Yin Yin Tiki y La Orquidea - Miryam Yagnam PDF

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Yin-Yin

. Tiki y la orquídea
Myriam Yagnam
Ilustraciones de Andrés Jullian

o
Delfín de Color
Índice
I.SB.N.: 978-956-12-2561-9.
2ª edición: enero de 2015.

Obras Escogidas
!.S.B.N.: 978-956-12-2562-6.
Yin-Yin
3ª edición: enero de 2015. 111 Prólogo 9
Gerente editorial: José Manuel Zañartu Bezanilla.
Editora: Alejandra Séhmidt Urzúa.
111 El escritor 11
Asistente editorial: Camila Donúnguez Ureta.
Director de arte: Juan Manuel Neira.
111 El aeropuerto 19
Diseñadora: Mirela Tomicic Petric. 11 La búsqueda 25
© 2013 por Myriam Yagnam Lara.
Inscripción Nº 226.212. Santiago de Chile.
111 El día en que nació Yin-Yin 29
Derechos reservados para todos los países.
© 2013 para la presente edición por
11 El furgón rojo / 35
Eriiprésá Edifura'Zig�zag·;s:A:­
Inscripción Nº 228.649.
111 La noche en que se apagaron las estrellas 41
Editado por Empresa Editora Zig-Zag, S.A.
Los Conquistadores 1700. Piso 10. Providencia. 111 Yin-Yin comienza su aventura 47
Teléfono 56 2 28107400. Fax 56 2 28107455.
www.zigzag.cl/ E-mail: zigzag@zigzag.cl 111 Un gato grande, gris y peludo 55
61
Santiago-de-Ghile,..----�--..--·-"---� --- ..
111 Claudia busca a Sofía

65
El presente libro no puede ser reproducido ni en todo ni
en parte, ni archivado ni transmitido por ningún medio mecáni­ 111 Un lengüetazo de felicidad
co, ni electrónico, de grabación, CD-Rom, fotocopia,
microfilmacíón u otra forma de reproducción,
sin la autorización escrita de su editor.
Tiki y la orquídea
71
Impreso por R.R. Donnelley Chile Ltda.
Av. Santa Bemardita 12017, San Bernardo. 111 El claro del bosque

,. 81
Santiago de Chile.
111 La orquídea

ID Nuevas señales 89

5
Vin ..Yin
Domesticar: Acostumbrar a la vista y compañía
del hombre al animal fiero y salvaje.

Yin-Yin fue la/única hija de Yin,


una perrita callejera pequeña, con
patitas cortas, pecho ancho, grandes
orejas, ojos agudos, lunar en la cara y
una colita larga y parada, que parecía
más grande que ella misma. Mezcla
de chihuahua y salchicha, tuvo una
vida muy especial. Conoció el amor,
la amistad, sufrió vicisitudes en la
calle, pero nunca perdió la fe. Con
constancia y disciplina logró realizar
sus suenos.
Esta es su historia.

9
IIEI escritor

ti iguel era es,eritor y trabajaba


como periodista en un diario local.
Vivía en una isla pequeñita en el Caribe
y todos los fines de semana, después
de hacer taichí, se iba a remar con
su amigo Rodrigo. Este vivía frente
al mar con Sofía, su esposa, quien
también trabajaba para el periódico
donde escribía Miguel. Sus amigos
lo esperaban todos los sábados con
un termo de café caliente ... ¡Hum!. ..
Podía sentir el olor del café mientras
conducía a casa de Rodrigo.

11
Myriam Vagnam
··········· ······················ ········ ···

Ese día, como muchos otros, Rodrigo,


M1guel y Sofía compartieron el café de
lá mañana disfrutando el amanecer.
Tan pronto el sol salió se encaminaron
a remar y, para su sorpresa, vieron una
cabecita flotando en el mar.
-¡Parece un perro! -'-gritó Sofía,
mientras Rodrigo y Miguel remaban
rápidamente hacia la cabecita, que
parecía hundirse más y más en el agu�.
Myriam Yagnam '/;n-Yin \ Tiki y la orquídea

Miguel se agachó y tomó al perrito, Poco a poco Yin se fue acostumbran-


casi ahogado, en sus brazos. Sofía le do a su nueva vida con Miguel. Lo
dio a Miguel una toalla que traía en acompañaba al periódico a entregar
· su bolso y Miguel lo arropó entre sus sus escritos y después se acomodaba
brazos. a sus pies, mientras este escribía. Los
-¿ Cómo es posible que este perrito fines de semana salían a remar con
haya caído al mar? -se preguntaba sus amigos y Yin se transformó en una
Rodrigo, mientras lo observaba. Y de excelente nadadora. Eran inseparables.
pronto agregó-: No es un perro, es Yi11 también acompañaba a Miguel en
una perrita. sus largas caminatas y se sentía muy
Agradecida, la perrita se acurrucaba importante protegiendo la casa cuando
en los brazos de Miguel: su dueño se dormía mirando televisión
Fue un amor a primera vista. en la sala.
-Me quedaré con ella -dijo Miguel­ Llevaban ya casi seis años juntos cuan-
y se llamará Yin; es �lnompre de la do un día el mundo de Yin comenzó a
energía femenina en el taichí... y como cambiar.
ella es perrita -le aclaró Miguel a sus Miguel llegaba a casa diferente, se
amigos. veía preocupado y hablaba mucho por
Y así fue como Yin comenzó a llamarse teléfono. Ya casi no jugaban juntos y lo
Yin. veía entrando y saliendo con variados
paquetes. Miguel estaba preparando un
viaje. El periódico lo enviaba a trabajar
fuera del país. Se iba a Chile por un año.

