Documento 9 PDF
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Podemos dar por sentado, sin demasiado temor a equivocarnos, que el Antiguo Testamento es el
libro de Escrituras que muchos de los miembros de la Iglesia menos conocen. No es difícil entender
la razón. El Antiguo Testamento es el más largo de todos los libros de Escrituras, más o menos el
doble del Libro de Mormón. La historia de las civilizaciones que describe son las más remotas,
comparadas con nuestra época. El Antiguo Testamento contiene una descripción precisa y detallada
de la ley de Moisés, parte de la cual ha sido substituida por revelaciones del evangelio restaurado.
Por lo tanto, algunas partes del libro, tales como las largas listas genealógicas, los censos numéricos
y las descripciones detalladas de rituales en desuso, pueden parecer sin importancia comparadas
con las demás Escrituras. Además, el idioma que se usa en el Antiguo Testamento es arcaico y difícil
de entender. No es extraño, entonces, que muchos miembros de la Iglesia, a pesar de estar
familiarizados con algunos de los relatos del Antiguo Testamento, nunca hayan leído el libro entero.
Sin embargo, los profetas, antiguos y modernos, han hecho hincapié en el valor incalculable del
Antiguo Testamento, y en el poder que tiene para ayudar a los hombres a conocer mejor a Dios.
En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo elogió a Timoteo diciéndole: “…desde la niñez has sabido
las Sagradas Escrituras…” (2 Timoteo 3:15). Como sabemos, las únicas Escrituras que estaban al
alcance de Timoteo en esa época eran las que contiene hoy el Antiguo Testamento. El apóstol Pablo
dijo lo siguiente acerca de estas Escrituras sagradas:
Pueden impartir sabiduría y salvación (véase 2 Timoteo 3:15).
Son inspiradas por Dios (véase 2 Timoteo 3:16).
Son útiles para enseñar, refutar, corregir, e instruir en justicia (véase 2 Timoteo 3:16).
Ayudan al hombre de Dios para que sea perfecto y enteramente preparado para toda buena obra
(véase 2 Timoteo 3:17).
Cuando los hermanos rebeldes del profeta Nefi se burlaron de él al decirles que iba a construir un
barco para llevarlos a la tierra prometida, él los confundió dándoles ejemplos tomados de las
planchas de bronce (véase 1 Nefi 17:17-43). Estas planchas contenían registros sagrados, algunos de
los cuales están incluidos hoy en el Antiguo Testamento. Más adelante, Nefi cuenta que solía leer a
su pueblo muchas cosas de las planchas de bronce, como las palabras de Moisés e Isaías con el
propósito de:
Que supieran lo que el Señor había hecho con los pueblos antiguos de otras tierras (véase 1 Nefi
19:22).
Persuadirlos a creer en el Señor, su Redentor (véase 1 Nefi 19:23).
Que aplicaran las Escrituras en su vida, para su provecho e instrucción (véase 1 Nefi 19:23).
Analice sus sentimientos por un momento. ¿Le lleva a estudiar las Escrituras el deseo de aprender
más acerca de Dios y su obra entre los hombres? ¿Está buscando fortaleza en las Escrituras y
acercándose a Cristo para poder perfeccionarse? Pablo y Nefi han dicho que, al igual que las demás
Escrituras, el Antiguo Testamento puede ayudarle a lograr estas metas. ¿Quiere saber más acerca de
Dios y los que le fueron fieles? Estudie entonces los relatos de los profetas y patriarcas. ¿Cree que
puede ser inspirado por los ejemplos de hombres y mujeres que vencieron sus defectos y lograron la
perfección?
Lea la historia de José, Abraham, Sara, Job y muchísimos otros. ¿Quisiera encontrar principios que
pudiera aplicar en su vida diaria para conseguir acercarse a Dios? En este libro puede encontrarlos
en abundancia. ¿Quisiera conocer mejor a Jehová, el Señor Jesucristo, que vino a la tierra para
redimirnos? Lea, por lo tanto, el Antiguo Testamento, porque en él, de la misma forma que en las
demás Escrituras, encontrará el testimonio de Su divinidad, Su amor y Su misericordia.
