Ducrot y Todorov

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Sincronía y Jiacronín

Aunque los términos "sincronía" y "diacronía" sólo entraron en la


terminología lingüística después de F. de Saussure, pueden definirse
independientemente de las tesis saussurianas. Un fenómeno de len-
guaje se considera sincrónico cuando todos los elementos y factores
que pone en juego pertenecen a un solo momento de una misma
lengua (= a un mismo estado). Es diacrónico cuando hac\"l inter-
venir elementos y factores que pertenecen a estados de desarrollo
diferentes de una misma lengua. La aplicación de esta definición
es triplemente relativa. Depende de lo que se entiende por "una
misma lengua". ¿Se habla la misma lengua en París, en Marsella
y en Quebec? Por otro lado, la definición depende de lo que se
entiende por "el mismo estado". El francés hablado en 1970 y el
que se hablaba en 1960 ¿pertenecen al mismo estado de desarrollo
del francés? ¿Y el de 1850? Con este criterio, ¿por qué no decir que
el francés y el latín pertenecen al mismo estado de desarrollo de la
lengua madre indoeuropea? Por fin, como todo fenómeno de lengua
siempre está ligado a factores históricos, los adjetivos "sincrónico"
y "diacrónico" califican menos los fenómenos mismos que el punto
de vista adoptado por el lingüista. En rigor, no existe un hecho
puramente sincrónico; pero es posible hacer abstracción, cuando
se describe o explica un hecho, de todo lo que no pertenece a un
estado de lengua determinado. N. B.: Aunque la terminolo¡!Ía nort!'-
americana llama descriptive linguistics a lo que aquí se denomina
"lingüística sincrónica", no es evidente que el punto de vista sincró-
nico no pueda ser explicativo (véase el artículo sobre el funciona-
lismo [40]). A la inversa, ciertas investigaciones diacrónicas (como
las de los comparatistas [23]) son ante todo descriptivas, porque se
contentan con comprobar -y con formular de la manera más sim-
ple, recurriendo a "leyes fonéticas"- los parecidos y las diferencias
de los estados de lengua comparados.
La reflexión lingüística tardó mucho en distinguir claramente los
puntos de vista sincrónico y diacrónico. Así, la investigación etimo-
logista vacila constantemente entre dos objetivos: a) relacionar una
palabra con otra palabra que revele su significación profunda y
oculta (d. la etimología en el Cratilo [157]), b) relacionar una

165
/.OS CONCEPTOS METODOLóGICOS

palabra con una palabra anterior de la cual "proviene" (d. la


etimología histórica [22]). No siempre es posible ver con claridad
si los dos tipos de estudios se consideran independientes o si en su
convergencia se busca su común justificación. Asimismo, si a partir
de la Antigüedad se observó la relación particular que existe entre
ciertos sonidos (b Y p, g y k, etc.), como prueba de esta relación
suelen darse indiscriminadamente argumentos sincrónicos y diacró-
nicos. Así Quintiliano (citado por la Enciclopedia, artículo C) ejem.
plifica la relación g.k (escrito e) simultáneamente con un hecho
sincrónico (el verbo latín agere tiene por participio actum) y con
un hecho diacrónico (el griego cubernetes dio en latín gubernator).
En cuanto a la lingüística histórica del siglo XIX, si bien reconoció
la especificidad de los hechos diacrónicos, se vio llevada progresiva.
mente a reabsorber la sincronía en la diacronía. Es el caso de los
comparatistas, que deducen de la declinación de las lenguas el dere-
rho, y aun la obligación, de comprobar en el estado posterior la
organización del estado anterior [24]. También es el caso de los
neo!!ramáticos [27), para quienes un concepto de la lin~iístirn
!'incrónica sólo posee sentido en la medida en que puede ser inter·
pretado en términos diacrónicos. Así, para H. Paul decir que una
palabra deriva de otra (por ejemplo, "trabajador" de "trabajar")
no tiene sentido preciso (= no es más que una manera de señalar el
parecido entre esas palabras y la complejidad mayor de la segunda),
() bien sil?:nifica que en cierta época la len~a conocía tan sólo la
palabra "fuente" y la palabra "derivada" fue construida en época
ulterior.
La falta de uml distinción neta, en los enfoques romparatistas.
entre sincronía v diacronía se muestra también en la manera en
que tratan el problema de la clasificación dI' las lenguas. tsta puede
ser histórica. !!enética (= reagrupando las lengua'! del mismo ori·
gen) o tipológica (= reagrupando las lenguas que tienen carac·
terísticas semeiantes desde el punto de vista fónico. gramatical o
semántico). Ahora bien, los comparatistas admiten implícitamente
que una clasificación genética, que comporte, por ejemplo. una
categoría "lenguas indoeuropeas", sería al mismo tiempo una tipo·
logía, al menos en el sentido de que las lengua., genéticamente
emparentadas deberían por fuerza ser tipológicamcnte semejante.,
(véase, en p. 26, la tipología establecida por Schleicher y ad-
mitida. con variantes, por la mayor parte de los lingüistas del
siglo XIX). Esta creencia se explica, por lo demás, por el hecho de
que tal tipología se basaba en un criterio único (la organización
interna de la palabra) y porque el método comparatista implica que
las lenguas entre las cuales se establecen relaciones genéticas cons-