14 15
Myriam Yagnam 'iín-'fo1 1 Tiki y la orquídea

C:omo Miguel no podía llevar a Yin demasiado a su dueño. La llevaban


errsu viaje, decidió hablar con Sofía. a remar en el bote, le prepa_r aban
,-Sofía, ¿podrías cuidar a Yin hasta comidas especiales y la dejaban dormir
que regrese? -le preguntó-. Será solo con ellos en su cama. Pero todo era en
por unos meses, hasta que consiga un vano: después de esas actividades, Yin
departamento; luego vendré a buscarla volvía a sentarse frente a la puerta a
-prometió. esperar.
-Seguro -contestó ella-, tú sabes que -Estoy muy preocupada -le decía Sofía
Rodrigo y yo amamos a los animales. a Rodrigo-. Yin pasa horas enteras
Yin va a estar muy bien con nosotros, frente a la puerta esperando ver llegar
no te preocupes. a Miguel... /
Mucho más pronto de lo que todos -No sé qué más podemos hacer
hubieran querido, llegó el momento -apuntaba Rodrigo-, nuestro ami-
en que Miguel debía partir a Chile. go aún no ha podido conseguir un
Era sábado tempranoenlatnañana, departamento.
Miguel subió a Yin en su auto, guardó
en una maleta la comida, los platos y la
cama de la perra, y fue a juntarse con
Rodrigo. Allí, frente al mar, se tomaron
juntos una última taza de café. El vuelo
de Miguel salía a las seis de la tarde.
Sofí éf y Rodrigo trataron por todo
los medios de que Yin no extrañara

16 17
Habían pasado dos meses desde la
partida de Miguel a Chile y una tarde,
en que Sofía dejó la puerta abierta, Yin,
veloz como un rayo, escapó corriendo.
Se sentía mal huyendo de la casa de
Sofía y Rodrigo, pero había tomado
una decisión. Tenía que encontrar a
Miguel ... aunque tuviera que ir cami­
nando a Chile.
Con la nariz pegada al suelo y el
corazón latiendo desenfrenadamente,
fue siguiendo las pisadas de Miguel. El
rastro, bastante difuso, porque había

19
Myriam Yagnam
· · ·· · · · ·· · · · · · · · · ·· ·· · · · · · · · · · · ·· ···· · ·

pas¡i:�oya un tiempo, la lle�ó. �a�ta la -¡Hola! -la saludó Negri, un perro


entrada del aeropuerto. Alh diviso p(:)r mediano, enamoradizo y tan, pero
primera vez un avión. tan mezclado, que no se podía saber a
-·Qué pájaro tan grande y ruidoso! qué raza pertenecía-. Te ves muy bien,
-e:clamó Yin, y se refugió entre los preciosura -la piropeó.
arbustos de un terreno baldío. Espe­ -Perdone a Negri, señorita, es un
raría hasta la noche para ·entrar en el atrevido -interrumpió Klibus, un dál­
aeropuerto. Seguro que allí estaba Chile mata viejo, sabio y caballeroso, que
y encontraría a Miguel., hacía de jefe de la manada-. Usted no
Mie ntra s tant o, Sofia y Rodngo, parece una perra abandonada.
desesperados, pegaba11c:ctrteles ,en -¿ Cómo se llamara damita si se puede
los árboles cercanos a su casa, pon1an saber? -le preguntó Bueso, haciendo
un anuncio en el periódico, otro en una profunda reverencia.
internet y otro en la rad�o, sin nin?,Ún -Yin -contesto ella tímidamente.
resultado. Nadie parec1ahabervisto :_¿Dónde está tu humano? -quiso
a Yin . ¡Había desaparecido como por saber Angie, una perra vieja, blanca
arte de magia! y negra, que acercándose a mirarla
Ent re los arbu stos , Yin se hab1a agregó-: Veo que tienes un collar, y
quedado profundamente dormida. La muy bonito, por cierto.
despertaron los ladridos d� uno� perro�. -Déjenla hablar -ladró Klibus,
Eran Lucas, Bueso, Negr1, AngieyKh­ poniendo orden en la manada-. La
busI uha manada de perros callejeros
'
señorita Yin no puede contestar todas
en busca de comida. las preguntas a la vez.

20 21
Los perros se agruparon a su lado y lo digo por experiencia. Una gran p�rte
Yin les contó su historia. Les habló de de los perros no vuelve a encontrar a
Miguel, del trabajo de este en Chile, su humano.
de lo buenos que habían sido Sofía y -Quédate con nosotros -le pidió
Rodrigo, de lo triste que se sentía y de Negri, que ya se había enamorado de
su intención de encontrar a Miguel, Yin, y le hizo una promesa-: Te juro que
costara lo que costase. te ayudaremos a encontrar a Miguel.
-No te hagas ilusiones -le dijo Klibus-, Yin pensó que si la manada la ayu -
cuando los humanos se van es muy daba, podría dar más rápidamente con
difícil yolver a encontrarse con ellos. su dueño.
-Es cierto -añadió Bueso, que se -Está bien, me quedo con ustedes
jactaba de tener olfato de detective-, te -aceptó al fin.

23
22
·,

Aprovechandola oscuridad de la
noche, la manada de perros se encaminó
hacia la entrada del aeropuerto. Esqui­
vando viajeros, guardias y maleteros
logró entrar a la terminal, pero la policía
la sacó de mala manera, llamando a la
perrera de la ciudad.
Al ver llegar el camión de la perrera,
Klibus dio un ladrido de alerta y todos
los perros, ante el temor de ser llevados
a un refugio, huyeron a la carrera.
A pesar de ese primer fracaso de
encontrar a Miguel, Negri siguió fiel

25
Myriam Yagnam Yin-Yin I Tiki y la orquídea

a �u promesa. Cada mañana, apenas -¿Qué opinan de lo que me dijo doña


as'Ómaba el sol, Yin, Negri y Lucas Garza? ¿Tal vez debo regresar a casa?
salían a buscar al escritor. Vagaban por -les preguntó.
la ciudad preguntando cómo podían Los perros de la manada no supieron
llegar a Chile. Pero nadie s�bía. La qué contestar y Negri la miró con ojos
única que pudo darles una idea fue tristes y serios. Yin sintió que su corazón
doña Garza. Ella vivía en un humedal se detenía. Al ver el cruce de miradas
cercano al aeropuerto y había teni­ entre ellos, Klibus la llevó aparte:
do contactos con bandadas de aves -Yin -le dijo-, piénsalo; yo te quiero
migratorias que venían volando desde como un padre y todos en la manada te
Chile. hemos tomado mucño cariño. Si te vas,
-Pierde la esperanza, Yin -le dijo estás dejando a verdaderos amigos ...
doña Garza-, Chile está muy, muy lejos. aunque ni siquiera sabes si Miguel volverá.
Hay que atravesar mares y montañas Los humanos cambian mucho de parecer
y tú no sabes volar. Vuelve a casa de y no son confiables -añadió muy serio.
Rodrigo y Sofía. Finalmente Yin decidió volver a casa.
Esa noche Yin no pudo dormir, estaba Negri se ofreció a acompañarla y por
confundida. Si regresaba donde Sofía el camino la fue convenciendo de que
no volvería a ver a Negri. Y Negri era regresara con él a la manada.
tan buenmozo, que su corazón daba -Te lo prometo de nuevo, Yin. Todos
saltitos cuando lo veía. juntos encontraremos a Miguel.
A lá mañana siguiente decidió pedir Y así fue como Yin se quedó a vivir
consejo a sus nuevos amigos. con la manada.

