Sermonario Revive 2023 PDF

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ÍNDICE
Introducción 5

Una actitud correcta 7

Día 1: Primero Dios 11

Día 2: Siempre lo primero, hasta el fin 17

Día 3: Cultivando relaciones de calidad 21

Día 4: La salud emocional 25

Día 5: Cuando ores por las almas, ¡cree! 31

Día 6: Guardar el Sábado 35

Día 7: Abriendo las ventanas del cielo 39

Día 8: Ofrendas aceptables e inaceptables 45

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INTRODUCCIÓN
“Dios primero” es el lema del Departamento de Ministerios de
Mayordomía de la Asociación General. Como una verdad que se originó
en Jesús (Mateo 6: 33), este eslogan es mucho más que un hashtag
pegadizo (una etiqueta pegadiza) en nuestras plataformas de redes
sociales. Nos desafía a todos a pasar de una mera aquiescencia filosó-
fica de la importancia de Dios a una adopción práctica de las priori-
dades correctas en nuestras vidas.
Establece que no es suficiente hacer las cosas correctas; la secuencia
u orden adecuado en el que se realizan y organizan las cosas es crucial.
Por ejemplo, a menos que dediquemos nuestros primeros momentos
del día a Dios, nuestra primera actividad después de despertarnos, él
no puede cumplir su promesa de que “todas estas cosas os serán
añadidas” (Mateo 6: 33). Los cristianos que anhelan a Dios pueden no
estar prosperando en su vida espiritual y secular por no poner a Dios
en primer lugar.
Esta semana de oración tiene como objetivo ayudar a los miembros
de la iglesia a crecer de manera práctica al cultivar un estilo de vida de
Dios primero. Por supuesto, todos sabemos que esto solo es posible
cuando recibimos un cambio de corazón, operado por el Espíritu
Santo. ¡Esta es nuestra mayor necesidad! El pro- ceso de
transformación se activa y se expande cuando elegimos comprome-
ternos y volver a comprometernos. La Semana de Reavivamiento de
Mayordomía brinda el espacio para que esto suceda.
Aunque el principio Dios primero debería afectar todas las áreas de
la vida, estos mensajes cubren ocho aspectos relacionados con el de-
sarrollo de nuestra intimidad con Dios y nuestra confianza en él.
Además de usar estas presentaciones durante las reuniones de la
iglesia en el contexto de la semana de reavivamiento de mayordomía,
puede utilizarlas en grupos pequeños, eventos de santa convocación,
como materiales de predicación o simplemente como lecturas devo-
cionales personales durante el año.
Nuestro primer agradecimiento es para Dios, nuestro Creador,
Redentor, Proveedor y Sustentador. Sin embargo, no podemos olvidar
a quienes el Señor ha utilizado para escribir estos poderosos sermo-
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nes: Guillermo Biaggi, Melody Mason, Willie y Elaine Oliver, Julian
Melgosa, Ramón Canals, Hiskia y Ellen Missah y Aniel Barbe.
Que el Señor bendiga a su pueblo mientras usa esta herramienta
simple pero eficiente para ayudarnos a ponerlo a él en primer lugar.

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UNA ACTITUD CORRECTA
La actitud correcta de poner a Dios en Primer lugar es el lema del
Departamento de Ministerios de Mayordomía Cristiana. Como una
verdad que se originó en Jesús (Mateo 6: 33), este eslogan es mucho
má s que un hashtag pegadizo en nuestras plataformas de redes
sociales. Nos desafı́ a a todos a pasar de una mera aquiescencia filo-
sófica de la importancia de Dios a una adopción práctica de las priori-
dades correctas en nuestras vidas.
Establece que no es suficiente hacer las cosas correctas; la secuencia
u orden adecuado en el que se realizan y organizan las cosas es crucial.
Por ejemplo, a menos que dediquemos nuestros primeros momentos
del dı́ a a Dios, nuestra primera actividad después de despertarnos, él
no puede cumplir su promesa de que “todas estas cosas os será n
añadidas” (Mateo 6: 33). Los cristianos que anhelan a Dios pueden no
estar prosperando en su vida espiritual y secular por no poner a Dios
en primer lugar.

RESUMEN DIARIO
DÍA 1 – Primero Dios
¿Qué tipo de matrimonio tienes? ¿Te sientes feliz y satisfecho la
mayor parte del tiempo, o te sientes mayormente triste y enojado,
deseando haber escuchado a tus padres acerca de tomar las cosas con
más calma?
No se necesita mucho para darse cuenta, una vez que comience a leer
la literatura de investigación matrimonial o hable con otras parejas
casadas que conoce bien, de que todas las parejas experimentan mo-
mentos difíciles en su matrimonio.
No hay matrimonios perfectos porque no hay personas perfectas.
Sin embargo, muchas de las parejas con las que trabajamos tienden a
ver su matrimonio como disfuncional."

DÍA 2 - Siempre lo primero, hasta el fin


Cierta vez, una profesora estaba tratando de enseñar la importancia
de establecer prioridades en su clase. Para hacerlo, sacó un gran frasco
de vidrio que estaba lleno de rocas del tamaño de un puño. Luego le
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preguntó a su clase si el frasco estaba lleno. “Sí”, respondieron todos.
Luego sacó un cubo con trozos de gravilla del tamaño de un guisante
y los echó en el frasco, alrededor de las rocas más grandes. “¿Está lleno
el frasco ahora?, preguntó de nuevo. “Probablemente no”, res-
pondieron. Se estaban volviendo más sabios. Luego sacó un recipiente
con arena y lo vertió en el frasco. Rellenó todas las grietas alrededor
de las rocas pequeñas y grandes. “¿Qué les parece ahora?”, preguntó.
“¡No!”, respondieron con certeza. Ella sonrió. “Tienen razón”, dijo,
mientras sacaba una jarra de agua y la vertía en la jarra. El agua
empapaba la arena y alrededor de las rocas. Ella dio un paso atrás con
una sonrisa.

DÍA 3 - Cultivando relaciones de calidad


¿Qué tipo de matrimonio tienes? ¿Te sientes feliz y satisfecho la
mayor parte del tiempo, o te sientes mayormente triste y enojado,
deseando haber escuchado a tus padres acerca de tomar las cosas con
más calma?
No se necesita mucho para darse cuenta, una vez que comience a leer
la literatura de investigación matrimonial o hable con otras parejas
casadas que conoce bien, de que todas las parejas experimentan mo-
mentos difı́ ciles en su matrimonio. No hay matrimonios perfectos
porque no hay personas perfectas. Sin embargo, muchas de las parejas
con las que trabajamos tienden a ver su matrimonio como disfuncional.

DÍA 4 – La salud emocional.


Mucha gente sabe qué medicina tomar o qué remedio natural aplicar
para el mal- estar estomacal, el dolor de garganta o un esguince
muscular. Y si están perplejos por alguna enfermedad física, harán los
arreglos necesarios para acudir a un médico o profesional de la salud.
¿Irían a un profesional de la salud mental si tuvieran pensamientos,
sentimientos y comportamientos que los per- turbaran significa-
tivamente? Probablemente no. Y probablemente por el estigma. Estos
ejemplos nos recuerdan cuán mal equipados estamos para enfrentar
síntomas mentales y emocionales adversos. No podemos olvidar que
es nuestro deber, como mayordomos de Dios, cuidar nuestra salud, y
no hay salud sin salud mental."

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DÍA 5 - Cuando ores por las almas, ¡cree!
¿Alguna vez le has pedido a Dios que te dé algo que deseas, solo para
descartar rápidamente lo que te da porque no reconoces que la
respuesta a tus oraciones está justo frente a ti?
¿Alguna vez has orado por algo y luego lo rechazaste después de que
Dios te lo dio? Bueno, debo confesar que he estado allí muchas veces.
Hace unos años, estaba visitando a personas en una comunidad, con
la intención de iniciar estudios bíblicos en preparación para una reu-
nión de evangelización. Oré a Dios para que me guiara a personas en la
comunidad que estuvieran dispuestas a recibir el evangelio. Personas
en las que Dios ya estuviera trabajando. Personas que tuvieran hambre
de la verdad. No quería entrar en discusiones religiosas con la gente.
Todo lo que quería, como mayordomo del evangelio, era compartir a
Jesús con las personas que querían escuchar el evangelio."

DÍA 6 – Guardar el sábado


El Sábado es un asunto importante que estamos llamados a admi-
nistrar. Es esencial recordar cómo guardamos estas horas sagradas,
ya que esto repercute en nuestro ser.
En mi experiencia personal. Mientras escribía este artículo, mi
mente recordaba los bellos momentos que pasé en mi infancia con mis
padres y la manera de guardar el Sábado que mi familia adoptó hace
más de medio siglo. Yo fui muy bendecido al experimentar momentos
maravillosos de cómo nos preparábamos para la recepción de Sábado,
dando la bienvenida y celebrando ese especial y bendecido día.
Estas eran las reglas del Sábado en casa durante mi infancia: en
Sábado no se planchaba, limpiaba la casa ni se cocinaba en absoluto.

DÍA 7 - Abriendo las ventanas del cielo


Recientemente, en un almuerzo de Sábado, estábamos disfrutando
nuestro plato favorito: es decir una buena discusión teológica. Luego
de un tiempo, la conversación se convirtió en el tema de las recompen-
sas y bendiciones. ¿Actualmente Dios recompensa a los fieles, o las
recompensas están reservadas para el futuro? ¿Cuál es la naturaleza
de la recompensa de Dios, espiritual, material o ambas? ¿Cuál es el
propósito de una recompensa actual? Curiosamente varias posiciones
surgen frente a nosotros. Los cristianos están divididos en el tema de
la recompensa de Dios. Para algunos, todo se trata sobre obedecer a
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Dios para disfrutar una larga bendición; mientras que otros rechazan
el concepto de una recompensa actual. Esta situación me llevó a revi-
sar Malaquías 3:10-12, un pasaje regularmente citado como la
recompensa de Dios hacia aquellos que son fieles diezmantes.

DÍA 8 - Ofrendas aceptables e inaceptables


Hay muchas indicaciones en la Biblia que implican que el Señor
evalúa, analiza y califica nuestra ofrenda o falta de ella. El hecho que
él se haya sentado delante del arca de la ofrenda a propósito (Marcos
12:41) y que Él calificó la ofrenda de la viuda pobre (Marcos 12:43)
debería decirnos incluso ahora, Él ve y analiza nuestros patrones de
ofrenda.
Otra verdad importante es que algunas ofrendas son aceptadas y
valoradas por Él, mientras otras, independientemente de la cantidad,
no pueden ser aceptadas y se vuelven ofensivas a Él. ¿Cuáles son
algunas de las condiciones de Dios para aceptar una ofrenda?