EL ANTIGUO TESTAMENTO ES PARTE DE LAS ESCRITURAS
(1-2) Dios nos dio el Antiguo Testamento y las demás Escrituras para beneficiamos
“El Antiguo y el Nuevo Testamento, el Libro de Mormón y el Libro de Doctrina y Convenios…son
como un faro en el océano, o una señal que indica el camino que debemos seguir. ¿Hacia dónde
señalan? Hacia la fuente de luz…Para eso están estos libros. Son de Dios; son valiosos y necesarios:
por medio de ellos podemos establecer la doctrina de Cristo.” (Brigham Young, en Journal of
Discourses, 8:129.)
(1-3) Como todas las Escrituras, el Antiguo Testamento nos ayuda a perfeccionarnos y es de
mucho beneficio para nosotros.
“La Biblia describe con franqueza a sus personajes y, por lo tanto, nos enteramos de sus debilidades
como humanos. Sin embargo, muchas de estas actitudes se debían a un verdadero propósito
religioso especialmente si se miran desde el punto de vista de las normas sociales de la época.
“El alumno que con sinceridad busca valorar la Biblia la estudiará porque contribuye con su mensaje
a nuestra vida religiosa. No es suficiente que lea sus historias para entretenerse; por el contrario,
debe dejar que estas historias aniden en su corazón para ayudarle a cambiar. La Biblia fue
preservada para que sirviera de ayuda al hombre, para acrecentar su fe en Dios y para seguir Sus
enseñanzas. El lector que pasa por alto la aplicación que las historias de la Biblia tienen en el
presente no está aprovechando como debiera su estudio de las Escrituras.” (Larsen, Introducción de
The Message of the Old Testament, por Jacob.)
(1-4) Como todas las Escrituras, el Antiguo Testamento está centrado en Jesucristo
“De la misma manera que Jesucristo testificó de Moisés, Moisés también testificó de Jesucristo, a
pesar de que gran parte del testimonio de Moisés no forma parte de la Biblia como la conocemos
ahora. Sin embargo, es obvio que se encontraban en las Escrituras que estaban al alcance de la
gente en los días en que Jesucristo vivió en la tierra.
“Realmente acrecienta la fe notar que los diversos libros de Escrituras no se contradicen entre sí;
que las revelaciones de las distintas épocas están de acuerdo unas con otras; que las palabras de los
profetas, no importa cuándo o dónde vivieron, siempre testificaron de nuestro Salvador, Jesucristo.
“Cuando algunos lo atacaron, el Señor respondió con estas palabras: ‘Escudriñad las Escrituras,
porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de
mí’. (Juan 5:39; cursiva agregada.)
“El nunca hubiera dicho eso si las Escrituras que estaban al alcance del pueblo en esa época no
testificaran de El. Los instó a leer las Escrituras para que pudieran ver cómo los profetas, a quienes
adoraron pero que habían fallecido mucho tiempo atrás, en realidad predijeron Su venida.
Testificaron acerca de El, el Salvador. Y Moisés fue uno de ellos…
“Se debe notar que el Señor citó tanto a Moisés como a los demás profetas, interpretando…’en
todas las Escrituras lo que de El decían‘.” (Petersen, Moses, págs. 148-49.)
El élder Mark E. Petersen dijo que todas las Escrituras dan testimonio de Jesucristo
(1-5) Puesto que todo el Antiguo Testamento se centra en Jesucristo, revela muchas cosas acerca
de su misión
“Si se examinan como es debido, se encuentra que las Escrituras hablan casi en su totalidad de
Jesucristo y todas tienen como propósito hacernos saber que Jesucristo es el único Salvador del
mundo. No es sólo la ley, la cual nos dirige y prepara para recibir a Cristo, ni los símbolos, los cuales
son representaciones de Cristo, ni siquiera las profecías, que son predicciones acerca de su venida;
sino que la historia entera del Antiguo Testamento testifica de Jesucristo. Aun cuando las personas
que se mencionan no lo representen, los hechos son una similitud de su vida. Aunque algunos no
vean en José o Isaac una representación de la vida de Jesucristo, no pueden evitar darse cuenta de
que la ofrenda de Isaac, o la venta de José y el sustento que proporcionó a sus hermanos, son
acontecimientos típicos en la historia de nuestro Señor. Todos estos acontecimientos señalan a
Cristo, que es al mismo tiempo el principio, el centro, y el fin de toda la historia: el mismo ayer, hoy
y para siempre. Por lo tanto, podemos sacar en conclusión que la lectura o el estudio de las
Escrituras sólo es beneficioso si aprendemos a conocer a Cristo por lo que verdaderamente es: el
camino, la verdad, y la vida. Para lograrlo, debemos constantemente solicitar la ayuda y las
enseñanzas del Espíritu Santo.” (Edersheim, Old Testament Bible History, págs. 2-3.)