26 27
IEI dlia en que nací@
YdnmYdn

Cuatro meses después, una tarde


de lluvia y viento, Yin se dio cuenta de
que estaba a punto de dar a luz a sus
cachorros. Era un día terrible, el ruido
de los truenos y la luz de los relámpagos
iluminaban sin piedad el terreno baldío.
Yin, ayudada por Angie, preparó un
nido con trapos viejos y cajas usadas,
para tener allí a sus cachorros. Negri
vigilaba que nadie interrumpiera el
nacimiento y Bueso, con sus amigos,
patrullaban el perímetro, listos para
avisar si algún intruso se acercaba.

29
Myriam Vagnam

�No se preocupen -los tranquilizaba


B:ci.eso-, si vienen humanos los ataca­
remos por los cuatro flancos. Todos
mis compañeros están en sus puestos.
Ni la lluvia ni los truenos alejaron
a los perros de su patrullaje. Al cabo
de unas horas apareció Negri con las
buenas nuevas:
-¡Son seis machos preciosos! Todos
se parecen a mí -gritaba Negri, muy
orgulloso.
La manada entera corrióa.Vetlos. Pero
cuando llegaron junto a Yin, se llevaron
una gran sorpresa. No eran seis cachorros:
¡eran siete! Y el último ennac:er no fue
un macho sino una perrita, que nació con
los ojos abiertos. Era igual a su madre.
Rubiecita, pequeña y con las orejas y el
rabito parado. La manada entera decidió
que debía llamarse como su madre. Y para
evitar confusiones la llamaron Yin-Yin.
-¡Nunca había visto algo igual! -decía
asombrado Klibus.

30
Myriam Yagnam '/in-Yin I Tiki y la orquídea

t'.__Nacer con los ojos abiertos es muy pesar de su escaso tamaño, tenía una
:'faro -apuntó Angie-. Los perritos gran determinación e inteligencia, y
/ nacen siempre con los ojos cerrados mientras sus hermanos jugaban, ella
y esta pequeñuela ha nacido mirando se interesaba por aprender y hacía
hacia todos lados. constantes preguntas.
-En el libro de nuestros antepasados Pasaba horas escuchando a su madre
-agregó Klibus-: Los lobos y la magia contar historias. Quería aprender sobre
canina, página cincuenta y cuatro, el mar, sobre la vida de sus padres y
párrafo tres, dice que lo_s cach?rros sentía una gran curiosidad por conocer
que nacen con los ojos abiertos tienen a los humanos. Esto volvía loco a Kli­
grandes poderes: L� �uguro a Yin-Yin bus y a Negri, quienes le recordaban
una vida muy especial. constantemente que los humanos no
Ajena a la sorpresa de tod?:' Yi;1� Yin eran de confiar. Ambos estaban muy
cerró sus ojitos y se durmio placida­ tristes porque sus vidas habían sido
mente alladodesu_madre. difícilesyya no creían en los humanos.
Los recién nacidos crecieron rápi­ -Son impredecibles, nunca debes
damente y se ajustaron sin proble­ acercarte a ellos -aconsejaba Klibus.
mas a las costumbres de la manada, -Son ignorantes -agregaba Negri-, no
siguiendo a Negri y a Bueso en todas hablan nuestro lenguaje y sin embargo
sus correrías. Yin-Yin, sin embargo, quieren que los entendamos.
crecía más lentamente. Rubiecita, con -Nos domestican y luego nos aban -
patitas cortas y colita parada, era aun donan. Piensan que no tenemos sen -
más pequeñita que su madre. Pero a timientos -opinaba Angie.

32 33
Myriam Yagnam

Pero Yin -Yin no los escuchaba y


seguía pensando que los humanos no
podían ser tan malos. Su madre hablaba
siempre con cariño de Miguel.

Los meses siguientes fueron de


mucho trabajo para la manada. Lucas
y Bueso salían a buscar comida y se
llevaban a los cachorros en sus correrías;
querían que aprendieran a descubrir los
mejores bocados, a sortear los peligros
de los vehículos y cómo escapar de la
perrera. De vez en cuando aparecía
doña Garza, quien venía a visitar a Yin.
Un día, en una de estas visitas, doña
Garza le comentó a Yin la existencia de
un furgón abandonado en el vertedero
de la ciudad.

34 3S
Myriam Yagnam Yin-Yin I Tiki y la orquídea

-Los cachorros ya están grandes, por el vuelo de doña Garza, que se veía
· Yin -le dijo doña Garza-, y cerca del aún más blanca bajo la luz de la luna.
vertedero municipal hay un furgón rojo Al cabo de algunas horas, la manada,
abandonado, que podría servirles de llegó al furgón rojo.
refugio. Deberían mudarse allí antes Yin-Yin recordaría los meses que allí
de que empiece nuevamente la época pasaron como los mejores de su vida.
de las lluvias. En el furgón rojo se guarecían de la llu -
A Negri y a Klibus les pareció una vía y en el día correteaban por todo el
gran idea. Esperarían la próxima luna lugar. Había mucho que comer y cuan­
llena y partirían en caravana hacia el do llegaba la noche, todos los perros se
basural. Lucas y Bueso se pusieron muy acomodaban en un círculo a escuchar las
contentos. Ya 116 tendríari-que ir muy historias que narraban Angie y Klibus.
lejos para encontrar restos de comida. Los demás oían sus cuentos mirando
Esa noche la luna estaba llena y su hacia el cielo. Klibus afirmaba que sus
luz plateada iluminabaladudad entera. antepasados, los lobos, los observaban
La manada se aprestó a comenzar el desde las estrellas.
viaje hacia su nuevo hogar. -Cuando éramos lobos-contaba Lucas­
-Amigos, es el momento propicio los hombres nos temían. No necesitá­
para partir -dijo Klibus-. Tomen sus bamos de los humanos y podíamos vivir
pertenencias. Un, dos, tres, marchan - sol�s, cazando nuestro propio alimento.
do -ordenó. -Eramos libres, nadie nos ataba ni
Y así, en fila india, atravesaron autopis­ nos golpeaba -decía Negri, quien había
tas, puentes y urbanizaciones, guiados tenido un dueño malísimo.

