Sermonario Revive 2023 PDF
Sermonario Revive 2023 PDF
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ÍNDICE
Introducción 5
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INTRODUCCIÓN
“Dios primero” es el lema del Departamento de Ministerios de
Mayordomía de la Asociación General. Como una verdad que se originó
en Jesús (Mateo 6: 33), este eslogan es mucho más que un hashtag
pegadizo (una etiqueta pegadiza) en nuestras plataformas de redes
sociales. Nos desafía a todos a pasar de una mera aquiescencia filosó-
fica de la importancia de Dios a una adopción práctica de las priori-
dades correctas en nuestras vidas.
Establece que no es suficiente hacer las cosas correctas; la secuencia
u orden adecuado en el que se realizan y organizan las cosas es crucial.
Por ejemplo, a menos que dediquemos nuestros primeros momentos
del día a Dios, nuestra primera actividad después de despertarnos, él
no puede cumplir su promesa de que “todas estas cosas os serán
añadidas” (Mateo 6: 33). Los cristianos que anhelan a Dios pueden no
estar prosperando en su vida espiritual y secular por no poner a Dios
en primer lugar.
Esta semana de oración tiene como objetivo ayudar a los miembros
de la iglesia a crecer de manera práctica al cultivar un estilo de vida de
Dios primero. Por supuesto, todos sabemos que esto solo es posible
cuando recibimos un cambio de corazón, operado por el Espíritu
Santo. ¡Esta es nuestra mayor necesidad! El pro- ceso de
transformación se activa y se expande cuando elegimos comprome-
ternos y volver a comprometernos. La Semana de Reavivamiento de
Mayordomía brinda el espacio para que esto suceda.
Aunque el principio Dios primero debería afectar todas las áreas de
la vida, estos mensajes cubren ocho aspectos relacionados con el de-
sarrollo de nuestra intimidad con Dios y nuestra confianza en él.
Además de usar estas presentaciones durante las reuniones de la
iglesia en el contexto de la semana de reavivamiento de mayordomía,
puede utilizarlas en grupos pequeños, eventos de santa convocación,
como materiales de predicación o simplemente como lecturas devo-
cionales personales durante el año.
Nuestro primer agradecimiento es para Dios, nuestro Creador,
Redentor, Proveedor y Sustentador. Sin embargo, no podemos olvidar
a quienes el Señor ha utilizado para escribir estos poderosos sermo-
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nes: Guillermo Biaggi, Melody Mason, Willie y Elaine Oliver, Julian
Melgosa, Ramón Canals, Hiskia y Ellen Missah y Aniel Barbe.
Que el Señor bendiga a su pueblo mientras usa esta herramienta
simple pero eficiente para ayudarnos a ponerlo a él en primer lugar.
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UNA ACTITUD CORRECTA
La actitud correcta de poner a Dios en Primer lugar es el lema del
Departamento de Ministerios de Mayordomía Cristiana. Como una
verdad que se originó en Jesús (Mateo 6: 33), este eslogan es mucho
má s que un hashtag pegadizo en nuestras plataformas de redes
sociales. Nos desafı́ a a todos a pasar de una mera aquiescencia filo-
sófica de la importancia de Dios a una adopción práctica de las priori-
dades correctas en nuestras vidas.
Establece que no es suficiente hacer las cosas correctas; la secuencia
u orden adecuado en el que se realizan y organizan las cosas es crucial.
Por ejemplo, a menos que dediquemos nuestros primeros momentos
del dı́ a a Dios, nuestra primera actividad después de despertarnos, él
no puede cumplir su promesa de que “todas estas cosas os será n
añadidas” (Mateo 6: 33). Los cristianos que anhelan a Dios pueden no
estar prosperando en su vida espiritual y secular por no poner a Dios
en primer lugar.
