver el lugar donde fue criado, pero
que tendría que dejar en algún momento para formar otra familia. Al llegar, el mareo se
había acrecentado, además de arderle la frente y sentir pequeños escalofríos recorriendo su
cuerpo. Quiso distraerse conversando con su padre o jugando con sus hermanos menores.
La temporada terminaba, algunos de los niños tendrían que volver a la escuela, los mayores se
esforzarían más, pero no les importaba, ellos tenían que estudiar.
Poco antes de comer, su madre lo llamó preocupada, le tocó el rostro y lo cuestionó por
su palidez, de la que no se había dado cuenta. Empezaba a sudar en frío, el mareo era más
intenso y percibía un pitido. Le fallaban poco a poco las piernas, sus ojos ardían, así que optó
por cerrarlos. Lo llamaban, escuchó que lo llamaban. Todo daba vueltas. Se hincó. Distintos
ecos chocaban contra su cabeza. Negro, todo se volvió negro. El dolor de un golpe seco contra
el suelo fue lo último que se hiló en sus pensamientos.
Rato después se encontraba recostado sobre una cama, cubierto de mantas y trapos húmedos.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
Lanzó un quejido, le molestaban esos paños cuando se sentía entumido. Parpadeó un par de
veces, solo podía balbucear y mover la punta de sus extremidades. Distinguía unas pocas luces
y dos figuras a sus lados. Toscamente se intentó levantar cuando se acercaba una tercera figura.
Las dos figuras lo retuvieron y empujaron contra la cama. Volvió a cerrar los ojos y perdió la
conciencia.
Pasó media semana. Ernesto tenía ligeros momentos de lucidez. Sus familiares permanecían
preocupados, atentos a cualquier mejoría o decaimiento. A la semana no tenían idea qué
hacer, ya que habían intentado con distintas hierbas y remedios. Semana y media. A pesar
de que nunca fue de esos muchachos enfermizos, seguía postrado, al menos ahora formaba
cortas frases para expresarse y tenía un mejor color. Eso duró poco. Una ajetreada mañana
volvió a recaer. Esto dejaba de ser un simple resfriado, algo más complejo lo aquejaba.
Un buen amigo se enteró del estado del joven y les sugirió llamar a un conocido suyo,
Marcos, del cual se rumoreaba que curaba ciertos males, pero a cierto costo no muy barato.
Los esposos poco a poco consideraron esa opción. Costaba lo mismo que recurrir un médico
y era mucho más cercano. Buscaron al supuesto curandero.
Fue un viaje de medio día. Don Eugenio Villalobos, tal vez, tuvo suerte al encontrarlo en su
casa. Conversaron un cuarto de hora y llegaron a un trato. Se iba con él a sanar a su hijo ese
mismo día, pero por ser tan repentino le costaría un poco más. Aceptó dudoso la oferta. Otro
medio día de viaje. Llegaron al anochecer. Le prepararon un lugar para dormir al invitado y
comida para que al otro día pudiera trabajar.
A la mañana siguiente, entraba a la habitación del enfermo. Les ordenó a los familiares que
se retiraran para iniciar. Ya todos estando fuera y Marta, la madre, escuchando a través de la
puerta, el extraño destapó al joven y lo recostó boca abajo. Le quitó la camiseta y una a una
fue contando sus vertebras. Después de eso murmuró un Ave María y le dio un estirón tan
fuerte a su columna que la hizo tronar completamente. Lo vistió y volvió a taparlo. Estaba
hecho.
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Al salir cobró el dinero que contó minuciosamente y pidió que lo fueran a dejar a una casa
Cinco días pasaron lentamente, cinco días sin una mejoría. Al contrario, empeoró. Eugenio
se sentía culpable, le había asegurado que en tres días estaría como nuevo y no pasaba nada.
Él había traído a un desconocido a comer en su mesa, dormir en una de sus camas y sacarle el
dinero de los bolsillos. A veces, se sentaba cerca de la cama de su hijo y lo observaba respirar
débilmente, tan tranquilo.
Marta no se quedaría de brazos cruzados. No, señor. «Si mi marido se rinde, yo no», pensaba
decidida recordando distintos ungüentos que su abuela le había enseñado a hacer de niña. No
distinguía las recetas en el interior de su mente, pero sí un suceso parecido al de su hijo, solo
que hace mucho que no se hacían brujerías por esos campos.
Necesitaba orina y agujas. Sin consultarle a nadie, si lo que iba a hacer era buena idea, buscó
tres agujas para estar segura y esperó pacientemente a que su hijo quisiera orinar para dejarlo
en una botella. Con los ingredientes solo debía depositar esos elementos de costura en el
líquido y dejarlo frente a su casa. Cuando ya anochecía, la botella fue abandonada frente a su
puerta y nadie, excepto ella, se dio cuenta.
Con la familia ya en pie, todos se quejaban de un fétido olor sin saber de dónde provenía.
También durante el desayuno. Solo se dieron cuenta cuando los primeros que salían a hacer
sus labores diarias encontraron el origen en la entrada del hogar. Doña Marta confesó que
ella lo había hecho, recibiendo miradas de desaprobación y una reprimenda por parte de su
pareja.