(1-6) A pesar de que muchas partes claras pero preciosas del Antiguo Testamento se han perdido,
gran parte de él se mantiene intacto y tan valioso como siempre
“La visión de Nefi, que se encuentra casi al principio del Libro de Mormón, explica que se sacaron de
la Biblia muchas partes claras pero preciosas antes de que llegara a posesión de los gentiles.
“¿Cómo era antes de que se perdieran esas partes tan importantes? ¿Qué hacía que sus enseñanzas
fueran tan preciosas?
“El Antiguo Testamento no pudo haber sido tan fragmentario como es en la actualidad. Al
considerar toda la información que se encuentra en la Biblia actual, nos preguntamos cómo es
posible que haya contenido aún más, puesto que es tan extensa. Sin embargo, de la forma en que
fue escrito originalmente, describía el evangelio con tanta sencillez para el beneficio de los pueblos
antiguos, que cualquier persona, aunque fuera ignorante, podía seguir sus enseñanzas sin
equivocarse.
“¿Cómo era antes?
“No podemos contestar esa pregunta con certeza, por supuesto, pero podemos encontrar parte de
la respuesta en un estudio cuidadoso del Libro de Mormón y de la Biblia misma.
“Lo más notable es que en su forma original, el Antiguo Testamento ERA UN TESTIMONIO DE
JESUCRISTO.
“Describía la predicación del Evangelio de Jesucristo a los pueblos antiguos de todas las
dispensaciones.
“Si tuviéramos hoy el Antiguo Testamento como fue escrito originalmente, la humanidad podría
tener un testimonio poderoso y digno de confianza de que Jesús de Nazaret es el Cristo, el que nos
dio la ley de Moisés, el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob, y sabríamos con certeza que su venida
al mundo se había predicho con sencillez y de una manera detallada en los escritos sagrados.”
(”Christ and the Old Testament”, Church News, 22 de enero de 1966, pág. 16.)
“…la mano del Señor ha protegido este tomo de Escrituras, y es notable que haya llegado hasta
nosotros en la excelente condición en que lo hallamos” (Smith, Doctrina de Salvación, tomo III, pág.
180). El proveyó los medios para preservar la esencia del sagrado mensaje a pesar de los esfuerzos
del hombre y de Satanás para destruirlo. Para lograrlo, protegió verdades profundas con el espíritu
de profecía (véase Alma 25:15-16). O, en otras palabras, el Señor encerró verdades espirituales en
lenguaje figurado e imágenes simbólicas, que sólo podían interpretarse por medio del espíritu de
profecía, el cual es el “testimonio de Jesús” (Apocalipsis 19:10). Muchas de las verdades más
valiosas no fueron dichas con sencillez y claridad para que los que hubieran querido cambiarlas no
se dieran cuenta de su significado tan importante, y por lo tanto, las dejaran tal como estaban.
De esta forma una buena parte del libro, que testifica de Jesucristo, se encuentra escondida de los
enemigos de Dios, porque el hombre natural no tiene acceso a “las cosas que son del Espíritu de
Dios; porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente” (1 Corintios 2:14). Los hombres diabólicos pueden tratar de pervertir el Evangelio
del Señor e incluso puede ser que consigan quitar de las Escrituras las partes que testifican
claramente que Jesús es el Cristo; sin embargo, lo que requiere la interpretación del Espíritu, lo
simbólico, lo misterioso y lo poderoso, eso se les escaparía. Por lo tanto, el élder Mark E. Petersen
sugirió lo siguiente:
“A pesar de todos sus problemas de estructura, la Biblia no debe ser desacreditada. Es la palabra de
Dios, y aunque por medio de las traducciones se ha perdido un poco su verdadero significado, y
muchas cosas claras y preciosas se quitaron, sigue siendo una guía inspirada para todos los que la
lean. Cuando se la complementa con las Escrituras modernas, como el Libro de Mormón dice que se
hará, puede dirigirnos por los caminos que conducen a la salvación eterna.” (As Translated Correctly,
págs. 16-17.)