RESUMEN DIARIO
DÍA 1 – Primero Dios
¿Qué tipo de matrimonio tienes? ¿Te sientes feliz y satisfecho la
mayor parte del tiempo, o te sientes mayormente triste y enojado,
deseando haber escuchado a tus padres acerca de tomar las cosas con
más calma?
No se necesita mucho para darse cuenta, una vez que comience a leer
la literatura de investigación matrimonial o hable con otras parejas
casadas que conoce bien, de que todas las parejas experimentan mo-
mentos difíciles en su matrimonio.
No hay matrimonios perfectos porque no hay personas perfectas.
Sin embargo, muchas de las parejas con las que trabajamos tienden a
ver su matrimonio como disfuncional."
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DÍA 5 - Cuando ores por las almas, ¡cree!
¿Alguna vez le has pedido a Dios que te dé algo que deseas, solo para
descartar rápidamente lo que te da porque no reconoces que la
respuesta a tus oraciones está justo frente a ti?
¿Alguna vez has orado por algo y luego lo rechazaste después de que
Dios te lo dio? Bueno, debo confesar que he estado allí muchas veces.
Hace unos años, estaba visitando a personas en una comunidad, con
la intención de iniciar estudios bíblicos en preparación para una reu-
nión de evangelización. Oré a Dios para que me guiara a personas en la
comunidad que estuvieran dispuestas a recibir el evangelio. Personas
en las que Dios ya estuviera trabajando. Personas que tuvieran hambre
de la verdad. No quería entrar en discusiones religiosas con la gente.
Todo lo que quería, como mayordomo del evangelio, era compartir a
Jesús con las personas que querían escuchar el evangelio."
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DÍA 1:
PRIMERO DIOS
Observa la naturaleza que nos rodea. Escucha los cantos de los
pájaros. Contempla con asombro el pintoresco jugueteo de las ardillas
y los ciervos. Admira la intensidad de los colores de las flores, su
exquisito perfume y la suave textura de sus aterciopelados pétalos.
¿Quién diseñó una naturaleza tan hermosa? El único y verdadero Dios,
nuestro Creador, Proveedor y Redentor.
En relación con eso Juan escribió: “En el principio era el Verbo, el
Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio
con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada
de lo que ha sido hecho fue hecho” (Juan 1: 1–3). “El Verbo se hizo
carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre” (Juan 1: 14). “Al siguiente
día vio Juan [el Bautista] a Jesús que venía a él, y dijo: ¡Este es el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1: 29). “Andrés, her-
mano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y
habían seguido a Jesús. Aquel encontró primero a su hermano Simón,
y le dijo: Hemos encontrado al Mesías que significa Cristo” (Juan 1:
40-41, énfasis añadido). “De tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se
pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3: 16). La Palabra de Dios y la
naturaleza nos presentan, sin lugar a duda, la obra maravillosa del
Diseñador Inteligente, Creador y Jesucristo nuestro Redentor.
Además, David compartió la respuesta humana apropiada: “Las
riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas, sobre todo; en tu
mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el dar grandeza y poder a
todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glo-
rioso nombre. Porque ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que
pudiéramos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es
tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Crónicas 29: 12–14).
Qué cosmovisión tan extraordinaria proporciona la Sagrada Escri-
tura para el viaje de nuestra vida. El Señor, nuestro Dios, es el Creador
(por lo tanto, es dueño de todo el universo), y provee para que poda-
mos ponerlo a él primero. Sin embargo, seguimos siendo humanos y
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frágiles, y nuestras decisiones y promesas a menudo fallan. Entonces,
¿cómo podemos hacer una determinación duradera y feliz de poner a
Dios primero en nuestras vidas, así como ponerlo a él en primer lugar
en la administración de cuánto nos provee para administrar?