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DÍA 1:

PRIMERO DIOS
Observa la naturaleza que nos rodea. Escucha los cantos de los
pájaros. Contempla con asombro el pintoresco jugueteo de las ardillas
y los ciervos. Admira la intensidad de los colores de las flores, su
exquisito perfume y la suave textura de sus aterciopelados pétalos.
¿Quién diseñó una naturaleza tan hermosa? El único y verdadero Dios,
nuestro Creador, Proveedor y Redentor.
En relación con eso Juan escribió: “En el principio era el Verbo, el
Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Este estaba en el principio
con Dios. Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada
de lo que ha sido hecho fue hecho” (Juan 1: 1–3). “El Verbo se hizo
carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre” (Juan 1: 14). “Al siguiente
día vio Juan [el Bautista] a Jesús que venía a él, y dijo: ¡Este es el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1: 29). “Andrés, her-
mano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y
habían seguido a Jesús. Aquel encontró primero a su hermano Simón,
y le dijo: Hemos encontrado al Mesías que significa Cristo” (Juan 1:
40-41, énfasis añadido). “De tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se
pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3: 16). La Palabra de Dios y la
naturaleza nos presentan, sin lugar a duda, la obra maravillosa del
Diseñador Inteligente, Creador y Jesucristo nuestro Redentor.
Además, David compartió la respuesta humana apropiada: “Las
riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas, sobre todo; en tu
mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el dar grandeza y poder a
todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glo-
rioso nombre. Porque ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que
pudiéramos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es
tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Crónicas 29: 12–14).
Qué cosmovisión tan extraordinaria proporciona la Sagrada Escri-
tura para el viaje de nuestra vida. El Señor, nuestro Dios, es el Creador
(por lo tanto, es dueño de todo el universo), y provee para que poda-
mos ponerlo a él primero. Sin embargo, seguimos siendo humanos y
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frágiles, y nuestras decisiones y promesas a menudo fallan. Entonces,
¿cómo podemos hacer una determinación duradera y feliz de poner a
Dios primero en nuestras vidas, así como ponerlo a él en primer lugar
en la administración de cuánto nos provee para administrar?

Cinco elementos pueden ayudarnos a poner a Dios primero. Usare-


mos la palabra “PRIMERO” En ingles FIRST (por sus siglas en inglés)
como un acrónimo:
1. “F”- Fe: Para poner a Dios primero, necesitaremos fe. “Es, pues,
la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”
(Hebreos 11: 1). Finalmente es una cuestión de confianza. Él es Dios. Es
el Creador. Él es el que provee para nuestras necesidades (Filipenses
4: 19). Él es nuestro Salvador, y “vino a buscar y a salvar a los perdidos”
(Lucas 19: 10), a usted y a mí. Por lo tanto, a medida que lo conozcamos
a través de la lectura de las Sagradas Escrituras, la fe crecerá (Romanos
10: 17), y podremos tener fe en él. Salomón también lo explica cla-
ramente: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu
propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y él hará derechas
tus veredas” (Proverbios 3: 5-6).
He reflexionado sobre la gran He reflexionado sobre la gran verdad
que se encuentra en esta declaración de Elena G. de White: “La verdad
y la gloria de Dios son inseparables, y nos es imposible honrar a Dios
con opiniones erróneas cuando tenemos la Biblia a nuestro alcance.
Muchos sostienen que no importa lo que uno cree, siempre que su
conducta sea buena. Pero la vida es modelada por la fe. Si teniendo la
luz y la verdad a nuestro alcance, no procuramos conocerla, de hecho,
la rechazamos; y preferimos las tinieblas a la luz”. (El conflicto de los
siglos, Bogotá, Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
2007), p. 583.
Quiero elegir la luz. Quiero elegir a Jesús. Quiero poner a Dios pri-
mero por fe, en todas las áreas de mi vida, incluyendo el manejo de lo
que me ha dado. ¿Y usted?
2. “I”- Invisible: Para poner a Dios en primer lugar, no solo necesi-
taremos la fe, sino también fijar la mirada en lo “invisible”, como la
experiencia de Moisés: “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del
rey, porque se sostuvo como viendo al Invisible” (Hebreos 11: 27).
¿Podemos hacer una elección libre cada día y decidir poner nuestra
mirada en Jesús? (Hebreos 12: 2). El Señor es invisible pero real. Moisés
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también declaró: “Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es”
(Deuteronomio 6: 4, énfasis añadido). ¡Él quiere iluminar nuestro
camino! “El Señor la llama […] para que vea estas cosas con ojos ilu-
minados, no por consejeros mundanos, sino por su Espíritu. Tome la
Palabra como está escrita […]. Colóquese donde las riquezas de la
gloria del cielo brillen delante, detrás y a cada lado de su persona,
porque usted es toda luz en el Señor”. (Carta 110, 08 de agosto de 1899,
a una mujer de medios)
Confiar en el Único. Decidir diariamente venir a su presencia (en
nuestro tiempo devocional diario, para orar, meditar en sus promesas
y estudiar la Biblia), y tener un deseo de corazón como David: “Una
cosa he demandado a Jehová, esta buscaré: que esté yo en la casa de
Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de
Jehová y para buscarlo en su Templo” (Salmo 27: 4). ¿Tomamos
tiempo diariamente para contemplar la “hermosura del Señor”? To-
memos tiempo cada día, temprano en la mañana (Salmo 5: 3), para
contemplar “la hermosura de su santidad” (Salmo 29: 2) y para ad-
mirar las cualidades de su hermoso carácter: amor (Jeremías 31: 3; Juan
3: 16); eterno (Hebreos 13: 8); santo, verdadero y justo (Salmo 75: 7;
Apocalipsis 6: 10); misericordioso, fiel y compasivo (Éxodo 33: 19;
Lamentaciones 3: 22-23; Hebreos 13: 5). ¡Qué hermoso Dios tenemos!
3. “R”- Rectitud: Para poner a Dios primero, no solo necesitaremos
fe y fijar nuestros ojos en lo invisible, sino que también necesitaremos
experimentar su asombrosa rectitud o justicia. Pablo, consciente de
ese hecho, exclama: “Y ser hallado en él, no teniendo mi propia jus-
ticia, que se basa en la Ley, sino la que se adquiere por la fe en Cristo,
la justicia que procede de Dios y se basa en la fe” (Filipenses 3: 9). Sí,
necesitamos su poder transformador en nuestras vidas (Romanos 12:
2), para poder “elegir bien” y “buscar primero su reino y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6: 33, énfasis añadido).
Cuando elegimos poner a Dios en primer lugar, es porque nos damos
cuenta de que tiene un plan para cada uno de nosotros, y Pablo nos está
asegurando un privilegio tan extraordinario: “Así que, somos emba-
jadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de noso-
tros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que
no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
seamos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5: 20-21).

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4. “S”- Servir a Dios: Poner a Dios en primer lugar no solo requerirá
un acto de fe, fijar nuestros ojos en lo invisible y experimentar su
rectitud o justicia, sino lo más importante, ¡responder a su llamado
para servirle! Isaías explica esta importante experiencia en su vida,
que ejemplifica lo que nuestro Señor quiere hacer con cada uno de
nosotros: “Después oí la voz del Señor, que decía: ‘¿A quién enviaré y
quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a
mí’” (Isaías 6: 8).
Junto con Isaías, ¿estamos listos para responder de buena gana a un
llamado tan crucial? “¡Heme aquí, envíame a mí!” (Isaías 6: 8, énfasis
añadido). Para experimentar el privilegio de poner a Dios en primer
lugar y responder diariamente a su llamado, debemos decir con con-
fianza: “Yo Iré”.
Elena G. de White dice en El camino a Cristo: “Lo que necesitas es
tomar conciencia del verdadero poder de la voluntad. Este es el poder
gobernante en la naturaleza del ser humano, la facultad de decidir o
elegir. Todo depende de la correcta acción de la voluntad. Dios dio a los
seres humanos la capacidad de elegir; a ellos les toca ejercerla. Tú no
puedes cambiar tu corazón, ni entregar por ti mismo tus afectos a
Dios, pero puedes elegir servirle. Puedes entregarle tu voluntad para
que él obre en ti tanto el querer como el hacer, según su voluntad. De
ese modo tu naturaleza entera estará bajo el dominio del Espíritu de
Cristo, tus afectos se concentrarán en él y tus pensamientos se
pondrán en armonía con los suyos”. (My Life Today (Washington,
D.C.: Review and Herald Pub. Assn., 1952), p. 176.
Decidir poner a Dios primero rodeará tu vida de paz mientras
comprometes tu vida a servirle. “El alma consagrada al servicio de
Cristo tiene una paz que el mundo no puede dar ni quitar”.
5. “T”- Tesoros: Poner a Dios primero necesitará de nosotros, no
solo un acto de fe, para fijar nuestros ojos en lo invisible, y experimen-
tar su justicia, mientras decidimos servir a Dios, sino que también se
reflejará en la forma en que administramos los tesoros que nuestro
Padre celestial pone en nuestras manos, y si estamos dispuestos a
poner a Dios primero en su manejo. Como buenos mayordomos,
queremos escuchar de nuestro Señor las palabras de aprobación: “Su
señor le dijo: ‘Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor’” (Mateo 25: 21). En este
mundo estamos peleando una batalla espiritual con las fuerzas del
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mal, pero nuestro Señor quiere que tengamos éxito y que venzamos
todo tipo de tentaciones, y que siempre lo honremos. Pero la pregunta
es: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y aún
preguntáis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.
Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis
robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa:
Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro
las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde” (Malaquías 3: 8–10). ¡Qué bendición será para
nuestras vidas, familias e iglesias cuando apliquemos las instrucciones
de Dios en nuestra experiencia personal! “Aquellas iglesias que son
más sistemáticas y generosas en sostener la causa de Dios son las más
prósperas espiritualmente” Testimonios para la iglesia, vol. 3 (Bogotá,
Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2004), p. 444.

COMPROMISO DEL DÍA


Orar diariamente durante esta semana: “Señor, ayúdame a ponerte
primero. Ayúdame a ser fiel y generoso con los recursos que has usado
para bendecir mi vida y mi familia. Quiero ponerte primero en todas
las áreas de nuestra vida y familia, y ser fiel y generoso con el diezmo
y las ofrendas regulares, proporcionales y sistemáticas. En el santo
nombre de Jesús. Amén.”