El olor tardó varios días en irse y al desaparecer este, Ernesto volvió a trabajar, alegre y
vigoroso, como era normalmente. Se recuperó de manera tan misteriosa a cómo se enfermó:
como por arte de magia.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
EL Josué
ORIGEN DE LA CRUZ
Eduardo Adolfo Reydet Roldán
14 años
Villarrica
Primer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
El viaje de vuelta hacia mi pueblo de Licán Ray había sido largo y tedioso. Habíamos ido
a Temuco a buscar a mi abuelo Fito que estuvo internado en el Hospital Regional Hernán
Henríquez por un infarto que sufrió, al cual gracias a Dios, sobrevivió. Cuando íbamos
entrando a nuestro pueblo, yo dije: “¡Al fin se ve la cruz!”. Mi abuelo se acomodó en el asiento
y luego me dijo: “¡La Cruz de Licán! ¡Una gran historia para contar!”. Luego, mirándome con
esos ojos cansados, ya de tanto mirar, me preguntó: “¿Te gustaría escucharla?”. La verdad, yo
le hubiera dicho que no, pero luego recordé que había estado a punto de dejar este mundo,
además de la pena que sentí ese día. Entonces le respondí: “Llegando a la casa, tata, con una
agüita calentita, soy todo oídos”.
Mi lala Elda le tenía su cama lista, con su guatero regalón. Y ahí me instalé, a su lado, en esa
cama antigua que siempre me pareció tan grande y que ahora ya no lo era tanto. Con su voz
grave y pausada, comenzó a relatar la historia.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
Cuando se fundó nuestro pueblo, sus primeros habitantes, entre ellos tus bisabuelos,
tuvieron que afrontar grandes inundaciones y salidas del lago Calafquén que provocaban
desgracias, como llevarse los animales, las precarias casas y más de una vez lamentablemente,
vidas humanas. Cada vez que pasaba una catástrofe, los vecinos se ayudaban unos a otros
para poner el pueblo en pie y finalmente se reunían en la entrada del pueblo a rogar a
Dios que no los volviera a castigar de esa forma. Lamentablemente, volvía cada invierno a
suceder y con peores consecuencias. La última gran inundación se llevó una familia completa.
Esa vez, estuvieron reunidos rezando novenas y rosarios, arrodillados hasta que sus rodillas
sangraban, elevando ruegos y clamando al buen Dios. De pronto, el cielo pasó de un gris
oscuro a un azul profundo, sin ninguna nube en el cielo, más no llovió durante todo ese mes
de julio. Los lugareños lo tomaron como una señal divina. Entre tantas propuestas de altar
y agradecimientos, la idea de levantar una cruz en la entrada del pueblo, salió triunfadora.
Ese mismo día comenzaron a buscar madera de pellín. Luego, erigieron la cruz con sus
propias manos, a pesar de su cansancio. Desde ese resto de invierno y los venideros, no volvió
a inundarse ni a salirse el lago. La cruz sería el símbolo de la fe de sus habitantes.
Cuando mi abuelo Fito terminó su relato, estaba con su mirada perdida, como reviviendo
esos momentos. Me daba pena interrumpirlo, pero le dije:
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
—Tata, qué increíble que un trozo de madera signifique tanto. Pero obviamente, ¿la cruz
original ya fue reemplazada varias veces? ¿Verdad, tata?
—Claro que sí, pero cada vez se elegía una madera noble y se reponía al instante. ¿No ve
que podía volver la maldición? —Luego miró hacia la puerta y me dijo bajito—: M' hijo,
mire en mi velador. Hay una cajita, sáquela. —Le hice caso y miré en su interior, había un
trozo de madera rojiza.
Mi tata me dijo:
—Es de la cruz original. Se la regalo, cuídela y no olvide esta historia. —Luego cerró sus
ojos y se durmió.
Salí de su pieza en silencio y con el regalo apretado en mi mano. Desde ahora en adelante,
la llegada a mi pueblo ya no será la misma. Ahora sé que esa cruz está ahí más que de adorno,
y que entre mis manos tengo un trozo de esa historia.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
LA USURPACIÓN DE UN HOGAR
Matías Gonzalo Quiriban Huentecura
11 años
Padre Las Casas
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
E sta historia ocurrió en Unión Campesina, un lof mapuche ubicado en la región de la
18
Araucanía perteneciente a la comuna de Lautaro, un sector rural habitado por varias familias
optimistas y trabajadoras que enfrentan el día a día con mucho newen19 cuidando de sus
rebaños de ovejas del nahuel20, un depredador que bajó a las tierras planas en busca de
comida, porque el verano pasado incendiaron el bosque donde habitaba y la comida del león
desapareció o los animales que cazaba estaban muy escasos. Las familias, preocupadas por sus
ovejas, fueron al bosque en busca del nahuel.
18
Lof: forma básica de organización social del pueblo mapuche (nota del editor).
19
Newen: energía en lengua mapudungun (nota del editor).
20
Nahuel: tigre en lengua mapudungun (nota del editor).
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
A la mañana siguiente, siguió su rumbo a casa muy hambriento y sediento. Buscó algo
para hidratarse y nutrirse. Miró a su alrededor: había arbustos nativos y unos pelos. Pensó
un rato y luego creó una trampa para cazar un chancho jabalí. Cuando perdió la esperanza
de poder comer: ¡Un milagro! Atrapó uno. Cuando llevaba la mitad de una presa cocinada
se le apareció nahuel. Muy asustado le dio la mitad de la carne del chancho jabalí, pero antes
hizo un ilellipun21 rogándole a Chaw Ngecheng22 que lo protegiera de todo lo malo. Nahuel
contempló la rogativa de Segundo y se marchó muy tranquilo, comprendiendo que era un
momento espiritual.
21
Ilellipun: oración en lengua mapudungun (nota del editor).
22
Chaw Ngencheng: dios mapuche (nota del editor).
23
Gürü: zorro en mapudungun (nota del editor).