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4. “S”- Servir a Dios: Poner a Dios en primer lugar no solo requerirá
un acto de fe, fijar nuestros ojos en lo invisible y experimentar su
rectitud o justicia, sino lo más importante, ¡responder a su llamado
para servirle! Isaías explica esta importante experiencia en su vida,
que ejemplifica lo que nuestro Señor quiere hacer con cada uno de
nosotros: “Después oí la voz del Señor, que decía: ‘¿A quién enviaré y
quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a
mí’” (Isaías 6: 8).
Junto con Isaías, ¿estamos listos para responder de buena gana a un
llamado tan crucial? “¡Heme aquí, envíame a mí!” (Isaías 6: 8, énfasis
añadido). Para experimentar el privilegio de poner a Dios en primer
lugar y responder diariamente a su llamado, debemos decir con con-
fianza: “Yo Iré”.
Elena G. de White dice en El camino a Cristo: “Lo que necesitas es
tomar conciencia del verdadero poder de la voluntad. Este es el poder
gobernante en la naturaleza del ser humano, la facultad de decidir o
elegir. Todo depende de la correcta acción de la voluntad. Dios dio a los
seres humanos la capacidad de elegir; a ellos les toca ejercerla. Tú no
puedes cambiar tu corazón, ni entregar por ti mismo tus afectos a
Dios, pero puedes elegir servirle. Puedes entregarle tu voluntad para
que él obre en ti tanto el querer como el hacer, según su voluntad. De
ese modo tu naturaleza entera estará bajo el dominio del Espíritu de
Cristo, tus afectos se concentrarán en él y tus pensamientos se
pondrán en armonía con los suyos”. (My Life Today (Washington,
D.C.: Review and Herald Pub. Assn., 1952), p. 176.
Decidir poner a Dios primero rodeará tu vida de paz mientras
comprometes tu vida a servirle. “El alma consagrada al servicio de
Cristo tiene una paz que el mundo no puede dar ni quitar”.
5. “T”- Tesoros: Poner a Dios primero necesitará de nosotros, no
solo un acto de fe, para fijar nuestros ojos en lo invisible, y experimen-
tar su justicia, mientras decidimos servir a Dios, sino que también se
reflejará en la forma en que administramos los tesoros que nuestro
Padre celestial pone en nuestras manos, y si estamos dispuestos a
poner a Dios primero en su manejo. Como buenos mayordomos,
queremos escuchar de nuestro Señor las palabras de aprobación: “Su
señor le dijo: ‘Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor’” (Mateo 25: 21). En este
mundo estamos peleando una batalla espiritual con las fuerzas del
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mal, pero nuestro Señor quiere que tengamos éxito y que venzamos
todo tipo de tentaciones, y que siempre lo honremos. Pero la pregunta
es: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y aún
preguntáis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.
Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis
robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa:
Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro
las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde” (Malaquías 3: 8–10). ¡Qué bendición será para
nuestras vidas, familias e iglesias cuando apliquemos las instrucciones
de Dios en nuestra experiencia personal! “Aquellas iglesias que son
más sistemáticas y generosas en sostener la causa de Dios son las más
prósperas espiritualmente” Testimonios para la iglesia, vol. 3 (Bogotá,
Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2004), p. 444.
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DÍA 2:
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de Dios. Por último, pero no menos importante, pregúntale a Dios
cómo quiere que apliques lo que has estudiado a tu vida hoy.
7. Sigue pidiendo un caminar más profundo. La Biblia nos dice: “Y
a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abun-
dantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que
actúa en nosotros” (Efesios 3: 20). Dios tiene mucho reservado para
nuestras vidas, si nos atrevemos a pedir más.
8. Por último, pero no menos importante, mantén a Dios contigo a
lo largo del día. Dios debe ir con nosotros, quedarse con nosotros, y
morar con nosotros. Él quiere caminar con nosotros como caminó con
Enoc. “Podemos mantenernos tan cerca de Dios que en cualquier
prueba inesperada nuestros pensamientos se vuelvan hacia él tan
naturalmente como la flor se vuelve hacia el sol”. (El camino a Cristo
[Bogotá, Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2005],
p. 148)
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DÍA 3:
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DÍA 4:
LA SALUD EMOCIONAL
Mucha gente sabe qué medicina tomar o qué remedio natural aplicar
para el malestar estomacal, el dolor de garganta o un esguince muscu-
lar. Y si están perplejos por alguna enfermedad física, harán los
arreglos necesarios para acudir a un médico o profesional de la salud.