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DÍA 2:

PONER PRIMERO LO PRIMERO, HASTA EL FIN


Cierta vez, una profesora estaba tratando de enseñar la importancia
de establecer prioridades en su clase. Para hacerlo, sacó un gran frasco
de vidrio que estaba lleno de rocas del tamaño de un puño. Luego le
preguntó a su clase si el frasco estaba lleno. “Sí”, respondieron todos.
Luego sacó un cubo con trozos de gravilla del tamaño de un guisante
y los echó en el frasco, alrededor de las rocas más grandes. “¿Está lleno
el frasco ahora?, preguntó de nuevo. “Probablemente no”, res-
pondieron. Se estaban volviendo más sabios.
Luego sacó un recipiente con arena y lo vertió en el frasco. Rellenó
todas las grietas alrededor de las rocas pequeñas y grandes. “¿Qué les
parece ahora?”, preguntó. “¡No!”, respondieron con certeza. Ella
sonrió. “Tienen razón”, dijo, mientras sacaba una jarra de agua y la
vertía en la jarra. El agua empapaba la arena y alrededor de las rocas.
Ella dio un paso atrás con una sonrisa. “Entonces, ¿qué estoy tratando
de enseñarles a través de esta lección práctica?”
Un estudiante dijo: “Nos está diciendo que no importa cuán ocu-
pados estemos, siempre podemos incluir un poco más en nuestro
horario”. Todos rieron. Pero ella negó con la cabeza. “¡No! ¡Lo que les
estoy diciendo es que aprendan a poner las rocas grandes en el frasco
primero y luego acomodar todo lo demás a su alrededor! Tienen que
establecer sus prioridades en la vida conscientemente, de lo contrario,
los detalles de la vida, la arena, la grava, etcétera, se tragarán tu
tiempo”. Y así es con nuestras vidas hoy: necesitamos aprender a po-
ner las rocas grandes (prioridades espirituales) en nuestra vida
primero. Esto se aplica a nuestras prácticas devocionales diarias, a
todos nuestros hábitos de mayordomía, incluidas nuestras prácticas
de diezmos y ofrendas. Cuando ponemos a Dios primero, siempre
compensa en más formas de las que podemos contar. Sin embargo, en
el mundo acelerado de hoy, esto a menudo puede ser un gran desafío.

MI HISTORIA PERSONAL DE “PROFUNDIZAR”


Cuando era una joven adulta, probablemente podría haber ganado
un premio por ser una “Martha” moderna y ocupada. Al llegar a la
17
universidad, participé en varios ministerios y grupos de adultos
jóvenes, y ya viajaba por aquí y por allá alrededor del mundo. Cuando
llegué a los treinta, ya había estado en casi treinta países, fui volunta-
ria en orfanatos, realicé campañas de evangelización exitosas, enseñé
en escuelas en selvas lejanas y participé en diversas formas de trabajo
médico, como enfermera registrada. Sin embargo, fue en ese momento
que me di cuenta de que faltaba algo en mi vida. Estaba demasiado
ocupada y necesitaba desesperadamente caminar más profundamen-
te con Jesús.
Es fácil engañarnos a nosotros mismos al pensar que tomar la
decisión de servir a Dios es equivalente a conocer a Dios. Pero Dios nos
está llamando a estar con él antes de ir a servirle (Marcos 3: 14). No
podemos dar a los demás lo que no hemos recibido nosotros mismos
al sentarnos a sus pies. De hecho, se nos dice que cuando Jesús regrese
habrá un grupo que dirá: “Señor, hice esto e hice esto…”
Y él les dirá: “¡Sí, pero nunca os conocí! Ustedes obraban aparte de
mí” (Mateo 7: 22-23). Si bien el “proceso de ir más profundo” fue un
poco doloroso, estoy muy agradecida de que Dios finalmente me abrió
los ojos a mi gran necesidad. Cuando comencé a estudiar la Palabra
cada mañana, a menudo con lágrimas corriendo por mi rostro, me
enamoré de Jesús como nunca. Mis devocionales diarios se
convirtieron en una experiencia de adoración vibrante que esperaba
con ansias cada mañana. También aprendí que a medida que tomaba
el tiempo profundo y sin prisas con Dios en una prioridad diaria (inc-
luso si me saltaba un poco el sueño o cortaba alguna otra actividad),
todo lo demás en la vida comenzó a fluir más suavemente.
Cada vez que le damos a Dios el primer lugar, él siempre nos devuelve
mucho más. En Mateo 6: 33 se nos dice: “Buscad primeramente el reino
de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (A menos
que se indique lo contrario, todos los textos bı́ blicos son de la nueva
versión Reina Valera 1995. Copyright © 1995 Sociedades Bı́ blicas
Unidas (United Bible Society).

CLAVES PRÁCTICAS PARA PROFUNDIZAR


Una vez que te has comprometido a poner a Dios en primer lugar,
¿cómo proteges y pasas tu tiempo con él cada día mientras buscas un
derramamiento más profundo de su Espíritu? Los siguientes son
algunos de mis consejos personales:
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1. Encuentra tu propio lugar solitario para encontrarte con Dios.
En Marcos 1: 35 se nos dice: “Levantándose muy de mañana, siendo
aún muy oscuro, salió [Jesús] y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”.
2. Acuéstate para poder levantarte temprano. Si vamos a experi-
mentar todo lo que Dios tiene para nosotros, debemos tener la
intención de decir “no” a algunas cosas por la noche para poder decir
“sí” al Señor por la mañana. Si te cuesta levantarte temprano, solo
pídele a Dios que te despierte. ¡Él lo hará!!
3. Apague todas las distracciones, si es posible. Cuando te levantes
por la mañana, evita encender cualquier ruido o distracción que pueda
desviar tu atención de Dios. Además, trata de abstenerte de revisar tus
correos electrónicos, mensajes de texto, cuentas de redes sociales o
cualquier otra comunicación electrónica.
Utiliza la función de “modo avión” en tu teléfono inteligente, hasta
que hayas completado los devocionales, es una gran práctica. El autor
E. M. Bounds escribe: “Si Dios no es el primero en nuestros pensa-
mientos y esfuerzos por la mañana, estará en el último lugar el resto
del día”. (E. M. Bounds, The Complete Work of E. M. Bounds on Prayer
(Ada, MI: Baker Books, 2004), p. 464)
4. Confiesa tus pecados y elimina las brechas espirituales. A menu-
do, las personas sienten que hay un muro entre ellos y Dios. Eso se debe
a que hay pecados no confesados y brechas espirituales que deben
abordarse. Ora y pídele a Dios que escudriñe tu corazón y te muestre
aquellas áreas que necesitan corregirse (Salmo 66: 18; Salmo 139:
23-24; 1 Juan 1: 9).
5. Pide un bautismo diario del Espíritu Santo. Con el Espíritu Santo
vienen todas las demás bendiciones, pero debemos pedirlas (Lucas 11:
13). Elena G. de White nos dice: “Podemos haber recibido cierta medi-
da del Espíritu de Dios, pero mediante la oración y la fe debemos tratar
de obtener una porción más abundante” (Testimonios para los mi-
nistros [Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1979],
p. 507)
6. Toma tiempo tanto para la oración como para el estudio de la
Biblia. No hay necesariamente una forma correcta o incorrecta de
tener devociones. El punto importante es que lo hagamos. Busca a
Jesús mientras estudias. Además, mientras lees la Palabra, personalí-
zala y conviértela en una oración. Cuando ores, reclama las promesas

19
de Dios. Por último, pero no menos importante, pregúntale a Dios
cómo quiere que apliques lo que has estudiado a tu vida hoy.
7. Sigue pidiendo un caminar más profundo. La Biblia nos dice: “Y
a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abun-
dantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que
actúa en nosotros” (Efesios 3: 20). Dios tiene mucho reservado para
nuestras vidas, si nos atrevemos a pedir más.
8. Por último, pero no menos importante, mantén a Dios contigo a
lo largo del día. Dios debe ir con nosotros, quedarse con nosotros, y
morar con nosotros. Él quiere caminar con nosotros como caminó con
Enoc. “Podemos mantenernos tan cerca de Dios que en cualquier
prueba inesperada nuestros pensamientos se vuelvan hacia él tan
naturalmente como la flor se vuelve hacia el sol”. (El camino a Cristo
[Bogotá, Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2005],
p. 148)

Pon tu tiempo devocional con Jesús como tu primera prioridad


diaria, y cosecharás grandes beneficios en todos los aspectos de la
vida. Es la condición principal para crecer como mayordomo fiel de los
recursos dados por Dios. ¡Inténtalo! ¡Ya verás!

COMPROMISO DEL DÍA


Reflexionemos en esta cita: “A medida que tomaba el tiempo pro-
fundo y sin prisas con Dios en una prioridad diaria [...] Todo lo demás
en la vida comenzó a fluir más suavemente” (Consejos sobre Mayor-
domía Crisitiana, p. 225)
Mi compromiso: Dios ayúdanos a apartar los primeros momentos
de cada dı́ a para tener comunió n íntima a travé s de la oració n, el
estudio de la Biblia, el Espı́ ritu de Profecı́ a, la lección de Escuela Sa-
bática y la participación en el culto familiar.

20
DÍA 3:

CULTIVANDO RELACIONES DE CALIDAD


¿Qué tipo de matrimonio tienes? ¿Te sientes feliz y satisfecho la
mayor parte del tiempo, o te sientes mayormente triste y enojado,
deseando haber escuchado a tus padres acerca de tomar las cosas con
más calma? No se necesita mucho para darse cuenta, una vez que
comience a leer la literatura de investigación matrimonial o hable con
otras parejas casadas que conoce bien, de que todas las parejas experi-
mentan momentos difíciles en su matrimonio. No hay matrimonios
perfectos porque no hay personas perfectas. Sin embargo, muchas de
las parejas con las que trabajamos tienden a ver su matrimonio como
disfuncional.
Cuando se usa la palabra disfuncional en el contexto de las relacio-
nes, se refiere al colapso de lo que es normal en una relación matrimo-
nial. Sin embargo, es muy normal que dos personas imperfectas
tengan diferentes puntos de vista sobre el mundo. Esto significa que
cada matrimonio experimentará el desafío de lidiar con el conflicto.
Cuando las parejas ignoran sus diferencias fundamentales y solo las
tratan cuando ocurre un evento o episodio, este enfoque tiende a ge-
nerar resentimiento y destruir la paz de cualquier matrimonio. Incluso
cuando las parejas tienen un matrimonio relativamente saludable, si
no hablan deliberadamente sobre sus diferencias de una manera
tranquila y controlada, esto puede llevar a la desesperación y al sen-
timiento de querer salir de la relación.
Si bien hay muchos factores que contribuyen a una relación
disfuncional, estos pueden incluir abuso, abandono, adicciones y
trastornos psicológicos como ansiedad, depresión y trastornos de
personalidad evaluados clínicamente. Sin embargo, muchas parejas
experimentan disfunciones porque nunca aprendieron a comunicarse
bien, lo que a menudo genera sentimientos de desesperanza y frus-
tración. Estos sentimientos pueden escalar fácilmente a pensar que
se casaron con la persona equivocada, y que la única forma de escapar
de esta pesadilla es divorciándose. Las parejas que encuentran el éxito
en el matrimonio aprenden a eliminar los patrones destructivos o
negativos de relacionarse entre sí.
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En lugar de frustrarse y acusar a su pareja de hacer siempre las cosas
mal, cada pareja se centra en lo que puede hacer para ser una mejor
pareja. Estas parejas tienden a ver su relación matrimonial como una
copa medio llena, aprovechando las fortalezas de su cónyuge, en lugar
de ver su matrimonio como una copa medio vacía, concentrándose en
las debilidades de su pareja y de la relación. La buena noticia es que es
posible cultivar relaciones de calidad. Ambas personas en la relación
pueden elegir construir su matrimonio encontrando lo bueno en la
otra persona y cambiando la forma en que ven a su pareja.