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
El gürü se marchó con mucha rabia y corrió a otras praderas en busca de comida. Segundo,
muy agradecido con nahuel, comprendió que él no tenía la culpa de comer sus ovejas, sino
los winkas24 que quemaron su hogar, dejándolo sin alimento. Nahuel se marchó lentamente,
pero antes cazó un conejo y se lo entregó a Segundo.
Mientras tanto, Francisca pidió a otras familias que la ayudaran a buscar a su querido esposo
Segundo. Todos empezaron la búsqueda por el inmenso bosque. Cuando, Segundo terminó
de comer, siguió su camino rumbo a casa. Llegó al anochecer, estaba muy cansado y extasiado,
porque había vivido una experiencia muy gratificante que enriqueció y fortaleció su espíritu.
Él comenzaba una nueva vida, siendo ahora un nuevo hombre de la tierra, comprobando que
era un miembro más del itrofil mongen25.
24
Winkas: término en lengua mapudungun para referirse a las personas ajenas a la comunidad (nota del editor).
25
Itrofil mongen: cadena de vida del mundo mapuche (nota del autor).
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
ELKyharaNIÑO CULEBRÓN
Dennis Nahuel Queupumil
10 años
Padre Las Casas
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
Hace muchos años atrás, había un matrimonio que tenía un hijo enfermo, ya que no podía
caminar. No tenía movimiento en las piernas ni en los brazos. La familia vivía en una ruka26
muy humilde. El matrimonio trabajaba muy duro para poder alimentar a su hijo, ya que en
esos tiempos la pobreza era muy grande. Los padres salían temprano a trabajar y entonces la
mamá del niño dejaba la comida en una ollita de fierro bien arriba para que no pudieran entrar
los gatos y los perros. Pero inexplicablemente, cada vez que llegaban en la tarde, bajaban la
ollita y no encontraban nada y no se podían explicar por qué pasaba eso. Y así muchas veces,
ocurrió lo mismo hasta que un día los padres del niño hicieron como que se iban a trabajar,
pero en realidad se devolvieron a la casa para averiguar quién estaba comiéndose la comida.
Fue tan sorprendente lo que estaban viendo, que quedaron inmovilizados: el niño que no se
podía mover, y que estaba en una silla de ruedas, empezó a estirarse como una culebra y se
comía la comida.
Entonces los padres con gran tristeza pensaron y concluyeron que, el niño era hijo de un
weza püllü27. Se miraron a los ojos y con dolor tuvieron que tomar una decisión: empezaron
a sacar todas las cosas que más les servían y dejaron la casa sola con el niño. Él le pregunto
a su mamá, por qué estaban sacando todas las cosas y ella le dijo, que solo era para limpiar
la casa. Luego, cerraron la casa con el niño dentro y le prendieron fuego a la casa por todas
las orillas. Toda la casa ardía en llamas y el niño se estiró tanto que sobrepasó las llamas.
Los padres asustados comenzaron a hacer un ilellipun28 y pronto el culebrón se reventó. Los
padres sintieron gran tristeza al ver lo que le hicieron al niño, pero esa misma noche el padre
tuvo un kiñe peuma29 y se le reveló que el niño culebrón nunca fue humano, sólo un mal
espíritu que se aprovechó de su humilde generosidad.
26
Ruka: vivienda en lengua mapudungun (nota del editor).
27
Weza püllü: espíritu malo en lengua mapudungun (nota del autor).
28
Ilellipun: oración en lengua mapudungun (nota del autor).
29
Kiñe peuma: sueño en lengua mapudungun (nota del autor).
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
6 años
Temuco
Mención especial del jurado
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE LA ARAUCANÍA
Mi prima Sayen me contó que una buja (bruja), que tenía mucha ambe (hambre) y fue al
jarrín (jardín) a comerse las marzanas (manzanas) del árbol. Cuando la vieron volando, Sayen
gritó: “¡La buja! ¡la buja!… ¡ahí viene la buja chascona!” y gritaba: “¡Buaaaa!”. Ella asustada
collió (corrió) acostarse en su cama con fío (frío) y llamó a su mamá y le contó de la buja. Al
día siguiente, encontraron cáscaras y corontas de manzanas botadas bajo el árbol. Sayen muy
asustada le dejó una pineta (peineta) para que se peine y no la asuste por la ventana, porque
a ella no le buta (gusta) y así ella no se volvería a asustar… ¡Jaaamach! (jamás). Aquí, en el
campo de labancha (labranza).
Cuando yo fui a su casa Sayén me dijo: “Pima (prima). Mira… hay muchas manzanas
botadas en el jarrín. No aquí la buja. Solo encontramos su escoba. Siempre miramos bajo los
árboles si ella se está peinando para no ser tan chascona y no nos asuste”.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
10 años
Paillaco
Primer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Una mañana mi mamá despertó porque los perros estaban ladrando y escuchó un ruido
extraño, despertó al papá para explicarle lo que había escuchado, pero no pudo explicar,
porque era un alarido que nunca había escuchado. No era ningún ave, ni zorro, ni puma,
ni jabalí, pero a la hora siguiente todos despertamos y escuchamos el ruido misterioso. Nos
levantamos inmediatamente para ver qué era y en un rincón de la chimenea por fuera de
la casa, los perros tenían acorralado algo misterioso. Era un animalito del porte de un gato
mediano, con un color negro y con el pelaje muy brillante. Al verlo, mi papá dijo que era un
visón y que había que llevarlo al SAG30. Entonces, mi papá fue a buscar una jaula de conejo,
una varilla y un alambre para atrapar al visón. Con mi hermano mirábamos por la ventana
cómo mi papá hacia mil maniobras para atraparlo, hasta que logro hacer un pequeño bozal
y lo atrapó, mientras mi mamá supervisaba la operación aún en pijamas, chalitas, y con su
mejor arma: el escobillón.