¿Irían a un profesional de la salud mental si tuvieran pensamientos,
sentimientos y comportamientos que los perturbaran significa-
tivamente? Probablemente no. Y probablemente por el estigma. Estos
ejemplos nos recuerdan cuán mal equipados estamos para enfrentar
síntomas mentales y emocionales adversos. No podemos olvidar que
es nuestro deber, como mayordomos de Dios, cuidar nuestra salud, y
no hay salud sin salud mental.
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Las personas con problemas a nivel sentimental pueden enfadarse
ante pequeñas dificultades; sentir envidia o celos injustificados; ser
impacientes; sentirse fácilmente desanimados; experimentar ira,
resentimiento, venganza, y falta de empatía. Las personas con tra-
stornos de conducta pueden evitar el contacto social, mostrar agresi-
vidad verbal y/o física, desempeñar mal sus funciones (en el trabajo,
la escuela o la familia), sollozar sin razón o reírse fuera de contexto.
También pueden ser propensos a las adicciones (químicas o conduc-
tuales), pueden tener trastornos para comer y dormir, pueden tener
dificultades para disfrutar de la vida e incluso pueden tener problemas
con la ley. Curiosamente, estas tres áreas de la salud mental están
estrechamente relacionadas entre sí: los pensamientos determinan
los estados psicológicos (sentimientos, emociones), que a su vez dan
paso al comportamiento. La Biblia señala esta conexión: “Porque cuál
es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23: 7),1 y “todo
hombre prudente procede con sabiduría” (Proverbios 13: 16).
Elena G. de White coloca este problema no solo en el nivel de la salud
mental y el bienestar personal, sino que está incrustado en nuestra
fibra moral: “Si los pensamientos son malos, los sentimientos
también lo serán, y los pensamientos y sentimientos combinados
constituyen el carácter moral de la persona. […] Si cedéis a vuestras
impresiones y permitís que vuestros pensamientos se encaucen en
dirección de la sospecha, la duda y la lamentación, os contaréis entre
los mortales más infelices y vuestras vidas resultarán ser un fracaso”
(énfasis añadido). (Testimonios para la iglesia [Bogotá, Colombia:
Asociación Publicadora Interamericana, 1998], t. 5, p. 290)
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DÍA 5:
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Esta experiencia me enseñó tres lecciones importantes: 1) Cuando
ores, cree que Dios te está enviando al lugar correcto. No juzgues a
nadie por su aspecto exterior. 2) Cuando ores, cree que Dios habla con
la gente antes que tú. 3) Cuando ores por las almas, cree que Dios te
usará para testificar a otras personas. Todos aprendemos el evangelio
de otro cristiano.
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4. Llegamos a ser como Jesús. Jesus is a soul winner. He wants His
disciples to be like Him. “Then He said to them, ‘Follow Me, and I will
make you fishers of men’” (Matthew 4:19).
5. Somos fieles al mandato de Dios. Dios espera que cada uno de sus
discípulos sea parte del cumplimiento de la Gran Comisión. “Id y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28: 19-20). Cuando ores por las
almas, cree. Dios siempre contesta tus oraciones. Todo cristiano nace
como misionero. Estamos en este planeta por una sola razón: para dar
testimonio del asombroso Dios del universo.
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DÍA 6:
GUARDAR Y EL SÁBADO
El sábado del séptimo dı́ a es un segmento importante de tiempo que
estamos llamados a administrar. Es fundamental revisar cómo pasar
estas horas sagradas, ya que repercute en nuestro ser.