En lugar de ver a su cónyuge como un adversario, pueden optar por


jugar en el mismo equipo. Entonces, ¿cómo pueden las parejas
aprender a ser mejores administradores de su relación matrimonial?
La verdad es que, así como las personas se comprometen a devolver
un diezmo fiel y dar una ofrenda generosa, pueden reconocer que su
matrimonio es responsable de reflejar la imagen de Dios en el mundo.
Aquí hay siete hábitos que ayudarán a cualquier matrimonio a cultivar
relaciones de calidad:
1. Vea su matrimonio como un regalo de Dios. Cuanto más vea su
matrimonio como un activo que vale la pena y un regalo de Dios, más
positivamente se sentirá acerca de su relación matrimonial. Dado que
su cerebro está conectado para creer lo que le dice, cambie su diálogo
interno y comience a decirse a sí mismo que tiene un gran matrimo-
nio. Si hace esto regularmente, usted y su cónyuge pronto comenzarán
a creerlo y experimentarlo. La Biblia tiene razón cuando dice: “Si
puedes creer, al que cree todo le es posible” (Marcos 9: 23). [A menos
que se indique lo contrario, todos los textos bı́ blicos son de la nueva
versión Reina Valera 1995. Copyright © 1995 Sociedades Bı́ blicas
Unidas (United Bible Society)]
2. Ore regularmente por su matrimonio y su cónyuge. Debido a que
Dios creó el matrimonio, es esencial mantenerlo en el centro de su
relación. Use su fe deliberadamente pidiéndole a Dios paciencia y el
deseo de ser comprensivo y amable con su pareja. Si cree que Dios ve
todo y sabe todo, querrá estar atento a lo que le dice o le hace a su
cónyuge. Esta es la razón por la que Elena G. de White afirma en El
hogar cristiano: “Y a medida que crezca su amor por él [Dios], su amor
mutuo aumentará también en fuerza y profundidad” (El hogar
cristiano [Bogotá, Colombia: Asociación Publicadora Interamericana,
22
2011], p. 100.). Por lo tanto, su oración debe ser para que Dios haga por
su matrimonio “más abundantemente de lo que pedimos o entende-
mos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3: 20).
3. Aprenda y practique habilidades de comunicación efectiva. La
mayoría de los humanos aprenden a comunicarse desde el nacimiento.
Sin embargo, la mayoría de las personas han desarrollado formas de
comunicación erróneas y defectuosas. Los esposos y las esposas traen
esos patrones de comunicación, buenos y malos, a su matrimonio.
Esta es la razón por la cual cada miembro de la pareja debe estar
dispuesto a hacer modificaciones en sus estilos relacionales y de
comunicación para mejorar la calidad de su relación matrimonial. Si
las parejas se tomaran el tiempo para escucharse genuinamente y ver
las cosas desde el punto de vista del otro, muchas preocupaciones se
resolverían. El sabio consejo bíblico de Santiago 1: 19 dice: “Todo
hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”.
4. Averigüe lo que le gusta a su cónyuge y siga haciéndolo. ¡Descubra
lo que no le gusta a su cónyuge y deje de hacerlo! Antes del matrimo-
nio, las parejas se enorgullecen de ser lo mejor de sí mismas. Están
dispuestos a hacer cualquier cosa para hacer feliz a la otra persona. Sin
embargo, después de la boda y la luna de miel, muchas parejas tienden
a dejar de hacer cosas especiales el uno para el otro y comienzan a
distanciarse. Si las parejas emplearan la regla de oro: “Así que todas
las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos” (Mateo 7: 12), su relación matri-
monial crecería y los llenaría de alegría y gozo de Dios.
5. Perdone a menudo. En el matrimonio, las parejas inevitab-
lemente se lastimarán mutuamente. No estamos hablando necesa-
riamente de abuso de ningún tipo, aunque también es una posibilidad,
sino de las realidades incrustadas en las relaciones humanas
imperfectas. Sin tener la intención de lastimar al otro, las parejas a
menudo dicen o hacen cosas que lo hacen. Esta es la razón por la que
debes aprender a perdonar. Perdonar a alguien que te ha hecho daño
es la parte más difícil de amar y, sin embargo, no hay amor verdadero
sin perdón. Perdonar no significa dejarse pisotear o liberar a la otra
persona de la responsabilidad. Aun así, perdonar ayuda a comenzar el
proceso de sanación de tus heridas y de la necesidad de castigar a la
otra persona. El perdón también ayuda a reducir la brecha que se ha
desarrollado en la relación. Por supuesto, solo puedes aprender a
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perdonar cuando estás bajo el señorío de Jesucristo, quien dijo:
“Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos
a nuestros deudores.” (Mateo 6: 12).
6. Aprenda a reír. El antiguo adagio “la risa es un buen remedio”
sigue siendo cierto hoy en día. Sin duda, la investigación médica su-
giere que la risa tiene beneficios fisiológicos y neurológicos. La risa
ayuda a reducir el estrés, estimula el sistema inmunológico, reduce la
presión arterial, une a las parejas y mantiene fresca la relación. Cada
pareja casada necesita encontrar cosas de las que reírse y dejar de
estresarse por las cosas pequeñas. Proverbios 17: 22 nos recuerda: “El
corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu triste seca los
huesos”.
7. Haz depósitos emocionales. Las relaciones, especialmente el
matrimonio, funcionan como una cuenta bancaria. Cuando se hacen
o se dicen cosas agradables, uno hace depósitos emocionales en la
cuenta bancaria emocional del otro. Sin embargo, cuando se lastiman
mutuamente o no cumplen sus promesas, uno hace retiros emocio-
nales. Cuanto más dinero depositamos en nuestras cuentas bancarias,
más dinero tenemos. Cuantos más retiros hagamos, menos dinero
tenemos. Si hacemos más retiros emocionales que depósitos emocio-
nales en la cuenta bancaria emocional de nuestro cónyuge, termina-
mos en bancarrota. Por lo tanto, decida hoy ser intencional acerca de
hacer depósitos emocionales en la cuenta bancaria emocional de su
cónyuge. Después de todo, la Biblia dice en Colosenses 3: 14: “Sobre
todo, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.”
Cuando usted es fiel en su mayordomía, Dios abre las ventanas de los
cielos y derrama abundantes bendiciones. Cuando ustedes son
pacientes, amables, fieles y gentiles el uno con el otro en el matrimo-
nio, las bendiciones de Dios se desbordan no solo en sus hogares, sino
también en los hogares de vecinos, parientes y amigos. Propóngase
en su corazón comenzar a practicar estos siete hábitos en su matri-
monio hoy.

COMPROMISO DEL DÍA


Que la oración diaria sea: Dios ayúdame a mejorar mis relaciones
creciendo en la fidelidad, el perdón y el amor como principio.

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DÍA 4:

LA SALUD EMOCIONAL
Mucha gente sabe qué medicina tomar o qué remedio natural aplicar
para el malestar estomacal, el dolor de garganta o un esguince muscu-
lar. Y si están perplejos por alguna enfermedad física, harán los
arreglos necesarios para acudir a un médico o profesional de la salud.
¿Irían a un profesional de la salud mental si tuvieran pensamientos,
sentimientos y comportamientos que los perturbaran significa-
tivamente? Probablemente no. Y probablemente por el estigma. Estos
ejemplos nos recuerdan cuán mal equipados estamos para enfrentar
síntomas mentales y emocionales adversos. No podemos olvidar que
es nuestro deber, como mayordomos de Dios, cuidar nuestra salud, y
no hay salud sin salud mental.

¿QUÉ ES LA SALUD MENTAL?


Al igual que con la salud física, la salud mental no puede definirse
como la ausencia de enfermedad. Muchas personas sufren y hacen
sufrir a otras con síntomas parciales que no cumplen con un diagnós-
tico completo. La salud mental consta de tres áreas principales: los
pensamientos, los sentimientos y el comportamiento. Cuando alguien
disfruta de bienestar psicológico/mental, utiliza bien sus habilidades;
enfrenta el estrés con un éxito razonable; mira el pasado con satisfac-
ción, el presente con calma y el futuro con esperanza; se relaciona
agradablemente con los demás; y hace su trabajo productiva y feliz-
mente, podemos concluir que son mentalmente saludables.
Las personas con problemas mentales y emocionales suelen tener
dificultades en una o más de estas áreas básicas de la salud mental:
pensamientos, sentimientos/ emociones y comportamientos. Las
personas que sufren patrones de pensamiento poco saludables
pueden ser negativas en el análisis que hacen de sí mismos, de su
entorno, de otras personas y del futuro. También pueden sospechar
de los demás, evaluar los problemas como blanco o negro, abordar los
desafíos con pensamientos temerosos y pensar ilógicamente para
llegar a conclusiones catastróficas.

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Las personas con problemas a nivel sentimental pueden enfadarse
ante pequeñas dificultades; sentir envidia o celos injustificados; ser
impacientes; sentirse fácilmente desanimados; experimentar ira,
resentimiento, venganza, y falta de empatía. Las personas con tra-
stornos de conducta pueden evitar el contacto social, mostrar agresi-
vidad verbal y/o física, desempeñar mal sus funciones (en el trabajo,
la escuela o la familia), sollozar sin razón o reírse fuera de contexto.
También pueden ser propensos a las adicciones (químicas o conduc-
tuales), pueden tener trastornos para comer y dormir, pueden tener
dificultades para disfrutar de la vida e incluso pueden tener problemas
con la ley. Curiosamente, estas tres áreas de la salud mental están
estrechamente relacionadas entre sí: los pensamientos determinan
los estados psicológicos (sentimientos, emociones), que a su vez dan
paso al comportamiento. La Biblia señala esta conexión: “Porque cuál
es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23: 7),1 y “todo
hombre prudente procede con sabiduría” (Proverbios 13: 16).
Elena G. de White coloca este problema no solo en el nivel de la salud
mental y el bienestar personal, sino que está incrustado en nuestra
fibra moral: “Si los pensamientos son malos, los sentimientos
también lo serán, y los pensamientos y sentimientos combinados
constituyen el carácter moral de la persona. […] Si cedéis a vuestras
impresiones y permitís que vuestros pensamientos se encaucen en
dirección de la sospecha, la duda y la lamentación, os contaréis entre
los mortales más infelices y vuestras vidas resultarán ser un fracaso”
(énfasis añadido). (Testimonios para la iglesia [Bogotá, Colombia:
Asociación Publicadora Interamericana, 1998], t. 5, p. 290)