30
SAG: Servicio Agrícola Ganadero (nota del editor).
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Lo difícil fue que debíamos salir de vacaciones por esos días y mientras viajábamos, mi mamá
tuvo que ponerse vacunas para la rabia en los hospitales de Paillaco, Cunco y Lonquimay.
Afortunadamente, no se le infectó y lo pasamos muy bien conociendo lugares de nuestro sur,
pero nunca olvidaremos el día en que un visón mordió a mi mamá.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
12 años
Valdivia
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
La madre de mi abuelito y sus hermanos mayores llevaron, con mucha dificultad, a los más
pequeños al patio, en el cual había unos árboles en cuyas ramas se sujetaron, observando
cómo el agua de los pozos se elevaba alrededor de un metro y se abría la tierra en surcos a
grandes distancias. La tierra se ondulaba como verdaderas olas de un golfo, se escuchaban los
gritos desesperados de la gente, las casas crujían sacándolas de sus bases e inclinándolas. Él y
su familia vivían cerca del borde costero, lo que les permitió observar cómo el agua de mar
fue saliendo del estuario, quedando prácticamente toda la playa seca.
Mi abuelito recuerda este gran movimiento telúrico que duró varios minutos. En ese
momento, llegó mi bisabuelo, quien de inmediato tomó el control de la situación, llevándolos
lejos del borde costero y trasladándolos a la parte alta de Quellón, donde se refugiaron en un
galpón que era albergue de los animales, encontrándose allí con otras familias. Desde la parte
alta, se podía mirar cómo una gran ola ingresaba al pueblo arrasando con todo a su paso,
incluso llevándose casas completas.
También recuerda que un hombre ebrio no dejó salir a su familia al cerro, y gritaba “¡¡¡Que
se vengan todos los diablos abajo!!!”. Cuando subió el mar, la casa de este hombre y su familia
quedó bajo el agua. Solo se veía el entretecho donde estaban sus hijos, su esposa y él. Al bajar
el mar, mi bisabuelo y dos personas más, portando faroles, fueron a rescatarlos.
Según, lo que mi abuelo recuerda, estuvieron en aquel galpón alrededor de un mes, debido
a que las réplicas post terremoto continuaban y eran muy fuertes. Finalmente, volvieron poco
a poco a la normalidad y las familias fueron regresando a sus casas. El trauma fue tan grande
que hasta ahora, mi abuelito recuerda lo que ocurrió aquel día 22 de mayo de 1960.
Al día de hoy, mi abuelo tiene 63 años, y esta es una de sus tantas historias de vida.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
EL CAMINO DEConstanza
UNABelénPEQUEÑA CURANDERA
Medina Reyes
13 años
Lago Ranco
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
El matrimonio decidió viajar a un pueblo llamado Dalcahue, donde vivía la abuela materna
de Rayen. En su niñez, tenía muchos sueños paranormales que nadie podía entender, por
eso hicieron tal viaje para poder preguntarle a la abuela que tenía mucho kimün31 en estos
temas. También pedían una respuesta de por qué su hija se enfermaba tanto. La abuela les dijo
que todos los síntomas, sueños e intuiciones que le sucedían eran solo por una cosa: ella se
31
Kimün: conocimiento en lengua mapudungun (nota del autor).
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
convertiría en una gran machi curandera al cumplir su mayoría de edad, porque había nacido
con un don. Los padres quedaron sorprendidos por tal respuesta, pero asintieron. Entonces,
decidieron que Rayen se quedara un tiempo con su abuela, pues ella conocía al machi mayor
de aquella isla con el que la llevaría a pasar un tiempo para aprender más sobre la sanación, a
través de hierbas medicinales, entre otras cosas.
Tiempo después, la niña volvió ya teniendo mucho conocimiento. Ella estaba muy feliz,
porque iba poder ayudar y sanar a las persona de su sector, en este caso Las Quemas, donde
vivía humildemente junto a sus padres.
Cuando la niña cumplió la mayoría de edad, se dedicó a ser machi. Tal información se
expandió por todo el sector y ciudades cercanas. La gente llevaba a casi toda su familia para
que Rayen los sanara. Ella sabiendo el pasado de sus padres, evitó juzgar cómo la gente
los trataba, negándoles el trabajo y la ayuda cuando más lo necesitaban. Aun así decidió
ayudarlos, porque la personalidad de una machi es única, ya que el piwke32 es bondadoso y
no rencoroso.
32
Piwke: corazón en lengua mapudungun (nota del autor).
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Rayen, con cada experiencia que tuvo que vivir, entendió que uno, aun pensando que lo
sabe y que lo tiene todo, en realidad no es así. Cada día, se aprende algo nuevo. Supo que la
humildad es la sabiduría de lo que somos, y que valorar lo que tienes, significa aprender a ver
aquellos momentos que no podrías comprar ni con un diamante. Y así fue cómo Rayen logró
ser la mujer más querida y respetada por sus visitantes y vecinos del sector Las Quemas.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
11 años
Quinchao
Primer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
S e cuenta por ahí que los lobos de mar son sagrados, no se deben molestar ni mucho menos
Rosita y Marcela son amigas hace muchos años. Viven en una isla pequeña al sur de Chiloé.
Desde niñas se lo pasaron haciendo travesuras, y a veces, maldades que las guardaron en
secreto para toda su vida. Un día, ya adultas, estaban mariscando en la orilla de la playa
cuando vieron a un lobo de mar muy cerca. Pensaron que quizás, podían conseguir un poco
de su aceite. Dicen por ahí, que es muy bueno para los dolores del cuerpo, casi milagroso,
pero para eso debían matarlo.