MI EXPERIENCIA PERSONAL
Mientras escribo este mensaje, mi mente está divagando, recordando
los buenos momentos que pasé en mi infancia con mis padres y la ma-
nera de guardar el sábado, que fue adoptada por mi familia hace más
de medio siglo. Fui tan bendecido de experimentar momentos tan
maravillososdecómonospreparábamosparaquecomenzaraelsábado,
dando la bienvenida y celebrando ese dı́ a tan especial y bendito.
Aquı́ está la regulación del sábado en la casa de mi infancia: el sábado,
no se planchaba, no se limpiaba ni cocinaba en absoluto. Antes de la
puesta del sol de los viernes, se esperaba que todo estuviera preparado,
como planchar la ropa que usarı́ amos para ir a la iglesia, lustrar los
zapatos y cocinar la comida para el sábado. Luego, cuando el sol casi
se ponı́ a en el oeste, mi padre reunı́ a a todos sus hijos y familiares en
la sala de es- tar, donde nos sentábamos, y cantábamos algunos him-
nos del sábado, leı́ amos la Biblia, pronunciábamos versı́ culos para
memorizar, orábamos y terminábamos con el Padre Nuestro recitado
juntos. Inmediatamente después, formábamos un cı́ rculo, nos to-
mábamos de la mano y nos deseábamos un feliz sábado. Decı́ amos:
“Feliz sá bado, feliz sá bado, feliz sá bado”. A medida que el sol se
deslizaba por el horizonte, un sentimiento de paz se apoderaba de
nuestros corazones y de nuestro hogar. Ese era el ritual de mi familia
para dar la bienvenida al sábado.
Cuando era niño, siempre me gustaba y disfrutaba el sábado por
estas razones: en primer lugar, no tenı́ amos escuela, lo que signifi-
caba que no habı́ a tarea ni exámenes. En segundo lugar, estaba libre
de hacer mis actividades rutinarias y las tareas del hogar. En tercer
lugar, me encontraba con mis amigos en la iglesia y tenı́ a la oportuni-
dad de charlar con ellos. Y por último, por las comidas especiales. Mi
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madre siempre cocinaba comida deliciosa y un menú especı́ fico,
preparado solo para el sábado.
El sábado se ha convertido en un dı́ a feliz para nosotros, y para mı́ en
particular, el dı́ a que esperamos con ansias. Esta increı́ ble experiencia
se ha quedado grabada en mi mente hasta hoy. A mi vez, implementé
la misma rutina y práctica para mis hijos, y ellos disfrutaron mucho.
Ahora, como tienen sus propias familias, practican la misma rutina
para sus hijos y familias.
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3. Disfrutar de la creación. La naturaleza es el segundo libro que
revela a Dios. Elena G. de White escribe: “En la naturaleza están los
ministros silenciosos de Dios, que él nos dio para que nos enseñen
verdades espirituales. Nos hablan del amor de Dios y declaran la
sabiduría del Artista maestro” (El hogar cristiano [Bogotá, Colombia:
Asociación Publicadora Interamericana, 2011], p. 138)
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DÍA 7:
DESBORDAMIENTO DE BENDICIONES
Malaquías usa lenguaje figurado, “os abro las ventanas de los cielos”,
para describir el resultado de devolver un diezmo completo al Señor.
Anteriormente, Moisés usó la expresión “las ventanas de los cielos
fueron abiertas” (Génesis 7: 11) para describir la fuerte lluvia que se
produjo durante los cuarenta días del diluvio. En otro lugar, usa una
expresión casi similar, “haré llover pan del cielo” (Éxodo 16: 4), para
referirse al maná, la subsistencia diaria de Israel durante cuarenta
años.