MAYORDOMOS DE LA SALUD MENTAL


“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual
está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vues-
tros?” (1 Corintios 6: 19). La mayoría de las veces vemos esta decla-
ración en términos de los alimentos saludables que debemos comer y
el alcohol, las drogas y el tabaco de los que debemos abstenernos.
Pero, ¿no son nuestros procesos mentales, que constituyen la función
ejecutiva de nuestro cuerpo, una parte importante del templo de Dios?
En su siguiente carta, el apóstol Pablo escribe a los mismos creyentes
de Corinto, exhortándolos a ser limpios no solo en la carne, sino
también en el espíritu: “Así que, amados, puesto que tenemos tales
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promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7: 1,
énfasis añadido). Somos mayordomos de todos los bienes que Dios
nos ha confiado. Esto incluye nuestra mente, sentimientos/emocio-
nes y comportamientos.
Estamos llamados a adoptar medidas de mayordomía no solo físicas
sino también mentales, como dice la señora White: “Debemos usar
todo medio que Dios ha puesto a nuestro alcance para el gobierno y el
cultivo de nuestros pensamientos” (En los lugares celestiales [Bue-
nos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1968], p. 166)

MAYORDOMOS DE NUESTROS PENSAMIENTOS


La salud mental depende en parte de la forma en que procesamos
los pensamientos. Tomemos la preocupación, por ejemplo. Podemos
estar muy preocupados por asuntos que son importantes para nuestra
vida y la de nuestros seres queridos. Podemos considerar y debatir
posibles soluciones. Esto es legítimo. Pero cuando estos pensamientos
se vuelven compulsivos, exagerados y preocupados por cosas que
podrían suceder, cruzamos la línea hacia el reino de la preocupación,
que es inútil en el mejor de los casos y podría ser un precursor de la
ansiedad y la obsesión. Este tipo de pensamiento debe ser rechazado
tan pronto como sea posible en la cadena de pensamiento. Otro
ejemplo es el pensamiento negativo. (“Esta crisis financiera nunca
terminará” o “No me adaptaré a mi nuevo jefe”). Algunas personas
aplican este patrón de pensamiento a la mayoría de las situaciones que
enfrentan. Durante décadas, la literatura psicológica ha demostrado
que las personas que eligen este patrón de pensamiento tienen un
mayor riesgo de tendencias depresivas, obsesivo-compulsivas y
ansiosas que la población general. Como mayordomo de mis pensa-
mientos, debo encontrar formas de disipar los pensamientos erróneos,
negativos y tóxicos. Con la ayuda de Dios, puedo poner mis pensa-
mientos a propósito en un contenido que nutrirá mi mente (Filipenses
4: 8). Sabemos que las prácticas religiosas, como leer los Salmos o los
Proverbios de la Biblia, pueden ayudarnos a disipar pensamientos no
deseados y promover el consuelo y las emociones positivas. Por
último, y lo más importante, el tipo de pensamiento equivocado traerá
contaminación moral. Este fue el punto de Jesús cuando dijo que “del
corazón [la mente] salen los malos pensamientos: los homicidios, los
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adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las
blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo
15: 19-20). Este principio puede ser una guía segura para protegernos
de los pensamientos que nos conducen a consecuencias inmorales.

MAYORDOMOS DE NUESTRAS EMOCIONES


Las emociones generalmente siguen a los pensamientos; por eso es
tan crucial manejar nuestros pensamientos para evitar estados de
ánimo nocivos y promover estados de ánimo saludables. Las emocio-
nes también pueden ocurrir a veces debido a otras personas, al en-
torno, o pueden surgir sin razón aparente. Incluso cuando son cau-
sados por las circunstancias, como mayordomo de mis emociones,
debo aprender a manejar y transformar las emociones negativas en
positivas. También puedo beneficiarme aprendiendo a soportar
experiencias emocionales dolorosas que son inevitables al adoptar
una actitud de esperanza, como lo describió Jesús. Un pasaje útil para
lidiar con las emociones negativas (principalmente la infelicidad) se
encuentra en Juan 16: 20–24. En este pasaje, Jesús aborda la injusticia
de la vida, como cuando sus discípulos son acosados por hacer lo
correcto. Jesús promete que su dolor se convertirá en alegría. Recono-
ce que habrá dolor, pero asegura al creyente que la ayuda llegará con
la misma rapidez, comparándolo con el dolor agudo de una madre que
da a luz, cómo rápidamente da paso a la alegría cuando nace su hijo.
Jesús sabía que gran parte de la miseria humana tiene que ver con
emociones dolorosas del pasado, y nos asegura que los recuerdos
desagradables del pasado serán borrados. Si bien el dolor a veces es
necesario (vers. 22), y el dolor a veces puede tener significado, Jesús
nos señala el gozo permanente que les dará a sus hijos a su regreso, y
que nadie podrá quitarles (vers. 22).

MAYORDOMOS DE NUESTRO COMPORTAMIENTO


La mayoría de los comportamientos surgen como resultado de los
pensamientos y los sentimientos, de ahí la importancia del manejo del
pensamiento. Algunos comportamientos también darán lugar a
trastorno emocionales y mentales, actuando, así como desencade-
nantes de la psicopatología. Pensemos en la adicción. Alguien que es
adicto a una sustancia pierde el autocontrol. Esto da como resultado
antojos, compulsión, culpa, etc. La repetición conduce a una mayor
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tolerancia a la sustancia, fortalece la adicción y causa serios pro-
blemas al individuo, a sus seres queridos y a la sociedad en general.
Muchos creen que no pueden ser víctimas de la adicción, ya que nunca
consumen alcohol ni drogas. Pero también existen adicciones
conductuales, como la pornografía, las apuestas o los juegos de Inter-
net. Una vez “enganchados”, los individuos experimentan patrones
casi idénticos a los de las adicciones químicas. Incluso las cosas nece-
sarias de la vida, como ciertos alimentos, el trabajo, el dinero, las
compras o Internet, pueden volverse adictivas si se usan de manera
excesiva y obsesiva. Sí, la salud mental es un activo, al igual que la
salud física, los talentos, el dinero o las posesiones. Todos nos han
sido confiados para dar gloria a Dios y servicio a los demás. Debemos
entender cómo desarrollarlos, cuidarlos y llevarlos al servicio del
Señor, que es el servicio a nuestros semejantes, tal como escribió
Pedro: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros,
como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1
Pedro 4: 10)

COMPROMISO DEL DÍA


Reflexionemos en esta cita: “No hay salud sin salud mental. Las
prácticas reli- giosas, como leer los Salmos o los Proverbios de la
Biblia, pueden ayudarnos a disipar pensamientos no deseados y
promover el consuelo y las emociones positivas”. (Cartas y Manuscri-
tos, vol. 4 [1883 – 1886] Carta 92ª, 1886)
Dios ayúdanos a establecer un nuevo hábito saludable, a fin de servir
mejor al Señor con mi mente, lo haré.

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DÍA 5:

CUANDO ORES POR LAS ALMAS, ¡CREE!


¿Alguna vez le has pedido a Dios que te dé algo que deseas, solo para
descartar rápidamente lo que te da porque no reconoces que la
respuesta a tus oraciones está justo frente a ti? ¿Alguna vez has orado
por algo y luego lo rechazaste después de que Dios te lo dio? Bueno,
debo confesar que he estado allí muchas veces. Hace unos años, estaba
visitando a personas en una comunidad, con la intención de iniciar
estudios bíblicos en preparación para una reunión de evangelización.
Oré a Dios para que me guiara a personas en la comunidad que estu-
vieran dispuestas a recibir el evangelio. Personas en las que Dios ya
estuviera trabajando. Personas que tuvieran hambre de la verdad. No
quería entrar en discusiones religiosas con la gente. Todo lo que
quería, como mayordomo del evangelio, era compartir a Jesús con las
personas que querían escuchar el evangelio.
Para mi sorpresa, Dios contestó mi oración exactamente como le
había pedido. Me envió a la casa de una señora con todas las caracte-
rísticas por las que oré, excepto que no encajaba en mi estereotipo. No
la reconocí como alguien que buscaba a Dios.

ENCUENTROS DIVINOS NO IDENTIFICADOS


Mientras mi amigo y yo visitábamos el vecindario en busca de
personas interesadas en estudiar la Biblia, llegamos a una casa que era
un poco diferente de todas las demás casas. La casa tenía forma de
pirámide. El color rojo era prominente en la casa, incluidas las corti-
nas, puertas y ventanas rojas. Vacilante, toqué el timbre. Abrió la
puerta una señora alta, elegante y de ojos azules. Pensamos en dar la
vuelta e irnos tan pronto como la vimos. No porque fuera fea, sino
porque era muy hermosa. Y, además, estaba vestida con ropa más
apropiada para la cama que para el exterior.
Nos quedamos en la puerta, atónitos. ¿Deberíamos hablar con esta
señora, o no? Con un poco de temor, le dijimos que estábamos visitan-
do el barrio, repartiendo literatura y orando por la gente. Entonces ella
dijo “Adelante”. Miré a mi amigo, y sin intercambiar palabras, ambos
entendimos que teníamos que salir de este lugar lo más rápido posible.
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Pero ella seguía insistiendo: “Por favor, pasen”. Vacilamos. Más tarde,
mi amigo y yo intercambiamos pensamientos y descubrimos que
ambos estábamos pensando lo mismo: esto es una casa de prostitu-
ción, esta señora es una prostituta, y será mejor que huyamos para
salvar nuestra vida. Pero la señora seguía insistiendo en que entrára-
mos.
Finalmente, decidimos entrar a la casa y sin mirarla, abrimos nues-
tras Biblias y empezamos a hablar de Jesús. Le hablamos acerca de
cómo Jesús es tan precioso en nuestras vidas y cómo nos salvó y nos
dio su vida. Hablamos de cuánto nos ama Dios y que pronto vendrá
para llevarnos a casa. Entonces, de repente, dijo: “Disculpen”. Salió
de la habitación y volvió completamente vestida unos minutos
después. Nunca dijimos una palabra sobre su ropa. Todo lo que habla-
mos fue de Jesús. Pero el Espíritu Santo estaba obrando en su corazón.
Mientras continuábamos el estudio de la Biblia, noté que ella comenzó
a llorar. No sabía lo que estaba pasando. Entonces empezó a hablar y
nos dijo que no sabía orar pero que le había estado pidiendo a Dios que
le enviara a alguien que le enseñara la Biblia. No podía creer lo que
estaba diciendo. Estaba orando para que Dios me llevara a alguien con
quien él ya estuviera trabajando, y lo hizo. Pero debido a mi idea
preconcebida, no lo vi.

CREER EN LOS RESULTADOS DE DIOS


Dios contestó mis oraciones enviándome a este hogar. Y al mismo
tiempo, Dios estaba respondiendo las oraciones de ella enviándome a
enseñarle la Biblia. Sin embargo, casi perdí esa oportunidad porque la
estaba juzgando por su apariencia exterior. Betty (esta hermosa
dama) y toda su familia entregaron su vida al Señor y fueron algunas
de las primeras personas que se bautizaron durante esas reuniones de
evangelización. Betty tenía una hija de diez años que fue bautizada. Su
nombre es Cindy. Vi a Cindy hace unas semanas en St. Louis. Ahora es
una mujer de cuarenta y siete años con dos hijos propios. Me dio un
gran abrazo y dijo: “Gracias por testificar a mi familia. Esto es lo mejor
que nos ha pasado”. Mi corazón fue tocado. Este es el tipo de historias
que me convencen de que testificar es la forma más elevada de mayor-
domía, porque testificar se trata de compartir a Jesús, el Dador de la
vida.

