Domingo de Ramos
Domingo de Ramos
Domingo de Ramos
burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y
otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los
reyes.
Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y
mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y
ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es
éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada
triunfal. La muchedumbre que lo seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños, cada
uno con su nombre, su ocupación, sus cosas buenas y malas, y con el mismo interés de seguir
a Jesús. Algunas de estas personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían
escuchado sus parábolas. Esto los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró en
Jerusalén.