SIETE SUGERENCIAS PARA PODER COMPRENDER MEJOR EL ANTIGUO TESTAMENTO
(1-7) Primera sugerencia: La oración y un estudio cuidadoso y constante son los mejores medios
para comprender las Escrituras
“Escudriñad las Escrituras; escudriñad las revelaciones que publicamos y pedid a vuestro Padre
Celestial, en el nombre de su Hijo Jesucristo, que os manifieste la verdad; y si lo hacéis con el solo fin
de glorificarlo, no dudando nada, El os responderá por el poder de su Santo Espíritu. Entonces
podréis saber por vosotros mismos y no por otro. No tendréis entonces que depender del hombre
para saber de Dios, ni habrá lugar para la especulación. No; porque cuando los hombres reciben su
instrucción de Aquel que los hizo, saben cómo los salvará. Por lo que de nuevo os decimos:
Escudriñad las Escrituras; escudriñad las profecías, y aprended qué porción de ellas pertenece a
vosotros.” (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 7.)
(1-8) Segunda sugerencia: Además de la oración y el estudio, debe existir un cometido de cumplir
los mandamientos
“Mas leer y conocer las Escrituras no es suficiente; es importante que guardemos los
mandamientos, que seamos hacedores de la palabra y no tan solamente oidores (véase Santiago
1:22). La gran promesa que el Señor nos ha dado debe ser incentivo suficiente para que lo
reconozcamos y hagamos su voluntad:
“ ‘Y todos los santos que se acuerden de guardar y hacer estas cosas, rindiendo obediencia a los
mandamientos, recibirán salud en su ombligo, y médula en sus huesos;
“ ‘y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondidos;
“ ‘y correrán sin fatigarse y andarán sin desmayar.
“ ‘y yo, el Señor, les prometo que el ángel destructor pasará de ellos, como de los hijos de Israel, y
no los matará. Amén.’ (D. y C. 89:18-21.)
“Ruego que esta gloriosa promesa se cumpla a medida que escudriñemos las Escrituras y
encontremos el camino hacia la vida eterna.” (N. El don Tanner, “Respuestas correctas”, Liahona de
mayo de 1974.)
(1-9) Tercera sugerencia: Las Escrituras reveladas en los últimos días aclaran muchos pasajes del
Antiguo Testamento
“La revelación es la clave para comprender el Antiguo Testamento, ya que aún conserva su intención
y sabor originales. Es decir, podemos estar seguros de que el texto de la revelación moderna nos
proporciona conocimientos que el Señor desea para esta generación. Las revelaciones dadas al
profeta José Smith que tienen aplicación directa al Antiguo Testamento son por lo menos de tres
clases diferentes:
“1. La restauración y traducción de documentos antiguos, tales como el Libro de Mormón y el Libro
de Abraham. Estos dos libros tienen su origen en el mismo marco histórico que la Biblia y han sido
traducidos por un profeta de Dios para que los usemos en esta dispensación. Por lo tanto, estamos
seguros de tener una traducción correcta.
“2. Una restauración de los escritos de ciertos profetas del Antiguo Testamento, pero sin que José
Smith haya tenido realmente en sus manos los documentos antiguos. Estos escritos incluyen el Libro
de Moisés, que contiene las visiones y escritos de éste, así como una profecía de Enoc. Fueron
revelados al profeta José, sin ser traducidos de documentos antiguos, como fue hecho con el Libro
de Mormón y el Libro de Abraham.
“3. Revelaciones divinas dadas al profeta José Smith acerca de hechos y personajes del Antiguo
Testamento. Muchas de las revelaciones de Doctrina y Convenios, aunque ninguna haya sido
traducida de documentos bíblicos, comentan e iluminan nuestro entendimiento de dichos
acontecimientos y personajes. Estos incluyen las secciones 84, 107 y 132, revelaciones que nos
ayudan mucho a comprender el Antiguo Testamento.
Así, el Santo de los Ultimos Días tiene al alcance de su mano una gran cantidad de información
relativa al Antiguo Testamento, y sería injusto consigo mismo si no usara todos estos recursos en su
estudio.
“Las revelaciones dadas al profeta José registran que la historia bíblica es esencialmente correcta,
aunque no completa.” (Robert J. Matthews, “La revelación moderna: una ventana al Antiguo
Testamento”, Liahona, de julio de 1974.)