166
SINCRONfA y DIACRONfA.

truyen las palabras del mismo modo (esta implicación está desarro-
llada aquí mismo, p. 22 Yss.). Desde comienzos del si~lo xx, muchos
lingüistas procuraron, en cambio, independizar la tipología de la!!
preocupaciones históricas: tal intento correspondió a una ampliación
de los criterios tipoló~cos. Así, Sapir sólo reconoce un papel secun·
dario en el criterio de la construcción de la palabra. Su criterio
esencial está basado en la naturaleza de lo!! conceptos expresado!!
en la len~ua. Si todas las lenguas expresan los "conceptos concre·
tos" que designan objetos, cualidades o acciones (se expresan me·
,liante los radicales (23) de los nombres y los verbos en las lengua!!
indoeuropeas), así como los "conceptos r~lacionales abstractos" qllf'!
establecen las principales relaciones sintácticas, algunas l'mguas no
tienen "conceptos derivarionales" que modifiquen el sentido de lm\
conceptos concretos (expresados, por ejemplo, en español por dimi-
nutivo!!, ef. ito, prefijos como des·. re·, tlesinencias como oso en
"mentiroso", "precioso"), ni "conceptos relacionales concretos" (d.
mímero. e:énero). Según no expresan ninguna, o expresan una u
otra, o bien una y otra de esas últimas categorías nocionales, la!!
len!!uas podrán agruparse en clases que, dada la índole de lo!! cri·
terios utilizados, ya no tendrán necesariamente carácter genético.

--" E. Sapir. Ellenguaie: introducción al estudio del habla, México, F. C. E..


1964, cap. VI. Una reflexión de conjunto !Obre el problema de la tipología:
~~ Benvcniste, Problemas de lingüística general, México, Siglo XXI, 1971,
cap. IX.

Saussure es, sin duda. el primero que reivindicó explícitamente


la autonomía de la investigación sincrónica. Para ello utiliza dife.
rentes argumentos:
1. Contrariamente a lo que dice H. Paul, es posible definir la!!
relaciones sincrónicas sin recurrir en modo alguno a la historia.
Un saussuriano, por ejemplo, sólo admite una relación de deriva.
ción entre dos términos cuando el paso del uno al otro se produce
!'Iegún un procedimiento general en la lengua estudiada (procedi.
miento que, con ayuda de la misma diferencia fónica, ocasiona la
misma diferencia semántica). Lo que garantiza la derivación "tra·
bajar > trabajador" es el hecho de que se inserta en la serie
{luchar > luchador, andar > andador, etc. ~, serie particulari.
zada por el hecho de que el verbo, en cada pareja, es un verbo de
acción. En otros términos, lo que establece la relación sincrónica
es su integración en la organización de conjunto, en el sistema, de la
lengua. Ahora bien, para un saussuriano la lengua debe necesaria·
mente presentarse, en cada momento de su existencia, como un siso
tema [31 y ss.].