36 37
Tiki y la orquídea I Yin-Yin

-¿Y por qué no podemos ser lobos


de nuevo?-preguntaba Yin-Yin, mos­
trando los dientes amenazadoramente.
-No podemos, estamos domesticados
-le explicaba su madre-, y no sabemos
vivir sin los humanos.
-¿Y para qué nos domesticaron?-insis­
tía Yin-Yin, que era muy inteligente-,
si ahora nos abandonan y maltratan.
Entonces los perros se hacían los
sordos. No sabían qúé contestar. Ellos
tampoco entendían a los humanos.
-No pierdas la fe -le decía su madre,
consolándola-, todavía existen humanos
buenos. Y muchos se hacen responsables
de nosotros. Ya verás, llegará el momento
en que encontraremos algunos para que
cuiden de ti y de tus hermanos.
Entonces Yin-Yin se tranquilizaba
y se ponía a pensar en Miguel y en
los humanos buenos que algún día
conocería.

39
l.a noche en que se
apa91;n•on las estrelh11s

Esa tarde, como todos los días, apenas


se fueron los hombres que trabajaban
en el vertedero, los cachorros salieron
a jugar. Habían aparecido las primeras
estrellas y Yin-Yin y su madre todavía
estaban dentro del furgón rojo cuando
fueron alertadas por los ladridos de Angie.
-Escondan a los cachorros, escondan a
los cachorros -ladraba Angie, corriendo
despavorida hacia la manada-, vienen
humanos con mal as intenciones.
Yin escondió a Yin -Yin en la guantera
del furgón y después de ordenarle que

41
Myriam Yagnam Yin-Yin I Tiki y la orquídea
•••••• : •••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••
i

no se moviera de ahí, salió en busca medio de un charco de sangre. Luego


de los demás cachorros. Bueso, Klibus, los hombres patearon el cuerpo de Yin,
Angie y Negri corrían y ladraban ame­ separándola de los cachorros y se los
nazadoramente, sin conseguir espantar llevaron.
a los hombres. Armados con palos y Cuando los hombres hubieron desapa­
piedras, estos parecían decididos a recido, la manada completa se acercó a
capturar a los cachorros. socorrer a los padres de Yin -Yin, pero
-Trae la bolsa -ordenaba uno de los todo fue en vano. Ambos cuerpos sin
hombres-, vamos a pedir buen dinero vid.a mostraban las heridas del com -
por estos perritos. Los del laboratorio bate que no pudieron ganar. Yin -Yin,
dijeron que necesitan perros sanos y que había permarrecido escondida,
jóvenes para sus éxperimehtos. temblaba muy asustada
Negri trató de deshacerse de los Desde ese día Angie, Lucas, Bueso y
hombres, gruñendo y mostrándoles Klibus se hicieron cargo de Yin-Yin. Le
sus aterradores colmillos. Yin intentó enseñaron todos los trucos necesarios
esconder a los cachorros bajo su cuer­ para sobrevivir en la calle. Klibus la
po, pero una de las piedras le dio tan entrenaba diariamente, persiguiéndola
fuertemente en la cabeza, que cayó y ladrándole, hasta que la perrita apren­
al suelo junto a los cachorros, que se dió a correr más rápido que un conejo.
acurrucaban asustados. Negri, desespe­ Bueso la instruyó en cómo utilizar a la
rado, agarró a uno de los hombres por perfección el olfato para encontrar los
el pantalón, pero este sacó un palo y lo más pequeños trocitos de comida que
golpeó tan fuerte, que se deplomó en caían fuera de los basureros. Angie le

42 43
Myriam Yagnam
Yin-Yin I Tiki y la orquídea

explicó cómo reconocer el agua fresca encontrar a Miguel, a Sofía y a Rodrigo,


que quedaba en las pozas tras la lluvia los únicos humano buenos de los que
y a descubrir los escondites más ade­ tenía noticias.
cuados para pasar desapercibida.
Yin-Yin era una alumna muy apli­
cada. Aprendió todo lo que pudo,
incluso habló con doña Garza para que Pasados seis meses desde la muerte
le describiera el mundo y el mar, del de los padres de Yin-Yin, doña Garza
que tanto le había hablado su madre. llegó con la noticia de que los hom-
-El mar -le decía doña Garza- es bres de la Perrera Municipal estaban
enorme y salado, cambia de colores recogiendo a los pérros callejeros del
cuando cambia el delo y refleja el sol vecindario. Tendrían que huir y sepa­
y la luna, pero es muy peligroso si no rarse o se arriesgaban a una muerte
sabes nadar. casi segura. Nadie los adoptaría y los
Y entoncesYin::Yinrecordaba cómo su podrían dormir para siempre. Klibus
madre estuvo a punto de ahogarse y cómo convocó a una reunión nocturna de
Miguel la salvó de una muerte segura. urgencia. Debían hablar con Yin-Yin.
Yin-Yin no olvidaba nada. Todo que­ Lucas, Bueso y Angie asintieron tris­
daba grabado en su cerebro y aunque temente con la cabeza. Pero cuando se
ya Klibus había dejado de entrenarla, lo dijeron a Yin-Yin, esta los sorprendió
ella practicaba sola, tratando de ser cada con su valentía y determinación.
díá más rápida. En las noches, tal como -No se preocupen por mí, amigos
lo había hecho su madre, soñaba con -les dijo-, yo pensaba ir en busca de

44
45
Myriam Yagnam

Miguel y de sus amigos. Quiero cumplir


el sueño de mamá y encontrar a los
buenos humanos de los que hablaba.
Aquella noche fue la más triste de sus
vidas. Yin-Yin, Klibus, Lucas, Bueso Ylin-Ydn comienza
y Angie recordaron, por última.vez, a su aven«ura
Negri y a Yin. Luego aullaron mirando
hacia el cielo, para pedir protección a
sus antepasados lobos. Y se despidie­
ron como buenos perros callejeros: sin
mirar hacia atrás y sin derramar una
Y in -Yin no había tenido contacto
con los humanos, salvo el día en que
sola lágrima. mataron a sus padres. Desde su pequeño
tamaño aquellos le parecían grandes
y poderosos. Por eso, para que nadie
la viera, aprovechó la oscuridad de la
noche y ya casi de madrugada llegó al
centro de la ciudad. Allí, bajo los asientos
de un paradero de autobús, se acostó a
dormir. La despertó la algarabía de los
adolescentes de una escuela cercana:
-Chicos, miren ese perrito.
-Que cómico -dijo otro-, es enano.