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Esta experiencia me enseñó tres lecciones importantes: 1) Cuando
ores, cree que Dios te está enviando al lugar correcto. No juzgues a
nadie por su aspecto exterior. 2) Cuando ores, cree que Dios habla con
la gente antes que tú. 3) Cuando ores por las almas, cree que Dios te
usará para testificar a otras personas. Todos aprendemos el evangelio
de otro cristiano.

SIGUIENDO EL DISEÑO DE DIOS


No sabía lo que era testificar hasta que lo experimenté yo mismo y vi
cómo cambiaba la vida de las personas. Ser testigo de Cristo es el
llamado más grande que alguien puede tener. Si usted es mecánico,
enfermero, ingeniero, médico, pastor o administrador, testificar es
su prioridad número uno. Ya sea joven o viejo, hombre o mujer, inde-
pendientemente de nuestra identidad cultural, tú y yo hemos sido
llamados a hablar de lo que hemos visto y experimentado con Dios.
Aquí hay cinco razones por las que testificar es tan crucial:
1. Nada trae más felicidad a nuestros corazones. Testificar se trata
de compartir a Jesús con otras personas. Se trata de decirles qué
precioso Salvador tenemos en Jesús. Hay alegría en compartir la
misión de Dios. Asociarse con Dios en la salvación de las almas es la
cosa más emocionante del universo. “No existe una bendición mayor
de este lado del cielo que la que se experimenta al ganar almas para
Cristo”.
2. Estamos brindando una oportunidad para la salvación. Estamos
brindando una oportunidad para la salvación. Cuando compartimos
a Jesús con otros, les damos la oportunidad de salvación. “Porque esto
es bueno y agradable delante de Dios, nuestro Salvador, el cual quiere
que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la
verdad” (1 Timoteo 2: 3-4). Necesitamos dar a las personas todas las
oportunidades para responder al llamado del Espíritu Santo. Necesi-
tamos aprovechar al máximo cada oportunidad para testificar acerca
de Jesús.
3. Trae gozo al corazón de Dios. Jesús es un ganador de almas. Él
quiere que sus discípulos sean como él. “Y les dijo: Venid en pos de mí,
y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4: 19). Participar en la
misión de la iglesia nos ayuda a desarrollar un carácter como el de Jesús.

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4. Llegamos a ser como Jesús. Jesus is a soul winner. He wants His
disciples to be like Him. “Then He said to them, ‘Follow Me, and I will
make you fishers of men’” (Matthew 4:19).
5. Somos fieles al mandato de Dios. Dios espera que cada uno de sus
discípulos sea parte del cumplimiento de la Gran Comisión. “Id y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28: 19-20). Cuando ores por las
almas, cree. Dios siempre contesta tus oraciones. Todo cristiano nace
como misionero. Estamos en este planeta por una sola razón: para dar
testimonio del asombroso Dios del universo.

COMPROMISO DEL DÍA


Reflexionemos en esta cita: “El Hijo del hombre no vino para ser
servido, sino para servir”. Él vivió, pensó y oró, no para sı́ mismo, sino
para los demás. De las horas pasadas en comunión con Dios él volvía
mañana tras mañana, para traer la luz del cielo a los hombres” (Elena
G. de White, Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 105)

MI COMPROMISO: Señor ayúdanos a dedicar tiempo regular cada


semana para compartir las buenas nuevas a través de estudios bı́ blicos,
grupos pequeños y otros medios, e interceder por los demás.

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DÍA 6:

GUARDAR Y EL SÁBADO
El sábado del séptimo dı́ a es un segmento importante de tiempo que
estamos llamados a administrar. Es fundamental revisar cómo pasar
estas horas sagradas, ya que repercute en nuestro ser.

MI EXPERIENCIA PERSONAL
Mientras escribo este mensaje, mi mente está divagando, recordando
los buenos momentos que pasé en mi infancia con mis padres y la ma-
nera de guardar el sábado, que fue adoptada por mi familia hace más
de medio siglo. Fui tan bendecido de experimentar momentos tan
maravillososdecómonospreparábamosparaquecomenzaraelsábado,
dando la bienvenida y celebrando ese dı́ a tan especial y bendito.
Aquı́ está la regulación del sábado en la casa de mi infancia: el sábado,
no se planchaba, no se limpiaba ni cocinaba en absoluto. Antes de la
puesta del sol de los viernes, se esperaba que todo estuviera preparado,
como planchar la ropa que usarı́ amos para ir a la iglesia, lustrar los
zapatos y cocinar la comida para el sábado. Luego, cuando el sol casi
se ponı́ a en el oeste, mi padre reunı́ a a todos sus hijos y familiares en
la sala de es- tar, donde nos sentábamos, y cantábamos algunos him-
nos del sábado, leı́ amos la Biblia, pronunciábamos versı́ culos para
memorizar, orábamos y terminábamos con el Padre Nuestro recitado
juntos. Inmediatamente después, formábamos un cı́ rculo, nos to-
mábamos de la mano y nos deseábamos un feliz sábado. Decı́ amos:
“Feliz sá bado, feliz sá bado, feliz sá bado”. A medida que el sol se
deslizaba por el horizonte, un sentimiento de paz se apoderaba de
nuestros corazones y de nuestro hogar. Ese era el ritual de mi familia
para dar la bienvenida al sábado.
Cuando era niño, siempre me gustaba y disfrutaba el sábado por
estas razones: en primer lugar, no tenı́ amos escuela, lo que signifi-
caba que no habı́ a tarea ni exámenes. En segundo lugar, estaba libre
de hacer mis actividades rutinarias y las tareas del hogar. En tercer
lugar, me encontraba con mis amigos en la iglesia y tenı́ a la oportuni-
dad de charlar con ellos. Y por último, por las comidas especiales. Mi

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madre siempre cocinaba comida deliciosa y un menú especı́ fico,
preparado solo para el sábado.
El sábado se ha convertido en un dı́ a feliz para nosotros, y para mı́ en
particular, el dı́ a que esperamos con ansias. Esta increı́ ble experiencia
se ha quedado grabada en mi mente hasta hoy. A mi vez, implementé
la misma rutina y práctica para mis hijos, y ellos disfrutaron mucho.
Ahora, como tienen sus propias familias, practican la misma rutina
para sus hijos y familias.

En los escritos de Elena G. de White encontramos instrucciones


sobre la permanencia del sábado y consejos prácticos sobre la ob-
servancia del sábado.
• “Dios nos ha dado el conjunto de los seis días para hacer nuestro
trabajo y se ha reservado únicamente uno. Este debiera ser un día de
bendición para nosotros: un día cuando debiéramos poner de lado
todos nuestros asuntos seculares y centralizar nuestros pensamien-
tos en Dios y el cielo” (Ellen G. White, Letters and Manuscripts, vol. 3
[Silver Spring, MD: Ellen G. White Estate, 1876], p. 292)
• “Pero mientras damos culto a Dios, no hemos de considerar esto
como una tarea penosa. El sábado del Señor ha de ser hecho una
bendición para nosotros y para nuestros hijos. Ellos han de considerar
el sábado como un día de delicia, un día que ha santificado.
Dios, y así lo considerarán si son debidamente instruidos. Los padres
pueden llevar a sus hijos al aire libre para contemplar a Dios en la
naturaleza. Pueden señalar a las flores en capullo y a los capullos
abiertos, los elevados árboles y las bellas briznas de hierba, y enseñar
que Dios hizo todas estas cosas en seis días y descansó en el séptimo
día y lo bendijo. En esa forma, los padres pueden dedicarse con afán a
instruir a sus hijos, de modo que cuando ellos contemplen las cosas de
la naturaleza, recuerden al gran Creador de todas ellas. Sus pensa-
mientos serán elevados al Dios de la naturaleza, llevados a la creación
de nuestro mundo cuando se establecieron los fundamentos del sá-
bado y todos los hijos de Dios clamaron de gozo. Tales son las lecciones
que han de impresionarse en la mente de nuestros hijos” (Ellen G.
White, Letters and Manuscripts, vol. 3 [Silver Spring, MD: Ellen G.
White Estate, 1876], p. 292)
El sábado no es nuestro tiempo, sino el tiempo de Dios. Debemos
guardar el sábado fielmente y darle su tiempo. De lo contrario, cuando
36
lo traspasamos, se considera robar el tiempo de Dios. Por tanto, debe-
mos guardar el sábado, porque es santo; es una señal de que Dios es el
Creador y nosotros somos su creación. Debemos tener esto en cuenta
a lo largo de nuestras generaciones.

ALGUNOS BENEFICIOS DE LA OBSERVANCIA DEL SÁ-


BADO
1. Gozo en el Señor. Como observadores del sábado, sabemos que
Dios dijo que debemos llamar a este día santo una delicia. Isaías 58:
13-14 dice: “Si retraes del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día
santo, y lo llamas delicia, santo, glorioso de Jehová, y lo veneras, no
andando en tus propios caminos ni buscando tu voluntad ni hablando
tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová” Dios ha pro-
metido que nos deleitaremos en el Señor en el sábado. Desafortu-
nadamente, para algunas personas, el día de reposo se ha convertido
en una carga, un día infeliz debido a las muchas restricciones hechas
por el hombre incluidas en la ley del día de reposo. Muchas de las 1521
regulaciones asociadas con el sábado dañan la belleza y el disfrute del
sábado y de la observancia del sábado. (John W. Ritenbaugh, “What
the Bible Says About Relieving Burdens: Matthew 12: 9–14”, con-
sultado el 18 de agosto de 2022, https://www.bibletools. org/index.
cfm/fuseaction/topical.show/RTD/cgg/ ID/1052/Relieving-Burdens.
htm) De esta manera, Satanás está impidiendo que muchos experi-
menten el sábado, privándolos del gozo que Dios ha provisto.
2. Fuente de prosperidad. El mandamiento del sábado está
acompañado por la promesa de prosperidad de Dios: “Yo te haré subir
sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de tu padre
Jacob. La boca de Jehová lo ha hablado” (Isaías 58: 14). Si guardamos
fielmente el sábado, Dios hará que andemos sobre las alturas de la
tierra y nos alimentará con la herencia de Jacob. En otras palabras, si
observamos y guardamos el sábado con alegría, Dios nos bendecirá.
Él nos levantará hasta la “cima” del mundo, como está registrado en
Deuteronomio 28: 13: “Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola;
estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los manda-
mientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y
cumples”. La nación que guarda y observa el sábado prueba la veraci-
dad de Deuteronomio 28: 13.