Hay que reconocer, que ellas sintieron un poco de pena al momento de sacrificar al lobo
para conseguir su aceite, pero estaban seguras que quizás algún día necesitarían de la famosa
emulsión. Pero tuvieron para ellas, una desagradable sorpresa: el lobo que mataron no tenía
nada de grasa. Después de pensar mucho rato en lo que estaba sucediendo creyeron que lo
mejor era devolverlo al mar, y cada una volvió a su casa con mucha normalidad.
Al día siguiente, las chicas se juntaron para viajar a otra isla. Iban a visitar a una amiga de la
infancia. Era un día de mucho sol y el mar estaba muy calmo. Juntas creyeron que era un buen
día para embarcarse en el bote a remo, pero nunca llegaron a destino. Su amiga las esperó en la
rampa hasta que se entumió de frío y oscureció, pero ni Rosita ni Marcela regresaron a su isla.
Misteriosamente habían desaparecido. Pero hay una persona que se encontraba trabajando en
la playa, donde se embarcaron, y comentó que cuando ya no las veía, cuando iban bien lejos
y solo se divisaba un bulto flotando en el mar, aparecieron un montón de pájaros que volaban
sobre ellas y se acercaron tanto, que las chicas ya no se vieron, ni siquiera el bote.
Se dice que cuando un lobo de mar no da aceite es, porque es una persona que convertida
en un cuerpo de animal marino es condenada a vivir así por el resto de la vida, y que ese lobo
específicamente era un marinero del barco más famoso de Chiloé: el Caleuche. Es por eso,
que se dice que las chicas desaparecieron, porque el Caleuche se las llevó en lugar del lobo que
mataron, ya que todo animal del mar se respeta.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
9 años
Quinchao
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Al pasar los meses y después de mucho trabajo, llegó el día de cosechar las tan esperadas papas,
que le servirían a la familia para guardar y alimentarse durante el invierno. Los trabajadores
que fueron a sacar las papas se sorprendieron cuando al empezar abrir las melgas, se dieron
cuenta que empezaban a salir puras piedras de diferentes tamaños. Abrieron una melga tras
otra, y una y otra vez salían piedras. El dueño de la siembra se acordó de inmediato de la
broma que le habían jugado al viajero y se dio cuenta, que era brujo y que por tal mentira les
había ocurrido esta desgracia.
El hombre pasó el año entero comprando papas para poder mantener a su familia y para la
siguiente siembra, con mucho entusiasmo volvió a sembrar confiando que esta vez, no tendría
mala suerte. Sin embargo, año tras año siguió ocurriendo lo mismo: cosechaba puras piedras
y sin ya nada más qué hacer, tuvieron que vender todas sus tierras, porque ya no eran fértiles.
Se cambiaron de isla y compraron nuevas tierras, eso sí les dejaron advertido a sus vecinos
que si veían algún viajero desconocido, tuvieran mucho cuidado sobre lo que hablaran con
él, porque era un brujo.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
ELSebastián
BOTE EMBRUJADO
Alejandro Kachele Aguilera
12 años
Dalcahue
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Mi abuelo me dijo, que el bote tenía más de cien años, que había pertenecido al señor
Ángel Muñoz, quien según los rumores, decían que tenía fama de ser brujo. El bote se había
construido en 1899, el año en que el padre y la madre de don Ángel perecieron a causa de
un hundimiento en el mar. Desde ahí se encendieron los rumores, pero nadie pensó que dos
meses después fallecería don Ángel en medio del mar, a causa de una tormenta. Pero todos
dicen que fue un plan diseñado por don Ángel para mejorar sus poderes y peculiaridades
hechiceras.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Sucedió que después de que el hombre vendiera sus colecciones, un carpintero cuya fama era
reconocida por ser un gran fabricante de botes y lanchas, compró el bote e intentó repararlo,
pero grande fue su sorpresa cuando al intentar sacar los clavos, el martillo no pudo más y se
rompió. El hombre atemorizado les contó la situación a sus amigos quienes lo aconsejaron
que se deshiciera de él inmediatamente, pero el hombre no hizo caso, y a la mañana siguiente
estaba en su taller en medio del aserrín y la madera. Su cuerpo estaba enterrado en medio de
las herramientas con un papel en la mano que decía: “GABRIEL”.
Los amigos del hombre descubrieron la historia del bote y de su antiguo propietario
Gabriel Muñoz, el cual había fallecido noventa años atrás. Los hombres comprendieron en
ese instante, que el bote estaba embrujado y de inmediato se desprendieron de él dejándolo
abandonado en la larga orilla del canal de Chacao.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
9 años
Fresia
Mención especial del jurado
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Esta papa fue más que una superhéroe, ya que quiso viajar sin saber que el destino la iba a
hacer grande. Esta heroína tenía trajes de distintos colores y ojos muy profundos. Nació en
un lugar lleno de magia llamado Chiloé, que es una isla, y ella quería saber que había, más
allá del horizonte. Se imaginaba qué allá lejos había un mundo grande y lleno de aventuras.
Un día, la papa preparó su maleta con sus trajes de los colores más hermosos que tenía y se
embarcó en un barco llegando a Europa, pero para su sorpresa no había aventuras que vivir,
sino gente que moría de hambre. Entonces, la papa tomó la decisión de ayudar y comenzó a
multiplicarse, pero como provenía del Nuevo Mundo, la gente desconfiaba de ella. La veían
fea y deforme. No sabían que en su interior había un amor infinito en nutrientes. Finalmente,
la papa fue aceptada y hasta los reyes la adoraron. Pasaron los años y la papa volvió a casa.