46 47
Myriam Yagnam Yin·.Yin I Tiki y la orquídea
· · · ···· · · ·············· ······· ·· · · · · · · ·· ···

-Tiene las piernas viradas. Yin-Yin sentía que la abandonaban


-¡Atrapémoslo! -gritaron var.ios. las fuerzas, pero recordando las ense­
Los muchachos comenzaron a perse­ ñanzas de Klibus, respiró profundo, se
guir a Yin-Yin, quien, asustada, escapó concentró y aumentó la velocidad de
corriendo a todo lo que le permitían su carrera. Escuchaba a los muchachos
sus cortas patas. pisándole los talones.
-Mira como corre, parece un conejo -¡Atájenla! ¡Va por ahí, corran, corran!
-gritaba uno de los chicos, sin perca- Haciendo giros y saltos, Yin-Yin lo­
tarse de lo asustada que estaba Yin-Yin, grQ esquivar las manos de uno, pasó
tratando de evitar ser capturada. por entre las piernas de otro y siguió
Myriam Yagnam Vin-Vin I Tiki y la orquídea

corriendo, ahora más asustada, porque un murciélago que aprontaba sus alas
los muchachos, al no poder alcanzarla, colgado de la rama de un árbol.
comenzaron a tirarle lo que llevaban -Permiso, señor Murciélago -dijo
en las manos. Con el corazón saltándole Yin-Yin, acercándosele-, ¿me puede
en el pecho, Yin-Yin logró escabullirse decir hacia dónde queda el mar?
y cuando llegó a un parquecito cercano, -Hacia allá, hacia allá, hacia allá y
se escondió entre los· arbustos. hacia allá -le contestó don Murciélago,
"Definitivamente, aquellos no eran señalando con sus alas hacia los cuatro
humanos buenos'\ pe nsó, y p or puntos cardinales. ¿Acaso no sabe, seño­
un momento dudó de que pudiera rita ... señorita ... -balbuceó, esperando
encontrar lo que buscaba, pero recor­ que Yin-Yin le dijera su nombre.
dó las enseñanzas·de·sus amigos y se -Yin -Yin -repuso esta-, ese es mi
prometió a sí misma no tener miedo. nombre.
Permaneció oculta todo el día, -Señorita Yin-Yin -continuó don
trazando unplan._p.ar_a en_!::ontrar a Murciélago-, ¿acaso no sabe que vivi­
Miguel y dándose ánimos para salir mos en una isla?
de su escondite. Cuando comenzó a -¿Y qué es una isla? -quiso saber
oscurecer salió más tranquila. Miró Yin-Yin.
hacia el cielo. Allí estaban sus antepa­ -Una isla es un pedazo de tierra rodea­
sados, cuidándola desde las estrellas. do de mar -le contestó don Murciélago.
Sigilosamente, pero atenta a todos -Entonces los hombres buenos, que
lo!i sonidos, comenzó a caminar. De viven cerca del mar, deben de estar
pronto escuchó un batir de alas. Era cerca -dijo Yin-Yin en voz alta.

50 51
Myriam Yagnam Yin-Yin I Tikiylaorquídea
,, . . . ... . ... . . .. . . ............ . ....... . . . . . ······· ·· ·········· ······ · · ····· ··········

.. -Yo nunca he visto un humano bue­ descansar. Se despidió de Yin-Yin y


' no -le interrumpió don Murciélago-, se colgó de la rama de una palmera.
¡a nosotros no nos quieren ver ni en Dormiría el día entero, para volar esa
pintura! misma noche a reunirse con su familia.
-Mamá encontró un humano bueno Yin-Yin también se echó a dormir
en el mar, se llamaba Miguel -afirmó y cuando despertó el sol estaba alto
Yin-Yin, y luego le contó toda su his­ en el cielo y el hambre le apretaba el
toria. estómago. No encontró comida cerca,
Don Murciélago, que justamente por lo que comenzó a vagar sin rumbo
se aprestaba a volar hacia la playa a por la playa. Don Murciélago dormía
reunirse con su familia, se ofreció a profundamente y-Yin -Yin no quiso
acompañar a Yin-Yin.hasta el mar. despertarlo.
Esa misma noche emprendieron el
viaje. Se escondían durante el día y
viajaban durantelanoche,guiados por
los agudos sentidos de don Murciélago.
Cuando llegaron a la playa estaba
amaneciendo. Yin-Yin se maravilló con
el sonido de las olas y con el olor y el
color del mar, que se confundía con el
cielo. Como era muy temprano, la playa
estaba vacía, así que Yin-Yin la recorrió
a' sus anchas. Don Murciélago decidió

52 53
Un sato arande,
arlis y peludo

Yin-Yin camip.ó y caminó. De


pronto sintió una voz a sus espaldas.
Era un gato grande, gris y peludo.
-¿Eres un cachorro? -le preguntó el
gato, desde el pie de un edificio que
bordeaba la playa.
-No, don Gato, soy pequeña de
tamaño, pero ya tengo un año y medio
-le contestó Yin -Yin, estirándose para
parecer más alta.
Don Gato murmuró algo por lo bajo,
sacó un teléfono celular y puso cara
de gran concentración. Al cabo de un

SS
Myriam Yagnam

/minuto de trabajar con la calculadora


del teléfono, le dijo:
-Okey, lo tengo: corresponden a casi
doce años de un humano.
Al escuchar la palabra "humano"
Yin-Yin le preguntó:
-Dígame, don Gato, ¿sabe usted
dónde viven los humanos buenos?
-Claro que sí -afirmó don Gato-, yo
tengo uno. ¿Para qué lo quieres?
Yin-Yin le explicó que necesitaba
encontrar a Miguel; le habló caluro­
samente de su madre, de lo mucho
que esta había buscado a su dueño,
le habló de la manada, de Sofía y de
Rodrigo ...
-Está bien, está bien -le dijo don
Gato-, te ayudaré; pero lo primero es
lo primero, aún no me has dicho tu
nombre: ¿cómo te llamas?
-Me llamo Yin-Yin -contestó, a punto
dt! echarse a llorar por el hambre y el
cansancio.