(1-10) Cuarta sugerencia: Saber que los pueblos antiguos conocían el evangelio nos ayuda a
interpretar sus enseñanzas
“Algunas personas piensan que el Antiguo Testamento enseña y describe conceptos teológicos y
éticos bastante primitivos. Esta creencia les debe parecer lógica a los que piensan que las religiones
son instituciones sociales que cambian con el tiempo. Pero para los que ven a la religión como un
conjunto de revelaciones teológicas y un código de ética divino, que contiene verdades absolutas y
conceptos eternos acerca de lo bueno y lo malo, dicha opinión del Antiguo Testamento no es ni
lógica ni aceptable…
“…grandes principios se enseñan en el Antiguo Testamento. Durante su ministerio terrenal Jesús los
utilizó, los citó, y encomió a los que los usaban.
“Tomemos como ejemplo la vez en que recientemente había terminado de reprender a algunos
Saduceos porque no conocían las Escrituras (véase Marcos 12:24). Uno de los presentes se puso de
pie, aparentemente para averiguar cómo evaluaría Jesús las enseñanzas de la Ley de Moisés, y
preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
“ ‘Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el
Señor uno es.
“ ‘Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con
todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
“ ‘Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento
mayor que éstos.’
“Estos grandes principios acerca del amor también se encuentran en el Antiguo Testamento, en las
versiones actuales, en Deuteronomio 6:4-5 y Levítico 19:18. Véase también otras referencias en
Deuteronomio 10:12 y 30:6, y en Levítico 19:34.
“Muchos en la actualidad piensan que estos mandamientos son enseñanzas que aparecieron por
primera vez en el Nuevo Testamento. Fueron originados por Jesucristo, por supuesto, pero mucho
antes de la época del Nuevo Testamento.” (Ensign, de octubre de 1973, págs. 24-27.)
(1-11) Quinta sugerencia: Cuando entendemos la naturaleza de Dios, obtenemos una nueva
perspectiva
Hay muchas personas que se sienten incómodas con respecto al Dios del Antiguo Testamento. Lo
ven como a un Dios rencoroso, vengativo y despiadado, y no como al Dios amoroso del Nuevo
Testamento. Sin embargo, el estricto Dios del convenio antiguo es el mismo Jesucristo lleno de
clemencia del nuevo convenio. La conciliación de lo que parecería una paradoja es que Dios es
siempre el mismo y no cambia. Es el mismo ayer, hoy y para siempre (véase D. y C. 20:12). El mismo
ha declarado que: “…no anda por vías torcidas, ni se vuelve a la derecha ni a la izquierda, ni se
aparta de lo que ha dicho; por tanto, sus sendas son rectas y su curso es un giro eterno” (D. y C. 3:2;
véase también Santiago 1:7). Por lo tanto, vemos que el Dios del Antiguo Testamento es tan
bondadoso, tan caritativo y tan amante como el Dios del Nuevo Testamento; por otro lado, el Dios
que describe el Nuevo Testamento detesta el pecado, y es tan estricto como el Dios del Antiguo
Testamento. ¿Por qué? ¡Porque son una misma persona! Si tratamos de recordar esto, estaremos
mejor capacitados para interpretar los mandamientos, las acciones, y las intenciones del gran
Jehová.
Aunque muchos eruditos de la Biblia dicen que los acontecimientos como el Diluvio, o el
mandamiento de destruir a los cananeos cuando Josué dirigió a los israelitas a la tierra prometida,
prueban que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios cruel y rencoroso, nosotros, los Santos de
los Ultimos Días, podemos decir: “Yo sé que Cristo siente un amor perfecto por toda la humanidad.
¿Cómo puedo interpretar, entonces, las decisiones de Dios en cuanto al Diluvio y a este
mandamiento?” Este proceso de aprendizaje nos ayuda en nuestro esfuerzo por conocer mejor a
Dios. (Véase Temas suplementrarios: Sección A, “¿Quién es el Dios del Antiguo Testamento?”)