37
3. Disfrutar de la creación. La naturaleza es el segundo libro que
revela a Dios. Elena G. de White escribe: “En la naturaleza están los
ministros silenciosos de Dios, que él nos dio para que nos enseñen
verdades espirituales. Nos hablan del amor de Dios y declaran la
sabiduría del Artista maestro” (El hogar cristiano [Bogotá, Colombia:
Asociación Publicadora Interamericana, 2011], p. 138)

El descanso sabático brinda una excelente oportunidad para que las


familias que viven en un mundo ajetreado, rodeadas de objetos he-
chos por el hombre, accedan a la revelación de la naturaleza. Podemos
apreciar la obra del Creador y cómo provee para la humanidad. Como
tal, el séptimo día proporciona un recordatorio regular de nuestra
posición como mayordomos de Dios. Las siguientes actividades
sencillas del sábado por la tarde pueden reconectarnos con la creación
de Dios:
• Visite un parque o un jardín y tenga un estudio bíblico allí.
• Siéntese junto a una playa tranquila, un lago o un arroyo y escuche
el hermoso chapoteo del agua.
• Realice una caminata en las montañas, respire profundamente el
aire fresco y descubra las maravillas de la naturaleza.
• • Realice una caminata por la naturaleza, tome un par de binocu-
lares para observar aves.
• Recuéstese sobre una manta al sol para obtener la vitamina D que
necesita.
Observar e interactuar con la naturaleza aumentará nuestro interés
en guardar el sábado y darle la bienvenida con alegría cada semana.
Hagamos elecciones sencillas para hacer del sábado una experiencia
gozosa para nuestra familia y para nosotros, ahora y durante el próxi-
mo año.

COMPROMISO DEL DÍA


Señor, ayúdame a prepararme para el sábado durante la semana y
guardar y disfrutar fielmente el dı́ a de descanso.

38
DÍA 7:

ABRIENDO LAS VENTANAS DEL CIELO


Recientemente, en un almuerzo de sábado, estábamos disfrutando
de nuestro plato favorito, una buena discusión teológica. Después de
algún tiempo, la conversación giró hacia el tema de las recompensas
y bendiciones. ¿Recompensa Dios actualmente a los fieles o las
recompensas de Dios están reservadas para el futuro? ¿Cuál es la
naturaleza de la recompensa de Dios: ¿espiritual, material o ambas?
Si hay una recompensa presente, ¿cuál es el propósito? Curiosamente,
varias posiciones emergen entre nosotros. Los cristianos están divi-
didos sobre el tema de la recompensa de Dios. Para algunos, se trata
de obedecer a Dios para disfrutar de una bendición mayor, mientras
que otros hacen una completa abstracción de una recompensa pre-
sente. Esta situación me llevó a revisar Malaquías 3: 10-12; un pasaje
citado regularmente como la recompensa de Dios para aquellos que
practican el diezmo fiel.

DESBORDAMIENTO DE BENDICIONES
Malaquías usa lenguaje figurado, “os abro las ventanas de los cielos”,
para describir el resultado de devolver un diezmo completo al Señor.
Anteriormente, Moisés usó la expresión “las ventanas de los cielos
fueron abiertas” (Génesis 7: 11) para describir la fuerte lluvia que se
produjo durante los cuarenta días del diluvio. En otro lugar, usa una
expresión casi similar, “haré llover pan del cielo” (Éxodo 16: 4), para
referirse al maná, la subsistencia diaria de Israel durante cuarenta
años.
Nota: “os abro las ventanas de los cielos”, (A menos que se indique
lo contrario, todos los textos bı́ blicos son de la nueva versión Reina
Valera 1995. Copyright © 1995 Sociedades Bı́ blicas Unidas)
Malaquías 3: 10 proporciona más precisiones sobre el resultado para
los diezmadores fieles: “Derramo sobre vosotros bendición”. Esta
enseñanza está en armonía con la promesa de Dios que se encuentra
en Deuteronomio 28. La línea introductoria informa sobre los desti-
natarios de la promesa, aquellos que “oyen atentamente la voz de
Jehová su Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamien-
39
tos (vers. 1). Más adelante, se describe la bendición: “Te abrirá Jehová
su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y
para bendecir toda la obra de tus manos” (vers. 12).
Si bien el amor y las bendiciones de Dios preceden al diezmo, es bí-
blicamente sensato reconocer que Dios agrega abundantes bendicio-
nes materiales a los que diezman fielmente. Elena G. de White
confirma este entendimiento: “Si hubiesen reconocido con plenitud
y voluntariamente los requerimientos de Dios y si los hubiesen sa-
tisfecho, su bendición se habría manifestado aumentando la produc-
ción de la tierra. Las cosechas habrían sido más abundantes. Las nece-
sidades de todos habrían sido ampliamente satisfechas. Cuantos más
demos tanto más recibiremos”. (Consejos sobre mayordomı́ a cristia-
na, p. 88)
La recompensa presente y futura de los fieles es la verdad bien esta-
blecida. Las abundantes bendiciones de Dios no vienen en paquetes
uniformes. Varían de un individuo a otro. Algunos no mendigarán pan
(Salmo 37: 25), mientras que otros producirán abundantes riquezas.
Elena G. de White explica esta realidad diversa: “Algunos tendrán cien
veces tanto en esta vida y en el mundo venidero la vida eterna. Pero no
todos recibirán cien veces tanto en esta vida, porque no podrían
soportarlo”. (Consejos sobre mayordomı́ a cristiana, p. 230) Tenga-
mos confianza en la sabiduría de Dios.
De acuerdo con la versión de la Biblia The Message, Lucas 16: 10-13
dice: “Si no eres honesto en los trabajos pequeños, ¿quién te pondrá a
cargo de la tienda?”. La fidelidad en el diezmo muestra que podemos
manejar más de las bendiciones de Dios.
Actualmente, estamos transitando a través de territorios descono-
cidos. Muchos se enfrentan a nuevas circunstancias de la vida para las
que no tienen la experiencia ni los recursos. En tales situaciones, la
tentación de pausar el diezmar suele ser alta. Sin embargo, ¿no será
más sabio y tranquilizador tener abiertas las ventanas de los cielos
sobre nosotros?

ESQUEMA DE PROTECCIÓN DE DIOS


Los siguientes dos versículos, Malaquías 3: 11-12, amplían el versí-
culo 10. Malaquías 3: 11 dice: “Reprenderé también por vosotros al
devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el

40
campo será estéril”. Aquí, Malaquías elabora sobre las medidas pro-
tectoras de Dios.
La vida nos ha enseñado que no basta con ser bendecidos, sino con
conservar y disfrutar nuestras bendiciones. El profeta Miqueas des-
cribe una consecuencia de la infidelidad: “Sembrarás, mas no segarás;
pisarás aceitunas, mas no te ungirás con el aceite; también uvas, mas
no beberás el vino” (Miqueas 6: 15). Estos son escenarios de vida
frustrantes. Cuando los hijos de Israel ascendían a Jerusalén durante
las tres fiestas peregrinas, cantaban su profunda aspiración: “Bien-
aventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos.
Cuando comas el trabajo de tus manos, serás feliz, y te irá bien” (Salmo
128: 1-2). Esto sucede cuando nuestro Dios reprende, literalmente
lisia y paraliza al devorador.
Jesús menciona la presencia de un devorador y nos recuerda su plan
protector: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir, yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
(Juan 10: 10). El “tengan” en este versículo se refiere a “sus propias
ovejas”, a aquellos que “conocen su voz” y “lo siguen” (Juan 10: 4). Él
asegura protección y vida abundante para aquellos que lo reconocen
como Dueño. En la época de Malaquías, el pueblo no reconoció a Dios
como Padre y Señor (Malaquías 1: 6), y como resultado, sus bendicio-
nes fueron malditas (Malaquías 2: 2). En contraste, el diezmo es una
declaración de reconocimiento de la propiedad de Dios sobre nosotros
y todo. Como tal, le permite a Jesús inscribirnos en su plan de protec-
ción.
La protección de Dios es muy necesaria para nuestro tiempo inesta-
ble: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removi-
da y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se
turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza”
(Salmo 46: 1-3). En un mundo donde el mercado de valores está osci-
lando, la guerra está en su apogeo, el COVID-19 y la viruela del mono
son una amenaza, y el costo de vida se está disparando, ¿no es mejor
ponernos a nosotros mismos y a todo lo que tenemos bajo el cuidado
del Dios todopoderoso? Al diezmar, nos inscribimos en el plan de
protección de Dios.

41
MÁS BENDICIONES CON UN PROPÓSITO
Leemos en Malaquías 3: 12: “Y todas las naciones os llamarán
bienaventurados, porque seréis tierra deseable”. Este versículo usa
dos expresiones para la reacción de otros a los fieles que diezman: “los
llama bienaventurados” y “tierra deseable”.
La expresión “os llamarán bienaventurados” se aplica a la mujer
virtuosa de Proverbios 31. Sus hijos y su esposo la llaman bendita (vers.
28). Estas alabanzas no son por su hermosura ni por lo que ha adquiri-
do, sino por sus obras, que fueron de bendición para ellos y para los
demás: el hacer muy bien, el fruto de sus manos y sus obras.
María, la madre de Jesús, también fue llamada bienaventurada
porque a través de sus acciones sacrificiales, el mundo sería bendecido
(Lucas 1: 48). Uno es llamado bienaventurado cuando se convierte en
una bendición especial para los demás. Este es el propósito de las
abundantes bendiciones adicionales.
El apóstol Pablo profundiza en este concepto: “Y poderoso es Dios
para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que teniendo
siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda bue-
na obra” (2 Corintios 9: 8). Para Pablo, más bendiciones son para un
propósito altruista, más buen trabajo. El creyente abundantemente
bendecido no vive de acuerdo con el estándar de esta era, sino por un
principio superior. No ganar más para gastar más en nosotros mis-
mos, sino ganar más para convertirnos en una mayor bendición para
los demás. Adquirir más bendiciones no es la finalidad del diezmo fiel,
¡sino convertirse en un canal más grande de bendición!
La expresión “tierra deseable” habla de un aumento en la capacidad
de testimonio de los hijos de Dios, de que se vuelven deseables. Mien-
tras disfrutaba de abundantes bendiciones, Israel se volvería atrac-
tivo y deseable. Muchos querrían ser como ellos y ser parte de ellos.
Israel podría entonces cumplir más fácilmente el plan de Dios para
ella: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra”. Y
esto sucedería cuando “hayas obedecido mi voz” (Génesis 22: 18). La
recompensa abundante del diezmo fiel no es para satisfacer nuestros
deseos egoístas, sino para servir como testimonio de la bondad y
fidelidad de Dios. Cuando somos abundantemente bendecidos, tene-
mos oportunidades adicionales para señalar a las personas la Fuente
de todas las bendiciones.

42
Elena G. de White dice: “Debemos aceptar la palabra de Dios, y con
fe sencilla avanzar confiando en la promesa, y dar al Señor lo que es
suyo”. (Consejos sobre mayordomı́ a cristiana, p. 88)
Los que diezman fielmente son recompensados ahora y en el gran
día de Dios (Malaquías 4: 2-3). Como el Señor de los ejércitos, Capitán
y Comandante de los ejércitos angélicos, ninguna de sus promesas
deja de cumplirse. Sin embargo, el diezmo no es una transacción de
negociación entre la humanidad y Dios. No se trata de volver a con-
seguir más. Así como un espíritu altruista conduce a diezmar fielmen-
te, el mismo espíritu nos ayudaría a utilizar nuestras bendiciones
adicionales para bendecir a otros y testificar acerca del Proveedor de
todas las bendiciones.