56
Myriam Yagnam Yin·Yin I Tiki y la orquídea

. Don Gato, conmovido, saltó hasta -Seguro que te entenderá, Yin-Yin.


una terraza del primer piso del edificio. Claudia es un humano muy, pero
Desde allí le dijo: muy especial; ella puede hablar con
-Quédate donde estás, Yin-Yin, iré a los animales, con los árboles y con las
buscar a mi humano y te traeré comi­ flores -afirmó don Gato.
da -y guiñándole un ojo, desapareció Yin-Yin y don Gato se acercaron a
dentro del departamento. Claudia. Esta levantó a la pequeña
Yin-Yin quedó a la espera. El sol se perrita en sus brazos y le habló muy
puso y don Gato no daba señales de vida. bajito en el oído. Yin -Yin no podía
Aparecieron las estrellas y cuando Yin-Yin creerlo: la niña la estaba saludando y
había ya decididoV marcharse, vio acercarse ella podía entenderle claramente.
a don Gato. Este em caminando por la -Vamos a comer primero -la invitó
á

playa junto a una niña de unos doce años, Claudia, acercándole el plato de pollo-,
de pelo largo y hermosos ojos oscuros, después me cuentas tu historia.
quien traía un gran plªtº de pollo. La .
chica se quedó un poco apartada y don
Gato se acercó a Yin-Yin.
-Esa es Claudia, mi humano -le dijo,
señalando a la niña-. Ven conmigo,
para que le cuentes tu historia.
-Pero, don Gato -balbuceó Yin -Yin-,
los(humanos no hablan ni perruno ni
gatuno ... ¿cómo va a entenderme?

58 59
L.uego de escuchar a Yin-Yin, Clau­
dia la invitó a quedarse en la casa de sus
padres y le prometió que comenzaría
a buscar a Miguel inmediatamente. Y
así fue. Claudia cumplía siempre sus
promesas.
Todas las tardes, después de hacer
sus deberes, ella se sentaba frente a su
computadora, con don Gato a su lado
y Yin -Yin a sus pies, para buscar en
internet los nombres Miguel y Sofía.
No sabía sus apellidos, pero confiaba
en que todavía ambos trabajaban en
un periódico local.

61
Myriam Yagnam
Yin-Yin I Tiki y la orquídea

Encontró a varios Miguel y a varias -Miguel se alegrará mucho -le dijo


C Sofía en los tres periódicos del ·país y Sofía a Claudia y le contó que cuan­
a todos les envió correos electrónicos do este volvió de Chile, pasó varias
explicándoles la situación. Fue un semanas buscando a su perrita. Con -
trabajo largo y de muchas semanas. trató anuncios en los periódicos, en la
Hasta que un día Claudia tuvo su radio, en internet. Visitó los refugios
recompensa. Por fin llegó una respues­ y los veterinarios de la zona y cuando
ta. Era de Sofía Caban Martínez, quien no pudo encontrarla volvió muy triste
trabajaba en uno de los periódicos a Chile.
locales. Era la amiga de Miguel. Ahora ella le enviaría las fotos de
Sofía y Claudia se p11sieron alegre­ inmediato y le aseguró que cuando
mente de acuerdo. Sofía iría a conocer Miguel las viera, vendría rápidamen­
a Yin-Yin esa misma tarde. te. Además, ya solo faltaba un par de
Cuando Sofía llegó a casa de Clau­ semanas para la Navidad y Miguel,
dia, no podía creerloqueveía: Yin­ seguro, pasaría las fiestas en la isla.
Yin era igual a la perrita que habían
rescatado en el mar. Muy contenta y
pensando en lo feliz que se pondría
Miguel, Sofía le tomó varias fotos.
Yin -Yin estaba encantada y posaba
de diferentes maneras, de lado, de
espalda, parada en dos patitas. ¡Se
veía preciosa!

62 63
Claudia y Sofía comenzaron a pre­
pararlo todo para el gran encuentro. Se
encaminaron a las tiendas y compraron
un hermoso lazo rojo para que Yin -Yin
lo usara en Nochebuena. Claudia le
enseñó varios trucos a Yin-Yin y esta
aprendió a sentarse, a caminar a su
lado y a quedarse quietecita esperando
órdenes. Claudia ya se creía una entre­
nadora de perros y Yin-Yin se sentía
muy orgullosa de todo lo que aprendía.
Entretanto, los padres de Claudia
preparaban la casa para la noche de
Navidad. El arbolito se veía lindísimo

65
Myriam Yagnam '/in-Yin I Tiki y la orquídea

ton sus luces de colores. Los regalos Yin -Yin quería saltar de alegría, pero
/'estaban al pie del árbol y la casa ente­ se quedó quietecita, como Claudia le
, ra olía a pavo recién horneado, a pan
había enseñado. Miguel se inclinó y la
dulce y a pino. tomó en sus brazos.
El 24 de diciembre, temprano en la -Eres igual a tu madre -le dijo-, tie­
mañana, Claudia bañó a Yin -Yin y le nes su mismo color, su mismo rabito
puso el lazo rojo en la cabeza .. Estaba parado y sus mismas orejas. Con razón
lista para su encuentro con Miguel. los perros de la manada te pusieron
-Hoy va a ser un día muy especial Yin-Yin.
para ti, Yin-Yin -le dijo Claudia-. Esta Miguel no podía ocultar su emoción
tarde Miguel y sus amigos vendrán a y comenzó a hacer todo tipo de planes
cenar con nosotros. con Yin -Yin. Irían a Chile, recorrerían
Yin-Yin estuvo todo el día esperan - su larga geografía, la llevaría a remar
do el gran momento. ¡Las horas se le a los lagos del sur y a conocer la nie­
hacían interminables! Don Gato la ve. Escuchándolo, Yin-Yin no pudo
miraba complacido desde el sillón de la contener su alegría y olvidándose de
sala y de vez en cuando le guiñaba un las buenas costumbres que le había
ojo. Con su colita parada y sus orejas enseñado Claudia, le dio a Miguel un
erguidas, Yin -Yin vigiló pacientemen­ gran lengüetazo en la cara.
te la puerta, hasta que sintió sonar el
timbre. Excitada, comenzó a ladrar. -Eres responsable para siempre de lo que has
craudia corrió hacia la puerta y allí domesticado -dijo el zorro.
éstaban Miguel, Sofía y Rodrigo. El Principito, de Antaine de Saint-Exupéry.

66 67
Tiki y la orquídea
T iki era un piq1.flor de hermoso
plumaje color verde esmeralda y un
carácter divertido y pendenciero, como
todos los picaflores. Ese día, igual que
los demás días de primavera, él y sus
amigos habían salido a practicar sus
técnicas de vuelo, luciéndose orgullosos
ante todas las flores que encontraban.
Se detenían junto a las miramelin­
das* y las begonias, complaciéndose
en el movimiento de sus alas y en la

•· Flor tropical que crece en las zonas altas y húmedas.