Toda su familia la esperaba y con alegría les contó, cómo salvó a Europa del hambre.
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C O N C U R S O H I S TO R I A S D E N U ES T R A T I E R R A
ELBeatriz
CABALLO NEGRO
Helena Arregui Contreras
13 años
Aysén
Primer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE AYSÉN
Era el primer día de clases. Había empezado un nuevo año en la cuidad de Aysén. Tenían
horarios distintos en el colegio y había llegado alguien nuevo a mi curso. En realidad, no
le presté mucha atención, ya que creí que era como cualquier otro chico. Ni siquiera me
molesté en saber su nombre. Luego de una semana, el profesor jefe cambió de puesto a cada
uno de mis compañeros. Me sentaron al lado de una amiga, y luego, me fijé de que en el
puesto de adelante estaba el recién llegado. En cuanto lo vi de cerca, me di cuenta de que
era completamente diferente a lo que yo pensaba. Tenía una piel tan blanca que hacía que su
cabello y sus ojos color azabache, resaltaran más en su rostro. También me di cuenta, de que
no le importaba lo que el resto pensara de él. Cuando se le metía algo en la cabeza, no había
nadie que lo frenara. Él era completamente distinto a lo común, al colegio, al resto de los
alumnos y a cualquier joven que hubiera conocido.
Un día, después de una extensa jornada de clases, en la tarde me tocó cuidar a mis dos
hermanos menores, ya que mis papás seguían trabajando y mi hermana mayor había salido
a la casa de una de sus amigas. Así que yo, tuve que encargarme de ellos. No tenía nada qué
hacer, pues mis dos familiares estaban tranquilos viendo la televisión, así que me senté en
un sillón que quedaba junto a la ventana y que tenía vista a la calle de mi barrio. Me quedé
mirando por la ventana, hasta que desvié la vista para fijarme en la hora que marcaba mi
teléfono. Eran las 17:23. Antes de volver a dejar mi celular en su lugar, comencé a escuchar
unos pasos que llamaron mi atención, unos pasos que iban acercándose desde lo lejos. Por
unos segundos, creí que eran los tacos de una mujer, pero descarté esa idea al darme cuenta de
que estos eran más pesados que los de una persona. Cuando las pisadas estuvieron cerca, miré
en dirección hacia el lugar desde donde provenían aquellos extraños pasos. Era un caballo, un
caballo pasando completamente solo por la calle. Era negro, un color tan negro, que por ser el
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE AYSÉN
atardecer, se llegaban a ver leves destellos azulados. La única parte de su cuerpo que no tenía
este tono era su frente, la cual tenía una mancha muy blanca. Cuando lo vi, sentí que algo
en este animal me resultaba diferente, pero familiar, sin tener en cuenta de que estaba solo.
No había ningún perro ladrando, no había nadie tras él, ni siquiera llevaba una montura.
Comencé a mirar a los alrededores para ver si había alguna persona que lo frenara, pero no,
nadie estaba ahí para detenerlo.
Cuando llegó el resto de mis familiares, les conté lo sucedido, pero nadie le dio tanta
importancia, como yo se la di. Esa noche me sentí intranquila, como si lo sucedido tuviera
un significado que no podía comprender, pero en el fondo sabía que era importante y que no
lo podía dejar pasar.
Al día siguiente, noté que el puesto de adelante estaba vacío. Por supuesto, a nadie pareció
llamarle la atención, pero yo sentía que algo andaba mal. Comenzó a estar vacío por casi una
semana, hasta que un día, el director del colegio nos informó que lamentablemente, nuestro
nuevo compañero había desaparecido hace un tiempo, y que no habían encontrado ni un
rastro de él.
Desde este hecho, a veces en la noche me despierto al escuchar pasos de caballo que vienen
desde afuera, pero al mirar por la ventana, me doy cuenta de que simplemente es la brisa y la
oscuridad de la noche patagónica.
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ME LOEnteCONTÓ MI ABUELITO
Noemí Cárcamo Antivero
14 años
Coyhaique
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE AYSÉN
Un matrimonio de ancianos tuvo tres hijas hermosas. Ellas, ya crecidas, adoraban a sus padres
con su vida. Vivieron en el campo muchas cosas y pocas veces se separaban. La anciana tenía
setenta y ocho años, y él, ochenta y uno, llevando tras de sí cuarenta y tres años de amor
incondicional. Un día, la anciana falleció, a los tres meses desde que le detectaran un dolor
en su cabeza. Tumor cerebral. Tres años pasaron. El abuelito, ya tranquilo, tomando mate,
esperaba a sus nietos para contarles cómo conoció a su abuela. Frente a sí, les dijo:
Con su abuela nos conocimos en la bahía Acantilada. Un lugar precioso, lleno de arrayanes
y picos montañosos cubiertos de nieve. La vi de reojo y de inmediato llamó en mí una
atención especial, que no supe interpretar. En un momento cruzamos nuestras miradas en
la arena y contemplamos el final de la bahía como si nos conociéramos desde siempre, en
silencio. Era tan hermosa que sus ojos brillaban como un diamante. Me acerqué a ella y
le dije, que era bella como esta lluvia y ella me respondió, con una sonrisa que no olvidaré
jamás. Pasaron los días, y me la empecé a encontrar en muchas partes, como si el destino
forzara a que nos conociéramos más. Pasaron los meses y le pregunté si quería ser mi novia.
Pasaron cinco años y me atreví a preguntarle, si quería ser mi compañera de vida.