COMPROMISO DEL DÍA


Reflexionemos en esta cita: “Un espíritu mezquino y egoísta impide
que los hombres den a Dios lo que es suyo” (Consejos sobre Mayordo-
mía Cristiana, p. 82)
Mi compromiso: Señor ayúdame a despojarme de este espíritu
egoísta y devolver libremente el 10% de todos mis ingresos.

43
44
DÍA 8:

OFRENDAS ACEPTABLES E INACEPTABLES


Hay muchas indicaciones en la Biblia que implican que el Señor
evalúa, valora y califica nuestra ofrenda o su ausencia. El hecho de que
Jesús se sentó a propósito frente al arca del tesoro (Marcos 12: 41) y
que evaluó la ofrenda de la viuda pobre (Marcos 12: 43) debería decir-
nos que aún hoy, él está observando y evaluando nuestros patrones de
ofrendar. Otra verdad importante es que algunas ofrendas son acep-
tadas y valoradas por él, mientras que otras, independientemente de
su cantidad, no pueden ser aceptadas y se vuelven incluso ofensivas
para él. ¿Cuáles son algunas de las condiciones para que Dios acepte
una ofrenda?

1. CUANDO ES PRESENTADO POR UN CORAZÓN QUE ESTÁ BIEN


CON DIOS. (Salmo 40: 6-8; 51: 16-17; Isaías 1: 10-13; Oseas 6: 6; Ma-
laquías 3: 2–5; Mateo 9: 13; Marcos 12: 33) Según Malaquías 3, Dios
acepta aquellas ofrendas que son traídas “en justicia” (vers. 3), es
decir, por aquellos que han permitido que Dios los purifique, refi-
narlos (vers. 2-3) de pecados como la hechicería, el adulterio, perjurio,
extralimitarse u oprimir a los trabajadores en sus salarios, y opresión
de los vulnerables y extranjeros (vers. 5), por mencionar algunos. Solo
entonces “las ofrendas […] sean agradables al Señor” (vers. 4).
Queda claro que el Señor evalúa al dador antes que al don. La mejor
y más grande ofrenda nunca será aceptada si el que la trae no está bien
con Dios. Por lo tanto, debemos traer una “ofrenda de corazón” antes
de traer una “ofrenda monetaria”. Traemos una “ofrenda de co-
razón” cuando tomamos tiempo diariamente para permitir que el
Espíritu Santo examine nuestros pensamientos e inclinaciones,
comparándolos con la Palabra de Dios. Al confesar nuestros pecados
y creer que la muerte de Jesús fue suficiente para pagar nuestra deuda,
recibimos el poder de aborrecernos a nosotros mismos debido a nues-
tros malos caminos y obras (Ezequiel 36: 31), y luego recibir un co-
razón nuevo, lleno de deseo de hacer la voluntad de Dios (Ezequiel 36:
26-27)

45
2. CUANDO ES TRAÍDA POR UN CORAZÓN QUE ESTÁ BIEN CON LOS
HOMBRES. (Mateo 5: 23-24; Hebreos 13: 16). Todos los que están bien
con Dios se esforzarán por estar bien con los demás seres humanos.
Aquellos que tienen un espíritu contencioso o son ajenos a los senti-
mientos, derechos o necesidades de los demás muestran que su religión
es falsa. Por lo tanto, sus ofrendas no pueden ser aceptadas por Dios.
Por eso Jesús dice que si traes tu ofrenda a la iglesia (alfolí de Dios) y
“te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti”, deja de dar tu
ofrenda “ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve
y presenta tu ofrenda” (Mateo 5: 23-24).1 ¿He hecho todo lo posible
para vivir en paz con todos los hombres y mujeres (Romanos 12: 18) y
para ayudar a los necesitados que me rodean? Sin esa experiencia
santificadora, nuestras ofrendas no pueden ser aceptadas por Dios.

3. CUANDO ES PRESENTADA POR UNA PERSONA OBEDIENTE. (1


Samuel 15: 22; Salmo 40: 6-8; Isaías 66: 2-4). El rey Saúl estaba
ansioso por presentar ofrendas al Señor, pero solo como una forma de
cubrir su desobediencia voluntaria al mandato del Señor. En lugar de
confesar su pecado, siguió presentando excusas por hacer lo que es-
taba en contra de la voluntad de Dios (1 Samuel 15). Algunas personas
hoy en día también pueden hacer lo mismo cuando trabajan durante
las horas del sábado, prometiendo traer el salario de ese día como una
especie de “ofrenda de compensación” por hacer lo que no está bien.
Pero si un hombre casado tiene una aventura, ¿su esposa aceptará un
pastel preparado por la otra mujer como compensación?
Por tanto, Samuel dijo a Saúl: “¿Acaso se complace Jehová tanto en
los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a las palabras de
Jehová? Mejor es obedecer que sacrificar; prestar atención mejor es
que la grasa de los carneros” (1 Samuel 15: 22). Dios nunca aceptará
ofrendas como reemplazo de la lealtad a sus mandamientos.

4. CUANDO EL ADORADOR ESTÁ BUSCANDO UNA RECOMPENSA


CELESTIAL, NO TERRENAL. (Mateo 6: 1-4). Algunas personas
pueden traer grandes ofrendas o hacer donaciones significativas
mientras se ven obligadas por motivaciones menos que ideales.
Algunos, por ejemplo, quieren ser reconocidos como filántropos o
benefactores, otros tienen el ojo puesto en un puesto en el liderazgo
de la iglesia y otros pueden dar por amor al pastor. Debido a que esas
46
motivaciones terrenales generalmente esperan un reconocimiento
humano (una especie de recompensa), no pueden ser aceptadas por
Dios. Sin embargo, cuando no trato de promocionarme a través de mis
ofrendas, entonces lo que Jesús dijo puede cumplirse en mi vida: “Tu
Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará” (Mateo 6: 4,
NVI) [Las citas bı́ blicas marcadas como NVI son de LA SANTA BIBLIA,
NUEVA VERSION INTERNACIONAL®. Copyright © 1973, 1978, 1984,
2011 por Bı́ blica, Inc. ®. Usado con permiso. Todos los derechos re-
servados en todo el mundo]

5. CUANDO REPRESENTA UNA PROPORCIÓN ADECUADA DE LOS


INGRESOS. (Deuteronomio 16: 17; Marcos 12: 41-44; 1 Corintios 16:
1-2). Jesús dijo una vez que la persona que dio menos cantidad dio más
que todos los que dieron cantidades mucho mayores (Marcos 12:
41-44). En lugar de carecer de conocimientos matemáticos, el Creador
del universo indicó que su estimación de lo que damos no se basa en la
cantidad sino en la proporción dada. El seis por ciento de los ingresos
que da la persona más pobre significa lo mismo que una ofrenda del
seis por ciento de los ingresos de la persona más rica, aunque las
cantidades difieran mucho.
Al elegir el sistema proporcional para decidir cuándo y cuánto
ofrecer, testificamos que no damos para ganar mérito. En cambio,
damos como respuesta a su dádiva porque él siempre es el primero en
dar. Él nunca esperará que le demos nada si él no nos ha dado algo (2
Corintios 8: 11-12).
Al no proponer un porcentaje fijo de sus ingresos para dar como
ofrenda (2 Corintios 9: 7), las personas pueden estar dejando que su
propio corazón engañoso (Jeremías 17: 9) decida cuándo y cuánto dar.
Por el contrario, al elegir en oración una proporción de los ingresos
para dar como ofrenda, ponen a Dios en control de cuándo y cuánto
dar.
Doy una proporción fija de lo que él me dio, en respuesta a su dádiva.
Como somos socios en su negocio de salvar almas, cuanto más me
bendiga financieramente, mayor será la cantidad que le devolveré. Y
si él necesita invertir más en su negocio, me dará más, porque sabe
que de cada centavo que me da, un porcentaje fijo se invertirá en el
avance de su reino.

47
6. CUANDO SE DA DE ACUERDO CON LA ESPECIFICACIÓN. (Génesis
4: 4-5; Hebreos 11:4). La historia de Caín y Abel nos muestra que Dios
no puede aceptar ofrendas que no sean traídas de acuerdo con sus
especificaciones. Caín decidió hacerlo a su manera, y Dios “no miró
con agrado a Caín ni a su ofrenda” (Génesis 4: 5). Abel agradó al Señor
siguiendo su guía y trayendo “de los primogénitos de sus ovejas, y de
la grasa de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda” (Gé-
nesis 4: 4).
El espacio no nos permitirá explorar todas las especificaciones que
se encuentran en la Biblia y el Espíritu de Profecía acerca de las ofren-
das aceptables. Pero además de los elementos ya cubiertos anterior-
mente, podemos agregar que también se deben presentar ofrendas
regulares al Señor como primicias, respetando el principio de Dios
primero (Mateo 6: 33).
Las ofrendas de primicias (o primogénitos) eran regularmente
llevadas a Dios por sus hijos en recuerdo de que él es el Proveedor y
Sustentador de la vida. Solo son aceptadas porque Jesús, el Cordero de
Dios, murió como rescate por nuestros pecados, abriéndonos el
camino para ser aceptados por el Padre.
Este tipo de ofrenda “es motivada principalmente, no por buenos
sentimientos, una necesidad específica, un llamado, simpatía por un
pastor o un líder religioso, ni siquiera un deseo de proveer para el
templo o la obra misionera. En cambio, [eso] debe ser motivado por el
acto de Dios de enviar alguna forma de aumento. Son un medio para
adorar a Dios, además del diezmo (Malaquías 3: 8-10), siempre que
haya un aumento de ingresos” (Marcos Faiock Bomfim, “God First:
Biblical Narratives of Givers and Giving,” Inverse Sabbath School
Quarterly first quarter, lesson 2 (2023).

CONCLUSIÓN
Antes de cada acto de adoración a través de las ofrendas, Dios nos
invita a evaluar nuestro corazón para ver si todavía hay un pecado no
confesado que pueda impedir que nuestra ofrenda sea aceptada. Pero
también debemos evaluar nuestra relación con Dios y con los demás,
la motivación que nos lleva a ofrendar, y la regularidad y calidad de la
ofrenda. ¿Es lo mejor que podemos traer? ¿Está expresando gratitud
y lealtad a él? ¡Aprovechemos la adoración a través de las ofrendas

48
para acercarnos aún más a Aquel que no solo nos rescató con su sang-
re, sino que también nos sostiene!

COMPROMISO DEL DÍA


MI COMPROMISO: Dios ayúdame a desarrollar un espíritu de profunda
gratitud por la salvación otorgada dedicando ofrendas sistemáticas de
cualquier ingreso que reciba. Por eso, hoy prometo un porcentaje (____ %)
como ofrenda regular.

49

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