71
Myriam Yagnam Tiki y la orquídea I Yin-Yin

p�culari edad de su vuelo, qu� l es p er­ me atrae el néctar d e l as flores, ¿qué


'mitía mant enerse susp endidos, por puedo hacer?
·· la rgo rato, en el mismo lug ar . Iban -Ah -repuso doñ a Cotorra , qui en
de flor en flor, b ebiendo el néctar de entendía el lenguaje de l as aves y de
c ada una de ellas y luego se posaban los hombres-, a ti te falta conocer algo
a desc ansar en l a copa d e los árboles. que los hombres llaman amor.
Pero Tiki ya estaba cansado del mis­ -¡Qué es el amor? -preguntó ansioso
mo juego. Aquella mañana l�s demás el picaflor, que nunca habí a oído ta l
picaflores tuvieron que empuJ�rlo para pah1bra-. ¿Es una flor o es un árbol?
que salier a de su c as a a practicar con -Eso depende -dijo doña Cotorra-,
ellos. el amor puede ser una flor, puede ser
Tiki no era feliz. Ya rii siquiera s e un árbol, puede ser el sol... Cada uno
entr etenía con las historias que le encuentra el amor en una forma diferente.
contaba doña Cotorra y había dej ado -¿Y cómo sabré cuando lo encuentre?
de divertirse . deslumbrando a las flores -Lo sa brás -contestó doñ a Cotorr a,
con su plumaj e. sonri e ndo-, lo s a brás. Solo tienes
Así es que decidió pedirle conseio a que estar atento a las señales. Pero lo
doña Cotorr a, quien lo conocía desde encontrarás, porque ya has comenzado
su n acimiento. a buscarlo.
-Doña Cotorra -le dijo Tiki-, ya no Y le a cons ejó qu e se intern ara e n
soy feliz en este claro del bosque. D ebe el bosque con el cor azón dispuesto a
haber algo más para mí en est� mun� encontrarlo y atento a todas las señales
do. Ya no disfruto con mis amigos ni que fueran ap arecie ndo en el camino.

72 73
te, ···.
Al principio, Tiki voló rá.pida�en se
do
excitado por la aventura y detenién que
a comer, apresurado, en las flores ró
nt
veía a su p aso. Al tercer día se enco t as
Es
con una coloni a de hormigas.
adas
se hall aban trabajando muy afan o.
er
par a cambiar de sitio su hormigu gri ­
-Picaflor, picaflor, ayúdanos -le ­
pan
taron las hormigas-. Estamos esca
ada;
do de la inund ación de l a quebr rte
pa
tenemos que mud arnos a una
m� alta del bosque . i­
.---'No puedo -conte stó Tiki, cont .
ado
nuando su vuelo-, estoy muy apur

74
Myriam Yagnam Tiki y la orquídea I Yin-Yin

I)ebo encontrar el amor y no sé dónde las flores más dulces. El picaflor pasó
hallarlo. ¿Lo han visto p asar por aquí? el día entero con ellas, ayudándol as a
··· -Si vas t an apura do nunca podrás construir su nuevo hormiguero. Hací a
encontrarlo -le contestó la Hormiga tiempo que Tiki no se sentí a tan útil y
Rein a. tan feliz. Pero tenía que continuar su
Intrigado, Tiki detuvo su vuelo y �e­ búsqueda, por lo que se despidió de
cidió ayudarlas, pensando que podnan la Hormiga Reina y retomó su vuelo.
contarle algo más sobre el amor. Desde el aire podía ver a toda la colonia
-Llévanos en tu pico -le pidió la des.pidiéndolo cariñosamente.
Hormiga Reina-, así podremos huir -Qué increíble -se dijo Tiki-, nunca
más rápido, antes de que se inunde la antes me detuve a hablar con las hor­
quebrada . migas. Jamás me enteré del gran tra­
-Está bien -dijo Tiki-, las ayudare. bajo que hacen construyendo túneles,
Rápidamente, las hormigas se subieron buscando comida y cargándola para
a una hoja seca, ayudándose las un as llevarla a otras hormigas de la coloni a .
a las otras, hasta que todas estuvieron Mientras volaba se dio cuenta de que,
acomodadas. El picaflor sujetó entonces por primera vez, se había ocupado de
a la hoja en su pico y l a llevó volando alguien que no era él mismo y sintió
hasta el lug ar más alto del bosque. que el corazón se le llenaba de cariño
Cu ando estuvieron a salvo, las hor­ cu ando pensaba en las hormigas.
migas, muy agradecidas, le dieron todo -Tal vez esto es una señal -se dijo.
tipÓ de muestras de cariño. Le peinaron Al caer la tarde, después de h aber
las alas y le indicaron donde estaban volado varios kilómetros, se refugió

76 77
Myriam Yagnam
Tiki y la mqufdea I Yin-Yin

ep un árbol para dormir. No quería -Y vivir -le contestó la lagartija, dando


volar durante la noche, ya que la un salto y desapareciendo.
oscuridad podría hacer que sus alas Sorprendido, el picaflor notó que
se enredaran en las lianas de los ár­ una culebra se arrastraba sigilosa por
boles. A la mañana siguiente, al des­ la rama del árbol, y asustado se alejó
pertar, vio que una pequeña lagartija volando. Mientras volaba se dio cuenta
lo miraba inmóvil desde una rama. de que el estar atento le había salvado
Cuando vivía en el claro del bosque, la vida. Fue un buen consejo el de la
con otros picaflores, Tiki jamás se lag¡i.rtija y pensó que le gustaría vol­
había interesado en hablar con las ver a verla para darle las gracias. "Tal
lagartijas, pero como ahora estaba vez", reflexionó, "esto es otra señal.
solo decidió intentarlo. Si comienzo a estar atento, como la
-Lagartija, ¿qué haces ahí tan quie­ lagartija, podré encontrar más fácil­
ta? -preguntó. mente el amor".
-Estoy atenta -contestó la lagartija,
sin moverse.
-¿Atenta a qué?
-A todo -repuso la lagartija y en ese
instante abrió la boca y se tragó a un
mosquito que pasaba volando des­
preocupadamente ante ella.
-Ájá -dijo Tiki-, si uno está atento
puede comer.