167
LOS CONCEPTOS METODOLóGICOS

2. Las relaciones sincrónicas no sólo pueden establecerse fuera


de toda consideración diacrónica, sino que, además, pueden entrar
en' conflicto con llls relaciones diacrónicas. Ante todo, algunas rela·
ciones sincrónicas son diacrónicamente injustificadas. En sincronía
existe la relación "léguer > legs" [legar > legado] (cuya g, por
este motivo, suele pronunciar el hablante francés), relación análoga
a "donner > don" [dar> don], "jeta > je.t" [arrojar> arrojo],
etcétera. Ahora bien, no hay ninguna relación histórica entre "lé.
guer" y "legs" (que está unido a "laisser" [dejar]): su vinculación
es una etimología popular inventada por los sujetos hablantés
porque se integraba bien en el sistema del francés. Recíprocamente,
muchas relaciones históricamente fundamentales no tienen ninguna
realidad sincrónica -y ello porque ya no pueden integrarse en el
sistema de la lengua actual (consecuencia: los sujetos hablantes
las han olvidado). Así, hoy no existe relación entre "bureau" r
"bure" ["escritorio" y "paño", respectivamente] (aunque "b,¡reau"
se construyó a partir de "bure" [paño]: era una mesa cubierta de
bure). [La palabra latina verruculurn dio en español antiguo berro-
jo, que hoy ha sido reemplazada por cerrojo, creada por etimología
popular mediante la asociación con cerrar. (Ej. del Trad.)]
3. Aunque es cierto que los cambios fonéticos suelen modificar
la expresión de las relaciones gramaticales, sólo lo hacen de manera
indirecta y accidental, sin proponerse como objeto esa modificación.
En determinada época de la evolución de latín, "honor" se decía
honos, que formaba regularmente el genitivo mediante la adición
de is: honosis. Después, una ley fonética transformó en r la s inter·
vocálica en todas las palabras latinas, lo cual produjo honoris. Si
de ese modo se estableció la relación nominativo·genitivo fue por
accidente, ya que la ley se refería a cualquier s en posición inter·
vocálica. Y puesto que la relación surgió accidentalmente, nada
impidió que se restableciera; y aquí es donde interviene la analogía
[28]: tomando como modelo la serie de los genitivos regulares
~ labor > laboris, timor > timoris ~, los latinos crearon un nuevo
nominativo honor, que poco a poco reemplazó el antiguo y permitió
la formación regular honor·honoris. Así, el sistema tenía una fuerza
suficiente para producir una palabra nueva y restablecer el esquema
general. Por consiguiente, puede afirmarse no sólo que la innova·
ción analógica es incapaz de modificar una organización preexis.
tente -que, al contrario, presupone-, sino también que es un
elemento conservador, que compensa los estragos producidos acci·
dentalmente por las leyes fonéticas.
El estudio de la evolución histórica confirma, pues, los argumen·
tos extraídos de una reflexión acerca de las relaciones sincrónicas.

168
SINCRON/A y DIACRONfA

La conclusión es que el estado de una lengua en un momento dado,


y en la medida en que se considera su organización sistemática, no
puede aclararse -ya se trate de describirlo o explicarlo- mediante
una referencia a su pasado, La investigación sincrónica debe hacerse
fuera de toda consideración diacrónica.
Esta tesis de la independencia de la investigación sincrónica hoy
es admitida por casi todos los lingüistas, tanto por los saussurianos
como por los transformacionalistas. Pero en Saussure no siempre
se distingue con claridad de la tesis recíproca, es decir, de la idea
de que la diacronía puede estudiarse fuera de toda consideración
sincrónica: algunos argumentos utilizados en el Curso inclusive
sugieren esa reciprocidad, puesto que asimilan el cambio histórico
a la acción de las leyes fonéticas sobre los sonidos elementales del
lenguaje y afirman que esas leyes --consideradas "ciegas" en la tra·
dición del siglo XIX- ignoran la organización sincrónica de la len·
gua, su "sistema". Precisamente ésta es la tesis que muchos lingüisla~
ponen en duda (por razones que, por lo demás, no siempre son como
patibles entre sí). Su conclusión común es que la evolución Iingüís.
tiva puede tener como punto de partida y como punto de llegada
un sistema, y por lo tanto debe describirse como la transformación
de una estructura sincrónica en otra estructura sincrónica. Admi·
tiendo, pues, que la organización sincrónica de un estado de lengua
debe establecerse independientemente de toda investigación sincró·
nica, piensan que el estudio diacrónico debe apoyarse en un conoci·
miento previo de las organizaciones sincrónicas.
Esta tendencia es muy evidente en la fonología diacrónica, que
cree necesario distinguir dos tipos de cambios para comprender la
evolución fónica de una lengua. Los cambios fonéticos son los que
no afectan el sistema fonológico de la lengua -ya que sólo modio
fican las variantes mediante las cuales se manifiestan los fonemas
[204] (ejemplo: transformación de la pronunciación de la r fran·
cesa a partir del siglo XVII). Los cambios fonológicos, por el con·
trario, modifican el sistema fonológico.
Ejemplo 1. Supresión de una oposición de fonemas: en el francé"
contemporáneo, aunque se mantenga cierta diferencia de pronun·
ciación entre "['Ain" y "['un", es obvio que esta diferencia se uti·
liza cada vez menos con fines distintivos, ya que ambas pronun·
ciaciones ya no se oyen como diferentes.
Ejemplo 2. Fonologización de una distinción que previamente era
una variante combinatoria [204] impuesta por el contexto. Hacia
fines del siglo XVI, en Francia, la diferencia entre los sonidos [¡¡ 1
(= la pronunciación actual de la palabra an) y [a] representaba
una variante combinatoria, ya que el sonido a se pronunciaba obli·