Así fue que el abuelo contó a sus nietos, esta sencilla historia con su abuela. Más tarde,
nuevamente solo, tomó una mochila, algunos víveres y emprendió un viaje. Pasaron los días
y la región de Aysén le abría sus amplios cielos. Rumbo: Puerto Aysén. Cruzó Puerto Cisnes
y Coyhaique. El frío caló sus huesos cuando llegó. Caminó lentamente largos pasos y miró al
infinito a través de las montañas y la nieve.
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DUENVERDES
Alejandra Tamara Troncoso Barría
9 años
Coyhaique
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE AYSÉN
Había una vez, en una noche fría, en una cabaña aislada, en un bosque, en la que la chimenea
se estaba apagando. Un abuelito llamado Lupe, se levantó de su silla, se abrigó y salió con
un hacha a buscar leña. Al regresar, se escuchaba cómo el viento soplaba contra las ventanas.
Echó más leña a su fuego y se sentó. Ya cuando se estaba durmiendo escuchó unos pasitos al
frente de él. Entonces, se levantó para ver qué era, y detrás, pasaron cuatro duendes verdes
que salieron corriendo al bosque. El abuelito asombrado se recostó y sin tomarle atención, se
acomodó y cayó en un profundo sueño.
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LAMatilda
LUPA MÁGICA
Leonor Jara Montiel
8 años
Coyhaique
Mención especial del jurado
REGIÓN DE AYSÉN
Había una vez, una niña que nació en el año 2010. Ahora tiene ocho años y su cumpleaños
fue el otro día. Le regalaron una lupa y otras cosas, pero en realidad lo que más le gustó fue
la lupa, porque le gustaba salir por el campo a observar la naturaleza. Un día, su mamá le
dijo, que no podía salir, porque iba a llover y se podía enfermar, pero como esta niña era muy
curiosa, esperó a que dejara de llover tan fuerte y decidió salir a probar su lupa. Encontró
muchos insectos, saltamontes, chinitas y gusanos, muchos de los cuales no sabía su nombre.
De repente, un reflejo multicolor apareció en su lupa. La niña observó con cuidado y se dio
cuenta que era el reflejo de un hermoso arcoíris. Movió la lupa y vio que el arcoíris seguía
ahí. Era una lupa mágica… movía la lupa y veía diferentes partes del arcoíris… era una lupa
genial, cada vez que la movía aparecía algo extraordinario.
Luego de un rato, puso la lupa justo enfrente de su cara y un reflejo de luz la atrapó y
quedó dentro del mundo de la lupa. Ella pensó que sería un mundo gigante… ya que las
lupas agrandan las cosas… pero era un lugar que se deformaba al caminar. Eso suena raro,
pero cuando la niña daba unos pasos, lo que dejaba atrás se achicaba y lo que tenía enfrente
aumentaba de tamaño. Así, cada vez que avanzaba, las cosas a su alrededor aumentaban de
tamaño. Estaba muy entretenida mirando cómo las cosas parecían moverse al cambiar su
aspecto, y lo vio justo enfrente: el arcoíris más colorido y extraordinario del universo. Era tan
extraordinario que tenía principio y fin… La niña podía saltar de color en color y cada color
tenía una nota musical. Podía hacer canciones como “Cumpleaños Feliz” y “La Vaca Lola”,
pero si hacia “Cumpleaños Feliz”… aparecía una torta y todo…
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE AYSÉN
Luego, descubrió que se podía lanzar como en un tobogán por todo el arcoíris y lo mejor
de todo era que aterrizaba en un tesoro maravilloso: ¡Algodón de azúcar!
Por un momento, pensó que eso era demasiado extraño, y que tal vez, estaba soñando…
Trató de despertar y nada… no podía. Luego, se pellizcó para ver si le dolía y sí. Se había
apretado fuerte y se le salió un grito. Hasta ese momento, no había pensado que en ese lugar
tan especial, podría vivir alguien muy especial. Y ahí estaba, un duende… un poco feito, pero
duende al fin. Le contó que esa era otra dimensión y que la entrada a ese lugar era la lupa.
El problema era que no sabía cómo salir de ahí y sus papás se preocuparían mucho, si no la
veían pronto. Recordó el algodón de azúcar y pensó que tal vez, la clave de todo estaba en el
arcoíris. El duende la acompañó para saber cómo salir al mundo de la niña… Era un duende
bueno, así es que la niña no tenía problema en que la visitara.
Pasaron por todos los colores del arcoíris y tocaron todas las melodías que recordaron. Fue
una búsqueda muy divertida. Luego, decidieron tomarse de las manos y lanzarse al otro lado
del arcoíris donde supuestamente estaba el principio, porque el algodón de azúcar era el final.
Se lanzaron de la mano y al llegar al suelo cerraron los ojos. Al abrirlos, aparecieron detrás de
un árbol cerca de la casa de la niña.
El duende quiso volver de inmediato a su hogar, porque era la hora de la comida… pero la
niña, prometió volver más tarde, ya que sabía cómo ir y regresar de ese extraordinario lugar.