(1-12) Sexta sugerencia: Es importante comprender la naturaleza y el propósito de los convenios
entre Dios y sus hijos
Dios hizo muchos convenios con los pueblos del Antiguo Testamento. Hizo uno con Abraham y sus
descendientes porque quería que fueran buenos. El convenio comprendía derechos, obligaciones y
autoridad. Por medio de él podrían separarse de lo mundano y, por lo tanto, volverse santos o
similares a Dios. Si cumplían con el convenio, se aseguraban de las bendiciones y la protección de
Dios. El Señor les prometía que si cumplían su parte del convenio, éste se mantendría en pie. Si por
lo contrario violaban el convenio y rechazaban a Dios, no sólo no recibirían bendiciones, sino que
tendrían que soportar la ira del Señor. No es raro, entonces, que los profetas continuamente
recordaran al pueblo de Israel los convenios que había hecho y los amonestara a ser fieles. Este
conocimiento nos ayuda a comprender mucho de lo que pasa en el Antiguo Testamento. (Véase
Temas suplementarios: Sección B, “Por medio de convenios podemos llegar a la exaltación”.)
(1-13) Séptima sugerencia: Es importante que al estudiar el Antiguo Testamento nos pongamos en
el lugar de los habitantes de este pueblo antiguo
“¿Leéis las Escrituras, mis hermanos y hermanas, como si vosotros estuviérais escribiéndolas hace
mil, dos mil o cinco mil años? ¿Las leéis poniéndoos en el lugar de los hombres que las escribieron?
Si no lo hacéis, tenéis el privilegio de hacerlo, para que podáis familiarizaros con el espíritu y el
significado de la palabra escrita de Dios tanto como estáis familiarizados con vuestras caminatas y
conversaciones diarias, o con vuestros empleados y vuestros hogares. También vosotros podéis
comprender lo que los profetas pensaban y sabían, lo que planeaban y concebían para hacer el bien
a sus hermanos.
“Cuando logréis esto, podéis comenzar a pensar que es posible saber algo acerca de Dios y aprender
a conocerlo.” (Brigham Young, en Journal of Discourses, tomo VII, pág. 333.)
RESUMEN ANALITICO
(1-14) Se cita muy frecuentemente el pasaje que se encuentra en Isaías 55:8-9; sin embargo, muchas
veces, no leemos más que esos dos versículos y no nos enteramos del resto del contexto. Lea ahora
los versículos 10 y 11. ¿Qué piensa que quiere decir el Señor cuando dice que su manera de hacer
las cosas no es la misma que la del hombre? (Preste atención especialmente al versículo 11.) ¿Qué
significa cuando dice que su palabra hará lo que El quiere? y ¿cómo se aplica esto al Antiguo
Testamento? ¿Cómo le contestaría a alguien que diga: “El Antiguo Testamento es muy difícil;
necesita ser simplificado y más claro”?
(1-15) Lea otra vez el segundo párrafo del pasaje bajo el encabezamiento 1-3 y todo el pasaje bajo el
encabezamiento 1-13. Medite por un momento acerca de cómo nos ponemos en el lugar de los
pueblos del Antiguo Testamento y cómo dejamos que las Escrituras “aniden en nuestro corazón”
(Larsen, introducción de The Message of the Old Testament, por Jacob). Haga una lista especificando
lo que puede hacer para poner en práctica este principio mientras estudia el Antiguo Testamento
(véase 1 Nefi 19:23).
(1-16) Moroni les pidió a los que desean tener un conocimiento personal de la veracidad del
evangelio que recuerden “cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres”
(Moroni 10:3). ¿Por qué pidió esto? ¿Qué hay de importante en el mensaje del Antiguo Testamento
para una persona que está tratando de obtener un testimonio? Haga una lista de cuatro o cinco
conceptos principales que puede sacar del Antiguo Testamento para aprender a ser un mejor
cristiano.
(1-17) El presidente Spencer W. Kimball amonestó a todos los miembros de la Iglesia de esta
manera:
“Exhorto al pueblo de esta Iglesia a brindar seria atención a su historia familiar; a que alienten a sus
padres y abuelos a escribir sus diarios personales y que no permitan que la familia vaya a la
eternidad sin haber dejado sus memorias para sus hijos, nietos, y toda su posteridad. Esta es una
seria obligación y responsabilidad, y exhorto a que cada persona haga que sus hijos comiencen a
escribir también un diario personal.” (”El verdadero camino”, Liahona, de agosto de 1978.)
Si todavía no ha comenzado a escribir su diario personal, éste es un excelente momento para
empezar. Registre en él su estudio del Antiguo Testamento; apunte lo que piense o sienta cuando
estudia. Verá que la tarea de escribir su diario íntimo favorece el estudio del Antiguo Testamento y
viceversa.