169
,_os CONCEPTOS METODOLóGICOS

gatoriamente [á] frente a [m] o [n] (an y "Anne" se pronunciaban


entonces [an] y [ane 1) y su distribución estaba asep;urada por la e
pronunciada al final de "Anne"; después, en la época en que la
e final dejó de pronunciarse "Anne" se pronunció [an], como hoy
(con desanalización de la [i] y caída de [e], mientras que an
adquiria la pronunciación actual [i] (con caída de la [n]), de
manera que [i] se convirtió en un fonema, dotado de poder dis·
tintivo (la diferencia entre las pronunciaciones [a] y [i] permiten
distinguir ti y an).
E;emplo 3. Desplazamiento de toda una serie de fonemas: cuando
el sonido [kw] latino (cí. el relativo qui) dio el sonido italiano [k]
(d. el relativo italiano chi), la [k] latina (d. inicial de civitas) dio
d italiano [c1 (cí. inicial de cittá), cosa que permitió preservar
todas las distinciones de las palabras.
En los casos de cambio fonoló!!Íco. no es sólo 111 realidad material
de los fonemas lo que está eniuego, i';ino también sus relaciones
mutuas. es decir, en términos saussurianos, su valor. su carácter
sistemático [3l]. Ahora bien, la evolución lingüística sería in·
comprensible sin distinguir cambio fonético y cnmhío fonolólrico.
Los nrimeros tienell causas extralingüísticas, sea fisiológicas (mini·
malización del esfuerzo) o sociales (imitación de un ~rupo nor
otro). El cambio fonoló¡ñco, al contrario, obedece a una causalirlad
intralim!'Üística. Lo que lo produce es o bien una especie df" des·
equilibrio en el sistema anterior, en el cual ciertos elementos (fone-
mas o rasgos distintivos (2051), oue se han vuelto marginales. va
no son sostenidos por la presión de los demás, o bien. como die"
\fartinet (de quien provienen los ejemplos precedentes), lIn fenó'
meno l!;lobal de economía (ocurre que cierta oposición de fonemns
deja de ser rentable en un e.~tat1o dr len{!UQ dado: la proporción
e.ntre su costo de energía articulatoria v su rf'ndimif'nto de llodf'r
distintivo se hace demasiado superior a la que presentan las demás
oposiciones del mismo sistema o, simplemente, a la de otra oposi·
ción, hasta ese momento apenas posible, que la reemplazará). De
todos modos, 10 que está en juego en la transformación es la orga·
nización de conjunto del estado lingüístico. Así, los cambios foné-
ticos que, para Saussure, sólo afectan los sonidos elementales y por
10 tanto no pueden interesar el sistema sincrónico de la lengua,
demuestran que por sí solos pueden suministrar ejemplos de cambio
estructural.

-+ Sobre la fonología diacrónica: R. JakobllOn, "Principios de fonología his-


tórica", en Teoria de la literatura de los formalistas rusos, Buenos Aires, Sil/:-
nos, 1970; A Marlinel, Economie des changements phonétiques, Beme, 1955.

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SINCRON/A y DIACRON/A
Para una aplicación al francés: G. Gougenheim, "Réflexioll sur la phollologie
historique du frant¡ais", Travaux du Cerele linguistique de Prague, 1939,
pp. 262·269; A. G. Haudricourt, A. G. luillalld, Essai por une histoire du
~honétisme ¡ram;ais, Paris, 1949.