78 79
T iki había volaq,o durante dos días
cuando llegó a la parte más oculta del
bosque. Allí los árboles estaban llenos
de matas de bromelias* florecidas.
Sediento por el largo vuelo, se acercó
a la flor más grande que vio. Quería
tomar del agua de lluvia que las bro­
melias almacenan para que la beban
los picaflores y los insectos del bosque.
Después de beber, Tiki se posó en una

* Familia de plantas americanas en cuyo interior crecen


distintos tipos de flores.

81
Myriam Yagnam Tiki y la orquídea I Yin-Yin

rama y se quedó atento y en silencio, deslumbrante rojo de las bromelias.


céimo la lagartija le había enseñado. Curioso, porque nunca había visto una
. Fue entonces cuando escuchó, por flor como ella, se acercó volando muy
primera vez, el bullicioso sonido del despacio para no asustarla.
bosque. Distinguió el canto de pájaros -¿Quién eres? -le preguntó.
distintos a los de su especie y observó -Soy una orquídea -respondió la flor
la belleza y los distintos tonos de rojo y añadió, asombrada-: ¿ Cómo haces
que tenían las flores a su alrededor. para detenerte en el aire frente a mí?
Se dio cuenta de que las bromelias Nl!nca había visto a un pájaro volar de
le habían ofrecido su agua, tal como esa manera.
doña Cotorra sus consejos, sin pedirle -Oh -dijo Tiki orgulloso-, solo los
algo a cambio. Sintió un. gran cariño al picaflores podemos hacerlo. ¡Mira lo
recordarla y el deseo de volver a ver­ rápido que muevo las alas!
la. ''A lo mejor", pensó, "esta es otra Y Tiki movió tan rápidamente las
señal", y su esperanzadeencontrar el alas, que estas se le enredaron durante
amor aumentó. unos segundos. Entonces la orquídea
Decidió quedarse unos días en ese se echó a reír, con una risa distinta a las
claro del bosque. Qué bien se sentía allí. risas que él siempre había escuchado.
Posado en la rama de un árbol, miraba El picaflor se sintió avergonzado y pio
a su alrededor. Al tercer día descubrió lastimeramente.
en la parte más alta de un tronco a una -¿Estás enfermo? -le preguntó la
peqúeña flor de suave color amarillo, orquídea, preocupada-. ¿Puedo ayu­
qué pasaba desapercibida entre el darte en algo?

84 85
Tiki y !a orquídea I Yin-Yin

-No -repuso Tiki y decidió ser


honesto-, es algo que me sucede a
veces. Cuando me pongo nervioso se
me enredan las alas -agregó bajito,
temeroso de mostrar sus debilidades
ante la flor.
-Ah -dijo la orquídea-, eso no es
algo importante: a todos nos pasa algo
cuando
' estamos nerviosos. Eres un
pájaro muy divertido.
Tiki se sintió muy contento al com­
probar que la orquídea lo entendía
y decidió quedarse quieto, cerca de
la flor, tal como lo había hecho la
lagartija. "Quizá él también", pensó,
"podría salvar a su nueva amiga de
algún peligro desconocido. El bosque
podía ser muy peligroso".

87
La orquídea c0ntinuó haciendo
lo que hacía todas las mañanas. Se
estiró para ejercitarse y recibir los
rayos del sol, que entraban a través
de las copas de los árboles. Conversó
con las bromelias y dio de comer a
los insectos que se acercaban a ella.
Terminadas sus obligaciones, volvió
a hablar con el picaflor, que la había
estado observando atentamente:
-¿Qué haces tan lejos de tu tierra?
-le preguntó.

89
Myriam Yagnam Tiki y la orquídea I Yin-Yin

7V engo en busca del amor. ¿Sabes sus amigas y deseando verlas de nuevo.
tú dónde se encuentra? La orquídea, que podía leer sus pen­
• -Oh -repuso la orquídea-, por aquí samientos, le preguntó con cariño:
·· han pasado muchos buscando el amor, -¿Y aún no has encontrado el amor?
pero no todos lo encuentran. Hay que El picaflor se dio cuenta, entonces,
estar atento a las señales -añadió. de que durante su viaje por el bos­
-Yo me encontré con una lagartija -le que había tenido tiempo para pensar
contó Tiki- que estaba siempre atenta. y para conocer de más cerca a otros
Me salvó la vida. Gracias a ella pude animales. Se había comunicado con
escapar de la culebra. Nunca antes había las' lagartijas y las hormigas. Había
conversado con una lagartija -agregó-. escuchado los sonidos del bosque y
Son muy interesantes. aprendido a distinguir los distintos
-Sí -dijo la orquídea-, hay muchas tonos de las bromelias. Había cono­
en el bosque. A veces se detienen a cido a la orquídea y se había dejado
conversar conmigo. S()n lllUY sabias y cautivar por su risa.
tienen mucha paciencia.. ·· · Ahora conocía los sueños de las flo­
-También me encontré con una co­ res y los problemas de las hormigas.
lonia de hormigas -siguió contando Había aprendido a ver el mundo de otra
Tiki-. Estaban escapando de las aguas manera. Las flores habían adquirido
que iban a inundar la quebrada. Fue otro significado para él. Ya no solo le
muy divertido. Me sentí muy orgulloso servían de alimento.
de haberlas ayudado. En ese momento lo sacó de sus pen­
YTÍki sonrió pensativo, recordando a samientos la voz de la orquídea:

90 91
Myriam Yagnam
·· ······· ······························ ·· ·

.�Debes regresar a tu tierra -le dijo-.


Pero antes de hacerlo, acércate.a la
'bromelia más roja que encuentres y
mírate en el espejo de su agua. En él
podrás ver dónde está lo que buscas.
Tiki hizo lo que le indicó la orquí-
. , ;,1Glea, Fue hasta la flor más roja y se;
' ' . ;_•·' �·-
,/:_.· .#'.iJ'
4: .• -"",·-.
-�' );r..
JJ.;j�--:_.
':i'."'Yd ,•
,- . �:- .-;.- ·��·· .,-Jf./.i'
Myriam Yagnam

detuvo ante ella, sin preocuparse


de sus alas ni de lo bien que se veía
' volando. Admiró el color de la bromelia
y apreció la bondad que demostraba
al guardar, en su interior, agua para
los habitantes del bosque. Se inclinó
sobre ella y vio su rostro reflejado en
el agua. Entonces se le reveló lo que
buscaba. El amor había estado siempre
dentro de él, pero no se había dado el
tiempo para sentirlo, ni para dárselo
a los que estaban a su lado. Buscó
con sus ojos a los de la orquídea y le
sonrió. Iba a regresar a casa.
Ahora podía ser feliz en cualquier
lugar del bosque.

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