Nota: “os abro las ventanas de los cielos”, (A menos que se indique
lo contrario, todos los textos bı́ blicos son de la nueva versión Reina
Valera 1995. Copyright © 1995 Sociedades Bı́ blicas Unidas)
Malaquías 3: 10 proporciona más precisiones sobre el resultado para
los diezmadores fieles: “Derramo sobre vosotros bendición”. Esta
enseñanza está en armonía con la promesa de Dios que se encuentra
en Deuteronomio 28. La línea introductoria informa sobre los desti-
natarios de la promesa, aquellos que “oyen atentamente la voz de
Jehová su Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamien-
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tos (vers. 1). Más adelante, se describe la bendición: “Te abrirá Jehová
su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y
para bendecir toda la obra de tus manos” (vers. 12).
Si bien el amor y las bendiciones de Dios preceden al diezmo, es bí-
blicamente sensato reconocer que Dios agrega abundantes bendicio-
nes materiales a los que diezman fielmente. Elena G. de White
confirma este entendimiento: “Si hubiesen reconocido con plenitud
y voluntariamente los requerimientos de Dios y si los hubiesen sa-
tisfecho, su bendición se habría manifestado aumentando la produc-
ción de la tierra. Las cosechas habrían sido más abundantes. Las nece-
sidades de todos habrían sido ampliamente satisfechas. Cuantos más
demos tanto más recibiremos”. (Consejos sobre mayordomı́ a cristia-
na, p. 88)
La recompensa presente y futura de los fieles es la verdad bien esta-
blecida. Las abundantes bendiciones de Dios no vienen en paquetes
uniformes. Varían de un individuo a otro. Algunos no mendigarán pan
(Salmo 37: 25), mientras que otros producirán abundantes riquezas.
Elena G. de White explica esta realidad diversa: “Algunos tendrán cien
veces tanto en esta vida y en el mundo venidero la vida eterna. Pero no
todos recibirán cien veces tanto en esta vida, porque no podrían
soportarlo”. (Consejos sobre mayordomı́ a cristiana, p. 230) Tenga-
mos confianza en la sabiduría de Dios.
De acuerdo con la versión de la Biblia The Message, Lucas 16: 10-13
dice: “Si no eres honesto en los trabajos pequeños, ¿quién te pondrá a
cargo de la tienda?”. La fidelidad en el diezmo muestra que podemos
manejar más de las bendiciones de Dios.
Actualmente, estamos transitando a través de territorios descono-
cidos. Muchos se enfrentan a nuevas circunstancias de la vida para las
que no tienen la experiencia ni los recursos. En tales situaciones, la
tentación de pausar el diezmar suele ser alta. Sin embargo, ¿no será
más sabio y tranquilizador tener abiertas las ventanas de los cielos
sobre nosotros?
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campo será estéril”. Aquí, Malaquías elabora sobre las medidas pro-
tectoras de Dios.
La vida nos ha enseñado que no basta con ser bendecidos, sino con
conservar y disfrutar nuestras bendiciones. El profeta Miqueas des-
cribe una consecuencia de la infidelidad: “Sembrarás, mas no segarás;
pisarás aceitunas, mas no te ungirás con el aceite; también uvas, mas
no beberás el vino” (Miqueas 6: 15). Estos son escenarios de vida
frustrantes. Cuando los hijos de Israel ascendían a Jerusalén durante
las tres fiestas peregrinas, cantaban su profunda aspiración: “Bien-
aventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos.
Cuando comas el trabajo de tus manos, serás feliz, y te irá bien” (Salmo
128: 1-2). Esto sucede cuando nuestro Dios reprende, literalmente
lisia y paraliza al devorador.
Jesús menciona la presencia de un devorador y nos recuerda su plan
protector: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir, yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
(Juan 10: 10). El “tengan” en este versículo se refiere a “sus propias
ovejas”, a aquellos que “conocen su voz” y “lo siguen” (Juan 10: 4). Él
asegura protección y vida abundante para aquellos que lo reconocen
como Dueño. En la época de Malaquías, el pueblo no reconoció a Dios
como Padre y Señor (Malaquías 1: 6), y como resultado, sus bendicio-
nes fueron malditas (Malaquías 2: 2). En contraste, el diezmo es una
declaración de reconocimiento de la propiedad de Dios sobre nosotros
y todo. Como tal, le permite a Jesús inscribirnos en su plan de protec-
ción.