Los partidarios de la gramática generativa también procuran.


aunque desde un punto de vista muy diferente, reintroducir la con·
sideración de los sistemas sincrónicos en el estudio del cambio lino
güístico. Sus investigaciones, todavía muy poco desarrolladas y rela·
cionadas sobre todo con el aspecto fónico del lenguaje, llaman la
atención sobre 10B siguientes temas:
l. Los cambios fonéticos, lejos de ser "cie~os", suelen tomar en
cuenta la estructura p:ramatical de las palabras que afectan: un
fonema puede ser modificado de manera diferente cuando es utili·
zado en funciones gramaticales diferentes. Esta tesis. ya sostenida
tanto por los adversarios de los neop:ramáticos como por los de
Saussure, adquiere especial importancia en la teoría p'enerativa.
En efecto. el "componente fonolóp:ico" [711 ne la e:ramática -com-
ponente de valor puramente sincrónico- debe tener en cuenta, para
traducir la estructura sintáctica superficial ele las frases en una renre-
sentación fonética. la función p:ramatical de los fOnf~ma!': las leyes
que lo constituven con frecuencia encuentran su aplicación condi-
cionada por la función sintáctica de las unidades sometidas a ellas.
De donde surlre un primer parecido entre las leyes que determinan
la evolución del fonetismo y las que lo constituyen como sincronía.
2. Las leyes que constituyen el componente fonético se dan ordena-
damente [271 y ss.]. Supóngase A una estructura sintáctica superfi.
cial. Su conversión en representación fonética B no se obtiene me-
fliante la modificación sucesiva de los diferentes elementos terminale!l
ah fl.2, a~, etc. de A, sino por el hecho de que el barrido de A por
una primera ley (aplicada a todos sus elementos) produce una repre·
sentación A', después una segunda que aplicada a A' produce una
representación A" . .. hasta la obtención final de B. De ese modo.
el componente produce una serie de representaciones diferentes de
la frase, cada vez más alejadas de la estructura abstracta de A y
cada vez más cercanas a la forma concreta B. Ahora bien, según
Jos tranBformacionalistas, cuando un cambio fonético sobreviene
en un estado determinado, modifica directamente no ya los elemen-
tos concretos, sino las leyes mediante las cuales éstos son introdu-
cidos en la representación final. El cambio se produce, por consi-
guiente, en el sistema mismo de la lengua, el sistema descrito en las
leyes de la gramática sincrónica.
3. Algunos transformacionalistas elaboraron la hipótesis de que:
(a) el cambio fonético se produce sobre todo por introducción de

171
LOS CONCEPTOS METODOLóGICOS

leyes nuevas en el componente fonológico y (b) cuando una ley


es introducida se sitúa, en el orden de aplicación de las leyes, despu,é,~
de las leyes preexistentes (gracias a lo cual no se produ~e en la
pronunciación un cambio que imposibilitaría la comprensión). De
(a) y (b) resulta que el orden sincrónico de las leyes en el com-
ponente reproduce, al menos parcialmente, la historia diacrónica del
fonetismo. N. B.: Esta convergencia no se presenta como un principio
teórico, sino como una hipótesis que debe verificarse empíricamente
(la verificación exige que se elijan criterios puramente sincrónicos
que ordenen las leyes en el componente fonológico, a fin de que la
convergencia sea significativa).
~ Sobre la aplicación de la fonología generativa en la historia de las len-
guas, véase Langages, dic. 1967, sobre todo los artículos de M. Halle ("Pla-
ce de la phonologie dans la grammaire générative") y de P. Kiparsky ("A
propos de l'histoire de l'accentuation grecque"), así como su bibliografía.
Véase también S. Saporta, "Ordered Rules. Dialectal Differences and Historical
Processes", Language, 1965, y P. Kiparsky, "Linguistic Universals and Lin-
guistic Change", en E. Bach y R. Harms (ed.), Universals in Linguistic l'heory.
New York, 1969.

Por desgracia, los intentos por constituir ulla "historia de los


sistemas" no han progresado tanto fuera de la fonología, de manera
que la dicotomía absoluta establecida por Saussure entre sincronía
y diacronía sigue triunfante en muchos ámbitos lingüísticos. Sin
embargo, debe advertirse que el análisis de los campos semánticoí!
llevado a cabo por J. Trier [162] constituye desde sus comienzos
una tentativa de historia estructural, puesto que muestra cómo se
produjo en una época determinada una reorganización semántica
de conjunto en todo un sector del léxico alemán.
~ Las indicaciones teóricas se pueden encontrar en E. Coseriu, "Pour une
!lémantique structurale", Travaux de linguistique et de littérature, 1964, páll:i-
nas 139-186, y ejemplos de análisis a lo largo de É. Benveniste, Vocabulaire dc.~
institutions indo-européennes, Paris, 1969. Véase también P. Guiraud, Struc-
tures étymologiques du lexique frant;ais, Paris, 1967.

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