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HISTORIA SELKNAM
Pedro Bastián Torres Rudolph
14 años
Porvenir
Segundo lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE MAGALLANES
Hace unos años atrás, cuando tenía entre trece o catorce años, mi abuelo me contó una
historia de cuándo y cómo nace nuestra hermosa y bonita isla de Tierra del Fuego. Me dijo,
que existían unas personas llamadas selknam que tenían que sobrevivir por cada uno o en
grupo. Tenían una vestimenta que estaba hecha con piel de guanaco, un animal de la isla
y se pintaban los cuerpos con los colores blanco, rojo y negro. Usaban arcos y flechas para
cazarlos. Un día un selknam llamado Kotaix que andaba explorando el cordón Baquedano
vio a un zorro. Kotaix sentía que se estaba comunicando con el zorro, pero el animal
salió corriendo y Kotaix lo siguió hasta llegar a un arbusto medio raro, que tenía pelotitas
colgando en alto y parecía que alguien las había intentado sacar. Había sido el zorro,
obviamente. Kotaix le ayudó a sacar unas cuantas pelotitas, ya que el zorro no podía llegar
y las demás, se las llevo para él y sus compañeros. Cuando llegó donde sus compañeros les
pasó las pelotitas y un niño, como de siete años, exclamó: “¡Calafate!”. Y ese nombre, les
pusieron a las bayas.
Un día fueron en grupo a una cueva y Kotaix agarró una piedra y se le cayó al suelo y
salió una chispa. Ahí, Kotaix quedó impresionado y dijo que, había visto una luz. Luego,
lo hizo otra vez, pero con dos piedras y con más fuerza y se prendió una llama. ¡Era fuego!
Se lo mostró a todos los selknam y la llama los calentaba y les daba luz. Así nuestra isla fue
llamada Tierra del Fuego. Porque de esa forma descubrieron el fuego.
En este presente, no existe ningún selknam, ya que fueron exterminados por los estancieros.
También los torturaron en la isla Dawson que está cerca de Tierra del Fuego, en Porvenir.
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12 años
Timaukel
Tercer lugar regional
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
REGIÓN DE MAGALLANES
E n un lugar llamado el bosque Tereaike, el motoquero campero llamado Germán salió a la
caza del chancho salvaje. Germán dijo:
—CORREEEEEEE.
Y detrás de él salieron corriendo un montón de chanchos salvajes por otro lado. Germán
gritó:
Dijo, el guanaquero:
—Sí. Es que a uno le erró mi lanza cuando los estaba cazando y vieron a mi guanaco.
Entonces, me empezaron a seguir y hasta aquí llegué. ¡Oh, qué mal educado que soy! Mi
nombre es Simón y mi guanaco Chorico.
Germán, le dijo:
Simón, le dijo:
—Bueno, che.
Ahí, el guanaquero y el motoquero campero fueron a cazar a todos esos chanchos que ya
estaban durmiendo por otra parte. Entonces, Germán y Simón los despertaron. Con un
disparo del rifle de Germán alcanzaron a cazar cinco chanchos y un lechón que se lo dejaron
de mascota.
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Después, cuando se estaban devolviendo al puesto María para asar los chanchos, y ya estaban
llegando, a Germán se le descontroló la moto y sin querer atropelló al guanaco de Simón.
Entonces Simón gritó:
—¡¡¡No!!!
Cuando llegaron al puesto María se encontraron con dos puesteras. Una se llamaba Ignacia
y la otra, Valentina. Y entre las dos intentaron curar al guanaco Chorico. Cuando el guanaco
despertó, no recordaba ni quién era su dueño. Entonces pensó que la puestera Ignacia era
su dueña, porque la seguía a todos los lados y a donde podía, hasta cuando iban de caza de
chanchos.
Un día, la puestera Ignacia se aburrió de él. Entonces, Simón decidió llevarlo hasta Puerto
Yartour para poder curarlo, porque en ese lugar había unas medicinas especiales. Camino a
Puerto Yartour se encontraron con el lechón que estaba escondido. Detrás salieron cuatro
lechoncitos y detrás de los lechoncitos, salió la chancha viendo que no les pasara nada. En eso,
cuando iban todos juntos, se les cruzó un perro bagual. Por lo tanto, el chancho para salvar
a sus lechones, a su chancha y a su dueño, fue a atacar con su colmillo y el perro bagual. Lo
mordió en una pata, pero el chancho no se rindió. Siguió luchando con el perro bagual hasta
que el perro se cansó y se fue para que no lo mataran.
Después de esa aventura, Simón retoma su camino a Puerto Yartour. En eso, se encuentra
con Germán y se les une en su camino a sanar al guanaco. El problema es que se encuentran
con un caballo salvaje y Germán lo empezó a corretear hasta que lo enlazó. Después de haber
enlazado al caballo, vio al guanaco de Simón, ahí corriendo solo, y lo primero que hizo fue
ir a buscarlo.
Cuando estaba llegando al guanaco, Simón aparece por detrás de él, a lo que Germán gritó:
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M E LO C O N TÓ M I A B U E L I TO
Simón dijo:
REGIÓN DE MAGALLANES
—No, na', Cumpa solamente te vine a visitar.
Germán dijo:
Simón dijo:
—Bueno, che.
—¡¡¡MI CABALLOOOOO!!!
Germán le dijo:
—Me lo encontré corriendo por mi puesto, así que nos lo trajimos a pasear por acá. Yo ni
sabía que el caballo era tuyo, así que toma, pero otro día me lo prestas, ¿sí?
Germán y Simón siguieron su camino a Puerto Yartour para curar al guanaco. En eso,
apareció un cóndor que se llevó al guanaco. Lo bueno es que justo lo dejó en Puerto Yartour.
Germán y Simón no sabían dónde estaba el guanaco, pero un zorro que pasaba por ahí les
dijo, que ya había llegado a Puerto Yartour. Felices, se van a ese lugar y se encuentran con el
guanaco. Le dieron su medicina y el guanaco se curó al instante y reconoció al fin a Simón.
Así, siguieron todos juntos sus aventuras.
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Fundación de Comunicaciones, Capacitación y Cultura del Agro, FUCOA
Ministerio de Agricultura
Esta edición cuenta con la colaboración y el financiamiento del Ministerio de Educación.
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