La protección de Dios es muy necesaria para nuestro tiempo inesta-
ble: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removi-
da y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se
turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza”
(Salmo 46: 1-3). En un mundo donde el mercado de valores está osci-
lando, la guerra está en su apogeo, el COVID-19 y la viruela del mono
son una amenaza, y el costo de vida se está disparando, ¿no es mejor
ponernos a nosotros mismos y a todo lo que tenemos bajo el cuidado
del Dios todopoderoso? Al diezmar, nos inscribimos en el plan de
protección de Dios.
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MÁS BENDICIONES CON UN PROPÓSITO
Leemos en Malaquías 3: 12: “Y todas las naciones os llamarán
bienaventurados, porque seréis tierra deseable”. Este versículo usa
dos expresiones para la reacción de otros a los fieles que diezman: “los
llama bienaventurados” y “tierra deseable”.
La expresión “os llamarán bienaventurados” se aplica a la mujer
virtuosa de Proverbios 31. Sus hijos y su esposo la llaman bendita (vers.
28). Estas alabanzas no son por su hermosura ni por lo que ha adquiri-
do, sino por sus obras, que fueron de bendición para ellos y para los
demás: el hacer muy bien, el fruto de sus manos y sus obras.
María, la madre de Jesús, también fue llamada bienaventurada
porque a través de sus acciones sacrificiales, el mundo sería bendecido
(Lucas 1: 48). Uno es llamado bienaventurado cuando se convierte en
una bendición especial para los demás. Este es el propósito de las
abundantes bendiciones adicionales.
El apóstol Pablo profundiza en este concepto: “Y poderoso es Dios
para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que teniendo
siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda bue-
na obra” (2 Corintios 9: 8). Para Pablo, más bendiciones son para un
propósito altruista, más buen trabajo. El creyente abundantemente
bendecido no vive de acuerdo con el estándar de esta era, sino por un
principio superior. No ganar más para gastar más en nosotros mis-
mos, sino ganar más para convertirnos en una mayor bendición para
los demás. Adquirir más bendiciones no es la finalidad del diezmo fiel,
¡sino convertirse en un canal más grande de bendición!
La expresión “tierra deseable” habla de un aumento en la capacidad
de testimonio de los hijos de Dios, de que se vuelven deseables. Mien-
tras disfrutaba de abundantes bendiciones, Israel se volvería atrac-
tivo y deseable. Muchos querrían ser como ellos y ser parte de ellos.
Israel podría entonces cumplir más fácilmente el plan de Dios para
ella: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra”. Y
esto sucedería cuando “hayas obedecido mi voz” (Génesis 22: 18). La
recompensa abundante del diezmo fiel no es para satisfacer nuestros
deseos egoístas, sino para servir como testimonio de la bondad y
fidelidad de Dios. Cuando somos abundantemente bendecidos, tene-
mos oportunidades adicionales para señalar a las personas la Fuente
de todas las bendiciones.
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Elena G. de White dice: “Debemos aceptar la palabra de Dios, y con
fe sencilla avanzar confiando en la promesa, y dar al Señor lo que es
suyo”. (Consejos sobre mayordomı́ a cristiana, p. 88)
Los que diezman fielmente son recompensados ahora y en el gran
día de Dios (Malaquías 4: 2-3). Como el Señor de los ejércitos, Capitán
y Comandante de los ejércitos angélicos, ninguna de sus promesas
deja de cumplirse. Sin embargo, el diezmo no es una transacción de
negociación entre la humanidad y Dios. No se trata de volver a con-
seguir más. Así como un espíritu altruista conduce a diezmar fielmen-
te, el mismo espíritu nos ayudaría a utilizar nuestras bendiciones
adicionales para bendecir a otros y testificar acerca del Proveedor de
todas las bendiciones.
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DÍA 8:
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2. CUANDO ES TRAÍDA POR UN CORAZÓN QUE ESTÁ BIEN CON LOS
HOMBRES. (Mateo 5: 23-24; Hebreos 13: 16). Todos los que están bien
con Dios se esforzarán por estar bien con los demás seres humanos.
Aquellos que tienen un espíritu contencioso o son ajenos a los senti-
mientos, derechos o necesidades de los demás muestran que su religión
es falsa. Por lo tanto, sus ofrendas no pueden ser aceptadas por Dios.
Por eso Jesús dice que si traes tu ofrenda a la iglesia (alfolí de Dios) y
“te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti”, deja de dar tu
ofrenda “ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve
y presenta tu ofrenda” (Mateo 5: 23-24).1 ¿He hecho todo lo posible
para vivir en paz con todos los hombres y mujeres (Romanos 12: 18) y
para ayudar a los necesitados que me rodean? Sin esa experiencia
santificadora, nuestras ofrendas no pueden ser aceptadas por Dios.
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6. CUANDO SE DA DE ACUERDO CON LA ESPECIFICACIÓN. (Génesis
4: 4-5; Hebreos 11:4). La historia de Caín y Abel nos muestra que Dios
no puede aceptar ofrendas que no sean traídas de acuerdo con sus
especificaciones. Caín decidió hacerlo a su manera, y Dios “no miró
con agrado a Caín ni a su ofrenda” (Génesis 4: 5). Abel agradó al Señor
siguiendo su guía y trayendo “de los primogénitos de sus ovejas, y de
la grasa de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda” (Gé-
nesis 4: 4).
El espacio no nos permitirá explorar todas las especificaciones que
se encuentran en la Biblia y el Espíritu de Profecía acerca de las ofren-
das aceptables. Pero además de los elementos ya cubiertos anterior-
mente, podemos agregar que también se deben presentar ofrendas
regulares al Señor como primicias, respetando el principio de Dios
primero (Mateo 6: 33).
Las ofrendas de primicias (o primogénitos) eran regularmente
llevadas a Dios por sus hijos en recuerdo de que él es el Proveedor y
Sustentador de la vida. Solo son aceptadas porque Jesús, el Cordero de
Dios, murió como rescate por nuestros pecados, abriéndonos el
camino para ser aceptados por el Padre.
Este tipo de ofrenda “es motivada principalmente, no por buenos
sentimientos, una necesidad específica, un llamado, simpatía por un
pastor o un líder religioso, ni siquiera un deseo de proveer para el
templo o la obra misionera. En cambio, [eso] debe ser motivado por el
acto de Dios de enviar alguna forma de aumento. Son un medio para
adorar a Dios, además del diezmo (Malaquías 3: 8-10), siempre que
haya un aumento de ingresos” (Marcos Faiock Bomfim, “God First:
Biblical Narratives of Givers and Giving,” Inverse Sabbath School
Quarterly first quarter, lesson 2 (2023).
CONCLUSIÓN
Antes de cada acto de adoración a través de las ofrendas, Dios nos
invita a evaluar nuestro corazón para ver si todavía hay un pecado no
confesado que pueda impedir que nuestra ofrenda sea aceptada. Pero
también debemos evaluar nuestra relación con Dios y con los demás,
la motivación que nos lleva a ofrendar, y la regularidad y calidad de la
ofrenda. ¿Es lo mejor que podemos traer? ¿Está expresando gratitud
y lealtad a él? ¡Aprovechemos la adoración a través de las ofrendas
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para acercarnos aún más a Aquel que no solo nos rescató con su sang-
re, sino que también nos sostiene!
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